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Ética en el mercado 201 guerra de precios desastrosa y costosa entre las cinco compa- ñías de la industria: Cuando comenzamos a vender, los precios comen- zaron a caer, por lo que hubo una tremenda guerra de precios, la lisina bajó de 1.30 por libra a cerca de 60 centavos. En ese punto estábamos perdiendo dinero, unos cuantos millones de dólares al mes (de- claración de Mark Whitacre).3 adm estaba, de hecho, perdiendo cerca de 7 millones al mes. Los administradores de las cinco compañías productoras —to- dos ellos perdiendo dinero— sentían que la situación devas- tadora no podía continuar. Tenían que hacer algo. En adm se había desarrollado un método para manejar tales situaciones. Terry Wilson, presidente de la división de procesamiento de maíz de adm, introdujo este “método” en otras divisiones de adm, y Michael Andreas le pidió a Mark Whitacre que traba- jara con Terry Wilson. Fue durante mi primer año en la compañía que comencé a oír sobre fijación de precios en adm en otras cuatro o cinco divisiones. Las personas decían que era común... Alrededor de febrero de 1992... me dijeron que querían que trabajara más de cerca con Terry Wilson... Debía verlo como mentor, alguien que me enseñaría ciertas cosas de cómo hacía negocios adm (declaración de Mark Whitacre).4 Terry Wilson tuvo algunas reuniones iniciales con Whi- tacre y luego propuso que ellos se reunieran con los directivos de las otras cuatro compañías que producían lisina. Se con- vocó a una junta, por lo que en junio de 1992 Wilson y Whi- tacre se reunieron en un hotel de la ciudad de México con los administradores de Ajinomoto y Kyowa, los dos productores japoneses de lisina.5 Las dos compañías coreanas, Miwon y Cheil no asistieron. Sin embargo, entre ellos adm, Ajinomoto y Kyowa controlaban la mayor parte del mercado mundial de lisina. Durante la reunión de junio de 1992 en la ciudad de México, Terry Wilson se paró frente a una gráfica y preguntó a los representantes de las compañías cuántos millones de li- bras de lisina producía cada uno en un año en sus plantas. Escribió las cantidades en la gráfica y las sumó, incluyendo las estimaciones para las dos compañías coreanas ausentes. Wilson dio vuelta a la página. Ahora pidió al grupo que es- timaran cuántos millones de libras de lisina se compraban cada año en Europa, América Latina, Asia y Estados Unidos. Anotó las cantidades en la segunda página y las sumó. Por último, comparó las cantidades de las dos páginas y señaló “nuestro problema”: la cantidad total que producían era 25% mayor que la cantidad total de demanda mundial. Después Wilson multiplicó su estimación de la demanda mundial por 60 centavos, el precio actual de una libra de lisina. También multiplicó su estimación de la demanda mundial por 1.30, el precio antes de la entrada de adm al mercado. La diferencia era de 200 millones. Wilson declaró que 200 millones era la cantidad que cinco compañías estaban regalando a sus clien- tes. Esto significaba, continuó, que los beneficios se iban a los clientes, no a las cinco compañías que competían y que habían gastado cientos de millones de dólares en construir sus plantas. En adm, agregó, “creemos que el competidor es nuestro amigo y que el consumidor es nuestro enemigo”. Ciudad de México 23/06/92 Chicago 08/09/92 Chicago 15/04/93 Chicago 28/04/93 Decatur 30/04/93 Tokio 08/12/93 París 20/05/94 Hawai 10/03/94 Chicago 13/10/94 Zurich 26/10/94 Atlanta 18/01/95 Justificaciones de búsqueda 27/06/95 Hong Kong 21/04/95 Saporo Japón 22/08/94 Vancouver 24/06/93 Tokio 14/05/93 París 05/10/93 Irvine 25/10/93 París 01/10/92 1992 1993 1994 1995 Precio/libra de lisina de ADM $1.50 $1.20 90¢ 90¢ $1.50 $1.20 90¢ 90¢ línea de tiempo de juntas y precios en el caso de fijación de precios de la lisina Fuente: U.S. v. Andreas, archivos de la corte Federal Vela�squez 04.indd 201 24/5/06 08:43:00 202 El mErcado y los nEgocios “Debemos confiar —agregó—, y tener amistad competitiva” entre las compañías. Wilson, Whitacre y los representantes de las dos com- pañías japonesas pasaron a la discusión de un precio “meta” al que las compañías venderían “si dejamos de competir”. El propósito de su reunión, se observó, era terminar la guerra de precios, que había hecho que bajaran los precios, entre ellos. Pero su objetivo se cumpliría sólo si las cinco compañías acor- daban vender la lisina al mismo precio sin perjudicarse entre sí. Las compañías japonesas ofrecieron voluntariamente con- tactar a las dos compañías coreanas y hablar con ellas para que se unieran al acuerdo. El representante de Ajinomoto resumió el acuerdo: “Si la discusión avanza bien, intentaremos un nivel de precios de 1.05/libra para Estados Unidos y Europa... para octubre y de 1.20/libra en diciembre”. Wilson sugirió que para ocultar el objetivo real de reuniones futuras entre ellos, debían formar una “asociación comercial” que se reuniría pe- riódicamente con una agenda falsa. Así, señaló, era como adm convocaba a juntas secretas para fijar precios para otros bienes que producía la compañía. Después de la reunión, adm comenzó a subir sus pre- cios gradualmente según lo acordado; lo mismo hicieron las otras compañías. Era evidente que los coreanos se habían unido al acuerdo. En Estados Unidos el precio de la lisina subió a 1.05/libra para el final del verano de 1992 (vea la fi- gura). Por un tiempo pareció que la guerra de precios había terminado. Las cinco compañías se reunieron en París en octubre de 1992, para lanzar la recién formada “Asociación Internacional de Productores de Aminoácidos”. Publicaron una agenda falsa estableciendo que discutirían los derechos de los animales y otros asuntos ambientales. Esos temas no se discutieron jamás. En su lugar, las compañías pasaban la reunión felicitándose por el éxito de su acuerdo y trabajando para llegar a nuevos acuerdos sobre precios futuros para cada región del mundo en donde vendían la lisina. Sin embargo, después de la junta de París surgieron pro- blemas. En lugar de subir, el precio de la lisina se mantuvo en 1.05 hasta el final de 1992 y luego comenzó a declinar. El precio bajó durante enero, febrero y marzo de 1993 y llegó a 70 centavos en abril (vea la figura). En abril, Michael Andreas, Terry Wilson y Mark Whitacre tuvieron una reunión urgente con los administradores de Ajinomoto en Decatur y Chicago para discutir la deteriorada situación. El problema, explica- ron Andreas y Wilson, era que las cinco compañías no habían acordado limitar sus volúmenes de producción. En ausencia de un acuerdo en el volumen “desde el lado de la oferta”, cada compañía había intentado producir y vender toda la lisina de la que era capaz. Juntos habían inundado el mercado con más producto del que se demandaba; por ello, no podían cumplir el acuerdo del precio. La única manera para “estabilizar” el mercado era controlar el volumen del lado de la oferta. A menos que se controle el volumen, observó Wilson, “los pre- cios bajarán”. Con los precios todavía bajando, adm y los administra- dores de Ajinomoto se reunieron en Tokio, el 14 de mayo de 1993, para discutir la restricción de las cantidades de produc- ción, con la finalidad de mejorar los precios. En la reunión, Wilson explicó que en otros mercados adm se había reunido con los competidores y cada uno había acordado vender sólo una cantidad específica de producto para asegurar que su oferta acumulada no fuera mayor que la demanda. Una vez que se asignaban volúmenes específicos a cada compañía, abundó, no hay necesidad siquiera de supervisar los precios porque “mientras el volumen [de cada compañía] sea el ade- cuado, si quieren vender [su volumen asignado] por menos dinero, ése es su problema”. Sin embargo, un acuerdo para limitar el volumen de li- sina que vendería cada compañía requería un acuerdo entre las cinco compañías. Para ese momento el precio de la lisina había bajado a 60 centavos/libra y todas lascompañías esta- ban perdiendo dinero (vea la figura). Por lo tanto, todos se reunieron el 24 de junio de 1993, en Vancouver, Canadá. Ahí, llegaron a un acuerdo sobre precios, pero pelearon sobre las restricciones de la cantidad que cada uno vendería, porque, uno de ellos después observó: “Todos querían una partici- pación mayor”. De todas maneras acordaron mantener los niveles actuales y subir los precios al mismo tiempo al nivel acordado. Después de la reunión de Vancouver, las compañías res- piraron con alivio al ver que los precios subían poco a poco según lo acordado. Su experiencia, sin embargo, los había convencido de que tenían que acordar una asignación de vo- lumen si querían que se mantuvieran los precios. El 25 de octubre de 1993, Andreas, Wilson y Whitacre, de adm, se reunieron con los administradores de Ajinomoto, en Irvine, California, para llegar a un acuerdo en volúmenes. Los re- presentantes de dos compañías aceptaron que en 1994 cada una se limitaría a vender la misma cantidad que había ven- dido en 1993, más cierta cantidad de lo que estimaban que la industria crecería en 1994. Si no se apegaban a este acuerdo de limitar sus volúmenes, advirtió Michael Andreas, enton- ces, adm usaría su gran capacidad para inundar de nuevo el mercado y bajar los precios para todos y “entrar en la libre competencia”. El 8 de diciembre de 1993, los representantes de adm, Ajinomoto, Kyowa y Miwon se reunieron en Tokio; Cheil no estaba presente en la junta. Ahí las compañías acordaron los precios del siguiente trimestre. Pero más importante: por fin lograron un acuerdo en una programación que indicaba la cantidad de lisina (en toneladas) que cada uno vendería en cada región del mundo. También diseñaron un método para asegurar que ninguno de ellos estuviera tentado a vender más de lo permitido: si una compañía vendía más que su parte asignada, entonces al final del año habría que corregir com- prando la cantidad de lisina que otra compañía hubiera dejado de vender según su parte asignada. Más aún, cada mes, cada compañía enviaría un informe a un funcionario de Ajinomoto Vela�squez 04.indd 202 24/5/06 08:43:00
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