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MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES Trazas para -una historia de la gramática española Separata de SeRIPTA PHILOLOGICA IN MEMORIAM MANUEL TABüADA CID Tomo 1 EDICIONES UNIVERSIDADE DA CORUÑA TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA MIGUEL ÁNGEL EsPARZA TORRES Universidade de Vigo O. OBJETO Sugerir las 'trazas l sobre las que podóa levantarse una parte de la historia de la lingüística española --concretamente, 10 concerniente a la histOlia de la gramática- es el objetivo que aquí me propongo. He escogido el término 'trazas' pensando en esas líneas que prefiguran lo que más tarde ha de ser una constlucción sólida y, también\ porque quiero refe rirme particularmente a los comienzos de la historia gramatical española\ tan desconocidos, como necesatios para entender su desarrollo posterior. Pretendo con este planteanriento resaltar ciertas 'continuidades' de nuestra historia lln gUística y ciertos cambios de perspectiva especialmente relevantes, en especial en lo que se refiere a las relaciones entre la tradición gramatical latina y la his pana. l. LOS COMIENZOS 1.1 La gramática escolar medieval, un campo inexplorado Es un tópico muy reiterado que la historia de la lingüística hispánica y con ella la historia de la gramática española tiene su grandioso comienzo en el año 1492. Ese año salió a la luz --casi 'mágicamente', se diría por el tono que tan tas veces se adopta en la ponderación de tal evento- la Gramática Castellana del humanista Ello Antonio de Nebrija. Todavía en estudios recientes y de indu dable métito pueden leerse frases tajantes en este sentido (cfr. Neumann Holzschuh 1992:616): 48 J..flGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES Der Beginn der spanischen Grammatikographie ist im Jabre 1492 anzusetzen. dem Erscheinungsjahr der Gramática de la lengua castellana von Antonio de Nebrija. Über die spanische Grammatikographie vor Nebrija ist nur weníg bekannt. Con ello se ha evocado la grandiosa coincidencia tempol"al de esta publi cación con la consecución de la unidad nacional y con la necesidad de dignifi car la lengua propia de la que, en breve, se iba a convertir en la indiscutible potencia del orden político internacional y que rechazaba -se dice- una len gua esclava del idioma latino. Pero nuestro desconocimiento de lo anterior a 1492 no justifica su omisión. Si la labor de Nebrija es punto básico para enten der el desarrollo de la filología castellana desde el Renacimiento, lo es también para referirse a los cOlnienzos de la historia de la gramática española, La Edad Media fue rica en trabajos gramaticales. El interés que ha susci tado durante las últimas décadas el estudio de la gramática medieval, en parte favorecido por las similitudes que ofrecen a los ojos de los historiadores de la Lingüística las teorías modistas del siglo XIII con las recientes corrientes gene rativas, ha permitido que vean la luz un gran número de textos gramaticales iné ditos y que se haya esclito mucho sobre diversos aspectos de la denominada grammatica speculativa. No obstante, hay que tener en cuenta que la Gra1J1matica speculativa constituye sólo una ÍnfÍlna parte de la gramática medieval, tanto por el núlnero de textos como por su extensión en el tiempo. La gramática de los modistas era especializada y quedó reducida a un ámbito nlUY concreto y perfectamente diferenciado del resto de la gramática que podríatnos llamar 'escolar': al álnbito de la especulación científica. Sin embargo, no cabe duda de que las teorías modistas influyeron en las gramáticas escolares y este fenómeno, aunque peTtenezca a una fase posterior, tiene enorme impor tancia. Los efectos de esa influencia pueden notarse en los textos de la gramática escolar inmediatanlente anterior a la humanista~ es decu', en un terreno que, como dice Bursill-Hall (1974:88), está aún en buena lnedida sin explorar. Antes de ocuparme de esas gramáticas, repaso brevemente algunos aspectos del desa rrollo de la gramática medieval. 1.2 Las fuentes gramaticales La tradición gramatical medieval ananca, como es bien sabido, fundamen talmente de dos gramáticos latinos de los siglos IV y VI de nuestra era respecti vamente: Donato y Plisciano, que siguen la pauta delineada por el hispano Quintiliano (s. 1). El Ars Minor de Donato se convirtió en el nlanual escolar lnás TRAZAS PARA UNA HlSTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPANOLA 49 utilizado hasta el Renacimiento. Las Institutiones grammaticae de Prisciano, ofrecían a los más avanzados, con los numerosos ejemplos extraídos de los 'autores', una introducción a la literatura clásica (cfr, Niederehe 1993:265-6). De todos los antiguos, son los únicos que parecen conocer los autores medieva les, sobre todo a partir del siglo Xll. La tradición manuscrita de estos gramáticos es riquísima y en la mayor parte de las bibliotecas con fondos de gramáticas lati nas medievales hay ejemplares de uno u otro. Sin ser una gramática en sentido estricto, las Etimologías de San Isidoro (c.570-636), que atesoran la 'suma' de los saberes sacados de los autores, com pletan el panorama de un primer milenio en el que la gramática integraba las Artes Liberales y abría el camino hacia los demás saberes. No se puede hablar todavía de una gramaticografía española, ajena al resto del mundo latino. Sin embargo, con el desarrollo de la Escolástica (en parte pro piciada por las traducciones de Aristóteles hechas en España) comienza a haber variaciones. A partir del siglo XlII, aparte de los autores citados, se introducen otros libros de texto en el currículum, aunque todos ellos beben de las fuentes de Donato (cfr. Closa Farrés 1977) o Prisciano, algunos directamente, puesto que están elaborados como comentarios, así, por ejemplo, Pedro Helías (fl. 1140) o Roberto Kilwardby (1200-1279), sobre Prisciano; otros, indirectamente como el Doctrinale de Alejandro de Villadei (fl. 1200), el Graecismus de Ebrardo de Béthune (fl. 1212) o el CatholicoJl de Juan de Génova (m.ca.1298), entre otros. El fondo de la doctrina gramatical no cambia con respecto a la de los dos gramáticos antiguos~ pero sí se hace evidente la tendencia escolástica a convertir el Ars en Scielltia, a teorizar sobre la lengua latina como lnodelo uni versal de lengua considerada como simple instrumento, desatendiendo el uso literario de la tradición clásica. El centro difusor de estos caInbios es la Universidad de París. Niederehe (1987 y 1993), a partir del estudio de la utilización de estos y otros gramáticos en la obra alfonsÍ, demuestra la llegada de estas teorías lin güísticas a la Península y, por consiguiente~ el cambio de nImbo en relación a las concepciones gramaticales antiguas. Las teorías lingüísticas procedentes de París se notan, pero las autoridades literarias no son excluidas de la gramática (latina), sino que pasan a ser, en España, fuentes de la historia. Ello a pesar de que España contó con un lúcido representante de las modernas teorías lingüís ticas: "lnaestre Pedro el espannol" (General Estaría JV, fol. 193b), como recuer da Niederehe (1993:269). Se trata de Pedro Hispano (cJ205-1277)~ autor de las SUJ1ll1lulae logicales, el manual de lógica nlás citado de la Edad Media e impre so en casi 200 ediciones hasta finales del xvm. 50 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES El Pl'osodion de Juan Gil de Zamora, un tratado gramatical del tiempo de Sancho IV (1284-1295), nos ofrece un claro ejemplo de cómo se remodeló la lin güística francesa a las necesidades de la Península Ibérica. La reorientación de la gramática latina y el florecer de la lengua vulgar, convertida en vehiculo del saber de los 'autores', son, en fin, dos claves impor tantes de la labor alfonsí. Pero además de este punto de vista para el estudio de la gramática medie VjlJ!-~ decir, seguir su transformación en ciencia universal, con la consiguiente variación en el puesto otorgado a los 'autores', es posible adoptar otro punto de vista complementario: repasar los diversos métodos didácticos e intentar valo rar su influencia posterior. 1.3 Los métodos didácticos La Edad Mediano fue un período uniforme en lo que a los recursos didác ticos se refiere. Como se ha dicho, en el nivel básico de enseñanza, los niños comenzaban a aprender latín con el Ars Minor de Donato o con los dos prime ros libros del Ars MaiO!: Sólo en un segundo nivel se iniciaban con textos como el Catholicoll, el GraecisJ1lus o el Doctrinale. Prisciano y sus comentadores quedaban reservados para los estudios universitarios. Es posible distinguir, a lo largo de toda la Edad Media, cinco grandes fór lnulas pedagógicas: la gramática versificada, el comentario, la gramática erotenlátíca, la gramática lexicográfica y la síntesis del método ad proverbian dum. Brevemente me refiero a ellas y hago algunas anotaciones sobre su influencia posterior: a. Gramáticas versificadas Las gralnátícas en verso fueron relativamente abundantes en los tenitorios menos latinos del norte de Europa, de París para aniba. Las lnás famosas y extendidas fueron la de Villadei y el Grecismo de Eberardot autor igualmente del Laberinto, una suelte de antología de modelos en verso para aprendizaje e imitación. En verso, casi siempre hexámetro, están escritas muchas obras de carácter didáctico, no sólo gt'amatical, de la época. Concretamente en Castilla, el Verbiginale t una interesante gramática aparecida en Castilla en el siglo X1TI (cfr. Pérez Rodríguez 1990). La tradición de las gramáticas versificadas fue dilatada. Luis Gil (1984:26) incluye a Nebrija entre los seguidores de la línea pedagógica medieval en el Renacimientot porque compusó en versos latinos algunas partes de la segunda TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRA1\IÁTrCA ESPAÑOLA 51 redacción de sus Introductiones latinae, revelándose continuador, de esta mane ra, de la creencia pedagógica medieval de que se asocia con mayor facilidad lo expuesto en metro o rima y se retiene mejor en la memoria aquello en que se obliga a desentrañar su aparente dificultad. Pero la conveniencia del uso del verso ni es "exclusiva creencia medieval", ni se restringe sólo a Nebrija. Otro ejemplo destacado es la Suma y erlldicion de Grama/ica en metro Castellano muy elegante y necesaria para los nUlos que oyen Grammatica, o lo han de 0)'1', una gramática latina de Francisco de Támara aparecida en 1550 y redactada en versos romances. A esta Gramática me referiré más adelante. b. Comentarios Los comentarios eran una forma muy común de hacer llegar el texto de un autor antiguo. Comentarios de Donato y Prlsciano hay desde la misma Antigüedad, aunque sólo los elaborados a partir del siglo XlI adquirieron rele vancia en la enseñanza del latín durante la Baja Edad Media, con la excepción del comentaría a Donato de Remigio de Auxerre, del siglo x. Según Law, sur gen por la necesidad de mejorar la exposición de algunos puntos o para cubrir lagunas, por ejemplo, las de Donato en la declinación (faltaba la declinación de nombres de la 4a y 5a ), en el paradigma pronominal, en el verbal, etc. Este modo de explicar la gramática influyó notablemente en la tipología de los códices: los comentarios podían ser suplementos independientes o estar insertados en el texto que se comentaba. Entre estos últimos adquirieron impor tancia las glosas dispuestas en parágrafos de diferente tamaño de letra o en colum nas yuxtapuestas, pero respetando la jerarquía entre texto principal y comentario. De la trascendencia de este método nos puede dar una idea el hecho de que el propio Nebrija recurriera a él en su redacción definitiva de las lntroductiones Latinae (Salamanca 1495), en la que unas extensas glosas desentrañan y preci san a los maestros el sentido del texto gramatical-sólo que nadie sino el anda luz tuvo la feliz ocurrencia de comentarse a sí mismo de nlOdo tan prolijo. c. Gramática erotemática La denominación de 'gramática erotemática' se refiere a los textos grama ticales en los que se desarrolla la exposición por medio de preguntas y respues tas. Es uno de los medios propedéuticos más eficaces, sobre todo en la ense ñanza básica, y no sólo de la lengua latina. En la gramática bajomedieval se emplea con frecuencia, bien siguiendo el IllOdelo de Donato (su Ars Minor es la principal gramática erotemática), como hace Julián de Toledo (s. vrn), bien por nledio de lo que algunos denominan 'gramática de análisis\ cuyo principal exponente es la gramática del tipo Domill11S, quae pars?, en las que partiendo de alguna frase o verso de algún autor, se analizan cada una de las palabras que 52 ¡"UGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES la componen: qué parte de la oración constituyen~ cuál es su género, número~ caso; qué función sintáctica desempeñan... La fortuna de este método no se restringe tampoco a la Edad Media: el Libro nI de las lntroductiones latil1ae de Nebrija, en cualquiera de sus redac ciones, sigue las pautas de una gramática erotemática. d. Gramática lex.icográfica Del mismo modo que la elite de la lingüística medieval se localizaba en Francia, el privilegio corresponde a Italia en lo referente a la lexicografía. El dominico Juan de Génova (=1298), autor de la Summa grammaticalis valde notabilis, quae Catholicoll nomínatur es el más ilustre de los lexicógrafos ita lianos. Anteriores al Catholicon son Guilelmus Brito (1159/69-1224), de cuya obra poco sabemos; Papías (fl.l 050), autor de un Elemelltarium doctrine rlldi mentu111; y Hugucio de Pisa (=1210), autor de las Magnae derivationes, un léxi co etimológico. Alfonso x cita a los lexicográfos anteriores a Juan de Génova reiterada mente. (Niederehe 1987:184-191). El influjo de la lexicografía en las gramáticas del género plvverbiandi es manifiesto. Son nluy frecuentes las relaciones de palabras con su traducción romance y, de hecho, es posible aplicarles la etique ta de gralnáticas lexicográficas. Es bien sabido, por otra parte, que Nebrija no consideró acabada su obra en tanto no terminó sus léxicos. Además, puso nlucho empeño en que el LeXiCOll (el diccionario latino-español) "demostrara la construcción de las palabras". e. La gramática proverbiandi En el ocaso de la Edad Media, llama la atención un fenónleno particular mente interesante: la aparición de la lengua vernácula en determinados contex tos y con fines muy concretos de carácter pedagógico. Estas gramáticas bajo medievales con notas en lengua romance se han venido designando desde hace años con el nombre de grammaticae proverbiandi. A estas gramáticas, a las que apenas se les ha prestado atención, me refeliero ahora, y con ellas entramos ya de lleno en la historia de la gramática del español) . I Obviamente, no fue la Grammatica PrOl'erbiandi el Ú11ico método empleado para la enseñanza de la lengua latina, ni sus autores los ÚIÚCOS que debieron percibir con claridad la máxima pedagógica del uso del romance: la sngerencia de enseñar las fonnas latinas con sus correspondientes equivalencias en la lengua románica. lanto en la declinación como en ]a conjugación, a fin de favorecer el aprendizaje de los conocimientos básicos de la lengua latina, puede encontrarse ya en Alejandro de VilIadei. Pero no nos consta aún que nadie, antes que ellos, llevará a la práctica este ambicioso proyecto. TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMÁTTCA ESPAÑOLA 53 lA Caracterización de la grammatica proverbiandi Los textos proverbiandi alcanzaron gran difusión en las escuelas primarias y secundarias españolas. Los textos de esta serie con notas en romance caste llano, catalán, aragonés y valenciano constituyen toda una síntesis de las fór mulas pedagógicas antes citadas. La experiencia de los maestros medievales en la enseñanza del latín les llevó a buscar un método que satisficiera las necesidades de unos alumnos que cada vez más veían en la lengua latina algo ajeno y diferente a la lengua que ellos conocían y usaban. Este problema, que no existía en la época en que Donato y Prisciano escribieron sus gramáticas, se fue acentuando a medida que avanzaba la Edad Media. La respuesta completa corresponde al nuevo método de Nebrija, pero, de algún modo, el propósito de la grammatica proverbiandifue paliar este grave inconveniente: las fórmulas a las que me he referido arri ba (las gramáticas en verso, los comentarios, las preguntas y respuestas) no siempre se mostraban eficaces. La introducción de la lengua romance, en fin, parece que fue una solución a juzgar por el número de gramáticas que co nocemos (cfr. Calvo & Esparza 1993) con notas en valenciano, catalán, arago nés y castellano. Esto no significa que los maestros despreciaran la experiencia anterior, sino que la integraron en estas lluevas gramáticas. Así, por ejemplo, en los tex tos de la serie encontramos: citas de autores antiqui (prisciano, Donato) y moderni (pedro Helias, Juan de Génova, Ebrardo de Béthune, Hugucio de Pisa (d. 1210), etc.); citas por igual de grmnáticos originales y de comentadores de estos gramáticos, de manera que incluso llegan a confundirse; citas de gramáti cas en verso conocidas, conlO el Doctrinale o el Graecismus; y, finalmente, también habría que referirse a la influencia de los glosados y obras de carácter lexicográfico, como el CatllolicoJl. El uso de tales autoridades gramaticales es normal también en las gra máticas humanísticas mucho luás de lo que se cree. El propio Nebrija, a quien se ha caractelizado por su lucha sin cumtel contra la barbarie (Rico 1978), acude en las glosas que sirven de comentario al prólogo de sus 11ltroductiones (1495) a esta división de autoridades entre antiguos y modenlos, aunque bien es verdad que añade entre los jovenes aquellos que a su juicio superan a los gramáticos medievales: Antiquorum, puta Diomedis, Phocre, Serui.i, Priscianí, Donati Iuniorum, puta Alexandri, Ebrardi, Catholíci et ex iis quí supersunt Perotti, Ve1111ani, Nigri (fol. 8). Pero la novedad nlás importante de estas gramáticas lo constituye el uso del romance, piedra angular de su edificio pedagógico (cfr. González Rolán & 54 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES Saquero 1992;305). La lengua romance cumple una doble finalidad derivada de la distinción entre la traducción directa (sobre todo, aunque no exclusivamente, listas de verbos latinos con su significado romance) y la traducción inversa (fra ses en romance desde las que el maestro explica la construcción latina). Muy interesantes son también las traducciones inversas cuando se pretende matizar las diferentes posibilidades de significado para una expresión romance. Por su repercusión posteriort cabría mencionar expresamente (cfr. Calvo & Esparza 1993:169-70) los comentarios sobre el significado equívoco de la palabra romance 'mas' (cfr. Gramática Castellana, foI. 30v) o sobre la locución roman ce castellana 'de/por + infinitivo', (cfr. Gramática Castellana, fols. 40r-v) aso ciada a los problenlas de traducción de los participios latinos (cfr. Calvo 1993). En este último caso, incluye Nebrija una tan misteriosa como nítida referencia a desconocidos gramáticos de nuestra lengua (cfr. Esparza & Calvo 1994): Los participios del futuro cuanto io puedo sentir aunque los usan los grama ticos que poco de nuestra lengua sienten: aun no los a recibido el castellano: como quiera que a comen~ado a usar de algunos dellos: & assi dezimos tiempo venide ro que a de velÚf: cosa matadera que a de matar. cosa hazedera que a de ser hech$a: queso assadero que a de ser assado. mas aun hasta oi ninguno dix$o ama dero. enseñadero. leedero. oidero. Los autores de grammaticae proverbiandi solamente acuñan media docena de términos de carácter lingüístico pero de indudable transcendencia: 'componer', 'proverbiar', 'romance' ... Todos estos términos están relacionados con lo que de modo general se llama supletio: epígrafes dedicados específicamente a comentar el modo conecto de suplir en latín las conshucciones que, desde un punto de vista sin táctico, no son posibles en esta lengua, pero que podrían darse en lengua romance, utilizando, de hecho, la propia lengua romance como criterio comparativo. La sup/etio es una originalidad que sólo encontramos en textos del tipo proverbiandi. A lo largo de tales epígrafes, apenas hay referencias o citas de otros gramáticos. Siempre aparecen al final del libro, como si de un suplemen to se tratara, excepto en el caso de la supletio de los comparativos y superlati vos, que suele exponerse a continuación de los capítulos dedicados a este tema. Ejemplos "modernos" de este nlodo de analizar el paso de constlucciones lati nas y castellanas los encontramos en sendos apéndices que incluyen la Grammafica Brevis de Gutiérrez de Cerezo --que ya fue analizado por Emilio Ridruejo (1977)-, la segunda redacción de las lntroductiones latinae (1482-3) de Nebrija o los tratados de Sánchez y Madariaga. Otro aspecto peculiar de este tipo de gramáticas, la estructuración del material que sigue la sucesión que Nebdja denominará más tarde ordo natllra lis, supone el prinler replanteamiento serío del problema del método para la enseñanza del latín. TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA 55 Los autores de la mayoría de los textos proverbiandi mantienen una idén tica estructuración del contenido, que responde a grandes rasgos a la utilizada por Prisciano, con algunos añadidos2• Es decir, y dicho de otra manera, el uso del romance permite a los autores de estos tratados restaurar el método emple ado por Prisciano, seguido después por Nebrija y la mayoría de los gramáticos posteriores para la enseñanza del españoL 1.5 Los antecedentes inmediatos de Nebrija La diversidad metodológica, es una demostración de que el legado medie val no fue tan confuso o adulterado como algunos estudiosos pensaron. A par tir de la segunda mitad siglo xv se hace progresivamente más intenso el uso del romance y la reelaboración por los nuevos maestros de los distintos tnodelos pedagógicos que he señalado. Efectivamente, en Juan de Pastrana aparecen anotaciones en lengua caste llana para facilitar la traducción de los paradigmas del nombre, del verbo y la función de los casos. Su gramática sigue, sin embargo, el orden artificial -que, por cierto, imitará Nebrija en sus Infroductiones Latinae- y prácticamente omite las especulaciones lingüísticas. La segunda palte de esta obra es el comentario de Nepos, trabajo inscrito sin duda ninguna en la tradición prover biandi. Este compendio gramatical conoció numerosas ediciones, a partir del primer manuscrito que conservamos fechado en 1462 (Maddd BN, Ms. 9748 (1)). Concretamente, Niederehe cita en la RIeRES las siguientes hasta 1600: Salamanca, ca.1485; sJ., 1491; de 1492, dos ediciones salmantinas y una de Toulousse que añade el conlentalÍo de Felnando Nieto arriba citado; Lisboa 1512; Valencia 1533; Palma de Mallorca, 1545, 1554 Y1559; Barcelona, 1578. En la Grammatica Brevis de GutiélTez de Cerezo t que conoció tres edicio nes en Burgos (1485, 1491 Y 1497) Yde Daniel Sisón (Zaragoza, 1490), consi derados discípulos de Nebrija, ya se constata un uso más extendido de la lengua romance: aparte de la finalidad instlumental, para facilitar la comprensión del texto latino y para traducir frases del castellano al latín, se introducen términos gramaticales en lengua castellana, que son transposiciones del latín adaptadas a la lengua romance, pero sus reflexiones lingüístico-contrastivas se mueven aún en un grado muy precario t constreñido por su dependencia del latín: son sim- 2 El esquema general de las grammaticae proverbiandi es el siguiente: definición y división de la Grammatica; liuera; syllaba; dictio; oratio; octo partes orationis: nomen, pronomen, verbulll, partici pium, ad\'erbium, praepositio, coniunctio e interiectio; figurae; supletio. A esta relación hay que añadir otros epfgrafes más, que no siempre aparecen en el mismo orden: regimen, suppositum et appositum, de absolutis, illterrogatio, ctc. 56 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES pIes traducciones, como lo era la edición bilingüe de las lntroductiones Latillae (1488). La Gramótica castellana de Palacio3 nos sugiere también los frutos de esta tradición de uso del romance, una tradición que no necesariamente debe circunscribirse a Salamanca,como prueba la procedencia diversa de los manus critos y ediciones anteriores que hoy conocemos (cfr. Gómez Moreno 1989). 1.6 La 'gramática literaria' A pesar del interés objetivo que tienen las realizaciones puramente grama ticales anteriores a Nebrija, no sería justo obviar lo que se ha dado en llamar gramática literaria. La preocupación teórica y práctica por elevar y dignificar el idioma fue generalizándose en la misma medida en que iba clarificándose el objetivo final: la elevación del vulgar a la categoría de lengua de cultura. Este proceso, que no puede considerarse tampoco como una ruptura bnls ca, tiene su comienzo en la Edad Media, comenzando por Alfonso X y desde don Juan Manuel(1282-1348) a Enzina (1486?-1529?), a quien, según Menéndez Pelayo y, después, Galindo Romeo y Ortiz Muñoz, presumiblemen te remite Nebrija en su capítulo dedicado a la Prosodia en la Gramática Castellana: Pudiera io mui bien en aquesta parte con ageno trabajo estender mi obra: & suplir lo que falta de un arte de poesia castellana: que con much$a copia & ele gancia compuso un amigo nuestro que agora se entiende.f: & en algun tiempo sera nombrado. & por el amor & acatamiento que le tengo pudiera io hazer lo assi segun aquella leí que pithagoras pone primera enel amistad que las cosas de los amigos an de ser comunes. maior mente que como dize el refran delos griegos la tal usura se pudiera tomar en caudal. Mas ni ío quiero fraudar lo de su gloria: ni mi pensamiento es hazer lo bech$o. Por esso el que quisiere ser en esta parte mas infonnado: io 10 remito a aquella su obra. ViJIena (l384-1434)~ autor de un conocido Arte de trobar (c.1423), elabo ra, en palabras de Rafael Lapesa (1984:286), «el primer esbozo de una fonética y ortografía castellanas t con certeras observaciones a veces». Estas conclusio nes extrae Hans J. Niederehe (1992:106) de los trabajos de ViHena: 3 Sólo se conservan cuatro folios dedicados a ortografía y prosodia del castellano de lo que presu miblemente se trataba de un tratado completo de la gramática del castellano. -l Galindo Romeo y Ortiz Muñoz proponen se emprenta, empreme o imprime, suponiendo que Enzina, una vez compuesto el Cancionero, estaba dedicado a su impresión. TRAZAS PARA UNA HJSTORTA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA 57 Tropezamos aquí con otra tradición gramaticográfica totalmente distinta de la que hemos considerado hasta ahora. No se trata, como queda claro desde el títu lo de la obra, de glosas en castellano a tratados destinados a enseñar ellatÚl, sino de textos cuyo fin es introducir el estudio del lenguaje utilizado por los poetas. Dicho con otras palabras: la parte gramatical de la obra de Enrique de Villena (1384-1434) está integrada en U11 contexto literario. El estudio del influjo de las gramáticas 'lógicas' ofrece, pues, sólo una imagen parcial de las escuelas lingüís ticas existentes en la Península Ibérica de la Edad Media. La gramática literaria está redactada desde el principio en lengua vernácu la, porque ha de seguir necesariamente las pautas marcadas por los 'autores', que en un principio son los trovadores occitanos. El punto de arranque de este género de gramáticas serán las Leys d'amors de Guilhem Molinier de 1356, cuyo tercer libro quedó consagrado completa Inente a la gramática, de modo que puede considerarse como el plimer intento de codificar la morfología y la sintaxis de una lengua romance (Heinimann 1987:24). A las Leys d J01110rs seguirán dos tratados poético-gramaticales que habían de servir de guía a los trabajos del Consistorio de la Gaya Ciencia de Barcelona: el Diccionario de Jacme March y el Torcymani de Luys d'Aver~o. En el ámbito casteJlano~ desgraciadamente, no conocemos más que el títu lo del primer tratado poético-gramatical de don Juan Manuel: Arte de trobar o Reglas como se debe trovar. Tampoco la obra de Villena ha llegado hasta noso tros completa. Antes bien, conocemos sólo un fragmento que no nos permite hacelnos una idea global del contenido. En cualquier caso, llega a concluir Niederehe (1992:106), «las primeras huellas de una auténtica gramática castellana no se encuentran, pues, en el ámbito de los estudiosos del latín, que sólo conocían escuetas glosas en lengua vernácula, sino en el de los amigos de la poesía, que intelectual o geográfica mente estaban cerca de Cataluña, tal como Enrique de Villena que, en un pri mer tiempo, pensaba servirse para sus propias obras y sus traducciones del cata lán y no del castellano (pascual 1974)>>. Con todo, no debe olvidarse que, geográficamente, es también en el ámbi to de la Corona de Aragón, particulannente en Valencia y en Cataluña donde el uso del romance en la otra tradición, en la gramatical escolar~ constituye una práctica constante de mayor calado que en Castilla, donde los trabajos de que tenemos noticia son, comparativamente, escasos. Para Niederehe (1993:289), en cualquier caso, Nebrija saca partido de las dos tradiciones que aúna el Marqués de Santillana (1396-1458), occitana e ita liana~ ya que la mayoría de los autores de que Nebrija saca sus ejemplos en la Gramática Castellana están próximos a la persona de Santillana. Sin embargo. 58 :MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES creo haber mostrado que esto no quiere decir que Nebrija fuera ajeno al desen volvimiento de la tradición gramaticográfica en España. 2. ANTONIO DE NEBRIJA Nebrija (1444-1522), efectivamente, no es un paréntesis inexplicable en nues tra tradición gramatical, sino un momento cumbre, una síntesis inigualable: huellas inequívocas de todas y cada una de las distintas lnetodologías y tradiciones desa rrolladas en épocas precedentes se perciben en la obra gramatical de Nebrija. 2.1 La singularidad de Nebrija Nuestro filólogo pudo conectar, tanto en la escuela española. como en el tiempo que gastó en Italia --donde la tradición proverbiandi fue especialmente rica- con la línea de los maestros de la gramática pedagógica medieval. En cualquier caso, su ambición de conseguir el método perfecto para la enseñanza del latín trajo como consecuencia feliz, no sólo las Il1troductiones latinae --en sus diversas y reiteradas ediciones- con su versión bilingüe (Salamanca c.1488) o los tantas veces reeditados Diccionarios latino-español (Salamanca 1492) y español-latino (Salamanca c.1495). sino también la Gramática Castellana (Salamanca 1492), que es el primer tratado gramatical riguroso de una lengua romance y obra de méritos intrínsecos innegables5 (cito por la edi ción de Esparza & Sarmiento 1992). La Gramática nebrisense es una manifestación clara de la elección de una opción para la enseñanza de la gramática latina: partir directamente de la gra mática de la lengua velnácula para el aprendizaje de los conceptos teórico-gra maticales, presciendiendo de anotaciones, anexos o traducciones. La técnica del contraste latín~romance es patente en la Gramática castellana. La comparación del latín (en la mayoría de las ocasiones), el griego o el arábigo con 'nuestro len guaje castellano' o 'nuestra lengua' -denominaciones empleadas innumera bles veces a lo largo de la Gramática- es constante. 2.2 El método y la concepción de la gramática Nebrija tuvo que solucionar diversos problemas, referidos particularmente a la concepción de la gramática y al método que se debe aplicar según los alullmos. .5 Para seguir la pisla a las ediciones nebrisenses, cfr. Odriozola 1946 o el Capítulo «Estudio bio bibliográfico» de Esparza 1995. TRAZAS PARA UNA mSrORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA 59 En lo que respecta a la primera cuestión, Nebrija entiende la gramática desde un doble punto de vista práctico y científico. Efectivamente, el funda mento último de una metodología que supone similitudes y coincidencias entre lenguas distintas nos remite a la concepción mislna de la gramática. Es decir, Nebrija consideraba la gramática no sólo como un conjunto de reglas capaz de estnlCturar una lengua particular, sino como una ciencia que remite a principios y causas universales. En este sentido puede decirse que tampocoen lo que res pecta a Nebrija fue vano el trabajo de los modistas. Es aventurado pensar que en las obras más examinadas por los investigado res, en la Gramática Castellana o en las Introductiones Latinae, destinadas a alum nos, Nebrija hubiera fOlIDulado una clara división de las ciencias y determinado claramente el papel de la ciencia gramatical. Sin embargo, sí lo hace en sus comen tarios destinados a profesores. En las glosas de la Recognitio (fol. 6) encontramos una clara división de las ciencias y la determinación del objeto de la gramática: Nam orones artes siue scientiae aut sunt de rebus aut de sermonibus. De rebus aut sunt practicae, quarum finis est actio siue opus, aut theoricaei quarum finis est contemplatio, quo in genere sunt physica, mathematica, theologia. Circa sermo nes quoque tres uers3ntur: grammatica, dialectica, rhetorica. Esta división le pennitirá situar más tarde la gramática y diferenciarla de las restantes; tatnbién de las aglupadas bajo la denominación de lógicas o sermoCÍnales. La gramática será aquella ciencia que circa sennonis congruita te uersat} quemadmodum rhetorica circa or11alu111, dialectica circa uerifalsique dissertionem (Recognitio, foL 6). Nebrija~ preocupado por la elección del método que debía aplicar~ tonIó está decisión: el método natural sobre la lengua matera~ el artificial sobre la len gua desconocida. El método natural es un sistema de exposición ascendente que conduce desde el estudio de las unidades menores a la mayOl', desde la letra hasta la ora ción) deteniéndose en el estudio de cada uno de los accidentes de la letra, de la sílaba y de la dicción. Este método sólo es posible en el caso de que la lengua que va a ser "sujeta a reglas" haya sido aprendido por el uso: en el caso de la lengua materna. La denominación de natural hace innecesario pl'ecisar que para Neblija este método ofrece considerables ventajas. Por el contrario, el orden de la doctrina o artificial, que resulta de seguir «el exemplo de los que escrivieron los primeros rudimentos i principios de la gramática griega i latina» es aquel que basándose en un «breve i confuso cono cimiento de las letras j silabas i partes de la oración) presenta ciertos nombres i verbos por proporción i semejan~a de los cuales) todos los otros que caen deba xo de regla se pueden declinan> (Gramatiea Castellana fol. 54v). 60 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES El método natural de explicación de la gramática podía ser solamente apli cado sobre la lengua materna de los alumnos y supone el cumplimiento exacto de la premisa que Nebrija se había impuesto como condición de su labor docen te. En el prólogo a sus lntroductiones Latinae (1481, foL Ir), afnma: Pero nosotros, que estamos ya tan alejados de la lengua latina, hemos de introducidos en ella por un método lluevo (...). Por 10 tanto, conocida la condición de aquellos a quienes intentamos enseñar, nada escribiremos que aquella edad no pueda comprender, pero nada omitiremos de aquello que concierne a las intro ducciones latinas, nada no será puesto en esta obra, a no ser que sean las prime ras letras que habrán sido aprendidas en otra parte [trad. nuestra]. Desde estos dos puntos de vista, la Gramática nebrisense es la cima de la tradición gramatical escolar medieval. Pero no sólo de ese aspecto de la tradi ción. La necesidad de ejemplificar la retórica y la métrica en romance, obligó a Nebrija a extender al castellano -lengua de comunicación-, el esquema que había aplicado a las lenguas hebrea, griega y latina -lenguas de la religión, la sabiduría y el poder, condensadas en el título de la Cruz- estableciendo sus eda des y señalando sus autoridades. Huelga decir, que aquí entronca Nebrija con la tradición de la gramática literaria -lo que no significa que los autores citados en estos capítulos constituyan el canon idiomático propuesto por el gramático. 2.3 Los méritos intrínsecos de la Gramática nebrisense Una interpretación de la Gramática Castellana a posteriori, considerando los nImbos posteriores de la gramática española, no hace sino engrandecer aún más la figura de Nebrija. Gloso a continuación el aceItado resumen de Lope Blanch (1990). En lo que respecta a la ortografía, proclama Nebrija la necesi dad de hacer correspondel' la escritura a la pronunciación, esto es, de emplear una racional ortografía fonética: "así tenemos de escrivir como pronunciamos i pronunciar como escrivimos". «Este atinado principio -respaldado por la auto ridad de Quintiliano-- fue abrazado y defendido por la mayor parte de los gra máticos renacentistas españoles: por Pedro de Madariaga Vizcaíno, según el cual "se debe escrivir como se pronuncia", por Juan Sánchez, quien censuraba 10 que hacían "algunos Españoles, que por tratar la lengua latina, fácilmente la mezclan y la rebuelven con la Española, dando al Romance la ortografía del latín"; por Mateo Alemán, quien recomendaba categóricalnente, "ya después de las letras formadas, irlas usando legal i Oliógrafamente, cuanto a nosotros toca, escriviendo como hablamos, para que otros nos entiendan con facilidad cuando escrevimos", a la vez que consideraba "impertinentes" los razonamientos de quienes pretendían mantener la ortografía latina por respetar la ortografía de las palabras...». TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRA~IÁTICA ESPAÑOLA 61 Para las ideas y la descripción nebrisense de letras y sonidos hay que acu dir también a las Reglas de Ortografía en la lengua castellana (Alcalá 1517) y el opúsculo De vi ac potesfafe litterarum. Nebrija es) pues) también precursor de los innumerables trabajos ortográficos que irán viendo la luz a 10 largo de los Siglos Oro y después. En cuanto a la etimología, haber establecido las partes de la oración sin desvirtuar la realidad idiomática por el intento de salvar el esquema conceptual invariablemente utilizado desde Dionisio de Tracia y Aristarco, da una somera idea de su talento como gramático. Pero también confmna el éxito de un cami no andado por los gramáticos anteriores: el establecimiento definitivo del méto do contrastivo y del establecimiento de las diferencias entre latín y castellano. La sintaxis nebrisense desarrolla aspectos originales y representa desde luego el comienzo del estudio de la sintaxis del castellano y el fundamento de las teorías posteriores. Su análisis supone el comienzo de la aplicación de crite rios formales) desarrollados al mismo tiempo que los aspectos lógicos y semán ticos de la ordinatio dictiollu11l, mediante la aplicación de ]a teoría de la rectio. El libro V de la Gramática, cuyo título reza "para los que de extraña len gua querrán deprender" es el primer resumen gramatical impreso cuyo fin declarado es servir al aprendizaje del español para extrajeros. 3. LOS SIGLOS DE ORO DE LA FILOLOGÍA CASTELLANA 3.1 Visión de conjunto El Siglo de Oro de las letras españolas es también el Siglo de Oro de-la filología castellana. Acertadamente comenta Juan M. Lope Blanch (l979:XII) este hecho: La aparición en 1492 de la Gramática castellana de Nebrija marca el comienzo de una época -que había de durar casi dos siglos- durante la cual la filología española alcanzó un esplendor nunca después proporcionalmente igua lado. A lo largo de todo el siglo XVI y durante buena parte del XVII se impri mieron en España o en otros países de Europa y aun en América, multitud de libros en los que se estudiaba, con diversa metodología y vario propósito) la len gua española o los idiomas americanos recién descubiertos. Intento proyectar ahora las lineas tradicionales que he señalado. Afinna Lope Blanch (l979:Xll) que las obras que entonces se publicaron podrían ser clasificadas en cuatro grandes grupos según sus objetivos y características: • Por una parte, podríamos distinguir las que tienen un carácter básicamen te teórico-descriptivo) por cuanto que se trata de libros en que se anali- 62 !\UGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES zan --con mayor o menor fortuna doctrinal- las características fonéti cas, morfológicas y aun sintácticas de lalengua castellana, incluyendo en no pocos casos digresiones en tonlO al origen y a la filiación del idioma. • Un segundo glUpO estaría formado por los estudios de carácter lexicográfico, ora se trate de diccionarios bilingües con el castellano como base, ora de vocabularios especializados o 'técnicos'. • El tercer grupo lo forman las obras destinadas a facilitar el aprendizaje de la lengua española a extranjeros, ya estén escritas en el idioma de los destina tarios, ya sean bilingües, ya aparezcan redactadas únicamente en español. • El cuarto apartado lo constitiyen las Artes o gramáticas con que los reli giosos llegados al Nuevo Mundo daban a conocer las lenguas autóctonas de Amélica y pretendían facilitar su aprendizaje a lo europeos interesa dos en ello; tales gramáticas se complementaban con diccionarios o vocabularios de extraordinario valor en no pocas ocasiones. Básicamente de acuerdo con Lope Blanch, pienso que aún podrían añadir se allllenos un par de glUPOS: • Por una parte, ha de notarse que el uso del ronlance para la enseñanza del latín siguió dando frutos dignos de mérito, manteniendo viva la tradición de los estudios contrastivos latín-español. • Por otra, y al mismo tiempo que la mejol' escolástica renacía de sus ceni zas, la gramática especulativa, de la mano de El Brocense (1523-1600), alcanza sus mejores realizaciones en España. La Minen'G de Sanctius será, efectivamente, obra de gran trascendencia. A continuación, me detengo sólo en alguno de los grupos reseñados. Dejo de lado el de las obras lexicográficas, puesto que me ciño a los estudios grama ticales. No voy a referirme a las gramáticas para extranjeros6 • Finalmente, on1Íto las referencias a las Artes confeccionadas por los religiosos para la descripción de las lenguas del Nuevo Mundo, estas últimas tan ceñidas en algunos casos a los esquemas neblisenses de las Introductiolles (cfr. Alvar 1992). 3.2 El uso del romance para la enseñanza de la gramática latina La tradición granlatical escolar del uso del romance, elevada por Nebrija a la categoría de nuevo método, seguirá vigente lm'go tiempo, con la exigencia del 6 No por su falta de interés, sino por la imposibilidad de tocar todos los temas. Una muestra, si se quiere extrema, de las relaciones entre las obras de este gmpo y otras de finalidad tan distinta es la jus tificación que hace Simón Abril del uso dcl romance para el aprendizaje dellatúl, siguiendo el ejemplo de los extranjeros, que aprenden las lenguas cxtrañas en sus propias lenguas TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRA!\fÁTICA ESPAÑOLA 63 uso de textos gramaticales en castellano que habían de servir de base para el acercamiento del alumno a la lengua latina. La tradición proverbial1di siguó viva siglos más adelante. Es relativamente fácil de determinar qué autores par ticipan de ese método tan tradicional; les delata el uso de una terminología espe cífica, que también empleó Nebrija: romances, circunloquios, tiempos propios, componer, suplir... y la atención especial al contraste de construcciones espa ñolas y latinas, en especial en los temas más díficiles, como las construcciones de participio. Presento aquí una breve relación de obras de este género. 1582. Pedro de Madariaga. Madi loquendi latino el hispano senl1one. 1583. Luis de Pastrana. Principios de gramática en romance castellano, a manera de diálogo, sacados de Antonio de Nebl·ija. (Gallardo dice que se trata de un plagio de la obra de Carvajal, autor que 110S es desconocido). 1586. Juan Sánchez. Instrucción breve de las letras para figurarlas, nom brarlas )' pronunciarlas bien, en sus Principios de la gramát;ca latina (obra que trata de la pronunciación de la lengua castellana y latina). 1599. Bartolomé Bravo. Thesaurlls verborum ac phrasiuJn ad orationem ex hispano lafínam efficiendam et completondam. Luis Gil (1967;238-240, 1984:26) hace notar, con indudable acierto, que tam bién en el siglo XVI autores como El Brocense~ Juan Luis Vives (1492-1540) o Simón Abril (c.1530-c.1600) abogaron por una reforma metodológica en la ense ñanza dellatín~ en la que figuraba en primerísimo lugar el empleo en los primeros pasos de la lengua materna? Estos autores proponen el uso del romance desde persepectivas distintas y renovadas en relación a las nebrisenses. Concretamente, sienten menos interés por el contraste lingüístico con fines didácticos, aunque se apoyen firmemente en el carácter universal de la gramática, y es punto común en sus trabajos un elogio inicial a Nebrija, que se vuelve crítica cuando se trata de jus tificar el necesario progreso metodológico. Además, manifiestan un completo des conocimiento de la labor nebrisen8e en romance. Los autores que podemos incluir en este apartado 80n8 : 7 Gil, sin embargo, afmna que se impuso «desde arriba» la línea medicvaliz311te, línea en la que, como dijimos, incluye a Nebrija. 8 Libros pérdidos o de paradcro desconocido: 1553. Bemabé del Busto. Illtroductiones grammaticas brel'es y compcJldiosas (de existencia dudosa). 1581. Pedro Simón Abril. Gramática latina (ningún ejcmplar conocido). 1586. Pedro Simón Abril La gramática griega escrita en lengua castellana, para que desde luego puedan los nÍ110s aprender la lengua griega, jUJ1lamenfe con la la fina, conforme al consejo de QuintilimlO, con la ayuda yfavor de la mIgar. (Reimpresa en 1587 en Madrid por Pedro Madrigal, aunque no conocemos ningún ejemplar). 1599. Miguel Navarro. Libro muy util y prOl'eciloso para aprender la latinidad 64 .MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES 15321 Bemabé del Busto. Arte para aprender a leer)' escreui1' peifectamen te romance y latin. 1533. Bemabé del Busto. lntroducfiones grammaticas breves)' compendiosas. 1573. Pedro Simón Abril. De fingua lafina. (col. izquierda en español. col. derecha en latín)9. 1583. Pedro Simón AbriL Los dos libros de la gramática latina escritos en lengua romance (este libro debe ser el motivo de la confusión de Nicolás Antonio y de Viñaza que citan una inexistente Gramática castellana de 1583 por Pedro Simón Abril, aunque reconocen no haberla visto). Bemabé del BustolO toma el elogio a Nebrija (fol. a3) en crítica, cuando basa la necesidad de su obra en la conveniencia de disponer de unas Introducciones «breves, que ni fuessen defectuosas ni obscuras». Justifica también el uso del romance: Assí mesmo se quita toda o gran parte dela dificultad con dar los preceptos en romance castellano. Por dos o tres razones. Lo uno que el latín en que se enseñan no aprouecha para imitación que por le saber se sepa nada. Lo otro que es claro que como los preceptos de suyo tengan tanta aspereza no era bien la lengua en que son escriptos acreciente otra de nuevo. Lo tercero que no va nada en que lengua se sepan, ni por que palabras las reglas con tal que se sepa ser assí (fols. a5-6). Más adelante añade: Hay aquí otro iructo: que como estén en lengua vulgar tomará el estudiante por sí gusto de entender, no temá trabajo enel decorar; que lo uno ello se le apegara, lo otro no es menester vaya atado aquellas palabras, sino que concebida la sustancia de lo que dize lo diga o sepa por las palabras que primero acierte (fol. a.?). Simón AbrilJ1 (1583:6) advierte en el Prólogo de su Gramática latina en romance la necesidad de aprender la ciencia en las lenguas vulgares} empezan do por la lengua en que la ciencia se expresa: Error común nuestro es, por no dezir necedad, a los que vienen a apprender el latín, dalles la Grammatica, con que an de apprender el Latín, escripta en el mismo Latín. porque si ellos supiessen aquel Latín, ¿qué necesidad temían de la Grammatica? ¿No será pues más útil con la luz de la lengua que saben, dalles noti cia de la que van a apprender, que no enseñarles el latín en el latín, que es alum brar la escuridad con las tinieblas? 9 No es irrelevante la posición de las columnas española y latina: en la gramática biHngüe de Nebrija, el orden es el inverso. 10 Cito por el ejemplar Madrid BN, R 2444 de las lllfroducciones grammatÍCas brel'es y complen diosas.¡ 1 Cito por los ejemplares Madrid BN, R 26029 del De Iingua la/;Ila y Madrid BN, R 13404 de Los dos libros de la gramática latina esc1itos en lengua romance. TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMATICA ESPAÑOLA 65 Este autor no debió tener conocimiento de la versión bilingÜe de las l11troductiones nebrisenses; así pondera la originalidad de su gramática traduci da (cfr. pág. 354): Primeramente la e escrito en dos lenguas Latina y Castellana, porque me parece que el precepto se deve dar en lengua que se entienda, para que por medio del se venga en conocinúento de aquella que se ignora, y para approuechar a los que no pueden oirlo de maestro y también porque me pareció que a ambas lenguas hacia algún prouecho, si al parangón, como dizell, juntas las pusiesse; especial mete que veía muy a la clara este prouecho en aquellos que auían hecho lo mismo en la Griega y la Latina. Simón Abril no se ahona tampoco la crítica directa a Nebrija en lo relati vo a la estlucturación del Arte neblisense (cfr. pág. 352): Esta orden méthodo y concierto falta enla gramática de Antonio, 10 cual quien sabe que cosa es methodológica, 10 entenderá muy fácilmente. Porque hallará que en su quarto libro trata de nombres dinúnutivos y patronymcos, y del formar los comparativos, cosa que a la parte sintáctica no toca: y lo que avía de hazer al principio, que es definir el arte y partirla en sus partes por su orden Jo haze en eJ tercer libro, y antes enseña a declinar el nombre y conjugar el verbo que enseña a conocerlos, con otras cosas que contra todo oden 16gica están com puestas. En defmitiva, Simón Abril afea a Nebrija no haber hecho en la gramática latina lo que sí hizo en la castellana método natural-, que tampoco, por tanto, debió llegar a conocerJ2 • La combinación de verso y uso del romance la representa Francisco de Támara, quien en el prólogo de su Suma y erudiciol1 de grammática (1550) fun damenta así su intento: La memoria delos hombres es Jábil y fácilmente se oluida. Pues para reme dio y conservación della, ha proueydo Dios nuestro Soberano Reparador, prime ramente las letras consemadoras de Ja memoria. y después para alcan~ar estas, nos ha dado y demostrado muchas formas y maneras, según que vida, ser más cOllueniente a nuestra recordación. Entre las quales el metro me paresce a mi auer sido mas acepto a nuestra memoria. Y assf es que más fácil se percibe y más perpetuamente se retiene por la medida y orden y consonancias que lleua. 12 Que Simón Abril hubiera podido sustraerse de la tradición anterior. me parece con todo impro bable, en alguna ocasión, la terminología parece remitir a las prácticas usuales de la escuela: ¡Quanta maior luz se te da para el componer auczándote a concoeer la const11lción de los vocablos por su propia significación! pues desta manera la misma lengua vulgar te dize como lo as de construir y concertar en la latina. 66 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES Las huellas de la tradición gramatical son patentes, en la aplicación de las cuatro causas (eficiente, final, material y formal) al saber gramatical (introdu ciendo el uso), sirva además la cita para ejemplificar el tono de sus versos: Son doctos varones la causa efficiente de aquesta nuestra arte. que allá en tiempos fueron de Marco Tulio. que bien escribieron, y destos el uso es causa potente, la causa final es hablar congruamente, es la formal la misma oración pues desta las partes su materia son; quien esto cognosce es grammatico sciente Los autores que he citado confeccionaron trabajos gramaticales escritos parcial o totalmente en rOlnance. Ninguno de estos trabajos alcanza en audacia la aventura gramatical que supuso la Gramática castellana de Nebrija. Algunas otros tratados gramaticales se ciñen solamente a la ortografía, camino también brillantemente inaugurado por Nebrija. Prueba de ello es que de 1587 conservamos un Memorial presentado al Rey Felipe Il sobre algunos vicios introducidos en la Lengua y Escritura Castellana JI medios tomados para su reforma examinando a los maestros de primeras letras del lenguaje caste llano y su escritura. El camino hacia este estado de cosas, preámbulo de la auténtica necesidad de una gramática completa para los hablantes castellanos, lo jalonan otras obras, como por ejemplo, en el período que nos ocupa: 1551. Fray Miguel de Salinas. Tratado para saber bien leer)' escreuir. pro mmciar y cantar letra assi en lat(n como en castellano (de paradero desconocido). 1552. Fray Andrés Fl6rez. Arte para bien saber leer y escrivir (de paradero desconocido). 15651 Juan de Robles. Cartilla menor para enseifar a leer en Romance. 1565. Juan de Robles. Copia siue ratio accentuum Omni1l11l ¡ere dictiol1um difficiliwJ1, 1am linglla latinae, quam hebraicae, 1101l11Ullarumque graecarwn. 1565. Fray Francisco de Robles. Reglas de Ortograf{a. 1582. Juan López de Velasco. Ortografía y prommciaci6n castellana. 1587. Benito Ruiz. Declaración de las boxes i pronullfiaciones que ái en nuestra lengua Castellana i de las letras que las manifiestan i exercital1. 3.3 Gramática especulativa Como quedó dicho más arriba t hubo en España más afán por la aplicación que por la especulación propiamente dicha. En cualquier caso, es innegable que TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOL¡\ 67 el trabajo lingüístico desarrollado en los siglos anteriores estableció dos cOlTien tes bien diferenciadas, una de carácter pedagógico --con las variantes que antes hemos reseñado- y otra especulativa. Proyectadas en el tiempo ambas tenden cias cristalizaron en dos tipos diversos de gramáticas: una gramática teólica que se internó desde la lengua latina por caminos especulativos hacia una auténtica filosofía del lenguaje y una gramática de marcado carácter normativo con pre dominio absoluto del componente didáctico (cfr. Sarmiento 1984:20)13. Estas dos corrientes~ irremediablemente convergentes~ llegarán a un punto de contacto cuando las gramáticas de las lenguas vulgares lleguen a la necesi dad de fundar su normativismo. En este sentido la corriente especulativa~ plas mada en El Brocense es un capítulo fundamental de nuestra historia lingüística. Efectivamente, la actividad gramatical del siglo XVI se corona con la Minerva (1587), porque, aunque su orientación es más especulativa que filoló gica y establece su doctrina sobre el latín y no sobre el castellano~ esta obra no sólo contribuyó a consolidar la tradición sintáctica española que hoy conocemos bajo la denominación de doctrina clásica (cfr. Breva Claramonte 1975, 1981, 1983)~ sino que~ además, sus planteamientos especulativos sirvieron a los hmna nistas vulgares para fundamentar la posibilidad de someter a normas el caste llano, proceso al que nos referÍrenl0s a continuación. 3.4 Tratados teórico-descriptivos sobre el castellano 3.4.1 Los cambios en el contexto histórico-ideológico En lo que respecta a la prhuera de las vertientes que señalamos, es nece sario advertir (cfr. Niederehe 1985:168-9) que la gramática, en comparación con la lexicografía, pasa a un segundo plano, aunque esto no hubiera sido de esperar tras el espléndido preludio del año 1492. La Gramática de Nebrija no se volverá a editar, muy al contrario de lo que sucedió con sus Diccionarios lati no-español, español-latino y los geográficos, continuamente revisados, amplia dos y conjuntamente publicados a lo largo del siglo XVI y también más adelan te. Solamente después de la mitad del siglo XVI, concretamente en 1555, apare ce en Lovaina una obra de autor desconocido, a manera de modesta aportación~ si comparamos con el número de los tratados lexicográficos. Esta obra, la Vtn y breve lnstitvtioll, para aprender los principios y fundamentos de la lengua Hespaiiola ha pasado a la histolia de nuestra lingüística como la segunda gra mática española. A ella le siguen en poco tiempo otras gramáticas y trabajos gramaticales: en 1558, la Gramática Castellana de Cristóbal de Villalón l3 Los profesores de latín, sin embargo, se servían de los logros de la gramáticageneral. Así Madariaga remite a sus alumnos a su colega profesor de sintaxis general en la Universidad valenciana (cfr. pág. 50). 68 MIGUEL ANGEL ESPARZA TORRES (c.1510-c.l562); en 1559, la también anónima Gramática de la lengua Vulgar de Espalía. Pero es de notar que nos encontramos en un campo distinto: en el de la enseñanza del español como lengua extranjera. ¿Cuáles son las causas de esta situación? El mayor desarrollo de las len guas romances fuerza la elaboración de nuevas ideas lingüísticas. Cuando a la polémica sobre la condición de arte o ciencia de la gramática se sobrepone la contienda sobre el uso del idioma materno, la solución nebrisense -basada fundamentalmente en factores pedagógicos y en la relación del romance con la lengua latina, lengua de ciencia- ya no es válida y durante largo tiempo encon trarenlOS sólo gramáticas para extranjeros~ trabajos justificados por la necesi dad. Efectivamente, cuando Valdés reconoce, señalando irónicamente a Nebrija~ que no le corresponde a él escribir un tratado de lengua española «por que no soy tan letrado ni tan leído en cosas de ciencia quanto otros castellanos que muy largamente podrían hazer lo que vos queréis», nos proporciona una clave para situar la Gramática Castellana de Nebrija dentro de nuestra tradición gramatical. Era el propio Nebrija quién se refería a la ciencia en el comentario final del prólogo de su Gramática. Este comentario, aunque tampoco despro visto del tono retórico y por nlomentos grandilocuente que adopta el prólogo de su Gramática Castellana (fol. 3v), es sólo uno nlás de los muchos que nos puede guiar hacia los cOlnienzos de la gramática española en la tradición esco lar antedor a aquel año admirable de 1492: 1 assi despues que io delibere con gran peligro de aquella opinion que muchos de mi tienen: sacar la novedad desta mi obra de/a sombra & tinieblas escolasti cas ala luz de vuestra corte: a ninguno mas justa mente pude consagrar este mi trabajo: que a aquella: en cuia mano & poder no menos esta el momento dela len gua: que el arbitrio de todas nuestras cosas. Con el correr del tiempo esta obra quedó olvidada. Hay más razones: la preocupación teólica y práctica por elevar y dignificar el idioma fue genera lizándose en la misma medida en que iba clarifícándose el objetivo finat la ele vación del vulgar a la categoría de lengua de cultura. En este sentido) no es rigu roso pensar que la Gramática nebrisense fue el punto final de un proceso que estaba entonces iniciándose. Efectivamente, el proceso histórico de consolidación del castellano en el que la filología cumplió un destacado papel, tan nitidamente dibujado por Bahner (1966), debía superar distintos obstáculos: luchar contra la supervalora ción del latín~ lo que, a su vez requería renovar las enseñanzas alfonsíes; pro fundizar en la genealogía del castellano y resaltar sus semejanzas con las len guas clásicas o incluso su superioridad. Además~ para elevar el castellano a la categoría de lengua de cultura era necesario fijar un uso forzoso del romance, TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA 69 sujetarlo a reglas, cuando la polémica sobre el uso, entre los partidarios de la lengua culta y los del uso común, no estaba ni iniciada en 1492; es más, fue, precisamente, una de las más constantes en el Renacimiento. No son de extra ñar, en fin, afirmaciones como las de Valdés: He aprendido la lengua latina por arte y libros, y la castellana por uso, de manera que de la latina podda dar cuenta por el arte y por los libros en que apren dít y de la castellana no, sino por el uso común de hablar. 3.4.2 Gramaticas del espartol En definitiva, el ejemplo de Antonio de Nebrija no fue seguido. Hay que esperar más de medio siglo para encontrar una nueva reflexión al nivel de la nebdsense sobre el castellano y no es una gramática lo que encontramos, por que se trata precisamente del Diálogo (1534-1540?) del mencionado Valdés. El trabajo de Valdés, que no pretende ser una gramática, posee méritos innegables que la convierten en un texto en el que necesariamente hay que dete nerse. En ella se da cuenta exacta del estado en que se hallaba el español de su época: peculiaridades fonéticas y atinadas observaciones sobre cuestiones léxi cas y gramaticales junto a personales opiniones en torno al uso y estilo lítera rios. Pero, volvelnos a insistir en ello, existen diferencias sustanciales entre Nebrija y Valdés (cfr. Bahner 1966:66). Mientras para Nebrija la gramática es un instlunlento indispensable para fijar el idionla y evitar su corrupción~ Valdés piensa que es ilnposible estIuchuar gramaticalmente una lengua viva: Ya sabéis que las lenguas vulgares de ninguna manera se pueden reduzir a reglas de tal suerte que por ellas se puedan aprender (fo1. 36r y v). Salvando esta idea en que las diferencias de concepción son abismales~ exis ten también otras~ en cielta medida derivadas de esta. ASÍ, por ejemplo, para Valdés el cliterio de conección era el uso idiomático guiado por el principio de selección, mientras que para Nebrija el uso debía reflejar el habla de los doctos~ pero sancio nar o condenar correspondía al gramático~ como puede verse que continuamente hace en su grmuática. Otro ejemplo claro de las diferencias entre Valdés y Nebrija afecta a la valoración del castellano como lengua. Mientras que para Valdés el cas tellano era tan apto para expresar la ciencia y la la literatura como la lengua latina, si se le respaldaba con una adecuada producción literaria, escrita según los dicta dos del uso común y desprovista de los dialectalismos meridionales y del amane ramiento mtificioso (cfr. Bustos 1983:218)~ Nebrija no se sustrajo en ningún momento de la dicotomía lengua de ciencia-lengua de comunicación. Puede ser ilustrativo buscar un ejemplo del fmal del largo camino que conduciría a considerar necesario por sí mismo el estudio de la gramática de la 70 1...nGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES lengua vulgar para sus hablantes. En 1606 ve la luz en Roma la obra lnás sobre saliente de Bernardo José de Aldrete, Del origen y principio de la lengua cas tellana o romance que oi se usa en Espalia. En el comienzo del Capítulo VIII afirma Aldrete (1606:47): Bien cierto es, que para saber la lengua vulgar no es menester arte, ni escue la para aprenderla en la tierra donde se usa, porque las plimeras palabras, que los niños fonnan, i las que comenzando a hablar dizen, son los principios della. En Castilla oi para hablar Romance no es menester acudir a maestros, que lo enseñen, que con el hablar mismo se sabe. Asi fue la Latina en Roma siendo vulgar, i niños i mugeres sin saber leer la hablauan i sabían,... Pero Aldrete (1606:48) contempla ya la necesidad de que haya gramáticos que enseñen la lengua vulgar: Quatro cosas dize Cicerón que hazían los Gramáticos: Tratar de los poetas, i declararlos, dar conocimiento de las historias, la declaración de las palabras, i dar el tono i sonido en la pronunciación. Lo qual es necesario para hablar bien en qualquier lengua, aunque sea vulgar, i conviene que aia maestros que lo enseñen, por que si faltan, como es sola la naturaleza la que obra, con el vso i trato de otros, que hablan i pronuncian bien, son mui pocos los que por este camino llegan a hablar con propiedad, i elegancia, i muchos los que hablan mui mal, i con grau des faltas; como por esperiencia vemos oí en nuestra lengua, que corre oi sin estos maestros de Gramática Castellana, como estuuo Roma cerca de seiscientos años sin que en ella los vuiesse de la Latina. Las reflexiones de Aldrete están ya cercanas a la siguiente gramática cuyo fin declarado es la enseñanza del español a aquellos que tienen esta lengua conlO lengua materna. Esta obra no será publicada hasta 1614: las Instituciones de la gramática espaiíola de Jiménez Patón. Sigue a esta, en 1627, la Trilingue de tres artes de las lenguas Castellana, Latina i GriegaJ todas en Rromanze y el Arte de la lengua espaiIola castellana de Gonzalo Correas (1570-1631), que no fue publicadoen vida del autor. Ambos autores se hicieron célebres por su decidida actitud fonetista que llevaba al extremo lo que había sido doctrina común durante el siglo anterior. Efectivamente, el radicalismo expresado por Correas provocó una reacción en contra que se manifiesta en el número cre ciente de quienes justificaban una ortografía de base etimológica (cfr. Lope Blanch 1979:XVI). Más tarde, en 1651, encontramos el Arte de la lengua espaliola del valen ciano Juan Villar, en cuya obra se perciben ya los primeros ecos de las concep ciones racionalistas del lenguaje (cfr. Lázaro CalTeter 1985:152). La afinidad de sus planteamientos -su propósito de limpiar y fijar el lenguaje, la denuncia de los vicios que corrompían el idioma, etc.- con las ideas que más tarde adop taría la Academia, entran de lleno en esa concepción histórica que necesaria mente desembocaría en la fundación de ésta. TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAl\fÁTICA ESPAÑOLA 71 Hasta qué punto existe en estos autores -en cada caso concreto-- depen dencia de la tradición gramatical escolar -aprendizaje del castellano para el aprendizaje de las lenguas clásicas y basado en principios universales de la gra mática- es algo difícil de determinar. Aunque Jiménez Patón es autor de un Epítome de la ortografía latina)' castellana, Correas, como se ha señalado, de ]a Trilingue de las tres lenguas castellanas, latina y griega e, incluso, aunque nos llame la atención el título completo de la obra de Villar es Arte de la lengua espafiola reducida a reglas y preceptos de rigurosa gramática. Con notas y apuntamientos utilísimos para el pe/feclo conocimiento de ésta y de la lengua latina, no podemos olvidar que estos autores se mueven ya claramente dentro de la 'motivación' que Roldán (1976:213) denomina "valor intrínseco de la len guau. De hecho, son bien conocidas las opiniones de Correas sobre el origen del castellano. Los humanistas vulgares se apoyan en los principios universales de la gramática, pero tienen como [m la pelfección de la lengua vulgar en sí misma. 72 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Aldrete, Bemardo José. 1606. Del origen y principio de la lengua castellana o roman ce que oi se lisa en Espmla. 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