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Capítulo 49
La ablación de taquicardias
Dr. Nicasio Pérez Castellano
Médico especialista en Cardiología, Arritmias y Electrofisiología Cardíaca. Instituto Cardiovascular 
del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Introducción a la ablación de taquicardias
Las taquicardias son un tipo de arritmias que se carac-
terizan por producir frecuencias cardíacas anormal-
mente elevadas. Las causas, la frecuencia de aparición y 
la repercusión de las taquicardias son muy variadas. En 
función de estos factores, los pacientes pueden necesi-
tar algún tratamiento que prevenga la aparición de las 
taquicardias.
Los fármacos antiarrítmicos fueron la primera 
forma de tratar a estos pacientes. Estos fármacos actúan 
modificando las propiedades eléctricas del corazón en 
un intento de estabilizarlo eléctricamente y prevenir las 
taquicardias. La eficacia de los fármacos es muy variada 
según cada paciente y el tipo de taquicardia. Cuando los 
fármacos son eficaces, los pacientes requieren mante-
ner indefinidamente el tratamiento para evitar las crisis, 
pero la modificación de las propiedades eléctricas del 
corazón puede ser nociva en algunos enfermos. Los fár-
macos antiarrítmicos pueden enlentecer excesivamente 
la frecuencia cardíaca y producir fatiga, mareos o incluso 
pérdidas de conocimiento. En ocasiones, el uso de antia-
rrítmicos puede aumentar de forma paradójica la fre-
cuencia de las crisis de taquicardia. En pacientes con car-
diopatía estructural, como aquellos que han sufrido un 
infarto de miocardio o los que tienen una contractilidad 
cardíaca reducida, algunos fármacos antiarrítmicos pue-
den producir arritmias letales. Por todo ello, los fármacos 
antiarrítmicos distan mucho de ser el tratamiento ideal 
de los pacientes con taquicardias.
La primera alternativa al tratamiento farmacoló-
gico para algunas taquicardias, como aquellas en las que 
intervienen vías accesorias, fue la cirugía cardíaca. Fue 
una opción curativa para un gran porcentaje de pacientes, 
pero la agresividad de una intervención a corazón abierto 
obligaba a restringir su uso a casos en los que fracasaba el 
resto de alternativas terapéuticas.
Como solución a la agresividad de la cirugía de las 
arritmias se desarrolló la ablación con catéter. Ésta es una 
técnica que trata las taquicardias mediante uno o varios 
catéteres que se introducen en el sistema vascular, normal-
mente a la altura de la ingle, y se conducen hacia el cora-
zón para localizar y quemar zonas críticas para el inicio o el 
mantenimiento de las taquicardias.
La primera ablación con catéter fue realizada a 
mediados de los años ochenta. Los resultados iniciales 
de la técnica fueron modestos, pero con la adquisición de 
experiencia, el progresivo conocimiento de la anatomía 
cardíaca y de los mecanismos de las taquicardias, y el per-
feccionamiento de las técnicas de localización de las taqui-
cardias y de los catéteres de ablación, en poco tiempo se 
estableció como una técnica curativa, altamente eficaz y 
con una baja tasa de complicaciones, desplazando la ciru-
gía y los fármacos en el tratamiento de la mayor parte de 
las taquicardias.
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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La ablación con catéter
La ablación con catéter es una forma de tratar las taqui-
cardias mediante el uso de catéteres que llegan al corazón 
a través de los vasos sanguíneos. La ablación consiste en 
encontrar aquella zona anormal del corazón que origina o 
mantiene una taquicardia y destruirla mediante la aplica-
ción de energía (generalmente, energía de radiofrecuen-
cia). Si esto se consigue, la taquicardia objeto de la ablación 
no podrá volver a producirse, por lo que estamos ante un 
tratamiento potencialmente curativo. La ablación requiere 
que se realice previamente un estudio electrofisiológico, 
con el que se llega al diagnóstico definitivo de la taquicar-
dia. Ambos procedimientos tienen varias fases en común, 
de ahí que se suelan llevar a cabo integrados en uno solo.
Actualmente todas las taquicardias son potencial-
mente tratables mediante esta técnica. La indicación final 
de una ablación en un paciente concreto dependerá de su 
situación biológica, del tipo de taquicardia, de la frecuen-
cia con que aparece y de las repercusiones de ésta.
Los médicos encargados de hacer estudios elec-
trofisiológicos y ablaciones deben ser cardiólogos con 
formación específica en electrofisiología cardíaca y dedi-
cación exclusiva, o al menos mayoritaria, a la realización de 
estos procedimientos.
Los estudios electrofisiológicos cardíacos y las abla-
ciones se efectúan en unas salas especiales: los laborato-
rios de electrofisiología. Las salas constan de una mesa de 
cardiología intervencionista, donde se coloca al paciente, 
un equipo de fluoroscopia, un polígrafo de electrofisiolo-
gía, un estimulador, un generador de radiofrecuencia, un 
desfibrilador y otros dispositivos y materiales propios de 
una sala de cardiología intervencionista. Las salas de elec-
trofisiología más modernas disponen también de sistemas 
de navegación electroanatómica, que permiten recons-
truir en un sistema informático la anatomía cardíaca del 
paciente, facilitan la interpretación de las taquicardias y 
aumentan la precisión de los movimientos de los catéteres 
y de las aplicaciones de radiofrecuencia.
Para realizar una ablación con radiofrecuencia, al 
igual que para llevar a cabo un estudio electrofisiológico, 
se introducen varios catéteres de electrofisiología a través 
de punciones en una vena de gran calibre, normalmente 
Sala de electrofisiología.
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LA ABLACIóN DE tAquICArDIAS
la vena femoral derecha, a la que se accede desde la ingle. 
Los catéteres se avanzan guiados por fluoroscopia (rayos x) 
a través de las venas y se colocan en lugares concretos del 
corazón. Ello permite estudiar la activación eléctrica del 
corazón durante la taquicardia.
Posteriormente se introduce un catéter de abla-
ción, cuyo extremo se coloca en puntos del corazón que 
se consideran vitales para el origen o el mantenimiento 
de la taquicardia y se aplica radiofrecuencia, que pro-
duce una pequeña quemadura, en la zona de contacto. 
Dependiendo del tamaño y la accesibilidad de la zona 
que tratar, pueden requerirse varias aplicaciones de radio-
frecuencia, en el mismo sitio o en distintos lugares, para 
completar la ablación. A veces la taquicardia procede de 
las cámaras cardíacas izquierdas, a las que no se puede 
acceder directamente desde las venas. En estos casos 
hay que introducir el catéter de ablación desde la arteria 
femoral, en la ingle, o atravesar el tabique que separa la 
aurícula derecha de la izquierda mediante una punción 
transeptal.
La mayor parte de los procedimientos de ablación 
se pueden realizar exclusivamente con anestesia local en 
las zonas de punción. Sin embargo, para mejorar el confort 
del paciente y reducir la posible ansiedad y el nerviosismo 
de éste ante el procedimiento, se suelen emplear grados 
variables de sedación y anestesia. Habitualmente se admi-
nistra un sedante suave antes de la ablación, y durante ella, 
dependiendo de cada procedimiento y de la tolerancia del 
paciente a éste, se podrán administrar anestésicos para 
conseguir un grado de sedación más profundo.
Algunas arritmias que pueden aparecer durante la 
prueba requieren terminarse mediante un choque eléctrico 
(cardioversión), que se hace bajo un breve período de anes-
tesia general. Las ablaciones en niños o en pacientes poco 
colaboradores también se hacen bajo anestesia general.
Los pacientes en quienes se realiza una ablación 
bajo anestesia local están conscientes durante el procedi-
miento y pueden comunicarse con los médicos y enferme-
ras. Estos pacientes pueden sentir palpitaciones, entre las 
que se incluyen las producidas por su propia taquicardia. 
Las molestias de las aplicaciones de radiofrecuen-
cia son muy variables, dependiendo de su localización y 
de cuestiones personales. Algunos pacientes pueden no 
sentirlas en absoluto, mientras que otros pueden perci-birlas como muy dolorosas. En este último caso, el dolor 
se suele percibir como una presión en el pecho, en oca-
siones irradiada hacia la espalda, los hombros o el cuello, 
mientras se esté aplicando radiofrecuencia. Al terminar la 
aplicación el dolor debería ceder, si bien puede quedar 
una leve molestia residual durante los siguientes minutos 
u horas. 
Algunos pacientes pueden tener dolor de espalda, 
principalmente en la zona de los riñones, por el simple 
hecho de permanecer inmóviles sobre la mesa de la sala 
de electrofisiología durante el tiempo que dura la ablación. 
Este tipo de molestias mejora significativamente con anal-
gésicos intravenosos. Sin embargo, para evitarlas y aumen-
tar la comodidad del paciente, cada vez más centros rea-
lizan una sedación o una anestesia completa durante la 
ablación.
La duración total del procedimiento de ablación es 
muy variable dependiendo de la dificultad de cada caso; el 
promedio es de tres horas.
Resultados de la ablación
La eficacia de la ablación varía según el tipo de taquicardia 
y la experiencia del equipo médico. En determinadas cla-
ses de taquicardias (como las taquicardias supraventricula-
res y el flúter auricular común), la eficacia se acerca al cien 
por cien en manos experimentadas.
En la parte superior izquierda aparece una tomografía axial compu-
tarizada cardíaca de un paciente con taquicardias auriculares que iba 
a ser sometido a un procedimiento de ablación. En la parte inferior 
derecha se ve la integración de la imagen previa en un sistema CArto® 
de navegación electroanatómica que muestra el punto de origen de 
la taquicardia, representado en rojo, y la ruta que sigue la activación 
eléctrica cardíaca codificada en color. La aplicación de radiofrecuencia en 
este punto de origen de la taquicardia curó definitivamente al paciente.
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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En cuanto a los riesgos, la aparición de una equi-
mosis (cardenal) o un hematoma ligero en la zona de pun-
ción puede considerarse normal tras una ablación, y no 
requiere ninguna medida particular.
A veces (en el 5% de los casos), se pueden pro-
ducir hematomas importantes en una zona de punción. 
Normalmente éstos se resuelven espontáneamente, aun-
que pueden requerirse transfusiones, si se ha perdido una 
excesiva cantidad de sangre, y una intervención quirúrgica 
sobre la zona de punción para reparar el vaso sangrante. 
otras potenciales complicaciones vasculares más infre-
cuentes son los pseudoaneurismas, las fístulas arteriove-
nosas, la flebitis y la trombosis de los vasos puncionados.
En ocasiones, para tratar una taquicardia hay que 
aplicar radiofrecuencia cerca de estructuras necesarias 
para el funcionamiento normal del corazón, como el nodo 
sinusal o el nodo auriculoventricular. La lesión de estas 
estructuras produciría una frecuencia cardíaca inapropia-
damente baja, por lo que de aparecer esta complicación, 
el paciente requeriría la implantación de un marcapasos 
definitivo. El riesgo estimado de bloqueo auriculoven-
tricular durante una ablación cercana a alguna de estas 
estructuras es del 1-2%.
raramente (en menos del 1% de los casos), pue-
den producirse complicaciones graves que ponen en peli-
gro la vida del enfermo, como un desgarro en el corazón 
o en un vaso de gran calibre, embolias, una lesión de una 
arteria coronaria o de una válvula cardíaca, lesiones de 
órganos adyacentes al corazón (como el nervio frénico o 
el esófago), arritmias incesantes, problemas derivados de 
la anestesia o reacciones alérgicas graves. Muy excepcio-
nalmente también, en casos muy difíciles que necesiten 
un uso prolongado de rayos x, podrían aparecer lesiones 
cutáneas por irradiación.
Preparativos para la ablación
Precauciones para mujeres en edad fértil
Las mujeres embarazadas no deben someterse a una 
ablación. Debido al riesgo de malformaciones fetales 
derivadas de la exposición a los rayos x, toda mujer con 
posibilidades de estar embarazada debe realizarse un 
test de embarazo antes de la ablación.
Modificaciones del tratamiento habitual previas 
a la ablación
Algunos pacientes toman crónicamente anticoagulantes 
(Sintrom®) por tener alguna enfermedad que aumenta el 
riesgo de padecer un accidente trombótico o embólico. 
Ejemplos de estos pacientes serían los portadores de cier-
tas prótesis valvulares cardíacas o pacientes con fibrilación 
auricular. Estos pacientes pueden realizarse una ablación, 
pero deberán modificar temporalmente su tratamiento. 
Los pacientes que toman anticoagulantes deberán sus-
pender la toma de estos fármacos 3-5 días antes del pro-
cedimiento, ya que esto es lo que tarda el organismo en 
Anatomía patológica de la lesión producida en la ablación con radiofre-
cuencia. A: lesión crónica causada por energía de radiofrecuencia que 
muestra la sustitución prácticamente completa del tejido miocárdico 
original por tejido fibroso. B: efecto de la potencia de la aplicación de 
radiofrecuencia en el volumen de la lesión. Las aplicaciones se hicieron 
en tejido muscular de pollo en un modelo experimental.
Fuente: Pérez Castellano, N. «Cartografía de estimulación auricular: 
un nuevo método para la localización de vías accesorias auricu-
loventriculares». tesis doctoral inédita, Madrid, universidad Autó-
noma de Madrid, 2002.
A
B
25W 20W 15W 10W
5W
439
LA ABLACIóN DE tAquICArDIAS
volver a tener una coagulación normal. Para evitar que 
durante este período se produzca algún accidente trom-
boembólico, los pacientes pueden ser anticoagulados con 
heparina sódica (administración intravenosa en pacientes 
ingresados) o con heparina de bajo peso molecular (admi-
nistración subcutánea, apta para pacientes ambulantes). 
En la tabla 1 se muestra una pauta típica de modificación 
del tratamiento anticoagulante para pacientes que van a 
ser sometidos a una ablación.
Los pacientes que toman antiagregantes (Adiro®, 
tromalyt®, Disgren®, tiklid®, Plavix® o Iscover®) consultarán 
con su médico, pero probablemente no requieran suspen-
der la administración de estos fármacos para la ablación.
Como norma general, los fármacos con propieda-
des antiarrítmicas deben interrumpirse antes del proce-
dimiento. Ejemplos de estos fármacos son Apocard® (fle-
cainida), rytmonorm® (propafenona), Sotapor® (sotalol), 
trangorex® (amiodarona), los betabloqueantes (atenolol, 
metoprolol, propranolol, bisoprolol, etc.) y los calcioan-
tagonistas (verapamilo y diltiacem). Acudir a la ablación 
bajo el efecto de estos fármacos puede hacer que no se 
pueda provocar durante el procedimiento la taquicardia 
que se pretende curar, lo que dificulta o incluso imposi-
bilita por completo la realización de la ablación. La ante-
lación recomendada para la suspensión de los fármacos 
antiarrítmicos depende del tiempo que tarden en elimi-
narse del organismo. En general suele bastar con suspen-
derlos tres días antes del procedimiento, aunque algunos 
pueden necesitar más tiempo.
El resto de fármacos rara vez se interrumpe para la 
ablación. Los pacientes deberán preguntar a su médico 
sobre su tratamiento y sus circunstancias individuales.
otros preparativos para la ablación
Los pacientes tendrán que acudir a la ablación en ayunas. 
Deberán haber permanecido 10-12 horas sin comer alimen-
tos sólidos, ocho horas sin beber alimentos líqui dos (leche, 
zumos…) y seis horas sin beber agua. Excepcionalmente, 
podrán tomar pequeñas cantidades de agua para ingerir 
medicamentos cuya hora de administración no se pueda 
adaptar a las recomendaciones previas.
Los pacientes deberán tomar una ducha con jabón 
antiséptico la mañana del procedimiento y acudir a la 
ablación sin maquillar y sin esmalte de uñas, que pueden 
dificultar el uso de monitores de oxigenación de la san-
gre (pulsioxímetros). Para la ablación es necesario rasu-
rarse ambas ingles. Los varones con mucho vello corporal 
probablemente también requieran rasurarse el pecho, al 
menos en las zonas donde se fijan los electrodos cutáneos 
para la toma de un electrocardiograma. Lospacientes con 
prótesis dentarias deben quitárselas antes de comenzar el 
procedimiento.
Recuperación tras la ablación
Al finalizar el procedimiento, se retiran los catéteres, se 
comprimen manualmente las zonas de punción durante 
unos minutos y se pone un vendaje compresivo. No se uti-
lizan puntos ni grapas quirúrgicas.
Los pacientes deben guardar reposo en cama entre 
6 y 12 horas tras el procedimiento, dependiendo de si sólo 
se han puncionado venas o si se ha puncionado también 
alguna arteria, del número de punciones efectuadas y del 
grosor de los catéteres insertados. No deberán mover las 
piernas, especialmente durante las primeras horas. Es con-
veniente comprimir ligeramente la herida al toser, reírse o 
moverse en la cama.
Pasado el tiempo prescrito de reposo, el paciente 
debe comenzar a mover las piernas en la cama para 
facilitar la circulación venosa. Posteriormente se debe 
sentar en la cama unos minutos y si se encuentra bien, 
pasará a un sillón y finalmente comenzará a caminar 
con precaución. Este proceso debe ser progresivo para 
evitar que el paciente pueda marearse o incluso perder 
TABLA 1. Ejemplo de pauta de modificación del 
tratamiento anticoagulante para realizar 
una ablación con catéter de arritmias 
cardíacas
Cuatro días antes del procedimiento se suspende el Sintrom®
tres días antes del procedimiento se comienza con inyecciones 
subcutáneas de Clexane® en dosis de 1 mg/kg de peso corporal 
cada 12 horas
El día del procedimiento ya no se administra Clexane®
A las 12 horas de la intervención se reanuda la administración 
de Clexane® en la misma dosis que se tomaba previamente
El día siguiente al procedimiento se reanuda la administración 
de Sintrom® según la dosis indicada en la tarjeta de 
anticoagulación
A los 4-5 días del procedimiento, el paciente acudirá al servicio 
que le controla la anticoagulación para analizar el nivel de ésta, 
establecido por el índice INr (cociente internacional normalizado), 
y ajustar la dosis de los días sucesivos
Cuando el índice INr se encuentre de forma estable por encima 
de 2, el paciente podrá suspender el Clexane®
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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el conocimiento, cosa que podría ocurrir si se levantara 
bruscamente de la cama.
El tiempo de hospitalización en las ablaciones que 
transcurren con normalidad es de uno o dos días, depen-
diendo de su complejidad. Posteriormente, la herida ya no 
requiere cuidados especiales, aunque se debe mantener 
limpia y seca.
tras la ablación, los pacientes pueden notar una 
ligera fatiga o molestias torácicas durante las primeras 
24-48 horas del procedimiento. En las ablaciones más 
complejas o extensas, como la de la fibrilación auricular, 
estas molestias pueden ser más intensas. Los pacientes 
también pueden sentir palpitaciones tras la ablación. En 
ocasiones, notan como si fuera a aparecer su taquicardia, 
sin que ésta llegue a surgir. Estos síntomas no son impor-
tantes. Suelen estar producidos por extrasístoles u otras 
arritmias banales que pueden aparecer durante la fase de 
recuperación de la ablación debido a la irritación del cora-
zón por los catéteres o las aplicaciones de radiofrecuen-
cia, a la recuperación tras la anestesia, a modificaciones 
de la inervación cardíaca y/o a una tendencia propia del 
corazón a generar arritmias cuando se ha visto expuesto 
durante mucho tiempo a ellas. Estas palpitaciones no 
implican el fracaso de la ablación y suelen ceder tras unos 
días o semanas.
Consultas más frecuentes
¿Qué es un estudio electrofisiológico?
Es una prueba que permite estudiar las alteraciones del ritmo car-
díaco (arritmias). Para llevarla a cabo se introducen varios cables 
finos, generalmente a través de las venas de una pierna, que se 
conducen hacia el corazón y se colocan en determinadas zonas 
de interés para estudiar la forma en que se produce y transmite la 
actividad eléctrica del corazón, la susceptibilidad a padecer taqui-
cardias y, en pacientes con taquicardias, estudiar su mecanismo y 
procedencia. Esta prueba puede ser útil para pacientes con palpi-
taciones, taquicardias, mareos o pérdidas de conocimiento.
¿Qué es una ablación con catéter?
La ablación con catéter de taquicardias se basa en la aplicación, 
mediante un catéter de ablación, de alguna forma de energía que 
produzca la lesión controlada y localizada de una zona de tejido 
cardíaco crítico para el comienzo y/o mantenimiento de una 
taquicardia, evitando así que ésta pueda volver a producirse. La 
energía más frecuentemente utilizada para la ablación con caté-
ter es la radiofrecuencia. generalmente la ablación requiere que 
se realice previamente un estudio electrofisiológico, con el que 
se llega al diagnóstico definitivo de la taquicardia. Ambos proce-
dimientos comparten muchas fases, de ahí que se suelan llevar a 
cabo integrados en uno solo.
¿Qué eficacia tiene la ablación?
La eficacia de la ablación varía según el tipo de taquicardia y la expe-
riencia del equipo médico. En determinados tipos de taquicardias, 
como las taquicardias supraventriculares y el flúter auricular común, 
la eficacia se acerca al cien por cien en manos experimentadas.
¿Se puede repetir la ablación?
Cuando una ablación es inefectiva se puede repetir el procedi-
miento, siempre que se estime que la probabilidad de éxito de 
la segunda actuación sea razonable y justifique la intervención. 
A veces, puede suceder que tras una ablación inicialmente efec-
tiva la lesión producida cura tan bien que el tejido anómalo vuelve 
nuevamente a funcionar y a producir taquicardias. En otras oca-
siones, los pacientes pueden desarrollar taquicardias distintas a 
la ablacionada. En todos estos casos puede realizarse un nuevo 
procedimiento de ablación.
¿Qué riesgo tiene la ablación?
El riesgo de la ablación varía según las características del paciente, 
la complejidad de la ablación y la experiencia del equipo médico. 
El riesgo de sufrir complicaciones graves en ablaciones de com-
plejidad intermedia realizadas por profesionales experimentados 
se sitúa en torno al 1%.
Glosario
Desfibrilador automático implantable: dispositivo parecido 
a un marcapasos. Se implanta en la zona pectoral y posee unos 
pequeños cables que se introducen hasta el corazón a través de 
una vena próxima a la clavícula. Es capaz de detectar arritmias 
graves y tratarlas mediante choques eléctricos. 
Estimulador: aparato que genera pequeños impulsos eléctricos 
indoloros, similares a los que da un marcapasos, que llegan al 
corazón a través de catéteres introducidos en él para mantenerlo 
a una frecuencia determinada, estudiar sus propiedades eléctri-
cas, provocar taquicardias o interrumpirlas.
Fluoroscopia (radioscopia): sistema de rayos x que permite ver 
en tiempo real y de forma continua una proyección radiográfica 
de una zona de un paciente en un monitor. En cardiología inter-
vencionista se usa para ver la posición y el movimiento de los 
catéteres en relación con la posición anatómica del corazón.
Generador de radiofrecuencia: aparato que produce corrientes 
de radiofrecuencia que, a través de un catéter de ablación, llegan 
al tejido cardíaco y producen calor en la zona de contacto, permi-
tiendo quemar de forma controlada y localizada zonas clave para 
el origen o el mantenimiento de las taquicardias.
441
LA ABLACIóN DE tAquICArDIAS
• La ablación con catéter de taquicardias se basa en la 
aplicación, mediante un catéter de ablación, de alguna 
forma de energía que produzca la lesión controlada y 
localizada de una zona de tejido cardíaco crítico para el 
comienzo y/o el mantenimiento de una taquicardia, evi-
tando así que ésta pueda volver a producirse.
• La energía más frecuentemente utilizada para la abla-
ción con catéter es la radiofrecuencia.
• Generalmente la ablación requiere que se realice pre-
viamente un estudio electrofisiológico, con el que se 
llega al diagnóstico definitivo de la taquicardia. Ambos 
procedimientos comparten muchas fases, de ahí que 
suelan llevarse a cabo integradosen uno solo.
• La eficacia de la ablación varía según el tipo de taquicar-
dia y la experiencia del equipo médico. En manos experi-
mentadas, es una técnica curativa en un alto porcentaje 
de casos, con una baja incidencia de complicaciones.
Resumen
Navegador (sistema de navegación electroanatómica): sis-
tema que permite reconstruir en un sistema informático la ana-
tomía cardíaca de un paciente, posibilitando dirigir de forma 
muy precisa los catéteres hacia el lugar deseado. Este sistema es 
capaz de reproducir la activación eléctrica cardíaca durante una 
taquicardia, determinando el punto de origen de ésta y las zonas 
por las que pasa el impulso eléctrico, lo que es sumamente útil 
a la hora de establecer el objetivo de la ablación. Debido a su 
elevado coste y a que requiere una formación específica para su 
utilización, normalmente sólo está disponible en centros selec-
cionados con alta experiencia en el tratamiento de las arritmias. 
El sistema de navegación más establecido y reconocido en el 
tratamiento de las arritmias cardíacas es el sistema CArto®.
Polígrafo: sistema que tiene la capacidad de registrar de forma 
continua y simultánea distintas señales biológicas de un paciente, 
como el electrocardiograma, las señales eléctricas cardíacas reco-
gidas por catéteres de electrofisiología, la presión arterial, la oxi-
genación de la sangre, etc.
Radiofrecuencia: la energía de radiofrecuencia empleada en 
la ablación con catéter incluye una serie de corrientes alternas 
de alta frecuencia, generalmente entre 300-1.000 KHz, que son 
capaces de transformarse en energía y producir calor cuando 
atraviesan un tejido. En los últimos años han aparecido fuentes de 
energía alternativas a la radiofrecuencia, como la crioterapia, los 
ultrasonidos, las microondas o el láser, todas ellas en desarrollo.
Bibliografía
cardiosPain. Especialistas en el cuidado y tratamiento de los pacien-
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Pérez castellano, N. «Cartografía de estimulación auricular: un 
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