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CAMBIO CLIMÁTICO Y DESORDEN SOCIAL: VISIONES DESDE EL CONOCIMIENTO ECOLÓGICO TRADICIONAL TIKUNA Enric Cassú Camps Filósofo, Université de Toulouse - Jean Jaurès Antropólogo, Universidad de Barcelona Magíster en Estudios Amazónicos, Universidad Nacional de Colombia - Sede Amazonia Integrante Grupo de Investigación Manejo y Gestión de Humedales, Instituto Amazónico de Investigaciones (Imani). Universidad Nacional de Colombia, sede Amazonia. Contacto: encassuca@unal.edu.co / enric25@gmail.com Alexis Rufino Parente Co-investigador local. Interprete y traductor de la lengua Tikuna. Integrante Grupo de Investigación Manejo y Gestión de Humedales, Instituto Amazónico de Investigaciones (Imani). Universidad Nacional de Colombia, sede Amazonia. Contacto: alexparente_17@hotmail.es Santiago R. Duque Biólogo, Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Biología – Línea Ecología, Universidad Nacional de Colombia Profesor Asociado - Director Grupo de Investigación Manejo y Gestión de Humedales, Instituto Amazónico de Investigaciones (Imani). Universidad Nacional de Colombia, sede Amazonia. Contacto: srduquee@unal.edu.co / masalgas@hotmail.com Resumen: El sistema lagunar de Yahuarcaca es un complejo socioecológico de gran biodiversidad que alberga siete comunidades indígenas al Sur de la Amazonia colombiana. Este territorio se ha visto afectado en las últimas décadas por el Cambio Climático y Global. Las políticas nacionales y globales de adaptación y mitigación para enfrentar las causas y efectos de sus impactos reconocen el valor de los conocimientos ecológicos tradicionales de la población local. Sin embargo, una comprensión superficial de estos conocimientos ha disminuido su capacidad de manejo ambiental a favor de estrategias que priorizan la vinculación al modelo económico de Crecimiento Verde. Para que el manejo ecológico tradicional tenga efectos positivos para la adaptación al Cambio Climático es necesario ampliar el concepto de adaptación a través de la cosmovisión de los pueblos de Yahuarcaca. Palabras clave: Cambio Climático y Global, Conocimiento Ecológico Tradicional, Resiliencia Socioecológica, Amazonia colombiana 2 1. APROXIMACIÓN AL PROBLEMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO Hoy estamos hablando de cambios… Uno de los elementos que caracteriza nuestro tiempo es la frecuencia y magnitud de los cambios en todas las esferas de la vida. Los nombres de cambio de milenio, fin de la historia, revolución tecnológica o tiempos posmodernos, parecen iniciar un período en que, como ya diría Marx en 1848, todo lo sólido se desvanece en el aire. A esta época la empezamos a llamar la era del Antropoceno, porque está dominada por la capacidad humana para alterar las condiciones de vida de todas las estructuras del plantea. La huella ecológica que deja “la edad de los humanos” cuestiona la disolución de las distancias y la sincronización del tiempo proclamada por la globalización de las comunicaciones y nos remite a un mundo altamente interdependiente, desigual y vulnerable. La mayor evidencia del Antropoceno se encuentra en la geología y su mayor amenaza en el Cambio Climático. Los ancianos tikuna de las comunidades de Yahuarcaca, en el extremo sur de la Amazonia colombiana, lo perciben con toda claridad: Hoy estamos hablando de cambios… cambios en la cultura, en el saber, en lo espiritual, el clima, en los lagos. Es una realidad a la cual nos debemos adaptar porque si no es así, desaparecemos como pueblo... y con nosotros nuestro saber (Entrevista a Hilda Lorenzo de San Sebastián, del 28 de abril de 2017). Desde la primera Conferencia Mundial sobre el Clima en 1979, se han producido un gran número de investigaciones, políticas y proyectos para contrarrestar los efectos del Cambio Climático1. A pesar de la controversia suscitada por algunos republicanos de EEUU y lobbies del sector petrolero2, la inclusión de la gestión del Cambio Climático como tema prioritario en las agendas internacionales, políticas nacionales, programas regionales y proyectos locales, anuncian el nivel de alarma y algunos puntos de consenso presentados a continuación. En primer lugar, el Cambio no es un problema de futuro, sino de presente: “Climate change is not coming, it is already here” (UNFCCC)3. En segundo lugar, la variabilidad climática ha existido durante toda la historia del planeta, sin embargo desde la década de 1950 se observan 1 Para una revisión de la historia del proceso del Cambio Climático ver:http://www.minambiente.gov.co/index.php/convencion-marco-de-naciones-unidas-para-el-cambio-climatico- cmnucc/historia-del-proceso-climatico 2 “El IPCC concluye con un 95% de certeza científica que el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, como resultado de la actividad humana, ha sido la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo XX” (Carabine y Lemma, 2014). 3 Comunicación vía Facebook de United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC). 3 inequívocamente cambios más rápidos y más abruptos (IPCC 2013). En tercer lugar, el Cambio Climático no afecta a una región particular y homogéneamente, sino que todos los países del mundo están involucrados y comprometidos de alguna u otra manera - ya sea por alteraciones ambientales o por movimientos migratorios y crisis económicas derivadas de dichas alteraciones. En cuarto lugar, ya no podemos hablar sólo de un Cambio climatológico producto del aumento de la temperatura, sino de un Cambio Global que genera afectaciones sobre todas las esferas de la actividad humana. En quinto lugar, las repercusiones del Cambio Global tienen una raíz histórica y un origen antrópico, lo cual parece indicar que es posible revertir, mitigar o adaptarse a la situación actual. En este artículo nos centraremos en el sexto elemento de consenso, esto es, la importancia del conocimiento tradicional y la necesidad de actuar localmente con las poblaciones más afectadas, tal como reconocen organizaciones como la UNESCO, la FAO o el IPBES. Habitualmente en la Amazonia las perturbaciones derivadas de los efectos del Cambio Climático son descritas en términos físicos, biológicos y humanos como alteración de las precipitaciones, lo que se traduce en inundaciones o sequías; variación del clima, lo cual puede alterar los ciclos naturales de especies animales y vegetales; la degradación del bosque pluvial, pérdida de la biodiversidad y recesión en la Amazonía por la conversión de ecosistemas naturales; o la aparición o incremento de enfermedades tropicales (Carabine y Lemma 2014; OPIAC 2017). Pero para los pobladores tikuna de Yahuarcaca, los efectos del Cambio Climático son interpretados desde una lógica diferente que apunta al “desorden social” en el que viven sus comunidades: El clima está desordenado porque la sociedad lo está - dicen los ancianos. Lo que diferencia ambas perspectivas no es el origen antrópico de sus efectos sino la concepción del mundo y las relaciones sociales y espirituales que conforman el mundo. Cuando se observan los cambios a través del conocimiento tradicional ecológico, la visión y el diagnóstico también cambian. A nivel internacional y especialmente para la región de América Latina, existe un creciente interés de recurrir al conocimiento indígena en el diseño de políticas y prácticas ligadas a la adaptación al Cambio Climático (Kronic y Verner 2010, Borja 2013, Lara y Vides-Almonacid 2014, ). Los conceptos de resiliencia socioecológica y de conocimiento ecológico tradicional aparecen con mayor frecuencia en investigaciones y políticas relacionadas con el desarrollo sostenible, el manejo de recursos naturales o el ordenamiento territorial. 4 Y a pesar del reconocimiento de la importancia de las acciones locales - “local people can have a greater impact on local issuesthan outsiders” (Balick 2006) - todavía estamos lejos de comprender el valor de los conocimientos tradicionales, la manera cómo se están transformando y la medida en que estos conocimientos pueden mejorar la capacidad de adaptación y resiliencia de las comunidades indígenas de la Amazonia. Posey y Balée afirman: “Although numerous studies exist about indigenous and folk societies and their adaptations to Amazonia, few seem to examine closely their perceptions of the natural environment and their strategies to utilize and manage it (Posey y Balée 1989: 6). Y se reafirma casi veinte años después: “Strategies seeking the wider use and application of local and traditional knowledge are weak and unsatisfactory” (Posey y Balick 2006: 346). Para las poblaciones indígenas de la Amazonia no es difícil entender cómo un baile de frutas o un ritual de iniciación pueden ayudar a contrarrestar las perturbaciones ambientales. Lo difícil es integrar estas prácticas y conocimientos con las acciones estatales y organizaciones financiadas por instituciones y agendas externas. Este artículo revisa la manera en que las poblaciones de Yahuarcaca perciben y describen los cambios socioambientales ocurridos durante los últimos treinta años, las dificultades que implica la integración del conocimiento ecológico tradicional tikuna en las estrategias de adaptación al Cambio Climático, así como los alcances éticos y políticos que conlleva. 2. RESPUESTAS GLOBALES AL CAMBIO CLIMÁTICO: Adaptación y Mitigación para el Crecimiento Verde A pesar que no conocemos con exactitud los riesgos futuros del Cambio Climático, como tampoco sabemos todo lo que podemos hacer para evitarlo, existe una política global con una estructura organizativa y poder político, científico y financiero robustos, que direccionan los esfuerzos globales. La gestión de los riesgos del Cambio Climático se basa en la acción coordinada de adaptación y mitigación de gases de efecto invernadero. Según el IPCC, la primera acción busca generar medidas encaminadas a la reducción de la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos; la segunda se concentra en la aplicación de políticas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a potenciar los sumideros de carbono. La mitigación enfrenta las causas del Cambio Climático como una problemática internacional y a largo plazo, involucrando los sectores de energía, transporte, industria y gestión de 5 residuos. La adaptación hace frente a los impactos y se aborda como una cuestión local (aunque vinculado a los circuitos económicos, políticos y mediáticos globales), a corto plazo y sobre los sectores de agua, salud, infraestructura y vivienda4. La mitigación de las causas y la adaptación a los efectos son los ejes principales de la política de gestión del Cambio Climático. “En la práctica este tipo de gestión implica que las acciones del desarrollo implementadas por toda la sociedad, consideren en su “diseño” objetivos de mitigación y de adaptación” (Murillo 2017: 18). El marco conceptual de la política colombiana pone de relieve que ambas estrategias van dirigidas a “influir en la senda del desarrollo” a través de un modelo de desarrollo sostenible y competitivo, también llamado Crecimiento Verde (PNACC 2012: 20). Es decir, a pesar de reconocer la tensión entre crecimiento económico, degradación ambiental y Cambio Climático, no se pone en duda la necesidad del crecimiento. Al contrario, el Crecimiento Verde es la apuesta para contrarrestar la percepción que el crecimiento económico sólido y las acciones para enfrentar el Cambio Climático son incompatibles, o dicho de otra manera, este modelo intenta armonizar el viejo debate entre conservación y desarrollo a través de la implementación de un modelo económico bajo en uso del carbono. Se trata de aprovechar las oportunidades de innovación que el modelo de crecimiento clásico ignoraba. A pesar que Colombia es un país rico en bosques, el aporte del sector forestal a la economía nacional es bajo y en recursos no maderables casi nulo. También sabemos que Colombia es un país megadiverso con muy pocos negocios basados en el uso sostenible de la biodiversidad. Si a eso le añadimos un desarrollo incipiente en negocios verdes y sostenibles, la conclusión es que se están desaprovechando las oportunidades económicas basadas en el uso sostenible del capital natural. Y si bien los indígenas poseen un conocimiento detallado de la naturaleza, todavía sufren de una falta de “desarrollo y civilización” que dificulta el aprovechamiento de las oportunidades de innovación en las tecnologías del Crecimiento Verde. La apuesta de las políticas nacionales e internacionales para enfrentar las causas y efectos del Cambio Climático radica precisamente en aprovechar las potencialidades del capital natural (CONPES 2018). Una revisión documental de políticas públicas y producción científica permite advertir que, tal como plantea el Plan Nacional de Desarrollo de Colombia 2014-2018, 4 Los sectores forestal y agrícola, especialmente relevantes para la Amazonia, atañen tanto a la adaptación como a la mitigación. 6 a nivel político el enfoque de Crecimiento Verde marca un mayor interés en el crecimiento económico sostenible que en la conservación de los recursos (Ureña et al., 2015). Este rango de prioridades evidencia la reemergencia de la contradicción entre conservación y desarrollo. El énfasis en el crecimiento sostenible para contrarrestar los efectos insostenibles del crecimiento acaba produciendo serias dificultades de aplicación de las medidas de adaptación y mitigación. A nivel internacional, la principal dificultad de llevar a la práctica las decisiones sobre la gestión del Cambio Climático, a pesar de su legitimidad, acuerdo científico y medios financieros, “se puede atribuir al hecho de que las acciones propuestas por la comunidad científica son contrarias al criterio económico dominante para las políticas públicas” (Guimarães 2015: 426). Como recuerda el mismo autor, la coincidencia entre la creación del IPCC en 1988 con el anuncio de las medidas neoliberales del Consenso de Washington5 en 1989, cuestiona el hecho que los compromisos científicos y políticos alcanzados por los primeros, puedan regular los criterios neoliberales de los segundos, cuando precisamente lo que estos anuncian es la absoluta desregulación de la economía. A nivel local, las dificultades para mejorar la adaptación al Cambio Climático están relacionadas con la visión de los conceptos de adaptación y resiliencia socioecológica contenidos en la política nacional colombiana. A pesar que en ella se hace explícita la necesidad de realizar un análisis de los territorios específicos para la aplicación de las medidas de adaptación y mitigación, el espíritu general de la ley, claramente inspirado en una visión global, orienta cualquier medida hacia el objetivo de “avanzar en una senda de desarrollo resiliente al clima y baja en carbono, que reduzca los riesgos del cambio climático y permita aprovechar las oportunidades que el cambio climático genera” (Murillo 2017: 25). Lo que implica que el análisis territorial y valorización del conocimiento tradicional que se anuncia en la política tiene menos que ver con las capacidades y conocimientos locales de adaptación, que con los recursos naturales estratégicos y potencialmente transformables en líneas de desarrollo sostenible y competitivo. 5 En 1989 aparece publicado un artículo del economista británico John Williamson donde enunciaba una serie de medidas de estabilización y ajuste económico, cuyas principales instituciones estaban en Washington (el FMI, el BM, el gobierno y Reserva Federal de E.E.U.U), orientadas por la reducción del gasto público, reducción de impuestos,privatización de empresas públicas, liberalización del comercio y los mercados de capitales a nivel internacional y la desregulación de los mercados laborales. 7 3. ¿CÓMO SE EXPLICAN LOS CAMBIOS LOCALMENTE? Yahuarcaca es un territorio acuático que se extiende por 2.748 ha entre el río Amazonas, Leticia - la capital del departamento del Amazonas - y la carretera Tarapacá en la frontera suroeste entre Colombia, Brasil y Perú. Este enclave trifronterizo se compone de un sistema dinámico de lagos y quebradas movidos al ritmo de los ciclos de lluvias y del pulso de inundación del río Amazonas. El sistema contiene una alta biodiversidad de vegetación, mamíferos, reptiles, aves y peces (Galvis et al., 2006, Fernández et al., 2017) distribuidos en sus diversos ecosistemas (se reconocen 17 unidades ecosistémicas entre zonas acuática, terrestre y mixta) con capacidad de proveer las funciones ecosistémicas básicas para las poblaciones humanas adyacentes (Duque et al., 2018). El paisaje y ecosistemas lagunares son radicalmente transformados en los tiempos de lluvias y sequías. Con el paso de las generaciones las sociedades indígenas han llegado a construir un conocimiento detallado de estos cambios y han alineado sus actividades sociales y rituales con sus respectivos ciclos. Actualmente habitan aproximadamente 3.000 personas distribuidas en siete comunidades multiétnicas organizadas en cuatro resguardos indígenas, una parcialidad y un asentamiento rural en proceso de constitución de resguardo. Su población consta principalmente de indígenas tikuna, cocama y mestizos procedentes de las tres fronteras6 y su principal fuente de subsistencia, de cultura y de arraigo proviene de su relación con la naturaleza. Es con estas personas y en este territorio que se realiza la investigación de campo que alimenta las reflexiones de este artículo7. A partir de este breve contexto podemos adentrarnos en las formas en que las comunidades indígenas de Yahuarcaca perciben y nombran al Cambio Climático y Global. A través de los datos obtenidos mediante encuestas cuantitativas y cualitativas, líneas del tiempo, cartografías sociales y entrevistas semiestructuradas en las siete comunidades participantes en la 6 En el presente artículo hablaremos indistintamente de pobladores de Yahuarcaca o de población tikuna, debido a que esta es la etnia dominante en toda la región trifronteriza y tanto los indígenas de otras etnias, como los mestizos, han sido influenciados por la tradición, la lengua y las costumbres de los tikuna. 7 Los datos presentados en el artículo provienen de la información generada dentro del proyecto Investigación Evaluación del cambio global en un humedal del Medio Amazonas: Sistema Yahuarcaca (Fase 1). Leticia, Amazonas, realizado en 2016 por el Grupo de Investigación Manejo y Gestión de Humedales de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Amazonia, y financiado por el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Sistema General de Regalías del Departamento del Amazonas, Colombia. 8 investigación, podemos afirmar que existen siete tipos de afectación (divididos en cuatro ámbitos, a efectos de mayor claridad), a través de los cuales se describen los cambios vividos durante los últimos 30 años. Se incorporan en la tabla 1 algunas de las expresiones utilizadas literalmente en los ejercicios metodológicos, ya que en ellas se aprecia la cosmovisión particular que da sentido a sus percepciones. Tabla 1. Descripción de los efectos del Cambio Global desde las percepciones y expresiones locales. MEDIO TIPOS DE AFECTACIÓN EXPRESIONES UTILIZADAS A M B IE N T A L Disminución fauna y flora Los peces y los animales aguantan hambre, porque ellos tampoco conocen cuando los arboles tienen frutas. Aumento de la temperatura Furia de la tierra por portarnos mal con ella y nos manda castigos / El calor afecta la piel, nos esta enfermando, el tiempo de trabajo en las chagras es menos debido al calor. Alteración de la estacionalidad Cambio del calendario ecológico. Desorden del tiempo, malas cosechas, caída de frutas, atraso de la creciente, las frutas de los peces se caen antes de la creciente. Contaminación y deforestación Contaminamos lo que nos da la vida. / Mucha quema, el humo afecta a las personas, mucha basura, tala de arboles por las orillas de la quebrada para sembrar o para madera, se secan las quebradas. S O C IA L Enfermedades físicas y sociales El cambio constante en el clima nos enferma y nos deja trabajar menos / A los jóvenes no les interesa las costumbres de las comunidades, no acompañan a los padres. E C O - N Ó M IC O Menor productividad de la tierra La tierra no produce muchos productos. No permite trabajar bien, hay que comprar casi toda la comida / Afecta las tradiciones de la comunidad como la minga y el hacer chagra, la gente ya prefiere ir a trabajar a Leticia / Las cosechas son pocas, los sembríos mueren, nacen buenos y luego se marchitan. C U L T U R A L Pérdida de la tradición Afecta nuestras costumbres, las comidas y las bebidas, no respetan las dietas. Los lagos tienen madre y la han matado y han matado a la madre de los peces / Los hombres están desconociendo las épocas de caza y reproducción de los animales / Los dueños y protectores de la naturaleza se ponen bravos, vienen entonces los derrumbes y las lluvias, las inundaciones y las enfermedades. La tabla anterior pone de manifiesto algunas ideas importantes para explicar la forma de percibir y concebir los cambios entre los tikuna de Yahuarcaca. En primer lugar, las respuestas obtenidas a partir de las encuestas revelan que los cambios percibidos afectan profundamente 9 la relación de la población con su entorno. Estas afectaciones van en doble vía: por un lado, las perturbaciones ambientales están dificultando el trabajo en la chagra, en el bosque y en los lagos, lo cual cuestiona las prácticas y conocimientos de manejo tradicional y empuja las nuevas generaciones a buscar alternativas fuera de sus territorios culturales; y por otro lado, es porque se desconocen las prácticas y conocimientos de manejo ecológico tradicional que los dueños espirituales están alterando las condiciones de vida. La conjunción de ambas perspectivas refleja la continuidad y reflexividad entre naturaleza y cultura como parte de una visión propia del mundo8. En segundo lugar, las expresiones que utilizan los pobladores contienen una perspectiva moral respecto las relaciones que mantienen con su entorno. Por un lado, las relaciones que mantienen con los árboles, los animales o los peces no son instrumentales, es decir, no son simplemente relaciones de extracción de recursos, sino relaciones sociales con otros seres que cohabitan la selva. Por otro lado, la responsabilidad de la situación de vulnerabilidad actual que sufre el territorio recae en ellos mismos: contaminamos lo que nos da vida9. A diferencia de algunos discursos indígenas sobre el Cambio Climático y a pesar de reconocer la influencia histórica y decisiva de los colonos sobre sus formas de vida, entre los tikuna se asume que los actores principales de las transformaciones que les afectan, son ellos mismos (Santos et al., 2013: 42, Echeverri 2009: 25). En tercer lugar, a través de una cadena de efectos que va desde la alteración de los ciclos estacionales, la modificación de las formas de conocimiento del calendario ecológico, el condicionamiento de las formas de trabajo, la vulneración del bienestar individual y social, el empobrecimiento de la capacidad de aprovechamiento de los ecosistemas, hasta la transformación de las relaciones espirituales y manejo tradicional, los pobladores perciben los cambios como un aumento de las incertidumbres a todos los niveles de la vida. Ahora bien, su dependencia respectola alteración de los ciclos naturales y, en general, respecto las condiciones naturales de su entorno no es el síntoma de su pobreza material, sino de su arraigo 8 Los aportes más importantes de la antropología amazónica en comprensión de las cosmologías amerindias basadas en la no oposición entre naturaleza y cultura se las debemos a Kaj Arhem, Philippe Descola y Eduardo Viveiros de Castro. 9 Los tikuna reconocen que la fragmentación, parcelación y potrerización del territorio de Yahuarcaca sufrida a lo largo del siglo XX es consecuencia de la falta de unión y entendimiento entre los primeros hijos fundadores de las siete comunidades, así como de su incapacidad por no saber negociar en mejores términos la venta de sus territorios a grandes ganaderos, y por la necesidad de conseguir recursos económicos para la compra de materiales en el mercado. 10 al territorio e integralidad de sus conocimientos (van der Hammen y Rodríguez, 2014: 94, Cassú et al., 2016: 65). Así por ejemplo, las transformaciones del modelo y estructura de la chagras implican transformaciones no sólo al espacio de producción de alimentos, sino al lugar de enseñanza, de crianza, de procreación, de recreación, de producción y transmisión de conocimientos, de negociación con los dueños espirituales y en general, de relacionamiento con la naturaleza (Mendoza et al. 2017: 47). En cuarto lugar, si bien la alteración de los ciclos estacionales es manifiesta, la desobediencia de las dietas, la ausencia de mingas y el desconocimiento de los tiempos de reproducción de animales, de floración de los árboles o de creciente de los ríos aumenta los riesgos y la incertidumbre. Las relaciones dinámicas entre el conocimiento y el mundo - o entre el manejo y la selva - están en diálogo permanente afectándose mutuamente. El manejo ambiental tradicional ha ido incorporando innovaciones dependiendo del medio y de las circunstancias de cada momento. Por tanto, el peligro no viene solo por las alteraciones del medio, sino sobretodo por el abandono de las prácticas de conocimiento ecológico capaces de mejorar la capacidad de adaptación a las transformaciones globales. En resumen, tenemos que la reflexividad entre naturaleza y cultura, la perspectiva moral respecto la naturaleza y sus cambios, la integralidad de prácticas y conocimientos asociados al medio y el dinamismo de los conocimientos ecológicos, describen algunas de las herramientas de pensamiento del conocimiento ecológico tradicional entre los tikuna. Estas herramientas representan elementos clave para describir el Cambio Climático y Global desde la perspectiva de los pobladores de Yahuarcaca y nos acercan a la cosmovisión local por la que estos cambios son percibidos y desde la que pueden ser enfrentados. 4. ¿QUÉ EXPLICAN LOS CAMBIOS? Lógica de Abundancia y Lógica de Escasez Tenemos que pensar, hace 35 años eran pocas las enfermedades y estas se curaban aquí, nuestros padres y abuelos nos preparaban medicinas del bosque, además comíamos bien, teníamos carne, pescado, frutas, chagras, había abundancia, ahora todo es hospital, pero a veces el hospital es la muerte, a veces hablamos y actuamos sin pensar (Roger Amias Murayari, abuelo de la comunidad de San Juan de los Parente, 17 de mayo de 2016). 11 A través del ejercicio de líneas del tiempo y en general, de reconstrucción de la memoria ambiental de Yahuarcaca, aparece reiterativamente la evocación a un pasado de abundancia. La abundancia se describe por la cantidad y el tamaño de las presas, ya sea en los lagos o en la selva; también por la extensión del territorio, la productividad de la tierra y la calidad de los frutos; así como por la autonomía alimenticia de la que gozaban los primeros pobladores de Yahuarcaca por estar lejos de los centros de poder del Estado y de las redes comerciales del mercado. Pero el aumento de las incertidumbres ambientales y de la dependencia social respecto las relaciones tejidas con la sociedad nacional (a mediados de los años 80 se reconocen las tierras e identidad indígenas y en 1991 aparece la Constitución más avanzada en términos de derechos multiculturales) marca una nueva época de incertidumbre donde escasea la cacería, la pesca, los frutos y la tierra10. Teniendo en cuenta que todavía hoy la dependencia de los productos obtenidos directamente de la naturaleza, ya sea por el consumo directo de productos (cosechados, recolectados, cazados o pescados), o por la venta de estos productos para suplir otras necesidades, tanto alimentarias como sociales (como implementos para la escuela, gasolina, materiales de construcción, motores, etc.), las afectaciones descritas suponen un reto fundamental a sus formas de trabajo y vida11. Esta zona estaba llena de animales, árboles altos, bosques peligrosos, zonas llenas de caraná, los aguajales eran los comederos de las guacamayas azules y rojas, cantaban en las mañanas las guacharacas, venían hasta las chagras las guanganas, porque aquí había comida para ellos (coquillos y platanillos). Existían salados o comederos de los animales, lloraban en las noches las culebras, en las chagras y rastrojos comían los armadillos, guaras, dantas, borugas, venados porque todo era monte, no existía la carretera (Hilda Lorenzo, abuela tikuna de la comunidad de San Sebastián, 28 de abril de 2016). 10 La disponibilidad de hectáreas de tierras por familia para la siembra ha disminuido drásticamente, por ejemplo, en el resguardo y comunidad de San Sebastián de los Lagos se pasó de tener 5 ha por habitante en 1982 a 0,3 ha por habitante en 2016 (ver Duque et al. 2017). 11 Según los datos obtenidos por las encuestas sobre la dependencia de los Bienes y Servicios Ambientales, el 40% de los productos obtenidos directamente de la naturaleza para el autoconsumo; la venta de estos productos, además de artesanías y servicios de turismo, representa el 23%; y la dependencia sobre otras actividades como trabajos asalariados, independientes o pensiones supone el 37% del total. Hay que tener en cuenta sin embargo, que estos porcentajes generales no reflejan las diferencias significativas entre las siete comunidades de estudio. 12 Pero ese pasado no solo aparece como referencia a un tiempo de abundancia de frutos, peces, animales y árboles, sino sobretodo a una forma de pensar y manejar los recursos. Los estudios realizados en la microcuenca de Yahuarcaca (tanto los planes de ordenamiento territorial de Corpoamazonia12, como los planes municipales13 y departamentales de desarrollo) ponen de relieve una serie de factores que han producido el empobrecimiento y degradación de sus condiciones ambientales. El crecimiento demográfico de las comunidades, la introducción de nuevas técnicas de captura y producción - como las mallas o los motores para rallar la yuca, relacionado con la disminución de las áreas de cultivo, o la aparición de cuartos fríos y un aumento de la demanda de pescado para la exportación, o los procesos de urbanización, son algunas de las razones que explican el aumento de la presión antrópica sobre el medio y el consecuente empobrecimiento de los recursos disponibles. Sin embargo, una de las razones que suelen quedar por fuera del análisis tiene que ver con las estrategias culturales tradicionales de manejo ecológico. Para los pobladores de Yahuarcaca uno de los motivos importantes de la pérdida de la abundancia es el abandono de las tradiciones. El incumplimiento de los rituales, pagamentos, dietas y curaciones a través de los cuales se ordenan las relaciones entre los distintos seres - humanos y no humanos - que habitan la naturaleza está provocando escasez. Por ejemplo, la sobreexplotación pesquera (mezquinando los peces a “la madre de los lagos”) hace que los peces se vuelvan esquivos, que sea más difícilobtener el alimento diario, lo cual a su vez genera una mayor competencia y conflictividad entre los distintos pobladores y comunidades por el acceso, la distribución y el uso de los recursos pesqueros. Y así como pasa en el agua, pasa en la chagra y en el bosque: Los dueños de todo lo que tenemos están molestos porque la gente está usando mal el territorio, es decir, no están viendo, porque cuando nos ven es como mirar al espejo y ver limpiamente lo que somos y lo que hacemos. Todo lo que hacemos él lo ve nuestro dios, y entonces a veces nos premia con la lluvia para sembrar y que nazca todo, él da vida a todo (Entrevista a Matilde Fernández, abuela tikuna de la comunidad de San Pedro, 22 de mayo de 2016). 12 Ver: Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia -CORPOAMAZONIA. 2014. Plan de manejo ambiental de la Microcuenca de la Quebrada Yahuarcaca. Leticia. Colombia. 13 Ver: Plan de Desarrollo Municipal 2016 - 2019 “Por Una Leticia Trasformadora, Pensando En Grande”. Alcaldía de Leticia. Colombia. 13 La pérdida de la abundancia es el resultado del mal uso del territorio - dirán los mayores. La lógica de la abundancia de las cosmovisiones indígenas está trastocada por la lógica de la escasez de la economía capitalista. La primera, requiere un manejo de la naturaleza que garantice el equilibrio y reproductibilidad de los ciclos naturales. Que las lluvias lleguen a tiempo, que la sequía no sea prolongada, que el río inunde las várzeas o que las plantas y árboles sigan produciendo frutos depende del manejo ecológico y de las relaciones con los dueños espirituales de la selva14. Desde la cosmovisión amerindia, la producción y el manejo ecológico son parte de la misma relación, o dicho en términos tradicionales, la selva no está dada, sino moldeada por los seres que la habitan desde tiempos ancestrales (van der Hammen, 1992: 85). En cambio lo que viene con la integración de las comunidades a los mecanismos de desarrollo del Estado y del Mercado está dominado por la lógica de la escasez y de la producción que promueve otro tipo de prácticas relacionadas con la extracción, acumulación y venta de productos, más que con el manejo, intercambio y consumo. Esta lógica tiende a provocar la especialización de actividades y la disminución de la diversidad de cultivos, lo cual implica la generación de nuevas dependencias que socavan la autonomía de estas poblaciones (Cassú-Camps 2015: 61). Entre las dos lógicas están contenidas las opciones de futuro de muchas de las comunidades de la Amazonia. No se trata de adoptar una y descartar la otra, sino de pensar la manera de articular las lógicas locales a las relaciones globales de desarrollo, sin aislarse del mundo, ni diluirse en la cultura global. Las comunidades de Yahuarcaca nunca han querido vivir al margen del desarrollo y sin embargo, el desarrollo debe poder adecuarse al “buen vivir”15 si no queremos que los objetivos globales de conservación se conviertan en un mero discurso sin capacidad de transformar las relaciones de poder y las lógicas de acumulación que han provocado la crisis ambiental global y la pérdida de abundancia. 14 El mito expandido desde la primera colonización como “la selva virgen”, es ajeno a las tradiciones indígenas, para quienes la selva es el resultado de las relaciones sociales y coexistencia entre todos los seres que la habitan. 15 Para un mayor desarrollo del concepto de buen vivir se pueden revisar autores como Eduardo Gudynas, Catherine Walsh o Arturo Escobar. 14 5. RESPUESTAS LOCALES AL CAMBIO CLIMÁTICO: El desorden social como llamado de atención Frente a la compleja transformación que viven las comunidades, las estrategias de adaptación propuestas por los propios pobladores locales cobran especial importancia. Las propuestas presentadas brevemente a continuación surgen de la aplicación de metodologías cualitativas y muestran una priorización distinta a la visión generada desde las instituciones nacionales. Es posible clasificar estas propuestas en cuatro ejes de acción y reivindicación. En primer lugar, surgen estrategias relacionadas con el cuidado y la preservación ambiental (en tikuna, mea nuna na dau, arreglar el territorio que es de todos): la recuperación y cosecha de semillas a través del intercambio entre las comunidades y su reubicación en terrazas altas o balsas semilleras para contrarrestar las crecientes imprevistas del río en las comunidades situadas en las zonas de inundación; cuidar y respetar las especies de animales y árboles en peligro de desaparición de la zona; recuperar las zonas deforestadas con árboles frutales y maderables; o potenciar las huertas caseras con plantas medicinales y complementos alimenticios (como el ají - capsicum annuum, copaiba - copaifera sp., sacha ajo - mansoa alliacea, toé - brugmansia arborea, cola de culebra - dracontium loretense, etc.). Todas estas propuestas se relacionan con el manejo ecológico tradicional que implica el conocimiento del calendario ecológico y de las relaciones y reglas de sociabilidad con todos los dueños espirituales de la selva. En segundo lugar, los comuneros reclaman el apoyo de investigaciones y proyectos que tengan un impacto positivo y evaluable dentro de las comunidades, así como fortalecer su capacidad para formular dichos proyectos en función de los términos y necesidades propias. Así por ejemplo, se plantea la necesidad de poner en práctica los estudios que ya se han realizado en la zona; apoyar programas sostenibles en el tiempo para las comunidades; realizar seguimiento a los proyectos más allá de las fechas de finalización; solicitar capacitaciones para realizar actividades viables para las familias y no tanto para las comunidades; o solicitar apoyo para proyectos de soberanía alimentaria, así como para realizar proyectos alternativos a la pesca, sobretodo en la época de aguas bajas. Estos planteamientos y reivindicaciones tienen que ver con la necesidad de organizar a las comunidades para devenir interlocutores directos tanto del Estado, como de las iniciativas productivas que involucran al territorio. 15 En tercer lugar, se menciona con frecuencia la falta de tierra que sufren las comunidades, lo cual obliga tanto a sobreexplotar los suelos, como a buscar alternativas laborales fuera del territorio. La ampliación de los resguardos es una reivindicación habitual de la gente de Yahuarcaca, ya que las resoluciones por las que obtuvieron los títulos de resguardos indígenas, y por tanto de propiedades colectivas, datan de los años ochenta, cuando el número de habitantes era mucho menor del actual. Además, el efecto secundario de la legalización de los resguardos ha sido la fragmentación del territorio, ya que el reconocimiento legal implicó una reducción y separación del espacio respecto a lo que anteriormente se consideraba como un solo territorio sin fronteras, ni limites entre propietarios16. En cuarto lugar, surgen varias propuestas relacionadas con la falta de cohesión social. El aumento de la población, la diversidad de grupos étnicos y el proceso de incorporación de las comunidades a las zonas urbanas está afectando los mecanismos colectivos de reunión, de toma de decisiones conjuntas y de respeto a las autoridades tradicionales como el consejo de ancianos. Frente a ello, aparecieron varias ideas generales y concretas como por ejemplo, fortalecer la unión de las comunidades trabajando alrededor de una visión conjunta de futuro basada en la tradición cultural; fortalecer las costumbres y el conocimiento que los pobladores tienen de su entorno; crear una red que apoye la conservación de los lagos y sus especies; o formar grupos que se encarguen de manejar los residuos para evitar la contaminación de los suelos y las aguas. Estasiniciativas apuntan al fortalecimiento de los lazos sociales, ya que se entiende que la división social es un peligro y una enfermedad para el conjunto de la población y para el territorio. En estos cuatro ejes (el manejo ambiental y fortalecimiento organizacional, el apoyo de proyectos externos, la ampliación del territorio y la cohesión social), se agruparon las propuestas más relevantes realizadas por jóvenes y adultos de las siete comunidades de Yahuarcaca. De la revisión, tanto de los efectos y percepciones del Cambio Climático y Global, como de las estrategias y propuestas de adaptación, se destaca el énfasis que apunta a lo que los tikuna de Yahuarcaca llaman el desorden social, lo que será una de las claves para definir su capacidad de resiliencia frente a las incertidumbres climáticas y cambios globales. 16 La delimitación y fragmentación artificial del territorio y el cambio de uso del suelo trajeron consecuencias negativas sobre la rotación de las chagras, sobre el acceso a espacios de cacería y recolección y sobre el uso intensivo de la pesca en temporada seca. Es decir, el paisaje se transformó a medida que ha cambiaron las practicas de manejo tradicional de sus pobladores. 16 6. RESILIENCIA SOCIOECOLÓGICA Y CONOCIMIENTO ECOLÓGICO TRADICIONAL El desorden social en el mundo tikuna es el estado de vulnerabilidad frente a las enfermedades que acechan al mundo. En tikuna, chiri ina maegu, podría traducirse como “no entender el territorio donde viven todos los mundos”. El concepto refleja el abandono de las prácticas de manejo ecológico tradicional, lo cual provoca el mal uso del territorio y genera falta de unión entre los pobladores de Yahuarcaca. Estos elementos se combinan provocando una pérdida de la capacidad de manejo socioambiental y adaptación a los cambios climáticos y globales, repercutiendo igualmente en la calidad del ambiente y en el bienestar social. Precisamente uno de los enfoques prioritarios del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático “busca aumentar la capacidad de adaptación de las comunidades más vulnerables a los impactos del cambio y la variabilidad climática” (PNACC 2012). La adaptación socioambiental se mide en función de la resiliencia socioecológica, la cual se define como la capacidad de los ecosistemas y la habilidad de las comunidades para adaptarse a las perturbaciones, facilitando la sostenibilidad de los recursos naturales y asegurando un ambiente estable para el bienestar de la vida humana (Ruiz-Mallén y Corbera 2013). Para el caso de las comunidades locales, la capacidad de anticipar cambios y planificar el futuro está determinada por tres elementos fundamentales: el primero es la agencialidad y empoderamiento de las comunidades, lo cual se refleja en el acceso a las decisiones y acciones de gobierno, es decir, en la disponibilidad de recursos, autonomía política y conocimiento del territorio; el segundo son los vínculos institucionales - formales e informales - dentro y fuera de las comunidades locales, lo que contribuye a responder colectivamente ante los cambios, aumentando su capacidad de respuesta y recuperación; el tercero, tiene que ver con el nivel de exposición, velocidad e intensidad de los impactos globales sobre el territorio. Pero existe un cuarto elemento que está adquiriendo cada vez más notoriedad a la hora de diseñar estrategias de adaptación al Cambio Climático y Global: el Conocimiento Ecológico Tradicional17. Prueba de ello es la progresiva valorización del papel desempeñado por los 17 En este artículo utilizaremos las siglas en español para referirnos al Conocimiento Ecológico Tradicional (CET), aunque en muchos otros documentos se pueden referir al Conocimiento Tradicional, Conocimiento Local o Conocimiento Indígena. 17 pueblos indígenas a través de la puesta en funcionamiento en 2015 de la Plataforma de las Comunidades Locales y los Pueblos Indígenas (PCLPI o LCIPP - por sus siglas en inglés) dentro de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC), la cual reconoce que, para los pueblos indígenas, la resiliencia al Cambio Climático está arraigada en los conocimientos tradicionales (FCCC/SBSTA 2017). Además de reconocer el valor que estos conocimientos han tenido históricamente para asegurar la conservación de la biodiversidad y mejorar la subsistencia local, se entiende que representan un sistema de conocimientos y prácticas fruto de un modo de atención y observación permanente sobre el ambiente, capaz de detectar regularidades y transformaciones que sirven de señales a las variaciones ambientales. “El conocimiento tradicional permite a las comunidades locales incrementar su capacidad de recuperación frente a los cambios ambientales, entre ellos los climáticos, gracias a una serie de estrategias y prácticas de manejo no solo del suelo, el agua y los recursos de la biodiversidad, sino organizativas y de gestión del propio conocimiento empírico” (Vides-Almonacid 2014: 27). Lo que supone este reconocimiento es que, aunque los efectos del Cambio Climático puedan ser descritos objetivamente desde un análisis técnico o científico, en ciertos contextos las estrategias de adaptación solo serán eficientes si provienen de la comprensión local de estos mismos efectos. La comprensión e interpretación de las perturbaciones socioambientales dentro de un universo de significado particular está directamente relacionado con las posibilidades de una adaptación positiva de la población afectada. Este principio, cada vez más aceptado tanto en la literatura como en las políticas internacionales para la gestión del Cambio Climático, implica un nuevo protagonismo para las comunidades locales y su interpretación del mundo. Bajo esta lógica, una de las funciones principales de la PCLPI debería “facilitar la integración de los sistemas de conocimientos indígenas y locales y la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales en las medidas, las políticas y los programas relacionados con el cambio climático pertinentes" (FCCC/SBSTA 2017). Pero para que esa integración sea posible, será necesario atender a las herramientas de pensamiento del conocimiento ecológico tradicional (reflexividad, moralidad, integralidad y dinamismo), y más allá, a su propia concepción de lo que es la sociedad, la selva y el mundo. 18 7. COSMOVISIÓN TIKUNA: Manejo ecológico y espiritual del mundo Cuando nos enfermamos es porque hemos hecho muy malas acciones, hemos destruido nuestro hogar. La enfermedad llega a través de fuertes vientos, ahora por las altas temperaturas, por el agua, ahora vemos crecientes y sequias muy fuertes consecuencia de nuestra enfermedad. Es un llamado de atención que las madres nos hacen. Los que nos cuidan de todos estos males son los chamanes, es a través de ellos que los espíritus hablan, nos protegen. Porque en el mundo de los tikunas todos somos necesarios, mis hermanos, mi mamá, mis padres, los animales, las aves, los árboles, los insectos, todos (Entrevista a Matilde Fernández, abuela tikuna de la comunidad de San Pedro, 22 de mayo de 2016). Para el mundo tikuna, la selva virgen y salvaje que describieron tantos exploradores en el pasado es, en realidad, un territorio habitado por multitud de seres coexistiendo en un equilibrio inestable, armonizado temporalmente por la acción de los chamanes y el cumplimiento a las reglas de sociabilidad espiritual. Todos los seres (du-ūgü), humanos, animales, plantas, insectos, hongos o seres invisibles, están vivos porque tienen cuerpo. El cuerpo es el primer lugar donde se es, se mira y se es visto. Es el punto de vista o subjetividad de cada individuo. Pero detrás de cada cuerpo, se comparte una misma humanidad. Al contrario que en la ciencia occidental,no existe un mundo y diferentes perspectivas sobre el mismo, sino que existen diferentes mundos con una misma perspectiva. Lo que se presenta a la vista del cazador como una presa, es en realidad la cría de una madre, y cada madre, es hija de un dueño espiritual del monte (nanatügü)18. Al contrario que en el multiculturalismo de la tradición occidental, en el multinaturalismo la subjetividad particular del individuo viene dada por el cuerpo y no por el espíritu (De Castro 2002). Los cuerpos se construyen (se crían, se curan, se protegen), se diferencian (constituyéndose como nosotros y como los otros), se transforman (trabajando el territorio crecen y fortalecen los cuerpos). Lo que permanece igual a todos los cuerpos es el punto de vista. Esta “diferencia se funda en los tiempos de creación mítica, cuando la humanidad era la condición general de la cual los animales (y otros seres) se fueron diferenciando” (Franky 18 Esta manera de entender las relaciones entre los distintos seres de la selva ha sido llamada por Eduardo Viveiros de Castro como multinaturalismo o perspectivismo amerindio, para destacar una característica del pensamiento contrastante con el dualismo cultura-naturaleza y común a todos los grupos étnicos de la Amazonia. 19 2011). La condición primordial de humanidad se comparte en toda la diversidad de cuerpos: habitar un territorio, tener parientes, afines o enemigos y procurarse alimento y refugio es parte de la cultura de todo ser. El cuerpo construye al individuo, las relaciones sociales crean comunidad y la cultura hace humanidad. En la cosmovisión tikuna todos los seres son gente. Así como hay comunidades humanas, hay comunidades de animales y de plantas que actúan conjuntamente para su propia protección. En esta humanidad extendida los árboles, los animales o los peces protegen un territorio, cuidan sus crías y preparan su descendencia: son gente. Nadie en la selva está aislado. Todo ser está conectado a su comunidad, a las relaciones con su entorno y a la protección de los dueños espirituales. De ahí la importancia de compartir substancias - sean alimentos, herramientas o plantas sagradas - para mantener y renovar los lazos sociales y espirituales a través de los cuales se ordena el mundo. Compartir es extender las posibilidades de vida frente a las enfermedades que acechan el territorio. Desconexión, incomunicación, aislamiento, y también mezquindad, envidia o rabia, son los nombres de las enfermedades capaces de destruir el tejido social que mantiene las relaciones estables y dinámicas entre los seres que habitan la selva. Las raíces de los árboles nos vieron nacer, porque debajo de cada árbol fue enterrado el ombligo de nuestros ancestros. Ellos nos ven, nos cuidan y con sus crías nos alimentan y nos ven crecer. Ellos te ven caminar, por eso les tienes que hablar para tumbar sus hermanos, sus hijos o sus abuelos, para así mantener un equilibrio en la selva. Para ello se usan elementos que los mismos dueños nos dan, por ejemplo, para que las personas no se enfermen al momento de cosechar y comer de las frutas, o para que haya abundancia en las cosechas (Manuel Tauaru Chaman Tikuna comunidad Umarihuazu II Brasil, II Encuentro de chamanes del pueblo Magüta, San Pedro de los Lagos 8 de abril 2017). Los dueños espirituales son ancestros que, gracias a su conocimiento y buen manejo, adquirieron la capacidad de transformarse en seres de diferentes formas, tamaños y poderes pasando al mundo invisible de los inmortales (Goulard 2009). También son llamados las “madres del monte” (por ejemplo, la kurupira - madre de los árboles, dayai - madre de los animales, o yewae - madre de los lagos) porque su función es la de proteger la fertilidad de los seres y la abundancia de las cosechas. Estos dueños o madres tienen su propia descendencia, 20 presentados a la vista de los hombres como animales, peces y árboles de los que podemos alimentarnos, curarnos o construir nuestras casas. Ir a pescar, a cazar, a conseguir maderas o fibras del bosque significa entrar en un mundo de relaciones sociales en el que todo se afecta mutuamente. Del mismo modo que uno se protege para entrar a la selva o negocia el intercambio de productos de la chagra con un vecino, así mismo se debe negociar y realizar pagamentos para obtener los frutos del bosque o del agua. Más que armonía, las relaciones con el entorno requieren de una atención constante para proveer alimentos, curaciones y evitar enfermedades. Sólo se renuevan los frutos, regresan las lluvias y se reproducen los peces y animales si el orden social se mantiene conforme a las reglas de manejo entre los distintos mundos que componen el cosmos. Por ello, el manejo ecológico es al mismo tiempo manejo espiritual. Bajo este entendimiento, todos los seres están conectados espiritualmente. El mundo está tejido con los hilos invisibles que conectan a todos los seres en un continuo de energías que se relacionan y se afectan como una inmensa telaraña. Hay hilos que conducen a todos estos otros mundos conectados por todos los dueños. Por eso, todo en nuestro mundo es equilibrado y si algo se hace mal nos enferma y la enfermedad nos afecta a todos (Santos Oliveira Chaman Yagua, San Sebastián de los Lagos, II Encuentro de chamanes del pueblo Magüta, San Pedro de los Lagos 8 de abril 2017). En la multitud de seres que habitan el mundo, cada uno posee su propia energía (pora) y está conectada con las energías de los demás. Hay energías fuertes, débiles, blandas, duras, buenas o malas en función de con qué otra energía entren en contacto. Los niños, por ejemplo, así como las crías de animales o las plántulas, tienen energías débiles que hay que proteger para que las energías fuertes no les afecten y las enfermen. Entre los tikuna, el cuidado de cada ser se realiza mediante las dietas, baños, ungüentos, curaciones, rituales de protección o simplemente, con la prevención del contacto con ciertas energías. Y no solo los tikuna, sino que cada especie que vive en la selva tiene sus propios conocimientos y curaciones. Si, por ejemplo, una mujer en gestación tiene contacto con animales19 el niño puede adquirir energías 19 Por ejemplo, ni las madres ni los recién nacidos pueden tener contacto con animales sin huesos como las lombrices porque sus cuerpos se vuelven blandos; si entran en contacto con las borugas aparecen manchas y 21 dañinas del animal y nacer con deficiencias o malformaciones. La transferencia de poderes de unos cuerpos a otros se produce entre todos los seres. Un niño puede adquirir características de un animal, un animal puede adquirir características de una planta o una planta características de un insecto. Las percepciones están moldeadas en el mundo tikuna por la idea que todas las especies de seres están conectados entre sí y que los cuerpos están abiertos a las constantes influencias externas. Del mismo modo que la leche materna transfiere las propiedades del cuerpo de la madre, así mismo la tierra o el agua transfieren las cualidades de los dueños espirituales que los protegen. El cuerpo se extiende hacia el territorio en un cosmos en constante intercambio. La presencia o ausencia de algunas aves, la aparición de ciertos insectos, la abundancia de algunos árboles, el tiempo de fructificación y maduración o la llegada de los vientos y de la creciente del río son parte del lenguaje a través del que se comunica la sociedad de la selva. Lo que pasa en un nivel del mundo tiene repercusión en los otros. Los mundos visibles e invisibles están entrelazados por hilos que sólo los chamanes, a través del tabaco, pueden ver y sobre los cuales pueden incidir. El conocimiento y respeto a las normas de manejo corporal, ambiental y espiritual es la forma tradicional de ordenarel mundo. El conocimiento tradicional es entonces la capacidad de ver y actuar sobre estas conexiones para mantener el equilibrio del territorio. Ver significa conocer los hilos a través de los cuales todos los seres se afectan mutuamente. No se cazan animales “salvajes”. La cacería es parte del manejo del mundo donde se necesita conocer y respetar a los animales, pero también su entorno, sus relaciones, sus casas y sus dueños. El manejo es el conocimiento sobre la forma en que podemos relacionarnos con los seres de la selva. Cuando no se respetan las reglas de sociabilidad con los seres de la naturaleza, los dueños hacen invisibles a sus crías y dañan la vista de los hombres. No ver, no conocer estas relaciones, significa estar aislado. Y en el mundo complejo, interdependiente y dinámico de la selva, el aislamiento es enfermedad, escasez y muerte. Pero si el manejo significa conocer las conexiones entre los distintos seres, también significa acompañar los procesos de transformación del mundo. En el orden socio-cosmológico tikuna los conceptos de renovación y transformación son fundamentales. “Los ticuna dicen que el rasquiña en sus cuerpos; y así tampoco con las boas, pues los niños llorarán y sufrirán como si les estuvieran constriñendo el cuerpo. 22 monte está ordenado de forma semejante al útero de la mujer y a la chagra. Desde el origen, ha estado inscrito, renovado y transformado por los primeros humanos (magüta) y sus sucesores, de una forma o de otra” (Goulard 2009: 321). El mismo concepto de cuerpo está emparentado lingüística y semánticamente con el del territorio (naane), de tal manera que el cuidado del cuerpo no se puede separar del cuidado del territorio. El concepto tikuna de naane (- na, ser - a, poseer y - ne entidad) se refiere tanto a cosmos, universo, mundo o territorio, como al cuerpo individual, que a su vez está compuesto por otros cuerpos y energías que lo conforman. En esta relación de micro a macro cosmos el naane siempre representa un ser en formación. “Eso significa que naane es humano vivo que se transforma en todo momento. Concebir este modo de existencia es negarse a separar de la naturaleza, lo que conlleva la adaptación y la coexistencia en un naane amazónico” (Santos 2013: 12). A través de la chagra se adivina la complejidad del manejo del mundo tikuna y la importancia que tiene dentro del orden social tikuna. La chagra es un mundo dentro del mundo. En ella se nace, se crece, se alimenta, se ama y se aprende. Para hacer chagra, incluso antes de elegir el lugar, se requieren ciertas restricciones sexuales y alimenticias. Es necesario preparar el territorio y pedir permiso a dueños. Hacer chagra es sembrar la semilla de tu familia. Chaunetü (chau = mío/ ne = cuerpo/ tü = substancia) se puede traducir como cosecha, o mejor, como substancia que procede de mi cuerpo. Los cuidados 20 , las prevenciones 21 y las curaciones22 que se requieren para cosechar los tubérculos, frutales, tallos y hojas sólo se equiparan con la crianza de los hijos. En ellos se refleja el poder, el conocimiento y la buena vida de las familias. Pero ese orden de cosas está cambiando deprisa. El estado actual del territorio muestra un cambio en las relaciones sociales que anuncia una época de enfermedades: la alteración de los 20 Por ejemplo, quemar para abonar el espacio, limpiar la chagra, sembrar cada semilla, distribuir las semillas de modo que se protejan entre ellas, etc. 21 Por ejemplo, hacer sonidos con las hojas de las yucas cuando están germinando, soplando e imitando algunos insectos, es llamarlos y decirles que sus comida esta ahí, en la chagra, para que el espacio se llene de grillos o de arrieras, que se comerán todas las hojas de los primeras yucas. 22 Por ejemplo, una vez las personas terminen de sembrar la chagra, se debe soplar todo el espacio para que de esta forma se haga una especie de techo, el cual protegerá la chagra de las plagas, de los gusanos, de los vientos fuertes. 23 ciclos estacionales, la pérdida de abundancia, la debilidad organizativa, la disminución y fragmentación del territorio y la desagregación social son algunos de sus síntomas. Hoy vemos que la producción en nuestras chagras es muy poco, solo sembramos yuca, no hay diversidad en las especies, no respetamos el calendario ecológico que nos enseñaron nuestros abuelos, tumbamos y cosechamos muy rápido sin dejar descansar el suelo, todo con el afán de tener recurso económico… perdimos el entendimiento que teníamos con la naturaleza (Entrevista a Hilda Lorenzo de San Sebastián, del 28 de abril de 2017). La pérdida del entendimiento con la naturaleza por el hecho de alejarse de los conocimientos y prácticas de manejo ecológico tradicional es vivido, en contextos amazónicos como los de Yahuarcaca, como una disminución de la resiliencia y capacidad de adaptación a los cambios globales. 8. LA DIFÍCIL ARTICULACIÓN ENTRE EL CONOCIMIENTO ECOLÓGICO TRADICIONAL Y LAS POLÍTICAS DE CAMBIO CLIMÁTICO Desde hace varias décadas numerosos autores subrayan la necesidad de dar a conocer otras visiones y perspectivas sobre el manejo y los problemas ambientales globales e incluir los saberes y practicas locales y tradicionales en el debate ético y político (Balée 1989, Posey y Balick 2006, Echeverri 2009, Van Der Hammen y Rodríguez 2014, Valdez 2014, entre muchos otros). No obstante, una comprensión y aplicación más amplia de los CET tropieza con varios obstáculos. Por una parte, a pesar de la reiterada necesidad de valorizar el conocimiento y la participación local, la confianza de las instituciones y financiadores se posa casi exclusivamente en las prácticas científicas establecidas. Para que los CET tengan legitimidad y validez deben ser descritos y traducidos a términos de la ciencia hegemónica. A eso hay que añadir que la formación científica difícilmente permite cruzar las fronteras de la interdisciplinaridad entre ciencias sociales y naturales, lo cual dificulta aún más la documentación de los CET (Vides-Almonacid 2014: 28). Por otra parte, la capacidad institucional para abrazar estrategias de adaptación surgidas de contextos locales y tradicionales es tan limitada como la participación de las comunidades locales en el diseño de esas mismas estrategias. Existe la voluntad institucional pero difícilmente la capacidad para 24 acercarse a los diferentes contextos de significado que pueblan la diversidad cultural de la Amazonia. Y no obstante, la principal dificultad para la articulación del CET a las políticas de Cambio Climático es la imposibilidad de salir de la lógica de mercado. Dicho de otro modo, la centralidad del crecimiento económico, así sea verde o sostenible, restringe nuestra capacidad de comprender las relaciones con la naturaleza bajo una perspectiva diferente. Existe un sesgo en las políticas de gestión del Cambio Climático que reduce la complejidad del CET a sus efectos económicos, cuando en realidad se trata de universos de sentido, de modelos de desarrollo y de una ética diferente y casi siempre incompatible al crecimiento económico (Nugent 2006, Ureña 2015). Las consideraciones éticas y políticas que implica, por ejemplo, el tratamiento de humanidad entre todos los pobladores de la selva, resulta difícilmente justificable cuando se priorizan las consideraciones económicas y comerciales. El pragmatismo del dinero gana cada día más terreno a los valores culturales mediante los cuales se ordenan las relaciones sociales en la selva. En cierto modo, el mismo acto de reconocimiento de los conocimientos, pero también de los territorios e identidades indígenas, resulta una forma de cooptación: los indígenas deben seral mismo tiempo los guardianes de la biodiversidad e impulsores de la inclusión de esa biodiversidad a los circuitos del capital global. La reforestación de los bosques, la explotación sostenible de los recursos naturales, los programas de conservación y manejo, los sumideros de carbono o la venta de servicios ambientales prometen ser, al mismo tiempo, un negocio muy lucrativo y la justificación discursiva de la extensión del desarrollo a las periferias del mundo. Es posible que el cambio de una economía de explotación a una economía “verde” haga más sostenible al sistema económico. Incluso puede disminuir las causas del Cambio Climático. Pero es probable que el precio a pagar sea la homogeneización de los diversos conocimientos y visiones sobre la naturaleza, lo cual es en sí mismo un riesgo, porque reduce la capacidad de respuestas colectivas y aumenta la dependencia de las poblaciones a un único sistema económico. El conocimiento indígena ha sido reconocido como válido y esperanzador con relación al medio ambiente y esto ha repercutido en una aparente autonomía para manejar sus territorios, pero está sujeta a la inclusión de proyectos de explotación sostenible que hacen parte de ideologías occidentales (Ulloa 2005: 104). 25 Sobre la ambigüedad que plantea el reconocimiento del valor de los CET y su inclusión en los proyectos de desarrollo sostenible, pende el nexo entre el conocimiento indígena y la autonomía de los pueblos indígenas. Es claro que un porcentaje grande de la subsistencia de estos pueblos depende de su conocimiento, uso y manejo de los recursos del bosque y del agua. Por un lado, la diversidad de cultivos, de plantas, de árboles, de palmas, la diversidad de especies de cacería o de pesca, así como la diversidad de ecosistemas proporciona una gran variedad de opciones de manejo y adaptación (Van der Hammen y Rodríguez 2014: 97). Por otro lado, la capacidad de la población indígena de desarrollar diversas actividades productivas (son pescadores, horticultores, cazadores, recolectores o asalariados temporales y con capacidad de aprender técnicas del mundo occidental) supone un recurso cultural de gran valor para hacer frente a los cambios de su entorno (Echeverri 2009: 26). Y finalmente, los conocimientos que implica el manejo de la diversidad de ecosistemas y de actividades resultan clave para reaccionar frente a las alteraciones ambientales y generar estrategias de adaptación exitosas. La diversidad de especies, de actividades y de conocimientos está ligada a la posibilidad de los pueblos de decidir cómo quieren vivir. En este sentido la autonomía, entendida como la tenencia de un territorio colectivo del que poder vivir según su propia cultura, es una condición necesaria para la supervivencia del conocimiento tradicional y del orden social, natural y espiritual del territorio. Y así como el territorio y la autonomía son fundamentales para la existencia de los CET, estos lo son para el diseño de estrategias de adaptación a los cambios ambientales, sociales y políticos de Yahuarcaca. La capacidad de observación de los pobladores de este humedal y la atención constante a los ciclos naturales, la necesidad de manejar los recursos de la selva para la subsistencia social de las comunidades, la mirada integral sobre los diversos ecosistemas que componen el territorio, la interdependencia de todos los seres a través de las relaciones sociales extendidas y la capacidad para actualizar sus conocimientos en función de las nuevas coyunturas en un proceso de formación y transformación constante, son parte de los recursos culturales necesarios para diseñar políticas de gestión local del Cambio Climático. Así no obstante, el problema persiste. A pesar que estos argumentos son reconocidos e incorporados a los discursos políticos sobre Cambio Climático, en contextos amazónicos como los de Yahuarcaca, gran parte de los proyectos de desarrollo sostenible consideran los CET como curiosidades culturales poco rentables para sostener las exigencias del desarrollo, de tal 26 manera que se sigue promoviendo la producción y especialización de productos y su conversión en negocios verdes como única alternativa para enfrentar los cambios venideros. Los tikuna de Yahuarcaca cuentan con una noción intrínseca de sostenibilidad a través de la figura de los dueños espirituales, pero las políticas de gestión del Cambio Climático y Global están haciendo cada vez más impracticable su lógica y tienden a ser substituidas por nuevas e innovadoras opciones de mercado. En la traducción de un concepto a otro, se desdibuja gran parte del conocimiento espiritual que fundamenta la relación “sostenible” con la naturaleza. De ese modo el reconocimiento de los CET puede acabar formando parte del discurso económico ambientalista del nativo ecológico, heredero del discurso del buen salvaje por el que los indígenas permanecerían en un estado inconcluso de civilización y de necesidad permanente de la que deben ser salvados y protegidos mediante la incorporación a las esferas nacionales e internacionales en nombre del desarrollo (Ulloa 2005). El mito de la universalidad y de la superioridad cultural siguen permeando los discursos actuales del desarrollo sostenible. La colonialidad global sigue determinando qué conocimientos son validos y cuál es el modelo cultural y económico al que debemos acomodarnos (Escobar 2011: 64). Deberíamos preguntarnos entonces si la gestión del Cambio Climático y las estrategias de adaptación y mitigación para el Crecimiento Verde no acaban resultando una forma de perpetuación del discurso colonial sobre el otro y una justificación de la apropiación territorial mediante el irrefrenable poder de financiación para la conservación de la naturaleza a través del desarrollo sostenible. 9. CONCLUSIONES Como en la mayoría de humedales amazónicos vinculados a poblaciones colindantes, los procesos ecológicos y antrópicos son indisociables, pues de la misma manera que sus pobladores se adaptan al contexto natural para el desarrollo de sus actividades y modos de vida, estas modifican las relaciones ecológicas del ecosistema. Así como cambian las relaciones sociales, así ha cambiado el paisaje: el uno es el reflejo del otro. Por ello, el impacto del Cambio Climático en el territorio de Yahuarcaca, así como de toda la región amazónica, no puede ser entendido sin el conjunto de cambios globales que afectan a su población, de tal 27 manera que la adaptación a estos cambios ambientales no puede lograrse sin una adaptación a los cambios sociales, económicos y políticos de la región. La descripción local de los cambios que han sobrevenido durante las últimas décadas en Yahuarcaca comprende la magnitud de la encrucijada y se inserta dentro del proceso de formación y transformación constante del mundo. El Cambio Climático es el llamado de atención de los dueños de la naturaleza: el clima está desordenado porque la sociedad lo está - dicen los abuelos. El desorden social explica tanto la pérdida de los conocimientos de manejo ambiental, como la transformación de las relaciones sociales entre los seres que habitan la selva - lo cual implica simultáneamente la pérdida de la abundancia, la fragmentación del territorio y la desunión social. Hemos visto como, a pesar de la valorización internacional del CET como elemento clave para el diseño de estrategias de adaptación al Cambio Climático, la comprensión del mundo que contiene, difícilmente se ajusta a la exigencia del desarrollo económico, aunque sea como crecimiento sostenible. Al contrario, cuanto más se han integrado las sociedades indígenas a los mecanismos políticos, económicos y sociales de la sociedades nacionales, más han crecido las necesidades, las relaciones desiguales y la degradación del entorno. Entonces, cómo podríamos ahora contribuir desde las políticasglobales a la adaptación al Cambio Climático si no es, precisamente, dejando que los territorios indígenas se manejen con mayor autonomía, lo cual facilite un uso y aplicación más amplios de los CET. Desde una visión propia, un territorio compartido, una autonomía alimentaria y una cultura cohesionada, aumenta la resiliencia socioecológica de la población. De la resiliencia y de la capacidad de incorporar otros conocimientos científicos y técnicos bajo una lógica propia dependerá el futuro incierto del sistema lagunar de Yahuarcaca. Sabemos que el humedal es parte de la ronda hídrica del río Amazonas, el cual modifica su comportamiento en función de los fenómenos que ocurren en toda la cuenta amazónica. En términos tradicionales, el Amazonas es la gran boa que serpentea cruzando el continente y formando un macro-territorio interconectado ecológica y espiritualmente. Sabemos también que el canal principal del río tiende a alejarse de la orilla colombiana donde se asienta el humedal, lo cual disminuye la conexión río-lagos afectando la productividad de los lagos y por tanto la supervivencia de todo el complejo socioecológico (Salcedo-Hernández et al., 2012). Para los tikuna, el territorio se enferma y los ciclos se alteran en la misma medida que 28 desaparecen los chamanes. Ambos conocimientos permiten explicar los cambios y dibujan un escenario de riesgos e incertidumbres. No sabemos cómo se moverá la gran boa, lo único seguro es que la articulación de ambas visiones explica mejor al mundo y su orden. Ni los conocimientos científicos, ni los conocimientos tradicionales van a detener el Cambio Climático, pero son la mejor oportunidad que tienen las comunidades indígenas de enfrentar la incertidumbre. Así que no sólo los indígenas deben adaptarse al Cambio Climático a través de la inserción a un modelo de economía que, a pesar de llamarse sostenible, innovador y verde, mantiene el mismo tipo de relaciones hombre-naturaleza que el capitalismo clásico. También las instituciones y organizaciones nacionales e internacionales deben aprender a mirar los problemas socioambientales a la luz de otros conocimientos. Todavía no se ha explorado qué beneficios, ideas y valores podríamos alcanzar con la integración de algunas de las herramientas conceptuales de los CET como la reflexividad entre naturaleza y cultura, la perspectiva moral del manejo ecológico, la integralidad de prácticas y conocimientos asociados al medio y el dinamismo de los conocimientos tradicionales. Hace décadas que se anuncia el peligro de una ciencia demasiado especializada, direccionada por el poder financiero y desvinculada de sus efectos éticos y ecológicos que nos arrastra hacia un mundo cada día más tecnologizado y deshumanizado. Varios autores, como Edgar Morin, Ilya Progogine, Fitjof Capra entre otros, han puesto la atención en la necesidad de reconciliación de nuestro conocimiento con nuestra existencia. El avance de la ciencia y tecnología no parece corresponderse con la creciente degradación medioambiental y pauperización social que sufre nuestro mundo (Capra 1998). Para el contexto amazónico este llamado solo puede ser escuchado si ponemos más atención a los CET. El reto es mayúsculo y necesario no solo para enfrentar el Cambio Climático y Global, sino para garantizar la vitalidad y autonomía de los pueblos indígenas. Cómo podrán las categorías científicas entender la interconexión fundamental de todos los seres, la transferencia de poderes entre los diversos cuerpos o la humanidad constitutiva de todo ser? Cómo incorporar el manejo espiritual al manejo ecológico en las políticas de adaptación al Cambio Climático y Global? 29 10. BIBLIOGRAFÍA § Balick, Michael J. 2006. Thoughts on the future of Amazonia. The region, residentes, researchers and realities. En: Posey, Darrell Addisson & Balick, Michael J. (editores). 2006. Human Impacts on Amazonia. The role of traditional ecological knowledge in conservation and development. Columbia University Press. EUA. § Borja, Miguel. 2015. Grupos indígenas y Cambio Climático en Colombia. En: Informe mundial sobre ciencias sociales 2013. Cambios ambientales globales. 2015. CICS, UNESCO. Editores OECD y UNESCO. Paris. § Capra, Fritjof. 1998. La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistema vivos. Colección Argumentos. Editorial Anagrama. 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