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Eliot - Gatos

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T. S. E L 1 O 
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Primera edición: octubre 1993 
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, 
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por 
cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografía y el tratamiento informático, 
y la distribución de ejemplares de ella, mediante alquiler o préstamo públicos. 
Traducción: Mónica Rubio 
Título original: Old Possum's Book of Practica/ Cats 
© T. S. Eliot, 1939 
© Renovado, Esme Valerie Eliot, 1967 
© De la traducción, Mónica Rubio 
© Para la edición en lengua castellana: Editorial Debate, S. A. Gabriela Mistral. 2, 
28035 Madrid 
ISBN: 84-7444-653-8 
Depósito legal: M. 23.324-1993 
Compuesto en Roland Composición, S. L., Madrid 
Impreso en Unigraf, Arroyomolinos, Móstoles, Madrid 
Impreso en España 
Este libro está (respetuosamente) dedicado a los amigos que ayudaron a 
su realización con su ánimo, críticas y sugerencias; y en particular al 
señor T. E. Faber, la señorita Alisan Tandy, la señorita Susan Wolcott, 
la señorita Susanna Morley y al hombre de las polainas blancas. 
O. P. 
EL NOMBRE DE LOS GATOS 
Asunto difícil es nombrar a un gato, 
no es un jueguecillo para cualquier rato; 
creerás que hay un loco dentro de mis zapatos 
cuando sepas que TRES NOMBRES DISTINTOS HA DE TENER UN GATO. 
El primero es el que la familia usa a diario 
como Pedro, Juan, Pepe o Daniel, 
como Víctor, Vicente, Andrés o Macario, 
cualquiera de ellos les queda muy bien. 
Hay nombres más raros que suenan mejor, 
para caballeros y damas, en este glosario: 
·como Platón, César, Electra o lgor, 
todos ellos nombres de uso diario. 
Pero necesitan, sí, un nombre especial, 
un nombre más digno, más raro, precioso 
para conservar su aire marcial, 
lucir sus bigotes, sentirse orgullosos. 
Nombres de este tipo puedo daros varios 
como Munkustrampa, Cuajo o Coricopato, 
como Bambalurina, como Gelatilorio, 
nombres que pertenecen solamente a un gato. 
Pero sobre todos ellos queda aún un nombre; 
es el nombre que nadie adivinará 
y por mucho que busque no hallará ningún hombre, 
pero EL GATO LO SABE y no confesará. 
Cuando veas a un gato en profunda meditación 
siempre es por la misma oscura razón: 
su mente está absorta, en contemplación; 
piensa pensando en su nombre con dedicación. 
En su inefable efable 
efaninefable 
profundo e inescrutable nombre singular. 
7 
LA GATA GORDINFLONA 
Recuerdo ahora a una gata gordinflona, responde al nombre de Juanalunares; 
su pelo atigrado, su cara de leona, manchas de leopardo, rayas a millares. 
En la escalera, en los escalones, en el felpudo todo el día está sentada: 
siempre allí, siempre sentada, ¡todo el día sin hacer nada! 
Pero cuando el trajín diario está a punto de acabar, 
la tarea de gordinflona no ha hecho más que comenzar. 
Y cuando toda la familia está en la cama durmiendo, 
ella se recoge las faldas y baja al sótano corriendo, 
pues los ratones le dan mucho quehacer. 
Sus modales son algo que hay que ver. 
Así que los pone en fila en el parqué 
y les enseña encaje, música y croché. 
9 
Recuerdo ahora a una gata gordinflona, responde al nombre de Juanalunares; 
otra igual no encontrarás ni de broma; le gusta el sol y los cálidos lugares. 
Junto a la chimenea, al sol o en mi sombrero todo el día está sentada; 
siempre allí, siempre sentada, ¡todo el día sin hacer nada! 
Pero cuando el trajín diario está a punto de acabar, 
la tarea de gordinflona no ha hecho más que comenzar. 
Los ratones no paran un momento, 
debe ser que buscan su sustento 
y, como nada se consigue sin empeño, 
pone manos a la obra asando y friendo. 
Les hace un ratón-pastel de pan y cebolla 
y un hermoso plato de tocino en la olla. 
Recuerdo ahora a una gata gordinflona, responde al nombre de Juanalunares; 
juega con la cuerda de la cortina y le hace nudos a centenares. 
Al lado de la ventana o en algún sitio blandito todo el día está sentada; 
siempre allí, siempre sentada, ¡todo el día sin hacer nada! 
10 
Pero cuando el trajín diario está a punto de acabar, 
la tarea de gordinflona no ha hecho más que comenzar. 
Piensa que las cucarachas necesitan instrucción 
para que no se dediquen a la alegre destrucción. 
Así que con esa tropa de locas invasoras, 
ha formado un batallón de serias exploradoras, 
con un fin en esta vida y un trabajo que acabar 
y hasta un desfile de bichos ha conseguido crear. 
Lancemos ahora tres hurras por la gata finalmente, 
pues con su dedicación todo va estupendamente. 
1 1 
LA ÚLTIMA HAZAÑA DE FIERTIGRE 
Fiertigre era un bravo gato que en un navío viajaba: 
era el gato más feroz que los mares navegar�. 
Desde Gravesend a Oxford se conocen sus maldades, 
era el terror de los mares, de los ríos y ciudades. 
Sus modales, la verdad, no eran una maravilla; 
llevaba el pelo muy sucio y arrugas en las rodillas; 
una oreja le faltaba, ya imagináis el porqué, 
y miraba con enfado con su ojo a la virulé. 
Los habitantes de Oporto su fama ya conocían; 
en Lisboa y Barcelona oír su nombre estremecía. 
Cerraban el gallinero, al bobo ganso guardaban 
cuando el rumor: «i Llega Fiertigre!» por la costa se acercaba. 
¡Ay del frágil periquito que en su jaula canturreaba! 
¡Ay del pulcro pequinés que a su furia se enfrentaba! 
¡Ay del recio ornitorrinco que desde lejos llegaba! 
¡Y ay del pobre temerario que a Fiertigre se lanzaba! 
13 
Pero con los extranjeros su furia no tiene igual; 
los gatos de extrañas tierras son su más fiero rival. 
Los persas y siameses le contemplan con temor, 
pues fue un siamés aquel que la oreja le arrancó. 
Y en una apacible noche de un cálido verano, 
la luna brillaba; el navío atracado en Positano 
se mecía al compás de la marea, 
y Fiertigre muy amoroso pensaba en su Dorotea. 
Su colega Rompellejos hacía tiempo que salió 
a tomarse unas copitas a un bar en un callejón; 
y su tronco Tumbabrutos también desapareció, 
andaba tras una presa en el Patio del León. 
En la bodega del buque, Fiertigre tranquilo estaba, 
pensando en su Dorotea que junto a él se encontraba. 
La feroz tripulación dormía un sueño profundo: 
se acercaron los siameses en sus sampanes y juncos. 
Fiertigre se hallaba absorto en Dorotea, su amada, y la 
dama por su voz parecía conquistada, con la mente relajada 
y sin esperar sorpresas. Pero a la luz de la luna brillaban 
como pavesas un millar de ojos azules de mirada aviesa. 
14 
Cada vez más cerca estaban los sampanes enemigos, 
y hasta allí llegaron todos sin emitir ni un sonido. 
Un sentido dúo cantaban los amantes inconscientes. 
Mientras, el malo afilaba los cuchillos y los dientes. 
Gilberto dio la señal a sus mongoles brigadas; 
los fuegos artificiales señalaron la escalada. 
Abandonando navíos, juncos, sampanes y barcas, 
pillaron a los incautos y los metieron en jaulas. 
Dorotea dio un chillido; estaba muy asustada. 
Siento tener que decirlo, pero se piró volada; 
seguro que a salvo está y ahogada no pereció. 
Pero un círculo de acero a Fiertigre rodeó. 
El despiadado enemigo hacia adelante empujaba. 
Fiertigre advirtió de pronto que por la tabla avanzaba. 
Él, que a más de cien cautivos a tal tormento llevó, 
se vio forzado al final a marchar por el tablón. 
¡Qué alegría hubo en Amberes cuando llegó la notici_a! 
Baile hubo en cada plaza de las villas de Galicia. 
Se asaron ratas en Plymouth, Bilbao y Victoria Dock, 
y día de fiesta declarado en la ciudad de Bangkok. 
15 
EL GATO TRAGALDABAS 
Este gato tragaldabas es un gato peculiar: 
si le ofreces un faisán, sin duda querrá perdiz. 
Si en una casa se encuentra, en un piso querrá estar; 
si a un piso es donde le llevas, en casa estará feliz. 
Si le ofreces un ratón, es rata lo que querrá. 
Dale una rata tal vez. ¡Entonces querrá lombriz! 
Sí, este gato tragaldabas es un gato peculiar. 
Y pase lo que pase, no hay nada que hacer: 
pues siemprehará 
su santa voluntad, 
¡y es inútil padecer! 
17 
Este gato tragaldabas es un tremebundo engorro: 
cuando lo dejas en casa, quiere estar en la calle; 
siempre está atravesado, es un terrible rollo; 
y en cuanto llega a casa, quiere marcharse al cine. 
Le gusta estar tumbado sobre el escritorio, 
pero arma tal embrollo que no puede escaparse. 
Sí, este gato tragaldabas es un gato peculiar. 
Y ponerlo en duda no sirve de nada: 
pues siempre hará 
su santa voluntad, 
¡y quejarse es una bobada! 
18 
Este gato tragaldabas es un animal curioso: 
sus faltas de educación son algo ya familiar. 
Si le ofreces un pescado, querrá filetes de oso; 
cuando pescado no hay, nada más querrá tomar. 
Si crema es lo que le sirves, te dirá: «¡Está asqueroso!», 
pues sólo quiere comer lo que acaba de encontrar. 
Si le quisieras coger con las manos en la masa, 
no tienes más que la crema en la despensa guardar. 
Este gato tragaldabas es listo y está aprendiendo. 
A este gato tragaldabas no le importan tus amores, 
pero se sienta en tu falda cuando te pilla cosiendo, 
pues no le gusta más que deshacer tus labores. 
Sí, el gato tragaldabas es un gato peculiar. 
Y ya lo puedes jurar: 
pues siempre hará 
su santa voluntad, 
¡y es inútil protestar! 
19 
LA CANCIÓN DE LOS MELOSOS· 
Salen por la noche los gatos melosos, 
vienen todos juntos los gatos melosos: 
brilla en lo más alto la Luna melosa, 
melosos, venid al baile meloso. 
Los gatos melosos son blancos y negros, 
los gatos melosos son muy chiquititos; 
los gatos melosos están muy contentos, 
y cuando maúllan, lo hacen muy bajito. 
Los gatos melosos siempre están sonriendo, 
los gatos melosos tienen negros ojos; 
les gusta probarse alegres atuendos 
y esperan que salga la Luna melosa. 
21 
Los gatos melosos crecen muy despacio, 
los gatos melosos no son muy grandotes; 
los gatos melosos no ocupan espacio 
y saben bailar la polca y el chotis. 
Hasta que la Luna melosa se asoma 
se hacen la toilette y descansan un rato: 
muy bien las orejas los gatos se frotan; 
los gatos se secan los pies con recato. 
Los gatos melosos son negros y blancos, 
los gatos melosos son más bien pequeños; 
los gatos melosos saltan sobre zancos, 
sus ojos reflejan un brillo risueño. 
Están muy tranquilos toda la mañana, 
por la tarde están haciendo otra cosa, 
pero cuando oyen sonar la campana 
bailan a la luz de la Luna melosa. 
22 
Los gatos melosos son blancos y negros, 
los gatos melosos (ya dije) son chicos; 
si la noche trae presagios funestos 
dan varios saltos, cabriolas y brincos. 
Pero si resulta que el sol brilla alto, 
se quedan muy quietos, están en reposo: 
descansan, dormitan y leen un rato 
para celebrar el baile meloso. 
23 
EL VIEJO DEUTERONOMIO 
El viejo Deuteronomio va llegando al final, 
las vidas del gato han hecho ya historia. 
Con proverbios y rimas ganó fama local 
antes de los tiempos de la reina Victoria. 
El viejo Deuteronomio enterró a siete esposas, 
es más, yo diría que a noventa y nueve; 
y sus muchos hijos progresan y crecen 
y el pueblo en su ocaso con él se conmueve, 
al ver esa plácida y dulce fisonomía, 
cuando se sienta al sol en la valla de la vicaría. 
Y el más viejo del pueblo grazna: «j Madre mía! . . . 
de todo lo que ... qué cosas . . . vaya, vaya .. . No, sí. . . 
¡Ji, ji, ji! 
¡Oh, señor! 
Puede que esté loco pero hoy mismo vi que 
el viejo Deuteronomio ¡está todavía aquí!» 
25 
El viejo Deuteronomio en la calle está, 
es día de mercado en la calle Mayor; 
si bala una oveja o un buey bramará, 
se llevan a todos perros y pastor. 
Si a la acera suben coches sin mirar, 
los del pueblo raudos les cierran el paso, 
para que nada pueda perturbar 
a Deuteronomio reposando al raso 
o cuando tranquilo repasa el correo: 
y el más viejo del pueblo grazna: «¡Madre mí_a!. . . 
de todo lo que . . . qué cosas . . . vaya, vaya . . . No� sí. . . 
¡Ji, ji, ji! 
¡Oh, señor! 
No me fío de mi vista, pero creo que es 
Deuteronomio ¡la causa de todo este jaleo!» 
26 
El viejo Deuteronomio yace en el suelo 
del bar el Zorro y el Cuerno durmiendo la siesta; 
y cuando los clientes se quieren marchar, 
la patrona dice por toda respuesta: 
«Marchaos despacio, no arméis alboroto, 
a Deuteronomio no hay que despertar, 
si no el policía vendrá con su moto.» 
Y con gran silencio salen de puntillas. 
El dulce reposo del gato sin par 
no ha de ser turbado, que no pierda el hilo: 
y el más viejo del pueblo grazna: «j Madre mía!. . . 
de todo lo que ... qué cosas . . . vaya, vaya . . . No, sí. .. 
¡Ji, ji, ji! 
¡Oh, señor! 
Mis piernas flaquean, debo andar tranquilo 
y a Deuteronomio ¡tratar con sigilo!» 
27 
DE LA TREMENDA BATALLA ENTRE 
LOS PEQUINESES Y LOS TERRIERS 
Junto con la descripción 
de la participación de los dogos 
y los pomeranios y la intervención 
del gran gato pendenciero. 
Los pequineses y los terriers, como todo el mundo sabe, 
son enemigos feroces, orgullosos e implacables; 
siempre es lo mismo, siempre algo grave. 
Y los dogos y los pomeranios, aunque sea de recibo 
que no les gusta luchar, de todo el mundo es sabido 
que a la batalla se unen en cuanto ven un motivo. 
Y se ponen a 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar, 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar 
hasta que por todo el parque se les puede escuchar. 
Ahora, en la ocasión de la que hablaré, 
no había pasado nada desde hacía más de un mes 
(y eso es mucho, mucho tiempo para un pequi o un terrier). 
El gran perro policía no estaba en su callejón, 
casi todo el mundo cree, y yo no sé la razón, 
que a tomar algo había ido a la taberna de la Espada y el León. 
Así, pues, todo el mundo estaba ausente 
cuando un pequi y un terrier se encontraron frente a frente. 
No avanzaron, no diré que se apartaron, 
29 
pero fijo se miraron y con las patas rascaron. 
Y empezaron a 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar, 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar 
hasta que por todo el parque se les pudo escuchar. 
Y es que el pequinés, aunque la gente diga que es muy fino, 
no es un perro inglés, sino un pagano chino. 
Y todos los pequineses, cuando oyeron el fragor, 
se acercaron, unos a la ventana, otros al corredor. -­
Eran quizá una docena o más bien un centenar 
y todos se dispusieron a rugir y luego a aullar � 
en su incomprensible jerga que parece un rechinar. 
Pero lo que le gusta de veras al terrier es el jaleo, 
pues es un pilluelo de la calle, más .simpático que feo. 
Y sus valientes primos escoceses son feroces mordedores; 
todos ellos además son notables luchadores. 
Así fueron avanzando nuestros valientes gaiteros en fila, 
tocando Cuando las tropas llegaron hasta Manila. 
Los dogos y pomeranios a por ellos se lanzaron, 
unos desde los balcones y otros desde los tejados. 
Y se unieron 
a la batalla 
venga a 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar, ' 
ladrar, ladrar, ladrar, ladrar 
hasta que por todo el parque se l_es pudo escuchar. 
30 
Y cuando estos grandes héroes todos juntos estuvieron, 
el tráfico se detuvo, en el metro se encogieron; 
y algunos vecinos tanto se asustaron 
que tuvieron que llamar a los bomberos. 
Cuando, de pronto, del fondo de un pequeño sótano 
¿quién salió, sino el gato pendenciero? 
Sus feroces ojos fuego brillante lanzaron, 
bostezó y sus fuertes dientes a todos amedrentaron 
y cuando por los barrotes del parque la batalla contempló, 
nunca se había visto nada más peludo y más feroz. 
Con el brillo de sus ojos y su bostezar tremendo, 
los terriers y pequineses se asustaron sin remedio. 
Él miró al cielo y dio un gran salto 
y como ovejas todos se dispersaron. 
Cuando el perro policía volvió a ocupar su lugar, 
en la calle no quedaba nadie a quien amonestar. 
31 
MACA VITY: EL GATO MISTERIOSO 
Macavity es un gato misterioso: la Garra Oculta le llaman, 
pues es un consumado criminal que en burlar la ley se afana. 
Es la desesperación de las patrullas, el azote de Scotland Yard, 
pues cuando llegan a la escena del crimen¡ Macavity ya no está! 
Macavity, Macavity, como tú no hay nadie más, 
has burlado toda ley humana, ¡y la de lagrav�dad! 
Con sus poderes de levitación a un faquir en pañales dejará, 
y cuando llegas a la escena del crimen ¡ Macavity ya no está! 
Puedes buscarle en el sótano, puedes buscarle en el desván, 
pero te lo digo una y mil veces, ¡ Macavity ya no está! 
Macavity es un gato anaranjado, alto y delgado de verdad; 
lo' reconocerías si lo vieras; sus ojos tienen gran profundidad. 
Su cabeza es algo puntiaguda, su ceño está muy arrugado; 
su pelaje está polvoriento y descuidado, sus bigotes enredados. 
33 
De un lado a otro mueve la cabeza con sinuosos movimientos 
y cuando crees que está dormido, está completamente despierto. 
Macavity, Macavity, como tú no hay nadie más, 
es un demonio de gato, un prodigio de maldad. 
Puedes encontrarlo en una calleja o en cualquier avenida de la ciudad, 
pero cuando se descubre el crimen ¡Macavity ya no está! 
Parece muy respetable (aunque en el juego hace trampas), 
pero la poli no tiene ni sus huellas ni su estampa. 
Si saquean la despensa o vacían el joyero, 
o la leche se evapora o han asfixiado a otro perro, 
o un cristal desaparece o la cerca hay que arreglar, 
¡ay!, ahí está lo sorprendente: ¡Macavity ya no está! 
Y cuando el Gobierno descubre que un documento ha volado 
y en el Senado unos planos o dibujos se han largado, 
puede que por los pasillos un papel pueda quedar, 
pero es inútil buscarlos: ¡Macavity ya no está! 
Dicen de Seguridad cuando se descubre el hurto: 
«i Ha de haber sido Macavity!», pero él ya está en Pernambuco. 
Seguro que lo encuentras descansando o lamiéndose uria oreja, 
o entretenido sumando por la cuenta de la vieja. 
34 
Macavity, Macavity, como tú no hay nadie ·más, 
nunca anduvo semejante gato por nuestra ciudad. 
Siempre tiene coartada y a veces dos o tres más: 
y cuando ha ocurrido el crimen: ¡MACAVITY YA NO ESTÁ! 
Y dicen que de los gatos cuyos hechos son famosos 
(puedo hablar de Fiertigre, puedo hablar de Rompehuesos), 
pocos no son sino agentes del gato que con más gracia 
controla sus canalladas: ¡el Mariscal de la Mafia! 
35 
El Señor es 
mi pastor 
nada me puede 
faltar. 
GUS: EL GATO DEL TEATRO 
Gus es el gato que está en la puerta del teatro. 
Su nombre, como saben más de cuatro, 
es en realidad Asparagus. Este nombre es tan liante 
que para no equivocarnos Gus le llamaremos de ahora en adelante. 
Su pelo está muy gastado, es delgado como un huso, 
y sufre de un paralís que una pata mal le puso. 
En su tierna juventud era el mejor de los gatos; 
pero ratones y ratas ya no tiemblan a su paso. 
Ahora ya no es lo que era; 
aunque su nombre muy famoso fuera. 
Y cuando se une a sus amigos en el club 
(que se encuentra en la trasera de un lejano pub), 
le gusta entretenerles, si otro paga, 
con historias de su gloriosa saga. 
Pues una vez fue un galán de los mejores; 
actuó con los más grandes actores 
y le gusta contar su éxito a la audiencia, 
como cuando diez veces saludó sin impaciencia. 
Pero su mejor papel, cuenta contento, 
fue el de Fierabrás, el Gran Portento. 
37 
«He actuado -dice- en todos los papeles de la historia, 
y me sabía setenta y tres discursos de memoria. 
Improvisaba diálogos, decía adivinanzas 
y sabía cómo hacer aspavientos y danzas. 
Con todo mi cuerpo sabía actuar; 
con un poco de ensayo no podía fallar. 
Mi voz enternecía al más impávido, 
en el papel principal o de actor secundario. 
Me quedé junto al lecho de la pequeña Nell, 
al toque de queda me senté en un escabel. 
Nunca me corté un pelo haciendo pantomima, 
en El gato con botas alcancé una alta cima. 
Pero, sin duda, el papel que me dejó más contento 
fue el de Fierabrás, el Gran Portento.» 
· 
38 
Y si alguien le paga un trago de ginebra, 
les cuenta que actuó en La Edad de Piedra. 
En una obra de Shakespeare salió oportunamente, 
cuando un gato un actor pidió inmediatamente. 
Otrora hizo de tigre (podría volver a hacerlo) 
que un coronel de la India persiguió por estraperlo. 
Y es capaz de hacer ruidos que al público le pasman 
mejor que cualquier otro y así atrae al fantasma. 
U na vez el escenario sobre una cuerda cruzó 
para rescatar a un niño cuya casa se quemó. 
Y dice: «Ahora los gatitos no están tan educados 
como cuando reinaba Victoria. ¡Ay, qué tiempos pasados! 
Nunca se entrenan de verdad como es debido 
y el más simple numerito les parece muy lucido.» 
Y dice mientras se rasca con esmero: 
«El teatro ya no es lo que fuera en otros tiempos. 
Estos modernos montajes son todos muy elegantes, 
pero lo que oigo decir es que no hay nadie que iguale 
aquel mágico momento 
en el que yo, muy contento, 
interpreté a Fierabrás, el Gran Portento.» 
39 
BUSTÓBAL JONES: EL GATO INGLÉS 
Bustóbal Janes no está en los huesos, 
la verdad, sus miembros son bastante gruesos. 
No frecuenta pubs, pertenece a varios clubs, 
pues es el gato que pasea por los lugares más tiesos 
con su pelo negro y pimpante. 
Es cazador estimable. Su pantalón, impecable, 
y el corte, muy elegante. 
En todo Londres no hay otros nombres 
que estén a su altura en elegancia, 
y nos satisface a todos cuando saluda con buenos modos 
Bustóbal Janes, el gato de las polainas blancas. 
41 
A escuelas de alto copete va a veces a pasear 
aunque va contra las reglas 
que distinguidas escuelas vaya un gato a visitar, 
pero su visita les alegra. 
Asimismo, en temporada de caza, 
se le encuentra en restaurantes que sean muy elegantes. 
El pescado no rechaza 
y degusta muy contento langostas y bogavantes. 
Cuando el venado es de rigor, 
se acerca al lugar donde mejor lo vayan a cocinar; 
y la hora del aperitivo es la mejor 
. 
para dejarse caer por el bar de moda del bulevar. 
Cuando se le ve acelerado, es seguro que hay asado 
en un vasco o un francés; 
cuando anda taciturno es que ya ha perdido el turno 
para comer en Garcés. 
42 
Así que de esta manera pasa Bustóbal Jones el rato, 
en este bar o en aquél. 
No es raro que sin recato 
esté un poco gordo él. 
Pesa quince kilos si no me equivoco, 
aunque cada día gana algo de peso. 
Pero se conserva, lo que ya no es poco, 
pues en otras cosas no comete excesos. 
Y dice un refrán: «Duraré hasta el final», 
eso es lo que él dice con gran elegancia 
y ése es su deseo al ir de paseo. 
Es Bustóbal Jones, con sus polainas blancas. 
43 
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PATAS LARGAS: EL GATO FERROVIARIO 
Se oye un murmullo en la estación cuando las once son 
y el tren nocturno está listo para partir, 
que dice: «Patas, ¿dónde está Patas? ¿Se habrá ido a cazar ratas? 
Hemos de encontrarle y el tren podrá salir.» 
Los fogoneros, los conductores y las hijas de los revisores, 
le buscan por aquí y por allá 
dici�ndo: «Patas, ¿dónde estás, Patas? ¿Estará perdido por entre esas matas? 
Si no viene, el tren nocturno no saldrá.» 
Y a las once y cinco suena la señal 
y los pasajeros miran sus pasajes; 
entonces Patas llega y salta a la trasera: 
¡Estaba distraído entre los equipajes! 
Brillan sus ojos, verdes como cristal 
¡y suena finalmente la señal 
de partida hacia la parte norte 
del hemisferio austral! 
La verdad es que el auténtico encargado es Patas, siempre esmerado, 
del vagón de coches-cama. 
Pues el revisor, mozo y maquinista se pasan el viaje jugando a la brisca. 
Supervisa a todos, no anda por las ramas. 
Por el pasillo camina y los rostros examina 
de los viajeros del Talgo. 
45 
Pasa su control llevando un farol 
y sabe en seguida si ha ocurrido algo. 
Te mira fijamente y te lee la mente, 
y es seguro que no aprueba 
cuando la gente se explaya; así, pues, la gente calla 
cuando Patas anda cerca. 
¡No se puede andar con tonterías con Patas, el gato guardavías! 
Es gato muy importante; 
y nada marcha mal en el tren nocturno 
cuando Patas se sube en el portante. 
¡Oh, qué feliz vas a estar cuando encuentres tu lugar 
con tu nombre en la portilla! ; 
y la cama está radiante con la sábana tirante. 
Y el suelo, ¡ay, cómo brilla! 
Hay luces por las alturas: enciendes o estás a oscuras: 
y si aprietasun botón, sale aire de una rejilla. 
Hay un lavabo pequeño para refrescarte tras el sueño; 
giras una manivela y cierras la ventanilla. 
Y el revisor asoma reverente y pregunta alegremente: 
«¿Querrá usted el té fuerte o flojo?» 
Pero Patas se ha fijado y se lo habrá recordado, 
pues Patas se anda con ojo. 
Y cuando te deslizas en tu cama confortable 
y te tapas con una manta agradable, 
reconocerás que es consolador 
saber que no hay ratones a tu alrededor. 
¡Déjalo todo en las manos de este gato ferroviario; 
el gato del tren diario! 
46 
Por la noche, al vigilar, no le has de espabilar; 
de vez en cuando se toma una taza 
de té con una medida de whisky u otra bebida. 
Sólo se detiene si una mosca caza. 
Ya ibas dormido en Pamplona y por eso te parece broma 
que pasease de arriba abajo por la estación. 
Dormías aún al pasar por Irún, 
donde saludó al jefe con educación. 
Pero le viste en Villagarcía, donde preguntó al policía 
si había novedades por el lugar. 
Cuando llegues a Onteniente saldrás muy rápidamente, 
pues Patas te ayuda a bajar. 
Te despide amable con el rabo tieso 
y dice: «¡Le veré de nuevo en mayo!» 
Le encontrarás sin falta en el tren expreso, 
¡es el gato ferroviario! 
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DIRIGIRSE A UN GATO 
De varios gatos has leído la historia, 
y debe quedarte en la memoria 
que no necesitarás ya explicación 
para llegar al fondo de su corazón. 
Leíste ya bastante como para saber 
que, a nosotros, los gatos se pueden parecer 
y a otras personas distintas 
con diversidad de pintas. 
Pues algunos están cuerdos y otros locos, 
unos son algo malos y otros no poco. 
U nos son estupendos y otros tanto no diría, 
pero de todos se puede hablar con poesía. 
Los has visto trabajando y jugando 
y sus extraños nombres has ido comprobando, 
sus costumbres y su falta de recato, 
pero, 
¿cómo te dirigirías a un gato? 
Te diré sobre todo, y escúchame, gamberro, 
que lo más importante es QUE UN GATO NO ES UN PERRO. 
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Los perros dicen que les gusta pelear; 
suelen ladrar, a veces aullar, 
pero un perro es, siendo una maravilla, 
lo que podríamos llamar un alma sencilla. 
A los pequineses no les incluyo, claro, 
ni a otros monstruos caninos que muerden sin reparo. 
El perro urbano más corriente 
siempre está dispuesto a hacer reír a la gente. 
Y lejos de manifestar su orgullo, 
a menudo hace el tonto y el zurullo. 
Se le puede engañar muy fácilmente 
con sólo acariciarle dulcemente, 
o palmearle la espalda o pedirle la pata 
y brincará contento y no dará la lata. 
Es un tipo tan dispuesto 
que contesta a cualquier llamada o gesto. 
Y vuelvo a recordarte todo el rato 
que un perro es un perro y UN GATO
_
ES UN GATO. 
Dicen que con los gatos un mandato es preceptivo: 
no te dirijas a ellos si no te dan un motivo. 
Y o no estoy muy convencido: 
de los gatos hazte amigo.' 
Pero hay que recordar 
que no les gusta intimar. 
Les hago una reverencia y mostrándoles respetó 
digo con educación: « ¡Oh, gato!», y me quedo quieto. 
Pero si es el gato de la puerta de al lado, 
al que ya conozco, con el que he intimado 
(viene a verme por mi casa), 
le saludo: « ¡Qué hay, qué pasa!» 
Creo haber oído que le llaman Blas, 
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pero no hay que llegar a esa intimidad. 
Antes de que un gato llegue a ser 
un amigo verdadero y fiel, 
se necesita alguna estratagema 
como, por ejemplo, un plato de crema; 
y para acercarte tienes que llevar 
algo de paté, algo de caviar, 
pastel de salmón, crema de sandía, 
cada uno tiene sus propias manías. 
(Y o conozco a un gato que tiene la costumbre 
de comer conejo asado a la lumbre, 
y cuando termina, se lame el bigote, 
no pierde ni gota de salsa de bote.) 
Se supone que un gato va a solicitarte 
una muestra de respeto por tu parte. 
Y así a tiempo conseguirás tu objetivo 
y podrás llamarle con razón tu amigo. 
Así que ya sabes, usa con tino tu gran sutileza 
para poder MANEJAR A UN GATO CON DESTREZA. 
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EL GATO MORGAN SE PRESENTA 
Una vez yo fui un pirata que siete mares corrió, 
pero ya me he retirado a un puesto de ordenanza: 
por eso estoy aquí ahora atento al ascensor 
y vigilando la puerta a ultranza. 
Me gusta comer perdices, me gusta comer faisanes, 
y me encanta la crema bien batida; 
pero también me conformo con un queso y unos panes 
y un poco de pescado por toda comida. 
Mis modales son rudos, no soy muy elegante, ' 
mas tengo un buen abrigo y visto con primor, 
y todo el mundo dice, cosa que ya es bastante: 
«Morgan te gustará, tiene buen corazón.» 
En las costas del sur fui muy zarandeado 
y mi voz ya no es la dulce voz del mar; 
pero sé que mi vida aún no se ha acabado, 
pues locas por mí andan las. chicas del lugar. 
Así que si tenéis negocios que cumplir 
os daré este consejo que vale más que mil: 
ahorrarás tiempo y ahorrarás trabajo 
si te haces amigo del gato que está abajo. 
MORGAN. 
52 
T. S E L 1 O T 
G A T O S 
Estas son las aventuras de unos gatos muy singulares: 
Fiertigre, Deuteronomio, Macavity, Gus y otros, que 
nos cuentan sus secretos, entre ellos, el de los tres 
nombres distintos que puede tener un gato. 
Ilustraciones de Nicolas Bentley. 
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