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TECNICAS GESTALT EJEMPLOS

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Las tres clases de técnicas de la psicoterapia Gestalt
En la Terapia Guestáltica se trabaja con tres clases de técnicas básicamente:
Las T. Supresivas.
Las T. Expresivas.
Las T. Integrativas.
Técnicas Supresivas
Pretenden básicamente evitar o suprimir los intentos de evasión del cliente del aquí/ahora y de su experiencia; es decir, se busca con ello que el sujeto experimente lo que no quiere o lo oculto a fin de facilitar su darse cuenta. Entre las Principales Supresivas tenemos:
Experimentar la nada o el vacío, tratando de que el "vacío estéril se convierta en vacío fértil"; no huir del sentimiento de vacío, integrarlo al sí mismo, vivirlo y ver que surge de él.
Evitar "hablar acerca de", como una forma de escapar a lo que es. El hablar debe sustituirse por el vivenciar.
Detectar los "deberías" y antes que suprimirlos es mejor tratar de determinar qué puede haber detrás de ellos. Los "deberías" al igual que el "hablar acerca de" son forma de no ver lo que se es.
Detectar las diversas formas de manipulación y los juegos o roles "como si" que se desempeñan en terapia. También, antes que suprimirlos es mejor vivenciarlos, hacer que el sujeto se de cuenta de ellos y del rol que juegan en su vida. Entre las principales formas de manipular podemos hallar: las preguntas, las respuestas, pedir permiso y las demandas.
Técnicas Expresivas
Se busca que el sujeto exteriorice lo interno, que se de cuenta de cosas que posiblemente llevó en sí toda su vida pero que no percibía. Se buscan tres cosas básicamente:
Expresar lo no expresado:
Maximizar la expresión, dándole al sujeto un contexto no estructurado para que se confronte consigo mismo y se haga responsable de lo que es. Se pueden trabajar con inducciones imaginarias de situaciones desconocidas o raras, para que aflores temores, situaciones inconclusas. También se puede minimizar la acción no-expresiva.
Pedir al cliente que exprese lo que está sintiendo.
Hacer la ronda, que el sujeto exprese lo que quiera a cada miembro del grupo o se le da una frase para que la repita a cada uno y experimente lo que siente.
Terminar o completar la expresión:
Aquí se busca detectar las situaciones inconclusas, las cosas que no se dijeron pero pudieron decirse o hacerse y que ahora pesan en la vida del cliente. Una de las técnicas más conocidas es la "silla vacía", es decir, trabajar imaginariamente los problemas que el sujeto tiene con personas vivas o muertas utilizando el juego de roles. También se pueden utilizar inducciones imaginarias para reconstruir la situación y vivirla nuevamente de manera más sana, expresando y experimentando todo lo que se evitó la primera vez.
Buscar la dirección y hacer la expresión directa:
Repetición: La intención de esta técnica es buscar que el sujeto se percate de alguna acción o frase que pudiera ser de importancia y que se de cuenta de su significado. Ejemplos: "repite es frase nuevamente", "haz otra vez ese gesto", etc.
Exageración y desarrollo: Es ir más allá de la simple repetición, tratando de que el sujeto ponga más énfasis en lo que dice o hace, cargándolo emocionalmente e incrementando su significado hasta percatarse de él. También, a partir de una repetición simple el sujeto puede continuar desarrollando su expresión con otras cosas para facilitar el darse cuenta.
Traducir: Consiste en llevar al plano verbal alguna conducta no verbal, expresar con palabras lo que se hace. "Qué quiere decir tu mano", "Si tu nariz hablara que diría", "Deja hablar a tus genitales".
Actuación e identificación: Es lo contrario a traducir. Se busca que el sujeto "actúe" sus sentimientos, emociones, pensamientos y fantasías; que las lleve a la práctica para que se identifique con ellas y las integre a su personalidad. Es muy útil en el trabajo de sueños.
Técnicas Integrativas
Se busca con estas técnicas que el sujeto incorpore o reintegre a su personalidad sus partes alienadas, sus hoyos. Aunque las técnicas supresivas y expresivas son también integrativas de algún modo, aquí se hace más énfasis en la incorporación de la experiencia.
El encuentro intrapersonal: Consiste en que el sujeto mantenga un diálogo explícito, vivo, con las diversas partes de su ser; entre los diversos subyos intra-psíquicos. Por ejemplo entre el "yo debería" y el "yo quiero", su lado femenimo con el masculino, su lado pasivo con el activo, el risueño y el serio, el perro de arriba con el perro de abajo, etc. Se puede utilizar como técnica la "silla vacía" intercambiando los roles hasta integrar ambas partes en conflicto.
Asimilación de proyecciones: Se busca aquí que el sujeto reconozca como propias las proyecciones que emite. Para ello se le puede pedir que él haga de cuenta que vive lo proyectado, que experimente su proyección como si fuera realmente suya. Ejemplo: P: "Mi madre me odia". T: "Imagina que eres tú quien odia a tu madre; cómo te sientes con ese sentimiento? ¿Honestamente, puedes reconocer que ese sentimiento es tuyo realmente?".
Es importante recordar que estos procedimientos o técnicas son sólo un apoyo para lograr los objetivos terapéuticos, pero que no constituyen en sí la Terapia Gestalt. Lo importante, lo realmente terapéutico, es la "actitud guestá-tica" que se adopte, el reconocimiento de la importancia de proceso, y el respeto por el ritmo individual del cliente. No empujar el río, dejarlo ser. Tampoco aplicar las técnicas estereotipadamente, son asimilar la filosofía implícita en el Enfoque Gestalt
¿En qué consiste la terapia gestalt? Técnicas y ejemplos de la psicología Gestalt
Las opiniones de la terapia Gestalt son muy diversas. Aquí te explicaremos detalladamente en que consiste la terapia de Gestalt, poniendo como ejemplo algunas técnicas de la terapia gestáltica y ejercicios que se suelen practicar.
A continuación te explicaremos en qué consiste la terapia gestalt para que sepas que es exactamente. Para hempezar hemos de tener en cuenta que el ambito de aplicación de la terapia Gestalt es total: eso significa que la psicologia gestalt tiene cabida tanto una terapia gestáltica individual, como grupal, educativo, penitenciario, artístico, empresarial y social.
En la psicoterapia Gestalt, se parte de que todo ser humano ha vivido una "forma" o "totalidad" incompleta: ha vivido por y para las expectativas y deseos de otros. La neurosis, así, no sería más que un síntoma de una maduración no completada, originada por los "agujeros" de la experiencia vital. Por su parte, un individuo sano se alejaría de sus prejuicios y conceptos, estaría más del lado de los sentidos que integran su experiencia, la que en todo momento ocurre en el aquí y el ahora.
Enfocándonos en la terapia Gestalt y sus técnicas, hay que hablar de tres clases básicas:
- Técnicas supresivas: Esta técnica gestáltica trata de que la persona experimente aquello que quiere evitar o está oculto para ayudarle en su toma de consciencia. Por ejemplo, se trabaja la experimentación del vacío o la nada, con el fin de integrarlo en uno mismo, vivirlo y comprobar qué puede emerger de "ahí".
- Técnicas expresivas: Estas tratan de que la persona exteriorice su interior. Aquí puede trabajarse con ejercicios de imaginación o de situaciones propicias para que aparezcan temores o episodios inconclusos, pudiendo la persona expresar lo no expresado y ayudandola a darse cuenta de aquello que, probablemente, llevase dentro y de lo que no era consciente. Por su parte, con la técnica de la "silla vacía", donde el individuo adopta diversos roles, se logra hacer aflorar aquellas cosas que no se expresaron o hicieron en su momento y que, actualmente, pesan sobre él.
- Técnicas integrativas: Esta otra técnica trata de que la persona reintegre o incorpore a sí mismo sus "agujeros", partes alienadas. En estas técnicas gestálticas se hace un mayor hincapié en la incorporación de la experiencia. Aquí podemos hablar de la asimilación de proyecciones, donde se intenta que el individuo haga propias aquellas que él mismo hace.
Un buen ejemplo de técnica en terapia Gestalt sería el siguiente diálogo/ejercicio entre terapeuta(T) y cliente (C):
C: "Mi hermano me odia."
T: "Imagínate que tú eres quien odia a tu hermano... ¿Cómo te sientes ahora? ¿Reconoces que ese sentimiento es realmente tuyo?".
Otras técnicas utilizadas en terapia Gestalt que deberías conocer
En esta sección te explicaremos en profundidad más técnicas de la terapia Gestalt que quizás desconocías. Como ya sabes, existen diferentes técnicas de la terapia gestáltica, que pueden incluir técnicas de terapia Gestalt grupal o individual.
A continuación te describiremos en detalle otros tipos de técnicas utilizadas en la terapia Gestalt.
Asuntos pendientes: Hace referencia a los asuntos del pasado que afectan al presente. Emociones mal gestionadas, sentimientos que no han fluido, nudos personales, etc. Estas técnicas se basan en no eludir esos asuntos, en tomar conciencia de ellos. Para ello, se lleva a cabo una simulación, un proceso mental de reencuentro, afrontamiento y despedida. La evocación de la persona con la cual se tiene un asunto pendiente es también una forma de afrontar esta técnica.
Técnicas del dialogo: Esta técnica conocida también como silla vacía se utiliza para favorecer encuentros y proyecciones imaginarias con otras personas. Se suele utilizar para superar traumas como una de las técnicas de terapia Gestalt individual. Por ejemplo, se puede promover un dialogo con nosotros mismos para tomar conciencia de nuestros propios sentimientos.
Me hago responsable: Esta es una de las técnicas de terapia Gestalt individual que puede utilizarse en el día a día. Permite hacernos más responsables, más conscientes de lo que ocurre en nuestro interior, aceptándolo y propiciando una conducta mucho más activa con el entorno.
Practicar el continuo de la conciencia: La terapia Gestalt se basa sobre todo en que el individuo tome conciencia del como de la experiencia más que del por qué. Se necesita conocer como el paciente entiende los problemas, como los vive y como los interioriza. Esta técnica permite hacernos conscientes de cada sensación y sentimiento, sacándolos a luz.
Transforma las preguntas en afirmaciones: Esta técnica encierra una gran utilidad terapéutica. Ayuda a declarar realidades internas. Algunas veces pensamos, “¿por qué nos sentimos así?” hacernos más conscientes de nuestro propio interior y saber responder a esa pregunta es una de las metas de este tipo de terapias. Consiste en convertir preguntas en auto-afirmaciones haciéndonos responsables y siendo mucho más valientes ante lo que sentimos.
Las técnicas de la terapia gestáltica que pueden incluir técnicas de terapia gestalt grupal o individual hacen posible vivir más en armonía con el entorno, comprender cada proceso que tiene lugar en nuestro interior abriendo el camino hacia un interesante crecimiento personal. Una forma de ganar calidad de vida donde los problemas tienen la importancia que deben tener sin arrastrarnos a un remolino de sensaciones incomprensibles que nos dificultan la visión importante de la vida
Las técnicas de la Gestalt son útiles para favorecer el crecimiento personal. No obstante, muchas de ellas nos obligan a tomar contacto con aspectos conflictivos e incluso dolorosos de nosotros mismos para poder avanzar.
Las técnicas de la Gestalt nos ayudan a centrarnos en nuestro presente para favorecer la autorrealización y una toma de decisiones más acertada. Asimismo,  nos facilita el poder crecer a nivel personal de un modo más libre y congruente con nuestras necesidades. Todos tenemos pleno derecho a construir el tipo de realidad que deseamos, y este enfoque (con claras influencias humanistas) nos invita a ello.
Decía Frtitz Perls, precursor de la terapia Gestalt, que nuestra principal angustia como seres humanos es la brecha que abrimos entre el ahora y el después. A veces, nuestra mente va más rápido que la vida y anticipamos cosas, nos obsesionamos en aspectos que no han sucedido, y casi sin darnos cuenta nos impregnamos de miedos, de ansiedad y de muchas otras fragancias que se convierten en una abrupta montaña sembrada de sufrimiento.
«No empujes el río, este fluye por sí mismo»
-Fritz Perls-
Así, uno de los fines de las técnicas de la Gestalt es permitirnos comprender nuestros problemas de un modo global, más unificado; por partes, pero como un todo. De este modo, y más que preocuparnos en saber por qué ha ocurrido tal cosa o qué ha provocado ese evento en concreto, esta perspectiva nos propone centrarnos en entender «cómo nos afectan» el conjunto de dichas circunstancias.
Todo ello nos anima a comprender que la idea que podamos tener del pasado o del futuro se debe más bien a cómo vivimos el presente. Las técnicas de la Gestalt tienen por tanto este y otros propósitos con los cuales favorecer nuestro crecimiento personal, ayudándonos además a tomar conciencia de lo que somos, de lo que sentimos y necesitamos… actuando después con responsabilidad.
Técnicas de la Gestalt para favorecer el crecimiento personal
Una de las críticas que suele hacerse a la terapia Gestalt es su enfoque ecléctico. Este encuadre terapéutico se nutre de un gran número de corrientes: la humanista, la existencial, el psicoanálisis, y de esos postulados enunciados por Wilhelm Reich donde entender que nuestras emociones se localizan en el cuerpo creando molestias y diversas condiciones.
Si nos preguntamos por tanto de la validez de este modelo cabe señalar que disponemos de amplia documentación científica. La doctora Valerie Dominitz, de la Universidad de Tel Aviv, publicó un estudio hablando de la efectividad en diversos casos de pacientes con depresión y trastorno bipolar. 
No obstante, donde más efectividad ha demostrado las técnicas de la Gestalt no es en el ámbito clínico, sino en el campo del crecimiento personal.
Las técnicas de la psicoterapia gestáltica giran, en su mayor parte, en torno a lo que Fritz Perls llamó en su momento «reglas y juegos». ¿Qué queremos decir con esto? Que muchas de estas estrategias -dinámicas, muy originales y variadas que en esencia- intentan hacernos más conscientes de nuestro mundo para vencer las resistencias y facilitar a su vez nuestro proceso de maduración.
Veamos algunos ejemplos de dichas técnicas.
1. Asuntos pendientes
Los asuntos pendientes hacen referencia a esos hechos del pasado que afectan a nuestro presente. Son emociones no gestionadas, sentimientos atascados, nudos personales que nos quitan vitalidad en el aquí y ahora. Según la Gestalt, todos nosotros tenemos asuntos pendientes con amigos, con familiares, exparejas, e incluso personas que ya no están con nosotros.
No hay que eludirlos. Debemos ser capaces de sacar a la luz esas emociones para dejar de apegarnos al sufrimiento, a la pérdida o incluso al resentimiento.
Para ello podemos llevar a cabo una simulación, un proceso mental de reencuentro, afrontamiento y despedida.
Asimismo, también podemos evocar mentalmente a la persona y expresarle aquello que necesitamos decirle. Desnudaremos las penas, airearemos los desconsuelos, las faltas o incluso el rencor. Una vez expuesto y reconocido, los dejaremos ir. Cerraremos el círculo para avanzar.
2. Técnica del diálogo: silla vacía
A muchos les sonará esta técnica, la cual representa muy bien la esencia de la Gestalt. Se utiliza para favorecer encuentros y proyecciones imaginarias de otras personas, intentando favorecer así procesos de duelo y también para resolver traumas.
Sin embargo, dentro del campo del crecimiento personal se usa también con otros fines. Generar un diálogo interno es uno de ellos, ahí donde deben quedar escenificados «nuestros opuestos».
Por ejemplo, podemos promover un diálogo con nosotros mismos donde aparezca por un lado ese estímulo que nos produce malestar y en el otro, esa parte que desea hacerle frente para tener una vida más productiva, libre y receptiva. Este sería un modo:
Me noto cada día más cansado y sin fuerzas.
Ya estás quitándome fuerzas otra vez, ocupas demasiado espacio en mi vida. Dime qué te pasa.
No me gusto a mí mismo, pienso que la vida que llevo no es la que me gusta.
Entonces en vez de quejartedurante todo el tiempo dime qué harías para sentirte mejor.
Cabe señalar, que estudios como el llevado por la Universidad de Palo Alto, avalan su efectividad para resolver traumas no resueltos.
3. Me hago responsable
Otra de las técnicas de la Gestalt que nos puede ser de utilidad en el día a día es el juego de «hacerse responsable». En apariencia resulta sencillo, pero lo que requiere por encima de todo es compromiso. La finalidad es permitir que seamos más conscientes de lo que ocurre en nuestro interior, que lo percibamos, lo aceptemos y que a su vez propiciemos una conducta más activa en torno al cambio. 
Este sería un pequeño ejemplo.
«Me doy cuenta de que me duele la cabeza y el estómago, sé que le doy muchas vueltas a las cosas y que sufro estrés. Yo me hago responsable de ello y asumo que debo cambiar cosas».
«Además, me doy cuenta de que tengo una buena voz. Me hago responsable de ella para ser sincero, para hablar sin miedo, para respetar y respetarme…»
4. Practicar el continuo de la conciencia
Dentro de la psicología de la gestalt es esencial que el terapeuta tome contacto con el «cómo» de la experiencia de la persona más que en el «por qué». Se necesita entender cómo el paciente afronta los problemas, cómo los vive, cómo los siente y los interioriza… Para ello, hay que abrir un espacio en el que será posible identificar cuáles son sus emociones y sensaciones presentes, mediante preguntas, tales como «dime qué sientes», «dime dónde lo sientes», «explícame que notas en el aquí y ahora»…
También nosotros podemos llevar a cabo a nivel personal esta técnica donde practicar ese continuo de la conciencia haciendo presentes cada sensación, pensamiento y sentimiento. Lejos de pasarlos por alto o interiorizarlos, saquémoslos a la luz, tengámoslos presentes…
«Si te sientes convencido de algo, dilo. Expón tu verdadero yo. Siente lo que dices»
-Fritz Perls-
5. Transforma las preguntas en afirmaciones
Esta es otra de las técnicas de la Gestalt que nos puede parecer muy simple en apariencia, pero que encierra una utilidad terapéutica muy valiosa: nos ayuda declarar realidades internas y a movilizar recursos. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo. Todos hemos tenido uno de esos días los que al llegar a casa nos decimos a nosotros mismos: «Pero, ¿por qué me siento así? ¿Por qué me siento tan desesperanzado y sin fuerzas?».
La Gestalt nos propone lo siguiente: convertir preguntas en auto-afirmaciones. Veamos algunos ejemplos.
¿Por qué hoy me siento tan mal?⇔ Hoy me siento mal, voy a hacerlo posible para cambiar esta sensación y que mañana sea un día mejor.
¿Por qué tengo la sensación de que mi pareja está cada día más distante?⇔ Mi pareja está distante, voy a preguntarle si hay algún problema.
Para concluir, como hemos podido ver las técnicas de las Gestalt son tan originales como funcionales a la hora de permitirnos tomar contacto con nuestras necesidades. Asimismo, nos invitan a responsabilizarnos, a ser valientes con lo que sentimos y actuar en consecuencia para favorecer nuestro avance, nuestra maduración personal.
Las reglas de la terapia gestalt
El principio del ahora
La idea del ahora, del momento inmediato, del contenido y estructura de la experiencia actual, es uno de los principios más vigorosos, fecundos y escurridizos de la terapia gestalt. Ateniéndome a mi experiencia personal, debo decir que en varias oportunidades me he sentido intrigado, enfurecido, frustrado y alborozado por todo lo que lleva implícito la idea, en apariencia simple, de «ser en el ahora».
¡Y qué experiencia fascinante es ayudar a los demás a percatarte de las múltiples maneras mediante las cuales evitan adquirir por sí mismos esa conciencia auténtica e inmediata! Con el fin de fomentar la conciencia del ahora, sugerimos a la gente que se comunique en tiempo presente. «¿De qué tiene conciencia en este momento?», «¿Qué está pasando ahora?», «¿Qué está sintiendo en este instante?» La pregunta: «¿Cuál es su ahora?» es eficaz para terapeutas y para pacientes.
Sería inexacto afirmar que el material histórico y el pasado carecen de interés. Cuando se cree que guarda afinidad con aspectos importantes de la estructura de personalidad actual, se aborda activamente ese material. No obstante, la forma más efectiva de incorporar a la personalidad el material del pasado es traerlo —del modo más completo posible— al presente. Se evitan así los amables «sobreísmos» intelectualizados y se procura insistentemente que todo el material ejerza el impacto de lo inmediato.
Cuando el paciente alude a sucesos de ayer, de la semana pasada o del año anterior, rápidamente le decimos que «se ubique» allí con su fantasía y represente el drama en términos actuales. Nos afanamos por señalar al paciente con qué presteza abandona el ahora. Discernimos su necesidad de hacer intervenir en el diálogo a personas ausentes, la acuciante nostalgia que lo lleva a rememorar el pasado, su tendencia a ocupar su mente con temores y fantasías acerca del futuro.
Para la mayoría de nosotros, el ejercicio de permanecer en la toma de conciencia presente constituye una disciplina abrumadora, que solo puede mantenerse por lapsos breves. No estamos acostumbrados a una disciplina tal, y nos inclinamos a ofrecerle resistencia.
Yo y tú
Con este principio, procuramos expresar en la forma más clara y concreta posible la idea de que la verdadera comunicación incluye tanto al emisor como al receptor. A menudo, los sujetos actúan como si el destinatario de sus palabras fuese el cielorraso o el aire. Al preguntárseles «¿A quién le está diciendo eso?», se los obliga a enfrentar su renuencia a enviar el mensaje directamente al receptor, al otro.
De este modo, suele solicitársele al paciente que mencione el nombre de la otra persona —al comienzo de cada oración, en caso necesario—. Se le pide que tome conciencia de la diferencia entre «hablarle» a su interlocutor y «hablar» delante de él. Se lo insta a que compruebe si su voz y sus palabras alcanzan realmente al otro. ¿Lo toca realmente con sus palabras? ¿En qué medida está dispuesto a tocarlo con sus palabras? ¿Comienza a darse cuenta, acaso, que su evitación fóbica de la relación con los demás y del contacto genuino con ellos se pone de manifiesto también en los mecanismos de su voz y en su conducta verbal?
Si su contacto con el resto de la gente es escaso o insuficiente, ¿comenta por ventura a plantearse serias dudas en cuanto a que los demás tengan existencia real para él en este mundo? ¿En cuanto a que él esté realmente con personas, o se sienta solo y abandonado? lenguaje impersonal y personal. Esta regla tiene que ver con la semántica de la responsabilidad y la participación. Es común que, para referirnos a nuestro cuerpo y a nuestros actos y conductas, empleemos un lenguaje impersonal:
—¿Qué siente en su ojo? —Un parpadeo. —¿Qué ocurre con su mano? —Tiene un temblor. —¿Qué siente en la garganta? —Un ahogo. —¿Qué siente en su voz? —Un sollozo.
Merced al simple —y aparentemente mecánico— expediente de convertir el lenguaje impersonal en lenguaje personal, aprendemos a identificar mejor la conducta en cuestión y a asumir responsabilidad por ello en lugar de «Un temblor», «Estoy temblando»; en vez de «Un ahogo» «Me siento ahogado». Avanzando un paso más, diremos «Siento que estoy ahogándome». En este caso puede apreciarse de inmediato el diferente grado de responsabilidad y de participación que experimenta el individuo.
La traducción del lenguaje impersonal a lenguaje personal es un ejemplo en miniatura de muchas de las técnicas de juego guestálticas. A medida que el sujeto participa, es más probable que se vea a sí mismo como un agente activo que hace cosas, en lugar de un ser pasivo al cual las cosas de algún modo le «ocurren».
Hay otras técnicas semánticos. Si el paciente dice «No puedo hacerlo», el terapeuta le solicitará que diga «No lo haré»; si acepta esta formulación y la utiliza, le preguntará: «Y ahora, ¿qué siente?».
T: ¿Qué oye en su voz?
P: Parece un llanto.
T: ¿Puede usted asumir responsabilidad por ello diciendo «Estoy llorando»?Otros de los gambitos de la semántica de la responsabilidad consisten en hacer que el paciente reemplace los nombres por verbos y que utilice con frecuencia el modo imperativo como medio más directo de comunicación.
Empleo del continuo de conciencia
El empleo del denominado «continuo de conciencia» —el «cómo» de la experiencia— es absolutamente fundamental en terapia gestalt. Se logran con él efectos a la vez notables y sorprendentes. La insistencia con que se vuelve a él y la confianza que en él se deposita es una de las mayores innovaciones técnicas aportadas por esta terapia. El método es muy simple:
T: ¿De qué tienes conciencia ahora?
P: Tengo conciencia de que te estoy hablando. Veo a las demás personas que están en el cuarto. Tengo conciencia de que John está moviéndose en su asiento. Puedo sentir la tensión en mis hombros. Tengo conciencia de que a medida que digo esto aumenta mi ansiedad.
T: ¿Gomo experimentas esa ansiedad?
P: Oigo temblar mi voz. Siento la boca seca. Hablo en forma muy vacilante.
T: ¿Tienes conciencia de lo que están haciendo tus ojos?
P: Bueno, ahora me doy cuenta de que mis ojos no hacen más que mirar hacia otro lado . . .
T: ¿Puedes asumir la responsabilidad por ello?
P: … que yo no hago más que apartar los ojos de tí.
T: ¿Puedes ser tus ojos ahora? Haz de cuenta que son ellos los que hablan…
P: Soy los ojos de Mary. Me resulta difícil mirar fijo. Paso todo el tiempo saltando de un lado a otro…
El continuo de conciencia tiene inagotables aplicaciones, pero es ante todo un modo eficaz de conducir al individuo hacia los firmes cimientos de sus experiencias y de apartarlo de las interminables verbalizaciones, explicaciones, interpretaciones. La conciencia de los sentimientos corporales y de las sensaciones y percepciones constituye nuestro saber más seguro —tal vez el único saber seguro que poseemos—. Depositar confianza en la información que proporciona la toma de conciencia es la mejor manera de poner en práctica el refrán de Perls: «Abandona tu mente y recobra tus sentidos».
El empleo del continuo de conciencia es, para el terapeuta gestaltista, el mejor modo de hacer que el paciente coloque menos el acento en el porqué de la conducta (interpretación psicoanalítica) y más en el qué y el cómo de la conducta (psicoterapia experiencial):
P: Tengo miedo.
T: ¿Cómo experimentas ese miedo?
P: No puedo verte con claridad. Me transpiran las manos…
Al ayudar al paciente a confiar en sus sentidos («retornar a sus sentidos»), también lo ayudamos a distinguir entre la realidad que tiene delante suyo y los demonios horrendos que fabrica en su fantasía:
P: Estoy seguro que la gente me despreciará por lo que acabo de decir.
T: Recorre la habitación mirando detenidamente a cada uno de nosotros. Cuéntame qué es lo que ves, qué es lo que tus ojos —no tu imaginación— te dicen.
P: (luego de cierto periodo de exploración y descubrimiento): Bueno, ¡lo cierto es que la gente no mira con tanto rechazo! Algunos de ustedes incluso me dirigen una mirada cálida y amable.
T: ¿Qué experimentas ahora?
P: Estoy más relajado.
No murmurar
Como sucede con muchas técnicas guestálticas, la regla de no murmurar tiene el propósito de promover sentimientos e impedir la evitación de sentimientos. Se define la murmuración como todo aquello que se dice acerca de un individuo que está presente y a quien se puede hablar en forma directa. Por ejemplo, supóngase que el terapeuta está tratando a dos pacientes llamados Bill y Ann:
Bill (al terapeuta): El problema con Ann es que siempre me está molestando.
T: Estás murmurando, díselo a Ann.
Bill (volviéndose hacia Ann): Siempre me estás molestando.
Solemos entregarnos a las murmuraciones sobre las personas cuando no hemos podido manejar directamente los sentimientos que despertaron en nosotros. La regla de no murmurar es otra de las técnicas guestálticas que facilita la confrontación directa de los sentimientos.
Formulación de preguntas
La terapia gestalt presta mucha atención a la necesidad del paciente de formular preguntas. Es evidente que quien formula una pregunta nos está diciendo: «Dame, dime…».
A menudo, si lo escuchamos con cuidado, descubriremos que no necesita realmente la información que pide, o que su pregunta no es verdaderamente necesaria, o que implica pereza y pasividad de su parte, en tal caso, el terapeuta puede decirle. «Reformula esa pregunta como una proposición». La frecuencia con la que el paciente puede hacerlo invalida la conducta del terapeuta.
Deben distinguirse las preguntas genuinas de las falsas; estas últimas son las que tienen como objetivo manipular o sobornar al interlocutor para que vea o haga las cosas de cierta manera. En cambio, las preguntas de la forma «¿Cómo lo haces tú» y «¿Tienes conciencia de que …?» suministran un apoyo auténtico.
Las técnicas de la terapia gestalt
A continuación, describiremos sucintamente cierto número de «técnicas» empleadas en terapia gestalt. El terapeuta los propone cuando le parece que el momento es oportuno —ya sea en lo que toca a las necesidades de un individuo o del grupo—. Algunos de estas técnicas, como los llamados «Tengo un secreto» y «Me hago responsable», son particularmente útiles para aumentar el entusiasmo de un grupo al comienzo de la sesión.
No es, desde luego, accidental que algunas de las técnicas principales de la terapia gestalt tomen la forma de un juego. Se trata, a todas luces, de una metacomunicación de Perls, que pone de relieve una de las muchas facetas de su filosofía acerca del funcionamiento de la personalidad.
El lenguaje de las técnicas (que es en sí mismo un juego) puede interpretarse como un comentario sobre la índole de todas o casi todas las conductas sociales. El mensaje no es que se dejen de jugar las técnicas —puesto que todas las formas de organización social pueden concebirse como un juego de tal o cual tipo—, sino que tomemos conciencia de las técnicas que jugamos y seamos libres de sustituir los que no nos gratifican por aquellos que sí nos gratifican.
Aplicando este punto de vista a cualquier relación bipersonal (el amor, el matrimonio, la amistad), no saldremos a la búsqueda de un compañero o compañera que «no juegue técnicas», sino que buscaremos una persona que practique técnicas que se acomoden bien a los nuestros.
Técnicas de diálogo
En su tentativa de lograr un funcionamiento integrado del individuo, el terapeuta gestaltista investiga las divisiones o escisiones manifiestas en su personalidad. Naturalmente, toda «escisión» que se descubra será función del marco de referencia del terapeuta y de su poder de observación. Una de las principales divisiones postuladas es la que hay entre el «opresor» y el «oprimido», según se los denomina.
El opresor es el equivalente aproximado del superyó psicoanalítico: es moralizador, imperativo y condenatorio, y su especialidad son los debes. El oprimido tiende a oponerle una resistencia pasiva, a encontrar excusas para su conducta y dar razón de sus demoras. Cada vez que se presenta esta división, se le pide al paciente que mantenga un diálogo real entre dichos dos componentes de sí mismo.
Por supuesto, la misma técnica de diálogo puede aplicarse para cualquier escisión significativa dentro de la personalidad (el agresivo contra el pasivo, el «buen muchacho» contra el villano, el masculino contra el femenino, etc.). En ocasiones, puede aplicárselo incluso a diversas partes del cuerpo: la mano derecha contra la izquierda, la parte superior del cuerpo contra la parte inferior. También puede desarrollarse el diálogo entre el paciente y alguna persona significativa para él: el sujeto se dirige a ella como si estuviera presente, imagina cuál sería su respuesta, le contesta a su vez, y así sucesivamente.
Hacer la ronda
A veces el terapeuta puede encontrar conveniente que uno de los pacientes, que se ha referido a un tema en particular o ha expresado determinado sentimiento, repita eso mismo frente a cada uno de los integrantes del grupo. Si un paciente afirmó: «No soporto a ninguna de las personas que hay en este cuarto»,el terapeuta podrá decirle: «Muy bien, haz la ronda. Repite esas palabras ante cada uno de nosotros, añadiendo alguna observación vinculada con tus sentimientos en cada caso».
La técnica de la «ronda» es, desde luego, infinitamente flexible y no es preciso limitarlo a la interacción verbal: puede incluir conductas como tocar o acariciar a los demás, observarlos detenidamente, asustarlos, etcétera.
Asuntos pendientes
Los asuntos pendientes constituyen en terapia gestalt el equivalente de la tarea perceptual o cognitiva inconclusa de la psicología de la gestalt. Cada vez que logran identificarse esos asuntos pendientes (sentimientos no resueltos), se le pide al paciente que los complete.
Como es obvio, en el campo de las relaciones interpersonales todos tenemos una lista interminable de asuntos pendientes —p. ej., con nuestros padres, hermanos y amigos—. Perls sostiene que los resentimientos son los más comunes e importantes.
«Me hago responsable»
Esta técnica se funda en algunos de los elementos del continuo de conciencia, pero en él todas las percepciones se consideran actos. Se solicita a los pacientes que añadan, a cada una de sus proposiciones, «… y me hago responsable de ello». Por ejemplo: «Tengo conciencia de que estoy moviendo la pierna … y me hago responsable de ello»; «Mi voz es muy tranquila … y me hago responsable de ello»; «No «sé qué decir en este momento … y me hago responsable de no saberlo».
Lo que a primera vista parece un procedimiento mecánico y aun intrascendente revela muy pronto tener gran significado.
«Tengo un secreto»
Esta técnica permite investigar los sentimientos de culpa y vergüenza. Cada persona debe pensar en un secreto personal celosamente guardado, pidiéndosele que no comparta con los demás el secreto en sí pero imagine (proyecte) de qué manera, a su juicio, reaccionarán los otros frente a él.
Luego puede solicitársele que se jacte ante los demás de poseer un terrible secreto; comienza entonces a salir a luz el vínculo inconsciente con el secreto como logro preciado.
La técnica de las proyecciones
Muchas aparentes percepciones son en realidad proyecciones. Verbigracia, al paciente que dice «No puedo confiar en usted» se le pedirá que represente el papel de una persona poco digna de confianza, con el objeto de descubrir su conflicto interno en este ámbito.
Otro paciente se quejará al terapeuta diciéndole: «Usted no está verdaderamente interesado en mí. Hace esto nada más que para ganarse la vida»; se le solicitará entonces la representación de la actitud que le imputa al terapeuta, tras lo cual se le puede preguntar si no cree que él posee, también, el rasgo mencionado.
Antítesis
Uno de los caminos de que dispone el terapeuta gestaltista para aproximarse a ciertos síntomas o dificultades es ayudar al paciente a que advierta que la conducta manifiesta suele ser la antítesis de los impulsos subyacentes o latentes. Se usa entonces la técnica de la antítesis.
Por ejemplo, al sujeto que dice sufrir inhibiciones o una timidez excesiva se le hace representar el papel de exhibicionista; al internarse en ese terreno tan lleno de ansiedad para él, toma contacto con una parte de sí mismo que había permanecido sumergida durante mucho tiempo. O bien, si el sujeto desea tratar su extrema sensibilidad a las críticas, se le hará representar el papel de escucha atento a todo lo que se le dice —en especial las críticas— sin necesidad de defenderse o de contraatacar. O, si se trata de un individuo que no hace valer sus méritos y que se muestra demasiado delicado con la gente, se le pedirá que haga el papel de una persona egoísta y malvada.
El ritmo de contacto y apartamiento
Como consecuencia de su interés por la totalidad de los procesos vitales, por los fenómenos de figura y fondo, la terapia gestalt hace hincapié en la índole polar del funcionamiento vital. La capacidad de amar se ve obstaculizada por la incapacidad para resistir la ira; el descanso es necesario para restaurar energías; una mano no es una palma abierta ni un puño cerrado, pero puede abrirse o cerrarse.
La inclinación natural a apartarse de todo contacto, que el paciente experimentará de vez en cuando, no se considera como una resistencia que debe ser superada sino como una respuesta rítmica que debe respetarse. En consecuencia, cuando el sujeto desea apartarse, se le dice que cierre los ojos y lo haga en su fantasía a cualquier lugar o situación en los que se sienta seguro.
Tras describir el panorama que se le ofrece y lo que siente en tales circunstancias, se le pide que abra los ojos y «vuelva al grupo». Se retoma entonces la tarea tal como se la venía desarrollando; por lo general, el paciente suministra nuevo material en estos casos, dado que el apartamiento le ha permitido recuperar energías.
El enfoque guestáltico nos propone que aceptemos la necesidad del apartamiento en todas las situaciones en las que la atención o el interés disminuyen, pero permaneciendo conscientes del rumbo que toma nuestra atención.
«Ensayo teatral»
Según Perls, nuestro pensamiento consiste, en buena medida, en un ensayo y preparación internos de los roles sociales que habituaimente debemos representar. La experiencia del miedo al público no es más que nuestro temor de que no haremos un buen papel. De acuerdo con ello, los integrantes del grupo juegan a compartir sus respectivos ensayos, con lo cual ganan conciencia sobre los preparativos a que recurren para apuntalar sus roles sociales.
«Exageración»
Esta técnica está íntimamente vinculada al principio del continuo de conciencia y nos brinda un medio adicional de comprender el lenguaje del cuerpo. En muchas ocasiones, un movimiento o ademán involuntario del paciente parece constituir una comunicación significativa pero tales movimientos pueden ser incompletos o no alcanzar un total desarrollo —una mano que describe un semicírculo, tal vez, o un ligero golpe con la pierna sobre el suelo—. Se le solicitará entonces que exagere y repita el ademán, tratando por lo general de que se ponga más de manifiesto su significado interno. A veces se le pedirá que convierta su movimiento en un paso de baile, de modo que entregue más de sí mismo en una expresión integrada.
Se emplea una técnica similar para la conducta puramente verbal, en lo que bieh podría llamarse la «técnica de la repetición».
«Técnica de la repetición»
Si un paciente hace alguna declaración importante pero pasa apresuradamente a otro tema o revela de alguna manera que no ha absorbido plenamente su impacto, se le pedirá que la repita —varias veces, en caso necesario, y, sí resulta conveniente, con voz cada vez más fuerte—. Pronto habrá comenzado a escucharse atentamente a sí mismo, en lugar de emitir palabras simplemente.
«¿Me permites que te dé una oración?»
Al escuchar u observar al paciente, el terapeuta puede llegar a la conclusión de que hay una cierta actitud o mensaje implícitos. Le dirá entonces: «¿Me permites que te dé una oración? Repítela, a ver cómo te queda a ti, y dísela a varios de los aquí presentes».
Le propone entonces su oración y el paciente prueba a ver cuál es su reacción frente a ella. Como regla, el terapeuta no ofrece meras interpretaciones. Es evidente que en esta técnica hay un fuerte elemento interpretativo, pero el paciente debe hacer suya la experiencia a través de una participación activa.
Si la oración que se le propuso es verdaderamente importante, él mismo desarrollará la idea en forma espontánea.
Algunos de los recursos más habituales para conseguir ese hacer grande la emoción son:
Hablar en primera persona: El paciente debe hablar de lo que le ocurre en primera persona, ya lo contrario, es una forma de tomar distancia de su emoción y desresponsabilizarse de ella. Esto se observa cuando un paciente dice cosas como “a veces sientes miedo cuando crees que te van rechazar” en lugar de decir “me da mucho ser rechazado”.
Hablar en el Aquí y el Ahora: El paciente puede conectar con una emoción sobre hechos pasados, e incluso, sobre posibles hechos futuros, pero la realidad, es que cuando nos emocionamoses en el momento presente: tenemos una respuesta fisiológica determinada ante estímulos que la provocan (aunque sean recuerdos o futuribles). Por esto, el psicoterapeuta gestáltico mantendrá al paciente en el foco de lo que ocurre en el momento presente, a fin de poder observarlo juntos, experienciarlo y discutirlo después. “¿Cómo te sientes ahora que me hablas del día del funeral de tu padre y nadie te explicaba nada porque tenías 8 años?”
Lenguaje Descriptivo y Evocador: Como hemos señalado anteriormente, las emociones son respuestas automáticas que se producen antes estímulos concretos. (Los individuos no experimentamos miedo ante la idea de miedo, sino ante algo que nos lo provoca. Cuento de fantasmas vs tratado psicológico del miedo). Es por esto, por lo que el psicólogo Gestáltico utilizará un lenguaje lo más descriptivo y evocador posible, para tratar de hacer “reales” las situaciones y los procesos de las que habla el paciente, a fin de que pueda tener una experiencia real en ese instante con ellos. Lo sensorial suele ser más efectivo.  “¿Cómo te sientes cuando me hablas de que llegaste a tu habitación y viste las sábanas deshechas, la luz tenue, y a tu hija llorando y con los cabellos enmarañados con los restos de la carta de su novio en el suelo?”, esto es mucho más evocador y le ayudará a conectar más que “¿Cómo te sientes cuando me dices que tu hija estaba triste porque la dejó su novio?”. Si el paciente cuenta las cosas de forma declarativa, le pediremos que nos las relate de forma más detallada y descriptiva.
Centrar en el cuerpo: Dado que las emociones poseen un componente fisiológico, conectar con sensaciones corporales pueden ayudarnos a conectar de forma más intensa con una emoción o a aclararla si es confusa o vaga. “¿Cómo sientes esa tristeza en tu cuerpo?” “Es un nudo en la garganta” “Háblame sobre cómo es y cómo te sientes con ese nudo en la garganta”
Hablar desde su lenguaje: Los pacientes cuando conectan emocionalmente, suelen narrar las cosas con un lenguaje descriptivo, realizan gestos determinados, expresan una frase concreta que se dicen a sí mismos cuando experimentan esa emoción… Incluir en nuestras intervenciones es tremendamente efectivo, porque eso es lo que “encaja” con la vivencia del paciente. “Esta soledad que me cuentas sentir, es tan dura, que se te clava como una aguja en el estómago” (mientras el psicoterapeuta se señala la zona del diafragma, repitiendo el gesto que hizo el paciente al hablar de esa soledad que se clava)
Lenguaje Corporal: Observar cual es el lenguaje corporal del paciente y poner el foco en él. “¿Por qué cuando me hablas del enfado que sientes hacia tu hermano aprietas los puños?”
Hasta ahora, hemos expuesto que puede hacerse en un proceso de psicoterapia Gestalt para lograr sacar las emociones a la superficie, pero después de tenerlas, ¿qué hemos de hacer? Muchas veces, el mero hecho de sacarlas es suficiente, y lo único que necesita el individuo es pemitírselas sentir y acogerlas. Otras, sin embargo, la persona necesita una experiencia emocional correctora, normalmente cuando posee un conflicto interno entre determinadas emociones o necesita recibir algo que no pudo recibir en su momento o que satisfaga esa emoción. Hay que entender que el terapeuta no es quien da o provoca la experiencia emocional correctora, simplemente crea un marco, ya sea en forma de tarea o de fluir con el otro, en el cual el paciente puede darse aquello que necesita, y que luego, provocará el cambio conductual en su vida real.
Esta, suele ser normalmente la parte más técnica de la psicoterapia Gestalt, y es, donde, normalmente, más ponen el foco los psicoterapeutas que trabajan desde este marco. Esto, es un error que debemos tratar evitar, ya que es difícil saber qué experiencia emocional necesita un paciente si las emociones conflictivas no están bien definidas o si el paciente todavía se muestra resistente a entrar en ellas porque son amenazantes. Tampoco será efectiva la técnica si la emoción no ser percibe como clara e intensa, sino que es vaga e imprecisa.
Es trascendental entender que en Gestalt, el proceso emocional es lo importante, que como gestaltistas, hemos de aprender de saber estar en la incertidumbre y aprender a soportarla y poder vivir en ella. Las técnicas, aunque bien utilizadas pueden ser grandes potenciadores, sólo son eso: un modulador. La actitud empática del terapeuta y su buen seguimiento del proceso emocional son el 90% de lo necesario para una buena terapia. Mantener al paciente en su mundo interno, en sus emociones, y ver que emerge de ellas puede ser frustrante, confuso y poco definido a veces, pero nos dirá cuando hemos de utilizar una técnica para que funcione y de al paciente aquello que necesita.
Si no hacemos esto, estaremos tratando de aplicar un modelo de cuando A yo aplico B, que nos aleja del paciente, y tratamos de intentar que sea él quien se adapte a nuestra visión del caso, asumiendo el rol de un experto que decide que técnicas debe aplicar en cada momento.
Señalar también, que en numerosas ocasiones, la actitud del psicólogo Gestalt es la mejor de las experiencias emocionales correctoras, porque puede dar muchas cosas que no recibió el paciente y que son el origen de su herida: comprensión ante su debilidad, compasión ante su sufrimiento, amor ante la parte que más le cuesta integrar de sí mismo, respeto frente a sus duelos y contradicciones, ser una figura vincular segura y estable, paciencia ante sus proyecciones y ataques fruto de su frustración…
Las técnicas más habituales para crear experiencias emocionales correctoras son:
Silla Vacía: Se trata de la técnica más famosa de la psicoterapia Gestalt. Se utiliza fundamentalmente cuando el paciente presenta partes de sí mismo en conflicto y emociones contradictorias. Se trata de crear un diálogo entre ambas partes para que puedan llegar a cierto grado de acuerdo o resolución (no siempre tiene que ser completa). Se escenifica esta dualidad por su componente evocador y porque ayuda al paciente a clarificar y facilitar cada una de las partes, que en su interior son confunsas y poco claras.
El paciente sienta en una de las sillas una de sus dualidades y se le pide que le hable a la otra voz, explicándole cómo se siente ante aquello que la otra voz le hace, cuando conecta con el discurso de la otra voz se le solicita que cambie de silla y le explique a la primera por qué tiene que estar ahí o cómo se siente, mediante este diálogo ambas se escuchan y se piden algo. Las voces a veces se tornan en figuras de otros, como por ejemplo, que la voz crítica sean los padres. Es importante dejar que el paciente pueda moldear la tarea y que se pueda hacer de la forma que sea más evocadora y se ajuste más a cómo lo vive él en su mundo interno.
Tarea Pendiente: Consiste en realizar algo que está pendiente de forma simbólica, con frecuencia son cosas que el paciente necesitó en momentos de su vida pero no pudo o no le dieron, esta tarea busca responsabilizarlo y que sea él quien se lo de ahora. Escribir una carta al fallecido para despedirse o explicarle algo que no se pudo, abrazar al niño que sufrió el maltrato de sus padres, golpear a un cojín que representa al violador, hacer un funeral para despedir a la mascota perdida…
Psico-monodrama: Consiste en actuar un proceso interno, recrear una escena importante para resolverla o para poder comprenderla o volverla a vivir.
Autorrevelación: El terapeuta pone encima de la mesa sentimientos propios que poseen una finalidad en el paciente. “Cuando me hablas de esto, siento enfado hacia tu ex pareja porque te tratara de esa forma tan mezquina cuando tú siempre la cuidaste en sus duros años de enfermedad. Me parece muy injusto, pero mis sentimientos no importan, la pregunta es si tú eres capaz de enfadarte y ser congruente con él”
Focusing: Consiste en provocar el cambio a través de la emoción sentida. El psicólogo provoca el cambio corporal en el otro respecto a la expresión fisiológica de una emoción, provocando un cambio emocional. Es una técnicamuy compleja, que incluso puede utilizarse como modelo de psicoterapia por sí mismo. En Gestalt suele utilizarse de manera focalizada y en pequeñas cantidades, por ejemplo eliminar la tensión en la zona diafragmática en un paciente que dice que quiere gritar su enfado pero no puede, porque la boca del estómago está tensa e impide que el enfado salga.
Imaginación Guiada: Se crean escenas en las que el paciente puede realizar aquello que necesita y que podría satisfacerle. Por ejemplo, imaginarse frente a los acosadores escolares, con las que ya no se puede contactar, y decirles que él no merecía ser tratado así.
Señalamiento: El psicoterapeuta señala lo que el paciente necesita de forma clara y directa. No se trata de la experiencia emocional correctora en sí, pero la prepara, señala, responsabiliza y legitimiza. “Necesitas perdonarte de una vez por todo esto que hiciste, pero yo no puedo hacerlo. Cuando te perdones, seguirás siendo la persona que hizo todo aquello, pero estarás en paz y podrás hacer otra cosa”.
Metáforas, música… Suele tratarse de material muy evocador y con un componente sensorial claro, que ayuda a centrar al sujeto en la emoción pendiente. Al igual que en el señalamiento, no crea la experiencia emocional correctora en sí, pero puede mostrar como la hacen otros, las ventajas de realizarla y prepara al paciente para hacerlo.
Hablarse al Espejo: Cuando la experiencia emocional correctora es en relación a uno mismo y no es un conflicto, puede pedírsele al paciente que lo haga mirándose al espejo por lo evocador de esto. “Hoy, a pesar de que no te guste tu cuerpo, mírate frente al espejo y explícate que eres digna de ser amada y deseada”
Respecto a toda las técnicas expuestas, señalar que cada punto no es necesariamente único ni exclusivo para cada fase, debemos entender, que esto, no es más que una abstracción divagativa y declarativa de qué es y cómo se hace la psicoterapia Gestalt, un proceso de tipo procedimental y experiencial, por lo que siempre será algo tosco, poco preciso y burdo. El colocarlas en fases, es meramente para intentar clarificar al lector las funciones más habituales y darles un poco de estructura y coherencia, pero será la realidad del paciente y el resonar emocional con él el que clarificará que hacer en cada momento o para que utilizar cada recurso. Por ejemplo, señalar el lenguaje corporal puede ayudar a un paciente a clarificar una emoción “Me hablas de que estás mal con esta situación pero cuando lo dices tus ojos se llenan de lágrimas… ¿Puede ser que ese malestar esté hecho de tristeza?”, o acompañar y dar soporte puede ser un elemento necesario para que una persona se atreva a realizar una técnica de experiencia emocional correctora “Yo estaré contigo cuando pongas a tu padre en la silla vacía, serás tú quien tenga que hablar con él, pero yo te  estaré contigo y podrás sentir mi apoyo”.
También señalar, que muchas de las técnicas, son confusas a la hora de ser ubicadas, ya que muchas veces modulan algo o lo hacen más sencillo más que realizarlo así. Muy importante es terminar esta aclaración a la técnica dejando claro que esto son solo algunas de las más frecuentes, y que se han intentado hacer en forma de “categoría”, pero será la creatividad del gestaltista y su conocimiento del paciente, las que decidan qué forma deben tener o si se debe utilizar algo totalmente distinto a lo aquí propuesto.
De la misma manera, las fases, son otra abstracción en un intento de dar orden a un proceso que es vital y fluye por sí mismo de manera circular muchas veces. Hay que entender que muchas veces necesitamos hacer grande una emoción para que el paciente pueda clarificarla, o para poder hacerla tan intensa como una pseudo facilitación que no deje más remedio al paciente que sentirla y responsabilizarse de ella, ya que es tan intensa que no la puede negar.
Todas las “fases” o “tareas” expuestas anteriormente, tienen una única finalidad: Sacar del fondo las emociones que estén en el paciente y las pueda sentir. Una vez eso ocurre, queda realmente la parte más importante, que es la de decidir que quiere hacer realmente, cuál es su decisión en base a asumir de manera honesta el precio a pagar por ella y es en base a la cual se producirán los cambios conductuales.
Normalmente, esto suele hacerse mediante la confrontación, que no es más que mostrarle al individuo la incoherencia entre aquello que realmente desea y en lo que está instalado, de invitar al individuo a asumir su propia responsabilidad frente a la actitud de la queja y hacerle entender que si realmente quiere algo, tiene que estar dispuesto a asumir el coste que tiene y hacerlo sin quejarse porque es lo que él lo ha elegido, y si ve que el precio a pagar es demasiado elevado, que sea capaz de renunciar a aquello que desea. Lo importante, siempre, y es en torno a lo que gira la confrontación, es la congruencia con lo que se siente en el momento presente y el precio a pagar por ello.
Aunque, puede parecer extraño que una corriente de la psicología hable de asumir el precio, es decir, el sufrimiento y el dolor, debemos entender que éste forma parte de la propia vida, que negarlo o evitarlo, es igual que hacerlo con la propia existencia (de hecho, existencialmente, lo único que es seguro es la muerte).
La psicoterapia Gestalt busca acompañar al individuo al punto en el que es capaz de saber y permitirse sufrir lo real e inevitable que forma parte de la vida para dejar de ser la fuente perversa de nuestro sufrimiento vital, teniendo derecho a quejarse, pero no a quedarse instalado en la queja.
Entender, que en la vida hay que asumir unos costes inherentes a la libre elección, permitiéndonos disfrutar de lo que hemos elegido, porque es lo que elegimos y entendiendo que estas elecciones distarán de ser perfectas. Permitiéndonos además alejarnos de nuestro camino, reconociéndolo cuando lo hagamos y rectificando para volver a aquello que es nuestra elección. Esto, no se trata sólo de un proceso de psicoterapia, sino de un camino en la vida, que no consiste en llegar a un punto en concreto, sino de “escribir la historia de la vida” observándonos honestamente en cada momento y asumiendo nuestra realidad presente, observando en qué me convierto con cada decisión que asumo, entender que poner barreras que me protegen son aquellas que luego me ahogan, pero que la libertad, implica la responsabilidad de asumir el propio sufrimiento.
Respecto a todo este proceso de ser capaz de ver y asumir nuestra propia verdad, el psicoterapueta gestáltico ayuda a aclararla (identificar emociones, hacerlas grandes para sentirlas…), a diferenciarla de ficción de las divagaciones mentales (ayudar a discernir entre introyectos y verdad, crear un marco en el que se pueda encarar el sufrimiento y asumirlo…) ofrecer nuestra sabiduría sobre algunos de los componentes inequívocos básicos de la vida (señalar polaridades, explicar reacciones a las emociones y emociones espontáneas, ciclo de necesidad, emoción como algo que pide algo y es adaptativo…)
Técnicas de la Gestalt
En la Terapia Guestáltica se trabaja con tres clases de técnicas básicamente: Las T. Supresivas; Las T. Expresivas; y Las T. Integrativas. 1. Técnicas Supresivas: Pretenden básicamente evitar o suprimir los intentos de evasión del cliente del aquí/ahora y de su experiencia; es decir, se busca con ello que el sujeto experimente lo que no quiere o lo oculto a fin de facilitar su darse cuenta
Entre las Principales Supresivas tenemos: Experimentar la nada o el vacío, tratando de que el "vacío estéril se convierta en vacío fértil"; no huir del sentimiento de vacío, integrarlo al sí mismo, vivirlo y ver que surge de él. Evitar "hablar acerca de", como una forma de escapar a lo que es. El hablar debe sustituirse por el vivenciar. Detectar los "deberías" y antes que suprimirlos es mejor tratar de determinar qué puede haber detrás de ellos. Los "deberías" al igual que el "hablar acerca de" son forma de no ver lo que se es.
Detectar las diversas formas de manipulación y los juegos o roles"como si" que se desempeñan en terapia. También, antes que suprimirlos es mejor vivenciarlos, hacer que el sujeto se de cuenta de ellos y del rol que juegan en su vida. Entre las principales formas de manipular podemos hallar: las preguntas, las respuestas, pedir permiso y las demandas.
Técnicas Expresivas: Se busca que el sujeto exteriorice lo interno, que se de cuenta de cosas que posiblemente llevó en sí toda su vida pero que no percibía. Se buscan tres cosas básicamente: Expresar lo no expresado. Terminar o completar la expresión. Buscar la dirección y hacer la expresión directa. Expresar lo no expresado:
Maximizar la expresión, dándole al sujeto un contexto no estructurado para que se confronte consigo mismo y se haga responsable de lo que es. Se pueden trabajar con inducciones imaginarias de situaciones desconocidas o raras, para que aflores temores, situaciones inconclusas. También se puede minimizar la acción no-expresiva.
Pedir al cliente que exprese lo que está sintiendo.
Hacer la ronda, que el sujeto exprese lo que quiera a cada miembro del grupo o se le da una frase para que la repita a cada uno y experimente lo que siente.
Terminar o completar la expresión: Aquí se busca detectar las situaciones inconclusas, las cosas que no se dijeron pero pudieron decirse o hacerse y que ahora pesan en la vida del cliente. Una de las técnicas más conocidas es la "silla vacía", es decir, trabajar imaginariamente los problemas que el sujeto tiene con personas vivas o muertas utilizando el juego de roles. También se pueden utilizar inducciones imaginarias para reconstruir la situación y vivirla nuevamente de manera más sana, expresando y experimentando todo lo que se evitó la primera vez. Buscar la dirección y hacer la expresión directa:
Repetición: La intención de esta técnica es buscar que el sujeto se percate de alguna acción o frase que pudiera ser de importancia y que se de cuenta de su significado. Ejemplos: "repite es frase nuevamente", "haz otra vez ese gesto", etc.
Exageración y desarrollo: Es ir más allá de la simple repetición, tratando de que el sujeto ponga más énfasis en lo que dice o hace, cargándolo emocionalmente e incrementando su significado hasta percatarse de él. También, a partir de una repetición simple el sujeto puede continuar desarrollando su expresión con otras cosas para facilitar el darse cuenta.
Traducir: Consiste en llevar al plano verbal alguna conducta no verbal, expresar con palabras lo que se hace. "Qué quiere decir tu mano", "Si tu nariz hablara que diría", "Deja hablar a tus genitales".
Actuación e identificación: Es lo contrario a traducir. Se busca que el sujeto "actúe" sus sentimientos, emociones, pensamientos y fantasías; que las lleve a la práctica para que se identifique con ellas y las integre a su personalidad. Es muy útil en el trabajo de sueños.
Técnicas Integrativas: Se busca con estas técnicas que el sujeto incorpore o reintegre a su personalidad sus partes alienadas, sus hoyos. Aunque las técnicas supresivas y expresivas son también integrativas de algún modo, aquí se hace más énfasis en la incorporación de la experiencia. a.El encuentro intrapersonal: Consiste en que el sujeto mantenga un diálogo explícito, vivo, con las diversas partes de su ser; entre los diversos subyos intra-psíquicos. Por ejemplo entre el "yo debería" y el "yo quiero", su lado femenimo con el masculino, su lado pasivo con el activo, el risueño y el serio, el perro de arriba con el perro de abajo, etc.
Se puede utilizar como técnica la "silla vacía" intercambiando los roles hasta integrar ambas partes en conflicto. b.Asimilación de proyecciones: Se busca aquí que el sujeto reconozca como propias las proyecciones que emite. Para ello se le puede pedir que él haga de cuenta que vive lo proyectado, que experimente su proyección como si fuera realmente suya. Ejemplo: P: "Mi madre me odia". T: "Imagina que eres tú quien odia a tu madre; cómo te sientes con ese sentimiento? ¿Honestamente, puedes reconocer que ese sentimiento es tuyo realmente?". Es importante recordar que estos procedimientos o técnicas son sólo un apoyo para lograr los objetivos terapéuticos, pero que no constituyen en sí la Terapia Gestalt.
Lo importante, lo realmente terapéutico, es la "actitud guestá-tica" que se adopte, el reconocimiento de la importancia de proceso, y el respeto por el ritmo individual del cliente. No empujar el río, dejarlo ser. Tampoco aplicar las técnicas estereotipadamente, son asimilar la filosofía implícita en el Enfoque Gestalt.

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