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ARQUITECTURA POPULAR Y LATINOAMÉRICA 
 
AUTOR, HISTORIADOR - PEDRO ARCINIEGAS RUEDA 
 
Colombia posee poblaciones populares que habitan tanto en los sectores rurales 
como urbanos, en ocasiones con ancestros indígenas, mestizos etc. Por ello, 
tienden a ser más pobres, consecuencia de su representación minoritaria en el 
territorio nacional. Sin embargo, son grupos que se deben identificar como 
portadores de tradiciones locales o regionales, cuestión que permite que hallan 
conservado cierto grado de identidad cultural, mediante la manifestación de su 
tradición rural en sectores urbanos donde lo ancestral tiende a perder sentido por 
el apego que se tiene del mundo moderno. 
 
Lorenzo Fonseca Martínez, dice que es importante reconocer que en el país las 
raíces culturales más importantes de los grupos populares son el resultado del 
pasado ancestral de los indígenas, los cuales lucharon por conservar su fe, la 
arquitectura de sus casas, comunidades, poblaciones etc. Aun cuando la 
imposición de los españoles haya sido violenta y arrasadora, porque estos 
últimos trataron de que los grupos populares de Colombia y sur América, 
formaran una arquitectura semejante a la existente en su país de origen, 
negando con ello a los pueblos ancestrales su libertad, la percepción que tenían 
de la vida, el mundo, el espacio, la armonía del hombre con la naturaleza etc. 
 
Con el pasar del tiempo aquellas acciones generaron las migraciones masivas de 
indígenas, afrocolombianos y campesinos a las grandes ciudades, por ende, se 
formaron grandes conglomerados que vivieron en la pobreza porque no tenían 
más recursos que invadir extensos territorios en los lugares más apartados de 
las ciudades para vivir, construir una arquitectura de acuerdo a sus condiciones 
económicas, transformar el espacio adverso en habitación familiar y trasladar su 
cultura milenaria a la ciudad. Lo que dio lugar a la arquitectura popular. 
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ASESOR INTELECTUAL EN COLOMBIA - JOSE ORLANDO MELO NARANJO 
INVESTIGADOR EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS Y PENSAMIENTO UNIVERSAL 
EDITORIAL: UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA E INDEPENDIENTE DE MEXICO 
(UNAD) FACULTAD DE ESTUDIOS A DISTANCIA - 2010 
 
 
También es necesario que así como se estudió la arquitectura popular, se 
analice la Alegoría del Patrimonio escrita por Françoise Choay. 
 
El Patrimonio histórico debe ser una expresión lingüística que permita pensar la 
forma en la cual se debe disfrutar el legado y la diversidad de cosas y objetos 
que pertenecieron al pasado. Por esta razón, si la cultura popular es parte 
integral de la arquitectura marginal, por pobre que esta parezca, se debe disfrutar 
porque pertenece a una ubicación geográfica del territorio nacional. 
 
Françoise Choay explica, que los arquitectos invocan, por su parte, el derecho de 
los artistas a la creación. Cuestión que podría aplicarse al estudio anterior de la 
arquitectura popular, porque si lo constructores contratados por las poblaciones 
marginales que migraron a las grandes ciudades no eran artistas profesionales, 
quizás en cierta medida las personas que los contrataron si, pues con los 
escasos recursos que contaban tuvieron que imaginar de qué manera usarían el 
espacio invadido para suplir las necesidades familiares. 
 
Desde luego que aquellas construcciones marginales y populares en la ciudad no 
se deben llamar monumentos, por según Françoise Choay, el monumento 
histórico nace en Roma hacia el año 1420, tras el exilio de Aviñón (1305-1377) y 
el gran Cisma de Occidente (1379 – 1417) Martin V procede a establecer la sede 
del papado en roma desmantelada a la que desea restituir su poder y prestigio. 
Un clima intelectual nuevo se desarrolla en relación a las ruinas antiguas que, a 
partir de entonces, hablan de la historia y confirman el pasado fabuloso de 
Roma. 
 
La arquitectura popular a nivel urbano y rural quizás en algunas excepciones, 
podría ser considerada en el tiempo como un monumento histórico, pero no sería 
fácil que el gobierno se comprometiera a considerarla patrimonio de la nación, a 
no ser que algún acontecimiento marcara la historia en aquellos lugares. 
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En el Interior de La Historia, Marina Watsman, explica: “La Arquitectura 
Latinoamericana está atravesando por una etapa muy interesante de desenvolvimiento 
y consolidación. Los arquitectos que operan en distintos países comienzan a reconocer 
sus elementos comunes así como sus contraposiciones, en lo que empieza ya a 
perfilarse como un cuerpo orgánico al mismo tiempo que se hacen cada vez más 
evidentes sus peculiaridades con respecto a otras manifestaciones en otras áreas del 
mundo”. (1990, pág, 10) 
 
Esto nos permite deducir que después de varias décadas de consolidación de la 
arquitectura en Europa y Estados Unidos, el despertar de Latinoamérica por 
cuidar su patrimonio histórico ha comenzado a consolidarse. Ya que por una 
parte, en la región los arquitectos no son ajenos a las técnicas que se usan en el 
extranjero para el diseño de estructuras culturales y nacionales, por otra, 
reconocen que trabajar en base al patrimonio histórico es una gran ventaja para 
la nación por cuestiones sociales, históricas y turísticas. 
 
Lo que no se mencionó en los estudios anteriores fue lo siguiente: para poder 
conservar una memoria de la arquitectura popular, del patrimonio y los 
monumentos es necesario que se acuda a fuentes de investigación histórica e 
historiográfica. A saber: “los problemas históricos se resuelven por medio de la 
investigación. La operación crítica se ejerce para asegurar la exactitud de los datos y su 
pertinencia. Se trata de problemas de orden técnico”. (Marina Watsman 1990, pág, 15) 
 
Lo anterior me permite analizar que es una labor del historiador analizar aquellos 
problemas históricos se han presentado en la aceptación de una arquitectura 
ancestral, popular etc. Ya que por una parte, es necesario que se rescate la 
identidad y se disfrute del pasado memorial de los pueblos que habitaron la 
nación. Por otra, no es tan fácil porque la arquitectura moderna requiere que el 
espacio que posee un país o una nación se logre adecuar a las necesidades 
económicas y productivas que exige la globalización y la competencia entre las 
empresas. 
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Como se logra evidenciar la cuestión sobre la arquitectura Latinoamericana no es 
fácil de estudiar, porque los problemas historiográficos comprometen la ideología 
del historiador. Pues los historiadores pueden reconocer el valor que tiene la 
cultura europea y estadounidense para el desarrollo de la sociedad, basados en 
su formación académica e ideológica. Otros por el contrario, pueden considerar 
que Latinoamérica no podrá formar una identidad cultural si niega su pasado por 
corresponder a los intereses extranjeros. 
 
“Los problemas historiográficos, por el contrario, comprometen directamente la ideología 
del historiador, pues hacen a la selección de su objeto de estudio y de sus instrumentos 
críticos, a la definición de la estructura del texto historiografía), a todo aquello, en fin, que 
le conducirá a la interpretación del significado de los hechos y, en definitiva, a la 
formulación de su propia versión del tema elegido”. (Marina Watsman 1990, pág, 15) 
 
Por su parte, Saminashi, en la obra Arquitectura y cosmogonía en la 
construcción kogi, explica que los pueblos Kankuama terminaron por 
extinguirse culturalmente porque abandonaron su idioma. Es decir: olvidaron el 
legado histórico, tradiciones ancestrales, su arquitectura popular y los signos 
lingüísticos que los identificaban. Parte de los estragos que el mundo de la 
modernización ha causado en muchos lugares del mundo, porque se considera 
que los pueblos ancestrales deben avanzar al ritmo de la técnica, la ciencia y la 
tecnología. 
 
Cuestión que termina por confirmar lo que se había establecido en el estudio 
anterior, al decirse que algunos historiadorespor su ideología les parece natural 
que desaparezcan algunas culturas porque no les parecen gloriosas frente al 
desarrollo que tiene Europa y Estados Unidos, otros por el contrario, piensan que 
es un crimen contra la historia y la identidad de los pueblos de Latinoamérica que 
necesitan reconocerse como constructores de historia y no como el producto de 
ella. 
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