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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (22)

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de centralismo burocrático. El carácter "orgánico" sólo puede 
pertenecer al centralismo democrático, que es un "centralismo" 
en movimiento, vale decir, una continua adecuación de la orga­
nización al movimiento real, una capacidad de equilibrar el im­
pulso de la base con las directivas de la superioridad, una inser­
ción continua de los elementos que surgen de lo profundo de 
la masa en el sólido marco del aparato de dirección, el cual ase­
gura la continuidad y la acumulación regular de las experiencias. 
Tal centralismo es "orgánico" porque tiene en cuenta el movi­
miento, que es la forma orgánica en que se revela la realidad 
histórica, y no se esteriliza mecánicamente en la burocracia; al 
mismo tiempo tiene en cuenta que es relativamente estable y per­
manente o que por lo menos se mueve en una dirección fácil 
de prever. En el Estado, este elemento de estabilidad se encarna 
en el desarrollo orgánico del núcleo central del grupo dirigente, 
de una manera análoga a Jo ocurrido en pequeña escala en la 
vida de los partidos. La preponderancia del centralismo burocrá­
tico en el Estado indica que el grupo dirigente estú saturado, 
que se ha transformado en una camarilla estrecha que tiende a 
perpetuar sus mezquinos privilegios regulando, o también sofo­
cando, el nacimiento de las fuerzas opositoras, aunque estas fuerzas 
sean análogas a los intereses dominantes fundamentales (por ejem­
plo, en los sistemas proteccionistas a ultranza en lucha contra el 
liberalismo económico). En Jos partidos que representan a grupos 
socialmente subalternos, el elemento de estabilidad es necesario 
pura asegurar la hegemonía no de los grupos privilegiados sino· 
d0 los elementos progresistas, orgánicamente progresivos en rela· 
ción con las otras fuerzas afines o aliacbs, pero heterogéneas y osci­
lantes. 
De todas maneras, vale la pena destacar que las manifes­
taciones morbosas de centralismo burocrático han ocurrido pm­
la deficiencia de iniciativa y de responsabilidad existente en la 
base, vale decir, por el primítivismo político de las fuerzas peri­
féricas, aun cuando éstas fueran homogéneas con el grupo terri­
torial hegemónico (fenómeno del "piamontismo" • en los prime­
ros decenios de la unidad italiana). El hecho de que tales sítua-
0 Trasposición, ]u ego tle la unificación~ de los métodos de gobiemo ( siste­
ma de impuestos, sistema jurídico y L-"Ct)nÓm[co) propios del reino del Pí..L­
monh.', n lnt. otras feg:iunes de lt~1.lia. (N, del T.} 
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ciones se produzcan puede ser extremadamente perjudicial y peli­
groso en los organismos tradicionales (Sociedad de las Naciones). 
El centralismo dcmocnítico ofrece una fórmula elástica, que 
se presta a muchas encarnacion<.'S; dicha fórmula vive en cuanto 
f' interpretada y adaptada continuamente a las necesidades. Con­
siste en la búsc¡ucda crítica de lo que es igual en la aparente 
disconformidad, y en cambio distinto y aun opuesto en lü aparen­
te uniformidad, par::t organizarlo y conectarlo estrechamente a Jo 
que es similar, aunque de una manera tal que esta orgcmización 
Y esta conexión aparezcan c.:mno unn necesidad práctica, "induc· 
tiva", experimental y no como resultado de un proceso raciona­
lista, deductivo, abstracto, o sea, propio de los intelectuales puros 
(o puros asnos). Este lento y continuo esfuerzo por separar el 
elcm~nto "intcmacíonal" y "unitario" en la 1'ealidad nacional y 
locahsta es, en esencia, la acción política concreta la única acti­
~dad creadora, de progreso histórico. Exige una' unidad orgá­
mca entre teona y prúctica, entre capas intelectuales y masas 
populares, entre gobernantes y ~obernados. Desde este punto de 
vista las fórmulas de unidad y federación pierden gran parte de 
su significado, mientras continúan siendo perniciosas en la con­
cepción burocrática; pa1tiendo de ella no llegaremos a la uni· 
dad sino a un pantano, superficialmente calmo y "mudo", ni 
tampoco a una federación, sino a una "bolsa de papas", vale decir, 
a una yuxtaposición mecánica de "unidades" pe1rticulares sin nc~'"' 
entre sí. 
El teorema de las proposiciones defiaidas. Este teorema puede 
ser empleado con utilidad para tornar más claros y de un esque­
matismo más evidente muchos razonamientos referidos a la ciencia 
de la organización (el estudio del aparato administrativo, de la 
comp?si~ión demográfica, etc.) y también la política general (en 
el anahs¡s de las situaciones, de las relaciones de fuerza, en el 
problema de los intelectuales, etc,). Vale la pena tener siempre 
presente que el hecho de recurrir al teorema de las pmporciones 
definidas tiene un valor csqucmútico y metafórico y que por ello 
no puede ser aplkado en fom1a mecánica, ya que cn los grupos 
humanos el elemento cualitativo (o de eapa<:idad técnica e inte­
lectual de los componentes individuales) cuya función es predo­
minante, no puede ser medido en forma matemática. De ahí que 
pueda decirse que cada grupo humano tiene su particular prin­
cipio óptimo de proporciones definidas. 
La cienda de la organización, en especial, puede recurrir con 
provecho a dicho teorema y esto se evidencia con claridad en 
el caso del ejército. Pero cada forma de sociedad tiene su. tipo 
de ejército y cada tipo de ejército su principio de proporciOnes 
definidas, el cual, por otro lado, cambia con las diferentes armas 
y especialidades. Existe una determinada relaci~n. entre sold~dos, 
graduadas, suboficiales, oficiales subalternos, oficiales supenores, 
Estados Mayores, Estado Mayor General. Existe relación entre las 
diferentes armas y especialidades entre sí; todo cambio en una 
parte determina la necesioad de un nuevo equilibrio con el todo. 
Políticamente, el teorema puede ser aplicado a los partid~s, 
sindicatos, fábricas, y veremos entonces cómo todo g;npo ~cml 
tiene su propia ley de proporciones definidas. ~ue var~a. seg~n el 
Iúvel de cultura, independencia mental, espmto de Imc¡.attva Y 
sentido de la responsal5ilidad y de la disciplina de sus miembros 
más retrasados y periféricos. 
La ley de las proporciones definidas es re~mida así por Pan­
taleoni en los Principí. di economia pura: ... Los cuerpos se 
combinan químicamente sólo en proporciones definidas _Y toda 
cantidad de un elemento que supere la cantidad requerida por 
una combinación con otros elementos, presentes en can~d.ades 
definidas, queda libre; si la cantidad de un elemento es defiCiente 
('On relación a la cantidad de otros elementos presentes, la com­
binación sólo ocurre en la medida en que es suficiente la cantidad 
del elemento que está presente en menor cantidad que los otroi'·
2
'' 
rodríamos servirnos metafóricamente de esta ley para comprender 
cómo un "m0\1miento'' o tendencia de opiniones se transforma 
en partido, es decir en fuerza política eficiente desde el punto. de 
vista del ejercido del peder gubernativo, lo cual ocurre precisa­
mente en ]a medida en que posee (habiéndolos preparado en su 
interior¡, dirigentes de distinta capacidad y en la medida ~? que 
esos dirigentes hayan adquirido una determinada _prepa.raCion .. El 
"automatismo" histórico de ciertas premisas (la exiStencta de Cier­
tas condiciones objetivas) es potenctado políticamente por los par-
2G Maffeo Pantaleoni, Principi di ecotu.»nia pura~ 1.Ii1án, 1g31, parágr. 5, 
p. 112. (N. del E.) 
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tidos y los hombres capaces; su ausencia o deficiencia ( cuantita­
tiva y cualitativa) vuelve estéril al propio "automatismo" (que 
por lo tanto no es automatismo). Las premisas existen en abstracto, 
pero las consecuencias no se realizan porque falta el factor hu­
mano. Por ello se puede afirmar que los partidos deben formar 
dirigentes capaces y representan la función de masa que selec­
ciona, desarrolla, multiplica los dirigentes necesarios para que un 
grupo social definido (que es una cantidad "fija", en cnanto puede 
establecerse cuántos son los componentes de cada grupo social) 
se articule y de un caos tumultuoso se transforme en un ejército 
orgánicamente predispuesto. Cuando en sucesivas eleccionesdel 
mismo grado o de diverso grado (por ejemplo en la Alemania 
anterior a Hitler: elecciones para presidente de la república, para 
el Reichstag, para las dietas de los Liinder, para los consejos comu­
nales y así hasta los comité de empresas) un partido oscila en su 
masa de sufragios de cifras máximas a cifras mínimas que parecen 
extrañas y arbitrarias, se puede deducir que los cuadros de tal 
partido son diferentes en cantidad y en calidad, en cantidad y 
no en calidad (relativamente) o en calidad y no en cantidad. 
Un partido que tiene muchos votos en las elecciones locales y me­
nos en las de importancia superior es cualitativamente deficiente 
en su dirección -central: posee muchas subalternos o al menos un 
número suficiente, pero no posee un Estado Mayor adecuado al 
país y a su posición en el mundo, etcétera. 
Sociología y ciencia política. El éxito de la sociología está en 
relación con la decadencia del concepto de ciencia polltica y de 
arte político que tiene lugar en el siglo XIX (con más exactitud 
en la segunda mitad, con el éxito de las doctrinas evolucionistas 
y positivistas). Lo que hay de realmente importante en la socio­
logía no es otra cosa que ciencia política. "Política" deviene sínó, 
nimo de política parlame:ntaria o de pandillas personales. Existe 
la convicción de que con las constituciones y los parlamentos se 
inició una época de "evolución natural" y que la sociedad encon­
tró sus fundamentos definitivos porque eran racionales. He ahí 
por qué la sociedad puede ser estudiada con el método de las cien­
cias naturales. Empobredmiento del concepto de Estado que se 
deriva de esta manera de ver. S( ciencia política significa ciencia 
del Estado y Estado es todo el complejo de actividades prácticas 
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