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Lingüística APUNTE 5 CASO DATIVO

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Instituto Superior de Formación Docente Nº 807 “Perito F. Moreno”
Sistema de la Lengua Española II
Prof. Bárbara del Prato
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AÑO 2021 -APUNTE Nº 5
TEMA: EL CASO DATIVO Y EL OBJETO INDIRECTO
1. EL OBJETO INDIRECTO
La Gramática escolar reconoce una función sintáctica llamada objeto indirecto,
que trataremos también como una cuestión de Caso. Para intentar identificar sus
características, partamos de ejemplos de verbos triádicos y que consignamos en (1).
(1) a. El Ministerio concedió una subvención al colegio.
b. Puse la pizza en el horno.
Los ejemplos de (1) tienen en común las siguientes propiedades:
- los verbos, en cada caso, son triádicos.
- en cada uno de ellos, el segundo argumento, el que ocupa la posición
contigua al verbo, como ya sabemos, es del tipo de los objetos directos que
es marcado con el caso Acusativo, y hemos estudiado en el apunte anterior.
- El tercer argumento de los verbos, es decir, el que ocupa la segunda posición
de complemento tiene el rol temático de META.
A pesar de estas semejanzas, hay una diferencia que aquí queremos destacar y
que concierne, precisamente, a los terceros argumentos: sólo el del ejemplo (1.a), y no
el del ejemplo (1.b) tiene la posibilidad de operación de cliticización con el clítico le. Lo
mostramos en (2).
(2) a. El Ministerio le concedió una subvención al colegio.
b. *Le puse la pizza en el horno.
Para entender la significación de este contraste, sin embargo, debemos ahondar
un poco más, ya que en realidad (2.b) sólo es agramatical si lo que se pretende es que el
clítico sea correferencial con el tercer argumento, como es el caso en (2.a). Veamos esto
un poco más detenidamente introduciendo un nuevo recurso de representación sintáctica:
la coindización.
(3) El Ministerio lei concedió una subvención al colegioi.
Con la introducción del mismo índice junto a dos expresiones lingüísticas se
intenta expresar que ambas tienen igual referencia, esto es, que el clítico le y la frase el
colegio hacen referencia al mismo objeto del mundo. Ello es efectivamente así para el
ejemplo (2.a). No lo es en cambio en el (2.b), que repetimos aquí como (4), con las
coindizaciones pretendidas.
(4) * Lei puse la pizza en el hornoi.
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Es evidente que le no correfiere con el argumento el horno. Sin embargo, el
ejemplo es perfectamente gramatical si aceptamos que al introducir el clítico, hay un
nuevo argumento en la estructura del predicado, que en (2.b) no aparece explícitamente,
pero podríamos representar sintácticamente, de la siguiente manera.
(5) Lei puse la pizza en el horno [ ] i.
La existencia de este nuevo argumento vacío puede hacerse evidente si
introducimos en su lugar un argumento pleno, como en (6).
(6) Lei puse la pizza en el horno a mi hijai.
Nos aparece así, nuevamente, la necesidad de proponer argumentos vacíos y, con
ello, la de plantear la existencia de categorías vacías en la sintaxis. Volveremos sobre
ello más adelante en este mismo apunte.
Lo que por el momento nos interesa es que no todo tercer argumento está sujeto
a la concordancia con un clítico. El proceso es semejante, e incluso aun un poco más
definido que el que vimos en el apunte anterior respecto de la asignación de Caso
Acusativo. La diferencia es que el clítico es otro: le (y les, en plural). Basados en esta
diferencia postularemos que los verbos triádicos del tipo de conceder proyectan un nudo
al que denominaremos F3, donde puede alojarse el clítico, el cual asignará un nuevo
caso: el Dativo. A la función sintáctica correspondiente, tradicionalmente se la ha
denominado Objeto Indirecto, denominación que conservaremos también.
Los casos más típicos de este fenómeno los proporcionan los verbos de
transferencia. Nótese, además, que los sentidos de la transferencia pueden ser inversos,
como se ve en (7).
(7) a. El Ministerio concedió una subvención al colegio.
b. El Ministerio quitó una subvención al colegio.
En ambos casos se da una transferencia, es decir el movimiento (posiblemente
abstracto) de un objeto. En (7.a) el objeto indirecto expresa la META de ese
movimiento. En (7.b), en cambio, el movimiento tiene un sentido inverso y el objeto
indirecto, en consecuencia, manifiesta el rol temático de ORIGEN del mismo.
Si bien los dos ejemplos de (1) tienen un tercer argumento con el rol temático de
META, al objeto indirecto suele estar asociado un valor semántico de persona, lo que lo
acerca a una interpretación de DESTINATARIO. Sin embargo, esto no es universal,
como lo muestran ejemplos como los de (8).
(8) a. Le di vueltas al problema toda la tarde
b. Le puse la pantalla a la lámpara.
2. CLÍTICOS DE PRIMERA Y SEGUNDA PERSONA
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Hasta aquí hemos considerado dos tipos de clíticos, las formas de Caso
Acusativo lo/ la/ los/ las, que ocurren en la cliticización de objeto directo y las formas
de Caso Dativo le/les, de objeto indirecto. Tanto uno como otro clítico corresponden a
la tercera persona. En este punto resulta conveniente hacer una digresión con el objeto
de detenernos en los clíticos de las otras personas. Para ello, pueden tomarse nuestros
ejemplos de clase de objeto directo y objeto indirecto e intentar reemplazar las formas
de tercera por formas de primera y segunda. Dejamos la operación a los que leen. De
ella resulta un cuadro como el siguiente.
NÚMERO PERSONA ACUSATIVO DATIVO
SINGULAR
1 Me Me
2 Te Te
3 Lo-la Le
PLURAL
1 Nos Nos
2 Os (los-las) Os (les)
3 Los-las Les
Del cuadro anterior surge que los clíticos de primera y segunda persona no se
diferencian para las funciones de objeto directo y objeto indirecto. Ello puede acarrear
algunos problemas de identificación. Para resolverlos se recomienda la operación de
convertir el ejemplo bajo análisis a la forma correspondiente de tercera persona, según
se ejemplifica a continuación.
(9) a. Me vio.
b. Me habló.
La sustitución por las formas correspondientes de tercera persona, da lo
siguiente.
(10) a. Lo/la vio.
b. Le habló.
La operación debe interpretarse de la siguiente manera: cuando el clítico se
sustituye por una de las formas lo/la se trata de un objeto directo; cuando se sustituye
por la forma le, es un objeto indirecto.
Para el buen funcionamiento de esta prueba hay que tener en cuenta que hay
cierta tendencia en el habla a emplear, bajo ciertas condiciones, la forma le en
reemplazo de la forma lo/la. Como estas de todos modos pueden emplearse siempre en
la función de objeto directo, basta que ellas sean posibles para establecer que se trata de
un objeto directo.
Obsérvese en el cuadro que en nuestra variedad del español las formas de
segunda del plural son regularmente sustituidas por las correspondientes de tercera del
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plural (que han sido consignadas entre paréntesis) y que, en consecuencia, no se da con
ellas el problema que estamos considerando en este apartado.
Además de todo lo expuesto, puede verse que la Concordancia del Caso, además
de hacer uso de la categoría de NÚMERO, se vale también de la de PERSONA. En la
tercera persona, además, también entra en juego la concordancia de GÉNERO.
3. EL OBJETO INDIRECTO Y LA EXTENSIÓN DE LA ESTRUCTURA
ARGUMENTAL DE LOS VERBOS.
Bajo el mismo rótulo de objeto indirecto, se suele incluir también un conjunto de
otras expresiones, como las que se reúnen, a título de ejemplo en (11).
(11) a. El nene no me come.
b. Le llegó una carta muy importante.
c. Le apareció un problema nuevo.
d. Se me fue el resfrío.
e. Se me murió el gato.
Una primera observación que salta a la vista es que en ninguno de estos
ejemplos estamos ante un verbo triádico. El ejemplo (11.a) es notablemente ambiguo.
Por tratarse de un verbo diádico el pronombre me puede indicarconcordancia con el
segundo argumento e indicar una función de objeto directo. Sin embargo, rechazamos
en principio esta interpretación (no por razones gramaticales) y preferimos entender que
el objeto directo queda implícito (el verbo comer admite, como muchos otros verbos,
una categoría vacía en la posición de complemento) y que, por lo tanto, se realiza
fónicamente uno solo de los argumentos de su estructura. En este caso sólo nos queda
interpretar me como objeto indirecto (ver, además, que con esta interpretación sólo es
reemplazable por le).
Entendido esto, es fácil considerar los otros ejemplos. En (11.b) tenemos un
verbo de estructura diádica, pero su segundo argumento (un lugar) es reemplazado por
una META destinatario personal. En (11.c) tenemos un verbo típicamente monádico
que realiza su único argumento: no obstante aparece un argumento no exigido por el
verbo, con las características de un objeto indirecto. En (11.d) y (11.e) la presencia del
clítico me habilita la aparición de un objeto indirecto.
Estos casos son diferentes de los planteados en el apartado 1. En aquellos, el
verbo triádico de transferencia habilitaba el tercer argumento en concordancia con el
clítico le de Dativo. En estos últimos casos, por el contrario, los verbos no tienen esa
característica, y el argumento con caso Dativo no es requerido por el verbo mismo. No
obstante, al aparecer el clítico Dativo, el argumento queda legitimado. Parece claro,
pues, el clítico es el verdadero legitimador. Y debe aceptarse que su presencia produce
una extensión de la estructura argumental del verbo.
La interpretación semántica que es normal en estos últimos casos es la de un
participante involucrado en el evento descripto por la oración. Esta interpretación surge
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claramente si se comparan los ejemplos de (11) con las oraciones correlativas sin objeto
indirecto. Sin el clítico la situación se plantea como presentada con cierta objetividad
general. Con el clítico, en cambio, la situación aparece fuertemente relacionada con un
participante (personal) afectado de diversas maneras por ella.
Si retomamos en este punto un ejemplo del primer apunte, podemos completar
su consideración y estudiar mejor el funcionamiento del clítico le en nuestra lengua.
Repetimos y completamos las alternancias entonces consideradas como (12).
(12) a. *Juan construyó una casa a su madre.
b. Juan le construyó una casa a su madre.
c. Juan construyó una casa para su madre.
d. Juan le construyó una casa para su madre
En principio, habíamos observado que (12.a) resulta agramatical. La razón es
evidente: se trata de un verbo diádico y por tal razón no admite un tercer argumento en
posición de complemento.
En segundo lugar, observamos un significativo juego de correferencias, que
consignamos en (13) mediante el recurso de la coindización.
(13) a. Juani lej construyó una casa a sui/k madrej.
b. Juani lej construyó una casa para suj madrek.
La comprobación relevante es la siguiente: el sintagma introducido por la
preposición a debe ser correferente con el clítico; el sintagma introducido por la
preposición para, en cambio, debe, necesariamente, no ser correferente con él. Por el
contrario, nuestra intuición nos dice que en (12.d) hay un argumento no expresado o
vacío, que se interpreta y que, por tanto, puede representarse en la sintaxis, como
hacemos en (14).
(14) .Juani lej construyó una casa [  ]j para suj madrek.
La existencia de este argumento vacío puede hacerse evidente si recurrimos al
método ya empleado de conmutarlo por un argumento pleno, como en (15).
(15) Juani lej construyó una casa a Susanaj para suj madrek.
4. CONCLUSIONES
El caso más típico de Caso Dativo y de función Objeto Indirecto lo encontramos
con verbos triádicos de transferencia. Los hemos estudiado en el apartado 1 de este
Apunte.
Además de ello, podemos encontrar Caso Dativo y Objeto Indirecto con verbos
de cualquier otro tipo de estructura argumental, siempre que ellos sean habilitados por la
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presencia de un clítico Dativo. Es de esta manera como el verbo construir,
originariamente diádico, se hace triádico con la presencia de le. De igual manera,
algunos verbos monádicos se hacen diádicos, tal como vimos más arriba. La
generalización respectiva dice más o menos así.
(16) Clítico Dativo ( V< n -ádico > ) = V< n + 1 -ádico >
En palabras: un verbo cuya estructura argumental es n ( es decir un número
cualquiera) aumenta la misma en 1 mediante la ocurrencia de un clítico Dativo. Esto
puede suceder, prácticamente, con cualquier tipo de verbos, salvo los de transferencia.