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La UES Presidencia Las revoluciones políticas comienzan con la creciente sensación, a menudo restringida a un segmento de la comunidad política, de que las instituciones existentes han dejado de abordar adecuadamente los problemas planteados por un medio que ellas mismas han creado en parte. Las revoluciones científicas se inician por una sensación creciente, de nuevo restringida a meudo a una pequeña subdivisión de la comunidad científica, de que el paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza hacia el que había conducido previamente el propio paradigma. Tanto en el desarrollo político como en el científico la sensación de que las cosas funcionan mal, que puede conducir a una crisis, es el requisito previo de la revolución. Las revoluciones políticas tienen como objetivo modificar las instituciones políticas por caminos que esas mismas instituciones prohíben. Por tanto, su éxito precisa el abandono parcial de un conjunto de instituciones en favor de otro, y entretanto la sociedad no está en absoluto plenamente gobernada por instituciones. Un número creciente de individuos se encuentra progresivamente enajenado de la vida política, conduciéndose en ella de modos cada vez más insólitos. Después, conforme la crisis se hace más profunda, muchas de esas personas se comprometen con algún proyecto concreto para la reconstrucción de la sociedad en un nuevo marco institucional. En este punto, la sociedad está dividida en campos o partidos enfrentados, uno de los cuales trata de defender la vieja constelación institucional, mientras que otros buscan instituir una nueva. Y, una vez que se ha producido la polarización, el procedimiento político falla. Cuando los paradigmas entran, como es necesario que ocurra, en el debate acerca de la elección de paradigma, su función es necesariamente circular. Cada grupo utiliza su propio paradigma para argumentar en defensa de dicho paradigma. Como en las revoluciones políticas, en la elección de paradigma no hay una norma superior al consenso de la comunidad pertinente. Por tanto, para descubrir cómo terminan las revoluciones científicas, habremos de examinar no sólo el impacto de la naturaleza y de la lógica, sino también las técnicas de argumentación persuasiva que resultan eficaces dentro de los grupos muy especiales que constituyen la comunidad de científicos. Los nuevos tipos de fenómenos se limitarían a mostrar la existencia de orden en un aspecto de la naturaleza en el que antes no se había visto. En la evolución de la ciencia, el conocimiento nuevo sustituiría a la ignorancia más bien que al conocimiento incompatible de otro tipo. La investigación normal, que es acumulativa, debe su éxito a la capacidad de los científicos para seleccionar sistemáticamente problemas que se pueden resolver con técnicas conceptuales e instrumentales próximas a las ya existentes. No obstante, la persona que trata de resolver un problema definido por las técnicas y el conocimiento existentes no se limita a buscar por ahí. Sabe qué es lo que quiere conseguir, y diseña sus instrumentos y orienta sus pensamientos de acuerdo con ello. Una novedad La UES Presidencia inesperada, un descubrimiento nuevo, sólo podrá surgir en la medida en que sus expectativas acerca de la naturaleza y su instrumental resulten estar equivocados. En principio sólo hay tres tipos de fenómenos sobre los que se podría desarrollar una teoría nueva: 1)El primero consta de fenómenos ya bien explicados por paradigmas existentes, los cuales rara vez suministran un motivo o un punto de partida para la construcción teórica. 2) Una segunda clase de fenómenos consta de aquellos cuya naturaleza está marcada por el paradigma existente, aunque los detalles sólo se pueden comprender mediante una ulterior articulación teórica. Ésos son los fenómenos sobre los que investigan los científicos la mayor parte del tiempo; pero dicha investigación se dirige a la articulación de los paradigmas existentes más bien que a la invención de otros nuevos. 3)Sólo cuando fallan estos intentos de articulación, se topan los científicos con el tercer tipo de fenómenos, las anomalías reconocidas, cuyo rasgo característico es su obstinada negativa a dejarse asimilar por el paradigma existente. Sólo este último tipo da lugar a nuevas teorías. Los paradigmas otorgan a todos los fenómenos, excepto a las anomalías, un lugar en el campo de visión del científico determinado por la teoría. Sin el compromiso con un paradigma no podría haber ciencia normal. Además dicho compromiso ha de extenderse a áreas y grados de precisión para los que no hay un antecedente pleno. Si no fuese así el paradigma no podría suministrar rompecabe~as que no hubieran sido ya resueltos. no sólo la ciencia normal depende del compromiso con un paradigma, pues si la teoría existente limitara al científico tan sólo a las aplicaciones existentes, entonces no podría haber sorpresas, anomalías y crisis. Pero éstas son las señales que indican el camino hacia la ciencia extraordinaria. Si las restricciones positivistas sobre el rango de la aplicabilidad legítima de la teoría se tomasen al pie de la letra, dejarían de funcionar los mecanismos que le dicen a la comunidad científica qué problemas pueden conducir a un cam?io fundamental. Y si tal cosa ocurre, la comumdad retornará inevitablemente a algo muy similar a su estado preparadigmático, situación en la que todos los miembros practican la ciencia, si bien su producto neto no se parece gran cosa a la ciencia. Por más que una teoría pasada de moda pueda presentarse siempre como un caso especial de su sucesora actual, es preciso transformarla para tal fin, y además la transformación sólo puede llevarse a cabo beneficiándose de saber qué es lo que ha pasado luego; esto es, con la guía explícita de la teoría más reciente. Además, aun cuando dicha transformación fuese un instrumento legítimo para la interpretación de la teoría antigua, el resultado de su aplicación sería una teoría tan restringida que sólo podría repetir lo ya sabido. Los paradigmas sucesivos nos dicen cosas distintas acerca de la población del universo, así como acerca del comportamiento de esa población. Sin embargo, los paradigmas difieren en otras cosas aparte de la sustancia, pues no sólo se dirigen a la naturaleza, sino que también inciden sobre la ciencia que los produce. Son la fuente de los La UES Presidencia métodos, los problemas del campo y de las normas de solución aceptadas por cualquier comunidad científica madura en cualquier momento dado. Como resultado de ello, la recepción de un nuevo paradigma exige a menudo la redefinición de la ciencia correspondiente. Algunos de los viejos problemas pueden verse relegados a otra ciencia o pueden ser declarados totalmente "acientíficos". Otros, que antes ni existían o eran triviales, pueden convertirse con el nuevo paradigma en el arquetipo mismo de los logros científicos importantes. Y a medida que cambian los problemas, cambian también las normas que distinguen una solución científica real de una mera especulación metafísica, un juego de palabras o un pasatiempo matemático. La tradición científica normal que surge de una revolución científica no sólo es incompatible con lo anterior, sino que a menudo resulta de hecho inconmensurable. En un periodo anterior, las explicaciones en términos de cualidades ocultas habían formado parte integral del trabajo científico productivo. No obstante, el nuevo compromiso del siglo XVII con la explicación mecánico-corpuscular resultó enormemente fecundo para algunas ciencias, librándolas de problemas que habían desafiado cualquier solución aceptable para todo el mundo y sugiriendo sustituirlos por otros. Merced a las teorías que incorporan, los paradigmas resultan ser una parte constituyente de la actividad investigadora. En concreto, nuestros ejemplos más recientes muestran quelos paradigmas suministran a los científicos no sólo un mapa, sino también algunas de las directrices esenciales para levantar mapas. Al aprender un paradigma, el científico aprende a la vez, y normalmente de manera inextricable, teorías, métodos y normas. Por consiguiente, cuando cambian los paradigmas, se dan usualmente desplazamientos importantes en los criterios que determinan la legitimidad tanto de los problemas como de las soluciones propuestas.