Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
78 PrinciPios básicos estableciendo obligaciones públicas para que todos los acuerdos se cumplan. Como resul- tado, estas instituciones familiar, médica y corporativa continúan existiendo y sus miem- bros vulnerables están protegidos contra daños. Debemos recordar que las obligaciones institucionales de una persona no son ilimitadas. En el primer capítulo se observó que como “agente leal”, las obligaciones de un administrador de cuidar a la corporación están limitadas por los principios éticos que gobiernan a cualquier persona. De manera similar, un doctor no puede asesinar a una persona para obtener órganos vitales para pacientes que están a su cargo. ¿Qué tipo de reglas éticas gobiernan los contratos? El sistema de reglas que funda- menta los derechos y las obligaciones contractuales, por tradición, se ha interpretado de manera que incluye varias restricciones morales:42 1. Ambas partes de un contrato deben tener amplio conocimiento de la natura- leza del acuerdo que están aceptando. 2. Ninguna parte de un contrato debe malinterpretar intencionalmente los he- chos de la situación contractual con la otra parte. 3. Ninguna parte de un contrato debe estar forzada a aceptar el contrato bajo intimidación o coerción. 4. El contrato no debe unir a las partes para cometer un acto inmoral. Los contratos que violan una o más de estas cuatro condiciones por tradición se han consi- derado inválidos.43 La base de este tipo de condiciones se analiza en seguida. Una base para los derechos morales: Kant ¿Cómo sabemos que las personas tienen derechos? Esta pregunta se contesta de manera bastante directa cuando se plantea en términos de los derechos legales: una persona tiene ciertos derechos legales porque vive dentro de un sistema legal que los garantiza. Sin em- bargo, ¿cuál es la base de los derechos morales? Los seguidores del utilitarismo han sugerido que los principios utilitarios constituyen una base satisfactoria para los derechos morales: las personas tienen derechos morales por- que su posesión maximiza la utilidad. Pero es dudoso que el utilitarismo pueda servir como base adecuada para los derechos morales. Decir que alguien tiene un derecho moral de hacer algo es decir que tiene el privilegio de hacerlo sin importar los beneficios utilitarios que proporcione para otros. No sería fácil que el utilitarismo apoyara este concepto no utilitario. Un fundamento más satisfactorio para los derechos morales es el que proporciona la teoría ética desarrollada por Emmanuel Kant (1724-1804).44 Kant, de hecho, intenta demostrar que existen ciertos derechos y obligaciones morales que poseen todos los seres humanos sin importar los beneficios utilitarios que pueda proporcionar el ejercicio de ellos para otros. La teoría de Kant se basa en un principio moral que llamó imperativo categórico y que requiere que todos deben ser tratados como personas libres e iguales a todos los demás. Es decir, cada uno tiene un derecho moral a este tratamiento, y cada uno tiene la obligación moral correlativa de tratar a otros de esta manera. Kant proporciona al menos dos maneras de formular este principio moral básico; cada formulación sirve como explica- ción del significado de este principio y su obligación correlativa. Primera formulación del imperativo categórico de Kant La siguiente es la primera formulación de Kant del imperativo categórico: “Yo no debo ac- tuar excepto de forma tal que puedo desear también que mi máxima se convierta en una ley universal”.45 Una máxima para Kant es la razón que tiene una persona en cierta situación máxima La razón que tiene una persona en cierta situación para hacer lo que planea. imperativo categórico El requisito de que cada uno debe ser tratado como una persona libre igual a todos los demás. Vela�squez 02.indd 78 24/5/06 08:39:52 Gab.Ost Highlight Gab.Ost Highlight Gab.Ost Highlight Gab.Ost Highlight Gab.Ost Highlight PrinciPios éticos en los negocios 79 para hacer lo que planea. Una máxima se “convierte en ley universal” si todas las personas en situación similar eligen hacer lo mismo por la misma razón. Entonces, la primera ver- sión de Kant del imperativo categórico se expresa en el siguiente principio: Una acción es moralmente correcta para una persona en cierta situación si y sólo si, la razón de la persona para realizar la acción es una razón que estaría dispuesta a que todas las personas acataran, en una situación similar. Un ejemplo ayudará a clarificar el significado del principio de Kant. Suponga que intento decidir si debo despedir a un empleado porque no me gusta su raza. Según el principio de Kant, debo preguntarme a mí mismo si estaría dispuesto a aceptar que un em- pleador despidiera a cualquier empleado siempre que no le gustara su raza. En particular, debo preguntarme si estaría dispuesto a que me despidieran si a mi empleador no le gustara mi raza. Si no estoy dispuesto a aceptar que los demás actúen de esta manera, incluso hacia mí, entonces, es moralmente incorrecto que actúe de esta manera hacia otros. Las razones de una persona para actuar, entonces, deben ser “reversibles”: uno debe estar dispuesto a que otros usen esas razones, incluso contra uno mismo. Existe una similitud obvia entre el imperativo categórico y la llamada regla de oro: “Trata a los demás como te gustaría que ellos te trataran a ti”. Kant señala que algunas veces no es siquiera posible concebir que todos actúen por cierta razón, mucho menos estar dispuestos a que todos actúen por esa razón.46 Por ejemplo, suponga que estoy considerando no cumplir un contrato porque me compromete a hacer algo que no quiero hacer. Entonces, debo preguntarme si estaría dispuesto a que todos de- jaran de cumplir un contrato que no quieren cumplir. Pero es imposible siquiera concebir que todos firmen y luego rompan contratos de esta manera porque si todos supieran que cualquier contrato puede romperse, entonces la gente dejaría de hacer contratos (¿para qué posible propósito servirían?) y los contratos dejarían de existir. En consecuencia, como es imposible concebir que todos firmen y rompan contratos de esta manera, también es impo- sible que yo esté dispuesto a que todos actúen así (¿cómo puedo querer algo que ni siquiera puedo concebir?). Por lo tanto, sería incorrecto que no cumpliera el contrato simplemente porque no quiero. Entonces, las razones de una persona para actuar, también deben poder convertirse en universales: debe ser posible, al menos en principio, que todos actúen por esas razones. La primera formulación del imperativo categórico incorpora dos criterios para deter- minar el bien y el mal moral, la universalidad y la reversibilidad. UNIVERSALIDAD: Las razones de una persona para actuar deben ser razones por las que todos puedan actuar, al menos en principio. REVERSIBILIDAD: Las razones de una persona para actuar deben ser razones que esa persona estaría dispuesta a aceptar que otros usaran, incluso como base del trato hacia ella. Esta formulación del imperativo categórico de Kant es atractiva por varias razones; una de las principales es porque parece capturar algunos aspectos fundamentales de nuestras concepciones morales. Por ejemplo, con frecuencia preguntamos a una persona que hizo algo incorrecto o que está a punto de hacerlo: “¿Te gustaría que él te hiciera lo mismo a ti?” o “¿qué harías si estuvieras en su lugar?”, preguntas con las que se invoca la reversibilidad. También es frecuente preguntar: “¿Qué sucedería si todos hicieran eso?”, con lo que se invoca la universalidad. A diferencia del principio de utilitarismo, esta formulación del imperativo categórico de Kant se centra en las motivaciones interiores de una persona y no en las consecuencias de las acciones externas. El bien y el mal moral para la teoría kantiana se distinguen no por lo que una persona logra, sino por las razones que esa persona tiene para actuar. Kant argumenta que, en la medida en que una persona realiza una acciónsólo porque encuentra Vela�squez 02.indd 79 24/5/06 08:39:52
Compartir