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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (43)

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«torisrno" popular ( Disraeli, etc). Luego de las grandes reformas 
liberales, que adecuaron el Estado a los intereses y necesidades 
de la clase media, los dos partidos fundamentales de la vida polí­
tica inglesa se distinguieron por cuestiones internas de la misma 
clase y la nobleza adquirió cada vez más un carácter particular 
de "aristocracia burguesa" ligada a ciertas funciones de la SO· 
cicdad civil y de la política (Estado) referentes a la tradición, 
la educación de la clase dirigente, la conservación de una menta­
lidad dada que fuese una garantía contra los cambios bruscos, la 
consolidación de la estructura imperial, etc. 
En Francia, el término «clase medía" da lugar a equívocos, 
no obstante el hecho de que la aristocracia haya conservado, en 
la realidad, mucha importancia como casta cerrada. El término 
es adoptado tanto en el sentido inglés corno en el sentido italiano 
de pequeña y medía burguesía. 
En Italia, donde la aristocracia feudal fue destruida por las 
comunas (físicamente destruida en las guerras civiles, excepto en 
la Italia meridional y en Sicilia), por cuanto falta la clase "alta" 
tradicional, el término de "medio" ha bajado un peldaño. Clase 
media significa "negativamente" no-pueblo, es decir, "no obreros 
y campesinos"; significa positivamente las capas intelectuales, los 
profesionales, los empleados. 
Hay que anotar que el término "señor" se difundió en Italia 
desde hace mucho tiempo para indicar también a los no-nobles; 
el don meridional, galantuomini, ci1>íli, borghesi, etc; en Cerdeña, 
el campesino, aunque sea rico, nunca es un ~'señor'~, etc. 
El hombre individuo y el hombre masa. El proverbio latino: 
Senatores boni Piri senatus mala bestia se ha convertido en un 
lugar común. ¿Qué significa este proverbio y qué significado tuvo? 
Significa que una multitud de personas dominadas por intereses 
inmediatos o presa de la pasión suscitada por impresiones del 
momento, transmitidas sin crítica alguna de boca en boca, se 
unifica en la decisión colectiva peor, en la que corresponde a los 
más bajos instintos bestiales. La observación es justa y realista 
en cuanto se refiere a los gmpos casuales, reunidos como "una 
multitud durante un aguacero bajo un tinglado", compuestos por 
hombres no ligados por responsabilidades hacia los otros hombres 
o grupos de hombres, o hacia una realidad económica concreta, 
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cuya destrucción repercuta en el desastre de los individuos. Se 
puede decir por ello que en tales multitudes el individualismo no 
sólo no es superado sino que es exasperado por la certeza de la 
impunidad y de la irresponsabilidad. 
Sín embargo, es una observación muy común la de que una 
asamblea "bien ordenada" de elementos turbulentos e indiscipli­
nados se unifica en decisiones colectivas superiores a la media 
individual; la cantidad se transforma en calidad. Si así no fuese, 
no sería posible el ejército, por ejemplo; no serían posibles los 
sacrificios inauditos que grupos humanos bien disciplinados sa­
ben realizar en determinadas ocasiones, cuando su sentido de 
responsabilidad social es despertado con fuerza por el sentido 
inmediato del peligro común y el porvenir aparece como más 
importante que el presente. 
Se puede utilizar el ejemplo de un acto en una plaza que 
es diferente de un acto en una sala cerrada y de un acto sindícal 
de categoría profesional y así sucesivamente. U na reunión de 
oficiales de Estado Mayor será muy diferente de una asamblea 
de soldados de un pelotón, etc. 
Tendencia al conformismo en el mundo contemporáneo; más 
extensa y profunda que en el pasado: la estandarización del modo 
de pensar y de actuar asume extensiones nacionales o directamente 
continentales. 
La base económica del hombre-colectivo: grandes fábricas, 
taylorización, racionalización, cte. Pero en el pasado ¿existía o no 
d hombre colectivo? Existía bajo la forma de dirección carismá­
tica. para hablar como Michels: se obtenía una voluntad colectiva 
bajo d impulso y la sugestión inmediata de un "héroe", de un 
hombre representativo; pero esta voluntad colectiva se debía a 
factores extrímccos y se componía y descomponía continuamente. 
El hombre-colectivo moderno, en cambio, se fom¡a esencialmente 
desde abajo hacia arriba, sobre la base de la posición ocupada por 
la colectividad en el mundo de la producción. El hombre repre­
sentativo dc"'mpcña aún hoy una función en la formación del 
hombre-colectivo, pero muy inferior a In desempeñada en d pasa­
do, tanto que puede desaparecer sin que el cemento colectivo se 
deshaga y la construcción caiga. 
Se dice que "los científicos occidentales consideran que la psi· 
que de la masa no es más que el resurgir de los antiguos instintos 
de la horda primitiva y, por lo tanto, un regreso a estadios cultu· 
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raJes desde hace tiempo superados"; esto debe ser referid¡¡ a la 
llamada "psicología de las multitudes", vale decir, de las multitu· 
des casuales y la afirmación es seudocientlfica; está ligada a la 
sociologla positivista. 
Sobre el "conformismo" social es preciso señalar que la cues­
tión no es nueva y que la alarma lanzada por ciertos intelectuales 
es simplemente cómica. El conformismo existió siempre: se trata 
hoy de lucha entre "dos conformismos", es decir de una lucha de 
hegemonía, de una crisis de la sociedad civil. Los viejos dirigentes 
intelectuales y morales de la sociedad sienten que les falta el te­
rreno bajo los pies, se dan cuenta de que sus "prédicas" se han 
transformado precisamente en "prédicas", en cosas extrañas a la 
realidad, forma pura sin contenido, larva sin espíritu; de ahí, por 
consiguiente, su desesperación y sus tendencias reaccionarias y 
conservadoras. Ya que se descompone la particular forma de ci­
vilización, de cultura, de moralidad que ellos representaron, gritan 
la muerte de toda civilización, cultura y moralidad, exigen me­
didas represivas del Estado y se constituyen en grupos de resis­
tencia apartados del proceso histórico real, aumentando de tal 
manera la duración de la crisis, puesto que la superación de un 
modo de vivir y de pensar no puede verificarse sin crisis. Por otro 
lado, los representantes del nuevo orden en gestación difunden 
utop1as y planes descabellados. ¿Cuál es el punto de referencia 
para el nuevo mundo que se gesta? El mundo de la producción, 
del trabajo. El máximo utilitarismo debe estar en la base de todo 
análisis de las instituciones morales e intelectuales por crear y 
de los principios por difundir. La vida colectiva e individual debe 
ser organizada para obtener el máximo rendimiento del aparato 
productivo. El desarrollo de las fuerzas económicas sobre nuevas 
bases y la instauración progresiva de la nueva estructura sanea­
rán las contradicciones que sin duda aparecerán y, habiendo creado 
un nuevo "conformismo" desde abajo, permitirán nuevas posibili­
dades de autodisciplina, es decir, de libertad también individual. 
Psicología y política. Especialmente en los períodos de crisis fi­
nanciera se oye hablar profusamente de "psicología" como de una 
causa eficiente de determinados fenómenos marginales. Psicología 
(desconfianza), pánico, etc. ¿Pero qué significa en este caso "psi· 
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colegía"? Es una púdica forma velada de indicar la "polftica", 
una determinada situación política. . 
Ya que con frecuencia se entiende por "poHtica" la acción 
de las fracciones parlamentarias, los partidos, los periódicos y, en 
general, toda acción que se realiza según una directiva evidente y 
predeterminada, se da el nombre de "psicología" a los fenómenos 
elementales de las masas, no predeterminados, no organizados, no 
dirigidos evidentemente, los cuales manifiestan una fractura de la 
unidad social entre gobernantes y gobernados. A través de estas 
"presiones psicológicas" los gobernados expresan su desconfianza 
en los dirigentes y exigen que sean cambiadas las personas y las 
direcciones de la actividad financiera y, por ende, económica. Los 
ahorristas no invierten sus ahorros y los retirande determinadas 
actividades que aparecen como particularmente riesgosas, limi­
tándose al logro de intereses mínimos y también a intereses eero; 
algunas veces prefieren perder directamente una parte del capital 
para asegurar el resto. 
¿Puede bastar la "educación" para evitar estas crisis de des­
confianza general? Son sintomáticas precisamente porque son 
"generales" y eontra la "generalidad" es difícil educar en una 
nueva confianza. La frecuente sucesión de tales erisis psicológicas 
indica que un organismo está enfermo, o sea que el conjunto so­
cial no está ya en condiciones de generar dirigentes eapaces. Se 
trata, por consiguiente, de crisis políticas y también político-so­
ciales del reagrupamiento dirigente. 
Historia política e historia militar. En el Marzocco del lO de 
marzo de 1929 se analiza un artículo de Ezio Levi en la Glosa 
Perenne sobre los almogávares, que es muy interesante por dos mo­
tivos. Por un lado, los almogávares -tropas ligeras catalanas, adies­
tradas en las ásperas luehas de la "reconquista" para combatir 
eontra los árabes utilizando sus formas, o sea en orden disperso, 
sin una disciplina de guerra, pe•o eon ímpetu y emboscadas, con 
aventuras individuales- señalan la introducción en Europa de una 
nueva táctica, que puede ser parangonada a la de los "arditi", 
aunque en condiciones diferentes. Por otro lado, según algunos 
eruditos los almogávares señalan la aparición de las compañías de 
mercenarios. Un cuerpo de almogávares fue enviado a Sicilia por 
los aragoneses para las guerras de las Vísperas. Concluida la guerra, 
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