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CONTENIDO DEL CAPITULO Identificación de la conducta desadaptada Evaluación de los criterios cllnlcos Clasificactón de la conducta desadaptada RECUADRO 13-1: Respecto a estar cuerdo en lugares locos Neurosis, psicosis y locura Conceptualización de la conducta desadaptada Diferenciación entre explicaciones médicas y psicológicas Incidencia de la conducta desadaptada TRASTORNOS AFECTIVOS Depresiones Episodios maniacos Trastornos bipolares Causas de los trastornos afectivos RECUADRO 13-2: Suicidio TRASTORNOS DE ANSIEDAD Trastornos fóbicos, de pánico y de ansiedad generalizada Trastorno obsesivo compulsiva Trastorno postraumático del estrés TRASTORNOS SOMATOMORFOS Trastorno de conversión Perturbaciones somatomorfis, sexismo y diagnóstico equivocado TRASTORNOS DISOCIATIVOS Trastornos de fa memoria Personalidad múltiple TRASTORNOS POR EL USO DE SUSTANCIAS Efectos del alcohol Patrones de uso problemático del alcohol RECUADRO 13-3: El alcoholismo desde el punto de vista de un alcohólico Causa de los alcohollsmos TRASTORNOS ESQUIZOFRÉNICOS Slntomas comunes Incidencia y desarrollo de las esquizofrenias Subtipos de esquizofrenias Causas de las esquizofrenias Conducta desadaptada TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD Síntomas del trastorno de la personalidad antisocial Causas de la perturbación de la personalidad antisocial TRASTORNOS DE LA INFANCIA, LA NltilEZ Y LA ADOLESCENCIA Síntomas del autismo infantil Causas del autismo infantil RESUMEN GUÍA DE ESTUDIO ¿FALSO O VERDADERO? 1 Una de cada cinco personas se comporta de manera desadaptada al grado que puede considerarse que tiene alguna perturbación mental. ¿Falso o verdadero? 2 Las alergias y las :Justancias químicas pueden causar conducta anormal. ¿Falso o verdadero? 3 "Demente" es un término técnico que quiere decir "perturbado en forma severa." ¿Falso o verdadero? 4 Los individuos con agorafobia temen estar solos o en lugares públicos. ¿Falso o verdadero? 5 Los sujetos que hablan sobre el suicidio rara vez se matan. ¿Falso o verdadero? 6 Los esquizofrénicos poseen múltiples personalidades. ¿Falso o verdadero? 7 La mayoría de los alcohólicos tuvieron niñeces con tensiones extremas. ¿Falso o verdadero? í i S i se viera a un hombre comportándose ·.~ de manera muy extraña, es probable que se dijera "está emocionalmente eni. termo." Otra expresión común que ven~ dría a la mente seria "enfermedad mental." ; Los dos términos implican que la conducta . anormal o desadaptada es una afección. ¿Es r "enfermedad" en realidad un concepto apro~ ' piado? O quizás seria más adecuado caracte-\: rizar las perturbaciones conductuales como ·" problemas de la existencia. O tal vez la ver- dad se encuentre entre que, de modo esen- (¡ cial, algunas condiciones son, en lo principal;'.¡ dificultades de adaptación y otras se parecen'! a enfermedades. La tendencia aqui es a incli··'~ narse hacia la última postura, aunque en la ) actualidad no existe consenso y el asunto si- :t gue siendo controvertido (Sean, 1983). En est-: capitulo se analizan preguntas con respecto ¡f, la naturaleza del comportamiento desadapta- :¡ do y se observa de cerca una serie de males ~ específicos. Se inicia con la historia de caso·? de un paciente que solicitó ayuda para la · depresión (Spitzer y cols., 1981, pp. 10-t1). EL CASO DE UNA JOVEN EJECUTIVA \~ Una joven ejecutiva de 28 años de edad ... tenlc: una maestrfa en administración de empresas se mudó a Monterrey hace un año y medio pa comenzar a trabajar en una gran empresa. lamentaba de estar deprimida por todo: s. empleo, su esposo y sus perspectivas para 81~. futuro ... Se quejaba de sentimientos persisten·•ll tes de un estado de ánimo deprimido, inferiorl·,j dad y pesimismo, que decía experimentar des·. de los 16 o 17 años de edad. A pesar de que su desempeño en la universidad fue razonable·' mente bueno meditaba de manera constante. con respecto a aquellos estudiantes que eran~ "de verdad inteligentes." Salía con muchachos.J durante la universidad y en el posgrado, per1 afirmaba que nunca se citaba con un chico que considerara "especial", siempre sintiéndose inferior o intimidada. Cada vez que veía o' conocía a un hombre así, se ponía tensa o dis-·,; tante, o de hecho, se alejaba lo más rápido que pudiera, tan sólo para reclamarse Juego y fanta· sear con él por meses... .1! Justo después de la graduación, se casó con l un muchacho con quien salía en esa época. Lo] consideraba bastante deseable, pero no "espe· ' cial" y se unió con él, básicamente, porque sentía que 11necesitaba un esposo" que la· acompafJara ... Luego del matrimonio la pare¡a comenzó a pelear; ella critícaba mucho su ro- pa, su trabajo y a sus padres; él, a su vez, la en- contró rechazante, controladora y voluble. Ella empezó a pensar que habla cometido un error al casarse con él. En tiempos recientes también ha tenido pro- blemas en el empleo. Ss le asignan las tareas más insignifícantes en fa empresa y nunca se le da una actividad importante o de responsabi- lidad. Admite que es frecuente que realice un trabajo <~malhecho", que nunca hace más de Jo que se le pide y que jamás demuestra asertivi- dad o iniciativa hacia sus superiores. Conside- ra que su jefe es egocéntrico, desconsiderado e injusto; no obstante, admira su triunfo. Cree que nunca llegará muy lejos en su protestón porque no posee las ~~relaciones" adecuadas y su esposo tampoco; sin embargo, sueña con te· ner dinero prestigio y poder. Su vida social con su marido implica varios otros matrimonios; por lo general, el hombre de estas parejas es un amigo de su esposo. Está segura que las mujeres la encuentran poco in- teresante y que no les impresiona y que las per- sonas a quien les agrada quizás estén en las mismas condiciones que ella. Bajo el peso de la insatisfacción su matrimo- nio, su empleo y su vida social, se siente cansa- da y no le interesa la "vida", en estos momen- tos ingresa a tratamiento por tercera vez. ¿Se regresará a esta historia de caso más ade- lante conforme se exploren una variedad de pre- guntas generales relacionadas de una y otra ma- nera con la definición de la naturaleza de la con- ducta desadaptada. "Conducta anormal", "des- adaptación", "psicopatología", "enfermedad mental", "perturbación emocional o psiquiátrica" y "perturbación psicológica" tienen significativos parecidos. Aqui se escoge conducta desadaptada como título para el capítulo por motivos que se explicarán un poco más adelante Identificación de la conducta desadaptada los clínicos (que atienden la desadaptación usan los siguientes criterios prácticos {y que se sobre- ponen) para identificarla (Page, 1975): 1 Funcionamiento cognoscitivo deficiente. las habilidades intelectuales como el razonamiento, la percepción, la atención, la valoración, el re- cuerdo o la comunicación se encuentran impedi- das de manera importante. 2 Conducta social deficiente. El comportamien- to se desvía mucho de las normas sociales acep- tadas. 3 Autocontro/ deficiente. las comunidades pre- sentan criterios complejos con respecto a los mo- mentos en que los adultos deben ejercer control. La mayor parte de las veces se espera que las personas se dominen a sí mismas al tiempo que muestren espontaneidad cuando ~ea adecuado. Los extremos de poco o exagerado control son clasificados como "desadaptados." 4 Angustia. Los sentimientos negativos como la ansiedad, la ira y la tristeza son normales e ine- vitables. Sin embargo, algunos individuos noma- nejan estas emociones de modo adecuado y, en consecuencia, sufren con demasiada frecuencia, intensidad o persistencia. Según este punto de vista, la joven ejecutiva en la introducción de es- te capítulo seria considerada desadaptada. Evaluación de los criterios clinicos los cuatro criterios para la conducta desadapta- da parecen ser razonables; sin embargo, si se les observa más de cerca, se manifiestanuna serie de problemas. Primero, hacen una suposición que no siempre es cierta; sugieren que el grado de desviación es lo que separa los adaptados de los desadaptados. Para expresarlo en otras palabras, se dice que los desadaptados muestran más impe- dimento intelectual, más o menos control, más angustia y menos adaptación social que las perso- nas adaptadas. Pero, la normalidad y la anormali- dad ¿sólo difieren en cuantía? Muchos expertos argumentan que existen importantes discrepan- cias cualitativas (diferencias de tipo, así como de grado}. Por ejemplo, las alucinaciones {experien- cias sensoriales sin base en la realidad) no son simples versiones más extremosas de imágenes de fantasía. También la dependencia alcohólica pa- rece ser distinta en cualidad al beber en forma excesiva (Coodwin, 1980). Hay otra dificultad significativa con estos crite- rios, al hablar de la conducta adecuada en Jo so- cial (criterio 2), se admite que la definición de perturbación psicológica depende de prácticas culturales. Sin embargo, muchas normas comuni- tarias son artificiales y arbitrarias. Por ejemplo, comer tierra (geofagia) es una actividad aceptada ... ·~ .. "".,, .. .. ,, ., .... ,_"' .:; ¡¡ ' con toda naturaleza en ciertas regiones de Sibe- ria, China, Japón, México, África y los Estados Unidos, donde parece estar motivada por defi- ciencias nutricionales. Pero, entre los Serer, un grupo de África occidental, una compulsión por ingerir tierra en adultos que no están embaraza- das se considera sintomático, ya sea de una falla moral terrible o de una enfermedad fatal y está acompañada por angustia emocional severa (Beiser y cols .. 197 4). Al tomar otro caso que respalde la idea de que las definiciones de la desadaptación depen- den de las costumbres sociales tenemos que, en la mayor parte del mundo occidental. se ha clasi- ficado inmoral durante cientos de años, el les- bianismo y la homosexualidad. Por último estas objeciones morales fueron medica! izadas y asi- mismo se consideró que esta conducta era "en- ferma." Por tanto, en la década de 1970 se elimi- naron del catálogo de afecciones psiquiátricas, las preferencias por el mismo sexo. El cambio se produjo porque la investigación demostró que las predilecciones sexuales por individuos del mismo sexo no están ligadas de manera regular con ten- sión emocional o desadaptación. Hace poco, el nuevo sistema de clasificación revivió·su defini- ción como enfermedad, al incluir una categoría para las personas "gay" que se sienten angus- tiadas con respecto a su preferencia por el mismo sexo y la quieren cambiar. Estos ejemplos indican que, al menos una parte de Jo que se considera normal y anormal depende de la cultura, varía con el tiempo y es difícil de justificar en criterios absolutos. las normas de comportamiento desadaptado también son ambiguas; en consecuencia, las opi- niones de los expertos y de los no especialistas acerca de la situación mental de una persona se ven prejuiciados con facilidad por considera- ciones irrelevantes y a menudo difieren bastante; la figura 13-1 ofrece un caso. la investigación proporciona muchos más; por ejemplo, Ellen lan- ger y Robert Abelson (974) demostraron que igual conducta en el mismo ins:lividuo podía ser perci- bida sana o desadaptada mental por los expertos, de acuerdo con las expectativas. En el estudio de langer y Abelson. grupos de psicólogos y psi· quiatras velan una cinta de video de un joven que describía dificultades de un trabajo a un entrevistador. Algunos profesionales pensaron que observaban una entrevista para un empleo; otros, una conversación psiquiátrica. Los tera- peutas que vieron la discusión "sobre el trabajo" consideraron que el cliente estaba bastal'lte bien H~ FIGURA 13-1 Supóngase que se encuentra con este hombre aro-· .. dado "Perro lunar" que se muestra aquf en la es· · quina de la Avenue of the Americas y la Calle 53 en la ciudad de Nueva York. ¿Lo considerarfa des- adaptado? Un músico ciego y poeta, Louis Thomaa, ·· Hardin ("Perro Lunar") se ganó la vida por treinta ~, anos parado en una esquina del centro de Manhat· . tan, vestido en un disfraz de viklngo, tocando lo · que se ha llamado "delicados ritmos coplanescoa" en raros Instrumentos de percusldn dlsenados por ·· él mismo y vendiendo coplas de- versos y de partitu- ras a los curiosos pasantes. "Por lo general la te pregunta por qué estoy vestido de este mod contó a un entrevistador, "y les digo que es mi .. nera de decir 'no'. Soy un observador de la vida, un· .. no participante que no toma partido. Estoy en la sociedad reglamentada pero no soy de ella." Cuan· do llegó a los sesenta anos. Hardln se fue a un pueblo en Alemania Occidental donde ahora com· pone, graba y ejecuta su propia música. A pesar que la conducta de Hardin se desvfa mucho de tas normas sociales aceptadas (y algunos especlalls· las lo claslficarlan como desadaptado por este mo llvo), no encaja en el criterio de anormalidad. (Wide World.) CONDUCTA DESADAPTADA 555 adaptado. los psicoanalíticos tradicionales que observaron la entrevista "psiquiátrica" asumieron que el joven estaba "perturbado". Una vez más, es evidente que las expectativas modifican las percepciones. Clasificación de la conducta desadaptada A pesar de que existe desacuerdo con respecto a la manera de identificar la desadaptación, los clínicos e investigadores encuentran de utilidad clasificar dicha conducta. Los psiquiatras han asumido la responsabilidad de la generación de un sistema oficial descrito en su totalidad en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disor- ders (abreviado DSM). En la actualidad se usa la tercera edición DSM 111 (American Psychiatric Association, 1980). Incluye casi 230 diagnósticos diferentes que caen en 15 categorías principales. Según estos problemas en los criterios clínicos, muchos expertos de la salud mental evitan usar términos como anormal, que implica la existencia de normas absolutas. En lugar de ello, hablan de desadaptación o conducta desadaptada, palabras que sugieren que el comportamiento en análisis ~e desvía de los criterios culturales para una si- tuación especifica. TABLA 13·1 Principales condicones que el DSM-111 considera anormales Categoría Perturbaciones que, por 1 o general, son evidentes por prime- ra vez en la infancia, niñez o adolescencia Trastornos mentales orgánicos Perturbaciones por el uso de sustancias Trastornos esqulzo· frénicos Trastornos afectivos Trastornos de ansiedad Trastornos somato- morfos Trastornos dlsocla- tivos Trastornos palco- sexuales Perturbaciones de adaptación Trastornos de per· aonalidad Características definitorias Varios problemas intelectuales, emocionales y físicos que comienzan antes de la edad adulta, incluyendo el retardo mental (véase el Cap. 7), anorexia nervosa (véase el Cap. 8) y el autismo Infantil. Se concede que el funcionamiento del cerebro está afectado de manera permanente o temporal, con sfntomas que varían mucho. Abarca las demencias tipo Alzheimer (véa· se el Cap. 11~ Cambios conductuales asociados con el empleo frecuente de productos que afectan el sistema nervioso central como el alcohol, cannabis, opiáceos y anfetaminas. Los sfntomas incluyen funcionamiento social afectado, inhabilidad para controlar el uso de la sustancia y el desarrollo en serios síntomas de abstinencia al decrementar o de- jar de utilizar la droga. Caracterizados por rasgos psicóticos. Declinan a niveles bajos el autocuidado, el fun- cionamiento social y el laboral; el lenguaje es peculiar; son comunes los delirios y las alucinaciones, y las emociones son anormales y el contacto con el mundo no se pre- senta. La caracterlstlca esencial es un desajuste del estado de ánimo (como en la depresión y en su opuesto, la manfa) que no está originado por cualquier otro problema flsico o mental. La ansiedad es la perturbación dominante o se experimenta si el individuointenta do- minar los slntomas (p. ej., confrontar el objeto o situación temidos). La peculiaridad principal son slntomas flslcos que sugieren un trastorno flslco, con la ausencia de hallazgos orgánicos o mecanismos fisiológicos conocidos. Los sfntomas a menudo se vinculan con la tensión. caracterizadas por una alteración repentina de la conciencia, que afecta la memoria, la Identidad o la conducta motora. Tanto la amnesia (pérdida de la memoria) desenca· denada por la ansladad como la personalidad m~ltiple son ejemplos. Perturbaciones del funcionamiento sexual, por lo comlln divididas en tres categorlas: 1) desajustes en la Identidad del género (sentirse Incómodo con la propia anatomfa se· xual, como en el transexualismo); 2) paraflllaa (elección de objetos o actividades des· viadas. como violación de nlnoa, y 3) disfunciones pslcosexuales ~nhabllldad para disfrutar o completar el acto sexual). Reacción desadaptada, Inquietante y mayor que lo normal ante la tensión de naturale· za psicológica o aoclal. Rasgos de personalidad duraderos y persistentes, como la paranoia o la compulslvl· dad que aon rlgldoe y desadaptadoo, Impidiendo funcionamiento social o laboral o creando angustia parsonal. 1 111 ··~i¡¡l·, lili[' .! ill' lili: 11 1 1 1' "' 1"' l .. "'"'' ... 1 1 • 1 1-•· 1 1 • ..:l•l ,., •• o'i-1,.¡ 1,: 11·1 Para darse una idea de los tipos de condiciones que se consideran "desadaptadas" basta leer la tabla 13-1. Mas adelante se analizan síndromes ejemplificando muchas de estas situaciones. Ya es claro que el DSM-111 no es la última pa- labra en la clasificación de problemas mentales, sin embargo, muchos psicólogos consideran que es una gran mejoría con respecto al sistema ante- rior. Mientras que el DSM-11 tenia un prejuicio obvio a favor del psicoanálisis, el DSM-111 parece menos sesgado hacia cierta posición filosófica particular. Incluso más importante, quizás, sea que el DSM-111 es el primer método de ordena- miento que toma en cuenta la investigación; ade- más, proporciona descripciones detalladas de ca- da problema, hablando de asuntos como los ras- gos fundamentales, características asociadas, edad de inicio, desarrollo específico, grado co- mún de impedimento, complicaciones, factores predisponentes, prevalencia, sexo afectado y patrones familiares. Todos estos detalles hacen que sea probable que los profesionales que empleen el manual para diagnosticar un paciente lo hagan de la misma manera. Por tanto, con el DSM-111 hay menos dificultad de consistencia en el disgnóstico de un especialista a otro, a lo cual se le llama confiabilidad, que con el DSM-11 (Smith y Kraft, 1983, y Spitzer y cols., 1979) Los criticas del DSM-111 citan una serie de fallas (Smith y Kraft, 1983); en especial, los psicó- logos objetan su propensión a transformar los há- bitos y dilemas humanos (como el deseo de dejar de fumar o Jos problemas con la aritmética) en perturbaciones mentales, con la implicación de que se parecen a enfermedades. La validez (soli- dez) del sistema clasificatorio ya se pone en du- da; tal ve;: esto sea inevitable en estos momen- tos, porque los científicos no comprenden de mo- do adecuado las causas del comportamiento des- adaptado. Algunos síndromes que deberían estar independientes quizás se agrupen; otros que per- tenecen al mismo conjunto tienen posibilidades de estar separados. Todo esto será resuelto poco a poco, conforme la investigación incremente los fundamentos de información. Una importante pregunta debería surgir: ¿por qué clasificar la conducta desadaptada antes de que pueda hacerse con precisión? Ventajas de la clasificación La clasificación parece ser una tendencia humana persistente. Las personas ordenan flores y árboles :, ~' ~' ' y granos de café y colores y casi cualquier cosa. La clasificación de la desadaptación, al igual que otros ordenamientos ofrece varias ventajas. Por un lado, simplifica la comunicación. En términos ideales, cada rótulo suministra datos referentes a 1) causas, 2) técnicas adecuadas de tratamiento, 3) síntomas que, antes o después pueden presen- tarse y 4) posibles resultados futuros. De hecho, pocas etiquetas proporcionan tanta información precisa en la actualidad. Incluso más importante que la comunicación ;¡ J J lj :¡ 1 l l ¡ i ,, Ji i j 1 es el valor en la investigación de los rótulos; sin un método clasificatorio, los investigadores no se percatarían de las similitudes que hacen progre- sar el conocimiento con respecto a las causas, desarrollo y tratamientos. la fenilcetonuria (PKU), una forma de retardo mental brinda un claro ejemplo. La PKU es el resultado de una dificultad para metabolizar una determinada proteína, la fe- nilalanina y la subsecuente acumulación de sus- tancias que lesionan el cerebro. Una terapia efec· tiva es una dieta baja en fenilalanina; no obstan- te, supóngase que los científicos sólo habían se- leccionado varios cientos de retardados mentales al azar y se les hubiera puesto bajo la dieta espe- cial. La respuesta hubiera pasado desapercibida; algunos individuos hubiesen mejorado, la mayo- ría no lo hubiera hecho. Es muy posible que la cura dietética se hubiera descartado; los cientí- ficos tuvieron que reconocer que la PKU era un tipo de retardo mental y probar la dieta con miembros de esta clase. 1 l Desventajas de la clasificación las clasificaciones resuelven algunos problemas pero crean otros. Cada sistema específico presen- ta sus dificultades individuales; además de estas, ;¡ los ordenamientos crean problemas generales que quizás no tienen escapatoria. Es probable que cualquier método etiqueta a los pacientes de ·~monstruos", generando expectativas negativas. A 1 pesar de tener las mejores intenciones, las perso- nas tienden a considerar a los enfermos mentales con sospechas y miedo y a subestimar lo que pueden hacer (Jones y cols., 1984; Piner y Kahle, 1984, y Rabkin, 1974). Si se sabe que alguien es 1 un paciente mental, la investigación demuestra ~·J que es factible que se perciba la conducta de esa gente como rara, infantil, aburrida e incompeten- :. te, incluso cuando la persona no es enfermo men~ , tal y se comporta con toda normalidad. De igual 1 manera, amigos, parientes, patrones, propietarios ~~ i; i! 1 VUJ~U(J'CTA DESADAPTJl¡.-I,H y otras figuras comunitarias a menudo reaccionan en forma negativa hacia los individuos a quien se les clasifica como enfermos mentales. Además, una vez etiquetados, los enfermos propenden a verse ellos mismos como afectados, incapaces de hacer algo al respecto y sin ser responsables de las acciones que realicen. Es de esperarse que los rótulos incluso prejuician a los profesionales de la salud; por ejemplo, después de haber sido diagnosticados como esquizofrénico, los pacien- tes tienden a recibir menos atención de los exper- tos que antes de ser etiquetados, porque a menu- do se considera que los esquizofrénicos "no RECUADRO 13-1 RESPECTO A ESTAR CUERDO EN LUGARES lOCOS David Rosenhan se las arregló para que ocho per- sonas razonablemente normales fueran admitidas en doce instituciones mentales diferentes. Entre los individuos estaban varios psicólogos, un psi- quiatra, un pediatra, un pintor y una ama de casa. Los "pseudo pacientes", como se les llamará a los partidpantes de Rosenhan, se quejaban de oír YO· ces que a menudo no eran claras, pero que parecian estar "vacfas", "huecas 1' y "golpear." Además de falsificar los síntomas y el nombre, la vo- cación y el empleo, no se hicieron más alteraciones de la persona, su historia o las circunstancias ... In- mediatamente después de Internados en el pabellón psiquiátrico, los pseudopacíentes dejaron de simular (fingir) síntomas de anormalidad. En algunos casos hubo un breve periodo de nerviosismo ligero y de an- siedad, porque ninguno crefa que en realidad se les admitiría con tanta facilidad (p. 2). Fuera de las actividades de la sección losparti- cipantes en la investigación pasaban su tiempo to- mando notas con respecto a la institución, otros pacientes y el personal. "Al principio estos apuntes se escribfan 'en secreto', pero como pronto se vio que nadie se preocupaba, en lo subsecuente se anotaron en cuadernos normales de papel y en lu- gares públicos como la habitación diurna" (p. 3). Los informes de las enfermedades confirmaban que los pseudopacientes no presentaban conducta anormal en el pabellón. Y, cuando se les pregunta- ba, las personas que Rosenhan habla introducido decían que ya no sentfan los sfntomas. A pesar de las muestras de cordura, ninguno de los trabajado- res de salud mental detectaron la farsa. Con una sola excepción se diagnosticó que los individuos tienen remedio" (Stuart, 1970). En forma similar, los rótulos psiquiátricos pueden interferir con las observaciones clínicas. Un terapeuta que está convencido de que una falta de habilidad para sentir placer y para pensar de manera lógica es básica en la esquizofrenia, tal vez encuentre es- tos síntomas en una persona clasificada como "esquizofrénica", aun cuando no estén presentes. Por desgracia, las etiquetas propenden a pegarse. Un atrevido e importante estudio del psicólogo David Rosenhan {1973), descrito en el recuadro 13-1, subraya algunas de estas desventajas_(.). tenlan esquizofrenia y se les dio de alta luego de 19 días con un diagnóstico de "esquizofrenia en re· misión." No debió producirse una sola experiencia alucinatoria en el diagnóstico de esquizofrenia. "Habiendo sido considerados esquizofrénicos, no existfa (al parecer) nada, que un pseudopaciente (pudiera) hacer para quitarse la etiqueta", observó Rosenhan (p. 4). Rosenhan ha replicado estas ob· servaciones (véase Greenber, 1981). Algunas de las conclusiones de Rosenhan están respaldadas con creces. Las etiquetas psiquiátri- cas persisten; y conducen a los profesionales a malinterpretar o hacer caso omiso de comporta- miento adecuado. Por ejemplo, las enfermeras pen- saban que la escritura de los pseudopacientes era una manifestación de su enfermedad. El estudio de Rosenhan no Indica que los profe- sionales sean flojos o estúpidos o poco éticos per no descubrir la salud de los pseudopacientes. La detección del engano intencional es diferente de un diagnóstico exacto. En el caso de la esquizofre- nia y otras perturbaciones psicótlcas, con frecuen- cia se obServan periodos de anormalidad, haciendo más dificil la realización de diagnósticos precisos. Rosenhan subrayó otra lección que merece aten- ción. Las etiquetas son engaf\osas. Sugieren al público general y a los expertos que la conducta anormal se comprende y que todo está bajo control. Decir que la joven ejecutiva (en la lntroduc· ción del capitulo) está deprimida porque tiene una perturbación dlstimica, suena, en la superficie, co- mo una explicación, pero no lo es; un "desajuste distlmico" sólo es un término utilizado para des- cubrir un patrón particular de comportamiento cuya causa es desconocida. En otras palabras, las eti- quetas psiquiátricas son descripciones y no expli- caciones. Puesto que el conocimiento de las per- 1JI 1 i~1,.. 1¡_.'1.ii,,..:I..,¡I,..'JI )1 1-.1•1 ¡•.,)JI.-I,..'J.I..,1,: l.l·l RECUADRO 13-1 (continuación) turbaciones mentales es incompleto, la complacen· cia, inspirada por las etiquetas, es tanto prematura como peligrosa en potencia. Algunos psicólogos se preocupan con respecto a los posibles abusos politices de las etiquetas psi- quiátricas. Se preguntan si los inconformes, ex- céntricos, rebeldes y criticas sociales, sobre todo si son fJObres y sin poder, pueden llegar a conside· rarse "enfermos" y aislarlos en instituciones, Un punto intermedio En este capítulo se usa la terminología DSM-111 porque los profesionales de la salud la utilizan. Sin embargo, consideramos que la clasificación actual sólo es una orientación burda. Téngase en mente todos sus problemas y estése consciente de que no es la formulación definitiva. Neurosis, psicosis y locura Quizás se haya llamado "neurótica", "psicótica" o "demente" la conducta rara o emocional. Estas palabras tienen significados técnicos. las neurosis o reacciones neuróticas, descritas por primera vez por Sigmund Freud, giraban en torno a la ansiedad. En algunos casos la tensión es obvia; en otros, las personas emplean ma- niobras defensivas para controlar la ansiedad y no es aparente de inmediato. la evitación es otra característica clave de las neurosis; los individuos neuróticos tienden a alejarse de situaciones que han estado vinculadas con ansiedad. Esta evita- ción limita la libertad del sujeto, mientras que la angustia emocional absorbe la atención de la gente. Junto con el malestar es probable que exis- ta bastante conciencia. Puesto que las personas neuróticas propenden a ser incapaces de romper con estos patrones, sus vidas tienden a ser pertur- badas y dolorosas, como la de la joven ejecutiva en la introducción. En el pasado, los clínicos clasificaban nueve circunstancias dtferentes como neurosis. los autores del DSM-111 dudaban que las condiciones pertenecieran al mismo grupo y querlan evitar conceptos freudianos que no tenían apoyo, de modo que descartaron la categoría de neurosis y reclasificaron las condiciones. Sin embargo, el DSM-111 utiliza el término "neurótico" y muchos :, ,:, ~ contra su voluntad. Las personas que se oponían a la revolución de Estados Unidos alguna vez se les definió como padecedores de una enfermedad men- tal llamada "revolutiona." De los esclavos de Esta- dos Unidos que huian de sus amos se dec(a que tenían "draptomanía." No obstante que el abuso político parece lejano en estos momentos, no está fuera de las posibilidades, como lo demuestran las prácticas soviéticas (Bioch y Reddaway, 1985). clínicos siguen hablando de las neurosis. las si~ guientes condiciones, descritas en este capítulo, se encontraban entre las que con anterioridad se consideraban neuróticas: perturbación fóbica, perturbación de pánico, perturbación obsesivo· compulsiva, amnesia y fuga psicogénica persona· lidad múltiple, perturbación conversiva y pertur- bación distímica~ Se dice que las personas cuyo pensamiento y conducta están demasiado alterados que no pueden enfrentarse a las exigencias de la vida diaria padecen de psicosis. Por lo general, los in- dividuos psicóticos son retraídos del mundo y no son capaces de distinguir lo que es real de lo que no lo es. los estados de ánimo de algunas perso-- nas psicóticas están muy deteriorados; por ejemplo, algunos son tan desconfiados o excita· dos que no pueden llevar una vida normal. En al- gunos casos las cogniciones (percepción, memo-- ria, razonamiento o habilidades comunicativas) están perturbadas en grado extremo. Al contrario de los individuos neuróticos, que son capaces de comportarse bastante bien en la comunidad, los sujetos psicóticos con frecuencia no pueden cuidarse ellos mismos. Y, a diferencia de los neuróticos,. están conscientes de manera dolorosa del problema, los psicóticos, al menos durante los momentos de enfermedad, no recono- cen sus dificultades. Sin embargo, antes de caer en un periodo psicótico, los pacientes pueden percatarse de la ruptura inminente y ensayan di- versas estrategias para protegerse de los síntomas (Breier y Strauss, 1983). las perturbaciones es- quizofrénicas y mentales orgánicas, canalizadas en este capitulo, caen en la categoría psicótica, y a menudo la perturbación bipolar se incluye en esta clase. la palabra "demente" se usa de modo frecuen- te (p. ej., en el titulo del trabajo de Rosenhan en J \ 1 1 ~ 1 ~ il¡¡ • 1 1 t ! ~ 1 ¡ -l:' Ji !1 el recuadro 13-1} tiene un significado aproximado al término "psicótico". No obstante, en genera!, los profesionales de la salud mental reservan el vocablo "demente" para propósitos legales. La legislación criminal supone que las personas fun- cionan como individuoslibres, y los malhe- chores escogen hacer cosas que están mal a nivel moral; esto justifica que se les castigue. Pero, de vez en cuando, los criminales parecen ser defi- cientes mentales profundos o incapaces de dife- renciar entre el bien y el mal al momento en que cometen el delito (la definición de demencia le- gal). Se piensa que estos malhechores carecen del libre albedrío que justificaría que se les responsa- bilizara de su conducta. El público general piensa que se abusa del con- cepto de la demencia criminal por parte de los abogados que no pueden defender a sus clientes de otra manera, pero, de hecho, esta apelación sólo se presenta en un 1% de los crímenes serios (Hans, 1984). la mayoría de los profesionales de la salud mental consideran que la idea debe rete- nerse, pero difie1en en cuanto a los detalles (An- non, 1984). la American Psychiatric Association (1983) ha adoptado la posición de que la respon- sabilidad y demencia criminales son conceptos legal-morales con respecto a los cuales los exper- tos en salud mental no están capacitados para comentar. A pesar de que esta actitud todavía es controvertida, existe cierto consenso en relación con las necesidades de los dementes legales. Re- quieren una combinación de tratamiento y aisla~ miento (Rogers y cols., 1984). Conceptualización de la conducta desadaptada En este momento se llega al problema de la natu~ raleza de la conducta desadaptada, el enigma con el que se comenzó. tA qué se deben los de~ sórdenes emocionales~ En la antigüedad, los griegos y romanos creian que los espíritus malig- nos entraban en el cuerpo de ciertas personas, las "poseían" y las volvían locas; nuestros ancestros en la Edad Media también sostenían esta creen~ cia. Un hombre tan culto como el teólogo ale-- mán Martín Lutero (1483-1546) escribió, "en casos de melancolía .. concluyo que se trata sólo de la obra del demonio .. aquellos a quien (el diablo) posee corporalmente (del cuerpo) como indivi~ duos locos; cuenta con el permiso de Dios de molestar y aaltar, pero no tiene poder sobre sus almas." Hace casi 100 años, las hipótesis sobrenatural fue sustituida por la noción de que las fuerzas naturales causaban los desórdenes emocionales. Emil Kraepelin (1856-1926) un psiquiatra alemán que estudió bajo la dirección de Wilhelm Wundt (v.éase la pág. 9), fue el responsable. No le llevó mucho a Kraepelin notar que ciertos síntomas mentales ocurrían rle manera simultánea de un paciente a otro. llegó a la conclusión de que ca- da agrupamiento representaba una afección inde- pendiente y distintiva, de modo muy similar a la viruela o el sarampión. Kraepelin consideraba qúe cada "enfermedad mental" tenía un motivo psicológico que, tarde o temprano sería descu- bierto. Modelos médicos Hoy dia la terminología médica se utiliza con fre- cuencia para describir los problemas psicológi· cos. En palabras del psicólogo Brendan Maher (1966, p. 22): "la conducta anormal se denomina patológica y se le caracteriza con base en sin· tomas y a la clasificación se le llama diagnóstico. Los procesos disenados para cambiar el compor- tamiento son denominados terapias y se aplican a pacientes en hospitales mentales. Si la conducta atípica cesa, se dice que el enfermo está curado." Muchos profesionales de la salud mental adop- tan el modelo médico del comportamiento anor- mal. Al igual que KraepeJin, algunos consideran que las perturbaciones mentales son condiciones médicas específicas para las cuales, antes o des- pués, se hallarán causas biológicas. En un núme- ro bastante reducido de casos se sabe que infec· ciones, deficiencias nutricionales, defectos genéti- cos, compliCaciones natales, desequilibrios hor- monales, agentes virales o bacteriales elicitan conducta atipica. Un segundo tipo de modelo médico es más persistente; asume que los desór~ denes emocionales sólo se parecen de· manera parcial a las dolencias fisicas, y que quizás tenga una causa psjcológica. Los dos modelos médicos hacen las siguientes suposiciones: 1 Las perturbaciones psicológicas se asemejan a las enfermedades. Consisten en agrupamientos de síntomas que son distintos en Jo cualitativo a la conducta normal. Además, se piensa que cada clase de problema mental tiene un motivo específico, como un aaente fisico, un conflicto un traumatismo. 2 El experto debe identificar, tratar v curar las causas subyacentes. /Nl'AODUCCION A LA PSICOLOGIA 3 Se contempla al paciente, en lo esencial, co- mo recipiente pasivo de la terapia. Su responsabi- lidad principal es seguir las indicaciones del ex- perto. Modelos psicológicos Thomas Szasz (1961 y 1983) es el crítico sobresa- liente del modelo médico. En su propias palabras (1961, p. 296): "la enfermedad mental es un mito. {Los profesionales de la salud mental) no deben preocuparse por las afecciones mentales y sus tratamientos. En la práctica real se enfrentan con probl-emas personales, sociales y éticos de la vi- da." Pocos clínicos rechazan el modelo médico de modo tan radical como Szasz; pero muchos opinan que el modelo médico obstaculiza la comprensión y la terapia de desórdenes mentales Algunos de estos críticos adoptan el modelo psi- cológico, que establece los siguientes supuestos· 1 La conducta anormal sólo difiere en lo cuanti- tativo del comportamiento normal. Está moldea- da por factores idénticos a los que moldean la conducta normal: biología y experiencia. Además, en esencia, los mismos síntomas pueden surgir de distintas formas. Dicho sea de paso, muchas con- diciones médicas siguen lo que aquí se denomina modelo psicológico; por ejemplo, enfermedades cardiacas y la hipertensión esencial parecen ser originadas por predisposiciones genéticas en com- binación con irritantes como el tabaco, la ten- sión, la inactividad y la dieta.) {Véase el Cap. 9.) 2 El tratamiento no puede, en la actualidad, cu- rar las perturbaciones mentales de la misma ma- nera en que los médicos alivian el sarampión o la pulmonía. En lugar de ello, las terapias psicológi- cas proporcionan experiencias reeducativas y me- dicinas que ayudan a las personas a adquirir control sobre sus problemas y sus vidas. 3 La participación activa del paciente en el tra- tamiento es esencial. El que sufre debe aprender a enfrentarse en forma productiva con las difi- cultades. Modelos médicos contra modelos psicológicos Unos clínicos adoptan un modelo y rechazan el otro; algunos mezclan aspectos de cada modelo. Por ejemplo, uno puede suponer que hay discre- pancias cualitativas entre la normalidad y la - anormalidad mental (modelo médico) Y que la te- rapia se dirige a la educación (modelo psicológi- co). Otros no ven contradicción en el uso de los dos modelos; perciben la perturbacíón x pertene- ciente al modelo psicológico y el desorden y al modelo médico de manera más adecuada. Conforme se exponen tipos específicos de con- ducta desadaptada en este capítulo se ven los principales hallazgos de investigación con respec- to a sus causas, asimismo, se analizan explica- ciones psicoanalítícas y conductistas (véase el Cap. 12). A pesar de que la correspondencia es imperfecta, la visión psicoanalítica se aproxima al modelo médico y la perspectiva conductista al psicológico. Diferenciación entre explicaciones médicas y psicológicas Isaac Newton, el brillante matemático, físico y fi- lósofo británico que formuló las leyes de la gra- vedad, sufrió un colapso mental en 1692. Experi- mentó insomnio severo e indigestión y se sentía deprimido y tenía temor porque creía que lo perseguían. Al final, se aisló de las personas; su principal desahogo social era escribir cartas irra- cionales a sus antiguos amigos. Los académicos con una inclinación hacia in- vestigaciones históricas han intentado identificar las causas de la perturbación de Newton. Los biógrafos han atribuido sus dificultades a diversas fuentes: a la muerte de su madre, las tensiones generadas por la escritura de PrincipiaMathemati- ca y al incendio que destruyó tanto el laboratorio como los valiosos manuscritos de Newton. El mo- mento en que se presentaron todos estos sucesos, aí'los antes del colapso de Newton, es difícil de determinar. ~ji l'¡ j¡ ¡ l l ji' l, .l, ¡, Una hipótesis alterna plausible ha sido sugerida hace poco por dos grupos independientes de in- ]1 vestigadores {Johnson y Wolbarsht, 1979 y Spargo , y Pounds, 1979). Argumentan que Newton fue en- ¡ venenado por los metales que usaba en sus expe- ·,~~ rimentos; a menudo calentaba sustancias en reci- . pientes abiertos, en hornos, con velas y estaba ex:- ·1 puesto en forma continua a los vapores tóxicos. 11 También ingería los productos de sus investiga- _1¡ ciones y los manipulaba con frecuencia. Los me- .~~~ tales en estudio, plomo, arsénico, antimonio y ·, mercurio, pueden absorberse por medio de la -.1 1 piel. Además, recién se había aplicado pintura ro-: · .. ~ jo oscuro, conteniendo sulfuro de mercurio, a su ~ casa cerca del instante en que se manifestaron ·:1 sus problemas. ~ ' 1 1 '·1'.· l 1 J ,.., ,i' ';o>; 111¡: lt ! ., ~· ,; ~~: ~! '1 ¡! ~~ l r ' lf ,t ~ 11~ .l :11¡;. ¡· ¡[¡; 1., { f ¡ CONDUCTA DESADAPTADA La hipótesis química se encuentra lejos de pro- barse, pero es algo más que especulación ociosa. El análisis de cuatro muestras del pelo de New- ton presentan concentraciones muy altas de plo- mo, antimonio y mercurio (Spargo y Pounds, 1979). Asimismo, es atractiva una explicación multifactorial. Quizás fue la acumulación de los factores de tensión química y psicológica lo que llevó al colapso a Newton. Las dificultades para diagnosticar el problema de Newton ponen de manifiesto un asunto impor- tante que cada vez es más evidente. Es muy difícil distinguir entre los orígene~ psicológicos y físicos de la conducta anormal. ¿Por qué es así? Síntomas similares Podría pensarse que los problemas "físicos" y "psicológicos" producirían síntomas diferentes de manera distintiva; pero ese no es necesariamente el caso. Por ejemplo, los trastornos mentales orgá- nicos, producto de varias clases de impedimentos cerebrales, pueden desencadenarse por una va- riedad de condiciones: infecciones (sífilis), traumatismos (fracturas craneales), deficiencias nutricionales (pelagra}, enfermedades cerebrovas- culares (arteroesclerosis, hemorragia cerebral), tu- mores, enfermedades degenerativas (demencia ti- po Alzheimer, corea Huntington), toxinas (plomo) y disfunciones endócrinas (hipotiroidismo). A pesar de que cada perturbación mental tiene características únicas, se observan algunos síntomas comunes. Se ve afectada la orientación, es decir, las personas no saben quienes son, dón- de están, que hora es y cosas parecidas. Muestran pérdidas de memoria (en especial, con respecto a eventos recientes) y otros signos de deterioro in- telectual: dificultad para planear, razonar o co- municarse. Exhiben reacciones emocionales poco frecuentes; a veces perciben que están aturdidas {opacadas); en ocasiones los estados de ánimo son inestables y cambi.an de modo impredecible. Se ven algunos de estos síntomas en desórde- nes que giran en torno a la ansiedad y la tristeza; así las pérdidas de memoria, pueden ser elicita- das por la tensión. Los sentimientos apagados y el deterioro intelectual pueden acompañar muchas depresiones. En los ancianos, de hecho, a menudo S€' confunde la depresión con perturba- ciones mentales orgánicas que a veces son deno- minadas pseudodemencia (véase el recuadro 11-2: demencia en los ancianos). 561 médicos y emocionales pueden parecerse. En el síndrome del colapso de lú válvula mitra!, en oca- siones la válvula mitra! del corazón funciona mal e interfiere con la circulación. Al hacerlo, origina síntomas que semejan un ataque de ansiedad: ma- reo, calentamientos y enfriamientos repentinos, sudoración, desmayo, temblor, sacudimiento y miedo de morir {Crowe y cols., 1980). De manera similar, insuficiente hormona tiroidea puede pro- ducir depresión y fatiga (Gold, 1985). Mezclando lo físico y lo fisiológico Uno de los principales motivos por el que es difícil diferenciar las causas "físicas" y "psicoló- gicas" de la conducta desadaptada es la natr.Jrale- za combinada de los síntomas y los motivos. Por lo general, las dificultades emocionaiE's implican al menos algunos síntomas físicos. Por ejemplo, las personas muy ansiosas, muestran señales de poseer sistemas nerviosos autónomos muy excita- dos: como temblores, tensión muscular y proble- mas gastrointestinales. La clase de depresión que aparece después de una muerte o pérdida está asoc1ada con síntomas físicos como la ausencia de apetito y el insomnio. En forma análoga los síntomas psicológicos a menudo acompañan las perturbaciones físicas. De hecho, algunos problemas médicos comienzan con manifestaciones conductuales y el motivo médico no puede diagnosticarse con precisión si- no hasta mucho después. Las demencias tipo Alzheimer (véase la pág. 500) constituyen un buen ejemplo. La combinación de lo médico y lo emocional se observa tanto en las causas del comportamien- to anormal como en los síntomas. La condición de una gente con un desorden cerebral, a veces física, se empeorará con la tensión, en ocasiones psicológica. De igual modo, el contenido exacto de las alucinaciones y delirios durante una per- turbación cerebal está determinado, en parte, por las preocupaciones y personalidad de !a víc- tima. Un caso más: los individuos que padecen cáncer o enfermedades cardiacas a veces experi- mentan depresión y ansiedad originadas por la intranquilidad con respecto a su afección En la situación de los problemas emocionales, las causas físicas también se encuentran entrela- zadas con las psicológicas. Con frecuencia las predisposiciones genéticas inclinan a las personas hacia los síndromes desadaptativos conocidos co- nace una base física. Más adelante se describen datos de investigación que indican que los genes contribuyen a los problemas relacionados con la tensión la depresión, con perturbaciones bipofa· res, esquizofrenia, personalidad antisocial y al· coholismo. La noción de que, tanto la vulnerabilidad como la ansiedad pueden aportar a una perturbación, es conocida como la hipótesis de la diátesis a la tensión. la diátesis es fa predisposición o vuJnera- bilidad que es posible provenga de influencias como la herencia, lesión o experiencias de la ni· nez temprana; por tanto, las personas sufren un colapso cuando se enfrentan con agentes de an· siedad. En el capítulo 11 se vio que el modelo de diátesis a la tensión se aplica a los padecimientos físicos como la hipertensión y la enfermedad car- diaca. Conoc:imiento incompleto Existe otro motivo por el cual es fácil confundir las causas "física" y "psicológica" de la conducta desadaptada. Es primitiva la comprensión que se tiene de una serie de mecanismos médicos y psi- cológicos que producen el comportamiento anormal. Una fuente principal de problemas psicológicos sobre la cual los científicos apenas comienzan a aprender es las toxinas químicas (E .S. Davis, 1985; Fein y cols., 1983; johnson y Anger, 1982; Turiel, 1985, y Weiss, 1983). En capítulos anteriores se mencionó que 800 000 productos químicos han sido introducidos en los Estados Unidos desde 1940 y que 60 000 sustancias se usan de manera difundida en la actualidad en productos como pesticidas medicamentos y excipientes para medi- cinas, aditivos alimenticios, cosméticos, pinturas, terminados de muebles, materiales de construc- ción, fibras sintéticas y productos de limpieza. Los hogares parecen estar mucho más contamina- dos que el aire exterior {Wallace y cols., 1985). Se conocen bien las propiedades generadoras de tu- mores de casi el 2% de las sustancias (National Research Council, 1984); pero los científicos sa· ben muy poco con respecto a cualquier efecto conductual. los productosllamados neurotoxinas actúan en el sistema nervioso en formas que son difíciles de detectar. Aun en dosis pequel'\as que alguna vez fueron consideradas inofensivas, pueden provocar una serie de trastornos que a{ parecer los originan la tensión psicológica. Las neurotoxinas producen síntomas que se de~ sarrollan con lentitud durante semanas o incluso meses o anos. A veces son de naturaleza neuro... muscular: temblores, problemas de coordinación parálisis e itnpotencia. fn ocasiones alteran los ' sentidos. Una víctima puede presentar dolor 0 adormecimiento; dificultades en la visión, audi· ción, tacto u olfato. También son comunes pérdi- das cognoscitivas: funcionamiento intelectual decrementado, problemas de memoria y dificulta- des de concentración. Se observan excesos emo- cionales como la depresión, ansiedad y la inHabi- lidad. Además, las víctimas envenenadas por las neurotoxinas pueden mostrar síntomas de psicosis extraños {delirios, alucinaciones, aislamiento, pen- samiento dificultado y cosas parecidas}. Hasta el momento sólo se ha invesflgado a va- rias docenas de neurotoxinas; entre las Que se sa- be peligrosas para las personas están los gases anestésicos (utilizados en cirugía), disolventes y combustibles como el disulfuro de carbono (para la fabricación de rayón y celofán), metales como el plomo (muy frecuente en ambientes de mine· ros, recolectores de cuotas de carretera, soldado- res, fundidores y trabajadores en acumuladores y en electrónica), contaminantes del aire como el monóxido de carbono (un ingrediente principal en el humo del cigarro y en el escape de los auto- móviles) y pesticidas como el bromuro de metilo. (Véase la Fig. 13-2.) Otra causa recíén descubierta de síntomas psi- cológicos son las alergias (Crayton, 1985; K!ein, 1985 y Strickland, 1979). David King (1979) estu- dió las reacciones de 30 personas hacia alimentos comunes, el humo del tabaco, cloro, escape de automóviles y el moho. El experimento fue doble ciego (véase la pág. 30), lo que significaba que n1 el experimentador ni el paciente sabían cuando se trataba de un alérgeno o de un placebo. En los ensayos con alérgeno, eran más significativas las probabilidades de que los pacientes manifestaran respuestas como: ''fuera de mí", "neblina en el cerebro", "enojado por ningún motivo en particu- lar", "desvinculado del cuerpo", "nervioso", "depresión profunda", "pensamiento extremada- mente en blanco", "dificultad para concen- trarse", "pérdida de motivación". "estar droga- do." Incluso algo demasiado inocuo como el azU- car refinada puede asociarse con conducta desa· daptada, exceso de actividad y agresión en algu- nos ni nos {Prinz y cols., 1980). A veces los descubrimientos médicos cambian las concepciones de los trastornos. Una serie de perturbaciones que se consideraban psicológicas en un momento determinado, han resultado tener una base médica. Los calambres menstruales y ! ~. ' ¡ [ r. 1 ' r FIGURA 13·2 Más de 20 millones de personas en los Estados Unidos laboran con sustancias que se sabe tienen efectos neurotóxicos. Este trabajador de fábrica parisino roela un carro para pintarlo. La pintura contiene una serie de elementos tóxicos, incluyen- do metales como el plomo, mercurio o cadmio que proporcionan el color y los disolventes como el to- lueno que facilitan la aplicación de la pintura. Ex- posición regular a la pintura o los disolventes ha sido asociada con decremento en el desempeno in- telectual y memoria afectada, problemas en la co- ordinación, fatiga, debilidad muscular, confusión, inestabilidad emocional y conducta extrat\a carac- terística de la psicosis (furiel, 1985, y Weiss, 1983). Además de los efectos sobre el sistema ner- vioso, existen daños a los rinones y el higado. Por desgracia, los investigadores están encontrando que las neurotoxinas son dañinas incluso a niveles de microdosis que alguna vez se consideraron se- guros y que con frecuencia se hallan en centros de trabajo "limpios." (Guy Le Querrec/Magnum.) premenstruales que afectan a muchas mujeres proporcionan un buen ejemplo. En un tiempo, se decía que las mujeres que se quejaban de este dolor tenían conflictos con su femenidad o se- xualidad y que convertían un predicamento psi- cológico en uno médico. la investigación ha de- mostrado que los padecimientos premenstruales se vinculan con niveles mucho más elevados de lo normal, quizás hasta cuatro veces mayores que las cantidades acostumbradas, de ciertas prostaglandinas. las drogas que inhiben la forma- ción de estas sustancias, parecidas a las hormo- nas, a menudo alivian el dolor de modo conside- rable (Budoff. 1984). Implicaciones prácticas Si las causas médicas y psicológicas de la con- ducta anormal son difíciles de desenredar, es pro- bable que sea arduo diagnosticar a un paciente. De hecho, hay motivos para suponer que los pro- fesionales en el campo de la salud con frecuen- cia diagnostican de manera equivocada a los en- fermos (Hoffman, 1982, y LG. Kessler y cols., 1985). Cuando Robert Hoffman realiz:ó rigurosos exámenes en 21 S pacientes admitidos en forma consecutiva en un hospital de San Francisco, en- contró que el 41% de los diagnósticos originales estaban errados. Era frecuente que condiciones físicas, como envenenamiento con alguna sustan- cia, se consideraron inicialmente factores psicoló- gicos. Incluso fue más común que se confun- dieran síndromes tratables, como la depresión, con perturbaciones cerebrales irreversibles. Los diagnósticos defectuosos pueden privar a los en- fermos de tratamientos capaces de aliviar sus condicones de modo sustancial. 1 i 1 11¡ ,1 il '1 ~ .. !'' '1 1! ji ¡l 1! Aun si el diagnóstico principal es correcto, es fácil para los profesionales de la salud mental que no vean perturbaciones médicas que contri- buyen a la angustia del paciente (Beresford, 1985, y Hoffman y Koran, 1984). A.W. Burke (1982) revi- só la literatura para apoyar su afirmación de que 50% de los enfermos psiquiátricos sufren impedi- mentos físicos sustanciales que provienen de causas médicas. Por desgracia, estas condiciones orgánicas a menudo pasan desapercibidas o sin tratamiento una vez que los pacientes han sido clasificados como personas que padecen proble- mas emocionales. Incidencia de la conducta desadaptada ¡Cuán común es la conducta desadaptada? En 1979, el National/nstitute of Mental Health, inició el estudio de entrevista más ambicioso sobre los desórdenes psiquiátricos en los Estados Unidos, abarcando 20 000 hogares en cinco ciudades (Re- gier y cols., 1984)_ Los investigadores de este insti- tuto encontraron que el19% de los adultos habían manifestado alguna perturbación mental al menos una vez, según definición basada en PI DSM-111, en un periodo de s~is meses. Otros in- vestigadores han hallado estadísticas de inciden- cia parecidas, llegando hasta un 2.5% de los indi- viduos en los Estados Unidos que muestran algún impedimento psicológico (Schwab y cols., 1979; Srole y Fischer, 1982, y Weissman y cols., 1978) El estudio del NIMH sugiere que hombres y mujeres tienen porcentajes comparables de com- portamiento anormal; sin embargo, es más pro- bable que los varones abusen de drogas o al- cohol y que cometan crímenes. Las mujeres son más propensas a ser diagnosticadas como depri- midas y manifiestan muchas más fobias. El estado mental de las personas se ve determi- nado por varios factores. 1 Edad. En la investigación del NIMH, la juven- tud parece ser problemática. Las tasas más altas de la mayor parte de los desórdenes psiquiátricos (en especial, problemas de abuso de drogas) se encontraron entre las personas más jóvenes. 2 Seguridad económica. los individuos que reci- ben ayuda federal para la salud tienen dos o tres veces más posibilidades de presentar perturba- ciones mentales comparadas con las personas en buena situación económica. Los motivos posibles son que los sujetos con desventajas económicasposeen menos contactos íntimos para que los apoyen y tienen una autoestima más baja y son menos activos para enfrentarse a las circunstan- cias (R.C. Kessler y cols., 1985). (Véase también el Cap. 9.) 3 Medios rurales. los hallazgos del estudio del NIMH son congruentes con la idea de que las ciudades son menos saludables a nivel emocional que las áreas rurales (Biazer y cols., 1985). Los Cl- tadinos muestran porcentajes un poco más eleva- dos de perturbaciones (sobre todo de depresión y problemas de drogadicción) que sus contraparti- das rurales. 4 Educación. Los que tienen educación univer.,l- taria presentan menos dificultades que los de me nos nivel educativo. tManifiestan las personas en los Estados Uni- dos más patología que otros individuos? La esta- dística del 20% al 25% pertenece también a otras culturas {E ron y Peterson, 1982). lo quepa- rece variar de un país a otro son las formas en que la gente muestra sus problemas y los modm en que se realizan los diagnósticos. Ahora se analizan tipos específicos de conduc- ta desadaptada. TRASTORNOS AFECTIVOS Los trastornos afectivos se caracterizan por difi- cultades de estado de ánimo: ya sea tristeza ex- cesiva o lo opuesto, excitación frenética y júbilo (gozo). En todo lapso de seis meses, adultos esta- dounidenses exhibirán señales de estos desórde- nes (Regier y cols., 1984). Depresiones Todo mundo se siente triste a veces; una depre- sión es un estado más intenso y persistente. Du- rante una gran depresión, las personas se perci- ben desesperanzadas y desanimadas y el tiempo marcha con lentitud. los seres queridos, la comí da, el sexo, los pasatiempos, el trabajo y fa re- creación pierdien su atractivo. Quizás como con- secuencia, los individuos deprimidos se aislan de otros, descuidando los deberes y responsabilida- des: Algunos son pasivos y letárgicos, otros in- quietos y agitados. Las conversaciones de los 1 CONDUCTA DESADAPT~IDA deprimidos sugieren que son críticos de ellos mis- mos y están plagados por la culpa, 1rritables e in- capaces de adquirir control de sus vidas. Pausan mucho cuando hablan y se concentran de manera excesiva en sus personas (Strack y cols., 1985, y Weintraub, 1981 ); recuerdan menos y tienen problemas p.ua aprender materiales nuevos (EIIis y cols., 1985, y Wessels, 1982). Anadido a su sufri- miento está un riesgo mayor de mala salud, por- que las funciones inmunológicas son menos efec- tivas durante la depresión que de ordinario {Maier y laudenslager, 1985 y Schleifer y cols., 1984 y 1985)_ El caso del señor}. ejemplica algu- nas de estas características. E/ señor. /. era un ingeniero industrial de 51 anos de edad quien, desde la muerte de su esposa, hace cin- co años, venía padeciendo episodios continuos de depresión señalados por un aislamiento soóal extre- mo y pensamientos ocasionales de suicidio. Su mu- jer había fallecido en un accidente automovilístico durante un viaje de compras que él debió haber re- alizado, pero que habia cancelado por responsabili- dades profesionales. La autocufpa por su muerte, que se hizo evidente, luego del funeral y que sus amigos y parientes consideraban temporal, se pro- fundizó conforme los meses y los años pasaban. Em- pezó a beber, en ocasiones mucho, y cuando estaba en grado profundo de intoxicación, pedía a su espo- sa fallecida que lo perdonara. Perdió toda capaci- dad para disfrutar, sus amigos no recordaban cuan- do fue la última vez que lo vieron sonreír. Su paso era comúnmente lento y esforzado, su voz, por lo general, lagrimosa, su postura encorvada. Habiendo sido un experto gastrónomo, dejó de tener interés por la comida y el buen vino, y en las ocasiones ca- da vez más raras, en que los amigos Jo invitaban a cenar, este hombre que antes había sido de mundo, apenas podía participar en pláticas superficiales. Como era de esperarse, su desempeño en el trabajo se deterioró en forma notoria, junto con su condi- ción psicológica. Faltaba a citas y los proyectos eran iniciados sin orden alguno y no se concluía .. Un tiempo después [fuego de haber sido referido a tratamiento) salió de su desesperación y comenzó a sentirse y a ser como era antes. [Davison y Neale, 1982, p. 231) De vez en cuando, las personas con grandes depresiones muestran síntomas psicóticos. Pueden experimentar alucinaciones, experiencias sensoriales sin bases en la realidad, o escuchar voces que, por ejemplo, los acusan de pensa- mientos malignos. T ambien pueden tener delirios, :. ~. ~. 1 creencias muy irracionales; así, un hombre con cierto delirio puede pensar que su cuerpo se esta pudriendo. El término trastorno distémico (antes, "depre- sión neurótica") se reserva para una perturbación de un estado de ánimo en desgano crónico, me- nos intenso que una depresión profunda. ("Dis" se refiere a la infelicidad, "témica" al espíritu.) La gente con esta perturbación, como la joven eje- cutiva de la introducción a este capítulo parece desinteresada por la mayoría de las actividades y obtiene poco placer de la vida. Otros síntomas depresivos en versiones mas moderadas, fatiga, pesimismo, autoestima baja, ansiedades, insom- nio, culpabilidad e irritabilidad, pueden presentar- .~e. Los distémicos tienden a llevar vidas bast.ante normales; por ejemplo, son capaces de trabajar y mantener una familia Las depresiones no siguen un desarrollo común (Akiskal, 1983); algunas ">e parecen a un paseo en la montaña rusa, valles que alternan con puntos máximos normales o casi normales, y otras son mas constantes (Keller y cols., 1984). Las personas con "depresión doble" (Keller y Shapiro, 1982) han sido distémicas gran parte de su vida. Insatis- fechas y descontentas de manera crónica, sucum- ben de vez en cuando a depresiones profundas cuando se enfrentan a tensión extraordinaria. Es probable la recuperación de la depresión aguda, pero permanece subyacente la perturbación disté- mica. Algunas depresiones se desvanecen con el tiempo, incluso sin terapia, pero otras (uno de ca- da cinco en un estudío) continúan, y no respon- den ante los tratamientos comunes. Las personas que se recuperan de las depresiones profundas propenden a hacerlo en los primeros meses de te- rapia (Keller y cols., 1984). Sin embargo. las depresiones que, tarde o temprano se acaban, pueden durar, con facilidad, dos años o más (Carrison y Earls, 1984, y Keller y cols., 1984) Las tensiones intensifican y prolongan las depresiones (AkiSkal, 1983). Episodios maniacos Los episodios maniacos son de sabor emocional opuesto a los depresivos. Aparentando una alegría desusada (exuberante y aun eufórica) los individuos maníacos casi siempre estan en movi- miento. Se encuentran dispuestos a interactuar con las personas y pocos proyectos les parecen demasiado ambiciosos para abordarlos porque ....... ~~'·""', ,., ,_¡•, ,·u, ... • .. ,_ . ..,.;¡,,., poseen un extraordinario optimismo y t.onfianza en ellos mismos. En lo que se refiere a los logros, los maniacos rara vez logran mucho a causa de que se distraen con facilidad y sus mentes saltan de un tema a otro. A pesar de que Jos episodios maníacos pueden ser agradables a la víctima, tienen una larga lista de características problemáticas. De un minuto al siguiente, los maniacos pueden pasar del éxtasi::. a la irritación, a la ira y a la agre::.ión (si se les contraria). A menudo se sienten paranoides, preocupados por la idea de que los demás están dispuestos a detenerlos. En algunos casos, tienen razón, porque los parientes y los amigos se in- quietan por sus pensamientos irreales, grandes proyectos (con frecuencia en búsqueda de ri- queLaS, fama o poder} o conducta impulsiva o in- fantil Los maniacos pueden efectuar rachas de compras increíbles, solicitar trabajo inadecuado en múltiples ocasiones, sostener relaciones se- xuales promiscuas, orinar, defecar o exponer suo; genitales en público, dar dinero o consejos a des- conocidos y vestirse en forma excéntrica (véasela Fig. 13-3). El habla durante un ep1sodio maníaco es distintivamente fuerte, rápida y teatral; son frecuentes las bromas y los chistes. La siguiente conversación entre paciente y tera- peuta ejemplifica algunas de las características clave Terapeuta Bien, hoy se ve muy contento. Cliente ¡Feliz! ¡Feliz.r De verdad usted es un maestro de la sutileza, pillo. (Gritando, saltando de la silla.) Porque estoy en éxtasis. Me voy para fa cos- ta oeste hoy, en fa bicicleta de mi hija. Sólo S 000 km. Eso es nada, ¿sabe? Podría hacerlo caminando, pero quiero llegar la semana próxima. En el camino, pienso seguirle e! rastro a mis inventos del mes pasa- do; ya sabe, detenerme en las grandes fábricas en el camino, comer con los ejecutivos, quizas conO- cerlos un poco, ya sabe, Doc, "conocerlos" en el sentido bíblico [viendo al terapeuta de manera se- ductora]. ¡Dios mío! Que bien se siente. Casi como un orgasmo continuo. (Davison y Neale, 1982, p_ 232]. Trastornos bipolares Todo mundo tiene sus altas y sus bajas pero el in- dividuo con perturbación bipolar (antes llamada psicosis maníaco-depresiva) sufre tanto de la depresión como de los episodios maníacos. ("Bi" :, ~ ' ,¡' ' FIGURA 13·3 La indumentaria extraña, Ja forma de ser expansiva y el gozo aparente de este hombre son caracterís- ticos de las personas que experimentan episodios maníacos. Algunos esquizofrénicos muestran las mismas peculiaridades. (Ronald S. Goor Black Star.) quiere decir dos y "polar" <,e ref1ere a los dos es- tados afectivos opuesto.~. E 1 término depresión unipolar caracteriza las depresiones que se pre- sentan solas.) A menudo e/ e~isodio inicial del desorden b1polar es maníaco y puede estar disfra- zado por violencia, crimen, exceso de alcohol o discordia familiar. Antes o después y de modo in- variable son segudos por ataques depresivos. '1 1, 1 '~ "'oJI/'1 '"'':o>J•,¡.,.¡I• 1 1' '-'' (Abrams, 1974). Las bajas en la perturbación bipo- lar tienden a ser más cortas, pero más severas y debilitantes y vinculadas con más fuerl.a con el suicidio que las depresiones unipolares (Depue y Monroe, 1978). Así como existe una versión moderada de una depresión profunda, hay una manifestación ligera de la perturbación bipolar. la pe!turbación ciclotímica ("ciclo" denota su naturaleza cíclica) se caracteriza por un patrón crónico de cambios de estado de ánimo más brusco que lo normal. En los periodos depFimidos, las personas se sien- ten inadecuadas y aisladas, incapaces de experi- mentar placer y falta de interés. Por las cosas que se presentan a su alrededor. DuE"rmen mucho, tienen problemas para concentrarse y realizan muy poca actividad. los lapsos maníacos se dis- tinguen por lo opuesto: autoestima inflada, canti~ . dades extremas de socialización y productividad incrementada, con frecuencia acompañada por horas de trabajo demasiado largas, poca necesi~ dad de sueño y sentimientos de creatividad incre~ mentados. Existen pruebas de que los ciclotími- cos tienen mucho riesgo de desarrollar perturba~ ción bipolar o una depresión profunda y el suici~ dio {Akiskal y cols., 1977, y Klein y Depue, 1984). El desarrollo de la perturbación bipolar es va~ riada, con los mismos patrones en las versiones fuerte (bipolar) y débil (ciclotímica). El número de episodios depresivos y maníacos cambia mucho, siendo los lapsos depresiVO$ más frecuentes que los maníacos. El estado de ánimo puede alterarse muchas ocasiones al día, una vez al dia, cada va~ ríos días, o en intervalos mucho más largos {de semanas, meses o años). O pueden mezclarse los estados de ánimo depresivos y maníacos. Otro patrón común es sufrir algunos ataques en la edad adulta temprana y otra ocasión, cada vez con más persistencia, más adelante en la vida. Es característico que hayan periodos que duran me- ses o anos. que separen episodios aislados o con~ juntos de lapsos. Antes de que se descubrieran medicinas efectivas, los ataques maníacos podían persistir casi tres meses, pero iban desde horas (o menos) hasta años, con depresiones que, en pro- medio, duraban más. En la actualidad. a pesar del uso difundido de medicamentos que, por lo general son eficaces {véase el Cap. 14), cerca de uno de cada tres pacientes muestran un impedi- mento social crónico y severo (Carlson y cols., 1974). Los ciclos rápidos de episodios maníacos y depresiones (diarios, semanales, mensuales) están asociado con un resultado peor (Keller y cols., 1985). Causas de los trastornos afectivos Existe una enorme cantidad de investigación sobre las causas de las perturbaciones afectivas, en especial, las depresiones. H.S. Akiskal y W.T. Mckinney (1985; con Whybrow. 1984) han integra- do las teorías y los hallazgos en un modelo amplio que se muestra en la figura 13~4. Es una versión más compleja del modelo de diátesis a la tensión (véase fa pág. 562). Supone que los suce~ sos genéticos o del desarrollo (propensión) pue~ den crear predisposiciones para las perturba- ciones afectivas. factores de ansiedad de natura~ leza social, psicológica o biológica pueden contribuir. Interviniendo solos o interactuando en combinaciones, varias diátesis y tensione~ pueden cambiar la química del cerebro, bloqueando la habilidad para sentirse contento {experimentar re- compensas), la esencia de la depresión . El modelo Akiskai~McKinney acomoda una se~ ríe de hechos; las personas que desarrollan desór~ denes afectivos presentan diversos antecedentes. Hay múltiples bases bioquímicas, y pueden estar presentes elementos de vivencia {psicosociales), biológicos o genéticos. Es posible que este mode~ lo tenga fallas cuando se haga el análisis final, pero el modelo eventual tiene probabilidades de parecérsele. Además, el mismo modelo, despro~ visto de particularidades (factores de ansiedad específicos, condiciones médicas. historias y de~ talles fisiológicos) cuenta con posibilidades de aplicarse a muchas otras formas de conducta de~ sadaptada. Ahora, se estudia la evidencia para el modelo Akiskai~McKinney y de la depresión. Factores fisiológicos de tensión la enfermedad y las perturbaciones médicas, las toxinas, las drogas y !os alimentos pueden alterar la química del cerebro e inducir depresión. Aquí se presentan solo algunos ejemplos: hipotiroidis~ mo limítrofe (insuficiente hormona tiroidea) puede manifestarse en un principio mediante depresión y fatiga (Gold, 1985). Otra causa médi~ ca de depresiones paralizantes radica en lo que se (._onsidera un neurotransmisor perturbado y res~ puestas hormonales a días más cortos y menos luz, presentándose durante los meses de invierno en las latitudes altas (Rosenthal y cols., 1984 y 1985). Éstas, llamadas depresiones de inviernc a menudo pueden controlarse aumentando la expo~ sición de la víctima a fuentes artificiales de luz brillante. Un virus raro se ha visto implicado en un peque no porcentaje de casos bipolares (Ams~ lli 11'11 ... ·¡_.,.,~,,..,,..¡, ... ¡¡ J ,. l •. h l".,)¡l..,,.,.¡_,.,.,,:lh Ptitdl$po$iclo~ del diM8rrofto: Pifdida 'díJ .üna persona sfgfimcatNiian la Vidlt t~Pf1!11lit. P*í~()11~~ ··"·'· ~toras. fi&fológkot~ ~r$®~ deán~~;¡~ ~&3 Ref!erplne: Y -. otro lk(){t8.\\ ~~~~.;.~~0<11'~~~~ qomo la r\ófép'fMfriila. FIGURA 13-4 El modelo Akiskai-Mckinney de la depresión en función de la diátesis a la tensión. terdam y cols., 1985), y los traumatismos era· neales pueden producir síntomas bipolares (Shukla y cols., 1985). Los alimentos, alergias y to- xinas químicas, como el plomo, han sido aso- ciadas con la depresión (Dickey, 1976; King, 1981, y St:hottenfeld y Cullen, 1984). Asimismo las bebi- das que contienen cafeína puede deprimir el esta- do de ánimo (Vefeber y Templar. 1984)_ De he- cho, muchas sustancias que pueden agotar los neurotransmisores norepinefrina y serotonina tien- den a generar reaccio.nes depresivas; las que incrementan sus concentraciones propenden a exaltar el estado de ánimo (Baldessarini, 1985).Nota: es necesario tener presente que las depre- siones originadas por causas físicas se ''parecen" mucho a las elicitadas por motivos psicosociales (Gasper y cols., 1985). Factores psicosodales de tensión Lct pérdida se considera un ingrediente principal en muchas depresiones. Sigmund Freud pensaba que demasiada o insuficiente gratificación duran- te el periodo oral produce un individuo muy de- pendiente, y suponía que la depresión llegaba después, luego de una pérdida personal de al- guien de quien el depresivo dependía. La pérdida puede ser real (muerte o divorcio) o simbólica (rechaLo). la ira contra los demás conduce a la culpa, ansiedad y posible temor a la venganza; ~:>1 enojo se voltea contra uno mismo. Freud creía que esta cólera autodirigida es la base de la depresión Los psicólogos conductistas también hacen hin- capié en las pérdidas. Un teórico conductista di, ce que la depresión se presenta cuando los refor- zadores acostumbrados se retiran de manera re- pentina (lewinsohn y cols., 1979). En este contex- to, los reforzadores se refieren a los goces como, esposas que apoyan, empleos satisfactorios y éxi- to económico. las personas responden ante las pérdidas por medio de la tristeza y una disminu- 1 ~ ' ' 1 ¡ 1 1 1 t ¡ ' ! 1 ¡ CONDUCTA DESADAP))IW' ción de ritmo. Los esfuerzos sin ganas tienen po- cas probabilidades de producir resultados agra- dables, perpetuando la melancolía e incrementan- do las posibilidades de que el individuo haga me- nos. Además, mucha gente no deprimida en- cuentra que es molesto hablarles a los deprimi- dos y es probable que evite convivir con ellos. Las interacciones que se presentan tienen posibili- dades de ser tensas y hostiles (Coyne y cols., 1985). Los íntimos de los deprimidos, con quien tienen contacto continuo quizás se hagan un po- co deprimidos ellos mismos como resultado de la exposición prolongada (Howes y cols., 1985). De este modo, las personas deprimidas tienen menos contactos positivos; al mismo tiempo, la simpatía y la atención hacia los síntomas, ambos pro- bables, pueden fortalecer la conducta desadap- tada La investigación respalda la idea de que las tensiones de todos tipos preceden (y quizás de- sencadenan) las depresiones (Billíngs y Moas, 1985; Brown y Harris, 1978; Cuttentag y co!s., 1980; Kazdin y cols., 1985; O'Hara y cols., 1984, y Revicki y May, 1985). Asimismo, existen pruebas para la noción de que las ansiedades pueden in- tensificar y prolongar la depresión en curso (Billings y Moos, 1985, y Shaw, 1982). Entre las ex- periencias que se considera poseen un potencial especia[ para crear depresiones están las pérdidas interpersonales (Brown y Harris, 1978), dificulta- des acumuladas sin apoyo social (Oakley, 1980) y sucesos que niegan los sentimientos de control sobre la vida (Janoff-Bulman y Colden, 1984). Incluso pérdidas enormes como el fallecimien- to de un cónyuge amado o un padre, no siempre están vinculadas con !.a depresión clínica, aunque en muchas personas si se encuentran asociadas con tristeza y pena que puede durar diez anos o más {Regier y col.<;., 1984, y Zisook y DeVaul, 1984}. Se cree que las pérdidas generan depre- siones sólo en quienes están predispuestos por una historia de desarrollo o genes (Breslau y Da· vis, 1985 Shaw, 1982). Predisposiciones en el desarrollo la probabilidad de sufrir de depresiones parece incrementar cuando los individuos han experi~ mentado tensiones tempranas devastadoras y han aprendido estilos de pensamiento autoderrotístas. Tensiones tempranas Martín Sefigman (1975) propuso una hipótesis provocativa: después de frustraciones y fracasos repetidos, los ninos Ue- gan a creer que los esfuerzos son inúti:es. Al con- siderarse impotentes, se sentirán inadecuados cuando se enfrenten a las tensiones que se pre- senten y la depresión sustituirá la ansiedad. Estas ideas fueron generadas, en gran parte, por (a in- vestigación de laboratorio sobre síndrome> pare- cidos a la depresión en perros: pérdida de apeti- to, indiferen<.:ia ante el sexo, pasividad y negación a encarar las situaciones. Este patrón canino, al cual Seligman llamó desamparo aprendido, apare- ce cuando se fuerza a los animales a soportar choques eléctricos sin medios para escapar. Más adelante, cuando a los perros, se les daba oportu- nidad para aprender una respuesta que le permi- tiera escapar del choque, hicieron pocos intentos por aprenderla. Otros perros a los cuales no se les había obligado a tolerar el choque de manera pasiva, aprendieron a escapar con facildad. Se su- pone que las vivencias tempranas con la impoten- cia alteraron los esfuerzos subsecuentes para enfrentar situaciones. Investigación posterior de }ay Weiss y sus colaboradores (1981), quienes so- metieron a ratas a experiencias análogas, des- cubrieron que el desamparo frente a la tensión agotaba la norepinefrina en una área del tallo ce- rebral, el /ocus coerufeus, paralelo al estado de ánimo bajo de los animales. En pocas palabras, aprender a ser impotente altera la química del cerebro en formas que inclinaban a los animales hacia la depresión. Otros tipos de tensiones tempranas, como !a separación de un progenitor durante la nii'íez (Barnes y Prosen, 1985, y Roy, 1985), pueden es- tablecer predisposiciones a perturbaciones afecti- vas. Gran parte de la evidencia es indirecta. los estudios de la química cerebral de los depresivos sugieren que muchos de ellos funcionan como si estuvieran acosados de manera constante por emergencias (Evans y Nemeroff, 1984, y Ca/abre- se y cols., 1985). Tal vez e! revivir ansiedades do- lorosas lesiona los mecanismos del cerebro que regulan la tensión y propenden a los depresivos hacia la depresión. Pensamiento autoderrotista Las vivencias de la niñez pueden llevar a la depresión por una segun- da ruta principal, determinando el modo en que las personas conciben las causas de los eventos vitales. Muchos psicólogos, en especial Martin Se· ligman, adoptan este punto de vista; Seligman de- duce que, cuando los individuos se sienten infeli- ces, se preguntan por qué (AIIoy y cols., 1984, y '""''"' ..,.,¡, ,., 1 ; 1 i.J 1 i"U• ""''-'1~'-''.:Hii Miller y Seligman, 1962). La contestación que hoc1n aprendido a dar contribuye a si se sienten o no impotentes y a desarrollar una df'presión. Las per- sonas que han llegado a atribuir las dificultades a motivos internos, estables y, sobre todo, globales, tienen más probabilidades de percibirse impoten- tes y desolados que quienes atribuyen sus proble- mas a causas extremas, temporales o específicas. Supóngase que se reprueba un examen de cálcu- lo; si se asume que el fracaso se debe a una falta de capacidad (un motivo globaL interno y es- table), la dificultad parecerá más abrumadora que si se culpa a un mal curso precálculo (específico, externo y temporal en el sentido re- mediable). las mujeres parecen ser más propen- sas al primer estilo y a la depresión profunda {Warren y McEachren, 1985). Basándose en observaciones clínicas, el psi- quiatra Aaron Beck (1967 y 1970) también encon- tró que el pensamiento autoderrotista es funda- mental para la depresión. Beck observa que los deprimidos a menudo transforman detalles insig- nificantes en catástrofes, subestiman los logros y puntos fuertes y amplifican los fracasos y las de- bilidades. ¿Apoya la investigación la idea que las perso- nas deprimidas presentan estilos de pensamiento consistentes? A pesar de que existen algunas pruebas a favor de las teorías de Seligman y Beck (sobre todo, con respecto a la negatividad del yo), las diferencias en la forma de razonar entre Jos individuos deprimidos y los no deprimidos no son ni grandes ni uniformes (AIIoy y cols., 1984; Anderson y cols., 1983; Coyne y Gotlib, 1983; Eaves y Rush, 1984; O'Hara y cols., 1984; Pietro- monaco y Markus, 1985; Vestre, 1984, y Watson y Dyck, 1984). También está en duda la noción de que los deprimidos son muy desencantados
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