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Los Requisitos en Gastroenterología Anil K. Rustgi (ed.) Títulos de la serie: Volumen 1: Esófago y estómago, David A. Katzka, David C. Metz (eds.) Volumen 2: Intestino grueso y delgado, Gary R. Lichtenstein, Gary D. Wu (eds.) Volumen 3: Conducto hepatobiliar y páncreas, K. Rajender Reddy, William B. Long (eds.) Volumen 4: Endoscopia y radiología gastrointestinal, Gregory G. Ginsberg, Michael L. Kochman (eds.) Versión en español de la obra original en inglés The Requisites in Gastroenterology: Endoscopy and Gastrointestinal Radiology Anil K. Rustgi Copyright © MMIV Mosby, Inc., an Elsevier Imprint Revisión: Dr. Faust Feu Consultor de Gastroenterología y Profesor Asociado. Servicio de Gastroenterología. Institut de Malalties Digestives i Metabòliques. Hospital Clínic. Universitat de Barcelona. © 2005 Edición en español Elsevier España, S.A. Génova, 17, 3.º 28004 Madrid. España An Elsevier Imprint Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.) Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido. Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes. Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso, fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación de almacenaje de información. Traducción y producción editorial: EDIDE, S.L. ISBN edición original: 0-3230-1885-8 ISBN edición española: 84-8174-819-6 Depósito legal: M-51.690-2004 Impreso en España por Gráficas Hermanos Gómez, S.L.L. ADVERTENCIA La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la admi- nistración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. EL EDITOR ix La excitante e innovadora serie Requisitos en Gas- troenterología hace una exposición amplia y esencial de la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades y los trastornos gas trointestinales, hepáticos y pancreáticos. Esta serie se divide en cua- tro volúmenes interrelacionados, ca da uno de ellos dirigido a su vez por directores de renombre nacional e internacional que se apoyan en excelentes colabo- radores. Los colaboradores representan a una gran variedad de disciplinas y especialidades, y proceden de distintas instituciones y centros médicos univer- sitarios. Al mismo tiempo, la University of Pennsyl- vania proporciona un «centro base» para esta serie y, de hecho, los departamen tos de gastroenterología, cirugía, radiología y anatomía patológica han sido un pilar fundamental para la práctica clínica, la enseñanza y la investigación du rante varias genera- ciones. El volumen 1 trata de las enfermedades y las pa - to logías del esófago y el estómago, y está dirigido por los Dres. David Katzka y David Metz. El volumen 2 recoge los trastornos del intestino delgado y el intes- tino grueso, dirigido por los Dres. Gary Lichtenstein y Gary Wu. El volumen 3 versa sobre enfermedades pancreáticas y hepatobiliares, dirigido por los Dres. Rajender Reddy y William Long. Por último, el volu- men 4, dirigido por los Dres. Gregory Ginsberg y Michael Kochman, recopila importantes modalida- des endoscópicas diagnósticas y terapéuticas, endos- copia intervencionista y técnicas de imagen que son importantes para los temas que se tratan en los vo - lú menes 1, 2 y 3. Aunque cada uno de los volúme- nes es independiente, todos ellos le proporcionan al lector una visión centrada, unitaria e integrada de los fundamentos y de la práctica de la gastroentero- logía, la hepatología y la pancreatología. Cada volu- men está ilustrado y contiene tablas y figuras que resaltan las características fundamentales de los dis- tintos temas. Es importante destacar que aparecen cuadros que subrayan la información fundamental de cada capítulo. Esto está pensado para ayudar al lector. La bibliografía contiene las citas más impor- tantes de la literatura, aunque sin intención de ser exhaustiva. En la evolución de esta serie, nuestro objetivo fue un colectivo formado por estudiantes de medicina, médicos residentes, gastroenterólogos en formación, otros profesionales sanitarios (enfermeras, practi- cantes, auxiliares), y otros médicos (gastroenterólo- gos, hepatólogos, oncólogos, cirujanos, anatomo- patólogos y radiólogos) que necesitan una visión de conjunto para exámenes de certificación. Esta serie es única en la biblioteca de libros sobre gastroentero- logía. El lector encontrará los volúmenes «agradables de usar», con la enseñanza impartida mediante un conocimiento experto, lo cual logra una visión de conjunto atractiva, y un «curso de refresco». Espera- mos y confiamos en tener éxito en esta misión. Los volúmenes que forman el núcleo de esta serie están profundamente influidos, por un lado, por los estudiantes, los residentes y los adjuntos jóvenes y, por otro lado, por los avances pioneros de T. Grier Miller, Thomas Machella, Frank Brooks, Sidney Cohen, Richard McDermott, Peter Traber y Ed Raf- fensperger. A los pasados y a los futuros líderes es a quienes quiero expresar mi especial gratitud. Anil K. Rustgi, MD Director Jefe P r ó l o g o d e l a s e r i e xi Nuestra participación en este nuevo empeño ha sido excitante y desafiante. La oportunidad de trabajar con los hábiles colaboradores de este texto nos ha lle vado a reconocer de forma desmesurada cuán com pleja es la asistencia clínica que ofrecemos. Es de esperar que este texto les ayude de manera eficaz a obtener los conocimientos proporcionados por estos expertos. Hemos tomado algunas de las principales áreas de los estudios de imagen en gastroenterología y he - patología y buscado autores que puedan expresar la amplitud y la profundidad de su experiencia indivi- dual, pero ubicando este conocimiento según el con- texto, como una faceta de la disciplina dentro de la gastroenterología. No hay duda de la importancia del empleo de las técnicas de imagen, en cualquiera de sus muchas formas, en la práctica moderna de la gastroenterología. Sin la capacidad de diagnosticar la patología y tratarla definitivamente (o en algunos ca sos de forma paliativa), no podríamos buscar res- puestas ni aplicar el conocimiento que los recientes avances en la ciencia básica nos han ofrecido. Los rá pidos avances en imagen endoscópica y radiológi- ca han creado la necesidad de tener un conocimien- to completo de las áreas en las que las diversas mo - dalidades tienen capacidades exclusivas y las áreas en las que su uso es complementario. Este texto pro- porciona claramente esta interpretación. Al hacer la revisión, nos es grato observar que los autores logra- ron transmitir este conocimiento y experiencia de forma metódica y clínicamente relevante. Trabajar en este proyecto nos ha dado la oportu- nidad de fomentar nuestras aptitudes en gestión del tiempo y la colaboración. Sin el apoyo de nuestras fa milias, la estrecha colaboración con nuestros cole- gas y Anil Rustgi,el director de esta serie, este volu- men nunca habría sido posible. Gregory G. Ginsberg, MD Michael L. Kochman, MD P r ó l o g o xiii Poonputt Chotiprasidhi, MD Clinical Assistant Professor Division of Gastroenterology Department of Internal Medicine University of Michigan Medical Center Ann Arbor, MI USA Douglas O. Faigel, MD Associate Professor of Medicine Department of Gastroenterology Oregon Health and Science University Portland, OR USA Gregory G. Ginsberg, MD Associate Professor of Medicine Director, Endoscopic Services Division of Gastroenterology University of Pennsylvania School of Medicine Philadelphia, PA USA Michael C. Hill, MB Professor of Radiology Director of Body Imaging Department of Radiology George Washington University Hospital Washington, DC USA Gordon C. Hunt, MD Assistant Professor of Medicine Gastroenterology Division University of California San Diego Medical Center San Diego, CA USA Nadia J. Khati, MD Assistant Professor of Radiology Department of Radiology George Washington University Hospital Washington, DC USA Michael L. Kochman, MD, FACP Professor of Medicine Co-Director, Gastrointestinal Oncology Endoscopy Training Director Division of Gastroenterology University of Pennsylvania School of Medicine Philadelphia, PA USA Thomas E. Kowalski, MD Associate Professor of Medicine Director, Gastrointestinal Endoscopy Division of Gastroenterology and Hepatology Thomas Jefferson University Philadelphia, PA USA Jin-Hong Park, MD Fellow, Division of Gastroenterology and Hepatology MCP–Hahnemann Hospital Drexel University School of Medicine Philadelphia, PA USA Stephen E. Rubesin, MD Professor of Radiology Department of Radiology University of Pennsylvania School of Medicine Philadelphia, PA USA Dushyant V. Sahani, MD Clinical Instructor, Harvard Medical School Assistant Radiologist Division of Abdominal Imaging and Intervention Department of Radiology Massachusetts General Hospital Boston, MA USA Sanjay Saini, MD Professor of Radiology Harvard Medical School Director, CT Services Massachusetts General Hospital Boston, MA USA C o l a b o r a d o r e s Colaboradores xiv James M. Scheiman, MD Associate Professor of Medicine Division of Gastroenterology Department of Internal Medicine University of Michigan Medical Center Ann Arbor, MI USA Ilias A. Scotiniotis, MD Instructor of Medicine Harvard Medical School Division of Gastroenterology Brigham and Women’s Hospital VA Boston Healthcare System Boston, MA USA Anil Shetty, MBBS Visiting Research Fellow in Radiology Division of Abdominal Imaging and Intervention Department of Radiology Massachusetts General Hospital Boston, MA USA Michael C. Soulen, MD Associate Professor of Radiology and Surgery Division of Interventional Radiology Department of Radiology University of Pennsylvania School of Medicine Philadelphia, PA USA David H. Stockwell, MD Fellow in Gastroenterology Division of Gastroenterology Brigham and Women’s Hospital Boston, MA USA Robert K. Zeman, MD, FACR Professor and Chairman of Radiology Department of Radiology George Washington University Medical Center Washington, DC USA xv Mi agradecimiento a mi esposa Jane; mis hijas, Jenny, Kathleen, Elizabeth y Meg y a mis profesores por su paciencia y orientación. Gregory G. Ginsberg A mi esposa, Mary, y a mis hijos, Sidney y Elyse, por su paciencia y amor. A mis mentores por sus esfuer- zos y asesoramiento a lo largo de los años. Michael L. Kochman D e d i c a t o r i a 1 Introducción Mientras los endoscopios rígidos se utilizaron por vez primera en el siglo XIX, los gastroscopios flexibles aparecieron en las décadas de 1930 y 1940. Sin em - bargo, los endoscopios fibrópticos (de fibra óptica) occidentales y las gas trocámaras japonesas no comen- zaron a em plear se ampliamente hasta la década de 1960. A co mien zos de la década de 1970 los endosco- pios me dían ya una longitud suficiente para llegar al duodeno y, asimismo, tenían una forma moderna y estaban dotados de extremos maniobrables y siste- mas ópticos de vi sión anterógrados. A mediados de la década de 1980, los endoscopios fibrópticos fueron en gran medida re emplazados por videoendoscopios que, en lugar de te ner que mirar directamente el fi - nal del aparato, permitieron al endoscopista visuali- zar cómodamente la imagen en un monitor. Los en - doscopios actuales constan de un sistema de lentes, una fuente lu mi nosa, una cámara de vídeo, una boquilla para irri gar agua en los lentes e insuflar aire, y un conducto para la aspiración y el paso de instru- mentos di versos (p. ej., pinzas de biopsia, asas, redes, sondas para coagulación, agujas de inyección C a p í t u l o 1 Endoscopia digestiva alta David H. Stockwell e Ilias A. Scotiniotis ÍNDICE DEL CAPÍTULO INTRODUCCIÓN CONSIDERACIONES GENERALES Consentimiento informado Profilaxis de la endocarditis Anticoagulación Antiagregantes plaquetarios Sedación consciente Monitorización RIESGOS Y COMPLICACIONES HALLAZGOS NORMALES Esófago Estómago Duodeno INDICACIONES DE LA ENDOSCOPIA DIGESTIVA ALTA Disfagia Odinofagia Dispepsia Enfermedad por reflujo gastroesofágico Vómitos Ingesta de cuerpos extraños Impactación alimentaria Ingesta de cáusticos Hemorragia digestiva alta aguda Cribado de las varices esofágicas Hemorragia digestiva alta crónica Diagnóstico, cribado y vigilancia del cáncer Evaluación de la malabsorción CONCLUSIÓN BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA Endoscopia digestiva alta 2 y clips hemostáticos). Ade más, los endoscopios moder- nos son portátiles y permiten la realización de proce- dimientos en lugares como Urgencias o la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Junto con los endosco- pios estándares de vía única (9 mm de diámetro), existen también otros diseñados para usos especiales, como el endoscopio terapéutico de vía doble (11 mm de diámetro), el duodenoscopio con visión lateral, el endoscopio pediátrico y el enteroscopio. También existen endoscopios especializados (p. ej., de alta resolución, de magnificación y detección mediante fluorescencia). Asimismo, en el futuro seremos sin duda testigos de una amplia utilización de técnicas de tinción de las mucosas con colorantes, tomo- grafía de coherencia óptica, endoscopia ultrafina sin sedación y cápsula endoscópica. Consideraciones generales Antes de realizar la endoscopia es fundamental ha - cer una anamnesis completa, incluyendo aspectos co mo antecedentes de procedimientos previos, tras- tornos comórbidos significativos, fármacos, aler- gias y diátesis hemorrágica del paciente. Aun en presencia de indicaciones, la endoscopia no debe efectuarse nunca en ciertas situaciones. En el cua- dro 1.1 se muestran las contraindicaciones absolu- tas y relativas de la endoscopia. Aunque no existen datos en favor de la realización de pruebas de labo- ratorio ha bituales antes de proceder a una endosco- pia electiva, en los pacientes con trastornos hemorrágicos conocidos o sospechados deben hacerse siempre. En ge neral, antes de una endosco- pia digestiva alta los pa cientes no deben ingerir líquidos durante al menos 4 ho ras, ni comer duran- te las 6-8 horas previas. Consentimiento informado Siempre deben discutirse con el paciente aspectos co mo el objetivo y la naturaleza del procedimiento, los riesgos y los beneficios y las posibles alternativas existentes. Cuando un paciente es incapaz de tomar decisiones, debe obtenerse el consentimiento infor- mado de sus familiares más próximos. Profilaxis de la endocarditis El riesgo de endocarditis secundario a la realización de procedimientos endoscópicos suele ser muy bajo. Los protocolos actuales de la American Society for Gas- trointestinal Endoscopy recomiendan hacer una profilaxis con antibióticos tan sólo en pacientes con trastornos cardíacos de alto riesgo sometidos a proce- dimientos habitualmente asociados a bacteriemia transitoria (tabla 1.1). En los procedimientos del trac- Contraindicaciones absolutas Falta de cooperación del paciente Sospecha clínica de peritonitis o perforaciónInestabilidad cardiopulmonar o hemodinámica Lesión grave de la hipofaringe Situación en que el riesgo aparente sea mayor que el posible beneficio Contraindicaciones relativas Divertículo de Zenker Enfermedad cardiopulmonar descompensada Coagulopatía Síndromes cardíacos inestables e infarto de miocardio reciente Cuadro 1.1 Contraindicaciones de la endoscopia Procedimientos de bajo riesgo Esofagogastroduodenoscopia ± biopsia/polipectomía Ligadura con bandas elásticas de las varices esofágicas Procedimientos de alto riesgo Escleroterapia de las varices esofágicas (no ligadura en bandas) Dilatación de estenosis esofágica Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica en el caso de obstrucción biliar y/o esfinterotomía Gastrostomía endoscópica percutánea Tabla 1.1••Profilaxis con antibióticos en los procedimientos endoscópicos Trastornos cardíacos de riesgo intermedio Otra cardiopatía congénita Valvulopatía reumática Miocardiopatía hipertrófica Prolapso de la válvula mitral con regurgitación Trastornos cardíacos de riesgo alto Prótesis valvulares cardíacas Cortocircuitos pulmonares y sistémicos Cardiopatía congénita compleja Antecedentes de endocarditis Injertos vasculares sintéticos de menos de un año Consideraciones generales 3 to gastrointestinal alto está indicada la ad mi nis tra - ción intravenosa previa de ampicilina, 2 g adminis- trados 30 minutos antes de realizar la exploración. En los pacientes con alergia a la pe ni ci li na, se utiliza 1 g de vancomicina. Por lo que respecta a los pacientes con trastornos cardíacos de riesgo in termedio, cirro- sis, ascitis o alteración del sistema inmunitario los datos disponibles son aún insuficientes para hacer unas recomendaciones definitivas, por lo que en estos casos, se recomienda un tratamiento individualizado. En los demás casos no es preciso hacer profilaxis (ni siquiera en los procedimientos de alto riesgo). Una excepción es la co locación de una gastrostomía endoscópica percutánea, en cuyo caso está indicada la administración de antibióticos (se ha demostrado que reduce las complicaciones infecciosas). En cambio, no se recomien da el tratamiento con antibióticos en los pacientes con marcapasos, desfibriladores implanta- bles y prótesis articulares. Anticoagulación En la tabla 1.2 se muestran los procedimientos de en dos copia digestiva alta que implican un riesgo relativamente alto de complicaciones hemorrágicas. En el caso de procedimientos de alto riesgo en pacientes anticoagulados con alto riesgo de trombo- embolia debe interrumpirse la warfarina 3-5 días antes; asimismo, mientras el International Norma- lized Ratio (INR) esté por debajo del valor terapéuti- co debe considerarse la posible utilización de hepari- na intravenosa o heparina de bajo peso molecular. En los pro cedimientos de alto riesgo que se deban efectuar en pacientes con un riesgo de tromboembo- lia rela ti va mente bajo, la warfarina debe interrum- pirse 3-5 días antes; se puede reinstaurar después del procedimiento. En los procedimientos de bajo riesgo, la American Society for Gastrointestinal Endoscopy no recomienda modificar el tratamiento anticoagulante. Sin embargo, si el INR está por enci- ma del va lor terapéutico debe diferirse el procedi- miento. Antiagregantes plaquetarios Existen evidencias en favor de que es segura la realiza- ción de procedimientos, incluso de alto riesgo, en los pacientes tratados con aspirina u otros antiinflamato- rios no esteroideos (AINE). No obstante, en los proce- dimientos electivos la norma habitual es in terrumpir la aspirina 7-10 días antes, y los AINE 2-3 días antes. Sedación consciente La anestesia utilizada de modo estándar en la endos- copia es la sedación consciente, que se define como la disminución del estado de conciencia conseguida sin perder la capacidad de preservar la vía aérea. No son candidatos para la sedación consciente los pa - cientes que no se hallan en estado de alerta o que no pueden preservar su vía aérea; antes de la endosco- pia, estos pacientes suelen requerir anestesia ge ne - ral con intubación intratraqueal. Los pacientes so - metidos a sedación consciente han de cooperar, estar orientados y mostrar una buena capacidad de respuesta durante todo el procedimiento. Los objetivos de la sedación consciente son au men tar la tolerancia y la aceptación de la endosco- pia, así como minimizar la ansiedad, el dolor y la agi- Procedimientos de bajo riesgo Esofagogastroduodenoscopia � biopsia Enteroscopia Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica sin esfinterotomía Ecoendoscopia sin punción aspiración con aguja fina Procedimientos de alto riesgo Esofagogastroduodenoscopia � polipectomía Dilatación esofágica Tratamiento de las varices esofágicas Gastrostomía endoscópica percutánea Ecoendoscopia con punción aspiración con aguja fina Tratamiento láser/coagulación con argón-plasma Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica con esfinterotomía Tabla 1.2••Control de los anticoagulantes en pacientes sometidos a procedimientos endoscópicos Trastornos de bajo riesgo Trombosis venosa profunda Fibrilación auricular no complicada Válvula aórtica mecánica o válvula bioprotésica Trastornos de alto riesgo Válvula mecánica con tromboembolia previa Válvula mitral mecánica Fibrilación auricular � miocardiopatía dilatada, valvulopatía o tromboembolia reciente Endoscopia digestiva alta 4 tación que los pacientes muestran durante la realiza- ción del procedimiento. Para insensibilizar la oro - faringe se emplean a menudo nebulizadores tópicos de benzocaína o lidocaína. Debido a sus propiedades sedantes y causantes de amnesia, los fármacos intra- venosos más utilizados son las benzodiacepinas, como midazolam y diacepam. Asimismo, el fentani- lo y la meperidina son los opiáceos empleados más a menudo junto a las benzodiacepinas para conseguir la sedación consciente. Muchos endoscopistas han co menzado, asimismo, a emplear el propofol, un agen te que induce una sedación profunda y se asocia con un inicio rápido y un breve tiempo de recupera- ción. Sin embargo, el propofol puede también indu- cir la aparición de una profunda depresión respirato- ria, por lo que debe ser administrado tan sólo por anestesiólogos muy especializados. Puesto que la se - dación es responsable de gran parte del coste, así co - mo de la mayoría de las complicaciones relaciona - das con la endoscopia digestiva alta, recientemente ha au mentado el interés por las nuevas técnicas de endoscopia sin sedación y por los endoscopios ultra- finos empleados con frecuencia en Japón. Monitorización Por regla general, la endoscopia se realiza en centros especializados, en régimen ambulatorio y por un equipo competente formado por médicos, enferme- ras y ayudantes. En todos los pacientes sometidos a en doscopia digestiva alta con sedación consciente es preciso colocar una vía intravenosa. Antes, durante y después de la endoscopia deben monitorizarse el estado de conciencia del paciente, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la saturación arterial de oxígeno y, si está indicado, también el ritmo cardía- co. La saturación de oxígeno es una medida útil de la hipoxemia, pero no debe emplearse como evalua- ción sus tituta del estado ventilatorio o de la presen- cia de hi percapnia. Habitualmente, las principales res ponsabilidades de la enfermera de endoscopia son mo ni torizar al paciente y administrar la seda- ción. Después del procedimiento, los pacientes son monitorizados en la misma sala de endoscopia hasta que han desaparecido los efectos de la seda- ción. Los pa cientes sometidos a la sedación cons- ciente han de regresar a su domicilio acompañados. Riesgos y complicaciones La endoscopia digestiva alta es un procedimiento relativamente seguro y asociado a un bajo porcen- taje de complicaciones. La tasa global de complica- ciones aso ciadas a la endoscopia diagnóstica del tracto gastrointestinal alto es de aproximadamente 1:1.000 procedimientos, y la tasa de mortalidad es de 0,5-3:10.000 procedimientos. La mayoríade las complicaciones de la endoscopia son de tipo car - diopulmonar y están relacionadas con la sedación. Son complicaciones cardiopulmonares frecuentes la hipoxemia, la hipotensión, la hipertensión, las arrit- mias y la aspiración. La complicación más común es la desaturación de oxígeno en sangre arterial (se observa en una tercera parte de los pacientes); sin embargo, cifras de desaturación inferiores al 90% se observan sólo en menos del 10% de los pacientes. La incidencia de la desaturación de oxígeno dismi- nuye significativamente si durante el procedimien- to se suministra oxígeno mediante lentillas nasales. Antes de proceder a la sedación debe evaluarse el estado de los pacientes ancianos y de los que pre- sentan importantes trastornos cardíacos y/o pul- monares. Algunos de estos pacientes tolerarán bien la endoscopia sin necesidad de re currir a la seda- ción. En cambio, en otros lo más seguro es que la sedación la realice el anestesiólogo. Asimismo, en todos los pacientes es aconsejable ad ministrar oxí- geno así como hacer una sedación leve con aspira- ción oral de forma intermitente. Las complicaciones graves relacionadas directa- mente con el procedimiento son la perforación, la he morragia y la infección. Mediante el empleo de los modernos endoscopios flexibles, el porcentaje de perforaciones es inferior al 0,01%; además, casi siem pre ocurren en la hipofaringe o en la parte alta del esófago (en zonas donde existen anomalías anatómicas), durante el paso ciego del endoscopio o du rante una intubación esofágica difícil. Las anoma - lías anatómicas del esófago asociadas a un mayor ries go son el divertículo de Zenker, otros divertícu- los esofágicos, estenosis esofágicas, espolones cer - vicales y neoplasias malignas. En la endoscopia diagnóstica del paciente sin coagulopatía ni trombo- citopenia significativa, la hemorragia menor es fre- cuente y la hemorragia significativa es rara. Asimis- mo, la bacteriemia asintomática transitoria (por flo ra cutánea u orofaríngea habitual) puede ocurrir hasta en el 25% de las endoscopias diagnósticas; sin embargo, la infección sintomática es rara. La desin- fección apropiada de los endoscopios elimina todas las bacterias y esporas del equipo. Aunque cada vez son más raros los casos de transmisión de infeccio- nes a causa de endoscopios contaminados y mal de - sinfectados, se han publicado casos de infección por Mycobacterium, Pseudomonas, Salmonella, Helico- bacter pylori y virus de la hepatitis B y C (atribuidos a fallos en el protocolo de desinfección). En cambio, Hallazgos normales 5 no se ha publicado la transmisión del virus de la in - mu nodeficiencia humana (VIH). Son complicaciones raras de la endoscopia diges- tiva alta la flebitis en el sitio de inserción del catéter in tra venoso, las reacciones locales y sistémicas a los fár macos, la metahemoglobinemia causada por la aplicación tópica de benzocaína o lidocaína, la luxa- ción de la articulación temporomandibular, la hiper- trofia de la parótida o de la glándula submandibular y la extracción accidental de una pieza dentaria. El porcentaje de complicaciones aumenta en el caso de procedimientos terapéuticos específicos (p. ej., dilatación esofágica, gastrostomía endoscópi- ca percutánea, tratamiento de lesiones hemorrági- cas y escleroterapia). En la dilatación esofágica, el pa ciente presenta perforación en un 3,7-6% de los ca sos. La perforación se observa sobre todo en pa - cien tes con estenosis malignas o secundarias a ra - dioterapia y al realizar una dilatación neumática por acalasia. En la dilatación esofágica se ha publicado un porcentaje de aparición de bacteriemia de hasta el 50%. La elevada morbilidad publicada en un principio en relación con la gastrostomía endoscópica percutá- nea (10-40%) era debida a la infección de la herida pe riestomal. La administración de antibióticos an - tes, durante y después de este procedimiento ha re - ducido el porcentaje de aparición de esta infección en un 4-14%. Para este objetivo basta con administrar, una hora antes del procedimiento, una sola do sis de un antibiótico efectivo frente a bacterias gram po si ti - vas. La segunda complicación más frecuente de la gastrostomía endoscópica percutánea es la aspira- ción. En cambio, la hemorragia significativa y la per- foración intestinal ocurren en menos del 1% de los casos. Otras complicaciones raras son el íleo y la siembra de células cancerosas en el tracto del esto- ma (en los pacientes con neoplasias malignas de ca - beza y cuello). La fístula gastrocolónica es una com- plicación tardía que habitualmente se manifiesta en forma de diarrea semanas o meses después del procedimiento. La escleroterapia de las varices esofágicas se aso- cia a un porcentaje de complicaciones muy superior al de la ligadura de bandas elásticas, por lo que ya no se recomienda su realización como tratamiento de primera línea de la hemorragia aguda por varices esofágicas ni tampoco para la profilaxis secundaria. Las complicaciones globales de la escleroterapia de las varices oscilan entre el 20 y el 40%; ocurren este- nosis en un 15-20% de los casos, y hemorragia por ulceración en un 10-15%. La peritonitis aparece en un 1-3% de los casos; asimismo, los pacientes pue- den también presentar complicaciones pulmonares (p. ej., derrame pleural). La mortalidad estimada es de un 1-2%. Otras complicaciones comunes de la escleroterapia de las varices esofágicas son la fiebre, el dolor torácico, la bacteriemia y la disfagia. Hallazgos normales Toda exploración endoscópica se realiza de un modo estandarizado y siguiendo un plan sistemático habi- tual. Bajo la supervisión del médico y de la enferme- ra de endoscopia, el paciente se coloca en posición de decúbito lateral izquierdo y se procede luego a se - darlo. Para proteger el endoscopio y los dientes del pa ciente se coloca un protector bucal. Con el cuello en flexión anterior y con visión directa, se in troduce luego el endoscopio hasta identificar la epiglotis, las cuerdas vocales y los senos piriformes. Ejer ciendo una suave presión puede hacerse pasar el endosco- pio por el esfínter esofágico superior (cricofaríngeo); para el paciente ésta constituye a menudo la parte más molesta de la exploración. Esófago El esófago puede inspeccionarse con detalle al intro- ducir y al retirar el endoscopio. El esfínter esofágico su perior es una zona de alta presión de 2-3 cm de lar go que está formada por el músculo cricofarín- geo. El esfínter esofágico superior impide que el contenido del esófago refluya hacia la vía aérea y, asimismo, que el aire penetre en el esófago durante la inspiración. El músculo estriado de la zona pro- ximal del esófago presenta una transición gradual has ta convertirse en el músculo liso propio de su zo na distal. El esfínter esofágico inferior se contrae de forma tónica para prevenir el reflujo del conteni- do gástrico y se relaja con la deglución. Aunque me - dian te la endoscopia es fácil apreciar el grado de co - ordinación de las contracciones peristálticas, si se sospecha la existencia de un trastorno de la motili- dad, esta exploración no debe sustituir a la mano- metría. La unión escamosocolumnar (línea Z u ora se rrata) se define como la unión del epitelio esca- moso estratificado de color blanco del esófago con el epi telio columnar color salmón del cardias del es - tómago (fig. 1.1). La unión escamosocolumnar se lo ca - liza normalmente dentro de la zona correspondiente al esfínter esofágico inferior. La unión gas troesofágica es la que corresponde al extremo proximal de los pliegues gástricos. El tercer punto de re ferencia del esófago dis- tal es la señal o impresión diafragmática. Aunque estos puntos de referencia son confluentes, en algu- nos trastornos frecuentes pue den estar separados. Endoscopia digestiva alta 6 Por ejemplo, en la hernia hiatal la impresión dia- fragmática es distal a la unión gastro esofágica y la unión escamosocolumnar; asimismo, en el esófago de Barrett la unión escamosocolumnar está despla- zada porencima de la unión gastroesofágica y de la impresión diafragmática (fig. 1.2). Estómago Al entrar en el estómago hay que aspirar de inme- diato el contenido gástrico retenido para disminuir el riesgo de aspiración. Hay que inspeccionar con es - pecial atención el píloro, el antro y la incisura angu- lar (incisura angularis) (fig. 1.3). El peristaltismo normal comienza en el fondo del estómago y progre- sa hacia el antro a una frecuencia aproximada de tres contracciones por minuto. En el estómago suele efectuarse una maniobra de retroflexión para ins- peccionar mejor la curvatura menor, el cardias y el fórnix; asimismo, ésta es la posición óptima para de tectar la hernia hiatal y la hernia paraesofágica. Figura 1.1•Unión esofagogástrica normal. Se observa la zona de transición entre la mucosa esofágica de epitelio escamoso estratificado y color blanco con la mucosa columnar color rosa del estómago. El estrechamiento de la luz está causado por el esfínter esofágico inferior, que se relaja durante la deglución para permitir el paso del bolo alimentario. Figura 1.2•Esófago de Barrett. La mucosa escamosa de color blanco perlado normal se halla intercalada con «lenguas» de mucosa de epitelio columnar de color rosa salmón. Al realizar la biopsia, en la zona de mucosa de color rosa se demostró metaplasia intestinal, confirmándose así el diagnóstico de esófago de Barrett. Figura 1.3•Antro y píloro normales. En la zona del antro, la superficie del estómago es lisa y sin pliegues. Puede observarse el orificio pilórico. Duodeno Una vez pasado el píloro, se inspecciona con detalle el bulbo duodenal. Al pasar por el ángulo duodenal superior, en ocasiones, debe hacerse una maniobra ciega, por lo que a veces es difícil apreciar las lesio- nes situadas en esta zona. La mayor parte de la ex - ploración corresponde a la segunda parte del duode- no (descendente), que permite una visualización al menos parcial de la ampolla de Vater (fig. 1.4). Indicaciones de la endoscopia digestiva alta Existe poco consenso en relación con el empleo apropiado de la endoscopia; así, en diversos estudios hechos con médicos de atención primaria se ha pu - Indicaciones de la endoscopia digestiva alta 7 blicado una utilización de los procedimientos de en - doscopia tanto por exceso como por defecto. Además, se debaten todavía los méritos relativos de la endoscopia y de los estudios del tracto gastroin- testinal alto con bario. En general, la endoscopia es más útil en la identificación de las lesiones de la mu cosa del tracto gastrointestinal alto, mientras que las exploraciones radiológicas son mejores para valorar las relaciones anatómicas y la motilidad. Una de las mayores ventajas de la endoscopia es que permite la visualización, la biopsia y el tratamiento de las lesiones en una sola sesión. Disfagia La disfagia, o sensación de «atasco» de los sólidos o líquidos en el esófago, puede estar causada por diversas anomalías orgánicas, mucosas o neuromusculares del esófago y/o la orofaringe. Las pruebas diagnósticas ini- ciales dependerán de la anamnesis del paciente. Por ejemplo, en un paciente con antecedentes de acciden- te vascular cerebral reciente con síntomas de regurgi- tación nasofaríngea sugestivos de disfagia orofaríngea debe hacerse una evaluación y un estudio con video- deglución. Por otro lado, en un paciente sin antece- dentes de impactación alimentaria y con disfagia en el xifoides sugestiva de una lesión orgánica cerca de la unión gastroesofágica, lo más adecuado es efectuar una endoscopia y/o un estudio con bario. Finalmente, en un paciente con regurgitación y disfagia para líqui- dos, en ocasiones, debe hacerse un estudio mano- métrico para descartar un trastorno de la motilidad. En los pacientes que presentan disfagia para los alimentos sólidos, con frecuencia ésta se acompaña de una lesión orgánica. Aunque en la mayor parte de los pacientes con disfagia para sólidos las lesiones son benignas, siempre deben excluirse los cánceres de esófago y de la unión gastroesofágica (fig. 1.5). Las biopsias múltiples por endoscopia y la citología por escobillado tienen una sensibilidad superior al 90% en el diagnóstico del cáncer de esófago (que ha - bi tualmente se encuentra en una fase ya avanzada cuando los pacientes presentan síntomas). En apro- ximadamente el 20% de los cánceres de esófago, al hacer el diagnóstico, la zona de estenosis es ya tan rí gida que no permite el paso del endoscopio. Si el cán cer parece irresecable o si el paciente es un mal candidato para la cirugía, pueden introducirse por endoscopia unas prótesis o stents metálicos expan- dibles, con una efectividad aproximada del 85% para paliar la disfagia (fig. 1.6). Las lesiones orgánicas benignas del esófago ob - servadas con mayor frecuencia son los anillos, las mem branas, las estenosis y los divertículos. La cau - sa benigna más común de la disfagia es el anillo de Schatzki, un anillo de mucosa localizado en el esó- fago distal. Las estenosis pépticas (fig. 1.7A) consti- tuyen una causa frecuente de disfagia en los pacien- tes ancianos con síntomas crónicos de enfermedad por reflujo gastroesofágico. En estos trastornos be - nig nos, la clave del tratamiento consiste en la di - latación endoscópica con balón, dilatador o bujía (figs. 1.7B y C), seguida de una te rapia antisecretora con inhibidores de la bomba de protones. Las este- nosis secundarias a irradiación tienen con frecuencia un tratamiento especialmente difícil. En raros casos, la disfagia es debida a una compresión extrínseca del esófago (p. ej., por una aorta de curso tortuoso). Figura 1.4•Segunda porción del duodeno normal. Se aprecia el perfil liso y concéntrico de los pliegues duodenales. La ampolla de Vater puede observarse como una protuberancia en la pared de la esquina superior izquierda. Para visualizar mejor la ampolla puede utilizarse un duodenoscopio de visión lateral como el empleado en la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica . Figura 1.5•Cáncer de esófago. Tumoración de aspecto fungoso en el esófago distal. La biopsia reveló un carcinoma de células escamosas. Endoscopia digestiva alta 8 Finalmente, algunos pacientes con lesiones de la mucosa esofágica no orgánica (p. ej., por reflujo ácido, infección o lesiones tóxicas) presentan tam- bién disfagia. Los pacientes con trastornos de la motilidad se presentan a menudo con disfagia para líquidos y só - lidos, así como con regurgitación, dolor torácico, tos y aspiración. Dos prototipos de trastornos de la mo - tilidad esofágica son la acalasia (gran aumento del tono del esfínter esofágico inferior) y la escleroder- mia (enorme disminución del tono del mismo esfín- ter). Tanto en la acalasia como en la esclerodermia el esófago suele estar dilatado y muestra ausencia de peristaltismo. En la acalasia, pese al ayuno el esó - fago está con frecuencia lleno de comida y de se - creciones, mientras que en la esclerodermia son fre- cuentes la esofagitis, la presencia de Candida y las es tenosis pépticas. No obstante, la endoscopia no es un método fiable para diferenciar ambos trastornos; por lo tanto, ante la sospecha clínica de un trastorno de la motilidad debe realizarse siempre una mano- Figura 1.6•Stent o prótesis esofágica expandible de metal en una estenosis maligna. A) Visión por endoscopia del extremo superior de la prótesis metálica. B) Imagen radiológica de la prótesis. Su extremo inferior atraviesa la unión esofagogástrica hacia el estómago (con autorización del Dr. Elon Gale). Figura 1.7•Estenosis péptica del esófago distal. A) Estenosis fibrótica de pequeño calibre y lisa en el esófago distal. B) Se ha inflado un balón de dilatación a través de la estenosis. C) Tras la dilatación, ha desaparecido la estenosis. En la mucosa existe un desgarro causado por el balón (en la posición de las 9 horas). Por debajo de la unión esofagogástrica se aprecian los pliegues normales del cardias gástrico. A B A B C Indicaciones de la endoscopia digestiva alta 9 metría. Cuando se hace un diagnósticode acalasia, es pecialmente en pacientes de más de 50 años, con pérdida de peso y con síntomas de menos de 1 año de evolución, es esencial excluir la acalasia secunda- ria a neoplasia maligna en la unión gastroesofágica (seudoacalasia). Las opciones de tratamiento endoscópico de la acalasia son la dilatación neumá- tica y la inyección de toxina botulínica. Odinofagia La odinofagia es un síntoma común de la ulceración esofágica de cualquier etiología (infección, lesiones por fármacos, irradiación, úlceras esofágicas idio - páticas, enfermedades ampollosas y traumatismos, in clui da la rotura de esófago). Debe sospecharse también una causa infecciosa en los pacientes con odi nofagia y síndrome de inmunodeficiencia hu - mana (sida) o bien estados de inmunodepresión por qui mioterapia oncológica o trasplantes de órganos. En los pacientes con sida, muguet y odinofagia, la esofagitis por Candida es tan frecuente que debe ha - cerse un tratamiento empírico con fluconazol inclu- so antes de iniciar la endoscopia. En los pacientes que no responden al tratamiento, mediante la en - doscopia con biopsia y escobillado, es posible dife- renciar habitualmente las placas blancas caracterís- ticas de la infección por Candida de las úlceras de gran ta maño propias del virus del herpes simple, citomegalovirus y las ulceraciones aftosas. Aunque es común en el sida, debe recordarse que la esofagi- tis por Candida puede también observarse en pa - cientes con diabetes, sometidos a tratamientos con corticoides o an tibióticos y en los que no presentan un estado de inmunodepresión manifiesto. Los pacientes ancianos, deshidratados y que to - man tabletas sin agua al acostarse presentan un ries go especial de lesiones esofágicas por fármacos. Estos pacientes suelen manifestar un dolor intenso y de inicio rápido; además, la endoscopia revela una úlcera aislada rodeada de mucosa con aspecto relati- vamente sano. Las úlceras secundarias a fármacos suelen aparecer en zonas de estrechamiento del esó- fago (p. ej., en el cayado aórtico o en la unión gas- troesofágica); probablemente son el resultado de un contacto prolongado y directo con sustancias cáusti- cas. Los fármacos asociados con mayor frecuencia a este tipo de lesiones esofágicas son: tetraciclinas, bi - fosfonato, aspirina, compuestos de hierro, cloruro po tásico y quinidina. Aunque la rotura esofágica espontánea (síndrome de Boerhaave) es una causa rara de odinofagia, debe sospecharse en los pacientes con antecedentes de vó mitos intensos junto a dolor torácico, dolor abdo- minal alto, taquipnea y disnea. A menos que se haga un diagnóstico correcto, en los pacientes con sín- drome de Boerhaave la evolución clínica es siempre la misma: fiebre, shock y muerte. No obstante, estos pacientes presentan a menudo antecedentes de alco- holismo o de enfermedad ulcerosa péptica y, con fre- cuencia, se hace un diagnóstico erróneo. La ra - diografía de tórax puede revelar presencia de aire en el mediastino o derrame pleural. La exploración diagnóstica de elección es el esofagograma con un medio de contraste hidrosoluble. La endoscopia con insuflación de aire está contraindicada (el aire po - dría aumentar la perforación). Dispepsia La dispepsia se define, en general, como una moles- tia centrada en el epigastrio y con una duración des - de 12 semanas hasta 1 año. Es el síntoma gastroin- testinal más frecuente de los pacientes que acuden a los médicos de atención primaria e implica un gran coste sanitario. Aunque se han hecho nu merosos intentos de clasificación de los síntomas dispépticos para averiguar mejor su etiología, probablemente no tiene utilidad clasificar la dispepsia fue ra de estos tres tipos: • Dispepsia tipo reflujo (con predominio de la piro- sis y la regurgitación). • Dispepsia de tipo ulceroso (con predominio del do lor epigástrico). • Dispepsia tipo motilidad (con predominio de las náuseas y los vómitos posprandiales). La mayor parte de los pacientes presentan dispep- sia «funcional», es decir, no asociada a hallazgos sig- nificativos en la endoscopia. Sin embargo, el 20% de los pacientes con dispepsia presentan enfermedad ul cerosa péptica, y en una minoría pueden descu- brirse otras lesiones significativas (p. ej., cánceres y le siones premalignas). La mayoría de los médicos están de acuerdo en que debe hacerse una endosco- pia en los pacientes con dispepsia y «signos de alar- ma» (p. ej., edad superior a 45 años, disfagia, odino- fagia, vómitos recurrentes, pérdida de peso, anemia ferropénica, saciedad precoz y pruebas positivas de sangre en heces). No obstante, no hay consenso acerca de cuál es el mejor tratamiento en los pacien- tes jóvenes con dispepsia no asociada a estos «signos de alarma». En estos pacientes de bajo riesgo, el objetivo es conseguir la identificación de los casos con patología significativa, evitando la realización de un número innecesario de endoscopias. Endoscopia digestiva alta 10 Una estrategia recomendada por la American Gas troenterological Association es la de «probar y tratar», en la que en lugar de la endoscopia el trata- miento se basa en la determinación no invasiva de Helicobacter pylori. La validez de esta estrategia de «probar y tratar» radica en que los pacientes con enfermedad ulcerosa péptica asociada a H. pylori reciben un tratamiento adecuado, mientras que los numerosos pacientes con dispepsia «funcional» se ahorran una endoscopia innecesaria. Por otro lado, evidencias actuales sugieren que, por lo que res pecta a la eliminación de la dispepsia y en pacientes sin una úlcera aislada, la erradicación de H. py lori no es superior a la conseguida con placebo. A cau sa de ello, y si se hace una endoscopia, no debe de - terminarse la presencia de H. pylori a menos que se aprecie una úlcera aislada. Los oponentes de la estrategia de «probar y tratar» argumentan que la realización de una endoscopia precoz en pa cientes con dispepsia tranquiliza a los que presentan una dispepsia funcional y, por tanto, minimiza la pos - terior utilización de los recursos sanitarios. Enfermedad por reflujo gastroesofágico La enfermedad por reflujo gastroesofágico es un diag nóstico clínico basado en los síntomas típicos de la pirosis (una sensación de quemazón que se ini- cia en la región abdominal superior y asciende hacia el tórax), así como de la regurgitación del líquido gás trico. La mejor prueba para demostrar la expo - sición anormal del esófago al ácido gástrico (espe- cialmente en su relación con la aparición de sinto- matología) es la determinación ambulatoria del pH du rante 24 horas. No obstante, en la mayor parte de los pacientes que presentan síntomas típicos, el diag nóstico más apropiado es el basado en los sínto- mas y la respuesta al tratamiento. En ocasiones, la en doscopia es muy útil en el diagnóstico de la enfer- medad por reflujo gastroesofágico al mostrar la inflamación difusa con ulceración del esófago distal típica de la esofagitis erosiva (fig. 1.8); además, la endoscopia es, a menudo, esencial para la evalua- ción de las complicaciones de la enfermedad por re - flu jo gastroesofágico (p. ej., estenosis pépticas, esó- fago de Barrett y adenocarcinoma). Al igual que en los pacientes con dispepsia, las in - di caciones de la endoscopia son evidentes en los pa - cientes con enfermedad por reflujo gastroesofági - co y «síntomas de alarma» (p. ej., edad superior a 45 años, odinofagia, vómitos recurrentes, pérdida de peso, anemia ferropénica, pruebas positivas de san- gre en heces o saciedad precoz). Además, la endos- copia está también indicada en los pacientes que no responden al tratamiento médico y, en ocasiones, en los casos con síntomas de largo tiempo de evolu- ción, intermitentes o extraesofágicos (p. ej., asma, tos crónica, ronquera o aspiración). En los pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico y mala res puesta al tratamiento con inhibidores de la bom - ba de protones, deben tenerse en cuenta otros po - sibles diagnósticos predisponentes (p. ej., los tras- tornos de la motilidadesofágica y el síndrome de Zo llinger-Ellison). Vómitos Las causas de los vómitos son amplias y van desde obstrucciones del tracto de salida gástrico o del in - testino delgado hasta trastornos de la motilidad, infecciones agudas, efectos secundarios de los fár- macos, alteraciones metabólicas, embarazo, trastor- nos de la alimentación y lesiones del sistema ner- vioso central. En los pacientes con vómitos intensos o de etiología incierta deben hacerse estudios radiológicos como: radiografías abdominales, tránsi- to gastrointestinal alto con examen del intestino del gado, tomografía computarizada (TC) y gamma- grafía del vaciado gástrico. En cambio, la endoscopia digestiva alta suele reservarse para descartar pato- logía de la mucosa o para evaluar las lesiones identi- ficadas en las exploraciones radiológicas. Ingesta de cuerpos extraños Por lo menos, el 80% de los cuerpos extraños ingeri- dos atraviesan el tracto gastrointestinal de forma es - pontánea y no exigen ninguna intervención. En caso Figura 1.8•Esofagitis erosiva causada por reflujo gastroesofágico. Se aprecian focos de eritema y erosiones lineales en el esófago distal. Indicaciones de la endoscopia digestiva alta 11 contrario, el lugar donde impactan con mayor fre- cuencia es el esófago. En general, la mortalidad por in gesta de cuerpos extraños es rara; sin embargo, existen algunas situaciones especiales que merecen una atención particular. Las tasas más altas de per- foración se asocian a la ingesta de cuerpos extraños largos y puntiagudos (p. ej., palillos, huesos de pollo y espinas de pescado). Otros cuerpos extraños espe- cialmente peligrosos son las pilas tipo botón (provo- can una rápida perforación corrosiva del esófago) y los envases con opiáceos o cocaína (si se rompen pue den causar efectos tóxicos graves e incluso la muerte). Las pilas tipo botón deben extraerse de in - mediato; sin embargo, los envases de fármacos nun - ca han de extraerse mediante endoscopia, puesto que podrían romperse. La impactación de los cuer- pos extraños en el esfínter esofágico alto puede cau- sar compresión traqueal y trastornos respiratorios. En todas las ingestas de cuerpos extraños debe darse prioridad al estado de las vías aéreas; las impacta- ciones en el esófago alto deben tratarse como una verdadera urgencia. Aunque siempre deben realizarse radiografías pos teroanteriores y laterales del cuello, tórax y abdo- men, su normalidad no descarta en absoluto la posi- ble presencia de un cuerpo extraño impactado. Los me dios de contraste (p. ej., bario) entorpecen la vi - sualización por endoscopia y no deben administrar- se. En los pacientes con sospecha de obstrucción del tracto gastrointestinal alto no deben utilizarse medios de contraste hidrosolubles, puesto que si se aspiran pueden causar una grave neumonitis quími- ca. En los adultos, los cuerpos extraños que ha - bitualmente deben extraerse del estómago y del duodeno son los objetos puntiagudos, los de más de 10 cm de largo y los que han permanecido en el es - tó mago más de una semana. Para la extracción por endoscopia de casi todos estos cuerpos extraños, los métodos de elección son las combinaciones de lazos, pinzas, redes y tubos. Impactación alimentaria La causa más común de obstrucción esofágica aguda en los adultos es la impactación alimentaria, habi- tualmente por carne. La mayoría de los pacientes que presentan el denominado «síndrome del bistec» acu - den a urgencias con dolor e incapacidad para de glutir líquidos y sólidos. En los pacientes con impactación del bolo alimentario que se sienten más o me nos bien y pueden eliminar las secreciones no es preciso hacer una endoscopia urgente. Sin embargo, no debe permitirse que ningún cuerpo extraño permanezca en el esófago durante más de 24 horas, tan to a causa del riesgo de complicaciones (p. ej., ero siones trans- mucosas) como porque es más difícil extraer la car - ne a medida que pasa el tiempo. Aproximadamente el 75% de los pacientes con impactación de carne presentan algún trastorno esofágico subyacente, por regla general, anillo de Schatzki o estenosis péptica, por lo que se les debe hacer una endoscopia, aunque la obstrucción desaparezca espontáneamente. No obstante, la causa subyacente es una neoplasia esofágica maligna tan sólo en un 1-2% de los casos. La mayor parte de los bolos alimentarios impacta- dos pueden hacerse avanzar hacia el estómago ejer- ciendo una presión suave con el endoscopio. Sin embargo, en unos pocos casos no es posible hacer avanzar el bolo hacia el estómago y ha de proceder- se a su ex tracción por endoscopia. Ingesta de cáusticos Las ingestas de sustancias cáusticas son mucho me - nos frecuentes en los adultos que en los niños. A pesar de todo, en los adultos las ingestas tienden a ser intencionadas, de gran volumen y de mayor gra vedad. La ingesta de sustancias alcalinas (p. ej., lejía y pilas) es más frecuente y se asocia a una ma - yor toxicidad que la ingesta de sustancias ácidas. En estos casos, no deben administrarse eméticos ni car - bón vegetal. Éstas son las indicaciones de la en - doscopia: vómitos, estridor, babeo, odinofagia, in - ges ta de grandes cantidades de sustancias muy al calinas (pH superior a 12,5) o muy ácidas (pH in - fe rior a 2) y las ingestas intencionadas. En estos casos, el objetivo de la endoscopia es evaluar la gra- vedad y la extensión de las lesiones de la mucosa; además, lo más adecuado es realizar la endoscopia ini cial durante las 24-36 horas posteriores a la in - gesta. Son contraindicaciones de la endoscopia la presencia de quemaduras graves en la laringe o la hi - pofaringe y los trastornos respiratorios. Asimismo, la presencia de quemaduras de tercer grado junto a necrosis y ulceraciones circunferenciales profundas implican un alto riesgo de perforación y, en ocasio- nes, exigen la cirugía. En los pacientes con ingesta significativa de sustancias cáusticas también debe hacerse una vigilancia para descartar la aparición a largo plazo de complicaciones (p. ej., estenosis, dis- motilidad y carcinoma). Hemorragia digestiva alta aguda La hemorragia digestiva alta aguda su pe rior es un trastorno frecuente y que puede amenazar la vida del paciente. Mediante la endoscopia se consigue Endoscopia digestiva alta 12 información sobre la naturaleza, la localización y la actividad de la lesión sangrante. Además, la endos- copia permite a los médicos tomar decisiones racio- nales acerca de las prioridades del plan de trata- miento. Así, dos pacientes con presentaciones clínicas idénticas (vómitos en poso de café y melena) pueden presentar riesgos muy distintos y precisar, por tanto, una atención muy diferente. Por ejemplo, mientras que el primero (con una úlcera gástrica de base limpia en la endoscopia) puede enviarse a su do micilio, el segundo (con una úlcera duodenal y un vaso visible no sangrante en la base, o con un coá- gulo ad herido) requiere un tratamiento por endosco- pia e incluso el ingreso en la UCI. En todos los pacientes con hemorragia digestiva alta aguda, las primeras prioridades consisten en abrir una vía intravenosa y la reanimación. La anam - nesis ha de centrarse en conocer la duración y la ve - lo cidad de la hemorragia, así como los factores de ries go (p. ej., enfermedades asociadas, consumo de AINE y antecedentes de hepatopatía, de abuso de alcohol o de hemorragia digestiva alta previa). Ade - más de la edad y la presencia de otras enfermedades asociadas, otros marcadores del aumento de la mor- talidad son la hemorragia por varices o neoplasias malignas, la aparición de la hemorragia en el hospi- tal y las hemorragias recurrentes. Mediante la endoscopia es posible identificar mu - chos tipos de lesiones, aunque las más frecuentes son las úlceras (en la mayoría de las series estudiadas representan por lo menos la mitad del total de los casos de hemorragia digestiva alta). Otras le siones observadas con frecuencia son la esofagitis erosiva, las varices esofágicas o gástricas, el síndrome de Mallory-Weiss, las malformacionesvasculares y las neoplasias malignas (figs. 1.8 y 1.9). Otras causas menos frecuentes de hemorragia digestiva alta aguda son la lesión de Dieulafoy (pequeña arteria que pro- Figura 1.9•Causas frecuentes de hemorragia digestiva alta. A) Varices esofágicas. En la esquina inferior izquierda del esófago distal se observa una columna de varices protuberantes. Las manchas rojas representan un signo de hemorragia reciente o inminente. En la esquina superior derecha de la imagen se observan unos pliegues gástricos normales. B) Desgarro de Mallory-Weiss. Se aprecia un desgarro aislado de la mucosa en la unión esofagogástrica. El paciente presentó arcadas secas seguidas de la aparición de hematemesis. C) Malformación vascular en el fórnix gástrico. D) Tratamiento por endoscopia de la malformación vascular. La lesión se ha tratado con éxito mediante la aplicación de electrocoagulación bipolar. A C DB Indicaciones de la endoscopia digestiva alta 13 truye en la mucosa), gastropatía de la hipertensión portal, fístula aortoentérica, hemobilia (hemorragia en los conductos biliares) y hemo succus pancreati- cus (hemorragia en el conducto pancreático). La mayoría de los casos de enfermedad ulcerosa péptica son consecuencia de la infección por Helico- bacter pylori o del consumo de AINE. Sin embargo, al parecer en los países industrializados está aumen- tando rápidamente la incidencia de úlceras pépticas no relacionadas con ninguna de estas dos causas. In - dependientemente de su etiología, las úlceras pép - ticas pueden clasificarse, según su aspecto, en: aso- ciadas a bajo riesgo o a alto riesgo de recidiva de la hemorragia (ta bla 1.3). Las úlceras de base limpia no es probable que vuelvan a sangrar. Otros signos de bajo riesgo de recidiva de la hemorragia son la pre- sencia de restos de hematina en el lecho ulceroso; además, en estos pa cientes el riesgo de recidiva de la hemorragia (sin tratamiento por endoscopia) os - cila entre el 3 y el 10% (fig. 1.10A). Por el contrario, los signos de alto riesgo de recidiva de la hemorragia son la hemorragia arterial activa, la presencia de un vaso visible no sangrante, y la exis tencia de un coágulo adherido. En estas lesiones, el riesgo de re - cidiva de la hemorragia (sin tratamiento por en - doscopia) es más alto y oscila entre el 25 y el 90% (fig. 1.10B). Se ha demostrado que el tratamiento por endoscopia de las úlceras asociadas a signos de alto riesgo (mediante inyección de adrenalina y/o apli - cación de electrocoagulación bipolar o de termocoa- gulación) consigue disminuir el porcentaje de recidi- va de la hemorragia en aproximadamente el 10%. Los modernos avances en el tratamiento de la hemorragia por úlceras pépticas son los nuevos dispositivos endoscópicos (p. ej., he moclips), así como el trata- miento intravenoso coadyuvante con altas dosis de inhibidores de la bomba de protones (fig. 1.10C). Con raras excepciones, la rápida evolución del trata- miento por endoscopia ha implicado que actualmen- Recidiva sin Prevalencia tratamiento por (%) endoscopia (%) Alto riesgo Hemorragia arterial activa 10 90 Vaso visible no sangrante 25 50 Coágulo adherido 10 25-30 Bajo riesgo Restos de hematina 10 7-10 Úlcera de base limpia 35 3-5 De: Katschinski B, Logan R, Davis J et al. Prognostic factors in upper gastrointestinal bleeding. Dig Dis Sci 1994; 39 (4): 706-712. Tabla 1.3••Riesgo de recidiva hemorrágica de la úlcera péptica según los signos endoscópicos Figura 1.10•Enfermedad ulcerosa péptica. A) Esta úlcera localizada en la incisura del estómago tiene una base plana y limpia y se asocia a un riesgo de recidiva inferior al 10%. En este caso no está justificado el tratamiento por endoscopia. B) Esta úlcera duodenal muestra un coágulo adherente que exuda sangre. C) Esta úlcera de alto riesgo de recidiva ha sido tratada mediante la colocación de un clip hemostático en su base, consiguiendo una interrupción inmediata de la hemorragia, así como la no recidiva de la hemorragia. A B C Endoscopia digestiva alta 14 te las hemorragias secundarias a úlceras pépticas, incluso las muy graves, sean tributarias de un trata- miento médico antes que quirúrgico. Los pacientes con hipertensión portal y que clíni- camente se presentan con un episodio inicial de he - morragia por varices esofágicas presentan durante el año siguiente una incidencia de mortalidad de un 30-50%. Por regla general, la hemorragia inicial puede controlarse mediante escleroterapia (inyec- ción en las va rices de agentes esclerosantes) o liga- dura endoscópica con bandas elásticas (colocación de bandas elásticas en las varices) (fig. 1.11). A cau - sa de los mayores porcentajes de complicaciones y de recidiva de la hemorragia, así co mo de la necesi- dad de realizar un mayor número de sesiones de endoscopia para erradicar las varices, la esclerotera- pia ha sido abandonada en favor de la ligadura con bandas elásticas. En pacientes con hemorragia aguda se ha demostrado que la utilización de análo- gos sintéticos de la somatostatina (vasoconstrictores de la circulación esplácnica) y la administración pro- filáctica de antibióticos mejoran los resultados a corto plazo. Después de una hemorragia inicial tam- bién se ha demostrado que el tratamiento con beta- bloqueadores no selectivos disminuye la recidiva, pero no la mortalidad. Algunos pacientes con hemo- rragia refractaria al tratamiento pueden tratarse me - diante la creación de una derivación o shunt porto- sistémico in trahepático transyugular, algún otro tipo de shunt por to sis té mico o mediante trasplante hepático. Aun así, y pese a los recientes avances en el tratamiento médico, endoscópico, radiológico y quirúrgico de la hemorragia aguda por varices esofá- gicas, sigue siendo alta la mortalidad secundaria a complicaciones como la infección, la neumonía y la insuficiencia renal. Cribado de las varices esofágicas Por término medio, el 40% de los pacientes con ci - rrosis compensada presentan varices esofágicas de tamaño moderado o grande. En estos pacientes, el riesgo de aparición de una primera hemorragia o san- grado varicoso (durante los 2 primeros años) es de un 20-35%, pero disminuye si se hace un tratamiento médico apro piado. Por tanto, en todos los pacientes con ci rrosis compensada el American College of Gas - tro en te rology recomienda hacer una endoscopia de cribado, seguida de un tratamiento mediante betablo- queadores beta no selectivos en caso de varices. Hemorragia digestiva alta crónica En los pacientes con hemorragia digestiva alta cró - nica, la mayoría de las lesiones más significativas están localizadas en el tracto gastrointestinal infe- rior. En estos casos, la necesidad de la endoscopia digestiva alta depende de la presencia de síntomas di - gestivos altos (p. ej., pirosis, dolor epigástrico, náuseas y vómitos). Si existe anemia ferropénica y la colonos- copia es negativa, debe hacerse una endoscopia digestiva alta. Además, la endoscopia digestiva alta permite diagnosticar no tan sólo las lesiones muco- sas de sangrado crónico, sino también po sibles tras- tornos causantes de malabsorción del hie rro (p. ej., esprue celíaca). En ausencia de deficiencia de hierro o de síntomas digestivos altos, la utilización de la endoscopia digestiva alta en la evaluación de la hemorragia crónica oculta es un tema aún contro- vertido. En una serie exhaustiva de pa cientes me - diante la endoscopia en busca de he morragia oculta se consiguió la identificación de mu chas lesiones localizadas en el tracto gastrointestinal alto, aunque pocas de ellas tenían significación clínica. La denominada «hemorragia digestiva de origen indeterminado» se define como una hemorragia o sangrado oculto o franco y persistente pese a unos resultados negativos en la endoscopia digestiva tanto alta como baja. Algunos de estos pacientes presentan una hemorragia tan intensa y persistente que, a pesar de la administración oral de suplemen- tos de hierro, precisan también transfusiones inter- mitentes. En estos casos, en ocasiones, la repeticiónmeticulosa de una endoscopia digestiva alta y baja revela una patología no apreciada en la primera exploración. Las lesiones observadas con ma yor fre- cuencia en el tracto gastrointestinal alto son las ero- siones de Cameron (erosiones mecánicas en el inte- rior de una hernia hiatal), la ectasia vascular del antro gástrico, la gastropatía de la hipertensión por- tal y las malformaciones vasculares. En estos casos Figura 1.11•Bandas elásticas en las varices. Se ha colocado una banda de goma negra alrededor de la base de una variz. Pueden verse otras tres bandas en la cubierta transparente del dispositivo (localizado al final del endoscopio). Indicaciones de la endoscopia digestiva alta 15 debe hacerse una enteroscopia del intestino delgado proximal. Asimismo, en ocasiones, también está indicada una cápsula endoscópica. Diagnóstico, cribado y vigilancia del cáncer Habitualmente mediante las biopsias por endosco- pia se consigue el diagnóstico definitivo de las neo- plasias malignas del tracto gastrointestinal. Por tan - to, cuando se sospecha una neoplasia maligna a cau sa de la anamnesis, los síntomas o la exploración física del paciente, no hay que perder el tiempo rea- lizando innecesarias exploraciones radiológicas y debe procederse a la endoscopia digestiva alta. Las lesiones de la mucosa descubiertas con mayor frecuencia pueden o no precisar la realización de biopsias endoscópicas. Una pequeña parte de las úlceras gástricas son malignas, por lo que en todos los pacientes que presenten este tipo de úlceras a las 8-12 semanas del tratamiento médico debe hacerse un seguimiento para comprobar que han cicatrizado y, en caso contrario, proceder siempre a realizar la biop sia. En cambio, al parecer las úlceras duodena- les aisladas no tienen un potencial de malignidad tan elevado y en este caso no es preciso hacer biop- sias ni seguimiento. Los pólipos gástricos son ha - llaz gos fortuitos frecuentes que, además, raramente causan síntomas. La mayor parte son pólipos hiperplásicos o de las glándulas del fórnix gástrico y no tie nen potencial maligno. Sin embargo, una pequeña minoría corresponden a adenomas. Por tanto, hay que tomar muestras de los pólipos y rea- lizar una biopsia o extirpar todos los pólipos gástri- cos de gran tamaño. La endoscopia también tiene un papel importan- te en la vigilancia y el tratamiento de las lesiones pre malignas del tracto gastrointestinal. El más fre- cuente de estos trastornos es el esófago de Barrett, en que el epitelio escamoso normal del esófago dis- tal se halla sustituido por un epitelio columnar «in - tes tinalizado» (metaplasia intestinal). Por defini- ción, este diagnóstico re quiere una confirmación histológica. El esófago de Barrett se asocia a enfer- medad por reflujo gastroesofágico y es asimismo un factor de riesgo del adenocarcinoma esofágico, que cada año aparece en aproximadamente el 0,5% de los pacientes con este tras torno (fig. 1.12). Duran - te los últimos 50 años, el aumento de la incidencia de este cáncer se asocia precisamente al esófago de Barrett. Por tanto, en los pacientes con esófago de Barrett está indicada una vigilancia periódica por endoscopia. Tras un diagnóstico endoscópico inicial en pacientes sin displasia, cada 2-3 años deben hacerse biopsias de cuatro cuadrantes a intervalos de 2 cm; además, en los pa cientes con displasia de bajo grado de atipia las biopsias han de hacerse una vez al año. Teniendo en cuen ta el elevado riesgo de cáncer, en los pacientes con esófago de Barrett y dis- plasia de alto grado deben considerarse interven- ciones co mo la esofagectomía, el tratamiento por endoscopia o una vigilancia endoscópica más in - tensiva. Es probable que, en el futuro, además de la histo- patología, el tratamiento del esófago de Barrett de - penda de otros biomarcadores de su posible malig - nidad. Otro campo de estudio son los métodos en doscópicos relacionados con la ablación del epite- lio dis plásico de Barrett. Estos métodos están basa- dos en el principio de que, si se controla bien el reflujo áci do mediante el tratamiento farmacológi- co, la destrucción de células metaplásicas es capaz de normalizar la mucosa escamosa. Las técnicas capaces de pro vocar esta destrucción celular son la electrocoagulación, el tratamiento con láser, la coa- gulación por argón plasma y la terapia fotodinámica. Si se identifica un pequeño foco de displasia o de carcinoma en estadio precoz, puede resecarse por endoscopia utilizando la técnica endoscópica de mucosectomía (se eleva el tejido en dirección al endoscopio y a continuación se atrapa en su base). Sin embargo, aunque estas técnicas endoscópicas son prometedoras, están aún en fase de investiga- ción y no debe utilizarse fuera de grandes ensayos clínicos. La vigilancia endoscópica del cáncer también de - sempeña un papel fundamental en un raro síndro- me, la poliposis adenomatosa familiar. En segundo lugar tras el cáncer colorrectal, estos pacientes falle- cen con frecuencia a causa de un adenocarcinoma que se desarrolla en adenomas localizados en el trac- to gastrointestinal alto. Los adenomas duode nales Figura 1.12•Adenocarcinoma de Barrett. Masa ulcerada en el esófago distal surgiendo de una mucosa color salmón que representa el esófago de Barrett subyacente. Endoscopia digestiva alta 16 aparecen principalmente en la región de la ampolla de Vater (fig. 1.13). En estos pacientes, la vi gilancia mediante endoscopia digestiva alta debe iniciarse en la tercera década de la vida. Asimismo, la endosco- pia ha de hacerse mediante instrumentos de visión tanto anterior como lateral para poder realizar una biopsia de la papila, aunque ésta tenga un aspecto macroscópico normal. Según los resultados de la endoscopia, en los pacientes con poliposis adeno- matosa familiar debe hacerse una vigilancia conti- nuada en intervalos de 1-5 años. Los pacientes con antecedentes de ingestión de cáusticos presentan un alto riesgo de carcinoma de esófago, por lo que ha de iniciarse la vigilancia por en doscopia a los 15-20 años tras la lesión y pro- seguirse en intervalos de 1-3 años. Asimismo, exis- ten otros trastornos que pueden asociarse a un aumento del riesgo de cáncer del tracto gastrointes- tinal alto (p. ej., acalasia, antecedentes de cirugía gástrica y anemia perniciosa). No obstante, hasta ahora hay pocos datos aún para recomendar una vigilancia endoscópica habitual. En el cuadro 1.2 se muestran otras indicaciones inapropiadas o no demostradas de la endoscopia. del intestino. La esprue celíaca es una causa ca da vez más común de malabsorción; asimismo, las pruebas serológicas de esta enfermedad son cada día más sen- sibles y específicas. Sin embargo, la mejor explora- ción diagnóstica sigue siendo la biopsia de intestino delgado, en la que se aprecia un aplanamiento de las vellosidades junto a aumento de la celularidad de la lamina propia. En la endoscopia, los pliegues duode- nales prominentes sugieren el diagnóstico de la esprue celíaca (fig. 1.14). Figura 1.13•Adenoma de la ampolla de Vater. La visualización de la ampolla de Vater mediante un endoscopio con visión lateral revela la presencia de una masa friable. Las biopsias demostraron un adenoma con displasia de alto grado. Evaluación de la malabsorción Aunque algunas enfermedades por malabsorción pue den diagnosticarse mediante pruebas no invasi- vas en sangre y heces, en algunas de ellas es más ade - cuada la biopsia de intestino delgado. La endoscopia es una exploración útil para el diagnóstico de los trastornos inflamatorios, infiltrativos o infecciosos Evaluación de la anemia crónica en ausencia de síntomas gastrointestinales, sangre oculta en heces o deficiencia de hierro Seguimiento de lesiones benignas (p. ej., úlceras duodenales) Evaluación de un carcinoma metastásico primario de origen desconocido Evaluación de la hernia hiatal Vigilancia del cáncer en pacientes con: Acalasia Gastritis atrófica Anemia perniciosa Antecedentes de cirugía gástrica Cuadro 1.2 Indicaciones inapropiadas o no demostradasde la endoscopia Figura 1.14•Esprue celíaca en el duodeno. La endoscopia revela pliegues duodenales prominentes. El diagnóstico de esprue celíaca se confirma al demostrarse en la biopsia la atrofia subtotal de las vellosidades intestinales. Conclusión El siglo XX ha sido testigo de la aparición y de la rápi- da evolución de la endoscopia digestiva alta. Ac tual - Bibliografía recomendada 17 mente, la endoscopia es la técnica estándar de diagnóstico y tratamiento de la mayor parte de las en fermedades que afectan el tracto gastrointestinal. Sin duda alguna, la endoscopia seguirá evolucionan- do y se convertirá en una técnica más segura y me - nos invasiva que permitirá a los médicos traspasar la luz gastrointestinal y tener acceso a zonas incluso moleculares. Bibliografía recomendada American College of Gastroenterology www.acg.gi.org American Gastroenterological Association Medical Position Statement: Evaluation of dyspepsia. Gastroenterology 1998; 114: 579–581. American Gastroenterological Association Medical Position Statement: Nausea and vomiting. Gastroenterology 2001; 120: 261–262. American Gastroenterological Association www.gastro.org American Society for Gastrointestinal Endoscopy www.asge.org American Society for Gastrointestinal Endoscopy. An annotated algorithmic approach to upper gastrointestinal bleeding. Gastrointest Endosc 2001; 53: 853–858. American Society for Gastrointestinal Endoscopy. Guidelines on the management of anticoagulation and antiplatelet therapy for endoscopic procedures. Gastrointest Endosc 2002; 55(7): 775–779. American Society for Gastrointestinal Endoscopy. The role of endoscopy in the surveillance of premalignant conditions of the upper gastrointestinal tract. Gastrointest Endosc 1998; 48: 663–668. American Society for Gastrointestinal Endoscopy. The role of endoscopic therapy in the management of variceal hemor- rhage. Gastrointest Endosc 1998; 48: 697–698. DeVault KR, Castell DO. ACG treatment guideline: updated guidelines for the diagnosis and treatment of gastroe- sophageal reflux disease. Am J Gastroenterol 1999; 94: 1434–1442. Grace ND. ACG treatment guideline: diagnosis and treatment of gastrointestinal bleeding secondary to portal hyperten- sion. Am J Gastroenterol 1997; 92: 1081–1091. Sampliner RE. ACG treatment guideline: practice guidelines on the diagnosis, surveillance, and therapy of Barrett’s esophagus. Am J Gastroenterol 1998; 93: 1028–1032. 19 Historia En 1895, Howard Kelly, un profesor de ginecología y obs tetricia de la Johns Hopkins University, publicó los dibujos y las descripciones del primer rectosig- moidoscopio rígido utilizado en Estados Unidos. Pos teriormente estos instrumentos fueron conocidos como «tubos de Kelly». La aparición de los en dos co - pios fibrópticos (de fibra óptica), desarrollados en 1957 por Basil Hirs chowitz, permitió considerar seriamente la utilización de la sigmoidoscopia y la colonoscopia fi bró pticas. En 1965, Machida and Olympus Corporations introdujeron en el mercado las versiones comerciales de estos endoscopios. En 1970, Bergein Overholt (University of Michigan) introdujo un co lo noscopio más largo y dotado con una punta deflectora de cuatro vías, lo que permitió un tratamiento adecuado de las flexuras del colon. A finales de la dé cada de 1970, la casi totalidad de los endoscopistas aceptaban ya que los sigmoidosco- pios y los colonoscopios fibrópticos eran en casi todas las circunstancias clínicamente superiores a otros tipos de endoscopios. Estos descubrimientos tienen una importancia es pecial, puesto que el cáncer colorrectal sigue sien- do el tercer tipo de cáncer diagnosticado más a me - nu do y, asimismo, la segunda principal causa de muer te por cáncer en Estados Unidos. Cada año se diagnostica este cáncer en más de 130.000 pacien- tes, y más de 50.000 fallecen por su causa. Indicaciones de la colonoscopia Un objetivo principal de la colonoscopia es dismi- nuir la incidencia de cáncer colorrectal mediante la detección y la extirpación de los pólipos o lesiones C a p í t u l o 2 Colonoscopia Gordon C. Hunt y Douglas O. Faigel ÍNDICE DEL CAPÍTULO HISTORIA INDICACIONES DE LA COLONOSCOPIA RECOMENDACIONES DE CRIBADO Y VIGILANCIA Cribado en pacientes con riesgo medio Intervalos de vigilancia Vigilancia del cáncer en la enfermedad inflamatoria intestinal PROCEDIMIENTO DE LA COLONOSCOPIA Preparación Sedación Instrumentación, accesorios y técnica Hallazgos Complicaciones Tratamiento paliativo del cáncer colorrectal COLONOGRAFÍA POR TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA CROMOENDOSCOPIA FORMACIÓN EN COLONOSCOPIA BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA Colonoscopia 20 pre cancerosas. A comienzos de la década de 1970 se propuso la secuencia de cánceres colorrectales origi- nada a partir de pólipos adenomatosos. Así, el cán- cer requiere la acumulación de múltiples mutacio- nes genéticas, lo que ocasiona hiperproliferación, apa rición de adenoma, sucesivos estadios de displa- sia y, finalmente, cáncer invasivo. Por regla general, el tiempo de evolución del tejido normal hasta la apa rición de un adenoma y la formación de un cán- cer es de 7-12 años. La prevalencia de los adenomas está influida por características demográficas (p. ej., edad, sexo y antecedentes familiares); asimismo, exis ten evidencias convincentes de que la extirpa- ción de los pólipos adenomatosos previene la apari- ción del cáncer. Tan sólo el 30% de las personas pre- sentan factores de riesgo de cáncer colorrectal. Estos factores son los siguientes: antecedentes familiares de cáncer colorrectal en un familiar de primer grado, an tecedentes personales de pólipos o cáncer de co lon, antecedentes personales de enfermedad infla- matoria in testi nal y adquisición genética de un síndro me de poliposis familiar (p. ej., poliposis ade- nomatosa familiar y cáncer de colon hereditario no asociado a poliposis). En el cuadro 2.1 se muestran La colonoscopia diagnóstica está indicada habitualmente en los siguientes casos: 1. Evaluación de una anomalía en el enema opaco de probable significación clínica (p. ej., defecto de llenado o estenosis) 2. Evaluación de hemorragia digestiva de origen indeterminado (hematoquecia aparentemente no originada en el recto o la región perianal, melena de origen desconocido, presencia de sangre oculta en heces) 3. Anemia ferropénica inexplicada 4. Vigilancia de la neoplasia de colon a) Examen para evaluar, en la totalidad del colon de un paciente con cáncer tratable o un pólipo neoplásico, la presencia sincrónica de pólipos neoplásicos o de cáncer b) Seguimiento en intervalos de 3-6 años tras la resección de cáncer colorrectal o de pólipo neoplásico c) Pacientes con antecedentes familiares de cáncer de colon d) En pacientes con colitis ulcerosa, colonoscopia cada 1-2 años junto a múltiples biopsias para detectar un cáncer o displasia en pacientes con: • Pancolitis de más de 7 años de duración • Hemicolitis izquierda de más de 15 años de duración 5. Enfermedad inflamatoria intestinal del colon (si influyen sobre el control inmediato del trastorno la realización de un diagnóstico más preciso o la determinación de la actividad) 6. Diarrea clínicamente significativa de origen inexplicado 7. Identificación intraoperatoria de la localización de una lesión que no es posible descubrir por palpación o por inspección macroscópica durante la intervención quirúrgica (p. ej., sitio de una polipectomía, localización de un vaso sangrante) La colonoscopia diagnóstica no está habitualmente indicada en los siguientes casos: 1. Síndrome del intestino irritable estable o dolor abdominal crónico; existen algunas excepciones inhabituales en las que puede realizarse la colonoscopia para descartar la existencia de enfermedad orgánica (especialmente en pacientes con síntomas que no responden al tratamiento) 2. Diarrea aguda limitada 3. Metástasis de adenocarcinoma de localización primaria desconocida (en ausencia de síntomas en colon y si su identificación no influye en el tratamiento) 4. Seguimiento
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