Logo Studenta

0185-1918-rmcps-61-228-00311

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 311
∗ Doctor en historia y maestro en historia y memoria por la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del 
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y profesor de teoría política en la Facultad de Huma-
nidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Sus líneas de investigación 
son: judaísmo, memoria y dictadura militar. Entre sus últimas publicaciones destacan: Unos pocos peligros sensatos. 
La Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires frente a las instituciones judías de la ciudad 
de La Plata (2009); Marginados y consagrados. Nuevos estudios sobre la vida judía en Argentina (2011); y Formas 
políticas de celebrar y conmemorar el pasado (1930-1943) (2014). En el año 2013 recibió el Best Disertation Award, Texas 
University (Austin), por la Latin American Jewsih Studies Association y en 2015 el Premio a la Labor Científica por la 
Universidad Nacional de La Plata. Correo electrónico: emmanuel.kahan@gmail.com
∗∗ Doctor en historia por la Universidad Nacional de La Plata y maestro en ciencias sociales por la Facultad Lati-
noamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Es profesor adjunto regular en la Universidad Nacional de General 
Sarmiento, profesor de posgrado en las Universidades Nacionales de La Plata y San Martin (Argentina), e investigador 
independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Sus líneas de investigación son: 
memoria, nacionalismo, antisemitismo, pasado reciente. Entre sus publicaciones destacan: Nacionalismo de derecha 
en la Argentina. Desde sus orígenes hasta Tacuara (2006); Nacionalismo y antisemitismo en la Argentina (2003); y La 
cambiante memoria de la dictadura (2008) (en coautoría con Jaqueline Bisquert). Correo electrónico: daniel.lvovich@
gmail.com
Los usos del Holocausto en Argentina
Apuntes sobre las apropiaciones y resignificaciones 
de la memoria del genocidio nazi
Uses of the Holocaust in Argentina
Notes on the Appropriations and Resignifying 
of the Memory of the Nazi Genocide
Emmanuel Kahan∗
Daniel Lvovich∗∗
Recibido el 25 de marzo de 2016
Aceptado el 15 de junio de 2016
RESUMEN
La identificación del Holocausto con otras ex-
periencias históricas ha suscitado una serie de 
debates en el espacio público a lo largo de las 
últimas décadas. Mientras algunos actores con-
denan toda comparación con el Holocausto 
alegando que esto conlleva a su banalización, 
otros la defienden como un modo legítimo de 
comprensión de los problemas contemporáneos. 
ABSTRACT
The suggestion of any similarity between the 
Holocaust and other historical experiences has 
instigated many debates within the public sphere 
in the last decades. While some actors reject any 
kind of comparison of the Holocaust arguing 
this leads to its trivialization, others contend that 
the comparative approach is a legitimate tool to 
understanding contemporary problems. Besides 
revista 228.indb 311 25/09/16 3:36 p.m.
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich312
Más allá de estos posicionamientos, el estudio de 
las memorias y los usos públicos y políticos del 
Holocausto permite visualizar cómo un amplio 
conjunto de actores vincula pasado y presente 
en diversos contextos. En este artículo se histo-
riza el recorrido de la memoria del Holocausto 
y sus “usos” en Argentina en cuatro momentos 
clave: la etapa contemporánea al exterminio 
de los judíos en Europa; la década de 1960 -en 
tanto permite visualizar un conjunto de usos 
polémicos vinculados a la problemática del an-
tisemitismo en el marco del conflicto de Medio 
Oriente-; y las etapas dictatorial y de recupe-
ración democrática en las que el Holocausto se 
convirtió en una metáfora global de las violacio-
nes a los derechos humanos, una medida con la 
que comparar el antisemitismo dictatorial y sus 
procedimientos represivos.
Palabras clave: Holocausto; genocidio; memo-
ria; dictadura; derechos humanos.
those stances, the study of both the memories 
and the public and political uses of the Holo-
caust reveals how a large group of social actors 
have managed to link the past and the present 
in various contexts. This paper offers and his-
torical perspective of the Holocaust memory 
and its “uses” in Argentina, focusing on four key 
stages: the period that was coincident with the 
extermination of the Jews in Europe; the 1960s, 
when polemic uses of the Holocaust emerged in 
association with the problems of anti-Semitism 
and the conflict in the Middle East; the stages 
of dictatorship and the recovery of democracy, 
when the Holocaust became a global metaphor 
for the violation of human rights and a parame-
ter to contrast dictatorial anti-Semitism and its 
repressive procedures.
Keywords: Holocaust, genocide; memory; dicta-
torship; human rights.
Presentación
La identificación del Holocausto con otras experiencias históricas ha suscitado una serie 
de debates en el espacio público a lo largo de las últimas décadas. Mientras algunos acto-
res condenan toda forma de comparación con el Holocausto, alegando que esto conlleva 
su banalización, otros la defienden como un modo legítimo de comprensión de los proble-
mas contemporáneos.1 Independientemente de estos posicionamientos, el estudio de las 
memorias y los usos públicos y políticos del Holocausto permite visualizar cómo un am-
plio conjunto de actores vincula pasado y presente en diversos contextos.
En América Latina, la referencia al Holocausto para caracterizar o explicar ciertas reali-
dades nacionales muestra un temprano aunque fragmentario derrotero.2 Existen numerosas 
iniciativas de recordación del genocidio nazi materializados en monumentos y museos en 
1 Véase: Huyssen (2002).
2 Véase: Schindel (2005).
revista 228.indb 312 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 313
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Brasil, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay, entre otros. En el caso 
de Argentina, este tipo de iniciativas posee un rasgo singular: cuentan con la participa-
ción de un amplio y variado espectro de organizaciones independientes entre sí, dedicadas 
al desarrollo de estrategias de recordación del Holocausto. Estas abarcan, por un lado, a 
diversas instituciones de la comunidad judía argentina –como la Delegación de Asociacio-
nes Israelitas de Argentina (daia) y la Asociación Mutual Israelita de Argentina (amia) y 
la Federación de Entidades Culturales Judías (icuf)-. A su vez, las organizaciones que re-
presentan a los sobrevivientes y sus descendientes -Sherit Hapleitá y Generaciones de la 
Shoá, el Museo del Holocausto y la Casa Ana Frank, entre otras-, dan cuenta de una diver-
sidad de posiciones en torno a la recordación del Holocausto. A ello se suma la acción del 
Estado, que desde fines del siglo pasado y con más énfasis en los últimos años, ha llevado 
a cabo políticas públicas de reconocimiento y recordación del Holocausto, materializadas, 
por ejemplo, en la construcción de un monumento y una plaza en la Ciudad Autónoma de 
Buenos Aires, junto con la edición y distribución de materiales educativos destinados a la 
formación docente para la enseñanza del Holocausto y los genocidios del siglo xx.3
En este artículo historizaremos el recorrido de la memoria del Holocausto y sus “usos” 
en Argentina, deteniéndonos en cuatro momentos que consideramos clave: la etapa con-
temporánea al desarrollo del proceso de exterminio de losjudíos en Europa, la década de 
1960 -en tanto nos permite visualizar un conjunto de usos polémicos vinculados a la pro-
blemática del antisemitismo pero también con el conflicto de Medio Oriente-, y las etapas 
dictatorial y de recuperación democrática en las que el Holocausto se convirtió en una me-
táfora global de las violaciones a los derechos humanos, y con ello una medida con la que 
comparar primero el antisemitismo dictatorial y luego sus procedimientos represivos.
El genocidio nazi y su recepción en Argentina
Si desde el ascenso al poder del nazismo en Alemania la prensa argentina brindaba, por me-
dio de las agencias de noticias a las que estaban suscriptas o de sus propios corresponsales, 
una nutrida información de los sucesos europeos, desde octubre de 1939 los periódicos de 
la comunidad judía -en español y en ídish-, la gran prensa de Buenos Aires, y las publi-
caciones antifascistas, informaban sobre las persecuciones a los judíos polacos, la creación 
3 El Ministerio de Educación de la Nación publicó entre 2008 y 2015 una serie de libros dedicados a acompañar la 
formación docente en la enseñanza del Holocausto y los genocidios en el siglo xx. El trabajo más representativo es 
Holocausto y genocidios en el siglo xx. Preguntas, respuestas y propuestas para su enseñanza (Adamoli, 2014). A su vez, 
el Ministerio de Educación de la Nación, a través de la señal televisiva pública Paka-Paka dirigida a una audiencia 
infantil, produjo un capítulo del dibujo animado Zamba dedicado a la temática de la memoria: <https://www.youtube.
com/watch?v=MaxGOK7H3C4>.
revista 228.indb 313 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich314
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
de guetos y campos de concentración, y las frecuentes masacres, a las que se agregaban las 
noticias de otros países europeos a medida que iban siendo conquistados por Alemania. 
A la invasión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss) y el simultáneo ini-
cio de las ejecuciones de hombres, mujeres y niños judíos, se sumó la información provista 
por la prensa comunista que daba cuenta, aún sin comprender en su totalidad el proceso de 
exterminio en marcha, de las atrocidades cometidas por los nazis, afirmando que “la per-
secución a los hebreos era y es espantosa” (La Hora, 19/7/1941: 5; La Hora, 19/9/1941: 3).
El 10 de junio de 1942, el periódico argentino La Nación reproducía un comunicado del 
gobierno polaco en el exilio referido a la ola de terror que asolaba ese país. El aviso transmi-
tido radiotelefónicamente por el general Sikorski hacía referencia a los asesinatos en masa, 
la toma de rehenes, la existencia de campos de concentración, el enrolamiento forzoso de 
polacos en el ejército alemán, y otros terribles sufrimientos vividos por su pueblo. En rela-
ción con la persecución dirigida específicamente contra los judíos, el comunicado sostenía: 
La población judía de Polonia está destinada a desaparecer, de acuerdo con la siguiente frase: 
“Todos los judíos deben ser degollados, no importa el resultado de la guerra”. Este año se han lle-
vado a cabo verdaderas matanzas de decenas de miles de judíos en Lublin, Virgalow, Stanillowow, 
Rezezsow y Miechow. En los “guetos” la gente se muere de hambre. Se llevan a cabo ejecuciones 
en masa, y hasta los enfermos de tifus son fusilados (La Nación, 10/6/1942: 3).
Las palabras de Sikorski fueron la primera declaración oficial acerca de la voluntad nazi de 
exterminar al pueblo judío, aun cuando ésta limitaba tal designio a la población israelita 
de Polonia y desconocía los métodos empleados por los alemanes.4
Solo 20 días más tarde La Prensa publicaba un artículo que informaba sobre la muerte 
de al menos un millón de judíos en Europa Oriental. La información, siguiendo fuentes del 
gobierno polaco en Londres y del Congreso Judío Mundial, daba cuenta de la ejecución sis-
temática de centenares de miles de judíos en Polonia, del encierro de millones en guetos y 
campos donde sobrevivían en condiciones infrahumanas, el asesinato de niños, el trabajo 
esclavo, y las deportaciones de judíos de toda Europa hacia el este. En el informe se soste-
nía que, según el Congreso Judío Mundial, el conjunto de las masacres formaba parte de la 
política proclamada por los nazis: “el exterminio físico de los judíos debe ser de ahora en 
adelante el objetivo de Alemania y sus aliados” (La Prensa, 30 de junio de 1942: 5).
Diversas voces del arco antifascista se hicieron escuchar. Incluso algunos miembros 
del clero católico, como monseñor De Andrea y el sacerdote santafesino Adolfo Durán, 
4 Las primeras informaciones sobre el uso del gas como método nazi de exterminio fueron brindadas por Mundo 
Israelita en abril de 1943, pero solo en 1944 el diario comenzaría a referirse a las cámaras de gas como el método 
sistemático de exterminio empleado por el nazismo. (Mundo Israelita, 4 de abril de 1942, p.3).
revista 228.indb 314 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 315
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
 manifestaron su repudio al exterminio, mientras las publicaciones católicas oficiales man-
tuvieron su silencio (opca, 1942:17-18).5 Esa conducta de la jerarquía y las publicaciones 
católicas se mantuvo al mes siguiente, cuando en ocasión de un acto de repudio al extermi-
nio llevado a cabo en el Luna Park, el dirigente liberal Federico Pinedo definió la política 
de aniquilación del nazismo con notable precisión: 
No se recuerda que haya existido jamás una forma tan fría y despiadada de organizar “científica-
mente” matanzas. En la historia del mundo han existido siempre persecuciones antisemitas, pero 
no se puede establecer un paralelo ni siquiera aproximado, ya que ahora se trata de masacrar a un 
pueblo indefenso, con métodos de una brutalidad refinada (La Nación, 7 de septiembre de 1942: 5).
El 2 de diciembre de 1942 se realizó una jornada mundial de duelo por las víctimas judías 
del exterminio nazi. En la Argentina, la daia convocó a adherir a la medida a través de un 
cese de actividades y de la participación en ceremonias religiosas, lo que recibió la adhesión 
del Comité contra el Racismo y el Antisemitismo y la unánime solidaridad de la prensa li-
beral.6 Ese mismo día se conocía en Argentina que los gobiernos estadounidense, polaco, 
checo y yugoslavo habían avalado oficialmente las noticias sobre el exterminio de los ju-
díos europeos (Noticias gráficas, 2 de diciembre de 1942: 5). Esa semana, una larga nota de 
Luis Barrantes Molina en El Pueblo fijaba la posición del vocero del arzobispado de Buenos 
Aires. Pese a condenar la destrucción del judaísmo europeo, tanto en los términos de un 
rechazo al racismo como en los de la ortodoxia tomista ya que los hebreos eran considera-
dos “testimonios vivientes de la exactitud admirable de las profecías bíblicas”, el artículo de 
Barrantes Molina estaba repleto de acusaciones antisemitas (Barrantes Molina, El Pueblo, 
7 y 8 de diciembre de 1942: 8).
En la misma semana, el papa se refería a su conmoción por las víctimas y los daños 
materiales provocados por la guerra en un discurso en el que, aunque no mencionaba ex-
plícitamente el Holocausto, se refería sin duda -dado el contexto de su enunciación- al 
exterminio de los judíos europeos (El Pueblo, 20 de diciembre de 1942: 9). La interpretación 
dada por El Pueblo a las palabras del pontífice se alineaba con las posiciones defendidas du-
rante años por los católicos argentinos: aunque el papa no actuaba a favor del Eje ni de los 
Aliados “se reservaba el derecho de llamar a la injusticia y a la violencia por su nombre” a 
través de los mensajes enviados a las potencias en conflicto, destacando la intercesión del 
Vaticano en la protecciónde los judíos de Eslovaquia. Ello no implicaba -continuaba El Pue-
blo- que el Vaticano hubiera dejado de considerar al comunismo como el principal enemigo 
5 Sobre las actitudes del catolicismo argentino frente al nazismo y el Holocausto ver: Lvovich y Finchelstein, (2014-
2015).
6 Véase: Mundo Israelita, 5 de diciembre de 1942:1; La Prensa, 2 de diciembre de 1942: 3; Crítica, 1° de diciembre de 
1942; La Nación, 2 de diciembre de 1942.
revista 228.indb 315 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich316
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
(El Pueblo, 15 de diciembre de 1942: 8). Una reafirmación doctrinaria de similar natura-
leza fue expuesta en la Pastoral Colectiva del Episcopado Argentino del 14 de diciembre de 
1942, en el que -en un mismo plano- se repetían las condenas hacia el liberalismo, el comu-
nismo, el socialismo y “el totalitarismo en todas sus formas” en tanto que “atenta contra la 
dignidad humana” y al racismo materialista “que es la negación de todo el orden espiritual.”7 
Pese a que la pastoral estaba dedicada en gran parte a la guerra, el exterminio de los 
judíos europeos no fue mencionado. Solo en abril de 1944, cuando los planes nazis de exter-
minio habían alcanzado en buena medida su concreción -y tras el aval de la Iglesia católica 
argentina a la ruptura de las relaciones con el Eje (Zanatta, 1999: 127-131)- el órgano ofi-
cial del arzobispado de Buenos Aires hizo su primer intervención al respecto, publicando 
un artículo en el que se consideraba a los judíos como a prójimos, se condenaba al “anti-
semitismo bárbaro” y se señalaba: “La historia nos enseña que la persecución contra los 
judíos prepara, en general, la persecución contra los católicos” (Revista Eclesiástica del Ar-
zobispado de Buenos Aires, 1944).
Sabemos entonces que las noticias sobre el exterminio de los judíos europeos llegaban 
de un modo casi inmediato a la Argentina y que los modos en que estas noticias eran desci-
fradas derivaban -como muestran los ejemplos que señalamos sobre los posicionamientos 
de los voceros de la Iglesia- de esquemas interpretativos más generales y de una inserción 
en redes que trascendía largamente las fronteras argentinas. Podemos reconocer, a su vez, 
que las organizaciones de los judíos argentinos y del arco antifascista realizaron en aquel 
momento distintas acciones de duelo, protesta y solidaridad.8
Sin embargo, y como en casi todo el mundo, no existió en su momento una verdadera 
comprensión de la dimensión de los acontecimientos ni de su significación.9 Si bien en la 
prensa existía información recurrente sobre la victimización de los judíos europeos, no re-
presentaba en absoluto una cuestión considerada central. Incluso Mundo Israelita criticó 
la escasa predisposición de la gran prensa a informar sobre el genocidio que acontecía en 
Europa (Mundo Israelita, 6 de marzo de 1943: 3). A ello debe sumarse que los métodos de 
exterminio aún no estaban del todo claros siquiera para la gran prensa. En este sentido, 
resulta significativo que cuando La Nación informó sobre la reclusión de León Blum en 
Majdanek mediante un cable de la agencia Reuter, agregó: “que llegó recientemente a ese 
campamento, que rivaliza en crueldad con el ya famoso de Oswiecim, donde el promedio 
mensual de muertes es de 300” (La Nación, 16 de mayo de 1943: 2). Estas cifras -que resul-
taban aterradoras para un mundo no habituado a las nuevas dimensiones de la barbarie-10 
7 Véase: El Pueblo, 15 de diciembre de 1942:1-2; Criterio, 24 de diciembre de 1942: 402-403.
8 Véase: Bisso (2005).
9 Véase: Traverso (2001).
10 Véase: Hobsbawn (1998).
revista 228.indb 316 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 317
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
no permitían siquiera imaginar la dimensión de la matanza que se estaba desarrollando en 
Auschwitz. 
Por ello no debe sorprender que el Holocausto no se haya convertido en un tema central 
de debate en la política argentina de las décadas de 1940 y 1950, y que no se hayan desple-
gado políticas estatales de recordación y educación al respecto. En este sentido, Argentina 
no constituyó, en absoluto, una excepción. Probablemente, los principales “usos del Holo-
causto” en Argentina durante aquellos años hayan sido las políticas de memoria desplegadas 
al interior de las organizaciones judías y dirigidas fundamentalmente a sus integrantes, y 
que por haberse desarrollado sobre todo en ídish tuvieron pocas posibilidades de trascender 
las fronteras lingüísticas y culturales. Tal como ha demostrado Malena Chinski (2011), ini-
ciativas como actos públicos, monumentos y colecciones de libros recordatorios formaron 
parte de esas prácticas, así como diversas estrategias de transmisión escolar en las escuelas 
israelitas y otros modos ritualizados de recordación religiosa y cívica. 
Los años sesenta: el Holocausto entre la recepción del “caso Eichman” 
y la guerra de los Seis Días
Como señala gran parte de la bibliografía, los años 70 legitimaron el testimonio como forma 
de representar una experiencia sensible en el espacio público. Las descripciones acerca de 
cómo había operado la maquinaria criminal del nazismo comenzarían a consagrarse, parti-
cularmente, como uno de los modos a través de los cuales se podía acceder al conocimiento 
de una experiencia sobre la que no había muchos rastros materiales. Incluso, como señala 
Héctor Schmucler, este conocimiento acerca del Holocausto -testimonial y aún fragmen-
tario- permitió visibilizar otras experiencias que aún permanecían negadas o en el olvido, 
como es el caso del genocidio de los armenios (Schmucler, 2000: 7).
El juicio a Eichman, sucedido en Jerusalén durante el año 1961, precipitó ese proceso. 
La causa desarrollada contra uno de los funcionarios del régimen nazi, precisó de la voz de 
las víctimas -sobrevivientes y testigos- que pudieran dar cuenta de las responsabilidades en 
la implementación del exterminio. La dimensión transnacional que adquirió el caso -más 
allá de que el juicio fue desarrollado en Israel- amplió el auditorio de oyentes de quienes 
sobrevivieron al nazismo y habilitó a muchos de ellos a dar testimonio sobre su experien-
cia (Traverso, 2015: 191).
El “caso Eichman” -como comúnmente se conoce al proceso judicial que lo tiene como 
protagonista- comenzó a fraguarse en Argentina. Su captura -o secuestro- sucedió el 11 de 
mayo de 1960 en el contexto de los festejos del sesquicentenario de la Revolución de Mayo 
(1810) que conmemora, en este país, uno de los momentos sobresalientes de la ruptura e 
independencia de los vínculos con el reino de España. Este affaire, que tuvo gran relevancia 
revista 228.indb 317 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich318
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
en el ámbito internacional, cobró en Argentina algunas derivas singulares: los sucesos tu-
vieron gran repercusión pues a la cuestión sobre el secuestro/captura realizado dentro de 
su territorio nacional se sumaron las acciones en las esferas diplomáticas y las reacciones 
de grupos nacionalistas contra la comunidad judía local.11
Durante el desarrollo del affaire, la comunidad judía quedó en el centro de una ofen-
siva nacionalista y una ola de terror antisemita, ambas aunadas en un intento de cuestionar 
la lealtad de los judíos hacia la República Argentina. La punta de lanza fue el Movimiento 
Nacionalista Tacuara, quienes convirtieron a los judíos en chivo emisario, al que le atri-
buían toda la responsabilidad por las miserias contemporáneas. Estos grupos nacionalistas 
contaban conel apoyo de sectores de la Iglesia -como el padre Julio Meinvielle y el carde-
nal primado Antonio Caggiano-, de la Liga Árabe en Buenos Aires -representada en la 
figura de Hussein Triki-; a la vez que en algunas oportunidades gozaban de la inacción de 
las esferas estatales ante los reclamos presentados desde sectores institucionales de la co-
munidad judía.12
Durante esos días se hicieron comunes las noticias periodísticas sobre altercados anti-
semitas, llegando en muchas oportunidades a casos de violencia física. Los incidentes más 
significativos fueron los atentados sufridos por Edgardo Trilnik, herido con arma de fuego 
durante una ceremonia escolar en el Colegio Nacional Sarmiento (1960), y el de Graciela 
Sirota, estudiante que fue secuestrada, torturada y tatuada con una cruz gamada en el pe-
cho el mismo mes en que se ejecutó a Eichman (Senkman, 1989: 42). 
En esta escalada antisemita se solapaban la narrativa antijudía programática de las or-
ganizaciones nacionalistas con el contexto de enjuiciamiento a Adolf Eichman. Resultan 
significativas, en este sentido, las apreciaciones de los líderes de Tacuara, Joe Baxter y Al-
berto Ezcurra Uriburu, en la entrevista realizada por Arie Zafran para Mundo Israelita:
a.z.: ¿Qué opinión le merece Adolf Eichman?
mnt: Como soldado que cumple su deber, aun venciendo la repugnancia que pudiera haber 
sentido, merece nuestro respeto. Como víctima expiatoria de atrocidades, de las cuales no fue 
responsable, merece nuestro sentimiento.
a.z.: ¿Qué piensa de las matanzas de judíos a manos de los nazis?
mnt: Creemos que se ha exagerado mucho al respecto (Mundo Israelita, 5/5/1962: 7).
La alusión al “caso Eichman” y a los crímenes del nazismo son ilustrativas de un incipiente 
discurso “negacionista” de los líderes de Tacuara que apoyan en sus consideraciones sobre 
el Holocausto las posiciones antisemitas de la organización nacionalista. Sin embargo, la 
11 Véase: Rein (2001).
12 Véanse: Rein (2001); Senkman (1989).
revista 228.indb 318 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 319
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
centralidad de las declaraciones vertidas en Mundo Israelita ponen el acento en la condi-
ción “inasimilable” de los judíos como una afrenta a la nación argentina:
a.z.: ¿Los judíos argentinos son para ustedes argentinos?
mnt: No tenemos ningún problema con el judío asimilado a la comunidad nacional. […] Consi-
deramos que la mayoría de la comunidad judía de la Argentina, y principalmente sus agrupaciones 
representativas, no están adaptadas. No hacemos discriminación en este sentido. Combatimos 
igualmente a ciudadanos que, siendo argentinos, están al servicio de un Estado extranjero (Ibíd., 
5/5/1962: 7).
Frente a esta coyuntura, la colectividad judía dio lugar a algunas iniciativas y reacciones que 
serían muy significativas para la estructura comunitaria. La primera fue la creación de un 
colegio integral judío -el Tarbut en la Ciudad de Buenos Aires-, en el que durante el turno 
mañana se incluían estudios primarios y secundarios conforme a los programas curricu-
lares del Consejo Nacional de Educación, y durante el turno tarde los estudios de hebreo 
y judaísmo (Rein, 2001: 258). La segunda iniciativa condujo a profundizar la estrategia de 
conformación de grupos de autodefensa de los judíos de Buenos Aires, donde podían verse 
agrupaciones espontáneas de jóvenes judíos que comenzaron a entrenarse en artes marcia-
les y diversas técnicas de defensa personal para contrarrestar las provocaciones antisemitas.
Una de las medidas más significativas y de más amplia difusión tuvo lugar el 28 de junio 
de 1962 cuando fue declarada una huelga de comercio en todo el territorio nacional con-
tra la agresión antisemita en Argentina. Como señala Senkman (1989: 44), tras el atentado 
cometido contra la estudiante de medicina Graciela Sirota, el 21 de junio de 1962, el con-
sejo directivo de la daia convocó a un paro de actividades bajo la consigna “cerrado como 
protesta contra las agresiones nazis en Argentina”.13 Por la diversidad de sectores que adhi-
rieron, la medida se transformó en una defensa de la democracia Argentina, “jaqueada por 
las acciones violentas de los antisemitas” (Rein, 2001: 263). 
Estas operaciones tendientes a denunciar las prácticas de las organizaciones nacionalis-
tas -especialmente las del Movimiento Nacionalista Tacuara- reclamaban una intervención 
certera por parte del Estado que pudiera limitar los atentados antisemitas. La medida llegaría 
recién en 1963 cuando se dictó el decreto 3134/63 según el cual se prohibía toda actividad 
de Tacuara y de la Guardia Restauradora Nacionalista, clausurándose sus locales.14 
13 No obstante, esta homologación de los atentados antisemitas con las persecuciones a judíos perpetradas por el na-
zismo es iluminadora de una representación que comenzaría a forjarse y tendría mayor difusión en años posteriores. 
Diversas instituciones de la comunidad judía consagrarían un imaginario en el que todo ataque a los judíos argentinos 
se apoyaba en concepciones nazi/fascistas.
14 Véase: Padrón (2009).
revista 228.indb 319 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich320
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Este increscendo de la escalada antisemita permite reconocer el impacto que tuvo la re-
cepción del “caso Eichman” en el país. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurrirá en 
otras latitudes, el secuestro/captura del criminal nazi y su posterior juicio y condena en Is-
rael, no precipitaron una mayor visibilidad de los testigos y sobrevivientes del nazismo en 
Argentina. Antes bien, habilitó la lectura del proceso a Eichman como un modo de revisitar 
el escenario político nacional reponiendo debates de años anteriores. El caso más desta-
cado quizás sea el del exdiputado radical por la provincia de Entre Ríos, Silvano Santander.15
Como Hanna Arendt, Santander presenciaría el juicio sustanciado en Jerusalén y publi-
caría, incluso antes que la intelectual judeoalemana, un libro sobre el desarrollo del mismo.16 
Si bien el trabajo analiza los alegatos del fiscal y los del defensor de Eichman, su preocupa-
ción se hallaba en descubrir y denunciar cuáles habían sido las relaciones entre Eichman 
y otros criminales nazis con sectores dirigentes en Argentina y, especialmente, con el régi-
men de Juan Domingo Perón. El interés de Santander -diputado provincial y nacional por 
la Unión Cívica Radical en Entre Ríos- fue denunciar la presencia del nazismo en Argen-
tina ligando al peronismo con los movimientos nazi/fascistas europeos, en consonancia con 
lo que había sido el discurso antiperonista de la década de 1940.
No obstante, la invisibilidad que tuvieron las víctimas del nazismo llegadas a la Argen-
tina, resulta más sorprendente cuando se observa, por ejemplo, a las organizaciones que 
los aglutinaron. Sherit Hapleitá, la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la persecución 
nazi en Argentina, creada a comienzos de la década de 1950, lograría una gran visibilidad 
pública pocos años después del caso Eichman. En 1967, durante la guerra de los Seis Días 
que tuvo como epicentro a Israel y sus países limítrofes, la organización que nucleaba a los 
sobrevivientes se movilizó por las calles de Buenos Aires distinguiéndose por la identifica-
ción de sus integrantes: todos portaban la “estrella amarilla” que habían debido usar durante 
los años del nazismo. La marcha hacia la embajada de la Unión de Repúblicas Socialistas 
Soviéticas era para protestar por el apoyo soviético a los países árabes y para proclamar la 
defensa e identificación de los sobrevivientes con el Estado de Israel.17 
El antisemitismo, una revisión del peronismo y, finalmente,la identificación de lo “ju-
dío” con el Estado de Israel fueron la tónica que caracterizó la narrativa de los años sesenta 
15 El periodista Silvano Santander intervino en política como diputado representando a la Unión Cívica Radical de 
Entre Ríos, primero como legislador provincial (1935-1941), y posteriormente como legislador nacional por Entre 
Ríos (1941-1943), año en que fue clausurada la Cámara de Diputados. Nuevamente ejerció el cargo de diputado 
nacional por Entre Ríos (1946-1951), hasta que fue expulsado de la Cámara y debió exiliarse en la vecina República 
Oriental del Uruguay. Trabajó en la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas de la Cámara de Diputa-
dos y denunció permanentemente las actividades vinculadas con la propaganda nazi en el territorio argentino. 
16 Véase: Santander (1961).
17 La particularidad de esta intervención de la organización de sobrevivientes del Holocausto en Argentina se ins-
cribió en un contexto general en el que la guerra de los Seis Días fue percibida como la posibilidad de un nuevo 
Holocausto (Zertal, 2010: 200-201). Véase también: Moskovits (2008).
revista 228.indb 320 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 321
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
en relación con los usos y recepción del Holocausto. Habría que esperar un tiempo más en 
Argentina -a diferencia de lo que ocurriría en Europa- para que las voces de las víctimas y 
sobrevivientes -aunque no precisamente de aquellos que huyeron del nazismo- se constituya 
en un tópico que habilite la expansión de la memoria del Holocausto en el espacio público.
La dictadura militar: el Holocausto como experiencia 
y como horizonte de identificación
El Informe sobre la situación de los detenidos-desaparecidos judíos durante el genocidio per-
petrado en Argentina (2007) elaborado por el Centro de Estudios Sociales de la Delegación 
de Asociaciones Israelitas de la República Argentina (ces-daia) materializaría una repre-
sentación de uso extendido en torno a la experiencia de la dictadura militar y su relación 
con el Holocausto:
Resulta francamente sorprendente contrastar la metodología del genocidio desplegado por el 
nazismo con la metodología del genocidio en Argentina: en ambos casos, se buscó el oculta-
miento de los cuerpos, la negación del nombre de las víctimas, la despersonalización durante el 
tiempo de la detención, la búsqueda de deshumanizar y degradar a las víctimas, el intento por 
“quebrar” sus últimas resistencias físicas, psíquicas y morales como requisito para su destruc-
ción. Pero esta apropiación de las prácticas del nazismo no solo se observa en las características 
implícitas de la operatoria sino en la explicitación verbal o simbólica de esta apropiación. Los 
numerosos testimonios sobre la presencia de esvásticas en algunas salas de tortura o centros de 
detención, la autoadjudicación de identidad “nazi” por parte de muchos represores, la constante 
referencia a los campos de exterminio nazis por parte de quienes reproducían sus prácticas, no 
hacen más que reafirmar que esta apropiación fue absolutamente intencional y explicita (ces-
daia, 207: 316).
La apelación a la memoria del Holocausto como un modo de cifrar la propia experiencia 
argentina en torno al terrorismo de Estado, se consagró desde la recuperación demo-
crática iniciada hacia fines de 1983, como abordaremos en el apartado siguiente. Sin 
embargo, es posible encontrar registros de su interpelación durante los años de la pro-
pia dictadura militar. 
Uno de los primeros momentos de esta configuración tendría lugar tras la publicación de 
un artículo de Marek Halter (1978)18 en el periódico francés Le Monde. Allí se sostenía que 
18 Militante judeo polaco, residente en París, reconocido por haber logrado escapar del gueto de Varsovia durante 
los años del nazismo.
revista 228.indb 321 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich322
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
los judíos argentinos se encontraban en una situación dramática; reconociendo la existen-
cia de desaparecidos, centros de detención y tortura.19 La resonancia que tuvo la denuncia 
de Halter promovió la reacción de funcionarios militares y civiles del régimen dictatorial 
que solicitaron a la dirigencia judía argentina que se pronunciara contra lo descripto en el 
artículo.20 El enojo de las autoridades y el rechazo de los dirigentes cuestionaban el para-
lelismo entre la situación de los judíos en Argentina con la experiencia de estos durante el 
nazismo y el régimen estalinista en la Unión Soviética.
Este horizonte de identificación cobraría más resonancia como consecuencia del “caso 
Timerman”. La detención de Jacobo Timerman,21 realizada por las fuerzas de seguridad el 
15 de abril de 1977, fue el resultado de una crisis que maduró durante varios meses. El pro-
blema radicaba en las fuentes de financiamiento del periódico La Opinión. David Graiver 
era uno de los principales accionistas y las autoridades militares sostenían que él era quien 
administraba los fondos de la organización política/militar Montoneros.22 
En agosto de 1979, un mes antes de la llegada de la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos de la Organización de Estados Americanos y de la liberación de Jacobo 
Timerman, fue confirmada la presencia en Buenos Aires del escritor Elie Wiesel, quien 
fuera sobreviviente de Auschwitz y estuviera entonces a cargo del proyecto del Museo del 
Holocausto en Washington. Su visita fue autorizada por la Junta Militar que le extendió la 
visa de ingreso al país.23 En ese y otros detalles había estado trabajando el rabino Marshall 
Meyer, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano y miembro de la Asamblea Perma-
nente por los Derechos Humanos.
19 En un número de la Revista Gente dedicado a los promotores de la “campaña antiargentina” aparece una entrevista 
a Marek Halter, quien es presentado como “Protestador Internacional Profesional”. La entrevista fue realizada por 
Samuel Gelblung: “Cara a cara con los jefes de la campaña antiargentina” (Revista Gente, 26 de mayo de 1978).
20 El ministro del Interior, Albano Eduardo Harguindeguy, remitió una carta al presidente de la daia, Nehemías 
Resnizky, solicitando una declaración contraria a las expresiones de Maerk Halter: “Pareciera que la prensa israelí es 
informada solo por la ínfima minoría de ciudadanos que se han colocado al margen de la ley, y a la vez que los órganos 
de la comunidad verdaderamente representativos poco es lo que hacen para que la verdad sea dicha. […] En la misma 
forma en que vuestra institución llega con su inquietud o pedido ante cualquier asomo de actividad antisemita en la 
República Argentina, apreció que como argentinos descendientes de judíos debieran, para ser coherentes, hacer oír 
su voz cuando una acción o información falsa y distorsionada tiene su origen o es publicada en el Estado de Israel”. 
Véase: “Carta de ministro del Interior Albano Harguindeguy a Nehemías Reznizky”, 5 de junio de 1978. Archivo 
Resnizky (ces-daia).
21 Jacobo Timerman fue periodista y director de varios emprendimientos periodísticos exitosos. En 1971 fundó La 
Opinión que se convertiría en uno de los principales medios de comunicación del país hasta que fue intervenido por 
las autoridades de la última dictadura militar, al tiempo que a su director fue secuestrado.
22 Las Fuerzas Armadas pretendían que Timerman les entregara los fondos con los que había financiado La Opinión 
proporcionados por Graiver, el supuesto banquero de los Montoneros. Eran los fondos que Montoneros había reci-
bido del pago del rescate del secuestro de los hermanos Born. Sobre el caso véanse los trabajos de Borrelli (2011) y de 
Rein (2001) y las investigacionesperiodísticas de Gasparini (2007) y Mochkofsky (2003). 
23 Telegrama de Adolfo Smolarz al rabino Marshall T. Meyer (Archivo srl, Telegrama 1/08/79).
revista 228.indb 322 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 323
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Jacobo Timerman pensaba que esta visita lograría visibilizar su encarcelamiento en 
el marco de un proceso de hostigamiento general a los judíos en Argentina. Un docu-
mento con membrete del Seminario Rabínico Latinoamericano titulado “Elie Wiesel. 
Traducción directa de las sugerencias hechas por Jacobo Timerman. Viernes, 20 de ju-
lio 1979”, indicaba: 
Antes que nada, debemos tener una idea clara de quién es Elie Wiesel y lo que él significa para 
el pueblo judío que simboliza. Si en momentos tan cruciales de la historia de la comunidad ju-
día en la Argentina, este símbolo llega al país, solo puede venir en función de lo que simboliza: 
descubrir cuáles son los males que aquejan a la comunidad judía argentina […] No podemos de-
rrotar el antisemitismo, pero tenemos que intentar que no nos destruya.24 
Este documento adelantaría lo que luego sería el argumento principal del libro de Timer-
man Preso sin nombre, celda sin número (2000).25 A través del testimonio de su cautiverio 
se enfatizaba el carácter antisemita de la maquinaria de represión dispuesta por el ré-
gimen militar argentino; afirmaba que la represión hostigaba y victimizaba a los judíos 
habilitando sentidos de interpretación que pusieran en diálogo la experiencia argentina 
con el Holocausto:
Nadie nos está llevando a las cámaras de gas. Pero ¿puede Elie Wiesel explicar que el antisemi-
tismo comienza por tener raíces solamente, y que sus efectos se pueden producir dentro de muchos 
años, y que la comunidad judía en Argentina está facilitando que esas raíces se estén fortaleci-
miento? ¿Puede explicar que hay antisemitismo sin jabón?26
El antisemitismo “sin cámaras de gas, ni jabón” remitía a una caracterización de la re-
presión local y a sus métodos como homólogos a las empleadas por los nazis en Europa. 
Al trazar puentes con el “tropos” de la barbarie nazi, Timerman pretendía sensibilizar 
a la opinión pública internacional para que ésta, a su vez, presionase al régimen mili-
tar, socavando su imagen celosamente custodiada a nivel oficial. Sin embargo, Wiesel no 
estuvo dispuesto a equiparar la situación Argentina con el Holocausto (Buenos Aires He-
rald, 1/09/79: 9).
El intento de Jacobo Timerman por establecer un consenso que aunara la experiencia de 
los judíos en Argentina con la del derrotero martirológico de los judíos europeos, apelando 
24 “Elie Wiesel. Direct translation of suggestions made by Jacobo Timerman on Friday, 20th of July 1979”. Archivo 
srl, 20/07/79, Colección Marshall Meyer. Caja 2. 
25 Publicado en 1981 en inglés y traducido al español en 1982.
26 “Elie Wiesel. Direct translation of suggestions made by Jacobo Timerman on Friday, 20th of July 1979”.
revista 228.indb 323 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich324
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
a la figura de Wiesel, debería esperar hasta el tramo final de la dictadura.27 No obstante, la 
posibilidad de que una personalidad reconocida en el campo de los sobrevivientes del ge-
nocidio nazi legitimara el testimonio y la posición de Jacobo Timerman, tensionó uno de 
los primeros momentos en que el Holocausto emergería como acontecimiento de interpre-
tación y denuncia de la propia experiencia. 
En ese mismo año, sin embargo, el tópico volvería a emerger como horizonte de discu-
sión a raíz de la serie televisiva, de origen norteamericano, Holocausto.28 Reproducida en 
diversos países, fue vista por millones de personas con un absoluto récord de audiencia y 
pese al flujo informativo que destacaba el éxito de la misma, Argentina no se sumaría a la 
lista de aquellos que la emitían. Poco tiempo después de su presentación, una figura rele-
vante como Carlos Polak -miembro de la agrupación Fraie Schtime, secretario de cultura de 
amia y en 1984 nombrado juez de la nación por el gobierno de Raúl Alfonsín- se pregun-
taría “¿Quién le teme a [la serie] “Holocausto” en nuestro país?”. Si bien se había anunciado 
su puesta en el aire durante el año 1978 -sugería Polak- “fuerzas ocultas” habían presio-
nado para impedirlo (Nueva Presencia, 24/8/79).
Más allá de esta percepción, los miramientos para su puesta en el aire estuvieron vincu-
lados a las imágenes e historias que en la serie se narraban:29 ¿Acaso la censura dictatorial 
estaría dispuesta, en 1978, a mostrar imágenes de campos de exterminio y sometimiento 
a condiciones terribles de detención, similares a las descriptas por los exiliados argentinos 
que denunciaban al régimen dictatorial por las violaciones sistemáticas a los derechos hu-
manos? ¿O debiera pensarse que ante la dificultad de establecer puentes entre las imágenes 
del Holocausto y la dictadura argentina, la no televisación se debió a otras cuestiones más 
nimias y coyunturales?
Sin embargo, fue un episodio posterior, centrado en la discusión sobre el antisemitismo 
en Argentina, el que reintegró el debate sobre la serie y posibilitó su transmisión televisiva. El 
28 de octubre de 1980, durante la emisión del programa “Videoshow”, conducido por Enri-
que Llamas de Madariaga en Canal 9, el ingeniero Jaime Rozenblum fue entrevistado acerca 
de las características y la condición del judío en Argentina. El reportaje se centró sobre una 
27 Jacobo Timerman fue uno de los actores que mayores esfuerzos hizo -y obtuvo por ello resultados sustantivos- al 
intentar construir un andamiaje interpretativo que permitiera reconocer los crímenes de la última dictadura militar 
en el horizonte del Holocausto. Tanto las prácticas represivas implementadas, como el ensañamiento por su condición 
de judío, hasta la denuncia de colaboracionistas que vertió sobre los dirigentes de las instituciones judías -a quienes 
acuso de kapos-, tuvieron acogida entre un amplio conjunto de actores, constituyéndose en un marco de represen-
tación que aún tiene su impronta. Véase: Klich (1986); Zohar (1990); Lotersztain (2008); Lipis (2010); Rosemberg 
(2010); Dobry (2013); Goldman y Dobry (2014).
28 La serie americana “Holocausto” se emitió por primera vez en abril de 1978 por la cadena nbc y constituyó la 
primera difusión masiva de información sobre el Holocausto transmitida a la opinión pública norteamericana.
29 En el caso de Chile sucedió algo similar: la televisión compró los derechos de transmisión en 1980 pero recién fue 
emitida en 1990 con la llegada de la democracia.
revista 228.indb 324 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 325
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
supuesta conducta ambigua de los judíos en torno de su “lealtad” con Israel, su reticencia a 
asimilarse a la “sociedad nacional” y los recelos contra la “argentinidad” (Nueva Presencia, 
31/10/80).30 La reacción frente a la difusión televisiva de argumentos considerados como an-
tisemitas movilizó a diversos referentes de la comunidad judía. Como parte de su estrategia 
de intervención, la daia buscó pronunciamientos oficiales que condenaran la actitud del pe-
riodista. Entre sus acciones la entidad entrevistó al secretario de Información Pública de la 
Presidencia, general Llamas -hermano del periodista Enrique Llamas de Madariaga-, quien 
solicitó a la daia que sugiriera las medidas que consideraba más apropiadas para subsanar la 
situación (Informativo daia, núm. 98, 11/80). A partir de este intercambio se incorporarían 
rabinos enlos cierres de transmisión de los canales estatales -como lo hacían los sacerdotes 
católicos- y comenzarían a abrirse las gestiones para permitir la emisión de la serie televisiva 
“Holocausto” que aún permanecía prohibida (Informativo daia, núm. 104). Las negociacio-
nes para la emisión de la serie, no obstante, no tendrían resultados inmediatos. Habría que 
esperar a finales de 1981, en el mes de diciembre, para que pudiera verse la serie en el país. 
Si bien la dirigencia de la comunidad judía saludaba la posibilidad de que fuese emitida 
en la televisión local, la presentación de la serie llevada a cabo por el periodista Horacio 
Carballal -ex subsecretario de Cultura del gobierno de facto del general Lanusse- mere-
ció cuestionamientos por parte de diversas voces del espectro judaico: se le recriminó que 
“durante la apretada explicación previa” y la posterior, no se dijera nada sobre quiénes fue-
ron las víctimas del Holocausto, los judíos, “escamoteando la memoria de las víctimas”: 
Luego de puntualizar diversos aspectos referentes a lo que podríamos denominar la ‘”ficha técnica” 
de la miniserie, el encargado por la dirección de Canal 9 de pronunciar las palabras preliminares, 
hizo una serie de apreciaciones “explicativas” sobre la “producción y sus intérpretes” y dijo que 
las secuencias a difundirse enfocarían el “dolor de la familia Weiss”. Con una extremada dosis 
de “asepsia descriptiva”, el comentarista citado evitó cuidadosamente subrayar el hondo carác-
ter de testimonio del martirologio judío de este telefilme. Para él, todo el drama parece que se 
hubiera reducido a las “peripecias de la familia Weiss”. ¿Acaso no sabe ese caballero que la “fami-
lia Weiss” solo conforma en el film un símbolo del infortunio sufrido por todo el pueblo judío? 
(Mundo Israelita, 19/12/81).
Ni la lectura de Carballal ni la de los miembros del campo judío proponían entonces pensar 
al lager en la ficción como representación equiparable a la experiencia concentracionaria 
30 Esta no fue la única ocasión en que una intervención de Enrique Llamas de Madariaga despertaría polémicas 
por sus declaraciones en torno a la poca lealtad de los judíos a la Argentina. Durante el desarrollo de la contienda 
bélica en las Islas Malvinas, el periodista se preguntó, durante una emisión radial, “por qué todas las colectividades 
se movilizaron menos la judía”. Esta expresión, que por cierto no fue cierta, puso nuevamente en escena una serie de 
debates en torno a los modos de integración de la vida judía en Argentina. Véase: Kahan (2014).
revista 228.indb 325 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich326
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
desplegada por el régimen dictatorial argentino. Esta perspectiva se encontraría, también, 
en las consideraciones de Leonardo Senkman cuestionando, en primer término, cómo fue 
“vendida” publicitariamente la serie: “Lo que está en juego son las connotaciones hermenéu-
ticas de lo que algunos quieren que se interprete como el Holocausto judío.” La disquisición 
de Senkman ponía en consideración las limitaciones de la homologación de diversas ex-
periencias: 
La tentación humanista de interpretar el Holocausto judío, disuelve, hasta evaporizar sus pecu-
liaridades incomparables, toda especificidad histórica y concreta de la tragedia del Holocausto. 
Porque querer equipararlo con el genocidio tremendo de otros pueblos, es empezar por bas-
tardearlo. Y no porque los cadáveres judíos gaseados en Auschwitz sean más humanos que los 
millones de armenios, gitanos, polacos, ibos, negros o japoneses muertos en genocidios. La 
peculiaridad del Holocausto consistió en el inequívoco designio de los nazis de exterminar sis-
temáticamente hasta el último judío que viva sobre la faz de la tierra. El genocidio no alcanza a 
dar cuenta de la tragedia del Holocausto. No basta una maquinaria dictatorial, campos de con-
centración, violación de los derechos humanos y un Reich brutal que fusile a millones de hombres. 
Porque el Holocausto, además, solo puede entenderse en su especificidad judía si se comprende 
que la “Solución Final del problema judío” era el exterminio total, solo para ese pueblo. […] La 
tentación humanista, en el fondo, también le hace el juego a la mala conciencia de los que nie-
gan el Holocausto y a aquellos que no se plantean la pasividad y la falta de responsabilidad por 
el destino judío (Nueva Presencia, 18/12/81) [Cursivas del autor].
Hacia 1983, sin embargo, esta distancia entre una experiencia y otra comenzaría a acor-
tarse, sentando las bases de la interpretación de la propia experiencia dictatorial a la luz de 
la memoria del Holocausto. En abril de 1983, durante el acto de recordación del levanta-
miento del gueto de Varsovia (1943), la Juventud Judía Independiente de la ciudad de La 
Plata (jji) invitó a referentes situados por fuera del campo “comunitario”. Entre los oradores 
se encontraron Federico Storani (Unión Cívica Radical), Oscar Alende (Partido Intransi-
gente), Alfredo Bravo (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), el rabino Baruj 
Plavnik (Seminario Rabínico Latinoamericano), Ernesto Tenenbaum (Juventud Judía In-
dependiente), Nehemías Resnizky (ex presidente de la daia) y Herman Schiller (Nueva 
Presencia). La convocatoria a “referentes” extracomunitarios les valió la crítica a los jóvenes 
platenses por parte de diversos actores de la comunidad judía: consideraban que se había 
usado el acto judío como tribuna para levantar reivindicaciones propias.31 
31 Véase: “Con claridad y firmeza” en Mundo Israelita, 2 de mayo de 1983; “Mundo Israelita: Uber Alles” en Nueva 
Presencia, núm. 305, 6 de mayo de 1983: 24; “La Juventud Judía de La Plata responde a las diatribas de dos publicacio-
nes” en Nueva Presencia, núm. 310, 10 de junio de 1983: 6. 
revista 228.indb 326 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 327
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Un debate similar -aunque de mayor magnitud- tendría lugar en los albores de la recu-
peración democrática. La convocatoria del Movimiento Judío por los Derechos Humanos 
para recordar el 41º Aniversario del Levantamiento del gueto de Varsovia, pretendió darle 
al acto en memoria del Holocausto un cariz que sirviese para reflejar la situación represiva 
recientemente clausurada en Argentina. Sus miembros querían que el movimiento fuese el 
portador de un mensaje de comparación entre “ambos genocidios”.32 
El acto fue realizado el 25 abril de 1984 al pie del Obelisco y el lema de la convocatoria 
mostraba la aceptación de la comparación entre ambas experiencias: “Ni olvido ni perdón. 
Nunca más un Holocausto”. El rabino Marshall Meyer, desde el escenario y en calidad de 
orador, accedió a establecer vínculos entre la dictadura nazi y la argentina legitimando el 
uso del Holocausto más allá de la propia experiencia judía y como símbolo de lucha con-
tra el olvido:
Estamos reunidos aquí esta noche porque tenemos memoria. La memoria es un puente vital en 
donde se fusionan pasado, presente y futuro […]. La falta de memoria encadena al hombre a la 
rueda sin fin del eterno retorno, donde escena tras escena de brutalidad, el sufrimiento es repe-
tido una y otra vez. […] Hemos decidido recurrir a nuestros recuerdos esta noche, porque como 
argentinos judíos creemos que la memoria colectiva del pueblo judío puede encerrar una en-
señanza inestimable para la Argentina toda; una acción que puede ser aprendida, que debe ser 
aprendida. Nadie puede vivir en libertad o seguridad o comodidad mientras a sus semejantes le 
son negados los mismos privilegios. Cuando la comunidad europea se negó a tomar en serio a 
Hitler, o la persecución a los judíos, redactó su propia sentenciade muerte. Toda Europa debió 
pagar el precio por esta falta de respuesta adecuada. Los argentinos hemos vivido un mini Holo-
causto durante los años de la dictadura militar. Nuestra tierra todavía está empapada de sangre 
inocente. El pueblo argentino exige justicia (Nueva Presencia, 1/6/84: 2) [Cursivas de los autores].
La posdictadura
Las experiencias concentracionarias y la desaparición de personas durante la dictadura ar-
gentina generaron particulares condiciones sociales y culturales para una apropiación del 
Holocausto en clave argentina. Tal impacto se acrecentó, en particular, a fines de la década 
de 1980 y comienzos de la siguiente cuando, tras la difusión de los primeros testimonios de 
los sobrevivientes de la dictadura y las iniciales demandas de esclarecimiento del destino 
de las víctimas y de castigo a los perpetradores de los crímenes de la dictadura, se pasó a 
un momento en que se profundizó la reflexión sobre el trágico pasado reciente argentino.
32 Véase: Nueva Presencia, 11/5/84: 6; Nueva Presencia, 16/12/83: 31. 
revista 228.indb 327 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich328
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Al respecto, pocos gestos pueden resultar más significativos que el relatado por la autora 
de una memoria familiar acerca de la militancia revolucionaria y de la represión dictato-
rial en la Argentina de los años setenta. Cristina Zucker señalaría que cuando comenzó a 
escribir su libro tuvo la oportunidad de conocer a la única sobreviviente del campo de con-
centración de Campo de Mayo. Esta mujer, residente en Barcelona, le regaló todos los libros 
escritos por Primo Levi (Revista Lote, núm. 82, mayo de 2004).
Veinte años después de implantada la dictadura militar en la Argentina, Héctor Schmu-
cler señalaba que la dinámica del exterminio de los judíos europeos implementada por los 
nazis y la técnica de desaparición practicada en la Argentina durante la dictadura militar 
tienen en común el no permitir la muerte de cada sujeto. Ambas experiencias, afirmaba, re-
sultaban en un sentido incomprensibles y, sin embargo, “nada pone tanto en juego el sentido 
mismo del pensar como la necesidad de saber de qué forma lo impensable se hizo posible”. 
El autor recordaba que entre el exterminio de los judíos y los desaparecidos mediaban tan-
tas distancias que, históricamente, son incomparables salvo en un aspecto: “en esa presencia 
incomprensible del mal” (Schmucler, 1996).
Es probable que esta característica, esta presencia de un mal capaz de desplegar la vio-
lencia, la tortura y la muerte de manera masiva, es la que haya permitido un uso metafórico 
del Holocausto como un tropos universal a cuya luz se miden los efectos destructores de la 
dictadura argentina. Esta representación se correspondería con el marco de un proceso uni-
versal de entronización del Holocausto como paradigma del genocidio moderno.33
Es por ello que los principales “usos del Holocausto” en la Argentina se pueden com-
prender en el contexto de las acciones de los Organismos de Derechos Humanos y de las 
políticas de memoria desplegadas en Argentina desde 1983. El genocidio nazi resultó un 
espejo en el que mirarse, un reservorio de significados y conceptos, una metáfora a la que 
recurrir independientemente de las enormes diferencias entre ambas experiencias.
Desde los primeros años de la transición democrática esta referencia estaría presente. 
En las declaraciones ante la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (conadep) y 
los Juicios a las Juntas Militares de 1985, no eran pocos los testimonios referidos al ensaña-
miento particular que sufrieron los prisioneros judíos, expuestos a través de analogías con 
el régimen nazi. Esto se vio facilitado por la exhibición de símbolos de esa naturaleza por 
parte de las fuerzas represivas.34
Como ha recordado Leonardo Senkman (2011), en la reedición de 1995 del Nunca Más 
y su difusión masiva de 75 000 ejemplares en treinta fascículos que se distribuían junto al 
33 Véase: Novick (1999).
34 No es banal recordar que en las movilizaciones en demanda de juicio y castigo a los militares y civiles responsables 
por la represión dictatorial, los asistentes solían y suelen entonar una consigna que dice: “Como a los nazis, les va a 
pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, unificando así la lucha argentina con la de las víctimas del Holocausto. Sobre 
el informe Nunca Más, véase: Crenzel (2008).
revista 228.indb 328 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 329
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
matutino Pagina/12 con collages realizados por el artista plástico León Ferrari, la resigni-
ficación de la dictadura argentina con la memoria del nazismo fue muy destacada. Ferrari 
equiparaba al genocidio nazi con las desapariciones mediante la estrategia de homologar 
los centros clandestinos de detención con los campos de concentración nazis y a los jerar-
cas del Tercer Reich con los militares de las Juntas Militares de Argentina. Por ejemplo, en 
uno de los fascículos una gran foto de Adolf Hitler se superponía a la silueta de la Casa Ro-
sada, la sede del gobierno argentino en Buenos Aires. 
Las dificultades para combinar la condena de la dictadura con el abordaje académico 
quedaron expuestas con claridad con las airadas reacciones que despertó, en 2001, la inter-
vención de una reconocida socióloga que cuestionó la pertinencia del concepto de genocidio 
parar dar cuenta de las matanzas cometidas por el régimen militar, ya que estas no se habían 
guiado por criterios étnicos sino políticos (Sigal, 2001: 63). Sin embargo, el concepto de ge-
nocidio que se emplea en Argentina está pensado según el modelo del Holocausto, por lo 
que -como también señaló Senkman- no sorprende que exista un uso público -académico, 
político, jurídico- de aquella experiencia a los fines de reforzar la caracterización del pro-
ceso ocurrido en Argentina como un genocidio. En el ámbito académico, este uso resultó 
muy claro en el influyente texto del sociólogo Daniel Feierstein (2007) en el que las etapas 
para el caso argentino de lo que el autor denomina “genocidio reorganizador”, se suceden 
con una lógica similar a las del Holocausto, articulando así el genocidio ejecutado por el na-
zismo entre 1933 y 1945 con los sucesos desplegados en Argentina entre 1974 y 1983. Una 
tecnología del poder en la que la negación del otro llega a su punto límite con la desapari-
ción física y simbólica, resulta un elemento común a ambas experiencias que se articulan, 
además, a partir de la idea de que el genocidio contra los judíos no se motivó en considera-
ciones raciales sino en las prácticas de un colectivo caracterizado por su autonomía.
Más allá de que estas perspectivas han recibido distintas objeciones, lo cierto es que este 
trabajo contribuyó a reforzar la idea de que en Argentina ocurrió un genocidio. Lo que trajo 
consecuencias no solo en los planos político y cultural, sino que incluso llegó a configurar 
la inspiración y fuentes para las sentencias de algunos jueces, como la de los casos Etche-
colatz y Von Wernich, por ejemplo, donde se responsabilizaron a los represores por haber 
actuado en el “marco de un genocidio”. 
Otras de las aristas de los usos del Holocausto en Argentina durante este período, se pue-
den apreciar en la recepción y lectura de la obra de Primo Levi.35 No hemos hallado hasta la 
segunda mitad de la década de 1980 referencia alguna a su obra en las principales revistas 
culturales nacionales, ni en las más relevantes publicaciones de los intelectuales y organi-
zaciones de la comunidad judía argentina. La más importante revista cultural del país de 
la época, Sur, no hizo ninguna referencia al libroSe questo è un uomo durante el año de la 
35 Véase: Daniel Lvovich, Ernesto Bohoslavsky y Mariela Rubinzal (2008). 
revista 228.indb 329 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich330
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
publicación -a pesar de dedicar un número especial a la creación del Estado de Israel y sus 
intelectuales-. Tampoco la revista cultural judía Davar ofreció comentario alguno sobre el 
libro entre 1948 y 1949. Si ello no resulta demasiado sorprendente, dada la escasa difusión 
alcanzada por esa primera edición, es de destacar que su reimpresión por Einaudi en 1958 
tampoco generó comentario alguno en las revistas culturales argentinas en general, ni en 
las editadas por intelectuales judíos en particular.
En Argentina solo se editó Se questo è un uomo en 1988, bajo el título Si esto es un hom-
bre, en tanto que fue incluido en la colección “Raíces” de la Editorial Milá, impulsada por 
la Asociación Mutual Israelita Argentina (amia). El libro fue presentado en sociedad como 
parte de una colección de “cultura judía”.36 Al igual que los otros libros de esta colección, 
el tiraje de Si esto es un hombre superó los diez mil ejemplares y se agotó rápidamente. La 
cantidad de ejemplares publicados -significativa para el mercado editorial argentino- y 
la rapidez con que la edición fue comprada por el público se debió, según nuestro enten-
der, más a la colección en que se insertó el libro de Levi que a la popularidad del autor en 
la Argentina. En efecto, la aparición de esta edición no fue registrada por los suplementos 
culturales de los principales diarios argentinos. 
En el conjunto de la obra de Primo Levi hay referencias aisladas a la Argentina, formu-
ladas en relación con el horror de la dictadura militar. En una de ellas, el autor turinés -en 
el contexto de una respuesta a las críticas que le había formulado Jean Améry- consideraba 
a la Argentina como uno de los países en los que se habían cometido crímenes que, por su 
dimensión y naturaleza, resultaban imposibles de olvidar o perdonar: 
No tengo tendencia a perdonar, nunca he perdonado a nuestros enemigos de entonces, ni me 
siento inclinado a perdonar a sus imitadores en Argelia, Vietnam, la Unión Soviética, Chile, la 
Argentina, Camboya o África del Sur, porque no sé de ningún acto humano que pueda borrar 
una culpa (Levi, 2005: 179).
En otra referencia presente en la obra de Levi, los desaparecidos de la Argentina están 
incluidos dentro de una enumeración de horrores del siglo xx. En ese sentido, la expe-
riencia de la dictadura argentina fue etiquetada por Levi como una de las más grandes 
atrocidades del siglo. Este reconocimiento, este dudoso “mérito”, sin embargo, no lo con-
duce a poner en cuestión la unicidad del sistema de exterminio montado en los Lager 
del nacionalsocialismo:
36 La colección incluía, entre otros, los siguientes títulos: Bellezas del Talmud; Moisés de Sigmund Freud; Celebracio-
nes bíblicas de Elie Wiesel; Los rollos del Mar muerto del arqueólogo Edmund Wilson; En América de Sholem Aleijem; 
Este es mi pueblo de Albert Einstein y Aforismos de Franz Kafka.
revista 228.indb 330 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 331
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
[...] hasta el momento en que escribo y, no obstante el horror de Hiroshima y Nagasaki, la ver-
güenza de los Gulag, la inútil y sangrienta campaña de Vietnam, el autogenocidio de Camboya, 
los desaparecidos en la Argentina y las muchas guerras atroces y estúpidas a que hemos viniendo 
asistiendo, el sistema de campos de concentración nazi continúa siendo un unicum, en cuanto a 
magnitud y calidad (Ibíd., 2005: 23)
La inclusión de la Argentina en este listado de círculos del infierno, estaba plenamente justi-
ficada dadas las características del terrorismo de Estado desplegado por la dictadura militar 
con su práctica sistemática de secuestro, tortura y asesinato de potenciales, reales e imagi-
nados opositores políticos. 
Al referirse a los testimonios originados en el Holocausto, Paul Ricoeur ha señalado 
que establecen un caso límite porque es difícil incorporarlos al archivo y suscitan una ver-
dadera “crisis del concepto de testimonio” (Ricoeur, 2003). Resulta complicado -y quizás 
impropio- ejercer sobre ellos el método historiográfico, dado el carácter extraordinario de 
las experiencias que los suscitaron. Beatriz Sarlo ha sostenido que si Ricoeur estaba en lo 
cierto, el testimonio del Holocausto -del que considera al de Primo Levi como el caso pa-
radigmático- se ha convertido en modelo testimonial (Sarlo, 2005: 47). En tal sentido, no 
resulta sorprendente que las referencias a la obra del turinés se hayan multiplicado al com-
pás de la emergencia de una multiplicidad de testimonios de las víctimas sobrevivientes de 
la dictadura militar. 
En Argentina, en particular desde fines de la década de 1980 y al calor de una verda-
dera explosión de los estudios y prácticas sobre la memoria en torno a la dictadura militar, 
los escritos de Levi se convirtieron en una fuente varias veces transitada por militantes, 
profesionales e intelectuales vinculados a esa problemática. Así, historiadores, literatos, psi-
coanalistas, sociólogos y artistas accedieron en los últimos quince años a la obra de Levi, 
en ocasiones por medio de la mediación de otros autores que lo citan o interpretan, como 
Todorov o Agamben. En tal trayecto, las obras de Levi ingresaron en la última década del 
siglo xx a los programas de estudios universitarios vinculados a las distintas dimensiones 
del estudio de la memoria de los pasados traumáticos. 
Los testimonios reunidos en Ese infierno -libro que recoge las conversaciones que cinco 
mujeres mantuvieron rememorando las experiencias del cautiverio sufrido en la Escuela 
Superior de Mecánica de la Armada- reconocen que las comparaciones con los guetos y 
campos nazis se convirtieron en referencias ineludibles: la mediación, la bisagra, la traduc-
ción entre esas experiencias pasó, entre otras, por las obras de Levi y de Jorge Semprún.37 Sus 
textos brindaron a estas mujeres perspectivas para pensar problemas tan arduos e incómodos 
37 Véase: Actis Goretta, Aldini, Gardella y Rotzirchner (2001).
revista 228.indb 331 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich332
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
como la colaboración de las víctimas con sus victimarios, la cotidianeidad de los prisione-
ros y la actitud de los que prefirieron ignorar la existencia de los campos de concentración. 
Sin embargo, no por eso debe considerarse que ir a Levi era un gesto obvio, necesario o 
ineludible de todos aquellos que quisieran racionalizar, objetivar, comprender o comparar 
la experiencia de la dictadura. Todavía a fines de la década de 1980 la figura del escritor tu-
rinés no resultaba ampliamente conocida siquiera en los círculos de los sobrevivientes de 
la dictadura. Cuando Munú Actis contó a sus compañeras que recientemente había leído 
Los hundidos y los salvados de Primo Levi, creyó necesario explicarles que se trata de “un 
italiano judío que sobrevivió y finalmente se suicidó” (Ibíd., 2001: 297).
La lectura, empero, no solo proveyó herramientas conceptuales para el análisis. También 
estableció situaciones de empatía y profundos nexos emocionales. Dos gestos vinculaban a 
estas mujeres con Levi: en primer lugar, eran sobrevivientes de campos de concentración; 
en segundo, pasaron de ser solo víctimas a testigos.
Cuando una compañera pregunta a Munú si terminó de leer Los hundidos y los salvados 
y La escritura ola vida, responde que no pudo hacerlo:
Quedé empantanada en los dos. Ya serán retomados y entonces será necesario leer todo de nuevo 
porque seguro que habré procesado otras cosas. Tengo la sensación de leer una página y a los diez 
días volver a ella y hacer una lectura diferente. Algo se ha movido adentro.
Otra argentina sobreviviente de distintos campos de concentración -recorrió varios hasta 
llegar al de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada- fue Pilar Calveiro, quien procuró 
objetivar su propio recorrido vital en una tesis doctoral acerca del sistema concentracionario 
argentino. Sin embargo, el perfil de Levi que rescató en su obra no fue el que comúnmente 
se menciona: el sobreviviente/que/narra/su/experiencia. El Primo Levi del que Calveiro se 
sirvió fue el que le permitió establecer una homología entre los campos nazis y los admi-
nistrados por los militares argentinos en lo referido a la consideración de los guardias y 
carceleros: éstos son retratados menos como sádicos monstruosos que como hombres co-
munes y banales, pero no por ello menos peligrosos (Calveiro, 1998: 146).
Se debe destacar, entonces, que el establecimiento de analogías entre la dictadura mili-
tar y el Holocausto no resultó una particularidad del caso argentino ya que dependió de un 
fenómeno de alcance mucho más general como fue la globalización del discurso del Holo-
causto. En efecto, si la recurrencia de las políticas genocidas de fines del siglo xx mantuvo 
vivo el discurso sobre la memoria del Holocausto, fue precisamente el surgimiento del Holo-
causto como un tropos universal lo que permitió que esa memoria se vinculara a situaciones 
específicamente locales, lejanas en términos históricos y diferentes en términos políticos del 
acontecimiento original. En este sentido, y tal como ha sostenido Andreas Huyssen, “en el 
movimiento trasnacional de los discursos de la memoria el Holocausto pierde su calidad de 
revista 228.indb 332 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 333
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
índice del acontecimiento específico y comienza a funcionar como una metáfora de otras 
historias traumáticas y de su memoria” (Huyssen, 2000: 15).
Algunas consideraciones finales
El devenir de la memoria del Holocausto y de los usos que de ella se realizaron dependió 
de dos factores no siempre confluyentes. Por un lado, de la lenta transformación de la ex-
periencia del exterminio de los judíos europeos desde la configuración original del evento 
dramático -pero sin demasiada visibilidad- hasta la de un ícono, un tropos capaz de resumir 
todo el horror del siglo xx y convertirse así en un símbolo que le permite que se equipa-
ren en su significación otros genocidios, masacres y matanzas a gran escala llevadas a cabo 
en distintas latitudes. Por otro lado, dependió del acaecer de la propia historia política y 
cultural argentina que posibilitó distintas formas de apropiaciones, resignificaciones y me-
taforizaciones de aquel genocidio pasado. 
Si en los primeros años de postguerra el Holocausto fue objeto de rememoración y home-
naje fundamentalmente por parte de la colectividad judía de la Argentina -un movimiento 
similar al que podemos observar en otras latitudes-,38 de todos modos no se convirtió en 
un objeto que ingresara con potencia al debate público político e intelectual. Mientras en los 
países de Occidente el Holocausto se convertía -entre el “caso Eichman” y la guerra de 
los Seis Días- en un objeto de reflexión fundamental, en Argentina observamos un reco-
rrido distinto: su resignificación se vinculó con la identificación del antisemitismo con el 
nazismo y las condenas a las organizaciones nacionalistas. 
Durante los años de la propia dictadura militar (1976-1983) comenzaría a esbozarse 
una identificación del antisemitismo desplegado en los centros clandestinos de detención 
con el proceso de exterminio desarrollado por el nazismo. Esta perspectiva, aunque no fue 
ampliamente aceptada, se convirtió en una lectura difundida en diversos ámbitos como un 
modo de denuncia de la situación que atravesaba Argentina. Sería recién en la posdictadura 
cuando el Holocausto se constituyó en un tópico para metaforizar y conceptualizar no solo 
la experiencia judía durante el régimen militar sino la de las víctimas en su conjunto. En la 
experiencia del exterminio de los judíos en Europa había un modelo y un vocabulario con 
los que se intentó -y se sigue intentando- pensar las modalidades del horror atravesado. 
No es casual, entonces, que en esta última etapa la lectura de la obra de Primo Levi, el mo-
delo del sobreviviente y testigo del siglo xx, se haya constituido en un horizonte de debate, 
estudio e interpretación. 
38 Véase: Azouvi (2012).
revista 228.indb 333 25/09/16 3:36 p.m.
⎥ EmmanuEl Kahan y DaniEl lvovich334
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre de 2016 ⎥ pp. 311-336⎥ ISSN-0185-1918
Referencias bibliográficas
Actis Goretta, Nilda; Aldini; Cristina Inés; Gardella; Liliana y León Rozitchner, (2001) Ese 
infierno. Conversaciones de cinco mujeres sobrevivientes de la esma. Buenos Aires, Su-
damericana. 
Adamoli, María Celeste (ed.), (2014) Holocausto y genocidios en el siglo xx. Preguntas, res-
puestas y propuestas para su enseñanza. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la 
Nación Argentina. 
Azouvi, François, (2012) Le mythe du grand silence. Auschwitz, les Français, la memoire. 
París, Fayard.
Bisso, Andrés, (2005) Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mu-
ndial. Buenos Aires, Prometeo.
Borrelli, Marcelo, (2001) “Una ‘batalla ganada’: Clarín y la compra de Papel Prensa (1976-
1978)” en Saborido, Jorge y Marcelo Borrelli (comp.), Voces y silencios. La prensa argentina 
y la dictadura militar (1976-1983). Buenos Aires, Eudeba.
Calveiro, Pilar, (1998) Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina. Bue-
nos Aires, Colihue.
ces-daia, (2007) Informe sobre la situación de los detenidos-desaparecidos judíos durante el 
genocidio perpetrado en Argentina. Buenos Aires, daia.
Chinski, Malena, (2011) “Un catálogo en memoria del judaísmo polaco. La colección Dos 
poylische ydntum, Buenos Aires, 1946–1966)” en Emmanuel Kahan; Schenquer, Laura; 
Setton, Damián y Alejandro Dujovne (comps.), Marginados y consagrados. Nuevos es-
tudios sobre la vida judía en la Argentina. Buenos Aires, Lumiere.
Crenzel, Emilio, (2008) La historia política del Nunca Más. Buenos Aires, Siglo xxi.
Dobry, Hernán, (2013) Los judíos y la dictadura. Buenos Aires, Vergara.
Feierstein, Daniel, (2007) El genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experien-
cia argentina. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Gasparini, Juan, (2007) David Graiver. El Banquero de los Montoneros. Buenos Aires, Grupo 
Editorial Norma.
Halter, Marek, (1978) “La tragédie de Juifs en Argentine et en urss” en Le Monde, 4 de marzo.
Hobsbawm, Eric, (1998) “La barbarie: guía del usuario” en Sobre la historia. Barcelona, Crítica.
Huyssen, Andreas, (2000) “En busca del tiempo futuro” en Los puentes de la memoria. Núm. 
2, diciembre. La Plata, Comisión Provincial por la Memoria.
Huyssen, Andreas, (2002) En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de glo-
balización. México, Fondo de Cultura Económica.
Klich, Ignacio, (1986) “Política comunitaria durante las Juntas Militares argentinas: la daia 
durante el Proceso de Reorganización Nacional” en Leonardo Senkman, El antisemitismo 
en la Argentina. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina.
revista 228.indb 334 25/09/16 3:36 p.m.
Los usos deL HoLocausto en argentina ⎥ 335
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales⎥ Universidad Nacional Autónoma de México
Nueva Época, Año LXI, núm. 228 ⎥ septiembre-diciembre

Continuar navegando