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Calidad del Agua Final

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DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS, EXTENSIÓN Y PUBLICACIONES / 16 DE NOVIEMBRE DE 2016 
 
ASESORÍA TÉCNICA 
PARLAMENTARIA 
 
 
La calidad del agua, de acuerdo a la 
Organización Mundial de la Salud y otros 
organismos internacionales, se puede resumir 
como las condiciones en que se encuentra el 
agua respecto a características físicas, 
químicas y biológicas, en su estado natural o 
después de ser alteradas por el accionar 
humano. La calidad del agua, en general, se 
determina comparando las características 
físicas y químicas de una muestra de agua con 
unas directrices de calidad del agua o 
estándares. Este concepto ha sido asociado 
principalmente al uso del agua para consumo 
humano, sin embargo, dependiendo de otros 
usos también se puede definir la calidad del 
agua en función de ello. 
 
El deterioro de la calidad del agua se ha 
convertido en motivo de preocupación a nivel 
mundial, debido al crecimiento de la 
población humana, la expansión de la 
actividad industrial y agrícola y la amenaza 
del cambio climático como causa de 
importantes alteraciones en el ciclo 
hidrológico 
 
En el informe sobre el Desarrollo Mundial del 
Agua 2012 de United Nations-Water se 
señalaba que la mala calidad del agua se 
traduce en muchos costos económicos: la 
degradación de los servicios de los 
ecosistemas, los costos relacionados con la 
salud, los impactos en las actividades 
económicas, el aumento de los costos de 
tratamiento de agua y la reducción de los 
valores de propiedad, entre otros 
 
Organismos internacionales como la OMS y 
las Naciones Unidas, entre otros, han 
implementado una serie de iniciativas 
tendientes a destacar la importancia de la 
calidad del agua y las principales 
problemáticas y desafíos que deben ser 
abordados en esta materia a nivel de salud 
humana, salud de los ecosistemas y el 
impacto sobre varios sistemas productivos 
relevantes para el desarrollo humano. 
 
Se plantean estrategias para garantizar una 
calidad de agua saludable con énfasis en la 
gestión preventiva de los recursos hídricos 
desde la fuente hasta su distribución al 
consumidor final en el caso del agua potable, 
que se compone principalmente de sistemas 
de vigilancia y monitoreo eficientes. 
 
 
En la actualidad, aún existe una preocupante 
falta de datos para apoyar la toma de 
decisiones y la gestión de procesos eficientes 
en esta materia, transformándose este tema en 
un gran desafío a nivel mundial. Chile no 
escapa a esta realidad, ya que la falta de datos 
sistemáticos y el bajo conocimiento sobre los 
ecosistemas acuáticos limitan una evaluación 
exacta y detallada del alcance del problema y 
es un obstáculo serio a la gestión de los 
recursos hídricos en el país. La red de 
monitoreo existente es insuficiente para 
caracterizar adecuadamente nuestros recursos 
hídricos y en particular la calidad de dichas 
aguas (Banco Mundial, 2011). 
El país cuenta actualmente con una Red de 
Monitoreo de Calidad de Aguas, a cargo de la 
Dirección General de Aguas, con una 
cobertura de estaciones a lo largo de todo el 
territorio, que incluye un total de 829 
estaciones de monitoreo. Para estos efectos se 
cuenta además con un Laboratorio Ambiental 
encargado de los análisis de muestras de 
aguas. También se cuenta con una red de 
control de calidad de aguas en lagos y 
lagunas, la cual considera un total de 20 
cuerpos de agua ubicados en las macrozonas 
Centro y Sur que son monitoreados 
periódicamente para determinar su condición 
trófica. Además, existen normas chilenas 
específicas de calidad de agua potable y para 
otros usos. 
 
A modo de conclusión se puede decir que, a 
pesar de todos los esfuerzos realizados en 
Chile, se requieren más estudios, información 
y datos sobre calidad de agua que permitan un 
análisis más integrado, pertinente y eficiente 
de la problemática, que apunten a una mejor 
toma de decisiones en esta materia y el diseño 
de políticas públicas adecuadas. 
 
 
 
 
 
 
 
Está enfocada en apoyar preferentemente el 
trabajo de las Comisiones Legislativas de 
ambas Cámaras, con especial atención al 
seguimiento de los proyectos de ley. Con lo 
cual se pretende contribuir a la certeza 
legislativa y a disminuir la brecha de 
disponibilidad de información y análisis entre 
Legislativo y Ejecutivo. 
Contacto 
E-mail: atencionparlamentarios@bcn.cl 
Tel.: (56)32-226 3168 (Valpo.) 
 
 
 
El presente documento responde a una 
solicitud parlamentaria del Congreso 
Nacional, conforme a sus orientaciones y 
particulares requerimientos. Por 
consiguiente, tanto la temática abordada 
como sus contenidos están determinados por 
los parámetros de análisis acordados y por el 
plazo de entrega convenido. Su objeto 
fundamental no es el debate académico, si 
bien su elaboración observó los criterios de 
validez, confiabilidad, neutralidad y 
oportunidad en la entrega 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Eduardo Baeza Gómez 
Es Ingeniero Agrónomo de la Pontificia 
Universidad Católica de Valparaíso, con 
formación internacional en temas de 
Agroecología, Desarrollo Sustentable y 
Políticas Económicas para el Medio Ambiente. 
Consultor nacional e internacional en 
sustentabilidad agropecuaria. Áreas de 
interés: Recursos Naturales y Desarrollo 
Sustentable. 
 E-mail: ebaeza@bcn.cl 
Tel.: (56) 32 226 3902 
 
Calidad del Agua 
mailto:atencionparlamentarios@bcn.cl
mailto:correo@bcn.cl
 
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Introducción 
El presente trabajo pone énfasis en la relevancia del concepto de calidad de agua, la situación mundial y nacional en esta materia y 
las grandes metas y desafíos que se deben enfrentar en el presente y futuro, atendiendo lo vital del recurso. 
En la elaboración de este documento se recurrió a fuentes relevantes en materia de calidad de agua tales como la Organización 
Mundial de la Salud, la UN Water de Naciones Unidas, la OCDE, el Banco Mundial y la Dirección General de Aguas de Chile. 
Definición de Calidad de Agua 
La calidad del agua, de acuerdo a la OMS y otros organismos internacionales, se puede resumir como las condiciones en que se 
encuentra el agua respecto a características físicas, químicas y biológicas, en su estado natural o después de ser alteradas por el 
accionar humano. El concepto de calidad del agua ha sido asociado principalmente al uso del agua para consumo humano, 
entendiéndose que el agua es de calidad cuando puede ser usada sin causar daño. Sin embargo, dependiendo de otros usos que se 
requieran para el agua, también se puede definir la calidad del agua en función de dichos usos. 
Como ya se mencionó, la calidad de cualquier masa de agua, superficial o subterránea depende tanto de factores naturales como de 
la acción humana. Sin la acción humana, la calidad del agua vendría determinada fundamentalmente por la erosión del substrato 
mineral, los procesos atmosféricos de evapotranspiración y sedimentación de lodos y sales, la lixiviación natural de la materia 
orgánica y los nutrientes del suelo por los factores hidrológicos, y los procesos biológicos en el medio acuático que pueden alterar la 
composición física y química del agua. Es así que la calidad del agua, en general, se determina comparando las características físicas 
y químicas de una muestra de agua con unas directrices de calidad del agua o estándares. En el caso del agua potable, estas normas 
se establecen para asegurar un suministro de agua limpia y saludable para el consumo humano y, de este modo, proteger la salud de 
las personas. Estas normas se basan normalmente en unos niveles de toxicidad científicamente aceptables tanto para los humanos 
como para los organismos acuáticos (UN Water, 2016). 
La calidad del agua y el rol de Organismos Internacionales relevantes 
La importancia del agua, el saneamiento y la higiene para la saludy el desarrollo han quedado reflejados en los documentos finales 
de diversos foros internacionales sobre políticas, entre los que cabe mencionar conferencias relativas a la salud, como la Conferencia 
Internacional sobre Atención Primaria de Salud que tuvo lugar en Alma Ata, Kazajstán (ex Unión Soviética) en 1978, conferencias 
sobre el agua, como la Conferencia Mundial sobre el Agua de Mar del Plata (Argentina) de 1977, que dio inició al Decenio 
Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental, así como los Objetivos de Desarrollo del Milenio aprobados por la 
Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 2000 y el documento final de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible 
de Johannesburgo de 2002. Más recientemente, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo de 2005 a 2015 como 
Decenio Internacional para la Acción “El agua, fuente de vida” (Organización Mundial de la Salud, 2006). 
En cuanto a normas internacionales de calidad del agua de consumo, la OMS (2006) señaló que el motivo principal para no promover 
la adopción de referentes internacionales al respecto se debe a que es preferible crear normas y reglamentos nacionales particulares 
basados en un método de análisis de riesgos y beneficios (de tipo cualitativo o cuantitativo), es decir que recojan la realidad de cada 
país. 
Riesgos para la salud humana asociados a la mala calidad del agua 
La experiencia ha demostrado que los peligros microbianos continúan siendo la principal preocupación tanto de los países 
desarrollados como de los países en desarrollo, debido a su gran repercusión en la salud de las personas. 
Se reconoce cada vez más que la exposición por medio del agua de consumo a unas pocas sustancias químicas, como el fluoruro, el 
arsénico y el nitrato, produce grandes efectos sobre la salud que mencionaremos más adelante, y otras sustancias, como el plomo, el 
selenio y el uranio, pueden producir también efectos significativos en determinadas condiciones. El interés por los peligros derivados 
de la presencia de sustancias químicas en el agua de consumo aumentó como consecuencia del reconocimiento de la magnitud de la 
exposición al arsénico presente en el agua de consumo en varios lugares del mundo (OMS, 2006). 
Las garantías de calidad del agua para consumo dependen de la consideración y manejo de una serie de aspectos (OMS, 2006), tales 
como: 
- Aspectos microbiológicos: es importante aplicar durante todo el proceso de abastecimiento, desde la cuenca de captación al 
consumidor, barreras múltiples a agentes patógenos (Tabla 1) para evitar la contaminación del agua de consumo o para reducirla a 
niveles que no sean perjudiciales para la salud. Barreras múltiples como la protección de los recursos hídricos, la selección y 
aplicación correctas de una serie de operaciones de tratamiento y la gestión de los sistemas de distribución para mantener y proteger 
 
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la calidad del agua tratada, con énfasis en la prevención o reducción de la entrada de patógenos a los recursos hídricos, lo que 
reduciría la dependencia de las operaciones de tratamiento para la eliminación de patógenos. En términos generales, los mayores 
riesgos microbianos son los derivados del consumo de agua contaminada con heces humanas o animales. Las heces pueden ser fuente 
de patógenos, como bacterias, virus, protozoos y helmintos. Los patógenos fecales son los que más preocupan a la hora de fijar metas 
de protección de la salud relativas a la inocuidad microbiana. No obstante, para garantizar la inocuidad microbiana del agua de 
consumo no puede confiarse únicamente en la realización de análisis del producto final, incluso si se realizan con frecuencia. 
La desinfección química de un sistema de abastecimiento de agua de consumo que presenta contaminación fecal reducirá el riesgo 
general de enfermedades, pero no garantizará necesariamente la seguridad del suministro. La eficacia de la desinfección puede ser 
insatisfactoria frente a algunos patógenos con resistencia natural o en patógenos presentes en flóculos o partículas que los protegen 
de la acción del desinfectante. Una turbidez elevada puede proteger a los microorganismos de los efectos de la desinfección, estimular 
la proliferación de bacterias y generar una demanda significativa de cloro. 
Cabe mencionar que la presencia en el agua de algunas sustancias químicas usadas en el tratamiento del agua o procedentes de 
materiales en contacto con el agua pueden afectar la salud, tales como: Cloro, Monocloramina, Bromato, Clorato, Dicloroacetato, 
Acrilamida, Cobre, Plomo, Níquel, entre otros. 
Tabla 1. Agentes patógenos transmitidos por el agua y su importancia en los sistemas de abastecimiento de agua. 
 
 
Fuente: OMS, 2006 
 
- Aspectos químicos: los componentes químicos producen efectos adversos sobre la salud tras periodos de exposición prolongados. 
Pocos componentes químicos del agua pueden ocasionar problemas de salud como resultado de una exposición única, excepto en el 
 
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caso de una contaminación masiva accidental de una fuente de abastecimiento de agua de consumo. La experiencia demuestra que 
en un gran número de incidentes de este tipo el agua se hace imbebible, por su gusto, olor o aspecto inaceptables. 
Entre los componentes químicos de origen natural que provocan daño a la salud (Tabla 2) se pueden citar, a modo de ejemplo, el 
fluoruro, que frente a exposiciones a altas concentraciones puede generar manchas en los dientes y, en casos graves, fluorosis ósea 
incapacitante. De modo similar, el arsénico, que frente a una exposición excesiva puede ocasionar un riesgo significativo de cáncer 
y lesiones cutáneas. Por su parte, el uranio y el selenio, también pueden ocasionar problemas de salud cuando su concentración es 
excesiva. 
Entre otros ejemplos importantes de citar está la presencia de nitratos y nitritos en el agua, que se ha asociado con la 
metahemoglobinemia, sobre todo en lactantes alimentados con mamadera. La presencia de nitratos puede deberse a la aplicación 
excesiva de fertilizantes o a la filtración de aguas residuales u otros residuos orgánicos a las aguas superficiales y subterráneas. 
Además, en zonas con aguas corrosivas o ácidas, la utilización de cañerías y accesorios o soldaduras de plomo puede generar 
concentraciones altas de plomo en el agua de consumo, que ocasionan efectos neurológicos adversos. 
Para efectos analíticos, se han calculado valores de referencia para muchos componentes químicos del agua de consumo, los que 
representan normalmente la concentración de un componente que no ocasiona ningún riesgo significativo para la salud cuando se 
consume durante toda una vida (Tablas 2 y 3). Algunos valores de referencia se han fijado con carácter provisional basándose en la 
concentración alcanzable mediante tratamiento y la capacidad de detección analítica. En estos casos, el valor de referencia es mayor 
que el calculado basándose en efectos sobre la salud. 
 
 
Tabla 2. Valores de referencia correspondientes a sustancias químicas de origen natural cuya presencia en el agua de consumo puede afectar a la 
salud 
 
 
Fuente: OMS, 2006 
 
 
 
 
 
 
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Tabla 3. Valores de referencia correspondientes a sustancias químicas de fuentes industriales y núcleos habitados cuya presencia en el agua de 
consumo puede afectar a la salud 
 
Fuente: OMS, 2006 
 
- Aspectos radiológicos: la presencia en el agua de consumo de radionúclidos de origen natural es importante de ser considerada, aun 
cuando su contribución a la exposición total a radionúclidos es muy pequeña en circunstancias normales. Para su medición se utiliza 
un sistema basado en el análisis de la radiactividad alfa total y beta total en el agua de consumo. Aunquela detección de niveles de 
radiactividad superiores a los umbrales de selección no indica que exista un riesgo inmediato para la salud, debe impulsar una 
investigación adicional para determinar qué radionúclidos son responsables de la radiactividad y los posibles riesgos existentes, 
teniendo en cuenta las circunstancias locales. 
- Aspectos relativos a la aceptabilidad: el agua no debe presentar sabores u olores que pudieran resultar desagradables para la mayoría 
de los consumidores. Los consumidores evalúan la calidad del agua de consumo basándose principalmente en sus sentidos. Los 
componentes microbianos, químicos y físicos del agua pueden afectar a su aspecto, olor o sabor y el consumidor evaluará su calidad 
y aceptabilidad basándose en estos criterios. Aunque es posible que estas sustancias no produzcan ningún efecto directo sobre la 
salud, los consumidores pueden considerar que el agua muy turbia, con mucho color, o que tiene un sabor u olor desagradable es 
insalubre y rechazarla. 
Estrategias y metas para garantizar una calidad de agua saludable 
La gestión preventiva es el mejor sistema para garantizar la seguridad del agua de consumo y debe tener en cuenta las características 
del sistema de abastecimiento de agua, desde la cuenca de captación y la fuente hasta su utilización por los consumidores. Es 
fundamental adoptar un sistema de colaboración entre los múltiples organismos que tienen responsabilidades en aspectos específicos 
del ciclo del agua, para garantizar su participación en la gestión de la calidad del agua. 
 
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La vigilancia es una actividad de investigación que se realiza para detectar y evaluar posibles riesgos para la salud asociados al agua 
de consumo. Uno de los objetivos de un programa de vigilancia debe ser garantizar la pronta adopción de medidas para evitar y 
corregir los problemas. En ocasiones, puede ser preciso aplicar multas para fomentar y garantizar el cumplimiento de las normas. La 
vigilancia contribuye a proteger la salud pública fomentando la mejora de los llamados “indicadores de servicio” del abastecimiento 
de agua de consumo. En la mayoría de los países, el organismo responsable de la vigilancia de los servicios de abastecimiento de 
agua de consumo es el ministerio de salud (o de salud pública) y sus redes. La responsabilidad también puede recaer en un organismo 
de protección del medio ambiente o de salud ambiental. El organismo encargado de la vigilancia es responsable de realizar un examen 
independiente (externo) y periódico de todos los aspectos relativos a la seguridad, mientras que el proveedor del agua es responsable 
en todo momento de realizar controles de calidad con regularidad, del monitoreo operativo y de garantizar que se aplican prácticas 
adecuadas de operación del sistema (OMS, 2006). 
El monitoreo operativo es la realización de observaciones o mediciones, según un plan establecido, para determinar si las medidas 
de control existentes en un sistema de abastecimiento de agua de consumo funcionan correctamente. En la mayoría de los casos, el 
monitoreo operativo se basará en observaciones o pruebas sencillas y rápidas, tales como la medición de la turbidez o la 
comprobación de la integridad estructural de las instalaciones, en lugar de realizar complicados análisis microbiológicos o químicos. 
Es necesario realizar una verificación final para comprobar que el sistema en su conjunto opera en condiciones seguras. La 
verificación puede realizarla el proveedor o una autoridad independiente, o pueden intervenir ambos, dependiendo del país. 
De acuerdo a la OMS (2006) en todos los sistemas de abastecimiento de agua de consumo se debe aplicar una gestión de la calidad 
del agua de tipo preventivo, en base a los valores de referencia para sustancias concretas descritos anteriormente, los que constituyen 
metas de protección de la salud para sustancias químicas presentes en el agua de consumo. En los casos en que se han implantado 
procesos de tratamiento del agua destinados a eliminar productos químicos específicos se deben aplicar metas relativas a la calidad 
del agua para determinar las necesidades de tratamiento pertinentes. Es importante establecer metas relativas a la calidad del agua 
sólo para aquellas sustancias químicas que puedan constituir un peligro para la salud o puedan afectar a la aceptabilidad por los 
consumidores del agua de consumo, previa evaluación. 
Las metas relativas a la calidad del agua también se utilizan en el proceso de certificación de los productos químicos presentes en el 
agua como resultado de su tratamiento o procedentes de materiales que están en contacto con el agua. En este tipo de aplicaciones se 
formulan supuestos que permiten elaborar normas aplicables a la certificación de materiales y productos químicos. 
En lo que respecta a los peligros microbianos, las metas relativas a la calidad del agua en lo que respecta a la presencia de agentes 
patógenos son principalmente un componente del desarrollo de las metas relativas a la eficacia, y no tienen aplicación directa. En 
ciertos casos, en particular cuando se emplean técnicas no convencionales en grandes instalaciones, puede ser oportuno establecer 
metas relativas a la calidad del agua para contaminantes microbianos (OMS, 2006). 
La OMS (2006) plantea que la protección de los recursos y de la fuente constituyen las primeras barreras en la protección de la 
calidad del agua de consumo. Si la gestión de la cuenca de captación no es competencia del proveedor de agua de consumo, la 
planificación y ejecución de las medidas de control deberán coordinarse con otros organismos, como autoridades de planificación, 
juntas de gestión de cuencas de captación, autoridades de reglamentación de los recursos medioambientales e hídricos, autoridades 
de tránsito, servicios de urgencia, y empresas agropecuarias, industriales u otras cuyas actividades afectan a la calidad del agua. 
Inicialmente, puede ser imposible aplicar todas las medidas de protección de los recursos y de la fuente, no obstante, debe darse 
prioridad a la gestión de la cuenca de captación 
En relación a las aguas subterráneas de acuíferos profundos y confinados, estas son habitualmente inocuas desde el punto de vista 
microbiológico y químicamente estables si no existe contaminación directa, sin embargo, los acuíferos poco profundos o no 
confinados pueden estar expuestos a contaminación por las descargas o filtraciones asociadas a las prácticas agropecuarias, las redes 
de saneamiento y alcantarillado locales y los residuos industriales (OMS, 2006). 
Situación mundial actual y desafíos futuros 
En el 2015, el 91% de la población mundial tenía acceso a una fuente mejorada de abastecimiento de agua potable, en comparación 
con el 76% en 1990. Desde 1990, 2600 millones de personas han obtenido acceso a fuentes mejoradas de agua para bebida. En la 
actualidad, 4200 millones de personas tienen agua corriente y 2400 millones obtienen agua de otras fuentes mejoradas de 
abastecimiento, como grifos públicos, pozos protegidos y perforaciones. Por otra parte, 663 millones de personas se abastecen de 
fuentes no mejoradas, de las cuales 159 millones dependen de aguas superficiales (Organización Mundial de la Salud, Junio de 2015). 
En todo el mundo, al menos 1800 millones de personas (cerca del 25% de la población mundial) se abastecen de una fuente de agua 
potable que está contaminada por heces, lo que puede transmitir enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre 
tifoidea y la poliomielitis. Se calcula que la contaminación del agua potable provoca más de 502000 muertes por diarrea al año. 
 
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El cambio climático, el aumento de la escasez de agua, el crecimiento de la población, los cambios demográficos y la urbanización 
ya suponen desafíos para los sistemas de abastecimientode agua. De aquí a 2025, la mitad de la población mundial vivirá en zonas 
con escasez de agua. En los países de ingresos bajos y medios, el 38% de los centros sanitarios carecen de fuentes de agua, el 19% 
de saneamiento mejorado, y el 35% de agua y jabón para lavarse las manos. En este contexto, la reutilización de las aguas residuales 
para recuperar agua, nutrientes o energía se está convirtiendo en un desafío importante. Los países están utilizando cada vez más las 
aguas residuales para regar, lo que en países en desarrollo esto representa el 7% de las tierras de regadío. Si bien esta práctica plantea 
riesgos para la salud, la gestión segura de las aguas residuales puede aportar importantes beneficios, como el aumento de la 
producción de alimentos (OMS, 2015). 
El deterioro de la calidad del agua se ha convertido en motivo de preocupación a nivel mundial con el crecimiento de la población 
humana, la expansión de la actividad industrial y agrícola y la amenaza del cambio climático como causa de importantes alteraciones 
en el ciclo hidrológico. A nivel global, el principal problema relacionado con la calidad del agua lo constituye la eutrofización, que 
es el resultado de un aumento de los niveles de nutrientes (generalmente fósforo y nitrógeno) y afecta sustancialmente a los usos del 
agua. Las mayores fuentes de nutrientes provienen de la escorrentía agrícola y de las aguas residuales domésticas, de efluentes 
industriales y emisiones a la atmósfera procedentes de la combustión de combustibles fósiles y de los incendios forestales. Los lagos 
y los pantanos son especialmente susceptibles a los impactos negativos de la eutrofización debido a su complejo dinamismo, con un 
periodo de residencia del agua relativamente largo, y al hecho de que concentran los contaminantes procedentes de las cuencas de 
drenaje. 
UN Water (2016) apunta a que es cada vez mayor la preocupación acerca del impacto en los ecosistemas acuáticos de los productos 
cosméticos y farmacéuticos como las píldoras anticonceptivas, analgésicos y antibióticos. Poco se sabe de sus efectos a largo plazo 
sobre los humanos y los ecosistemas, aunque se cree que algunos pueden suplantar las hormonas naturales en los humanos y otras 
especies. El agua contaminada por los diversos agentes señalados, en muchos casos, no puede utilizarse para consumo, para baño, 
para la industria o la agricultura y reduce de forma efectiva la cantidad de agua disponible en una determinada zona. 
Cada día se vierten millones de toneladas de aguas residuales sin tratar y de desechos industriales y agrícolas en los sistemas hídricos 
del mundo, con lo cual el agua limpia escasea de manera creciente, en especial con el cambio climático. El calor también puede ser 
un agente contaminante, al elevar la temperatura del agua. Los contaminantes constituyen la principal causa de la degradación de la 
calidad de agua en el mundo. 
UN Water en su informe sobre el Desarrollo Mundial del Agua 2012 señalaba que la mala calidad del agua se traduce en muchos 
costos económicos: la degradación de los servicios de los ecosistemas, los costos relacionados con la salud, los impactos en las 
actividades económicas, el aumento de los costos de tratamiento de agua y la reducción de los valores de propiedad, entre otros. Al 
respecto Ban Ki-Moon, actual Secretario General de Naciones Unidas, ha señalado que los pobres son las primeras y mayores 
víctimas de la contaminación, de la escasez de agua y de la falta de un saneamiento adecuado. 
La respuesta de la OMS en su calidad de autoridad internacional en materia de salud pública y calidad del agua se ha centrado en 
encabezar los esfuerzos mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades por el agua y asesorar a los gobiernos acerca del 
desarrollo de metas y normativas relacionadas con la salud. Para ello ha elaborado una serie de guías sobre la calidad del agua, en 
particular sobre el agua potable, el uso seguro de las aguas residuales y la salubridad de las áreas acuáticas recreativas. 
En la actualidad, a pesar de los esfuerzos y estudios realizados sobre calidad del agua, aún existe una falta de datos para apoyar la 
toma de decisiones y la gestión de procesos eficientes en esta materia, transformándose este tema en un gran desafío a nivel mundial. 
Calidad del Agua en Chile 
Los sistemas hidrográficos chilenos se caracterizan por el reducido tamaño de las cuencas y el corto recorrido y fuerte pendientes de 
los ríos, cuyas características contribuyen a que los problemas de contaminación tengan un ámbito espacial más reducido y 
favorezcan los procesos de auto purificación de los cauces. Sin embargo, desde la Región Metropolitana al norte, la escasa 
disponibilidad de las aguas y la alta magnitud relativa de las extracciones, determina que la capacidad de dilución de contaminantes 
sea baja y que se tenga una mayor vulnerabilidad frente a los procesos de contaminación. También son particularmente vulnerables 
a la contaminación los lagos costeros que se comportan como sumideros de los contaminantes que llegan desde aguas arriba y, por 
otra parte, los acuíferos que en Chile son principalmente libres o semi-confinados y poco profundos en las partes medias y bajas de 
las cuencas (Banco Mundial, 2011) . 
Como ya se indicó en parte, la falta de datos sistemáticos y el bajo conocimiento sobre los ecosistemas acuáticos limitan una 
evaluación exacta y detallada del alcance del problema y es un obstáculo serio a la gestión de los recursos hídricos en el país. La red 
de monitoreo existente es insuficiente para caracterizar adecuadamente los ríos, lagos, estuarios y zonas costeras del país. En la 
actualidad existen áreas del territorio donde no se dispone de información de calidad del agua. La red mínima de lagos considera 
exclusivamente 14 de los 375 lagos con superficie de mayor de 3km2. Los lagos costeros son actualmente los cuerpos de agua más 
 
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vulnerables debido a que reciben la carga contaminante proveniente del valle central y estos no son considerados dentro de la red 
mínima. La información disponible sobre el estado ambiental de estos lagos costeros proviene fundamentalmente de fuentes de 
información de algunas ONG. Además, la red considera un conjunto limitado de parámetros y no los estratifica en función de la 
heterogeneidad que se observa a lo largo del territorio nacional (Banco Mundial, 2011). 
El Banco Mundial (2011) señala que la contaminación de los cursos y cuerpos de agua de Chile tiene orígenes naturales y/o 
provocados por el hombre. Existe un nivel de contaminación natural importante de las aguas debido a fenómenos volcánicos, suelos 
salinos y estratos metalogénicos, entre otros. De hecho, en diferentes partes del país, la calidad natural de las aguas sobrepasa los 
niveles máximos establecidos en la norma vigente para uso humano (por ejemplo, arsénico y salinidad) o riego (por ejemplo, boro). 
También, y a pesar de las iniciativas tendientes a proteger, mantener y recuperar la calidad de las aguas, existe una contaminación 
causada por el hombre en la mayoría de los cursos de agua, con excepción de las zonas de cabecera. 
CADE-IDEPE (2005) en su estudio "Diagnóstico y Clasificación de los Cursos y Cuerpos de Agua según Objetivos de Calidad", 
citado por el Banco Mundial (2011) indica que desde 1998 incipientemente y con mayor intensidad a partir de 2006, Chile ha hecho 
esfuerzos importante en el tratamiento de los riles de las empresas sanitarias y de los establecimientos industriales. En consecuencia, 
las descargas de los elementos controlados por estas normas han disminuido significativamente, lo que debería haber tenido un 
impacto positivo sobre la calidad de los ríos, acuíferos y zonas costeras del país. Lo anterior ha contribuido a la disminución de la 
incidencia de las enfermedades entéricas (cólera, hepatitis A, fiebre tifoidea, paratifoidea)que son transmitidas por el agua potable 
y el consumo de alimentos vegetales crudos contaminados por agua de riego. 
Sin embargo, las normas de emisión no abordan todos los tipos y todas las fuentes de contaminantes. Las principales fuentes de 
contaminación de origen humano son: la contaminación difusa, principalmente agrícola, agro-forestal y de los pasivos asociados a 
los residuos mineros, así como la contaminación de las pequeñas minerías artesanales que todavía no han sido controladas. Los 
sectores económicos que presentan los mayores riesgos de contaminación son: sector forestal, sector energético, sector acuícola, 
sector agrícola y sector minero. 
Diversos estudios muestran que los niveles de fósforo total y oxígeno disuelto se han mejorado en los principales lagos del país, pero 
la concentración en nitrógeno total sigue creciendo. La mejora de los niveles de fósforo y oxígeno disuelto está atribuida al 
incremento del tratamiento de las aguas servidas. Los lagos costeros y los estuarios son particularmente vulnerables y se ha visto un 
crecimiento importante de los fenómenos de eutrofización en algunos de ellos, como el lago Budi, Lanalhue, y Vichuquén (Contreras, 
2010, citado por Banco Mundial, 2011). En la zona centro sur de Chile, de acuerdo a datos aportados por la Red Nacional de 
Monitoreo de la DGA, se muestra un incremento significativo en el nitrógeno/nitrato disuelto entre los años 1985 y 2008, 
específicamente en 6 de los 9 ríos principales (Biobio, Bueno, Imperial, Maule, Rapel y Valdivia) y un incremento significativo en 
el fósforo/fosfato en sólo 2 de los 9 ríos (Rapel y Maule) (ver Tabla 4). En el Norte de Chile, los ríos tienen en general una elevada 
concentración de metales pesados provenientes de polución natural y minera. La concentración de metales pesados y sulfatos 
(subproducto de la minería) en ríos importantes de la zona es elevada, excediendo en muchos casos las guías chilenas de agua para 
riego (Copiapó, Huasco, Los Choros, Elqui, Limarí, Choapa, Petorca, Ligua, Aconcagua, Maipo y Rapel). También se indica que 
hay incrementos estadísticamente significativos desde los años 80 en niveles de arsénico, cobre y sulfatos en el río Elqui y de sulfatos 
en los ríos Aconcagua, Choapa, Copiapó, Huasco, Limarí y Maipo. La concentración de sulfatos en los ríos Elqui y Copiapó está 
aumentando mucho. El río Elqui concentra más del 25% de las grandes minas de la región con un gran número de minas de oro y 
varias de cobre y muestra el mayor nivel de contaminación de entre los ríos estudiados (ver Tabla 5) (Pizarro, 2010, citado por Banco 
Mundial, 2011). 
 
 Tabla 4. Concentraciones de nitratos y fosfatos en ríos 
Ríos NO3 – N (%) PO4 – P (%) 
Rapel 1,57 0,23 
Mataquito 0,55 0,29 
Maule 0,49 0,24 
Itata 0,35 0,41 
Biobío 0,21 0,15 
Imperial 0,40 0,23 
Toltén 0,11 0,23 
Valdivia 0,31 0,10 
Bueno 0,18 0,12 
 Fuente: Pizarro, 2009, citado por Banco Mundial, 2011. 
 
 
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Tabla 5. Ríos con concentraciones promedio por encima de las guías chilenas para riego 
Guía chilena para agua de riego Número de ríos con cuya concentración excede la guía 
(de un total de 12 ríos) 
As (µg/l) (100) 7 
Cu (µg/l) (200) 4 
Cr (µg/l) (100) 1 
Hg (µg/l) (1) 11 de 11 ríos 
Cd (µg/l) (10) 8 de 8 ríos 
Mo (µg/l) (10) 12 
Sulfatos (mg/l) (250) 4 
 Fuente: Pizarro, 2010, citado por Banco Mundial, 2011. 
En Chile, la agricultura tiene un reconocido impacto sobre la calidad del agua generado por la intensidad de las aplicaciones de 
agroquímicos y nutrientes (Tabla 6) pero también por los cambios en el uso de suelos. Los impactos incluyen: contaminación de 
agua para beber y eutroficación de lagos y aguas costeras que reduce los valores de recreación y pesca. Sin embargo, la medición 
biofísica de los impactos es relativamente escasa y las estimaciones de costos no se han reportado. Además, la contaminación desde 
otras fuentes, tales como acuicultura, industria pesada y aguas residuales municipales son generalmente consideradas como de más 
presión ambiental (OCDE, 2012). 
De acuerdo a lo señalado por la OCDE (2012) el agua, como componente básico para la vida en la tierra, es central para las actividades 
económicas enlazadas directamente con la sanidad biológica y la productividad. No obstante, la sensibilidad a la calidad del agua 
varía a través de estos diferentes usos y algunas de las categorías (de uso) más importantes pueden ser identificadas de manera 
relativamente fácil. Algunas de estas categorías pueden superponerse a cierto nivel y requieren un mayor refinamiento, análisis y 
discusión, poniendo nuevamente en evidencia la falta de estudios e información en esta materia. Entre las categorías importantes en 
cuanto a sensibilidad a la calidad del agua se pueden citar la salud humana, la salud de los ecosistemas, los sectores productivos 
como agricultura y pesca, las actividades recreacionales en agua, entre otros sectores industriales en que la calidad del agua es 
relevante. 
Tabla 6. Sustancias químicas, con sus valores de referencia, usadas en actividades agropecuarias cuya presencia en el agua de consumo puede 
afectar a la salud 
 
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Fuente: OMS, 2006 
El país cuenta con una Red de Monitoreo de Calidad de Aguas con una cobertura de estaciones a lo largo de todo el territorio 
(Dirección General de Aguas, 2016), que incluye un total de 829 estaciones de monitoreo. Para estos efectos se cuenta además con 
un Laboratorio Ambiental encargado de los análisis de muestras de aguas. En dichas estaciones se miden y registran parámetros 
fundamentales de la calidad del agua, tales como temperatura del agua, pH, Oxígeno Disuelto, Conductividad Eléctrica y otros que 
son analizados en laboratorio como Aluminio, Arsénico, Cadmio, Cobalto, Cobre, Cromo, Hierro, Manganeso, Mercurio, Molibdeno, 
Níquel, Plata, Plomo, Selenio, Zinc, Calcio, Cloruro, Magnesio, Potasio, Sodio, Sulfato, Boro, Demanda Química de Oxígeno 
(DQO), Clorofila “a”, Sílice, Fosfato y Nitrógeno. Esta red permite el monitoreo constante de la calidad de los recursos tanto 
superficiales como subterráneos. 
Los objetivos principales del monitoreo frecuente de la calidad de las aguas en Chile son: 
 Caracterizar las aguas e identificar cambios o tendencias en su calidad a través del tiempo. 
 Identificar los problemas de calidad del agua específicos existentes o emergentes. 
 Reunir información para diseñar programas precisos de prevención o remediación de la contaminación. 
 Determinar el cumplimiento de las normativas o si la aplicación de medidas de control de la contaminación se están 
cumpliendo en forma eficaz. 
Por otra parte, existe también una Red de Control de Calidad de Aguas en lagos y lagunas, la cual considera un total de 20 cuerpos 
de agua ubicados en las macrozonas Centro y Sur que son monitoreados periódicamente para determinar su condición de trofía, la 
que se establece a partir de tres parámetros: Fósforo, Nitrógeno y Clorofila. La condición trófica corresponde a la clasificación de 
los recursos hídricos realizada mediante la concentración de nutrientes y considera cuatro categorías: oligotrófico, mesotrófico, 
eutrófico e hipertrófico (Tabla 7). 
 
Tabla 7. Clasificación de la condición trófica 
Condición Trófica Fósforo Total (µg/l) Nitrógeno Total (µg/l) Clorofila a (µg/l) 
Oligotrofia ˂ 10 ˂ 350 ˂ 3,5 
Mesotrofia 10-30 350-650 3,5-9 
 
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Eutrofia 30-100 650-1200 9-25 
Hipereutrofia ˃ 100 ˃ 1200 ˃ 25 
Fuente: Evaluación de la condición trófica de la red de control de lagos de la DGA, diciembre 2014 
 
La Dirección General de Aguas a través del Departamento de Conservación y Protección de Recursos Hídricos también tiene a su 
cargo la función de proponer y desarrollar las políticassobre conservación y protección de los recursos hídricos y coordinar las 
funciones que correspondan en estas materias a los distintos organismos y servicios públicos. Asimismo, tiene a su cargo la ejecución 
y control de la calidad de los recursos hídricos mediante la operación de una red de monitoreo de aguas superficiales y subterráneas 
con el objetivo de caracterizar la calidad del recurso hídrico a partir de sus parámetros físico-químicos. 
En cuanto a las Normas de Calidad de Agua en Chile, se citan y describen brevemente a continuación: 
NCh 1333. Norma Chilena Oficial que fija requisitos de calidad de agua para diferentes usos. Norma preparada por la División de 
Normas del Instituto de Nacional de Normalización INN, la cual fija los criterios de calidad del agua de acuerdo a su uso, 
contribuyendo así a preservar y proteger la calidad de las aguas de contaminaciones con residuos de cualquier tipo. 
NCh 409/1. Norma Chilena Oficial que fija los requisitos de calidad para Agua Potable en todo el territorio nacional y se aplica al 
agua potable proveniente de cualquier servicio de abastecimiento. 
NCh 409/2. Norma Chilena Oficial que establece los procedimientos de inspección y muestreo para verificar los requisitos 
microbiológicos, químicos, radiactivos, organolépticos y de desinfección del agua potable especificados en la NCh 409/1. La norma 
se aplica al agua potable de cualquier servicio de abastecimiento. 
 
 
 
 
 
Referencias 
 
Banco Mundial (2011). Diagnóstico de la Gestión de Recursos Hídricos en Chile. Disponible en: http://bcn.cl/cj1z (Noviembre 
2016) 
Dirección General de Aguas (2016). Atlas del Agua (Capítulo 2. Nuestra Agua). Disponible en http://bcn.cl/1vkhe (Noviembre 
2016) 
OCDE (2012). Agriculture and Water Quality: Monetary Costs and Benefits across OECD Countries. Disponible en 
http://bcn.cl/1y4iw (Noviembre 2016) 
Organización Mundial de la Salud (2006). Guías para la calidad del agua potable: incluye el primer apéndice (Tercera ed., Vol. 1). 
Suiza: Ediciones de la OMS. Disponible en http://bcn.cl/1yg7c (Noviembre 2016) 
Organización Mundial de la Salud (Junio de 2015). Agua. Nota descriptiva N° 391. Disponible en http://bcn.cl/1yg7j (Noviembre 
2016) 
Sitio Web Oficial de UN Water. Disponible en http://bcn.cl/1y4h3 (Noviembre 2016) 
 
http://bcn.cl/1y4iw
http://bcn.cl/1y4h3

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