Logo Studenta

capitulo12_Problemas del aparato_locomotor

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Problemas generales 
del aparato locomotor 
 
 
CAPÍTULO 
12 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
OSTEOPOROSIS 
 
Es una enfermedad caracterizada por una disminución de 
la masa ósea, con el consiguiente aumento de la fragilidad ósea 
y de la susceptibilidad para las fracturas.1 
La osteoporosis es la enfermedad ósea más común. En 
España, la osteoporosis afecta a más de dos millones y medio 
de personas. Además, alrededor del 30% de las mujeres peri- 
menopáusicas presentan densitometrías compatibles con osteo- 
porosis.2 
El hueso está en continua remodelación, en continuo re- 
cambio; la osteoporosis se presenta cuando hay un desequili- 
brio entre la formación y la reabsorción de hueso, con poca 
formación de hueso, mucha reabsorción o ambas cosas a la vez. 
Como consecuencia de esta pérdida el hueso puede fracturarse. 
Los lugares más expuestos son la cadera, la muñeca y las vér- 
tebras, y, entre éstas, la de la cadera es la de mayor impacto so- 
ciosanitario. En España se producen 35 000 casos de fractura 
de cadera/año2 y sus consecuencias son muy graves: un tercio de 
los afectados fallecerá dentro del primer año, otro tercio per- 
derá su independencia, y sólo el tercio restante mantendrá sus 
condiciones iniciales.3 
Se ha estimado que 4 de cada 10 mujeres mayores de 50 
años padecerán una o más fracturas osteoporóticas durante su 
vida.4 El coste del tratamiento inmediato de dichas fracturas 
en España es de más de 120 millones de euros anuales y, aña- 
diendo los costes posteriores, se superan los 600 millones de 
euros al año. Las previsiones de futuro son de un aumento del 
número de fracturas por el aumento de la longevidad, la dis- 
minución del ejercicio, el aumento de la estatura, los cambios 
ambientales y el aumento de la dureza de las superficies sobre 
las que se cae.5 
 
Causas y factores predisponentes 
El calcio y el fósforo son dos minerales esenciales para la 
formación normal del hueso. A lo largo de la juventud, el 
cuerpo utiliza estos minerales para producir huesos. Si uno no 
obtiene suficiente calcio, o si el cuerpo no absorbe suficiente 
calcio de la dieta, el calcio y el fósforo pueden ser obtenidos 
de nuevo en el organismo desde los huesos, lo cual hace que el 
tejido óseo sea más débil. Esto puede provocar que los huesos 
se vuelvan frágiles y quebradizos, que son más propensos a frac- 
turas, incluso sin que se presente una lesión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Por lo general, la pérdida ocurre de manera gradual en un 
período de años y, muchas veces, la persona sufrirá una fractura 
antes de darse cuenta de la presencia de la enfermedad. 
Cuando esto ocurre, la enfermedad ya se encuentra en sus eta- 
pas avanzadas y el daño es grave. 
Algunos factores predisponentes son los siguientes: 
· Edad: el riesgo aumenta con la edad, sobre todo, a partir 
de los 50 años. 
· Sexo: las mujeres la padecen más por su menor masa cor- 
poral y porque pierden mayor volumen óseo con el enve- 
jecimiento. 
· Hormonas sexuales: la disminución de los niveles de estró- 
genos en las mujeres (que suele ocurrir de forma más mar- 
cada en la menopausia) y la disminución de la testosterona 
en los hombres. Por eso, las mujeres mayores de 50 años y 
los hombres mayores de 70 tienen más riesgo de sufrir 
osteoporosis. Otras alteraciones hormonales ocurren en de- 
terminadas enfermedades, como el hiperparatiroidismo. 
· Obesidad y delgadez: un índice de masa corporal (IMC) 
menor de 22 (delgadez) favorece el desarrollo de la osteo- 
porosis, mientras que la obesidad (IMC mayor de 32) pro- 
tege de la misma. 
· Falta de actividad física: la falta de cargas gravitatorias, 
como les ocurre a los astronautas en el espacio, favorece 
la pérdida de masa ósea. Otras causas más corrientes son la 
disminución de las fuerzas musculares que actúan sobre el 
hueso, como la inmovilización por yeso o férula, y el reposo 
prolongado en cama. El ejercicio de resistencia y el paseo 
parecen ser los métodos de prevención más recomendables. 
Además, el ejercicio mejora la fuerza y el equilibrio, por lo 
que evita caídas. 
· Algunas enfermedades, como la artritis reumatoide, y tam- 
bién algunos tratamientos farmacológicos (como los corti- 
coides) favorecen la descalcificación y la aparición de la 
osteoporosis. 
· La reducción de la densidad mineral ósea (DMO) en el 
cuello del fémur predice futuras fracturas de cadera, hú- 
mero, antebrazo y muñeca.6 
· Las caídas anteriores, los antecedentes familiares de fractu- 
ras osteoporóticas, la longitud del cuello femoral, la esta- 
tura, la geometría de la cadera y los mecanismos de amor- 
tiguación son otros factores que se han relacionado con la 
fractura de cadera (Fig. 12-1).7 
 
 
 
378 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
CLASIFICACIÓN DE LA OSTEOPOROSIS 
Osteoporosis primaria 
· Juvenil idiopática. 
· Involutiva posmenopáusica. 
· Involutiva senil. 
Osteoporosis secundaria (existe una enfermedad 
o tratamiento de base que la provoca) 
· Hiperparatiroidismo. 
· Inmovilización. 
· Insuficiencia renal crónica. 
· Anorexia o malnutrición. 
· Hipertiroidismo. 
· Diabetes mellitus. 
· Enfermedades reumáticas. 
· Hipogonadismo. 
Figura 12-1. Hueso esponjoso osteoporótico. 
 
Existen otros muchos factores que podrían influir en la apa- 
rición de la osteoporosis pero que presentan menos consisten- 
cia que los anteriores, ya que los resultados de los estudios pu- 
blicados son contradictorios: 
· La raza: las que parecen tener mayor riesgo son la blanca 
y la asiática y la que tiene menos riesgo es la raza negra. 
· Factores genéticos. 
· Tabaquismo. 
· Consumo de alcohol. 
· Consumo de café. 
· Consumo de té. 
· Dieta baja en calcio. 
Los factores de riesgo para la osteoporosis secundaria tam- 
bién son objeto de debate. 
 
Síntomas 
No se presentan síntomas en las primeras etapas de la enfer- 
medad, pero cuando ésta está avanzada aparecen los siguientes: 
· Dolores óseos o aumento de sensibilidad ósea, en especial, 
en la columna vertebral. Es propio de pacientes de más de 
50 años, y ocurre incluso con esfuerzos mínimos, por lo 
que algunos ejercicios de Pilates aumentan el dolor. En los 
episodios agudos, el paciente suele guardar cama. Si el pro- 
· Depresión. 
· Tratamiento prolongado con corticoides. 
 
 
FACTORES DE RIESGO PARA LA OSTEOPOROSIS 
· No haber tenido embarazos o hijos. 
· Tratamiento con corticoides. 
· Menopausia prematura. 
· Consumo elevado de alcohol. 
· Antecedentes familiares de osteoporosis. 
· Raza blanca, pelo rubio, piel blanca. 
· Fumadoras. 
· Hipotiroidismo. 
· Vida sedentaria. 
· Dieta con alto contenido graso o proteico. 
 
 
ceso de encamamiento dura más de dos meses, hay que rea- 
lizar una valoración médica de la situación. 
· Fracturas espontáneas o ante un pequeño traumatismo. 
· Disminución de la talla con aumento de la cifosis. 
Las fracturas óseas interfieren en la calidad de vida, provoca 
problemas de movilidad e, incluso, entraña riesgo vital en el 
paciente. 
En los casos de caídas, cuando la caída es hacia delante, la 
fractura típica es la de la muñeca. Si la caída es hacia atrás o al 
lado, suele ser en el fémur. En la vértebra, la fractura suele pro- 
ducirse en esfuerzo de flexión del tronco (al incorporarse o aga- 
charse) y al levantar pesos (Fig. 12-2). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-2. Esquema de la evolución de una osteoporosis vertebral hasta la fractura. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 379 
 
 
Diagnóstico 
Ante un paciente con sospecha de osteoporosis hay que 
descartar que se trate de una osteoporosis secundaria, para ser 
derivado a un especialista (traumatólogo, reumatólogo, endo- 
crinólogo o ginecólogo). 
 
Derivar al especialista a la mujer con osteoporosis premeno- 
 
 
· Retardar o detener el proceso de pérdida ósea (ejercicio fí- 
sico). 
· Prevenir fracturas con medicamentos que fortalezcan el 
hueso(difosfonatos, calcitonina, vitamina D, calcio, estró- 
genos). 
· Minimizar el riesgo de caídas que podrían causar fracturas 
(mejora del equilibrio y técnicas corporales que mejoran el 
control). 
páusica. 
Medicamentos 
Es, pues, importante la historia clínica para identificar fac- 
tores epidemiológicos de elevado riesgo y la propia existencia 
clínica de osteoporosis. 
La radiología simple puede identificar la disminución de 
la altura vertebral igual o mayor del 20%, lo que orienta hacia 
una fractura vertebral.8 La reducción de la altura superior a 
4 mm en relación con los controles previos es indicativa de 
osteoporosis establecida. Las fracturas óseas más frecuentes se 
localizan en T9, T12 y L1. Por encima de T4 son sospechosas 
de etiología metastásica. 
Lo mejor es realizar una densitometría, acompañada de 
analítica de sangre y orina si hay sospecha de un problema mé- 
dico subyacente; pero para el seguimiento es suficiente la den- 
sitometría. 
La analítica de sangre permite descartar otros procesos que 
causan la misma sintomatología, como el mieloma (proteino- 
grama), metástasis tumorales (fosfatasa alcalina), patología pa- 
ratiroidea (calcio), etcétera. 
 
TRATAMIENTO GENERAL SIN DENSITOMETRÍA 
Pacientes con: 
· Menopausia precoz o quirúrgica. 
· Fractura osteoporótica previa. 
· Tratamiento con corticoides. 
Tratamiento: 
· Asegurar la ingesta de calcio y vitamina D. 
· Ejercicio físico. 
· Evitar tabaco, alcohol y delgadez. 
· Evitar fármacos nocivos. 
 
 
Tratamiento convencional 
La disminución de la densidad mineral ósea es un proceso 
natural del envejecimiento o de la evolución vital, pero puede 
modificarse significativamente para que no llegue a producirse 
una fractura. Varios ejercicios y variadas circunstancias pueden 
aumentar la masa ósea, aunque en el caso de los ejercicios no 
hay un consenso general sobre cuál es la mejor forma de ha- 
cerlos. Pero, en todo caso, ante un riesgo elevado de fractura 
se debe tratar de un modo tan agresivo como se hace en la hi- 
pertensión arterial.9 
Los objetivos del tratamiento de la osteoporosis son: 
· Controlar el dolor asociado con la enfermedad, con breve 
reposo en cama o paracetamol. 
Los medicamentos se utilizan para fortalecer el hueso y para 
desacelerar la pérdida de la masa ósea. Pertenecen a diversos 
grupos de derivados hormonales: bifosfonatos, calcitonina, 
hormona paratiroidea y estrógenos, principalmente. Otros fár- 
macos son derivados del tamoxifeno, como raloxifeno. Los más 
utilizados son los bifosfonatos (alendronato) que tienen efectos 
positivos sobre la densidad mineral ósea (DMO) lumbar y fe- 
moral que se mantiene después de 7 años de administración y 
reduce la incidencia de fracturas. 
 
Ejercicio 
Se debe aconsejar un aumento de la actividad física con 
carga o contra resistencia. 
 
El ejercicio preciso, por sí mismo, puede frenar la progresión 
de la osteoporosis. 
 
La tensión mecánica del peso del cuerpo es quizás el prin- 
cipal factor exógeno que actúa sobre el desarrollo y la remode- 
lación ósea. Aunque Galileo en 1683 ya observó una correla- 
ción directa entre el peso corporal y el tamaño de los huesos, 
fue Julius Wolff* el primero en relacionar estos dos conceptos 
vitales, con su famosa “Ley de la transformación del hueso”, 
publicada en 1892, donde decía: “Toda modificación de la 
función de un hueso va seguida de ciertas modificaciones bien 
determinadas de la arquitectura interna y de la morfología ex- 
terna, de acuerdo con unas leyes matemáticas”. 
El ejercicio regular puede reducir la probabilidad de frac- 
turas óseas en personas con osteoporosis. La mayoría de las 
asociaciones médicas y de pacientes con osteoporosis reco- 
miendan sistemáticamente la realización de ejercicios del si- 
guiente modo: 
· Ejercicios de soporte de peso: caminar, trotar, jugar tenis… 
· Ejercicios de resistencia: pesas libres, máquinas de pesas, 
bandas elásticas para estirar y fortalecer. 
· Ejercicios de equilibrio: tai-chi, yoga, pilates. 
· Montar en bicicleta estática. 
· Utilizar máquinas de remos. 
· Evitar cualquier ejercicio que suponga riesgo de caída o 
ejercicios de alto impacto que puedan causar fracturas. 
 
*Julius Wolff (1836-1902). Anatomista alemán. 
 
 
 
380 PARTE ESPECIAL 
 
 
Pues bien: estamos hablando prácticamente de Pilates. El 
movimiento solo no protege contra la osteoporosis. La activi- 
dad bajo la tensión corporal y el uso de los músculos antigra- 
vitatorios son necesarios para el buen estado del esqueleto. 
Los diferentes estudios muestran algunos datos interesantes: 
· El ejercicio (5 horas semanales) aumenta la masa ósea. Si 
se sobrepasa esa pauta no hay aumento de masa ósea. 
· Caminar, correr suavemente o subir escaleras (tres veces a 
la semana) producen un aumento de la masa ósea del 5% 
a los 9 meses y del 6% a los 22 meses. 
· Los corredores aficionados mayores de 50 años tienen un 
40% más de masa ósea que un grupo control de su misma 
edad pero sedentarios. 
 
Prevención de fracturas: 
· No flexionar la columna al sentarse o cuando se levantan ob- 
jetos desde el suelo. 
· No girar o rotar la columna. 
 
EJERCICIOS EN CARGA 
· Danza. 
· Tai-chi. 
· Andar de prisa o correr. 
· Pilates modificado. 
· Pesas. 
· Tenis. 
 
Dieta 
Hay que consumir al menos 1,2 g de calcio al día y de 800 
a 1 000 unidades internacionales de vitamina D. Esta vitamina 
es la que ayuda a absorber el calcio. El médico puede recomen- 
dar un suplemento vitamínico-mineral que proporcione el cal- 
cio y la vitamina D que se necesita. 
Por supuesto, se debe procurar seguir una dieta que pro- 
porcione la cantidad adecuada de calcio, vitamina D y pro- 
teína. Aunque esto no detendrá completamente la pérdida 
ósea, garantizará la disponibilidad de materiales que el cuerpo 
utiliza para formar y mantener los huesos. 
Los alimentos ricos en calcio son: queso, helados, hortalizas 
de hoja verde, como espinacas y col rizada, leche baja en grasa, 
salmón, sardinas, frutos secos, tofu y yogur. Los más ricos en 
calcio son las algas marinas. 
Pero para que el calcio de la dieta sea fijado en el hueso es 
muy importante el concurso del sol. Ya lo dijo Joseph Pilates: 
“Siempre y cuando sea posible, use los ‘shorts’ estando al sol, 
al aire libre, y deje que los rayos ultravioletas vivificantes pe- 
netren en cada poro de la piel. No tema al frío del invierno.” 
Obviamente, se aconseja dejar los hábitos poco saludables: 
no fumar, restringir el consumo de alcohol, etcétera. 
 
Consejos domésticos que ayudan al tratamiento 
· Levantarse de las sillas sin usar los brazos. 
· Permanecer sentado con la espalda bien apoyada. 
 
 
· De cara a la pared, deslizar las manos hacia arriba con los 
codos estirados. 
· Con la espalda apoyada contra la pared, tratar de contactar 
con la cabeza pero manteniéndola recta (evitar la extensión 
cervical). 
· Caminar 30 minutos diarios. 
· Descansar en prono en la cama sobre almohadas en el ab- 
domen (que progresivamente serán menos para mejorar la 
cifosis) un par de veces y procurar levantarse apoyándose 
en los codos. 
· Flexionar desde las caderas, no desde la columna, ensayarlo 
y aprenderlo en los gestos cotidianos de lavarse la cara, ce- 
pillarse los dientes. 
· Practicar la sentadilla al agacharse, especialmente, al levan- 
tar objetos de peso desde el suelo. 
· Al estornudar, alargarse en lugar de flexionarse. 
· Mantener la columna alargada al calzarse o ponerse cal- 
cetines. 
 
Para evitar las caídas 
· Usar calzado apropiado, con tacón bajo y bien sujeto. Evi- 
tar las sandalias. 
· No caminar con calcetines. 
· Quitar todas las cuerdas o cables que puedan entorpecer la 
marcha. 
· Colocar agarraderas y pasamanos, sobre todo, en el baño. 
· Procurar que haya una buena iluminación y amplitud de 
espacios. 
· Mantener iluminación nocturna. 
 
Tratamientode la osteoporosis con Pilates 
Desde el punto de vista de la rehabilitación con Pilates, es 
importante el ejercicio preciso, analítico y continuado que su- 
pone este método, sobre las zonas de riesgo de fracturas, sobre 
las zonas que pierden hueso, y sobre el riesgo de caídas. Esto 
los indican los primeros resultados de varias investigaciones 
que estamos llevando a cabo en el Departamento de Anatomía 
de la Universidad de Alcalá sobre densitometría ósea, estabi- 
lometría, análisis de la marcha en 3-D, electromiografía e iso- 
cinética y que estamos exponiendo en diferentes Congresos 
médicos. Evidentemente, los ejercicios deben tener en cuenta 
las posibilidades del paciente, como, por ejemplo, la aparición 
de problemas como náuseas, dolor torácico y palpitaciones. Si 
aparece dolor hay que parar. 
Lo primero sería contar con la aprobación del médico para 
realizar los ejercicios que se proponen en este libro. 
En cualquier caso, los pacientes con osteoporosis pueden 
comenzar con clases Pilates en las que la prioridad es inculcar- 
les los principios de este método: respiración, alargamiento, 
precisión, flexibilización, control central, etc., buscando siem- 
pre los ejercicios más básicos. No en vano la mera actividad fí- 
sica se ha demostrado positiva en estos casos. 
 
 
 
 
 
 
Claves para el tratamiento con Pilates 
· Los ejercicios se hacen suavemente, de forma progresiva, y 
sin que provoquen fatiga. 
· Es interesante enseñar ejercicios “concepto” para hacer 
en casa todos los días durante 5-10 minutos, reservando 
para ello un tiempo concreto cada día. También es muy 
recomendable iniciar una rutina de paseos a pie, progra- 
mada según las posibilidades del paciente para ir incre- 
mentando la carga de tiempo, velocidad y distancia poco 
a poco. 
· Evitar las posiciones de riesgo tanto en los ejercicios como 
en los movimientos para colocar al paciente en la máquina 
o levantarlo. 
· Proveerse de apoyos para mantener una postura correcta y 
sin estrés. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 
 
 
 
381 
· Enseñar el alargamiento de la columna neutral al colocarla 
en el suelo o pasar del suelo a cuadrupedia o desde la cua- 
drupedia. 
· Evitar los movimientos de flexión, inclinación lateral y ro- 
tación de la columna. 
· Cuando se han aprendido estas condiciones previas, iniciar 
ejercicios que contribuyan a mejorar la masa ósea. 
· Modificar ejercicios para conseguir los objetivos buscados 
sin que la paciente sufra estrés postural. 
En una mujer de 39 años con 4 fracturas vertebrales por 
compresión, la realización de 3 sesiones de los ejercicios reco- 
mendados en el domicilio, más 1 clase semanal con máquinas 
y 4 salidas a caminar, produjo una mejora de la masa ósea del 
Ejercicios para la cadera y el miembro inferior 
Para generar cargas sin riesgo en el miembro inferior po- 
demos utilizar las máquinas Pilates o los ejercicios en el suelo 
(mat). En el tabla 12-1 se resume una propuesta que puede ser 
adaptada a la mayoría de los pacientes con osteoporosis. 
En los ejercicios en mat se fomenta la movilización de la 
cadera y la disociación de la misma respecto del tronco-pelvis. 
Al mismo tiempo, podemos añadir implementos para generar 
movilidad o resistencia, según el caso. Algunos ejercicios ayu- 
dan a fortalecer los músculos aductores y los abductores, mien- 
tras que otros tienen mayor énfasis en el estiramiento de los 
isquiosurales y de los abductores. 
La selección sería la que se muestra en la figura 12-3. 
15% en un año.10 
Ejercicios para la columna y el miembro superior 
CÓMO EMPEZAR UN PROGRAMA PILATES BÁSICO 
· Consultar con el médico los ejercicios que se exponen en este 
libro. 
· Si el paciente nota dolor, náuseas, malestar o palpitaciones, 
parar la sesión y consultar con el médico. 
· Si duele al hacer un ejercicio, evitarlo. 
· Realizar los ejercicios suave y fluidamente. 
· Se pueden ir aumentando las repeticiones desde 5-10 a 30. 
Entonces se puede aumentar la resistencia o pasar a un nivel 
intermedio. 
· Realizar diariamente en casa unos ejercicios seleccionados. 
· Iniciar un programa progresivo de caminar. 
 
 
Como las posibilidades de tratamiento son muy amplias, 
en función del estado del paciente, dividimos los ejercicios en 
dos grandes grupos, dependiendo de la zona a tratar con mayor 
intensidad (aunque hay que complementar los ejercicios para 
que trabaje todo el cuerpo), especialmente, cuando queremos 
enseñar unos pocos ejercicios que el paciente pueda realizar de 
forma segura en su casa. Algunos de éstos son ejercicios para 
la cadera y el miembro inferior y ejercicios para el tronco y el 
miembro superior. 
Por un lado, evitamos los ejercicios en flexión del tronco, 
pero implementamos los de la extensión de la zona dorsal. Por 
otro lado, ayudamos a combatir la rigidez del tórax anterior 
fomentando la apertura de brazos y pectorales (Tabla 12-2). 
Otro punto de interés es entrenar el apoyo de la muñeca y 
el fortalecimiento del miembro superior. 
Estos ejercicios cumplen muchas de las expectativas y se 
pueden modificar notablemente dependiendo de las necesida- 
des del paciente (Fig. 12-4). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
382 PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-3. Selección de ejercicios Pilates para actuar sobre un paciente con osteoporosis de cadera. La selección de los mismos debe ajustarse 
a los criterios comentados en el texto.
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 
 
 
 
383 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-4. Extensa selección de ejercicios Pilates para tratar un paciente con osteoporosis en la columna vertebral. De nuevo, habrá que 
realizar una ajustada selección de los mismos. 
 
 
 
384 PARTE ESPECIAL 
 
 
FIBROMIALGIA 
 
En los últimos años se ha producido un aumento conside- 
rable del cuadro clínico conocido como fibromialgia. Sin em- 
bargo, el conocimiento de las causas que lo originan y, por 
tanto, el tratamiento para conseguir un resultado satisfactorio 
no han ido parejas a este aumento de la incidencia. 
Así, aparecen continuamente artículos, páginas web, aso- 
ciaciones, etc., que amplifican los efectos de la fibromialgia, 
pero que, en realidad, no corresponden estrictamente a fi- 
bromialgia, pues de forma continua el ser humano en el 
mundo occidental está sometido a estrés y lo expresa de múl- 
tiples formas. De ahí la retahíla de síntomas asociados a esta 
patología: gástricos, genitourinarios, respiratorios, alergias, 
dermatológicos, etc., o sea, prácticamente un catálogo de pa- 
tologías médicas. 
Eso no es fibromialgia. Mientras que la fibromialgia obe- 
decería a causas y a una fisiopatología concretas de tipo pro- 
bablemente reumatológico, muchos de los pacientes diagnos- 
ticados como de fibromialgia padecen simplemente de un 
trastorno que nosotros denominamos “déficit psicosexoeconó- 
mico”: hay frustración por la vida que se lleva, social, familiar, 
las lícitas pero frustradas ambiciones personales, un déficit en 
la vida sexual de relación, y un déficit de posibilidades econó- 
micas. Nada que se pueda resolver en una consulta médica. 
Así pues, nos vamos a ceñir a lo estrictamente médico: a la 
terapia con Pilates de una afectación reumatológica difusa que 
afecta al músculo y sus envoltorios fibrosos de una manera 
muy particular. 
 
Qué es 
La fibromialgia es una enfermedad reumatológica crónica 
generalizada, de causa desconocida, que afecta por definición, 
principalmente, a los tejidos blandos del aparato locomotor, a 
la esfera psíquica y al sueño, por lo que abarca síntomas en varios 
órganos y sistemas. Antiguamentese conocía como “fibrositis”. 
 
Causas 
La fibromialgia no es de origen infeccioso ni es hereditaria. 
Aunque se desconocen las causas, se piensa que los pacientes 
que la padecen tienen una disminución del umbral de la per- 
cepción del dolor, lo que hace que un mismo estímulo (como 
la presión sobre un músculo o el pinzado de la piel) que en 
otra persona es percibido sin molestias, en el paciente con fi- 
bromialgia despierta dolor. 
Existen multitud de factores que favorecen esa disminución 
del umbral de la percepción del dolor y que tienen que ver con 
situaciones cotidianas que provocan frustración o estrés, como 
aspectos sociales, económicos, sexuales, laborales, familiares, 
actividad física exhaustiva, etcétera, 
Del mismo modo, la falta de control postural lleva a los 
músculos a posiciones de estiramiento mantenido, de rotación 
o de mayor tensión, que crean desequilibrios y la aparición de 
puntos gatillo. 
 
 
Clínica 
Lo principal es el dolor músculo esquelético difuso, que 
afecta a diferentes zonas más o menos amplias, con más de tres 
meses de evolución. Sin embargo, no hay afectación de las 
articulaciones. El paciente refiere cansancio, ansiedad y mala 
adaptación a situaciones de estrés, así como rigidez articular, 
malestar abdominal, cefaleas, etc. O sea, un cuadro general de 
decaimiento y malestar poco definidos. 
Aunque pueden coexistir otras patologías, no suele haber 
problemas degenerativos ni inflamatorios. 
Es un problema bastante más frecuente en las mujeres 
(10:1) que en los hombres y, en general, suele iniciarse en la 
década de los 30 años (Fig. 12-5). 
 
 
Hay cuatro síntomas principales: 
· Dolor musculoesquelético. 
· Alteraciones del sueño. 
· Cansancio y fatiga. 
· Depresión-ansiedad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-5. Los 18 “puntos sensibles” a la presión: al menos 11 de 
ellos deben ser dolorosos. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 
 
 
 
385 
 
 
tos puntuales, con precaución y dentro de un plan bien or- 
ganizado. 
· Actividad física, que sin ser exhaustiva o fatigante, favorezca 
la liberación de endorfinas y otros efectos dinamizantes 
propios del ejercicio submáximo. Por ejemplo, es adecuado 
caminar, natación, yoga y taichi, ejercicios en el agua y bi- 
cicleta. También se recomienda realizar ejercicio aeróbico 
de bajo impacto y poca duración, que puede aumentarse 
progresivamente (desde 5 minutos 3 veces a la semana 
hasta 30 minutos 4 veces a la semana). La clave está en la 
progresividad. Se debe comenzar progresivamente para 
conseguir una buena tolerancia al ejercicio. 
· Fisioterapia, con la termoterapia y ultrasonidos como prin- 
Diagnóstico 
Se basa en los criterios establecidos por el American College 
of Rheumatology en 1990. 
Según estos criterios, los pacientes presentan: 
· Dolor musculoesquelético generalizado de más de tres me- 
ses de duración. 
· Dolor, al menos, en 11 de los 18 “puntos sensibles” a la 
palpación o presión digital, a ambos lados del cuerpo. 
Además pueden presentar: 
· Rigidez matutina y entumecimiento general. 
· Trastornos del sueño, que es superficial y poco reparador. 
· Depresión, ansiedad o tensión, con dificultad para relajarse, 
falta de concentración y de memoria. 
· Cansancio y fatiga generales, con falta de energía. 
· Parestesias y hormigueos en las manos y los pies. 
· Cefaleas, mareos y vértigos. 
· Fatiga ocular, colon irritable, menstruaciones dolorosas 
(Tabla 12-3). 
 
PUNTOS DOLOROSOS EN LA FIBROMIALGIA 
· Occipital. 
· Cervical bajo. 
· Supraespinoso. 
· Trapecio. 
· Articulación condroesternal de la segunda costilla. 
· Epicóndilos del codo. 
· Glúteos. 
· Trocánter mayor. 
· Cara interna de la rodilla. 
 
 
Tratamiento convencional 
En el tratamiento del paciente fibromiálgico es conveniente 
asociar varias terapias para conseguir un efecto más profundo 
y prolongado. Por un lado hay que tratar los numerosos sínto- 
mas, pero por otro hay que incentivar a la paciente a que re- 
conduzca su modo de vida de una forma más activa. Son las 
siguientes: 
· Tratamiento farmacológico: consiste básicamente en anti- 
depresivos y ansiolíticos, pero deben utilizarse en momen- 
cipales elementos. 
· Terapia manual, que incluye masajes suaves, estiramientos 
controlados, digitopresión y reflexología. Tienen sentido 
siempre que se realicen en un entorno terapéutico global. 
· Medicinas alternativas o complementarias: la acupuntura, 
la ozonoterapia y la aromaterarapia mejoran el dolor. 
· Balneoterapia y relajación, incluyendo la sauna y el baño 
turco, duchas y chorros, fangos y talasoterapia. 
· Psicología, mediante terapias cognitivo-conductuales para 
reestructurar los patrones negativos que aumentan la per- 
cepción del dolor. 
· Escuela del paciente fibromiálgico: a semejanza de la es- 
cuela de espalda, se trata de una serie de explicaciones en 
lenguaje claro y sencillo que desdramatice la enfermedad y 
apunte a su solución mediante el abordaje de los numero- 
sos factores implicados. 
 
Pilates en la fibromialgia 
Como en todos los casos en los que la enfermedad es mul- 
tifactorial, para conseguir un resultado satisfactorio debemos 
utilizar un protocolo que incluya suficientes herramientas te- 
rapéuticas para avanzar hacia la curación. Entre ellas, el mé- 
todo Pilates es un sistema de ejercicios, o mejor “un concepto 
de ejercicios”, que se realizan de una forma muy consciente, 
con un gran control de cómo movemos, cómo fluye el movi- 
miento, cómo mantenemos la estabilización de los segmentos 
proximales y el alineamiento postural, utilizando eficazmente 
la respiración y sus momentos espiratorio e inspiratorio. La 
eficacia neuromotora se consigue reclutando las fibras muscu- 
lares mínimas pero suficientes para la realización del gesto, 
activando puntos clave como la zona baja abdominal, en de- 
finitiva, desarrollando lo que algunos llamamos “un yoga oc- 
cidental”. 
Como sabemos por diferentes experiencias, y por la nuestra 
propia, el método Pilates ayuda a conciliar el sueño y a su ca- 
lidad, a disminuir la ansiedad, mejorar la movilidad y fortalecer 
el buen alineamiento postural, elementos todos ellos determi- 
nantes en el diagnóstico del síndrome de fibromialgia. Las me- 
joras en la postura que produce Pilates son también perfecta- 
mente aplicables a la fibromialgia.11 
Los pacientes con fibromialgia tienen una fuerte tendencia 
a estar “desconectados” de su cuerpo. El énfasis de Pilates en 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
386 PARTE ESPECIAL 
 
 
la conexión mente-cuerpo supone por lo tanto una gran posi- 
bilidad de mejora en este aspecto. 
En el plan terapéutico con Pilates para la fibromialgia ha- 
remos referencia a 4 de los principios: la respiración controlada 
y fluida, el alargamiento axial de la columna, la organización 
de los segmentos cabeza-cuello-cintura escapular y los de pel- 
vis-columna, y fomentar la percepción de la fluidez y control 
del movimiento para la integración funcional de todos estos 
ejercicios en un ambiente saludable. 
La tensión innecesaria en los hombros y en la columna dor- 
sal puede ocasionar una activación motora defectuosa, trastor- 
nando la organización de los hombros y la organización torá- 
cica normales. Esto puede poner en riesgo estructura tales 
como el manguito de los rotadores, las vértebras torácicas, las 
articulaciones vertebrales costales y los músculos intercostales. 
Por otra parte, una buena organización relaja las zonas cervical 
y torácica para realizar una transferencia eficaz de fuerzas a tra- 
vés del esqueleto. 
Para incrementar la eficacia del gasto de energía mientras 
se realizan los ejercicios de Pilates hay que reclutar un número 
suficiente de músculos en el momento adecuado, produciendo 
un movimiento sin problemas con un gasto mínimo de ener- 
gía. Como decía Pilates: “Tanto como sea necesario;tan poco 
como sea posible”. 
Los ejercicios propuestos no tienen un orden definido, en 
tanto en cuanto los casos son muy diferentes entre sí. Se tra- 
tará de planificarlos siguiendo las pautas siguientes: 
· No ser muy exigentes al principio. 
· Buscar los ejercicios que produzcan amplitud respiratoria. 
· Entrenar la disociación del miembro superior. 
· Tonificar la zona dorsal. 
· Tonificar el suelo pélvico. 
· Hacer pocas repeticiones de los ejercicios. 
Una buena estrategia para optimizar la experiencia del pa- 
ciente con Pilates es programar las sesiones en las primeras ho- 
ras de la mañana. 
 
 
Es muy importante manejar el plan de ejercicios para no crear 
fatiga. Una buena forma de conseguirlo es reducir la velocidad del 
ejercicio (sin que llegue a ser demasiado lento). 
 
Los ejercicios en mat suponen un mayor desafío a los pa- 
cientes con fibromialgia, especialmente, al principio del trata- 
miento, con lo que su experiencia con el método puede ser 
frustrante. Por ello, existen modificaciones y simplificaciones 
de los mismos que pueden incorporarse de modo apropiado a 
un programa en casa. 
Programamos 3 fases. 
 
Respiración, disociación 
El trabajo respiratorio en el método Pilates proporciona 
una buena oxigenación de la sangre y aumenta la circulación 
a todas las regiones corporales. Además, la incorporación de la 
respiración durante los ejercicios facilita la relajación muscular 
y reduce la tensión. Durante las primeras sesiones nuestro ob- 
jetivo será iniciar a la paciente en Pilates (Fig. 12-6). 
 
Estabilización y fortalecimiento 
Una vez aprendidos los fundamentos se pueden realizar pe- 
queñas partes de los ejercicios propuestos, aumentando poco 
a poco su duración, sus repeticiones o su intensidad. Aunque 
existen muchos ejercicios del repertorio Pilates, es importante 
que no produzcan fatiga o cansancio. Seleccionamos los si- 
guientes (Fig. 12-7). 
 
Los ejercicios deben producir estiramientos suaves y que se 
centran en la musculatura profunda, la estabilización del core, la 
pelvis y la zona escapular. 
 
Estiramientos, integración 
El estiramiento suave se acompaña de la integración de 
todo el movimiento para acomodarlo a gestos funcionales y 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-6. Ejercicios Pilates en las primeras sesiones con una paciente con fibromialgia. Se busca “liberar” la zona de cuello y hombros y la 
zona dorsal. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 
 
 
 
387 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-7. Repertorio para iniciar el entrenamiento del fortalecimiento muscular. Los ejercicios están dirigidos a reentrenar varias acciones 
cotidianas en los pacientes con fibromialgia. 
 
que supongan una progresiva exigencia al paciente. El acom- 
pañamiento respiratorio sigue siendo esencial. Si la progresión 
ha sido correcta el paciente puede realizar perfectamente el re- 
pertorio propuesto en la figura 12-8. 
 
PACIENTES ANCIANOS 
 
Los ancianos deben acceder a un programa Pilates siempre 
que les sea posible realizarlo y que puedan mejorar sus condi- 
ciones de base. Para ello, hay que tener en cuenta que la mayoría 
de ellos tienen múltiples factores de riesgo, como diabetes, hi- 
pertensión, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. Por 
esto, a partir de los 65 años se debe solicitar una evaluación mé- 
dica antes de iniciar un programa de ejercicio. 
 
Ficha 
Antes de todo conviene adaptar el centro y la clase a estos 
clientes. Una buena guía para diseñar estas clases es la pro- 
puesta por Elizabeth Larkam,12 que tiene en cuenta varios ele- 
mentos de vital importancia.Es muy interesante realizar una 
ficha exhaustiva y clara que incluya: 
· Un cuestionario completo de salud. 
· Información de contacto ante una emergencia médica: 
tanto de sus familiares como de centros clínicos. 
· Información de contacto de los especialistas que le tratan para 
mantener una relación fluida en caso de que se necesite. 
· Listado de medicaciones que está tomando. 
· Objetivos del programa Pilates a corto y a largo plazo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-8. Ejercicios Pilates en una fase de integración funcional y estiramientos musculares en fibromialgia. 
 
 
 
388 PARTE ESPECIAL 
 
· Plan de ejercicios Pilates en el estudio. 
· Notas de las sesiones diarias de Pilates: subjetivas (sensa- 
ciones y comentarios del propio cliente) y objetivas (obser- 
vaciones del instructor sobre dificultades o mejoras del 
cliente), así como recomendaciones para la próxima sesión 
y para los ejercicios caseros. 
 
Planificación 
Interesa identificar al cliente según su estado para diseñar 
el programa de ejercicios más acorde con sus posibilidades. Así, 
podemos tener un cliente sin condición física, con osteoporo- 
sis, o como paciente posquirúrgico, o tratarse de un ex-depor- 
tista (tenis, golf, nadador o corredor). 
El programa debe incluir los principios Pilates y realizarse 
en el estudio Pilates 1 a 3 veces por semana, pero acompañado 
de una selección de ejercicios fáciles de seguir para hacer en 
casa y que ayuden a mejorar la enfermedad que nos interese. 
Al mismo tiempo hay que tener cuidado de no sobrepasarse 
para evitar problemas que provoquen el cese de las clases Pilates 
por molestias.13 
Los ejercicios deben hacerse con pocas repeticiones cada 
vez (unas 8 veces) a intensidad moderada para volver de nuevo 
a esa serie durante la sesión. Hay que centrarse en el patrón 
motor correcto. 
 
Si en algún colectivo hay que ser especialmente cuidadoso, 
éste es el de ancianos. Hay que procurar que Pilates sea un “me- 
dio” para mejorar la salud y no un “fin”. Cada sesión Pilates debe 
estar minuciosamente programada y planificada hacia un objetivo 
concreto. 
 
 
Adaptaciones 
Hay que equipar el estudio para hacerlo saludable, cómodo 
y seguro, como, por ejemplo, evitar las irregularidades del suelo 
(alfombras), las zonas oscuras, facilitar la movilidad de puertas, 
sillas e incluir toallas y almohadas para facilitar los apoyos y la 
higiene. 
El entorno auditivo es muy importante para estos clien- 
tes. Por ello, se debe minimizar el ruido ambiente y evitar la 
música que pueda distraer. Hay que hablar claramente con 
un volumen apropiado. En la medida de lo posible hay que 
mirar directamente al cliente cuando se le habla y hacerlo en 
el oído preferido, pues es habitual que exista hipoacusia en 
un lado. 
 
Metodología 
A la hora de diseñar la clase hay que tener en cuenta las 
transiciones entre los aparatos para intentar hacer el máximo 
de ejercicios en cada uno de ellos antes de pasar a otro y evitar 
así los continuos cambios de postura y de aparato. 
Es importante diseñar las progresiones para que sean desde 
de pie a sentado, a cuadrupedia, prono, lateral y supino o a la 
 
inversa: desde supino a lateral, luego a prono, a cuadrupedia, 
sentado y de pie. 
Debemos destacar los ejercicios de respiración y la coloca- 
ción de la pelvis y columna en neutro en cualquiera de las po- 
siciones de partida, y seleccionar ejercicios de extensión de co- 
lumna más que los flexores, pero recordando que la extensión 
está contraindicada en la estenosis, en cuyo caso se pueden for- 
talecer los extensores en una posición de columna neutra. 
Hay que tener cuidado con el apoyo de la cabeza en su- 
pino para evitar la hiperextensión de las cervicales, buscar un 
soporte cómodo. También hay que evitar la flexión cervical 
sin apoyo. 
Las muñecas suelen ser frágiles, por lo que es conveniente 
evitar la compresión de las mismas tanto en el apoyo con carga 
como en ciertos ejercicios con correas. Si hay que apoyar las 
manos a veces se puede hacer sobre los antebrazos. 
 
Prevención de caídas 
 
Las caídas son frecuentes en las personas de edad avan- 
zada y su incidencia aumenta de forma exponencial con la 
edad, siendo mayor en mujeres que en varones. Alrededor 
del 30% de losmayores de 65 años se cae cada año. A los 
80 años, la mitad de los individuos sufrirá una caída, con 
una incidencia tres veces mayor en personas que viven en 
instituciones.14 
Aunque hay factores que no pueden ser modificados, algu- 
nos autores han demostrado que una intervención multifac- 
torial en edades avanzadas puede reducir el riesgo de caídas 
hasta un 30%.15 
 
La prevención de las caídas, así como la mejora de la marcha y 
del equilibrio, tienen en Pilates uno de los mejores métodos para 
entrenarlos. 
 
Las causas más frecuentes de caídas son las superficies des- 
lizantes y las alfombras, la iluminación inadecuada (especial- 
mente, en las escaleras y peldaños), la ausencia de barandillas 
en las escaleras y cuartos de baño, la altura excesiva de la cama, 
los déficit visuales y auditivos, los trastornos de la deambula- 
ción, el consumo de algunos fármacos y las enfermedades que 
afectan al equilibrio.16 
 
Programa de ejercicios Pilates 
 
Los objetivos de un programa Pilates son mejorar la movi- 
lidad global del paciente, compensar sus déficit motores, au- 
mentar el equilibrio, prevenir las caídas, fomentar la capacidad 
torácica para la respiración y, en definitiva, proporcionarle una 
mayor autosuficiencia. 
 
Debemos inculcar en el anciano la actividad física saludable, por 
breve que ésta sea. Bastan 10 minutos al día para conseguir re- 
sultados visibles en apenas tres semanas. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 389 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-9. Pilates para pacientes ancianos: ejercicios en la cama. Los ejercicios en la máquina pueden tener adaptaciones cuando utilizados 
las bandas elásticas. 
 
Ejercicios en la cama en supino 
El plan de Pilates para pacientes encamados se expone en 
la página siguiente. En este caso planteamos ejercicios del re- 
pertorio Pilates, adaptados a las necesidades y a las posibilida- 
des de las personas ancianas (Fig. 12-9). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-10. Se busca incrementar la movilidad y reafirmar la fuerza. 
 
Ejercicios sentados 
Existe una gran transferencia de los ejercicios Pilates a los ejer- 
cicios en casa cuando se pueden realizar sentados, pues muchas 
personas mayores necesitan permanecer sentadas y en esa posi- 
ción podemos motivarlas para que hagan ejercicio (Fig. 12-10). 
 
 
 
390 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
Ejercicios de pie 
El reto final, o incluso inicial, es que el paciente anciano 
pueda realizar ejercicios desde la posición de pie. Proponemos 
varios (Fig. 12-11). 
 
 
PACIENTES CON SÍNDROME 
DE INMOVILISMO Y ENCAMADOS 
 
Es muy frecuente, y cada vez lo será más, encontrar a pa- 
cientes que se ven postrados en una situación de inmovilidad 
o tienen que guardar cama por diferentes enfermedades gene- 
rales, por la edad o por su patología del aparato locomotor. En 
unos casos se trata de una fase posquirúrgica o para la recupe- 
ración tras un traumatismo, pero la gran mayoría de los casos 
obedece al envejecimiento de la población que provoca disfun- 
ciones y discapacidades que obligan al enfermo a guardar cama. 
Por otra parte, el deterioro de las funciones motoras por 
varias enfermedades acarrea un descenso de la capacidad de 
realizar actividades propias de la vida diaria (el llamado sín- 
drome de inmovilismo). 
En el caso de la ancianidad, la falta de movilidad inherente 
a la edad avanzada se ha comentado en el apartado anterior, 
pero, obviamente, tiene numerosos elementos en común con 
éste. 
 
Son numerosos los estudios que demuestran que la perma- 
nencia en cama y, en general, la inmovilidad son un factor de 
empeoramiento de las condiciones generales del individuo y 
por ello se buscan maneras de evitar un período tan prolon- 
gado o cuando menos la posibilidad de realizar ejercicio físico 
desde la cama o desde el dormitorio. 
El método Pilates es excepcional para utilizarse como refe- 
rente en el tipo de ejercicios a realizar en enfermos encamados. 
Y esto es así porque Joseph Pilates diseñó gran parte de su re- 
pertorio en el mat, inventó la mayoría de sus ejercicios con 
aparatos cuando estuvo preso en Inglaterra durante la primera 
Guerra Mundial y pudo ayudar a enfermos convalecientes y 
encamados. De hecho, dos de sus aparatos son perfectos para 
el ejercicio desde la posición de decúbito supino: el Reformer 
y el Cadillac. Pero aún hay más equipamiento que favorece la 
realización de ejercicio en personas que se ven obligadas a guar- 
dar reposo o cama como consecuencia de otros problemas mé- 
dicos o quirúrgicos. 
 
Son muchos los beneficios de realizar ejercicio en personas 
con problemas de movilidad o encamados. Aunque hay que tener 
presente la patología subyacente, Pilates se muestra como una 
terapia fundamental: empezando por la respiración, con el control 
abdominal, hasta llegar a movilidades impensables. Sólo se nece- 
sita constancia y precisión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-11. Pilates para pacientes ancianos: amplia selección de ejercicios para realizarse de pie, mejorar la deambulación y el equilibrio. El 
monitor debe asistir al paciente en cada momento. 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 391 
 
Causas médicas y quirúrgicas del encamamiento 
Las causas que obligan a guardar un período en la cama se 
pueden catalogar en tres grupos principales: 
· Problemas del aparato locomotor: fracturas e inflamacio- 
nes agudas del miembro inferior y de la columna, crisis in- 
flamatorias reumáticas y poscirugía articular (prótesis). 
· Patología neurológica: esclerosis múltiple, esclerosis lateral 
amiotrófica (ELA), accidentes vasculares cerebrales, par- 
kinsonismos y neuropatías. 
· Patología general: infecciones, poscirugía, y diferentes pa- 
tologías que provocan debilidad o que obligan al paciente 
a permanecer en decúbito. 
· Necesidad de la ayuda de 1 persona. 
Efectos de la inmovilización en la cama 
Son numerosos los efectos perniciosos que tiene la perma- 
nencia en cama, por lo que es necesario incluir un programa 
de “activación corporal” durante el tiempo que se tenga que 
estar encamado, sea mucho o poco. Veamos algunos de ellos: 
· Articulaciones: se nutren peor y su sinovial y cápsula van 
desarrollando una rigidez progresiva por la inmovilidad, 
que acaba produciendo una disminución de la flexibilidad 
ligamentosa, lo que se traduce en rigidez. 
· Músculos: atrofia y/o rigidez, y como responsables de pro- 
ducir el movimiento, nos encontramos con una debilidad 
cada vez mayor para asumir la postura erecta, con todos los 
problemas que esto lleva consigo. Se sabe que a partir de 
los 4 días de inactividad empieza a disminuir el tamaño 
muscular. 
· Tendones: disminuye su resistencia al estiramiento. 
· SNC: disminución de la coordinación, equilibrio y per- 
cepción. 
· Huesos: a las 6 semanas de inmovilidad se produce un rá- 
pido deterioro que implica una pérdida del 15% de masa 
ósea. Entre las 8 y 12 semanas se recupera levemente, para, 
a continuación, ir deteriorándose lenta pero continuamente. 
En los casos de osteoporosis, la pérdida de masa ósea com- 
promete más la resistencia de los huesos. 
· Problemas circulatorios: úlceras de decúbito (al perma- 
necer apoyados los resaltes óseos demasiado tiempo pro- 
ducen úlceras en la piel, por lo que hay que cambiar la 
posición del enfermo encamado cada 3 horas), y trombo- 
flebitis (por la mayor viscosidad de la sangre tras las in- 
flamaciones de las lesiones y por la mayor lentitud circu- 
latoria por estar inactivo). 
· Respiración: la menor amplitud respiratoria, junto a otros 
factores, facilita la aparición de infecciones respiratorias que 
pueden ser graves en un paciente poco activo (Tabla 12-4). 
· Necesidad de la ayuda de 2 personas. 
· También existen valoraciones del nivel de movilidad en bi- 
pedestación o en la cama. 
 
Protocolo general cinesiterápicoA la vista de los efectos que produce el encamamiento se 
imponen varias acciones: 
· Mejorar la amplitud respiratoria. Es un paso previo a la di- 
namización corporal y es el más sencillo de todos. Basta 
con estimular los diferentes tipos de respiración: torácica, 
abdominal y costal para activar la oxigenación global, la 
amplitud torácica, la movilización abdominal por el dia- 
fragma. 
· Movilizar desde la cama hasta conseguir la sedestación. Para 
ello, realizamos todo tipo de ejercicios: ejercicios concén- 
tricos, isométricos y excéntricos. Debemos tonificar los ab- 
dominales, los brazos y las piernas. Se presta especial aten- 
ción a los ejercicios que implican movilización circulatoria. 
El inicio es lentamente progresivo hasta conseguir un ca- 
lentamiento. Después del ejercicio se pueden realizar suaves 
estiramientos. 
· Además, al estar en posición de decúbito, hay que realizar 
cambios posturales preventivos que, idealmente, deberían 
ser hechos por el propio paciente. Así el paciente debe 
aprender a “rodar” en la cama como paso previo a intentar 
incorporarse. 
· Se deben activar los diferentes abdominales (rectos y obli- 
cuos), aumentando progresivamente su esfuerzo, los exten- 
sores de la columna y de los brazos, el tono muscular del 
miembro inferior. 
· Cuando ya se consigue la sedestación, el paciente tiene que 
aprender a iniciar patrones de marcha y taloneo. Cuando 
ya ha desarrollado suficiente fuerza puede intentar la bipe- 
destación con apoyos o ayudas. 
Niveles de movilidad 
Podemos clasificar los diferentes niveles de movilidad en: 
· Independientes. 
· Caminar con bastón o muleta. 
· Caminar con andador. 
Protocolo de rehabilitación con Pilates 
Por todo lo anteriormente dicho, hay que establecer una 
estrategia para que el esfuerzo sea eficaz. Obviamente, el tipo 
de patología es determinante en el pronóstico de resultados, 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
392 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-12. Los pacientes encamados tienen muchas posibilidades de beneficiarse de Pilates. Son ejercicios básicos pero fundamentales para 
una mejora del tono postural y respiratorio. No en vano Pilates tiene un repertorio de ejercicios en el suelo, y el propio Joseph Pilates desarrolló sus 
máquinas inicialmente para atender a los enfermos encamados, con las grandes posibilidades que se han mostrado en los capítulos anteriores. 
 
pero en esos casos hay un protocolo evolutivo que tiene en 
cuenta las diferentes causas. 
Nos servimos de los implementos y, en algunos casos, de 
la transferencia de ejercicios a un ámbito de gimnasio domés- 
tico. En cuanto sea posible, la utilización de las máquinas es 
 
mos actividades que le van a facilitar girarse, incorporarse y, 
en general, activarse. Los ejercicios isométricos dan paso a ac- 
tividades concéntricas de los abdominales, extensores de la co- 
lumna desde decúbito prono, fortalecimiento de hombros y 
caderas (Fig. 12-13). 
un recurso excelente. 
Fase III: ejercicios funcionales 
Fase I: movilización del paciente encamado 
Evitando los movimientos dolorosos, hay que fomentar la 
circulación y respiración, la movilización activa de las articu- 
laciones, y el inicio de las contracciones isométricas en dife- 
rentes ángulos (Fig. 12-12). 
 
Fase II: fortalecimiento isométrico y concéntrico 
en varios planos de movimiento 
Una vez aprendida la sistemática de trabajo y que el pa- 
ciente se ha iniciado en la disciplina del ejercicio, incorpora- 
Debe iniciarse el entrenamiento de gestos cotidianos que 
tienen que ver con el paso del decúbito supino al lateral y al 
prono, del decúbito prono a la cuadrupedia, del supino a la 
sedestación, de la sedestación a la bipedestación. Todo ello 
debe hacerse en la medida de las posibilidades del paciente 
(Fig. 12-14). 
En esta circunstancia, la de los pacientes encamados, mo- 
dificamos el protocolo para estructurarlo por zonas que suelen 
solicitarse: el miembro superior, el miembro inferior o el 
tronco. Además, hay que planificar los ejercicios para conseguir 
objetivos, como que el paciente pueda darse la vuelta en la 
 
 
 
Capítulo 12. Problemas generales del aparato locomotor 393 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-13. En una fase II se busca la evolución en la tonificación muscular del paciente encamado, dentro de las posibilidades de cada uno. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12-14. En la fase III la variabilidad de posibilidades es enorme, dependiendo de la patología del paciente encamado. Aquí presentamos 
numerosos ejercicios, que tienen a su vez variantes para adaptarse a diferentes circunstancias, con lo que lo importante es conocer todas las po- 
sibilidades para seleccionar las mejores.
 
 
 
394 
PARTE ESPECIAL 
 
 
cama, movilizar brazos y piernas, aprenda a sentarse, pueda 
pasar de sentado a de pie y, finalmente, pueda acostarse. 
Es interesante plantearse reproducir el equipamiento del 
Cadillac en la cama (no olvidemos que Joseph Pilates desarro- 
lló el Cadillac, a partir de su experiencia hospitalaria) con ban- 
das elásticas u otros implementos que faciliten la realización 
de ejercicio. 
 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
 
1. World Health Organization. Assessment of fracture risk and its 
application to screening for postmenopausal osteoporosis. 
WHO Technical Report Series, 843. Geneve: WHO, 1994. 
2. Rapado A, Díaz M, Compiladores. Manual práctico de osteo- 
porosis en atención primaria. Madrid: FHOEMO (Fundación 
Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas) 
1996. 
3. Knobel H, Diez A, Arnau D. Secuelas de la fractura osteoporó- 
tica de fémur en Barcelona. Med Clin (Barc) 1992;98:441-444. 
4. Kanis JA. Osteoporosis. Madrid: Jarpyo Editores, 1996. 
5. Burge RT, King AB, Balda E, Worley D. Methodology for esti- 
mating current and future burden of osteoporosis in state po- 
pulations: application to Florida in 2000 through 2025. Value 
Health 2003;6:574-583. 
6. Albrand G, Muñoz F, Sornay-Rendu E, DuBoeuf F, Delmas PD. 
Independent predictors of all osteoporosis-related fractures in 
healthy postmenopausal women: the OFELY study. Bone 2003; 
32:78-85. 
7. Crabtree NJ et al. Improving risk assessment: hip geometry, 
bone mineral distribution and bone strength in hip fracture cases 
and controls. The European Prospective Osteoporosis Study 
(EPOS). Osteoporos Int 2002;13:48-54. 
8. Genant HK, Wu CY, van Kuijk C, Nevitt MC. Vertebral frac- 
ture assessment using a semiquantitative technique. J Bone Mi- 
ner Res 1993;8:1137-1148. 
9. Rabanaque G, García-Testal A. Osteoporosis en atención pri- 
maria. Jano 2005;1554:580-590. 
10. Betz S. Osteoporosis Management: Pilates evolved-techniques. 
Therapilates Course, 2001. 
11. Calvo JB. Pilates en la fibromialgia. En: Vázquez J. Vivir con la 
Fibromialgia. 
12. Larkam E. Guidelines for designing Pilates studio programs 
for the older adult. First Pilates Spanish Conference, Madrid, 
2005. 
13. Manual Corpora Pilates. Jornada Pilates para la tercera edad. 
Corpora Pilates, Madrid, 2009. 
14. Cummings SR et al. Risk factors for hip fracture in white wo- 
man. Study of Osteoporotic Fractures Research Group. N Eng 
J Med 1995;332:767-773. 
15. Tinetti ME et al. A multifactorial intervention to reduce the risk 
of falling among elderly people living in the community. N Eng 
J Med 1994;331:821-827. 
16. Romera R, Lafuente A. Jano 2001;1404:68-72. 
 
Otras lecturas recomendadas 
Betz S. The osteoporosis exercise book. Osteo Physical Therapy, 
Santa Cruz (CA), 1999. 
Cranney A, Papaioannou A, Zytaruk N, et al. Clinical Guidelines 
Committee of Osteoporosis Canada. Parathyroid hormone for 
the treatment of osteoporosis: a systematic review. CMAJ 2006; 
175(1):52-59. 
Gass M, Dawson-Hughes B. Preventing osteoporosis-related fractu-res: an overview. Am J Med 2006;119(4 Suppl. 1):S3-S11. 
Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Investigaciones Óseas 
y Metabolismo Mineral (SEIOM). Osteoporosis postmenopáu- 
sica. Guía práctica clínica. Rev Clin Esp 2003;203:496-506. 
Management of osteoporosis in postmenopausal women: 2006 po- 
sition statement of The North American Menopause Society. Me- 
nopause 2006;13(3):340-367. 
National Osteoporosis Foundation. Clinician’s Guide to Prevention 
and Treatment of Osteoporosis. Feb. 2008. Accessed July 23, 2008. 
Se puede conseguir online en la dirección http://www.nof.org/ 
professionals/Clinicians_Guide.htm 
Schmidt M. Gimnasia para la osteoporosis. Barcelona: Paidotribo, 
1999.

Continuar navegando