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Hiperemesis gravidica DEFINICION Definimos náusea como sensación de deseo inminente de vomitar y vómito como la expulsión oral violenta del contenido gástrico. Las arcadas son las contracciones rítmicas forzadas de la musculatura respiratoria y abdominal que con frecuencia preceden o acompañan al vómito, la regurgitación es la expulsión de alimento en ausencia de náuseas y sin la contracción muscular respiratoria y abdominal que acompaña a los vómitos Emesis gravídica: Náuseas y vómitos esporádicos, preferentemente matutinos, que molestan a la gestante, pero que no impiden su correcta alimentación, no alteran el estado general. Hiperémesis gravídica: Náuseas y vómitos continuos, intensos e incoercibles, sin causa orgánica, que impiden la alimentación de la embarazada ocasionando su deshidratación, pérdida de peso y un trastorno metabólico más o menos grave, como cetosis y alteración electrolítica. ETIOLOGÍA Si bien la etiología de la hiperémesis es desconocida, puede tratarse de un síndrome al que contribuyen varios factores predisponentes, siendo probablemente los hormonales los más importantes. • FACTORES PSICOLÓGICOS: Algunas hipótesis la describen como un trastorno de conversión o como un síntoma de histeria, neurosis o depresión, o bien como resultante del estrés psicosocial o de conflictos maritales Otros investigadores se oponen a estas teorías y mantienen que los síntomas psicológicos son consecuencia del estrés y el deterioro físico de la hiperémesis antes que una causa. Aunque todavía es prematuro asegurar que no exista un componente psicológico subyacente, parece claro que no es exclusivamente un problema de origen psíquico. • FACTORES GASTROINTESTINALES: Se cree que tanto los estrógenos como la progesterona actúan como mediadores de las siguientes alteraciones - La relajación del músculo liso modifica la motilidad del esófago, estómago e intestino, enlenteciendo el tránsito. - La disminución del tono del esfínter esofágico causa sobre todo pirosis, pero también favorece el vómito.Génesis Guarin y Karen Gómez - El retraso del vaciado gástrico durante el embarazo contribuye significativamente a la sensación nauseosa y al vómito. - Por otro lado, se han descrito seropositividades del 90,5% frente a Helicobacter pylori en mujeres con hiperémesis en comparación con el 46,5% de las gestaciones fisiológicas si bien otros estudios no hallan tal relación. Dado que la mayoría de las gestantes con infección por H. pylori permanecen asintomáticas, parece probable que el daño del tracto gastrointestinal superior como consecuencia de los vómitos, incremente la susceptibilidad a la infección subclínica por este microorganismo. • FACTORES HORMONALES: - hCG: El período en que la hiperémesis es más frecuente (6- 12 semanas) coincide con el pico en los niveles plasmáticos de hCG, siendo mayor la incidencia en casos asociados a niveles elevados de hCG, como ocurre en los embarazos múltiples, en embarazos molares y en gestaciones de fetos de sexo femenino o de fetos con síndrome de Down. Se han demostrado aumentos del doble y del triple en los niveles de la fracción β de la hCG en pacientes con hiperémesis comparadas con controles, mientras que la fracción α-hCG fue similar en ambos grupos. Aunque se desconoce su acción causal exacta, se especulan como mecanismos posibles, un efecto estimulador de la hCG sobre la secreción del tracto gastrointestinal superior y una estimulación de la función tiroidea debido a su homología estructural con la TSH. Dado que las mujeres con hipertiroidismo vomitan excepcionalmente, se acepta que debe existir alguna circunstancia particular de la molécula de hCG que explique la estimulación tiroidea y la hiperémesis. - Estrógenos: Existe una mayor prevalencia de vómitos en situaciones con niveles estrogénicos elevados, tales como la primiparidad o un elevado índice de masa corporal. Por otro lado, los vómitos son un efecto secundario frecuente del tratamiento estrogénico. Todo esto nos hace pensar en el papel de los estrógenos en la fisiopatología de los vómitos en el embarazo. Los estrógenos producen un enlentecimiento del tránsito intestinal, con el consiguiente acúmulo de fluidos gastrointestinales. No obstante, existen aspectos que aún no están claros respecto a la acción estrogénica en la patogenia de los vómitos en el embarazo. Por ejemplo, el nivel estrogénico es mayor a medida que avanza la gestación, no coincidiendo con la presentación habitual de la emesis e hiperémesis, que disminuyen en el segundo y tercer trimestres. - Progesterona: Existen distintos estudios que describen niveles elevados de progesterona en mujeres con emesis e hiperémesis gravídica. Sin embargo, existen casos con niveles altos de progesterona, como la presencia de múltiples cuerpos lúteos tras una inducción de la ovulación, sin desarrollar náuseas y vómitos, por tanto, en la etiología de los vómitos en embarazo deben participan múltiples factores y si la progesterona es uno de ellos, un nivel alto de progesterona no es suficiente por si solo para causar émesis o hiperémesis gravídica. • OTROS FACTORES: - Anomalías hepáticas: En contra de distintas teorías que implican en la patogenia de los vómitos en embarazo alteraciones hepáticas, se ha comprobado que dichas alteraciones son consecuencia de los vómitos, de la hipovolemia, de la malnutrición y de la acidosis láctica. - Alteraciones metabolismo lipídico - Cambios en el funcionamiento del Sistema Nervioso Autónomo para adaptarse a gestación. - Déficit de vitaminas, como la B6, o de oligoelementos (Zn, Cu). MANIFESTACIONES CLÍNICAS: • Náuseas y vómitos persistentes e incoercibles • Pérdida de peso (>5% del peso corporal) • Deshidratación. Se describen clásicamente tres períodos de acuerdo con la agravación del cuadro. El primero o de enflaquecimiento corresponde a la etapa de los vómitos matutinos, inicialmente mucobiliosos y luego alimentarios, sin esfuerzo, que pueden estar desencadenados por olores fuertes como tabaco, aceite, perfume, visualización de determinadas comidas, ingestión de ciertos alimentos, pérdida de peso, epigastralgias, sialorrea y en ocasiones, hematemesis por desgarro de la mucosa gastroesofágica, erosión de los labios, lengua seca y con grietas, encías enrojecidas y con ulceras, faringe seca, roja y con petequias. En el segundo período o de taquicardia como síntoma más evidente, la intolerancia gástrica absoluta, signo del pliegue, disminución de la turgencia de la piel, ojos hundidos, falta de sudoración axilar, hipotensión ortostática, taquicardia, cetosis, oliguria [menos de 400 cc/24 h]).Génesis Guarin y Karen Gómez El tercer periodo se caracteriza por los fenómenos nerviosos (confusión, letargo, neuritis periférica con disminución de los reflejos profundos, encefalopatía, coma). Esta última etapa es muy poco frecuente y aparece sólo si la hiperémesis aún no se ha tratado correctamente. DIAGNÓSTICO El primer paso es establecer el diagnóstico de gestación y, una vez realizado, diferenciar entre una émesis simple del embarazo y una hiperémesis gravídica. El diagnóstico es clínico y se establece en presencia de vómitos persistentes y graves durante el embarazo. Al principio la sintomatología es tolerable pero después aparece deshidratación, cambios en los electrolitos y pérdida gradual de peso. El síntoma más llamativo de la exploración es la deshidratación, pudiendo aparecer taquicardia e hipotensión arterial. Mediante una buena anamnesis, una exploración física cuidadosa y una analítica básica, podremos llegar al diagnóstico correcto en la mayoría de los casos. Así, es también muy importante el diagnóstico diferencial con patologías propias del embarazo que producen vómitos u otras enfermedades que, sin tener nada que ver con la gestación, cursan de igual modo con náuseas y vómitos. Las pruebas complementarias que nos pueden ayudar son: PRUEBAS DE LABORATORIO: Hemograma (hemoconcentración), pruebas de coagulación, ionograma (hiponatremia, hipocaliemia, hipocloremia), proteínas totales (hipoproteinemia), pruebasde función hepática y pancreática, equilibrio ácido-base (alcalosis metabólica) y análisis de orina (cetonuria, elevación de la osmolaridad, disminución del volumen urinario y del aclaramiento de creatinina). Es de mal pronóstico encontrar un aumento en las cifras de nitrógeno ureico, creatinina, ácido úrico, urea, transaminasas y osmolaridad sérica; así como la disminución de forma importante de la reserva alcalina, el sodio y el potasio. En casos graves se debería solicitar la colaboración del nefrólogo. OTRAS: En función de la gravedad del cuadro y ante la posibilidad de aparición de complicaciones (derivadas de las alteraciones hidroelectrolíticas) o ante dudas para efectuar un correcto diagnóstico diferencial, se pueden pedir otras pruebas complementarias como b-HCG seriada (en casos de gestaciones muy incipientes o dudas diagnósticas), ecografía obstétrica (para valoración de la vitalidad fetal, número de embriones, descartar enfermedad trofoblástica), urocultivo (para realizar el diagnóstico diferencial con una infección urinaria), ecografía hepatobiliar (por la posibilidad de afectación hepática, en los casos más graves, o para hacer diagnóstico diferencial con enfermedades hepáticas), hormonas tiroideas (para hacer diagnóstico diferencial con un posible hipertiroidismo), fondo de ojo (diagnóstico diferencial con una hipertensión intracraneal) y electrocardiograma (cuando la sintomatología y las alteraciones hidroelectrolíticas lo requieran). TRATAMIENTO: Ninguno de los tratamientos presenta evidencia de teratogenicidad. B6 parece ser el más efectivo en la mejoría de la clínica. MEDIDAS GENERALES: • Analizar el ambiente familiar (estímulos que provoquen vómitos). • Permitir que la gestante no se ajuste al horario de comida habitual y aconsejar que tome cualquier alimento que le parezca aceptable cuando lo desee, etc. • Vitaminas B6 y B1 • Sedantes ligeros (diazepam 2, 5 o 10 mg IM - VIV); • Antihistamínicos.
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