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RED ÉTNICA PENSANDO EL MULTICULTURALISMO COLOMBIANO Agosto 29, 2019 Carlos Duarte Antro_estado_colombiano_1.png ¿Cómo analizar el modelo de multiculturalismo colombiano focalizando la atención en sus políticas especi�cas como en sus relatos constitutivos? ¿Es posible hablar de una antropología del Estado colombiano? Este libro busca comprender como las políticas de reconocimiento a las poblaciones indígenas más allá de su realidad discursiva se tornan operacionales bajo el proceso de descentralización administrativa, económica y política que experimento Colombia desde mediados de la década de 1980 y que se profundizaron con la implementación de un estado de orientación multicultural a partir de la Constitución de 1991. Este trabajo describe un cambio signi�cativo en las políticas indigenistas utilizadas por el Estado colombiano a lo largo del siglo XX. Sin embargo, la realización efectiva de este proceso tuvo lugar en el marco de un contexto de transformaciones y orientaciones agrupadas bajo la egida del neoliberalismo latinoamericano. Dicho marcador causaría que se instalara una disyunción estructural entre el conjunto de derechos étnicos reconocidos y los intereses económicos que la apertura neoliberal buscaría preservar a toda costa. A pesar de la anterior hipótesis, vale la pena tomar distancia de una relación unilineal entre el Estado, las organizaciones indígenas y los entornos ideológicos internacionales. La anterior relación es muy compleja y paradójica. Sino ¿cómo entender esta situación en la que las comunidades indígenas y afrodescendientes han obtenido de las mismas estructuras de poder –que históricamente han avalado su desaparición– un estatus político? Estatus conseguido no solo por la toma de conciencia de los espacios que concentran el poder, sino en la lucha y el con�icto permanente. ¿Acaso podemos interpretar esta situación, como el resultado del esfuerzo de las innumerables generaciones de indígenas y afrodescendientes que se han organizado y han resistido? O por el contrario, ¿podemos interpretar esto como la estrategia a través de la cual estas comunidades son integradas �nalmente al orden estatal por medio de un conjunto de procedimientos que son necesarios para la realización de sus propios derechos? En este sentido, uno de los aspectos más relevantes de nuestro modelo multicultural y que quizás, mejor revela su pretensión neo-indigenista, es la necesidad de construir en medio de la diversidad étnica y cultural, a un interlocutor homogenizado y debidamente territorializado. TAMBIÉN PUEDES LEER La derrota de Barguil demostró, una vez más, el fracaso de las maquinarias Marzo 17, 2022 *Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos re�ejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores. 0Compartir • https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/red/186 https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/expertos/perfil/3065 https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/la-derrota-de-barguil-demostro-una-vez-mas-el-fracaso-de-las-maquinarias/ https://www.lasillavacia.com/super-amigo/ javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/ https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/buscar javascript:void(0); Para realizar este objetivo, el Estado multicultural, se ha visto en la obligación de implementar diversos mecanismos para reconocer una etnicidad institucionalizada. Entre este conjunto de dispositivos podemos mencionar: las o�cinas de enlace e interlocución a la diversidad étnica en las gobernaciones y alcaldías municipales, organismos de reconocimiento a la diversidad como la O�cina de Asuntos Indígenas del Ministerio del Interior, entes de plani�cación como la o�cina de asuntos étnicos de la Dirección Nacional de Plani�cación, los sistemas de información o�cial como el DANE y el IGAC, e instituciones de reconocimiento a las territorialidades étnicas como la Agencia Nacional de Tierras - ANT (antiguo INCODER�. A este arsenal de instituciones multiculturales diseñadas desde el Estado colombiano, se suma el papel de las religiones protestantes y de numerosas ONGs, que han sido vitales en la construcción de puentes transculturales a través de los cuales es posible tratar de manera uniforme el amplio espectro de la diversidad étnica colombiana. Algunas de las situaciones más relevantes en esta dirección han sido: i) una concepción homogenizada del territorio y de la autoridad étnica (el Cabildo y el Resguardo indígena; así como los Consejos Comunitarios y las titulaciones colectivas afrodescendientes); ii) la necesidad de una juridicidad propia; iii) la insistencia en la creación de centros especializados de educación; iv) la necesidad de adaptar la medicina tradicional a los parámetros del mercado; y v) la exigencia de inventarse o de adaptar al lenguaje estatal de plani�cación al desarrollo entre las formas organizativas indígenas y afrodescendientes por medio de la invención de los llamados Planes de Vida. Es decir, si el Resguardo fue la tecnología de administración de indios bajo los periodos coloniales y republicanos, los Planes de Vida constituyen su equivalente neo-indigenista. Los anteriores elementos, como se podrá revisar a lo largo del libro en cuestión, constituyen un conjunto de procesos que se agruparon bajo el concepto de “Multiculturalismo Operativo”. En este contexto vale la pena recordar que como demuestran Agudelo y Recondo que “[…] las políticas de desarrollo y descentralización son antecedentes importantes en la implementación de las políticas multiculturales” �2007:64�. A pesar de la sorprendente conjunción entre las demandas de autonomía de parte de las comunidades indígenas, el proceso de descentralización estatal y las dinámicas más amplias del neoliberalismo globalizado, conviene remarcar que la de�nición de la “participación especial étnica” en los recursos de la nación, es un caso único en el contexto latinoamericano. Esta situación ha permitido a los pueblos indígenas que habitan en Colombia, contar con una base económica que hace factible un nivel básico de planeación y de decisión administrativa, así como contar con una experiencia concreta en el campo de la gobernabilidad económica. La excepcionalidad de este derecho, así como los retos que esta ha implicado para los pueblos, organizaciones y autoridades indígenas, justi�can su importancia al interior de la persente investigación. En esta medida, uno de los ejes articuladores de este trabajo fué: ¿Cómo se establece y se ejecuta esta participación presupuestal, de los recursos de decentralización, dentro de un proceso de movilización y de organización que inicia con la exigencia de reconocimiento y con la defensa de sus derechos como pueblos originarios, para dirigirse hacia la lucha por la autonomía? Para responder esta pregunta ha sido necesario explorar no solo el marco operativo estatal de la descentralización local y el Sistema General de Participaciones para comunidades indígenas colombianas, sino que fué necesario conocer uno de los tantos puntos de vista indígenas con referencia a este proceso. Este último objetivo se realizo por medio de un estudio de caso al pueblo indígena Misak-Guambiano. El cual resulto crucial a la hora de entender cómo se sustentan ideológicamente los procesos de autonomía política y gobernanza económica, en su articulación con los procesos de asignación y ejecución de los recursos de transferencias. Bajo el anterior panorama, la hipótesis central de este trabajo apunta a evidenciar el signi�cado pragmático del pacto multicultural, resaltando la particular conjunción tanto de la sociedad civil para participar en las estructuras de toma de decisión local, así como el interés de parte del Estado para integrar de�nitivamente los territorios de las comunidades étnicas por la vía de su participación en la estructuradel Estado. Sin embargo, del mismo modo, dicho interés debe recoger y gestionar jurídicamente las aspiraciones por parte de las comunidades étnicas de ser reconocidas en tanto sujetos de derechos, así como la posibilidad de administrar y plani�car autónomamente el manejo de sus territorios étnicos. Con el tiempo, estas dos tendencias rea�rman la existencia de una contradicción tangible: a pesar de que una gran parte de los actores de la etnicidad y del desarrollo coinciden en la necesidad de reforzar el poder local como herramienta de autogestión y como solución para alivianar las funciones estatales. Al mismo tiempo, los proyectos macroeconómicos del Estado y de la economía rural de mercado, impulsan contextos económicos totalmente desfavorables para los procesos de autonomía local. *Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos re�ejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores. 0Compartir • javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/ https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/buscar javascript:void(0); Es así, como este trabajo busca aportar a la comprensión del sistema multicultural colombiano por medio de cuatro elementos fundamentales que corresponden con las partes en que se encuentra estructurado: En una primera parte del trabajo, se analizó el proceso histórico de relacionamiento entre la nación colombiana y los pueblos indígenas en torno al agenciamiento de la diferencia cultural. Sin embargo, antes de comenzar el recorrido mencionado, fue necesario plantear una posición con referencia a los conceptos de nación y etnicidad. A este respecto la línea interpretativa propuesta por Lee Drummond de observar la etnicidad como estructura social en reserva me pareció la más adecuada para comprender una relación dinámica, que no cayera en el esencialismo ancestral, pero tampoco en el calculo de la elección racional. Es decir, analizar los fenómenos de etnicidad signi�ca comprender que dichos fenómenos se exteriorizan por medio de estrategias políticas, donde la capacidad de los sujetos étnicos logran darle sentido a un número variable de signi�caciones, experiencias o prácticas que por su carácter podrían aparecer como contradictorios o en el mejor de los casos paradójicos. Igualmente relevante de esta primera parte, fue apreciar que las relaciones políticas mediadas por la diferencia étnica o cultural no se instalaron desde un principio del contacto intercultural, y que dicho relacionamiento debió aguardar todo un proceso de construcción del otro como un sujeto diferente en el ámbito cultural, pero al mismo tiempo equivalente en el plano político. De este modo, un requisito necesario para el establecimiento de una relación política entre dos grupos humanos es el reconocimiento a la humanidad del otro, elemento que como se mostro en los casos de las explotaciones caucheras a comienzos del siglo XX, o en las cacerías de indios documentadas en los llanos orientales hasta la mitad del mismo siglo no se cumplían, razón por la cual dichos contactos fueron caracterizados como relaciones de protoétnicidad. De este modo, la primera parte del trabajo que se tituló: “Subjetividad, Historia y Etnicidad", recurrió principalmente a fuentes documentales y de archivo para proponer la realización de una etno-historia visual de la etnicidad multicultural en Colombia. Esta primera parte se sustento en el poder evocador de las imágenes que Chris Marker señalaría en trabajos como “Sans Soleil” �1983� y “Le souvenir d'un avenir” �2001�. Se plantea entonces que las imágenes analizadas sustituyen en la memoria nacional, los contextos históricos que las produjeron. Con el tiempo, y de manera desigual dichas imágenes se despliegan en metáforas que pre�guran el camino para la incorporación simbólica de los indígenas al interior de una nueva y poderosa matriz nacional: el estado multicultural. Para la segunda parte, el análisis de la descentralización y el multiculturalismo operativo colombiano, se planteo la implementación de una Antropología del Estado. Más allá del ejercicio analítico sobre la gestión y distribución del poder en la sociedad, tema su�cientemente cubierto por las ciencias políticas, el análisis antropológico de las lógicas estatales, lo que se buscó fué revelar una de sus principales funciones: la producción de sujetos colectivos bajo una estructura geográ�ca y burocrática particular. Bajo esta línea argumentativa, cada vez se hace más necesario desentrañar los relacionamientos entre las subjetividades y los dispositivos institucionales dirigidos a producir las nacionalidades en un contexto histórico determinado. En este sentido, se planteó como una herramienta antropologica para analizar al Estado: un método etnográ�co dirigido a entender los cuerpos sociales (ciudadanías individuales o colectivas), producidos en su relacionamiento con la política pública. De este modo, la propuesta desarrollada busco comprender las narrativas en torno al estado, la voz y las formas de ver del estado, así como los efectos de las políticas estatales. Bajo el anterior contexto metodológico, esta segunda parte del análisis se focalizó en la comprensión del fenómeno de descentralización, entendido como el proceso más relevante en cuanto a la preparación operativa del Estado multicultural colombiano. Para realizar dicho ejercicio se planteo realizar un análisis de las prácticas y discursos que con�guran las políticas de intervención estatal en los ordenes políticos, jurídicos y administrativos de los pueblos indígenas. Es así, como a lo largo de esta segunda parte del trabajo el lector podrá observar las transformaciones jurídicas que han experimentado los sistemas de descentralización gubernamental colombiano. Aunque el recorrido legislativo, la mayoría de las veces resulta un poco árido, en este caso es fundamental para observar los cambios que el sistema ha tenido; así como para comprender la complejidad de relaciones que se tejen al interior del Estado y en su relacionamiento con las comunidades indígenas. Este recorrido no deja de ser revelador, sobre todo si se �ja la mirada en la sorprendente conjunción entre los intereses de adelgazamiento estatal y apertura de la iniciativa privada por parte de las reformas neoliberales propias de los años ochenta, junto a las aspiraciones de participación de los movimientos sociales. Dicha coyuntura se concretaría en la refundación simbólica del Estado colombiano con la Constitución de 1991. *Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos re�ejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores. 0Compartir • javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/ https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/buscar javascript:void(0); Para el caso de la gobernanza indígena, los principales efectos operativos del pacto multicultural se desarrollan a través de dos ejes principales: el territorial y el administrativo. Con respecto al ámbito territorial el efecto más preponderante será la clara escisión del reconocimiento estatal frente a la diferencia étnica: de una parte el estado otorga el reconocimiento político por medio de los Cabildos y, de otra parte, otorga el reconocimiento territorial a través de los Resguardos. Ahora con referencia a los efectos administrativos en los procesos de autonomía y gobernanza indígena, se observa una clara regresión desde lo acordado en la Constitución de 1991 hasta la Ley 715. Como se analizo en el Capítulo 5 en los artículos 356 y 357 la autonomía de gobierno local indígena con respecto a los recursos transferidos era muy amplia. Pero luego en su implementación fáctica por medio de las leyes 60 y 715, es posible apreciar sus límites operativos.Límites que han tenido que ver con el mismo desarrollo legislativo de la Constitución de 1991, que para este caso ha experimentado como bloqueo más signi�cativo, la desidia estatal con referencia a la conformación de las Entidades Territoriales Indígenas – ETIS. La tercera parte de esta investigación presenta los resultados de un ejercicio de carácter etnográ�co al sistema general de participaciones para el pueblo indígena Misak. Lo anterior se realizó por medio de un estudio de caso del Resguardo Mayor de Guambia en Cauca, buscando dar cuenta de cómo se negocian los efectos del Sistema General de Participaciones a escala local. De este modo, se trato de entender como la salud, la educación y la producción en el resguardo de Guambia, se han transformado bajo el contexto determinado por los derechos diferenciales. Como se pudo apreciar, el balance de cada sector se caracteriza por ambigüedades ideológicas de parte de las entidades organizativas indígenas frente a la toma decisiones municipales, y determinaciones que por su carácter estructural, se instalan en el orden de lo nacional. Sin embargo, una pregunta obligada luego de este análisis sectorial es: ¿acaso existe un tema o un sector que permita articular los diversos efectos de las políticas multiculturales? Este es el punto de llegada a esta tercera parte. La apuesta de este apartado buscó demostrar como para el caso Misak la correlación entre “gobernabilidad” y la necesidad de tierras, pueden entenderse como el cruce que políticamente articula los diferentes debates expuestos en cada uno de los sectores anteriormente mencionados. Sin embargo, el pequeño ejercicio de sondeo a las opiniones comunitarias en torno a la gobernabilidad indígena permitió mostrar que desde la perspectiva indígena, y en particular para el caso del pueblo Misak, la gobernabilidad puede verse re�ejada a través de su relación permanente con el Estado. Así mismo puede observarse re�ejada, en la preocupación constante del Cabildo por mantener un liderazgo intracomunitario. El ejercicio en cuestión permitió hacer evidente que aunque a nivel discursivo, la gobernabilidad Misak parece reivindicar ejercicios claramente “autonómicos”. En la práctica, las comunidades indígenas viven su gobernabilidad como una relación -que sin ser subordinada- debe más bien contribuir a la consecución de objetivos políticos y en la resolución de sus problemas territoriales. Vale la pena remarcar que este estudio de caso hubiera sido imposible sin el permiso de las autoridades mayores del pueblo Misak. A los Tatas y Mamas, así como al conjunto del pueblo Misak que me acogió y colaboró a lo largo de este trabajo, les debo todo mi agradecimiento y reconocimiento por su constante ejercicio de autore�exión y autocritica. Es importante decir que la aproximación etnográ�ca desarrollada tuvo lugar entre el 2010 y el 2013. Dicho ejercicio se sustento en la observación participante y en la realización de diarios de campo audiovisuales. Bajo el anterior contexto, este trabajo fue presentado a las autoridades mayores del pueblo Misak en tres momentos diferentes: 2009 cuando fue aprobada su realización; posteriormente en 2014 cuando se socializaron los principales avances de terreno; y �nalmente en 2015 cuando se presentaron los resultados �nales del trabajo implementado. Las conclusiones de la presente tesis culminaron con la caracterización de los principales desafíos del multiculturalismo neoliberal colombiano, y con una preocupación por una propuesta analítica capaz de pensar sus múltiples efectos y causalidades. Una de las conclusiones más importantes que se desprende del trabajo realizado tiene que ver con la conveniencia analítica de distinguir entre el Multiculturalismo como concepto teórico y su materialización operativa por medio de las diferentes políticas públicas que interpretan su espíritu en el ámbito gubernamental. A pesar de existir nociones generales referidas al fenómeno multicultural; el multiculturalismo como tecnología de gobierno no se implementa de igual modo dada la heterogeneidad de contextos nacionales en los que se ha venido desarrollando (Bellier & Martín 2011�. Por la anterior razón, el análisis de la materialización operativa del reconocimiento multicultural es necesariamente un ejercicio que debe realizarse sobre un territorio en particular, y a través de los *Este es un espacio de opinión y debate. 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En este sentido vale la pena señalar que el Estado multicultural en su expresión neoliberal propende por la renovación de los dispositivos indigenistas dirigidos a integrar las poblaciones étnicamente diferenciadas, pero lo hace alejándose de los dispositivos de homogenización cultural propios del modelo fundado en el mestizaje. El multiculturalismo colombiano ha encontrado la forma de instalarse en el ámbito operativo de las organizaciones étnicas y en la cotidianidad de las comunidades por medio de su asimilación burocrática. Este proceso se sustenta en un conjunto de políticas neo-indigenistas que, con el tiempo, han venido estructurando una nueva gubernamentalidad que ha demostrado su e�ciencia en la administración de las poblaciones étnicamente constituidas. De esta manera, como se concluyó en la Parte III, la insistencia de la movilización como factor constitutivo de la autonomía indígena colombiana en el sur occidente colombiano, parece encontrar su límite -y también su correlato- en un cambio de paradigma, que para el caso misak se evidenció en aquellos años en un tránsito de la movilización social por la recuperación del territorio, a la gestión de recursos para la compra de tierra. Luego de este largo recorrido, es posible a�rmar que la producción del deseo en el multiculturalismo neoliberal se construye bajo dos pulsiones contrapuestas: la autonomía y el reconocimiento. Paran el caso colombiano, la gubernamentalidad neoliberal se expresa en la producción de sujetos y organizaciones que viven el deseo multicultural a través de múltiples paradojas: liderar a las comunidades y al mismo tiempo convertirse en funcionario del Estado, educarse bajo conocimientos universalistas a la par que se buscan mantener los conocimientos consuetudinarios de la comunidad, comprender las dinámicas de plani�cación neoliberal sustentada en los proyectos y, a su vez, sentir la necesidad de ajustar dichos elementos dentro de nociones espacio-temporales propias, alegar una ancestralidad territorial al tiempo que se justi�ca una expansión y migración hacia lugares foráneos, representar una autonomía territorial propia en un contexto donde ésta colisiona con intereses de actores ilegales o agentes sociales con gran capacidad de agenciamiento económico y político; continuar siendo indígena y convivir con los diferentes roles que la sociedad nacional le propone; profundizar la diferencia ideológica frente a otros actores étnicos y rurales (campesinos y afrodescendientes), al tiempo que dicha diferencia es homogenizada bajo el concepto de “lo indígena”. Podemos entonces plantear que la evaluación de las políticas multiculturales, más allá de los tradicionales análisis discursivos, debe contar con el anclaje que representa la implementación pragmática de los derechos en políticas públicas concretas. Es allí, en el planooperativo de los acuerdos sociales traducidos en leyes, donde se revelan mejor los encuentros y las contradicciones que diferentes visiones en torno a lo publico se están generando. A partir del seguimiento de este caso el lector podrá descubrir cómo para el contexto colombiano, son evidentes los (des)- encuentros entre las dinámicas de descentralización administrativa promovidas por el Estado y los procesos de autonomía defendidos por las organizaciones indígenas. Retos a venir en el análisis del multiculturalismo colombiano Entre el balance enorme de cosas que parecen relevantes a seguir profundizando en los estudios al sistema multicultural colombiano mencionare las siguientes problemáticas: La emergencia de disputas y confrontaciones inter-étnicas e inter-culturales entre comunidades rurales. Luego de 20 años de implementación del modelo multicultural, han comenzado a emerger numerosos con�ictos por la tierra y por la igualdad de derechos entre los diferentes actores rurales que conviven en la nación colombiana. Paradójicamente, la implementación de un modelo que reconoce la diferencia negada por la tradicional matriz mestiza del estado colombiano ha producido la proliferación de tensiones latentes y mani�estas entre comunidades mestizas, indígenas y afrodescendientes. Estos con�ictos son la expresión de toda una constelación de efectos inesperados de la refundación jurídico-política de la nación colombiana. Los aspectos más signi�cativos de los con�ictos entre comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas, están atravesados por el encuentro entre visiones y racionalidades particulares de lo público, que en términos concretos, se expresan en torno a las siguientes problemáticas: concepciones de la tierra y la ruralidad divergentes, la expansión de los resguardos indígenas, el dominio sobre las áreas públicas de preservación ambiental como son los Parques Naturales y las Zonas de Reserva Forestal, los Proyectos de educación propia que se expresan en proyectos de etnoeducación y programas propios de administración de Instituciones Educativas y *Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos re�ejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores. 0Compartir • https://vertov14.wordpress.com/2016/03/26/libro-desencuentros-territoriales-1-la-emergencia-de-los-conflictos-interetnicos-en-el-cauca/ https://www.lasillavacia.com/silla-llena/red-rural/historia/los-conflictos-territoriales-y-la-urgencia-de-una-jurisdiccion https://www.lasillavacia.com/silla-llena/red-etnica/historia/territorios-derechos-de-propiedad-comunes-y-colectivos-en-la https://www.lasillavacia.com/silla-llena/red-rural/historia/los-desafios-de-las-zonas-de-reserva-forestal-57588 javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); javascript:void(0); https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/ https://www.lasillavacia.com/la-silla-llena/buscar javascript:void(0); la prestación de los servicios de Salud. En síntesis, las tensiones interétnicas e interculturales están siendo agudizadas por los mecanismos operativos de atención diferencial del multiculturalismo colombiano, que en la práctica signi�can la fragmentación de las poblaciones rurales bajo criterios étnicos. Como es posible observar, los con�ictos territoriales entre comunidades rurales se han venido profundizando con especial virulencia en el departamento del Cauca. Donde la exclusión del campesinado mestizo con referencia al acceso de los derechos diferenciales en la ruralidad colombiana, le ha llevado a preguntarse por su propio reconocimiento de derechos especiales, y a que sus organizaciones sociales experimenten fuertes procesos de etnogénesis, sin querer ser poblaciones étnicas. La profundización de las políticas multiculturales en un contexto de posible postcon�icto. Frente a la mora que el poder legislativo tiene con los pueblos indígenas, al no haber reglamentado el artículo 329 de la C.P., que consagra la conformación de las Entidades Territoriales Indígenas, el gobierno nacional expidió dos decretos a �nales del 2014 con el �n de dar el primer paso para el cumplimiento de esta orden constitucional. Este modo de proceder estatal que a primera vista parece extender los derechos especí�cos para las comunidades indígenas, al mismo tiempo signi�ca el fortalecimiento de los procedimientos burocráticos de integración neo- indigenista; al tiempo que fortalece las posiciones esencialistas dentro de las organizaciones sociales, quienes claramente aspiran a construir territorialidades cerradas. Como veremos a continuación, la ampliación del multiculturalismo colombiano adolece de una perspectiva de convivencia intercultural. Uno de estos Decretos el 1953 del 7 de octubre de 2014, se fundamenta en el Artículo 56 transitorio de la Constitución Política, el cual faculta al gobierno para dictar las normas �scales necesarias y las demás relativas al funcionamiento de los territorios indígenas. El decreto de�ne como territorios indígenas: los Resguardos constituidos, los que se encuentren en proceso de clari�cación y los terrenos que se encuentren en posesión exclusiva, tradicional, ininterrumpida y pací�ca. La anterior de�nición da viabilidad a que la mera expectativa de titulación pueda ser tenida en cuenta como un territorio indígena. Surge de allí un primer interrogante, dado que si bien se tiene en cuenta que en estos territorios puede existir población no indígena, no precisa claramente qué pasará con ellos. Si bien el decreto establece como �n principal otorgar funciones administrativas a los pueblos indígenas, más no discutir la propiedad de estos territorios, podría decirse que es una modi�cación a las normas existentes sobre la administración de recursos. Sin embargo, los temas que el decreto contempla no se pueden desligar de su �n fundamental que no es otro que preparar la conformación posterior de las Entidades Territoriales Indígenas. Debe tenerse en cuenta que de acuerdo con este decreto la administración de los recursos provenientes del Sistema General de Participaciones podría realizarse de ahora en adelante bajo la dirección de los Cabildos sin tener que pasar por las alcaldías municipales. De igual modo los territorios indígenas, que no sean resguardos constituidos por la Agencia Nacional de Tierras - ANT, también serian bene�ciarios de la asignación y administración de recursos del Sistema General de Participación no comprendiéndose cuales serían los procedimientos para que esto se lleve a cabo. Por su parte el 2333 de 19 de noviembre de 2014, está relacionado con la protección de las tierras y los territorios ocupados o poseídos ancestral o tradicionalmente por las comunidades, fundamentándose en las normas internacionales atientes a este tema. Lo que se pretende es permitir que, sin violencia, las comunidades indígenas puedan acceder a los lugares de culto y demás terrenos donde están asentados, evitando que otros los reclamen con mejor derecho y poder ser los primeros en una eventual adjudicación. La titularidad deberá realizarse mediante un trámite administrativo que establecerá otro decreto. Sin embargo surge una duda importante al momento de pensar en la aplicación del decreto: ¿Qué pasaría en caso que se hubiese adjudicado un baldío a terceros no indígena y al momento de la clari�cación de la propiedad se constate que el mismo hacia parte de un territorio indígena?, ¿procederá igualmente la revocatoria directa del acto administrativo? Esto merece un estudio adicional, dado que el mismo decreto promueve el respeto por la propiedad de terceros, pero a su vez en el tema práctico puede presentarse incongruencias en su aplicación. Igual prevención despertó, en su momento, para las organizaciones indígenas las negociaciones que se desarrollaron en la Habana entre la insurgencia de las FARC y el gobierno colombiano. Dicha prevención surgió de la constitución del famosobanco de tierras con cerca de un millón de hectáreas destinado a la formalización de la propiedad campesina. En la actualidad, solo existen las Zonas de Reserva Campesina en tanto �gura de ordenamiento rural campesino, y la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesinas - ANZORC busca la profundización de sus posibilidades de defensa territorial. Pero al mismo tiempo, organizaciones tan poderosas como el Coordinador Nacional Agrario - CNA y la ANUC exploran la creación de nuevas �guras de gobierno campesino que se encuentre a la altura de protección de los resguardos indígenas (En el caso del CNA son los TECAM). Sin embargo, para las organizaciones indígenas la formalización de *Este es un espacio de opinión y debate. 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En este contexto, la incertidumbre se ha encendido entre los indígenas, campesinos y afrodescendientes. Si bien los temas que desarrollarán estos acuerdos y decretos, son temas que pareciera implicar solamente a los pueblos indígenas y a los campesinos mestizos, es innegable que los mismos repercuten en la sociedad y directamente en las demás comunidades que habitan en la ruralidad colombiana, siendo motivo de gran preocupación para ellas. Si bien ambas iniciativas son ambiciosas y darían cumplimiento a normas constitucionales y de carácter internacional, es necesario puntualizar que su contenido no puede ir en contravía de los terceros que, de una u otra forma, se verán involucrados en el tema. Los nuevos encerramientos extractivistas derivados del “Consenso de los Commodities” Hace ya más de una década se asiste a un proceso sostenido de reprimarización de las economías latinoamericanas. El anterior escenario sugiere la instalación de un nuevo consenso pos neoliberal, estructurado bajo la articulación de la mayor parte de las economías regionales a la cambiante división del trabajo globalizado. De acuerdo con Maristella Svampa �2012� a dicho acuerdo, sustentado en la exportación de bienes primarios a gran escala y bajo términos de intercambio desigual, se le ha conocido como la “In�exión Extractivista” o el “Consenso de los Commodities”. Bajo la lógica promovida por el Consenso de los Commodities los recursos capturados por el Estado a través de las rentas extractivistas, son justi�cados por los gobiernos a la izquierda y la derecha del espectro político, en la medida que le permiten aumentar sus ingresos dirigidos a invertir en políticas sociales. Sin embargo, para el caso colombiano, la otra cara de la in�exión extractivista desarticula las economías territoriales, amenaza gravemente la sostenibilidad ambiental de los territorios, y se cierne peligrosamente sobre aquellos espacios que por su naturaleza comunal no estaban formalizados desde el punto de vista de la propiedad, o se encuentra habitados por comunidades étnicas o de campesinos afectados históricamente por fenómenos de violencia reiterada. Ambas dinámicas, tanto la necesidad estatal de generar rentas para mantener sus promesas de inversión en lo social, como la destrucción progresiva de los recursos ambientales y de las economías regionales comunitarias hacen parte de un mismo fenómeno que Gudynas (Ibid.) caracteriza como un “extractivismo progresista”. Bajo esta línea argumentativa los territorios del Choco, Nariño, Cauca, Putumayo, Montes de María, y la Altillanura colombiana vienen siendo introducidos con fuerza en los grandes sistemas productivos agrícolas y mineros del mercado global. Al mismo tiempo que la anterior dinámica aparece atravesada por el aniquilamiento, el despojo, y la expulsión de los grupos humanos rurales. La complicidad entre la violencia y la instalación efectiva de nuevos enclosures, encuentra su correlato en el acorralamiento geográ�co y cultural de las comunidades rurales que luchan por permanecer sobre sus lugares de vivienda, así como por inventar sistemas de producción que les permita su sostenimiento en medio de las seductoras lógicas del capital. Teniendo en cuenta el anterior panorama, si un análisis de los con�ictos interétnicos permitió avizorar el calado de las transformaciones simbólicas y espaciales introducidas a dos décadas de operativización de las políticas multiculturales, es igualmente necesario plantear un ejercicio analítico que se interese en comprender la instalación de nuevos enclosures productivos en un contexto de mundialización extractivista, así como su impacto sobre las comunidades rurales indígenas, afrodescendientes y campesinas. TEMAS DESTACADOS EDUCACIÓN • 1025 MOVIMIENTOS SOCIALES • 833 MEDIO AMBIENTE • 646 CONFLICTO ARMADO • 589 DESARROLLO RURAL • 512 ECONOMÍA • 430 ESTE ESPACIO ES POSIBLE GRACIAS A *Este es un espacio de opinión y debate. 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