Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
El hombro RECUERDO ANATÓMICO La articulación del hombro es la articulación de mayor mo- vilidad gracias a que se trata de todo un complejo articular en el que están implicadas varias estructuras mecánicas que per- miten por un lado estabilizar proximalmente el miembro su- perior pero a su vez consiguen actuar al modo de una grúa gi- ratoria. Podemos hablar de: · Articulación esternoclavicular. · Articulación acromioclavicular. · Articulación escapulotorácica. · Articulación escapulohumeral. La clavícula es el único anclaje óseo del hombro al esqueleto torácico. Actúa como un puntal para soportar el peso de la ex- tremidad superior. Por eso las articulaciones entre el esternón, el acromion y la clavícula son firmes e incluso disponen de me- niscos intraarticulares para amortiguar las cargas que se produ- cen en ellas. Inversamente, la articulación entre la escápula y el húmero dispone de un amplísimo rango de movilidad. Desde un punto de vista funcional y patogénico también se puede considerar dentro del complejo articular del hombro a la relación entre la escápula y la caja torácica por detrás, como una articulación escápulotorácica, ya que son varios los múscu- los y estructuras anatómicas que las interrelacionan. La escápula presenta una orientación intermedia entre los planos sagital y frontal, con una oblicuidad de unos 45°. Del mismo modo, desde una vista posterior, el ángulo formado por el borde axilar de la escápula y el brazo vertical es de otros 45°. Y podemos decir lo mismo desde una visión superior, en la que el ángulo del plano de la escápula y el plano frontal (línea biacromial) es también de unos 45°. El mayor rango de movimiento articular del hombro se produce en la articulación escápulo humeral y en la escápulo torácica: · En el movimiento de flexión se puede alcanzar los 180° con pequeños ajustes. La extensión en cambio está limi- tada a 30°. La rotación interna (100°) es mayor que la ex- terna (75°). La abducción tiene varias fases: de 0 a 60° hay un deslizamiento del húmero en su cavidad. En los 60 y 90° el tendón supraespinoso se encuentra deslizándose bajo el techo del hombro en su zona avascular. A partir de los 90° se produce también una abducción escapular facilitada por CAPÍTULO 9 la acción del serrato anterior y de la porción superior del trapecio. · La estabilización del hombro es por un lado pasiva y por otro activa. La estabilización pasiva por los ligamentos de la articulación glenohumeral es débil pues son ligamentos laxos para permitir el amplio rango de movilidad y no fre- nan bien los desplazamientos mayores. La principal esta- bilización pasiva proviene, además de la presión negativa intraarticular, de la fuerza de adhesión-cohesión entre las superficies de la cabeza humeral y la cavidad glenoidea a modo de la atracción que se produce entre dos vidrios hú- medos que impide separarlos si no es por deslizamiento en- tre ellos. La estabilización dinámica ocurre por los múscu- los que rodean la articulación glenohumeral y de la musculatura que estabiliza la escápula para facilitar la ac- ción de los mismos. Por la acción que tienen sobre la rotación interna y externa del hombro, a un grupo de músculos se les conoce como “man- guito de los rotadores” y son: el supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular. Sin embargo, para ser realis- tas, el supraespinoso apenas tiene componente rotador pero debido a la frecuencia con la que se lesiona se le incluye en este grupo. La gran movilidad del hombro es la responsable de que aparez- can problemas de partes blandas por no haberla estabilizado pre- viamente. Es esencial, pues, aprender a disociar el hombro y pos- teriormente a estabilizarlo. La articulación escápulo torácica no es una articulación si- novial sino un verdadero complejo articular donde confluyen pares de fuerzas que consiguen el movimiento del hombro más allá del rango de movilidad básico. · La porción superior del trapecio actúa sinérgicamente con las fibras inferiores del serrato anterior. El resultado es la rotación o campaneo de la escápula elevándose el hombro. Este par de fuerzas a menudo resulta hiperactivo cuando existe rigidez glenohumeral.1 · El pectoral menor y el serrato anterior tiran de la escápula hacia delante y hacia fuera. Las fibras medias e inferiores del trapecio equilibran este movimiento. Sin embargo, en muchos trastornos posturales y del hombro se produce un predominio de las fuerzas anteriores sin que haya compen- 324 PARTE ESPECIAL sación de la musculatura posterior que llevan al hombro hacia delante y rotación interna que expresa una mayor tensión de los músculos anteriores y una debilidad de los posteriores; la colocación de la escápula en esta posición la predispone a problemas de compresión como veremos más adelante. El movimiento de elevación del brazo es el más complejo y el que suele originar la mayoría de los problemas en la prác- tica. Hay tres posibilidades a considerar en ese movimiento: · El movimiento lo realiza el húmero, sin que se produzca movimiento escapular. · El movimiento se realiza con un campaneo de la escápula. · El movimiento se realiza con una elevación del muñón del hombro. Estos movimientos de elevación de la extremidad superior exigen una perfecta coordinación de la acción de los músculos y de la articulación. Cuando se pierde esta coordinación se originan gran parte de las quejas del paciente. Por ejemplo, cuando el muñón del hombro asciende y los músculos modi- fican la orientación de la glena, se favorece una elevación de la cabeza humeral, disminuye el espacio subacromial y se pro- duce un tope compresivo que comprime el tendón del su- praespinoso. A diferencia del miembro inferior, el miembro superior es muy funcional como cadena cinética abierta. Un gran número de gestos y de actividades deportivas y del día a día utilizan el miembro superior en cadena abierta, movimientos en los que la mano se mueve con gran libertad. En estos movimientos, los segmentos proximales de la cadena cinética se usan para es- tabilizar mientras que los segmentos distales tienen un alto grado de movilidad. La extremidad superior carece de la estabilidad capsuloli- gamentaria que tiene el miembro inferior. En el miembro su- perior son más importantes los mecanismos dinámicos para el mantenimiento de la estabilidad funcional (los músculos), que la estructura estabilizadora de las articulaciones, especialmente en el hombro y la muñeca. La dificultad para esta estabilización aumenta con los mo- vimientos que realizamos diariamente y que como decimos se trata de movimientos en cadena cinética abierta.2 Cuando, además, hablamos de movimientos complejos, la estabilidad funcional exige una activación muscular muy coordinada para poder mantener el anclaje dinámico de las articulaciones y no sufrir lesiones.3 Desde una perspectiva funcional en la cintura escapular hay dos tipos de músculos: los estabilizadores de la articulación y los responsables de los movimientos. Los músculos estabili- zadores son los que algunos llaman en conjunto como el “man- guito de los rotadores”, aunque su función principal es la de mantener la cabeza del húmero en la cavidad glenoidea du- rante la rotación interna y externa y especialmente la abduc- ción. Los músculos más grandes movilizadores tienen lógica- mente una mayor ventaja mecánica para el desarrollo de la fuerza siempre que funcione el anclaje dinámico. Una insufi- ciencia de este sistema de anclaje dinámico deja expuestas las estructuras estáticas a cargas repetitivas o excesivas que suelen acabar en lesión de las mismas. Todos los gestos del hombro son los que permiten orientar a la extremidad superior en el espacio. Esta gestualidad se rea- liza a partir de un punto de apoyo,que en el caso del complejo del hombro es un “apoyo relativo”. Por eso es tan importante la situación anterior al inicio del gesto y se adquiere por la co- locación previa de la cintura escapular. PATRONES DE EJERCICIO EN LA REHABILITACIÓN DEL HOMBRO CON PILATES Para la rehabilitación del miembro superior se deben reali- zar tareas de recolocación articular en múltiples planos de forma activa y pasiva para mejorar el grado de movilidad. Desde un punto de vista funcional, la articulación gleno- humeral no está configurada para funcionar tan claramente en cadena cinética cerrada como ocurre con las piernas bajo el peso de la carga corporal, pero para la rehabilitación del miem- bro superior podemos utilizar estrategias en cadena cinética cerrada para conseguir estimular la coactivación del hombro. Los ejercicios en cadena cerrada se utilizan sobre todo para for- talecer y restablecer el control neuromuscular de los músculos que estabilizan la cintura escapular, para que ofrezcan una base estable a los movimientos más libres y dinámicos que ocurren en los segmentos distales.4 Recientemente, los programas de rehabilitación han inte- grado ejercicios de cadena cerrada con ejercicios de estabiliza- ción del tronco y programas de movimientos más funcionales. Los ejercicios en cadena cerrada suelen emplearse con la mano fija. Estos ejercicios producen compresión y aproximación articular, lo cual mejora la cocontracción muscular generando estabilidad dinámica.5 Por esto, los ejercicios en cadena cerrada se utilizan durante las fases iniciales de un programa de reha- bilitación, sobre todo en el caso de inestabilidad del hombro, así como en fases tardías para mejorar la tolerancia de los músculos periarticulares. Durante los estadios medios de la rehabilitación se deben incorporar ejercicios tradicionales de fortalecimiento en cadena abierta para el manguito de los rotadores, el deltoides y otros músculos glenohumerales y escapulohumerales.6 Los ejercicios en cadena abierta son esenciales para recuperar los movimientos dinámicos a gran velocidad del codo, que son necesarios por ejemplo para las actividades de lanzamiento. Al tratarse de la articulación más móvil de todas no pre- tendemos clasificar los patrones de ejercicio por planos de mo- vimiento, como hemos hecho en la columna, pues en la articu- lación del hombro sería muy complejo y escasamente práctico. En su lugar haremos una clasificación basada en cuatro prin- cipios funcionales: · Estabilización. · Disociación de los movimientos. · Movilización pasiva y activa. · Fortalecimiento. Capítulo 9. El hombro 325 A B C Figura 9-1. Estabilización en cuadrupedia, con disociación de miembros (B) y con apoyo en discos rotadores para dificultar la estabilización o para trabajar la rotación del hombro. La estabilización y el fortalecimiento son sinónimos como la di- sociación y la movilización, pero cada uno tiene sus particularida- des e implicaciones. Para facilitar la estabilidad dinámica glenohumeral y esca- pulotorácica se pueden emplear múltiples ejercicios mediante compresión axial y desplazamiento del peso del cuerpo apo- yado en una pared, y en cuadrupedia, sobre tres extremidades o dos (contralaterales), con el peso apoyado en superficie esta- ble o inestable, etc. El método Pilates tiene multitud de posi- bilidades. La posición de las manos se ajusta desde una base amplia de sustentación hasta una mano sobre la otra para aumentar la dificultad. Las flexiones de brazos con las escápulas estabilizadas se practican para fortalecer tanto el bíceps y trí- ceps como el serrato anterior, que es fundamental para la esta- bilidad dinámica escapular. Aunque se han descrito cuatro patrones de ejercicios en carga para ello,7 en el método Pilates contamos con un sinfín de posibilidades para reproducir estos ejercicios y otros más en entornos completamente diferentes. Para ello utilizamos las di- ferentes máquinas y, sobre todo, los imaginativos implementos, que se han desarrollado en las últimas décadas. Ejercicios de estabilización del hombro La estabilización se produce a nivel de las escápulas, situán- dolas en su posición más funcional, esto es, verticales y des- cendidas (el vértice debe estar a nivel de la apófisis espinosa D7 y la raíz de la espina del omóplato en D3). Se trata de descender las escápulas como si quisiéramos me- terlas en los bolsillos de atrás de los pantalones. Esa simple ac- ción consigue la apertura de los hombros y facilita la acción de los músculos que se insertan en la escápula (nada menos que diecisiete). Por ejemplo, cuando intentamos alcanzar con la mano un objeto, tenemos tendencia a elevar el hombro co- rrespondiente, con el consiguiente aumento de la tensión sub- acromial y supraescapular (fibras superiores del trapecio y su- praespinoso). Se produce una contracción isométrica de los músculos romboides, serrato anterior y fibras medias e inferiores del tra- pecio, que crean una zona de resistencia que facilita la ejecu- ción de los movimientos del hombro. Cuadrupedia La postura en cuadrupedia (Fig. 9-1) permite al paciente trabajar de forma concéntrica y excéntrica los músculos que conectan el tronco y la escápula,8 iniciando su trabajo desde una propiocepción en un entorno familiar. Por ello son varios los investigadores que sugieren que muchos de los ejercicios para el miembro superior se hagan en cuadrupedia, sobre su- perficies estables o sobre superficies inestables y con diferentes patrones de movimiento.9 Tirar de la pierna hacia atrás (leg pull front) Con este ejercicio se produce una fuerte activación del dor- sal ancho cuando se eleva la pierna hacia atrás, contribuyendo a estabilizar el hombro. Es importante mantener un buen ali- neamiento del miembro superior perpendicular al suelo, ade- más de la columna y la cabeza en línea (Fig. 9-2). Isométricos romboides y trapecio El trabajo correcto mantiene a la escápula presionada contra el tórax y alineada (Fig. 9-3 A). Hay que evitar realizar el esfuerzo concéntricamente con el trapecio y los músculos troncopendiculares porque producen un desalineamiento de la escápula (B). En C se presenta una variación del ejercicio. Figura 9-2. Tirar de la pierna hacia atrás. La posición de partida ha sido desde la cuadrupedia. 326 PARTE ESPECIAL A B Figura 9-3. Isométricos de romboides y trapecio. Hay que procurar mantener las escápulas estabilizadas durante el ejercicio (A), en lugar de aproximarlas durante la extensión resistida. Puede modificarse la posición de partida del hombro (B). Isométricos de aductores de hombro con aro Para el gran dorsal y los aductores del hombro tenemos otro ejercicio que descarga de presión a la articulación (Fig. 9-4). Isométricos de pectorales con aro Se puede realizar la contracción del pectoral con diferentes grados de flexión de los hombros y, dependiendo del rango sin dolor, para fortalecer diferentes fascículos musculares (Fig. 9-5). El cisne en prono sobre la silla (swan front chair) Para facilitar el ejercicio se coloca la silla a continuación de la mesa del Cadillac, ya que tienen la misma altura y se pueden apoyar las piernas. Mostramos aquí una versión intermedia, en la que los muelles asisten a la extensión del tronco. Si los muelles tienen poca resistencia, el trabajo principal será para los exten- sores de columna; si tienen mucha resistencia, el trabajo princi- pal lo realizará la musculatura anterior del hombro, al empujar los muelles durante el descenso en flexión, mientras que la ex- Figura 9-4. Isométricos de aductores de hombro con aro. Figura 9-5. Isométricos de pectorales con aro. tensión se verá facilitada. Una situación equilibradaentre ambos permite la estabilidad del hombro dentro de un pequeño rango de movimiento articular, entre 45° y 90° de flexión (Fig. 9-6). Series de estiramientos en alargamientos (long stretch series) en el Reformer En un término intermedio de dificultad, pero aumentando la inestabilidad del apoyo para mejorar el control está el long stretch front, que solicita la estabilización articular del hombro entre los 60° y los 120° de flexión. También podemos hacerlo arrodillados (down stretch [C]) y existen ejercicios avanzados para el hombro, que no mostramos aquí, como el long stretch back (Fig. 9-7). Figura 9-6. El cisne en prono sobre la silla. Capítulo 9. El hombro 327 A B C Figura 9-7. Long stretch front (A y B) y down stretch (C) en el Reformer. A B C Figura 9-8. Disociación (protracción-retracción) con la columna erecta (A y B) o apoyada sobre el cilindro (C). Ejercicios de disociación y movilización pasiva y activa asistida Consiste en aislar el movimiento del brazo de otros movi- mientos asociados que se producen en el hombro y en el tronco. En la abducción habrá que retardar la compensación del balanceo escapular hasta su rango fisiológico a partir de 90° y manteniendo la rotación externa para estirar los múscu- los y tejidos de la cara anterior del hombro. Las máquinas y los implementos Pilates facilitan, en mu- chas ocasiones, la movilización del hombro de manera activa pero con la ayuda del aparato o implemento. Se trata de apro- vechar los ejercicios del método Pilates para seleccionar la se- Disociación (protracción-retracción) Podemos asistir la disociación del hombro en postura erecta o en decúbito supino apoyando la columna sobre el cilindro, como se muestran en las imágenes. Se moviliza todo el hom- bro: la articulación escápulo humeral y la escápulo torácica, mientras que la columna dorsal y la cervical permanecen esta- bles (Fig. 9-8). Disociación lateral en el cilindro Movimiento muy útil para el deslizamiento escapular, aun- que también podemos implicar la rotación vertebral (Fig. 9-9). cuencia gestual en la que podemos movilizar el hombro con ayuda del propio ejercicio y aparato. Por ejemplo, al hacer protracción-retracción, ayudados por la barra de torre del Cadillac y que gracias a sus muelles nos asiste en la protracción y resiste en la retracción, o mediante la utilización del cilindro de espuma. La disociación del hombro o de las escápulas quiere decir que éstas permanecen fijadas mientras se mueve el húmero: hay una disociación entre la estabilización de un segmento y la moviliza- ción de otro. Figura 9-9. Disociación lateral en el cilindro. 328 PARTE ESPECIAL A B Figura 9-10. Disociación prono en cilindro. En prono (A) y en extensión de columna (el cisne) (B). sión dorsal (el cisne) y la misma movilización; la presión sobre el cilindro provoca una fuerte activación de la musculatura pe- riarticular. Series de ejercicios laterales de brazos (upper arms series) en el Cadillac La barra de torre del Cadillac, sujetada por muelles desde arriba, ayuda a la abducción del hombro. El que se realice ma- yor o menor esfuerzo muscular depende de la resistencia del muelle, pero no suele ser grande. Es más la facilitación de mo- vimiento que produce que el fortalecimiento. De nuevo, este ejercicio nos permite controlar la habilidad del paciente para mantener el hombro alineado, la escápula estabilizada y realizar una buena disociación. Si lo que se busca es el fortalecimiento del hombro (del- toides), los muelles se colocan desde abajo (Fig. 9-11). Protracción-retracción y elevación del pecho en la barra de torre del Cadillac En decúbito supino (Fig. 9-12) podemos hacer que la barra de torre ayude a la tendencia de protraer los hombros para luego reforzar la retracción de los mismos (si colocamos mue- lles) o simplemente facilitar la disociación del hombro a 90° de flexión (A), o desde los 90° a los 180° (B). El agarre de la barra de torre tiene la ventaja añadida de fa- cilitar el movimiento en cadena cinética cerrada. En la imagen C se muestra una asistencia manual para de- coaptar el hombro durante la protracción-retracción en la barra de torre del Cadillac. Figura 9-11. Series de ejercicios laterales de brazos en el Cadillac. Elevación del pecho en la barra de torre Disociación prono en el cilindro En fases avanzadas y sin dolor, la disociación puede hacerse en decúbito prono (Fig. 9-10). En A se parte de una considerable flexión de hombros para, a continuación, movilizar toda la articulación despla- zando el cilindro adelante y atrás. En B se añade una exten- sobre el cilindro Si añadimos el apoyo de la espalda sobre un cilindro, faci- litamos un masaje interescapular, aplanamiento de la cifosis dorsal, propiocepción del alienamiento correcto, y flexibiliza- ción de la musculatura anterior, como muestran las imágenes (Fig. 9-13). A B C Figura 9-12. Protracción-retracción (A) y elevación del pecho (B) en la barra de torre del Cadillac. En C, asistencia para decoaptar el hombro du- rante la protracción-retracción. Capítulo 9. El hombro 329 Figura 9-13. Elevación del pecho en la barra de torre sobre el cilindro. Elevación del pecho con rotación en Cadillac Añadir la rotación es una de las variantes de la elevación del pecho que, además, podemos hacer con agarre de la mano en rotación externa (Fig. 9-14 A) o en rotación interna (C). En el entorno de rehabilitación podemos ayudar manualmente a conseguir un movimiento fluido de toda la articulación es- capulotorácica, manteniendo la correcta colocación de los hombros y estirando y decoaptando el hombro (B y C). A Figura 9-15. Corona con el aro. Corona con el aro El aprendizaje de la disociación del hombro tiene nume- rosas posibilidades de facilitarse con los implementos. Con el aro podemos entrenar un rango funcional muy importante, de 180° a 90° de abducción. Habrá pacientes que puedan realizar un recorrido menor, pero lo importante es que apren- dan a estabilizar las escápulas y disociar el movimiento del hombro respecto de ellas. También podemos añadir una ligera presión sobre el aro flexible para mejorar la estabilización B C Figura 9-14. Elevación del pecho con rotación en Cadillac (A) y aña- diendo asistencia manual (B y C). (Fig. 9-15). Poste Un excelente ejercicio que, una vez aprendido, puede rea- lizarse en casa para mantener la flexibilidad del hombro y fa- cilitar el alargamiento de la columna dorsal y la cervical. Hay que partir de una posición cómoda, por lo que conviene ade- lantar el apoyo de los pies; en segundo lugar hay que procurar apoyar bien toda la espalda (Fig. 9-16 A). Puede ser una buena guía utilizar toallas dobladas entre la cabeza y la pared (si fuera necesario) para controlar la mejoría progresiva. Debe haber un esfuerzo de apertura de los hombros pero siempre con la colo- cación previa de las escápulas; una vez alcanzada la posición máxima, realizamos varias respiraciones profundas en todos los planos, para flexibilizar al máximo las estructuras que se re- sisten a la posición ideal. 330 PARTE ESPECIAL A B Figura 9-16. Poste en bipedestación, manteniendo el contacto con la pared y evitando la apertura de costillas. En B, el reto aumenta. Con el tiempo podemos pasar a la posición B, procurando deslizar el dorso de la mano por la pared, manteniendo siempre el contacto (Fig. 9-16). Superman En decúbito prono (Fig. 9-17), se posicionan los brazos a 90° de abducción, con las escápulas descendidas (C). La ten- sión interescapular es isométrica. La tensiónasí generada per- mite, además, que la presión escapulotorácica actúe en el sen- tido corrector de la cifosis dorsal. El movimiento lógico es la flexión y extensión de los codos, aunque también lo es la ex- tensión de los hombros, o la abducción y flexión a 180°. A Figura 9-18. Apertura sobre el cilindro. Apertura sobre el cilindro En decúbito supino sobre el cilindro, la apertura de brazos permite un mejor estiramiento de la musculatura anterior de la axila (pectoral mayor y menor, coracobraquial y bíceps). Es importante mantener estabilizada la escápula durante el mo- vimiento de apertura y de cierre (Fig. 9-18). Círculos con banda elástica La tensión de una banda elástica facilita enormemente la posibilidad de realizar una extensión y rotación amplia del hombro, lo que no es fácil. Incluso, cuando la banda está de- trás, la zona torácica se expande. También podemos crear una mayor o menor tensión traccionando con ella (Fig. 9-19). B C Figura 9-17. Superman (C) y alguna variación. Figura 9-19. Círculos con banda elástica. Capítulo 9. El hombro 331 A B Figura 9-20. Estiramiento pectoral en el barril (A) y en el balón (B). Figura 9-21. El cisne en el Cadillac con apoyo de una pierna en el suelo. Estiramiento pectoral Desde una posición de pie, con las manos apoyadas en el barril, vamos flexionando el tronco desde las caderas y esti- rando la musculatura anterior del hombro, principalmente los pectorales. La figura 9-20 A muestra un estiramiento ideal, que puede ampliarse con la flexión de las rodillas, pero en el ámbito rehabilitador se debe actuar progresivamente. En la fi- gura 9-20 B la posición de partida es de rodillas y utiliza el desplazamiento del balón para aumentar el estiramiento. El cisne en el Cadillac con apoyo de una pierna en el suelo Es un ejercicio muy eficaz y exigente para la apertura del hombro, el control postural y la fuerza, tanto para extender la columna y el hombro como para volver a la posición inicial (Fig. 9-21). El cisne en el Cadillac El cisne (swan) es un ejercicio muy bueno para la columna dorsal, pero realizado en las máquinas (e incluso con un balón) permite que el hombro se movilice de una forma activa asistida o incluso totalmente activa. Cada máquina tiene unas parti- cularidades que hacen diferente la propiocepción del mismo concepto de movimiento realizado (Fig. 9-22). El cisne en el Cadillac con apoyo sobre un balón Al realizarlo con balón se dificulta el equilibrio, pero se re- duce la angulación en extensión de la zona lumbar. Las figuras muestran el ejercicio en el Cadillac con balón. Compárense los diferentes rangos de amplitudes del hombro y la columna lumbar de estas figuras con las del ejercicio ante- rior y el siguiente (Fig. 9-23). Figura 9-22. El cisne en el Cadillac. 332 PARTE ESPECIAL Figura 9-23. El cisne en el Cadillac con apoyo sobre un balón. El cisne en el Reformer (swan Reformer) (pre breast stroke) En el Reformer se añade la traslación del carro durante el movimiento, lo que implica diferentes sensaciones ante un mismo patrón de movimiento. La posición de partida también es más avanzada (Fig. 9-24). Expansión torácica en la silla (chest expansion en chair) Tirar de la pierna hacia arriba en supino (leg pull back) En estadios más avanzados de la rehabilitación es intere- sante estabilizar la articulación del hombro desde una posición en extensión. La fuerza isométrica de la musculatura peri- articular garantiza la estabilidad (una vez ha pasado el período agudo de la lesión), o en el caso de un hombro congelado, sirve para ampliar la movilidad en extensión en cadena cerrada en fases avanzadas (Fig. 9-26). Sentados sobre un taburete para facilitar la colocación, el paciente empuja hacia abajo el pedal de la silla (extensión de codos) mientras mantiene alargada la columna, una buena apertura de hombros y evitando la elevación de las costillas por delante. Luego hay que retornar a la posición inicial (de flexión de los codos y mayor extensión de hombros) ayudados por los muelles o resistiendo ligeramente el retorno de modo excén- trico (Fig. 9-25). Figura 9-24. El cisne en el Reformer. Figura 9-25. Extensión torácica en la silla. Capítulo 9. El hombro 333 Figura 9-26. Tirar de la pierna hacia arriba en supino. Los brazos permanecen perpen- diculares al suelo. El cisne desde el suelo (el águila volando), en la silla (swan from floor, flying eagle) Es un ejercicio compartido también con el fortalecimiento de la musculatura extensora de la columna, pero, en este caso implica, además, una activación de los músculos extensores del hombro, y en una situación con la suficiente intensidad pos- tural como para hacerlo con precisión (Fig. 9-28). Fortalecimiento de los pectorales con aro flexible La colocación del aro permite activar las fibras pectorales superiores o inferiores. Como la mayoría de ejercicios Pilates con implementos, se permiten variadas coreografías y modifi- caciones que enriquecen el repertorio (Fig. 9-29). Figura 9-27. El cisne al revés en la silla. Los muelles asisten para re- tornar a la posición inicial. El cisne al revés en la silla (reverse swan chair) Si observamos el recorrido articular del hombro, veremos que apenas tiene amplitud. Sin embargo, podemos variar ese recorrido y hacerlo más fácil en las primeras etapas del apren- dizaje del ejercicio, si colocamos un cajón bajo los pedales que haga de tope, con lo que los grados de extensión serán meno- res. Para este ejercicio se requiere un poco de entrenamiento previo (Fig. 9-27). Fortalecimiento La rehabilitación de las actividades funcionales tiene que reproducir la demanda de los gestos específicos, haciendo más hincapié en la técnica que en la velocidad para favorecer los patrones adecuados de activación muscular y para no incurrir en una cinemática errónea. Para ello, habrá que empezar con poca velocidad y con control consciente para ir pasando a ve- locidades más funcionales y con control inconsciente. Como el entrenamiento funcional de la extremidad supe- rior suele implicar el desarrollo de patrones motores con el brazo por encima de la cabeza, se deben incorporar posturas en las que, aunque la articulación se coloque en una situación inestable, los ejercicios se realicen con una intensidad y una tensión controladas. Figura 9-28. El cisne desde el suelo (el águila volando), en la silla. 334 PARTE ESPECIAL El cien en el Reformer (hundred Reformer) Ya vimos el cien para la estabilización del tronco. En este caso tenemos un reto añadido: el desplazamiento del carro. De hecho, el desafío es mover los hombros en flexo extensión, pero en un arco y con una disociación de hombros que no impli- quen ningún desplazamiento del carro (Fig. 9-30). Respirando (breathing) En la patología del hombro, este ejercicio se convierte en un buen aliado, al solicitar con fuerza a la articulación del hombro, pero con un recorrido sencillo. ¡A la vez que se Figura 9-29. Fortalecimiento de los pectorales con aro flexible. En de- finitiva, se trata de una variante del ejercicio anterior del cisne desde el recupera el hombro se mantiene la actividad del centro! (Fig. 9-31). suelo en la silla. Tirando de las cuerdas sobre la caja larga en el Reformer (long box pulling straps) Además de favorecer la corrección de la cifosis, podemos fortalecer el dorsal ancho y mejorar la apertura de la región pectoral. El hombro recorre un ángulo funcional contra una resistencia progresivamente mayor. Esa tensión nosfacilita la extensión conjunta del tronco. Puesto que un factor de lesión en varias tendinitis del hombro es la postura en rotación in- terna “hombros redondeados”, podemos ayudar a corregirla sin sobrecargar otros tendones (Fig. 9-32). La pica en la silla desde el suelo (pike on floor chair) Es un trabajo técnico para la extensión del hombro en ran- Figura 9-30. El cien en el Reformer. gos protegidos. Las sinergias musculares hacen que mientras A B Figura 9-31. Respiración. En A, la pre- paración se realiza con los brazos. En B, se añade el puenteo y elevación de la pelvis. Figura 9-32. Tirando de las cuerdas sobre la caja larga en el Reformer. Capítulo 9. El hombro 335 Círculos de brazos (arm circles) Hay ejercicios de círculos de brazos en el Cadillac, mat y en el Reformer. La situación añadida aquí es la del despla- zamiento simultáneo del carro durante la ejecución de los mismos patrones de movimiento. De nuevo hay grandes po- sibilidades de diseñar gestos terapéuticos y funcionales, man- teniendo los principios de Pilates (Fig. 9-34). Ejercicios de pie fuera del Cadillac (de frente y de espaldas) (standing on floor) (facing in, facing out) Hay pocos ejercicios con una versatilidad tan grande como Figura 9-33. La pica en la silla desde el suelo. la cadena posterior está en estiramiento, un grupo de esos músculos trabajen concéntricamente. Dependiendo del pa- ciente, las rodillas pueden estar flexionadas ligeramente, para partir de una posición más cómoda (Fig. 9-33). éste. Tanto de frente al Cadillac, como de espaldas a él, pode- mos reentrenar multitud de movimientos cotidianos y depor- tivos. Además, podemos colocar al paciente sentado en un ba- lón para mejorar su propiocepción, mientras tira de los muelles, o colocarlo encima de dos discos rotatorios. La tensión de los muelles y su ángulo de inclinación también se pueden variar. Dependerá de lo que estemos buscando recuperar (Fig. 9-35). Figura 9-34. Círculos de brazos. Figura 9-35. Ejercicios de pie fuera del Cadillac (de frente y de espaldas). 336 PARTE ESPECIAL A D Figura 9-36. Ejercicios de remo hacia atrás (sentado en la caja [A y B] o sobre el carro del Re- former [C y D]. En E y F se mues- tra una variación específica para los músculos romboides. Ejercicios de remo hacia atrás (rowing back series) Es más cómodo con el paciente sentado en la caja larga (Fig. 9-36 A y B). La activación de la musculatura posterior del hombro puede hacerse en diferentes rangos de movi- miento, que impliquen en mayor o menor medida a los músculos troncoapendiculares, y tengan, por tanto, mayor o menor impacto también sobre la zona dorsal. De nuevo, hay muchas variaciones para adaptar el ejercicio al paciente. En D se busca mantener la posición de la figura para activar los ab- dominales durante los movimientos de los hombros. En E y F se muestra una variación específica para los músculos romboi- des indicada tanto en problemas de hombro como en proble- mas de la columna dorsal, e incluso en nucalgias. Ejercicios de brazos en el Reformer (arm work) Al tiempo que generamos una tensión abdominal, al incli- nar el cuerpo en flexión hacia atrás, extendemos los brazos en diferentes grados de abducción, fortaleciendo diferentes fascí- culos musculares del deltoides, trapecio medio, romboides, se- rrato anterior, dorsal ancho, tríceps, infraespinoso y redondo menor. Hay coreografías con numerosas variantes de movi- miento (Fig. 9-37). Abrazo al árbol (series de remo hacia delante) (hug a tree) (rowing front series) El “abrazo al árbol” contra la resistencia de los muelles. Para facilitar la postura se puede realizar sentado en la caja so- bre el carro. Se activan los pectorales y la cadena flexora de deltoides anterior, coracobraquial, bíceps y braquial anterior. Se debe procurar mantener las escápulas en tensión isométrica (Fig. 9-38). B E C F Figura 9-37. Coreogra- fía o adaptación funcio- nal en deportes desde el ejercicio de brazos sen- tado en el Reformer. Figura 9-38. Abrazo al árbol (series de remo hacia delante). Capítulo 9. El hombro 337 Figura 9-39. Apertura de pecho con cuerdas en el Reformer (el cisne). Figura 9-40. Fortalecimiento de los rotadores externos del hombro. Apertura de pecho con cuerdas en el Reformer (el cisne) (breast stroke) (swan) Desde la postura en cruz o en “T”, o para fortalecer la ab- ducción o la flexión, tenemos un pequeño pero suficiente re- pertorio en el que podemos añadir, además, la extensión de la columna y aprovechar para flexibilizar la zona pectoral después de haberla contraído (Fig. 9-39). Rotadores externos El fortalecimiento de los rotadores externos del hombro se puede hacer en múltiples posiciones y con diferentes cargas. En este caso presentamos una forma fácil para evitar la sobre- carga de la zona (Fig. 9-40). En decúbito prono, y moviendo sobre el eje del húmero, realizamos la rotación externa con una pesa. Hay versiones para poderlo realizar de un modo contro- lado y adaptado en sedestación y con bandas elásticas o muelles (como se muestra más adelante en la figura 9-43). Ejercicios de integración funcional El nadador (swimming) A pesar de la aparente sencillez de este ejercicio, se requiere una gran coordinación entre la estabilización del tronco para que no se mueva ni oscile con los movimientos, el alinea- miento vertebral evitando la hiperlordosis lumbar, la disocia- ción de hombros y piernas, y la coordinación entre los miem- bros superiores e inferiores (Fig. 9-41). Figura 9-41. El nadador. Ejercicios de pie fuera del Cadillac, sobre discos giratorios (standing on floor Cadillac) Como variantes del mismo ejercicio utilizado en fases de fortalecimiento (véase Fig. 9-35), podemos incluir acciones más relacionadas con gestos deportivos o cotidianos y añadirle el reto del equilibrio. A continuación exponemos algunos ejemplos sencillos, como cuando se realiza el ejercicio sobre los discos rotadores (Fig. 9-42). Figura 9-42. Ejercicios de pie fuera del Cadillac, sobre discos giratorios. 338 PARTE ESPECIAL Figura 9-43. Ejercicio lateral de brazos de rodillas en el Reformer. Ejercicio lateral de brazos de rodillas en el Reformer (kneeling side arms) En las figuras observamos toda la secuencia de extensión del miembro derecho desde una aducción, rotación interna y flexión hasta una abducción, rotación externa y extensión. Todo un trabajo de integración funcional. También podemos trabajar la rotación del hombro si, por ejemplo, realizamos el movimiento solamente en el eje vertical y rotamos externamente el hombro, o si es la mano izquierda la que agarra el asa e inicia el movimiento desde simple rota- ción externa hasta la rotación interna contra la resistencia de los muelles. Estos movimientos tienen una gran transferencia en diferentes deportes y actividades (Fig. 9-43). Apertura de psoas (variación de Eva Gentry) (Eve’s lunge) con ejercicio de brazo en el Reformer Es muy parecido al cisne en el Cadillac con apoyo en suelo (véase Fig. 9-21), pero ahora el esfuerzo se reparte entre el em- puje de la pierna sobre el carro hacia atrás y el empuje del brazo Figura 9-44. Apertura de psoas (variación de Eva Gentry) con ejercicio de brazo en el Reformer. Figura 9-45. El cisne en prono sobre la silla, con rotaciones. del asahacia delante. La resistencia es perfectamente regulable para que nos podamos centrar en el entrenamiento de la gran transferencia que tiene este ejercicio (Fig. 9-44). El cisne en prono sobre la silla (swan prone chair) con rotaciones Al imprimir rotación, los hombros se incorporan al movi- miento del tronco y de la cintura escapular en sus articulaciones más proximales. Podemos hacer disociaciones de un hombro en cualquier momento del recorrido, y hay otras variaciones que tienen más aplicación al codo (Fig. 9-45). PATOLOGÍA DEL HOMBRO Clasificación Podemos clasificar los problemas del hombro desde el punto de vista de la estructura anatómica afectada o desde un punto de vista más funcional. Si se trata de la estructura anatómica afectada tenemos: · Hueso: fracturas y procesos tumorales. · Articulación: esguinces y luxaciones, artritis, capsulitis ad- hesiva, degeneración, inflamaciones reumáticas o traumá- ticas. · Músculo: contracturas, pinzamientos tendinosos, tendini- tis, calcificaciones, bursitis. · Nervios: pinzamientos. Pero desde un punto de vista funcional se habla de dos grandes síndromes: el articular y el periarticular. Las articulaciones del complejo articular del hombro pue- den enfermar como: · Patología degenerativa (exceso de carga): artrosis y con- drocalcinosis. · Patología inflamatoria (en un entorno general): artritis reumatoide, sinovitis. Capítulo 9. El hombro 339 · Problemas tumorales: metástasis, tumor de Pancoast. · Problemas mecánicos: esguince, luxación y fracturas y pe- queños desplazamientos articulares que entran en el campo de la medicina manual. · Capsulitis adherente: asociada a otras patologías, la cápsula puede inflamarse y adherirse al cuello anatómico, doblán- dose el pliegue axilar sobre sí mismo y evolucionando a una rigidez “hombro congelado” que lleva a la atrofia de la musculatura de alrededor, sobre todo el deltoides. Pero el 90% de las patologías del hombro que cursan con dolor ocurren en las estructuras periarticulares, sobre todo en el espacio subacromial. Así encontramos tendinitis de los nu- merosos músculos que cruzan ese estrecho espacio anatómico (supraespinoso, subescapular, porción larga del bíceps) e infla- mación de sus bolsas sinoviales, y mialgias, bursitis y tendinitis de otros músculos que se insertan en la proximidad (coraco- braquial, dorsal ancho, pectoral mayor, pectoral menor, re- dondo mayor, redondo menor, infraespinoso, trapecio, dorsal ancho y serrato anterior). No hay que olvidar tampoco el dolor referido al hombro que puede provenir de una patología cervical, del plexo cervi- cobraquial, de una patología pulmonar, el diafragma y muy a menudo del corazón en los infartos subagudos de miocardio. En todo caso, para el tratamiento y rehabilitación con el método Pilates podemos clasificar la patología del hombro en tres grandes síndromes que nos ayudan mejor a trazar el plan de tratamiento atendiendo a sus causas: · Hombro doloroso: afectación periarticular. · Hombro inestable: inestabilidad osteopática, luxación. · Hombro rígido: postraumatismos, artrosis, capsulitis, etc. Tratamiento de la hipomotilidad. Criterios para la rehabilitación del hombro con Pilates La rehabilitación funcional del hombro se debe centrar en cuatro pilares fundamentales: · Desarrollar la estabilidad, ya que se trata de la articulación más móvil de todo el cuerpo y la inmensa mayoría de sus problemas provienen de ese exceso de movilidad o de la incorrecta movilización del complejo articular del hom- bro. Por ello hay que buscar ejercicios que respeten los di- ferentes arcos de movimiento con una buena estabiliza- ción de base, entre los que se incluyen ejercicios que es- tabilizan la escápula respecto al tronco (tonificando la musculatura entre la escápula y la columna y costillas) y ejercicios que estabilizan la escápula respecto al brazo (músculos troncoapendiculares tanto posteriores como an- teriores). · Para lograrlo es muy importante tener conciencia del mo- vimiento por lo que el segundo pilar esencial es la integra- ción de la propiocepción, del control neuromuscular, a par- tir del aprendizaje de la disociación del movimiento del hombro respecto de otras movilizaciones sincrónicas. Se sabe que las actividades que favorecen la conciencia de la propiocepción facilitan otras vías aferentes compensatorias que hacen más fácil la fluidez en el gesto sin tensiones pa- tomecánicas. · La necesaria estabilización dinámica entrena la fuerza de las estructuras musculares y tendinosas para que trabajen juntas como “pares de fuerza” y puedan vencer las resisten- cias propias de las habilidades específicas. Es importante concentrarse en la fase excéntrica del trabajo muscular y practicando suficientes repeticiones pero con poca resisten- cia. La extremidad superior se ve constantemente sometida a tensión con fuerzas inesperadas que hay que preactivar y entrenar y para ello hay que incluir actividades funcionales que reproduzcan la participación real en las actividades del día a día.10 · La movilidad del hombro muchas veces ocurre en relación a otros movimientos de otras partes del cuerpo. La descom- posición de los gestos nos permite entrenar cada una de sus partes, bien como movilidad, como fuerza, como disocia- ción o como propiocepción, pero al final habrá que ar- marlo todo y especialmente cuando se trata de gestos com- plejos, como en los deportes. Habrá pues que integrarlos funcionalmente. Con la utilización de los implementos y las máquinas intentaremos reproducir movimientos fun- cionales, controlados, con el desafío de superficies inesta- bles o no, hasta conseguir una actividad fluida, coordinada y eficaz. Hay que recordar que muchas de las actividades para el hombro son igualmente eficaces para la rehabilitación del codo, la muñeca y la mano, por lo que habrá ejercicios especí- ficos para esas articulaciones pero también habrá muchas acti- vidades en el entorno Pilates que integren funcionalmente a todas las articulaciones del miembro superior (Tabla 9-1). Tabla 9-1. Ejercicios propuestos para el hombro, por máquinas y conceptos Mat Implementos Cadillac Reformer Silla Barril TOTAL Estabilización Movilización Fortalecimiento Integración funcional 2 4 0 1 4 7 4 0 0 6 2 1 4 1 8 1 1 2 2 1 0 1 0 0 11 21 16 4 TOTAL 7 15 9 14 6 1 52 De la tabla se deduce que los implementos, el Cadillac y el Reformer son las principales herramientas en el tratamiento de los problemas del hombro. Las dos primeras para la movilización y el Reformer para el fortalecimiento. 340 PARTE ESPECIAL Protocolo general de tratamiento Pilates en patología del hombro La rehabilitación de los problemas del hombro debe nor- malizar la movilidad articular y equilibrar todos los pares de fuerzas musculares que actúan sobre el complejo del hombro. Eso requiere que el tratamiento esté basado en los hallazgos de la exploración y la evolución del paciente más que en tener protocolos para cada categoría de diagnóstico.11 Fase I: En los primeros días tras una lesión o una interven- ción quirúrgica lo que predomina es el dolor y la inflamación. Durante esta fase es preciso controlar la motilidad sin exacerbar el dolor o la inflamación, para de esa forma influir favorable- mente sobre la recuperación. Para ello se puede movilizar cui- dadosamente, de manera frecuente, y dentro de los límites in- doloros y no lesivos. A veces, cuando se completa la reparación de la lesión o la cicatriz, puede aparecer dolor y disfunción, quedando además acortamientos de los tejidos que pueden requerir procedimien- tos agresivos de elongación tanto pasivos como activos. Por otra parte, a menudo es necesario reeducar a los pa- cientes para ayudarles a evitar lospatrones disfuncionales del movimiento, como el encogimiento del hombro y la elevación de la escápula. Fase II: La cinesiterapia va encaminada a mejorar la mo- vilidad articular por el estiramiento capsuloligamentario y muscular y a proporcionar una buena estabilidad de todo el complejo articular que facilite el trabajo muscular ergonómico, procurando que el movimiento se origine desde las escápulas, manteniéndolas estabilizadas durante el mayor rango de mo- vimiento posible. Aunque algunos aconsejan no solicitar los tendones du- rante un período de 3 a 4 semanas, consideramos que se puede progresar con el entorno Pilates de una manera más rápida. La cinesiterapia pasiva se utiliza en la fase aguda, combi- nando la movilización pasiva, contracciones isométricas y fases de relajación muscular. Los muelles de las máquinas Pilates, pero especialmente los implementos, ayudan perfectamente tanto en esta cinesiterapia pasiva como en la activa. Fase III: En la cinesiterapia activa se pretende mejorar la amplitud articular e incrementar la fuerza muscular en las úl- timas fases del tratamiento mediante ejercicios contra una re- sistencia progresiva. Fase IV: Se añade el reto al equilibrio, junto a una sucesión fluida de los ejercicios que se aproxime a una rehabilitación integral de gestos funcionales, y que afectan a todo el miembro superior. Cada caso es diferente y por eso debe abordarse según la intensidad de la afectación y sus causas. Hombro doloroso: tendinitis y bursitis La patología del complejo articular del hombro es en un 90% debida a un problema subacromial con diferentes en- tidades nosológicas según el tendón afectado. La historia clí- nica y la exploración minuciosa son claves para determinar no solamente la estructura anatómica afectada sino para co- nocer el mecanismo de la lesión y, por lo tanto, instaurar un tratamiento exitoso y dirigido a la causa. Cada músculo tiene una acción específica y el gesto que ha llegado a pro- vocar una inflamación por repetición o por traumatismo agudo está claramente relacionado, sobre todo en el caso de los deportistas. El tendón del hombro más comúnmente afectado en la población en general es el del músculo supraespinoso, se- guido del bíceps braquial (porción larga), el subescapular y el infraespinoso. Para conocer el tendón implicado disponemos de diferentes pruebas, además de la presión sobre el mismo que requiere un buen conocimiento anatómico y clínico: · La prueba para el supraespinoso consiste en poner en evi- dencia el dolor con el hombro en abducción de 90°, flexión de 30° y rotación interna (pulgar apuntando al suelo) y rea- lizando entonces una abducción contra resistencia. · Prueba del subescapular: la rotación interna contra resis- tencia provoca dolor. · Prueba del infraespinoso y redondo menor: con el brazo en rotación interna delante del tronco se presiona debajo del ángulo posterior del acromion (infraespinoso) o ha- ciendo rotación externa contra resistencia con el brazo en 90° de abducción (redondo menor). · Prueba del bíceps (porción larga): puede estar afectado en su inserción en el labrum glenoideo superior, intraarticular o a nivel de la corredera bicipital del húmero, o romperse el ligamento humeral transverso que estabiliza el tendón en la corredera bicipital y luxarse éste. Se manifiesta por dolor en la cara anterior del hombro que se agudiza en la flexión del codo contra resistencia, la supinación del ante- brazo contra resistencia con el codo a 90°, y el estiramiento del tendón en la extensión pasiva forzada. Las tendinitis repetidas pueden llevar a la rotura del tendón o a la calcificación. Además pueden afectarse las bolsas sino- viales que los protegen en su recorrido, dando sintomatología más aguda e incapacitante que suele requerir una infiltración para su manejo inmediato. El orden en la secuencia de activación de los músculos del hombro es esencial para entender el origen de los problemas del hombro por tendinitis. Tendinitis Se trata de una patología por sobreuso, por fricción o por pinzado del tendón entre el techo anatómico del hombro (acromion, apófisis coracoides y el ligamento acromiocoracoi- deo entre ambos formando una continuidad) y el húmero o en la corredera bicipital. Capítulo 9. El hombro 341 El dolor comienza tras realizar una determinada actividad (grado 1) hasta que se hace continuo durante dicha actividad (grado 2) y en reposo (grado 3). Para diagnosticar correcta- mente un tendinitis hay que realizar varias maniobras: · La contracción isométrica del músculo afectado provoca dolor. Hay que comprobarlo tanto en posición neutra del músculo como en diversos puntos del arco de movimiento, con el fin de alterar la longitud y el ángulo de tracción del músculo. · La palpación exacta de la estructura afectada provoca dolor, por lo que hay que hacerla accesible a la palpación. · El alargamiento pasivo del tendón también puede doler, pero sobre todo en el final del recorrido del movimiento activo antagonista, cuando se produce una contracción ex- céntrica del músculo cuyo tendón está afectado. Tendinitis del supraespinoso Esos pequeños microtraumatismos en el caso del tendón del supraespinoso ocurren a unos 2 centímetros de su inser- ción, en una zona cuya irrigación se reparten 2 arterias (una superior y otra inferior), dejando entre ellas una zona peor vas- cularizada y por tanto con peor capacidad de reparación, lla- mada la “zona crítica avascular de Codman*”. La movilidad pasiva es casi normal, pero la activa está li- mitada a 45-90° de abducción, ya que a partir de esos grados de separación del hombro el dolor hace imposible seguir con la elevación de forma activa. De forma pasiva podemos supe- rarlo, y a partir de los 120° se puede continuar también acti- vamente. Esa zona de dolor agudo es lo que se conoce como “arco doloroso” (arco de movimiento entre los 90 y 120° que provoca dolor y en el que la zona avascular de Codman del tendón supraespinoso –inflamada– se comprime entre el acro- mion y el húmero). En la forma aguda el dolor se instaura en pocas horas en la cara anterior y externa del hombro (con menor frecuencia en la región escapular) y puede irradiarse al codo o a la región pectoral simulando una angina de pecho. Por la noche, con el apoyo y el calor de la cama el dolor se exacerba y el paciente tiene que buscar un sillón para poder descansar. La abducción y las rotaciones están limitadas y dificultan o impiden al paciente realizar actos como peinarse, asearse o vestirse. En la forma crónica el dolor se instaura a lo largo de sema- nas. La abducción activa está menos limitada que en la forma aguda y puede llegar a 100° y la pasiva puede ser prácticamente completa si se realiza lentamente. Las rotaciones también están limitadas, aunque son menos dolorosas. En ambos casos los AINES son poco efectivos, aunque fun- Rotura del manguito rotador Los desgarros del manguito rotador afectan al supraespi- noso, el infraespinoso, el subescapular o varios. Suele haber un antecedente de caída o esfuerzos de lanzamientos. Se afecta en- tonces la abducción y la rotación externa. En los desgarros gra- ves el paciente es incapaz de realizar esos movimientos, pero lo normal es que no se llegue a la rotura completa. En los jóvenes, la rotura del manguito rotador (traumática o por sobreuso) afecta a los rotadores internos y se manifiesta por dolor en la cara anterior del hombro, con dificultad para realizar la rotación interna. En los adultos y ancianos la rotura se produce progresivamente y afecta, especialmente, a la mo- vilidad para la abducción y la flexión, que resulta dolorosa y con crepitaciones. Los mecanismos de producción son por problemas anatómicos, mala movilidad escapular (frecuente), degeneración del tendón, microtraumatismosfrecuentes, y so- breuso (en deportistas). Se suele tratar más bien de una “ten- dinosis” que con el tiempo va provocando rupturas fibrilares hasta llegar a la rotura completa. No hay ninguna relación entre la gravedad de la rotura y el déficit funcional que sufre el hombro como consecuencia del daño. En caso de rotura, lo mejor es programar la intervención, pero sin excesiva urgencia. Bursitis La bursitis subacromial y subcoracoidea se instaura de forma aguda y los signos inflamatorios se aprecian claramente. La abducción está limitada y, además del dolor, se aprecian los otros signos de la inflamación: calor, enrojecimiento y tu- mefacción. El mejor tratamiento es la infiltración y, para evitar las re- caídas, un entrenamiento con Pilates que mejora el alinea- miento y la disociación de los hombros. La bursitis es muy dolorosa e incapacitante en cuestión de ho- ras. Pero el tratamiento mediante infiltración también es de efectos inmediatos. Tendinitis calcificadas Su diagnóstico es radiológico, observándose una pequeña zona de mayor densidad ósea en el recorrido del tendón su- praespinoso, aunque solamente en el 40% de los casos da sín- tomas clínicos. Se atribuye a microtraumatismos de repetición. Normalmente se presenta de forma insidiosa, similar a un hom- bro doloroso de cualquier tipología, con limitación de la ab- ducción y la rotación, y dolor a la presión en la zona tendinosa. cionan algo mejor en los casos crónicos. El ácido acético tiene un efecto descalcificador. Por eso es útil * Ernest A. Codman, 1869-1940, cirujano. Hospital General Massachusetts, Boston. aplicado en iontoforesis o simplemente los emplastos con gasas con vinagre. 342 PARTE ESPECIAL Tratamiento convencional Tras un reposo muy breve debe iniciarse la movilización asistida, evitando el dolor, pasando a fuerzas repetitivas suaves que ayudan al proceso de cicatrización. Poco a poco se inician las cargas concéntricas y excéntricas, siendo el dolor el indica- dor de la progresión; se empieza con muy poca carga y a velo- cidades lentas, aumentando cada cierto número de ciclos la re- sistencia y la velocidad. En la fase inicial (dolor) puede ser necesaria la inmovili- zación en cabestrillo para la deambulación y buscar posiciones de descanso del tendón lesionado, ejercicios pasivos o asisti- dos en recorrido no doloroso cuando se toleren y, en la se- gunda fase (a las tres o cuatro semanas), ejercicios suaves de resistencia, progresando lentamente hasta los seis meses, ya que la reparación del tendón es bastante lenta. Hay que evitar durante las fases del tratamiento llevar la mano a la espalda porque puede provocar una recaída de los síntomas; este es un movimiento que debe poder realizarse al final del proceso terapéutico. Protocolo Pilates en el hombro doloroso Como la mayoría de los problemas obedecen a tendinitis y desgarros de las inserciones tendinosas, plantearemos el tra- tamiento bajo esa perspectiva. Fase I: control del dolor y movilización pasiva Mientras haya inflamación aguda y dolor, hay que procurar el reposo articular incluso mediante un apoyo en cabestrillo. Pueden funcionar medidas fisioterápicas, como ultrasonidos y termoterapia o crioterapia. En cuanto ceda la inflamación aguda iniciamos moviliza- ciones pasivas en rangos articulares no dolorosos. Eso ayuda a activar el drenaje inflamatorio y a recuperar mecanismos pro- pioceptivos. Casi a continuación, con la asistencia de diferentes implementos, el paciente comienza a disociar movimientos del hombro, facilitados por el balón, pelotas o cilindro. Durante estos ejercicios o “fragmentos” de ejercicios hay que incorporar también la movilización pasiva del codo. Normalmente en un breve tiempo se dispone de un reco- rrido articular indoloro que abarca bastantes situaciones fun- cionales (Fig. 9-46). Fase II: ejercicios activos asistidos Se inicia el control motor mediante contracciones isomé- tricas pero, para ello, hay que diseñar ejercicios en descarga articular (concepto Sohier) intentando la liberación de la articulación, como en el ejercicio de la figura 9-47. Un ele- mento esencial para ello es la estabilización de la escápula du- rante el movimiento, pero también en diferentes posturas es- táticas: “llevar las escápulas a los bolsillos posteriores” y a su vez entrenar la disociación del movimiento escapular del mo- vimiento del húmero (Fig. 9-47). Figura 9-46. Fase I del hombro doloroso: movilización y disociación indolora del hombro, una vez disminuya la inflamación. De nuevo, deberemos incorporar el codo de una manera activa (con especial cuidado en los casos de tendinitis del bí- ceps). Al término de esta fase incorporamos ejercicios en ca- dena cerrada que ayudan a la movilización sin apenas carga. Los ejercicios activos asistidos se hacen en varias secuencias: · En posición baja, elevar hasta antes del punto doloroso y hacerlo en varios planos. · En posición alta (por encima de la zona de dolor –normal- mente más de 90°–, que hemos obtenido pasivamente): mantenerla, luego llevarla hasta el máximo, y volver a la Figura 9-47. Asistencia manual de descompre- sión. Capítulo 9. El hombro 343 Figura 9-49. Movilizaciones con énfasis en el estiramiento de tejidos blandos (fase IIIa). en ligero estiramiento para, finalmente, pasar a ejercicios ex- céntricos y concéntricos. · Subfase IIIa: Estiramientos (Fig. 9-49). · Subfase IIIb: Isométricos (Fig. 9-50). · Subfase IIIc: Concéntricos (Fig. 9-51). Fase IV: progresión en fuerza, movilidad y control Figura 9-48. Fase de ejercicios activos asistidos en un hombro dolo- roso (fase II). Dependiendo de la actividad del paciente diseñaremos se- cuencias de ejercicios que le supongan una continuidad de posición de partida. Hay que enseñar continuamente la di- sociación escapular. · En todo el recorrido: primero por vía anterior (flexión), más adelante en abducción progresiva (Fig. 9-48). Fase III: estiramientos y fortalecimiento La resistencia de bandas elásticas o de muelles se hace más progresiva. También, se hacen cargas pasivas en cadena cerrada (como en la cuadrupedia). Por otro lado, se continua movili- zando en el rango de movimiento indoloro y facilitando esti- ramientos. Al introducir ejercicios de fuerza debemos seguir una se- cuencia: iniciar primero estiramientos y, cuando no haya dolor, sugerimos contracciones isométricas en posición neutra y luego Figura 9-50. Ejemplos de cargas isométricas progresivas (fase IIIb). La intensidad y el ángulo de carga varían según el paciente, la patología y la evolución. 344 PARTE ESPECIAL Figura 9-51. Evolución hacia for- talecimiento muscular concén- trico en rangos poco agresivos (fase IIIc). movilidad, fuerza, corrección postural propioceptiva y coor- dinación. · Subfase IVa: inicial (Fig. 9-52). · Subfase IVb: avanzada (Fig. 9-53). Casos particulares: · Tendinitis del supraespinoso: el miembro superior no debe sobrepasar la línea media del cuerpo hacia atrás (no hacer extensión del hombro), ni llevar la mano detrás de la es- palda, salvo al final del tratamiento. Los ejercicios isomé- tricos iniciales deben tener un componente aductor, inclu- Figura 9-53. Ejercicios para el hombro doloroso en una fase IV avanzada con mayores solicitaciones, buscando la recuperación fun- cional. Figura 9-52. Ejercicios para una fase IV inicial para progresar en la movilización, fuerza, coordinación y corrección postural. Capítulo 9. El hombro 345 yendo progresivamente contracciones isométricas en dife- rentes posiciones del rango de rotación. · Tendinitis del infraespinoso ydel redondo menor: al ser los dos únicos rotadores externos debemos evitar al princi- pio (fases I y II) las contracciones en rotación externa, pero sí que debemos movilizar de forma pasiva y asistida en esa dirección, para evitar el acortamiento rotador interno por predominio de los antagonistas. Los ejercicios activos se realizan en ligera abducción. · Tendinitis del subescapular: para evitar el estiramiento del músculo, en las fases I y II inicial debe procurarse movilizar el hombro en flexión y rotación interna, evitando los ejer- cicios contrarios: extensión, rotación externa y abducción extrema. · Tendinitis del bíceps (porción larga): Hay que evitar las rotaciones externas y la retropulsión del hombro por el ti- rón que sufre el tendón en el túnel de la corredera bicipital. Así pues, los ejercicios de disociación del hombro no deben realizarse con el hombro en flexión de 90°. Cuando cede la inflamación ya se pueden iniciar esas movilizaciones e incluir ejercicios activos para recuperar la extensión com- Clínica El aspecto del hombro es de un “hachazo” que hace pro- minente al acromion. Se palpa la cabeza humeral por delante y debajo del mismo. El paciente resiste el mínimo intento de movilización pasiva y la abducción activa del brazo. El antece- dente lesivo es de gran valor. Hay que descartar la lesión del nervio axilar (o circunflejo), que ocurre en el 10% de los casos (y provoca una parálisis del deltoides y una anestesia en la cara lateral del brazo), así como la incidencia de lesiones óseas, como la fractura del troquiter o tuberosidad mayor. La tercera parte de las luxaciones de hombro se hacen re- cidivantes, mientras que la mitad de ellas pueden permanecer asintomáticas o con pequeños síntomas de inestabilidad oca- sional. La exploración de la movilidad completa y la atrofia de alguna musculatura suele orientar el diagnóstico de estos casos más especiales. Tratamiento general pleta del codo. El tratamiento implica la reducción para la recolocación de Son frecuentes las recaídas durante el tratamiento, por no dar tiempo a la estabilización de los progresos beneficiosos. El hom- bro quiere volver pronto a la actividad y, a veces, es prematuro. Hombro inestable: luxación de hombro La luxación de hombro es un problema relativamente fre- cuente y que suele estar abocado a intervención, especialmente en jóvenes. Por ello, debemos hacer un especial hincapié en conseguir un buen fortalecimiento alrededor de la articulación y, sobre todo, un reentrenamiento de las posiciones del hom- bro. La literatura científica no avala que se pueda evitar la ope- ración, y nosotros apostamos por retrasarla. En este apartado planteamos el tratamiento después de una luxación. Si se ha producido una operación, lo trataremos en el apartado siguiente. Etiología Su origen es traumático, por lo que es más frecuente entre la población joven. La gran diferencia entre el gran tamaño de la cabeza humeral y el relativamente pequeño enclave glenoi- deo escapular se corrige, en parte, por un rodete glenoideo car- tilaginoso. Pero, a pesar de ello, se requieren otros elementos estabilizadores del hombro que no son otros que los músculos y sus tendones. Otras veces se trata de un exceso de movilidad que no llega a provocar la luxación, pero el paciente nota que el hombro está muy “suelto” y que, en ocasiones, se le bloquea durante un determinado movimiento (como en rotación ex- terna y extensión del hombro al intentar alcanzar algo). La luxación más frecuente de la cabeza humeral (95%) es la luxación anterior por una caída, apoyando con el codo ex- tendido y el brazo en ligera separación. la cabeza en su cavidad glenoidea seguido de una inmoviliza- ción y fisioterapia para combatir la inflamación causada. Tras la reducción de la luxación, en el anciano, la problemática ma- yor es la rigidez del hombro, por lo que la recuperación del rango articular se inicia a la segunda semana, pero evitando la rotación externa durante seis semanas. Si el paciente es joven, se le inmoviliza por 2-4 semanas,12 evitando la abducción y la rotación externa otras 4 semanas más, mientras el paciente rehabilita la rotación interna. Hay que trabajar los estabilizadores dinámicos de la articulación, esto es: la movilidad escapulotorácica, el manguito rotador, y el tendón largo del bíceps. Cuando se producen más de 2 luxaciones en un mismo hombro, esto indica que el tratamiento conservador ha sido incapaz de solucionar el problema, ya que ha quedado una la- xitud suficiente para provocar la lesión al mínimo trauma. Por ello, el tratamiento final en estos casos será necesariamente qui- rúrgico. Las técnicas quirúrgicas utilizan el reforzamiento de la cápsula articular mediante plicas o la reinserción de los músculos para intentar evitar la recidiva, como el coracobra- quial, el subescapular y la porción corta del bíceps. Tratamiento de la inestabilidad e hipermovilidad: protocolo Pilates En los casos de inestabilidad del hombro, luxaciones o su- bluxaciones, nuestra propuesta de tratamiento tiene 3 fases: estabilización, fortalecimiento y la integración funcional. Aún así, algunos pacientes presentan recidivas; nos falta casuística para demostrar la efectividad del método Pilates comparado con otras metodologías de tratamiento, pero los resultados son esperanzadores. 346 PARTE ESPECIAL Fase I: estabilización isométrica En este caso, durante la fase aguda con lesión de los liga- mentos tras el traumatismo debe procederse a inmovilizar entre una y tres semanas, dependiendo de la edad del paciente. Para conseguir una buena estabilización del hombro, hay que trabajar correctamente la musculatura, pero, además, volver a es- tablecer un patrón de movimiento estable y eso lleva tiempo. Cuando se reanude el movimiento, el ejercicio debe reali- zarse en el arco de movimiento libre de dolor, evitando cuida- dosamente los extremos que fuercen las estructuras lesionadas. Por lo general las luxaciones se producen en dirección anterior e inferior, por lo que hay que evitar los extremos de abducción, rotación externa e hiperextensión hasta que se haya producido la curación y el fortalecimiento muscular adecuado. Hay ejercicios en contracciones isométricas para recuperar la sensación de estabilidad y otros de movilización asistida en rangos de movilidad seguros, para mayor seguridad de los me- canismos propioceptivos (Fig. 9-54). Fase II: fortalecimiento del manguito cortador Para tratar una luxación e intentar prevenir subluxaciones o episodios repetidos, es muy importante incorporar el equili- Figura 9-55. Inicio del fortalecimiento del hombro inestable pero con variadas posibilidades (fase II). brio del manguito de los rotadores. Es especialmente impor- tante recuperar el trabajo rotador externo del infraespinoso y redondo menor, pero también el de la porción posterior del deltoides y supraespinoso, que pueden reducir el desplaza- miento excesivo hacia abajo y delante de la cabeza humeral. Esto se demostró al estudiar a un grupo de bateadores de béis- bol (con gran incidencia de problemas de hombro) frente a un grupo de no bateadores. La relación de fuerzas de los ro- tadores externos era significativamente menor que la de los rotadores internos.13 De todas formas, una hipermovilidad articular en ciertos planos no significa que la articulación sea hipermóvil en todos ellos. En los ejercicios para equilibrar el manguito de los rotado- res es importante su fortalecimiento tanto excéntrico como concéntrico. Su realización con el equipamiento Pilates pro- porciona una resistencia más uniforme durante todo el reco- rrido del movimiento. Figura 9-54. Inicio del tratamiento del hombro inestable: ejercicios para iniciar la estabilización y la propiocepción (fase I). Por supuesto eso implica fortalecer también los rotadoresinternos (Fig. 9-55). Capítulo 9. El hombro 347 Figura 9-56. A medida que se fortalece el hombro se van incorporando ejercicios de integración funcional (fase III) como los que se proponen en esta serie. La selección correcta facilita una evolución positiva y rápida. Fase III: integración funcional Algunos ejercicios que en otras patologías se realizan en las fases iniciales, en este caso ocupan un importante papel en la integración funcional ante las demandas de las actividades pro- fesionales y cotidianas (Fig. 9-56). Hombro rígido: traumatismos y poscirugía Causas Por caídas, golpes, accidentes de tráfico, etc., tanto las articulaciones como los huesos y los músculos pueden lesionarse. Si el problema es una distensión (esguince) de la articula- ción esternoclavicular y acromioclavicular, una vez pasado el período agudo, hay que ejercitar el pectoral menor, pectoral mayor y la porción superior del trapecio. La fractura de clavícula es muy común en niños y jóvenes. Durante las 6-8 primeras semanas se inmoviliza con una ortesis en ocho y cabestrillo. Posteriormente habrá que rehabilitar conforme al protocolo común que exponemos más tarde, al igual que en la rehabilitación posquirúrgica tras intervenciones en el hombro. Lo mismo ocurre en las intervenciones por luxaciones re- cidivantes del hombro, o tras episodios reumáticos o de infla- maciones traumáticas que obligan a inmovilizar el hombro un tiempo suficiente como para que se inicie una rigidificación de su arco de movilidad. Clínica El hombro ha sufrido un traumatismo, una inflamación aguda o una intervención quirúrgica. El resultado es que ha pasado un tiempo y sigue teniendo restricciones al movi- miento, tanto a la exploración pasiva como a la movilidad ac- tiva. Se impone pues un tratamiento intensivo para devolverle su principal cualidad: el movimiento. Bien sea como consecuencia de un traumatismo directo in- tenso, con una inmovilización del brazo, o con una inflamación reumática, puede aparecer un dolor que se irradia incluso hasta la muñeca (dermatoma C5) que cuando está inflamado activa- mente provoca dolor nocturno e imposibilidad de yacer sobre el lado afectado y que puede acabar en una retracción de la cáp- sula articular (“hombro congelado” o “capsulitis adhesiva”). Tratamiento convencional El tratamiento puede realizarse durante los estadios inicia- les mediante técnicas de movilización con movimientos acce- sorios, facilitando el deslizamiento y la separación de las su- perficies articulares. Después del tratamiento pasivo es necesario que el paciente realice numerosas repeticiones pero de forma activa bien sea asistida o no. Protocolo Pilates Fase I: isometría y estiramientos indoloros Durante las 2-3 primeras semanas tras el alta hospitalaria o el cese de la inflamación. Hay que luchar contra el dolor y la rigidez con varias tera- pias conjuntamente: termoterapia, masaje, hidromasaje, elec- troterapia, etc., para iniciar ejercicios con contracciones iso- métricas en varios planos, más estiramientos PNF y pasivos en amplitudes reducidas y no dolorosas (Fig. 9-57). 348 PARTE ESPECIAL céntrica, incluyendo trayectorias diagonales y espirales, junto a trabajos propioceptivos (Fig. 9-59). El criterio para un hombro intervenido quirúrgicamente se explica en el recuadro “Hombro quirúrgico” de la página si- guiente. Figura 9-57. Movilizaciones en un entorno seguro durante la primera fase I tras un traumatismo, intervención o secuelas de rigidez. Siempre tras la desaparición de la inflamación. Fase II: movilización articular y progresiva Entre las 3-6 semanas, una vez recuperado un rango fun- cional de movimiento. La movilización debe incluir a la articulación escápulo to- rácica además de la escápulohumeral. Los estiramientos son más amplios y reiterados pero igualmente indoloros. Una vez conseguido un rango libre de dolor se inicia la tonificación muscular poco a poco y con pequeñas cargas (Fig. 9-58). Fase III: fortalecimiento e integración funcional En una tercera fase se incorporan variados ejercicios que implican movilidad articular y fuerza isométrica intensa y ex- Figura 9-58. Propuesta de ejercicios para ir aumentando la movilidad sin dolor, y a la vez iniciar una tonificación muscular en el hombro rígido (fase II). Capítulo 9. El hombro 349 debilidad de los músculos inervados por ese nervio, sensaciones de hormigueo, falta de sensibilidad, etcétera. Hay algunos casos especialmente típicos en el hombro: · Síndrome del desfiladero torácico: se produce por com- presión del plexo braquial, la arteria y vena subclavia, a su paso entre el músculo subclavio y la clavícula por de- lante, la primera costilla por debajo y los músculos esca- lenos anterior y medio a los lados. Hay factores anatómi- cos (como la “costilla cervical”) que lo favorecen y en función de los nervios más afectados pueden variar los síntomas, que se exacerban con la abducción y rotación externa, como una paciente que tras pasar por numerosos médicos incluidos psiquiatras me refería que “se le dor- mían las manos cuando miraba a la gente”, hasta que in- sistiendo en la anamnesis pude aclarar que eso le ocurría cuando iba en autobús y en metro agarrada al asidero de arriba, y giraba la cabeza para mirar a los otros pasajeros!! · Neuropatía supraescapular: por compresión de ese nervio a su paso por la escotadura del mismo nombre, provocando debilidad de los músculos supra e infraespinosos con la Figura 9-59. La recuperación de la integridad funcional (fase III) implica la realización de ejercicios con amplios rangos de movilidad, pero tam- bién de fuerza. Se proponen variadas posibilidades. HOMBRO QUIRÚRGICO En casos de intervención, el hombro permanece inmovilizado cierto tiempo (dependiendo del problema) pero podemos esta- blecer 4 fases: · Fase I: 5-15 días después de la cirugía: – Trabajo isométrico de tríceps y bíceps. – Movilización pasiva temprana en rangos de movimiento sin dolor. – Protracción-retracción. – Movilización asistida con balón o cilindro. – Flexoextensión asistida del codo en pronación de la mano. Evitar la supinación del codo. · Fase II: 3.a semana: – Ejercicios resistidos en todos los planos, pero sin rotación. – Ejercicios asistidos de flexoextensión del codo (sin supina- ción). – Trabajo isométrico del pectoral. · Fase III: 4.a-5.a semana: – Ejercicios resistidos en todos los planos, con rotaciones. – Ejercicios resistidos en flexoextensión con pronosupinacio- nes de la mano. – Iniciar actividades y movimientos adecuados. Lesiones del plexo braquial Bien sea por traumatismos (golpes sobre el hombro que provocan congestión, hematomas, etc.) o por hiperactividad de los músculos de la zona (como ocurre en los músicos y en ciertas profesiones), puede producirse una compresión de de- terminados nervios a su paso por zonas especialmente com- prometidas anatómicamente. El resultado es una progresiva consecuente limitación de la abducción y de la rotación ex- terna del hombro. · Nervio torácico largo: encargado de inervar al importante músculo serrato anterior, motivando una escápula alada y debilidad para la abducción. · Síndrome del espacio cuadrilátero: en algunos profesiona- les y en deportistas de gimnasio puede ocurrir la compre- sión del nervio axilar y la arteria circunfleja posterior a su paso por una estrecha ventana que forman el redondo me- nor, el redondo mayor, el tendón largo del tríceps y el cue- llo del húmero. Hay dolor intermitente del hombro que aumenta con el trabajo de los brazos, con sensación de ten- sión en la zona. El dolor aumenta con la abducción y rota-
Compartir