Logo Studenta

Capitulo9 hombro

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

El hombro 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RECUERDO ANATÓMICO 
 
La articulación del hombro es la articulación de mayor mo- 
vilidad gracias a que se trata de todo un complejo articular en 
el que están implicadas varias estructuras mecánicas que per- 
miten por un lado estabilizar proximalmente el miembro su- 
perior pero a su vez consiguen actuar al modo de una grúa gi- 
ratoria. 
Podemos hablar de: 
· Articulación esternoclavicular. 
· Articulación acromioclavicular. 
· Articulación escapulotorácica. 
· Articulación escapulohumeral. 
La clavícula es el único anclaje óseo del hombro al esqueleto 
torácico. Actúa como un puntal para soportar el peso de la ex- 
tremidad superior. Por eso las articulaciones entre el esternón, 
el acromion y la clavícula son firmes e incluso disponen de me- 
niscos intraarticulares para amortiguar las cargas que se produ- 
cen en ellas. Inversamente, la articulación entre la escápula y el 
húmero dispone de un amplísimo rango de movilidad. 
Desde un punto de vista funcional y patogénico también 
se puede considerar dentro del complejo articular del hombro 
a la relación entre la escápula y la caja torácica por detrás, como 
una articulación escápulotorácica, ya que son varios los múscu- 
los y estructuras anatómicas que las interrelacionan. 
La escápula presenta una orientación intermedia entre los 
planos sagital y frontal, con una oblicuidad de unos 45°. Del 
mismo modo, desde una vista posterior, el ángulo formado por 
el borde axilar de la escápula y el brazo vertical es de otros 45°. 
Y podemos decir lo mismo desde una visión superior, en la 
que el ángulo del plano de la escápula y el plano frontal (línea 
biacromial) es también de unos 45°. 
El mayor rango de movimiento articular del hombro se 
produce en la articulación escápulo humeral y en la escápulo 
torácica: 
· En el movimiento de flexión se puede alcanzar los 180° 
con pequeños ajustes. La extensión en cambio está limi- 
tada a 30°. La rotación interna (100°) es mayor que la ex- 
terna (75°). La abducción tiene varias fases: de 0 a 60° hay 
un deslizamiento del húmero en su cavidad. En los 60 y 90° 
el tendón supraespinoso se encuentra deslizándose bajo el 
techo del hombro en su zona avascular. A partir de los 90° 
se produce también una abducción escapular facilitada por 
 
 
CAPÍTULO 
9 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
la acción del serrato anterior y de la porción superior del 
trapecio. 
· La estabilización del hombro es por un lado pasiva y por 
otro activa. La estabilización pasiva por los ligamentos de 
la articulación glenohumeral es débil pues son ligamentos 
laxos para permitir el amplio rango de movilidad y no fre- 
nan bien los desplazamientos mayores. La principal esta- 
bilización pasiva proviene, además de la presión negativa 
intraarticular, de la fuerza de adhesión-cohesión entre las 
superficies de la cabeza humeral y la cavidad glenoidea a 
modo de la atracción que se produce entre dos vidrios hú- 
medos que impide separarlos si no es por deslizamiento en- 
tre ellos. La estabilización dinámica ocurre por los múscu- 
los que rodean la articulación glenohumeral y de la 
musculatura que estabiliza la escápula para facilitar la ac- 
ción de los mismos. 
Por la acción que tienen sobre la rotación interna y externa 
del hombro, a un grupo de músculos se les conoce como “man- 
guito de los rotadores” y son: el supraespinoso, infraespinoso, 
redondo menor y subescapular. Sin embargo, para ser realis- 
tas, el supraespinoso apenas tiene componente rotador pero 
debido a la frecuencia con la que se lesiona se le incluye en 
este grupo. 
 
La gran movilidad del hombro es la responsable de que aparez- 
can problemas de partes blandas por no haberla estabilizado pre- 
viamente. Es esencial, pues, aprender a disociar el hombro y pos- 
teriormente a estabilizarlo. 
 
La articulación escápulo torácica no es una articulación si- 
novial sino un verdadero complejo articular donde confluyen 
pares de fuerzas que consiguen el movimiento del hombro más 
allá del rango de movilidad básico. 
· La porción superior del trapecio actúa sinérgicamente con 
las fibras inferiores del serrato anterior. El resultado es la 
rotación o campaneo de la escápula elevándose el hombro. 
Este par de fuerzas a menudo resulta hiperactivo cuando 
existe rigidez glenohumeral.1 
· El pectoral menor y el serrato anterior tiran de la escápula 
hacia delante y hacia fuera. Las fibras medias e inferiores 
del trapecio equilibran este movimiento. Sin embargo, en 
muchos trastornos posturales y del hombro se produce un 
predominio de las fuerzas anteriores sin que haya compen- 
 
 
 
324 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
sación de la musculatura posterior que llevan al hombro 
hacia delante y rotación interna que expresa una mayor 
tensión de los músculos anteriores y una debilidad de los 
posteriores; la colocación de la escápula en esta posición la 
predispone a problemas de compresión como veremos más 
adelante. 
El movimiento de elevación del brazo es el más complejo 
y el que suele originar la mayoría de los problemas en la prác- 
tica. Hay tres posibilidades a considerar en ese movimiento: 
· El movimiento lo realiza el húmero, sin que se produzca 
movimiento escapular. 
· El movimiento se realiza con un campaneo de la escápula. 
· El movimiento se realiza con una elevación del muñón del 
hombro. 
Estos movimientos de elevación de la extremidad superior 
exigen una perfecta coordinación de la acción de los músculos 
y de la articulación. Cuando se pierde esta coordinación se 
originan gran parte de las quejas del paciente. Por ejemplo, 
cuando el muñón del hombro asciende y los músculos modi- 
fican la orientación de la glena, se favorece una elevación de 
la cabeza humeral, disminuye el espacio subacromial y se pro- 
duce un tope compresivo que comprime el tendón del su- 
praespinoso. 
A diferencia del miembro inferior, el miembro superior es 
muy funcional como cadena cinética abierta. Un gran número 
de gestos y de actividades deportivas y del día a día utilizan el 
miembro superior en cadena abierta, movimientos en los que 
la mano se mueve con gran libertad. En estos movimientos, 
los segmentos proximales de la cadena cinética se usan para es- 
tabilizar mientras que los segmentos distales tienen un alto 
grado de movilidad. 
La extremidad superior carece de la estabilidad capsuloli- 
gamentaria que tiene el miembro inferior. En el miembro su- 
perior son más importantes los mecanismos dinámicos para el 
mantenimiento de la estabilidad funcional (los músculos), que 
la estructura estabilizadora de las articulaciones, especialmente 
en el hombro y la muñeca. 
La dificultad para esta estabilización aumenta con los mo- 
vimientos que realizamos diariamente y que como decimos se 
trata de movimientos en cadena cinética abierta.2 Cuando, 
además, hablamos de movimientos complejos, la estabilidad 
funcional exige una activación muscular muy coordinada para 
poder mantener el anclaje dinámico de las articulaciones y no 
sufrir lesiones.3 
Desde una perspectiva funcional en la cintura escapular 
hay dos tipos de músculos: los estabilizadores de la articulación 
y los responsables de los movimientos. Los músculos estabili- 
zadores son los que algunos llaman en conjunto como el “man- 
guito de los rotadores”, aunque su función principal es la de 
mantener la cabeza del húmero en la cavidad glenoidea du- 
rante la rotación interna y externa y especialmente la abduc- 
ción. Los músculos más grandes movilizadores tienen lógica- 
mente una mayor ventaja mecánica para el desarrollo de la 
fuerza siempre que funcione el anclaje dinámico. Una insufi- 
ciencia de este sistema de anclaje dinámico deja expuestas las 
 
 
estructuras estáticas a cargas repetitivas o excesivas que suelen 
acabar en lesión de las mismas. 
Todos los gestos del hombro son los que permiten orientar 
a la extremidad superior en el espacio. Esta gestualidad se rea- 
liza a partir de un punto de apoyo,que en el caso del complejo 
del hombro es un “apoyo relativo”. Por eso es tan importante 
la situación anterior al inicio del gesto y se adquiere por la co- 
locación previa de la cintura escapular. 
 
 
PATRONES DE EJERCICIO 
EN LA REHABILITACIÓN DEL HOMBRO 
CON PILATES 
 
Para la rehabilitación del miembro superior se deben reali- 
zar tareas de recolocación articular en múltiples planos de 
forma activa y pasiva para mejorar el grado de movilidad. 
Desde un punto de vista funcional, la articulación gleno- 
humeral no está configurada para funcionar tan claramente en 
cadena cinética cerrada como ocurre con las piernas bajo el 
peso de la carga corporal, pero para la rehabilitación del miem- 
bro superior podemos utilizar estrategias en cadena cinética 
cerrada para conseguir estimular la coactivación del hombro. 
Los ejercicios en cadena cerrada se utilizan sobre todo para for- 
talecer y restablecer el control neuromuscular de los músculos 
que estabilizan la cintura escapular, para que ofrezcan una base 
estable a los movimientos más libres y dinámicos que ocurren 
en los segmentos distales.4 
Recientemente, los programas de rehabilitación han inte- 
grado ejercicios de cadena cerrada con ejercicios de estabiliza- 
ción del tronco y programas de movimientos más funcionales. 
Los ejercicios en cadena cerrada suelen emplearse con la mano 
fija. Estos ejercicios producen compresión y aproximación 
articular, lo cual mejora la cocontracción muscular generando 
estabilidad dinámica.5 Por esto, los ejercicios en cadena cerrada 
se utilizan durante las fases iniciales de un programa de reha- 
bilitación, sobre todo en el caso de inestabilidad del hombro, 
así como en fases tardías para mejorar la tolerancia de los 
músculos periarticulares. 
Durante los estadios medios de la rehabilitación se deben 
incorporar ejercicios tradicionales de fortalecimiento en cadena 
abierta para el manguito de los rotadores, el deltoides y otros 
músculos glenohumerales y escapulohumerales.6 
Los ejercicios en cadena abierta son esenciales para recuperar 
los movimientos dinámicos a gran velocidad del codo, que son 
necesarios por ejemplo para las actividades de lanzamiento. 
Al tratarse de la articulación más móvil de todas no pre- 
tendemos clasificar los patrones de ejercicio por planos de mo- 
vimiento, como hemos hecho en la columna, pues en la articu- 
lación del hombro sería muy complejo y escasamente práctico. 
En su lugar haremos una clasificación basada en cuatro prin- 
cipios funcionales: 
· Estabilización. 
· Disociación de los movimientos. 
· Movilización pasiva y activa. 
· Fortalecimiento. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 325 
 
 
A B C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-1. Estabilización en cuadrupedia, con disociación de miembros (B) y con apoyo en discos rotadores para dificultar la estabilización o 
para trabajar la rotación del hombro. 
 
 
La estabilización y el fortalecimiento son sinónimos como la di- 
sociación y la movilización, pero cada uno tiene sus particularida- 
des e implicaciones. 
 
Para facilitar la estabilidad dinámica glenohumeral y esca- 
pulotorácica se pueden emplear múltiples ejercicios mediante 
compresión axial y desplazamiento del peso del cuerpo apo- 
yado en una pared, y en cuadrupedia, sobre tres extremidades 
o dos (contralaterales), con el peso apoyado en superficie esta- 
ble o inestable, etc. El método Pilates tiene multitud de posi- 
bilidades. La posición de las manos se ajusta desde una base 
amplia de sustentación hasta una mano sobre la otra para 
aumentar la dificultad. Las flexiones de brazos con las escápulas 
estabilizadas se practican para fortalecer tanto el bíceps y trí- 
ceps como el serrato anterior, que es fundamental para la esta- 
bilidad dinámica escapular. 
Aunque se han descrito cuatro patrones de ejercicios en 
carga para ello,7 en el método Pilates contamos con un sinfín 
de posibilidades para reproducir estos ejercicios y otros más en 
entornos completamente diferentes. Para ello utilizamos las di- 
ferentes máquinas y, sobre todo, los imaginativos implementos, 
que se han desarrollado en las últimas décadas. 
 
Ejercicios de estabilización del hombro 
La estabilización se produce a nivel de las escápulas, situán- 
dolas en su posición más funcional, esto es, verticales y des- 
cendidas (el vértice debe estar a nivel de la apófisis espinosa 
D7 y la raíz de la espina del omóplato en D3). 
Se trata de descender las escápulas como si quisiéramos me- 
terlas en los bolsillos de atrás de los pantalones. Esa simple ac- 
ción consigue la apertura de los hombros y facilita la acción 
de los músculos que se insertan en la escápula (nada menos 
que diecisiete). Por ejemplo, cuando intentamos alcanzar con 
la mano un objeto, tenemos tendencia a elevar el hombro co- 
rrespondiente, con el consiguiente aumento de la tensión sub- 
acromial y supraescapular (fibras superiores del trapecio y su- 
praespinoso). 
Se produce una contracción isométrica de los músculos 
romboides, serrato anterior y fibras medias e inferiores del tra- 
pecio, que crean una zona de resistencia que facilita la ejecu- 
ción de los movimientos del hombro. 
 
Cuadrupedia 
La postura en cuadrupedia (Fig. 9-1) permite al paciente 
trabajar de forma concéntrica y excéntrica los músculos que 
conectan el tronco y la escápula,8 iniciando su trabajo desde 
una propiocepción en un entorno familiar. Por ello son varios 
los investigadores que sugieren que muchos de los ejercicios 
para el miembro superior se hagan en cuadrupedia, sobre su- 
perficies estables o sobre superficies inestables y con diferentes 
patrones de movimiento.9 
 
Tirar de la pierna hacia atrás 
(leg pull front) 
Con este ejercicio se produce una fuerte activación del dor- 
sal ancho cuando se eleva la pierna hacia atrás, contribuyendo 
a estabilizar el hombro. Es importante mantener un buen ali- 
neamiento del miembro superior perpendicular al suelo, ade- 
más de la columna y la cabeza en línea (Fig. 9-2). 
 
Isométricos romboides y trapecio 
El trabajo correcto mantiene a la escápula presionada 
contra el tórax y alineada (Fig. 9-3 A). Hay que evitar realizar 
el esfuerzo concéntricamente con el trapecio y los músculos 
troncopendiculares porque producen un desalineamiento de 
la escápula (B). En C se presenta una variación del ejercicio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-2. Tirar de la pierna hacia atrás. La posición de partida ha 
sido desde la cuadrupedia. 
 
 
 
326 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
A B 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-3. Isométricos de romboides y trapecio. Hay que procurar 
mantener las escápulas estabilizadas durante el ejercicio (A), en lugar 
de aproximarlas durante la extensión resistida. Puede modificarse la 
posición de partida del hombro (B). 
 
Isométricos de aductores de hombro con aro 
Para el gran dorsal y los aductores del hombro tenemos otro 
ejercicio que descarga de presión a la articulación (Fig. 9-4). 
 
Isométricos de pectorales con aro 
Se puede realizar la contracción del pectoral con diferentes 
grados de flexión de los hombros y, dependiendo del rango sin 
dolor, para fortalecer diferentes fascículos musculares (Fig. 9-5). 
 
El cisne en prono sobre la silla (swan front chair) 
Para facilitar el ejercicio se coloca la silla a continuación de 
la mesa del Cadillac, ya que tienen la misma altura y se pueden 
apoyar las piernas. Mostramos aquí una versión intermedia, en 
la que los muelles asisten a la extensión del tronco. Si los muelles 
tienen poca resistencia, el trabajo principal será para los exten- 
sores de columna; si tienen mucha resistencia, el trabajo princi- 
pal lo realizará la musculatura anterior del hombro, al empujar 
los muelles durante el descenso en flexión, mientras que la ex- 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-4. Isométricos de aductores de hombro con aro. 
 
Figura 9-5. Isométricos de pectorales con aro. 
 
tensión se verá facilitada. Una situación equilibradaentre ambos 
permite la estabilidad del hombro dentro de un pequeño rango 
de movimiento articular, entre 45° y 90° de flexión (Fig. 9-6). 
 
Series de estiramientos en alargamientos 
(long stretch series) en el Reformer 
En un término intermedio de dificultad, pero aumentando 
la inestabilidad del apoyo para mejorar el control está el long 
stretch front, que solicita la estabilización articular del hombro 
entre los 60° y los 120° de flexión. También podemos hacerlo 
arrodillados (down stretch [C]) y existen ejercicios avanzados 
para el hombro, que no mostramos aquí, como el long stretch 
back (Fig. 9-7). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-6. El cisne en prono sobre la silla. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 327 
 
 
A B C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-7. Long stretch front (A y B) y down stretch (C) en el Reformer. 
 
 
A B C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-8. Disociación (protracción-retracción) con la columna erecta (A y B) o apoyada sobre el cilindro (C). 
 
Ejercicios de disociación y movilización 
pasiva y activa asistida 
Consiste en aislar el movimiento del brazo de otros movi- 
mientos asociados que se producen en el hombro y en el 
tronco. En la abducción habrá que retardar la compensación 
del balanceo escapular hasta su rango fisiológico a partir de 
90° y manteniendo la rotación externa para estirar los múscu- 
los y tejidos de la cara anterior del hombro. 
Las máquinas y los implementos Pilates facilitan, en mu- 
chas ocasiones, la movilización del hombro de manera activa 
pero con la ayuda del aparato o implemento. Se trata de apro- 
vechar los ejercicios del método Pilates para seleccionar la se- 
 
Disociación (protracción-retracción) 
Podemos asistir la disociación del hombro en postura erecta 
o en decúbito supino apoyando la columna sobre el cilindro, 
como se muestran en las imágenes. Se moviliza todo el hom- 
bro: la articulación escápulo humeral y la escápulo torácica, 
mientras que la columna dorsal y la cervical permanecen esta- 
bles (Fig. 9-8). 
 
Disociación lateral en el cilindro 
Movimiento muy útil para el deslizamiento escapular, aun- 
que también podemos implicar la rotación vertebral (Fig. 9-9). 
cuencia gestual en la que podemos movilizar el hombro con 
ayuda del propio ejercicio y aparato. 
Por ejemplo, al hacer protracción-retracción, ayudados por 
la barra de torre del Cadillac y que gracias a sus muelles nos 
asiste en la protracción y resiste en la retracción, o mediante la 
utilización del cilindro de espuma. 
 
La disociación del hombro o de las escápulas quiere decir que 
éstas permanecen fijadas mientras se mueve el húmero: hay una 
disociación entre la estabilización de un segmento y la moviliza- 
ción de otro. 
Figura 9-9. Disociación lateral en el cilindro. 
 
 
 
328 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
A B 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-10. Disociación prono en cilindro. En prono (A) y en extensión 
de columna (el cisne) (B). 
 
 
sión dorsal (el cisne) y la misma movilización; la presión sobre 
el cilindro provoca una fuerte activación de la musculatura pe- 
riarticular. 
 
Series de ejercicios laterales de brazos 
(upper arms series) en el Cadillac 
La barra de torre del Cadillac, sujetada por muelles desde 
arriba, ayuda a la abducción del hombro. El que se realice ma- 
yor o menor esfuerzo muscular depende de la resistencia del 
muelle, pero no suele ser grande. Es más la facilitación de mo- 
vimiento que produce que el fortalecimiento. De nuevo, este 
ejercicio nos permite controlar la habilidad del paciente para 
mantener el hombro alineado, la escápula estabilizada y realizar 
una buena disociación. 
Si lo que se busca es el fortalecimiento del hombro (del- 
toides), los muelles se colocan desde abajo (Fig. 9-11). 
 
Protracción-retracción y elevación del pecho 
en la barra de torre del Cadillac 
En decúbito supino (Fig. 9-12) podemos hacer que la barra 
de torre ayude a la tendencia de protraer los hombros para 
luego reforzar la retracción de los mismos (si colocamos mue- 
lles) o simplemente facilitar la disociación del hombro a 90° 
de flexión (A), o desde los 90° a los 180° (B). 
El agarre de la barra de torre tiene la ventaja añadida de fa- 
cilitar el movimiento en cadena cinética cerrada. 
En la imagen C se muestra una asistencia manual para de- 
coaptar el hombro durante la protracción-retracción en la barra 
de torre del Cadillac. 
Figura 9-11. Series de ejercicios laterales de brazos en el Cadillac. 
Elevación del pecho en la barra de torre 
Disociación prono en el cilindro 
En fases avanzadas y sin dolor, la disociación puede hacerse 
en decúbito prono (Fig. 9-10). 
En A se parte de una considerable flexión de hombros 
para, a continuación, movilizar toda la articulación despla- 
zando el cilindro adelante y atrás. En B se añade una exten- 
sobre el cilindro 
Si añadimos el apoyo de la espalda sobre un cilindro, faci- 
litamos un masaje interescapular, aplanamiento de la cifosis 
dorsal, propiocepción del alienamiento correcto, y flexibiliza- 
ción de la musculatura anterior, como muestran las imágenes 
(Fig. 9-13). 
 
 
A B C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-12. Protracción-retracción (A) y elevación del pecho (B) en la barra de torre del Cadillac. En C, asistencia para decoaptar el hombro du- 
rante la protracción-retracción. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 329 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-13. Elevación del pecho en la 
barra de torre sobre el cilindro. 
 
Elevación del pecho con rotación en Cadillac 
Añadir la rotación es una de las variantes de la elevación 
del pecho que, además, podemos hacer con agarre de la mano 
en rotación externa (Fig. 9-14 A) o en rotación interna (C). 
En el entorno de rehabilitación podemos ayudar manualmente 
a conseguir un movimiento fluido de toda la articulación es- 
capulotorácica, manteniendo la correcta colocación de los 
hombros y estirando y decoaptando el hombro (B y C). 
 
 
A 
 
Figura 9-15. Corona con el aro. 
 
Corona con el aro 
El aprendizaje de la disociación del hombro tiene nume- 
rosas posibilidades de facilitarse con los implementos. Con el 
aro podemos entrenar un rango funcional muy importante, 
de 180° a 90° de abducción. Habrá pacientes que puedan 
realizar un recorrido menor, pero lo importante es que apren- 
dan a estabilizar las escápulas y disociar el movimiento del 
hombro respecto de ellas. También podemos añadir una ligera 
presión sobre el aro flexible para mejorar la estabilización 
B C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-14. Elevación del pecho con rotación en Cadillac (A) y aña- 
diendo asistencia manual (B y C). 
(Fig. 9-15). 
 
Poste 
Un excelente ejercicio que, una vez aprendido, puede rea- 
lizarse en casa para mantener la flexibilidad del hombro y fa- 
cilitar el alargamiento de la columna dorsal y la cervical. Hay 
que partir de una posición cómoda, por lo que conviene ade- 
lantar el apoyo de los pies; en segundo lugar hay que procurar 
apoyar bien toda la espalda (Fig. 9-16 A). Puede ser una buena 
guía utilizar toallas dobladas entre la cabeza y la pared (si fuera 
necesario) para controlar la mejoría progresiva. Debe haber un 
esfuerzo de apertura de los hombros pero siempre con la colo- 
cación previa de las escápulas; una vez alcanzada la posición 
máxima, realizamos varias respiraciones profundas en todos 
los planos, para flexibilizar al máximo las estructuras que se re- 
sisten a la posición ideal. 
 
 
 
330 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
A B 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-16. Poste en bipedestación, manteniendo el contacto con la 
pared y evitando la apertura de costillas. En B, el reto aumenta. 
 
Con el tiempo podemos pasar a la posición B, procurando 
deslizar el dorso de la mano por la pared, manteniendo siempre 
el contacto (Fig. 9-16). 
 
Superman 
En decúbito prono (Fig. 9-17), se posicionan los brazos a 
90° de abducción, con las escápulas descendidas (C). La ten- 
sión interescapular es isométrica. La tensiónasí generada per- 
mite, además, que la presión escapulotorácica actúe en el sen- 
tido corrector de la cifosis dorsal. El movimiento lógico es la 
flexión y extensión de los codos, aunque también lo es la ex- 
tensión de los hombros, o la abducción y flexión a 180°. 
 
 
A 
 
Figura 9-18. Apertura sobre el cilindro. 
 
Apertura sobre el cilindro 
En decúbito supino sobre el cilindro, la apertura de brazos 
permite un mejor estiramiento de la musculatura anterior de 
la axila (pectoral mayor y menor, coracobraquial y bíceps). Es 
importante mantener estabilizada la escápula durante el mo- 
vimiento de apertura y de cierre (Fig. 9-18). 
 
Círculos con banda elástica 
La tensión de una banda elástica facilita enormemente la 
posibilidad de realizar una extensión y rotación amplia del 
hombro, lo que no es fácil. Incluso, cuando la banda está de- 
trás, la zona torácica se expande. También podemos crear una 
mayor o menor tensión traccionando con ella (Fig. 9-19). 
 
 
 
 
 
B 
 
 
 
 
 
 
 
 
C 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-17. Superman (C) y alguna variación. 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-19. Círculos con banda elástica. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 331 
 
 
A B 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-20. Estiramiento 
pectoral en el barril (A) y en 
el balón (B). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-21. El cisne en el Cadillac 
con apoyo de una pierna en el suelo. 
 
Estiramiento pectoral 
Desde una posición de pie, con las manos apoyadas en el 
barril, vamos flexionando el tronco desde las caderas y esti- 
rando la musculatura anterior del hombro, principalmente los 
pectorales. La figura 9-20 A muestra un estiramiento ideal, 
que puede ampliarse con la flexión de las rodillas, pero en el 
ámbito rehabilitador se debe actuar progresivamente. En la fi- 
gura 9-20 B la posición de partida es de rodillas y utiliza el 
desplazamiento del balón para aumentar el estiramiento. 
 
El cisne en el Cadillac con apoyo de una pierna 
en el suelo 
Es un ejercicio muy eficaz y exigente para la apertura del 
hombro, el control postural y la fuerza, tanto para extender la 
columna y el hombro como para volver a la posición inicial 
(Fig. 9-21). 
 
El cisne en el Cadillac 
El cisne (swan) es un ejercicio muy bueno para la columna 
dorsal, pero realizado en las máquinas (e incluso con un balón) 
permite que el hombro se movilice de una forma activa asistida 
o incluso totalmente activa. Cada máquina tiene unas parti- 
cularidades que hacen diferente la propiocepción del mismo 
concepto de movimiento realizado (Fig. 9-22). 
 
El cisne en el Cadillac con apoyo 
sobre un balón 
Al realizarlo con balón se dificulta el equilibrio, pero se re- 
duce la angulación en extensión de la zona lumbar. 
Las figuras muestran el ejercicio en el Cadillac con balón. 
Compárense los diferentes rangos de amplitudes del hombro 
y la columna lumbar de estas figuras con las del ejercicio ante- 
rior y el siguiente (Fig. 9-23). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-22. El cisne en el Cadillac. 
 
 
 
332 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-23. El cisne en el Cadillac 
con apoyo sobre un balón. 
 
El cisne en el Reformer (swan Reformer) 
(pre breast stroke) 
En el Reformer se añade la traslación del carro durante el 
movimiento, lo que implica diferentes sensaciones ante un 
mismo patrón de movimiento. La posición de partida también 
es más avanzada (Fig. 9-24). 
 
Expansión torácica en la silla 
(chest expansion en chair) 
 
Tirar de la pierna hacia arriba en supino 
(leg pull back) 
En estadios más avanzados de la rehabilitación es intere- 
sante estabilizar la articulación del hombro desde una posición 
en extensión. La fuerza isométrica de la musculatura peri- 
articular garantiza la estabilidad (una vez ha pasado el período 
agudo de la lesión), o en el caso de un hombro congelado, sirve 
para ampliar la movilidad en extensión en cadena cerrada en 
fases avanzadas (Fig. 9-26). 
Sentados sobre un taburete para facilitar la colocación, el 
paciente empuja hacia abajo el pedal de la silla (extensión de 
codos) mientras mantiene alargada la columna, una buena 
apertura de hombros y evitando la elevación de las costillas por 
delante. Luego hay que retornar a la posición inicial (de flexión 
de los codos y mayor extensión de hombros) ayudados por los 
muelles o resistiendo ligeramente el retorno de modo excén- 
trico (Fig. 9-25). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-24. El cisne en el Reformer. Figura 9-25. Extensión torácica en la silla. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 333 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-26. Tirar de la pierna 
hacia arriba en supino. Los 
brazos permanecen perpen- 
diculares al suelo. 
 
El cisne desde el suelo (el águila volando), 
en la silla (swan from floor, flying eagle) 
Es un ejercicio compartido también con el fortalecimiento 
de la musculatura extensora de la columna, pero, en este caso 
implica, además, una activación de los músculos extensores del 
hombro, y en una situación con la suficiente intensidad pos- 
tural como para hacerlo con precisión (Fig. 9-28). 
 
Fortalecimiento de los pectorales con aro flexible 
La colocación del aro permite activar las fibras pectorales 
superiores o inferiores. Como la mayoría de ejercicios Pilates 
con implementos, se permiten variadas coreografías y modifi- 
caciones que enriquecen el repertorio (Fig. 9-29). 
Figura 9-27. El cisne al revés en la silla. Los muelles asisten para re- 
tornar a la posición inicial. 
 
El cisne al revés en la silla (reverse swan chair) 
Si observamos el recorrido articular del hombro, veremos 
que apenas tiene amplitud. Sin embargo, podemos variar ese 
recorrido y hacerlo más fácil en las primeras etapas del apren- 
dizaje del ejercicio, si colocamos un cajón bajo los pedales que 
haga de tope, con lo que los grados de extensión serán meno- 
res. Para este ejercicio se requiere un poco de entrenamiento 
previo (Fig. 9-27). 
 
Fortalecimiento 
La rehabilitación de las actividades funcionales tiene que 
reproducir la demanda de los gestos específicos, haciendo más 
hincapié en la técnica que en la velocidad para favorecer los 
patrones adecuados de activación muscular y para no incurrir 
en una cinemática errónea. Para ello, habrá que empezar con 
poca velocidad y con control consciente para ir pasando a ve- 
locidades más funcionales y con control inconsciente. 
Como el entrenamiento funcional de la extremidad supe- 
rior suele implicar el desarrollo de patrones motores con el 
brazo por encima de la cabeza, se deben incorporar posturas 
en las que, aunque la articulación se coloque en una situación 
inestable, los ejercicios se realicen con una intensidad y una 
tensión controladas. Figura 9-28. El cisne desde el suelo (el águila volando), en la silla. 
 
 
 
334 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
El cien en el Reformer (hundred Reformer) 
Ya vimos el cien para la estabilización del tronco. En este 
caso tenemos un reto añadido: el desplazamiento del carro. De 
hecho, el desafío es mover los hombros en flexo extensión, pero 
en un arco y con una disociación de hombros que no impli- 
quen ningún desplazamiento del carro (Fig. 9-30). 
 
Respirando (breathing) 
En la patología del hombro, este ejercicio se convierte 
en un buen aliado, al solicitar con fuerza a la articulación del 
hombro, pero con un recorrido sencillo. ¡A la vez que se 
Figura 9-29. Fortalecimiento de los pectorales con aro flexible. En de- 
finitiva, se trata de una variante del ejercicio anterior del cisne desde el 
recupera el hombro se mantiene la actividad del centro! 
(Fig. 9-31). 
suelo en la silla. 
Tirando de las cuerdas sobre la caja larga 
en el Reformer (long box pulling straps) 
Además de favorecer la corrección de la cifosis, podemos 
fortalecer el dorsal ancho y mejorar la apertura de la región 
pectoral. El hombro recorre un ángulo funcional contra una 
resistencia progresivamente mayor. Esa tensión nosfacilita la 
extensión conjunta del tronco. Puesto que un factor de lesión 
en varias tendinitis del hombro es la postura en rotación in- 
terna “hombros redondeados”, podemos ayudar a corregirla 
sin sobrecargar otros tendones (Fig. 9-32). 
 
La pica en la silla desde el suelo 
(pike on floor chair) 
Es un trabajo técnico para la extensión del hombro en ran- 
Figura 9-30. El cien en el Reformer. gos protegidos. Las sinergias musculares hacen que mientras 
 
 
A B 
 
 
 
 
 
Figura 9-31. Respiración. En A, la pre- 
paración se realiza con los brazos. En 
B, se añade el puenteo y elevación de 
la pelvis. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-32. Tirando de las 
cuerdas sobre la caja larga en 
el Reformer. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 335 
 
 
Círculos de brazos (arm circles) 
 
Hay ejercicios de círculos de brazos en el Cadillac, mat 
y en el Reformer. La situación añadida aquí es la del despla- 
zamiento simultáneo del carro durante la ejecución de los 
mismos patrones de movimiento. De nuevo hay grandes po- 
sibilidades de diseñar gestos terapéuticos y funcionales, man- 
teniendo los principios de Pilates (Fig. 9-34). 
 
Ejercicios de pie fuera del Cadillac 
(de frente y de espaldas) (standing on floor) 
(facing in, facing out) 
 
Hay pocos ejercicios con una versatilidad tan grande como 
Figura 9-33. La pica en la silla desde el suelo. 
 
la cadena posterior está en estiramiento, un grupo de esos 
músculos trabajen concéntricamente. Dependiendo del pa- 
ciente, las rodillas pueden estar flexionadas ligeramente, para 
partir de una posición más cómoda (Fig. 9-33). 
éste. Tanto de frente al Cadillac, como de espaldas a él, pode- 
mos reentrenar multitud de movimientos cotidianos y depor- 
tivos. Además, podemos colocar al paciente sentado en un ba- 
lón para mejorar su propiocepción, mientras tira de los muelles, 
o colocarlo encima de dos discos rotatorios. La tensión de los 
muelles y su ángulo de inclinación también se pueden variar. 
Dependerá de lo que estemos buscando recuperar (Fig. 9-35). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-34. Círculos de brazos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-35. Ejercicios de pie fuera del Cadillac 
(de frente y de espaldas). 
 
 
 
336 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
A 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
D 
 
 
 
Figura 9-36. Ejercicios de remo 
hacia atrás (sentado en la caja 
[A y B] o sobre el carro del Re- 
former [C y D]. En E y F se mues- 
tra una variación específica para 
los músculos romboides. 
 
Ejercicios de remo hacia atrás (rowing back series) 
Es más cómodo con el paciente sentado en la caja larga 
(Fig. 9-36 A y B). La activación de la musculatura posterior 
del hombro puede hacerse en diferentes rangos de movi- 
miento, que impliquen en mayor o menor medida a los 
músculos troncoapendiculares, y tengan, por tanto, mayor o 
menor impacto también sobre la zona dorsal. De nuevo, hay 
muchas variaciones para adaptar el ejercicio al paciente. En D 
se busca mantener la posición de la figura para activar los ab- 
dominales durante los movimientos de los hombros. En E y F 
se muestra una variación específica para los músculos romboi- 
des indicada tanto en problemas de hombro como en proble- 
mas de la columna dorsal, e incluso en nucalgias. 
 
Ejercicios de brazos en el Reformer (arm work) 
Al tiempo que generamos una tensión abdominal, al incli- 
nar el cuerpo en flexión hacia atrás, extendemos los brazos en 
diferentes grados de abducción, fortaleciendo diferentes fascí- 
culos musculares del deltoides, trapecio medio, romboides, se- 
rrato anterior, dorsal ancho, tríceps, infraespinoso y redondo 
menor. Hay coreografías con numerosas variantes de movi- 
miento (Fig. 9-37). 
 
Abrazo al árbol (series de remo hacia delante) 
(hug a tree) (rowing front series) 
El “abrazo al árbol” contra la resistencia de los muelles. 
Para facilitar la postura se puede realizar sentado en la caja so- 
bre el carro. Se activan los pectorales y la cadena flexora de 
deltoides anterior, coracobraquial, bíceps y braquial anterior. 
Se debe procurar mantener las escápulas en tensión isométrica 
(Fig. 9-38). 
 
 
B 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
E 
 
 
C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
F 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-37. Coreogra- 
fía o adaptación funcio- 
nal en deportes desde el 
ejercicio de brazos sen- 
tado en el Reformer. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-38. Abrazo al 
árbol (series de remo 
hacia delante). 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 337 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-39. Apertura de pecho con cuerdas 
en el Reformer (el cisne). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-40. Fortalecimiento de los 
rotadores externos del hombro. 
 
Apertura de pecho con cuerdas en el Reformer 
(el cisne) (breast stroke) (swan) 
Desde la postura en cruz o en “T”, o para fortalecer la ab- 
ducción o la flexión, tenemos un pequeño pero suficiente re- 
pertorio en el que podemos añadir, además, la extensión de la 
columna y aprovechar para flexibilizar la zona pectoral después 
de haberla contraído (Fig. 9-39). 
 
Rotadores externos 
El fortalecimiento de los rotadores externos del hombro se 
puede hacer en múltiples posiciones y con diferentes cargas. 
En este caso presentamos una forma fácil para evitar la sobre- 
carga de la zona (Fig. 9-40). En decúbito prono, y moviendo 
sobre el eje del húmero, realizamos la rotación externa con una 
pesa. Hay versiones para poderlo realizar de un modo contro- 
lado y adaptado en sedestación y con bandas elásticas o muelles 
(como se muestra más adelante en la figura 9-43). 
 
Ejercicios de integración funcional 
El nadador (swimming) 
A pesar de la aparente sencillez de este ejercicio, se requiere 
una gran coordinación entre la estabilización del tronco para 
que no se mueva ni oscile con los movimientos, el alinea- 
miento vertebral evitando la hiperlordosis lumbar, la disocia- 
ción de hombros y piernas, y la coordinación entre los miem- 
bros superiores e inferiores (Fig. 9-41). 
Figura 9-41. El nadador. 
 
Ejercicios de pie fuera del Cadillac, sobre discos 
giratorios (standing on floor Cadillac) 
Como variantes del mismo ejercicio utilizado en fases de 
fortalecimiento (véase Fig. 9-35), podemos incluir acciones 
más relacionadas con gestos deportivos o cotidianos y añadirle 
el reto del equilibrio. A continuación exponemos algunos 
ejemplos sencillos, como cuando se realiza el ejercicio sobre 
los discos rotadores (Fig. 9-42). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-42. Ejercicios de pie fuera del Cadillac, sobre discos giratorios. 
 
 
 
338 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-43. Ejercicio lateral de brazos de rodillas en el Reformer. 
 
Ejercicio lateral de brazos de rodillas 
en el Reformer (kneeling side arms) 
En las figuras observamos toda la secuencia de extensión 
del miembro derecho desde una aducción, rotación interna y 
flexión hasta una abducción, rotación externa y extensión. 
Todo un trabajo de integración funcional. 
También podemos trabajar la rotación del hombro si, por 
ejemplo, realizamos el movimiento solamente en el eje vertical 
y rotamos externamente el hombro, o si es la mano izquierda 
la que agarra el asa e inicia el movimiento desde simple rota- 
ción externa hasta la rotación interna contra la resistencia de 
los muelles. Estos movimientos tienen una gran transferencia 
en diferentes deportes y actividades (Fig. 9-43). 
 
Apertura de psoas (variación de Eva Gentry) 
(Eve’s lunge) con ejercicio de brazo en el Reformer 
Es muy parecido al cisne en el Cadillac con apoyo en suelo 
(véase Fig. 9-21), pero ahora el esfuerzo se reparte entre el em- 
puje de la pierna sobre el carro hacia atrás y el empuje del brazo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-44. Apertura de psoas (variación de Eva Gentry) con ejercicio 
de brazo en el Reformer. 
 
Figura 9-45. El cisne en prono sobre la silla, con rotaciones. 
 
del asahacia delante. La resistencia es perfectamente regulable 
para que nos podamos centrar en el entrenamiento de la gran 
transferencia que tiene este ejercicio (Fig. 9-44). 
 
El cisne en prono sobre la silla (swan prone chair) 
con rotaciones 
Al imprimir rotación, los hombros se incorporan al movi- 
miento del tronco y de la cintura escapular en sus articulaciones 
más proximales. Podemos hacer disociaciones de un hombro 
en cualquier momento del recorrido, y hay otras variaciones 
que tienen más aplicación al codo (Fig. 9-45). 
 
PATOLOGÍA DEL HOMBRO 
 
Clasificación 
Podemos clasificar los problemas del hombro desde el 
punto de vista de la estructura anatómica afectada o desde 
un punto de vista más funcional. Si se trata de la estructura 
anatómica afectada tenemos: 
· Hueso: fracturas y procesos tumorales. 
· Articulación: esguinces y luxaciones, artritis, capsulitis ad- 
hesiva, degeneración, inflamaciones reumáticas o traumá- 
ticas. 
· Músculo: contracturas, pinzamientos tendinosos, tendini- 
tis, calcificaciones, bursitis. 
· Nervios: pinzamientos. 
Pero desde un punto de vista funcional se habla de dos 
grandes síndromes: el articular y el periarticular. 
Las articulaciones del complejo articular del hombro pue- 
den enfermar como: 
· Patología degenerativa (exceso de carga): artrosis y con- 
drocalcinosis. 
· Patología inflamatoria (en un entorno general): artritis 
reumatoide, sinovitis. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 339 
 
 
· Problemas tumorales: metástasis, tumor de Pancoast. 
· Problemas mecánicos: esguince, luxación y fracturas y pe- 
queños desplazamientos articulares que entran en el campo 
de la medicina manual. 
· Capsulitis adherente: asociada a otras patologías, la cápsula 
puede inflamarse y adherirse al cuello anatómico, doblán- 
dose el pliegue axilar sobre sí mismo y evolucionando a una 
rigidez “hombro congelado” que lleva a la atrofia de la 
musculatura de alrededor, sobre todo el deltoides. 
Pero el 90% de las patologías del hombro que cursan con 
dolor ocurren en las estructuras periarticulares, sobre todo en 
el espacio subacromial. Así encontramos tendinitis de los nu- 
merosos músculos que cruzan ese estrecho espacio anatómico 
(supraespinoso, subescapular, porción larga del bíceps) e infla- 
mación de sus bolsas sinoviales, y mialgias, bursitis y tendinitis 
de otros músculos que se insertan en la proximidad (coraco- 
braquial, dorsal ancho, pectoral mayor, pectoral menor, re- 
dondo mayor, redondo menor, infraespinoso, trapecio, dorsal 
ancho y serrato anterior). 
No hay que olvidar tampoco el dolor referido al hombro 
que puede provenir de una patología cervical, del plexo cervi- 
cobraquial, de una patología pulmonar, el diafragma y muy a 
menudo del corazón en los infartos subagudos de miocardio. 
En todo caso, para el tratamiento y rehabilitación con el 
método Pilates podemos clasificar la patología del hombro en 
tres grandes síndromes que nos ayudan mejor a trazar el plan 
de tratamiento atendiendo a sus causas: 
· Hombro doloroso: afectación periarticular. 
· Hombro inestable: inestabilidad osteopática, luxación. 
· Hombro rígido: postraumatismos, artrosis, capsulitis, etc. 
Tratamiento de la hipomotilidad. 
 
Criterios para la rehabilitación del hombro 
con Pilates 
La rehabilitación funcional del hombro se debe centrar en 
cuatro pilares fundamentales: 
· Desarrollar la estabilidad, ya que se trata de la articulación 
más móvil de todo el cuerpo y la inmensa mayoría de sus 
problemas provienen de ese exceso de movilidad o de la 
incorrecta movilización del complejo articular del hom- 
bro. Por ello hay que buscar ejercicios que respeten los di- 
ferentes arcos de movimiento con una buena estabiliza- 
 
 
ción de base, entre los que se incluyen ejercicios que es- 
tabilizan la escápula respecto al tronco (tonificando la 
musculatura entre la escápula y la columna y costillas) y 
ejercicios que estabilizan la escápula respecto al brazo 
(músculos troncoapendiculares tanto posteriores como an- 
teriores). 
· Para lograrlo es muy importante tener conciencia del mo- 
vimiento por lo que el segundo pilar esencial es la integra- 
ción de la propiocepción, del control neuromuscular, a par- 
tir del aprendizaje de la disociación del movimiento del 
hombro respecto de otras movilizaciones sincrónicas. Se 
sabe que las actividades que favorecen la conciencia de la 
propiocepción facilitan otras vías aferentes compensatorias 
que hacen más fácil la fluidez en el gesto sin tensiones pa- 
tomecánicas. 
· La necesaria estabilización dinámica entrena la fuerza de 
las estructuras musculares y tendinosas para que trabajen 
juntas como “pares de fuerza” y puedan vencer las resisten- 
cias propias de las habilidades específicas. Es importante 
concentrarse en la fase excéntrica del trabajo muscular y 
practicando suficientes repeticiones pero con poca resisten- 
cia. La extremidad superior se ve constantemente sometida 
a tensión con fuerzas inesperadas que hay que preactivar y 
entrenar y para ello hay que incluir actividades funcionales 
que reproduzcan la participación real en las actividades del 
día a día.10 
· La movilidad del hombro muchas veces ocurre en relación 
a otros movimientos de otras partes del cuerpo. La descom- 
posición de los gestos nos permite entrenar cada una de sus 
partes, bien como movilidad, como fuerza, como disocia- 
ción o como propiocepción, pero al final habrá que ar- 
marlo todo y especialmente cuando se trata de gestos com- 
plejos, como en los deportes. Habrá pues que integrarlos 
funcionalmente. Con la utilización de los implementos y 
las máquinas intentaremos reproducir movimientos fun- 
cionales, controlados, con el desafío de superficies inesta- 
bles o no, hasta conseguir una actividad fluida, coordinada 
y eficaz. 
Hay que recordar que muchas de las actividades para el 
hombro son igualmente eficaces para la rehabilitación del 
codo, la muñeca y la mano, por lo que habrá ejercicios especí- 
ficos para esas articulaciones pero también habrá muchas acti- 
vidades en el entorno Pilates que integren funcionalmente a 
todas las articulaciones del miembro superior (Tabla 9-1). 
Tabla 9-1. Ejercicios propuestos para el hombro, por máquinas y conceptos 
 Mat Implementos Cadillac Reformer Silla Barril TOTAL 
Estabilización 
Movilización 
Fortalecimiento 
Integración funcional 
2 
4 
0 
1 
4 
7 
4 
0 
0 
6 
2 
1 
4 
1 
8 
1 
1 
2 
2 
1 
0 
1 
0 
0 
11 
21 
16 
4 
TOTAL 7 15 9 14 6 1 52 
De la tabla se deduce que los implementos, el Cadillac y el Reformer son las principales herramientas en el tratamiento de los problemas del hombro. Las dos 
primeras para la movilización y el Reformer para el fortalecimiento. 
 
 
 
340 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
Protocolo general de tratamiento Pilates 
en patología del hombro 
 
La rehabilitación de los problemas del hombro debe nor- 
malizar la movilidad articular y equilibrar todos los pares de 
fuerzas musculares que actúan sobre el complejo del hombro. 
Eso requiere que el tratamiento esté basado en los hallazgos de 
la exploración y la evolución del paciente más que en tener 
protocolos para cada categoría de diagnóstico.11 
Fase I: En los primeros días tras una lesión o una interven- 
ción quirúrgica lo que predomina es el dolor y la inflamación. 
Durante esta fase es preciso controlar la motilidad sin exacerbar 
el dolor o la inflamación, para de esa forma influir favorable- 
mente sobre la recuperación. Para ello se puede movilizar cui- 
dadosamente, de manera frecuente, y dentro de los límites in- 
doloros y no lesivos. 
A veces, cuando se completa la reparación de la lesión o la 
cicatriz, puede aparecer dolor y disfunción, quedando además 
acortamientos de los tejidos que pueden requerir procedimien- 
tos agresivos de elongación tanto pasivos como activos. 
Por otra parte, a menudo es necesario reeducar a los pa- 
cientes para ayudarles a evitar lospatrones disfuncionales del 
movimiento, como el encogimiento del hombro y la elevación 
de la escápula. 
Fase II: La cinesiterapia va encaminada a mejorar la mo- 
vilidad articular por el estiramiento capsuloligamentario y 
muscular y a proporcionar una buena estabilidad de todo el 
complejo articular que facilite el trabajo muscular ergonómico, 
procurando que el movimiento se origine desde las escápulas, 
manteniéndolas estabilizadas durante el mayor rango de mo- 
vimiento posible. 
Aunque algunos aconsejan no solicitar los tendones du- 
rante un período de 3 a 4 semanas, consideramos que se puede 
progresar con el entorno Pilates de una manera más rápida. 
La cinesiterapia pasiva se utiliza en la fase aguda, combi- 
nando la movilización pasiva, contracciones isométricas y fases 
de relajación muscular. 
Los muelles de las máquinas Pilates, pero especialmente los 
implementos, ayudan perfectamente tanto en esta cinesiterapia 
pasiva como en la activa. 
Fase III: En la cinesiterapia activa se pretende mejorar la 
amplitud articular e incrementar la fuerza muscular en las úl- 
timas fases del tratamiento mediante ejercicios contra una re- 
sistencia progresiva. 
Fase IV: Se añade el reto al equilibrio, junto a una sucesión 
fluida de los ejercicios que se aproxime a una rehabilitación 
integral de gestos funcionales, y que afectan a todo el miembro 
superior. 
Cada caso es diferente y por eso debe abordarse según la 
intensidad de la afectación y sus causas. 
 
Hombro doloroso: tendinitis y bursitis 
La patología del complejo articular del hombro es en un 
90% debida a un problema subacromial con diferentes en- 
 
 
tidades nosológicas según el tendón afectado. La historia clí- 
nica y la exploración minuciosa son claves para determinar 
no solamente la estructura anatómica afectada sino para co- 
nocer el mecanismo de la lesión y, por lo tanto, instaurar 
un tratamiento exitoso y dirigido a la causa. Cada músculo 
tiene una acción específica y el gesto que ha llegado a pro- 
vocar una inflamación por repetición o por traumatismo 
agudo está claramente relacionado, sobre todo en el caso de 
los deportistas. 
El tendón del hombro más comúnmente afectado en la 
población en general es el del músculo supraespinoso, se- 
guido del bíceps braquial (porción larga), el subescapular y 
el infraespinoso. 
Para conocer el tendón implicado disponemos de diferentes 
pruebas, además de la presión sobre el mismo que requiere un 
buen conocimiento anatómico y clínico: 
· La prueba para el supraespinoso consiste en poner en evi- 
dencia el dolor con el hombro en abducción de 90°, flexión 
de 30° y rotación interna (pulgar apuntando al suelo) y rea- 
lizando entonces una abducción contra resistencia. 
· Prueba del subescapular: la rotación interna contra resis- 
tencia provoca dolor. 
· Prueba del infraespinoso y redondo menor: con el brazo 
en rotación interna delante del tronco se presiona debajo 
del ángulo posterior del acromion (infraespinoso) o ha- 
ciendo rotación externa contra resistencia con el brazo en 
90° de abducción (redondo menor). 
· Prueba del bíceps (porción larga): puede estar afectado en 
su inserción en el labrum glenoideo superior, intraarticular 
o a nivel de la corredera bicipital del húmero, o romperse 
el ligamento humeral transverso que estabiliza el tendón 
en la corredera bicipital y luxarse éste. Se manifiesta por 
dolor en la cara anterior del hombro que se agudiza en la 
flexión del codo contra resistencia, la supinación del ante- 
brazo contra resistencia con el codo a 90°, y el estiramiento 
del tendón en la extensión pasiva forzada. 
Las tendinitis repetidas pueden llevar a la rotura del tendón 
o a la calcificación. Además pueden afectarse las bolsas sino- 
viales que los protegen en su recorrido, dando sintomatología 
más aguda e incapacitante que suele requerir una infiltración 
para su manejo inmediato. 
 
 
El orden en la secuencia de activación de los músculos del 
hombro es esencial para entender el origen de los problemas 
del hombro por tendinitis. 
 
 
Tendinitis 
Se trata de una patología por sobreuso, por fricción o por 
pinzado del tendón entre el techo anatómico del hombro 
(acromion, apófisis coracoides y el ligamento acromiocoracoi- 
deo entre ambos formando una continuidad) y el húmero o 
en la corredera bicipital. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 341 
 
 
El dolor comienza tras realizar una determinada actividad 
(grado 1) hasta que se hace continuo durante dicha actividad 
(grado 2) y en reposo (grado 3). Para diagnosticar correcta- 
mente un tendinitis hay que realizar varias maniobras: 
· La contracción isométrica del músculo afectado provoca 
dolor. Hay que comprobarlo tanto en posición neutra del 
músculo como en diversos puntos del arco de movimiento, 
con el fin de alterar la longitud y el ángulo de tracción del 
músculo. 
· La palpación exacta de la estructura afectada provoca dolor, 
por lo que hay que hacerla accesible a la palpación. 
· El alargamiento pasivo del tendón también puede doler, 
pero sobre todo en el final del recorrido del movimiento 
activo antagonista, cuando se produce una contracción ex- 
céntrica del músculo cuyo tendón está afectado. 
 
Tendinitis del supraespinoso 
 
Esos pequeños microtraumatismos en el caso del tendón 
del supraespinoso ocurren a unos 2 centímetros de su inser- 
ción, en una zona cuya irrigación se reparten 2 arterias (una 
superior y otra inferior), dejando entre ellas una zona peor vas- 
cularizada y por tanto con peor capacidad de reparación, lla- 
mada la “zona crítica avascular de Codman*”. 
La movilidad pasiva es casi normal, pero la activa está li- 
mitada a 45-90° de abducción, ya que a partir de esos grados 
de separación del hombro el dolor hace imposible seguir con 
la elevación de forma activa. De forma pasiva podemos supe- 
rarlo, y a partir de los 120° se puede continuar también acti- 
vamente. Esa zona de dolor agudo es lo que se conoce como 
“arco doloroso” (arco de movimiento entre los 90 y 120° que 
provoca dolor y en el que la zona avascular de Codman del 
tendón supraespinoso –inflamada– se comprime entre el acro- 
mion y el húmero). 
En la forma aguda el dolor se instaura en pocas horas en la 
cara anterior y externa del hombro (con menor frecuencia en 
la región escapular) y puede irradiarse al codo o a la región 
pectoral simulando una angina de pecho. Por la noche, con el 
apoyo y el calor de la cama el dolor se exacerba y el paciente 
tiene que buscar un sillón para poder descansar. 
La abducción y las rotaciones están limitadas y dificultan 
o impiden al paciente realizar actos como peinarse, asearse o 
vestirse. 
En la forma crónica el dolor se instaura a lo largo de sema- 
nas. La abducción activa está menos limitada que en la forma 
aguda y puede llegar a 100° y la pasiva puede ser prácticamente 
completa si se realiza lentamente. Las rotaciones también están 
limitadas, aunque son menos dolorosas. 
En ambos casos los AINES son poco efectivos, aunque fun- 
 
 
Rotura del manguito rotador 
Los desgarros del manguito rotador afectan al supraespi- 
noso, el infraespinoso, el subescapular o varios. Suele haber un 
antecedente de caída o esfuerzos de lanzamientos. Se afecta en- 
tonces la abducción y la rotación externa. En los desgarros gra- 
ves el paciente es incapaz de realizar esos movimientos, pero 
lo normal es que no se llegue a la rotura completa. 
En los jóvenes, la rotura del manguito rotador (traumática 
o por sobreuso) afecta a los rotadores internos y se manifiesta 
por dolor en la cara anterior del hombro, con dificultad para 
realizar la rotación interna. En los adultos y ancianos la rotura 
se produce progresivamente y afecta, especialmente, a la mo- 
vilidad para la abducción y la flexión, que resulta dolorosa y 
con crepitaciones. Los mecanismos de producción son por 
problemas anatómicos, mala movilidad escapular (frecuente), 
degeneración del tendón, microtraumatismosfrecuentes, y so- 
breuso (en deportistas). Se suele tratar más bien de una “ten- 
dinosis” que con el tiempo va provocando rupturas fibrilares 
hasta llegar a la rotura completa. 
No hay ninguna relación entre la gravedad de la rotura y 
el déficit funcional que sufre el hombro como consecuencia 
del daño. 
En caso de rotura, lo mejor es programar la intervención, 
pero sin excesiva urgencia. 
 
Bursitis 
La bursitis subacromial y subcoracoidea se instaura de 
forma aguda y los signos inflamatorios se aprecian claramente. 
La abducción está limitada y, además del dolor, se aprecian 
los otros signos de la inflamación: calor, enrojecimiento y tu- 
mefacción. 
El mejor tratamiento es la infiltración y, para evitar las re- 
caídas, un entrenamiento con Pilates que mejora el alinea- 
miento y la disociación de los hombros. 
 
La bursitis es muy dolorosa e incapacitante en cuestión de ho- 
ras. Pero el tratamiento mediante infiltración también es de efectos 
inmediatos. 
 
 
Tendinitis calcificadas 
Su diagnóstico es radiológico, observándose una pequeña 
zona de mayor densidad ósea en el recorrido del tendón su- 
praespinoso, aunque solamente en el 40% de los casos da sín- 
tomas clínicos. Se atribuye a microtraumatismos de repetición. 
Normalmente se presenta de forma insidiosa, similar a un hom- 
bro doloroso de cualquier tipología, con limitación de la ab- 
ducción y la rotación, y dolor a la presión en la zona tendinosa. 
cionan algo mejor en los casos crónicos. 
El ácido acético tiene un efecto descalcificador. Por eso es útil 
* Ernest A. Codman, 1869-1940, cirujano. Hospital General 
Massachusetts, Boston. 
aplicado en iontoforesis o simplemente los emplastos con gasas 
con vinagre. 
 
 
 
342 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
Tratamiento convencional 
Tras un reposo muy breve debe iniciarse la movilización 
asistida, evitando el dolor, pasando a fuerzas repetitivas suaves 
que ayudan al proceso de cicatrización. Poco a poco se inician 
las cargas concéntricas y excéntricas, siendo el dolor el indica- 
dor de la progresión; se empieza con muy poca carga y a velo- 
cidades lentas, aumentando cada cierto número de ciclos la re- 
sistencia y la velocidad. 
En la fase inicial (dolor) puede ser necesaria la inmovili- 
zación en cabestrillo para la deambulación y buscar posiciones 
de descanso del tendón lesionado, ejercicios pasivos o asisti- 
dos en recorrido no doloroso cuando se toleren y, en la se- 
gunda fase (a las tres o cuatro semanas), ejercicios suaves de 
resistencia, progresando lentamente hasta los seis meses, ya 
que la reparación del tendón es bastante lenta. Hay que evitar 
durante las fases del tratamiento llevar la mano a la espalda 
porque puede provocar una recaída de los síntomas; este es 
un movimiento que debe poder realizarse al final del proceso 
terapéutico. 
 
Protocolo Pilates en el hombro doloroso 
Como la mayoría de los problemas obedecen a tendinitis 
y desgarros de las inserciones tendinosas, plantearemos el tra- 
tamiento bajo esa perspectiva. 
 
Fase I: control del dolor y movilización pasiva 
Mientras haya inflamación aguda y dolor, hay que procurar 
el reposo articular incluso mediante un apoyo en cabestrillo. 
Pueden funcionar medidas fisioterápicas, como ultrasonidos y 
termoterapia o crioterapia. 
En cuanto ceda la inflamación aguda iniciamos moviliza- 
ciones pasivas en rangos articulares no dolorosos. Eso ayuda a 
activar el drenaje inflamatorio y a recuperar mecanismos pro- 
pioceptivos. Casi a continuación, con la asistencia de diferentes 
implementos, el paciente comienza a disociar movimientos del 
hombro, facilitados por el balón, pelotas o cilindro. Durante 
estos ejercicios o “fragmentos” de ejercicios hay que incorporar 
también la movilización pasiva del codo. 
Normalmente en un breve tiempo se dispone de un reco- 
rrido articular indoloro que abarca bastantes situaciones fun- 
cionales (Fig. 9-46). 
 
Fase II: ejercicios activos asistidos 
Se inicia el control motor mediante contracciones isomé- 
tricas pero, para ello, hay que diseñar ejercicios en descarga 
articular (concepto Sohier) intentando la liberación de la 
articulación, como en el ejercicio de la figura 9-47. Un ele- 
mento esencial para ello es la estabilización de la escápula du- 
rante el movimiento, pero también en diferentes posturas es- 
táticas: “llevar las escápulas a los bolsillos posteriores” y a su 
vez entrenar la disociación del movimiento escapular del mo- 
vimiento del húmero (Fig. 9-47). 
 
Figura 9-46. Fase I del hombro doloroso: movilización y disociación 
indolora del hombro, una vez disminuya la inflamación. 
 
De nuevo, deberemos incorporar el codo de una manera 
activa (con especial cuidado en los casos de tendinitis del bí- 
ceps). Al término de esta fase incorporamos ejercicios en ca- 
dena cerrada que ayudan a la movilización sin apenas carga. 
Los ejercicios activos asistidos se hacen en varias secuencias: 
· En posición baja, elevar hasta antes del punto doloroso y 
hacerlo en varios planos. 
· En posición alta (por encima de la zona de dolor –normal- 
mente más de 90°–, que hemos obtenido pasivamente): 
mantenerla, luego llevarla hasta el máximo, y volver a la 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-47. Asistencia 
manual de descompre- 
sión. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 343 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-49. Movilizaciones con énfasis en el estiramiento de tejidos 
blandos (fase IIIa). 
 
en ligero estiramiento para, finalmente, pasar a ejercicios ex- 
céntricos y concéntricos. 
· Subfase IIIa: Estiramientos (Fig. 9-49). 
· Subfase IIIb: Isométricos (Fig. 9-50). 
· Subfase IIIc: Concéntricos (Fig. 9-51). 
 
Fase IV: progresión en fuerza, movilidad y control 
Figura 9-48. Fase de ejercicios activos asistidos en un hombro dolo- 
roso (fase II). Dependiendo de la actividad del paciente diseñaremos se- 
cuencias de ejercicios que le supongan una continuidad de 
posición de partida. Hay que enseñar continuamente la di- 
sociación escapular. 
· En todo el recorrido: primero por vía anterior (flexión), 
más adelante en abducción progresiva (Fig. 9-48). 
 
Fase III: estiramientos y fortalecimiento 
La resistencia de bandas elásticas o de muelles se hace más 
progresiva. También, se hacen cargas pasivas en cadena cerrada 
(como en la cuadrupedia). Por otro lado, se continua movili- 
zando en el rango de movimiento indoloro y facilitando esti- 
ramientos. 
Al introducir ejercicios de fuerza debemos seguir una se- 
cuencia: iniciar primero estiramientos y, cuando no haya dolor, 
sugerimos contracciones isométricas en posición neutra y luego 
Figura 9-50. Ejemplos de cargas isométricas progresivas (fase IIIb). La 
intensidad y el ángulo de carga varían según el paciente, la patología 
y la evolución. 
 
 
 
344 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-51. Evolución hacia for- 
talecimiento muscular concén- 
trico en rangos poco agresivos 
(fase IIIc). 
 
movilidad, fuerza, corrección postural propioceptiva y coor- 
dinación. 
· Subfase IVa: inicial (Fig. 9-52). 
· Subfase IVb: avanzada (Fig. 9-53). 
Casos particulares: 
· Tendinitis del supraespinoso: el miembro superior no debe 
sobrepasar la línea media del cuerpo hacia atrás (no hacer 
extensión del hombro), ni llevar la mano detrás de la es- 
palda, salvo al final del tratamiento. Los ejercicios isomé- 
tricos iniciales deben tener un componente aductor, inclu- 
Figura 9-53. Ejercicios para el hombro doloroso en una fase IV 
avanzada con mayores solicitaciones, buscando la recuperación fun- 
cional. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-52. Ejercicios para una fase IV inicial para progresar en la movilización, fuerza, coordinación y corrección postural. 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 345 
 
 
yendo progresivamente contracciones isométricas en dife- 
rentes posiciones del rango de rotación. 
· Tendinitis del infraespinoso ydel redondo menor: al ser 
los dos únicos rotadores externos debemos evitar al princi- 
pio (fases I y II) las contracciones en rotación externa, pero 
sí que debemos movilizar de forma pasiva y asistida en esa 
dirección, para evitar el acortamiento rotador interno por 
predominio de los antagonistas. Los ejercicios activos se 
realizan en ligera abducción. 
· Tendinitis del subescapular: para evitar el estiramiento del 
músculo, en las fases I y II inicial debe procurarse movilizar 
el hombro en flexión y rotación interna, evitando los ejer- 
cicios contrarios: extensión, rotación externa y abducción 
extrema. 
· Tendinitis del bíceps (porción larga): Hay que evitar las 
rotaciones externas y la retropulsión del hombro por el ti- 
rón que sufre el tendón en el túnel de la corredera bicipital. 
Así pues, los ejercicios de disociación del hombro no deben 
realizarse con el hombro en flexión de 90°. Cuando cede 
la inflamación ya se pueden iniciar esas movilizaciones e 
incluir ejercicios activos para recuperar la extensión com- 
 
 
Clínica 
 
El aspecto del hombro es de un “hachazo” que hace pro- 
minente al acromion. Se palpa la cabeza humeral por delante 
y debajo del mismo. El paciente resiste el mínimo intento de 
movilización pasiva y la abducción activa del brazo. El antece- 
dente lesivo es de gran valor. 
Hay que descartar la lesión del nervio axilar (o circunflejo), 
que ocurre en el 10% de los casos (y provoca una parálisis del 
deltoides y una anestesia en la cara lateral del brazo), así como 
la incidencia de lesiones óseas, como la fractura del troquiter 
o tuberosidad mayor. 
La tercera parte de las luxaciones de hombro se hacen re- 
cidivantes, mientras que la mitad de ellas pueden permanecer 
asintomáticas o con pequeños síntomas de inestabilidad oca- 
sional. La exploración de la movilidad completa y la atrofia de 
alguna musculatura suele orientar el diagnóstico de estos casos 
más especiales. 
 
Tratamiento general 
pleta del codo. 
El tratamiento implica la reducción para la recolocación de 
Son frecuentes las recaídas durante el tratamiento, por no dar 
tiempo a la estabilización de los progresos beneficiosos. El hom- 
bro quiere volver pronto a la actividad y, a veces, es prematuro. 
 
 
Hombro inestable: luxación de hombro 
La luxación de hombro es un problema relativamente fre- 
cuente y que suele estar abocado a intervención, especialmente 
en jóvenes. Por ello, debemos hacer un especial hincapié en 
conseguir un buen fortalecimiento alrededor de la articulación 
y, sobre todo, un reentrenamiento de las posiciones del hom- 
bro. La literatura científica no avala que se pueda evitar la ope- 
ración, y nosotros apostamos por retrasarla. 
En este apartado planteamos el tratamiento después de una 
luxación. Si se ha producido una operación, lo trataremos en 
el apartado siguiente. 
 
Etiología 
Su origen es traumático, por lo que es más frecuente entre 
la población joven. La gran diferencia entre el gran tamaño de 
la cabeza humeral y el relativamente pequeño enclave glenoi- 
deo escapular se corrige, en parte, por un rodete glenoideo car- 
tilaginoso. Pero, a pesar de ello, se requieren otros elementos 
estabilizadores del hombro que no son otros que los músculos 
y sus tendones. Otras veces se trata de un exceso de movilidad 
que no llega a provocar la luxación, pero el paciente nota que 
el hombro está muy “suelto” y que, en ocasiones, se le bloquea 
durante un determinado movimiento (como en rotación ex- 
terna y extensión del hombro al intentar alcanzar algo). 
La luxación más frecuente de la cabeza humeral (95%) es 
la luxación anterior por una caída, apoyando con el codo ex- 
tendido y el brazo en ligera separación. 
la cabeza en su cavidad glenoidea seguido de una inmoviliza- 
ción y fisioterapia para combatir la inflamación causada. Tras 
la reducción de la luxación, en el anciano, la problemática ma- 
yor es la rigidez del hombro, por lo que la recuperación del 
rango articular se inicia a la segunda semana, pero evitando la 
rotación externa durante seis semanas. 
Si el paciente es joven, se le inmoviliza por 2-4 semanas,12 
evitando la abducción y la rotación externa otras 4 semanas 
más, mientras el paciente rehabilita la rotación interna. Hay 
que trabajar los estabilizadores dinámicos de la articulación, 
esto es: la movilidad escapulotorácica, el manguito rotador, y 
el tendón largo del bíceps. 
Cuando se producen más de 2 luxaciones en un mismo 
hombro, esto indica que el tratamiento conservador ha sido 
incapaz de solucionar el problema, ya que ha quedado una la- 
xitud suficiente para provocar la lesión al mínimo trauma. Por 
ello, el tratamiento final en estos casos será necesariamente qui- 
rúrgico. Las técnicas quirúrgicas utilizan el reforzamiento de 
la cápsula articular mediante plicas o la reinserción de los 
músculos para intentar evitar la recidiva, como el coracobra- 
quial, el subescapular y la porción corta del bíceps. 
 
Tratamiento de la inestabilidad e hipermovilidad: 
protocolo Pilates 
 
En los casos de inestabilidad del hombro, luxaciones o su- 
bluxaciones, nuestra propuesta de tratamiento tiene 3 fases: 
estabilización, fortalecimiento y la integración funcional. Aún 
así, algunos pacientes presentan recidivas; nos falta casuística 
para demostrar la efectividad del método Pilates comparado 
con otras metodologías de tratamiento, pero los resultados son 
esperanzadores. 
 
 
 
346 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
Fase I: estabilización isométrica 
En este caso, durante la fase aguda con lesión de los liga- 
mentos tras el traumatismo debe procederse a inmovilizar entre 
una y tres semanas, dependiendo de la edad del paciente. 
 
Para conseguir una buena estabilización del hombro, hay que 
trabajar correctamente la musculatura, pero, además, volver a es- 
tablecer un patrón de movimiento estable y eso lleva tiempo. 
 
Cuando se reanude el movimiento, el ejercicio debe reali- 
zarse en el arco de movimiento libre de dolor, evitando cuida- 
dosamente los extremos que fuercen las estructuras lesionadas. 
Por lo general las luxaciones se producen en dirección anterior 
e inferior, por lo que hay que evitar los extremos de abducción, 
rotación externa e hiperextensión hasta que se haya producido 
la curación y el fortalecimiento muscular adecuado. 
Hay ejercicios en contracciones isométricas para recuperar 
la sensación de estabilidad y otros de movilización asistida en 
rangos de movilidad seguros, para mayor seguridad de los me- 
canismos propioceptivos (Fig. 9-54). 
 
Fase II: fortalecimiento del manguito cortador 
Para tratar una luxación e intentar prevenir subluxaciones 
o episodios repetidos, es muy importante incorporar el equili- 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-55. Inicio del fortalecimiento del hombro inestable pero con 
variadas posibilidades (fase II). 
 
brio del manguito de los rotadores. Es especialmente impor- 
tante recuperar el trabajo rotador externo del infraespinoso y 
redondo menor, pero también el de la porción posterior del 
deltoides y supraespinoso, que pueden reducir el desplaza- 
miento excesivo hacia abajo y delante de la cabeza humeral. 
Esto se demostró al estudiar a un grupo de bateadores de béis- 
bol (con gran incidencia de problemas de hombro) frente a 
un grupo de no bateadores. La relación de fuerzas de los ro- 
tadores externos era significativamente menor que la de los 
rotadores internos.13 De todas formas, una hipermovilidad 
articular en ciertos planos no significa que la articulación sea 
hipermóvil en todos ellos. 
En los ejercicios para equilibrar el manguito de los rotado- 
res es importante su fortalecimiento tanto excéntrico como 
concéntrico. Su realización con el equipamiento Pilates pro- 
porciona una resistencia más uniforme durante todo el reco- 
rrido del movimiento. 
Figura 9-54. Inicio del tratamiento del hombro inestable: ejercicios 
para iniciar la estabilización y la propiocepción (fase I). 
Por supuesto eso implica fortalecer también los rotadoresinternos (Fig. 9-55). 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 347 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-56. A medida que se fortalece el hombro se van incorporando ejercicios de integración funcional (fase III) como los que se proponen en 
esta serie. La selección correcta facilita una evolución positiva y rápida. 
 
Fase III: integración funcional 
Algunos ejercicios que en otras patologías se realizan en las 
fases iniciales, en este caso ocupan un importante papel en la 
integración funcional ante las demandas de las actividades pro- 
fesionales y cotidianas (Fig. 9-56). 
 
Hombro rígido: traumatismos y poscirugía 
Causas 
Por caídas, golpes, accidentes de tráfico, etc., tanto las 
articulaciones como los huesos y los músculos pueden lesionarse. 
Si el problema es una distensión (esguince) de la articula- 
ción esternoclavicular y acromioclavicular, una vez pasado el 
período agudo, hay que ejercitar el pectoral menor, pectoral 
mayor y la porción superior del trapecio. 
La fractura de clavícula es muy común en niños y jóvenes. 
Durante las 6-8 primeras semanas se inmoviliza con una ortesis 
en ocho y cabestrillo. Posteriormente habrá que rehabilitar 
conforme al protocolo común que exponemos más tarde, al 
igual que en la rehabilitación posquirúrgica tras intervenciones 
en el hombro. 
Lo mismo ocurre en las intervenciones por luxaciones re- 
cidivantes del hombro, o tras episodios reumáticos o de infla- 
maciones traumáticas que obligan a inmovilizar el hombro un 
tiempo suficiente como para que se inicie una rigidificación 
de su arco de movilidad. 
 
Clínica 
El hombro ha sufrido un traumatismo, una inflamación 
aguda o una intervención quirúrgica. El resultado es que ha 
 
pasado un tiempo y sigue teniendo restricciones al movi- 
miento, tanto a la exploración pasiva como a la movilidad ac- 
tiva. Se impone pues un tratamiento intensivo para devolverle 
su principal cualidad: el movimiento. 
Bien sea como consecuencia de un traumatismo directo in- 
tenso, con una inmovilización del brazo, o con una inflamación 
reumática, puede aparecer un dolor que se irradia incluso hasta 
la muñeca (dermatoma C5) que cuando está inflamado activa- 
mente provoca dolor nocturno e imposibilidad de yacer sobre 
el lado afectado y que puede acabar en una retracción de la cáp- 
sula articular (“hombro congelado” o “capsulitis adhesiva”). 
 
Tratamiento convencional 
El tratamiento puede realizarse durante los estadios inicia- 
les mediante técnicas de movilización con movimientos acce- 
sorios, facilitando el deslizamiento y la separación de las su- 
perficies articulares. 
Después del tratamiento pasivo es necesario que el paciente 
realice numerosas repeticiones pero de forma activa bien sea 
asistida o no. 
 
Protocolo Pilates 
Fase I: isometría y estiramientos indoloros 
Durante las 2-3 primeras semanas tras el alta hospitalaria 
o el cese de la inflamación. 
Hay que luchar contra el dolor y la rigidez con varias tera- 
pias conjuntamente: termoterapia, masaje, hidromasaje, elec- 
troterapia, etc., para iniciar ejercicios con contracciones iso- 
métricas en varios planos, más estiramientos PNF y pasivos en 
amplitudes reducidas y no dolorosas (Fig. 9-57). 
 
 
 
348 
 
 
 
PARTE ESPECIAL 
 
 
céntrica, incluyendo trayectorias diagonales y espirales, junto 
a trabajos propioceptivos (Fig. 9-59). 
El criterio para un hombro intervenido quirúrgicamente 
se explica en el recuadro “Hombro quirúrgico” de la página si- 
guiente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9-57. Movilizaciones en un entorno seguro durante la primera 
fase I tras un traumatismo, intervención o secuelas de rigidez. Siempre 
tras la desaparición de la inflamación. 
 
Fase II: movilización articular y progresiva 
Entre las 3-6 semanas, una vez recuperado un rango fun- 
cional de movimiento. 
La movilización debe incluir a la articulación escápulo to- 
rácica además de la escápulohumeral. Los estiramientos son 
más amplios y reiterados pero igualmente indoloros. Una vez 
conseguido un rango libre de dolor se inicia la tonificación 
muscular poco a poco y con pequeñas cargas (Fig. 9-58). 
 
Fase III: fortalecimiento e integración funcional 
En una tercera fase se incorporan variados ejercicios que 
implican movilidad articular y fuerza isométrica intensa y ex- 
Figura 9-58. Propuesta de ejercicios para ir aumentando la movilidad 
sin dolor, y a la vez iniciar una tonificación muscular en el hombro rígido 
(fase II). 
 
 
 
Capítulo 9. El hombro 349 
 
 
debilidad de los músculos inervados por ese nervio, sensaciones 
de hormigueo, falta de sensibilidad, etcétera. 
Hay algunos casos especialmente típicos en el hombro: 
· Síndrome del desfiladero torácico: se produce por com- 
presión del plexo braquial, la arteria y vena subclavia, a 
su paso entre el músculo subclavio y la clavícula por de- 
lante, la primera costilla por debajo y los músculos esca- 
lenos anterior y medio a los lados. Hay factores anatómi- 
cos (como la “costilla cervical”) que lo favorecen y en 
función de los nervios más afectados pueden variar los 
síntomas, que se exacerban con la abducción y rotación 
externa, como una paciente que tras pasar por numerosos 
médicos incluidos psiquiatras me refería que “se le dor- 
mían las manos cuando miraba a la gente”, hasta que in- 
sistiendo en la anamnesis pude aclarar que eso le ocurría 
cuando iba en autobús y en metro agarrada al asidero de 
arriba, y giraba la cabeza para mirar a los otros pasajeros!! 
· Neuropatía supraescapular: por compresión de ese nervio 
a su paso por la escotadura del mismo nombre, provocando 
debilidad de los músculos supra e infraespinosos con la 
Figura 9-59. La recuperación de la integridad funcional (fase III) implica 
la realización de ejercicios con amplios rangos de movilidad, pero tam- 
bién de fuerza. Se proponen variadas posibilidades. 
 
 
HOMBRO QUIRÚRGICO 
 
En casos de intervención, el hombro permanece inmovilizado 
cierto tiempo (dependiendo del problema) pero podemos esta- 
blecer 4 fases: 
· Fase I: 5-15 días después de la cirugía: 
– Trabajo isométrico de tríceps y bíceps. 
– Movilización pasiva temprana en rangos de movimiento sin 
dolor. 
– Protracción-retracción. 
– Movilización asistida con balón o cilindro. 
– Flexoextensión asistida del codo en pronación de la mano. 
Evitar la supinación del codo. 
· Fase II: 3.a semana: 
– Ejercicios resistidos en todos los planos, pero sin rotación. 
– Ejercicios asistidos de flexoextensión del codo (sin supina- 
ción). 
– Trabajo isométrico del pectoral. 
· Fase III: 4.a-5.a semana: 
– Ejercicios resistidos en todos los planos, con rotaciones. 
– Ejercicios resistidos en flexoextensión con pronosupinacio- 
nes de la mano. 
– Iniciar actividades y movimientos adecuados. 
 
 
Lesiones del plexo braquial 
Bien sea por traumatismos (golpes sobre el hombro que 
provocan congestión, hematomas, etc.) o por hiperactividad 
de los músculos de la zona (como ocurre en los músicos y en 
ciertas profesiones), puede producirse una compresión de de- 
terminados nervios a su paso por zonas especialmente com- 
prometidas anatómicamente. El resultado es una progresiva 
consecuente limitación de la abducción y de la rotación ex- 
terna del hombro. 
· Nervio torácico largo: encargado de inervar al importante 
músculo serrato anterior, motivando una escápula alada y 
debilidad para la abducción. 
· Síndrome del espacio cuadrilátero: en algunos profesiona- 
les y en deportistas de gimnasio puede ocurrir la compre- 
sión del nervio axilar y la arteria circunfleja posterior a su 
paso por una estrecha ventana que forman el redondo me- 
nor, el redondo mayor, el tendón largo del tríceps y el cue- 
llo del húmero. Hay dolor intermitente del hombro que 
aumenta con el trabajo de los brazos, con sensación de ten- 
sión en la zona. El dolor aumenta con la abducción y rota-

Continuar navegando