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Hobsbawm: INDUSTRIA E IMPERIO
Revolución industrial: Gran Bretaña, economía mundial, influencia y poder.
Hay un momento en la historia universal en que Gran Bretaña puede ser descrita como el único
taller del mundo, único importador y exportador masivo, transportista, poder imperialista,
inversor extranjero y potencia naval. La estructura de transacciones que ésta construyó fue
indispensable para el resto del mundo. Se convirtió en agencia de intercambio económico entre
los países adelantados y atrasados, industriales y no.
La economía liberal mundial como autorreguladora pero con Gran Bretaña a la cabeza, llegó al
colapso en el período de entreguerras. El sistema político correspondiente (limitados países
tenían monopolio de la industria, militar y político en lo demás) colapsó en 1917 con la
revolución Rusa. Gran Bretaña quedó muy afectada, ya no era esencial para el mundo.
GB combina sus instituciones y prácticas sociales y políticas con el pasado preindustrial. Tres
factores determinan el grado en que se transforman las instituciones: la flexibilidad,
adaptabilidad o resistencia de las viejas instituciones, la urgencia de la necesidad de
transformación y los riesgos a las revoluciones. En GB la resistencia al desarrollo capitalista
dejó de ser efectiva hacia fines del s. XVII: la misma aristocracia era una especie de burguesía
y con un par de revoluciones adaptaron la monarquía. Las clases de trabajadores eran
numéricamente dominantes, era necesario mantener amortiguadas las tensiones sociales y
prevenir que las diferencias entre sectores de clases dirigentes se descontrolaran. GB levantó
una inmensa barrera de poder que protegió al país de catástrofes políticas y económicas que
llevarían a grandes cambios. Nunca fue derrotada en la guerra y el status quo se vio
amenazado pero jamás derrotado. El país no podía ni puede ser gobernado a su clase obrera
pero puede conciliar con un sector crucial de esta mayoría.
Los cambios sobrevenidos en 1750 han sido profundos y rápidos. Dos fenómenos: preferencia
por mantener la forma de viejas instituciones con un contenido modificado (ejemplo: monarquía
hoy); y tendencia de las innovaciones revolucionarias a adquirir una tono de tradición
(tradicionalismo industrializado).
El hecho de que GB se haya industrializado antes y haya estado preparada para hacerlo
minimizó problemas de otros países de industrialización posterior. El pasado de la Revolución
industrial aún pesa sobre el presente.
CAPÍTULO 1: GB en 1750
Londres: ¾ millón de habitantes, puertos y centros manufactureros crecían con rapidez. 6000
barcos mercantes superaban varias veces los de Francia. Ya estaba presente la máquina de
vapor. La mayor parte de su riqueza la debe a sus colonias y a la industria de sus habitantes
(transporte y el intercambio con otros países). El comercio estaba íntimamente ligado con el
sistema político único de GB en el que los reyes estaban ligados al Parlamento controlado a su
vez por una oligarquía terrateniente. Todo el sistema inglés estaba basado en un gobierno
preocupado por las necesidades de las clases medias.
Era la más floreciente de las economías, su pueblo estaba bien alimentado, sus instituciones
estables. Progreso económico y técnico y liberalismo; sin embargo, nadie esperaba la
transformación con la revolución industrial. Pero hubo una explosión demográfica que multiplicó
la población. En 1750 Inglaterra ya era una economía monetaria de mercado nacional, nación
de productores para la venta en el mercado, y nación de clientes. La insaciable demanda de
alimentos y combustible transformó la agricultura del sur y del este, atrajo suministros regulares
por vía fluvial y terrestre y estimuló las minas de carbón. No había un campesinado en el
sentido continental. Hacia 1750 millones de propietarios arrendaban su tierra a aparceros, se
contrataban jornaleros, servidores; esto generó un sistema sustancial de ingresos y ventas en
metálico. El trabajador típico era el artesano que se iba especializando cada vez más en un
producto determinado y se iba convirtiendo en obrero asalariado.
Los centros de mercado se convirtieron en ciudades con talleres y factorías. La naturaleza de
este sistema de industria doméstica rural se esparció por todo el campo británico y sirvió para
espesar la red de transacciones dinerarias, toda villa que se especializara, implicaba que otra
se especializara en venderle los alimento que ya no producía. Todo esto provocó en los nobles
intereses en inversiones como canales y caminos de peaje.
El sector manufacturero contó con los intereses políticos de sectores del país y del gobierno;
ello hizo que a fines del siglo XVII los fabricantes de tejidos fueron prohibidos de importar
indianas extranjeras: proteccionismo. Inglaterra no era un estado burgués sino una oligarquía
terrateniente, élite postrevolucionaria.
CAPITULO 2: El origen de la Revolución Industrial
Fue una aceleración del crecimiento determinada y conseguida por la transformación
económica y social. La de GB fue la primera de la historia, las que la siguieron pudieron utilizar
la experiencia de GB. Fue precedida por 200 años de constante desarrollo económico.
Inglaterra formaba parte de una economía más amplia (la europea), de una red más extensa de
relaciones económicas, de áreas avanzadas y dependientes. Las últimas era colonias formales,
puntos de comercio y dominio, sectores que atendían las demandas de las avanzadas, el
mundo estaba relacionado por esta división de actividades económicas. Esta economía
europea de expansión y desarrollo, se escindía en unidades político-económicas
independientes y concurrentes (“estados” territoriales), cada uno con su estructura económica y
social, que contenían en sí mismos zonas adelantadas y zonas dependientes. GB se convirtió
en el primer taller del mundo (pregunta central de Hobsbawm).
En la segunda mitad del s. XVIII, todos los gobiernos de Europa querían industrializarse pero
solo lo consiguió el británico. Las principales condiciones previas para la industrialización ya
estaban presentes en ese siglo. Los vínculos económicos, sociales e ideológicos de las gentes
en ocupaciones tradicionales ya eran débiles. El país no era simplemente una economía de
mercado sino que constituía un mercado nacional y poseía un extenso sector manufacturero
altamente desarrollado como así un aparato comercial. El transporte y las comunicaciones eran
fáciles y baratos, los problemas tecnológicos fueron sencillos, no requirieron trabajadores
cualificados. El desarrollo industrial estaba dentro de las capacidades de muchos empresarios
y artesanos ya que las inversiones podían arrancar pequeñas e irse adicionando. Una
economía de empresa privada solo tiende al beneficio, revolucionará la fabricación sólo para
conseguir más, la producción masiva de productos baratos puede multiplicar sus mercados y
que la gente descubra necesidades nuevas. El mercado interior, amplio y en expansión sólo
podía crecer de 4 maneras importantes: crecimiento de la población (consumidores y
productores), transferencia de ingresos no monetarios a monetarios, incremento de la renta per
capita, y que los artículos industriales sustituyeran artículos preindustriales e importaciones.
La gente tenía en cuenta factores económicos al casarse y al tener hijos, además las tasas de
mortalidad bajaron gracias a cambios económicos, sociales y ambientales.
La población creció en toda Europa pero la industrialización no fue en todas partes, la
población de GB creció rápidamente y coincidió con la revolución pero no la precedió. El país
era ya una economía de mercado con un amplio y creciente sector manufacturero, hacia 1750
comenzaron a dedicar su productividad a un mayor número de bienes de consumo que al ocio.
Hubo mejoras muy sustanciales y costosas en el transporte tierra adentro para disminuir los
costos prohibitivos del transporte, impulsados por el mercado interior y la creciente demanda
urbana de alimentos y combustible. Las industrias alimenticias y textiles eran las más
avanzadas por serlas más demandadas, pero la primera tiende a desarrollar un papel más
importante en los países más atrasados. El mercado interior proporcionó una salida importante
para los productos básicos (carbón y hierro), aunque la auténtica revolución industrial de estos
últimos tendría que esperar a la época que el FFCC proporcionara un mercado de masas, cosa
que el mercado preindustrial aún no hacía. La principal ventaja de este mercado era su
estabilidad y gran tamaño.
Las industrias para exportación trabajaban en condiciones diferentes y más revolucionarias, la
manufactura de algodón, primera que se industrializó, estaba ligada al comercio ultramarino.
Estas industrias no dependían del crecimiento de la demanda interior del país, sino que podían
crecer por dos vías: controlando mercados de exportación con otros países y destruyendo la
competencia interior dentro de otros (guerra y colonización). Las conquistas, guerras y
colonizaciones requerían gobiernos dispuestos a financiar. Inglaterra está dispuesta a
subordinar toda la política exterior a sus fines económicos. A diferencia de otros países, sus
intereses económicos no sólo respondían de los comerciantes y financieros sino también a los
de los manufactureros (por eso fueron proteccionistas). La política era de agresividad
sistemática sobre todo contra Francia, su principal competidor. El siglo lleno de guerras tuvo
como resultado los monopolios de las colonias ultramarinas y el poder naval a escala mundial.
La guerra misma tendió a aumentar las exportaciones contribuyó a la innovación tecnológica y
a la industrialización. En resumen, los tres sectores de demanda que tuvieron papeles
principales en la génesis de la industrialización fueron: exportaciones respaldadas por el
gobierno, el mercado interior (como base necesaria para economía industrial generalizada) y el
gobierno que apoyó comerciantes y manufactureros e incentivó innovación técnica y desarrollo
de industrias de base.
Tanto el comercio como los productos per capita de los franceses estaban muy lejos de los
británicos. La extensa y creciente circulación de mercancías trajo nuevas necesidades y el
estímulo de manufacturar en el interior materias primas extranjeras. Detrás de la Revolución
Industrial inglesa, está esta proyección de los mercados coloniales y subdesarrollados de
ultramar y la victoriosa lucha para impedir que los demás accedieran a ellos. La economía
industrial británica creció a partir del comercio y especialmente del comercio con el mundo
subdesarrollado. La revolución se forjó después de 1740, cuando el masivo pero lento
crecimiento de las economías internas se combinó con la rápida expansión de la economía
internacional, en el país que supo movilizar las oportunidades internacionales para llevarse
gran parte en los mercados de ultramar.
CAPITULO 3: La Revolución Industrial, 1780-1840
El algodón fue el iniciador del cambio industrial y la base de las primeras regiones que no
hubieran existido a no ser por la industrialización, una nueva sociedad, el capitalismo industrial
y una nueva forma de producción: la fábrica (segunda mitad del siglo XIX)
La manufactura del algodón fue un producto derivado de la dinámica corriente del comercio
internacional. La única industria del algodón conocido por Europa a principios del s. XVIII era la
de la India, pero Inglaterra logró que se prohibiera su importación. Lograron con la estampación
de indianas la sustitución parcial de la lana con destino del mercado interior y destinado al
exterior alternativa a los superiores productos indios (sobre todo los mercados coloniales). El
algodón fue esencialmente una industria de exportación, la británica era la mejor del mundo,
pero tras la primera guerra mundial ya no podían impedir que otros países exportaran sus
productos algodoneros.
Entre 1815 y 1840 conocieron la difusión de la producción fabril por toda la industria y su
perfeccionamiento por la introducción de las máquinas automáticas. A partir de 1805 se
alargaron las jornadas laborales. La primera etapa de la revolución industrial fue primitiva
porque la aplicación de ideas y recursos sencillos y baratos producían grandes resultados. Ésta
situación minimizó los requisitos básicos de especialización, de capital, de finanzas,
organización y planificación gubernamental (al revés de las producciones modernas muy
grandes y muy complejas que requieren inversiones muy grandes).
El nuevo sistema industrial estaba basado en una nueva tecnología que era una combinación
con la antigua. La industria algodonera era descentralizada y desintegrada porque emergió de
las actividades no planificadas de unos pocos. Desarrollo de un fuerte movimiento de
asociación obrera en una industria de organización laboral débil que empleaba mujeres, niños e
inmigrantes. El algodón evolucionó a partir de métodos gremiales. Fue una industria
revolucionaria porque supuso una nueva relación económica entre las gentes, nuevos sistemas
de producción, ritmo de vida, sociedad. El nuevo sistema se componía de tres elementos:
división de la población (capitalistas y obreros), producción en la fábrica (máquinas y humanos)
y la sujeción de la economía a los fines capitalistas y a la acumulación de beneficios.
Las capas medias de la sociedad estaban compuestas por gente deseosa de hacer beneficios.
Los obreros recelaban trabajar en las fábricas, porque al hacerlo perderían la independencia.
La guerra en general y la flota en particular proporcionaron a la industria del hierro constantes
estímulos y mercado. La industrialización británica produjo una variada demanda interior de
este metal (infraestructura). Sirvió de estimulante para carbón, maquinas de vapor y transporte,
pero no experimentó su revolución hasta mediados del s. XIX. Hubo crecimiento económico
generalizado pero todavía no una revolución industrial ya que muchas industrias siguieron
trabajando tradicionalmente pero con nuevos materiales. GB atravesó una crisis, descontento
social, pobreza, que fijó límites en tamaño y expansión del mercado interior. El progreso
industrial requería grandes inversiones que se obtendrían con bajos salarios.
Los mercados no estaban creciendo con rapidez suficiente como para absorber la creciente
producción. En el interior crecían lentamente y en el exterior no estaban dispuestos a comprar
tejidos británicos y los no desarrollados no eran tan grandes.
Tensiones entre 1829 y 1846: clases obreras hambrientas y fabricantes desesperados porque
no querían las regulaciones del estado interventor.
CAPITULO 4: Los resultados humanos de la Revolución Industrial, 1750-1850
El objeto de la política era la felicidad. La revolución transformó las vidas, destruyó viejos
modos y dejó a los hombres en libertad para que descubrieran y construyeran otros. Las clases
que experimentaron menos transformaciones fueron las que más se beneficiaron
económicamente: las rentas de nobleza engrosaron con la demanda de productos del campo,
la expansión de las ciudades, minas, forjas y FFCC. Plácida y próspera por igual era la vida de
la sociedad aristocrática, cuyas profesiones tradicionales eran, a medida que progresaba la
revolución, cada vez más reaccionarias. A través del éxito social, cualquiera podía elevarse a la
clase superior. Pero la inserción a la oligarquía es solo posible a una minoría. La gran masa de
gente que se eleva modestamente y quiere escapar de los humildes, adquiere cada vez más
conciencia de clase media (1830).
El ideal de una sociedad individualista, unidad familia privada que sostenía todas sus
necesidades materiales y morales con un negocio privado les convenía porque ya no
necesitaban de la tradición. La clase media triunfante estaba satisfecha, no así el trabajado
pobre cuyo mundo y formas de vida fueron destruidos sin nada a cambio. El trabajo en una
sociedad industrial está constituido por la labor de proletarios que reciben salario. El
preindustrial lo desempeñan familias con sus propias tierras de labor, cuyos ingresos
complementan su acceso directo a los medios de producción. Elproletario es distinguido del
servidor que tenía una relación social más compleja con su dueño que implicaba obligaciones a
ambas partes. El trabajo industrial impone una regularidad mecanizada del trabajo (reloj), rutina
y monotonía (leyes y sanciones); distinta de los ritmos de trabajo preindustriales (variación de
las estaciones y clima, etc.)
El trabajo en la época industrial se realizaba cada vez más en las ciudades, que hacia 1851
tenían más gente que el campo. A partir de 1848 comenzaron a dotarse de servicios públicos.
La ciudad destruyó la sociedad, trajo menos comunicación personal. El trabajador preindustrial
respondía a incentivos materiales, deseaba ganar lo suficiente para disfrutar lo que Dios quiso
que le correspondiera. Opinión tradicional: n hombre tenía derecho a ganarse la vida y si no
podía, a que la comunidad lo mantuviera; opinión economista liberal: gente debía ocupar
cualquier empleo que ofreciera el mercado y que el individuo razonable crearía reserva
dineraria para accidentes, enfermedades y vejez. Mientras la seguridad social dependió de los
propios trabajadores, fue económicamente menos eficaz que la de la clase media, cuando
dependió de los gobernantes, fue motor de opresión y degradación (ley 1834 separaba
hombres y mujeres para que no engendraran más pobres.
La GB semiindustrial de los s.XVII y XVIII preparó y anticipó la industrial del s.XIX. Los
artesanos eran los líderes naturales, en ideología y organización, de los trabajadores pobres;
hostiles al capitalismo eran únicos en elaborar ideologías que no buscaran retorno a la
tradición, sino que contemplaran una sociedad justa que podía ser también progresiva. Los
grandes movimientos de 1840 fueron decayendo, habrían de pasar otros 40 años hasta que la
clase obrera británica desarrollara nuevas formas de lucha y vida.
El pobre se hizo más pobre porque el país y sus clases rica y media se hicieron más ricos. La
economía no basaba su desarrollo en la capacidad adquisitiva de su población obrera, se
suponía que sus salarios no deben estar muy por encima del nivel de subsistencia. Las
condiciones de vida de determinadas clases de población se deterioraron, desesperación
social. A partir de 1815 la intranquilidad económica y social se combinó en las zonas
industriales y urbanas con una ideología política específica: radical-democrático (socialista). Lo
que mantenía unidos a todos los movimientos era el descontento general de gentes que se
sentían hambrientas en una sociedad opulenta, y esclavizadas en un país que presumía
libertad.

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