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Etica En Los Negocios-páginas-56

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110	 PrinciPios	básicos
Naturaleza de la virtud
¿Qué es exactamente una virtud moral? Una virtud moral es una disposición adquirida 
que se valora como parte del carácter de un ser humano moralmente bueno y que se ex-
hibe en el comportamiento habitual de una persona. Una persona tiene una virtud moral 
cuando está dispuesta a comportarse habitualmente en la manera y con las razones, senti-
mientos y deseos que son característicos de una persona moralmente buena. La honesti-
dad, por ejemplo, se valora como un rasgo del carácter de una persona moralmente buena. 
Una persona posee la virtud de la honestidad cuando está dispuesta, por hábito, a decir 
la verdad y lo hace porque cree que es correcto, se siente bien cuando dice la verdad y a 
disgusto cuando miente, y siempre desea decir la verdad por respeto a la verdad misma y 
su importancia en la comunicación humana. Si una persona dijo la verdad en ocasiones o 
lo hace por las razones y los deseos equivocados, no diremos que la persona es honesta. 
No diremos que una persona es honesta, por ejemplo, si la persona miente con frecuencia, 
si dice la verdad sólo porque piensa que es la forma de estar bien con la gente, o si dice la 
verdad por miedo y con renuencia. Más aún, una virtud moral debe adquirirse y no sólo ser 
una característica natural como inteligencia, belleza o fuerza natural. Una virtud moral es 
digna de elogio porque es un logro, su desarrollo requiere esfuerzo.
Las virtudes morales
El aspecto más básico, desde la perspectiva de la ética de la virtud, es la pregunta: ¿Cuáles 
son las pruebas de carácter que hacen a una persona un ser humano moralmente bueno? 
¿Cuáles rasgos del carácter son virtudes morales? En este respecto ha habido numerosos 
puntos de vista. El que más ha influido es la teoría de la virtud propuesta por el filósofo 
griego Aristóteles, quien aseguró que una virtud moral es un hábito que permite a un ser 
humano vivir de acuerdo con la razón. Una persona vive de acuerdo con la razón, afirma 
Aristóteles, cuando sabe y elige el punto medio razonable entre ir demasiado lejos y no 
ir suficientemente lejos en sus acciones, emociones y deseos: “La virtud moral es [...] la 
media entre dos vicios, uno de exceso y otro de deficiencia, y [...] se dirige a la media 
en los sentimientos [deseos] y acciones”. En lo referente a la emoción del miedo, por 
ejemplo, el valor es la virtud de responder al miedo con una cantidad razonable de atre-
vimiento, mientras que la cobardía es el vicio de no atreverse lo suficiente en respuesta al 
miedo y la imprudencia es el vicio de ser demasiado atrevido en respuesta al miedo. En 
cuanto al deseo por la comida, la moderación es la virtud de ser razonable al entregarse 
al deseo, ni mucho ni poco, mientras que la gula es el vicio de entregarse a un exceso no 
razonable y la austeridad el vicio no razonable de comer demasiado poco. Respecto a la 
acción de dar a las personas los bienes externos que merecen, la justicia es la virtud de 
dar a la gente justo lo que merecen, mientras que la injusticia es el vicio de darles más 
o menos de lo que merecen. Las virtudes, entonces, son los hábitos de manejar las pro-
pias emociones, deseos y acciones de modo que se busque un punto medio razonable y 
se eviten los extremos no razonables, mientras que los vicios son los hábitos de ir a los 
extremos, ya sea del exceso o de la deficiencia. ¿Cómo se determina lo que es razonable? 
La prudencia, sostiene Aristóteles, es la virtud que permite saber qué es razonable en una 
situación dada.
Santo Tomás de Aquino, un filósofo cristiano de la Edad Media, siguió a Aristóteles al 
sostener que las virtudes morales permiten a las personas seguir lo razonable al manejar sus 
deseos, emociones y acciones y al aceptar que las cuatro virtudes cardinales o esenciales son 
valor, moderación, justicia y prudencia. Pero como cristiano, y a diferencia de Aristóteles, 
Aquino sostenía que el propósito de una persona no es sólo el ejercicio de la razón en este 
mundo, sino la unión con Dios en el siguiente. Por lo tanto, a la lista de virtudes morales 
de Aristóteles agrega las virtudes cristianas o “teológicas” de fe, esperanza y caridad, las 
virtudes morales Una	
disposición	adquirida	que	
se	valora	como	parte	del	
carácter	de	un	ser	humano	
moralmente	bueno	y	que	
se	exhibe	en	el	compor-
tamiento	habitual	de	una	
persona.
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cuales permiten a una persona lograr la unión con Dios. Más aún, Aquino amplió la lista 
de Aristóteles para incluir otras virtudes que tienen sentido para la vida de un cristiano 
pero que habrían sido muy extrañas para el ciudadano griego aristócrata en quien se había 
centrado Aristóteles. Por ejemplo, Aquino sostenía que la humildad es una virtud cristiana 
y que el orgullo es un vicio, mientras que Aristóteles afirma que para el aristócrata griego 
el orgullo es una virtud y la humildad, un vicio.
Hace menos tiempo, el filósofo estadounidense Alasdair MacIntyre ha asegurado que 
la virtud es cualquier disposición humana que se elogia porque permite a una persona lo-
grar el bien, que es lo que buscan las “prácticas” humanas:
Las virtudes [...] deben entenderse como aquellas disposiciones que no sólo sus-
tentan las prácticas y nos permiten lograr los bienes internos a las prácticas, sino 
las que también nos sostienen en los tipos relevantes de búsqueda del bien, al 
permitirnos superar los daños, los peligros, las tentaciones y las situaciones que 
encontramos, y que nos proveen con un conocimiento creciente de nosotros mis-
mos y un conocimiento creciente del bien.129
Sin embargo, los críticos han argumentado que el enfoque de MacIntyre no parece ser co-
rrecto. Cuando Ivan Boesky, por ejemplo, fue criticado por “avaro”, “deshonesto”, “cruel”, 
etcétera, las personas no lo culpaban por no tener las virtudes referentes a las prácticas 
dentro de las cuales el seguía su visión de lo correcto. Los defectos morales por los que 
se le criticaba eran sus supuestas fallas como ser humano, sin importar qué tan bien o mal 
actuara en las diferentes prácticas humanas que emprendía. Las virtudes morales parecen 
ser esas disposiciones que nos permiten vivir una vida humana moralmente correcta en 
general y no sólo las que nos permiten participar con éxito en algún conjunto de prácticas 
humanas.
Edmund L. Pincoffs, en particular, critica a MacIntyre por asegurar que las virtudes 
incluyen nada más esas cualidades requeridas por algún conjunto de prácticas sociales. En 
su lugar, Pincoffs sugiere que las virtudes incluyen todas las disposiciones para actuar, sen-
tir y pensar de cierta manera que se usan como base para elegir entre las personas o entre 
los intereses personales potenciales futuros.130 Al decidir, por ejemplo, a quién elegir como 
amigo, esposo(a), empleado o gerente, se ven las disposiciones de las personas: ¿Son ho-
nestas o deshonestas, sinceras o falsas, avariciosas o generosas, confiables o no confiables, 
dignas de confianza o no, se cuenta con ellas o no? De manera similar, cuando pensamos 
en una decisión moral, con frecuencia no lo hacemos como estamos obligados, sino pen-
sando en el tipo de persona que seríamos al hacerlo: al llevar a cabo cierta acción, ¿sería yo 
honesto o deshonesto, sincero o hipócrita, egoísta o caritativo?
No obstante, ¿qué hace de una disposición una virtud moral y de otra un vicio moral? 
No hay una repuesta sencilla a esta pregunta, asegura Pincoffs. Algunas disposiciones, se-
ñala, dan bases específicas para preferir a una persona porque la hacen buena o mala para 
determinadas tareas, como pintar casas. Esas disposiciones específicas no son virtudes. 
Pero otras disposiciones son deseables, en general, porque hacen a una persona buena para 
manejar los tipos de situaciones que con frecuencia surgen en la vida humana. Las virtudes 
consisten en este tipo de “disposiciones deseables”, de manera que es deseable que las per-
sonas tengan, en vistade la “situación humana, las condiciones necesarias para vivir (dada 
la naturaleza del mundo físico, la naturaleza de los humanos y la asociación humana)”. 
Por ejemplo, como la situación humana con frecuencia requiere esfuerzos combinados, 
es deseable que tengamos persistencia y valor. Como los temperamentos muchas veces 
estallan, necesitamos tacto y tolerancia. Como los bienes con frecuencia deben distribuirse 
mediante criterios congruentes, necesitamos justicia y no discriminación. Sin embargo, el 
egoísmo, el engaño, la crueldad y la injusticia son vicios: en general son indeseables porque 
destruyen las relaciones humanas. Las virtudes morales, entonces, son esas disposiciones 
que en general se desea que las personas tengan en los tipos de situaciones que suelen 
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