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El tobillo y el pie CAPÍTULO 8 RECUERDO ANATÓMICO La articulación del tobillo está formada por las superficies distales de la tibia por dentro, el peroné por fuera y el astrágalo, debajo de ellos. Es como una pinza de la tibia y peroné sobre el astrágalo, de manera que, por un lado, facilita la transmisión del peso y, por otro, facilita la movilidad en flexión y en ex- tensión. Los relieves óseos del tobillo se corresponden a los ma- léolos tibial y peroneo. El astrágalo no recibe ninguna inserción muscular, actúa como transmisor de la carga del peso del cuerpo y permite de modo pasivo la flexoextensión de la pierna y el pie. La sujeción principal la proporcionan los ligamentos late- rales: el de la cara interna es amplio como un abanico y une al maléolo tibial con el calcáneo, el astrágalo y el escafoides. Por la cara externa hay tres bandas ligamentosas que unen el ma- léolo peroneo con el astrágalo y el calcáneo. Los movimientos principales del tobillo son dos: · Flexión: cuando aproximamos el dorso del pie a la tibia. Es una flexión dorsal. · Extensión: cuando se aleja o desciende el pie, como cuando las puntas. Se puede llamar también flexión plantar. Debido a la forma de la cúpula del astrágalo, cuando el to- billo está en “flex” (flexión dorsal) está más encajado entre la pinza tibioperonea y, por ello, es más estable. En “relevé” (fle- xión plantar) tiene más movilidad lateral. Si a eso añadimos que en relevé o puntas hay menor base de apoyo, se entiende que los esguinces de tobillo (la patología más frecuente no sólo en bailarines sino también en la población general) ocurran con mucha más frecuencia en la cara externa, con el pie en fle- xión plantar. El ángulo máximo de estos movimientos es amplio, espe- cialmente, la flexión plantar. Si combinamos los movimientos del tobillo con los del pie hablamos de: · Inversión del tobillo: flexión plantar, supinación y aproxi- mación del pie (como cuando en puntillas se desplaza el peso excesivamente al 5.° dedo). · Eversión: flexión dorsal, pronación y separación del pie. Como cuando en cuclillas se “vuelcan” los pies apoyando y aplanando el arco interno del pie. La organización funcional del tobillo y del pie debe ser múltiple, pues la zona de apoyo del peso del cuerpo debe adap- tarse a tres tipos diferentes de contacto en el suelo: · Apoyo del talón (retropié). · Apoyo de toda la planta (mediopié). · Apoyo anterior digitígrado (antepié). El pie presenta numerosos huesos para repartir la carga del peso y a su vez amoldar su arquitectura al terreno. Se divide en tarso, metatarso y dedos. El astrágalo recibe todo el peso y aun así permite el mo- vimiento necesario para la marcha; por ello, tiene la parte su- perior convexa para articular entre la pinza que forman la ti- bia y el peroné. El calcáneo transmite el peso al suelo cuando apoyamos el talón. Es robusto y en él se inserta el tendón de Aquiles. El escafoides sobresale en el arco longitudinal interno del pie. El cuboides se encuentra al lado externo del escafoides. Las cuñas son tres pequeños huesos entre el escafoides y los tres primeros metatarsianos. Los metatarsianos son cinco. El 1.° es el más grueso. El 2.° actúa como el eje del pie. El 1.er dedo tiene sólo dos falanges. Los demás tienen tres. La articulación subastragalina del pie está entre el astrágalo y el calcáneo. Entre el calcáneo-astrágalo y la primera línea de huesos del tarso se constituye otra articulación funcional, lla- mada de Chopart, y entre los huesos del tarso y los metatar- sianos, la de Lisfranc. La articulación metatarso-falángica del 1.er dedo es la que soporta más carga y su movilidad es esencial para ponerse de puntillas y para la última fase del apoyo du- rante la marcha. Entre los huesos contiguos se establecen articulaciones sinoviales, con sus ligamentos, pero con poco movimiento. El apoyo se realiza sobre el talón y se reparte hacia la cabeza del 5.° dedo y al 1.er dedo, por los arcos interno y externo. Entre las cabezas del 1.° y el 5.° metatarsiano se forma el arco trans- verso. Si esta superficie es amplia, el equilibrio es mayor. Cuando juntamos los pies, se forma una bóveda entre los dos. Esta disposición en arcos le da al pie una mayor estabili- Es muy interesante analizar el apoyo plantar del pie en relación al alineamiento de todo el miembro inferior. En muchas ocasiones, las tensiones fasciales comprometen al pie y tobillo o a otras ca- denas del miembro inferior. 302 PARTE ESPECIAL PATRONES DE EJERCICIO EN EL TRATAMIENTO Y REHABILITACIÓN DEL TOBILLO Y EL PIE CON PILATES Las lesiones de la pierna, tobillo y pie tienen en común va- rios factores tanto en los mecanismos de producción como en la manera de recuperarlas. De nuevo se pone en evidencia que hace falta el concurso de otras medidas terapéuticas para que el tratamiento no sea solamente efectivo, sino también rápido y funcional. La movilidad de este segmento corporal está diseñada para Figura 8-1. El reiterado estrés sobre la articulación metacarpo- falángica (MF) del 1.er dedo pro- voca hallux rigidus. dad, aguantar el peso y tener una buena amortiguación, y tras- ferir el peso al suelo. Cuando se aplana el arco transverso, las cabezas de los me- tatarsianos impactan en exceso sobre el suelo y duelen: es el “pie abierto” o metatarsalgia. Según la relación entre las longitudes de los dedos se ha- bla de: · Pie egipcio: cuando el 1.er dedo es más largo que los demás. Es el más frecuente. · Pie griego: cuando el más largo es el 2.° dedo. · Pie cuadrado: cuando los dos primeros dedos son iguales. Si el 1.er dedo es demasiado largo puede presentar proble- mas cuando las puntas, ya que la presión la recibirá él sólo. Pero el problema real se plantea cuando la mayor o menor lon- gitud del primer radio ocurre a expensas del primer metatar- siano. En estos casos, ponerse de puntillas o llevar tacones o calzado que presione sobre el primer dedo puede provocar una inflamación crónica de la articulación metatarso-falángica que degenerará en un hallux rigidus (Fig. 8-1). Si observamos la marca que deja un pie sobre la arena, o mejor, sobre un papel colocado debajo de una tela con tinta, se observa que hay una zona ensanchada, correspondiente al apoyo del antepié, una más estrecha, por la altura de la bó- veda plantar, y otra alargada que corresponde al talón. La re- lación entre ellas define el tipo de pie: normal, plano o cavo. La medición más utilizada para valorar el arco del pie es el índice de Chippaux que consiste en trazar una tangente al borde externo de la huella plantar y sendas perpendiculares: una en la parte más estrecha (en el mediopié) que llamamos “C” y otra en la más ancha (antepié) que llamamos “B”. De la división de C entre B y multiplicado por 100 obtenemos el ín- dice: cuanto menor sea, el pie es más cavo, y cuanto mayor sea, el índice el pie será más plano. Para la rehabilitación del tobillo y del pie con el método Pilates habrá que atender, sobre todo, a las numerosas posi- bilidades que ofrece el método para la propiocepción y la in- tegración funcional del pie en multitud de gestos funcionales que incluso incluyen el salto, tanto sobre superficies estables como inestables. la marcha, por lo que los principales movimientos son flexión y extensión de tobillo, dirigida desde la pierna por el potente tendón de Aquiles, y, en el pie, varios ejemplos de mecanis- mos de agarre al suelo, como pueden ser la pronación y supi- nación, pero también otros movimientos combinados que afectan a porciones del mismo, como el llamado “pie corto”, o las diferentes prensiones de los dedos desde las articulacio- nes metatarsofalángicas o simplemente la prensión digital de las articulaciones interfalángicas. Su tratamiento cinesiterá- pico con elmétodo Pilates deberá tener en cuenta todas estas situaciones. Los patrones de ejercicio con Pilates incluyen: · Movilización articular pasiva y propioceptiva. Flexibiliza- ción muscular. · Fortalecimiento muscular. – Musculatura de la pierna. ■ Tríceps. ■ Flexores. ■ Extensores. ■ Peroneos. – Musculatura del pie. · Integración funcional, propiocepción y equilibrio. Movilización articular pasiva y propioceptiva. Flexibilización muscular La primera fase de tratamiento de los problemas de pierna, tobillo y pie (siempre que haya pasado la fase inflamatoria aguda) consiste en movilizar el tobillo en varios planos de una forma segura y, además, facilitar la propiocepción del apoyo. En el entorno Pilates se han desarrollado diferentes imple- mentos que ayudan a realizarlo, como el cilindro y el disco, y se utilizan otros provenientes de otras metodologías, como el balón o el plato de Freeman. Movilización articular con el plato inestable El plato inestable (también tiene otros nombres: Freeman, Boheler, etc.) es un implemento que se utiliza para aumentar la inestabilidad y desafiar así al equilibrio, sobre todo, cuando el apoyo en carga sobre el plato es total. Pero en las primeras fases de tratamiento lo que interesa es evitar la com- presión articular al tiempo que se mejora la movilización. Capítulo 8. El tobillo y el pie 303 Figura 8-4. Aparatos para los pies. Figura 8-2. Moviliza- ción articular con el plato inestable. Eso lo podemos conseguir apoyando el pie sobre el plato ines- table pero sin apenas carga, como ocurre desde la posición de sentados, o en decúbito como ilustra la figura (Fig. 8-2). Reblandecimiento plantar con mini-pelota En la rehabilitación propioceptiva de muchas patologías es interesante incluir el reblandecimiento de la fascia plantar y los músculos intrínsecos del pie que, además, incrementan no- tablemente la mejora propioceptiva para la bipedestación. En trastornos de la marcha, problemas posturales, patología lum- bar, del miembro inferior se requiere, muchas veces, disponer de un buen apoyo plantar tanto mecánicamente (ampliando la superficie de apoyo) como propioceptivamente (enrique- ciendo la sensibilidad desde la planta del pie). Primero se coloca la pelota en uno de los pies sobre zonas no óseas, pero cerca de ellas. A continuación, se va trasladando el peso del cuerpo hacia ese pie hasta conseguir una presión suficiente que mantenemos unos segundos; utilizamos enton- ces la respiración para acentuar la fase espiratoria. Pasamos el paso al otro pie y reubicamos la pelota bajo el pie, siguiendo de nuevo el mismo proceso. Otro procedimiento consiste en intentar agarrar la pelota acentuando pasivamente el arco del pie (en casos de pies planos o valgos) o mediando la musculatura intrínseca (en pies cavos y tendinitis de Aquiles). Finalmente, otro movimiento interesante es mover todo el pie por encima de la pelota, pero solamente con una ligera pre- sión, a modo de masaje de sensibilización de toda la planta del pie (Fig. 8-3). Aparatos para los pies Joseph Pilates diseñó varios artilugios para este fin: el foot- corrector y el toe-gimzo. En uno primaba la posibilidad de elevar más o menos el apoyo del arco del pie para intensificar el tra- bajo y para facilitar la formación del arco plantar (o su contrario para aplanarlo mediante el masaje plantar sobre la superficie convexa), el ejercicio de la musculatura plantar intrínseca y ex- trínseca, y la mejora de la propiocepción para la postura, la marcha y el equilibro. El otro era un intento de corregir el hallux valgus y fortalecer la musculatura interósea (véase Fig. 8-17). A partir de los años ochenta, el foot-corrector se empezó a sustituir por pequeñas pelotas, de menor dureza que las de te- nis, para trabajos corporales de sensibilización y relajación. Aunque otros lo aplican para automasaje dentro del concepto de reflexología podal (Fig. 8-4). Estiramiento de la cadena posterior con banda elástica y con aro flexible Como el movimiento del tobillo es esencialmente el de una polea en flexión y extensión, para rehabilitarlo hay que procu- rar un buen estiramiento de las cadenas extensoras y sobre todo flexoras. Por lo tanto, aparte de insistir en la región afectada (pie y tobillo), también debemos ocuparnos de toda la cadena muscular posterior. También se aprovecha el estiramiento pasivo y la flexión plantar para, luego, fortalecer el tríceps. Dependerá de la po- sición de la rodilla para que el estiramiento (y el fortaleci- miento consecutivo) sean del sóleo o de los gemelos. En la fi- gura 8-5 se muestra en A y B un estiramiento de toda la cadena posterior, mientras que en C, el estiramiento es de la dorsifle- xión del tobillo. A B Figura 8-3. Reblandecimiento sensibilización plantar con minipelota (A) o con pelota (B). 304 A PARTE ESPECIAL B C Figura 8-5. Estiramiento de la cadena posterior con banda elástica y con aro flexible. Ejercicios con apoyo de los pies en el Reformer (foot work) en el Reformer Para acentuar el efecto del ejercicio anterior podemos ha- cerlo en cadena cerrada en el Reformer, aprovechando la trac- ción de los muelles. Incluso podemos hacer variaciones de es- tiramientos: dejando estirar pasivamente ambos tobillos en dorsiflexión (Fig. 8-6 a partir de A), volviendo a la posición inicial con las rodillas flexionadas pero manteniendo el má- ximo tiempo los talones con los tobillos en dorsiflexión (B), o rehabilitando la marcha con cada pie (C). El esfuerzo de prensión de los dedos sobre la barra de torre también tiene efectos sobre la formación del arco plantar. El apoyo en el metatarso, mediopié o retropié también es impor- tante por la presión que se produce en las tres áreas de la planta del pie y el efecto que tienen sobre la propiocepción y el equilibrio. Movilización asistida del tobillo con el Cilindro La posición de partida puede ser en decúbito supino (Fig. 8-7 A), sentado o de pie. El caso es deslizar toda la planta del pie por el cilindro hasta el límite de la flexión plantar o dorsal del tobillo (B), intentando también que la propia musculatura intrínseca del pie agarre al máximo el cilindro (C) para tonificar los músculos de la planta a la vez que se flexibi- lizan los ligamentos dorsales del tarso para mejorar el puente. A B C Figura 8-6. Ejercicios con apoyo de los pies en el Reformer (footwork): pies en paralelo (A), pies en rotación externa (B) y flexoextensiones su- cesivas del tobillo (C). A B C Figura 8-7. Movilización asistida del tobillo con el cilindro (A y B). En C se intenta rodear el cilindro con todo el pie. Capítulo 8. El tobillo y el pie 305 Figura 8-8. Movilización del tobillo en la silla (“estiramiento de Aquiles”). Movilización del tobillo en la silla (“estiramiento de Aquiles”) Aunque Joseph lo tituló estiramiento de Aquiles, realmente es un estiramiento y un fortalecimiento excéntrico del sóleo, que en definitiva es el músculo que (formando parte del ten- dón de Aquiles) se ocupa de los momentos más posturales. Se puede aprovechar este ejercicio para la activación de la circulación de retorno venoso en personas con varices, edemas en piernas, mala circulación o embarazadas, pues el sóleo se en- carga con su contracción, en este ejercicio, de bombear la san- gre venosa de retorno hacia el corazón (Fig. 8-8). Se apoya la parte anterior de la planta del pie en el pedal, y la tuberosidad de la tibiade la misma pierna contra el borde de la silla. Se empuja el pedal hacia abajo con precisión para reali- zar una flexión plantar del tobillo. Luego hay que volver muy lentamente a la posición de partida mediante una dorsiflexión del tobillo, manteniendo una contracción excéntrica. Es im- portante mantener la alineación de las extremidades inferiores. Patada con una pierna (single leg kick) Este ejercicio del mat está más pensado para el manteni- miento de la estabilización pélvica durante las flexiones de la rodilla con rebote. Pero, aprovechando esa circunstancia y que en las versiones modernas del ejercicio el rebote se hace con el tobillo en flexión plantar primero y en flexión dorsal después, podemos utilizarlo en fases tempranas por el poco riesgo que conlleva (Fig. 8-9). Fortalecimiento muscular Para el fortalecimiento muscular del tobillo se pueden plantear dos posibilidades: hacerlo en la flexión plantar, ha- cerlo en la eversión (peroneos) o hacerlo de forma conjunta a la musculatura de la pierna y del muslo. Para el fortaleci- miento de la flexión dorsal y la inversión disponemos de mu- chos ejercicios, por ejemplo, con bandas, pero no son Pilates, y el objetivo de este libro es plantear la cinesiterapia con ejer- cicios del método original o aceptados como integrantes del entorno Pilates. Empuje de la barra de torre en supino en el Cadillac (muelles desde abajo) (springs from below: foot work) Decúbito supino. Pies apoyados en la barra de torre con las rodillas formando un ángulo de 45°. El ejercicio consiste en extender las rodillas contra la resistencia de los muelles, que puede ser desde ligera a muy fuerte. Una vez extendidas las rodillas, los tobillos pueden realizar flexiones plantares y dorsiflexiones, asistidos por esas resis- tencias. Como en todo ejercicio que implica carga o resistencia es importante mantener un buen alineamiento de los pies y de todo el miembro inferior. Durante el ejercicio, los hombros y el cuello deben estar relajados. Son muchas las variaciones posibles: caderas y pies en pa- ralelo, en rotación interna y en rotación externa (Fig. 8-10). Figura 8-9. Patada con una pierna. 306 A PARTE ESPECIAL B C Figura 8-10. Empuje de la barra de torre en supino en el Cadillac (muelles desde abajo), con una sola pierna (A) y con ambas, haciendo flexo- extensiones del tobillo (B y C). Variación del empuje de la barra de torre con muelles desde abajo (variación de springs from below) También se puede hacer el mismo ejercicio pero colocado en la posición contraria, con la cabeza hacia la otra parte del Cadillac. Esto es especialmente útil en personas con poca fle- xibilidad o escasa forma física, pues puede situarse a la distancia más cómoda para poder ejercitar el movimiento del miembro inferior contra la resistencia de los muelles (Fig. 8-11). El mono (monkey) Una opción más avanzada es la que parte de la posición de debajo de la barra de torre, pero agarradas las manos a la misma barra de torre y ayudarse del movimiento para, al extender las rodillas elevar el tronco. Desde esa posición se consiguen esti- ramientos útiles para los hombros, la columna, las rodillas y también para las piernas y los tobillos, al moverlos en flexión dorsal y plantar (Fig. 8-12). Fortalecimiento de la flexoextension del tobillo con las bandas elásticas Las bandas elásticas hacen fácil la realización de los dife- rentes ejes de movimiento del tobillo y pie, con el concurso de los músculos de la pierna. Además se pueden utilizar en casa, enseñando el ejercicio y orientación del pie más apropiados. Es especialmente útil para fortalecer los músculos peroneos, tan importantes para la prevención de los esguinces de tobillo (Fig. 8-13). Fortalecimiento del tobillo en el Reformer Desde posición de pie se puede fortalecer el tobillo de un modo funcional. Una vez conseguida la extensión completa de la rodilla, el tobillo puede ejercitarse de nuevo en flexión plan- tar y dorsal, bien sea asistida o contra resistencia. En la figura A hemos añadido la dificultad del disco giratorio en la pierna de base (Fig. 8-14). Figura 8-11. Variación del empuje de la barra de torre con muelles desde abajo. Figura 8-12. El mono. Capítulo 8. El tobillo y el pie 307 Figura 8-13. Fortalecimiento de la flexoextension del tobillo con las bandas elásticas. A B Figura 8-15. Sentadillas fuera del Cadillac, de pie sobre los discos. Empujes en la silla en diferentes posiciones (foot press) Figura 8-14. Fortalecimiento del tobillo en el Reformer. En A, la pierna de apoyo se apoya sobre un disco giratorio. Sentadillas fuera del Cadillac, de pie (squats out of the Cadillac) sobre los discos Situados sobre dos discos giratorios podemos forlatecer tanto la flexión dorsal (descendiendo en flexión de cadera y rodilla, pero bien alineados desde la cadera-rodilla tobillo-pie en el 2.° dedo, y luego subiendo en extensión), como la plantar (subiendo de puntillas sobre los discos), aumentando así el re- fuerzo propioceptivo (Fig. 8-15). Las diferentes colocaciones (de pie, sentado, en rotación ex- terna, con apoyo metatarso, apoyo de talón) nos permiten for- talecer toda una cadena muscular que es muy importante a la hora de recuperar la fuerza y también la funcionalidad de todo el miembro inferior. Presentamos varios ejercicios (Fig. 8-16). Toe-gimzo Joseph Pilates inventó un artilugio para intentar corregir el desalineamiento del primer dedo del pie (el juanete). Hoy en día se continúan fabricando modelos, pero los especialistas los A B C D Figura 8-16. Empujes en la silla en diferentes posiciones: desde posicion de pie (A), sentado con pies en paralelo (B), pies en rotación externa (C) y con un solo pie buscando el alineamiento de todo el miembro inferior (D). 308 PARTE ESPECIAL · Equilibrios de pie. · Equilibrios de pie con desafío al equilibrio y la propio- cepción. · Apoyos en superficies inestables. · Reentrenamiento del salto. · Fortalecimiento intrínseco por el apoyo y alineamiento. Empujes contra resistencias con estiramiento Figura 8-17. Toe-gimzo. En varios de los ejercicios Pilates nos encontramos con mo- desaconsejan porque el hallux valgus es un problema tridimen- sional, y una gimnasia monográfica sobre el primer dedo puede ser contraproducente. De todas formas, como homenaje a Joseph Pilates aquí va de nuevo su invento (Fig. 8-17). Integración funcional, propiocepción y equilibrio Entre las enormes posibilidades para la recuperación fun- cional del tobillo en el método Pilates, seleccionamos siete gru- pos de ejercicios en máquinas y con implementos. · Empujes contra resistencias que implican estiramientos posteriores. · Empujes contra resistencias en cadena semiabierta. · Desafíos en el plano horizontal. mentos en los que la articulación del pie y tobillo desempeñan un papel fundamental. Los pacientes que han sufrido patolo- gías a este nivel pueden encontrar dificultad para superar esta fase, pero es esencial plantearla para que pueda superarse. Son varios ejercicios que hemos considerado en otras pa- tologías regionales, pero también tienen una gran implicación a nivel del tobillo y del pie. · Sobre las hombreras del Reformer (Fig. 8-18). · Sobre la barra de pie del Reformer y de la silla (Fig. 8-19). Empuje contra resistencias en cadena semiabierta Tanto en el Cadillac como en el Reformer encontramos ejercicios de este tipo que, además de implicar a la columna, la cadera y la rodilla, también tienen un efecto importante me-Figura 8-18. Empujes contra resistencias con estiramiento. Obsérvese el diferente apoyo de los pies sobre el Reformer. Figura 8-19. Sobre la barra de pie del Reformer y de la silla. Capítulo 8. El tobillo y el pie 309 apoyo y con el desplazamiento del carro durante el movi- miento. Es pues un reto importante para la integridad y fluidez del movimiento. Desafíos en el plano horizontal: discos giratorios En el juego de la rotación externa o interna del pie parti- cipan varios factores, entre los que se incluye, principalmente, la posición de la rodilla (Fig. 8-21). En este caso, en A y B promovemos una rotación de todo el miembro inferior, ade- más de otros esfuerzos gestuales, según la capacidad o las ne- Figura 8-20. Empuje contra resistencias en cadena semi-abierta. A B C D Figura 8-21. Desafíos en el plano horizontal: de pie sobre el Reformer (A), de pie y lateral a la silla (B), apoyos en el puente (C) y apoyos con el metatarso durante el puente (D). cánico sobre el tobillo y el pie que podemos utilizar para su re- cuperación (Fig. 8-20). El empuje sobre las agarraderas contra la resistencia de los muelles tiene un factor añadido con la falta de fijación del cesidades del paciente. En C, la rotación se centra en la pierna-pie. Y en D, al forzar la flexión plantar, la rotación ex- terna o interna le compete casi en exclusiva al tobillo-pie. Son gestos muy similares pero con activaciones musculares dife- renciadas. La base del éxito es la selección cuidadosa y el or- den de los ejercicios. Equilibrios de pie (standing balance) Una buena recuperación del tobillo debe manifestarse por la posibilidad de apoyar unipodalmente sin problemas en cual- quier superficie, y variando la posición del cuerpo o del miem- bro inferior. El ejercicio de equilibrios de pies es un buen ejemplo para ello (Fig. 8-22). El objetivo es mantener un buen alineamiento de todo el cuerpo, mientras variamos el apoyo sobre los pies. En C au- mentamos la dificultad para encontrar el equilibrio entre los diferentes segmentos corporales: es todo un reto. Equilibrios de pie con desafío a la estabilidad y la propiocepción Si antes lo intentamos con el apoyo unimodal sobre el suelo, ahora le colocamos al paciente una superficie inestable pero firme sobre el suelo: el Bosu, un implemento de gran interés en la rehabilitación debido a sus múltiples posibili- dades.1 A B C Figura 8-22. Equilibrios de pie. 310 PARTE ESPECIAL A B C D Figura 8-23. Equilibrios de pie con desafío a la estabilidad y la propiocepción en el Bosu: equilibrio unipodal (A y B), marcha con ambos pies (C) y saltos con equilibrio sobre el Bosu (D). Como se observa en la figura 8-23, A y B son iguales que en el ejercicio anterior, pero con la dificultad añadida del equi- librio. En C se ensaya la caminata. En D se salta con ambos pies y se procura mantener el equilibrio. La riqueza propiocep- tiva está garantizada por la versatilidad de estímulos (Fig. 8-23). Nos vamos a centrar en el “puente”, pero realizado en di- ferentes implementos que estimulan enormemente la propio- cepción del tobillo y del pie. En la figura 8-24 se muestra una progresión de dificultad de menor a mayor en A a D, mientras que el desafío en E y F es diferente, incluso provocando el apoyo unipodal. Puente sobre superficies inestables Reentrenamiento del salto Nos podemos servir de numerosos elementos del entorno Pilates, como discos giratorios sobre la plataforma de saltos en el Reformer, o los pedales en T en el Reformer, etc., muchos implementos que se han ido incorporando al entorno Pilates hasta facilitar la disponibilidad de innumerables variaciones para cada ejercicio. A B Sabido es que el salto es uno de los puntos clave en la re- habilitación del tobillo. El problema habitual es que para saltar se carga con todo el peso de la fuerza de la gravedad. Con el Reformer podemos eliminar esa circunstancia y centrarnos en el control de las fases de despegue y de aterrizaje del salto. Para ello, debemos colocar una plataforma amplia que sirva de base. Los muelles podemos cambiarlos en su resistencia a nuestra conveniencia. En las figuras se muestra una secuencia que podemos mo- dificar haciendo que el paciente pueda ejercitarse con empuje y apoyo uni o bipodales, hacerlo con los ojos abiertos o cerra- dos, coreografiar el período de vuelo, etcétera (Fig. 8-25). C D A B E F C D Figura 8-24. Puente con apoyos en carga sobre superficies inesta- bles. En el Bosu en sus diferentes superficies (A y B), sobre el plato de Freeman (C), en el cilindro (D) y, aumentando la dificultad, con el apoyo unipodal en discos (E) y en el Bosu (F). Figura 8-25. Reentrenamiento del salto. Obsérvese el diferente apoyo de los pies en A y en B. Capítulo 8. El tobillo y el pie 311 un desgarro o rotura ligamentosa que implica una gran reac- ción vascular, debido al traumatismo que sufre la arteria ma- leolar lateral anterior cuando pasa debajo del peroneo anterior, al desgarro del propio músculo peroneo anterior e incluso al esguince del ligamento tibioperoneo anterior. Todo ello provoca un importante edema premaleolar que, poco a poco, se extiende al dorso del pie y sobre todo en su cara lateral. Es posible observar equimosis en las zonas que han permanecido en declive durante el reposo articular. El edema perimaleolar prolongado puede suponer un problema, pues indica un déficit de reabsorción de líquidos (incluida la linfa), debido a la falta de recuperación del control propioceptivo y va- somotor. Figura 8-26. Fortalecimiento intrínseco para el apoyo. Complicaciones anatómicas Fortalecimiento intrínseco para el apoyo y alineamiento Al disponer de una pelota entre los tobillos podemos añadir un estrés de aducción que facilita la prensión plantar y/o los movimientos en pronación y supinación del pie (Fig. 8-26). PATOLOGÍA MÉDICA DEL TOBILLO El tobillo padece, principalmente, dos tipos de proble- mas: los debidos a las descompensaciones entre grupos musculares que acaban produciendo tendinitis de difícil tra- tamiento hasta que no se corrigen los factores que lo provo- can, y los que suceden por traumatismos durante la marcha o saltos, sobre todo, el esguince de ligamentos y, en ocasiones, fracturas. Esguince de tobillo Mecanismo Es la lesión más frecuente del ser humano. La mayoría de ellos se produce por un mecanismo de inversión, lesionando los ligamentos de la cara lateral, sobre todo, el peroneoastra- galino anterior. En ocasiones, se afecta también el ligamento peroneocalcáneo y, pocas veces, el peroneoastragalino posterior. Los esguinces por eversión son menos frecuentes y, debido a la fortaleza de los ligamentos mediales, las lesiones por ever- sión pueden implicar la fractura por arrancamiento del ma- léolo tibial. Clínica Los esguinces de segundo y tercer grado son más compli- cados, pues suelen afectar a más estructuras. Por un lado se afectan los ligamentos laterales: primero y el que más el pero- neoastragalino anterior, luego el peroneocalcáneo y finalmente el peroneoastragalino posterior. En ocasiones también se afecta el ligamento tibioperoneo anterior. El mecanismo inversor también provoca estiramientos en otras estructuras. Así, el tendón del peroneo corto puede dis- tenderse e incluso provocar un arrancamiento de la apófisis del quinto metatarsiano (fractura de Jones*) que requerirá cirugía y un período de reposo sin carga muy largo. El músculo peroneo anterior puede sufrir microdesgarros al igual que el extensor corto plantar o pedio. Como complicación tardía se puede diagnosticar el esti- ramiento secundario del nerviosafeno externo, que se mani- fiesta por una persistencia de parestesias e hipersensibilidad a la presión en la cara lateral y retromaleolar del calcáneo sin presencia de otros hallazgos clínicos, radiológicos e, incluso, isotópicos. También puede haber inestabilidad crónica de tobillo. Una secuela del esguince de tobillo es la pérdida propio- ceptiva que ocurre tras el traumatismo, la inmovilización pos- terior y la falta de rehabilitación, lo que favorece que el es- guince se repita, o bien deja al paciente con la sensación de que el tobillo “está flojo”. El deterioro de la propiocepción puede producir fallos técnicos o pérdidas repentinas de coor- dinación; incluso puede causar lesiones por sobrecarga. La exploración cuidadosa tras un esguince nos indica otras zonas que han sido distendidas y afectadas por el esguince, como el músculo extensor corto o pedio en el dorso del pie, el peroneo anterior en el tercio anterior e inferior del peroné y el ligamento tibio peroneo anterior por fuera del pilón tibial, que deben incluirse en las medidas terapéuticas. En los esguinces de primer grado se produce una distensión o mínimo desgarro fibrilar. La clínica es leve, con hinchazón discreta y dolor que cede a los pocos días con tratamiento con- servador a base de hielo, compresión, elevación y antiinflama- torios. Sin embargo, los esguinces de 2.° y 3.er grado suponen * Sir Robert Jones (1857-1933). Cirujano ortopédico. Liver- pool. Describió esta fractura que padeció él mismo mientras bailaba un vals. 312 PARTE ESPECIAL Tratamiento convencional El tratamiento inicial se dirige a limitar la hinchazón, lo que reduce significativamente el tiempo de rehabilitación. Se utiliza CHER (compresión, hielo, elevación y reposo). La compresión puede hacerse con vendajes funcionales fir- mes, elásticos y uniformes desde la zona distal a la proximal. Conviene no dejar zonas del pie descubiertas para que no se acumule en ellas el edema. La aplicación de hielo se debe hacer conjuntamente con la compresión para que sea más eficaz.2 Se aplica con frecuencia; en nuestra experiencia es mejor hacerlo durante 15 minutos y descansar 30 minutos, todas las veces que se pueda.3 No es bueno aplicarlo 30 minutos seguidos, ya que la crioterapia mantenida tanto tiempo tiene efectos negativos isquémicos y sobre los nervios de la zona, pudiendo causar parálisis nerviosa transitoria.4 La elevación facilita el drenaje venoso y linfático, de gran importancia en las primeras 24-48 horas. Se debe guardar reposo relativo, lo que implica que pode- mos empezar precozmente con contracciones isométricas en diferentes posiciones. Estos ejercicios previenen la atrofia sin riesgo de dañar el ligamento y facilitan el drenaje. La flexión plantar y flexión dorsal activas se pueden iniciar pronto, si es posible, manteniendo el miembro elevado y con hielo, pero hay que evitar la inversión y eversión. En la fase inicial de la rehabilitación se debe respetar la re- paración del ligamento. Se puede caminar con muleta para rea- lizar cargas parciales, aunque sean mínimas, a fin de mantener la propiocepción y reducir la estasis, favoreciendo la circulación. Podemos fortalecer otra musculatura importante para la marcha sin afectar a la zona de la lesión, como el glúteo mayor, que sufre cambios en la activación EMG tras un esguince im- portante.5 El tiempo estimado de recuperación de un esguince de pri- mer grado es de 1 mes; el de segundo grado, de 1,5 a 2 meses y el de tercer grado, de 2 a 4 meses. En el caso del esguince de tercer grado, cuando el ligamento se ha roto completamente, hay que dejar un tiempo para que se reduzca la inflamación articular. No se ha demostrado una clara ventaja de la cirugía sobre la rehabilitación conservadora del tobillo: por un lado, la cirugía tiene la ventaja de una mayor estabilidad inmediata; por otro lado, la rehabilitación sin ciru- gía consigue mayor movilidad y una vuelta a la normalidad más temprana. Con los años, ambas opciones tienen los mis- mos resultados a nivel de dolor y de capacidad funcional. En el esguince de tercer grado, los ejercicios de la fase I no pueden iniciarse hasta que no cese la inflamación, lo que ocu- rre tres semanas después de producirse la lesión. Protocolo de tratamiento con Pilates Cuanto más grave sea el esguince, más se necesita una pro- gresión funcional detallada. En la fase inicial de la rehabilitación se desaconseja el ejer- cicio vigoroso. El ligamento lesionado se debe mantener en una posición estable para que cure. Debido a la inflamación, tampoco es aconsejable cargar peso sobre la extremidad. Sin embargo, una vez ha cesado el dolor y se ha estabilizado el proceso inflamatorio, el paciente debe trabajar duramente para recuperar la fuerza de los músculos de la pierna y la ten- sión de los ligamentos tras la cicatrización, pero, sobre todo, la propiocepción de la articulación, que es en definitiva la clave de la recuperación completa. La atrofia muscular, la pérdida propioceptiva y el edema se reducen cuando se permite una carga limitada de peso sobre la extremidad. Un ligamento en curación requiere una aplicación tem- prana de cierta tensión limitada tras el período inflamatorio inicial para que se reorienten sus fibras de colágeno y aumente su resistencia a la rotura y la velocidad de recuperación.6 Para ello se pueden hacer ejercicios de movilidad protegida en fle- xión plantar y flexión dorsal (flexoextensión), sin dolor, con poca carga y con muchas repeticiones. Las bandas elásticas pueden servir de guía, empezando por las más suaves (de color amarillo). No se trata tanto de mover el tobillo, sino de crear una mínima tensión de resistencia contráctil y, a continuación, una ligera movilización en estiramiento ligamentoso. Cuando vaya remitiendo el dolor y la inflamación se pue- den empezar a incluir los movimientos en inversión y eversión. La carga completa se produce cuando la deambulación es indolora. Los ejercicios los haremos primero en decúbito su- pino, luego sentados y finalmente de pie. El uso de resistencias ligeras no afecta a los ligamentos apenas. Las bandas elásticas y los muelles tienen la ventaja de contraer a los músculos con- céntrica y excéntricamente. Los ejercicios vigorosos de estiramiento y contracción del tríceps sural deben iniciarse lo antes posible, ya que el tendón de Aquiles actúa como una cuerda de arco cuando está tenso y reduce la posibilidad de un esguince de tobillo.7 Posteriormente, incluiremos los ejercicios de equilibrio de pie. Sin embargo, los ejercicios propioceptivos deben introdu- cirse precozmente, pues hay una clara reducción de los esguin- ces crónicos de tobillo tras seguir un programa de ejercicios propioceptivos.8 Se debe procurar la temprana deambulación en carga para reducir la pérdida propioceptiva que produce el esguince. Muchos ejercicios en carga se pueden hacer con los ojos abiertos y luego cerrados, con dos y una pierna (compa- rando las diferencias) para mejorar la propiocepción. Fase I: control del dolor En las primeras 48 horas es preferible dedicar toda la terapia a combatir la inflamación. Como el tobillo va a permanecer in- movilizado un tiempo, se pueden enseñar durante esta fase ejer- cicios de elevación del miembro inferior afectado, siguiendo los principios Pilates de estabilización central, disociación, alinea- miento, respiración, etc. Además, el trabajo en decúbito supino favorecerá la reabsorción del edema. Del mismo modo puede facilitarse la flexoextensión de la rodilla en supino y en prono. Además de todo el tratamiento fisioterápico intensivo, los ejercicios Pilates en decúbito supino pueden ayudar a la recu- peración temprana. Capítulo 8. El tobillo y el pie 313 La contracción isométrica del miembro inferior puede comenzar pronto. Los ejercicios, ejecutados endecúbito supino, ayudan al drenaje del edema. Cuando ha pasado la fase aguda (dos días en el esguince de grado I, una semana en el es- guince de grado II), manteniendo el tobillo con un vendaje funcional se puede apoyar el pie sin carga (desde sentado) en el cilindro e iniciar los movimientos de flexoextensión en el plano sagital sin que haya dolor. La movilización en flexo- extensión del tobillo se puede hacer de forma activa-pasiva des- plazando el cilindro por el suelo hasta el límite doloroso. La isometría y la movilización asistida se realizan hasta que el paciente es capaz de utilizar su propia fuerza para pasar a la segunda fase. Fase II: movilización articular El objetivo en esta fase, una vez ha cesado la inflamación, es restablecer la movilidad completa articular en flexoextensión y prevenir la atrofia muscular. El pie apoyado sin carga sobre el plato de Freeman permite movilizarlo en varios planos indoloros, mejorando la amplitud articular. La versión siguiente de la movilización en el plano sagital son los ejercicios con apoyo de los pies sin apenas carga, con muelle amarillo en el Reformer, apoyando en diferentes partes del pie (talón, mediopié, antepié), y facilitando la dorsiflexión al final del recorrido. Siempre de forma suave y progresiva (Fig. 8-27). Figura 8-27. Fase II del esguince de tobillo: inicio del trabajo con Pi- lates. Propuesta de ejercicios de movilización articular. Figura 8-28. Para el fortale- ciomiento del tobillo el mé- todo Pilates permite una pro- gresión excelente. Fase III: fortalecimiento En muy poco tiempo podemos comenzar con el fortaleci- miento. La cuestión es hacerlo en carga completa o no. Las máquinas Pilates permiten regular la tensión de la resistencia hasta hacerla compatible con cada estadio de la recuperación. Para el fortalecimiento empezaremos con ejercicios isométricos en varias direcciones y ejercicios isotónicos en flexión plantar y dorsal que no pongan en peligro los ligamentos. Con el tiempo aumentaremos los planos de movimiento, con resis- tencia ligera pero muchas repeticiones (Fig. 8-28). Fase IV: integración funcional Cuando la deambulación es indolora iniciamos toda la serie de ejercicios funcionales. La integración funcional, la propiocepción y el equilibrio se ven desafiados cuando obligamos al tobillo a soportar el peso del cuerpo sobre una superficie inestable, a la vez que se man- tiene el alineamiento y el apoyo de todo el miembro inferior (Fig. 8-29). La principal indicación del método Pilates es en esta última fase de tratamiento. Las posibilidades con las máquinas y los imple- mentos son enormemente variadas. 314 PARTE ESPECIAL Clínica La tendinitis de Aquiles a menudo se presenta de forma gra- dual durante cierto período de tiempo. El tendón puede estar caliente, engrosado y doloroso a la presión y a la flexión dorsal activa. La aparición del dolor indica su clasificación clínica: · Grado I: al inicio o al final de la sesión. · Grado II: durante la actividad. · Grado III: incluso en reposo. Tratamiento general El tendón cura lentamente debido a su arquitectura fibrosa con poca vascularización, especialmente, en determinadas zonas que facilitan la microlesión y dificultan la reparación. Durante la fase aguda, e incluso crónica, el masaje con crio- terapia y el masaje profundo de tipo Cyriax suponen el primer paso. Luego, la electroterapia (ultrasonidos) y el masaje del tríceps. Hay que disminuir la tensión sobre la zona lesionada con modificaciones en el calzado y/o plantillas. La flexibilización de la cadena tríceps-tendón-fascia plantar también es importante. Como medidas terapéuticas, el hielo y la electroterapia y cremas antiinflamatorias y/o favorecedoras de la circulación son im- portantes. Para mejorar el deslizamiento del paratendón sirven las fricciones transversas. Debemos mantener una condición física cardiovascular aceptable mediante actividades, como natación, bicicleta o ejercicios Pilates de grandes grupos musculares. Empezamos con fortalecimiento en cadena abierta para ir Figura 8-29. La fase de integración funcional y propioceptiva es una de las más importantes en el tratamiento del esguince de tobillo. Pi- lates dispone de ejercicios muy imaginativos. Mostramos una breve selección. Tendinitis en el tobillo Tendinitis de Aquiles La lesión puede ser del peritendón o del propio tendón en su cuerpo central, en su interfase músculo-tendón o en su in- serción en el calcáneo. Causas · De origen microtraumático: por fricciones repetidas, soli- citaciones grandes y bruscas sobre la inserción (como tras un fortalecimiento brusco). · Degenerativas. · Inflamatorias (raras). En el caso más frecuente (microtraumático) suelen concu- rrir varios factores que han participado en la disrupción de las fibras del tendón, como la pronación del pie, la excesiva ten- sión muscular del tríceps, la falta de apoyo del talón en los sal- tos o durante la marcha o un calzado que roce por detrás. incorporando ejercicios en cadena cerrada concéntricos y ex- céntricos avanzando progresivamente. El trabajo excéntrico del tríceps sural es positivo en tendi- nitis crónicas tras doce semanas de tratamiento,9 lo que pro- voca atrofia muscular, rigidez periarticular con fibrosis, osteo- porosis calcánea y desorganización del tejido tendinoso. Es importante recuperar el rango de movilidad del tobillo a la flexión dorsal sin dañar la reparación, pero también im- porta recuperar la función muscular con un fortalecimiento progresivo y controlado con ejercicios isométricos y concén- tricos en cadena abierta y cerrada. También hay que incluir ejercicios de propiocepción. En el tratamiento de las tendinitis de tobillo con Pilates debe primar la búsqueda del equilibrio entre grupos musculares anta- gónicos y la recuperación de un buen estado elástico y flexible de las cadenas musculotendinosas. Tendinitis peronea Los músculos peroneos largo y corto, además de flexionar el tobillo, producen una eversión de forma antagonista al trí- ceps sural. Capítulo 8. El tobillo y el pie 315 VALORACIÓN FLEXIBILIDAD DEL TOBILLO La falta de flexibilidad en la musculatura de la pantorrilla (tríceps sural) se ha relacionado con diferentes patologías: tendinitis de Aquiles, periostitis, fracturas de estrés, etc. La valoración de la flexibilidad para la dorsiflexión del tobillo es pues interesante. No- sotros proponemos el siguiente test*: El individuo se coloca en posición anatómica y va descendiendo flexionando las rodillas hasta justo el momento en el que el talón está a punto de perder el contacto con el suelo. Se mide entonces el ángulo entre la tangente al tendón de Aquiles y la horizontal. Ventajas: es una prueba funcional, se realiza en carga, mide la flexibilidad del sóleo (verdadero límite a la dorsiflexión), y es fácil de realizar. En un estudio con 1589 jóvenes deportistas y controles se ob- tuvo un rango de flexibilidad normal del tobillo para la dorsi flexión entre 116° y 126°. Los hombres tienen mayor flexibilidad que las mujeres. Se observó que durante el crecimiento se producen dos momentos en los que disminuye drásticamente la flexibilidad para la dorsi flexión del tobillo: a los 11 y a los 14 años. Quizás sea de- bido al mayor crecimiento longitudinal de los huesos de la pierna en esos períodos. Una pauta preventiva y curativa de las tendinitis de Aquiles de- berá incluir pues una valoración de la flexibilidad para la dorsifle- xión y, en su caso, una flexibilización del sóleo, como se muestra en la figura 8-8. * “Evaluating ankle dorsiflexion: a functional method”. Calvo, Juan Bosco. XVII Congreso de la Sociedad Anatómica Española, 1997. VII IADMS Annual Meeting. Tring (England), 1997.Causas El sobreentrenamiento de los movimientos del tobillo, pero, especialmente el aumento brusco de horas e intensidad, el mal alineamiento del mismo (sobre todo, en las cargas tras los sal- tos), y el desequilibrio entre eversores/inversores del tobillo pro- voca un estrés excesivo sobre los tendones peroneos que deriva en una microrotura e inflamación en el cuerpo del tendón. Otros factores implicados han sido: superficies de trabajo muy duras o muy deslizantes, anomalías anatómicas, pero todo son factores añadidos. Clínica El dolor aparece poco a poco. Las molestias se localizan de- trás del maléolo externo del tobillo durante la flexión y exten- sión del tobillo, así como en la eversión contra resistencia. Tratamiento convencional Hay que analizar la biomecánica defectuosa del tobillo-pie para corregir el defecto. Los ejercicios activos movilizan los fluidos sanguíneos y lin- fáticos y contribuyen a una mejor nutrición del tendón. Ade- más, hay que utilizar medidas terapéuticas, como criomasaje, electroterapia, antiinflamatorios y reposo relativo. La actividad muscular, así como el balanceo ortostático en tobillos fatigados, también se puede ver favorecida por el uso de plantillas, cuando el factor mecánico ortopédico es importante.10 El tratamiento conservador implica el reposo durante 1-2 semanas, la aplicación de hielo en los dos primeros días y luego calor seguido de cremas antiinflamatorias, masaje muscular y tendinososo cuidadoso y electroterapia antiálgica. Tendinitis del tibial posterior y del flexor hallucis longus Es un problema propio de deportistas, bailarines y mujeres con calzado de tacones altos que utilizan mucho la flexión plantar. Clínica El dolor se presenta en la cara interna del tobillo, detrás del maléolo tibial. Como ambos tendones discurren en esa zona por dentro de una vaina y de un canal fibroso, cuando se in- flaman tienen dificultades de deslizarse por dentro de la vaina y del canal e, incluso, provocan un bloqueo sonoro en el caso del dedo gordo, un click perceptible a la palpación y que, en ocasiones, deja al dedo gordo en flexión plantar. Cuando el tendón afectado es el tibial posterior, la palpación dolorosa ocurre en el recorrido del tendón hasta su inserción en el hueso escafoides y primera cuña. Tratamiento convencional Debido a la proximidad de la arteria y nervio tibial poste- rior no es conveniente el uso de hielo. Sí que podemos utilizar los ultrasonidos. Pero el tema principal es conseguir que los músculos in- trínsecos del pie realicen su función correctamente para des- cargar a los músculos de la pierna. También hay que corregir vicios posturales de pronación y supinación del pie. Protocolo de tratamiento de las tendinitis con Pilates Una vez desaparece el dolor al movimiento (normalmente, al 2.°-3.er día) se inicia la rehabilitación. Los ejercicios básicos son iguales a los del esguince de tobillo, pero introducidos con mayor rapidez. Los ejercicios específicos tienen en cuenta las causas del problema, especialmente, el desequilibrio muscular. Si se trata de un predominio peroneo se potencian los antagonistas y si se trata de una debilidad peronea se fortalecen. Lo mismo ocu- rre con el tríceps. Todo ello se hace procurando un correcto alineamiento del tobillo durante la flexoextensión. El fortale- cimiento peroneo se consigue en el plato giratorio en diferentes posiciones: de pie, sentado y en supino. La recuperación se consigue a lo largo de un mes. Se debe progresar desde los ejercicios con apoyo de los pies en el Reformer y Cadillac hasta el trabajo con el peso del cuerpo sobre el cilindro. Luego se continúa con una progresión de caminar-trotar sobre una superficie como la del Bosu. 316 PARTE ESPECIAL Figura 8-30. Estiramientos en el tratamiento de las tendinitis de tobillo en la primera fase. Fase I: estiramientos sin dolor (1 a 4 días) Además del tratamiento fisioterápico, se hacen pequeños estiramientos indoloros con diferentes implementos (Fig. 8-30). Fase II: fortalecimiento progresivo (del 5.° al 15.° día) Además de la electroterapia, estiramientos isométricos y luego ejercicios isotónicos en cadena abierta y, progresivamente, ejercicios en cadena cerrada. Durante los ejercicios de fortale- cimiento hay que controlar la pronación o supinación del pie, dependiendo de la tendinitis de que se trate (Fig. 8-31). Figura 8-31. El apoyo del pie permite el trabajo en flexión plantar y dor- sal, y las rotaciones (abducción-aducción). Importante el buen alinea- miento del pie-tobillo para que los tendones trabajen en las mejores condiciones (fase II). Figura 8-32. En la fase III del tratamiento de las tendinitis de tobillo se hace especial hincapié en los estiramientos y contracciones excéntri- cas en carga. Fase III: integración funcional (a partir de la 2.ª-3.ª semana) Se debe comenzar a realizar estiramientos en carga, ejerci- cios de gemelos en monopodal, cargas excéntricas, Bosu, saltos y programa funcional específico. La propia actividad del pa- ciente nos indicará la idoneidad de unos u otros ejercicios, al margen de la propia evolución de la lesión (Fig. 8-32). Síndrome del túnel del tarso Es un dolor con hormigueo en el talón y cara lateral del pie, que empeora con la deambulación y con la supinación o abducción forzada del pie. Su causa suele ser postraumática, tras un esguince que provoca una leve subluxación subastra- galina que pone en tensión constante a los ligamentos interó- seos del túnel tarsiano. El tratamiento ideal es el osteopático, que, con una serie de manipulaciones, consigue revertir la inclinación del calcá- neo bajo el astrágalo y, por lo tanto, reducir la tensión del li- gamento interóseo. Estas manipulaciones pueden realizarse más fácilmente du- rante alguno de los ejercicios Pilates, como pueden ser los ejer- cicios con apoyo de los pies en el Reformer (Fig. 8-33). Capítulo 8. El tobillo y el pie 317 Tratamiento Obviamente es quirúrgico. La reparación quirúrgica del tendón de Aquiles requiere un periodo de inmovilización sig- nificativo, de entre 6 a 8 semanas para que cure correcta- mente.11 Las técnicas son variadas, pero la vuelta a la actividad sin restricciones no se produce hasta las trece semanas.12 Para ello se deben iniciar movilizaciones tempranas, con progresivos apoyos en carga basados en porcentajes del peso corporal a par- Figura 8-33. Posición para manipular el tobillo en apoyo en la barra tir de la sexta semana desde la operación. del Reformer en los casos de síndrome del túnel del tarso. Pilates en la rehabilitación posquirúrgica PATOLOGÍA QUIRÚRGICA DEL TOBILLO Fracturas del tobillo Tipos Las fracturas de tobillo suelen producirse por caídas desde cierta altura, accidentes de tráfico o por mecanismos similares a los del esguince. El diagnóstico es radiológico. Tratamiento convencional Tras la reducción y fijación de la fractura se aplica un ven- daje o férula a lo largo de tres semanas, durante las que se pueden hacer ejercicios que mantengan la fuerza y la movilidad de la rodilla y la cadera. Luego se comienza con una carga par- cial del peso corporal y con ejercicios de fortalecimiento del miembro inferior. A las seis semanas puede cargar el peso del cuerpo llevando la férula de carga. Puede hacer ejercicios iso- métricos e isotónicos, así como estiramientos y movilización articular sin la férula. También incluiremos ejercicios de pro- piocepción y control neuromuscular. El plan terapéutico con ejercicios Pilates se asemeja mucho al del tratamiento posquirúrgico del pie y del tobillo, por lo que lo incluimos en el mismo más adelante. Rotura del tendón de Aquiles Cuando las tendinitisde Aquiles se cronifican, originan ci- catrizaciones que hacen más vulnerable al tendón. Si no se co- rrigen los factores que lo provocan, al final se rompe bien en forma incompleta o completamente. Es un problema relativa- mente frecuente en actividades deportivas y que requieren con- tinuas solicitaciones del tendón, pero también se producen en personas sedentarias, aunque no se conoce el porqué. Clínica Dolor inmediato, pero, sobre todo, sensación de que el pie ha quedado “suelto”. A nivel de la exploración física aparecen signos evidentes: un “hachazo” en el contorno aquíleo, una falta de flexión plantar voluntaria y una imposibilidad de subir de puntillas con ese pie. Bien se trate de una inmovilización prolongada por una le- sión o por una intervención, conviene siempre asegurarse con el médico del tipo de lesión que se ha producido y el trata- miento realizado. De nuevo es importante el contacto con el cirujano para conocer mejor la técnica utilizada y la experiencia en el tratamiento rehabilitador de la misma. En el período inicial se hace tratamiento antiinflamatorio y movilizaciones cuidadosas para aumentar el rango de movi- lidad en todos los planos. A partir de la cuarta semana se empieza con fortalecimiento con resistencia (ejercicios con apoyo de los pies y bandas elás- ticas). Es importante que al principio la carga sea más concén- trica que excéntrica, aunque a partir de la décima semana se puede aumentar gradualmente la carga excéntrica. A los tres meses se pueden practicar ejercicios de gemelos en carga total, y un programa de andar-correr, así como acti- vidades funcionales relacionadas con la actividad del individuo y un programa de jogging progresivo. Un monitor Pilates bien instruido sabrá seleccionar los ejer- cicios desde el numeroso catálogo de los mismos para la flexo- extensión del tobillo, como ya se planteó en el capítulo de los patrones de ejercicio y que, con el añadido de los implementos, adquiere numerosas posibilidades. El tipo de lesión, la técnica de intervención y el tiempo de in- movilización condicionan el inicio y la secuencia de la rehabilita- ción. Pero, de modo general podemos establecer tres períodos: · Fase I: movilización del tobillo (Fig. 8-34). Figura 8-34. Posibilidades para movilizar el tobillo con implementos y ejercicios Pilates tras un período de inmovilización posquirúrgica del tobillo. 318 PARTE ESPECIAL su concepto es muy similar a los que actualmente se utilizan para tratar muchos de los problemas de los pies. Siendo la estructura sobre la que descansa todo el peso del cuerpo, los problemas del pie ocurren por la propia arquitec- tura del mismo, y en las zonas de apoyo y carga. Por ello, en su tratamiento hay que tener presente las posibilidades de uti- lizar las numerosas ortesis, calzados y cuidados podológicos que existen. En pocas regiones como la del pie es tan necesario el apoyo ortopédico para el tratamiento a medio y largo plazo de sus patologías. Metatarsalgias y sesamoiditis Es un dolor de las cabezas metatarsianas en su cara plantar, que aumenta con el apoyo o la presión sobre ellas, especial- mente, en el segundo y tercero (metatarsalgia) o en los huesos Figura 8-35. Una vez recuperada cierta movilidad se pueden iniciar ejercicios de fortalecimiento del tobillo tras la cirugía (fase II). · Fase II: el tobillo debe iniciar un fortalecimiento (no antes de la sexta semana después de la cirugía) (Fig. 8-35). · Fase III: mejora funcional y del equilibrio (Fig. 8-36). PATOLOGÍA DEL PIE Pie doloroso El método Pilates hace mucho hincapié en el correcto apoyo y perfecto alineamiento de los pies. El trabajo preciso de los pies en cada ejercicio Pilates favorece con el tiempo buena ar- quitectura podal y equilibrio corporal. Joseph Pilates inventó dos pequeños implementos para los pies: el foot-corrector y el toe-gimzo. Actualmente, no suelen tener mucho uso, ya que, a pesar de su sencillez, si se utilizan mal, pueden provocar lesiones. Pero Figura 8-36. Ejemplos de ejercicios que deben adaptarse a la funcio- nalidad del tobillo de cada paciente (fase III). sesamoideos debajo del primer dedo (sesamoiditis). Causas La causa principal es la sobrecarga del apoyo sobre deter- minadas cabezas metatarsianas, como ocurre por golpear el pie sobre superficies duras (zapateado flamenco) o al caminar mucho tiempo con mal calzado o sobre un suelo duro, pero, en general, ocurre cuando participa un factor estructural, como el aplanamiento del arco transverso del pie y los múscu- los intrínsecos del pie están además débiles. Hay otros factores anatómicos, como tener el primer metatarsiano corto, altera- ciones ortopédicas que favorecen la sobrecarga de los dedos 2.° y 3.° Clínica Aparece un dolor a la presión localizado bajo las cabezas del 2.° y/o 3.° metatarsiano, que dificulta la marcha. A veces, el paciente refiere que siente el pie como si se hubiera “abierto”. El arco transverso del pie está aplanado, con lo que las cabe- zas metatarsianas se encuentran expuestas a la contusión du- rante la marcha. En ocasiones, la aparición de callosidades en la zona reduce el dolor, pero en otras esa callosidad puede formar un clavo córneo que la hace más dolorosa a la presión directa. Tratamiento convencional · Masaje de pies con movilización activa y pasiva de todas las articulaciones del pie alivia los dolores. · Ejercicios de estiramiento del tríceps sural. · Tonificación isométrica de la musculatura intrínseca del pie para que soporten mejor el arco transverso. · Ejercicios correctores de las deformidades asociadas. Se uti- lizan la mayoría de los ejercicios para pies planos. Capítulo 8. El tobillo y el pie 319 A B Figura 8-37. Diferentes imágenes radiográficas de los sesamoideos. En A la imagen corresponde a un “sesamoideo bipartito”, una altera- ción anatómica de nacimiento. En B se trata de una verdadera fractura de sesamoideo, en una bailaora de flamenco. Obsérvese el diferente eje del trazo de división. Tratamiento con Pilates El método Pilates es en este caso un complemento del tra- tamiento convencional. En todo caso pueden haber ejercicios que favorezcan el fortalecimiento del pie y el correcto alinea- miento del miembro inferior para redistribuir las cargas (véase Fig. 8-4). Al ser la causa muy similar al vencimiento de la bóveda del pie, como en el pie plano, nos remitimos al tratamiento de los problemas ortopédicos (Fig. 8-37). Fascitis plantar Es una inflamación de la fascia plantar, un tejido grueso y fibroso que discurre a lo largo del arco plantar. Puede provocar la aparición de un espolón óseo en la inserción de la fascia plantar en el calcáneo. Hay factores de riesgo como la pronación del pie, pies pla- novalgos, el exceso de peso, el acortamiento del tríceps sural, trabajo descalzo sobre suelos duros. Clínica El dolor aparece gradualmente durante la marcha o la ca- rrera o al estar de pie. Duele justo por delante del talón o a lo largo del arco plantar. El dolor se inicia al levantarse por la ma- ñana, disminuye parcialmente con la actividad y vuelve a manifestarse cuando aumenta la actividad. Es frecuente que ocurra tras una deambulación prolongada, el aumento de peso o por el uso de calzado inadecuado sobre un suelo duro (espe- cialmente, en corredores). Duele a la presión y al estiramiento de la aponeurosis plantar, cuando hacemos una flexión dor- sal de tobillo. Con el tiempo puede provocar una osificación en la inser- ción de la aponeurosis plantar en la base del calcáneo, apa- reciendo entonces el “espolón calcáneo” que agudiza el dolor. Tratamiento con Pilates Es bueno el estiramiento de la unidad tríceps-Aquiles-fasciaplantar mediante ejercicios en la barra de pie que flexibilicen la zona. El automasaje de la fascia puede hacerse con varios implementos como minibalones, el cilindro de espuma o in- cluso sobre la misma barra de pie del Reformer, manteniendo la presión sobre la planta del pie y llevando el tobillo en flexión dorsal (véase Fig. 8-3 A). Neuroma de Morton Es una inflamación del nervio interdigital que discurre en- tre el tercer y cuarto metatarsiano (y en menos ocasiones, entre el 2.° y 3.°) provocada por el pinzado crónico del nervio a nivel de las cabezas de los metatarsianos y produciendo con el tiempo un nódulo benigno pero que ocupa espacio y cuando se comprime durante la deambulación es doloroso. Los zapatos muy estrechos contribuyen a formarlo, así como ciertas acti- vidades que provocan compresiones a ese nivel. Es por ello que es más frecuente en las mujeres de edad media y tras el uso de un calzado estrecho e inclinado por tacones pronunciados. Clínica Su aparición es gradual. Aparece dolor, entumecimiento u hormigueo entre los dedos 3.° y 4.°, como sensación de una descarga eléctrica. Los síntomas se reproducen si comprimimos los metatarsianos entre ellos. El dolor está muy localizado en el espacio metatarsiano y no sobre la cabeza de los metatarsia- nos, tanto a la presión directa como a la compresión lateral de todo el antepié.13 Tratamiento con Pilates El tratamiento no es otro que intentar aumentar el espacio interdigital. Para ello, hay que flexibilizar: la fascia o aponeu- rosis plantar, y los músculos intrínsecos del pie. En un segundo momento hay que reentrenar a los músculos intrínsecos para que durante los movimientos cotidianos no provoquen el cierre intermetatarsiano y tengan que ceder la labor a los músculos largos de la pierna (menos preciso y más fatigante). Ya hemos comentado que el método Pilates ofrece nume- rosas posibilidades para la rehabilitación del pie, pero que no son comparables a las que existen para otras articulaciones más proximales. 320 PARTE ESPECIAL Hay tres grandes grupos de patologías que se pueden be- neficiar de los ejercicios Pilates, pero siempre dentro de un en- torno rehabilitador más amplio que incluya otras medidas. Son las siguientes: · Los problemas ortopédicos (que no entran en este manual). · El pie doloroso por sobrecarga (metatarsalgia, fasciitis plan- tar y neuroma de Morton). · El pie posquirúrgico. Protocolo común para el pie doloroso En el pie doloroso por sobrecarga el plan general tiene dos fases principales: la primera pretende disminuir esa sobrecarga mediante la flexibilización de los tejidos tensionados, pero, y casi simultáneamente, fortalecer la musculatura intrínseca del pie y repartir las cargas con otros músculos de la pierna. Esas dos fases casi superpuestas tendrían su protocolo de ejercicios como sigue: · Fase I: flexibilización (Fig. 8-38). · Fase II: fortalecimiento (Fig. 8-39). Protocolo común para el pie posquirúrgico En el caso de la cirugía, se hace necesario un período de in- movilidad para que desaparezca el edema, cicatricen los tejidos, y desaparezca la inflamación y el dolor. Ese tiempo provoca varios cambios que atañen, sobre todo, a la movilidad flexible y a la propiocepción. Por eso se trata de ayudar, con ejercicios Pilates, a la estimulación temprana de la corrección de esas de- ficiencias. Figura 8-39. Además de otros conocidos ejercicios de fortalecimiento para los músculos intrínsecos del pie, Pilates ofrece algunas alternati- vas como las que aquí se exponen. Una vez se consiga un pie móvil y con buena sensibilidad propioceptiva, iniciaremos el reforzamiento de la musculatura de la pierna, que, lógicamente, habrá quedado inhibida depen- diendo de la magnitud del problema. Más adelante, una vez superadas las anteriores etapas, habrá que aumentar la exigencia de las actividades en propiocepción e integración funcional. Así pues planteamos tres fases: · Fase I: movilidad y propiocepción (Fig. 8-40). · Fase II: fortalecimiento proximal (Fig. 8-41). · Fase III: reforzamiento de la integración funcional y pro- pioceptiva (Fig. 8-42). Figura 8-38. Entre los ejercicios Pilates para los pies, en un caso de pie doloros que requiere una mejora de flexibilización, podemos elegir entre los que figuran en esta serie. Figura 8-40. Propuestas para una rehabilitación con Pilates tras la ci- rugía del pie: fase I. Capítulo 8. El tobillo y el pie 321 Figura 8-42. En una Fase III de la rehabilitación postquirúrgica del pie Figura 8-41. Fundamentos para un fortalecimiento proximal del tobi- llo-pie con ejercicios Pilates. Patología ortopédica Hallux valgus Es una deformidad del dedo gordo, que se angula hacia dentro más de 15° y además el metatarsiano sufre una rotación que aumenta la angulación. Cuando la deformidad es grande, la fricción con el calzado puede causar una exóstosis del hueso. También puede desarrollarse una bursitis dolorosa. Como consecuencia del deslizamiento del dedo gordo so- bre el segundo dedo puede haber un dedo en martillo. Puede originarlo el huso de calzado muy ajustado, tacones altos, ejercicios en puntas o media punta (en ballet), pero, sobre todo, es genético. Puede requerir cirugía. Tratamiento con Pilates Joseph Pilates diseñó el toe gimzo para ejercitar los dedos del pie y prevenir el juanete (Fig. 8-17). Es un equipamiento sencillo pero que debe utilizarse con cuidado para no provocar una artritis metatarsofalángica que supondría una complicación peor que el problema inicial. Hallux rigidus Su propio nombre lo indica: el dedo gordo no puede articu- lar correctamente. Como el proceso no se ha instalado en un solo día sino que ha ido ocurriendo durante años, siempre hay una posibilidad de tratamiento. Causas En algún momento se ha producido una inflamación de la articulación metatarsofalángica del primer dedo, que ha deri- vado en una inflamación crónica (artritis postraumática) y con el tiempo ha ido degenerando en una especie de artrosis an- debemos incrementar los ejercicios funcionales y propioceptivos, como los que se exponen. quilosante (rigidificante) en ese nivel (a diferencia de otros pro- cesos reumáticos, que afectan a más articulaciones). Suele haber pues un antecedente traumático agudo (golpe del pie descalzo en el cuarto de baño o la piscina) o crónico (actividades como el ballet clásico que obligan a ponerse de puntas sobre ese dedo, y similares). Clínica El paciente observa cómo, con el paso del tiempo, el pri- mer dedo del pie va perdiendo capacidad de movimiento y además se hace doloroso. Puede ser más en la flexión o en la extensión (al caminar), pero inequívocamente se va instalando una rigidez. Si se trata de una artritis postraumática, aunque haya pa- sado tiempo desde el episodio inicial que la causó, cuando se vuelve a golpear el dedo contra un objeto firme, el dolor vuelve a aparecer como en el primer día. Tratamiento No es otro que la evitación de nuevos traumatismos que lo agraven y el intentar que la articulación metatarso-falángica del primer dedo mantenga o recupere su movilidad en la fle- xoextensión. Para ello, se deben hacer los ejercicios flexibili- zadores con tracción distal del primer dedo. Una vez se han repetido varias series de movimiento suave pero firme, se in- tenta abrazar un objeto con el antepié y los dedos, para lo que puede servir la barra de pie del Reformer o la barra de torre del Cadillac. Otro tipo de abordaje del tratamiento está en las conse- cuencias del desalineamiento que una situación así produce. Por ello, hay que intentar ejercicios en cadena cerrada, con los pies bien alineados, y realizar flexión dorsal y plantar contra una cierta resistencia, pero con el objetivo de permitirun buen apoyo del antepié y que, además, pueda flexibilizarlo. 322 PARTE ESPECIAL ALINEAMIENTOS DEL MIEMBRO INFERIOR En el miembro inferior podemos encontrar múltiples proble- mas de alineamiento entre los diferentes segmentos anatómicos, como rodilla en genu varo o valgo, patologías rotacionales de la cadera, del muslo, de la tibia, apoyos plantares desalineados (pies planovalgos o cavos, equinos, etc.). Aunque se trata de un pro- blema ortopédico muy complejo, cuyo tratamiento corresponde al especialista, el método Pilates puede servir de apoyo. Debido a la multitud de factores que pueden causar estos trastornos y a su atención especializada no hemos creído conve- niente abordarla en este trabajo, pero sí que podemos mostrar un ejemplo en el caso de un genu varo con rotación interna y cómo con un “concepto de ejercicio” Pilates, como es la flexión plantar del tobillo en cadena cerrada y ayudado por la aducción contra la resistencia de una pequeña pelota, se obtienen resulta- dos. También sirven los discos giratorios y ponerse de puntillas. En el Reformer podemos hacer lo mismo: la foto nos muestra las posibilidades de este trabajo simplemente amplificándolo con la pelota u otros implemento (Fig. 8-43). Figura 8-43. Ejercicios para facilitar la corrección del alineamiento pie-tobillo-rodilla con el método Pilates. Consideraciones sobre la rehabilitación posquirúrgica del pie con Pilates El método Pilates per se no es tan efectivo para el trata- miento de la patología podológica como puedan serlo otras te- rapias. Aun así, se puede encontrar a pacientes que son clientes habituales de centros Pilates y que han sufrido una interven- ción en los pies que les ha obligado a la inmovilización del mismo y a los que se les puede ayudar añadiendo ejercicios que tienen su foco sobre ciertos movimientos y fortalecimientos a nivel podal, pero, especialmente, sobre la integración funcional del pie en los movimientos del miembro inferior para la de- ambulación y la bipedestación. Podemos servirnos del Bosu y de los apoyos contra resis- tencia en las diferentes barras de pie o pedales. Por poner al- gunos ejemplos: Son de utilidad los diferentes trabajos de ejercicios con apoyo de los pies (en Reformer, barra de torre, silla), el peri- quito para integrar el pie en cadena cerrada con todo el miem- bro inferior. Para la movilidad de pie y tobillo nos podemos ayudar de las bandas elásticas y del cilindro. Los músculos posteriores de la pierna podemos estirarlos con los estiramientos en la barra del Reformer, o el tendon stretch de la silla (Fig. 8-44). Figura 8-44. Propuestas de ejercicios para la rehabilitación posquirúr- gica del pie con ejercicios Pilates. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Aronovitch J, Taylor M, Craig C. Súbete en el Bosu. Madrid: Tutor Ediciones, 2009. 2. Sloan JP, Guddings P, Hain R. Effects of cold and compression on edema. Phys Sports Med 1988;16:116-120. 3. Garrick JG. When can I…? A practical approach to rehabilita- tion illustrated by treatment of an ankle injury. Am J Sports Med 1981;9:67-68. 4. Drez D, Faust D, Evans P. Cryotherapy and nerve palsy. Am J Sports Med 1981;9:256-257. 5. Bullock-Saxton J. Local sensation changes and altered hip mus- cle function following severe ankle sprain. Phys Ther 1994; 74(1):17-31. 6. Noyes FR. 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