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Lenguaje_odontologico_forense_e_identifi

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Rev Esp Med Legal. 2011;37(4):162-168
0377-4732/ $ - see f ront mat t er © 2011 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publ icado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
www.elsevier.es/ mlegal
ISSN: 0377-4732
PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE MÉDICOS FORENSES
REVISTA ESPAÑOLA DE
MEDICINA
LEGAL Volumen 37 Número 1 
Enero-Marzo 2011
Fundada en 1974
www.elsevier.es/mlegal
EDITORIALES
REVISTA ESPAÑOLA DE MEDICINA LEGAL: análisis de la nueva etapa
Conclusiones de la Jornada de Trabajo sobre Determinación 
Forense de la Edad de los Menores Extranjeros no acompañados. 
Documento de consenso de buenas prácticas entre los Institutos de 
Medicina Legal de España 
ORIGINAL
Características del síndrome de latigazo cervical y valoración 
medicoforense en la provincia de Huelva (España) 
ORIGINAL BREVE
Aprendizaje y reflexiones de la identificación de cadáveres 
mediante marcadores genéticos monoparentales (ADN 
mitocondrial, cromosoma Y). A propósito de un caso
ARTÍCULO ESPECIAL
Recomendaciones sobre métodos de estimación forense de la 
edad de los menores extranjeros no acompañados. Documento 
de Consenso de Buenas Prácticas entre los Institutos de Medicina 
Legal de España (2010)
CASOS MÉDICO-FORENSES
Muerte diádica: suicidio doble de gemelos
Hemiplejía conversiva como accidente de trabajo. Consideraciones 
clínicas y legales 
REVISIÓN
Protocolo de actuación en muerte súbita por anafilaxia 
MEDICINA LEGAL EN IMÁGENES
Uso de técnicas proyectivas como complemento diagnóstico
REVISTA ESPAÑOLA DE 
MEDICINA LEGAL
* Aut or para correspondencia.
Correo elect rónico: gabriel_fonseca@argent ina.com (G.M. Fonseca).
REVISIÓN
Lenguaje odontológico forense e identifi cación: obstáculos por 
falta de estándares
Gabriel Mario Fonseca a,*, Guillermo Salgado Alarcon b y Mario Cantín c
a Laborat or io de Per icias en Odont ología Forense, Cát edra de Anat omía Pat ológica B, Facul t ad de Odont ología, 
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argent ina
b Depart ament o de Anat omía Normal , Facul t ad de Medicina, Pont ifi cia Universidad Cat ól ica de Chi le, Sant iago, Chi le
c Depart ament o de Odont ología Int egral , Facul t ad de Medicina, Universidad de La Front era, Temuco, Chi le
Recibido el 30 de mayo de 2011; acept ado el 21 de sept iembre de 2011
PALABRAS CLAVE
Lenguaj e;
Odont ología forense;
Odont ograma;
Terminología;
Ident ifi cación;
Cat ást rofe
Resumen El lenguaj e se apropia concept ualment e de la real idad represent ándola me-
diant e símbolos producidos y compart idos socialment e. Cuando las Ciencias de la Salud 
se abocan a la Just icia, el lenguaj e se t ransforma en declaración, con el implícit o com-
promiso del perit o. La odont ología forense reconoce, anal iza y present a evidencia dent al 
en diferent es sit uaciones en las que la ident ifi cación de víct imas de desast res asume un 
papel preponderant e. Sin embargo, su lenguaj e no cuent a con uniformidad y depende de 
sist emas gráfi cos y nomenclat uras que sólo generan confusiones y sesgos. Ent endiendo el 
valor de un correct o uso del lenguaj e por el expert o forense, se revisan t ópicos de uso en 
la pericia odont ológica: la t erminología anat ómica, los odont ogramas y la nomenclat ura 
dent aria, se discut en las consecuencias de la fal t a de consenso en los cont enidos simbó-
l icos y se propone la obl igat oriedad del regist ro y el archivo de imágenes como nuevo 
paradigma de lenguaj e. 
© 2011 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publ icado por Elsevier España, S.L. 
Todos los derechos reservados.
KEYWORDS
Language;
Forensic dent ist ry;
Odont ogram;
Terminology;
Ident ifi cat ion;
Disast er
Forensic dental language and identifi cation: obstacles due to lack of standards
Abstract Language conforms concept ual ly t o real it ybeing represent ed by means of 
social ly produced and shared symbols. When t he Healt h Sciences are appl ied t o t he law, 
t he language t ransforms it sel f int o a declarat ion wit h an impl icit commit ment by t he 
expert . Forensic Dent ist ry recognizes, analyzes and present s dent al evidence in dif ferent 
sit uat ions, where t he ident ifi cat ion of disast er vict ims assumes a prominent role. 
Nevert heless, t his language does not possess uniformit y and depends on graphical syst ems 
Lenguaj e odont ológico forense e ident ifi cación: obst áculos por fal t a de est ándares 163
Introducción
La odont ología forense involucra el reconocimient o, el aná-
l isis y la present ación de evidencia dent al en procedimien-
t os j udiciales civi les o criminales, para asist ir a las aut ori-
dades en diferent es sit uaciones; ent re el las, la ident ifi cación 
odont ológica asume un papel preponderant e cuando los 
cambios post mort em (PM) o el grado de dest rucción inval i-
dan las met odologías usuales, más aún en desast res que in-
volucran gran cant idad de vidas perdidas1. Se ha referido 
ent onces como esencial que el regist ro de la información 
ant e mort em (AM), obl igación medicolegal y responsabil i-
dad social de t odos los odont ólogos, sea fi able, det al lado y 
complet o para permit ir las comparaciones con la informa-
ción PM, razón de ser del propio procedimient o de ident ifi -
cación2. Asimismo, est a herramient a ha most rado import an-
t es grados de variabil idad en sus expresiones de cal idad, no 
sólo en lo referido a sesgos u omisiones en est os regist ros2, 
sino t ambién a las diferencias sust anciales en la forma con 
que est os se real izan y se present an, incluso dent ro de un 
mismo país3. Se desvirt úa ent onces la condición fundamen-
t al para const it uir un lenguaj e común: poder compart ir un 
mismo sist ema coherent e y normal izado de símbolos4-7.
Mient ras que el lenguaj e ut i l izado por los profesionales 
de la salud describe hal lazgos, t rat amient os, et c. , al abo-
carse a la resolución de problemas j urídicos, act úa además 
como herramient a para informar, guiar y convencer; el pro-
fesional será pues perit o, y deberá opinar sobre quienes han 
real izado act os o han t omado decisiones8. En el área j udi-
cial , el lenguaj e t oma un punt o de cont act o formal con el 
derecho, y sus sist emas simból icos deberán somet erse a una 
aj ust ada int erpret ación. Est e punt o de encuent ro, denomi-
nado usualment e l ingüíst ica forense, pret ende eludir barre-
ras int erpret at ivas como la imprecisión léxica o la ambigüe-
dad sint áct ica, regulando la int eracción ent re sus diferent es 
act ores: los miembros de las fuerzas pol iciales, los de la 
Just icia y los mismos perit os7. Est os, pues, deberán asimilar 
y ent ender las consecuencias de cómo ut i l izar t erminología 
específi ca, dado que la evidencia present ada puede ser 
mal int erpret ada9. Est o ha originado una sit uación f ront eri-
za donde, por un lado, se ha enfat izado el empleo de t ermi-
nología básica o “ vulgar” en los informes9-11 y, por ot ro, se 
ha propuest o no al t erar el lenguaj e, sino dot ar de signifi ca-
do unívoco y concluyent e a cada palabra para evit ar su fal-
sa int erpret ación o incluso su manipulación12,13. Todos los 
campos cient ífi cos ut i l izan t erminología y nomenclat ura 
como herramient as básicas de comunicación14, pero los an-
t iguos precept os de regist rar de manera clara, concisa y sin 
ambigüedad15,16 se han cont rapuest o con permanent es y ac-
t uales sit uaciones en que la fal t a de est andarización l in-
güíst ica cont inúa int erfi r iendo el desarrol lo de las t areas 
periciales17-19.
La dact i loscopia, los anál isis de ADN y la odont ología se 
han demost rado como herramient as efi cient es y fi ables para 
la ident ifi cación20, pero desgraciadament e dependient es de 
la cal idad y la disponibil idad de información AM, sit uación 
t odavía más evident e cuando las víct imas pert enecen a di-
ferent es nacionalidades18. INTERPOL20, la Int ernat ional Or-
ganizat ion of Forensic Odont o-St omat ology (IOFOS)21 y el 
American Board of Forensic Odont ology (ABFO)22 han reco-
mendado en sus diferent es guías la ut i l ización de t ermino-
logía adecuada para la emisión de conclusiones en las iden-
t ifi caciones, crit erio adopt ado por la l i t erat ura de habla 
hispana; dado que t ales cat egorías y t érminos dependen de 
las correspondencias ent re las informaciones AM-PM (ident i-
fi caciones: posit iva/ posible/ insufi cient e/ exclusión), el ABFO 
propone que los odont ólogos forenses acuerden en ut i l izar 
un lenguaj e común para evit ar errores en la comunicación 
con abogados, j ueces, j urados y ot ros odont ólogos22.
Aun cuando t erminología y nomenclat ura est andarizadas 
con t érminos precisament e defi nidos const it uyen las herra-
mient as básicas de la comunicación14, la concepción de len-
guaj e aborda hoy element os no verbales que exceden la 
mera ut i l ización de palabras (l ingüíst ica) o símbolos (simbo-
logía)4. Ent endiendo el poder y las consecuencias del len-
guaj e ut i l izado por el odont ólogo forense, se present a una 
revisión sobre t ópicos de su uso en la pericia de ident ifi ca-
ción odont ológica, como la t erminología anat ómica, los 
odont ogramas y la nomenclat ura dent aria, y se discut en las 
consecuencias de la fal t a de consenso en los cont enidos 
simból icos como t ambién su proyección a ot ras discipl inas 
forenses.
La terminología anatómica
Se ha defi nido la t erminología en morfología como el con-
j unt o de t érminos empleados para designar el organismo o 
sus diversas part es y, dado que la función del lenguaj e es la 
t rasmisión del conocimient o mediant e la comunicación, la 
elaboración de t erminologías en las ciencias morfológicas 
se ha plant eado como una necesidad por los problemas sus-
cit ados por el uso de diferent es t érminos para designar un 
mismo obj et o en perj uicio de una comunicación adecua-
da23-27. Con la publ icación de la original Nómina Anat ómica 
en 194726 y pasando por sucesivas reuniones y modifi cacio-
and nomenclat ures t hat generat e confusion and mist akes. Underst anding t he value of t he 
correct use of language for t he forensic expert , t opics of use in odont ological expert ise, 
anat omical t erminology, odont ograms and dent al nomenclat ure are reviewed. The 
consequences of t he lack of st andardizat ion in t he symbol ic cont ent s are discussed, and 
a proposal of t he mandat ory scope of t he recording of images as a new paradigm of 
language is present ed.
© 2011 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publ ished by Elsevier España, S.L. 
Al l r ight s reserved.
164 G.M. Fonseca et al 
nes hast a la vigent e Terminología Anat ómica desarrol lada 
por el Comit é Federat ivo en la Terminología Anat ómica 
(FCAT) j unt o con 56 asociaciones de anat omist as miembros 
de la Int ernat ional Federat ion of Associat ions of Anat omist s 
(IFAA), la anat omía macroscópica, la hist ología, la cit ología 
y la embriología han vist o un generoso ordenamient o t ermi-
nológico que involucra la el iminación de sinonimia y epóni-
mos innecesarios, la ut i l ización del lat ín como idioma co-
mún (con t raducción al idioma nat ivo) o el empleo de 
nombres cort os y simples con señales memoríst icas de valor 
descript ivo, t odo el lo fundament alment e apl icable a la t er-
minología médica28,29.
Apl icado est o a las ciencias forenses, en el año 2009, 
Necas et al 30 señalaron que el est i lo del lenguaj e medicole-
gal de los t ext os necesit a la normal ización de la t erminolo-
gía anat ómica, pues es necesario ent ender e int erpret ar de 
manera común element os básicos como los involucrados en 
los prot ocolos de aut opsia. Del mismo modo, Pot apov31 en 
2001 propuso por primera vez a la comunidad cient ífi ca y 
j urídica rusa el uso de la t erminología anat ómica en la me-
dicina forense, confi rmando la necesidad de desarrol lar una 
t axonomía pert inent e con la adecuada consideración para 
t érminos y element os específi cos.
Según Marx et al 32, un procedimient o básico de la práct i-
ca forense como es describir una herida de arma de fuego 
requiere la ut i l ización de la t erminología anat ómica. Para 
describir una lesión, es necesario señalar el área, la región 
o el segment o corporal ut i l izando una nomenclat ura lógica, 
comprensible y común para los diversos pract icant es de las 
ciencias forenses (médicos, odont ólogos, j urist as, crimina-
l ist as, pol icías, et c. )28. Son varios los aut ores que recomien-
dan a profesores o est udiant es del área de la salud, la me-
dicina t eórica y cl ínica, invest igadores, perit os, t raduct ores, 
redact ores y edit ores el uso de la t erminología anat ómica a 
los fi nes de adecuar sus act ividades de manera clara y pre-
cisa16,24,33,34. Algunos t ext os incluso ya han t omado est o en 
cuent a. Douglas H. Ubelaker, prest igioso ant ropólogo del 
Museo Smit hsonian y asesor del FBI, ha abordado la relación 
ent re la ant ropología forense y la ost eología del esquelet o 
humano ut i l izando la t erminología anat ómica35.
Odontograma, nomenclatura dentaria 
e identifi cación
En odont ología, la primera modal idad de nomenclat ura 
dent aria fue int roducida por Adolph Zsigmondy en 1861 
como un necesario “ sist ema t aquigráfi co rápido para regis-
t rar los dat os” 36. En 1870, Palmer publ icó su propio sist ema, 
denominado después simból ico o de Zsigmondy/ Palmer, ut i-
l izado t odavía en algunos países36,37. Por su part e, Vikt or 
Haderup, en Dinamarca en 1891, ent endiendo que la odon-
t ología debía poseer una forma de lenguaj e específi co “ cla-
ro, cort o y consecuent e” , ideó una variant e del sist ema de 
cuadrant es, ut i l izado act ualment e en Escandinavia y en 
países del cent ro y el est e de Europa38-40. El sist ema de Zsig-
mondy/ Palmer fue recomendado en 1947 por la American 
Dent al Associat ion (ADA) para la nomenclat ura dent aria, 
pero por difi cul t ades en su regist ro impreso, la misma ADA 
lo descart ó en 1968 y propuso el l lamado sist ema univer-
sal36. En él , cada dient e es designado con un número espe-
cífi co menos confuso que el sist ema simból ico, y act ual-
ment e es ut i l izado en la comunidad odont ológica 
nort eamericana y en países como Chile3,36,39. Las propieda-
des ponderadas por Haderup sucesivament e fueron j ust ifi -
cando diferent es sist emas para designar dient es y sus su-
perfi cies apoyados en las premisas de “ que pueda ser 
ut i l izado, enseñando y aprendido por cualquier persona en 
un mínimo de t iempo” , “ complej o como para regist rar va-
riaciones” , “ fl exible como para poder ser act ual izable” , 
“ no ambiguo en la descripción de los dient es” y “ ser rápida-
ment e t ipeable o adapt able a sist emas informát icos” 16. Para 
los años cincuent a, coexist ían no menos de 20 sist emas de 
not ación dent aria en unos 35 países diferent es39.
Las difi cul t ades implícit as y las confusiones en los dife-
rent es sist emas originaron que, en 1970, la Asamblea Gene-
ral de la Federat ion Dent aire Int ernat ionale (FDI) int roduj e-
ra el sist ema FDI o Dígit o Dos, luego adopt ado por la 
Organización Mundial de la Salud (OMS) e import ant es orga-
nizaciones odont ológicas; en los años novent a lo ut i l izaban 
ya por lo menos 18 países22,36. Con respect o a las caras den-
t arias, Keiser-Nielsen propuso a la FDI una simple pero efec-
t iva codifi cación de superfi cies, t odavía vigent e39: O (oclu-
sal o incisal), M (mesial), D (dist al), V (vest ibular, bucal o 
facial), L (l ingual o palat ino).
Los odont ogramas son sist emas simból icos gráfi cos donde 
se regist ran est as variables dent arias. Aun cuando mundial-
ment e coexist en muchos t ipos diferent es según el sist ema 
de not ación dent aria ut i l izado,INTERPOL ha propuest o, 
para el caso de ident ifi cación de víct imas de desast res, ut i-
l izar el sist ema de la FDI en fi chas diseñadas para t al fi n 
incluyendo odont ograma y espacios para la descripción de 
t rat amient os de t odo t ipo en la información t ant o AM como 
PM20. Dado que el proceso de ident ifi cación se fundament a 
en el cot ej o de ambas informaciones22,39, ambos regist ros 
deben ser present ados en idént ica nomenclat ura, en fi chas 
comparables y fundament alment e a cargo de profesionales 
odontólogos expert os20. Si bien la ident ifi cación dental es al-
t amente efi ciente y rápida de realizar, la calidad de la infor-
mación AM es el único parámet ro real de valoración, razón 
por la que estos regist ros const it uyen un documento legal 
que debe ser convenientemente confeccionado, actualiza-
do, archivado y custodiado por cada profesional1,41-43.
Viejos, nuevos… los mismos problemas
En 1978, Carlson et al 39 concluyeron que no cont ar con in-
formación AM complet a, adecuada y disponible result a en 
un procedimient o de ident ifi cación f rust rado o no conclu-
yent e. Fischman señala que el odont ólogo forense debe es-
t ar capacit ado para reconocer las diferent es nomenclat uras 
dent ales pot encialment e ut i l izadas en los regist ros AM: un 
dient e designado como 12 sería un incisivo lat eral superior 
derecho en el sist ema FDI, mient ras que en el sist ema uni-
versal, un primer premolar superior izquierdo41. Pet ersen y 
Kogon hal laron un gran número de sist emas de nomenclat u-
ra en uso en los regist ros AM del accident e aéreo de Wood-
bridge39. Del mismo modo, se ha propuest o convocar al 
odont ólogo t rat ant e al desarrol lo de los procedimient os de 
ident ifi cación, dado que sus regist ros AM a menudo exhiben 
abreviat uras personales y, por consiguient e, int raducibles39. 
Lenguaj e odont ológico forense e ident ifi cación: obst áculos por fal t a de est ándares 165
Durant e las labores de ident ifi cación de las seis víct imas del 
desast re de la plat aforma pet rolera Alexander L. Kiel land 
en 1980, Dahl et al 44 encont raron problemas en la ut i l iza-
ción del sof t ware Nova St at us, dadas las anot aciones inco-
rrect as de números y caras dent arias en los regist ros AM.
Müller et al 9 refi eren que las est ruct uras est at ales j urídi-
cas, en conj unt o con los profesionales y administ radores de 
la salud (t ant o del sect or públ ico como del privado), debe-
rían t ener part icipación fundament al en la invest igación, el 
regist ro y la document ación de la evidencia médica. Sin 
embargo, la real idad parece no acompañar est as necesida-
des; las legislaciones exponen diferencias sust anciales al 
est ablecer y regular los cont enidos mínimos de información 
AM que se debe regist rar. En la cat ást rofe del t ransbordador 
M/ S Est onia, acont ecida el 27 de sept iembre de 1994, en la 
que 852 pasaj eros de 17 países diferent es perdieron la vida, 
si bien los prot ocolos de INTERPOL permit ieron ident ifi ca-
ciones dent ales en 57 casos (60%), las diferencias en las 
condiciones de los regist ros AM según las nacional idades de-
t erminaron que sólo un 27% de las víct imas est onas t uvieran 
archivos dent ales ut i l izables (no son obl igat orios en Est o-
nia), cont ra un favorable 97% de las víct imas suecas (los 
mandat os legislat ivos lo regulan)45.
Según un est udio de Deebaei et al 46, uno de los problemas 
de los regist ros dent ales AM es la ausencia de est andariza-
ción, con lo que la búsqueda int ernacional de ident idad 
puede ser ext remadament e difi cul t osa. El Depart ament o de 
Just icia de Est ados Unidos, en su Guía para Ident ifi cación 
Humana Forense en Desast res de Masas, recomienda que la 
información sea recabada en un único archivo mediant e 
format os est andarizados, y observando un met iculoso cui-
dado en los sist emas de nomenclat ura dent al empleados. 
De hecho, en su apéndice F, incluye t res t ablas donde real i-
za las conversiones de once formas diferent es de nomencla-
t ura dent al , t ant o para dient es t emporales como perma-
nent es19 (fi g. 1).
Discusión
Desde el punto de vist a de la ciencia forense, una est ructura 
correcta, adecuada y precisa en el lenguaj e ut il izado va a 
determinar la misma calidad de la evidencia presentada; una 
pequeña dist orsión puede originar grandes errores10. Cobo 
Plana12 señala que es necesario const ruir un lenguaj e forense 
que contenga contenidos est rict os y pragmát icos, la fi losof ía 
nuclear de lo que se está midiendo y la est ructura arquit ec-
t ónica de los mismos inst rumentos legales de medida.
Si bien es ciert o que algunos aut ores han enfat izado no 
ut i l izar t erminología anat ómica en los informes periciales, 
pues la mayoría de quienes los leerán pueden no est ar ver-
sados en esos t érminos, present arlos mal o mal int erpret ar-
los10,11, el obj et o de la t erminología anat ómica es precisa-
ment e democrat izar los concept os a t ravés de t érminos 
int ernacionalment e acept ados y reconocidos el iminando las 
confusiones generadas por diferencias de forma o sinoni-
mias innecesarias25. Necas et al 30 concluyen que es necesa-
ria una est andarización de las nomenclat uras como recono-
Figura 1 Tabla de conversiones de nomenclat ura dent al : dient es permanent es superiores. Ej emplo de la convivencia act ual de no 
menos de 11 sist emas para nomenclar los dient es, en est e caso los superiores permanent es. 1M: primer molar; 1P: primer premo-
lar; 2M: segundo molar; 2P: segundo premolar; 3M: t ercer molar; C: canino; I1: incisivo cent ral ; I2: incisivo lat eral . Adapt ado del 
Nat ional Inst it ut e of Just ice, Offi ce of Just ice Programs, U.S. Depart ment of Just ice (2005)19 sobre compilación real izada por el 
odont ólogo forense Robert Dorion (ABFO).
166 G.M. Fonseca et al 
cimient o discursivo médico legal mediant e la enseñanza y 
la implement ación de una exact a t erminología anat ómica. 
La cal idad y la precisión de un informe pericial es la medida 
más t angible y visible del expert o: niveles pobres o básicos, 
omisiones o una gramát ica pobre indican fal t a de caráct er, 
pobre razonamient o y mal refl ej o del escrit or, al mismo ni-
vel que un error t ipográfi co o repet iciones innecesarias8.
Est a misma necesidad de est ándares en el lenguaj e es 
apl icable a la ciencia odont ológica. Se est ima que unas 
280.000 personas fal lecieron por el maremot o en el sudest e 
asiát ico, y sólo en Tailandia, alrededor de 2.400 eran ex-
t ranj eros provenient es de 36 países diferent es. Unas 2.000 
personas de 31 naciones part iciparon en el proceso de iden-
t ifi cación de las víct imas, con un t ot al de 3.574 expedient es 
AM y 3.681 expedient es PM. Aun cuando se pudo ident ifi car 
un 43% de los cuerpos sólo mediant e anál isis dent ales, IN-
TERPOL resalt ó en su evaluación post erior18 que las not ables 
e incoherent es diferencias act uales t ant o ent re los odont o-
gramas ut i l izados en t odo el mundo como en lo que debe 
considerarse información dent al út i l a la ident ifi cación, sólo 
t ienen efect os adversos cuando deben ser evaluados por 
profesionales ext ranj eros. Conociendo ya que la cal idad de 
la información AM const it uye la base para ident ifi car a un 
individuo, era esperable que en Tailandia la ident ifi cación 
dent al de víct imas europeas est uviera en un 78,3%, mien-
t ras que la pobre disponibil idad de est os dat os sólo permi-
t iera ident ifi car a un 7,4% de las víct imas t ai landesas. Más 
del 90% de los regist ros t ai landeses sólo describían los dien-
t es t rat ados, no expl icit aban mat eriales o caras dent arias 
t rat adas o cont enían abreviat uras o cal igraf ías i legibles de 
sus odont ólogos47. El empleo de nuevas t ecnologías no pare-
ce of recer soluciones de base. Luegode los acont ecimien-
t os en Tailandia y previo acuerdo el 10 de mayo de 200548, 
INTERPOL adopt ó el Sist ema Int ernacional de IVC del Plass 
Dat a Sof t ware de Dinamarca49, como recurso t ecnológico de 
úl t ima generación para asist ir en las ident ifi caciones de víc-
t imas de cat ást rofes no sólo comparando regist ros dent ales, 
sino t ambién caract eríst icas f ísicas, médicas o pat ológicas. 
Si bien es ciert o que est a t ecnología cumplió su comet ido al 
cont rolar la cal idad de la información regist rada en el sist e-
ma durant e las ident ifi caciones en Tailandia, la misma IN-
TERPOL refi r ió defi ciencias fundadas en los sesgos de las 
represent aciones esquemát icas dent arias, la fal t a de me-
dios para al iment ar el sist ema en algunos países, la ut i l iza-
ción del inglés como idioma de t rabaj o, la fal t a de organi-
zación en los códigos empleados y la ausencia de expert os 
odont ólogos cargando el sist ema18. 
Priet o et al50 refi eren que deben ser expert os forenses los 
encargados de la obt ención de dat os AM, ya que durant e los 
procedimient os de respuest a a los at aques del 11 de marzo 
de 2004 en Madrid est os regist ros fueron confeccionados 
por personal pol icial no expert o y volunt arios no ent rena-
dos, lo que derivó en informes con sobreabundancia de t ér-
minos subj et ivos y no idóneos. Dat o similar informan Cecchi 
et al51: las ident ifi caciones iniciales de un cuerpo en avan-
zado est ado de put refacción, real izadas por médicos y sin 
part icipación de un odont ólogo forense, fueron impugnadas 
y rebat idas por un nuevo procedimient o a cargo de expert os 
del Ist i t ut o di Medicina Legale e del le Assicurazioni en 
Roma. Los aut ores concluyeron en la import ancia de la par-
t icipación de un odont ólogo en la ident ifi cación, siempre 
ut i l izando las nomenclat uras est andarizadas de la FDI y los 
correspondient es prot ocolos de INTERPOL.
Un nuevo paradigma
Durant e las ident ifi caciones real izadas en Phuket , Tailan-
dia, por el paso del maremot o en 2004, Lessig et al 52 refi e-
ren un caso int eresant e de errores en la comunicación: “ Se 
det ect ó un t at uaj e most rando un t iburón durant e el exa-
men de una víct ima mascul ina. El t at uaj e est aba local izado 
en la región derecha del t órax. Al mismo t iempo, la Pol icía 
Federal Alemana enviaba información sobre un individuo 
mascul ino desaparecido de 55 años de edad, cuyo det al le 
descript ivo incluía la presencia de un t at uaj e, pero desafor-
t unadament e informado como un «delf ín». Sólo el envío a 
Alemania de una fot ograf ía del t at uaj e y su ul t erior recono-
cimient o permit ió fi nalment e la ident ifi cación” .
Se ha afi rmado que el odont ograma nació como un sist e-
ma gráfi co simból ico y esquemát ico para el regist ro de t ra-
t amient os y afecciones dent arias que pret endía ser unifi ca-
dor de información en un modelo de confección rápido y 
sencil lo en un moment o hist órico clave de necesidad de ar-
chivos53. Aun cuando se sigue haciendo hincapié en su ut i l i-
zación22, la fal t a de consenso int ernacional en sus sist emas 
de represent ación, not ación, caract eres, et c. , cont inúa ori-
ginando sit uaciones de dif íci l resolución. Si bien la misma 
INTERPOL ha normal izado el uso de la codifi cación FDI y sus 
odont ogramas20, Röt zscher et al 54 han cuest ionado su l imi-
t ada confi guración, pues no permit e la inclusión de impor-
t ant es variables anat ómicas, pat ológicas o relat ivas a t rat a-
mient os. Christ l ieb55 ha afi rmado que “ el signifi cado es 
aquella part e de lo real que no puede aparecer en los sím-
bolos. […] Así como los símbolos pueden epit omizarse en 
lenguaj e, los signifi cados pueden resumirse en imágenes” . 
Act ualment e se ha plant eado la ut i l ización de un modelo de 
procesamient o int egrador de la información que rechace las 
represent aciones l it erales, l ineales e independient es de 
cont ext o6. Un signifi cado, puest o que en ciert o modo es nue-
vo, no debe ser recuperado sino const ruido, lo que pone en 
marcha ot ras est rat egias cognit ivas que int egran la informa-
ción. La const rucción simbólica de los odont ogramas como 
est ruct uras gráfi cas nace y se ahoga casi inmediat ament e en 
sus propias l imit aciones. Se ha informado de que est a herra-
mient a adolece de sesgos, al carecer de element os anat ómi-
cos, “ y con el lo expl icit ando la sola represent ación simbóli-
ca de los diferent es t rat amient os real izados o por real izar, la 
dinámica, la inest abil idad biológica y la misma diversidad 
morfológica no pueden ser represent adas de ninguna mane-
ra, element os t odos de fuerza inigualable a la valoración 
ident ifi cat oria” 53. El odont ograma, pret ende reemplazar 
como símbolo a su propio signifi cado of reciendo alt ernat ivas 
recort adas y minimizadas del gran cúmulo de información 
dent al pot encialment e ut i l izable para la ident ifi cación.
Respect o del mencionado caso publ icado por Cecchi et 
al51, la recopilación y el regist ro de la información AM de las 
dos personas por ident ifi car most raron idént icos odont ogra-
mas, confl ict iva sit uación que sólo la comparación de radio-
graf ías pudo resolver. Est o mismo refi eren Tan et al 56, que 
afi rman que son preferibles las radiograf ías dent ales ant es 
que los regist ros escrit os porque son más obj et ivas para la 
Lenguaj e odont ológico forense e ident ifi cación: obst áculos por fal t a de est ándares 167
verifi cación visual y cont ienen una cant idad inest imable de 
det al les. Brkic et al 57, sobre 1.000 rest os humanos exhuma-
dos de fosas comunes de la guerra en Croacia, señalan ha-
ber ident ifi cado mediant e odont ogramas a un 35% de los 
cuerpos, mient ras que ident ifi caron al 65% por ot ros medios 
(radiograf ías, 15%; fot ograf ías, 22%; ent revist as, 18%, y re-
conocimient o de t rabaj os propios por odont ólogos, 10%).
Es curioso que FDI39, ABFO22, IOFOS21 y la misma INTERPOL20 
sólo propongan la ut il ización de fotograf ías, radiograf ías o 
modelos o que la obligatoriedad de los regist ros odontológicos 
se cumplimente solamente con la conservación de la historia 
clínica dental y sus odontogramas1, cuando se ha demost rado 
que la ut il ización de imágenes es la mej or herramienta de 
cotej o y el factor determinante en las ident ifi caciones1,53,58. 
Coincidimos con Vale43 en la necesaria noble conducta de con-
servar absolutamente todo el material radiográfi co y/ o foto-
gráfi co, pues provee no sólo la mayor cant idad de información 
dental, sino también la de más detalle y calidad. 
Defi niendo el lenguaj e como la capacidad para relacionar 
un concept o con una forma, coincidimos con algunos aut o-
res en que no sólo abarca un t ipo verbal, sino t ambién uno 
no verbal de imágenes, formas y colores4 que excede de 
largo la l imit ación de la palabra escrit a o la t raducción sim-
ból ica59. La odont ología forense es una discipl ina que se sus-
t ent a esencialment e en imágenes y formas, y como ciencia 
morfológica, debería abordar las imágenes mediant e des-
t rezas acordes60. Si bien el odont ograma es el único soport e 
obl igado por casi t odas las legislaciones int ernacionales 
como inst rument o conclusivo, no sólo para la ident ifi cación 
odont ológica, sino t ambién para la práct ica cl ínica, la im-
plement ación de un sist ema de regist ro y archivo normal i-
zado y prot ocol izado que incluya radiograf ías y fot ograf ías 
int raorales debería ser considerado una obl igación ét ica y 
legal; con el lo, nueva propuest a de paradigma. El odont o-
grama nació como una oport una manera de codifi cación 
cuando el soport e papel difi cul t aba la conservación de imá-
genes53; la hoy indiscut ible real idad de la digit al ización y el 
archivo informat izado hace necesario reformular las legis-
laciones act ualesal respect o. Est e nuevo paradigma en el 
lenguaj e y en la comunicación t écnica deberá adecuarse a 
nuevos cont enidos y procesos ment ales, abarcando no sola-
ment e al odont ólogo forense, sino t ambién al práct ico cl íni-
co e incluso t oda discipl ina relacionada. La uniformidad en 
la lect ura y el anál isis de los dat os debería conducir a las 
mej ores comprensión y present ación de los informes peri-
ciales por t odas las part es involucradas en el proceso de 
administ ración de Just icia, con mayor celeridad y efi ciencia 
y sin innecesarias pérdidas de t iempo en t rat ar de int erpre-
t ar símbolos f rent e a concept os61.
Financiación
Trabaj o subsidiado por Resolución 69/ 08 de la Secret aría de 
Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba 
(Argent ina).
Confl icto de intereses
Los aut ores declaran no t ener ningún confl ict o de int ereses.
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	Lenguaje odontológico forense e identifi cación: obstáculos por falta de estándares
	Introducción
	La terminología anatómica
	Odontograma, nomenclatura dentaria e identifi cación
	Viejos, nuevos… los mismos problemas
	Discusión
	Un nuevo paradigma
	Financiación
	Conflicto de intereses
	Bibliografía

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