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Problemas generales del aparato locomotor CAPÍTULO 12 OSTEOPOROSIS Es una enfermedad caracterizada por una disminución de la masa ósea, con el consiguiente aumento de la fragilidad ósea y de la susceptibilidad para las fracturas.1 La osteoporosis es la enfermedad ósea más común. En España, la osteoporosis afecta a más de dos millones y medio de personas. Además, alrededor del 30% de las mujeres peri- menopáusicas presentan densitometrías compatibles con osteo- porosis.2 El hueso está en continua remodelación, en continuo re- cambio; la osteoporosis se presenta cuando hay un desequili- brio entre la formación y la reabsorción de hueso, con poca formación de hueso, mucha reabsorción o ambas cosas a la vez. Como consecuencia de esta pérdida el hueso puede fracturarse. Los lugares más expuestos son la cadera, la muñeca y las vér- tebras, y, entre éstas, la de la cadera es la de mayor impacto so- ciosanitario. En España se producen 35 000 casos de fractura de cadera/año2 y sus consecuencias son muy graves: un tercio de los afectados fallecerá dentro del primer año, otro tercio per- derá su independencia, y sólo el tercio restante mantendrá sus condiciones iniciales.3 Se ha estimado que 4 de cada 10 mujeres mayores de 50 años padecerán una o más fracturas osteoporóticas durante su vida.4 El coste del tratamiento inmediato de dichas fracturas en España es de más de 120 millones de euros anuales y, aña- diendo los costes posteriores, se superan los 600 millones de euros al año. Las previsiones de futuro son de un aumento del número de fracturas por el aumento de la longevidad, la dis- minución del ejercicio, el aumento de la estatura, los cambios ambientales y el aumento de la dureza de las superficies sobre las que se cae.5 Causas y factores predisponentes El calcio y el fósforo son dos minerales esenciales para la formación normal del hueso. A lo largo de la juventud, el cuerpo utiliza estos minerales para producir huesos. Si uno no obtiene suficiente calcio, o si el cuerpo no absorbe suficiente calcio de la dieta, el calcio y el fósforo pueden ser obtenidos de nuevo en el organismo desde los huesos, lo cual hace que el tejido óseo sea más débil. Esto puede provocar que los huesos se vuelvan frágiles y quebradizos, que son más propensos a frac- turas, incluso sin que se presente una lesión. Por lo general, la pérdida ocurre de manera gradual en un período de años y, muchas veces, la persona sufrirá una fractura antes de darse cuenta de la presencia de la enfermedad. Cuando esto ocurre, la enfermedad ya se encuentra en sus eta- pas avanzadas y el daño es grave. Algunos factores predisponentes son los siguientes: · Edad: el riesgo aumenta con la edad, sobre todo, a partir de los 50 años. · Sexo: las mujeres la padecen más por su menor masa cor- poral y porque pierden mayor volumen óseo con el enve- jecimiento. · Hormonas sexuales: la disminución de los niveles de estró- genos en las mujeres (que suele ocurrir de forma más mar- cada en la menopausia) y la disminución de la testosterona en los hombres. Por eso, las mujeres mayores de 50 años y los hombres mayores de 70 tienen más riesgo de sufrir osteoporosis. Otras alteraciones hormonales ocurren en de- terminadas enfermedades, como el hiperparatiroidismo. · Obesidad y delgadez: un índice de masa corporal (IMC) menor de 22 (delgadez) favorece el desarrollo de la osteo- porosis, mientras que la obesidad (IMC mayor de 32) pro- tege de la misma. · Falta de actividad física: la falta de cargas gravitatorias, como les ocurre a los astronautas en el espacio, favorece la pérdida de masa ósea. Otras causas más corrientes son la disminución de las fuerzas musculares que actúan sobre el hueso, como la inmovilización por yeso o férula, y el reposo prolongado en cama. El ejercicio de resistencia y el paseo parecen ser los métodos de prevención más recomendables. Además, el ejercicio mejora la fuerza y el equilibrio, por lo que evita caídas. · Algunas enfermedades, como la artritis reumatoide, y tam- bién algunos tratamientos farmacológicos (como los corti- coides) favorecen la descalcificación y la aparición de la osteoporosis. · La reducción de la densidad mineral ósea (DMO) en el cuello del fémur predice futuras fracturas de cadera, hú- mero, antebrazo y muñeca.6 · Las caídas anteriores, los antecedentes familiares de fractu- ras osteoporóticas, la longitud del cuello femoral, la esta- tura, la geometría de la cadera y los mecanismos de amor- tiguación son otros factores que se han relacionado con la fractura de cadera (Fig. 12-1).7 378 PARTE ESPECIAL CLASIFICACIÓN DE LA OSTEOPOROSIS Osteoporosis primaria · Juvenil idiopática. · Involutiva posmenopáusica. · Involutiva senil. Osteoporosis secundaria (existe una enfermedad o tratamiento de base que la provoca) · Hiperparatiroidismo. · Inmovilización. · Insuficiencia renal crónica. · Anorexia o malnutrición. · Hipertiroidismo. · Diabetes mellitus. · Enfermedades reumáticas. · Hipogonadismo. Figura 12-1. Hueso esponjoso osteoporótico. Existen otros muchos factores que podrían influir en la apa- rición de la osteoporosis pero que presentan menos consisten- cia que los anteriores, ya que los resultados de los estudios pu- blicados son contradictorios: · La raza: las que parecen tener mayor riesgo son la blanca y la asiática y la que tiene menos riesgo es la raza negra. · Factores genéticos. · Tabaquismo. · Consumo de alcohol. · Consumo de café. · Consumo de té. · Dieta baja en calcio. Los factores de riesgo para la osteoporosis secundaria tam- bién son objeto de debate. Síntomas No se presentan síntomas en las primeras etapas de la enfer- medad, pero cuando ésta está avanzada aparecen los siguientes: · Dolores óseos o aumento de sensibilidad ósea, en especial, en la columna vertebral. Es propio de pacientes de más de 50 años, y ocurre incluso con esfuerzos mínimos, por lo que algunos ejercicios de Pilates aumentan el dolor. En los episodios agudos, el paciente suele guardar cama. Si el pro- · Depresión. · Tratamiento prolongado con corticoides. FACTORES DE RIESGO PARA LA OSTEOPOROSIS · No haber tenido embarazos o hijos. · Tratamiento con corticoides. · Menopausia prematura. · Consumo elevado de alcohol. · Antecedentes familiares de osteoporosis. · Raza blanca, pelo rubio, piel blanca. · Fumadoras. · Hipotiroidismo. · Vida sedentaria. · Dieta con alto contenido graso o proteico. ceso de encamamiento dura más de dos meses, hay que rea- lizar una valoración médica de la situación. · Fracturas espontáneas o ante un pequeño traumatismo. · Disminución de la talla con aumento de la cifosis. Las fracturas óseas interfieren en la calidad de vida, provoca problemas de movilidad e, incluso, entraña riesgo vital en el paciente. En los casos de caídas, cuando la caída es hacia delante, la fractura típica es la de la muñeca. Si la caída es hacia atrás o al lado, suele ser en el fémur. En la vértebra, la fractura suele pro- ducirse en esfuerzo de flexión del tronco (al incorporarse o aga- charse) y al levantar pesos (Fig. 12-2). Figura 12-2. Esquema de la evolución de una osteoporosis vertebral hasta la fractura. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 379 Diagnóstico Ante un paciente con sospecha de osteoporosis hay que descartar que se trate de una osteoporosis secundaria, para ser derivado a un especialista (traumatólogo, reumatólogo, endo- crinólogo o ginecólogo). Derivar al especialista a la mujer con osteoporosis premeno- · Retardar o detener el proceso de pérdida ósea (ejercicio fí- sico). · Prevenir fracturas con medicamentos que fortalezcan el hueso(difosfonatos, calcitonina, vitamina D, calcio, estró- genos). · Minimizar el riesgo de caídas que podrían causar fracturas (mejora del equilibrio y técnicas corporales que mejoran el control). páusica. Medicamentos Es, pues, importante la historia clínica para identificar fac- tores epidemiológicos de elevado riesgo y la propia existencia clínica de osteoporosis. La radiología simple puede identificar la disminución de la altura vertebral igual o mayor del 20%, lo que orienta hacia una fractura vertebral.8 La reducción de la altura superior a 4 mm en relación con los controles previos es indicativa de osteoporosis establecida. Las fracturas óseas más frecuentes se localizan en T9, T12 y L1. Por encima de T4 son sospechosas de etiología metastásica. Lo mejor es realizar una densitometría, acompañada de analítica de sangre y orina si hay sospecha de un problema mé- dico subyacente; pero para el seguimiento es suficiente la den- sitometría. La analítica de sangre permite descartar otros procesos que causan la misma sintomatología, como el mieloma (proteino- grama), metástasis tumorales (fosfatasa alcalina), patología pa- ratiroidea (calcio), etcétera. TRATAMIENTO GENERAL SIN DENSITOMETRÍA Pacientes con: · Menopausia precoz o quirúrgica. · Fractura osteoporótica previa. · Tratamiento con corticoides. Tratamiento: · Asegurar la ingesta de calcio y vitamina D. · Ejercicio físico. · Evitar tabaco, alcohol y delgadez. · Evitar fármacos nocivos. Tratamiento convencional La disminución de la densidad mineral ósea es un proceso natural del envejecimiento o de la evolución vital, pero puede modificarse significativamente para que no llegue a producirse una fractura. Varios ejercicios y variadas circunstancias pueden aumentar la masa ósea, aunque en el caso de los ejercicios no hay un consenso general sobre cuál es la mejor forma de ha- cerlos. Pero, en todo caso, ante un riesgo elevado de fractura se debe tratar de un modo tan agresivo como se hace en la hi- pertensión arterial.9 Los objetivos del tratamiento de la osteoporosis son: · Controlar el dolor asociado con la enfermedad, con breve reposo en cama o paracetamol. Los medicamentos se utilizan para fortalecer el hueso y para desacelerar la pérdida de la masa ósea. Pertenecen a diversos grupos de derivados hormonales: bifosfonatos, calcitonina, hormona paratiroidea y estrógenos, principalmente. Otros fár- macos son derivados del tamoxifeno, como raloxifeno. Los más utilizados son los bifosfonatos (alendronato) que tienen efectos positivos sobre la densidad mineral ósea (DMO) lumbar y fe- moral que se mantiene después de 7 años de administración y reduce la incidencia de fracturas. Ejercicio Se debe aconsejar un aumento de la actividad física con carga o contra resistencia. El ejercicio preciso, por sí mismo, puede frenar la progresión de la osteoporosis. La tensión mecánica del peso del cuerpo es quizás el prin- cipal factor exógeno que actúa sobre el desarrollo y la remode- lación ósea. Aunque Galileo en 1683 ya observó una correla- ción directa entre el peso corporal y el tamaño de los huesos, fue Julius Wolff* el primero en relacionar estos dos conceptos vitales, con su famosa “Ley de la transformación del hueso”, publicada en 1892, donde decía: “Toda modificación de la función de un hueso va seguida de ciertas modificaciones bien determinadas de la arquitectura interna y de la morfología ex- terna, de acuerdo con unas leyes matemáticas”. El ejercicio regular puede reducir la probabilidad de frac- turas óseas en personas con osteoporosis. La mayoría de las asociaciones médicas y de pacientes con osteoporosis reco- miendan sistemáticamente la realización de ejercicios del si- guiente modo: · Ejercicios de soporte de peso: caminar, trotar, jugar tenis… · Ejercicios de resistencia: pesas libres, máquinas de pesas, bandas elásticas para estirar y fortalecer. · Ejercicios de equilibrio: tai-chi, yoga, pilates. · Montar en bicicleta estática. · Utilizar máquinas de remos. · Evitar cualquier ejercicio que suponga riesgo de caída o ejercicios de alto impacto que puedan causar fracturas. *Julius Wolff (1836-1902). Anatomista alemán. 380 PARTE ESPECIAL Pues bien: estamos hablando prácticamente de Pilates. El movimiento solo no protege contra la osteoporosis. La activi- dad bajo la tensión corporal y el uso de los músculos antigra- vitatorios son necesarios para el buen estado del esqueleto. Los diferentes estudios muestran algunos datos interesantes: · El ejercicio (5 horas semanales) aumenta la masa ósea. Si se sobrepasa esa pauta no hay aumento de masa ósea. · Caminar, correr suavemente o subir escaleras (tres veces a la semana) producen un aumento de la masa ósea del 5% a los 9 meses y del 6% a los 22 meses. · Los corredores aficionados mayores de 50 años tienen un 40% más de masa ósea que un grupo control de su misma edad pero sedentarios. Prevención de fracturas: · No flexionar la columna al sentarse o cuando se levantan ob- jetos desde el suelo. · No girar o rotar la columna. EJERCICIOS EN CARGA · Danza. · Tai-chi. · Andar de prisa o correr. · Pilates modificado. · Pesas. · Tenis. Dieta Hay que consumir al menos 1,2 g de calcio al día y de 800 a 1 000 unidades internacionales de vitamina D. Esta vitamina es la que ayuda a absorber el calcio. El médico puede recomen- dar un suplemento vitamínico-mineral que proporcione el cal- cio y la vitamina D que se necesita. Por supuesto, se debe procurar seguir una dieta que pro- porcione la cantidad adecuada de calcio, vitamina D y pro- teína. Aunque esto no detendrá completamente la pérdida ósea, garantizará la disponibilidad de materiales que el cuerpo utiliza para formar y mantener los huesos. Los alimentos ricos en calcio son: queso, helados, hortalizas de hoja verde, como espinacas y col rizada, leche baja en grasa, salmón, sardinas, frutos secos, tofu y yogur. Los más ricos en calcio son las algas marinas. Pero para que el calcio de la dieta sea fijado en el hueso es muy importante el concurso del sol. Ya lo dijo Joseph Pilates: “Siempre y cuando sea posible, use los ‘shorts’ estando al sol, al aire libre, y deje que los rayos ultravioletas vivificantes pe- netren en cada poro de la piel. No tema al frío del invierno.” Obviamente, se aconseja dejar los hábitos poco saludables: no fumar, restringir el consumo de alcohol, etcétera. Consejos domésticos que ayudan al tratamiento · Levantarse de las sillas sin usar los brazos. · Permanecer sentado con la espalda bien apoyada. · De cara a la pared, deslizar las manos hacia arriba con los codos estirados. · Con la espalda apoyada contra la pared, tratar de contactar con la cabeza pero manteniéndola recta (evitar la extensión cervical). · Caminar 30 minutos diarios. · Descansar en prono en la cama sobre almohadas en el ab- domen (que progresivamente serán menos para mejorar la cifosis) un par de veces y procurar levantarse apoyándose en los codos. · Flexionar desde las caderas, no desde la columna, ensayarlo y aprenderlo en los gestos cotidianos de lavarse la cara, ce- pillarse los dientes. · Practicar la sentadilla al agacharse, especialmente, al levan- tar objetos de peso desde el suelo. · Al estornudar, alargarse en lugar de flexionarse. · Mantener la columna alargada al calzarse o ponerse cal- cetines. Para evitar las caídas · Usar calzado apropiado, con tacón bajo y bien sujeto. Evi- tar las sandalias. · No caminar con calcetines. · Quitar todas las cuerdas o cables que puedan entorpecer la marcha. · Colocar agarraderas y pasamanos, sobre todo, en el baño. · Procurar que haya una buena iluminación y amplitud de espacios. · Mantener iluminación nocturna. Tratamientode la osteoporosis con Pilates Desde el punto de vista de la rehabilitación con Pilates, es importante el ejercicio preciso, analítico y continuado que su- pone este método, sobre las zonas de riesgo de fracturas, sobre las zonas que pierden hueso, y sobre el riesgo de caídas. Esto los indican los primeros resultados de varias investigaciones que estamos llevando a cabo en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Alcalá sobre densitometría ósea, estabi- lometría, análisis de la marcha en 3-D, electromiografía e iso- cinética y que estamos exponiendo en diferentes Congresos médicos. Evidentemente, los ejercicios deben tener en cuenta las posibilidades del paciente, como, por ejemplo, la aparición de problemas como náuseas, dolor torácico y palpitaciones. Si aparece dolor hay que parar. Lo primero sería contar con la aprobación del médico para realizar los ejercicios que se proponen en este libro. En cualquier caso, los pacientes con osteoporosis pueden comenzar con clases Pilates en las que la prioridad es inculcar- les los principios de este método: respiración, alargamiento, precisión, flexibilización, control central, etc., buscando siem- pre los ejercicios más básicos. No en vano la mera actividad fí- sica se ha demostrado positiva en estos casos. Claves para el tratamiento con Pilates · Los ejercicios se hacen suavemente, de forma progresiva, y sin que provoquen fatiga. · Es interesante enseñar ejercicios “concepto” para hacer en casa todos los días durante 5-10 minutos, reservando para ello un tiempo concreto cada día. También es muy recomendable iniciar una rutina de paseos a pie, progra- mada según las posibilidades del paciente para ir incre- mentando la carga de tiempo, velocidad y distancia poco a poco. · Evitar las posiciones de riesgo tanto en los ejercicios como en los movimientos para colocar al paciente en la máquina o levantarlo. · Proveerse de apoyos para mantener una postura correcta y sin estrés. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 381 · Enseñar el alargamiento de la columna neutral al colocarla en el suelo o pasar del suelo a cuadrupedia o desde la cua- drupedia. · Evitar los movimientos de flexión, inclinación lateral y ro- tación de la columna. · Cuando se han aprendido estas condiciones previas, iniciar ejercicios que contribuyan a mejorar la masa ósea. · Modificar ejercicios para conseguir los objetivos buscados sin que la paciente sufra estrés postural. En una mujer de 39 años con 4 fracturas vertebrales por compresión, la realización de 3 sesiones de los ejercicios reco- mendados en el domicilio, más 1 clase semanal con máquinas y 4 salidas a caminar, produjo una mejora de la masa ósea del Ejercicios para la cadera y el miembro inferior Para generar cargas sin riesgo en el miembro inferior po- demos utilizar las máquinas Pilates o los ejercicios en el suelo (mat). En el tabla 12-1 se resume una propuesta que puede ser adaptada a la mayoría de los pacientes con osteoporosis. En los ejercicios en mat se fomenta la movilización de la cadera y la disociación de la misma respecto del tronco-pelvis. Al mismo tiempo, podemos añadir implementos para generar movilidad o resistencia, según el caso. Algunos ejercicios ayu- dan a fortalecer los músculos aductores y los abductores, mien- tras que otros tienen mayor énfasis en el estiramiento de los isquiosurales y de los abductores. La selección sería la que se muestra en la figura 12-3. 15% en un año.10 Ejercicios para la columna y el miembro superior CÓMO EMPEZAR UN PROGRAMA PILATES BÁSICO · Consultar con el médico los ejercicios que se exponen en este libro. · Si el paciente nota dolor, náuseas, malestar o palpitaciones, parar la sesión y consultar con el médico. · Si duele al hacer un ejercicio, evitarlo. · Realizar los ejercicios suave y fluidamente. · Se pueden ir aumentando las repeticiones desde 5-10 a 30. Entonces se puede aumentar la resistencia o pasar a un nivel intermedio. · Realizar diariamente en casa unos ejercicios seleccionados. · Iniciar un programa progresivo de caminar. Como las posibilidades de tratamiento son muy amplias, en función del estado del paciente, dividimos los ejercicios en dos grandes grupos, dependiendo de la zona a tratar con mayor intensidad (aunque hay que complementar los ejercicios para que trabaje todo el cuerpo), especialmente, cuando queremos enseñar unos pocos ejercicios que el paciente pueda realizar de forma segura en su casa. Algunos de éstos son ejercicios para la cadera y el miembro inferior y ejercicios para el tronco y el miembro superior. Por un lado, evitamos los ejercicios en flexión del tronco, pero implementamos los de la extensión de la zona dorsal. Por otro lado, ayudamos a combatir la rigidez del tórax anterior fomentando la apertura de brazos y pectorales (Tabla 12-2). Otro punto de interés es entrenar el apoyo de la muñeca y el fortalecimiento del miembro superior. Estos ejercicios cumplen muchas de las expectativas y se pueden modificar notablemente dependiendo de las necesida- des del paciente (Fig. 12-4). 382 PARTE ESPECIAL Figura 12-3. Selección de ejercicios Pilates para actuar sobre un paciente con osteoporosis de cadera. La selección de los mismos debe ajustarse a los criterios comentados en el texto. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 383 Figura 12-4. Extensa selección de ejercicios Pilates para tratar un paciente con osteoporosis en la columna vertebral. De nuevo, habrá que realizar una ajustada selección de los mismos. 384 PARTE ESPECIAL FIBROMIALGIA En los últimos años se ha producido un aumento conside- rable del cuadro clínico conocido como fibromialgia. Sin em- bargo, el conocimiento de las causas que lo originan y, por tanto, el tratamiento para conseguir un resultado satisfactorio no han ido parejas a este aumento de la incidencia. Así, aparecen continuamente artículos, páginas web, aso- ciaciones, etc., que amplifican los efectos de la fibromialgia, pero que, en realidad, no corresponden estrictamente a fi- bromialgia, pues de forma continua el ser humano en el mundo occidental está sometido a estrés y lo expresa de múl- tiples formas. De ahí la retahíla de síntomas asociados a esta patología: gástricos, genitourinarios, respiratorios, alergias, dermatológicos, etc., o sea, prácticamente un catálogo de pa- tologías médicas. Eso no es fibromialgia. Mientras que la fibromialgia obe- decería a causas y a una fisiopatología concretas de tipo pro- bablemente reumatológico, muchos de los pacientes diagnos- ticados como de fibromialgia padecen simplemente de un trastorno que nosotros denominamos “déficit psicosexoeconó- mico”: hay frustración por la vida que se lleva, social, familiar, las lícitas pero frustradas ambiciones personales, un déficit en la vida sexual de relación, y un déficit de posibilidades econó- micas. Nada que se pueda resolver en una consulta médica. Así pues, nos vamos a ceñir a lo estrictamente médico: a la terapia con Pilates de una afectación reumatológica difusa que afecta al músculo y sus envoltorios fibrosos de una manera muy particular. Qué es La fibromialgia es una enfermedad reumatológica crónica generalizada, de causa desconocida, que afecta por definición, principalmente, a los tejidos blandos del aparato locomotor, a la esfera psíquica y al sueño, por lo que abarca síntomas en varios órganos y sistemas. Antiguamentese conocía como “fibrositis”. Causas La fibromialgia no es de origen infeccioso ni es hereditaria. Aunque se desconocen las causas, se piensa que los pacientes que la padecen tienen una disminución del umbral de la per- cepción del dolor, lo que hace que un mismo estímulo (como la presión sobre un músculo o el pinzado de la piel) que en otra persona es percibido sin molestias, en el paciente con fi- bromialgia despierta dolor. Existen multitud de factores que favorecen esa disminución del umbral de la percepción del dolor y que tienen que ver con situaciones cotidianas que provocan frustración o estrés, como aspectos sociales, económicos, sexuales, laborales, familiares, actividad física exhaustiva, etcétera, Del mismo modo, la falta de control postural lleva a los músculos a posiciones de estiramiento mantenido, de rotación o de mayor tensión, que crean desequilibrios y la aparición de puntos gatillo. Clínica Lo principal es el dolor músculo esquelético difuso, que afecta a diferentes zonas más o menos amplias, con más de tres meses de evolución. Sin embargo, no hay afectación de las articulaciones. El paciente refiere cansancio, ansiedad y mala adaptación a situaciones de estrés, así como rigidez articular, malestar abdominal, cefaleas, etc. O sea, un cuadro general de decaimiento y malestar poco definidos. Aunque pueden coexistir otras patologías, no suele haber problemas degenerativos ni inflamatorios. Es un problema bastante más frecuente en las mujeres (10:1) que en los hombres y, en general, suele iniciarse en la década de los 30 años (Fig. 12-5). Hay cuatro síntomas principales: · Dolor musculoesquelético. · Alteraciones del sueño. · Cansancio y fatiga. · Depresión-ansiedad. Figura 12-5. Los 18 “puntos sensibles” a la presión: al menos 11 de ellos deben ser dolorosos. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 385 tos puntuales, con precaución y dentro de un plan bien or- ganizado. · Actividad física, que sin ser exhaustiva o fatigante, favorezca la liberación de endorfinas y otros efectos dinamizantes propios del ejercicio submáximo. Por ejemplo, es adecuado caminar, natación, yoga y taichi, ejercicios en el agua y bi- cicleta. También se recomienda realizar ejercicio aeróbico de bajo impacto y poca duración, que puede aumentarse progresivamente (desde 5 minutos 3 veces a la semana hasta 30 minutos 4 veces a la semana). La clave está en la progresividad. Se debe comenzar progresivamente para conseguir una buena tolerancia al ejercicio. · Fisioterapia, con la termoterapia y ultrasonidos como prin- Diagnóstico Se basa en los criterios establecidos por el American College of Rheumatology en 1990. Según estos criterios, los pacientes presentan: · Dolor musculoesquelético generalizado de más de tres me- ses de duración. · Dolor, al menos, en 11 de los 18 “puntos sensibles” a la palpación o presión digital, a ambos lados del cuerpo. Además pueden presentar: · Rigidez matutina y entumecimiento general. · Trastornos del sueño, que es superficial y poco reparador. · Depresión, ansiedad o tensión, con dificultad para relajarse, falta de concentración y de memoria. · Cansancio y fatiga generales, con falta de energía. · Parestesias y hormigueos en las manos y los pies. · Cefaleas, mareos y vértigos. · Fatiga ocular, colon irritable, menstruaciones dolorosas (Tabla 12-3). PUNTOS DOLOROSOS EN LA FIBROMIALGIA · Occipital. · Cervical bajo. · Supraespinoso. · Trapecio. · Articulación condroesternal de la segunda costilla. · Epicóndilos del codo. · Glúteos. · Trocánter mayor. · Cara interna de la rodilla. Tratamiento convencional En el tratamiento del paciente fibromiálgico es conveniente asociar varias terapias para conseguir un efecto más profundo y prolongado. Por un lado hay que tratar los numerosos sínto- mas, pero por otro hay que incentivar a la paciente a que re- conduzca su modo de vida de una forma más activa. Son las siguientes: · Tratamiento farmacológico: consiste básicamente en anti- depresivos y ansiolíticos, pero deben utilizarse en momen- cipales elementos. · Terapia manual, que incluye masajes suaves, estiramientos controlados, digitopresión y reflexología. Tienen sentido siempre que se realicen en un entorno terapéutico global. · Medicinas alternativas o complementarias: la acupuntura, la ozonoterapia y la aromaterarapia mejoran el dolor. · Balneoterapia y relajación, incluyendo la sauna y el baño turco, duchas y chorros, fangos y talasoterapia. · Psicología, mediante terapias cognitivo-conductuales para reestructurar los patrones negativos que aumentan la per- cepción del dolor. · Escuela del paciente fibromiálgico: a semejanza de la es- cuela de espalda, se trata de una serie de explicaciones en lenguaje claro y sencillo que desdramatice la enfermedad y apunte a su solución mediante el abordaje de los numero- sos factores implicados. Pilates en la fibromialgia Como en todos los casos en los que la enfermedad es mul- tifactorial, para conseguir un resultado satisfactorio debemos utilizar un protocolo que incluya suficientes herramientas te- rapéuticas para avanzar hacia la curación. Entre ellas, el mé- todo Pilates es un sistema de ejercicios, o mejor “un concepto de ejercicios”, que se realizan de una forma muy consciente, con un gran control de cómo movemos, cómo fluye el movi- miento, cómo mantenemos la estabilización de los segmentos proximales y el alineamiento postural, utilizando eficazmente la respiración y sus momentos espiratorio e inspiratorio. La eficacia neuromotora se consigue reclutando las fibras muscu- lares mínimas pero suficientes para la realización del gesto, activando puntos clave como la zona baja abdominal, en de- finitiva, desarrollando lo que algunos llamamos “un yoga oc- cidental”. Como sabemos por diferentes experiencias, y por la nuestra propia, el método Pilates ayuda a conciliar el sueño y a su ca- lidad, a disminuir la ansiedad, mejorar la movilidad y fortalecer el buen alineamiento postural, elementos todos ellos determi- nantes en el diagnóstico del síndrome de fibromialgia. Las me- joras en la postura que produce Pilates son también perfecta- mente aplicables a la fibromialgia.11 Los pacientes con fibromialgia tienen una fuerte tendencia a estar “desconectados” de su cuerpo. El énfasis de Pilates en 386 PARTE ESPECIAL la conexión mente-cuerpo supone por lo tanto una gran posi- bilidad de mejora en este aspecto. En el plan terapéutico con Pilates para la fibromialgia ha- remos referencia a 4 de los principios: la respiración controlada y fluida, el alargamiento axial de la columna, la organización de los segmentos cabeza-cuello-cintura escapular y los de pel- vis-columna, y fomentar la percepción de la fluidez y control del movimiento para la integración funcional de todos estos ejercicios en un ambiente saludable. La tensión innecesaria en los hombros y en la columna dor- sal puede ocasionar una activación motora defectuosa, trastor- nando la organización de los hombros y la organización torá- cica normales. Esto puede poner en riesgo estructura tales como el manguito de los rotadores, las vértebras torácicas, las articulaciones vertebrales costales y los músculos intercostales. Por otra parte, una buena organización relaja las zonas cervical y torácica para realizar una transferencia eficaz de fuerzas a tra- vés del esqueleto. Para incrementar la eficacia del gasto de energía mientras se realizan los ejercicios de Pilates hay que reclutar un número suficiente de músculos en el momento adecuado, produciendo un movimiento sin problemas con un gasto mínimo de ener- gía. Como decía Pilates: “Tanto como sea necesario;tan poco como sea posible”. Los ejercicios propuestos no tienen un orden definido, en tanto en cuanto los casos son muy diferentes entre sí. Se tra- tará de planificarlos siguiendo las pautas siguientes: · No ser muy exigentes al principio. · Buscar los ejercicios que produzcan amplitud respiratoria. · Entrenar la disociación del miembro superior. · Tonificar la zona dorsal. · Tonificar el suelo pélvico. · Hacer pocas repeticiones de los ejercicios. Una buena estrategia para optimizar la experiencia del pa- ciente con Pilates es programar las sesiones en las primeras ho- ras de la mañana. Es muy importante manejar el plan de ejercicios para no crear fatiga. Una buena forma de conseguirlo es reducir la velocidad del ejercicio (sin que llegue a ser demasiado lento). Los ejercicios en mat suponen un mayor desafío a los pa- cientes con fibromialgia, especialmente, al principio del trata- miento, con lo que su experiencia con el método puede ser frustrante. Por ello, existen modificaciones y simplificaciones de los mismos que pueden incorporarse de modo apropiado a un programa en casa. Programamos 3 fases. Respiración, disociación El trabajo respiratorio en el método Pilates proporciona una buena oxigenación de la sangre y aumenta la circulación a todas las regiones corporales. Además, la incorporación de la respiración durante los ejercicios facilita la relajación muscular y reduce la tensión. Durante las primeras sesiones nuestro ob- jetivo será iniciar a la paciente en Pilates (Fig. 12-6). Estabilización y fortalecimiento Una vez aprendidos los fundamentos se pueden realizar pe- queñas partes de los ejercicios propuestos, aumentando poco a poco su duración, sus repeticiones o su intensidad. Aunque existen muchos ejercicios del repertorio Pilates, es importante que no produzcan fatiga o cansancio. Seleccionamos los si- guientes (Fig. 12-7). Los ejercicios deben producir estiramientos suaves y que se centran en la musculatura profunda, la estabilización del core, la pelvis y la zona escapular. Estiramientos, integración El estiramiento suave se acompaña de la integración de todo el movimiento para acomodarlo a gestos funcionales y Figura 12-6. Ejercicios Pilates en las primeras sesiones con una paciente con fibromialgia. Se busca “liberar” la zona de cuello y hombros y la zona dorsal. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 387 Figura 12-7. Repertorio para iniciar el entrenamiento del fortalecimiento muscular. Los ejercicios están dirigidos a reentrenar varias acciones cotidianas en los pacientes con fibromialgia. que supongan una progresiva exigencia al paciente. El acom- pañamiento respiratorio sigue siendo esencial. Si la progresión ha sido correcta el paciente puede realizar perfectamente el re- pertorio propuesto en la figura 12-8. PACIENTES ANCIANOS Los ancianos deben acceder a un programa Pilates siempre que les sea posible realizarlo y que puedan mejorar sus condi- ciones de base. Para ello, hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos tienen múltiples factores de riesgo, como diabetes, hi- pertensión, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. Por esto, a partir de los 65 años se debe solicitar una evaluación mé- dica antes de iniciar un programa de ejercicio. Ficha Antes de todo conviene adaptar el centro y la clase a estos clientes. Una buena guía para diseñar estas clases es la pro- puesta por Elizabeth Larkam,12 que tiene en cuenta varios ele- mentos de vital importancia.Es muy interesante realizar una ficha exhaustiva y clara que incluya: · Un cuestionario completo de salud. · Información de contacto ante una emergencia médica: tanto de sus familiares como de centros clínicos. · Información de contacto de los especialistas que le tratan para mantener una relación fluida en caso de que se necesite. · Listado de medicaciones que está tomando. · Objetivos del programa Pilates a corto y a largo plazo. Figura 12-8. Ejercicios Pilates en una fase de integración funcional y estiramientos musculares en fibromialgia. 388 PARTE ESPECIAL · Plan de ejercicios Pilates en el estudio. · Notas de las sesiones diarias de Pilates: subjetivas (sensa- ciones y comentarios del propio cliente) y objetivas (obser- vaciones del instructor sobre dificultades o mejoras del cliente), así como recomendaciones para la próxima sesión y para los ejercicios caseros. Planificación Interesa identificar al cliente según su estado para diseñar el programa de ejercicios más acorde con sus posibilidades. Así, podemos tener un cliente sin condición física, con osteoporo- sis, o como paciente posquirúrgico, o tratarse de un ex-depor- tista (tenis, golf, nadador o corredor). El programa debe incluir los principios Pilates y realizarse en el estudio Pilates 1 a 3 veces por semana, pero acompañado de una selección de ejercicios fáciles de seguir para hacer en casa y que ayuden a mejorar la enfermedad que nos interese. Al mismo tiempo hay que tener cuidado de no sobrepasarse para evitar problemas que provoquen el cese de las clases Pilates por molestias.13 Los ejercicios deben hacerse con pocas repeticiones cada vez (unas 8 veces) a intensidad moderada para volver de nuevo a esa serie durante la sesión. Hay que centrarse en el patrón motor correcto. Si en algún colectivo hay que ser especialmente cuidadoso, éste es el de ancianos. Hay que procurar que Pilates sea un “me- dio” para mejorar la salud y no un “fin”. Cada sesión Pilates debe estar minuciosamente programada y planificada hacia un objetivo concreto. Adaptaciones Hay que equipar el estudio para hacerlo saludable, cómodo y seguro, como, por ejemplo, evitar las irregularidades del suelo (alfombras), las zonas oscuras, facilitar la movilidad de puertas, sillas e incluir toallas y almohadas para facilitar los apoyos y la higiene. El entorno auditivo es muy importante para estos clien- tes. Por ello, se debe minimizar el ruido ambiente y evitar la música que pueda distraer. Hay que hablar claramente con un volumen apropiado. En la medida de lo posible hay que mirar directamente al cliente cuando se le habla y hacerlo en el oído preferido, pues es habitual que exista hipoacusia en un lado. Metodología A la hora de diseñar la clase hay que tener en cuenta las transiciones entre los aparatos para intentar hacer el máximo de ejercicios en cada uno de ellos antes de pasar a otro y evitar así los continuos cambios de postura y de aparato. Es importante diseñar las progresiones para que sean desde de pie a sentado, a cuadrupedia, prono, lateral y supino o a la inversa: desde supino a lateral, luego a prono, a cuadrupedia, sentado y de pie. Debemos destacar los ejercicios de respiración y la coloca- ción de la pelvis y columna en neutro en cualquiera de las po- siciones de partida, y seleccionar ejercicios de extensión de co- lumna más que los flexores, pero recordando que la extensión está contraindicada en la estenosis, en cuyo caso se pueden for- talecer los extensores en una posición de columna neutra. Hay que tener cuidado con el apoyo de la cabeza en su- pino para evitar la hiperextensión de las cervicales, buscar un soporte cómodo. También hay que evitar la flexión cervical sin apoyo. Las muñecas suelen ser frágiles, por lo que es conveniente evitar la compresión de las mismas tanto en el apoyo con carga como en ciertos ejercicios con correas. Si hay que apoyar las manos a veces se puede hacer sobre los antebrazos. Prevención de caídas Las caídas son frecuentes en las personas de edad avan- zada y su incidencia aumenta de forma exponencial con la edad, siendo mayor en mujeres que en varones. Alrededor del 30% de losmayores de 65 años se cae cada año. A los 80 años, la mitad de los individuos sufrirá una caída, con una incidencia tres veces mayor en personas que viven en instituciones.14 Aunque hay factores que no pueden ser modificados, algu- nos autores han demostrado que una intervención multifac- torial en edades avanzadas puede reducir el riesgo de caídas hasta un 30%.15 La prevención de las caídas, así como la mejora de la marcha y del equilibrio, tienen en Pilates uno de los mejores métodos para entrenarlos. Las causas más frecuentes de caídas son las superficies des- lizantes y las alfombras, la iluminación inadecuada (especial- mente, en las escaleras y peldaños), la ausencia de barandillas en las escaleras y cuartos de baño, la altura excesiva de la cama, los déficit visuales y auditivos, los trastornos de la deambula- ción, el consumo de algunos fármacos y las enfermedades que afectan al equilibrio.16 Programa de ejercicios Pilates Los objetivos de un programa Pilates son mejorar la movi- lidad global del paciente, compensar sus déficit motores, au- mentar el equilibrio, prevenir las caídas, fomentar la capacidad torácica para la respiración y, en definitiva, proporcionarle una mayor autosuficiencia. Debemos inculcar en el anciano la actividad física saludable, por breve que ésta sea. Bastan 10 minutos al día para conseguir re- sultados visibles en apenas tres semanas. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 389 Figura 12-9. Pilates para pacientes ancianos: ejercicios en la cama. Los ejercicios en la máquina pueden tener adaptaciones cuando utilizados las bandas elásticas. Ejercicios en la cama en supino El plan de Pilates para pacientes encamados se expone en la página siguiente. En este caso planteamos ejercicios del re- pertorio Pilates, adaptados a las necesidades y a las posibilida- des de las personas ancianas (Fig. 12-9). Figura 12-10. Se busca incrementar la movilidad y reafirmar la fuerza. Ejercicios sentados Existe una gran transferencia de los ejercicios Pilates a los ejer- cicios en casa cuando se pueden realizar sentados, pues muchas personas mayores necesitan permanecer sentadas y en esa posi- ción podemos motivarlas para que hagan ejercicio (Fig. 12-10). 390 PARTE ESPECIAL Ejercicios de pie El reto final, o incluso inicial, es que el paciente anciano pueda realizar ejercicios desde la posición de pie. Proponemos varios (Fig. 12-11). PACIENTES CON SÍNDROME DE INMOVILISMO Y ENCAMADOS Es muy frecuente, y cada vez lo será más, encontrar a pa- cientes que se ven postrados en una situación de inmovilidad o tienen que guardar cama por diferentes enfermedades gene- rales, por la edad o por su patología del aparato locomotor. En unos casos se trata de una fase posquirúrgica o para la recupe- ración tras un traumatismo, pero la gran mayoría de los casos obedece al envejecimiento de la población que provoca disfun- ciones y discapacidades que obligan al enfermo a guardar cama. Por otra parte, el deterioro de las funciones motoras por varias enfermedades acarrea un descenso de la capacidad de realizar actividades propias de la vida diaria (el llamado sín- drome de inmovilismo). En el caso de la ancianidad, la falta de movilidad inherente a la edad avanzada se ha comentado en el apartado anterior, pero, obviamente, tiene numerosos elementos en común con éste. Son numerosos los estudios que demuestran que la perma- nencia en cama y, en general, la inmovilidad son un factor de empeoramiento de las condiciones generales del individuo y por ello se buscan maneras de evitar un período tan prolon- gado o cuando menos la posibilidad de realizar ejercicio físico desde la cama o desde el dormitorio. El método Pilates es excepcional para utilizarse como refe- rente en el tipo de ejercicios a realizar en enfermos encamados. Y esto es así porque Joseph Pilates diseñó gran parte de su re- pertorio en el mat, inventó la mayoría de sus ejercicios con aparatos cuando estuvo preso en Inglaterra durante la primera Guerra Mundial y pudo ayudar a enfermos convalecientes y encamados. De hecho, dos de sus aparatos son perfectos para el ejercicio desde la posición de decúbito supino: el Reformer y el Cadillac. Pero aún hay más equipamiento que favorece la realización de ejercicio en personas que se ven obligadas a guar- dar reposo o cama como consecuencia de otros problemas mé- dicos o quirúrgicos. Son muchos los beneficios de realizar ejercicio en personas con problemas de movilidad o encamados. Aunque hay que tener presente la patología subyacente, Pilates se muestra como una terapia fundamental: empezando por la respiración, con el control abdominal, hasta llegar a movilidades impensables. Sólo se nece- sita constancia y precisión. Figura 12-11. Pilates para pacientes ancianos: amplia selección de ejercicios para realizarse de pie, mejorar la deambulación y el equilibrio. El monitor debe asistir al paciente en cada momento. Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 391 Causas médicas y quirúrgicas del encamamiento Las causas que obligan a guardar un período en la cama se pueden catalogar en tres grupos principales: · Problemas del aparato locomotor: fracturas e inflamacio- nes agudas del miembro inferior y de la columna, crisis in- flamatorias reumáticas y poscirugía articular (prótesis). · Patología neurológica: esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), accidentes vasculares cerebrales, par- kinsonismos y neuropatías. · Patología general: infecciones, poscirugía, y diferentes pa- tologías que provocan debilidad o que obligan al paciente a permanecer en decúbito. · Necesidad de la ayuda de 1 persona. Efectos de la inmovilización en la cama Son numerosos los efectos perniciosos que tiene la perma- nencia en cama, por lo que es necesario incluir un programa de “activación corporal” durante el tiempo que se tenga que estar encamado, sea mucho o poco. Veamos algunos de ellos: · Articulaciones: se nutren peor y su sinovial y cápsula van desarrollando una rigidez progresiva por la inmovilidad, que acaba produciendo una disminución de la flexibilidad ligamentosa, lo que se traduce en rigidez. · Músculos: atrofia y/o rigidez, y como responsables de pro- ducir el movimiento, nos encontramos con una debilidad cada vez mayor para asumir la postura erecta, con todos los problemas que esto lleva consigo. Se sabe que a partir de los 4 días de inactividad empieza a disminuir el tamaño muscular. · Tendones: disminuye su resistencia al estiramiento. · SNC: disminución de la coordinación, equilibrio y per- cepción. · Huesos: a las 6 semanas de inmovilidad se produce un rá- pido deterioro que implica una pérdida del 15% de masa ósea. Entre las 8 y 12 semanas se recupera levemente, para, a continuación, ir deteriorándose lenta pero continuamente. En los casos de osteoporosis, la pérdida de masa ósea com- promete más la resistencia de los huesos. · Problemas circulatorios: úlceras de decúbito (al perma- necer apoyados los resaltes óseos demasiado tiempo pro- ducen úlceras en la piel, por lo que hay que cambiar la posición del enfermo encamado cada 3 horas), y trombo- flebitis (por la mayor viscosidad de la sangre tras las in- flamaciones de las lesiones y por la mayor lentitud circu- latoria por estar inactivo). · Respiración: la menor amplitud respiratoria, junto a otros factores, facilita la aparición de infecciones respiratorias que pueden ser graves en un paciente poco activo (Tabla 12-4). · Necesidad de la ayuda de 2 personas. · También existen valoraciones del nivel de movilidad en bi- pedestación o en la cama. Protocolo general cinesiterápicoA la vista de los efectos que produce el encamamiento se imponen varias acciones: · Mejorar la amplitud respiratoria. Es un paso previo a la di- namización corporal y es el más sencillo de todos. Basta con estimular los diferentes tipos de respiración: torácica, abdominal y costal para activar la oxigenación global, la amplitud torácica, la movilización abdominal por el dia- fragma. · Movilizar desde la cama hasta conseguir la sedestación. Para ello, realizamos todo tipo de ejercicios: ejercicios concén- tricos, isométricos y excéntricos. Debemos tonificar los ab- dominales, los brazos y las piernas. Se presta especial aten- ción a los ejercicios que implican movilización circulatoria. El inicio es lentamente progresivo hasta conseguir un ca- lentamiento. Después del ejercicio se pueden realizar suaves estiramientos. · Además, al estar en posición de decúbito, hay que realizar cambios posturales preventivos que, idealmente, deberían ser hechos por el propio paciente. Así el paciente debe aprender a “rodar” en la cama como paso previo a intentar incorporarse. · Se deben activar los diferentes abdominales (rectos y obli- cuos), aumentando progresivamente su esfuerzo, los exten- sores de la columna y de los brazos, el tono muscular del miembro inferior. · Cuando ya se consigue la sedestación, el paciente tiene que aprender a iniciar patrones de marcha y taloneo. Cuando ya ha desarrollado suficiente fuerza puede intentar la bipe- destación con apoyos o ayudas. Niveles de movilidad Podemos clasificar los diferentes niveles de movilidad en: · Independientes. · Caminar con bastón o muleta. · Caminar con andador. Protocolo de rehabilitación con Pilates Por todo lo anteriormente dicho, hay que establecer una estrategia para que el esfuerzo sea eficaz. Obviamente, el tipo de patología es determinante en el pronóstico de resultados, 392 PARTE ESPECIAL Figura 12-12. Los pacientes encamados tienen muchas posibilidades de beneficiarse de Pilates. Son ejercicios básicos pero fundamentales para una mejora del tono postural y respiratorio. No en vano Pilates tiene un repertorio de ejercicios en el suelo, y el propio Joseph Pilates desarrolló sus máquinas inicialmente para atender a los enfermos encamados, con las grandes posibilidades que se han mostrado en los capítulos anteriores. pero en esos casos hay un protocolo evolutivo que tiene en cuenta las diferentes causas. Nos servimos de los implementos y, en algunos casos, de la transferencia de ejercicios a un ámbito de gimnasio domés- tico. En cuanto sea posible, la utilización de las máquinas es mos actividades que le van a facilitar girarse, incorporarse y, en general, activarse. Los ejercicios isométricos dan paso a ac- tividades concéntricas de los abdominales, extensores de la co- lumna desde decúbito prono, fortalecimiento de hombros y caderas (Fig. 12-13). un recurso excelente. Fase III: ejercicios funcionales Fase I: movilización del paciente encamado Evitando los movimientos dolorosos, hay que fomentar la circulación y respiración, la movilización activa de las articu- laciones, y el inicio de las contracciones isométricas en dife- rentes ángulos (Fig. 12-12). Fase II: fortalecimiento isométrico y concéntrico en varios planos de movimiento Una vez aprendida la sistemática de trabajo y que el pa- ciente se ha iniciado en la disciplina del ejercicio, incorpora- Debe iniciarse el entrenamiento de gestos cotidianos que tienen que ver con el paso del decúbito supino al lateral y al prono, del decúbito prono a la cuadrupedia, del supino a la sedestación, de la sedestación a la bipedestación. Todo ello debe hacerse en la medida de las posibilidades del paciente (Fig. 12-14). En esta circunstancia, la de los pacientes encamados, mo- dificamos el protocolo para estructurarlo por zonas que suelen solicitarse: el miembro superior, el miembro inferior o el tronco. Además, hay que planificar los ejercicios para conseguir objetivos, como que el paciente pueda darse la vuelta en la Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 393 Figura 12-13. En una fase II se busca la evolución en la tonificación muscular del paciente encamado, dentro de las posibilidades de cada uno. Figura 12-14. En la fase III la variabilidad de posibilidades es enorme, dependiendo de la patología del paciente encamado. Aquí presentamos numerosos ejercicios, que tienen a su vez variantes para adaptarse a diferentes circunstancias, con lo que lo importante es conocer todas las po- sibilidades para seleccionar las mejores. 394 PARTE ESPECIAL cama, movilizar brazos y piernas, aprenda a sentarse, pueda pasar de sentado a de pie y, finalmente, pueda acostarse. Es interesante plantearse reproducir el equipamiento del Cadillac en la cama (no olvidemos que Joseph Pilates desarro- lló el Cadillac, a partir de su experiencia hospitalaria) con ban- das elásticas u otros implementos que faciliten la realización de ejercicio. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. World Health Organization. Assessment of fracture risk and its application to screening for postmenopausal osteoporosis. WHO Technical Report Series, 843. Geneve: WHO, 1994. 2. Rapado A, Díaz M, Compiladores. Manual práctico de osteo- porosis en atención primaria. Madrid: FHOEMO (Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas) 1996. 3. Knobel H, Diez A, Arnau D. Secuelas de la fractura osteoporó- tica de fémur en Barcelona. Med Clin (Barc) 1992;98:441-444. 4. Kanis JA. Osteoporosis. Madrid: Jarpyo Editores, 1996. 5. Burge RT, King AB, Balda E, Worley D. 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