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l Mercosur y los cambios en el sistema político internacionalE l Mercosur y los cambios en el sistema político internacionalE Mónica Hirst / Roberto Russell © 2001 Fundación OSDE Cubierta: A+U / Diseño Gráfico Este ejemplar es de consulta exclusiva del personal de OSDE y carece de valor comercial Impreso en Argentina - Printed in Argentina Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 ISBN: 987-9358-05-8 Programa Mercosur de la Fundación OSDE con la supervisión académica y certificación de la Universidad Nacional de San Martín. Coordinador académico Licenciado Omar Bagnoli ÍNDICE GENERAL Índice general 7 INTRODUCCIÓN ................................................... 11 Módulo I EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SISTEMA INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO UNIDAD 1. LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN EL CONO SUR ................................................. 17 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 17 2 EL CONGRESO DE VIENA Y EL CONCIERTO EUROPEO .. 18 3 LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS... 21 4 LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA ....................... 22 5 LA ERA IMPERIAL EN EUROPA: EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES ................................ 24 6 SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL ....... 25 6.1 Ruptura y continuidad con el pasado colonial .............. 25 6.2 Primero el Estado, luego la Nación: el caso argentino .... 28 6.3 La particularidad del proceso chileno ......................... 31 6.4 Brasil: del Imperio a la República ............................... 33 6.5 Los Estados pequeños del Cono Sur: Uruguay y Paraguay .. 35 6.6 Entre el conflicto y la cooperación .............................. 38 Autoevaluación ........................................................ 43 Fundación OSDE 8 Índice general UNIDAD 2. EL CORTO SIGLO XX ......................... 45 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 45 2 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS............ 47 3 DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL A LA GUERRA FRÍA ... 50 4 LA EVOLUCIÓN INICIAL DE LA GUERRA FRÍA ............. 53 5 LA DESCOLONIZACIÓN Y LA FORMACIÓN DEL TERCER MUNDO ............................................... 55 6 ENTRE LA DÉTENTE Y LA ÚLTIMA ESCALADA.............. 57 7 LA “PAZ NEGATIVA” EN SUDAMÉRICA ...................... 60 7.1 Sudamérica en la época de entreguerras .................... 60 7.2 América latina en la Guerra Fría ................................ 64 7.3 La región latinoamaericana en los años finales de la bipolaridad ............................................................. 69 Autoevaluación ........................................................ 74 UNIDAD 3. EL MUNDO DE LA POSGUERRA FRÍA .. 75 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 75 2 LA POSGUERRA FRÍA: FUERZAS DE SIGNO OPUESTO 76 3 EL FIN DE LA GUERRA FRÍA ....................................... 81 4 EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN ................... 87 5 GLOBALIZACIÓN Y ESTADO-NACIÓN ...................... 92 6 REGIONALISMO ...................................................... 97 7 EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN ........................ 100 Autoevaluación ........................................................ 103 Módulo II POLÍTICA REGIONAL, EL MERCOSUR POLÍTICO Y LA PROBLEMÁTICA ARGENTINA UNIDAD 4. AMÉRICA LATINA EN LA POSGUERRA FRÍA ...................................... 107 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 107 2 AMÉRICA LATINA Y LAS TRANSFORMACIONES MUNDIALES ................ 109 Mónica Hirst / Roberto Russell Índice general 9 3 LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIÓN: LA EXPERIENCIA DEL CONO SUR.............................. 111 4 EL REGIONALISMO EN LAS AMÉRICAS: REACTIVACIÓN Y LIMITACIONES ESTRUCTURALES ............................. 119 5 LA BÚSQUEDA DE NUEVAS OPCIONES INTRARREGIONALES .............................. 124 6 LAS PRINCIPALES VOCACIONES DE LA REGIÓN ........ 127 Autoevaluación ........................................................ 130 UNIDAD 5. POLÍTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL 131 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 131 2 LA NUEVA AGENDA REGIONAL DE SEGURIDAD ....... 133 3 POLÍTICAS DE SEGURIDAD EN EL CONO SUR ........... 137 3.1 De la transición a la consolidación democrática........... 137 3.2 La dimensión externa: la Posguerra Fría ...................... 143 3.3 La dimensión regional ............................................... 149 Autoevaluación ........................................................ 155 UNIDAD 6. LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DEL MERCOSUR .................................... 157 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 157 2 LA ESPECIFICIDAD POLÍTICA DEL MERCOSUR............. 159 3 LOS ACTORES ......................................................... 160 3.1. Actores de primer nivel ............................................. 161 3.1.1 Los agentes gubernamentales ..................................... 161 3.1.2 El empresariado ....................................................... 163 3.1.3 Las dirigencias políticas ............................................ 165 3.2. Actores de segundo nivel .......................................... 165 3.2.1 Los partidos políticos ................................................. 166 3.2.2 Los pequeños y medianos empresarios ........................ 168 3.2.3 Las organizaciones laborales ..................................... 169 3.2.4 El segmento técnico-académico .................................. 171 4 LOS PUNTOS DE POLITIZACIÓN ............................... 172 5 LAS PERSPECTIVAS POLÍTICAS DEL MERCOSUR .......... 178 ANEXO. LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR .......... 181 Autoevaluación ........................................................ 185 Fundación OSDE UNIDAD 7. LA INSERCIÓN INTERNACIONAL DE LA ARGENTINA ............................................... 187 1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 187 2 FRUSTRACIÓN Y CRISIS DE IDENTIDAD ..................... 189 3 EL PARADIGMA GLOBALISTA .................................... 195 4 UNA VISIÓN DESDE EL SUR ..................................... 200 5 DEMOCRACIA Y POLÍTICA EXTERIOR: LOS AÑOS DE ALFONSÍN ........................................ 204 6 ESTABILIDAD Y GOBERNABILIDAD............................. 213 Autoevaluación ........................................................ 237 UNIDAD 8. CONCLUSIONES ................................ 239 1 FUTURO(S) POLÍTICO(S) DEL MERCOSUR ................... 239 2 EL MERCOSUR EN LA BALANZA ............................... 241 3 UN QUINQUENIO ACCIDENTADO........................... 245 4 EL MERCOSUR COMO COMUNIDAD ....................... 248 5 EL MERCOSUR Y EL CONTINENTE AMERICANO........ 261 Autoevaluación ........................................................ 264 GLOSARIO ..................................................................... 265 BIBLIOGRAFÍA ............................................................... 307 10 Índice general Introducción 11 INTRODUCCIÓN L a política exterior de un país es producto de una combinaciónvariable y fluida de circunstancias y procesos internos y exter-nos. A pesar de que los límites entre lo doméstico y lo interna- cional tienden a desdibujarse, la distinción entre factores de naturale- za interna y externa sigue siendo válida para comprender adecuadamente la conducta de los Estados en el mundo. El marco externo comprende una variable de naturaleza agre- gada, como el sistema global, y variables específicas, que se refieren principalmente a los atributos y comportamientos de los gobiernos y de los actores no gubernamentales de otros países. Dicho de otro modo, cuando se consideran los factores externos se apela a la conocida fórmula «desde afuera hacia adentro», con el propósito de compren- der cómo actúan los condicionamientos externos con respecto a una determinada política exterior. Pero sin duda, dicha política también obedece afactores inter- nos. Cuando el análisis se realiza desde este punto de vista, se invierte la fórmula anterior y, entonces, lo que se procura explicar son conduc- tas «desde adentro hacia afuera». Para ello, se recurre a variables tales como el tipo de régimen, las estrategias de desarrollo y los facto- res históricos, culturales y sociales. El impacto de estos últimos es difícil de evaluar aunque es indudable que, llegado el momento, generan demandas de acción y restringen o amplían el menú de opciones dis- ponibles para los actores que deben tomar las decisiones. Este libro procura explicar la inserción internacional de Améri- ca latina y, más específicamente, de los países del Cono Sur y de la Argentina en particular analizando, para el caso de cada uno de los períodos en que puede dividirse dicha inserción, cómo la evolución del orden mundial y de los propios países influyó sobre su visión del mundo y, consecuentemente, sobre el modo en que se vincularon tanto con el sistema interestatal como con la economía mundial. El énfasis del texto recae sobre la dimensión política de las relaciones internacionales. Así es como se pone el acento en el desa- 12 Introducción rrollo del orden político internacional a partir del Congreso de Viena y en las transformaciones políticas producidas en el Cono Sur, desde la formación de los respectivos Estados nacionales que favorecieron, se- gún los momentos, políticas exteriores centradas en la rivalidad o en la cooperación. En las dos primeras Unidades se analizan los principales ras- gos del sistema internacional durante dos períodos -La paz de los cien años y la formación de los Estados nacionales en el Cono Sur (1815- 1914) y El corto siglo XX (1914-1989)- al tiempo que se explican la evolución política de los países del Cono Sur durante esos mismos años, las políticas exteriores que siguieron y las relaciones intrarregionales. La Unidad 3 se ocupa de cuatro procesos globales que sirven de marco para el resto, ya más focalizadas en el tratamiento específi- co de América latina. Estos procesos, que se iniciaron en momentos distintos durante la segunda mitad del siglo XX, son el fin de la Guerra Fría, la extensión y profundización de la globalización, el regionalis- mo abierto y la democratización. Su análisis ayuda a comprender las nuevas oportunidades y desafíos que hoy tiene América latina. Precisamente, la Unidad 4 estudia el impacto de esos cambios globales en la región mostrando con bastante detalle las especificidades del Cono Sur respecto del resto, como así también las existentes den- tro de la propia subregión. Por cierto, las diferencias observables en cada país obedecen en gran medida a factores de naturaleza interna. Por ello, esta Unidad procura reflejar la interrelación que se produce entre los factores domésticos y los internacionales con el objeto de explicar las posiciones adoptadas, no siempre coincidentes y en oca- siones opuestas, por los países del Cono Sur. Desde un mismo enfoque, la Unidad 5 estudia el nuevo contex- to de seguridad de América latina, señalando las diferencias existen- tes entre el Norte y el Sur de la región, y las políticas de seguridad del Cono Sur, tanto en el ámbito global como en el hemisférico y subregional. Se explican las causas que generaron un patrón distinto de relaciones cívico-militares en cada país, la vinculación entre políti- ca de seguridad nacional y política exterior, y los cambios producidos EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL en las condiciones de paz y seguridad en el Cono Sur como conse- cuencia de la democratización y de las distintas iniciativas de coope- ración económica. La Unidad 6 se ocupa de la construcción política del Mercosur, al que se identifica como el único caso en el mundo que combinó simultáneamente un proceso de consolidación democrática con otro de creación de un espacio económico común. Se analizan los princi- pales actores involucrados en el proceso asociativo, diferenciándolos en dos niveles según su grado de participación. En el primero se si- túan los agentes gubernamentales, los empresarios y las elites políti- cas, mientras que en el segundo se ubican los partidos políticos, las organizaciones sindicales, las pequeñas y medianas empresas y los segmentos técnico-académicos. La segunda parte de la Unidad se ocupa de un tema fundamental en todo proceso de integración a medida que el mismo se profundiza: la politización de la agenda como consecuen- cia de la ampliación de los actores que participan y de los intereses en disputa. Los temas de politización tratados se ligan a los universos de la economía política internacional, la economía política interna, las políticas exteriores y de seguridad internacional y, finalmente, las op- ciones de institucionalización del Mercosur. La Unidad 7 analiza la inserción internacional de la Argentina marcando tres etapas claramente diferenciables y que corresponden a tres modelos de política exterior: la relación de preferencia con Gran Bretaña (1880-1930), el paradigma globalista (1946-1989) y el aco- modamiento pragmático con Occidente (1989-2001). En esta parte, se identifican los factores internos y externos que dan cuenta de una política exterior que fue un fiel reflejo de lo que ocurría dentro del país, pues sus inconsistencias no resultaron mayores que las de la política interna y pusieron de manifiesto un problema de identidad de larga data que aún persiste. No obstante ello, la Unidad también se- ñala importantes continuidades que expresan el modo en que la Ar- gentina reaccionó a un medio externo caracterizado por la Guerra Fría y la problemática Norte-Sur. Los cambios producidos en el mundo a partir de fines de los ‘80 llevaron al país a buscar un nuevo esquema de inserción internacional que todavía es materia de debate. Este últi- Introducción 13 Mónica Hirst / Roberto Russell mo aspecto se destaca tanto en esta Unidad como en la siguiente y última Unidad 8 –Conclusiones- que se detienen en la consideración del futuro político del Mercosur. Ambos temas están estrechamente relacionados dado que el debate en la Argentina sobre su inserción externa tiene a la entidad del Mercosur como eje central. El libro no ofrece respuestas a este dilema. Las variables en juego son muchas y es imposible establecer el rumbo que finalmente adoptará el país y, en definitiva, la suerte del Mercosur. Sí intenta explicar el desarrollo histórico de las relaciones intrarregionales y su situación actual con el propósito de aportar elementos de peso para comprender mejor los desafíos externos que la Argentina tiene por delante, como así también las oportunidades que dispone. También subraya que la construcción del Mercosur ha demandado muchos es- fuerzos y que el proceso tiene en su haber logros importantes. Dicho de otro modo, que el Mercosur trasciende en mucho la mera integra- ción económica de los cuatro países que lo integran: los avatares de la coyuntura no deben hacer perder de vista la riqueza de una historia que, a pesar de sus avances y retrocesos, ha posibilitado cambiar para siempre el signo de las relaciones políticas en el Cono Sur. La elaboración de los textos reunidos en este libro han contado con el apoyo de Khatchik Der Ghougassian y Fabián Calle, como también con la edición de Cecilia Barros Gil y la asistencia de Verónica De Majo y Jazmín Saenz. 14 Introducción EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL UNIDAD 1 LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN EL CONO SUR 1. INTRODUCCIÓN La independencia de los países sudamericanos y su proceso deformación como naciones tuvo lugar en las primeras décadasdel siglo XIX durante el período conocido como la “paz de los cien años”. Luego de las guerras napoleónicas, el Congreso de Viena (1815) institucionalizó el equilibrio de poder como el instrumento po- lítico para evitar una guerra prolongada en Europa y esta modalidad de concertación se transformó en la principal medida diplomática en- trelas grandes potencias. En este período, Gran Bretaña ocupó un lugar privilegiado en el mundo por su poderío militar y económico, alcanzando una posición hegemónica que perduró prácticamente hasta 1885. La economía mundial llegó a niveles de crecimiento sin prece- dentes gracias a la Revolución Industrial cuyo epicentro se ubicó, pre- cisamente, en el Reino Unido. A partir de la segunda mitad del siglo, sin embargo, la supremacía británica perdió terreno frente a nuevos competidores. En efecto, terminadas las guerras de la unificación en Alemania, así como la guerra civil en Estados Unidos, ambos países se transformaron rápidamente en exitosas potencias económicas, sin compartir necesariamente la filosofía británica del libre comercio. Después de 1898, y a raíz de su triunfo en la guerra contra España, Estados Unidos inició su política imperialista en la región de América Central y el Caribe, legitimada por el Corolario Roosevelt a la Doctri- na Monroe y acompañada por la “diplomacia del dólar” en apoyo a las empresas estadounidenses. Aunque el mecanismo de la concertación se mantuvo entre las potencias europeas, la búsqueda de nuevos mer- cados inauguró la era del imperialismo, marcada por el regreso de las guerras prolongadas, la carrera armamentista y las alianzas político- Módulo I / Unidad 1 17 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 18 Módulo I / Unidad 1 1 La sangrienta guerra de los Treinta Años marcó el fin de los grandes principios religio- sos y políticos. Al finalizar la misma en 1648, la Paz de Westfalia fijó los límites territo- riales de los estados, consagró la libertad religiosa y política de los pueblos y aceptó la aplicación del principio del equilibrio de poder entre los estados como factor importan- te para establecer el orden internacional, tratando de impedir por este mecanismo la preponderancia de uno de ellos sobre los demás. militares de carácter cada vez más agresivo. La paz de los cien años terminó en 1914 con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial. En este contexto internacional, las ex colonias de Iberoamérica (particularmente Brasil y el Virreinato del Río de la Plata) surgieron como países independientes. Luego de una primera etapa de forma- ción (1810-1830), los estados sudamericanos consolidaron sus fron- teras nacionales y establecieron un esquema de relaciones económicas y políticas entre sí y con el resto del mundo, especialmente con las potencias europeas. En este período, las relaciones intrarregionales tendieron más hacia el conflicto que hacia la cooperación: la Guerra del Paraguay (1865-70) así como la del Pacífico (1879-83) fueron sus manifestaciones más contundentes. No obstante ello, también fue la etapa en que se sentaron las bases para una futura cooperación. 2. EL CONGRESO DE VIENA Y EL CONCIERTO EUROPEO E l año 1815 inaugura una nueva era en las relaciones interna-cionales diferente en varios aspectos al orden westfaliano quemarcó la política europea desde 1648 en adelante1 . Este nue- vo período se caracterizó por la ausencia de guerras prolongadas entre las grandes potencias y el crecimiento de la economía interna- cional junto con el mejoramiento de los sistemas de transporte y comu- nicación. El mecanismo diplomático establecido en Viena, el Concierto Europeo, preservó el equilibrio de poder con el objeto de impedir el ascenso de una potencia hegemónica en el continente y consolidó la estructura multipolar del sistema internacional. Las guerras napoleónicas no sólo habían alterado el orden en Europa sino que amenazaban directamente la legitimidad de las mo- Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 19 El mecanismo diplomático establecido en Viena, el Concierto Europeo, preservó el equilibrio de poder con el objeto de impedir el ascenso de una potencia hegemónica en el continente y consolidó la estructura multipolar del sistema internacional. narquías continentales, por la difu- sión de las ideas de la Revolución Francesa y por la participación popular en la empresa bélica. En efecto, la Revolución consagró en Europa el ascenso más dramáti- co al poder de la burguesía y mo- dificó radicalmente las relaciones de poder dentro de la sociedad. A diferencia de países como Gran Bretaña u Holanda, donde la clase media -el sector más dinámico, educado y próspero de la sociedad- había cambiado el autoritarismo del ancien régime mediante su gradual participación en los asuntos públicos, las ideas de los filósofos de la Ilustración, inspiradas en estas mismas experiencias británica y holandesa, se impusieron en Francia de manera violenta para poner fin a los derechos “divinos” y heredita- rios de la nobleza y del clero, y delegar el poder absoluto al pueblo. Las dos consecuencias más importantes de la Revolución Francesa fue- ron la práctica democrática y el nacionalismo, dos conceptos que el tiers état, como se calificaban aquellos que pedían el cambio, consi- deró inseparables. La soberanía del pueblo significó que el único Esta- do legítimo era aquél que se basaba en la expresión de la voluntad de una entidad colectiva llamada nación. Consecuentemente, el territorio estatal dejó de ser una herencia o una asignación arbitraria resultante de una guerra o de la necesidad de preservar el equilibrio de poder, para transformarse en la patria, en cuya defensa se movilizarían voluntariamente los ciudadanos. Con el imperio francés (1804-1815) se creó el primer ejército de masas de la historia y se marchó a la guerra en de- fensa de los principios revolucio- narios de la libertad y de la nación. El objetivo era restar le- Las guerras napoleónicas no sólo habían alterado el orden en Europa sino que amenazaban directamente la legitimidad de las monarquías continentales, por la difusión de las ideas de la Revolución Francesa y por la participación popular en la empresa bélica. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 20 Módulo I / Unidad 1 gitimidad al viejo orden monárquico basado en la autoridad del principio divino o hereditario, reivindicando en su lugar un gobier- no fundado en la Constitución y no en la fuerza de la tradición. Pero la campaña militar, llevada a cabo en nombre de la “libera- ción” pronto se transformó, además, en una guerra de conquista cuyo objetivo era asegurar a Francia el dominio hegemónico de Europa. Las tres grandes potencias de Europa del Este, Prusia, Rusia y Austria, percibieron el nuevo dogma de la Revolución Francesa como una amenaza directa a la continuidad de las dinastías en el poder, ya que todas ellas eran monarquías hereditarias y no tendrían el mismo lugar en un mundo de estados nacionales gobernados por unidades políticas sustentadas en la soberanía popular. El predominio hegemónico de Francia también fue asimilado por Gran Bretaña como una amenaza para su seguridad. Si bien el régimen político establecido en Londres después de la Revolución Glo- riosa (1688), evolucionaba hacia una monarquía constitucional y no tenía mucho en común con el orden del ancien régime en Europa, la rivalidad de Inglaterra con Francia alcanzaba una nueva etapa. Tradi- cionalmente, eran dos las preocupaciones de Gran Bretaña con res- pecto a la seguridad: mantener la supremacía en los mares para obstruir cualquier amenaza al libre comercio, que era la base de su prosperi- dad, e impedir el acceso al poder de una potencia hegemónica en el continente, dado que ello le quitaría mercados, interferiría en las co- municaciones imperiales marítimas y, finalmente, podría dar lugar al bloqueo y hasta a la invasión de las islas británicas. Mientras no am- bicionaba ninguna expansión territorial en Europa y se preocupaba mucho más por sus colonias en Asia y África, el Reino Unido se mostró ansioso por un equilibrio de poder general al otro lado del Canal de la Mancha y estuvo dispuesto a intervenir para mantenerlo. Las gue- rras de la Revolución habían distorsionado precisamente este equili- brio y la Francia napoleónica se presentó entonces como la mayor amenaza ala seguridad de Gran Bretaña. En Viena, las potencias continentales compartieron como nunca antes las preocupaciones británicas por el equilibrio de poder. Sin embargo, quisieron ir más lejos y usar la coalición para asegurar la Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 21 En Viena, las potencias continentales compartieron como nunca antes las preocupaciones británicas por el equilibrio de poder. 2 La Cuestión Oriental se refiere al despertar nacional de las minorías cristianas del Imperio Otomano en el siglo XIX y a la rivalidad de las grandes potencias que procura- ron aprovechar este fenómeno para expandir su influencia en el Cercano Oriente y el Norte de África, por donde pasaban las principales rutas de comercio hacia la India y el Lejano Oriente. inmunidad de las dinastías euro- peas frente a las ideas revolucio- narias. Así se formó la Santa Alianza, cuyos líderes -Austria, Prusia y Rusia- se declararon obli- gados a intervenir en nombre de la religión para preservar el statu quo interno en Europa. La idea fue rechazada por Gran Bretaña por considerar que su realización signi- ficaría un involucramiento británico en la política europea más activo de lo que requería su propia seguridad. Por cierto, las relaciones entre las potencias que participaron del Concierto Europeo no fueron siempre armoniosas. Rusia persiguió sus planes de expansión y, a lo largo del siglo XIX, se enfrentó con el Impe- rio Otomano con el afán de alcanzar el Mediterráneo, Francia nunca se olvidó de sus privilegios adquiridos con Napoleón en España e Italia, y Austria y Gran Bretaña mantuvieron su rivalidad por el liderazgo del Concierto. Más aún, mientras este mecanismo aseguraba una relativa estabilidad en Europa gracias a la cooperación entre las potencias, el comportamiento de éstas fuera de Europa y, sobre todo en torno de la Cuestión Oriental 2 , reflejó la clásica lucha por el poder. 3. LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS En los cien años que van desde el Congreso de Viena hasta laPrimera Guerra Mundial, según la interpretación clásica de KarlPolanyi, las potencias europeas encontraron un interés común en la estabilidad del sistema que funcionó a través de cuatro institucio- nes, que constituyeron los pilares de la civilización del siglo XIX. Dos de ellas eran políticas: el equilibrio de poder y el Estado liberal, y dos EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 22 Módulo I / Unidad 1 En los cien años que van desde el Congreso de Viena hasta la Primera Guerra Mundial, según la interpretación clásica de Karl Polanyi, las potencias europeas encontraron un interés común en la estabilidad del sistema que funcionó a través de cuatro instituciones, que constituyeron los pilares de la civilización del siglo XIX. En el sistema multipolar del siglo XIX, Gran Bretaña se adjudicó el papel de “sostenedora” del equilibrio de poder. económicas: el patrón oro y el mercado autorregulado. De las cuatro, la última fue la que estableció el vínculo entre la organización política y econó- mica del mundo y, durante las tres últimas décadas del siglo, mantuvo vivo el interés en evi- tar una guerra generalizada. La larga paz europea sufrió sus primeras turbulen- cias a mediados del siglo XIX. El año 1848 marcó el principio del fin de los órdenes monárquicos. Al triunfo de la revolución en Francia le siguieron sublevaciones popula- res en Alemania, Italia, Hungría y Austria donde los defensores de la democracia radical pidieron terminar con el reino de las dinastías y fundar la república. Después de la Guerra de Crimea (1854-6), el mecanismo del Concierto Europeo dejó de ser eficaz como medio privilegiado para evitar la guerra. 4. LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA En el sistema multipolar del siglo XIX, Gran Bretaña se adjudicóel papel de “sostenedora” del equilibrio de poder. Tradicional-mente su política internacional siguió cuatro lineamientos estra- tégicos: supremacía del poderío naval; alianzas tácticas, flexibles, circunstanciales y nunca permanentes; equilibrio y no conquista; involucramiento en vez de aisla- miento. Pragmática, sostenible y de bajo costo, esta política llevó al Reino Unido a ocupar la posición de primera potencia mundial des- de 1815 a 1871. La habilidad co- Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 23 mercial y la maestría en las altas finanzas -ambas ligadas al formida- ble crecimiento económico que la Revolución Industrial, en sus dos sucesivas fases, le había asegurado a Gran Bretaña entre 1760 y 1885- dieron sustento a esta política. En la segunda fase de la Revolución Industrial, que se inició alrededor de 1830, las industrias de base -el carbón, el hierro y el acero- proporcionaron al crecimiento económico británico un sostén mucho más firme. Entre 1830 y 1850 se tendieron miles de kilómetros de vías de ferrocarril en Gran Bretaña, mientras la construcción a escala mundial prosiguió hasta 1880 con un impacto muy profundo en la reorganización de la vida social y económica de diferentes par- tes del planeta, donde se proyectaba el poderío imperial británico. El cambio en la orientación de la economía británica revolucionó las industrias pesadas, aumentó la remuneración salarial y el empleo, generó una sensación de mejora del nivel de vida y provocó un nota- ble incremento en la exportación del capital británico: hacia 1870 se habían invertido en el exterior más de 700 millones de libras esterli- nas, una cuarta parte de las cuales fue a Estados Unidos. La filosofía del laissez-faire consolidó el perfil del Estado liberal con una mínima intervención en el proceso económico. Entre 1815 y 1865, y a pesar de la retórica antiimperialista de Gran Bretaña, su imperio se expan- dió de modo galopante, consolidando así su posición hegemónica. Algunas adquisiciones fueron de carácter estratégico-comercial, pero otras resultaron del asentamiento de británicos en búsqueda de territo- rios desde Sudáfrica hasta Canadá, pasando por Australia, donde la resistencia de los nativos fue a menudo aplastada por las tropas britá- nicas. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 24 Módulo I / Unidad 1 A partir de 1860 y más precisamente al término del triunfo del norte industrializado en la Guerra de Secesión en Estados Unidos (1866) y de la unificación alemana (1871), Gran Bretaña no gozó más del monopolio industrial. 5. LA ERA IMPERIAL EN EUROPA: EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES A partir de 1860 y más precisamente al término del triunfo delnorte industrializado en la Guerra de Secesión en EstadosUnidos (1866) y de la unificación alemana (1871), Gran Bretaña no gozó más del monopolio industrial. Estos países se pre- sentaron como serios competidores cuando después de desarrollar su propia base industrial dejaron de ser economías dependientes del Reino Unido. La pérdida de la competitividad británica tuvo dos efec- tos: las empresas británicas se retiraron cada vez más del ámbito de la producción para dedicarse a las finanzas y a los servicios, un sector mucho más rentable, y el Estado se lanzó a la conquista económica con el objetivo de abrirse a zonas inexploradas y nuevos mercados. Así, como resultado de la segunda fase de la Revolución Industrial, el nuevo proyecto de poder británico fue el colonialismo, que se revistió con el disfraz ideológico de “la misión civilizadora del hom- bre blanco”. En esta era de rivalidades, el concepto de Realpolitik funda- mentó una conducta agresiva en la política exterior, que se basó en el precepto de que sólo triunfa el Estado que acumula más atributos de poder y demuestra más voluntad de poder. En la segunda mitad del siglo XIX, ninguna institución podía competir con el Estado en la movilización y el control de los recursos demográficos, económicos, industriales, tecnológicos y científicos. La educación y la salud pública se masificaron en prácticamente todos los países europeos en fechas coincidentes, entre 1868 y 1875. Junto a la generalización de la enseñanza escolar obliga- toria,se estableció el servicio militar también obligatorio y se difundieron los himnos patrióti- cos, las banderas, los escudos na- cionales, los desfiles militares…, esto es, toda una cultura militar- Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 25 A partir de 1890 todos los países europeos constituyeron “partidos coloniales” que exacerbaron las rivalidades imperiales: los enfrentamientos por la expansión territorial fomentaron la carrera armamentista y el clima de “darwinismo social” que, sumados al ímpetu del nacionalismo agresivo, prepararon las condiciones para el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, poniendo fin a la “larga paz”. nacional que fomentaba el “or- gullo imperial” de Europa. A partir de 1890 todos los países europeos constituyeron “partidos coloniales” que exacer- baron las rivalidades imperiales: los enfrentamientos por la expan- sión territorial fomentaron la ca- rrera armamentista y el clima de “darwinismo social” que, suma- dos al ímpetu del nacionalismo agresivo, prepararon las condi- ciones para el estallido de la Pri- mera Guerra Mundial en 1914, poniendo fin a la “larga paz”. 6. SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL 6.1. Ruptura y continuidad con el pasado colonial Los países sudamericanos heredaron los antagonismos existen-tes entre las dos metrópolis ibéricas, que lideraron el proceso dela expansión europea en el mundo de fines del siglo XV. La línea de demarcación entre la América castellana y la lusitana trazada en el Tratado de Tordesillas de 1494, si bien significó de entrada un distancia- miento en lugar de una aproximación entre las futuras colonias, también tuvo como fin impedir que la conquista se transformase en un nuevo moti- vo de confrontación. El vacío demográfico en muchos países de América del Sur y una mayor concentración de los españoles en la costa del Pacífico contribuyeron a que las fricciones por la expansión colonial fuesen poco significativas. Por otra parte, se registraron continuas incursiones de otras potencias europeas, que utilizaron el territorio conquistado para diferentes fines, especialmente el contrabando. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 26 Módulo I / Unidad 1 La imposibilidad de definir una nación hispanoamericana por la extensión del territorio, la irregularidad demográfica y el estado de las comunicaciones no impidió, sin embargo, el desarrollo durante siglos de una identidad criolla colectiva basada en el origen común, el idioma compartido y la filiación a la Iglesia Católica Apostólica Romana. Desde el punto de vista político-administrativo, en el período que antecedió inmediatamente a la independencia, Sudamérica te- nía rasgos más comunes con la Europa medieval que con el orden de los estados nacionales conformados con posterioridad a la Paz de Westfalia de 1648. Sin embargo, en las elites se había instala- do ya el concepto del Estado-nación como elemento ideológico he- gemónico, tal como prevalecía en el continente europeo y en América del Norte. Y esto explica en gran medida por qué los revolucionarios no pudieron pensar en otro orden que no fuese el modelo predominante. La imposibilidad de definir una nación hispanoamericana por la extensión del territorio, la irregularidad demográfica y el estado de las comunicaciones no impidió, sin embargo, el desarrollo duran- te siglos de una identidad criolla colectiva basada en el origen co- mún, el idioma compartido y la filiación a la Iglesia Católica Apostólica Romana. En Sudamérica, la prosperidad generada por una economía orientada hacia la exportación consolidó a través del tiempo una ten- dencia liberal y gobiernos oligárquicos civiles. Más al norte, en la región andina y en América Central, el desarrollo minero fue mucho más importante que la agricultura para la actividad económica. La demanda de mano de obra era escasa y la oferta, fundamentalmente indígena, mucha. La economía política de la explotación mine- ra, por lo tanto, no generó ni inmigración masiva, ni una rá- pida urbanización y tampoco un mercado doméstico incipien- te. Y, en el orden político, ayu- dó a la formación de regímenes más durables y menos liberales que los de Sudamérica, a me- nudo dictaduras inspiradas en el positivismo, más proclives al progreso económico que a los principios constitucionales. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 27 La emancipación de Iberoamérica se relaciona con la “paz de los cien años” por el impacto de dos factores: las ideas de la modernidad y el incremento del interés comercial y estratégico de Gran Bretaña en la región. Entre las tantas diferen- cias existentes entre nuevas naciones hispanoparlantes y el Brasil colonial, cabe seña- lar la formación de sus elites. Mientras que las primeras te- nían un sistema de educación superior desarrollado en uni- versidades locales, además de prensa escrita y una vida intelectual muy activa, la oligarquía brasileña se formó vinculada a la metrópoli y se vio obligada a estudiar en Portugal, pues has- ta la independencia no existieron en Brasil ni universidades, ni prensa escrita. Este hecho contribuyó a la continuidad del orden monárquico, mientras que las colonias españolas rompieron des- de el inicio sus lazos con la ex metrópoli y optaron por la vía republicana. La emancipación de Iberoamérica se relaciona con la “paz de los cien años” por el impacto de dos factores: las ideas de la modernidad y el incremento del interés comercial y estratégico de Gran Bretaña en la región. Las regiones hispánicas abrazaron el republicanismo mientras que las regiones lusitanas mantuvieron continuidad en la forma de gobier- no después de la independencia, con la coronación de Pedro I como Emperador de Brasil. En cuanto al incremento del interés de Gran Breta- ña, se levantaron los obstáculos que el dominio colonial había estableci- do al comercio con la primera potencia mundial, permitiendo la entrada de sus productos a los mercados de la región. Particularmente relevante fue la forma en que interactuaron las ideas y los intereses de las elites locales y de las potencias de la época como factores de transformación de la región. De hecho, la historia de las relaciones internacionales de los países latinoameri- canos comenzó con el proceso de construcción de los Estados des- pués de la independencia y antes de que estuvieran claras las res- pectivas identidades nacionales. Al principio fueron las grandes ciudades -México, Caracas, Santa Fe de Bogotá, Buenos Aires y EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 28 Módulo I / Unidad 1 Santiago de Chile- las que, alentadas por el ejemplo de la insurgencia de las ciudades españolas ante la invasión francesa, tomaron la iniciati- va de la emancipación y se adjudicaron un papel hege- mónico en el proceso de cons- trucción del Estado nacional, basando su legitimidad en su estatus de antiguas “capitales del reino”. Hacia 1810, las elites iberoamericanas a menudo usaban los conceptos de “Nación” y “Estado” como sinónimos, ambos asociados a la circunstancia de compartir un mínimo conjunto de leyes, un mismo territorio y un mismo gobierno. 6.2. Primero el Estado, luego la Nación: el caso argentino Entre 1810 y 1820 no existió en la Argentina un Estado sinogobiernos transitorios y, recién después de 1830, se recibió elinflujo del principio de las nacionalidades. En este contexto, la independencia derivó en una lucha entre tres formas de organiza- ción de la vida política local: centralismo, federalismo y confederalismo. Sólo cuando se superaron los conflictos generados entre esas tres opciones se logró concretar la idea de soberanía y el reemplazo legítimo del orden monárquico español. Hacia 1810, el ideal de independencia y unidad del viejo Virreinato inspiraba a todos los líderes regionales con la excepción de José Gaspar Rodríguez de Francia, quien impuso una política de aislamiento en el Paraguay. Todos los líderes rioplatenses compartían un mismo ob- jetivo aunque diferían en los métodos.José Artigas, en Uruguay, visualizaba una federación, mientras que los dirigentes de las Pro- Hacia 1810, las elites iberoamericanas a menudo usaban los conceptos de “Nación” y “Estado” como sinónimos, ambos asociados a la circunstancia de compartir un mínimo conjunto de leyes, un mismo territorio y un mismo gobierno. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 29 vincias Unidas promovieron dos alternativas: la unitaria y la federal. La primera defendía la unificación de todas las fracciones territoria- les bajo el mando de Buenos Aires, mientras que la segunda favore- cía la unión de todas las provincias bajo un sistema de igualdad y de mutuo respeto de la autonomía local. La postura unitaria encontraba sus raíces en la estructura virreinal, de la que heredó la centraliza- ción del poder público y, sobre todo, la recaudación de los derechos fiscales (aduana), en tanto que el federalismo surgió como reacción al centralismo porteño, a veces abusivo, a la vez que puso de mani- fiesto la existencia de peculiaridades regionales. En los hechos este reclamo se tradujo en una constitución federal que garantizaba a cada provincia el autogobierno. Juan Manuel de Rosas cerró un ciclo de casi 20 años de inesta- bilidad política. Los ideales federales reinaron desde 1830 a 1852 y, aunque la reacción de los unitarios se hizo sentir, el destino de sus principales defensores fue el exilio. Domingo F. Sarmiento y Bartolomé Mitre se refugiaron en Chile y la mayoría de los antirrosistas se con- centraron en Montevideo. Rosas, que ambicionaba reconstruir el Virreinato del Río de la Plata, impuso la supremacía de Buenos Aires y reprimió toda tendencia secesionista. No reconoció la autonomía del Paraguay e intentó, a través de Manuel Oribe, que Uruguay se uniese a la confederación. En los veinte años del dominio de Rosas, las relaciones entre la Argentina y Brasil atravesaron una época de tensión que se agravó por la disputa de poder entre “blancos” y “colorados” en Uruguay. La intervención de las tropas argentinas en el territorio uruguayo compli- có las relaciones entre Rosas y el Imperio, y la ratificación por parte de Brasil de su reconocimiento de la independencia de Paraguay en 1844 deterioró aun más la situación. En 1850 se firmó un Tratado de Alianza Defensiva entre Brasil, Paraguay y Entre Ríos para derrocar a Rosas, quien fue derrotado en la batalla de Monte Caseros, en febrero de 1852, y se refugió en Inglaterra. En Buenos Aires, Justo José de Urquiza formó un nuevo gobierno y en 1856 la Argentina y el Imperio firmaron un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 30 Módulo I / Unidad 1 La derrota del rosismo en 1852 permitió el regreso de los exiliados, soldados e intelectuales, entusiasmados por “el tremendo murmullo que se levantaba más allá de los mares”, en palabras de Juan Bautista Alberdi. Para definir la organización nacional y cons- truir una nación moderna, no sólo asociaron lo que pasaba en su país con el espíritu de su tiempo sino que hicieron suyo el ideario naciona- lista liberal. La determinación de producir un giro cultural desde la tradición hispánica hacia el modelo de sociedad industrializada de los países europeos, se reflejó claramente en el rechazo a cualquier forma de designación hereditaria de los gobernantes y en la adop- ción de un modelo basado exclusivamente en el consentimiento popu- lar, siguiendo a los demócratas de Filadelfia. Sin embargo, hasta 1916, en virtud de una distinción entre “libertad política” y “libertad cívica”, se redujo el número de ciudadanos con derecho a votar. La unidad nacional, por otra parte, se alcanzó mediante dos leyes de la década de 1880: una de ellas federalizó a Buenos Aires y sometió la ciudad a la jurisdicción exclusiva del gobierno nacional, y la otra prohibió a las provincias la formación de cuerpos militares. La clase dirigente argentina que condujo el país durante poco más de un siglo a partir de la independencia, coincidía respecto de la política económica y las fórmulas para brindar prosperidad. Pero no era así en otros campos: serios conflictos afectaron a la República en torno de la legitimidad del propio régimen y su reforma. En política exterior, por otra parte, las diferencias se dieron en torno a la forma de hacer frente a los conflictos con los es- tados vecinos. El vínculo con el mundo transatlántico se fortale- ció con los crecientes flujos co- merciales, financieros y humanos; sin embargo, queda- ba por determinar el lugar de la Argentina en la región. El La clase dirigente argentina que condujo el país durante poco más de un siglo a partir de la independencia, coincidía respecto de la política económica y las fórmulas para brindar prosperidad. Pero no era así en otros campos: serios conflictos afectaron a la República en torno de la legitimidad del propio régimen y su reforma. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 31 ideal modernizador priorizó la tendencia europeísta, mientras que para el resto del continente se favoreció una política de unión americana - en verdad hispanoamericana- con el propósito, según Alberdi, de neu- tralizar a Brasil sin necesidad de ir a la guerra. Pero mientras los mercados dictaban esta relación privilegiada y cada vez más exclu- yente con Europa, los litigios limítrofes y las fricciones con los países vecinos impusieron la cuestión regional en la agenda de la política exterior argentina. Así, a principios del siglo XX, los debates en torno de la paz y la guerra, la conducción de la política exterior y la inter- pretación del interés nacional pusieron frente a frente a quienes defen- dían la prioridad del comercio y a los partidarios de la política de poder, que representaban una pequeña minoría. La necesidad de pre- servar el clima de paz y orden para asegurar la prosperidad económi- ca llevó a la diplomacia argentina a adherirse a los procedimientos arbitrales para la resolución de los conflictos. 6.3. La particularidad del proceso chileno Chile alcanzó su unidad política mediante un proceso muchomás rápido y a un costo menor que las demás colonias españolas. La capacidad de organización del Estado, y no el ta- maño de su territorio, constituyó un atributo de poder, que se incrementó más adelante con la victoria en la Guerra del Pacífico. En sólo quince años, después de la independencia (1818), los políticos chilenos logra- ron forjar un gobierno constitucional que se caracterizó por su duración y adaptabilidad. En 1833 se elaboró la primera Constitución que consa- gró un sistema centralizado, caracterizado por un fuerte presidencialismo que duró hasta la década de 1890 a pesar de las tensiones reinantes entre la capital, Santiago de Chile y las provincias lejanas del sur y del norte en los agitados años ‘20 y, más claramente, de las guerras civiles de 1851 y 1859. Desde la década de 1860, las ideas liberales de reforma constitucional ocuparon el centro de la escena política y en la década siguiente se produjo la transición hacia una política netamente EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 32 Módulo I / Unidad 1 liberal. A las cuestiones relativas a la demarcación de las funciones eclesiásticas y seculares en la so- ciedad, se sumaron los cambios en el procedimiento electoral tendien- tes a limitar la influencia del ejecu- tivo. La economía chilena creció a partir de las exportaciones minera- les, mientras dos conflictos, la gue- rra con España (1864) y sobre todo la del Pacífico (1879-83), contribuyeron a aumentar la presencia de Chile en América latina y en el mundo. Des- pués de la victoria en esta última guerra, este país extendió su territorio nacional como consecuencia de la conquista del litoral boliviano y de las provincias del sur de Perú. Pero también es cierto que por esta victoria Chile mereció más recelos que simpatías en la comunidad internacional. De hecho, en la Argentina, Colombia y Venezuela la guerra generó sen- timientos antichilenos. Almismo tiempo, el país ingresaba en una era de gran prosperidad económica que duraría hasta principios del siglo XX, destacándose en esta actividad la exportación del salitre. En la política exterior de Chile el pensamiento de Andrés Bello ocupó un lugar central. Bello realizó importantes contribuciones jurídi- cas en materia de no intervención, inmutabilidad de los tratados y cooperación entre los países de la región. Para la política exterior de Chile, el papel de Bello tuvo un sentido fundacional semejante al del canciller brasileño, el Barón do Rio Branco; ambos desempeñaron un papel fundamental en la institucionalización de sus respectivas canci- llerías. La agenda internacional chilena tuvo muy presente el tema de las fronteras, pues aunque victorioso en la Guerra del Pacífico, Chile emprendió con Perú y Bolivia un largo proceso de negociación diplo- mática aún inconcluso. A fines del siglo XIX, la turbulencia política interna se sumó a las dificultades en las negociaciones con sus vecinos y a la crisis de la producción del salitre. Al mismo tiempo, tanto Chile como la Argentina y Brasil se abrieron a la inmigración europea, que transformó el tejido social de estos países y contribuyó a su moderni- zación a partir de las primeras décadas del siglo siguiente. La agenda internacional chilena tuvo muy presente el tema de las fronteras, pues aunque victorioso en la Guerra del Pacífico, Chile emprendió con Perú y Bolivia un largo proceso de negociación diplomática aún inconcluso. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 33 La transición a la independencia en Brasil fue un proceso menos turbulento que el de las ex colonias españolas. Hubo una clara diferencia entre el inestable proceso de construcción del Estado en los diez países vecinos y la consolidación política del Brasil. 6.4. Brasil: del Imperio a la República La transición a la independencia en Brasil fue un proceso menosturbulento que el de las ex colonias españolas. Hubo una claradiferencia entre el inestable proceso de construcción del Estado en los diez países vecinos y la consolidación política del Brasil. La legitimidad del gobierno se aseguró por la perduración en el poder de un miembro de la Casa de Braganza que, ante la invasión del ejército napoleónico a Portugal, trasladó su sede a Brasil. La conti- nuidad del orden monárquico se explica también por la aspiración de las elites brasileñas a formar un Estado centralizado, algo que la vía republicana podría impedir u obstaculizar. Pero el traslado de la Corte portuguesa a Río de Janeiro determinó también la futu- ra transformación de los vínculos económicos y comerciales de Bra- sil, cuyos puertos se abrieron a los productos británicos. Ya la Revolución Industrial había contribuido en buena medida al creci- miento de Brasil entre 1780 y 1800 cuando las manufacturas britá- nicas trazaron su camino -vía Lisboa y el contrabando- hacia el expansivo mercado brasileño, despertando el interés de las elites locales. En el plano interno, el orden monárquico evitó un proceso de fragmentación por la lucha por el poder, como el que se observó prác- ticamente en toda América latina, aunque tampoco faltaron las ten- dencias autonómicas. Por su parte, las relaciones de Brasil con sus vecinos se caracteriza- ron fundamentalmente por el conflicto y una identidad dife- renciada. A partir de 1870, Brasil amplió el espacio de su políti- ca regional. La nueva vincula- ción se inició con la alianza con la Argentina y Uruguay para luchar contra Paraguay. En esta EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 34 Módulo I / Unidad 1 época también comenzó el proceso de transformación in- terna que llevaría al triunfo del movimiento republicano. En los últimos años del Imperio creció la importancia de los factores políticos, económicos y sociales que generaron una identificación y una vincula- ción con los países vecinos. Los importantes flujos migra- torios, la reducción del traba- jo esclavista en la actividad económica, la formación de una elite política identificada con los ideales republicanos y el desarrollo de una incipiente producción manufacturera, fueron los aspectos más destacados que produjeron el cambio. La proclamación de la República en 1889, un año después de la abolición de la esclavitud, consolidó la identidad america- na de Brasil. “Republicanización” y “americanización” pasaron a ser sinónimos para la elite brasileña, cuyo nuevo proyecto de inser- ción continental valorizaba en particular a la Argentina y a Estados Unidos. Aunque no constituyó una ruptura con la política exterior del Imperio, la transición introdujo nuevos elementos. Al mantenimien- to de un sentido tradicional de vinculación con el pasado se suma- ron poco a poco nuevas premisas, principalmente a partir de la gestión del Barón do Rio Branco (1902-12): la preservación de la unidad territorial con una demarcación de fronteras ventajosa, la construcción de una agenda positiva con Estados Unidos, la valori- zación creciente de los nuevos espacios multilaterales de la nueva política internacional, una política de equilibrio de poder regional, la neutralización del poderío militar argentino y la construcción de una agenda regional cooperativa con la Argentina. Las visitas recí- procas de los presidentes Julio Roca a Brasil (1899) y Campos Salles La proclamación de la República en 1889, un año después de la abolición de la esclavitud, consolidó la identidad americana de Brasil. “Republicanización” y “americanización” pasaron a ser sinónimos para la elite brasileña, cuyo nuevo proyecto de inserción continental valorizaba en particular a la Argentina y a Estados Unidos. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 35 a la Argentina (1900) simbolizaron el acercamiento entre los dos países que, además, resolvieron su controversia con respeto a la cuestión limítrofe de Misiones. Sin hablar todavía de “integración”, este acercamiento expresaba ya una visión estratégica de coopera- ción bilateral. 6.5. Los Estados pequeños del Cono Sur: Uruguay y Paraguay La asimetría de poder entre los grandes países del Cono Sur, laArgentina, Brasil y Chile, por un lado, y Uruguay y Paraguay,por el otro, fue un factor fundamental de diferenciación de los respectivos procesos de construcción de los Estados. A pesar de sufrir esta misma asimetría de poder con respecto a sus vecinos, y de ser ocupados por ellos, Uruguay y Paraguay no lograron aproximarse entre sí. El primero nació a partir de una negociación entre la Argen- tina, Brasil y Gran Bretaña, y no de un proceso histórico natural. Este hecho, inevitablemente, debilitó la identidad de Uruguay, pero al mismo tiempo le evitó problemas graves de fronteras, previamente acordadas entre sus dos vecinos más poderosos. Paraguay, por su parte, se formó a partir de su aislamiento internacional y se marginó de la región. Luego de la Guerra de la Triple Alianza, esta marginación le fue impuesta por los vecinos, afectando profunda- mente su crecimiento. Uruguay nació de la fragmentación del espacio geográfico co- lonial de la región del Plata, donde se había desarrollado una base económico-social única, con una identidad cultural específica. La iden- tidad uruguaya se confundía totalmente con la Cuenca del Plata, y no por casualidad los deseos independentistas al principio del siglo XIX de la Banda Oriental, recibieron un fuerte apoyo de los argentinos a quienes consideraban casi connacionales. Sin embargo, con esta lu- cha de los uruguayos simpatizaron también los habitantes de Rio Gran- de do Sul, no obstante su lealtad a Brasil. Las costumbres y los valores EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 36 Módulo I / Unidad 1 3 Fracción del partido Colorado uruguayo y, por extensión, ideología y praxis de la misma. Surgió a fines del siglo XIX en torno de las ideas políticas, económicas y sociales de José Battle y Ordóñez, por oposición a las ideas conservadoras de otros dirigentes de su mismo partido. culturalesque habían formado y generado una mentalidad propia y original siguieron vigentes a pesar de las delimitaciones territoriales de las nuevas naciones. Los lazos, viejos y nuevos, se mantuvieron entre los habitantes de los dos lados de la frontera hasta después de la Convención Preliminar de La Paz en 1828. Por su identidad totalmente enraizada en la cuenca del Plata, las elites uruguayas se vincularon con los movimientos de liberación de Rio Grande Do Sul, un hecho que no facilitó la normalización de las relaciones con el gobierno de Brasil. Estas elites orientales se sen- tían mucho más cercanas a los argentinos que, como se explicó, se involucraron durante la época rosista en las luchas por el poder en Uruguay. El proceso de consolidación nacional (1852-75) tuvo lugar en un contexto económico muy desarticulado y de enorme dependen- cia de Brasil. Su estabilidad y modernización se vincularon fuertemen- te al batllismo 3 , que en treinta años permitió al país organizar el funcionamiento del Estado y regularizar la actividad económica, con- ciliando las aspiraciones de la burguesía modernizadora con los reclamos de las clases populares. Las reformas favorecieron la rees- tructuración administrativa del país, y el Estado salió fortalecido por el incremento del número de ministerios y la creación del Tribunal Supremo de Justicia. Se promulgaron leyes liberales que limitaron progresivamente la influencia de la Iglesia. Se ampliaron los benefi- cios de la educación mediante la creación de los liceos departamen- tales y la sanción de la gratuidad de la enseñanza secundaria y superior. En las relaciones laborales, el Estado asumió el papel de árbitro entre las clases interviniendo a favor de los asalariados más débiles. Además, el Estado definió las pautas del desarrollo que tu- vieron marcado carácter nacionalista. También en esa época emergió una potente sociedad urbana. El entendimiento entre la Argentina y Brasil le permitió a Uruguay consolidarse como país y el fin de las intervenciones militares le posibilitó la futura apertura y vinculación con la región. Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 37 En el caso de Paraguay, la guerra de la Triple Alianza y la ocupación argentino-brasileña inauguraron una época prolongada de inestabilidad política, interrumpida en la década de 1920 para reinstalarse posteriormente después de la Guerra del Chaco. La histo- ria paraguaya de 1870 a 1932 estuvo signada por la anarquía polí- tica y una economía agraria dominada por los intereses argentinos. Desde su independencia (1811) los líderes paraguayos adop- taron una política aislacionista. Las condiciones geográficas de un país sin salida al mar y con los ríos como única vía de contacto con el mundo ayudaron a este encierro. Ni la Argentina ni Brasil reconocie- ron a Paraguay como país independiente hasta mediados del siglo XIX. El rechazo de Asunción a la invitación de unirse a las Provincias Unidas en la época de la independencia generó descontento en la elite política argentina. En este contexto, la estrategia de Paraguay se basó en preparativos para contener posibles ataques desde el sur. El acercamiento con Brasil se produjo por la rivalidad de ambos países con la Argentina rosista. Sin embargo, las negociaciones entre el Im- perio y Asunción fueron marcadas por tensiones y mutuas acusacio- nes, y llegaron a su término recién en 1856 cuando se resolvieron los temas controvertidos, especialmente aquellos vinculados con la liber- tad de navegación. Para los uruguayos, Paraguay era hasta 1860 un país prácticamente desconocido. La relación de hostilidad con Artigas profundizó su marginación regional. En estas condiciones de aisla- miento y difíciles vinculaciones con sus vecinos aconteció la Guerra de la Triple Alianza que selló el destino del país. La Guerra se originó tras el proceso de militarización inaugura- do en Paraguay en 1862, durante el gobierno de Francisco Solano López. Su objetivo era asegurar al país una voz más potente en los asuntos regionales a través del fortalecimiento militar y la realización del Gran Paraguay, mediante la unificación de Corrientes, Entre Ríos y Uruguay, para transformarse en una potencia atlántica. Subestimando la reacción de Brasil y de la Argentina, Paraguay invadió primero el territorio brasileño y luego la provincia argentina de Corrientes. Frente a la agresión paraguaya, Brasil, la Argentina y Uruguay firmaron el 10 de mayo de 1865, en Buenos Aires, un Tratado de Alianza Defensiva y EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 38 Módulo I / Unidad 1 Ofensiva conocido como el Tratado de la Triple Alianza. Los cinco años que duró la guerra significaron para Paraguay una profunda devasta- ción económica y política. Brasil y la Argentina obtuvieron claras venta- jas, a pesar de que después del fin de las operaciones militares y de la ocupación del Paraguay, las negociaciones para el tratado de paz ge- neraron fricciones entre ambas naciones. La guerra contribuyó a la cons- titución de la identidad nacional argentina, así como a la estructuración de su ejército nacional, mientras que para Brasil significó la legitima- ción de sus instituciones monárquicas y de su ejército. 6.6. Entre el conflicto y la cooperación Tal como hemos visto, todos los nuevos países -con la excepciónde Brasil y Chile- atravesaron décadas de inestabilidad interna.Además, se involucraron en guerras que estallaron esencial- mente por cuestiones de fronteras aún indefinidas. En efecto, seis gue- rras poscoloniales se libraron entre 1825 y 1883: a) entre la Argentina y Brasil (1825-28) que resultó en la independencia del Uruguay; b) entre Perú y la Gran Colombia (1828-29); c) entre Perú y la Confede- ración Boliviana (1836-39); d) la Guerra Grande (1836-1852) que involucró distintas facciones de la Argentina, Brasil y Uruguay así como cortas intervenciones de Francia y Gran Bretaña; e) entre la Triple Alianza (la Argentina, Brasil y Uruguay) y Paraguay (1865-70); f) la Guerra del Pacífico (1879-83) entre Chile, por un lado, y Perú y Boli- via, por el otro. A partir de estas guerras se crearon los grandes mitos de las pérdidas territoriales, que luego fomentaron el proceso de construc- ción de las distintas nacionalidades en el Cono Sur. El sentido fundacional de estas guerras fue destacado en las historias oficiales y en los programas educativos de todos los países, a menudo concebi- dos para el adoctrinamiento nacional de los ciudadanos. El lamento de Brasil por la “provincia cisplatina”, las diez “desmembraciones” sufridas por Paraguay, el proyecto de Estado mesopotámico constitui- Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 39 do por la Liga de los Pueblos Libres para Uruguay, y los territorios presuntamente perdidos por la Argentina, Bolivia y Chile fundamenta- ron sentimientos de grandes frustraciones en la región. Todo ello se tradujo en un lenguaje nacionalista, a menudo violento, y sirvió de caldo de cultivo para mantener el distanciamiento de los países a lo largo del siglo XX. Estas mismas motivaciones llevaron a la formación de los ejércitos nacionales y generaron hipótesis de conflicto, algunas de las cuales todavía perduran. El impacto preponderante de los mitos de las pérdidas territo- riales tiende a velar que fue precisamente en esta época turbulenta cuando se manifestaron también las tendencias cooperativas y los esfuerzos de acercamiento, y se dieron los primeros pasos para bus- car soluciones conjuntas. Así, a mediados de la década de 1830, casi todos los países sudamericanos habían aceptado el principio del uti possidetis 4 , que fijaba las fronteras de los nuevos estados según los límites jurídicos de las divisiones administrativas de las ex colonias españolas. Y aun cuando las guerras en curso todavía determinaban la suerte de las fronteras y de los estados, no falta- ron los congresos donde se trató el tema de la cooperación hispa- noamericana e incluso alguna forma de integración política como en Panamá (1826), Lima (1847-48),Santiago y Washington (1856) y Lima (1864-65). La victoria de Chile en la Guerra del Pacífico, el inicio de la república en Brasil y el fin de la inestabilidad institucional en la Ar- gentina fortalecieron la preeminencia de los tres poderes en los asuntos sudamericanos. En 1905 se había establecido un equilibrio de po- der que dio lugar a la idea de un “pacto ABC”, por las iniciales de los tres países. Hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, y aun hasta los primeros años de la década del ‘20, esta suerte de “con- cierto” vigiló el mantenimiento de la estabilidad regional mediante la práctica de una diplomacia activa, bastante similar al sistema 4 Literalmente “según poseas”; esto es, “en las condiciones en que te encuentras”. Esta frase de Justiniano se emplea de modo especial para precisar que las partes beligeran- tes conservan los territorios y las posiciones ocupadas hasta el momento de cesación de las hostilidades. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 40 Módulo I / Unidad 1 europeo posterior a 1815. En los tres países, además, triunfó la ideo- logía liberal que se expresó en el orden doméstico e interestatal a través del establecimiento de democracias oligárquicas, de la libera- lización del comercio y del énfasis en el desarrollo económico en un contexto pacífico. Este período de consolidación de las nacionalidades y del sur- gimiento de una agenda política subregional fue también la época de mayor inserción de los países latinoamericanos en la economía internacional, como proveedores de materias primas y productos agrí- colas para los países industrializados e importadores de manufactu- ras, un sistema exitoso que les aseguró una prosperidad de casi cincuenta años a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX y mientras perduró el modelo de comercio centro-periferia. En las rela- ciones con los países europeos, Gran Bretaña fue el principal refe- rente económico, mientras que Francia se destacó por su clara influencia cultural en las elites. Cabe notar que en esa época se produjo el acercamiento entre Londres y París y disminuyeron los antagonismos del pasado, fundamentalmente por la preocupación suscitada por nuevos competidores como Alemania o Italia. Por otra parte, la recesión de 1873-95 también fue un factor importante para el desarrollo económico de América latina; mientras que casi todos los demás países europeos adoptaron medidas proteccionistas, Gran Bretaña siguió fiel al librecambio, dejando caer su agricultura y pro- curando sus alimentos de los mercados de ultramar. A partir de 1898, Estados Unidos fue reemplazando progresivamente a las potencias europeas, y las nuevas ideas panamericanistas o los proyectos de poder que se vincularon con la nueva potencia del Norte vinieron a perturbar este “orden conservador”. El acercamiento diplomático entre la Argentina y Brasil, así como la idea de un “concierto ABC”, se insertaron en el contexto de la panamericanización de las relaciones internacionales en el hemisferio occidental. Se observaba el agotamiento del sistema europeo y la gradual confirmación de Estados Unidos como nuevo referente econó- mico y político mundial. Hasta su victoria en la guerra contra España (1898), la política Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 1 41 exterior de Washington hacia el continente se definió de acuerdo con la Doctrina Monroe que procuraba impedir la intervención de las po- tencias europeas en los asuntos americanos. A partir de 1904, con el Corolario de Roosevelt a la Doctrina Monroe, Estados Unidos se adju- dicó el derecho a intervenir en los asuntos hemisféricos. En la práctica, esto inauguró una serie de iniciativas panamericanas a partir de 1889, como así también una época prolongada -de 1898 a 1934- de inter- venciones militares y hasta de ocupaciones, en América Central y en el Caribe, que fueron acompañadas de una política de apoyo a las empresas norteamericanas conocida como la “diplomacia del dólar”. Frente a esta presencia de Estados Unidos, cuya hegemonía en el sistema americano se confirmó con el correr de los años, los países latinoamericanos tuvieron dos posiciones distintas. Por un lado, asu- mieron una actitud defensiva que se reflejó sobre todo en los princi- pios de no intervención de la Doctrina Drago 5 , principal fundamento de la posición común de América latina en la Segunda Conferencia de Paz de La Haya (1907). Por otra parte, otros países percibieron a la nueva potencia como una oportunidad de crecimiento y bregaron por relaciones más estrechas con Washington, como fue el caso de Brasil. Con la preocupación predominante por consolidar la solidez y la seguridad de las fronteras brasileñas, el jefe del Itamaratí entre 1902 y 1912, el Barón do Rio Branco, corrió el eje diplomático de Londres a Washington y forjó una fuer- 5 Luis María Drago (1859-1921) fue Ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina entre 1902-1903. Ocupando este cargo, se produjo la intervención de Alemania, Italia y Gran Bretaña en Venezuela para obligar a este país a pagar su deuda externa. Esto lo incitó a enviar una nota de protesta al gobierno de Estados Unidos en la cual sostiene el principio (conocido luego como”Doctrina Drago”) de que la deuda pública de un Estado no es razón para justificar la intervención armada del/de los Estado/s acree- dor/es. Esta posición fue aceptada, con ligeras enmiendas, en la II Conferencia Interna- cional de Paz de La Haya, de 1907. El acercamiento de Brasil a Estados Unidos provocó la desconfianza de los demás países latinoamericanos que, por ejemplo, se opusieron a que lograse un lugar permanente en distintos foros internacionales como en la Liga de las Naciones en 1926. EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 42 Módulo I / Unidad 1 te alianza no escrita, que perduró prácticamente hasta el fin de los años ‘20. El acercamiento de Brasil a Estados Unidos provocó la des- confianza de los demás países latinoamericanos que, por ejemplo, se opusieron a que lograse un lugar permanente en distintos foros inter- nacionales como en la Liga de las Naciones. Ciertamente, el Barón do Rio Branco pensaba en el equilibrio de poder con la Argentina cuan- do propuso la alianza con Estados Unidos, pero su interés en profundi- zar el “pacto ABC” reflejó también su deseo de consolidar un esquema diplomático complementario destinado a balancear las relaciones con Washington. El concierto de los tres países, si bien no significó una política internacional común, tuvo peso en las relaciones internaciona- les de la época. El reconocimiento de Panamá en 1903, el proyecto de Tratado de Cordial Inteligencia Política y Arbitraje que Brasil pro- puso junto a Chile en 1909 (aunque finalmente no se materializó), las negociaciones relativas al Tratado para Facilitar la Solución Pacífica de las Controversias Internacionales (1915) y la mediación de los tres países en 1914 en el conflicto entre México y Estados Unidos por la ocupación estadounidense de la ciudad de Veracruz, son algunos ejem- plos de la cooperación trilateral. Por supuesto, ni los cálculos de equilibrio de poder, ni las diver- gencias en la política exterior estuvieron ausentes en ese período entre los tres países más poderosos de América del Sur. Con todo, en esta época se establecieron las bases de las relaciones internacionales de la región, y tanto las rivalidades como las iniciativas de cooperación se renovarían luego a lo largo del siglo XX. AUTOEVALUACIÓN Unidad 1 / Autoevaluación 43 1. ¿Cuál fue la respuesta diplomática y estratégica de las po- tencias europeas a las consecuencias de las Revolución francesa y a la derrota de Napoleón? 2. ¿Qué rol desempeñó Gran Bretaña en el escenario descrito en el ítem anterior? 3. ¿A qué se denomina «paz de los cien años» y qué efectos tuvo este período sobre América latina? 4. ¿Qué particularidades presenta el caso de Brasil? 5. ¿Cuál era la lógica subyacente al concepto de «concierto ABC»? 6. ¿Qué marco de alianzas o de competenciasdesarrollaron los países del Cono Sur con respecto a los EE.UU.? UNIDAD 2 EL CORTO SIGLO XX La Primera Guerra Mundial marcó el fin del sistema multipolar del siglo XIX y alteró la estructura de poder en el mundo. En 1914 se inició “el corto siglo XX”, como lo calificó el historiador Eric Hobsbawm, que se extendió hasta la disolución de la Unión Soviética, en 1991. Módulo I / Unidad 2 45 1. INTRODUCCIÓN La Primera Guerra Mundial marcó el fin del sistema multipolardel siglo XIX y alteró la estructura de poder en el mundo. En1914 se inició “el corto siglo XX”, como lo calificó el historiador Eric Hobsbawm, que se extendió hasta la disolución de la Unión Sovié- tica, en 1991. A pesar del impacto sin antecedentes que causó la con- flagración mundial de 1914 a 1918 en términos de daños humanos y materiales y sus consiguientes efectos sociales y psicológicos, las poten- cias vencedoras no lograron reordenar el sistema internacional. Luego de promover una nueva institución para asegurar la paz -la Liga de las Naciones-, Estados Unidos se retiró de la política internacional sin asumir el liderazgo del sistema ni jugar el papel de garante de la economía internacional. En Rusia, la Revolución de 1917, que ambi- cionaba ser mundial, quedó circunscripta al espacio geopolítico del antiguo imperio zarista, donde nació un nuevo Estado multinacional que después de 1945 se transformó en la segunda superpotencia del planeta. Entre 1919 y 1939 el mundo atravesó “la crisis de los veinte años”, según el título del li- bro de Edward Carr que tra- ta sobre ese período. A los diez primeros años de crisis, caracterizados por una reactivación económica arti- ficial y un excesivo optimis- mo sobre la recuperación definitiva de la paz, les si- guieron -tras la caída bursá- EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 46 Módulo I / Unidad 2 Con la rendición de Japón en 1945, que dio fin a la guerra, la estructura multipolar eurocéntrica del sistema internacional se agotó definitivamente. Luego el mundo se dividió en dos bloques antagónicos, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. Para los países sudamericanos, el corto siglo XX fue una época que osciló entre la crisis y la expansión. til de 1929- los diez años de la Gran Depresión, el auge de los regímenes totalitarios y la carrera armamentista que lle- vó al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Con la rendición de Ja- pón en 1945, que dio fin a la guerra, la estructura multipolar eurocéntrica del sistema inter- nacional se agotó definitivamente. Luego el mundo se dividió en dos bloques antagónicos, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviéti- ca. La aparición de las armas nucleares introdujo un profundo cambio en las relaciones político-militares de las grandes potencias. En este período de “la larga paz” (1945/1989), según la calificación del historiador John Lewis Gaddis, la política internacional se desarrolló fundamentalmente bajo las pautas que marcó la rivalidad bipolar de la Guerra Fría. Las dos superpotencias, sin embargo, evitaron el en- frentamiento directo y, a pesar de la polarización ideológica, a menu- do colaboraron para que los numerosos conflictos y enfrentamientos armados no se transformasen en una guerra generalizada. Para los países sudamericanos, el corto siglo XX fue una época que osciló entre la crisis y la expansión. A partir de 1929, las alteracio- nes mundiales afectaron sus economías abriendo las puertas a procesos de sustitución de importaciones. La tardía industrialización fue seguida por crisis sociales y políticas cuya respuesta, a menudo, fue el involucramiento de los militares en la política interna. Las relaciones interestatales tampoco fueron armoniosas. La “paz negativa”, es decir, la estabilidad sostenida en el cálculo del equilibrio de poder, no estuvo exenta de tensiones y hasta de enfrentamientos militares. Sin embargo, nunca faltaron las iniciativas de cooperación política y eco- nómica regional. Entre 1947 y 1970 América latina se mantuvo Mónica Hirst / Roberto Russell Módulo I / Unidad 2 47 Entre 1947 y 1970 América latina se mantuvo como una zona estable en la esfera de influencia de Estados Unidos, país con el que desarrolló relaciones basadas en un amplio alineamiento económico, político y militar. como una zona estable en la esfera de influencia de Esta- dos Unidos, país con el que desarrolló relaciones basa- das en un amplio alineamien- to económico, político y militar. Luego, la crisis del sistema interamericano agu- dizada a partir de los años ‘80, reflejó el agotamiento de ese patrón de vinculación. A su vez, durante los últimos años de la Guerra Fría, el acercamiento político- diplomático entre la Argentina y Brasil abrió el camino a profundos cambios en las relaciones regionales, que se aceleraron con el proce- so de democratización e integración económica. 2. 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS Con la Primera Guerra Mundial, el sistema europeo del sigloXIX entró en una crisis terminal que duró veinte años y desem-bocó en la Segunda Guerra Mundial. En estas dos décadas que separan las negociaciones de paz en Versailles (1919) y el inicio de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi de Polonia (1939), varios factores impidieron la consolidación de una paz basada en la “seguridad colectiva” y la concreción de la estabilidad económica. La propuesta lanzada por el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, al finalizar la Primera Guerra Mundial, preveía el reemplazo de la política del equilibrio de poder por un orden basado en la ética democrática de una diplomacia abierta y en sistemas de gobierno transparentes. Una nueva institución, la Liga de las Nacio- nes, agruparía a los países democráticos que resolverían las disputas mediante el debate abierto y el arbitraje, en vez de la tradicional práctica de la diplomacia secreta, la formación de alianzas y la gue- rra. Pero la opción de Estados Unidos por el aislamiento internacional EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 48 Módulo I / Unidad 2 le quitó a la nueva institución la autoridad que necesitaba. Así, la Liga de las Naciones no fue capaz de terminar con el recelo mutuo de los países miembros ni con sus obsesiones de seguridad para generar un nuevo clima de confianza mundial. Junto a un optimismo utópico derivado de la promesa de terminar para siempre con la guerra, se mantenía la práctica del equilibrio entre los estados euro- peos. La paz de Versailles, además, generó mucha insatisfacción. Va- rios países habían participado de la guerra con la expectativa de re- compensas territoriales que no se cumplieron. Alemania consideró injustas y excesivas las sanciones que se le impusieron y que generaron un descontento popular, lo que se sumó a las condiciones sociales y econó- micas que venían nutriendo al nazismo. Al mismo tiempo, el desmem- bramiento de los imperios austro-húngaro y otomano llevó a la creación de nuevos estados independientes, la mayoría de ellos muy frágiles, con limitada vocación democrática y sin ninguna experiencia en la po- lítica internacional. Para las potencias europeas, la principal función de estos países era la de actuar como un cordón sanitario para impedir la expansión de la revolución rusa en el viejo continente. Los bolcheviques, no obstante, recuperaron el espacio geopolítico del ex imperio zarista donde nació un nuevo Estado multinacional, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). De esta manera, de los tres grandes impe- rios del siglo XIX sólo el ruso no se fragmentó, aunque la nueva estructu- ra política fue radicalmente distinta de la anterior. Con la creación de la URSS, la consigna leninista de que era posible una “convivencia pacífi- ca” entre los estados capitalistas y socialistas se puso en práctica en la política exterior de Moscú con la colaboración de los Partidos Comunis- tas de Europa y el mundo. El impacto de los ideales revolucionarios, que estimularon una importante movilización ideológica, fue
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