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Ontología del mundo real
Concepto de Ontología
La ontología hoy es la ciencia del ente. Para la ontología todo es ente, todo es algo: lo existente, lo no existente y lo imaginario, real o ideal. Todo está en su campo pragmático. Ella no desprecia ni lo mas frívolo.
La ontología considera a los objetos de modo distinto a las Ciencias: si estudia una planta, no es botánica (no nos dice como son sus funciones o le clasifica). Nos dice qué tipo de ente es la planta, similitudes y diferencias con otros objetos. Anota la temporalidad, especialidad, la individualidad que hacen de la planta un objeto perteneciente a un reino del ser llamado Real. Cumple la perenne aspiración de la Filosofía  de ser un conocimiento universal y esto lo consigue sin conflictuar con las otras ciencias. De esta forma, ocupa el lugar de prote filosofía, ya que saber del modo de ser del objeto debe ser previo a otros tipos de estudio.
El ser y el Ente
¿Qué es el ente? Parece evidente: lo que tiene ser. Entonces surge la pregunta ¿Qué es el ser? La única respuesta es el Omni Abarcanti, el ser que es tenido por el Ente (¿El huevo o la gallina?)
Eimi (Ser)= Ente (Om)
Entiéndase Ente como el participio del presente del verbo Ser. Es decir, el que preside es presidente (está participando en tiempo presente del verbo presidir), en tanto que el participio presente de Ser debería ser "siente".
Heidegger cree que la tarea de la ontología es aclarar el sentido del ser (En El Ser y el tiempo): la función de la filosofía es la pregunta por el sentido del ser, el concepto mas universal entre los conceptos que no es en sí un concepto y es a su vez el mas divicil de entender, al ser indefinible por su grandeza.
No se puede preguntar por lo que se ignora de forma absoluta. Buscar por buscar no tiene sentido, así que el hombre sospecha del sentido del Ser. De ahí parte la Ontología.
Por consiguiente: Si el Ser no tiene comprensión, no se puede encontrar en él lo que no tiene su subordinación.
Punto de arranque de la ontología. 
Una ciencia termina en tanto se define el concepto de su estudio. No pude haber una definición del ser, aún si es el objeto del estudio de la Ontología. Pero no nos está vedado  el camino hacia las especificaciones del Ser.
Cuando un concepto tiene mayor extensión, mas sencilla es su división.
En Ontología se puede partir de dividir al ser en dos opuestos: Real e Irreal, cada uno de sus dos tipos se puede dividir y así.
Estructura de la realidad
¿Qué modo del ser puedo distinguir yo?
Encontramos objetos reales, ideales (conceptos) y los valores.
Además de la realidad e idealizad, hay otro modo de ser, algo que no es material o ideal, algo cuya necesidad de que sea siento cuando está ausente: el modo de ser de lo bueno y o justo no es la realidad, pero no son reales ni ideas, por que existe lo contrario a eso se nos manifiesta un nuevo grupo: los valores. Se les necesita en su ausencia, pero a veces envisten en lo que les corresponde o debe ser.
El tiempo
La realidad se ofrece a la experiencia del hombre como un conjunto de cuerpo situados en el espacio, pero también como una realidad sujeta al factor del movimiento y por tanto, del cambio.
La percepción de esas mutaciones, la sucesión  y duración de las mismas sugieren en nosotros la noción del tiempo. Nuestra experiencia interna confirma esta percepción temporal, nosotros mismos como parte de esa realidad móvil tenemos un ser cambiante, sucesivo, tenemos por lo tanto un ser temporal. "Un organismo aprende cuando modifica su imagen interna del mundo externo en función del aprendizaje que va teniendo en el devenir del tiempo acerca de la realidad. 
Los tres momentos de la percepción temporal (presente, pasado, futuro) surgen de la propia experiencia interna de cada quien: el hombre maneja constantemente nociones temporales (antes, después, simultáneamente…). Sin embargo, le es divicil al hombre lo que el tiempo sea en sí mismo considerado. San Agustín escribió "¿Qué es, Señor, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quiero explicarlo, no sé hacerlo".
El tiempo absoluto del racionalismo.
La mecánica clásica que surge en el renacimiento ve en el tiempo como en el espacio una medida absoluta y continua en cuyo seno se desarrolla los acaeceres y acontecimientos mismos y se nos presenta como una medida absoluta y continua, en cuyo seno se desarrollan los acontecimientos, los cambios sucesivos a que están sometidas todas las cosas. Para Isaac Newton, el tiempo absoluto transcurre uniformemente y en sí mismo. El tiempo absoluto es para Newton aquello en lo cual los movimientos están como sumergidos y por lo tanto, los medimos de una manera objetiva y real. 
El tiempo como forma en Kant
Para Kant el tiempo es una forma a priori de la facultad de tener sensaciones, al igual que el espacio, el tiempo como el espacio no existen para Kant como una realidad exterior a nosotros ni tampoco como algo que tienen las cosas sujetas al movimiento. El tiempo existe en mí, en mi espíritu como una forma de ordenar mi experiencia interna.
El tiempo para Berçon.
Distingue dos modos distintos de durar los seres, es decir, distingue dos temporalidades distintas: una es la duración exterior del mundo de los cuerpos, en la que el tiempo es un mero espectador que no penetra en su realidad. Por ejemplo, una sustancia química, si se haya en debidas condiciones no varía con el tiempo, pero si de todos modos lo hace podemos decir en un sentido figurado que ha envejecido, pero en realidad solo se ha operado en ella un proceso químico que podría revertirse, es decir, someterse a un proceso inverso y retornar sin variación al estado anterior. Si no hubiera un ser consciente que contemple estos hechos del mundo, no podríamos decir que en él existiera tiempo, sino coexistencia y sucesión de realidades a suyo temporales. No es posible retornar a situaciones pasadas, el avance temporal y el paso del presente al pasado es un hecho radical totalmente insuperable. El tiempo psicológico es irreversible, soñamos con volver a situaciones pasadas, soñamos con recomenzar, pero aunque todas las circunstancias exteriores se reunieran de una vez para colocarnos en el ambiente pasado que añoramos, pronto comprenderíamos que nosotros ni nadie somos ya los mismos. El tiempo no ha sido para nosotros espectador de unos procesos reversibles sino que ha constituido de alguna forma nuestra propia sustancia. En cada instante de nuestra vida gravita todo el pasado que tuvimos, de forma que el presente es una especie de condensación de la vida anterior que tuvimos, que el yo que en él actúa y que sería este un producto de la experiencia pasada. Este modo de durar acumulativo e irreversible nos es íntimamente conocido por que es la duración de nuestra vida.El tiempo e sal duración de algo que está sujeto al cambio y ese algo es la consciencia. Es el sujeto psíquico quien introduce la noción de tiempo en una noción del tiempo en un universo en que solo hay coexistencia de fenómenos a temporales.
El tiempo como modo de existir sucesivo.
Del mismo modo que para Aristóteles no había espacio sin cuerpo extenso, así tampoco hay tiempo sin acontecimientos, sin entes en movimiento, sin entes sometidos a la ley del cambio. El tiempo es el movimiento continuo de las cosas, en cuanto medido por un entendimiento. El tiempo es para Aristóteles la coordinación de los movimientos del mundo corpóreo y esto, en tanto que tienen partes simultáneas, apreciadas en su simultaneidad por el sujeto que las contempla. Por esta razón el tiempo es exterior a cada movimiento, ya que supone la comparación con otros movimientos, en ser un conjunto de partes que van desapareciendo en la sucesión, supone un mundo que dura sucesivamente. En un conjunto de cuerpos que duran sucesivamente cabe establecer relaciones de medida entre sus partes constitutivas, y esto según el Antes y el Después. Esto da lugar al sistema de medición. Pero si el mune se aniquilase y surgiese otro, no podía medirse el intervalo entre ambos y contarlo entre horas, minutoso segundos. Habría desaparecido la estructura del tiempo al desaparecer el movimiento de referencia. La estimación o medida objetiva del tiempo viene dado por las medidas regulares que resultan del movimiento de los astros en relación con la tierra y, para periodos menores, por el movimiento rítmico de aparados desarrollados y precisos como los relojes. Prescindiendo de las cosas reales que se mueven o duran, el espíritu forja la noción de tiempo abstracto o imaginario, concebido como absoluto, regular y como infinito. En este tiempo, auqneu resulte útil como supuesto para cálculos matemáticos y científicos es solo un ente de razón y nada más.
El determinismo en Física.
Tanto el determinismo como el indeterminismo son hipótesis: extrapolaciones que van mas allá de los observables ("El sentido del tiempo"). Esta afirmación es indiscutible puesto que las observaciones no pueden referirse más que a lo sucedido, nunca jamás a lo que pudo haber sucedido, ya que por no haber sucedido es totalmente inobservable. La concepción determinista del tiempo puede compararse con los sucesos que vemos en una película: mientras estamos observando la escena, su desarrollo posterior ya se encuentra impreso en la película. El indeterminismo, por su parte, tiene su base en la paradoja del determinismo y la acción planeada, si el tiempo no tiene un sentido, la acción planeada se muestra como total y absolutamente ininteligible.(No se puede planear algo para ayer). La introdución de la palabra sentido parece carecer de ello, a no ser que con ella queramos marcar el curso de los sucesos, en el curso del tiempo, lo que no puede ser en el indeterminismo. Las cosas pueden tener sentido para alguien que encuentre un sentido en ellas ó, sino, que este ser se las de a ellas. Las cosas únicamente pueden tener sentido para alguien que encuentre sentido en ellas o se lo de, en el caso de que no lo encontrara. No hay sentido o significación en algo sino para quien es capaz de captarlo. Aquí nos encontramos con una introducción del antropomorfismo en física y también con el hecho de plantear el problema del determinismo en la paradoja de la acción planeada, ya que solamente el hombre tiene la potestad de crear, solamente con la relación del problema de la libertad humana, tiene sentido enfrentar la cuestión del determinismo e indeterminismo. Todo el interrogante gira en torno a la cuestión de si una acción pudo ser diferente de como en realidad fue, por que el hombre es libre en su elección o esta no pudo ser de otro modo, por no tener el hombre libertad de elección, esto es a todas luces inobservable y entraña un problema metafísico ("lo que se encuentra allende de lo físico").
Al hablar de la acción planeada, se ha introducido en física la teleología que solo puede referirse al hombre, por que es el hombre el único ser que se propone fines. Los acaeceres o acontecimientos que ocurren en la naturaleza inorgánica no pueden ser el resultado de una planificación excepto el caso de la intervención del hombre o de que se postule la existencia de una consciencia superior que dirija el mundo hacia fines determinados, para este ser, es inobservable y la postulación por lo tanto no es ni puede ser física sino rigurosamente metafísica.
Lo hasta aquí dicho en lo que antaño en las posturas antagónicas no tiene nada que ver con la indeterminación de algunos hechos físicos, pues esta indeterminación se refiere a la capacidad que tiene el hombre de predecir, ya que el hombre no siempre está en condiciones de averiguar lo que ha de suceder, sea por su carácter o por otros motivos.
La inseparabilidad del espacio y el tiempo en el ente real
Ante estas cuestiones ¿Qué es entonces el espacio y qué es el tiempo? ¿Hay acaso un modo de ser que podamos adscribir al espacio y al tiempo? El tiempo en que todo surge y todo perece ¿Es solo una imaginación del hombre, imaginación por ende, subjetiva? No percibimos ni espacio ni tiempo sin las cosas pero resulta evidente que ambos los encontramos siempre en las cosas y en los acaeceres. Ni la idea de espacio ni la idea de tiempo nos parecen ser fantasías subjetivas sin apoyo en lo real, puesto que esas ideas tienen su fundamento en la realidad que siempre es temporal es directa o indirectamente espacial. La solución a este problema tiene que ser o bien considerar que espacio y tiempo son condiciones reales y existentes de la materia y entonces sería el estrato mas bajo de la realidad, la pre cosa.
No los podemos independizar de lo real ya que no es algo que se de en sí  y por sí, sino solo en las cosas y en los acaeceres que esas cosas sufren. Solo se da en las cosas y los acontecimientos, que es lo observable, por lo tanto su modo de ser es la coexistencia en la materia con la energía, siendo realmente inseparables y solo se independizan mentalmente a través de un proceso de abstracción: espacio + tiempo + energía= materia, entendiéndose que el significado + no suma entes sustantivos, sino integrantes de la cosa que únicamente se dan en ella sin poder independizarse. Este carácter trinitaria del mas simple y básico elemento real es algo que surge desde la perspectiva del conocimiento, al analizar la materia, ya que la cosa se presenta como una unidad indescomponible, el espacio y el tiempo están presentes en todo tipo de existencia pero únicamente están presentes para nosotros en la existencia, nunca en los entes inexistentes, ideales o valiosos: no sujetos a realización. Pero ellos mismos no existen por sí, ya que no se dan con independencia con la cosa, por ese motivo el tiempo puede revestir carácter local según el ente temporal de que se trate y el carácter de lo temporal difiere según las capas de lo real por que el tiempo está en las cosas, no al revés, aún si el tiempo es un integrante esencial de ellas. Lo mismo podemos decir del espacio, aunque refiriéndonos por supuesto al carácter local de lo directamente espacial.
Como resumen de estos dos elementos estudiados, diremos que estos conceptos son condiciones de la materialidad y que por tanto, no pueden ser materiales, ya que si fuera así serían materia y no condición de esta. Mucho menos pueden tener otro tipo de realidad que para su subsistencia necesita apoyarse en lo material, por tanto, el espacio y el tiempo serían inmateriales, ya que con esta palabra se indica la exclusión de la materialidad. Si el espacio y el tiempo son condiciones del ente material, es por una razón sustantiva, por que el Ente Material necesita apoyarse en fundamentos no materiales.  
Cambio o movimiento
El ser material que se ofrece a nuestra experiencia sensible se nos aparece como una multiplicidad de seres diversos y el movimiento, es decir: el cambio constante. En la sección vulgar se entiende por movimiento el cambio de lugar de un cuerpo (fora). En sentido filosófico, se entiende por movimiento todo cambio operado en un ser. 
1- Cambio de lugar o traslación.
2- Cambio cuantitativo (aumento o disminución)
3- Cambio cualitativo (en los elementos constitutivos del mismo)
4- Cambio sustancial 
El primero es el mas ajeno al ser mismo ¿Por qué? Por que en rigor no le afecta mas que en su posición en el espacio. El cambio cuantitativo sí es importante por que provoca una alteración del ente, no en su sustancia pero sí en sus accidentes de composición. El tercero altera también su esencia al adquirir una virtud. El cuarto implica la corrupción de una sustancia determinada lo que significa que ante este elemento surge el contrario, el nacimiento o generación de otra sustancia.
El primer problema que movió al hombre a buscar una solución eminentemente filosófica a los problemas que le planteaba la realidad fue el del cambio/movimiento en general. Experimenta el hombre una incomprensión radical hacia el hecho del cambio o movimiento en todos sus aspectos, pero sobre todo, el cambio substancia y ello le mueve a buscar una explicación racional del mismo cambio. Este problema filosófico que es el originario de la historia de la filosofía, nace de la doble experiencia que poseeel hombre en sus dos medios de conocer: la que le proporciona su sistema sensoperceptivo y por otra parte la que le depara su razón, ese es su prior modo de conocer, que es exclusivo del hombre. La razón informa al hombre de un mundo de conceptos, un universo de ideas, leyes que son por supuesto universales, invariables y siempre idénticas a sí mismas. Las ideas geométricas, los conceptos físicos, las leyes científicas no varían, son inmutables, son unas y son universales. Los sentidos en cambio ponen al hombre en contacto con un mundo en que nada es igual a otra cosa, le ponen en contacto con un mundo compuesto de individuos diferentes entre sí, en que nada es inmóvil, en que todo está sujeto al movimiento/cambio y alteración. Este contraste provoca en el hombre la admiración, la extrañeza, surgida esta del hecho de experimentar el hombre una incomprensión natural hacia el hecho del movimiento, hacia el hecho del cambio de todas las cosas constitutivas de la realidad, de su propio envejecimiento que le lleva a su final. 
El ser y el devenir
El problema de como en los cambios de las cosas, especialmente en el cambio sustancial, algo permanece y algo se altera ha dado lugar a una larga controversia histórica que se prolonga a través de todo, absolutamente todo el pensamiento filosófico. La antítesis entre la experiencia de la razón y la cambiante experiencia de los sentidos se inició con posiciones antagónicas por dos filósofos de la antigüedad: Heráclito y Parménides. 
- Heráclito.
Se le conoció con el sobrenombre de El Oscuro. Tuvo la agudísima percepción de la variabilidad y fugacidad de todo cuanto existe, de su diversidad y su mudanza. Nos dice Heráclito "Todo cambia", nada permanece menos la ley del cambio. Es la conclusión en que expresa lo que la realidad le ofrece: nada en cuanto existe es en el instante siguiente igual a como fue en el instante anterior, ni en la realidad ni en nosotros mismos hay nada que pueda considerarse permanente, sino que todo está sometido al cambio. La existencia es como la corriente de un río en el cual no nos podemos bañar dos veces. Si esto es así, ¿En qué para la universalidad de nuestros conceptos? En nada, en la vanidad de un intento imposible, contradictorio. Podemos ver correr tumultuosamente las aguas del río, pero para captar esa corriente, no tendríamos mas remedio que helar o congelar las aguas y tomar los bloques de hielo sólido. Pero resulta que entonces habríamos matado la corriente, y entonces el río habría desaparecido. El objeto de nuestro afán habría desaparecido. Aprehender la realidad en conceptos fijos, inmóviles es como congelar la corriente del río:  Matar la realidad en la que tiene de mas puramente real. La razón es solamente capaz de crear conceptos estáticos, es decir, lo mas ajeno a la realidad y la vida misma y como el afán del filósofo es la de conocer la realidad, es por eso que se le representa a Heráclito llorando por que llora su fracaso, la imposibilidad de sus afanes. 
-Parménides
Parménides fue ligeramente posterior a Heráclito y fue contra el pensamiento de este, que considera el del vulgo ciego e imprudente. Por esta razón construye su propia concepción del ser: Para que algo fluya es preciso que antes exista ese algo, es decir, es preciso que se de un sustrato permanente del ser en sí. La razón me pone en contacto con ese algo, con la inmutabilidad de las Ideas, con una Idea que es la base de todas las demás: la Idea del Ser, por lo cual me hago cargo de todo lo que es, ya que el ser es lo que las cosas sean sin que él mismo sea, ya que si fuese sería una cosa más. Posteriormente nosotros conocemos otras ideas: la idea de hombre, de caballo, de triángulo, justicia, belleza… y después los sentidos nos informan de un mundo de individuos todos diferentes y cambiantes, todos perecederos. Entonces Parménides se dice a sí mismo ¿Es esto posible? Para que todas esas posteriores realidades puedan existir, será preciso o menester que el ser lo mas inmediato y seguramente conocido tenga unos límites posibles. ¿Porqué? Por que donde algo es ilimitado no cabe absolutamente nada más. ¿Y con qué limitaría el ser? ¿Con el Ser? Nada absolutamente limita consigo mismo. ¿Con el no Ser? El No Ser no es. Es imposible y es absolutamente impensable. Si yo obtengo la idea de Ser de cuanto hay ¿Con qué derecho podré hablar de algo desconocido e incognoscible?
El Ser no limita ni con el Ser ni con el No Ser y esto a su vez significa que el Ser no limita. Pero si el Ser no limita, es uno, por que no hay lugar para uno, además de ser infinito, y esto así entonces es uno por que nada le precede o sigue. El Ser es inmutable por que ¿De donde vendría y a donde iría? Todo lo que viene de algo camina hacia otro algo. De esta forma Parménides llega al concepto de Dios. Parménides llega al panteísmo, ya que cuanto existe es parte y manifestación de una sola sustancia, de un solo Ser, que es Dios. La existencia de individuos y la mutación de las cosas son mera apariencia, son engaño de los ojos ciegos, de los oídos sordos, de la lengua que solo es un eco y que son propios del mundo. 
El movimiento para él es racionalmente contradictorio. La contradicción habida entre la experiencia sensible y la inteligible subsiste y en la duda, Zenón, siguiendo a su maestro se decide por la segunda, por la vía del nous, por que el reino de la razón es el reino de la evidencia. Así pues, en la contradicción radical que movió a los hombres a filosofar, Heráclito se resolvió por el mundo de los sentidos, negando la razón y Parménides por la vía contraria. Ambos filósofos adoptan una postura monista (Uno), afirman y defienden uno solo de los dos términos del problema: lo que cambia o permanece, excluyendo el otro término. Aún siendo contradictorios ninguno de los dos llegan a explicar la experiencia en sí del Ser móvil y esto por que tienen en común el hecho de afirmar uno de los aspectos de la realidad. Pero la experiencia nos ofrece ambos estrechamente fundidos en la realidad del ente móvil. Con la tesis sostenida por Parménides, este marcó la historia del pensamiento, de tal forma que la filosofía fue después de él el intento dramático de salir del callejón sin salida en que nos metió.
La masa
Hoy por hoy le es imposible a la física dar una definición de materia que satisfaga con plenitud, la mas corriente es "lo que es capaz de impresionar a nuestros sentidos". El cuerpo es una porción limitada de materia, por ser limitado, el cuerpo está dotado de forma. Descartes definió la materia por extensión reduciéndola a esta propiedad y reduciendo a su vez a la física a geometría. Leibniz definió la materia por la extensión, reduciéndola a esta propiedad y reduciendo a su vez a la física a geometría. Leibniz rectifica este concepto cartesiano haciendo hincapié en la otra propiedad de la materia: la masa o energía. Vulgarmente se identifican los conceptos de materia y masa, los metafísicos prefieren usar el primero, es decir, el concepto materia, los físicos prefieren el concepto de masa. El concepto de materia preferido por los metafísicos es mas extenso que el de Masa, es por eso que hablamos de materia del conocimiento, silogismo… incluso en una escuela filosófica medieval se afirmaba que los ángeles tienen materia y forma. Por supuesto que la materia forma no tiene un sentido físico y sensible, sino que designa algo determinado frente a algo determinante, que es precisamente la forma. Los físicos prefieren la palabra masa, así nos hablan de masa pesada -peso-, masa inerte -resistencia al movimiento-, entre la fuerza aplicada y la aceleración que imprime un cuerpo hay proporcionalidad, su coeficiente es la masa inerte y depende de la clase de sustancia que constituye el cuerpo y a la par de su cantidad. 
Hasta el advenimiento de la teoría de la relatividad se pensaba que la masa de los cuerpos era una constante. Esta creencia estab afincada en el hecho de que solamente se había operado con velocidades pequeñas y por lo tanto la variación de la masa no era susceptible de serpercibida y acaso se debía a las ideas preconcebidas de la física clásica. Cuando se pudo operar a la velocidad mas alta, se comprobó el incremento de la masa con la velocidad del cuerpo en cuestión, esto se hizo operando con las partículas de los rayos catódicos y aún mas veloces, como los rayos beta de lo radioactivo. En función de este desarrollo de la física, hoy comprendemos fenómenos como este.
Para Einstein, materia, masa y energía son equivalentes. La bomba atómica comprobó esto de forma total (D:). E=mc2 
La Causalidad.
Causa en el sentido metafísico significa "agente productor o modificador de un fenómeno" (Causa es el hecho sin el cual otro hecho no podría existir). La definición mas celebrada de este concepto es por Kant, el cual en la Crítica de la Razón pura dice "Todo lo que ocurre presupone un estado anterior al cual inevitablemente y según una regla, sigue". Los científicos en vez del concepto causa usan el concepto de sucesión regular o de frecuencia pero sin hacer referencia a capacidad o poder producir algo, en física incluso desaparece el esquema temporal para convertirse en una simple relación de tipoesencialmente funcional acercándose al concepto matemático de una o varias variables. Entonces, es sencillamente una relación funcional representable por un esquema matemático uniendo ciertas magnitudes mensurables es decir, sujetas a la medida. Nosotros pensamos que se pueden mantener ambos conceptos, cada uno en su sitio, el metafísico y el científico están ubicados en distintos planos: a uno le interesan las causas eficientes, al otro le corresponden las relaciones funcionales, hablando de cosas distintas pero ambos con la razón. Así como la teoría de la relatividad opera con el macrocosmos, en las que se pusieron de manifiesto fenómenos que habían pasado desapercibidos, así la física atómica y la mecánica cuántica que operan con el microcosmos, estos pusieron de manifiesto otros fenómenos no observables.
Las nociones de espacio, tiempo, masa, causalidad, la noción misma de causa material y de substancia están sufriendo por esto una revisión a fondo. Parece que al considerar magnitudes extremas en lo grande y lo pequeño fracasan las nociones construidas al operar con magnitudes medias. 
Hemos visto las características del mundo de los objetos reales, es preciso ahora tomar consciencia de como esos seres reales se dan precisamente al hombre. La ontología es algo que el hombre hace, es por tanto un producto del pensamiento de hombre. Pero resulta, cono señaló Ortega y Gasset, que el hombre no es un ser pensante. El hombre se hizo pensante por las circunstancias, las que motivaron que el hombre creara entre tantas cosas el lenguaje, quizá su creación mas importante. Esa es la razón por la cual la realidad se presenta al hombre en muy diversos grados de profundidad. Esos diversos grados en que la realidad se manifiesta al hombre son:
1- El mundo amanual
2- El mundo problemático 
3- El mundo científico
El mundo amanual
La esencia del hombre es su existencia. Vivir es convivir: vivir con lo distinto de mí, en este contexto la vida se convierte en un diálogo en lo que es distinto de mí, siendo el mundo el ámbito de la acción y al mismo tiempo los objetos algo que el hombre usa para hacer su vida. Nosotros respiramos constantemente el aire del entorno. Leemos un libro, asistimos al teatro y sin embargo, no nos preguntamos qué es el aire, el libro o el teatro y con esto no nos hacemos esta pregunta por la sencillísima razón de que esos objetos constitutivos del mundo son exclusivamente utensilios que utilizamos para hacer nuestra vida, por que la vida es personal y por ende, intransferible. Con la palabra manual denominamos un trato que tiene el hombre con el mundo y las cosas que tienen las características ya nombradas. Se trata de un trato primigenio, en la cual la relación entre yo y las cosas se nos presenta sin ambigüedades, de forma cordial. Con esta tesis, Parménides marcó la historia del pensamiento filosófico de forma tal que como señala el alemán Reinhart, la filosofía ha sido tras el pensamiento del gran eléata, un intento dramático por intentar salir del callejón en que nos metió el padre de la filosofía. En la historia del pensamiento filosófico nos encontramos con estas posturas antitéticas, el idealismo y el realismo y en ambas se parte de supuestos comunes a ambas.
El mundo problemático
En su trato con las cosas el hombre adopta una actitud, entre otras actitudes, que consiste en pensarlas. Pensar es un acto psíquico y espiritual, en que ponemos nuestro psiquis en condiciones propias para realizar, para lanzarnos sobre la realidad sobre la cual, nos guste o no, tenemos que vivir. Pero esa realidad tiene siempre su esencia oculta y es preciso descubrirla. Y este descubrimiento (aletheia), la hacemos a través de ese acto del pensar. ¿Cuando piensa el hombre las cosas? Las piensa cuando estas nos fuerzan a ello. ¿Y cuando ellas nos fuerzan a pensarlas? Cuando se nos resisten, cuando la aspiración del aire crea en mí un problema y lo crea por los niveles de contaminación, etc. me veo forzado a aprehenderlo. ¿Pero qué es esto? ¿El aire? Cuando los objetos se nos resisten nos muestran una naturaleza distinta a la nuestra y nos fuerzan a descubrir su esencia, oculta. La realidad se nos presenta ahora como problema y ante esta situación fundamentalmente problemática, el mundo deja de ser lo que era para concebirse ahora en un conjunto de interrogantes que ese mundo nos envía y que requiere de nosotros respuestas, respuestas inmediatas, por que en ello nos va nada más y menos que nuestra vida. Y sabemos que nuestra vida es breve, que apenas nacemos ya somos viejos para morir. Sin embargo, no lo somos tanto como para no tener siempre por delante la posibilidad de un porvenir. 
El mundo científico.
Toda pregunta reclama enérgicamente una respuesta. La vida del hombre está tejida en una selva de grandes interrogantes, la vida es prisa y no tenemos mas remedio que dar respuestas inmediatas a todas la interrogantes que van surgiendo en nuestro devenir vital, pero ¿Qué significado tiene esto? La necesidad de tener que dar inmediatamente una respuesta. Cuando nosotros respondemos a la pregunta que del entorno nos llega "¿Qué es esto?" nuestra respuesta es tratar de determinar lo que el ente real sea: tratar de descubrir su esencia oculta que no se nos da clara y tajantemente, sino que está oculta y nuestra misión existencial es descubrirla. Para el hombre común el aire por ejemplo es algo que encuentra en su entorno y usa en su faena respiratoria. Sin embargo, ¿Qué es eso el aire? Ahora, no para el hombre común y corriente, sino para el científico. El aire para el científico es una mezcla de carácter gaseoso constituido por diversos componentes, y el respirar un proceso fisiológico a través del cual dos organismos establecen un proceso de comunicación, es decir: intercambio de materia, energía e información, este intercambio provocará la subsistencia entre ambos sistemas. El hombre común en cualesquiera partes del planeta habla empleando el sistema de signos que constituyen el lenguaje, pero el lingüista, el filósofo del lenguaje investiga la esencia de este. Al dar el hombre respuesta a las interrogaciones que el entorno nos hace constante en el discurrir de mi existencia en el tiempo, surge un nuevo universo, que si bien lo hace de la interacción del hombre y de la realidad, sus características son fundamentalmente distintas, lo que ocurre es que lo que surge de la respuesta del hombre al enigma de la realidad no son realidades, sino esencias, ideas que el hombre se forja sobre esta realidad. Surge así, un nuevo grupo de objetos que si bien surgen de nuestro enfrentamiento con los entes reales, esto que surge ya no tiene las mismas características de la realidad, sino de la idea. Todas estas respuestas que el hombre da constituyen el mundo científico, siendo el mundo científico un mundo de esencias, estas son universales, no realidades existentes, solamente existe el mundo delo individual, sin embargo la ciencia trata no de aquello, lo individual, sino de lo universal, universal que es sin embargo, inexistente. Pues bien, de ese otro universo, vamos a hablar a partir de ahora.
El ente ideal
Lo ideal tiene de común con lo real el Ser. Todo objeto ideal, por ideal que sea, es algo, pero su modo de ser es totalmente diferente del modo de ser de la realidad. Podríamos decir que las notas que lo caracterizan son las opuestas a las del objeto real.
A la idealidad corresponden las siguientes categorías
-Intemporalidad
-Idealidad
-Universalidad
-A prioridad. 
Todas estas notas son todo lo contrario de lo que se ha estudiado del ente real..
Intemporalidad.
Esta sola nota bastaría para peculiaridad el reino de lo Ideal frente a los otros modos de ser, puesto que es esta la categoría que mas resalta y de la cual lógicamente podríamos deducir todas las demás categorías. Lo ideal es intemporal, está fuera del tiempo, no tiene comienzo y todo aquello que no tiene comienzo, sabemos que no tiene fin. Carece por tanto de la nota de procesalidad característica de la realidad temporal, una subnota de la intemporalidad es la inmutabilidad (si nada se mueve, es algo totalmente inmutable), los objetos ideales no cambian, permanecen siempre idénticos a través de las épocas, son indestructibles por el hecho de no poder ser creados al no tener principio ni fin. El hombre ideal, la idea de Hombre, no cambia, por muchos que sean los hombres, po ruchos que sean los que nacen o mueren, lo mismo sucede con los objetos matemáticos y lógicos que tampoco pueden ser destruidos ni alterados. La destrucción o alteración de un libro de aritmética no hace desaparecer o cambiar la aritmética, lo único destruido es el objeto material que sirvió de soporte a las ideas y símbolos matemáticos. Se podría alegar a todo esto que los objetos ideales no son inmutables, que las concepciones humanas sobre un mismo objeto cambian, por ejemplo, se puede decir que el concepto de triángulo es diferente en Euclides que en otros autores, sería entonces preciso aclarar que hay tres concepciones del triángulo pero que estas no son concepciones de un objeto ideal, sino de tres objetos ideales. También resulta a todas luces evidente que el conocimiento humano de los objetos ideales es temporal: la ley de gravitación universal fue descubierta por Isaac Newton, los objetos y relaciones matemáticas fueron descubiertas por Pitágoras, fueron descubiertos, no realizados y para descubrir algo, esto debe de existir, este objeto pudo ser conocido por alguien y ese conocimiento perderse pero puede volverse a encontrar, se pueden producir errores en cálculos o deducciones y pueden enunciarse leyes falsas, eso es indiscutible por que el hombre en su tarea de vivir humaniza todo lo que va conociendo, lo impregna de su carácter, que es temporal y por tanto, cambiante, pero lo que surge, cambia y desaparece es el conocimiento humano de lo ideal, no el objeto ideal por sí mismo, aún si la humanidad ignora dicho conocimiento. Todo lo humano es una realidad temporal, incluso nuestro conocimiento del Ente Ideal, puesto que el conocimiento del hombre es temporal, pero el objeto en sí, es intemporal, no cambia, perdura por siempre.
Idealidad
Esta categoría que da denominación por ejemplo a la esfera, se le puede descomponer en cuatro subnotas: 
-captación ideal, el hombre alcanza los objetos ideales por medio de su conocimiento intelectual, las ideas no afectan a nuestros sentidos y por tanto no pueden ser aprehendidas sensiblemente, no son objeto que procede de la percepción, tampoco podemos llegar a ella por intuiciones emotivas ni por la voluntad, ya que siendo inespaciales e intemporales, no ofrecen resistencia a la voluntad del hombre, la idealidad no es objeto realizado ni obstáculo que se oponga a nuestros deseos, no podemos poseerla por una razón sustantiva ya que no es objeto de posesión, ya que solamente podemos poseer lo material, el único modo de poseer un ente ideal es a través del conocimiento, pero sic conocimiento como todo conocimiento sí puede proporcionarnos agrado o desagrado, así como también podemos desear alcanzar tal conocimiento ya que esto nos puede proporcionar satisfacción o beneficio.
-Irrealidad: Todo lo ideal es opuesto a la realidad en cualquiera de sus formas, los objetos matemáticos, los lógicos, las leyes, las esencias y las relaciones son todas irreales, no son nunca cosas que surgen ante nosotros y nos retan a que tomemos una posición cognotiva acerca de ello, tampoco son acontecimientos que nos afecten. Irrealidad significa "lo que no es real" y no perteneciendo lo ideal al mundo real resulta evidente que pertenece a lo irreal, que su modo de ser es irreal. Pero como irreal no se opone contradictoriamente a real, como realidad e idealidad, no excluyen la posibilidad de un tercero, la irrealidad no es la única posibilidad de la idealidad, si hay una categoría del Ser que no pueda ser real. 
-Irrealización.
Los objetos ideales no solamente son irreales sino también irrealizables. Pueden ser conocidos, pueden ser comprendidos, pero nunca realizados. Si pudieran realizarse dejarían de ser lo que son, perderían su modo de ser, el ser precisamente idea para convertirse en un objeto, el que sea. No se pude hacer real a un número, si pintamos un número en el pizarrón, por ejemplo el 6, lo que estamos viendo no es un objeto, no es el número 6, es un signo y entendemos por signo todo lo que está en lugar de otra cosa representándola para algo que es el intérprete del signo, es un signo gráfico pero no es el 6. 
Así pues, no se pude hacer real a un número, no se puede hacer real a una raíz cuadrada, a ambos los puedo yo conocer, comprender y expresar por medio de un símbolo significativo pero nunca llegaré a realizarlo, a incluirlo en el devenir temporal, igual sucede con la esencia hombre o la idea de hombre, que nunca podrá existir un ser-realidad y quedará siempre en lo que es: una mera idea, ya que todo hombre concreto será alto o bajo, rubio o moreno, soltero o casado o mudo. Pero no reunirá nunca en sí una determinación, esto solo es concebible en la idea abstracta, no en el hecho concreto.
-Implicación.
Todo lo ideal escapa a la ley de la causalidad, estando sujeto a otra ley, llamada ley de implicación. Los objetos ideales no son causados ya que no tienen principio, ni están sujetos a cambio, ni perecen, no se pueden construir ni destruir, no se pueden cambiar. no son pues, efecto de causas ni causa de efecto. El número 1 no es causa del 2, ni este del 4,a sí como la idea de animal, no es causa de la de hombre, ni una ley universal causa de leyes de menor alcance que pueden deducirse de ello. A lo que están sujetos los objetos ideales es a la ley de implicación, que dice "unos objetos ideales están implicados en otros, es decir: unos suponen la existencia de otros". Por ejemplo lo que dijimos de que el 1 no es causa del 2 pero 2 implica uno y la idea de hombre implica la idea del animal. Un ejemplo de implicación es el silogismo. En realidad los pensamientos no son causa ni efecto unos de otros, lo que sucede es que la conclusión se deduce de las premisas por estar implicada en estas
-Universalidad
Todo lo real es universal. Esta nota se impone a la idealidad de la realidad. Si tomamos la esfera ideal en sí misma, prescindiendo de la realidad, se puede negar esta categoría y considerar que en lo ideal se dan también singularidad, en efecto, no hay mas que un no. 1, 2… así como la esencia del hombre o la ley de gravitación universal es también una y es que en la esfera ideal tomada en sí se dan objetos singulares, plurales y universales. Lo que no hay nunca es individualidades concretas, las que por otro lado son siempre reales, por esta razón y en relación con lo real, la idealidad es universal y no hay en ella individualidades: 1 puede ser desde la realidad un hombre u otro distinto, un caballo, un árbol, una piedra, 2 u otro número también puede ser aplicable a muchas cosas diferentes. En el lenguaje ya está señalado la universalidad de lo ideal, por el empleo del artículo determinado que caracteriza en lógica al concepto genérico, el concepto genérico es siempre universal y así decimos el 1, el 2, el hombre… en cambio lo individual es lo que puede indicarse en una situación concreta, esto se hace en el lenguaje por medio de los adjetivos demostrativos, así decimos "este hombre" refiriéndonos a un hombre real y concreto, no a la esencia constitutiva del hombre, del mismo cmodo cuando decimos "este 1 es demasiado grande" o "aquel 6 está mal colocado", aquí nos referimos a algo real y colocado. Pero como dijimos antes, no es un número sino un signo que como todo signo lleva al intérprete del signo a llegar al conocimiento de 6 auténtico. Lo ideal siempre universal, siempre es universal en relación con lo real. Y es que individual es siempre y únicamente el objeto concreto con sus caracteres, tanto esenciales como accidentales y notas accidentales solo las puede poseer lo real. Lo ideal es abstracto y tiene únicamente notas innecesarias, no accidentales, por esta razón podemos hablar de singularidades ideales, pero no de individualidades, lo ideal carece de concreción y de os accidentes que lleva aparejada la existencia, conos us notas derivadas de la universalidad señalamos estas:
a) Esencialidad. Lo ideal solo posee caracteres esenciales: lo que hace que un objeto sea lo que es, lo que le diferencia de otros y lo diferencia de forma tal que si a ese objeto le quitamos su esencia deja de ser lo que es. Mientras que lo individual es una sustancia que tiene caracteres y accidentales, lo ideal solo tiene notas esenciales, con las propiedades y relaciones adscritas a esa esencia. Todo objeto real, cualquiera qu eses tiene notas esenciales, si se las quitáramos dejaría de ser lo que es. Si se lograra transformar un hombre en rana, esta habría dejado de ser hombre, aunque conservaría otros caracteres esenciales como lo son tanto para la rana como para el hombre el de ser ambos y tener un común denominador, el de ser ambos animales. Además, todo objeto real posee caracteres accidentales y, aunque se los quitemos, no cambiará por ello su qué, su esencia (esse). El hombre en el discurrir de su vida en el tiempo, pasa de joven a viejo, pero sin dejar de ser hombre, como no cambia tampoco su esencia al dejar de ser gordo y volverse delgado, una piedra, además de lo esencial que es ser piedra, es grande o pequeña, un ser vivo tiene determinado tamaño, determinada edad, una obra artística tiene determinada amplitud, duración y características que le distinguen. En todos estos casos, si le quitamos al objeto esas notas, no dejará de ser lo que es, sólo cambiará en su como, sus accidentes. Todo lo real posee indiscutiblemente caracteres accidentales. Por el contrario, lo ideal es siempre esencia, esencia sin mezcla alguna de accidentes. El objeto ideal hombre tiene como contenido estos cuatro elementos: a) hombre b) animal c) ser vivo d) Ser. Todas estas notas son esenciales y por serlo, son insuprimibles, lo ideal es esencia sin accidentalidad. 
B) Necesidad: No puede ser de otro modo que como se es. Lo real pudo no haber sido o pudo ser de otra forma, los hechos de la realidad están sujetos a las contigengias del tiempo, de las contingencias del acaecer. Lo ideal por el contrario, por ser intemporal, no está sujeto a ninguna contingencia y tiene la nota de necesidad. Los juicios sobre los objetos ideales , se refieren a verdades de razón.
C) A prioridad: el conocimiento de la realidad es a priori, aunque sucesos reales nos acercan a priori a la idealidad. Lo real, en cuanto tal es conocido a posteriori, cada acaecer es conocido solo empíricamente, pues es necesaria la experiencia del hecho, ya que sin este no se puede ni siquiera afirmar la existencia de un objeto o acontecimiento, lo que el hombre anticipa y conoce a priori de lo real es únicamente lo que se refiere a la esencia, lo que por ser una ley universal que corresponde a todos se aplica también a uno que set´incluido en esa universalidad, así por ejemplo yo puedo afirmar antes de que suceda que alguien morirá, por que ser mortal es parte de la esencia del hombre, pero ignoro como ocurrirá, es decir, ignoro lo referente al hecho real y solo conozco la ley universal que no es precisamente un acontecer, un acaecer.
Axiología general
La palabra valor es de uso relativamente reciente, habiendo sido los economistas quienes la han introducido en la circulación filosófica, por ejemplo Adam Smith, así en este tenor se dice "esta finca vale mucho, esta vale menos". Sin embargo, lo designado por medio de esta palabra es tan antiguo como la misma filosofía. 
Las palabras virtud, felicidad, bien, mal… expresan ya valores en los tiempos antiguos de la especulación griega. Así ocurre con las Ideas de Platón por ejemplo. La parte de la filosofía que estudia los valores se llama axiología, del griego aeios, que significa Digno, que vale. 
La reflexión sistemática sobre el valor y sobre todo su separación de los elementos metafísicos y psicológicos que lo impurificaban está o es deshecha mucho mas recientemente. Se introduce en la filosofía moderna con el alemán Lotze y Nietszche, con el cual tenemos ya una filosofía axiológica plenamente, exaltadora de los valores vitales, tomando vida en su sentido mas amplio
Ya en el siglo XX han sido Hartman, Scheller y Ortega y Gasset, principalmente los creadores de una filosofía del valor.
El ser real y  el ser ideal que acabamos de ver son modos claramente diferenciados, las categorías de la realidad se contraponen a las de la idealidad. Por tanto, si ser real y ser ideal se contraponen, parece a primera vista que no cabría un tercer modo del ser, ya que estaría excluido del reino del ser todo, absolutamente todo lo que no fuera real o ideal. Y aquí resulta claro que el reino del valor, cuyas categorías ónticas no pueden aprenderse en oposición a uno de dichos modos del Ser, pues las de estos ya se oponen entre sí, haya tratado de explicarse como real, ideal o como una relación habida entre aguas. Es más, se ha llegado a sostener que los valores no son, ya que el Ser estaría reservado para las dos formas contrapuestas. La célebre frase de Lotze, que dice "los valroes no son, sino que valen" ha servido de base para el intento de establecer una diferencia entre el ser y el valor. Por otra parte Ortega y Gasset afirma "Mientras la filosofía desde su iniciación cavila sobre el problema del Ser, su equivalente en extensión, el problema del Valor, parece no ya escasamente atendido, sino ignorado por los filósofos. Tenemos dos mundos de ordenaciones distintas y contrarias, el mundo del ser y el mundo del valer. La constitución del uno carece de vigencia en el otro, por sentir lo que es, nos parece, no valer nada.
La palabra valor es de uso relativamente reciente, habiendo sido los economistas quienes la han introducido en la circulación filosófica, por ejemplo Adam Smith, así en este tenor se dice "esta finca vale mucho, esta vale menos". Sin embargo, lo designado por medio de esta palabra es tan antiguo como la misma filosofía. 
Las palabras virtud, felicidad, bien, mal… expresan ya valores en los tiempos antiguos de la especulación griega. Así ocurre con las Ideas de Platón por ejemplo. La parte de la filosofía que estudia los valores se llama axiología, del griego aeios, que significa Digno, que vale. 
La reflexión sistemática sobre el valor y sobre todo su separación de los elementos metafísicos y psicológicos que lo impurificaban está o es deshecha mucho mas recientemente. Se introduce en la filosofía moderna con el alemán Lotze y Nietszche, con el cual tenemos ya una filosofía axiológica plenamente, exaltadora de los valores vitales, tomando vida en su sentido mas amplio
Ya en el siglo XX han sido Hartman, Scheller y Ortega y Gasset, principalmente los creadores de una filosofía del valor.
El ser real y  el ser ideal que acabamos de ver son modos claramente diferenciados, las categorías de la realidad se contraponen a lasde la idealidad. Por tanto, si ser real y ser ideal se contraponen, parece a primera vista que no cabría un tercer modo del ser, ya que estaría excluido del reino del ser todo, absolutamente todo lo que no fuera real o ideal. Y aquí resulta claro que el reino del valor, cuyas categorías ónticas no pueden aprenderse en oposición a uno de dichos modos del Ser, pues las de estos ya se oponen entre sí, haya tratado de explicarse como real, ideal o como una relación habida entre aguas. Es más, se ha llegado a sostener que los valores no son, ya que el Ser estaría reservado para las dos formas contrapuestas. La célebre frase de Lotze, que dice "los valroes no son, sino que valen" ha servido de base para el intento de establecer una diferencia entre el ser y el valor. Por otra parte Ortega y Gasset afirma "Mientras la filosofía desde su iniciación cavila sobre el problema del Ser, su equivalente en extensión, el problema del Valor, parece no ya escasamente atendido, sino ignorado por los filósofos. Tenemos dos mundos de ordenaciones distintas y contrarias, el mundo del ser y el mundo del valer. La constitución del uno carece de vigencia en el otro, por sentir lo que es, nos parece, no valer nada. Y en cambio,lo que no es se nos impone, como un valor máximo. Ejemplo: la perfecta justicia nunca lograda y siempre ansiada".
Efectivamente, una cosa es valer y otra cosa muy distinta es ser. Por ejemplo, cuando en el lenguaje coloquial decimos de algo que vale, no estamos diciendo absolutamente nada de su ser, pero sí estamos señalando que no es indiferente, de esta forma el valer es no ser indiferente. La no indiferencia es la que constituye el valer y al mismo tiempo podemos precisar algo mejor de esta categoría: la cosa que vale, como señala Ortega, no es por eso, por el hecho de valer, ni mas ni menos que la cosa que lo vale. La cosa que lo vale es algo de valor y la tenencia de valor es lo que constituye lo que llamamos valer.
¿Qué significa pues, valer? Valer significa tener valor. Y tener valor no es tener una realidad entitativa mas o menos, no ser indiferente, sino tener ese valor que es el valer. Y es ahora a cuando tomamos consciencia de que el valor pertenece al grupo ontológico que Husserl llama objetos no independientes o que no tienen por sí mismos instantividad, que no son sino que se dan adheridos a otro objeto.
Ahora bien, ¿Qué son los valores?
Es muy posible que por la propia naturaleza del objeto tratado, no se pueda dar una definición del valor. El carácter fundamental de los valores,c usando los queremos captar por sí mismos, fue expresado por Sartre en esta frase "La llamada de lo que aún no existe". Parece esto una referencia a la distinción entre dos clases de mundo, distinción hecha que con frecuencia por los filósofos, el mundo del ser y el mundo del deber ser. Este mundo irreal, -del deber ser-, solo tiene sentido por y para el hombre y nada más. Él es el realizador de los valores, al hombre como realizador de los valores lo llamamos persona. Los valores que el hombre realiza constituye la cultura, religión, moral, derecho, ciencia, economía son los principales provincias que lo constituyen.
Los objetos reales y las acciones en los cuales por obra de la persona encarna un valor, lo llamamos bienes. Un cuadro, una estatua, una joya, una buena acción, un determinado estado, etc. proposiciones son los valores. Dada la dificultad de enunciar en una frase sumaria la definición de lo que es el valor, vamos a asentar una serie de proposiciones, que nos ayudarán en nuestro propósito de fijar su contenido.
Primer proposición: los valores son esencias, no existencias. No existen por sí mismos, están en las cosas y en los actos humanos. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el valor reside en el Ser, pero no es el Ser con esta afirmación que acabamos de hacer, estamos distinguiendo el orden ontológico y el orden axiológico. Acaso, tal vez, el ser y el valor sean inseparables, como son inseparables el peso y la forma en un objeto material. Pero aunque vayan unidos hacen siempre referencia a dos mundos distintos. En cuanto a los valores en sí, pertenecen al orden de lo posible: el deber ser
Segunda proposición: Son esencias irracionales, esto quiere decir que no pertenecen al mundo de la razón, no siguen sus leyes. Se encuentran en una esfera irracional y emocional y siguen las leyes peculiares de este mundo, para ese origen de las razones del corazón que guían el amor y las preferencias.
Tercera proposición: Son captados por intuición, como no son objetos lógicos, no pueden ser conocidos a través de razonamientos, tampoco son conocidos por intuición intelectual. Lo son por una intuición peculiar que llamamos Intuición Emocional. Emocional entendiendo este concepto no en el sentido psicológico, ya que si así fuese caeríamos en un subjetivismo. No es así. Sino entendido en un sentido fundamentalmente espiritual. Acaso los valores inferiores, como por ejemplo el valor del gusto y apetito sensibles, acaso sean psicológicos y por consiguiente subjetivos y acaso por esta razón se ha dicho refiriéndose a estos valores degustios et colorius nonest disputatio (de gustos y colores no hay que discutir). Y una seguidilla dice "En materia de gustos nadie discute, que para ser de gusto basta que guste". Pero los valores superiores tiene objetividad en la mente, como discutimos en la sexta proposición y esto es a priori, no tiene su origen en la experiencia. Para saber si una cosa encarna o no encarna un valor, necesitamos poseer antes la medida del valor, para saber si tal acto es justo, necesitamos tener previamente un conocimiento  de lo que sea la justicia. Parodiando una conocida frase de Kant en Crítica de la razón pura, podríamos decir si es cierto que toda valoración surge con la experiencia, no es menos cierto que no todo en la valoración procede de la experiencia.
Cuarta proposición: los valores son inespaciables. Los valores son intemporales. No nacen, ni mueren, por tanto, la pregunta ¿Donde está el valor o donde están los valores? La pregunta no tiene sentido. No hay un donde, como no tiene sentido preguntar por ejemplo, ¿Dónde está el teorema de Pitágoras? (a no ser que sea un cuaderno de matemáticas y lo estemos revisando). Los valores lo mismo que el teorema aludido son omnipresentes: valen en todo tiempo y en todo lugar ¿Porqué? Por que no están en lugar ninguno.
Quinta proposición: los valores tienen intencionalidad, es decir, en tanto intencionales hacen referencia a lo que fuere, pero el valor se refiere a contenidos peculiares, inaccesibles a la intencionalidad intelectual. La vida emocional no es ciega, lo que pasa es que ve cosas diferentes a las que ve la inteligencia y las ve además de manera distinta. Entre los pensadores contemporáneos esta proposición de la intencionalidad es defendida por Scheller quien dice que el amor no es ciego, por el contrario, el amor es un vidente, lo que pasa es que ve cosas distintas a las vistas por la inteligencia. Amar es comprender y el amor, según Scheller es el pionero de los valores. 
Efectivamente, todo el que haya tenido contacto con los grandes místicos se dará perfecta cuenta de lo que significa este saber no sabiendo. 
Sexta proposición: Objetividad del valor. El valor sea de una persona o de una cosa, no es puesto en ellas por el acto que estima o valora, sino que son meramente reconocidos. no es inventado, sino descubierto, está en las cosas, está también en las acciones de los hombres, no en nuestra apreciación. Las primeras investigaciones axiológicas confundieron frecuentemente el valor con el deseo o con lo agradable. Las cosas no son valiosas por que nos agradan, no, todo lo contrario: nos agradan y las deseamos por que son valiosas. El valor es lo que en las cosas despierta el agrado o el deseo. Pero ni siquiera puede reducirse el valor a lo que despierta el agrado o despierta el deseo, ya que hay valores que son mas bien dolorosos, como ocurre en el sacrificio. El agrado y el deseo son cualidades fundamentalmente subjetivas, variablespor tanto de unos individuos a otros. El valor en cambio no varía, por que el valor es inmutable. Los valores nos son dados como cualidades constitutivas de un ente. No existen pues como seres independientes (sustancias), sino como seres residentes en otros seres. Y si hablamos de valores en sí y preguntamos en que mundo se encuentran, ya hemos dicho que se encuentran en el mndo de lo posible, en el mundo del deber ser. 
Los valores son algo que hay que hacer y eso supone un mundo personal, por el cual solo pueden hablarse de valores. Esta consideración de los valores en sí, como algo irreal, perteneciendo al mundo de lo posible, es decir, algo en potencia que por la actividad de un ser personal ha de pasar de la potencia al acto, la tomamos de la metafísica aristotélica, para aplicarla en este caso a la axiología. También ha insistido en este pensamiento el filósofo Sartre en su obra "El ser y la nada".
Séptima proposición: El mundo de los valores tiene una estructura bipolar. Frente a lo bueno está lo malo, frente a lo bello, lo feo. Frente a la Justicia la injusticia. En cambio, los entes reales sea este árbol o estrella, no tienen nada que se oponga como tales. Lo malo, lo injusto, lo feo, son también valores ¡Cómo no! Si bien se trata de valores negativos. A una consideración superficial, puede parecer que valores son solo los positivos, puesto que los negativos son lo contrario, con nuestro modo, con lo que hay que hablar, queremos decir que lo malo, lo feo, lo injusto, pertenecen a una esfera de objetividad que se mueve entre los dos polos de positivo y negativo. Entonces, cuando tratamos de valores negativos, debemos decir que son algo que hay que evitar, así como hemos dicho, cuando se trata de valores positivos, que se trata de algo que hay necesariamente que realizar. Del mismo modo que en el mundo real decimos que lo grande es lo opuesto a lo pequeño y lo negroa  lo blanco, pero ambos son magnitudes y ambos son valores. El juicio falso es tan juicio como el verdadero, esto es lo que se quiere decir cuando se afirma que lo bueno y lo malo son valores
Octava proposición: Jerarquía. Esta es la nota más exclusiva y caracterizadora de los valores. Los valores atienen jerarquía, unos son superiores a otros, unos valen más que otros, es decir: se puede hacer una ordenación perfectamente. Así, un triángulo equilátero, no es nomás ni menos triángulo que uno isósceles o escaleno. Un valor en cambio vale más que otro, la Justicia vale más que la Elegancia.
Clases de valores.
Muchas clarificaciones han sido propuestas con el objeto de facilitar un estudio y nosotros hemos establecido para facilitar esos estudios estas dos clasificaciones, la de Hartman en su obra estética y la de Ortega y Gasset en su ensayo "Introducción a una estimativa". 
¿Cómo son conocidos los valores? Hemos dicho que los valores no pueden ser conocidos por el intelecto, se conocen por la intuición emocional. La facultad que aprehende los valores ha sido bautizada por los axiólogos con el nombre de estimativa. El acto mediante el cual tomamos consciencia de un valor como tal se llama toma de posición. El razonamiento de los valores con su peculiaridad no admite una mera toma de conocimiento, como el que tenemos por ejemplo en el pizarrón. En los valores, al mismo tiempo que les conocemos, tomamos una posición frente a ellos: nos adherimos o no a ellos. Yo puedo ver o no puedo ver la dignidad inminente de la Justicia, encarnada en ciertos actos, pero si la veo, tengo que reconocerla, tengo que confesar que es algo valioso. Los valores se conocen siempre como lo único que son, como valores. Caso contrario, no se conocen. Hay personas ciegas para ciertos valores, así, las personas que no han sido educadas en ese sentido, no ven ni sienten la belleza de una sinfonía o de un cuadro. La toma de posición es pues una actitud ante el valor, el que todo valor intuido deba ser aceptado como tal no implica que tenga que ser realizado. Según la máxima de Ovidio "Veo el bien y lo apruebo. Pero hago el mal", palabras que el poeta pone en boca de Medea, se trata de retratar al hombre cuya inteligencia demuestra el camino del deber y de la verdad, pero su debilidad y el placer lo arrastran al mal. También Zorrilla escribió "Alabo el bien y la verdad imploro, mas el vicio ensalzo y la mentira adoro". La voluntad tiene sus enfermedades, la voluntad tiene sus desfallecimientos, la voluntad no sigue al conocimiento. Sabemos lo que tenemos que hacer y sin embargo con harta frecuencia, no lo hacemos. En el hombre está planteado el conflicto entre su doble naturaleza. La parte inferior tira de él, del hombre hacia el mal, la superior y la de él hacia el bien. Cuando en esta lucha triunfa el espíritu decimos que el hombre es libre, cuando triunfan los impulsos inferiores, decimos que el hombre pierde su libertad y es esclavizado por sus pasiones.
La jerarquía de los valores.
No es problema fácil, ni mucho menos, establecer una jerarquía de aspiración universal. Hay multitud de circunstancias históricas, étnicas, escolares, de temperamento, que nos llevan a sobreestimar unos valores y desestimar otros, a ser ciegos para determinado orden de los mismos, pero entre los valores existe una jerarquía absoluta y esta puede ser alcanzada por el hombre en el supuesto de ciertos límites. Los valores son permanentes en su valer, pero la valoración varía según los individuos y su temporalidad o situación. El siglo XVIII fue ciego para los valores religiosos para su extremado racionalismo, el mundo antiguo fue en cambio ciego para el valor de la caridad. La escala de valores experimenta variaciones normales, que son las que acabamos de exponer y que dependen de la perspectiva, así, la fuerza física, astucia y demás cualidades guerreras han sido súper valoradas en ciertas épocas, que en cambio, han dejado dejado un poco al margen la inteligencia. Por ejemplo: ¿Qué vale más, los blasones y la pureza de sangre o el dinero y las cualidades que sirven para adqurirlo? Los llamados aristócratas de la sangre desprecian a los menos ricos, empresarios, negociantes e industriales, pero estos a su vez los desprecian a ellos, no encontrando mérito en haber nacido conde y ser rico por ese hecho. Pero también hay variaciones anormales en la valoración, en este caso tenemos a los inmorales, a los criminales, etc. También los pueblos y las épocas pueden sufrirlas, los autores señalan también el resentimiento como fuente principal de estas perversiones: envidia, odio, venganza. Cuando son reprimidos dan a lugar al resentimiento. Esta consideración del resentimiento como fuente de inversión de valores fue hecha por primera vez por Nietszche. Según él, el cristianismo invirtió los valores de la Antigüedad, estableciendo como virtud la humildad, pobreza, mansedumbre, caridad, que son en realidad (para él), no virtudes sino cualidades perniciosas que han hecho degenerar a la humanidad. Nietszche clama enérgicamente a la moral cristiana "moral de esclavos, propia de hombres débiles y pueblos decadentes", frente a ella exalta el poder, energía, riqueza, el valor y la imperturbabilidad. 
Monismo y Pluralismo de lso valores
El problema de la arqueología axiológica nos lleva al problema de si existe un orden monista o pluralista de los valores, es decir: un origen lineal que subordine unos a otros y esos a otro mas alto (monismo), pero caso contrario si afirmamos la multiplicidad de valores supremos, siendo cada uno superior en su género, si afirmamos la autonomía de las diversas regiones del valor, de forma que no tenga que someterse la una a la otra, entonces estamos aceptando la multiplicidad de escalas en vez de una sola (pluralismo)
Los filósofos antiguos no fueron capaces de establecer una clara distinción entre las especies del valor. 
La filosofía moderna los ha distinguido como diferentes provincias del valor, una cosa es la verdad y otra, la belleza, aunque al establecer una jerarquía entre los valores sacrifiquemos siempre el inferior al superior, pro ejemplo, la belleza ala bondad moral. Los autores contemporáneos se resisten a la expresión "belleza moral" y se mantienen en todo momento dentro de un pluralismo axiológico. 
Fundamento del valor
¿Por qué los valores valen? 
1- Los valores valen por que sí, al menos par a nosotros los hombres, par a nosotros el valores de los valores es un dato último e irreductible, lo establecemos como un postulado, no se pude ir mas allá, no se puede demostrar todo, ni se puede fundamentar todo. Entonces preguntar por qué valen los valores, sería algo así como preguntar ¿Por qué los hombres no son tan altos como los árboles? o ¿Por qué no tenemos 6 dedos en cada mano? No podemos pasar de aquí
2- Los valores tienen que tener un fundamento, no pueden apoyarse en sí mismos ni pueden quedar flotando en el aire, si es cierto que en el orden racional no se puede demostrar todo, es por que existen principios evidentes por sí mismos que sirven de apoyo a la demostración. En el orden formal me refiero al orden lógico y al matemático, se puede partir de postulados. En el orden real no. En el orden axiológico también se puede partir de postulados, esto es lo que hizo Kant, entonces surgen dos contestaciones posibles
a) El valor de los valores se funda en el orden humano espiritual, cuya eistenci ase un hecho irrefutable. El hombre como persona, es decir, el creador de valores y el mundo natural no conoce el deber ser, no tiene sentido por ejemplo decirle a un perro "tú debes ser perro", pero sí tiene sentido decirle a un hombre "tú debes ser hombre", por que muchas veces el hombre no se porta como tal. El reino de la cultura y la realización implica el valer de los valores. Y a este intento de fundamentar el valor lo llamamos inmanente, por que cree poder fundar en la naturaleza humana
b) Al otro intento de fundamentación de estos valores lo llamamos trascendente, es decir, está fundado en la existencia de un ser distintivo y superior al mundo: Dios, Dios en este caso es el centro de donde parte el ser y el valor, es un Ser valor, el ser absoluto y el absoluto valor, de esta fuente o centro proceden ambas vías. Diremos que le mundo creado refluye o regresa a Dios, de este modo el mundo del ser y el mundo del valor encuentran en Dios su último fundamento, pues en él vivimos, en él nos movemos y en él somos (de acuerdo a los místicos).
Monismo y pluralismo de esta forma quedan en una armoniosa integración.
La realización de los valores: la cultura
Llamamos naturaleza al ámbito en que se desarrolla la vída y en cuya creación no interviene el hombre Por otra parte, llamamos cultura de cultivo  a o que el hombre ha hecho en la naturaleza para superarla o perfeccionarla y esto con el fin de crearse ese hábitat del que carecía y que le ha permitido subsistir, ampliando estos conceptos, podemos decir que cultura es la totalidad de los objetos reales, de los bienes, en los cuales se dan los valores universalmente conocidos y que por su valor son cultivados. Cultura sería entonces realización de valores y el agente de esta realización es el hombre. Los objetos de cultura pertenecen al haber, el mundo del ser y el mundo del valor.
Tratándose de un precepto jurídico o ético tienen doble efecto, por un lado tienen una realidad empírica, el proceso psíquico de su realización, la comprensión y la aceptación de quienes han de cumplirla, su realización, pero esa norma realizada empíricamente, trae su obligatoriedad de otro modo, un acento qu eno pertenece al mundo empírico, trae el valor. 
¿En qué sentido hay valores en nuestra vida? Si volvemos a la consideración existencial primaria que nos sirvió de punto de partida, es decir, nosotros viviendo, encontramos que las cosas de que se compone el mundo el el que estamos no son indiferentes, sino que esas cosas tienen todas ellas un acento peculiar, que las hace ser mejores, peores, buenas, malas, bellas o feas… santas o profanas. Por consiguiente, el mundo en el cual estamos, no es indiferente. La no indiferencia del mundo y de cada una de las cosas que constituyen el mundo ¿En qué consiste? Consiste en que no hay cosa alguna ante la cual no adoptemos en nuestro vivir cotidiano una posición positiva o negativa, una posición de preferencia, por consiguiente, objetivamente visto desde el lado del objeto no hay cosa alguna, no existe cosa alguna que no tenga valor.  Unas serán buenas, malas, útiles o perjudiciales, pero ninguna no es indiferente.
Cuando de una cosa enunciamos que es buena, mala, fea, santa o profana, ¿Qué es lo que enunciamos de ella? La filosofía actual emplea muchas veces la distinción entre juicios de existencia y juicios de valor y esta es, indudablemente, una distinción frecuente en la filosofía, y así los juicios de existencia serán aquellos juicios que enuncian lo que esa cosa es, enuncian propiedades, atributos, predicados de esa cosa que pertenecen al ser de ella y esto, tanto del punto de vista de la existencia de ella como ente, como del punto de vista de la esencia que le define.  
Ahora bien, cuando de una cosa enunciamos que es buena, mala, bella… ¿Qué es lo que estamos haciendo? Hemos sacado de esa cosa las características fundamentales que la hacen ser lo que es. Frente a estos juicios de existencia la filosofía contemporánea pone o contrapone los juicios de valor. Los juicios de valor enuncian de una cosa un algo, algo que no añade ni quita nada al caudal existencial y esencial de la cosa, algo que no roza con el ser en cuando existencia ó esencia de la cosa. Si decimos por ejemplo, que una acción es justa o injusta, lo significado por nosotros en el término justo o injusto no roza para nada la realidad de la acción ni en cuanto efectividad existencial ni en cuanto a los elementos que integran su esencia. Entonces de aquí se han podido sacar dos consecuencias, la primera es la siguiente: los valores no son cosas ni elementos constitutivos de las cosas. Y de esta consecuencia salió la segunda consecuencia: puesto que los valores no son cosas ni elementos de las cosas, entonces los valores son impresiones subjetivas de agrado o desagrado que las cosas nos producen a nosotros y que nosotros proyectamos sobre ellas. Se ha cundido al mecanismo de la objetivación y se ha dicho "esas impresiones gratas o ingratas que las cosas nos producen, nosotros las arrancamos de nuestro yo subjetivo y las proyectamos en las cosas mismas. Y decimos que las cosas mismas son buenas o malas, santas o profanas", pero si consideramos esta consecuencia que se ha extraído debemos llegar a la conclusión de que es errónea. Y esta teorái supone que los valores son impresiones subjetivas de agrado o desagrado, pero no se da cuenta de que el agrado o desagrado no es de hecho ni de derecho un criterio del valor.
El criterio del valor no consiste en el agrado o desagrado que nos produzcan las cosas, si no un algo totalmente distinto, por que una cosa puede producirnos agrado y sin embargo ser considerada como mala, y puede producirnos desagrado y sin embargo, ser considerada por nosotros como buena. No otro es el sentido dentro del concepto del pecado. El pecado es grato pero malo. Lo otro es en el sentido contenido en el camino de la virtud, la virtud es difícil de practicar y hasta desagradable, pero la reputamos de buena. Por consiguiente, la serie de las impresiones subjetivas de agrado o desagrado no coincide ni de hecho ni de derecho con las determinaciones objetivas del valor y del no valor. 
Acerca de lso valores hay discusión posible, acerca del agrado o desagrado subjetivo no hay discusión posible. Si yo digo que un cuadro me es molesto y doloroso, nadie puede negarlo, ya que nadie puede comprobar si el sentimiento subjetivo que el cuadro me produce es como yo digo o no, que enuncio algo cuya existencia en realidad es subjetiva en mi profunda yoidad. Pero si yo afirmo que el cuadro me agrada, nos encontramos en la misma posición que la tesis anterior, no se puede demostrar a nadie que el cuadro es bello como se demuestra un teorema matemático, más se le puede mostrar la belleza, se le puede descorrerel velo que cubre para él la intuición de esa belleza que no ha conseguido ver y lo podemos hacer señalándosela. Es la única manera de hacerlo cuando se trata de estos objetos.
Por consiguiente, de los valores se puede discutir y se puede discutir de los valores, por que es que a la base de la discusión está la convicción profunda de que son objetivos, de que están ahí y de que no son simplemente el peso o residuo de agrado o desagrado, de placer o de dolor que queda en mi alma después de la contemplación del objeto. Por otra parte podríamos añadir que los valores se descubren. Efectivamente, los valores se descubren como las verdades científicas. Durante un tiempo el valor no se reconoce como tal, hasta que llega un grupo de hombres que de pronto tienen la posibilidad de intuirlo y entonces lo descubren, y lo recubren en el sentido pleno de la palabra. Pero entonces no aparece ante ellos como algo que no era, sino como algo que antes no era intuido y sin embargo, ahora, tras un esfuerzo llegamos a la intuición del mismo. De modo que la deducción o consecuencia que se extrae del hecho de que los valores no sean cosa es una consecuencia extensiva ¿Por qué? Por que por el hecho de que los valores no sean cosas, no estamos autorizados a decir que son impresiones subjetivas. Esto, sin embargo, nos plantea una dificultad ¿Por qué? Por un lado hemos visto que como quiera que los juicios de valor se distinguen de los juicios de existencia, por que los juicios de valor no enuncian nada del ser, resulta que los valores no son cosas. Pero vimos por otro lado que los valroes no son impresiones subjetivas, y esto nos parece a primera vista contradictorio. Parece que hay un dilema férreo que nos obligue a optar entre cosas o impresiones subjetivas. Parece como si estuviéramos obligados a decir "ó los valores son cosas ó los valores son impresiones". Y resulta que no podemos decir ni hacer ninguna de las dos afirmaciones ¿Porqué? No podemos afirmar que son cosas por que no lo son, ni podemos afirmar que sea impresiones por que tampoco. Entonces dijérase que hubiera llegado nuestra ontología de los valroes a un callejón sin salida, pero no hay tal callejón, lo que hay es que esta misma dificultad, este muro en que parece que nos damos de topes, nos ofrece a la par la solución al problema. El dilema es falso. No se nos puede obligar a optar entre ser cosa y ser impresión subjetiva, por que hay un escape, que es en este caso la auténtica forma de realidad que tienen los valores: los valores no son ni cosas ni impresiones, esto por una sencilla y clara razón, por que los valores no son, no tienen esa categoría que tienen los objetos reales y los objetos ideales ya estudiados. Los valroes no son y como quiera que no son, no hay posibilidad de que tenga alguna validez el dilema entre el ser y las intuiciones. Ni cosas ni impresiones, las cosas son, las impresiones también son, pero los valores no son y entonces ¿Qué es eso raro de que los valroes no son? ¿Qué quiere decir este no ser? Es un no ser que es algo, es un No Ser sumamente extraño.
Para esta variedad ontológica de los valores que consiste en que no son se descubrió el término exacto: los valores no son sino válidos. Una cosa es valer y otra es ser, cuando decimos de algo que vale no decimos nada de su ser, la no indiferencia constituye esta variedad ontológica que contrapone el valer al ser. La no indiferencia es la esencia del valer. El valer por lo tanto es la primer categoría de este mundo de objetos catalogados como valores, los valores no tienen pues la categoría del Ser sino la categoría del Valer. Y acabamos de decir lo que es el valer: no ser indiferente. La no indiferencia constituye el valer y al mismo tiempo podemos precisar algo mejor esta categoría: la cosa que vale no es por eso ni mas ni menos que la que no vale. La cosa que vale es algo que tiene valor, la tenencia de valor es lo que constituye el valer. 
Es entonces cuando tomamos consciencia de que el valor pertenece esencialmente al grupo ontológico que el filósofo alemán Husserl llama objetos no independientes, que no tienen por sí mismos substantividad, que no son, si no que se adhieren a otro objeto. Así por ejemplo, el espacio y el color no son independientes el uno del otro, no podemos representarnos el espacio sin color ni el color sin espacio. Ahora bien, antológicamente podemos separar el espacio y el color, pero el valor y la cosa que tiene valor no los podemos separar por medio de la ontología, por que el color no se puede separar de la cosa, es una cualidad. El valor es una cualidad, digámoslo en esta categoría de esta esfera.
La segunda categoría de la cualidad pura, la cualidad no es real, y si decimos que es una cualidad irreal ¿Por qué lo decimos? Por que no es cosa. Una cualidad irreal es una cualidad tal, que si me la represento artificialmente, aparte del objeto que la posee, no puede ser real. Si me represento el color verde aparte de la lámpara, puedo considerar lo verde como algo real, pro que tiene los caracteres de la realidad, por que tiene ser, especialidad, temporalidad, causalidad, pero si yo separo la belleza de aquello que es bello, la belleza carece de ser, por que la belleza no es. Belleza siempre es cualidad perteneciente a una cosa, por consiguiente, examinando las relaciones entre las cosas que tienen valor y el valor que tiene la cosa, el valor es totalmente irreal. Pero esto no basta, por que como conocemos otra esfera de objetos que son los objetos ideales, podríamos sentirnos tentados a a sacar de aquí que si el valor que es una cualidad real, será quizá una cualidad ideal, pero tampoco es esto, por que ¿Qué es lo ideal? Lo hemos definido en este curso. Así como lo real es lo que tienen causa y todo lo que tienen causa es productor de efectos, lo ideal es lo que tiene consecuencia. Lo cual quiere decir que su modo de conexión no es por causa y efecto, sino el modo de conexión por fundamento y consecuencia y pro eso están fuera del tiempo y el espacio, po rque los fundamentos de conexión entre los elementos de un conjunto no se suceden los unos a otros en el tiempo por acusación sino que están conexos fuera del tiempo por implicación de fundamento y de consecuencia, entonces, si los valores fueran el fundamento de la valerosidad de la cosa, yo podría demostrar la belleza, bondad… los valores mismos como puedo demostrar la propiedad d ellos números o puedo demostrar la propiedades de las figuras, las relaciones puras, las esencias puras. Pero, he aquí que los valles no se pueden demostrar. Lo único que podemos hacer e mostrarlos.
Los valores son también absolutos, sino serían relativos: ser valor para unos individuos pero para otros no, para un tiempo sí y para otro no. Pero esto no puede acontecer con los valores, por que hemos visto que los valores son ajenos al tiempo, al espacio, al número. Si hubiesen valores que fueren para unos u otros, serían entonces dependientes de esos unos para quienes son valores y no para los otros: estarían en relación al tiempo… y no pueden estarlo. Si decimos que puede haber valores que lo son para una época y para otra no, también estarían en dependencia de tiempo y espacio. Pero, quizá exclamarían "Eso no se puede decir, supuesto que hay acciones que han sido considerada como justas y luego mas tarde, como injustas, que hay cuadros u objetos naturales que  han sido considerados bellos y mas tarde, han sido considerados como feos", en suma, que no hay ecuanimidad en la historia, en el tiempo sucesivo, ni en el espacio, ni en los hombres al llegar a una intuición de los valores. Pero esta no es una objeción, es lo mismo que si dijeran que antes de Pitágoras, el teorema no era verdad o que antes de Newton la ley de la gravitación no existía. No tienen sentido estas suposiciones relativistas, pro que no eran sentidos hasta que alguien la contempló y le dio una explicación racional. NO hay ley que signifique que depende en su realidad óntica en el tiempo enq ue fue descubierto, los hombres pueden intuir estos valores o

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