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Etica En Los Negocios-páginas-140

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La	ética	de	La	producción	y	marketing	de	artícuLos	de	consumo	 295
de las compras totales que sus miembros le hacían). Los crí-
ticos afirmaban que los fabricantes de productos médicos en 
realidad pagaban a los gpo para tener acceso a sus hospitales 
miembros. De hecho, según los críticos, gpos como Premier 
y Novation ya no trataban de conseguir a los hospitales los 
mejores productos médicos ni los menos costosos, sino que 
elegían a los fabricantes con base en lo que éstos estaban dis-
puestos a pagarles. Entre más dinero (el porcentaje de ventas 
más alto) daba el fabricante al gpo, más dispuesto estaba este 
último a colocar al fabricante en la lista de compañías a las que 
sus hospitales miembros tenían que comprar sus suministros 
médicos.17
Cuando Retractable intentó vender su jeringa nueva, que 
era reconocida como la jeringa más segura en el mercado, y 
como la única jeringa capaz de eliminar por completo los pin-
chazos de agujas del entorno de los enfermeros, descubrió que 
no podía hacerlo. En 1996, Becton Dickinson había logrado 
que la gpo Premier firmara un contrato de exclusividad por 
siete años y medio y 1.8 mil millones de dólares, contrato que 
obligaba a los hospitales miembros de Premier a comprar al 
menos el 90% de sus jeringas y agujas a Becton Dickinson. 
Casi al mismo tiempo, esta compañía firmó un contrato simi-
lar con Novation, el cual obligaba a sus hospitales miembros 
a comprarle al menos el 95% de sus jeringas. Puesto que los 
hospitales ya se habían comprometido a comprar sus jeringas 
y agujas a Becton Dickinson, o de otro modo tendrían que 
pagar multas sustanciales, rechazaron a los vendedores de Re-
tractable, incluso cuando su propio personal de enfermería 
recomendaba que el producto de seguridad de Retractable era 
mejor y más rentable que el de Becton Dickinson.
A pesar de que la jeringa de seguridad de Retractable 
costaba casi el doble que la de Becton, los hospitales que la 
adoptaron ahorraban dinero a largo plazo porque no tenían 
que pagar ninguno de los grandes costos asociados con los 
trabajadores que sufrían pinchazos de aguja frecuentes y las 
infecciones resultantes. El Center for Disease Control (cdc) 
estimó que cada pinchazo de aguja que no infectaba a un tra-
bajador le costaba al hospital hasta 2,000 dólares en pruebas, 
tratamiento, consejo psicológico, costos médicos y salarios 
perdidos, además de trauma emocional, ansiedad y abstención 
sexual inconmensurables hasta durante un año. Los pinchazos 
de aguja que provocaban que la víctima se infectara de vih, 
hepatitis B o C, u otra infección potencialmente letal, costaba 
al hospital entre $500,000 y más de un millón de dólares, y el 
paciente sufría de ansiedad, efectos secundarios de la terapia 
farmacológica y, finalmente, podía costarle la vida. La jeringa 
de Retractable eliminaba por completo todos estos costos. 
Puesto que todas las otras jeringas que estaban en el mercado 
en esa época, incluyendo a Safety-Lok de Becton Dickinson, 
aún provocaban algunos pinchazos de aguja, no podían eli-
minar por completo los costos asociados con los pinchazos y, 
por lo tanto, no eran tan rentables (un estudio del cdc reveló 
que cuando los trabajadores de hospitales probaron la jeringa 
Safety-Lok de Becton Dickinson en tres ciudades de 1993 a 
1995, las lesiones por pinchazo de aguja habían disminuido 
únicamente de 4 a 3.1 por cada 100,000, una reducción de sólo 
el 23%, el peor desempeño de todos los aparatos de seguridad 
que se probaron). Un estudio econométrico encomendado 
por Retractable probó que su jeringa de seguridad era la más 
rentable del mercado.
En octubre de 1999, ecri, el laboratorio de prueba de 
productos médicos más respetado de Estados Unidos, calificó 
a la jeringa Safety-Lok de Becton Dickinson como una jeringa 
de seguridad “inaceptable”, afirmando que en realidad podría 
causar un incremento de los pinchazos de aguja porque para 
usarla se necesitan las dos manos, y una mano podría tocar 
accidentalmente la aguja. Al mismo tiempo, otorgó a la je-
ringa Vanishpoint de Retractable su mayor calificación como 
jeringa de seguridad, la única en alcanzar este elevado nivel. 
Becton Dickinson protestó vigorosamente por la baja califica-
ción de su jeringa, y en 2001 el laboratorio aumentó un punto 
a la calificación de Safety-Lok como “no recomendable”. Sin 
embargo, la jeringa Vanishpoint de Retractable continuó reci-
biendo la mejor calificación. A pesar de ser reconocida como 
la mejor y más rentable tecnología para proteger a los trabaja-
dores del área de la salud de infecciones provocadas por pin-
chazo de aguja, Retractable seguía enfrentando un bloqueo en 
el mercado debido a los contratos a largo plazo que Becton 
Dickinson habían negociado con los principales gpos.18
En 1999, California se convirtió en el primer estado en 
exigir que los hospitales proporcionaran jeringas seguras a sus 
trabajadores. Luego, en noviembre de 2002, se promulgó la 
Ley de seguridad y prevención de pinchazos de aguja. La ley 
exigía el uso de jeringas seguras en hospitales y consultorios 
médicos. En 2001, osha adoptó las cláusulas de dicha ley, por 
lo que finalmente obligaba a hospitales y patrones a usar jerin-
gas seguras, lo que extendió de manera importante el mercado 
para este tipo de artefactos, y se espera que permita la dismi-
nución de los precios. Ninguna de estas normas requería un 
tipo o marca específicos, y la mayoría de las jeringas de segu-
ridad de Becton Dickinson eran adquiridas por la mayoría de 
los hospitales miembros de los gpos.
Puesto que continuaba apartado del mercado por los 
contratos que Becton Dickinson tenían con Premier y No-
vation, Retractable demandó a Premier, Novation y Becton 
Dickinson en un tribunal federal, alegando que violaban leyes 
antimonopolio y dañaban a consumidores y a un gran número 
de trabajadores del área de la salud al utilizar el sistema gpo 
para monopolizar el mercado de las agujas de seguridad.19 En 
2003, Premier y Novation se arreglaron con Retractable fuera 
del tribunal y acordaron que a partir de ese momento los hos-
pitales podrían adquirir las jeringas de seguridad de Retracta-
ble cuando lo desearan. En 2004, Becton Dickinson también 
hizo un arreglo fuera del tribunal y aceptó pagar a Retractable 
100 millones de dólares como compensación por los daños 
que le había provocado. Durante los seis años que los contra-
tos de Becton Dickinson impidieron que Retractable y otros 
fabricantes vendieran sus agujas de seguridad a hospitales y 
clínicas, miles de trabajadores del área de la salud continuaron 
infectándose por pinchazos de aguja cada año.
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296	 Los	negocios	y	sus	intercambios	externos:	ecoLogía	y	consumidores
El Ford Explorer, que fue introducido en el mercado en 1990, 
rápidamente se convirtió en el vehículo deportivo utilitario 
(suv) más popular en Estados Unidos. Los suvs, diseñados 
para viajar en todo terreno, son más altos para librar piedras 
y otros obstáculos del piso. Comercializado como un vehículo 
espacioso, seguro y confiable de doble tracción para la familia, 
cumplió el deseo que tenían los consumidores de resistencia 
combinada con comodidad. Entre 1990 y 2000, el Explorer 
probó ser uno de los suvs más seguros del camino, con una 
tasa de accidentes fatales menor a 9 de los otros 11 suvs. Según 
Ford, datos del u.s. Department of Transportation indicaban 
que “la tasa de mortalidad del Explorer es 27% menor que los 
automóviles de pasajeros en general, y 17% menor que otros 
suvs”. Sin embargo, los suvs tienen tasas de volcaduras mucho 
más altas que los automóviles sedán porque en una vuelta 
pronunciada, a alta velocidad, su centro de gravedad más alto 
provoca que se vuelquen con mayor facilidad. Sin embargo, 
a diferencia de sus automóviles sedán que tenían un margen 
de utilidades de 1,000 dólares por vehículo, las utilidades que 
obtenía Ford por los Explorer era de aproximadamente 8,000 
dólares.
Los ingenieros de Ford diseñaronel Explorer para uti-
lizar la misma estructura de su vieja camioneta Ranger, para 
poder fabricarlo en las mismas líneas de ensamble. La estruc-
tura de la camioneta Ranger utilizaba una suspensión “Twin 
I-Beam” de tracción delantera que consistía de vigas cruzadas 
una encima de otra, lo cual aumentaba el espacio debajo del 
automóvil pero elevaba el centro de gravedad del vehículo. La 
misma suspensión había sido utilizada en el muy popular suv 
Bronco II que a finales de la década de 1980 fue objeto de más 
C A S O S
El desastre de Ford y Firestone
Preguntas
1. En su opinión, ¿en 1991 Becton Dickinson tenía la obli-
gación de proporcionar la jeringa de seguridad en todos 
los tamaños? Explique su postura utilizando los materiales 
de este capítulo y los principios del utilitarismo, los dere-
chos, la justicia y el cuidado.
2. ¿Debe considerarse responsables a los fabricantes de no 
vender todos los productos de los que poseen patentes 
exclusivas cuando su venta hubiera podido evitar que al-
guien se lesionara? Explique su respuesta.
3. En su opinión, ¿quién fue moralmente responsable del 
pinchazo de aguja accidental de Maryann Rockwood? 
¿Maryann Rockwood? ¿La clínica donde trabajaba? ¿Las 
agencias gubernamentales que únicamente plantearon li-
neamientos? ¿Becton Dickinson?
4. Evalúe la ética del uso que hizo Becton Dickinson del sis-
tema gpo a finales de la década de 1990. ¿Las gpos son 
monopolios? ¿Su práctica es ética? Explique.
Notas
 1. J. R. Roberts, “Accidental Needle Stick”, em & acm, mayo de 
1987, pp. 6-7.
 2. R. Marcus, “Surveillance of Health Care Workers Exposed to 
Blood from Patients Infected with the Human Immunodeficiency 
Virus”, N. Eng. J. Med., octubre de 1988, v. 319, n. 17, pp. 1118-
1123.
 3. “Special Report and Product Review; Needle Stick-Prevention 
Devices”, Health Devices, mayo de 1991, v. 20, n. 5, p. 155.
 4. Ibid.
 5. Kathy Sullivan y Diana Schnell, “Needleless Systems”, Infusion, 
octubre de 1994, pp. 17-19.
 6. “Rules and Regulations”, Federal Register, 6 de diciembre de 1991, 
v. 58, n. 235, pp. 64175-64182.
 7. “Needle Stick Injuries Tied to Poor Design”, Internal Medicine, 1 
de diciembre de 1987.
 8. Ibid.
 9. Citado en Health Devices, p. 154.
10. J. S. Reed et al., “Needle Stick and Puncture Wounds: Definition 
of the Problem”, Am. J. Infect. Control, 1980, v. 8, pp. 101-106; R. 
D. McCormick et al., “Epidemiology of Needle Stick Injuries in 
Hospital Personnel”, Am. J. Med. 1981, v. 70, pp. 928-932.
11. J. T. Jacobson et al., “Injuries of Hospital Employees from Nee-
dles and Sharp Objects”, Infection Control, 1983, v. 4, pp. 100-102; 
F. J. Reuben et al., “Epidemiology of Accidental Needle Puncture 
Wounds in Hospital Workers”, American J. Med. Sci., 1983, v. 
286, n. 1, pp. 26-30; B. Kirkman-Liff et al., “Hepatitis B-What 
Price Exposure?”. Am J. Nurs., agosto de 1984, pp. 988-990; S. 
H. Weiss et al., “htlv-iii Infection Among Health Care Workers: 
Association with Needle-Stick Injuries”, jama, 1985, v. 254, n. 15, 
pp. 2089-2093.
12. Reynolds Holding y William Carlsen, “High Profits-At What 
Cost? Company markets unsafe needles despite reported risks”, 
The San Francisco Chronicle, 14 de abril de 1998, p. A-1.
13. Patente estadounidense 4,631,057, Mitchell.
14. En 1991 el dispositivo tenía un precio de lista publicado de 26 
centavos; vea Health Devices, p. 170. Si se asume un margen muy 
conservador del 20%, esto implicaría un costo de fabricación de 
aproximadamente 20 centavos; si se asume un margen similar 
para sus jeringas regulares del 50%, esto implicaría un costo de 
fabricación de aproximadamente 12 centavos.
15. Health Devices, p. 170.
16. Reynolds Holding y William Carlsen, “Watchdogs Fail Health 
Workers: How safer needles were kept out of hospitals”, The San 
Francisco Chronicle”, 15 de abril de 1998, p. A-1.
17. Barry Meier y Mary Williams Walsh, “Questioning $1 Million Fee 
in a Needle Deal”, The New York Times, 19 de julio de 2002, p. 1.
18. Ibid.
19. Mark Smith, “Medical Innovations: Clash of Blood, Money; Pa-
tients Take Back Seat to Costs, Critics Say”, The Houston Chroni-
cle, 18 de abril de 1999, p. 1.
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