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Endoscopia y Radiología gastrointestinal

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Los Requisitos en Gastroenterología
Anil K. Rustgi (ed.)
Títulos de la serie:
Volumen 1: Esófago y estómago, David A. Katzka, David C. Metz (eds.)
Volumen 2: Intestino grueso y delgado, Gary R. Lichtenstein, Gary D. Wu (eds.)
Volumen 3: Conducto hepatobiliar y páncreas, K. Rajender Reddy, 
William B. Long (eds.)
Volumen 4: Endoscopia y radiología gastrointestinal, Gregory G. Ginsberg, Michael L. Kochman (eds.)
Versión en español de la obra original en inglés
The Requisites in Gastroenterology: Endoscopy and Gastrointestinal Radiology
Anil K. Rustgi
Copyright © MMIV Mosby, Inc., an Elsevier Imprint
Revisión:
Dr. Faust Feu
Consultor de Gastroenterología y Profesor Asociado. Servicio de Gastroenterología.
Institut de Malalties Digestives i Metabòliques. Hospital Clínic. Universitat de Barcelona.
© 2005 Edición en español
Elsevier España, S.A.
Génova, 17, 3.º
28004 Madrid. España
An Elsevier Imprint
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establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la
reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema
de recuperación de almacenaje de información.
Traducción y producción editorial: EDIDE, S.L.
ISBN edición original: 0-3230-1885-8
ISBN edición española: 84-8174-819-6
Depósito legal: M-51.690-2004
Impreso en España por Gráficas Hermanos Gómez, S.L.L.
ADVERTENCIA
La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a
medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios
en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos
aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la admi-
nistración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más
indicado para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni
los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como
consecuencia del contenido de esta obra.
EL EDITOR
ix
La excitante e innovadora serie Requisitos en Gas-
troenterología hace una exposición amplia y esencial
de la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento de
las enfermedades y los trastornos gas trointestinales,
hepáticos y pancreáticos. Esta serie se divide en cua-
tro volúmenes interrelacionados, ca da uno de ellos
dirigido a su vez por directores de renombre nacional
e internacional que se apoyan en excelentes colabo-
radores. Los colaboradores representan a una gran
variedad de disciplinas y especialidades, y proceden
de distintas instituciones y centros médicos univer-
sitarios. Al mismo tiempo, la University of Pennsyl-
vania proporciona un «centro base» para esta serie y,
de hecho, los departamen tos de gastroenterología,
cirugía, radiología y anatomía patológica han sido un
pilar fundamental para la práctica clínica, la
enseñanza y la investigación du rante varias genera-
ciones.
El volumen 1 trata de las enfermedades y las pa -
to logías del esófago y el estómago, y está dirigido por
los Dres. David Katzka y David Metz. El volumen 2
recoge los trastornos del intestino delgado y el intes-
tino grueso, dirigido por los Dres. Gary Lichtenstein
y Gary Wu. El volumen 3 versa sobre enfermedades
pancreáticas y hepatobiliares, dirigido por los Dres.
Rajender Reddy y William Long. Por último, el volu-
men 4, dirigido por los Dres. Gregory Ginsberg y
Michael Kochman, recopila importantes modalida-
des endoscópicas diagnósticas y terapéuticas, endos-
copia intervencionista y técnicas de imagen que son
importantes para los temas que se tratan en los vo -
lú menes 1, 2 y 3. Aunque cada uno de los volúme-
nes es independiente, todos ellos le proporcionan al
lector una visión centrada, unitaria e integrada de
los fundamentos y de la práctica de la gastroentero-
logía, la hepatología y la pancreatología. Cada volu-
men está ilustrado y contiene tablas y figuras que
resaltan las características fundamentales de los dis-
tintos temas. Es importante destacar que aparecen
cuadros que subrayan la información fundamental
de cada capítulo. Esto está pensado para ayudar al
lector. La bibliografía contiene las citas más impor-
tantes de la literatura, aunque sin intención de ser
exhaustiva.
En la evolución de esta serie, nuestro objetivo fue
un colectivo formado por estudiantes de medicina,
médicos residentes, gastroenterólogos en formación,
otros profesionales sanitarios (enfermeras, practi-
cantes, auxiliares), y otros médicos (gastroenterólo-
gos, hepatólogos, oncólogos, cirujanos, anatomo-
patólogos y radiólogos) que necesitan una visión de
conjunto para exámenes de certificación. Esta serie
es única en la biblioteca de libros sobre gastroentero-
logía. El lector encontrará los volúmenes «agradables
de usar», con la enseñanza impartida mediante un
conocimiento experto, lo cual logra una visión de
conjunto atractiva, y un «curso de refresco». Espera-
mos y confiamos en tener éxito en esta misión.
Los volúmenes que forman el núcleo de esta serie
están profundamente influidos, por un lado, por los
estudiantes, los residentes y los adjuntos jóvenes y,
por otro lado, por los avances pioneros de T. Grier
Miller, Thomas Machella, Frank Brooks, Sidney
Cohen, Richard McDermott, Peter Traber y Ed Raf-
fensperger. A los pasados y a los futuros líderes es a
quienes quiero expresar mi especial gratitud.
Anil K. Rustgi, MD
Director Jefe
P r ó l o g o d e l a s e r i e
xi
Nuestra participación en este nuevo empeño ha sido
excitante y desafiante. La oportunidad de trabajar
con los hábiles colaboradores de este texto nos ha
lle vado a reconocer de forma desmesurada cuán
com pleja es la asistencia clínica que ofrecemos.
Es de esperar que este texto les ayude de manera
eficaz a obtener los conocimientos proporcionados
por estos expertos. 
Hemos tomado algunas de las principales áreas
de los estudios de imagen en gastroenterología y he -
patología y buscado autores que puedan expresar la
amplitud y la profundidad de su experiencia indivi-
dual, pero ubicando este conocimiento según el con-
texto, como una faceta de la disciplina dentro de la
gastroenterología. No hay duda de la importancia
del empleo de las técnicas de imagen, en cualquiera
de sus muchas formas, en la práctica moderna de la
gastroenterología. Sin la capacidad de diagnosticar
la patología y tratarla definitivamente (o en algunos
ca sos de forma paliativa), no podríamos buscar res-
puestas ni aplicar el conocimiento que los recientes
avances en la ciencia básica nos han ofrecido. Los
rá pidos avances en imagen endoscópica y radiológi-
ca han creado la necesidad de tener un conocimien-
to completo de las áreas en las que las diversas mo -
dalidades tienen capacidades exclusivas y las áreas
en las que su uso es complementario. Este texto pro-
porciona claramente esta interpretación. Al hacer la
revisión, nos es grato observar que los autores logra-
ron transmitir este conocimiento y experiencia de
forma metódica y clínicamente relevante.
Trabajar en este proyecto nos ha dado la oportu-
nidad de fomentar nuestras aptitudes en gestión del
tiempo y la colaboración. Sin el apoyo de nuestras
fa milias, la estrecha colaboración con nuestros cole-
gas y Anil Rustgi,el director de esta serie, este volu-
men nunca habría sido posible.
Gregory G. Ginsberg, MD
Michael L. Kochman, MD
P r ó l o g o
xiii
Poonputt Chotiprasidhi, MD
Clinical Assistant Professor
Division of Gastroenterology
Department of Internal Medicine
University of Michigan Medical Center
Ann Arbor, MI
USA
Douglas O. Faigel, MD
Associate Professor of Medicine
Department of Gastroenterology
Oregon Health and Science University
Portland, OR
USA
Gregory G. Ginsberg, MD
Associate Professor of Medicine
Director, Endoscopic Services
Division of Gastroenterology
University of Pennsylvania School of Medicine
Philadelphia, PA
USA
Michael C. Hill, MB
Professor of Radiology
Director of Body Imaging
Department of Radiology
George Washington University Hospital
Washington, DC
USA
Gordon C. Hunt, MD
Assistant Professor of Medicine
Gastroenterology Division
University of California
San Diego Medical Center
San Diego, CA
USA
Nadia J. Khati, MD
Assistant Professor of Radiology
Department of Radiology
George Washington University Hospital
Washington, DC
USA
Michael L. Kochman, MD, FACP
Professor of Medicine
Co-Director, Gastrointestinal Oncology
Endoscopy Training Director
Division of Gastroenterology
University of Pennsylvania School of Medicine
Philadelphia, PA
USA
Thomas E. Kowalski, MD
Associate Professor of Medicine
Director, Gastrointestinal Endoscopy
Division of Gastroenterology and Hepatology
Thomas Jefferson University
Philadelphia, PA
USA
Jin-Hong Park, MD
Fellow, Division of Gastroenterology and Hepatology
MCP–Hahnemann Hospital
Drexel University School of Medicine
Philadelphia, PA
USA
Stephen E. Rubesin, MD
Professor of Radiology
Department of Radiology
University of Pennsylvania School of Medicine
Philadelphia, PA
USA
Dushyant V. Sahani, MD
Clinical Instructor, Harvard Medical School
Assistant Radiologist
Division of Abdominal Imaging and Intervention
Department of Radiology
Massachusetts General Hospital
Boston, MA
USA
Sanjay Saini, MD
Professor of Radiology
Harvard Medical School
Director, CT Services
Massachusetts General Hospital
Boston, MA
USA
C o l a b o r a d o r e s
Colaboradores
xiv
James M. Scheiman, MD
Associate Professor of Medicine
Division of Gastroenterology
Department of Internal Medicine
University of Michigan Medical Center
Ann Arbor, MI
USA
Ilias A. Scotiniotis, MD
Instructor of Medicine
Harvard Medical School
Division of Gastroenterology
Brigham and Women’s Hospital
VA Boston Healthcare System
Boston, MA
USA
Anil Shetty, MBBS
Visiting Research Fellow in Radiology
Division of Abdominal Imaging and Intervention
Department of Radiology
Massachusetts General Hospital
Boston, MA
USA
Michael C. Soulen, MD
Associate Professor of Radiology and Surgery
Division of Interventional Radiology
Department of Radiology
University of Pennsylvania School of Medicine
Philadelphia, PA
USA
David H. Stockwell, MD
Fellow in Gastroenterology
Division of Gastroenterology
Brigham and Women’s Hospital
Boston, MA
USA
Robert K. Zeman, MD, FACR
Professor and Chairman of Radiology
Department of Radiology
George Washington University Medical Center
Washington, DC
USA
xv
Mi agradecimiento a mi esposa Jane; mis hijas, Jenny, Kathleen, Elizabeth y Meg y a mis profesores por su
paciencia y orientación.
Gregory G. Ginsberg
A mi esposa, Mary, y a mis hijos, Sidney y Elyse, por su paciencia y amor. A mis mentores por sus esfuer-
zos y asesoramiento a lo largo de los años.
Michael L. Kochman
D e d i c a t o r i a
1
Introducción
Mientras los endoscopios rígidos se utilizaron por
vez primera en el siglo XIX, los gastroscopios flexibles
aparecieron en las décadas de 1930 y 1940. Sin em -
bargo, los endoscopios fibrópticos (de fibra óptica)
occidentales y las gas trocámaras japonesas no comen-
zaron a em plear se ampliamente hasta la década de
1960. A co mien zos de la década de 1970 los endosco-
pios me dían ya una longitud suficiente para llegar al
duodeno y, asimismo, tenían una forma moderna y
estaban dotados de extremos maniobrables y siste-
mas ópticos de vi sión anterógrados. A mediados de la
década de 1980, los endoscopios fibrópticos fueron
en gran medida re emplazados por videoendoscopios
que, en lugar de te ner que mirar directamente el fi -
nal del aparato, permitieron al endoscopista visuali-
zar cómodamente la imagen en un monitor. Los en -
doscopios actuales constan de un sistema de lentes,
una fuente lu mi nosa, una cámara de vídeo, una
boquilla para irri gar agua en los lentes e insuflar aire,
y un conducto para la aspiración y el paso de instru-
mentos di versos (p. ej., pinzas de biopsia, asas,
redes, sondas para coagulación, agujas de inyección
C a p í t u l o 1
Endoscopia digestiva alta
David H. Stockwell e Ilias A. Scotiniotis
ÍNDICE DEL CAPÍTULO
INTRODUCCIÓN
CONSIDERACIONES GENERALES
Consentimiento informado
Profilaxis de la endocarditis
Anticoagulación
Antiagregantes plaquetarios
Sedación consciente
Monitorización
RIESGOS Y COMPLICACIONES
HALLAZGOS NORMALES
Esófago
Estómago
Duodeno
INDICACIONES DE LA ENDOSCOPIA DIGESTIVA ALTA
Disfagia
Odinofagia
Dispepsia
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Vómitos
Ingesta de cuerpos extraños
Impactación alimentaria
Ingesta de cáusticos
Hemorragia digestiva alta aguda
Cribado de las varices esofágicas
Hemorragia digestiva alta crónica
Diagnóstico, cribado y vigilancia del cáncer
Evaluación de la malabsorción
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Endoscopia digestiva alta
2
y clips hemostáticos). Ade más, los endoscopios moder-
nos son portátiles y permiten la realización de proce-
dimientos en lugares como Urgencias o la Unidad de
Cuidados Intensivos (UCI). Junto con los endosco-
pios estándares de vía única (9 mm de diámetro),
existen también otros diseñados para usos especiales,
como el endoscopio terapéutico de vía doble (11 mm
de diámetro), el duodenoscopio con visión lateral, el
endoscopio pediátrico y el enteroscopio. También
existen endoscopios especializados (p. ej., de alta
resolución, de magnificación y detección mediante
fluorescencia). Asimismo, en el futuro seremos sin
duda testigos de una amplia utilización de técnicas
de tinción de las mucosas con colorantes, tomo-
grafía de coherencia óptica, endoscopia ultrafina sin
sedación y cápsula endoscópica.
Consideraciones generales
Antes de realizar la endoscopia es fundamental ha -
cer una anamnesis completa, incluyendo aspectos
co mo antecedentes de procedimientos previos, tras-
tornos comórbidos significativos, fármacos, aler-
gias y diátesis hemorrágica del paciente. Aun en
presencia de indicaciones, la endoscopia no debe
efectuarse nunca en ciertas situaciones. En el cua-
dro 1.1 se muestran las contraindicaciones absolu-
tas y relativas de la endoscopia. Aunque no existen
datos en favor de la realización de pruebas de labo-
ratorio ha bituales antes de proceder a una endosco-
pia electiva, en los pacientes con trastornos
hemorrágicos conocidos o sospechados deben
hacerse siempre. En ge neral, antes de una endosco-
pia digestiva alta los pa cientes no deben ingerir
líquidos durante al menos 4 ho ras, ni comer duran-
te las 6-8 horas previas.
Consentimiento informado
Siempre deben discutirse con el paciente aspectos
co mo el objetivo y la naturaleza del procedimiento,
los riesgos y los beneficios y las posibles alternativas
existentes. Cuando un paciente es incapaz de tomar
decisiones, debe obtenerse el consentimiento infor-
mado de sus familiares más próximos.
Profilaxis de la endocarditis
El riesgo de endocarditis secundario a la realización de
procedimientos endoscópicos suele ser muy bajo. Los
protocolos actuales de la American Society for Gas-
trointestinal Endoscopy recomiendan hacer una 
profilaxis con antibióticos tan sólo en pacientes con
trastornos cardíacos de alto riesgo sometidos a proce-
dimientos habitualmente asociados a bacteriemia
transitoria (tabla 1.1). En los procedimientos del trac-
Contraindicaciones absolutas
Falta de cooperación del paciente
Sospecha clínica de peritonitis o perforaciónInestabilidad cardiopulmonar o hemodinámica
Lesión grave de la hipofaringe
Situación en que el riesgo aparente sea mayor
que el posible beneficio
Contraindicaciones relativas
Divertículo de Zenker
Enfermedad cardiopulmonar descompensada
Coagulopatía
Síndromes cardíacos inestables e infarto de
miocardio reciente
Cuadro 1.1 Contraindicaciones de la endoscopia
Procedimientos de bajo riesgo
Esofagogastroduodenoscopia ± biopsia/polipectomía
Ligadura con bandas elásticas de las varices esofágicas
Procedimientos de alto riesgo
Escleroterapia de las varices esofágicas (no ligadura en bandas)
Dilatación de estenosis esofágica
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica en el caso
de obstrucción biliar y/o esfinterotomía
Gastrostomía endoscópica percutánea
Tabla 1.1••Profilaxis con antibióticos en los procedimientos endoscópicos
Trastornos cardíacos de riesgo intermedio
Otra cardiopatía congénita
Valvulopatía reumática
Miocardiopatía hipertrófica
Prolapso de la válvula mitral con regurgitación
Trastornos cardíacos de riesgo alto
Prótesis valvulares cardíacas
Cortocircuitos pulmonares y sistémicos
Cardiopatía congénita compleja
Antecedentes de endocarditis
Injertos vasculares sintéticos de menos de un año
Consideraciones generales
3
to gastrointestinal alto está indicada la ad mi nis tra -
ción intravenosa previa de ampicilina, 2 g adminis-
trados 30 minutos antes de realizar la exploración. En
los pacientes con alergia a la pe ni ci li na, se utiliza 1 g
de vancomicina. Por lo que respecta a los pacientes
con trastornos cardíacos de riesgo in termedio, cirro-
sis, ascitis o alteración del sistema inmunitario los
datos disponibles son aún insuficientes para hacer
unas recomendaciones definitivas, por lo que en estos
casos, se recomienda un tratamiento individualizado.
En los demás casos no es preciso hacer profilaxis (ni
siquiera en los procedimientos de alto riesgo). Una
excepción es la co locación de una gastrostomía
endoscópica percutánea, en cuyo caso está indicada la
administración de antibióticos (se ha demostrado que
reduce las complicaciones infecciosas). En cambio, no
se recomien da el tratamiento con antibióticos en los
pacientes con marcapasos, desfibriladores implanta-
bles y prótesis articulares.
Anticoagulación
En la tabla 1.2 se muestran los procedimientos de
en dos copia digestiva alta que implican un riesgo
relativamente alto de complicaciones hemorrágicas.
En el caso de procedimientos de alto riesgo en
pacientes anticoagulados con alto riesgo de trombo-
embolia debe interrumpirse la warfarina 3-5 días
antes; asimismo, mientras el International Norma-
lized Ratio (INR) esté por debajo del valor terapéuti-
co debe considerarse la posible utilización de hepari-
na intravenosa o heparina de bajo peso molecular.
En los pro cedimientos de alto riesgo que se deban
efectuar en pacientes con un riesgo de tromboembo-
lia rela ti va mente bajo, la warfarina debe interrum-
pirse 3-5 días antes; se puede reinstaurar después
del procedimiento. En los procedimientos de bajo
riesgo, la American Society for Gastrointestinal
Endoscopy no recomienda modificar el tratamiento
anticoagulante. Sin embargo, si el INR está por enci-
ma del va lor terapéutico debe diferirse el procedi-
miento.
Antiagregantes plaquetarios
Existen evidencias en favor de que es segura la realiza-
ción de procedimientos, incluso de alto riesgo, en los
pacientes tratados con aspirina u otros antiinflamato-
rios no esteroideos (AINE). No obstante, en los proce-
dimientos electivos la norma habitual es in terrumpir
la aspirina 7-10 días antes, y los AINE 2-3 días antes.
Sedación consciente
La anestesia utilizada de modo estándar en la endos-
copia es la sedación consciente, que se define como
la disminución del estado de conciencia conseguida
sin perder la capacidad de preservar la vía aérea. No
son candidatos para la sedación consciente los pa -
cientes que no se hallan en estado de alerta o que no
pueden preservar su vía aérea; antes de la endosco-
pia, estos pacientes suelen requerir anestesia ge ne -
ral con intubación intratraqueal. Los pacientes so -
metidos a sedación consciente han de cooperar,
estar orientados y mostrar una buena capacidad de
respuesta durante todo el procedimiento.
Los objetivos de la sedación consciente son
au men tar la tolerancia y la aceptación de la endosco-
pia, así como minimizar la ansiedad, el dolor y la agi-
Procedimientos de bajo riesgo
Esofagogastroduodenoscopia � biopsia
Enteroscopia
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica 
sin esfinterotomía
Ecoendoscopia sin punción aspiración con aguja fina
Procedimientos de alto riesgo
Esofagogastroduodenoscopia � polipectomía
Dilatación esofágica
Tratamiento de las varices esofágicas
Gastrostomía endoscópica percutánea
Ecoendoscopia con punción aspiración con aguja fina
Tratamiento láser/coagulación con argón-plasma
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica 
con esfinterotomía
Tabla 1.2••Control de los anticoagulantes en pacientes sometidos a procedimientos endoscópicos
Trastornos de bajo riesgo
Trombosis venosa profunda
Fibrilación auricular no complicada
Válvula aórtica mecánica o válvula bioprotésica
Trastornos de alto riesgo
Válvula mecánica con tromboembolia previa
Válvula mitral mecánica
Fibrilación auricular � miocardiopatía dilatada, valvulopatía
o tromboembolia reciente
Endoscopia digestiva alta
4
tación que los pacientes muestran durante la realiza-
ción del procedimiento. Para insensibilizar la oro -
faringe se emplean a menudo nebulizadores tópicos
de benzocaína o lidocaína. Debido a sus propiedades
sedantes y causantes de amnesia, los fármacos intra-
venosos más utilizados son las benzodiacepinas,
como midazolam y diacepam. Asimismo, el fentani-
lo y la meperidina son los opiáceos empleados más a
menudo junto a las benzodiacepinas para conseguir
la sedación consciente. Muchos endoscopistas han
co menzado, asimismo, a emplear el propofol, un
agen te que induce una sedación profunda y se asocia
con un inicio rápido y un breve tiempo de recupera-
ción. Sin embargo, el propofol puede también indu-
cir la aparición de una profunda depresión respirato-
ria, por lo que debe ser administrado tan sólo por
anestesiólogos muy especializados. Puesto que la se -
dación es responsable de gran parte del coste, así co -
mo de la mayoría de las complicaciones relaciona -
das con la endoscopia digestiva alta, recientemente
ha au mentado el interés por las nuevas técnicas de
endoscopia sin sedación y por los endoscopios ultra-
finos empleados con frecuencia en Japón.
Monitorización
Por regla general, la endoscopia se realiza en centros
especializados, en régimen ambulatorio y por un
equipo competente formado por médicos, enferme-
ras y ayudantes. En todos los pacientes sometidos a
en doscopia digestiva alta con sedación consciente es
preciso colocar una vía intravenosa. Antes, durante
y después de la endoscopia deben monitorizarse el
estado de conciencia del paciente, la frecuencia
cardíaca, la presión arterial, la saturación arterial de
oxígeno y, si está indicado, también el ritmo cardía-
co. La saturación de oxígeno es una medida útil de la
hipoxemia, pero no debe emplearse como evalua-
ción sus tituta del estado ventilatorio o de la presen-
cia de hi percapnia. Habitualmente, las principales
res ponsabilidades de la enfermera de endoscopia
son mo ni torizar al paciente y administrar la seda-
ción. Después del procedimiento, los pacientes son
monitorizados en la misma sala de endoscopia
hasta que han desaparecido los efectos de la seda-
ción. Los pa cientes sometidos a la sedación cons-
ciente han de regresar a su domicilio acompañados.
Riesgos y complicaciones
La endoscopia digestiva alta es un procedimiento
relativamente seguro y asociado a un bajo porcen-
taje de complicaciones. La tasa global de complica-
ciones aso ciadas a la endoscopia diagnóstica del
tracto gastrointestinal alto es de aproximadamente
1:1.000 procedimientos, y la tasa de mortalidad es
de 0,5-3:10.000 procedimientos. La mayoríade las
complicaciones de la endoscopia son de tipo car -
diopulmonar y están relacionadas con la sedación.
Son complicaciones cardiopulmonares frecuentes la
hipoxemia, la hipotensión, la hipertensión, las arrit-
mias y la aspiración. La complicación más común es
la desaturación de oxígeno en sangre arterial (se
observa en una tercera parte de los pacientes); sin
embargo, cifras de desaturación inferiores al 90% se
observan sólo en menos del 10% de los pacientes.
La incidencia de la desaturación de oxígeno dismi-
nuye significativamente si durante el procedimien-
to se suministra oxígeno mediante lentillas nasales.
Antes de proceder a la sedación debe evaluarse el
estado de los pacientes ancianos y de los que pre-
sentan importantes trastornos cardíacos y/o pul-
monares. Algunos de estos pacientes tolerarán bien
la endoscopia sin necesidad de re currir a la seda-
ción. En cambio, en otros lo más seguro es que la
sedación la realice el anestesiólogo. Asimismo, en
todos los pacientes es aconsejable ad ministrar oxí-
geno así como hacer una sedación leve con aspira-
ción oral de forma intermitente.
Las complicaciones graves relacionadas directa-
mente con el procedimiento son la perforación, la
he morragia y la infección. Mediante el empleo de
los modernos endoscopios flexibles, el porcentaje
de perforaciones es inferior al 0,01%; además, casi
siem pre ocurren en la hipofaringe o en la parte alta
del esófago (en zonas donde existen anomalías
anatómicas), durante el paso ciego del endoscopio o
du rante una intubación esofágica difícil. Las anoma -
lías anatómicas del esófago asociadas a un mayor
ries go son el divertículo de Zenker, otros divertícu-
los esofágicos, estenosis esofágicas, espolones cer -
vicales y neoplasias malignas. En la endoscopia
diagnóstica del paciente sin coagulopatía ni trombo-
citopenia significativa, la hemorragia menor es fre-
cuente y la hemorragia significativa es rara. Asimis-
mo, la bacteriemia asintomática transitoria (por
flo ra cutánea u orofaríngea habitual) puede ocurrir
hasta en el 25% de las endoscopias diagnósticas; sin
embargo, la infección sintomática es rara. La desin-
fección apropiada de los endoscopios elimina todas
las bacterias y esporas del equipo. Aunque cada vez
son más raros los casos de transmisión de infeccio-
nes a causa de endoscopios contaminados y mal de -
sinfectados, se han publicado casos de infección por
Mycobacterium, Pseudomonas, Salmonella, Helico-
bacter pylori y virus de la hepatitis B y C (atribuidos
a fallos en el protocolo de desinfección). En cambio,
Hallazgos normales
5
no se ha publicado la transmisión del virus de la in -
mu nodeficiencia humana (VIH).
Son complicaciones raras de la endoscopia diges-
tiva alta la flebitis en el sitio de inserción del catéter
in tra venoso, las reacciones locales y sistémicas a los
fár macos, la metahemoglobinemia causada por la
aplicación tópica de benzocaína o lidocaína, la luxa-
ción de la articulación temporomandibular, la hiper-
trofia de la parótida o de la glándula submandibular
y la extracción accidental de una pieza dentaria.
El porcentaje de complicaciones aumenta en el
caso de procedimientos terapéuticos específicos 
(p. ej., dilatación esofágica, gastrostomía endoscópi-
ca percutánea, tratamiento de lesiones hemorrági-
cas y escleroterapia). En la dilatación esofágica, el
pa ciente presenta perforación en un 3,7-6% de los
ca sos. La perforación se observa sobre todo en pa -
cien tes con estenosis malignas o secundarias a ra -
dioterapia y al realizar una dilatación neumática por
acalasia. En la dilatación esofágica se ha publicado
un porcentaje de aparición de bacteriemia de hasta
el 50%.
La elevada morbilidad publicada en un principio
en relación con la gastrostomía endoscópica percutá-
nea (10-40%) era debida a la infección de la herida
pe riestomal. La administración de antibióticos an -
tes, durante y después de este procedimiento ha re -
ducido el porcentaje de aparición de esta infección en
un 4-14%. Para este objetivo basta con administrar,
una hora antes del procedimiento, una sola do sis de
un antibiótico efectivo frente a bacterias gram po si ti -
vas. La segunda complicación más frecuente de la
gastrostomía endoscópica percutánea es la aspira-
ción. En cambio, la hemorragia significativa y la per-
foración intestinal ocurren en menos del 1% de los
casos. Otras complicaciones raras son el íleo y la
siembra de células cancerosas en el tracto del esto-
ma (en los pacientes con neoplasias malignas de ca -
beza y cuello). La fístula gastrocolónica es una com-
plicación tardía que habitualmente se manifiesta 
en forma de diarrea semanas o meses después del
procedimiento.
La escleroterapia de las varices esofágicas se aso-
cia a un porcentaje de complicaciones muy superior
al de la ligadura de bandas elásticas, por lo que ya no
se recomienda su realización como tratamiento de
primera línea de la hemorragia aguda por varices
esofágicas ni tampoco para la profilaxis secundaria.
Las complicaciones globales de la escleroterapia de
las varices oscilan entre el 20 y el 40%; ocurren este-
nosis en un 15-20% de los casos, y hemorragia por
ulceración en un 10-15%. La peritonitis aparece en
un 1-3% de los casos; asimismo, los pacientes pue-
den también presentar complicaciones pulmonares
(p. ej., derrame pleural). La mortalidad estimada es
de un 1-2%. Otras complicaciones comunes de la
escleroterapia de las varices esofágicas son la fiebre,
el dolor torácico, la bacteriemia y la disfagia.
Hallazgos normales
Toda exploración endoscópica se realiza de un modo
estandarizado y siguiendo un plan sistemático habi-
tual. Bajo la supervisión del médico y de la enferme-
ra de endoscopia, el paciente se coloca en posición
de decúbito lateral izquierdo y se procede luego a se -
darlo. Para proteger el endoscopio y los dientes del
pa ciente se coloca un protector bucal. Con el cuello
en flexión anterior y con visión directa, se in troduce
luego el endoscopio hasta identificar la epiglotis, las
cuerdas vocales y los senos piriformes. Ejer ciendo
una suave presión puede hacerse pasar el endosco-
pio por el esfínter esofágico superior (cricofaríngeo);
para el paciente ésta constituye a menudo la parte
más molesta de la exploración.
Esófago
El esófago puede inspeccionarse con detalle al intro-
ducir y al retirar el endoscopio. El esfínter esofágico
su perior es una zona de alta presión de 2-3 cm de
lar go que está formada por el músculo cricofarín-
geo. El esfínter esofágico superior impide que el
contenido del esófago refluya hacia la vía aérea y,
asimismo, que el aire penetre en el esófago durante
la inspiración. El músculo estriado de la zona pro-
ximal del esófago presenta una transición gradual
has ta convertirse en el músculo liso propio de su
zo na distal. El esfínter esofágico inferior se contrae
de forma tónica para prevenir el reflujo del conteni-
do gástrico y se relaja con la deglución. Aunque me -
dian te la endoscopia es fácil apreciar el grado de co -
ordinación de las contracciones peristálticas, si se
sospecha la existencia de un trastorno de la motili-
dad, esta exploración no debe sustituir a la mano-
metría. La unión escamosocolumnar (línea Z u ora
se rrata) se define como la unión del epitelio esca-
moso estratificado de color blanco del esófago con el
epi telio columnar color salmón del cardias del es -
tómago (fig. 1.1). La unión escamosocolumnar se lo ca -
liza normalmente dentro de la zona correspondiente al
esfínter esofágico inferior. La unión gas troesofágica es
la que corresponde al extremo proximal de los pliegues
gástricos. El tercer punto de re ferencia del esófago dis-
tal es la señal o impresión diafragmática. Aunque
estos puntos de referencia son confluentes, en algu-
nos trastornos frecuentes pue den estar separados.
Endoscopia digestiva alta
6
Por ejemplo, en la hernia hiatal la impresión dia-
fragmática es distal a la unión gastro esofágica y la
unión escamosocolumnar; asimismo, en el esófago
de Barrett la unión escamosocolumnar está despla-
zada porencima de la unión gastroesofágica y de la
impresión diafragmática (fig. 1.2).
Estómago
Al entrar en el estómago hay que aspirar de inme-
diato el contenido gástrico retenido para disminuir
el riesgo de aspiración. Hay que inspeccionar con es -
pecial atención el píloro, el antro y la incisura angu-
lar (incisura angularis) (fig. 1.3). El peristaltismo
normal comienza en el fondo del estómago y progre-
sa hacia el antro a una frecuencia aproximada de
tres contracciones por minuto. En el estómago suele
efectuarse una maniobra de retroflexión para ins-
peccionar mejor la curvatura menor, el cardias y el
fórnix; asimismo, ésta es la posición óptima para
de tectar la hernia hiatal y la hernia paraesofágica.
Figura 1.1•Unión esofagogástrica normal. Se observa la
zona de transición entre la mucosa esofágica de epitelio
escamoso estratificado y color blanco con la mucosa
columnar color rosa del estómago. El estrechamiento
de la luz está causado por el esfínter esofágico inferior,
que se relaja durante la deglución para permitir el paso
del bolo alimentario.
Figura 1.2•Esófago de Barrett. La mucosa escamosa
de color blanco perlado normal se halla intercalada con
«lenguas» de mucosa de epitelio columnar de color rosa
salmón. Al realizar la biopsia, en la zona de mucosa de
color rosa se demostró metaplasia intestinal, confirmándose
así el diagnóstico de esófago de Barrett.
Figura 1.3•Antro y píloro normales. En la zona del antro,
la superficie del estómago es lisa y sin pliegues. Puede
observarse el orificio pilórico.
Duodeno
Una vez pasado el píloro, se inspecciona con detalle
el bulbo duodenal. Al pasar por el ángulo duodenal
superior, en ocasiones, debe hacerse una maniobra
ciega, por lo que a veces es difícil apreciar las lesio-
nes situadas en esta zona. La mayor parte de la ex -
ploración corresponde a la segunda parte del duode-
no (descendente), que permite una visualización al
menos parcial de la ampolla de Vater (fig. 1.4).
Indicaciones de la endoscopia 
digestiva alta
Existe poco consenso en relación con el empleo
apropiado de la endoscopia; así, en diversos estudios
hechos con médicos de atención primaria se ha pu -
Indicaciones de la endoscopia digestiva alta
7
blicado una utilización de los procedimientos de en -
doscopia tanto por exceso como por defecto.
Además, se debaten todavía los méritos relativos de
la endoscopia y de los estudios del tracto gastroin-
testinal alto con bario. En general, la endoscopia es
más útil en la identificación de las lesiones de la
mu cosa del tracto gastrointestinal alto, mientras
que las exploraciones radiológicas son mejores para
valorar las relaciones anatómicas y la motilidad.
Una de las mayores ventajas de la endoscopia es que
permite la visualización, la biopsia y el tratamiento
de las lesiones en una sola sesión.
Disfagia
La disfagia, o sensación de «atasco» de los sólidos o
líquidos en el esófago, puede estar causada por diversas
anomalías orgánicas, mucosas o neuromusculares del
esófago y/o la orofaringe. Las pruebas diagnósticas ini-
ciales dependerán de la anamnesis del paciente. Por
ejemplo, en un paciente con antecedentes de acciden-
te vascular cerebral reciente con síntomas de regurgi-
tación nasofaríngea sugestivos de disfagia orofaríngea
debe hacerse una evaluación y un estudio con video-
deglución. Por otro lado, en un paciente sin antece-
dentes de impactación alimentaria y con disfagia en el
xifoides sugestiva de una lesión orgánica cerca de la
unión gastroesofágica, lo más adecuado es efectuar
una endoscopia y/o un estudio con bario. Finalmente,
en un paciente con regurgitación y disfagia para líqui-
dos, en ocasiones, debe hacerse un estudio mano-
métrico para descartar un trastorno de la motilidad.
En los pacientes que presentan disfagia para los
alimentos sólidos, con frecuencia ésta se acompaña
de una lesión orgánica. Aunque en la mayor parte de
los pacientes con disfagia para sólidos las lesiones
son benignas, siempre deben excluirse los cánceres
de esófago y de la unión gastroesofágica (fig. 1.5).
Las biopsias múltiples por endoscopia y la citología
por escobillado tienen una sensibilidad superior al
90% en el diagnóstico del cáncer de esófago (que ha -
bi tualmente se encuentra en una fase ya avanzada
cuando los pacientes presentan síntomas). En apro-
ximadamente el 20% de los cánceres de esófago, al
hacer el diagnóstico, la zona de estenosis es ya tan 
rí gida que no permite el paso del endoscopio. Si el
cán cer parece irresecable o si el paciente es un mal
candidato para la cirugía, pueden introducirse por
endoscopia unas prótesis o stents metálicos expan-
dibles, con una efectividad aproximada del 85% para
paliar la disfagia (fig. 1.6).
Las lesiones orgánicas benignas del esófago ob -
servadas con mayor frecuencia son los anillos, las
mem branas, las estenosis y los divertículos. La cau -
sa benigna más común de la disfagia es el anillo de
Schatzki, un anillo de mucosa localizado en el esó-
fago distal. Las estenosis pépticas (fig. 1.7A) consti-
tuyen una causa frecuente de disfagia en los pacien-
tes ancianos con síntomas crónicos de enfermedad
por reflujo gastroesofágico. En estos trastornos be -
nig nos, la clave del tratamiento consiste en la di -
latación endoscópica con balón, dilatador o bujía
(figs. 1.7B y C), seguida de una te rapia antisecretora
con inhibidores de la bomba de protones. Las este-
nosis secundarias a irradiación tienen con frecuencia
un tratamiento especialmente difícil. En raros casos,
la disfagia es debida a una compresión extrínseca del
esófago (p. ej., por una aorta de curso tortuoso).
Figura 1.4•Segunda porción del duodeno normal. 
Se aprecia el perfil liso y concéntrico de los pliegues
duodenales. La ampolla de Vater puede observarse como
una protuberancia en la pared de la esquina superior
izquierda. Para visualizar mejor la ampolla puede utilizarse
un duodenoscopio de visión lateral como el empleado en la
colangiopancreatografía retrógrada endoscópica .
Figura 1.5•Cáncer de esófago. Tumoración de aspecto
fungoso en el esófago distal. La biopsia reveló un
carcinoma de células escamosas.
Endoscopia digestiva alta
8
Finalmente, algunos pacientes con lesiones de la
mucosa esofágica no orgánica (p. ej., por reflujo
ácido, infección o lesiones tóxicas) presentan tam-
bién disfagia.
Los pacientes con trastornos de la motilidad se
presentan a menudo con disfagia para líquidos y só -
lidos, así como con regurgitación, dolor torácico, tos
y aspiración. Dos prototipos de trastornos de la mo -
tilidad esofágica son la acalasia (gran aumento del
tono del esfínter esofágico inferior) y la escleroder-
mia (enorme disminución del tono del mismo esfín-
ter). Tanto en la acalasia como en la esclerodermia el
esófago suele estar dilatado y muestra ausencia de
peristaltismo. En la acalasia, pese al ayuno el esó -
fago está con frecuencia lleno de comida y de se -
creciones, mientras que en la esclerodermia son fre-
cuentes la esofagitis, la presencia de Candida y las
es tenosis pépticas. No obstante, la endoscopia no es
un método fiable para diferenciar ambos trastornos;
por lo tanto, ante la sospecha clínica de un trastorno
de la motilidad debe realizarse siempre una mano-
Figura 1.6•Stent o prótesis esofágica expandible de metal
en una estenosis maligna. A) Visión por endoscopia del
extremo superior de la prótesis metálica. B) Imagen
radiológica de la prótesis. Su extremo inferior atraviesa la
unión esofagogástrica hacia el estómago (con autorización
del Dr. Elon Gale).
Figura 1.7•Estenosis péptica del esófago distal. 
A) Estenosis fibrótica de pequeño calibre y lisa en el
esófago distal. B) Se ha inflado un balón de dilatación a
través de la estenosis. C) Tras la dilatación, ha desaparecido
la estenosis. En la mucosa existe un desgarro causado por el
balón (en la posición de las 9 horas). Por debajo de la unión
esofagogástrica se aprecian los pliegues normales del
cardias gástrico.
A
B
A
B
C
Indicaciones de la endoscopia digestiva alta
9
metría. Cuando se hace un diagnósticode acalasia,
es pecialmente en pacientes de más de 50 años, con
pérdida de peso y con síntomas de menos de 1 año
de evolución, es esencial excluir la acalasia secunda-
ria a neoplasia maligna en la unión gastroesofágica
(seudoacalasia). Las opciones de tratamiento
endoscópico de la acalasia son la dilatación neumá-
tica y la inyección de toxina botulínica.
Odinofagia
La odinofagia es un síntoma común de la ulceración
esofágica de cualquier etiología (infección, lesiones
por fármacos, irradiación, úlceras esofágicas idio -
páticas, enfermedades ampollosas y traumatismos,
in clui da la rotura de esófago). Debe sospecharse
también una causa infecciosa en los pacientes con
odi nofagia y síndrome de inmunodeficiencia hu -
mana (sida) o bien estados de inmunodepresión por
qui mioterapia oncológica o trasplantes de órganos.
En los pacientes con sida, muguet y odinofagia, la
esofagitis por Candida es tan frecuente que debe ha -
cerse un tratamiento empírico con fluconazol inclu-
so antes de iniciar la endoscopia. En los pacientes
que no responden al tratamiento, mediante la en -
doscopia con biopsia y escobillado, es posible dife-
renciar habitualmente las placas blancas caracterís-
ticas de la infección por Candida de las úlceras de
gran ta maño propias del virus del herpes simple,
citomegalovirus y las ulceraciones aftosas. Aunque
es común en el sida, debe recordarse que la esofagi-
tis por Candida puede también observarse en pa -
cientes con diabetes, sometidos a tratamientos con
corticoides o an tibióticos y en los que no presentan
un estado de inmunodepresión manifiesto.
Los pacientes ancianos, deshidratados y que to -
man tabletas sin agua al acostarse presentan un
ries go especial de lesiones esofágicas por fármacos.
Estos pacientes suelen manifestar un dolor intenso
y de inicio rápido; además, la endoscopia revela una
úlcera aislada rodeada de mucosa con aspecto relati-
vamente sano. Las úlceras secundarias a fármacos
suelen aparecer en zonas de estrechamiento del esó-
fago (p. ej., en el cayado aórtico o en la unión gas-
troesofágica); probablemente son el resultado de un
contacto prolongado y directo con sustancias cáusti-
cas. Los fármacos asociados con mayor frecuencia a
este tipo de lesiones esofágicas son: tetraciclinas, bi -
fosfonato, aspirina, compuestos de hierro, cloruro
po tásico y quinidina.
Aunque la rotura esofágica espontánea (síndrome
de Boerhaave) es una causa rara de odinofagia, debe
sospecharse en los pacientes con antecedentes de
vó mitos intensos junto a dolor torácico, dolor abdo-
minal alto, taquipnea y disnea. A menos que se haga
un diagnóstico correcto, en los pacientes con sín-
drome de Boerhaave la evolución clínica es siempre
la misma: fiebre, shock y muerte. No obstante, estos
pacientes presentan a menudo antecedentes de alco-
holismo o de enfermedad ulcerosa péptica y, con fre-
cuencia, se hace un diagnóstico erróneo. La ra -
diografía de tórax puede revelar presencia de aire en
el mediastino o derrame pleural. La exploración
diagnóstica de elección es el esofagograma con un
medio de contraste hidrosoluble. La endoscopia con
insuflación de aire está contraindicada (el aire po -
dría aumentar la perforación).
Dispepsia
La dispepsia se define, en general, como una moles-
tia centrada en el epigastrio y con una duración des -
de 12 semanas hasta 1 año. Es el síntoma gastroin-
testinal más frecuente de los pacientes que acuden a
los médicos de atención primaria e implica un gran
coste sanitario. Aunque se han hecho nu merosos
intentos de clasificación de los síntomas dispépticos
para averiguar mejor su etiología, probablemente no
tiene utilidad clasificar la dispepsia fue ra de estos
tres tipos:
• Dispepsia tipo reflujo (con predominio de la piro-
sis y la regurgitación).
• Dispepsia de tipo ulceroso (con predominio del
do lor epigástrico).
• Dispepsia tipo motilidad (con predominio de las
náuseas y los vómitos posprandiales).
La mayor parte de los pacientes presentan dispep-
sia «funcional», es decir, no asociada a hallazgos sig-
nificativos en la endoscopia. Sin embargo, el 20% de
los pacientes con dispepsia presentan enfermedad
ul cerosa péptica, y en una minoría pueden descu-
brirse otras lesiones significativas (p. ej., cánceres y
le siones premalignas). La mayoría de los médicos
están de acuerdo en que debe hacerse una endosco-
pia en los pacientes con dispepsia y «signos de alar-
ma» (p. ej., edad superior a 45 años, disfagia, odino-
fagia, vómitos recurrentes, pérdida de peso, anemia
ferropénica, saciedad precoz y pruebas positivas 
de sangre en heces). No obstante, no hay consenso
acerca de cuál es el mejor tratamiento en los pacien-
tes jóvenes con dispepsia no asociada a estos «signos
de alarma». En estos pacientes de bajo riesgo, el
objetivo es conseguir la identificación de los casos
con patología significativa, evitando la realización
de un número innecesario de endoscopias.
Endoscopia digestiva alta
10
Una estrategia recomendada por la American
Gas troenterological Association es la de «probar y
tratar», en la que en lugar de la endoscopia el trata-
miento se basa en la determinación no invasiva de
Helicobacter pylori. La validez de esta estrategia de
«probar y tratar» radica en que los pacientes con
enfermedad ulcerosa péptica asociada a H. pylori
reciben un tratamiento adecuado, mientras que los
numerosos pacientes con dispepsia «funcional» se
ahorran una endoscopia innecesaria. Por otro lado,
evidencias actuales sugieren que, por lo que res pecta
a la eliminación de la dispepsia y en pacientes sin
una úlcera aislada, la erradicación de H. py lori no es
superior a la conseguida con placebo. A cau sa de
ello, y si se hace una endoscopia, no debe de -
terminarse la presencia de H. pylori a menos que se
aprecie una úlcera aislada. Los oponentes de la
estrategia de «probar y tratar» argumentan que la
realización de una endoscopia precoz en pa cientes
con dispepsia tranquiliza a los que presentan una
dispepsia funcional y, por tanto, minimiza la pos -
terior utilización de los recursos sanitarios.
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es un
diag nóstico clínico basado en los síntomas típicos
de la pirosis (una sensación de quemazón que se ini-
cia en la región abdominal superior y asciende hacia
el tórax), así como de la regurgitación del líquido
gás trico. La mejor prueba para demostrar la expo -
sición anormal del esófago al ácido gástrico (espe-
cialmente en su relación con la aparición de sinto-
matología) es la determinación ambulatoria del pH
du rante 24 horas. No obstante, en la mayor parte de
los pacientes que presentan síntomas típicos, el
diag nóstico más apropiado es el basado en los sínto-
mas y la respuesta al tratamiento. En ocasiones, la
en doscopia es muy útil en el diagnóstico de la enfer-
medad por reflujo gastroesofágico al mostrar la
inflamación difusa con ulceración del esófago distal
típica de la esofagitis erosiva (fig. 1.8); además, la
endoscopia es, a menudo, esencial para la evalua-
ción de las complicaciones de la enfermedad por re -
flu jo gastroesofágico (p. ej., estenosis pépticas, esó-
fago de Barrett y adenocarcinoma).
Al igual que en los pacientes con dispepsia, las in -
di caciones de la endoscopia son evidentes en los pa -
cientes con enfermedad por reflujo gastroesofági -
co y «síntomas de alarma» (p. ej., edad superior a 
45 años, odinofagia, vómitos recurrentes, pérdida de
peso, anemia ferropénica, pruebas positivas de san-
gre en heces o saciedad precoz). Además, la endos-
copia está también indicada en los pacientes que no
responden al tratamiento médico y, en ocasiones, en
los casos con síntomas de largo tiempo de evolu-
ción, intermitentes o extraesofágicos (p. ej., asma,
tos crónica, ronquera o aspiración). En los pacientes
con enfermedad por reflujo gastroesofágico y mala
res puesta al tratamiento con inhibidores de la bom -
ba de protones, deben tenerse en cuenta otros po -
sibles diagnósticos predisponentes (p. ej., los tras-
tornos de la motilidadesofágica y el síndrome de
Zo llinger-Ellison).
Vómitos
Las causas de los vómitos son amplias y van desde
obstrucciones del tracto de salida gástrico o del in -
testino delgado hasta trastornos de la motilidad,
infecciones agudas, efectos secundarios de los fár-
macos, alteraciones metabólicas, embarazo, trastor-
nos de la alimentación y lesiones del sistema ner-
vioso central. En los pacientes con vómitos intensos
o de etiología incierta deben hacerse estudios
radiológicos como: radiografías abdominales, tránsi-
to gastrointestinal alto con examen del intestino
del gado, tomografía computarizada (TC) y gamma-
grafía del vaciado gástrico. En cambio, la endoscopia
digestiva alta suele reservarse para descartar pato-
logía de la mucosa o para evaluar las lesiones identi-
ficadas en las exploraciones radiológicas.
Ingesta de cuerpos extraños
Por lo menos, el 80% de los cuerpos extraños ingeri-
dos atraviesan el tracto gastrointestinal de forma es -
pontánea y no exigen ninguna intervención. En caso
Figura 1.8•Esofagitis erosiva causada por reflujo
gastroesofágico. Se aprecian focos de eritema y erosiones
lineales en el esófago distal.
Indicaciones de la endoscopia digestiva alta
11
contrario, el lugar donde impactan con mayor fre-
cuencia es el esófago. En general, la mortalidad por
in gesta de cuerpos extraños es rara; sin embargo,
existen algunas situaciones especiales que merecen
una atención particular. Las tasas más altas de per-
foración se asocian a la ingesta de cuerpos extraños
largos y puntiagudos (p. ej., palillos, huesos de pollo
y espinas de pescado). Otros cuerpos extraños espe-
cialmente peligrosos son las pilas tipo botón (provo-
can una rápida perforación corrosiva del esófago) y
los envases con opiáceos o cocaína (si se rompen
pue den causar efectos tóxicos graves e incluso la
muerte). Las pilas tipo botón deben extraerse de in -
mediato; sin embargo, los envases de fármacos nun -
ca han de extraerse mediante endoscopia, puesto
que podrían romperse. La impactación de los cuer-
pos extraños en el esfínter esofágico alto puede cau-
sar compresión traqueal y trastornos respiratorios.
En todas las ingestas de cuerpos extraños debe darse
prioridad al estado de las vías aéreas; las impacta-
ciones en el esófago alto deben tratarse como una
verdadera urgencia.
Aunque siempre deben realizarse radiografías
pos teroanteriores y laterales del cuello, tórax y abdo-
men, su normalidad no descarta en absoluto la posi-
ble presencia de un cuerpo extraño impactado. Los
me dios de contraste (p. ej., bario) entorpecen la vi -
sualización por endoscopia y no deben administrar-
se. En los pacientes con sospecha de obstrucción del
tracto gastrointestinal alto no deben utilizarse
medios de contraste hidrosolubles, puesto que si se
aspiran pueden causar una grave neumonitis quími-
ca. En los adultos, los cuerpos extraños que ha -
bitualmente deben extraerse del estómago y del 
duodeno son los objetos puntiagudos, los de más de
10 cm de largo y los que han permanecido en el es -
tó mago más de una semana. Para la extracción por
endoscopia de casi todos estos cuerpos extraños, los
métodos de elección son las combinaciones de
lazos, pinzas, redes y tubos.
Impactación alimentaria
La causa más común de obstrucción esofágica aguda
en los adultos es la impactación alimentaria, habi-
tualmente por carne. La mayoría de los pacientes que
presentan el denominado «síndrome del bistec» acu -
den a urgencias con dolor e incapacidad para de glutir
líquidos y sólidos. En los pacientes con impactación
del bolo alimentario que se sienten más o me nos
bien y pueden eliminar las secreciones no es preciso
hacer una endoscopia urgente. Sin embargo, no debe
permitirse que ningún cuerpo extraño permanezca
en el esófago durante más de 24 horas, tan to a causa
del riesgo de complicaciones (p. ej., ero siones trans-
mucosas) como porque es más difícil extraer la car -
ne a medida que pasa el tiempo. Aproximadamente
el 75% de los pacientes con impactación de carne
presentan algún trastorno esofágico subyacente, por
regla general, anillo de Schatzki o estenosis péptica,
por lo que se les debe hacer una endoscopia, aunque
la obstrucción desaparezca espontáneamente. No
obstante, la causa subyacente es una neoplasia
esofágica maligna tan sólo en un 1-2% de los casos.
La mayor parte de los bolos alimentarios impacta-
dos pueden hacerse avanzar hacia el estómago ejer-
ciendo una presión suave con el endoscopio. Sin
embargo, en unos pocos casos no es posible hacer
avanzar el bolo hacia el estómago y ha de proceder-
se a su ex tracción por endoscopia.
Ingesta de cáusticos
Las ingestas de sustancias cáusticas son mucho me -
nos frecuentes en los adultos que en los niños. 
A pesar de todo, en los adultos las ingestas tienden
a ser intencionadas, de gran volumen y de mayor
gra vedad. La ingesta de sustancias alcalinas (p. ej.,
lejía y pilas) es más frecuente y se asocia a una ma -
yor toxicidad que la ingesta de sustancias ácidas. En
estos casos, no deben administrarse eméticos ni car -
bón vegetal. Éstas son las indicaciones de la en -
doscopia: vómitos, estridor, babeo, odinofagia, in -
ges ta de grandes cantidades de sustancias muy 
al calinas (pH superior a 12,5) o muy ácidas (pH in -
fe rior a 2) y las ingestas intencionadas. En estos
casos, el objetivo de la endoscopia es evaluar la gra-
vedad y la extensión de las lesiones de la mucosa;
además, lo más adecuado es realizar la endoscopia
ini cial durante las 24-36 horas posteriores a la in -
gesta. Son contraindicaciones de la endoscopia la
presencia de quemaduras graves en la laringe o la hi -
pofaringe y los trastornos respiratorios. Asimismo,
la presencia de quemaduras de tercer grado junto a
necrosis y ulceraciones circunferenciales profundas
implican un alto riesgo de perforación y, en ocasio-
nes, exigen la cirugía. En los pacientes con ingesta
significativa de sustancias cáusticas también debe
hacerse una vigilancia para descartar la aparición a
largo plazo de complicaciones (p. ej., estenosis, dis-
motilidad y carcinoma).
Hemorragia digestiva alta aguda
La hemorragia digestiva alta aguda su pe rior es un
trastorno frecuente y que puede amenazar la vida
del paciente. Mediante la endoscopia se consigue
Endoscopia digestiva alta
12
información sobre la naturaleza, la localización y la
actividad de la lesión sangrante. Además, la endos-
copia permite a los médicos tomar decisiones racio-
nales acerca de las prioridades del plan de trata-
miento. Así, dos pacientes con presentaciones
clínicas idénticas (vómitos en poso de café y melena)
pueden presentar riesgos muy distintos y precisar,
por tanto, una atención muy diferente. Por ejemplo,
mientras que el primero (con una úlcera gástrica de
base limpia en la endoscopia) puede enviarse a su
do micilio, el segundo (con una úlcera duodenal y un
vaso visible no sangrante en la base, o con un coá-
gulo ad herido) requiere un tratamiento por endosco-
pia e incluso el ingreso en la UCI.
En todos los pacientes con hemorragia digestiva
alta aguda, las primeras prioridades consisten en
abrir una vía intravenosa y la reanimación. La anam -
nesis ha de centrarse en conocer la duración y la ve -
lo cidad de la hemorragia, así como los factores de
ries go (p. ej., enfermedades asociadas, consumo de
AINE y antecedentes de hepatopatía, de abuso de
alcohol o de hemorragia digestiva alta previa). Ade -
más de la edad y la presencia de otras enfermedades
asociadas, otros marcadores del aumento de la mor-
talidad son la hemorragia por varices o neoplasias
malignas, la aparición de la hemorragia en el hospi-
tal y las hemorragias recurrentes.
Mediante la endoscopia es posible identificar mu -
chos tipos de lesiones, aunque las más frecuentes
son las úlceras (en la mayoría de las series estudiadas
representan por lo menos la mitad del total de los
casos de hemorragia digestiva alta). Otras le siones
observadas con frecuencia son la esofagitis erosiva,
las varices esofágicas o gástricas, el síndrome de
Mallory-Weiss, las malformacionesvasculares y las
neoplasias malignas (figs. 1.8 y 1.9). Otras causas
menos frecuentes de hemorragia digestiva alta aguda
son la lesión de Dieulafoy (pequeña arteria que pro-
Figura 1.9•Causas frecuentes de hemorragia digestiva alta. A) Varices esofágicas. En la esquina inferior izquierda del
esófago distal se observa una columna de varices protuberantes. Las manchas rojas representan un signo de hemorragia
reciente o inminente. En la esquina superior derecha de la imagen se observan unos pliegues gástricos normales.
B) Desgarro de Mallory-Weiss. Se aprecia un desgarro aislado de la mucosa en la unión esofagogástrica. El paciente
presentó arcadas secas seguidas de la aparición de hematemesis. C) Malformación vascular en el fórnix gástrico.
D) Tratamiento por endoscopia de la malformación vascular. La lesión se ha tratado con éxito mediante la aplicación de
electrocoagulación bipolar.
A C
DB
Indicaciones de la endoscopia digestiva alta
13
truye en la mucosa), gastropatía de la hipertensión
portal, fístula aortoentérica, hemobilia (hemorragia
en los conductos biliares) y hemo succus pancreati-
cus (hemorragia en el conducto pancreático).
La mayoría de los casos de enfermedad ulcerosa
péptica son consecuencia de la infección por Helico-
bacter pylori o del consumo de AINE. Sin embargo,
al parecer en los países industrializados está aumen-
tando rápidamente la incidencia de úlceras pépticas
no relacionadas con ninguna de estas dos causas. In -
dependientemente de su etiología, las úlceras pép -
ticas pueden clasificarse, según su aspecto, en: aso-
ciadas a bajo riesgo o a alto riesgo de recidiva de la
hemorragia (ta bla 1.3). Las úlceras de base limpia no
es probable que vuelvan a sangrar. Otros signos de
bajo riesgo de recidiva de la hemorragia son la pre-
sencia de restos de hematina en el lecho ulceroso;
además, en estos pa cientes el riesgo de recidiva de
la hemorragia (sin tratamiento por endoscopia) os -
cila entre el 3 y el 10% (fig. 1.10A). Por el contrario,
los signos de alto riesgo de recidiva de la hemorragia
son la hemorragia arterial activa, la presencia de
un vaso visible no sangrante, y la exis tencia de un
coágulo adherido. En estas lesiones, el riesgo de re -
cidiva de la hemorragia (sin tratamiento por en -
doscopia) es más alto y oscila entre el 25 y el 90%
(fig. 1.10B). Se ha demostrado que el tratamiento por
endoscopia de las úlceras asociadas a signos de alto
riesgo (mediante inyección de adrenalina y/o apli -
cación de electrocoagulación bipolar o de termocoa-
gulación) consigue disminuir el porcentaje de recidi-
va de la hemorragia en aproximadamente el 10%. Los
modernos avances en el tratamiento de la hemorragia
por úlceras pépticas son los nuevos dispositivos
endoscópicos (p. ej., he moclips), así como el trata-
miento intravenoso coadyuvante con altas dosis de
inhibidores de la bomba de protones (fig. 1.10C).
Con raras excepciones, la rápida evolución del trata-
miento por endoscopia ha implicado que actualmen-
Recidiva sin 
Prevalencia tratamiento por 
(%) endoscopia (%)
Alto riesgo
Hemorragia arterial activa 10 90
Vaso visible 
no sangrante 25 50
Coágulo adherido 10 25-30
Bajo riesgo
Restos de hematina 10 7-10
Úlcera de base limpia 35 3-5
De: Katschinski B, Logan R, Davis J et al. Prognostic factors in
upper gastrointestinal bleeding. Dig Dis Sci 1994; 39 (4):
706-712.
Tabla 1.3••Riesgo de recidiva hemorrágica
de la úlcera péptica según los signos
endoscópicos
Figura 1.10•Enfermedad ulcerosa péptica. A) Esta úlcera
localizada en la incisura del estómago tiene una base plana
y limpia y se asocia a un riesgo de recidiva inferior al 10%.
En este caso no está justificado el tratamiento por
endoscopia. B) Esta úlcera duodenal muestra un coágulo
adherente que exuda sangre. C) Esta úlcera de alto riesgo
de recidiva ha sido tratada mediante la colocación de un
clip hemostático en su base, consiguiendo una interrupción
inmediata de la hemorragia, así como la no recidiva de la
hemorragia.
A
B
C
Endoscopia digestiva alta
14
te las hemorragias secundarias a úlceras pépticas,
incluso las muy graves, sean tributarias de un trata-
miento médico antes que quirúrgico.
Los pacientes con hipertensión portal y que clíni-
camente se presentan con un episodio inicial de he -
morragia por varices esofágicas presentan durante el
año siguiente una incidencia de mortalidad de un
30-50%. Por regla general, la hemorragia inicial
puede controlarse mediante escleroterapia (inyec-
ción en las va rices de agentes esclerosantes) o liga-
dura endoscópica con bandas elásticas (colocación
de bandas elásticas en las varices) (fig. 1.11). A cau -
sa de los mayores porcentajes de complicaciones y
de recidiva de la hemorragia, así co mo de la necesi-
dad de realizar un mayor número de sesiones de
endoscopia para erradicar las varices, la esclerotera-
pia ha sido abandonada en favor de la ligadura con
bandas elásticas. En pacientes con hemorragia
aguda se ha demostrado que la utilización de análo-
gos sintéticos de la somatostatina (vasoconstrictores
de la circulación esplácnica) y la administración pro-
filáctica de antibióticos mejoran los resultados a
corto plazo. Después de una hemorragia inicial tam-
bién se ha demostrado que el tratamiento con beta-
bloqueadores no selectivos disminuye la recidiva,
pero no la mortalidad. Algunos pacientes con hemo-
rragia refractaria al tratamiento pueden tratarse me -
diante la creación de una derivación o shunt porto-
sistémico in trahepático transyugular, algún otro
tipo de shunt por to sis té mico o mediante trasplante
hepático. Aun así, y pese a los recientes avances en
el tratamiento médico, endoscópico, radiológico y
quirúrgico de la hemorragia aguda por varices esofá-
gicas, sigue siendo alta la mortalidad secundaria a
complicaciones como la infección, la neumonía y la
insuficiencia renal.
Cribado de las varices esofágicas
Por término medio, el 40% de los pacientes con ci -
rrosis compensada presentan varices esofágicas de
tamaño moderado o grande. En estos pacientes, el
riesgo de aparición de una primera hemorragia o san-
grado varicoso (durante los 2 primeros años) es de un
20-35%, pero disminuye si se hace un tratamiento
médico apro piado. Por tanto, en todos los pacientes
con ci rrosis compensada el American College of Gas -
tro en te rology recomienda hacer una endoscopia de
cribado, seguida de un tratamiento mediante betablo-
queadores beta no selectivos en caso de varices.
Hemorragia digestiva alta crónica
En los pacientes con hemorragia digestiva alta cró -
nica, la mayoría de las lesiones más significativas
están localizadas en el tracto gastrointestinal infe-
rior. En estos casos, la necesidad de la endoscopia
digestiva alta depende de la presencia de síntomas di -
gestivos altos (p. ej., pirosis, dolor epigástrico, náuseas
y vómitos). Si existe anemia ferropénica y la colonos-
copia es negativa, debe hacerse una endoscopia
digestiva alta. Además, la endoscopia digestiva alta
permite diagnosticar no tan sólo las lesiones muco-
sas de sangrado crónico, sino también po sibles tras-
tornos causantes de malabsorción del hie rro (p. ej.,
esprue celíaca). En ausencia de deficiencia de hierro
o de síntomas digestivos altos, la utilización de la
endoscopia digestiva alta en la evaluación de la
hemorragia crónica oculta es un tema aún contro-
vertido. En una serie exhaustiva de pa cientes me -
diante la endoscopia en busca de he morragia oculta
se consiguió la identificación de mu chas lesiones
localizadas en el tracto gastrointestinal alto, aunque
pocas de ellas tenían significación clínica.
La denominada «hemorragia digestiva de origen
indeterminado» se define como una hemorragia o
sangrado oculto o franco y persistente pese a unos
resultados negativos en la endoscopia digestiva
tanto alta como baja. Algunos de estos pacientes
presentan una hemorragia tan intensa y persistente
que, a pesar de la administración oral de suplemen-
tos de hierro, precisan también transfusiones inter-
mitentes. En estos casos, en ocasiones, la repeticiónmeticulosa de una endoscopia digestiva alta y baja
revela una patología no apreciada en la primera
exploración. Las lesiones observadas con ma yor fre-
cuencia en el tracto gastrointestinal alto son las ero-
siones de Cameron (erosiones mecánicas en el inte-
rior de una hernia hiatal), la ectasia vascular del
antro gástrico, la gastropatía de la hipertensión por-
tal y las malformaciones vasculares. En estos casos
Figura 1.11•Bandas elásticas en las varices. Se ha colocado
una banda de goma negra alrededor de la base de una variz.
Pueden verse otras tres bandas en la cubierta transparente
del dispositivo (localizado al final del endoscopio).
Indicaciones de la endoscopia digestiva alta
15
debe hacerse una enteroscopia del intestino delgado
proximal. Asimismo, en ocasiones, también está
indicada una cápsula endoscópica.
Diagnóstico, cribado y vigilancia 
del cáncer
Habitualmente mediante las biopsias por endosco-
pia se consigue el diagnóstico definitivo de las neo-
plasias malignas del tracto gastrointestinal. Por tan -
to, cuando se sospecha una neoplasia maligna a
cau sa de la anamnesis, los síntomas o la exploración
física del paciente, no hay que perder el tiempo rea-
lizando innecesarias exploraciones radiológicas y
debe procederse a la endoscopia digestiva alta.
Las lesiones de la mucosa descubiertas con mayor
frecuencia pueden o no precisar la realización de
biopsias endoscópicas. Una pequeña parte de las
úlceras gástricas son malignas, por lo que en todos
los pacientes que presenten este tipo de úlceras a las
8-12 semanas del tratamiento médico debe hacerse
un seguimiento para comprobar que han cicatrizado
y, en caso contrario, proceder siempre a realizar la
biop sia. En cambio, al parecer las úlceras duodena-
les aisladas no tienen un potencial de malignidad
tan elevado y en este caso no es preciso hacer biop-
sias ni seguimiento. Los pólipos gástricos son ha -
llaz gos fortuitos frecuentes que, además, raramente
causan síntomas. La mayor parte son pólipos
hiperplásicos o de las glándulas del fórnix gástrico y
no tie nen potencial maligno. Sin embargo, una
pequeña minoría corresponden a adenomas. Por
tanto, hay que tomar muestras de los pólipos y rea-
lizar una biopsia o extirpar todos los pólipos gástri-
cos de gran tamaño.
La endoscopia también tiene un papel importan-
te en la vigilancia y el tratamiento de las lesiones
pre malignas del tracto gastrointestinal. El más fre-
cuente de estos trastornos es el esófago de Barrett,
en que el epitelio escamoso normal del esófago dis-
tal se halla sustituido por un epitelio columnar «in -
tes tinalizado» (metaplasia intestinal). Por defini-
ción, este diagnóstico re quiere una confirmación
histológica. El esófago de Barrett se asocia a enfer-
medad por reflujo gastroesofágico y es asimismo un
factor de riesgo del adenocarcinoma esofágico, que
cada año aparece en aproximadamente el 0,5% de
los pacientes con este tras torno (fig. 1.12). Duran -
te los últimos 50 años, el aumento de la incidencia
de este cáncer se asocia precisamente al esófago de
Barrett. Por tanto, en los pacientes con esófago
de Barrett está indicada una vigilancia periódica por
endoscopia. Tras un diagnóstico endoscópico inicial
en pacientes sin displasia, cada 2-3 años deben
hacerse biopsias de cuatro cuadrantes a intervalos
de 2 cm; además, en los pa cientes con displasia de
bajo grado de atipia las biopsias han de hacerse una
vez al año. Teniendo en cuen ta el elevado riesgo de
cáncer, en los pacientes con esófago de Barrett y dis-
plasia de alto grado deben considerarse interven-
ciones co mo la esofagectomía, el tratamiento por
endoscopia o una vigilancia endoscópica más in -
tensiva.
Es probable que, en el futuro, además de la histo-
patología, el tratamiento del esófago de Barrett de -
penda de otros biomarcadores de su posible malig -
nidad. Otro campo de estudio son los métodos
en doscópicos relacionados con la ablación del epite-
lio dis plásico de Barrett. Estos métodos están basa-
dos en el principio de que, si se controla bien el
reflujo áci do mediante el tratamiento farmacológi-
co, la destrucción de células metaplásicas es capaz
de normalizar la mucosa escamosa. Las técnicas
capaces de pro vocar esta destrucción celular son la
electrocoagulación, el tratamiento con láser, la coa-
gulación por argón plasma y la terapia fotodinámica.
Si se identifica un pequeño foco de displasia o de
carcinoma en estadio precoz, puede resecarse por
endoscopia utilizando la técnica endoscópica de
mucosectomía (se eleva el tejido en dirección al
endoscopio y a continuación se atrapa en su base).
Sin embargo, aunque estas técnicas endoscópicas
son prometedoras, están aún en fase de investiga-
ción y no debe utilizarse fuera de grandes ensayos
clínicos.
La vigilancia endoscópica del cáncer también de -
sempeña un papel fundamental en un raro síndro-
me, la poliposis adenomatosa familiar. En segundo
lugar tras el cáncer colorrectal, estos pacientes falle-
cen con frecuencia a causa de un adenocarcinoma
que se desarrolla en adenomas localizados en el trac-
to gastrointestinal alto. Los adenomas duode nales
Figura 1.12•Adenocarcinoma de Barrett. Masa ulcerada
en el esófago distal surgiendo de una mucosa color salmón
que representa el esófago de Barrett subyacente.
Endoscopia digestiva alta
16
aparecen principalmente en la región de la ampolla
de Vater (fig. 1.13). En estos pacientes, la vi gilancia
mediante endoscopia digestiva alta debe iniciarse en
la tercera década de la vida. Asimismo, la endosco-
pia ha de hacerse mediante instrumentos de visión
tanto anterior como lateral para poder realizar una
biopsia de la papila, aunque ésta tenga un aspecto
macroscópico normal. Según los resultados de la
endoscopia, en los pacientes con poliposis adeno-
matosa familiar debe hacerse una vigilancia conti-
nuada en intervalos de 1-5 años.
Los pacientes con antecedentes de ingestión de
cáusticos presentan un alto riesgo de carcinoma
de esófago, por lo que ha de iniciarse la vigilancia
por en doscopia a los 15-20 años tras la lesión y pro-
seguirse en intervalos de 1-3 años. Asimismo, exis-
ten otros trastornos que pueden asociarse a un
aumento del riesgo de cáncer del tracto gastrointes-
tinal alto (p. ej., acalasia, antecedentes de cirugía
gástrica y anemia perniciosa). No obstante, hasta
ahora hay pocos datos aún para recomendar una
vigilancia endoscópica habitual. En el cuadro 1.2 se
muestran otras indicaciones inapropiadas o no
demostradas de la endoscopia.
del intestino. La esprue celíaca es una causa ca da vez
más común de malabsorción; asimismo, las pruebas
serológicas de esta enfermedad son cada día más sen-
sibles y específicas. Sin embargo, la mejor explora-
ción diagnóstica sigue siendo la biopsia de intestino
delgado, en la que se aprecia un aplanamiento de las
vellosidades junto a aumento de la celularidad de la
lamina propia. En la endoscopia, los pliegues duode-
nales prominentes sugieren el diagnóstico de la
esprue celíaca (fig. 1.14).
Figura 1.13•Adenoma de la ampolla de Vater. 
La visualización de la ampolla de Vater mediante un
endoscopio con visión lateral revela la presencia de una
masa friable. Las biopsias demostraron un adenoma con
displasia de alto grado.
Evaluación de la malabsorción
Aunque algunas enfermedades por malabsorción
pue den diagnosticarse mediante pruebas no invasi-
vas en sangre y heces, en algunas de ellas es más ade -
cuada la biopsia de intestino delgado. La endoscopia
es una exploración útil para el diagnóstico de los
trastornos inflamatorios, infiltrativos o infecciosos
Evaluación de la anemia crónica en ausencia de
síntomas gastrointestinales, sangre oculta en
heces o deficiencia de hierro
Seguimiento de lesiones benignas (p. ej., úlceras
duodenales)
Evaluación de un carcinoma metastásico primario
de origen desconocido
Evaluación de la hernia hiatal
Vigilancia del cáncer en pacientes con:
Acalasia
Gastritis atrófica
Anemia perniciosa
Antecedentes de cirugía gástrica
Cuadro 1.2 Indicaciones inapropiadas 
o no demostradasde la endoscopia
Figura 1.14•Esprue celíaca en el duodeno. La endoscopia
revela pliegues duodenales prominentes. El diagnóstico de
esprue celíaca se confirma al demostrarse en la biopsia la
atrofia subtotal de las vellosidades intestinales.
Conclusión
El siglo XX ha sido testigo de la aparición y de la rápi-
da evolución de la endoscopia digestiva alta. Ac tual -
Bibliografía recomendada
17
mente, la endoscopia es la técnica estándar de
diagnóstico y tratamiento de la mayor parte de las
en fermedades que afectan el tracto gastrointestinal.
Sin duda alguna, la endoscopia seguirá evolucionan-
do y se convertirá en una técnica más segura y me -
nos invasiva que permitirá a los médicos traspasar
la luz gastrointestinal y tener acceso a zonas incluso
moleculares.
Bibliografía recomendada
American College of Gastroenterology www.acg.gi.org
American Gastroenterological Association Medical Position
Statement: Evaluation of dyspepsia. Gastroenterology
1998; 114: 579–581.
American Gastroenterological Association Medical Position
Statement: Nausea and vomiting. Gastroenterology 2001;
120: 261–262.
American Gastroenterological Association www.gastro.org
American Society for Gastrointestinal Endoscopy www.asge.org
American Society for Gastrointestinal Endoscopy. An annotated
algorithmic approach to upper gastrointestinal bleeding.
Gastrointest Endosc 2001; 53: 853–858.
American Society for Gastrointestinal Endoscopy. Guidelines
on the management of anticoagulation and antiplatelet
therapy for endoscopic procedures. Gastrointest Endosc
2002; 55(7): 775–779.
American Society for Gastrointestinal Endoscopy. The role of
endoscopy in the surveillance of premalignant conditions
of the upper gastrointestinal tract. Gastrointest Endosc
1998; 48: 663–668.
American Society for Gastrointestinal Endoscopy. The role of
endoscopic therapy in the management of variceal hemor-
rhage. Gastrointest Endosc 1998; 48: 697–698.
DeVault KR, Castell DO. ACG treatment guideline: updated
guidelines for the diagnosis and treatment of gastroe-
sophageal reflux disease. Am J Gastroenterol 1999; 94:
1434–1442.
Grace ND. ACG treatment guideline: diagnosis and treatment
of gastrointestinal bleeding secondary to portal hyperten-
sion. Am J Gastroenterol 1997; 92: 1081–1091.
Sampliner RE. ACG treatment guideline: practice guidelines
on the diagnosis, surveillance, and therapy of Barrett’s
esophagus. Am J Gastroenterol 1998; 93: 1028–1032.
19
Historia
En 1895, Howard Kelly, un profesor de ginecología y
obs tetricia de la Johns Hopkins University, publicó
los dibujos y las descripciones del primer rectosig-
moidoscopio rígido utilizado en Estados Unidos.
Pos teriormente estos instrumentos fueron conocidos
como «tubos de Kelly». La aparición de los en dos co -
pios fibrópticos (de fibra óptica), desarrollados en
1957 por Basil Hirs chowitz, permitió considerar
seriamente la utilización de la sigmoidoscopia y la
colonoscopia fi bró pticas. En 1965, Machida and
Olympus Corporations introdujeron en el mercado
las versiones comerciales de estos endoscopios. En
1970, Bergein Overholt (University of Michigan)
introdujo un co lo noscopio más largo y dotado con
una punta deflectora de cuatro vías, lo que permitió
un tratamiento adecuado de las flexuras del colon.
A finales de la dé cada de 1970, la casi totalidad de
los endoscopistas aceptaban ya que los sigmoidosco-
pios y los colonoscopios fibrópticos eran en casi
todas las circunstancias clínicamente superiores a
otros tipos de endoscopios.
Estos descubrimientos tienen una importancia
es pecial, puesto que el cáncer colorrectal sigue sien-
do el tercer tipo de cáncer diagnosticado más a me -
nu do y, asimismo, la segunda principal causa de
muer te por cáncer en Estados Unidos. Cada año se
diagnostica este cáncer en más de 130.000 pacien-
tes, y más de 50.000 fallecen por su causa.
Indicaciones de la colonoscopia
Un objetivo principal de la colonoscopia es dismi-
nuir la incidencia de cáncer colorrectal mediante la
detección y la extirpación de los pólipos o lesiones
C a p í t u l o 2
Colonoscopia
Gordon C. Hunt y Douglas O. Faigel
ÍNDICE DEL CAPÍTULO
HISTORIA
INDICACIONES DE LA COLONOSCOPIA
RECOMENDACIONES DE CRIBADO Y VIGILANCIA
Cribado en pacientes con riesgo medio
Intervalos de vigilancia
Vigilancia del cáncer en la enfermedad
inflamatoria intestinal 
PROCEDIMIENTO DE LA COLONOSCOPIA
Preparación
Sedación
Instrumentación, accesorios y técnica
Hallazgos
Complicaciones
Tratamiento paliativo del cáncer colorrectal
COLONOGRAFÍA POR TOMOGRAFÍA
COMPUTARIZADA
CROMOENDOSCOPIA
FORMACIÓN EN COLONOSCOPIA
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Colonoscopia
20
pre cancerosas. A comienzos de la década de 1970 se
propuso la secuencia de cánceres colorrectales origi-
nada a partir de pólipos adenomatosos. Así, el cán-
cer requiere la acumulación de múltiples mutacio-
nes genéticas, lo que ocasiona hiperproliferación,
apa rición de adenoma, sucesivos estadios de displa-
sia y, finalmente, cáncer invasivo. Por regla general,
el tiempo de evolución del tejido normal hasta la
apa rición de un adenoma y la formación de un cán-
cer es de 7-12 años. La prevalencia de los adenomas
está influida por características demográficas (p. ej.,
edad, sexo y antecedentes familiares); asimismo,
exis ten evidencias convincentes de que la extirpa-
ción de los pólipos adenomatosos previene la apari-
ción del cáncer. Tan sólo el 30% de las personas pre-
sentan factores de riesgo de cáncer colorrectal. Estos
factores son los siguientes: antecedentes familiares
de cáncer colorrectal en un familiar de primer grado,
an tecedentes personales de pólipos o cáncer de 
co lon, antecedentes personales de enfermedad infla-
matoria in testi nal y adquisición genética de un
síndro me de poliposis familiar (p. ej., poliposis ade-
nomatosa familiar y cáncer de colon hereditario no
asociado a poliposis). En el cuadro 2.1 se muestran
La colonoscopia diagnóstica está indicada habitualmente en los siguientes casos:
1. Evaluación de una anomalía en el enema opaco de probable significación clínica (p. ej., defecto de llenado
o estenosis)
2. Evaluación de hemorragia digestiva de origen indeterminado (hematoquecia aparentemente no originada
en el recto o la región perianal, melena de origen desconocido, presencia de sangre oculta en heces)
3. Anemia ferropénica inexplicada
4. Vigilancia de la neoplasia de colon
a) Examen para evaluar, en la totalidad del colon de un paciente con cáncer tratable o un pólipo neoplásico,
la presencia sincrónica de pólipos neoplásicos o de cáncer
b) Seguimiento en intervalos de 3-6 años tras la resección de cáncer colorrectal o de pólipo neoplásico
c) Pacientes con antecedentes familiares de cáncer de colon
d) En pacientes con colitis ulcerosa, colonoscopia cada 1-2 años junto a múltiples biopsias para detectar un
cáncer o displasia en pacientes con:
• Pancolitis de más de 7 años de duración
• Hemicolitis izquierda de más de 15 años de duración
5. Enfermedad inflamatoria intestinal del colon (si influyen sobre el control inmediato del trastorno
la realización de un diagnóstico más preciso o la determinación de la actividad)
6. Diarrea clínicamente significativa de origen inexplicado
7. Identificación intraoperatoria de la localización de una lesión que no es posible descubrir por palpación
o por inspección macroscópica durante la intervención quirúrgica (p. ej., sitio de una polipectomía, localización
de un vaso sangrante)
La colonoscopia diagnóstica no está habitualmente indicada en los siguientes casos:
1. Síndrome del intestino irritable estable o dolor abdominal crónico; existen algunas excepciones inhabituales en
las que puede realizarse la colonoscopia para descartar la existencia de enfermedad orgánica (especialmente en
pacientes con síntomas que no responden al tratamiento)
2. Diarrea aguda limitada 
3. Metástasis de adenocarcinoma de localización primaria desconocida (en ausencia de síntomas en colon
y si su identificación no influye en el tratamiento)
4. Seguimiento

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