Logo Studenta

AELMERCOSUR HIRST Y RUSSELL

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

l Mercosur y los cambios
en el sistema
político internacionalE
l Mercosur y los cambios
en el sistema
político internacionalE
Mónica Hirst / Roberto Russell
© 2001 Fundación OSDE
Cubierta: A+U / Diseño Gráfico
Este ejemplar es de consulta exclusiva
del personal de OSDE y carece de valor comercial
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN: 987-9358-05-8
Programa Mercosur de la Fundación OSDE
con la supervisión académica y certificación de la
Universidad Nacional de San Martín.
Coordinador académico
Licenciado Omar Bagnoli
ÍNDICE GENERAL
Índice general 7
INTRODUCCIÓN ................................................... 11
Módulo I
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SISTEMA
INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO
UNIDAD 1. LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS
Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES
EN EL CONO SUR ................................................. 17
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 17
2 EL CONGRESO DE VIENA Y EL CONCIERTO EUROPEO .. 18
3 LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS... 21
4 LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA ....................... 22
5 LA ERA IMPERIAL EN EUROPA:
EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES ................................ 24
6 SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL ....... 25
6.1 Ruptura y continuidad con el pasado colonial .............. 25
6.2 Primero el Estado, luego la Nación: el caso argentino .... 28
6.3 La particularidad del proceso chileno ......................... 31
6.4 Brasil: del Imperio a la República ............................... 33
6.5 Los Estados pequeños del Cono Sur: Uruguay y Paraguay .. 35
6.6 Entre el conflicto y la cooperación .............................. 38
Autoevaluación ........................................................ 43
Fundación OSDE
8 Índice general
UNIDAD 2. EL CORTO SIGLO XX ......................... 45
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 45
2 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS............ 47
3 DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL A LA GUERRA FRÍA ... 50
4 LA EVOLUCIÓN INICIAL DE LA GUERRA FRÍA ............. 53
5 LA DESCOLONIZACIÓN Y LA FORMACIÓN
DEL TERCER MUNDO ............................................... 55
6 ENTRE LA DÉTENTE Y LA ÚLTIMA ESCALADA.............. 57
7 LA “PAZ NEGATIVA” EN SUDAMÉRICA ...................... 60
7.1 Sudamérica en la época de entreguerras .................... 60
7.2 América latina en la Guerra Fría ................................ 64
7.3 La región latinoamaericana en los años finales de la
bipolaridad ............................................................. 69
Autoevaluación ........................................................ 74
UNIDAD 3. EL MUNDO DE LA POSGUERRA FRÍA .. 75
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 75
2 LA POSGUERRA FRÍA: FUERZAS DE SIGNO OPUESTO 76
3 EL FIN DE LA GUERRA FRÍA ....................................... 81
4 EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN ................... 87
5 GLOBALIZACIÓN Y ESTADO-NACIÓN ...................... 92
6 REGIONALISMO ...................................................... 97
7 EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN ........................ 100
Autoevaluación ........................................................ 103
Módulo II
POLÍTICA REGIONAL, EL MERCOSUR POLÍTICO
Y LA PROBLEMÁTICA ARGENTINA
UNIDAD 4. AMÉRICA LATINA
EN LA POSGUERRA FRÍA ...................................... 107
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 107
2 AMÉRICA LATINA
Y LAS TRANSFORMACIONES MUNDIALES ................ 109
Mónica Hirst / Roberto Russell
Índice general 9
3 LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIÓN:
LA EXPERIENCIA DEL CONO SUR.............................. 111
4 EL REGIONALISMO EN LAS AMÉRICAS: REACTIVACIÓN
Y LIMITACIONES ESTRUCTURALES ............................. 119
5 LA BÚSQUEDA DE NUEVAS
OPCIONES INTRARREGIONALES .............................. 124
6 LAS PRINCIPALES VOCACIONES DE LA REGIÓN ........ 127
Autoevaluación ........................................................ 130
UNIDAD 5. POLÍTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL 131
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 131
2 LA NUEVA AGENDA REGIONAL DE SEGURIDAD ....... 133
3 POLÍTICAS DE SEGURIDAD EN EL CONO SUR ........... 137
3.1 De la transición a la consolidación democrática........... 137
3.2 La dimensión externa: la Posguerra Fría ...................... 143
3.3 La dimensión regional ............................................... 149
Autoevaluación ........................................................ 155
UNIDAD 6. LA CONSTRUCCIÓN
POLÍTICA DEL MERCOSUR .................................... 157
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 157
2 LA ESPECIFICIDAD POLÍTICA DEL MERCOSUR............. 159
3 LOS ACTORES ......................................................... 160
3.1. Actores de primer nivel ............................................. 161
3.1.1 Los agentes gubernamentales ..................................... 161
3.1.2 El empresariado ....................................................... 163
3.1.3 Las dirigencias políticas ............................................ 165
3.2. Actores de segundo nivel .......................................... 165
3.2.1 Los partidos políticos ................................................. 166
3.2.2 Los pequeños y medianos empresarios ........................ 168
3.2.3 Las organizaciones laborales ..................................... 169
3.2.4 El segmento técnico-académico .................................. 171
4 LOS PUNTOS DE POLITIZACIÓN ............................... 172
5 LAS PERSPECTIVAS POLÍTICAS DEL MERCOSUR .......... 178
ANEXO. LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR .......... 181
Autoevaluación ........................................................ 185
Fundación OSDE
UNIDAD 7. LA INSERCIÓN INTERNACIONAL
DE LA ARGENTINA ............................................... 187
1 INTRODUCCIÓN ..................................................... 187
2 FRUSTRACIÓN Y CRISIS DE IDENTIDAD ..................... 189
3 EL PARADIGMA GLOBALISTA .................................... 195
4 UNA VISIÓN DESDE EL SUR ..................................... 200
5 DEMOCRACIA Y POLÍTICA EXTERIOR:
LOS AÑOS DE ALFONSÍN ........................................ 204
6 ESTABILIDAD Y GOBERNABILIDAD............................. 213
Autoevaluación ........................................................ 237
UNIDAD 8. CONCLUSIONES ................................ 239
1 FUTURO(S) POLÍTICO(S) DEL MERCOSUR ................... 239
2 EL MERCOSUR EN LA BALANZA ............................... 241
3 UN QUINQUENIO ACCIDENTADO........................... 245
4 EL MERCOSUR COMO COMUNIDAD ....................... 248
5 EL MERCOSUR Y EL CONTINENTE AMERICANO........ 261
Autoevaluación ........................................................ 264
GLOSARIO ..................................................................... 265
BIBLIOGRAFÍA ............................................................... 307
10 Índice general
Introducción 11
INTRODUCCIÓN
L a política exterior de un país es producto de una combinaciónvariable y fluida de circunstancias y procesos internos y exter-nos. A pesar de que los límites entre lo doméstico y lo interna-
cional tienden a desdibujarse, la distinción entre factores de naturale-
za interna y externa sigue siendo válida para comprender
adecuadamente la conducta de los Estados en el mundo.
El marco externo comprende una variable de naturaleza agre-
gada, como el sistema global, y variables específicas, que se refieren
principalmente a los atributos y comportamientos de los gobiernos y
de los actores no gubernamentales de otros países. Dicho de otro modo,
cuando se consideran los factores externos se apela a la conocida
fórmula «desde afuera hacia adentro», con el propósito de compren-
der cómo actúan los condicionamientos externos con respecto a una
determinada política exterior.
Pero sin duda, dicha política también obedece afactores inter-
nos. Cuando el análisis se realiza desde este punto de vista, se invierte
la fórmula anterior y, entonces, lo que se procura explicar son conduc-
tas «desde adentro hacia afuera». Para ello, se recurre a variables
tales como el tipo de régimen, las estrategias de desarrollo y los facto-
res históricos, culturales y sociales. El impacto de estos últimos es difícil
de evaluar aunque es indudable que, llegado el momento, generan
demandas de acción y restringen o amplían el menú de opciones dis-
ponibles para los actores que deben tomar las decisiones.
Este libro procura explicar la inserción internacional de Améri-
ca latina y, más específicamente, de los países del Cono Sur y de la
Argentina en particular analizando, para el caso de cada uno de los
períodos en que puede dividirse dicha inserción, cómo la evolución
del orden mundial y de los propios países influyó sobre su visión del
mundo y, consecuentemente, sobre el modo en que se vincularon tanto
con el sistema interestatal como con la economía mundial.
El énfasis del texto recae sobre la dimensión política de las
relaciones internacionales. Así es como se pone el acento en el desa-
12 Introducción
rrollo del orden político internacional a partir del Congreso de Viena y
en las transformaciones políticas producidas en el Cono Sur, desde la
formación de los respectivos Estados nacionales que favorecieron, se-
gún los momentos, políticas exteriores centradas en la rivalidad o en
la cooperación.
En las dos primeras Unidades se analizan los principales ras-
gos del sistema internacional durante dos períodos -La paz de los cien
años y la formación de los Estados nacionales en el Cono Sur (1815-
1914) y El corto siglo XX (1914-1989)- al tiempo que se explican la
evolución política de los países del Cono Sur durante esos mismos
años, las políticas exteriores que siguieron y las relaciones
intrarregionales.
La Unidad 3 se ocupa de cuatro procesos globales que sirven
de marco para el resto, ya más focalizadas en el tratamiento específi-
co de América latina. Estos procesos, que se iniciaron en momentos
distintos durante la segunda mitad del siglo XX, son el fin de la Guerra
Fría, la extensión y profundización de la globalización, el regionalis-
mo abierto y la democratización. Su análisis ayuda a comprender las
nuevas oportunidades y desafíos que hoy tiene América latina.
Precisamente, la Unidad 4 estudia el impacto de esos cambios
globales en la región mostrando con bastante detalle las especificidades
del Cono Sur respecto del resto, como así también las existentes den-
tro de la propia subregión. Por cierto, las diferencias observables en
cada país obedecen en gran medida a factores de naturaleza interna.
Por ello, esta Unidad procura reflejar la interrelación que se produce
entre los factores domésticos y los internacionales con el objeto de
explicar las posiciones adoptadas, no siempre coincidentes y en oca-
siones opuestas, por los países del Cono Sur.
Desde un mismo enfoque, la Unidad 5 estudia el nuevo contex-
to de seguridad de América latina, señalando las diferencias existen-
tes entre el Norte y el Sur de la región, y las políticas de seguridad del
Cono Sur, tanto en el ámbito global como en el hemisférico y
subregional. Se explican las causas que generaron un patrón distinto
de relaciones cívico-militares en cada país, la vinculación entre políti-
ca de seguridad nacional y política exterior, y los cambios producidos
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
en las condiciones de paz y seguridad en el Cono Sur como conse-
cuencia de la democratización y de las distintas iniciativas de coope-
ración económica.
La Unidad 6 se ocupa de la construcción política del Mercosur,
al que se identifica como el único caso en el mundo que combinó
simultáneamente un proceso de consolidación democrática con otro
de creación de un espacio económico común. Se analizan los princi-
pales actores involucrados en el proceso asociativo, diferenciándolos
en dos niveles según su grado de participación. En el primero se si-
túan los agentes gubernamentales, los empresarios y las elites políti-
cas, mientras que en el segundo se ubican los partidos políticos, las
organizaciones sindicales, las pequeñas y medianas empresas y los
segmentos técnico-académicos. La segunda parte de la Unidad se ocupa
de un tema fundamental en todo proceso de integración a medida que
el mismo se profundiza: la politización de la agenda como consecuen-
cia de la ampliación de los actores que participan y de los intereses en
disputa. Los temas de politización tratados se ligan a los universos de
la economía política internacional, la economía política interna, las
políticas exteriores y de seguridad internacional y, finalmente, las op-
ciones de institucionalización del Mercosur.
La Unidad 7 analiza la inserción internacional de la Argentina
marcando tres etapas claramente diferenciables y que corresponden a
tres modelos de política exterior: la relación de preferencia con Gran
Bretaña (1880-1930), el paradigma globalista (1946-1989) y el aco-
modamiento pragmático con Occidente (1989-2001). En esta parte,
se identifican los factores internos y externos que dan cuenta de una
política exterior que fue un fiel reflejo de lo que ocurría dentro del
país, pues sus inconsistencias no resultaron mayores que las de la
política interna y pusieron de manifiesto un problema de identidad de
larga data que aún persiste. No obstante ello, la Unidad también se-
ñala importantes continuidades que expresan el modo en que la Ar-
gentina reaccionó a un medio externo caracterizado por la Guerra
Fría y la problemática Norte-Sur. Los cambios producidos en el mundo
a partir de fines de los ‘80 llevaron al país a buscar un nuevo esquema
de inserción internacional que todavía es materia de debate. Este últi-
Introducción 13
Mónica Hirst / Roberto Russell
mo aspecto se destaca tanto en esta Unidad como en la siguiente y
última Unidad 8 –Conclusiones- que se detienen en la consideración
del futuro político del Mercosur. Ambos temas están estrechamente
relacionados dado que el debate en la Argentina sobre su inserción
externa tiene a la entidad del Mercosur como eje central.
El libro no ofrece respuestas a este dilema. Las variables en
juego son muchas y es imposible establecer el rumbo que finalmente
adoptará el país y, en definitiva, la suerte del Mercosur. Sí intenta
explicar el desarrollo histórico de las relaciones intrarregionales y su
situación actual con el propósito de aportar elementos de peso para
comprender mejor los desafíos externos que la Argentina tiene por
delante, como así también las oportunidades que dispone. También
subraya que la construcción del Mercosur ha demandado muchos es-
fuerzos y que el proceso tiene en su haber logros importantes. Dicho
de otro modo, que el Mercosur trasciende en mucho la mera integra-
ción económica de los cuatro países que lo integran: los avatares de
la coyuntura no deben hacer perder de vista la riqueza de una historia
que, a pesar de sus avances y retrocesos, ha posibilitado cambiar
para siempre el signo de las relaciones políticas en el Cono Sur.
La elaboración de los textos reunidos en este libro han contado
con el apoyo de Khatchik Der Ghougassian y Fabián Calle, como
también con la edición de Cecilia Barros Gil y la asistencia de Verónica
De Majo y Jazmín Saenz.
14 Introducción
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
UNIDAD 1
LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS Y LA FORMACIÓN
DE LOS ESTADOS NACIONALES EN EL CONO SUR
1. INTRODUCCIÓN
La independencia de los países sudamericanos y su proceso deformación como naciones tuvo lugar en las primeras décadasdel siglo XIX durante el período conocido como la “paz de los
cien años”. Luego de las guerras napoleónicas, el Congreso de Viena
(1815) institucionalizó el equilibrio de poder como el instrumento po-
lítico para evitar una guerra prolongada en Europa y esta modalidad
de concertación se transformó en la principal medida diplomática en-
trelas grandes potencias. En este período, Gran Bretaña ocupó un
lugar privilegiado en el mundo por su poderío militar y económico,
alcanzando una posición hegemónica que perduró prácticamente hasta
1885. La economía mundial llegó a niveles de crecimiento sin prece-
dentes gracias a la Revolución Industrial cuyo epicentro se ubicó, pre-
cisamente, en el Reino Unido. A partir de la segunda mitad del siglo,
sin embargo, la supremacía británica perdió terreno frente a nuevos
competidores. En efecto, terminadas las guerras de la unificación en
Alemania, así como la guerra civil en Estados Unidos, ambos países
se transformaron rápidamente en exitosas potencias económicas, sin
compartir necesariamente la filosofía británica del libre comercio.
Después de 1898, y a raíz de su triunfo en la guerra contra España,
Estados Unidos inició su política imperialista en la región de América
Central y el Caribe, legitimada por el Corolario Roosevelt a la Doctri-
na Monroe y acompañada por la “diplomacia del dólar” en apoyo a
las empresas estadounidenses. Aunque el mecanismo de la concertación
se mantuvo entre las potencias europeas, la búsqueda de nuevos mer-
cados inauguró la era del imperialismo, marcada por el regreso de las
guerras prolongadas, la carrera armamentista y las alianzas político-
Módulo I / Unidad 1 17
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
18 Módulo I / Unidad 1
1
 La sangrienta guerra de los Treinta Años marcó el fin de los grandes principios religio-
sos y políticos. Al finalizar la misma en 1648, la Paz de Westfalia fijó los límites territo-
riales de los estados, consagró la libertad religiosa y política de los pueblos y aceptó la
aplicación del principio del equilibrio de poder entre los estados como factor importan-
te para establecer el orden internacional, tratando de impedir por este mecanismo la
preponderancia de uno de ellos sobre los demás.
militares de carácter cada vez más agresivo. La paz de los cien años
terminó en 1914 con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial.
En este contexto internacional, las ex colonias de Iberoamérica
(particularmente Brasil y el Virreinato del Río de la Plata) surgieron
como países independientes. Luego de una primera etapa de forma-
ción (1810-1830), los estados sudamericanos consolidaron sus fron-
teras nacionales y establecieron un esquema de relaciones económicas
y políticas entre sí y con el resto del mundo, especialmente con las
potencias europeas. En este período, las relaciones intrarregionales
tendieron más hacia el conflicto que hacia la cooperación: la Guerra
del Paraguay (1865-70) así como la del Pacífico (1879-83) fueron
sus manifestaciones más contundentes. No obstante ello, también fue
la etapa en que se sentaron las bases para una futura cooperación.
2. EL CONGRESO DE VIENA
Y EL CONCIERTO EUROPEO
E l año 1815 inaugura una nueva era en las relaciones interna-cionales diferente en varios aspectos al orden westfaliano quemarcó la política europea desde 1648 en adelante1 . Este nue-
vo período se caracterizó por la ausencia de guerras prolongadas
entre las grandes potencias y el crecimiento de la economía interna-
cional junto con el mejoramiento de los sistemas de transporte y comu-
nicación. El mecanismo diplomático establecido en Viena, el Concierto
Europeo, preservó el equilibrio de poder con el objeto de impedir el
ascenso de una potencia hegemónica en el continente y consolidó la
estructura multipolar del sistema internacional.
Las guerras napoleónicas no sólo habían alterado el orden en
Europa sino que amenazaban directamente la legitimidad de las mo-
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 19
El mecanismo diplomático
establecido en Viena, el
Concierto Europeo, preservó
el equilibrio de poder con el
objeto de impedir el
ascenso de una potencia
hegemónica en el
continente y consolidó la
estructura multipolar del
sistema internacional.
narquías continentales, por la difu-
sión de las ideas de la Revolución
Francesa y por la participación
popular en la empresa bélica. En
efecto, la Revolución consagró en
Europa el ascenso más dramáti-
co al poder de la burguesía y mo-
dificó radicalmente las relaciones
de poder dentro de la sociedad.
A diferencia de países como Gran
Bretaña u Holanda, donde la clase media -el sector más dinámico,
educado y próspero de la sociedad- había cambiado el autoritarismo
del ancien régime mediante su gradual participación en los asuntos
públicos, las ideas de los filósofos de la Ilustración, inspiradas en estas
mismas experiencias británica y holandesa, se impusieron en Francia
de manera violenta para poner fin a los derechos “divinos” y heredita-
rios de la nobleza y del clero, y delegar el poder absoluto al pueblo.
Las dos consecuencias más importantes de la Revolución Francesa fue-
ron la práctica democrática y el nacionalismo, dos conceptos que el
tiers état, como se calificaban aquellos que pedían el cambio, consi-
deró inseparables. La soberanía del pueblo significó que el único Esta-
do legítimo era aquél que se basaba en la expresión de la voluntad de
una entidad colectiva llamada nación. Consecuentemente, el territorio
estatal dejó de ser una herencia o una asignación arbitraria resultante
de una guerra o de la necesidad de preservar el equilibrio de poder,
para transformarse en la patria,
en cuya defensa se movilizarían
voluntariamente los ciudadanos.
Con el imperio francés
(1804-1815) se creó el primer
ejército de masas de la historia
y se marchó a la guerra en de-
fensa de los principios revolucio-
narios de la libertad y de la
nación. El objetivo era restar le-
Las guerras napoleónicas
no sólo habían alterado el
orden en Europa sino que
amenazaban directamente
la legitimidad de las
monarquías continentales,
por la difusión de las ideas
de la Revolución Francesa y
por la participación popular
en la empresa bélica.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
20 Módulo I / Unidad 1
gitimidad al viejo orden monárquico basado en la autoridad del
principio divino o hereditario, reivindicando en su lugar un gobier-
no fundado en la Constitución y no en la fuerza de la tradición.
Pero la campaña militar, llevada a cabo en nombre de la “libera-
ción” pronto se transformó, además, en una guerra de conquista cuyo
objetivo era asegurar a Francia el dominio hegemónico de Europa.
Las tres grandes potencias de Europa del Este, Prusia, Rusia y
Austria, percibieron el nuevo dogma de la Revolución Francesa como
una amenaza directa a la continuidad de las dinastías en el poder, ya
que todas ellas eran monarquías hereditarias y no tendrían el mismo
lugar en un mundo de estados nacionales gobernados por unidades
políticas sustentadas en la soberanía popular.
El predominio hegemónico de Francia también fue asimilado
por Gran Bretaña como una amenaza para su seguridad. Si bien el
régimen político establecido en Londres después de la Revolución Glo-
riosa (1688), evolucionaba hacia una monarquía constitucional y no
tenía mucho en común con el orden del ancien régime en Europa, la
rivalidad de Inglaterra con Francia alcanzaba una nueva etapa. Tradi-
cionalmente, eran dos las preocupaciones de Gran Bretaña con res-
pecto a la seguridad: mantener la supremacía en los mares para obstruir
cualquier amenaza al libre comercio, que era la base de su prosperi-
dad, e impedir el acceso al poder de una potencia hegemónica en el
continente, dado que ello le quitaría mercados, interferiría en las co-
municaciones imperiales marítimas y, finalmente, podría dar lugar al
bloqueo y hasta a la invasión de las islas británicas. Mientras no am-
bicionaba ninguna expansión territorial en Europa y se preocupaba
mucho más por sus colonias en Asia y África, el Reino Unido se mostró
ansioso por un equilibrio de poder general al otro lado del Canal de
la Mancha y estuvo dispuesto a intervenir para mantenerlo. Las gue-
rras de la Revolución habían distorsionado precisamente este equili-
brio y la Francia napoleónica se presentó entonces como la mayor
amenaza ala seguridad de Gran Bretaña.
En Viena, las potencias continentales compartieron como nunca
antes las preocupaciones británicas por el equilibrio de poder. Sin
embargo, quisieron ir más lejos y usar la coalición para asegurar la
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 21
En Viena, las potencias
continentales compartieron
como nunca antes las
preocupaciones británicas
por el equilibrio de poder.
2
 La Cuestión Oriental se refiere al despertar nacional de las minorías cristianas del
Imperio Otomano en el siglo XIX y a la rivalidad de las grandes potencias que procura-
ron aprovechar este fenómeno para expandir su influencia en el Cercano Oriente y el
Norte de África, por donde pasaban las principales rutas de comercio hacia la India y
el Lejano Oriente.
inmunidad de las dinastías euro-
peas frente a las ideas revolucio-
narias. Así se formó la Santa
Alianza, cuyos líderes -Austria,
Prusia y Rusia- se declararon obli-
gados a intervenir en nombre de
la religión para preservar el statu quo interno en Europa. La idea fue
rechazada por Gran Bretaña por considerar que su realización signi-
ficaría un involucramiento británico en la política europea más activo
de lo que requería su propia seguridad.
Por cierto, las relaciones entre las potencias que participaron del
Concierto Europeo no fueron siempre armoniosas. Rusia persiguió sus
planes de expansión y, a lo largo del siglo XIX, se enfrentó con el Impe-
rio Otomano con el afán de alcanzar el Mediterráneo, Francia nunca se
olvidó de sus privilegios adquiridos con Napoleón en España e Italia, y
Austria y Gran Bretaña mantuvieron su rivalidad por el liderazgo del
Concierto. Más aún, mientras este mecanismo aseguraba una relativa
estabilidad en Europa gracias a la cooperación entre las potencias, el
comportamiento de éstas fuera de Europa y, sobre todo en torno de la
Cuestión Oriental
2
, reflejó la clásica lucha por el poder.
3. LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS
En los cien años que van desde el Congreso de Viena hasta laPrimera Guerra Mundial, según la interpretación clásica de KarlPolanyi, las potencias europeas encontraron un interés común en
la estabilidad del sistema que funcionó a través de cuatro institucio-
nes, que constituyeron los pilares de la civilización del siglo XIX. Dos
de ellas eran políticas: el equilibrio de poder y el Estado liberal, y dos
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
22 Módulo I / Unidad 1
En los cien años que van desde
el Congreso de Viena hasta la
Primera Guerra Mundial,
según la interpretación clásica
de Karl Polanyi, las potencias
europeas encontraron un
interés común en la estabilidad
del sistema que funcionó a
través de cuatro instituciones,
que constituyeron los pilares
de la civilización del siglo XIX.
En el sistema multipolar del
siglo XIX, Gran Bretaña se
adjudicó el papel de
“sostenedora” del
equilibrio de poder.
económicas: el patrón oro y
el mercado autorregulado. De
las cuatro, la última fue la que
estableció el vínculo entre la
organización política y econó-
mica del mundo y, durante las
tres últimas décadas del siglo,
mantuvo vivo el interés en evi-
tar una guerra generalizada.
La larga paz europea
sufrió sus primeras turbulen-
cias a mediados del siglo XIX.
El año 1848 marcó el principio del fin de los órdenes monárquicos. Al
triunfo de la revolución en Francia le siguieron sublevaciones popula-
res en Alemania, Italia, Hungría y Austria donde los defensores de la
democracia radical pidieron terminar con el reino de las dinastías y
fundar la república. Después de la Guerra de Crimea (1854-6), el
mecanismo del Concierto Europeo dejó de ser eficaz como medio
privilegiado para evitar la guerra.
4. LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA
En el sistema multipolar del siglo XIX, Gran Bretaña se adjudicóel papel de “sostenedora” del equilibrio de poder. Tradicional-mente su política internacional siguió cuatro lineamientos estra-
tégicos: supremacía del poderío naval; alianzas tácticas, flexibles,
circunstanciales y nunca permanentes; equilibrio y no conquista;
involucramiento en vez de aisla-
miento. Pragmática, sostenible y de
bajo costo, esta política llevó al
Reino Unido a ocupar la posición
de primera potencia mundial des-
de 1815 a 1871. La habilidad co-
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 23
mercial y la maestría en las altas finanzas -ambas ligadas al formida-
ble crecimiento económico que la Revolución Industrial, en sus dos
sucesivas fases, le había asegurado a Gran Bretaña entre 1760 y
1885- dieron sustento a esta política.
En la segunda fase de la Revolución Industrial, que se inició
alrededor de 1830, las industrias de base -el carbón, el hierro y el
acero- proporcionaron al crecimiento económico británico un sostén
mucho más firme. Entre 1830 y 1850 se tendieron miles de kilómetros
de vías de ferrocarril en Gran Bretaña, mientras la construcción a
escala mundial prosiguió hasta 1880 con un impacto muy profundo
en la reorganización de la vida social y económica de diferentes par-
tes del planeta, donde se proyectaba el poderío imperial británico. El
cambio en la orientación de la economía británica revolucionó las
industrias pesadas, aumentó la remuneración salarial y el empleo,
generó una sensación de mejora del nivel de vida y provocó un nota-
ble incremento en la exportación del capital británico: hacia 1870 se
habían invertido en el exterior más de 700 millones de libras esterli-
nas, una cuarta parte de las cuales fue a Estados Unidos. La filosofía
del laissez-faire consolidó el perfil del Estado liberal con una mínima
intervención en el proceso económico. Entre 1815 y 1865, y a pesar
de la retórica antiimperialista de Gran Bretaña, su imperio se expan-
dió de modo galopante, consolidando así su posición hegemónica.
Algunas adquisiciones fueron de carácter estratégico-comercial, pero
otras resultaron del asentamiento de británicos en búsqueda de territo-
rios desde Sudáfrica hasta Canadá, pasando por Australia, donde la
resistencia de los nativos fue a menudo aplastada por las tropas britá-
nicas.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
24 Módulo I / Unidad 1
A partir de 1860 y más
precisamente al término del
triunfo del norte
industrializado en la Guerra
de Secesión en Estados
Unidos (1866) y de la
unificación alemana (1871),
Gran Bretaña no gozó más
del monopolio industrial.
5. LA ERA IMPERIAL EN EUROPA:
EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES
A partir de 1860 y más precisamente al término del triunfo delnorte industrializado en la Guerra de Secesión en EstadosUnidos (1866) y de la unificación alemana (1871), Gran
Bretaña no gozó más del monopolio industrial. Estos países se pre-
sentaron como serios competidores cuando después de desarrollar
su propia base industrial dejaron de ser economías dependientes del
Reino Unido. La pérdida de la competitividad británica tuvo dos efec-
tos: las empresas británicas se retiraron cada vez más del ámbito de
la producción para dedicarse a las finanzas y a los servicios, un sector
mucho más rentable, y el Estado se lanzó a la conquista económica
con el objetivo de abrirse a zonas inexploradas y nuevos mercados.
Así, como resultado de la segunda fase de la Revolución Industrial,
el nuevo proyecto de poder británico fue el colonialismo, que se
revistió con el disfraz ideológico de “la misión civilizadora del hom-
bre blanco”.
En esta era de rivalidades, el concepto de Realpolitik funda-
mentó una conducta agresiva en la política exterior, que se basó en
el precepto de que sólo triunfa el Estado que acumula más atributos
de poder y demuestra más voluntad de poder. En la segunda mitad
del siglo XIX, ninguna institución podía competir con el Estado en la
movilización y el control de los recursos demográficos, económicos,
industriales, tecnológicos y científicos. La educación y la salud pública
se masificaron en prácticamente todos los países europeos en fechas
coincidentes, entre 1868 y
1875. Junto a la generalización
de la enseñanza escolar obliga-
toria,se estableció el servicio
militar también obligatorio y se
difundieron los himnos patrióti-
cos, las banderas, los escudos na-
cionales, los desfiles militares…,
esto es, toda una cultura militar-
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 25
A partir de 1890 todos los
países europeos
constituyeron “partidos
coloniales” que exacerbaron
las rivalidades imperiales:
los enfrentamientos por la
expansión territorial
fomentaron la carrera
armamentista y el clima de
“darwinismo social” que,
sumados al ímpetu del
nacionalismo agresivo,
prepararon las condiciones
para el estallido de la
Primera Guerra Mundial en
1914, poniendo fin a la
“larga paz”.
nacional que fomentaba el “or-
gullo imperial” de Europa.
A partir de 1890 todos los
países europeos constituyeron
“partidos coloniales” que exacer-
baron las rivalidades imperiales:
los enfrentamientos por la expan-
sión territorial fomentaron la ca-
rrera armamentista y el clima de
“darwinismo social” que, suma-
dos al ímpetu del nacionalismo
agresivo, prepararon las condi-
ciones para el estallido de la Pri-
mera Guerra Mundial en 1914,
poniendo fin a la “larga paz”.
6. SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
6.1. Ruptura y continuidad con el pasado colonial
Los países sudamericanos heredaron los antagonismos existen-tes entre las dos metrópolis ibéricas, que lideraron el proceso dela expansión europea en el mundo de fines del siglo XV. La línea
de demarcación entre la América castellana y la lusitana trazada en el
Tratado de Tordesillas de 1494, si bien significó de entrada un distancia-
miento en lugar de una aproximación entre las futuras colonias, también
tuvo como fin impedir que la conquista se transformase en un nuevo moti-
vo de confrontación. El vacío demográfico en muchos países de América
del Sur y una mayor concentración de los españoles en la costa del Pacífico
contribuyeron a que las fricciones por la expansión colonial fuesen poco
significativas. Por otra parte, se registraron continuas incursiones de otras
potencias europeas, que utilizaron el territorio conquistado para diferentes
fines, especialmente el contrabando.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
26 Módulo I / Unidad 1
La imposibilidad de definir
una nación
hispanoamericana por la
extensión del territorio, la
irregularidad demográfica y
el estado de las
comunicaciones no impidió,
sin embargo, el desarrollo
durante siglos de una
identidad criolla colectiva
basada en el origen común,
el idioma compartido y la
filiación a la Iglesia Católica
Apostólica Romana.
Desde el punto de vista político-administrativo, en el período
que antecedió inmediatamente a la independencia, Sudamérica te-
nía rasgos más comunes con la Europa medieval que con el orden
de los estados nacionales conformados con posterioridad a la Paz
de Westfalia de 1648. Sin embargo, en las elites se había instala-
do ya el concepto del Estado-nación como elemento ideológico he-
gemónico, tal como prevalecía en el continente europeo y en
América del Norte. Y esto explica en gran medida por qué los
revolucionarios no pudieron pensar en otro orden que no fuese el
modelo predominante.
La imposibilidad de definir una nación hispanoamericana por
la extensión del territorio, la irregularidad demográfica y el estado
de las comunicaciones no impidió, sin embargo, el desarrollo duran-
te siglos de una identidad criolla colectiva basada en el origen co-
mún, el idioma compartido y la filiación a la Iglesia Católica Apostólica
Romana. En Sudamérica, la prosperidad generada por una economía
orientada hacia la exportación consolidó a través del tiempo una ten-
dencia liberal y gobiernos oligárquicos civiles. Más al norte, en la
región andina y en América Central, el desarrollo minero fue mucho
más importante que la agricultura para la actividad económica. La
demanda de mano de obra era escasa y la oferta, fundamentalmente
indígena, mucha. La economía
política de la explotación mine-
ra, por lo tanto, no generó ni
inmigración masiva, ni una rá-
pida urbanización y tampoco
un mercado doméstico incipien-
te. Y, en el orden político, ayu-
dó a la formación de regímenes
más durables y menos liberales
que los de Sudamérica, a me-
nudo dictaduras inspiradas en
el positivismo, más proclives al
progreso económico que a los
principios constitucionales.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 27
La emancipación de
Iberoamérica se relaciona
con la “paz de los cien años”
por el impacto de dos
factores: las ideas de la
modernidad y el incremento
del interés comercial y
estratégico de Gran Bretaña
en la región.
Entre las tantas diferen-
cias existentes entre nuevas
naciones hispanoparlantes y
el Brasil colonial, cabe seña-
lar la formación de sus elites.
Mientras que las primeras te-
nían un sistema de educación
superior desarrollado en uni-
versidades locales, además
de prensa escrita y una vida
intelectual muy activa, la oligarquía brasileña se formó vinculada
a la metrópoli y se vio obligada a estudiar en Portugal, pues has-
ta la independencia no existieron en Brasil ni universidades, ni
prensa escrita. Este hecho contribuyó a la continuidad del orden
monárquico, mientras que las colonias españolas rompieron des-
de el inicio sus lazos con la ex metrópoli y optaron por la vía
republicana.
La emancipación de Iberoamérica se relaciona con la “paz de los
cien años” por el impacto de dos factores: las ideas de la modernidad y
el incremento del interés comercial y estratégico de Gran Bretaña en la
región. Las regiones hispánicas abrazaron el republicanismo mientras
que las regiones lusitanas mantuvieron continuidad en la forma de gobier-
no después de la independencia, con la coronación de Pedro I como
Emperador de Brasil. En cuanto al incremento del interés de Gran Breta-
ña, se levantaron los obstáculos que el dominio colonial había estableci-
do al comercio con la primera potencia mundial, permitiendo la entrada
de sus productos a los mercados de la región.
Particularmente relevante fue la forma en que interactuaron
las ideas y los intereses de las elites locales y de las potencias de la
época como factores de transformación de la región. De hecho, la
historia de las relaciones internacionales de los países latinoameri-
canos comenzó con el proceso de construcción de los Estados des-
pués de la independencia y antes de que estuvieran claras las res-
pectivas identidades nacionales. Al principio fueron las grandes
ciudades -México, Caracas, Santa Fe de Bogotá, Buenos Aires y
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
28 Módulo I / Unidad 1
Santiago de Chile- las que,
alentadas por el ejemplo de
la insurgencia de las ciudades
españolas ante la invasión
francesa, tomaron la iniciati-
va de la emancipación y se
adjudicaron un papel hege-
mónico en el proceso de cons-
trucción del Estado nacional,
basando su legitimidad en su estatus de antiguas “capitales del
reino”.
Hacia 1810, las elites iberoamericanas a menudo usaban los
conceptos de “Nación” y “Estado” como sinónimos, ambos asociados
a la circunstancia de compartir un mínimo conjunto de leyes, un mismo
territorio y un mismo gobierno.
6.2. Primero el Estado, luego la Nación:
el caso argentino
Entre 1810 y 1820 no existió en la Argentina un Estado sinogobiernos transitorios y, recién después de 1830, se recibió elinflujo del principio de las nacionalidades. En este contexto, la
independencia derivó en una lucha entre tres formas de organiza-
ción de la vida política local: centralismo, federalismo y
confederalismo. Sólo cuando se superaron los conflictos generados
entre esas tres opciones se logró concretar la idea de soberanía y el
reemplazo legítimo del orden monárquico español. Hacia 1810, el
ideal de independencia y unidad del viejo Virreinato inspiraba a
todos los líderes regionales con la excepción de José Gaspar
Rodríguez de Francia, quien impuso una política de aislamiento en
el Paraguay. Todos los líderes rioplatenses compartían un mismo ob-
jetivo aunque diferían en los métodos.José Artigas, en Uruguay,
visualizaba una federación, mientras que los dirigentes de las Pro-
Hacia 1810, las elites
iberoamericanas a menudo
usaban los conceptos de
“Nación” y “Estado” como
sinónimos, ambos asociados a
la circunstancia de compartir
un mínimo conjunto de leyes,
un mismo territorio y un
mismo gobierno.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 29
vincias Unidas promovieron dos alternativas: la unitaria y la federal.
La primera defendía la unificación de todas las fracciones territoria-
les bajo el mando de Buenos Aires, mientras que la segunda favore-
cía la unión de todas las provincias bajo un sistema de igualdad y de
mutuo respeto de la autonomía local. La postura unitaria encontraba
sus raíces en la estructura virreinal, de la que heredó la centraliza-
ción del poder público y, sobre todo, la recaudación de los derechos
fiscales (aduana), en tanto que el federalismo surgió como reacción
al centralismo porteño, a veces abusivo, a la vez que puso de mani-
fiesto la existencia de peculiaridades regionales. En los hechos este
reclamo se tradujo en una constitución federal que garantizaba a
cada provincia el autogobierno.
Juan Manuel de Rosas cerró un ciclo de casi 20 años de inesta-
bilidad política. Los ideales federales reinaron desde 1830 a 1852 y,
aunque la reacción de los unitarios se hizo sentir, el destino de sus
principales defensores fue el exilio. Domingo F. Sarmiento y Bartolomé
Mitre se refugiaron en Chile y la mayoría de los antirrosistas se con-
centraron en Montevideo. Rosas, que ambicionaba reconstruir el
Virreinato del Río de la Plata, impuso la supremacía de Buenos Aires y
reprimió toda tendencia secesionista. No reconoció la autonomía del
Paraguay e intentó, a través de Manuel Oribe, que Uruguay se uniese
a la confederación.
En los veinte años del dominio de Rosas, las relaciones entre la
Argentina y Brasil atravesaron una época de tensión que se agravó
por la disputa de poder entre “blancos” y “colorados” en Uruguay. La
intervención de las tropas argentinas en el territorio uruguayo compli-
có las relaciones entre Rosas y el Imperio, y la ratificación por parte de
Brasil de su reconocimiento de la independencia de Paraguay en 1844
deterioró aun más la situación.
En 1850 se firmó un Tratado de Alianza Defensiva entre Brasil,
Paraguay y Entre Ríos para derrocar a Rosas, quien fue derrotado en
la batalla de Monte Caseros, en febrero de 1852, y se refugió en
Inglaterra. En Buenos Aires, Justo José de Urquiza formó un nuevo
gobierno y en 1856 la Argentina y el Imperio firmaron un Tratado de
Amistad, Comercio y Navegación.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
30 Módulo I / Unidad 1
La derrota del rosismo en 1852 permitió el regreso de los
exiliados, soldados e intelectuales, entusiasmados por “el tremendo
murmullo que se levantaba más allá de los mares”, en palabras de
Juan Bautista Alberdi. Para definir la organización nacional y cons-
truir una nación moderna, no sólo asociaron lo que pasaba en su país
con el espíritu de su tiempo sino que hicieron suyo el ideario naciona-
lista liberal. La determinación de producir un giro cultural desde la
tradición hispánica hacia el modelo de sociedad industrializada de
los países europeos, se reflejó claramente en el rechazo a cualquier
forma de designación hereditaria de los gobernantes y en la adop-
ción de un modelo basado exclusivamente en el consentimiento popu-
lar, siguiendo a los demócratas de Filadelfia. Sin embargo, hasta 1916,
en virtud de una distinción entre “libertad política” y “libertad cívica”,
se redujo el número de ciudadanos con derecho a votar. La unidad
nacional, por otra parte, se alcanzó mediante dos leyes de la década
de 1880: una de ellas federalizó a Buenos Aires y sometió la ciudad
a la jurisdicción exclusiva del gobierno nacional, y la otra prohibió a
las provincias la formación de cuerpos militares.
La clase dirigente argentina que condujo el país durante poco
más de un siglo a partir de la independencia, coincidía respecto de
la política económica y las fórmulas para brindar prosperidad. Pero
no era así en otros campos: serios conflictos afectaron a la República
en torno de la legitimidad del
propio régimen y su reforma.
En política exterior, por otra
parte, las diferencias se dieron
en torno a la forma de hacer
frente a los conflictos con los es-
tados vecinos. El vínculo con el
mundo transatlántico se fortale-
ció con los crecientes flujos co-
merciales, financieros y
humanos; sin embargo, queda-
ba por determinar el lugar de
la Argentina en la región. El
La clase dirigente argentina
que condujo el país durante
poco más de un siglo a partir
de la independencia,
coincidía respecto de la
política económica y las
fórmulas para brindar
prosperidad. Pero no era así
en otros campos: serios
conflictos afectaron a la
República en torno de la
legitimidad del propio
régimen y su reforma.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 31
ideal modernizador priorizó la tendencia europeísta, mientras que para
el resto del continente se favoreció una política de unión americana -
en verdad hispanoamericana- con el propósito, según Alberdi, de neu-
tralizar a Brasil sin necesidad de ir a la guerra. Pero mientras los
mercados dictaban esta relación privilegiada y cada vez más exclu-
yente con Europa, los litigios limítrofes y las fricciones con los países
vecinos impusieron la cuestión regional en la agenda de la política
exterior argentina. Así, a principios del siglo XX, los debates en torno
de la paz y la guerra, la conducción de la política exterior y la inter-
pretación del interés nacional pusieron frente a frente a quienes defen-
dían la prioridad del comercio y a los partidarios de la política de
poder, que representaban una pequeña minoría. La necesidad de pre-
servar el clima de paz y orden para asegurar la prosperidad económi-
ca llevó a la diplomacia argentina a adherirse a los procedimientos
arbitrales para la resolución de los conflictos.
6.3. La particularidad del proceso chileno
Chile alcanzó su unidad política mediante un proceso muchomás rápido y a un costo menor que las demás colonias españolas. La capacidad de organización del Estado, y no el ta-
maño de su territorio, constituyó un atributo de poder, que se incrementó
más adelante con la victoria en la Guerra del Pacífico. En sólo quince
años, después de la independencia (1818), los políticos chilenos logra-
ron forjar un gobierno constitucional que se caracterizó por su duración y
adaptabilidad. En 1833 se elaboró la primera Constitución que consa-
gró un sistema centralizado, caracterizado por un fuerte presidencialismo
que duró hasta la década de 1890 a pesar de las tensiones reinantes
entre la capital, Santiago de Chile y las provincias lejanas del sur y del
norte en los agitados años ‘20 y, más claramente, de las guerras civiles
de 1851 y 1859. Desde la década de 1860, las ideas liberales de
reforma constitucional ocuparon el centro de la escena política y en la
década siguiente se produjo la transición hacia una política netamente
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
32 Módulo I / Unidad 1
liberal. A las cuestiones relativas a
la demarcación de las funciones
eclesiásticas y seculares en la so-
ciedad, se sumaron los cambios en
el procedimiento electoral tendien-
tes a limitar la influencia del ejecu-
tivo. La economía chilena creció a
partir de las exportaciones minera-
les, mientras dos conflictos, la gue-
rra con España (1864) y sobre todo la del Pacífico (1879-83), contribuyeron
a aumentar la presencia de Chile en América latina y en el mundo. Des-
pués de la victoria en esta última guerra, este país extendió su territorio
nacional como consecuencia de la conquista del litoral boliviano y de las
provincias del sur de Perú. Pero también es cierto que por esta victoria
Chile mereció más recelos que simpatías en la comunidad internacional.
De hecho, en la Argentina, Colombia y Venezuela la guerra generó sen-
timientos antichilenos. Almismo tiempo, el país ingresaba en una era de
gran prosperidad económica que duraría hasta principios del siglo XX,
destacándose en esta actividad la exportación del salitre.
En la política exterior de Chile el pensamiento de Andrés Bello
ocupó un lugar central. Bello realizó importantes contribuciones jurídi-
cas en materia de no intervención, inmutabilidad de los tratados y
cooperación entre los países de la región. Para la política exterior de
Chile, el papel de Bello tuvo un sentido fundacional semejante al del
canciller brasileño, el Barón do Rio Branco; ambos desempeñaron un
papel fundamental en la institucionalización de sus respectivas canci-
llerías. La agenda internacional chilena tuvo muy presente el tema de
las fronteras, pues aunque victorioso en la Guerra del Pacífico, Chile
emprendió con Perú y Bolivia un largo proceso de negociación diplo-
mática aún inconcluso. A fines del siglo XIX, la turbulencia política
interna se sumó a las dificultades en las negociaciones con sus vecinos
y a la crisis de la producción del salitre. Al mismo tiempo, tanto Chile
como la Argentina y Brasil se abrieron a la inmigración europea, que
transformó el tejido social de estos países y contribuyó a su moderni-
zación a partir de las primeras décadas del siglo siguiente.
La agenda internacional
chilena tuvo muy presente el
tema de las fronteras, pues
aunque victorioso en la
Guerra del Pacífico, Chile
emprendió con Perú y
Bolivia un largo proceso de
negociación diplomática aún
inconcluso.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 33
La transición a la
independencia en Brasil fue
un proceso menos
turbulento que el de las
ex colonias españolas. Hubo
una clara diferencia entre el
inestable proceso de
construcción del Estado en
los diez países vecinos y la
consolidación política del
Brasil.
6.4. Brasil: del Imperio a la República
La transición a la independencia en Brasil fue un proceso menosturbulento que el de las ex colonias españolas. Hubo una claradiferencia entre el inestable proceso de construcción del Estado
en los diez países vecinos y la consolidación política del Brasil. La
legitimidad del gobierno se aseguró por la perduración en el poder
de un miembro de la Casa de Braganza que, ante la invasión del
ejército napoleónico a Portugal, trasladó su sede a Brasil. La conti-
nuidad del orden monárquico se explica también por la aspiración
de las elites brasileñas a formar un Estado centralizado, algo que
la vía republicana podría impedir u obstaculizar. Pero el traslado
de la Corte portuguesa a Río de Janeiro determinó también la futu-
ra transformación de los vínculos económicos y comerciales de Bra-
sil, cuyos puertos se abrieron a los productos británicos. Ya la
Revolución Industrial había contribuido en buena medida al creci-
miento de Brasil entre 1780 y 1800 cuando las manufacturas britá-
nicas trazaron su camino -vía Lisboa y el contrabando- hacia el
expansivo mercado brasileño, despertando el interés de las elites
locales.
En el plano interno, el orden monárquico evitó un proceso de
fragmentación por la lucha por el poder, como el que se observó prác-
ticamente en toda América latina, aunque tampoco faltaron las ten-
dencias autonómicas. Por su
parte, las relaciones de Brasil
con sus vecinos se caracteriza-
ron fundamentalmente por el
conflicto y una identidad dife-
renciada.
A partir de 1870, Brasil
amplió el espacio de su políti-
ca regional. La nueva vincula-
ción se inició con la alianza con
la Argentina y Uruguay para
luchar contra Paraguay. En esta
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
34 Módulo I / Unidad 1
época también comenzó el
proceso de transformación in-
terna que llevaría al triunfo del
movimiento republicano. En
los últimos años del Imperio
creció la importancia de los
factores políticos, económicos
y sociales que generaron una
identificación y una vincula-
ción con los países vecinos.
Los importantes flujos migra-
torios, la reducción del traba-
jo esclavista en la actividad
económica, la formación de una elite política identificada con los
ideales republicanos y el desarrollo de una incipiente producción
manufacturera, fueron los aspectos más destacados que produjeron
el cambio.
La proclamación de la República en 1889, un año después
de la abolición de la esclavitud, consolidó la identidad america-
na de Brasil. “Republicanización” y “americanización” pasaron a
ser sinónimos para la elite brasileña, cuyo nuevo proyecto de inser-
ción continental valorizaba en particular a la Argentina y a Estados
Unidos.
Aunque no constituyó una ruptura con la política exterior del
Imperio, la transición introdujo nuevos elementos. Al mantenimien-
to de un sentido tradicional de vinculación con el pasado se suma-
ron poco a poco nuevas premisas, principalmente a partir de la
gestión del Barón do Rio Branco (1902-12): la preservación de la
unidad territorial con una demarcación de fronteras ventajosa, la
construcción de una agenda positiva con Estados Unidos, la valori-
zación creciente de los nuevos espacios multilaterales de la nueva
política internacional, una política de equilibrio de poder regional,
la neutralización del poderío militar argentino y la construcción de
una agenda regional cooperativa con la Argentina. Las visitas recí-
procas de los presidentes Julio Roca a Brasil (1899) y Campos Salles
La proclamación de la
República en 1889, un año
después de la abolición de la
esclavitud, consolidó la
identidad americana de
Brasil. “Republicanización” y
“americanización” pasaron a
ser sinónimos para la elite
brasileña, cuyo nuevo
proyecto de inserción
continental valorizaba en
particular a la Argentina y a
Estados Unidos.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 35
a la Argentina (1900) simbolizaron el acercamiento entre los dos
países que, además, resolvieron su controversia con respeto a la
cuestión limítrofe de Misiones. Sin hablar todavía de “integración”,
este acercamiento expresaba ya una visión estratégica de coopera-
ción bilateral.
6.5. Los Estados pequeños del Cono Sur:
Uruguay y Paraguay
La asimetría de poder entre los grandes países del Cono Sur, laArgentina, Brasil y Chile, por un lado, y Uruguay y Paraguay,por el otro, fue un factor fundamental de diferenciación de los
respectivos procesos de construcción de los Estados. A pesar de sufrir
esta misma asimetría de poder con respecto a sus vecinos, y de ser
ocupados por ellos, Uruguay y Paraguay no lograron aproximarse
entre sí. El primero nació a partir de una negociación entre la Argen-
tina, Brasil y Gran Bretaña, y no de un proceso histórico natural. Este
hecho, inevitablemente, debilitó la identidad de Uruguay, pero al
mismo tiempo le evitó problemas graves de fronteras, previamente
acordadas entre sus dos vecinos más poderosos. Paraguay, por su
parte, se formó a partir de su aislamiento internacional y se marginó
de la región. Luego de la Guerra de la Triple Alianza, esta
marginación le fue impuesta por los vecinos, afectando profunda-
mente su crecimiento.
Uruguay nació de la fragmentación del espacio geográfico co-
lonial de la región del Plata, donde se había desarrollado una base
económico-social única, con una identidad cultural específica. La iden-
tidad uruguaya se confundía totalmente con la Cuenca del Plata, y no
por casualidad los deseos independentistas al principio del siglo XIX
de la Banda Oriental, recibieron un fuerte apoyo de los argentinos a
quienes consideraban casi connacionales. Sin embargo, con esta lu-
cha de los uruguayos simpatizaron también los habitantes de Rio Gran-
de do Sul, no obstante su lealtad a Brasil. Las costumbres y los valores
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
36 Módulo I / Unidad 1
3
 Fracción del partido Colorado uruguayo y, por extensión, ideología y praxis de la
misma. Surgió a fines del siglo XIX en torno de las ideas políticas, económicas y sociales
de José Battle y Ordóñez, por oposición a las ideas conservadoras de otros dirigentes
de su mismo partido.
culturalesque habían formado y generado una mentalidad propia y
original siguieron vigentes a pesar de las delimitaciones territoriales
de las nuevas naciones. Los lazos, viejos y nuevos, se mantuvieron
entre los habitantes de los dos lados de la frontera hasta después de la
Convención Preliminar de La Paz en 1828.
Por su identidad totalmente enraizada en la cuenca del Plata,
las elites uruguayas se vincularon con los movimientos de liberación
de Rio Grande Do Sul, un hecho que no facilitó la normalización de
las relaciones con el gobierno de Brasil. Estas elites orientales se sen-
tían mucho más cercanas a los argentinos que, como se explicó, se
involucraron durante la época rosista en las luchas por el poder en
Uruguay. El proceso de consolidación nacional (1852-75) tuvo lugar
en un contexto económico muy desarticulado y de enorme dependen-
cia de Brasil. Su estabilidad y modernización se vincularon fuertemen-
te al batllismo
3
, que en treinta años permitió al país organizar el
funcionamiento del Estado y regularizar la actividad económica, con-
ciliando las aspiraciones de la burguesía modernizadora con los
reclamos de las clases populares. Las reformas favorecieron la rees-
tructuración administrativa del país, y el Estado salió fortalecido por
el incremento del número de ministerios y la creación del Tribunal
Supremo de Justicia. Se promulgaron leyes liberales que limitaron
progresivamente la influencia de la Iglesia. Se ampliaron los benefi-
cios de la educación mediante la creación de los liceos departamen-
tales y la sanción de la gratuidad de la enseñanza secundaria y
superior. En las relaciones laborales, el Estado asumió el papel de
árbitro entre las clases interviniendo a favor de los asalariados más
débiles. Además, el Estado definió las pautas del desarrollo que tu-
vieron marcado carácter nacionalista. También en esa época emergió
una potente sociedad urbana. El entendimiento entre la Argentina y
Brasil le permitió a Uruguay consolidarse como país y el fin de las
intervenciones militares le posibilitó la futura apertura y vinculación
con la región.
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 37
En el caso de Paraguay, la guerra de la Triple Alianza y la
ocupación argentino-brasileña inauguraron una época prolongada de
inestabilidad política, interrumpida en la década de 1920 para
reinstalarse posteriormente después de la Guerra del Chaco. La histo-
ria paraguaya de 1870 a 1932 estuvo signada por la anarquía polí-
tica y una economía agraria dominada por los intereses argentinos.
Desde su independencia (1811) los líderes paraguayos adop-
taron una política aislacionista. Las condiciones geográficas de un
país sin salida al mar y con los ríos como única vía de contacto con el
mundo ayudaron a este encierro. Ni la Argentina ni Brasil reconocie-
ron a Paraguay como país independiente hasta mediados del siglo
XIX. El rechazo de Asunción a la invitación de unirse a las Provincias
Unidas en la época de la independencia generó descontento en la
elite política argentina. En este contexto, la estrategia de Paraguay se
basó en preparativos para contener posibles ataques desde el sur. El
acercamiento con Brasil se produjo por la rivalidad de ambos países
con la Argentina rosista. Sin embargo, las negociaciones entre el Im-
perio y Asunción fueron marcadas por tensiones y mutuas acusacio-
nes, y llegaron a su término recién en 1856 cuando se resolvieron los
temas controvertidos, especialmente aquellos vinculados con la liber-
tad de navegación. Para los uruguayos, Paraguay era hasta 1860 un
país prácticamente desconocido. La relación de hostilidad con Artigas
profundizó su marginación regional. En estas condiciones de aisla-
miento y difíciles vinculaciones con sus vecinos aconteció la Guerra de
la Triple Alianza que selló el destino del país.
La Guerra se originó tras el proceso de militarización inaugura-
do en Paraguay en 1862, durante el gobierno de Francisco Solano
López. Su objetivo era asegurar al país una voz más potente en los
asuntos regionales a través del fortalecimiento militar y la realización
del Gran Paraguay, mediante la unificación de Corrientes, Entre Ríos y
Uruguay, para transformarse en una potencia atlántica. Subestimando
la reacción de Brasil y de la Argentina, Paraguay invadió primero el
territorio brasileño y luego la provincia argentina de Corrientes. Frente
a la agresión paraguaya, Brasil, la Argentina y Uruguay firmaron el 10
de mayo de 1865, en Buenos Aires, un Tratado de Alianza Defensiva y
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
38 Módulo I / Unidad 1
Ofensiva conocido como el Tratado de la Triple Alianza. Los cinco años
que duró la guerra significaron para Paraguay una profunda devasta-
ción económica y política. Brasil y la Argentina obtuvieron claras venta-
jas, a pesar de que después del fin de las operaciones militares y de la
ocupación del Paraguay, las negociaciones para el tratado de paz ge-
neraron fricciones entre ambas naciones. La guerra contribuyó a la cons-
titución de la identidad nacional argentina, así como a la estructuración
de su ejército nacional, mientras que para Brasil significó la legitima-
ción de sus instituciones monárquicas y de su ejército.
6.6. Entre el conflicto y la cooperación
Tal como hemos visto, todos los nuevos países -con la excepciónde Brasil y Chile- atravesaron décadas de inestabilidad interna.Además, se involucraron en guerras que estallaron esencial-
mente por cuestiones de fronteras aún indefinidas. En efecto, seis gue-
rras poscoloniales se libraron entre 1825 y 1883: a) entre la Argentina
y Brasil (1825-28) que resultó en la independencia del Uruguay; b)
entre Perú y la Gran Colombia (1828-29); c) entre Perú y la Confede-
ración Boliviana (1836-39); d) la Guerra Grande (1836-1852) que
involucró distintas facciones de la Argentina, Brasil y Uruguay así como
cortas intervenciones de Francia y Gran Bretaña; e) entre la Triple
Alianza (la Argentina, Brasil y Uruguay) y Paraguay (1865-70); f) la
Guerra del Pacífico (1879-83) entre Chile, por un lado, y Perú y Boli-
via, por el otro.
A partir de estas guerras se crearon los grandes mitos de las
pérdidas territoriales, que luego fomentaron el proceso de construc-
ción de las distintas nacionalidades en el Cono Sur. El sentido
fundacional de estas guerras fue destacado en las historias oficiales y
en los programas educativos de todos los países, a menudo concebi-
dos para el adoctrinamiento nacional de los ciudadanos. El lamento
de Brasil por la “provincia cisplatina”, las diez “desmembraciones”
sufridas por Paraguay, el proyecto de Estado mesopotámico constitui-
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 39
do por la Liga de los Pueblos Libres para Uruguay, y los territorios
presuntamente perdidos por la Argentina, Bolivia y Chile fundamenta-
ron sentimientos de grandes frustraciones en la región. Todo ello se
tradujo en un lenguaje nacionalista, a menudo violento, y sirvió de
caldo de cultivo para mantener el distanciamiento de los países a lo
largo del siglo XX. Estas mismas motivaciones llevaron a la formación
de los ejércitos nacionales y generaron hipótesis de conflicto, algunas
de las cuales todavía perduran.
El impacto preponderante de los mitos de las pérdidas territo-
riales tiende a velar que fue precisamente en esta época turbulenta
cuando se manifestaron también las tendencias cooperativas y los
esfuerzos de acercamiento, y se dieron los primeros pasos para bus-
car soluciones conjuntas. Así, a mediados de la década de 1830,
casi todos los países sudamericanos habían aceptado el principio
del uti possidetis
4
, que fijaba las fronteras de los nuevos estados
según los límites jurídicos de las divisiones administrativas de las
ex colonias españolas. Y aun cuando las guerras en curso todavía
determinaban la suerte de las fronteras y de los estados, no falta-
ron los congresos donde se trató el tema de la cooperación hispa-
noamericana e incluso alguna forma de integración política como en
Panamá (1826), Lima (1847-48),Santiago y Washington (1856) y
Lima (1864-65).
La victoria de Chile en la Guerra del Pacífico, el inicio de la
república en Brasil y el fin de la inestabilidad institucional en la Ar-
gentina fortalecieron la preeminencia de los tres poderes en los asuntos
sudamericanos. En 1905 se había establecido un equilibrio de po-
der que dio lugar a la idea de un “pacto ABC”, por las iniciales de
los tres países. Hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, y aun
hasta los primeros años de la década del ‘20, esta suerte de “con-
cierto” vigiló el mantenimiento de la estabilidad regional mediante
la práctica de una diplomacia activa, bastante similar al sistema
4
 Literalmente “según poseas”; esto es, “en las condiciones en que te encuentras”. Esta
frase de Justiniano se emplea de modo especial para precisar que las partes beligeran-
tes conservan los territorios y las posiciones ocupadas hasta el momento de cesación de
las hostilidades.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
40 Módulo I / Unidad 1
europeo posterior a 1815. En los tres países, además, triunfó la ideo-
logía liberal que se expresó en el orden doméstico e interestatal a
través del establecimiento de democracias oligárquicas, de la libera-
lización del comercio y del énfasis en el desarrollo económico en un
contexto pacífico.
Este período de consolidación de las nacionalidades y del sur-
gimiento de una agenda política subregional fue también la época
de mayor inserción de los países latinoamericanos en la economía
internacional, como proveedores de materias primas y productos agrí-
colas para los países industrializados e importadores de manufactu-
ras, un sistema exitoso que les aseguró una prosperidad de casi
cincuenta años a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX y
mientras perduró el modelo de comercio centro-periferia. En las rela-
ciones con los países europeos, Gran Bretaña fue el principal refe-
rente económico, mientras que Francia se destacó por su clara
influencia cultural en las elites. Cabe notar que en esa época se
produjo el acercamiento entre Londres y París y disminuyeron los
antagonismos del pasado, fundamentalmente por la preocupación
suscitada por nuevos competidores como Alemania o Italia. Por otra
parte, la recesión de 1873-95 también fue un factor importante para
el desarrollo económico de América latina; mientras que casi todos
los demás países europeos adoptaron medidas proteccionistas, Gran
Bretaña siguió fiel al librecambio, dejando caer su agricultura y pro-
curando sus alimentos de los mercados de ultramar. A partir de 1898,
Estados Unidos fue reemplazando progresivamente a las potencias
europeas, y las nuevas ideas panamericanistas o los proyectos de
poder que se vincularon con la nueva potencia del Norte vinieron a
perturbar este “orden conservador”.
El acercamiento diplomático entre la Argentina y Brasil, así como
la idea de un “concierto ABC”, se insertaron en el contexto de la
panamericanización de las relaciones internacionales en el hemisferio
occidental. Se observaba el agotamiento del sistema europeo y la
gradual confirmación de Estados Unidos como nuevo referente econó-
mico y político mundial.
Hasta su victoria en la guerra contra España (1898), la política
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 1 41
exterior de Washington hacia el continente se definió de acuerdo con
la Doctrina Monroe que procuraba impedir la intervención de las po-
tencias europeas en los asuntos americanos. A partir de 1904, con el
Corolario de Roosevelt a la Doctrina Monroe, Estados Unidos se adju-
dicó el derecho a intervenir en los asuntos hemisféricos. En la práctica,
esto inauguró una serie de iniciativas panamericanas a partir de 1889,
como así también una época prolongada -de 1898 a 1934- de inter-
venciones militares y hasta de ocupaciones, en América Central y en
el Caribe, que fueron acompañadas de una política de apoyo a las
empresas norteamericanas conocida como la “diplomacia del dólar”.
Frente a esta presencia de Estados Unidos, cuya hegemonía en el
sistema americano se confirmó con el correr de los años, los países
latinoamericanos tuvieron dos posiciones distintas. Por un lado, asu-
mieron una actitud defensiva que se reflejó sobre todo en los princi-
pios de no intervención de la Doctrina Drago
5
, principal fundamento
de la posición común de América latina en la Segunda Conferencia
de Paz de La Haya (1907). Por otra parte, otros países percibieron a
la nueva potencia como una oportunidad de crecimiento y bregaron
por relaciones más estrechas con Washington, como fue el caso de
Brasil.
Con la preocupación
predominante por consolidar la
solidez y la seguridad de las
fronteras brasileñas, el jefe del
Itamaratí entre 1902 y 1912,
el Barón do Rio Branco, corrió
el eje diplomático de Londres
a Washington y forjó una fuer-
5
 Luis María Drago (1859-1921) fue Ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina
entre 1902-1903. Ocupando este cargo, se produjo la intervención de Alemania, Italia
y Gran Bretaña en Venezuela para obligar a este país a pagar su deuda externa. Esto
lo incitó a enviar una nota de protesta al gobierno de Estados Unidos en la cual sostiene
el principio (conocido luego como”Doctrina Drago”) de que la deuda pública de un
Estado no es razón para justificar la intervención armada del/de los Estado/s acree-
dor/es. Esta posición fue aceptada, con ligeras enmiendas, en la II Conferencia Interna-
cional de Paz de La Haya, de 1907.
El acercamiento de Brasil a
Estados Unidos provocó la
desconfianza de los demás
países latinoamericanos que,
por ejemplo, se opusieron a
que lograse un lugar
permanente en distintos foros
internacionales como en la
Liga de las Naciones en 1926.
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
42 Módulo I / Unidad 1
te alianza no escrita, que perduró prácticamente hasta el fin de los
años ‘20. El acercamiento de Brasil a Estados Unidos provocó la des-
confianza de los demás países latinoamericanos que, por ejemplo, se
opusieron a que lograse un lugar permanente en distintos foros inter-
nacionales como en la Liga de las Naciones. Ciertamente, el Barón do
Rio Branco pensaba en el equilibrio de poder con la Argentina cuan-
do propuso la alianza con Estados Unidos, pero su interés en profundi-
zar el “pacto ABC” reflejó también su deseo de consolidar un esquema
diplomático complementario destinado a balancear las relaciones con
Washington. El concierto de los tres países, si bien no significó una
política internacional común, tuvo peso en las relaciones internaciona-
les de la época. El reconocimiento de Panamá en 1903, el proyecto
de Tratado de Cordial Inteligencia Política y Arbitraje que Brasil pro-
puso junto a Chile en 1909 (aunque finalmente no se materializó), las
negociaciones relativas al Tratado para Facilitar la Solución Pacífica
de las Controversias Internacionales (1915) y la mediación de los tres
países en 1914 en el conflicto entre México y Estados Unidos por la
ocupación estadounidense de la ciudad de Veracruz, son algunos ejem-
plos de la cooperación trilateral.
Por supuesto, ni los cálculos de equilibrio de poder, ni las diver-
gencias en la política exterior estuvieron ausentes en ese período entre
los tres países más poderosos de América del Sur. Con todo, en esta
época se establecieron las bases de las relaciones internacionales de
la región, y tanto las rivalidades como las iniciativas de cooperación
se renovarían luego a lo largo del siglo XX.
AUTOEVALUACIÓN
Unidad 1 / Autoevaluación 43
1. ¿Cuál fue la respuesta diplomática y estratégica de las po-
tencias europeas a las consecuencias de las Revolución francesa y a
la derrota de Napoleón?
2. ¿Qué rol desempeñó Gran Bretaña en el escenario descrito
en el ítem anterior?
3. ¿A qué se denomina «paz de los cien años» y qué efectos
tuvo este período sobre América latina?
4. ¿Qué particularidades presenta el caso de Brasil?
5. ¿Cuál era la lógica subyacente al concepto de «concierto
ABC»?
6. ¿Qué marco de alianzas o de competenciasdesarrollaron
los países del Cono Sur con respecto a los EE.UU.?
UNIDAD 2
EL CORTO SIGLO XX
La Primera Guerra Mundial
marcó el fin del sistema
multipolar del siglo XIX y
alteró la estructura de poder
en el mundo. En 1914 se inició
“el corto siglo XX”, como lo
calificó el historiador Eric
Hobsbawm, que se extendió
hasta la disolución de la Unión
Soviética, en 1991.
Módulo I / Unidad 2 45
1. INTRODUCCIÓN
La Primera Guerra Mundial marcó el fin del sistema multipolardel siglo XIX y alteró la estructura de poder en el mundo. En1914 se inició “el corto siglo XX”, como lo calificó el historiador
Eric Hobsbawm, que se extendió hasta la disolución de la Unión Sovié-
tica, en 1991. A pesar del impacto sin antecedentes que causó la con-
flagración mundial de 1914 a 1918 en términos de daños humanos y
materiales y sus consiguientes efectos sociales y psicológicos, las poten-
cias vencedoras no lograron reordenar el sistema internacional. Luego
de promover una nueva institución para asegurar la paz -la Liga de las
Naciones-, Estados Unidos se retiró de la política internacional sin
asumir el liderazgo del sistema ni jugar el papel de garante de la
economía internacional. En Rusia, la Revolución de 1917, que ambi-
cionaba ser mundial, quedó circunscripta al espacio geopolítico del
antiguo imperio zarista, donde nació un nuevo Estado multinacional
que después de 1945 se transformó en la segunda superpotencia del
planeta. Entre 1919 y 1939 el mundo atravesó “la crisis de los veinte
años”, según el título del li-
bro de Edward Carr que tra-
ta sobre ese período. A los
diez primeros años de crisis,
caracterizados por una
reactivación económica arti-
ficial y un excesivo optimis-
mo sobre la recuperación
definitiva de la paz, les si-
guieron -tras la caída bursá-
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
46 Módulo I / Unidad 2
Con la rendición de Japón en
1945, que dio fin a la
guerra, la estructura
multipolar eurocéntrica del
sistema internacional se
agotó definitivamente. Luego
el mundo se dividió en dos
bloques antagónicos,
liderados por Estados Unidos
y la Unión Soviética.
Para los países
sudamericanos, el corto siglo
XX fue una época que osciló
entre la crisis y la expansión.
til de 1929- los diez años de
la Gran Depresión, el auge de
los regímenes totalitarios y la
carrera armamentista que lle-
vó al estallido de la Segunda
Guerra Mundial.
Con la rendición de Ja-
pón en 1945, que dio fin a la
guerra, la estructura multipolar
eurocéntrica del sistema inter-
nacional se agotó definitivamente. Luego el mundo se dividió en dos
bloques antagónicos, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviéti-
ca. La aparición de las armas nucleares introdujo un profundo cambio
en las relaciones político-militares de las grandes potencias. En este
período de “la larga paz” (1945/1989), según la calificación del
historiador John Lewis Gaddis, la política internacional se desarrolló
fundamentalmente bajo las pautas que marcó la rivalidad bipolar de
la Guerra Fría. Las dos superpotencias, sin embargo, evitaron el en-
frentamiento directo y, a pesar de la polarización ideológica, a menu-
do colaboraron para que los numerosos conflictos y enfrentamientos
armados no se transformasen en una guerra generalizada.
Para los países sudamericanos, el corto siglo XX fue una época
que osciló entre la crisis y la expansión. A partir de 1929, las alteracio-
nes mundiales afectaron sus economías abriendo las puertas a procesos
de sustitución de importaciones. La tardía industrialización fue seguida
por crisis sociales y políticas cuya respuesta, a menudo, fue el
involucramiento de los militares en la política interna. Las relaciones
interestatales tampoco fueron armoniosas. La “paz negativa”, es decir,
la estabilidad sostenida en el cálculo del equilibrio de poder, no estuvo
exenta de tensiones y hasta de enfrentamientos militares. Sin embargo,
nunca faltaron las iniciativas
de cooperación política y eco-
nómica regional.
Entre 1947 y 1970
América latina se mantuvo
Mónica Hirst / Roberto Russell
Módulo I / Unidad 2 47
Entre 1947 y 1970 América
latina se mantuvo como una
zona estable en la esfera de
influencia de Estados Unidos,
país con el que desarrolló
relaciones basadas en un
amplio alineamiento
económico, político y militar.
como una zona estable en la
esfera de influencia de Esta-
dos Unidos, país con el que
desarrolló relaciones basa-
das en un amplio alineamien-
to económico, político y
militar. Luego, la crisis del
sistema interamericano agu-
dizada a partir de los años
‘80, reflejó el agotamiento de ese patrón de vinculación. A su vez,
durante los últimos años de la Guerra Fría, el acercamiento político-
diplomático entre la Argentina y Brasil abrió el camino a profundos
cambios en las relaciones regionales, que se aceleraron con el proce-
so de democratización e integración económica.
2. 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS
Con la Primera Guerra Mundial, el sistema europeo del sigloXIX entró en una crisis terminal que duró veinte años y desem-bocó en la Segunda Guerra Mundial. En estas dos décadas
que separan las negociaciones de paz en Versailles (1919) y el inicio
de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi de Polonia (1939),
varios factores impidieron la consolidación de una paz basada en la
“seguridad colectiva” y la concreción de la estabilidad económica.
La propuesta lanzada por el presidente estadounidense,
Woodrow Wilson, al finalizar la Primera Guerra Mundial, preveía el
reemplazo de la política del equilibrio de poder por un orden basado
en la ética democrática de una diplomacia abierta y en sistemas de
gobierno transparentes. Una nueva institución, la Liga de las Nacio-
nes, agruparía a los países democráticos que resolverían las disputas
mediante el debate abierto y el arbitraje, en vez de la tradicional
práctica de la diplomacia secreta, la formación de alianzas y la gue-
rra. Pero la opción de Estados Unidos por el aislamiento internacional
EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL
48 Módulo I / Unidad 2
le quitó a la nueva institución la autoridad que necesitaba. Así, la
Liga de las Naciones no fue capaz de terminar con el recelo mutuo
de los países miembros ni con sus obsesiones de seguridad para
generar un nuevo clima de confianza mundial. Junto a un optimismo
utópico derivado de la promesa de terminar para siempre con la
guerra, se mantenía la práctica del equilibrio entre los estados euro-
peos.
La paz de Versailles, además, generó mucha insatisfacción. Va-
rios países habían participado de la guerra con la expectativa de re-
compensas territoriales que no se cumplieron. Alemania consideró injustas
y excesivas las sanciones que se le impusieron y que generaron un
descontento popular, lo que se sumó a las condiciones sociales y econó-
micas que venían nutriendo al nazismo. Al mismo tiempo, el desmem-
bramiento de los imperios austro-húngaro y otomano llevó a la creación
de nuevos estados independientes, la mayoría de ellos muy frágiles,
con limitada vocación democrática y sin ninguna experiencia en la po-
lítica internacional. Para las potencias europeas, la principal función de
estos países era la de actuar como un cordón sanitario para impedir la
expansión de la revolución rusa en el viejo continente. Los bolcheviques,
no obstante, recuperaron el espacio geopolítico del ex imperio zarista
donde nació un nuevo Estado multinacional, la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS). De esta manera, de los tres grandes impe-
rios del siglo XIX sólo el ruso no se fragmentó, aunque la nueva estructu-
ra política fue radicalmente distinta de la anterior. Con la creación de la
URSS, la consigna leninista de que era posible una “convivencia pacífi-
ca” entre los estados capitalistas y socialistas se puso en práctica en la
política exterior de Moscú con la colaboración de los Partidos Comunis-
tas de Europa y el mundo. El impacto de los ideales revolucionarios, que
estimularon una importante movilización ideológica, fue

Continuar navegando