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Dentro del estudio de la Lingüística, tras especificar como su objeto de estudio al lenguaje, siendo este un sistema, se le divide en niveles que se encargarían cada uno de ciertas propiedades del sistema llamado lengua. Entre estos niveles encontramos lo que podríamos llamar como los primeros o los más cercanos a los estímulos lingüísticos externos, en todo caso esta definición cabría mejor al nivel llamado fonético, o como disciplina estudiada: Fonética. No obstante, se les asocia de cierta manera debido a que la Fonética no tendría sentido sin su correspondiente mental. «En el plano del estudio del significante, se ha distinguido, con distintas denominaciones, entre una disciplina que se preocupa con mayor énfasis en el sonido mismo y otra que más bien tiene a establecer oposiciones funcionales en un sistema lingüístico» (Montes, 2000: 4). La segunda aquí referida se le llama Fonología, pero no siempre se tiene clara su distinción. «La fonética está mucho más ligada al sonido; en tanto que la fonología abstrae muchos rasgos del sonido para considerar solo aquellos elementos que resultan relevantes desde el punto de vista del sistema» (Montes, 2000: 4). La fonología sería, bajo este concepto, la disciplina encargada de la codificación y abstracción de rasgos que el sistema lengua posee de manera particular. Podemos decir que la fonología, entonces, se fijaría más en la representación de lo que la fonética estudia: los sonidos; es decir, el sistema de los sonidos.
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