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Lettieri – CAPÍTULO 2 El universo de las ideas políticas: liberalismo y democracia del siglo XIX
Liberalismo: concepción de estado, comprendido por el ámbito exclusivo de la política con poderes y funciones limitados
y que cuenta con el monopolio legitimo de la coerción sobre un territorio dado.
Democracia: Tiene un significado jurídico-institucional (aquella en la cual el poder no está en manos de uno o de unos
pocos, sino de la mayor parte) y otro ético (alude a la idea de igualdad).
Tres momentos dentro del pensamiento liberal clásico:
1) Burguesía comercial en ascenso necesitó de un soberano poderoso, absoluto, capaz de garantizar la propiedad
privada, fijar barreras arancelarias proteccionistas y consolidar el mercado interno. A esta etapa le corresponde el
pensamiento de Jean Boddin y Thomas Hobbes.
2) Cuando las exigencias estuvieron saldadas y la propiedad privada consolidada, se exigieron garantías para los
individuos frente al ejercicio del poder absoluto y su derecho a participar en el gobierno común. Acá entran John Locke,
Montesquieu y Rousseau, quienes elaboraron propuestas basadas en el contrato social, separación de poderes y
soberanía popular (no eran demócratas).
3) Fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX, la relación entre liberalismo y democracia y la fijación de correctivos
para las desigualdades generadas por el capitalismo se convertían en el eje de la reflexión.
El gobierno representativo: la distinción entre la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos
Las tres revoluciones modernas no fueron concebidas por sus creadores como una forma de democracia, utilizaron los
conceptos de ‘’gobierno representativo’’ o ‘’republica’’. El norteamericano Madison y el francés Sieyés recalcan que el
nuevo régimen no constituye una adaptación de la democracia de los antiguos sino una forma de gobierno superior. En el
pasado los miembros destacados de cada estamento eran reconocidos como representantes naturales. En la nueva
concepción (política) se designa a los representantes del conjunto de la nación soberana a un cuerpo electo de
ciudadanos distinguidos por su sabiduría, patriotismo y su amor por la justicia, y decididos a impedir que las decisiones
públicas respondiesen a intereses personales.
Cuatro principios fijados para el gobierno representativo moderno: los gobernantes son elegidos por los gobernados a
intervalos regulares; los gobernantes conservan en sus iniciativas un margen de independencia frente a los gobernados;
la opinión pública puede expresarse fuera del control de los gobernantes pero no tiene por qué tener efectos con la toma
de decisiones; la decisión colectiva es tomada al termino de la discusión para obtener consentimiento.
Benjamin Constant (Francia 1818): la finalidad de los antiguos era distribuir el poder político entre los ciudadanos de una
misma patria (esto era libertad); el fin de los modernos era limitar el ejercicio del poder por parte del estado y llamaban
libertad a las garantías acordadas por las instituciones estos fines eran contradictorios: la participación directa de los
antiguos en las decisiones colectivas (libertad positiva) termina por someter al individuo a la autoridad del conjunto, en
tanto el ciudadano moderno reclamaba al poder público su libertad como individuo (libertad en sentido negativo). La
libertad moderna consistía en el goce de la independencia privada.
Este planteo desligaba el disfrute de los derechos civiles (que debían estar garantizados para todos) de los derechos
políticos (si se daban demasiados se podía llegar a un nuevo ‘’despotismo jacobino’’). En este régimen que plantea, todo
el cuerpo electoral debía contar con el ocio suficiente para interesarse en los asuntos públicos y la independencia para
que su voto esté libre de influencias. Para el solo debían votar los propietarios que viviesen de sus propios recursos.
Cuando los pensadores liberales defendieron la noción de igualdad lo hicieron en su sentido negativo, para garantizar el
derecho de todos a desarrollar sus potencialidades y aprovechar oportunidades: reclamaba la igualdad para
diferenciarse.
Los planteos de Constant definieron la matriz del régimen político durante la restauración borbónica en Francia. Los
doctrinarios franceses sostuvieron la ventaja de un gobierno representativo sustentado sobre la soberanía de la razón y
atento a las evoluciones de la opinión pública, con sufragio restringido por voto censatario, bajo la forma política de una
monarquía constitucional y una dotación de derechos civiles para todos. Este pensamiento se ve derrotado entre 1848 –
1851 durante la segunda republica.
La democracia como protección en Inglaterra
James Bentham y James Mill proponen un modelo de democracia liberal: democracia como protección. Se incribian
dentro del utilitarismo (el único criterio defendible racionalmente del bien social era la felicidad, buscar la mayor felicidad,
que era la cantidad de placer individual una vez restado el dolor). Para medir la felicidad de una sociedad había que
medir a cada individuo de forma individual.
Bentham creana una sociedad a partir de un modelo de hombre, del empresario capitalista: el hombre tendía
naturalmente a maximizar sus bienes materiales y sus placeres a expensas de otros, solo en la medida en que tuviese la
seguridad de conservar su propiedad, por lo que la búsqueda de ganancias se convertía en un incentivo para la
producción. Si no existía la garantía de propiedad no era posible la existencia de ninguna sociedad superior a la barbarie.
Bentham y Mill examinaron quienes tenían derecho de voto y la frecuencia de elecciones, proponían en voto secreto y la
libertad de prensa, para que el voto fuera expresión del deseo libre de los votantes. Bentham planteaba que la felicidad
en una sociedad era limitada y había que impedir que el gobierno desposeyese al resto, permitiendo que la mayoría
pudiese revocar con frecuencia a los gobernantes quienes deberían esforzarse por conseguir que la gente este feliz. Su
razonamiento a favor de la democracia representativa se basaba en consideraciones de protección contra la opresión y
la depredación de los malos gobiernos.
Para Mill la ley rectora de la naturaleza humana era el egoísmo afirmando que quienes no tenían poder político estarían
oprimidos por quienes si lo tenían. Ambos tenían como objetivo la sanción de una reforma electoral que permitiera
socavar los intereses dominantes de la clase terrateniente y adinerada que controlo el sistema electoral hasta 1832. Mills
creía que el gobierno debía ser el negocio de los ricos, pero lo tenían que conseguir de buena forma, con el sufragio libre
del pueblo.
Estados unidos: del gobierno republicano a la republica igualitaria
Los norteamericanos establecieron gobiernos elegidos por el pueblo, para que el gobierno no fuera una tiranía. El
gobierno era elegido por el pueblo llano que participaba activamente de los asuntos políticos. Democracia era gobierno
del pueblo y por el pueblo. Sancionaron constituciones mixtas, que combinaban monarquía, aristocracia y democracia.
Los revolucionarios de 1776 querían reemplazar una monarquía por una republica. El gobierno de uno debería
mantenerse bajo la forma de un ejecutivo unipersonal (debilitado), el gobierno de los pocos (Aristocracia) al senado y el
de los muchos (democracia) a la de diputados. Pero los radicales de Pennsylvania denunciaban que esto dejaba
elementos monárquicos y aristocráticos en la sociedad, y establecieron un gobierno simple, sin gobernador y con una
cámara única. Esta teoría obligo a eliminar la teoría del gobierno mixto y declaro que los funcionarios eran
representantes populares que debían controlarse mutuamente en el ejercicio de sus funciones. Convirtió la elección y al
voto en algo esencial del sistema representativo. Se reemplazo la concepción republicana del liderazgo político de los
fundadores por una esencialmente democrática. En el gobierno debía haber gente que estuviese dispuesta a sacrificar
sus intereses particulares en aras del bien público.Los representantes tenían que ser independientes y estar libres de las
ocupaciones e intereses comerciales y económicos, no recibían salario. Esta concepción fue atacada porque ese
liderazgo virtual de la aristocracia solo podía ser aceptado en una sociedad jerárquica. La tesis de soberanía de la nación
enunciada por Sieyes fue reemplaza por una que planteaba que solo los individuos que compartían un interés particular
podían hablar adecuadamente en su defensa. Se exigía que la democracia fuera representativa en un sentido político y
también sociológico. También se reclamo un pago de salario u honorario a los representantes.
Se debió ampliar el sufragio a la población blanca, masculina y adulta en 1825. El pueblo no gobernaba directamente,
pero sus representantes estaban por todo el país.
Stuart Mill y el gobierno representativo
La expansión del sistema capitalista había producido grandes urbes industriales mugrientas y llenas de pobres,
presentadas como el ideal de progreso. Mill, Liberal y democrático, considero al gobierno representativo (popular) como
el desarrollo natural y consecuente de los principios liberales. Adhería al utilitarismo de Bentham y a la idea de libertad
que Constant planteó para los modernos: un individuo puede hacer lo que desee sin estar impedido por una fuerza
externa (la única excepción era para evitar daños a los demás).
Para mitad del siglo XIX la condición de la clase obrera se había vuelto inhumana y eso aumentaba los riesgos para la
propiedad. Mill estaba seguro que no se podía seguir excluyendo a los pobres. La mejor forma de gobierno era la
democracia representativa, el despotismo era aceptable para los pueblos bárbaros siempre que fuese para facilitar su
progreso. Promovía ampliar el sufragio, pero para evitar la tiranía, se debía pagar una pequeña cuota, lo que excluía a
los pobres, además de a los analfabetos, pero apoyaba el voto femenino. Propuso el voto mayoritario para atenuar el
efecto del ampliado, así ricos e instruidos votaban más veces.
Este modelo ayudó a garantizar la protección frente al gobierno y promover la transformación de la sociedad en un
sentido más igualitario aunque no fue suficiente. Para Mill, la buena sociedad era la que posibilitaba y alentaba el
progreso de todos. Aconsejaba una justa proporción entre remuneración y trabajo y una equitativa distribución del
producto social. Este modelo de hombre y sociedad marco la clave que iba a prevalecer en la teoría democrática liberal
hasta mitad del siglo XX.
Toqueville: la democracia en América
Fue mucho más liberal que democrático. Libertad era para él el fundamento y el fermento de cualquier sociedad civil.
Entendía por democracia una forma de gobierno donde participaban todos de la cosa pública, como una sociedad que se
inspiraba en el ideal de igualdad y que, terminaría por hundir las sociedades basadas en un orden jerárquico inamovible.
Al igual que Stuart Mill creía que el peligro de la democracia era caer en la tiranía de la mayoría que arrasaba los
derechos del a minoría. Consideraba que la revolución francesa había creado la ficción de que todos los hombres eran
libres e iguales ante la ley. Creía que la libertad e igualdad planteadas en la constitución no tenían correlato con la
sociedad francesa en el marco del desarrollo del capitalismo que generaba desigualdad. Las masas asumieron la
igualdad como derecho y se la reclamaban a los estados, que debieron elegir entre proteger la libertad y aceptar la
desigualdad o limitar la libertad para asegurar menor desigualdad.
Los hombres tenían una inclinación natural hacia la igualdad. Los efectos de la tiranía de la mayoría eran la inestabilidad
del legislativo, el ejercicio arbitrario de los funcionarios, el conformismo de las opiniones, la disminución de hombres
confiables en la escena pública.
Tocqueville radicaliza la incompatibilidad entre el ideal liberal (independencia de la persona en la esfera moral y
sentimental) y el ideal igualitario (que desea una sociedad compuesta por individuos semejantes en aspiraciones, gustos
y condiciones). El gobierno democrático encarnaba una forma de despotismo por su centralización y omnipresencia. El
pueblo ale un momento de la dependencia, designa a su amo y a vuelve a entrar en ella. Para proteger la libertad ante el
igualitarismo había que proteger la libertad de prensa, de asociación, etc. Los derechos del individuo son despreciados
en el estado democrático, en nombre del interés colectivo.
Conclusiones: en el s. XIX, la igualdad siguió considerándose un valor subordinado a la libertad.
CAPÍTULO 3 Libertad de mercado y desigualdad social
Las revoluciones liberales se presentaron como un paso hacia la emancipación humana pero tenían como objetivo
refrendar la desigualdad de las relaciones sociales que se estaban consolidando con el ascenso de la burguesía. El
proyecto capitalista requería de una sociedad que se juzgara como libre, igual y fraterna.
Feudalismo: comunidad estamental, economía de subsistencia, rigidez estructural, vida en el camp, vecindad. Base de
siervos o vasallos (producción rural) unidos por lazos de servidumbre a los estamentos superiores. Comercio marginal,
precariedad de condiciones de vida. Este régimen no pudo sobrevivir a los cambios internacionales, la monarquía intentó
adquirir por la fuerza un poder que perdía legitimidad ante el avance del capitalismo.
Con el descubrimiento de América y la expansión hacia territorios asiáticos surgió el mercantilismo y se instauro (siglos
15 a 17) el comercio a distancia. Las potencias europeas se beneficiarían con el comercio y el reparto colonial,
acumularían capital y sentarían las bases del capitalismo. Las relaciones exteriores desarrollaron una nueva ingeniería
institucional y económica donde las cuentas externas definían la evolución de cada estado. Se buscaban nuevos
mercados y espacios vírgenes. Europa materializo una lucha imperial y su dinámica de funcionamiento eran el comercio
y la guerra. Por la decadencia de la hegemonía marítima de Holanda, no pudo ser pionera en la revolución industrial, sí
Inglaterra que fue sucesora del dominio oceánico.
La mano invisible del mercado: Se creía (XVII XVIII) que la riqueza era el producto natural del comercio entre las
naciones y bajo esta concepción nació la economía política, que crearía leyes que describieran las formas de circulación
de la riqueza. Su antecedente, la escuela fisiócrata describía la armonía de intereses económicos como un orden natural.
El declive de los precios agrícolas entre 1650 y 1750 seria para muchos uno de los factores que impulsaría la revolución
tecnológica industrial y el otro el valor del trabajo humano, que en una sociedad estamental no se tenía en cuenta por la
inexistencia del mercado libre. La liberación de los siervos y la eliminación de las regulaciones en las actividades
productivas irían conformando una sociedad civil autónoma donde los individuos se presentarían como fuerza de trabajo
libre para ser contratada. La libertad y la igualdad burguesa no constituían un carácter emancipatorio para el individuo
sino un atributo necesario para el desarrollo de las relaciones capitalistas.
- Adam Smith(siglo XVIII): Antes se creía que el orden político era preponderante frente a lo económico y lo social, Smith
plantea que es el económico, aunque a veces también el político (por períodos). Hablaba de una sociedad comercial
donde todos los hombres se habían convertido en mercaderes. Para la sociedad comercial no existía diferencia entre la
sociabilidad del hombre y su propensión egoísta, ya que ambas se combinaban y alimentaban positivamente.
El orden social ideal, es el sistema de libertad natural, que presuponía la existencia de una sociedad bien gobernada: la
existencia de un estado que se atuviera a los principios de la jurisprudencia natural, por un lado, y la existencia de
individuos capases de ejercer sus virtudes ciudadanas, por el otro. El desarrollo de la riqueza de las naciones se debía al
incremento de las facultades productivas del trabajoy que el aumento de la riqueza beneficiara a corto plazo a todas la
capas sociales. La economía política debía analizar la distribución de riqueza generada por el trabajo. Este enfoque
desestimaba la importancia de recursos naturales, para poner en primer plano al factor trabajo: teoría del valor-trabajo
que estaba en consonancia con los fundamentos liberales de Locke sobre la propiedad privada. Ambos la consideraban
producto del esfuerzo individual. El trabajo humano era el que generaba valor y este desarrollaba toda su potencialidad a
partir de la división del trabajo de la civilización capitalista, propiedad privada y división del trabajo eran la síntesis de esta
sociedad. Traslado, al igual que Marx, la división técnica del trabajo a la división social del trabajo.
El desarrollo de la naturaleza humana conllevaría a una economía de mercado capaz de multiplicar la riqueza mundial
(por la propensión natural al intercambio). La teoría de la mano invisible implicaba que no debía haber intervención
estatal en los asuntos económicos. Pero Smith planteaba que los gobiernos debían asignar recursos para apaciguar las
desigualdades existentes en las clases sociales. La herramienta era la educación.
Como Smith no llegó a conocer la sociedad capitalista con todos sus atributos, hoy se plantea que el hombre no tiene
una tendencia natural al trueque y no necesariamente actúa para salvaguardar sus intereses individuales mediantes su
posesión. Los sistemas económicos que precedieron al capitalismo no comprueban que exista un mercado autorregulado
y el comportamiento humano que predomina es el de la acción reciproca y la redistribución. Lo que los hombres parecen
haber buscado es el reconocimiento de sus derechos, de su estatus social. Las revoluciones burguesas ahora deben ser
comprendidas como la búsqueda de consolidar su poder económico pero también su reconocimiento social.
La cuestión social: La consolidación de las relaciones capitalistas iba a seguir afianzándose hasta destruir los vestigios
feudales. La liberación de fuerzas del mercado requería, la autonomía del hombre. El proletariado emergería como
contracara de las relaciones capitalistas de producción. La esfera económica debía articularse a partir de una nominal
libertad para comprar y vender fuerza de trabajo. Todos los instrumentos destinados a regular y proteger el organismo
social debían ser destruidos permitiendo la emergencia del individuo como categoría organizadora de la sociedad. Los
hombres ya no estaban protegidos por los mecanismos feudales, dependían de su implicación en la división del trabajo
del proceso industrial. Al eliminar la protección, surgió la pobreza. Los liberales creían que era circunstancial por el
impulso natural al ocio y que la vocación por el trabajo y los deseos de ascenso social se instaurarían a partir del ejemplo
de la clase burguesa.
El problema de la burguesía fue que, al aliarse con esta para las revoluciones, había dejado como saldo una deuda
social de ideales de libertad e igualdad, ahora negados a la población y estos tenían conciencia de lucha. A esto se
sumaba la explotación por parte de los empresarios, que originaron los primeros intentos en la creación de un
movimiento obrero.
Las clases empresarias debieron adaptarse a las nuevas condiciones de competitividad y a la creciente organización y
resistencia de los sectores asalariados.
- David Ricardo: la producción de cada país se complementa con las demás naciones en tanto cada una produzca bienes
de acuerdo con sus condiciones naturales, geográficas y humanas, esto permitiría el libre flujo de mercaderías e
incrementando la riqueza total de las naciones (librecambio). En el plano interno, era portavoz de las preocupaciones
empresariales, en tanto que para poder aumentar la competitividad de sus productos el valor de la fuerza de trabajo
comienza a ser considerado una variable importante en el costo total de producción. La existencia de un trabajo libre
aseguraba una parte de la reducción salarial, pero esta era insuficiente en la medida que la competencia se hacía cada
vez peor. La depresión salarial generaba tensiones y la reacción de la clase obrera más la necesidad de intervención del
estado para controlar el conflicto social. Esto implicó la temprana intervención del estado, que reprimió pero a la vez
amplio su esfera de acción en el ámbito social. La protección estatal compensó y así se perpetuo la economía de
mercado.
La integración social en una economía de mercado
El régimen capitalista convierte al mercado en la norma universal del funcionamiento de las relaciones humanas, somete
a los actores sociales, subordina la acción política y reestructura la esfera de consumo y de la cultura. El mercado se
cosifica, es una entidad superior con existencia propia, arrincona a los hombres y estos tienden a recluirse en su círculo
cercano, fortaleciendo así al sistema. Todo se transformó en mercancía y así es difícil la integración social bajo variables
que no se enmarcan en la lógica mercantil. La lucha por valores como democracia, ciudadanía, libertad; debía traspasar
los límites de la esfera privada y dirimirse en el orden público. La burguesía se hizo del poder y recluyo la acción de los
individuos a la esfera mercantil. La disputa por el mercado quedo en la esfera civil y la lucha de clases en el espacio
público: los actores sociales adquirían un perfil político y sus demandas debían dirigirse al estado. El ejercicio de las
libertades civiles se circunscribió a la libertad de empresa, la de asociación, de expresión. Pero solo los capitalistas
podían hacerlo. El proletariado se limitaría a una falsa libertad.
CAPÍTULO 9 Burgueses, aristócratas y radicales
Las ideas burguesas de la revolución francesa se expandieron y se instalaron gracias a Napoleón. Pero la derrota de
Waterloo había demostrado que todavía había cierta fuerza aristocrática. Ante el dilema de cómo encarar el futuro
europeo, se generó una síntesis entre progresismo económico y conservadurismo político.
El congreso de Viena
1814, potencias europeas – Rusia, Prusia, Inglaterra, Austria y Francia – se reúnen tras la primer caída de Napoleón.
En Francia, considerado víctima de la ambición de Napoleón, se restaura la monarquía y se reinstala en el trono a los
Borbones derrocados por la revolución medida ejemplificadora para diluir intentos revolucionarios.
Resolver cuestión geopolítica se vuelve a las fronteras establecidas antes de 1789.
Era necesario establecer las bases para un equilibrio político europeo. Para evitar conflictos europeos se crea la
pentarquía (gobierno de 5 miembros), que sentaba las bases de una coexistencia pacífica en Europa con pretensiones
de administrar el resto del mundo. En caso de conflicto, se buscarían rápidas soluciones pacificas, en caso de
enfrentamientos armados, deberían realizarse fuera de Europa, se trasladarían los conflictos a las colonias para evitar la
destrucción europea (cuando el acuerdo salió de circulación estalló la primer guerra mundial). El tratado también
fundamentaba el derecho de las potencias a construir un poder colonial y el derecho a intervenir a lo largo del planeta.
Problemas de autoridad política en Europa, había dos polos hegemónicos: Austria (en el sur) y Prusia (norte). Para evitar
que estos territorios se unificaran en una gran unidad política y cultural (Gran Alemania) e impusieran su hegemonía, el
acuerdo sancionó un estatuto que creaba una Confederación Alemana que reconocía la autonomía, soberanía e igualdad
de derechos de todos los estados miembros, que conservaban sus instituciones políticas propias, esta institución debía
incluir a todas las unidades políticas que formaban parte de la nación alemana. Se crea una asamblea plenaria (en donde
cada estado tenía igual derecho a veto), un consejo de ministros plenipotenciarios (con voto calificado según la jerarquía
acordada a cada una de las unidades políticas que representaban). Algunas de esas entidades políticas estaban
gobernadas por autoridades inglesas, holandesasy danesas.
La revolución francesa encontró su límite en las pretensiones burguesas de convertirse en una nueva aristocracia y la
ambición de Napoleón de construir una empresa imperial. Igual la burguesía se fortaleció y ya no podría ser ignorada, no
solo se confirmaron derechos burgueses sino que obtuvieron derechos políticos restringidos con el voto censatario. En el
caso inglés, los burgueses ya habían sellado una alianza con la nobleza y el poder monárquico. Por el propio proceso de
expansión económica se necesitaban los derechos burgueses y la libre circulación de bienes y personas.
Los monarcas ya no poseían poder absoluto y necesitaban ser respaldado por la burguesía para tener éxito. En Francia,
Luis XVIII sancionó la carta constitucional, donde el rey convocaba a la burguesía a colaborar con su gestión asignándole
algunas atribuciones: aprobarían el presupuesto y los nuevos impuestos. Se confirmaron la propiedad privada, la libre
circulación de bienes y personas y el fin de la imposición de servicios personales a plebeyos. En cuanto a los derechos
políticos, se creó el Consejo de administración (para los principales contribuyentes), elegido por voto censatario, así, los
burgueses controlaban la bolsa de Estado francés. Quienes pagaran impuestos aumentarían y se irían extendiendo los
derechos políticos a más personas.
Las revoluciones europeas de 1820, 1830 y 1840
La revolución de 1820: las decisiones del Congreso de Viena no hicieron nada por los problemas sociales y la estabilidad
política interna. La consolidación de la autoridad monárquica estuvo acompañada de censura y represión en Alemania,
Francia e Inglaterra, por lo que el espíritu revolucionario se traslado al sur: España, Portugal, Sicilia, el Piamonte y
Grecia, que contaban con economías débiles, de producción agrícola y comercio. Las revoluciones fueron impulsadas
por débiles burgueses comerciales, funcionarios y jóvenes oficiales. Generaron un fuerte sentimiento nacionalista que
llevo a los progresistas a nuclearse en sociedades secretas, como la Joven Italia y la Joven Grecia. Apoyaban la lucha
armada revolucionaria para conseguir independencia. Suponían que una vez declarada la revolución el pueblo francés
los acompañaría en la lucha por los valores revolucionarios. Pero no recibieron apoyo y la pentarquía aplico el derecho a
intervención y reprimieron los focos revolucionarios mediterráneos.
Correlativamente, en naciones más avanzadas, dentro de los grupos de obreros e intelectuales comenzaron a instalarse
ideas socialistas y anarquistas. En este contexto de expansión económica y el crecimiento industrial, se cuestionaba el
derecho del rey a gobernar y de la pretensión burguesa de monopolizar la propiedad y los medios de cambio. En las
fábricas se generaban nuevos vínculos sociales, difusión de nuevas ideas y valores, y la incorporación de conductas que
demostraban la superioridad de las acciones grupales. En Francia comenzó a divulgarse la idea política de que la
burguesía y la aristocracia se habían unido para explotar al pueblo en su beneficio.
Revolución de 1830: Esas ideas socialistas y radicales se tradujeron en protestas políticas durante los enfrentamientos
callejeros en Paris como respuesta a la represión monárquica y a las graves condiciones económicas impuestas por los
burgueses. En un primer momento se mando a reprimir, pero la Guardia Nacional, luego, se negó. La burguesía se unió a
los descontentos para imponer sus demandas, en las que incluían el derrocamiento del monarca Borbón. Carlos X debió
renunciar. La burguesía sabia que sola no podía imponer un régimen y que luego de ser utilizada en su beneficio, la
rebelión radical resultaba una amenaza para la consolidación del mundo burgués, por lo que se unió nuevamente a la
aristocracia para evitar que el radicalismo avance. Apoyarían cualquier régimen mientras se garantizaran su propiedad y
derechos, pero si se podía, preferían un nuevo monarca. Bajo este acuerdo, se designó a Luis Felipe de Orléans, que era
de origen noble, pero uno de los mayores inversionistas franceses por lo que compartía sus intereses con los burgueses.
Su gobierno duro 18 años, en los cuales la burguesía se consolido: se firmo una nueva constitución que los beneficiaba y
se extendió el sufragio censatario a los pequeños burgueses. Para los sectores pobres, en cambio, hubo represión,
censura y prohibición del derecho de reunión. Mientras la burguesía se enriqueció, los pobres fueron explotados e
impulsados a condiciones de vida miserables.
Los sucesos franceses demostraban que tras la firme apariencia de la monarquía restaurada, subsistían las tensiones
sociales. La restauración chocaba con los ideales de emancipación social y progreso que rondaban por Europa. La
revolución del 30 fue de alcance continental, permitió nuclear los reclamos de los distintos grupos sociales que
reclamaban la disolución de la autoridad monárquica y un mayor protagonismo para la sociedad civil. El problema fue
que los reclamos eran tan opuestos (étnicos y religiosos, de participación institucional, distribución de la riqueza) que los
grupos rebeldes se fragmentaron. En el caso de Inglaterra, en 1832 se sancionó una reforma política que permitió
ampliar el derecho de sufragar de las clases medias de manera pacífica, pero los reclamos populares fueron anulados.
Los orígenes de la unificación alemana
A pesar de que en el Congreso de Viena el objetivo era impedir que los estados se unan en una “Gran Alemania”, el
objetivo de los prusianos era otro. Estos impulsaron el proyecto de la Zollverein (Unión Aduanera), con esto Prusia
buscaba liderar el proceso de unificación alemana bajo una matriz ya no política sino económica (sabía que si intentaba
subordinar a los otros estados, estos se le iban a poner en contra y las potencias iban a poder intervenir, por eso lo
planteó como un acuerdo voluntario). Con esto, solo pagarían impuestos los productos que entraban al territorio alemán,
pero dentro de este, entre los estados, no se pagarían impuestos: se eliminaban las barreras aduaneras interiores al
tiempo que se eliminaban los impuestos internos. Así, se abarataban los precios finales y sentaban la base de una
comunidad económica que venía a sumarse a la hermandad cultural preexistente. Prusia resignaba un 25% de ingresos,
pero abría el camino para ser reconocida líder de la nación alemana. Fue un trabajo de hormiga tendiente a alcanzar la
hegemonía sobre la pequeña Alemania, dejando a Austria de lado.
El 48: En la primera mitad del siglo XIX hubo una gran expansión económica y un crecimiento significativo de la
burguesía a costas de la sobreexplotación de la mano de obra. En la medida en que la industria se difundió, las ideas
socialistas y anarquistas se divulgaron y adquirieron adeptos: los obreros comenzaron a organizarse.
La pésima calidad de condiciones de vida y de trabajo, la baja de salarios, la crisis económica (descenso de producción
agrícola suba de precios); la restricción del mercado provoco desempleo industrial que desemboco en epidemias entre
los hambrientos crisis generalizada.
En Francia, radicales y socialistas se levantaron para repudiar la corrupción del gobierno de Luis Felipe de Orleans, y
reclamar la extensión de los derechos políticos, rebajas de precios y mejoras en las condiciones de vida y de trabajo. La
corona reprimió, pero la burguesía abandono al rey, lo criticaban por adoptar una política de concentración oligárquica del
poder. Una vez debilitado el poder político, un mitin de protesta convocado por estudiantes y jefes de logias secretas
acabo en una verdadera conmoción popular que no pudo ser contenida por sus organizadores, la guardia nacional se
negó a reprimir a los manifestantes, sancionando así el fin del reinado de Orleans que debió escapar de Paris donde los
republicanos establecieron un gobierno provisional. Las revoluciones del 48 estaban embebidas por un pensamiento
romántico y anticonformista que privilegiaba los sentimientos nacionalistas y una igualdad social, reafirmandosu
compromiso con un ideal de progreso. Se consideraba que estos objetivos sólo podrían alcanzarse con la remoción de
estructuras sociales, políticas y económicas arcaicas.
Igual, la conjunción entre crisis económica, pánico financiero y una nueva detención de la actividad industrial
acompañado del miedo a una expansión del socialismo, llevaron a las clases propietarias a resolver el conflicto en su
beneficio. Entre el poder militar, la aristocracia y la burguesía, lograron derrotar la pretensión de transformación social. La
gran vencedora fue la burguesía: sancionaron constituciones liberales que dieron origen a regímenes republicanos y
monarquías parlamentarias. Solo Inglaterra y Rusia se mantuvieron al margen de estas revoluciones.
El ferrocarril, además de provocar un deterioro de la situación de las clases trabajadoras europeas al proveer de mano de
obra barata, instaló el germen de la emancipación social y la libertad en regiones marginales, signadas por el atraso y el
autoritarismo.
Balance sobre las revoluciones del 48: el espíritu romántico, socializante, y nacionalista que había permitido unir a las
sociedades civiles europeas para reclamar su emancipación definitiva del poder monárquico, se había topado con los
prejuicios y temores la burguesía se dio cuenta que su adversario ya no era la nobleza sino los sectores obreros con
sus utopías socialistas. Antepusieron sus intereses a sus principios y se aliaron a la aristocracia y al ejército (tan
interesados como ella a preservar el orden). Con duras represiones acabaron con las revoluciones.
La burguesía obtuvo grandes avances políticos gracias al recorte de privilegios aristocráticos, los monarcas debieron
aceptar los parlamentos, limitando su poder absoluto. Los derechos burgueses se ampliaron y se privó del voto a los que
no pagasen un ceso, los proletarios (aunque en la segunda republica reconoció el sufragio universal). La sanción de
constituciones también limitó la capacidad de decisión de los monarcas ya que fijaban claramente los derechos y las
obligaciones. Las mismas preservaban la propiedad y la circulación de capitales y personas, desentendiéndose de los
límites impuestos en el pasado por las fronteras nacionales. Paso de la sociedad monárquica a la sociedad burguesa: la
burguesía intento establecer alianzas para afianzar, primero, sus derechos económicos para luego obtener derechos
políticos. En la medida que no tuviera la fuerza para imponer un gobierno propio, se aliaba con quien le convenía.
Entraron en juego nuevos actores sociales con los que se difundieron nuevas ideologías que cuestionaban el orden
monárquico pero también el orden burgués: socialistas y radicales. Estos se difundían en las fábricas, donde el sector
obrero comenzó a articularse en organizaciones políticas y sindicales. En la medida que un campesino o artesano era
convertido en obrero, adquiría un marco ideológico que lo hacía cuestionar el sistema de explotación del hombre por el
hombre.

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