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Multiculturalidad y Democracia

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CEU Johan Correa y Camila Mariño 19/12/2014 
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. 
Titulo del trabajo:
Multiculturalidad y democracia.
Nombre del estudiante.
Johan David Correa Ramírez. 
María Camila Mariño Cadena.
Facultad de Derecho y Ciencias sociales.
Ciencias Políticas.
Multiculturalidad y Democracia.
Johan David Correa y María Camila Mariño Cadena.
Lugar de presentación del trabajo, Universidad CEU Cardenal Herrera, día 19/12/14.
Profesor: Katia Esteve.
1.- Introducción. 
La relación entre democracia y multiculturalidad.
Nuestro trabajo comenzará con una breve definición de nuestros conceptos claves, los cuales son el fundamento del mismo. La multiculturalidad para empezar se podría definir como “una oposición a la tendencia presente en las sociedades modernas hacia la unificación y la universalización cultural, que celebra y pretende proteger la variedad cultural, al tiempo que se centra sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas mayoritarias” (http://universitarios.universia.es/voluntariado/multiculturalidad/que-es-multiculturalidad/) otra definición que me gusta especialmente de multiculturalidad es la de “situación en que varios grupos étnicos conviven en la misma ciudad o región, pero cada uno mantiene su propio sentido de identidad” del blog de El imperio de Des. 
Prosiguiendo democracia se podría definir como “forma de Estado en la cual, básicamente los poderes políticos residen en el pueblo, organizado en cuerpo de ciudadanos, que lo ejerce, bien directamente (democracia directa) bien a través de sus representes (democracia indirecta o representativa)” (Diccionario enciclopédico, 2009). Antes de continuar veo necesario nombrar también que el multiculturalismos se da junto a la integración y la asimilación, mayoritariamente cuando varios grupos étnicos conviven durante un largo periodo de tiempo en una misma área geográfica.
Ahora que tenemos los dos conceptos definidos y conocemos un poco de su surgimiento vamos a continuar con su profundización, y relación, debemos partir de que en la mayoría de las teorías modernas, el concepto de demos, es decir de pueblo, está muy asumida, y parte de dos hechos ya fijados, uno que la noción de demos “resulta definida de antemano” y otra que “suele resaltar más su unidad que su diversidad”. Además hay que tener en cuenta que aunque los criterios para pertenecer al demos no han sido siempre los mismo y han ido variando a lo largo de la historia, la conceptualización del demos siempre ha sido construida con una finalidad excluyente. Además algo muy debatido a parte del demos, con respecto a la multiculturalidad es la “identidad cultural” del mismo, que sirve para dar fuerza a la idea de que los que quedan “dentro de él pueden obligar a los que están fuera a que obedezcan sus leyes y decisiones”.
Para comenzar desde el principio, válgase la redundancia, comentaremos que ya en el pensamiento clásico de la Roma Clásica, la diferencia entre pertenecer al demos, o no pertenecer ya estaba presente bajo dos conceptos como pueden ser el de ciudadano, que era quien pertenece al demos, y el de súbdito que no pertenece al demos, pero debe obedecer las normas del mismo. 
Pero entonces, ahora, en la actualidad y con la desarrollada idea de multiculturalidad y globalización, concepto fundamental, y muy unido al primero que trataremos mas adelante, es todavía viable reconocer el concepto de demos bajo el vinculo moderno entre ciudadanía, identidad cultural y nacionalidad?
Sabemos todos, que actualmente y cada vez mas el concepto de demos de pueblo de orígenes, se va perdiendo la democracia se va deslegitimizando. El multiculturalismo hace que nos replanteemos los fundamentos de la democracia, los fundamentos de igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades, de representación, y de participación política ya que al aplicarlos a la realidad multicultural actual se observa que a la inversa de cómo debería ser cada vez se trata a grupos cada vez mayores de población con mas desigualdad mayormente por su cultura, es decir “con la multiculturalidad la noción de igualdad se torna mas compleja” básicamente bajo mi punto de vista considero que esto es así porque al vivir en un mundo tan globalizado las culturas se entremezclan entre ellas, y este hecho a la vez que enriquecedor también hace que surjan sentimientos nacionalistas radicales en ciertos sectores de la población, y esto conlleva en muchas ocasiones a movimientos racistas, esta idea, al igual que la de la globalización también la desarrollaremos con mayor detenimiento en los puntos que siguientes. Para concluir con la introducción de nuestro trabajo adelantaremos que vamos a tratar: las ideas básicas de la tradición democrática, y dos de los tipos de multiculturalidad que tienen una creciente presencia en los sistemas políticos occidentales: las democracias plurinacionales y el vinculo entre democracia e inmigración. 
2-.Elementos del debate teórico: 
Tradiciones de la democracia y tipos de multiculturalidad
De antemano hemos de resaltar que el multiculturalismo "describe el hecho de la coexistencia de una pluralidad de culturas bajo un mismo marco político. 
Dentro de su campo tradicional se refleja que dentro de un gobierno democrático, todos los ciudadanos tienen derecho a gobernar, todos son iguales, desde el punto de vista político y no se tienen en cuenta las diferencias de riqueza o de propiedad, sino solo la capacidad de cada uno y el interés común.
Para la democracia, un pueblo libre es el que se gobierna a sí mismo, se da sus propias leyes y por ello realiza el ideal de autonomía.
Por consiguiente, se identifican 4 tipos generales de fenómenos multiculturales: los vinculados a los movimientos de un solo tema (feminismo, igualdad de derechos sexuales, etc.); a la inmigración; al pluralismo nacional y al indigenismo (o pueblos autóctonos). Todos estos los explicaremos según el concepto clave en sí, envolviendo en un sólo concepto lo fenómenos vinculados a un solo tema y el pluralismo nacional, de la siguiente manera:
a) Pueblos indígenas: se trata de pueblos que hacen referencia a un pasado glorioso del cual todavía quedan vestigios, que preexistían antes de la formación del Estado-nación y que sufrieron la traumática experiencia de la colonización (América Latina), que fueron víctimas del exterminio (Norteamérica Australia, Nueva Zelanda) o de la esclavitud (África, Irak, Indonesia) y que se encuentran en situación de desventaja social, económica y política frente a una élite dominante. Estos abanderan una identidad colectiva para cuestionar los efectos perversos de la asimilación/integración forzada (también sería el caso de los catalanes o vascos en España), reclamando que les sea saldada esta deuda histórica vía una compensación. En la legislación internacional, esto grupos son reconocidos jurídicamente como pueblos autóctonos.
b) Inmigración: producto de los flujos poblacionales, del cambio de modelo económico y de la circulación del capital, otro tipo de demandas se originan por parte de grupos provenientes de la inmigración. A pesar de que estos tienden a reproducir características de su cultura de origen dentro del nuevo territorio habitado, en la mayoría de los casos se trata de la lucha por derechos de ciudadanía. Desde la década de los años setenta del siglo xx, en diversas regiones del mundo la inmigración se ha vuelto un tema central tanto en la elaboración de políticas públicas como en las plataformas electorales; aun así, no existe todavía un consenso en lo que se refiere a un equilibrio entre el respeto de los derechos fundamentales y la legalidad, el número de inmigrantes que se deben admitir dentro de un mismo espacio nacional y el tipo de derechos y de servicios que se les puede otorgar.
c) Minorías nacionales: finalmente, desde la perspectiva de los movimientos sociales, existen grupos estructurados en tornoa valores compartidos, que desarrollan un sentimiento de pertenencia, que no forzosamente cuentan con raíces históricas y que, frecuentemente, establecen lazos de solidaridad a partir de la exclusión o de la situación de desventaja en la que se encuentran (homosexuales, ecologistas). 
Desde el punto de vista normativo, los problemas que implican el reconocimiento de ciertos derechos son radicalmente diferentes cuando se trata de pueblos autóctonos, de grupos minoritarios o de poblaciones inmigrantes.
Los pueblos originarios suelen aspirar a ser reconocidos jurídicamente como poblaciones con derecho a preservar o reconstituir sus instituciones sociales y políticas. Dado que son portadores de una cultura particular, solicitan que el Estado otorgue derechos específicos que garanticen su reproducción.
En el caso de los grupos minoritarios o de movimientos sociales basados en la identidad, se cuestionan las formas de incorporación del Estado, y por lo tanto se requiere del diseño de políticas destinadas a revertir la exclusión en la que viven estos grupos. El objetivo es generar una mayor igualdad. Es bajo este criterio que se crea la discriminación positiva en Estados Unidos en la década de 1960. Como una forma de reparar los efectos de la discriminación racial hacia los estudiantes negros y como resultado del movimiento pro derechos cívicos, algunas de las universidades más prestigiosas de ese país deciden establecer cuotas y favorecer la admisión de estos estudiantes. Con
el paso del tiempo, la discriminación positiva se extiende a varias universidades; sin embargo, estudios a largo plazo muestran que los resultados en términos de justicia social son limitados. Aun así, la discriminación positiva muestra la compatibilidad de este tipo de medidas con los principios de la democracia liberal.
3.- Democracia liberal y pluralismo político. 
Política de reconocimiento, autogobierno y gobierno compartido. 
Para comenzar me gustaría como en todos los apartados, haciendo una breve definición de los términos que vamos a tratar en este punto como son el caso de democracia liberal y pluralismo político, bien democracia liberal podría ser entendida como “democracia que, basada en el reconocimiento de los derechos individuales, se ejerce a través de los representantes políticos de los ciudadanos” (Diccionario de la Real Academia Española) y pluralismo político, en el cual dentro trataremos específicamente el pluralismo ideológico o nacional que es “reconocer la legitimidad y legalidad de la existencia en una misma sociedad de diversas ideologías, es decir, de diversas visiones y planes sobre el sentido de la convivencia y las metas de la acción colectiva” (Diccionario Eumed,2014) frente al pluralismo de intereses que no trataremos en este punto. 
Ahora que tenemos una idea básica y sencilla de los conceptos en los cuales girará nuestro punto vamos a profundizar en ello: La relación entre democracia liberal y pluralismo nacional los últimos años ha contribuido a la creación de tres cosas: 
1. En primer lugar, esta relación nos ayuda a comprender mejor los limites culturales de la tradición liberal-democrática, tanto su teoría como su practica y los procesos de decisión de la misma. 
2. En segundo lugar, a comprender la interculturalidad no como un hecho empírico inevitable, sino como un valor tanto político como mismamente social el cual es necesario salvaguardar. 
3. En tercer y último lugar, a una mejor realización tanto ética como funcional, de los valores universales del liberalismo democrático.
Ahora vamos a proceder a deshilar estos tres puntos, un poco más a tratar de profundizar para comprender correctamente la función y finalidad de ellos. 
El primer aspecto nos informa que como ya sabemos la democracia va bastante unida a los estados, ya que han sido pensadas fundamentales desde ellos mismos. Por lo tanto lo que el pluralismo nacional le ha hecho a la democracia es servirle de una nueva serie de temas, que ya no pueden basarse únicamente en los derechos individuales y las nociones de libertad e igualdad que tanto resalta el liberalismo político tradicional. “Muchas veces lo que resulta insostenible del liberalismo político tradicional no es lo que dice si no lo que hace y no dice” Que son básicamente practicas y asunciones con un marcado carácter estatalista, así como una concreción de valores morales. Este liberalismo político tradicional choca en claro contraste con otras visiones que defienden más un dejar hacer cultural es decir no limitar la cultura, ya que la experiencia nos enseña que el Estado jamás será medio. 
El segundo y tercer aspecto de los que hemos comentado en relación con la democracia y el pluralismo nacional “es el entender la interculturalidad como un valor y en incentivar una mejora de los mismo valores del liberalismo democrático, al combatir la tendencia de muchas sociedades a pensar que existe una sola manera de ser racional o de ser moral” Un claro defensor y visionario de esta tendencia fue I.Berlin, politólogo considerado uno de los mejores pensadores del siglo XX, que ya predijo que este hecho afectaría tanto al ámbito de la vida privada como a la esfera publica, en la que influye la defensa y promoción de unos valores universales,. En contraposición a lo dicho anteriormente tanto la teoría como la practica liberal democrática siempre han tendido a proteger y defender, en términos meramente culturales, formas implícitas de comunitarismo del Estado. 
Ahora bien, existen una serie de sesgos, orientaciones culturales, que lleva consigo la tradición liberal-democrática que condicionan tanto su desarrollo y concreción de los valores y principios organizativos como sus regulaciones constitucionales practicas estos son los siguientes. 
1. La existente ausencia de teorías del demos, en las teorías de la democracia al igual que una inexistente teoría de la demarcación de fronteras en el liberalismo político tradicional. 
2. La resonancia que tiene la aplicación entre el paradigma de la igualdad y el de la diferencia en el debate democrático en sociedades altamente pluralizadas. Que además aclara y replantea las relaciones y malentendidos entre las tradiciones tanto del liberalismo como del nacionalismo democrático, que contrasta con los denominados liberalismo I y liberalismo II por los autores Ch. Taylor y M.Walser, de los que hablaremos más adelante. 
3. “Las limitaciones de la tradición liberal en la regulación de las dimensiones culturales de la idea de “pluralismo” en la esfera publica. 
4. El proceso y cambio producido en las democracias occidentales desde las actitudes liberales, centradas en la asimilación cultural, hasta las centradas en la integración política, y las que tenemos más reciente las actitudes liberales centradas en la acomodación de su pluralismo cultural. 
5. Defiende un nacionalismo de Estado, en todas las democracias liberales. 
6. “El estatalismo uniformizador como elemento oculto de la democracia liberal en la regulación de los derechos y deberes y en la regulación practica de las nociones de “ciudadanía democrática” y de “soberanía popular” 
7. Los limites que imponen algunas de las mentalidades liberales y democráticas mas elaboradas cuando se enfrenta con las demandas de reconocimiento de los movimientos territoriales del pluralismo cultural. 
Por ejemplo la idea básica de quien forma parte del demos y quien no, nunca ha sido resuelta por las teorías políticas liberal-democráticas y es una cuestión polémica y necesaria de conceptualizar ya que es imposible considerarla como algo “neutral”
Así pues la relación entre la democracia y los nacionalismo se ha presentado como una relación de posiciones irreconciliables de concepciones opuestas pero generales que poseen una misma base de valores, conceptos y lógicas internas contrapuestas. Y se consideraba que su fusión solo induciría al fracaso pero en la actualidad esta idea se esta quedando desfasada especialmente por la fuerte globalización, y multiculturalidad. Pero hoy el debate básico enel cual giran la mayoría de las teorías son dos maneras básicas al entender el liberalismo democrático, que denominaremos según Taylor y Walsen liberalismo I y liberalismo II. 
El denominado liberalismo I, esta basado en unos derechos individuales de tipo universal, es una idea que busca la igualdad de ciudadanía, que no discrimine, que se eliminen las diferencias de la esfera publica. Es decir es una tradición que desconfía de la misma noción de derechos colectivos, en los cuales enseguida observa posibles riesgos autoritarios para los individuos. Pero también debemos afirmar que este primer liberalismo, incentiva la remisión de las diferencias nacionales a la esfera privada, aceptando con ello, las características nacionales y culturales mayoritarias, con el desplazamiento de la cultura de las minorías. 
El ya denominado liberalismo II añade a los elementos del primer liberalismo otros de protecciones y desarrollo, en la esfera publica. De las pequeñas culturas y así proporcionarles seguridad a los miembros de sus colectivos. Ya que debemos tener en cuenta que viven en democracia con nosotros, Esta es una versión que sitúa el racionamiento constitucional de derechos y valores colectivos de carácter cultural, al lado de los derechos de carácter individual, ya que según esto la mayoría de los derechos individuales implican dimensiones colectivas, la regulación de únicamente los derechos de carácter privado, fomenta enormemente la discriminación en contra de los grupos naciones de un Estado. Por ello se busca que la igualdad en tanto que es considerada un valor o derecho universal de la esfera publica, sea regulada de una manera mas efectiva en el caso de las sociedades en que la convivan diferentes demos nacionales. Además este tipo de libertad siempre ha tendido a recalcar que el lenguaje mayormente siempre de carácter universalista defendido por los de la primera libertad siempre ha llevado a una gran discriminación y marginación. Las pequeñas minorías, válgase la redundancia, tienen un precio a pagar mayor por la misma igualdad, ya que se deben dejar guiar por la personalidad lingüística y cultural de la mayoría. 
Un hecho que debemos tratar es el de la acomodación constitucional de las distintas colectividades nacionales que conviven en un mismo Estado. Esta acomodación incluye dos dimensiones básicas de la pluralidad nacional de un Estado: El reconocimiento explicito y las reglas que regulan el autogobierno democrático, de aquellas colectividades. 
Como se pasa del liberalismo I al liberalismo II supone una ampliación del pluralismo, con la finalidad de incluir unas dimensiones culturales que hasta ahora habían sido consideradas como marginas o desconsideradas. Se trata de ampliar concepciones básicas como la pluralidad, la igualdad o la libertad. Al mismo tiempo que huir de las limitaciones, basadas en el estatilismo y nacionalismo. 
En conclusión, lo que se expone es el hecho de disponer de un reconcomiendo, y de tener capacidad de ejercer un autogobierno. Al final debemos aceptar que adoptar una posición cosmopolita en un contexto plurinacional significa ir haciendo cada vez mas general le punto de vista moral adoptado. Y debemos hacerlo a partir del respeto a la pluralidad no desde la tolerancia. 
 
 
4. Democracia e inmigración: 
Los criterios de la inclusión y de la exclusión del demos.
Ante tal complejidad explicativa, iniciaremos con una reflexión sociólogica de Alain Touraine titulada "¿Podremos vivir juntos?", donde intenta conciliar dos realidades que se presentan como antagónicas: en primer lugar, la separación creciente del mundo instrumental y el universo simbólico, de la economía y las culturas, y en segundo lugar, el poder cada vez más difuso de acciones estratégicas cuya meta no es crear un orden social sino acelerar el cambio, la circulación de capitales, bienes, servicios e informaciones. Touraine intenta escapar a la disyuntiva inquietante entre el modelo uniforme de la globalización mundial que ignora la diversidad de las culturas y el aislamiento de las comunidades que afirman su identidad en la exclusión del otro.
A partir de esto, en primer lugar, hemos de partir de una distinción analítica entre demos (circunscripción administrativa de la antigua Atenasy que alude al concepto población biológica, en ocasiones denominado deme) y población, con lo que remitiremos la explicación brindada por Dahl, quien afirma que el proceso democrático comenzó su primera transformación en la polis griega y su segunda gran transformación con su extensión a la Nación-Estado. Su argumento es que estaríamos hoy en una tercera transformación, donde la democracia se extendería hacia el mundo, atribuyendo también a la problemática de las fases de acceso a las nuevas fronteras y las fases de coexistencia. Dahl sigue como criterio el territorio: de la ciudad-Estado al Estado-nacional y, de este, al mundo.
Para este autor, el principio de inclusión es una de las variables definitorias de una democracia. El principio que dice que no puede haber una persona que obedezca leyes y no forme parte del demos. Lo que Dahl no percibió es que la tercera transformación tiene más un carácter cualitativo que cuantitativo. No es tanto de lo nacional a lo global, sino del carácter nacional y monocultural de la democracia a la democracia multicultural, así como las políticas que definen quiénes, cuántos y en sí cómo entran a formar parte de una nueva nación.
Si el demos es la propia noción donde se asienta el principio de soberanía, existen personas dentro de nuestras sociedades que no son soberanas. Aquí es donde todo el conjunto de valores y de principios que identifican a una democracia se tambalean. En si, la presencia de inmigrantes obliga a aceptar que las teorías sobre la democracia han supuesto la pertenencia a una comunidad y han asumido que los principios democráticos sólo se aplicaban sobre los miembros de dicha comunidad. El principal tema que aplica este supuesto es el determinar los límites de la obligación de las democracias actuales.
En este contexto, analizamos la Santísima Trinidad de la democracia actual: Estado, Nación y Ciudadanía:
La democracia actual está configurada en el marco del Estado-Nación y codifica en derechos y deberes al demos político bajo la noción de ciudadanía. La ciudadanía es el principal vehículo de legitimación del Estado-Nación.
El Estado es la entidad política que define quién es ciudadano y qué limita territorialmente su actividad. La Nación es la entidad simbólica que vincula culturalmente el territorio estatal con la ciudadanía, creando la lealtad y cohesión necesarias para que el vínculo entre el Estado y la ciudadanía sea permanente y estable a través del tiempo. La Ciudadanía juega en este marco un papel mediador. Es el principal vehículo que tienen el Estado y la Nación para vincularse y legitimarse.
En nuestras democracias, cada uno de los elementos de esta relación tiránica no pueden concebirse como separados. Esto significa que cada uno de los componentes se define y limita con ayuda de los otros dos, como que cada uno de ellos sirve de mediador para entender los otros. Denominaremos esta relación, no sin ironía, como la Santísima Trinidad de nuestras democracias liberales europeas (para reforzar su carácter de creencia). Todas ellas forman su sistema de valores atendiendo a este vínculo sagrado, producto directo de nuestra tradición ilustrada y del proceso de modernidad de nuestras sociedades. Salir de este triángulo supone salir del paradigma de la Ilustración. Podemos hacer dos lecturas de este marco conceptual:
La lectura institucional. incide en que el marco social sirve de referencia para orientar nuestras principales instituciones y el uso del poder político. Desde este punto de vista, se puede hacer una triple interpretación: El vínculo indisoluble Estado-Nación-Ciudadanía conforma los límites de la estructura básica de nuestras sociedades liberales y democráticas europeas que debe entenderse como el actual campo de la legalidad.
Fuera,el principio mismo de legalidad tiene serios problemas contextuales para aplicarse. Este vínculo constituye la base actual sobre la que se apoya toda justificación del poder político.
La relación Estado-Nación-Ciudadanía es el marco dentro del cual se define quien está dentro y quien queda fuera del demos.
La lectura normativa. Incide más en que el marco es una de las principales fuentes de valores y criterio último para resolver conflictos. Se puede hacer una triple interpretación:
El vínculo Estado-Nación-Ciudadanía transforma nuestro marco de referencia dentro del que valoramos el campo de la política. Lo bueno y lo malo se definen en tanto refuerzan o amenazan la conexión sagrada entre el Estado-Nación-Ciudadanía.
Este vínculo orienta nuestras concepciones del mundo, nuestros paradigmas de pensamiento político. En este sentido, las discusiones que ponen en duda el marco conceptual son debates que tienen un carácter revolucionario en el sentido kuhniano de cambio de paradigma.
Este triángulo es la base normativa sobre la que se apoyan los conceptos políticos que habitualmente usamos para describir y explicar nuestras sociedades liberales democráticas.
Fuera de estas “fronteras” tenemos dificultades para hacer cumplir los criterios básicos de la democracia de la misma forma que dentro de las fronteras. Esto implica que para un ciudadano cruzar las fronteras de su Estado es cruzar también las “fronteras de la democracia”.
El demos ha sido concebido tradicionalmente de una forma culturalmente homogénea. Aunque los criterios para pertenecer al demos han variado históricamente, su conceptualización ha sido siempre construida en términos excluyentes, por oposición a los que no pertenecen a él. Además, esta identidad cultural del demos ha sido una de las mayores bases para legitimar el hecho que los que quedan dentro del demos puedan obligar a los que quedan fuera de él que obedezcan sus decisiones.
Una primera reflexión sobre la ciudadanía en un entorno multicultural debe precisamente comenzar por discutir si es todavía viable entender el demos bajo el vínculo moderno entre Estado, Nación y Ciudadanía.
· ⦁	Para culminar, hemos de hacernos una pregunta clave y, por consiguiente, argumntar su respuesta. Esta sería ¿Crisis del multiculturalismo o crisis de la democracia?
Si bien a finales del siglo XX una persona que se autodefinía como siendo multicultural no necesitaba justificarse, hoy, a esta misma persona se le requiere que dé razones. Estamos ante lo que podemos calificar como proceso de construcción política de un sentido negativo de la multiculturalidad que requiere una depuración semántica.
El multiculturalismo es visto ahora como amenaza de nuestros valores democráticos, como fuente de inestabilidad y de inseguridad, como conflicto irresoluble. Se ha construido la categoría de un cierto tipo de inmigrante como portador de valores culturales anti-democráticos, como amenaza a nuestras identidades culturales cristianas. La construcción política del discurso es clara. Como si en estos momentos estuviéramos iniciando un nuevo período más realista y dejáramos atrás la era idealista de multiculturalismo de los años noventa.
Se pueden distinguir tres niveles conceptuales al hablar de multiculturalismo:
Dimensión social como descripción de la realidad. El argumento contra la dimensión social del multiculturalismo tiene muy poca fuerza, puesto que nadie puede negar una evidencia: el hecho de que nuestras sociedades sean culturalmente diversas. Si se insiste en esta crítica, las únicas posiciones políticas viables son la defensa de la repatriación y la exclusión absoluta con un cierre hermético de fronteras.
Dimensión política como política pública. La idea es que el multiculturalismo pueda designar un tipo de política pública destinada a la defensa de grupos culturales minoritarios frente a los grupos mayoritarios ciudadanos.
Dimensión moral como una posición ética. No puede confundirse esta dimensión política de la dimensión ética, la que incide en que el multiculturalismo es también posición moral.
Se defiende que la diversidad es un valor, y que una defensa de políticas contra la diversidad equivale directamente a salir de nuestro marco de referencia democrático basado en la igualdad. Los argumentos principales giran en torno a la incapacidad de las políticas de evitar lo que los franceses denominan una “comunitarización” o el hecho de que cada grupo cultural se encierre sobre sí mismo y se pluralice también el espacio público, hasta tal punto que se disuelva la idea de espacio cívico compartido de valores y principios comunes.
El particularísimo cultural llega a ser tan dominante que pone en entredicho el mínimo de universalismo cívico que asegure la cohesión social. Todos coinciden en dar una interpretación histórica al proceso de cambio que presenciamos, pero inciden en que ese proceso de multiculturalidad lleva inevitablemente a la desaparición de nuestra forma de organización social democrática, puesto que piensan que el multiculturalismo supone tolerancia sin criterios, una defensa de modos de vida que contravienen nuestros valores democráticos.
Fundamentan sus argumentos sobre una base claramente religiosa, en tanto que perciben la inmigración musulmana en Europa como un caballo de Troya que esconde una nueva forma de invasión bárbara. Todas las culturas se basan en una concepción de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto y, por lo tanto, no todas pueden tener el mismo tratamiento. Su reconocimiento igual es imposible.
Este es el “multiculturalismo del miedo” para el que no es posible encontrar un marco de referencia que pueda contentar a todas las culturas por igual. En este ambiente de claro retroceso del multiculturalismo se añade otro factor estructural global de gran impacto en nuestras conciencias colectivas. La generación del post-11-S se “está haciendo”, pero, sin lugar a dudas, está siendo socializada en un ambiente donde la sospecha se convierte en amenaza, donde el que tiene fisonomía árabe (sea o no islámico) es el fruto de todos los males de nuestra sociedad, como en un momento dado se estigmatizaron a los judíos.
La multiculturalidad ligada al Conflicto de Civilizaciones se convierte en la variable explicativa de casi todos los grandes conflictos sociales, superando a los clásicos de clase social entre la ciudadanía. Esta nueva confusión contribuye a hacer retroceder a los multiculturalistas, puesto que se comienza a utilizar prácticamente como sinónimo: el multiculturalismo como un verdadero conflicto entre modelos de sociedad irreconciliables. Los conceptos cambian de significado cuando tienen un marco real sobre el que apoyarse.
Ahora bien, este cambio conceptual del término multiculturalidad y sus derivados no es una simple variación de algún aspecto de sentido o una determinada acepción, sino que se trata de un cambio radical, puesto que pasa de ser un concepto positivo a un concepto negativo. Se convierte simplemente en una amenaza real y directa sobre nuestras vidas.
Notas. 
1. Las versiones críticas de la exclusión apuestan por el derecho al reconocimiento cultural, por un Estado que readapte el sentido de la neutralidad con el fin de incluir en él, una perspectiva pluralista sensible a las diferentes demandas culturales (Kimlicka 1995, Taylor 1992, Tamir 1997, Walzer 1994, Selznick 1995)
2. El principio de igualdad en el modelo de exclusión 1 ha estado siempre marcado por una clara división entre ciudadanos y no ciudadanos, igualdad para sus miembros y desigualdad legal y política para los no miembros. Un ejemplo interesante de las paradojas queeste modelo puede provocar lo podemos encontrar en Dijk (1992) al referirse a la Schengen-paradox : por una parte, libre circulación de ciudadanos en la UE como resultado de la creación de un “espacio sin frontera interiores” y por otra, una armonización de la política de la admisión de extranjeros que se traduce en un ensanchamiento hacia el Este y hacia el Sur de una frontera exterior comunitaria, asi como vigilanciafronteriza, concesión y control de visados, modificación de la Ley de Asilo, etc.
3. “El núcleo normativo de mi concepto es la noción de paridad participativa. Según esta norma, la justicia requiere arreglos sociales que permitan que todos los miembros (adultos) de la sociedad interaccionen entre ellos como iguales. Para que la paridad participativa sea posible, afirmao que es necesario, pero no suficiente, el establecimiento de normas básicas de igualdad legal forma.” N.Fraser “Redistribución y o reconocimiento: hacia una visión integrada de justicia del género” Rev. Internacional de Filosofía Política.
4. “Existen, sin embargo, diveregencias entre aquello que es discutido con posterioridad por el sentido dado a la distinción entre “diversidad” que se asienta en el pluralismo convencional y la “diferencia”, sentido más reciente del pluralismo exclusivista” S Wollin “Democracy, Difference, and Re-cognition” Political Theory 21, 1993.
5. “Es la falacia de lo que Adorno llamaba < la superstición de las cosas primeras > ligada , como se ha122 Marta Irene Lois argumentado, aun uso enfaticamente instrumental de la identidad. Se trata de sacrificar las diferencias internas del grupo en beneficio de una unidad que aumente su poder de negociación, de imposición frente a otros, de lucha y/o de resistencia.”(Javier de Lucas 1996)
6. Kymlicka ha distinguido dos tipos de derechos de grupo: a) el derecho del colectivo a limitar la liberttad de sus propios miembros con el objetivo de fomentar la solidaridad de grupo o preservar la pureza cultural y b) el derecho de un grupo contra el resto de la ciudadanía con el fin asegurar el espacio de las minorías.
Mientras los primeros protegen el impacto de la disidencia interna los otros, actuan contra las presiones externas. Estos últimos, sostiene el autor, deben defenderse a la vez que se eliminan las restricciones internas : “los derechos de las minorías no deberían permitir a un grupo dominar a los demás grupos y tampoco deberían capacitar a un grupo para oprimir a sus propios miembros” W. Kymlicka “Derechos individuales y derechos de grupo en la democracia liberal” Isegoría.
7. Este patriotismo constitucional que despierta complicidades con el proyecto europeo no se encuentra, sin embargo, falto de objeciones. M. Canovan (1996) por ejemplo, señala los peligros de caer en una suerte de inquisición constitucional vinculada a la educación de los ciudadanos en la procura de orden público y lealtad a la ley. Para esta autora, Habermas, como patriótico liberal pasa por alto la posibilidad de la oposición a los “valores” de las democracias -perfectamente factible dentro de las sociedades multiculturales- ,abogando por un universalismo que, en su opinión, no resuelve los problemas de las sociedades actuales.
Anexos
 La ley indígena 19.253 del 5 de octubre de 1993 establece la promoción de las culturas e idiomas indígenas y sistemas de educación intercultural bilingüe (art. 39), y garantiza el uso de lenguas indígenas en juicios (art. 74).
Indígenas y mujeres: su discriminación en México
Para investigar la percepción de los ciudadanos y ciudadanas con respecto de ladiscriminación, en 2004 se llevó a cabo en México la primera Encuesta Nacional sobre Discriminación (END). El estudio se basó en una muestra probabilística con representación urbana y rural, que incluyó 1.400 entrevistas efectivas a la población en general. La encuesta incluyó adicionalmente cuestionarios específicos para seis grupos comúnmente afectados por prácticas de exclusión y discriminación (700 casos para adultos mayores, indígenas y minorías religiosas, 600 para personas con discapacidad, 900 para mujeres y 200 para personas no heterosexuales).
El sondeo demostró que para el mexicano o mexicana promedio discriminar significa principalmente “tratar diferente o negativamente a las personas” (dos de cada tres personas otorgan este significado a la discriminación) y que las tres causas principales son el ser indígena, las diferencias religiosas y la posición económica, medida por la cantidad de dinero que se posee. Se constató además que nueve de cada diez personas pertenecientes a los seis grupos mencionados manifestaron que existe discriminación por su condición; uno de cada tres entrevistados señaló que en el último año había sufrido un acto de discriminación y también uno de cada tres indicó que en alguno de sus trabajos lo o la habían discriminado por su condición.
Se mostró también que existen marcados patrones de diferenciación e intolerancia hacia grupos específicos de la población. Estos patrones no siempre se expresan abiertamente, sino que hay una ambivalencia entre un discurso de consideración por un lado (por ejemplo, hacia los adultos mayores y las mujeres) y de rechazo y de exclusión por otro, que se manifiesta en prácticas culturales y en el comportamiento cotidiano. Sin embargo, en el caso de los indígenas, de las personas no heterosexuales y las minorías religiosas, las prácticas de discriminación y rechazo son particularmente abiertas.
En una primera impresión los mexicanos no dan un trato discriminatorio hacia los indígenas a y predominaría una actitud de consideración. Frente a la pregunta “¿Usted a quiénes considera más desprotegidos en México?”, el segundo grupo (después de los adultos mayores) y con solo 16% de las menciones son los indígenas. Sin embargo, la END indica que 43% de los mexicanos y mexicanas opina que los indígenas tendrán siempre una limitación social por sus características como pueblo; 40% está dispuesto a organizarse con otras personas para solicitar que no se permita a un grupo de indígenas establecerse cerca de su lugar de residencia, y uno de cada tres opina que lo único que tienen que hacer los indígenas para salir de la pobreza es no comportarse como indígenas. Esto es coherente con lo que opinan los indígenas mismos: 90% siente que tiene menos oportunidades para conseguir trabajo que el resto de la población; tres de cada cuatro consideran que tienen menos oportunidades para ir a la escuela que el resto de las personas; dos de cada tres opinan que tienen pocas o nulas posibilidades para mejorar sus condiciones de vida; 45% afirma que no se le han respetado sus derechos por su condición; uno de cada tres ha sido sujeto de discriminación en el último año, y a uno de cada cinco le han negado trabajo por el simple hecho de ser indígena.
En síntesis, la END muestra la fuerte discriminación de varios grupos y categorías sociales, particularmente hacia los indígenas y las mujeres. Esta discriminación se manifiesta en tradiciones y prácticas cotidianas en los mercados laborales, los servicios públicos y, lo que es más preocupante, dentro de los mismos hogares, lo que genera y reproduce las prácticas discriminatorias. Esto refleja la imagen de una sociedad fragmentada, con poco sentido de pertenencia e inclusión, indicio de un inadecuado nivel de cohesión social.
Según la encuesta, nueve de cada 10 mujeres opinan que hay discriminación contra las mujeres. Los derechos que menos sienten respetados son el de tener un trabajo con pago justo y el de un trato igual ante la ley, y se perciben también como objeto específico de violencia. Los dos principales obstáculos son la discriminación por embarazos o por tener hijos y la falta de empleos.
Los dos espacios donde perciben una mayor discriminación son el trabajo y la familia, y cabe destacar que para una de cada cuatro, el mayor sufrimiento se da precisamente dentro del hogar. Un 20% de las mujeres opina que las propias mujeres son responsables de la discriminación, y dentro de la familia, la discriminación también se presenta por la asignación de papeles distintos dentro del hogar y por la diferencia de oportunidades.
Un análisis econométrico señala que al mejorar el nivel educativo de las personas, la intensidad de la discriminación y la intolerancia que demuestran contra otros disminuye de manera significativa. Al mismo tiempo, el análisis de los datos de la END indica que quienes tienen un mayor nivel de formaciónsienten en menor medida los efectos de la discriminación cuando la sufren. Por lo tanto la política educativa puede ser un mecanismo eficaz para crear condiciones favorables al logro de acuerdos en la sociedad.
Representación del multiculturalismo actual:
Multiculturalismo en España: La sociedad española de los últimos veinte años ha sufrido cambios estructurales, que tienen importantes repercusiones en la gestión cultural y religiosa que compete al nuevo Estado democrático. Se ha pasado de una sociedad, cultural y religiosamente casi homogénea y monocolor, a otra plural o multicultural. Se analizan estos cambios en una primera parte más de tipo etnográfico. En una segunda parte se presentan diferentes modelos teóricos de gestión de la diversidad cultural, implícitos en el imaginario y en las prácticas sociales, así como en la gestión pública de las diferentes administraciones. Tras el análisis y crítica de estos modelos se termina aplicándolos a la realidad actual española.
Bibliografía
www.filotecnologa.wordpress.com
www.biblio.fcedu.uner.ar.com
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www.oei.es
Libro: La democracia, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos.
Libro: Cohesión social, inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe.
Libro: ¿Qué ha cambiado en las ideologías del siglo XXI?
www.elimperiodedes.es 
www.universitarios.universia.es
Diccionario enciclopédico, 2009.
Diccionario de la Real Academia Española.
Diccionario EUMET.
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