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� PRinciPios básicos los expertos son sarcásticos al decir que ética en los negocios es una contradicción de términos, porque existe un conflicto inherente entre la ética y la búsqueda interesada de la ganancia. Esto implica que, cuando la ética está en conflicto con las ganancias, los negocios siempre elegirán a las segundas sobre la primera. No obstante, el caso de Merck sugiere una pers- pectiva algo diferente, una que cada vez más compañías adoptan. La administración de esta empresa gastó 10 millones de dólares en desarrollar un producto con pocas posibilidades de ser rentable, porque pensaron que tenían la obligación ética de ofrecer a la gente sus beneficios potenciales. En este caso, al menos, un negocio grande y exitoso eligió la ética sobre las ganancias. Más aún, los comentarios de Vagelos al final del caso sugieren que, a la larga, quizá no haya un conflicto inherente entre el comportamiento ético y la búsqueda de una ganancia. Por el contrario, sus comentarios sugieren que el comportamiento ético crea el tipo de reputación y buena voluntad que amplía las oportunidades de una compañía para obtener ganancias. No todas las empresas operan como Merck, incluso ésta no siempre lo ha hecho de manera ética. Muchas compañías —quizá la mayoría— no invierten en un proyecto de investigación y desarrollo que tal vez no sea rentable. Todos los días los periódicos publi- can los nombres de compañías que eligen las ganancias sobre la ética, o que se benefician mediante un comportamiento no ético —Enron, WorldCom, Global Crossing, Rite-Aid, Oracle, ParMor, Adelphia, Arthur Andersen, Louisiana-Pacific y Qwest, son sólo algunas de ellas. En 2004, incluso Merck fue acusada de no revelar los problemas cardiacos aso- ciados con su medicamento Vioxx. Aunque las compañías con frecuencia se comportan en forma no ética, por lo general, este comportamiento suele no ser una buena estrategia de negocios a largo plazo. Por ejemplo, pregúntese si, como cliente, es más probable que le compre a una empresa que sabe que es honesta y confiable, o a una que se ha ganado la reputación de deshonesta y no confiable. Pregúntese si, como empleado, es más probable que sea leal a una compañía cuyas acciones hacia usted son justas y respetuosas, o a una que habitualmente trata a sus trabajadores de manera injusta y no respetuosa. Es evidente que cuando las compañías compiten entre ellas por clientes y los mejores trabajadores, la que tiene reputación de un comportamiento ético, tiene ventaja sobre la que suele ser no ética. Este libro adopta el punto de vista de que el comportamiento ético, a la larga, es la mejor estrategia de negocios para una compañía; un punto de vista que durante los últimos años ha sido aceptado cada vez más.6 Esto no significa que nunca surjan situaciones en las que hacer lo ético resulte costoso para la compañía. Esas situaciones son comunes en la vida de una empresa, y en este libro se verán algunos ejemplos. Tampoco significa que el comportamiento ético siempre sea recompensado y el no ético siempre sea castigado. Por el contrario, el comportamiento no ético en ocasiones recibe retribuciones y las buenas personas a veces pierden. Decir que el comportamiento ético es la mejor estrategia de negocios a largo plazo significa meramente que, a la larga y en su mayor parte, daría a una compañía ventajas competitivas importantes sobre compañías no éticas. El ejemplo de Merck sugiere este punto de vista, que es apoyado con un poco de reflexión sobre la manera como nosotros, clientes y empleados, respondemos a las compañías que se com- portan sin ética. Más adelante se verá qué más se podría decir en pro y en contra de la idea de que el comportamiento ético es la mejor estrategia de negocios a largo plazo para una compañía. El problema básico es, por supuesto, que las acciones éticas no siempre son claras para los administradores de una empresa. En el caso de Merck, algunos administradores, in- cluyendo al doctor Roy Vagelos, el director general, sentían con claridad que la compañía tenía la obligación ética de proceder al desarrollo de la droga. Pero quizás el asunto no era tan claro como aseguran. ¿No tienen los administradores la obligación con los accionistas de invertir sus fondos de manera rentable? Si duda, si una compañía gasta todos sus fondos en proyectos de caridad que pierden dinero, ¿no quedarían pronto fuera de los negocios? Entonces, ¿no se justificaría que los accionistas reclamaran que los administradores gasta- ron su dinero de manera no ética? ¿Es tan claro, entonces, que Merck tenía la obligación Vela�squez 01.indd 6 24/5/06 08:37:57
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