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LA TORTUGA JAPONESA O DE OREJAS ROJAS Una mascota muy popular y sufrida. Alrededor de ella existe una enorme ignorancia en cuanto a su correcto manejo. BIOL. ENRIQUE GODINEZ CANO BIOL. AMAYA GONZALEZ RUIZ Especialistas en manejo en cautiverio de Anfibios y Reptiles. PETMMAL GENERALIDADES BIOLOGICAS Y DE DISTRIBUCION Esta tortuga dulceacuícola, que los científicos conocen con el nombre de Trachemys scripta elegans; Pertenece a una especie que agrupa a unas 14 subespecies que se encuentran desde los Estados Unidos, México, Centroamérica hasta Brasil. La distribución particular de la “japonesa” abarca una porción importante del Sureste de Estados Unidos, alcanzando incluso hacia el oeste a Nuevo México y hacia el Norte a Indiana. Hacia el extremo sureste de su distribución se les encuentra en Florida, Luisiana y Texas. En México estas tortugas se distribuyen naturalmente en la porción norte de los estados fronterizos de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. Constantemente se tiene conocimiento de reportes en los que se han encontrado a estas tortugas en muchas localidades distintas a las conocidas en su distribución natural, lo que seguramente es el resultado de liberaciones o bien escape de tortugas alguna vez cautivas. Estos quelonios tienen hábitos fuertemente acuáticos, y generalmente prefieren aguas tranquilas de mediana profundidad con abundante vegetación y provistas de atractivas “zonas de asoleo”. Es tan apreciada por ellas esta actividad, que en condiciones naturales se observan conglomerados de tortugas tomando el sol placenteramente apiladas unas con otras. Este quelonio se reproduce principalmente en la primavera. Existe una interesante conducta de cortejo, en la cuál el macho –que como característica distintiva de su sexo, desarrolla garras largas en las extremidades anteriores- nada al frente de la hembra, “viéndola de frente” y moviendo vigorosamente sus garras tocando la cara de ésta. Una vez que la hembra es “convencida” por no decir dominada, el macho la monta y se realiza el apareamiento. Las hembras suelen construir sus nidos desde abril hasta julio, depositando de 2 a 25 huevos que tardan entre 65 y 75 días en eclosionar. Las crías miden al nacer de 3 a 3.5 cm y muestran una coloración mucho más brillante que los adultos. Existe un marcado dimorfismo sexual en cuanto a tamaño, pues los machos alcanzan la madurez sexual cuando su talla apenas sobrepasa los 10 cm, lo que ocurre entre los dos y cuatro años de edad, dependiendo de su esquema de mantenimiento. Las hembras llegan a la madurez cuando tienen una edad de entre 5 y 7 años, lo que generalmente resulta en una talla por encima de los 14 cm. En cautiverio se ha documentado abundantemente que bajo un apropiado esquema de mantenimiento, los machos pueden alcanzar la madurez sexual en solo 2.5 años y las hembras en solo 3.5 años. Es importante mencionar en este punto, que la diferenciación de sexos en estas tortugas incluye además del tamaño, y la presencia de garras extraordinariamente largas en los machos, la presencia de una cola más larga y robusta en éstos debido a que en dicho sitio se aloja el pene. Siendo tales características las únicas que nos permiten diferenciar a hembras y machos, y sabiendo que éstas aparecen algunos años después del nacimiento; resulta prácticamente imposible diferenciar el sexo en una tortuga joven, así que cuando la compramos tenemos la misma probabilidad de haber adquirido un macho o una hembra. Macho adulto Hembra adulta En cuanto a su longevidad, se ha documentado que bajo condiciones apropiadas de manejo han llegado a vivir de 15 hasta más de 25 años. Estas tortugas se cuentan entre las especies que tienen una dieta omnívora. Generalmente cuando son jóvenes y están en plena etapa de crecimiento sus requerimientos proteicos son elevados (entre 25 y 40%) lo que se traduce en que a esta edad las tortugas son más carnívoras que vegetarianas. En contraste, cuando adultas sus requerimientos proteicos son sensiblemente menores (10-25%), lo que significa que son mucho más vegetarianas que carnívoras. Así en condiciones naturales pueden consumir prácticamente todo aquello que puedan cazar, y los vegetales que estén al alcance en sus dominios. MASCOTAS TRADICIONALES Hemos mencionado hasta aquí diversos aspectos relativos a la distribución y biología de este quelonio, y ahora resulta importante comentar algunas cosas relativas al origen de las tortugas que cotidianamente vemos en el mercado de mascotas. Mucho se ha dicho acerca de la procedencia exacta de los millones de tortugas japonesas que salen de los Estados Unidos hacia el mercado de mascotas del resto del mundo, incluido nuestro país. Quienes las exportan se autonombran productores de estas tortugas, dicho de otro modo se consideran como granjas de tortugas. Este término significa formalmente aquel sitio en donde se reproducen continuamente a estos animales, teniendo pie de cría que ya ha sido producido también en cautiverio. Esto no resulta cierto en ningún caso con los “productores” de tortugas en dicho País; puesto que realmente lo que ellos hacen es manejar ranchos de tortugas, en los que introducen pie de cría capturado en regiones naturales y solamente cosechan las crías que son producidas por estas tortugas netamente silvestres. De hecho, algunas informaciones confiables aseguran que al año, estos productores se ven en la necesidad de reemplazar cerca del 10% de este pie de cría, debido a la mortalidad que se da en los estanques que ellos manejan y que soportan altísimas densidades de organismos. Según reportes consultados, ninguno de los cerca de 50 “ranchos” productores en los Estados Unidos está trabajando en el crecimiento de tortugas nacidas en cautiverio para conformar un pie de cría y de esta manera trabajar como una verdadera granja. El mercado de mascotas tiene sin duda entre sus líderes en cuanto a volumen de ventas a la tortuga japonesa, habiéndose exportado de los Estados Unidos en el lapso 1989-1994 más de 26 millones de ejemplares, es decir más de 5 millones de tortugas por año. Para la actualidad, seguramente estas cifras se mantienen y no sería extraño que incluso se hayan incrementado. Lamentablemente, este enorme volumen de organismos vendido a los aficionados, no se encuentra en absoluto equiparado con la información y conocimientos que debieran manejar las personas involucradas en la cadena de comercialización para informar y educar al público, y de esta manera lograr un apropiado manejo de tales animales en cautiverio. El resultado de dicho problema es la elevada mortalidad que tienen estas tortugas durante el primer año de vida, que se estima es de alrededor del 90%, es decir cerca de 4.5 millones de individuos al año. Así pues la impresionante taza de mortalidad de este tipo de tortugas desde que son exportadas y durante las primeras semanas o meses de estancia con los aficionados; solo es equiparable con la enorme ignorancia que prevalece en el medio de las mascotas, aunado a una importante carencia de ética para con los clientes ó aficionados que por lo general solo se encuentra acompañada de un mero interés económico por parte de los comerciantes. La combinación de todos estos factores da como resultado el que por costumbre “aberrante” se consideren a estas tortugas como “mascotas desechables”. Esta nefasta tendencia puede revertirse fácilmente si existe en la cadena de comercialización información precisa sobre el apropiado manejo de estas tortugas. Proporcionar una receta detallada para tener éxito con nuestras tortugas tal vez sea un objetivo demasiado ambicioso de este modesto escrito. Lo cierto es que haremos una serie de recomendacionespara seleccionar, alojar, ambientar, alimentar, reconocer anormalidades, y eventualmente curar a estas “sufridas mascotas”. La selección de la ó las tortugas que llevaremos a casa resulta tan importante como todo lo que haremos después con ella ó ellas. Es muy importante seleccionar animales que se vean activos, con los ojos bien abiertos sin ningún signo de inflamación, con cierta dureza en su concha y que preferentemente coman activamente algún alimento adecuado para ellas, si el alimento se llama TORTUGUETAS, pues ya es un gran avance Una vez realizada la elección, habrá que preocuparse por el alojamiento en el que vivirá nuestra mascota, aunque ello bien podría haberse resuelto antes de adquirirla para evitarse complicaciones en el momento. Generalmente el acuarista que nos vende la tortuga nos vende también el paquete completo para resolver todo lo relativo al manejo de la tortuga y lo primero y más voluminoso de lo que está constituido dicho paquete es de un recipiente plástico conocido en el medio como Tortuguero. Resulta necesario mencionar que este accesorio no tiene una mayor utilidad en el correcto manejo de estas mascotas, que la de servir como transportador de las tortugas mientras llegan a su alojamiento real y definitivo. Los aficionados que ciertamente han tenido éxito con sus tortugas, no usaron ni usarán tortugueros como alojamiento de sus mascotas. Debemos decir que dicho accesorio, de muy alta comercialización en este medio, es más bien decorativo pero absolutamente ineficaz como alojamiento para este tipo de tortugas. Dado que estos quelonios tienen hábitos fuertemente acuáticos, es lógico suponer que su alojamiento debe contar con abundancia del medio en el que viven, es decir agua. De esta manera es conveniente adaptar lo que nosotros llamaremos un “verdadero tortuguero” en el que la zona acuática es tan abundante como en un acuario convencional para peces, y solo dispone de algunas áreas para posarse fuera del agua, como alguna piedra o tronco emergente e incluso plantas artificiales flotantes. En virtud de que el ambiente en que se desenvolverá preferentemente la tortuga es el acuático, es necesario que tomemos las medidas pertinentes para procurar que dicho medio mantenga y conserve características apropiadas para una óptima calidad de vida de este tipo de mascotas. En este sentido, deberá tenerse especial cuidado en el manejo de la temperatura y la limpieza del agua para asegurarnos de que nuestras tortugas habitan en un ambiente adecuado a sus necesidades. Considerando que las tortugas –al igual que todos los reptiles- son animales ectotérmicos (es decir que no son capaces de regular su temperatura corporal por sí mismos), y que además la especie que nos ocupa muestra ciertas preferencias por vivir en temperaturas relativamente altas; es conveniente que procuremos que la temperatura del agua se mantenga de manera permanente en un rango de entre 25 y 30 ° C. Una forma sencilla, aunque no siempre barata de lograr mantener dicho rango con buena precisión; es mediante el empleo de calentadores para acuario de preferencia sumergibles y ocultables en la grava del fondo, y que además cuenten con un control automático de temperatura. Pero además de la temperatura, la calidad del agua en el sentido de su limpieza, es un factor fundamental para evitar la ocurrencia de enfermedades de tipo infeccioso. Al respecto, la forma más económica –aunque no la más sencilla y cómoda- es cambiar el agua al sistema cada que la calidad del agua lo amerite (lo que con frecuencia puede ocurrir diario). Una alternativa para evitar este verdadero “padecimiento”, lo representa la instalación en su tortuguero de un sistema de filtración biológica; representado por un filtro de plataforma con su correspondiente estrato de grava que es operado por una bomba de aire ó cabeza de poder con capacidad acorde al volumen del acuario. Este sistema de filtración correctamente instalado, permite postergar por largas temporadas los cambios de agua en su sistema. Pueden utilizarse también filtros externos de cascada, o filtros rápidos internos que requieren un mayor y más frecuente mantenimiento que los de plataforma, pro que resultan igualmente de gran utilidad. La combinación de tales estrategias garantiza que el ambiente en el que vivirán las tortugas será saludable y definitivamente adecuado a sus requerimientos. Indudablemente, si se compara el costo de esta infraestructura básica con lo que normalmente se paga por una pequeña tortuga y su “paquete básico”; la desproporción es considerable, y tomar la decisión de realizar este esfuerzo depende en gran medida del interés por ser un aficionado responsable y conciente. Si no pertenecemos a esta categoría, pues simplemente seremos “aficionados” que gustan adquirir “mascotas desechables”. En fin, la decisión es finalmente tuya. El siguiente asunto que debe resolverse con eficiencia en cuanto al manejo de nuestras tortugas, es el referente a su alimentación. Al respecto es necesario recordar primero los aspectos conocidos acerca de sus hábitos alimenticios. Si recordamos, estas tortugas son omnívoras, y tienden a tener requerimientos proteicos mayores cuando más jóvenes son, mismos que disminuyen en la etapa adulta. Considerando lo anterior, la lógica nos indica que las tortugas jóvenes –que son justamente las que adquirimos- requieren de una dieta alta en proteínas, es decir su dieta debe incluir mayor proporción de elementos de origen animal. Una vez que las tortugas alcanzan la edad adulta, sus requerimientos proteicos son mucho menores y por tanto su dieta tiende a ser más vegetariana que carnívora. Referirnos a una dieta omnívora, implica que la tortuga requiere en su dieta de una amplia variedad de elementos, condición indispensable para lograr una nutrición balanceada que nos asegure un desarrollo óptimo. Es precisamente en este aspecto, en donde el aficionado comete graves errores que traen como consecuencia diversos problemas de salud, tales como la ausencia de crecimiento, la deformación de caparazón, el ablandamiento del mismo, la inflamación de ojos, la ceguera total o parcial y en la mayoría de los casos la muerte de tortugas jóvenes (estas tortugas pueden vivir entre 20 y 30 años). Es así como la selección del alimento adecuado se constituye como la pieza clave en el éxito del manejo en cautiverio de nuestra mascota; sin embargo, la realidad de las cosas, es que cuando compramos a nuestra pequeña tortuguita, y solicitamos al vendedor nos indique cuál es el alimento adecuado para la misma, en la mayoría de los casos se nos proporciona precisamente el alimento equivocado y que con toda seguridad llevará a nuestra mascota, tarde o temprano a la muerte. Son básicamente tres los productos “alimenticios” que se venden con mayor frecuencia a aquellos que se aventuran por primera vez a tener una tortuga como mascota; los camaroncitos (nacionales o elegantemente importados), las artemias y el tubifex, sin considerar que las tortugas no son peces y que tienen muy diferentes necesidades nutricionales, en particular de calcio y vitamina A. El problema con estos productos, es que les ocasionan severos daños metabólicos , pero al mismo tiempo les gustan mucho, digamos que son como papas fritas para los niños –¡como les gustan y que poco los nutren!-, es así, que al ver que las tortugas se los comen con enorme satisfacción, se llega a pensar equivocadamente, que ese es el alimento adecuado; nada más lejos de la verdad. Utilizando este tipo de dieta, en poco tiempo empezaremos a notar problemas como los anteriormente mencionados, y para cuando nos demos cuenta de que el asunto es grave, probablemente sea muy tarde para corregirlo. Muchos aficionados pierden el interés en mantenertortugas en casa después de varios intentos fatales; sin embargo, proporcionar una dieta adecuada, hoy en día accesible en el mercado de mascotas, y nos puede asegurar una experiencia inigualable con estas sensacionales y adaptables mascotas acorazadas. El alimento de elección debe ser en todos los casos alimento balanceado, especialmente formulado para tortugas. El que ofrece una excelente formulación y es altamente adictivo para sus tortugas se llama TORTUGUETAS, y es hoy en día la marca líder en el mercado nacional. Se ha probado por muchos años en laboratorio, creciendo un sin número de tortugas acuáticas y semiacuáticas, con resultados por demás excelentes. Los alimentos balanceados para tortugas funcionan como los alimentos balanceados para perros o gatos (croquetas), proporcionando el esquema nutricional completo para la tortuga, incluyendo suplementos vitamínicos y minerales esenciales para su buen desarrollo. El uso de estas dietas especialmente preparadas, nos asegura un sano desarrollo de nuestra mascota y además nos facilita su mantenimiento. Es importante recalcar, que no se deben utilizar alimentos balanceados para otro tipo de especies (peces, gatos, perros, etc...), ya que se pueden ocasionar importantes daños a la salud y desarrollo de las tortugas. Así mismo, los alimentos en polvo o en hojuelas para tortugas, no son para nada aconsejables. Existen TORTUGUETAS para tortugas de todas las edades, desde las pequeñitas hasta las de tamaño medio y las grandes. En todos los casos el aporte proteico, de vitaminas y de minerales está plenamente garantizado. Resulta en este momento adecuado, realizar algunas observaciones en relación a la cantidad de alimento que deben de consumir las tortugas. Evidentemente la cantidad es muy variable, dependiendo de la talla del ejemplar; sin embargo cabe hacer notar, que las tortugas tienen un metabolismo equivalente al 10% del metabolismo de los mamíferos, es decir que consumen, y por lo tanto requieren de mucha menos energía que, por ejemplo , un perro. Es por esto, que también se practica frecuentemente y de una manera equivocada, la alimentación a este tipo de mascotas ¡hasta tres veces al día!, cuando definitivamente sus requerimientos metabólicos son mucho menores. Cuando sobrealimentamos a una tortuga, ésta crece muy rápido, mucho más de lo que lo hace en la naturaleza, corriendo el riesgo de disminuir su esperanza de vida, en otras palabras podemos ocasionar que el ejemplar muera joven. Existen en el mercado así mismo, unas tortuguitas de calcio, recomendadas para evitar problemas de ablandamiento de caparazón. En verdad, esto se traduce en un gasto innecesario e inútil cuando la alimentación de la tortuga se está realizando adecuadamente. De igual manera se ofrecen gotas para los ojos inflamados, que únicamente “curan” de momento el problema local, pero no eliminan el problema de fondo, relacionado con la deficiencia de vitamina A en las dietas no balanceadas ( si no se modifica la dieta, tarde o temprano los ojos se volverán a inflamar, hasta que la lesión ya no responda al tratamiento con gotas). Ahora entraremos a un terreno en el que el aficionado frecuentemente se encuentra y del que es difícil salga, porque la ayuda es pobre y suele enfrentarse a verdaderos charlatanes que en el mejor de los casos le engañan “como chino” (aludiendo la frecuente diarrea verbal de nuestro presidente en turno, 2000-2006). Estamos refiriéndonos a las enfermedades más comunes que padecen estas tortugas, todas ellas consecuencia de un deficiente manejo en cautiverio. Las tortugas pueden padecer todo tipo de enfermedades; de origen infeccioso, viral, fúngico, parasitario, así como traumatismos de origen diverso, desórdenes metabólicos, problemas reproductivos, etc., sin embargo, comenzaremos por referirnos a los problemas responsables del mayor número de muertes en tortugas japonesas, y nos estamos refiriendo a aquellas enfermedades y desórdenes resultantes de una nutrición inadecuada. Una dieta adecuada es fundamental para el desarrollo de una tortuga sana, tan fácil como eso. Las dietas inapropiadas ocasionan severos problemas e incluso la muerte. Las manifestaciones de alteraciones resultantes de una mala o deficiente nutrición son muy características, y seguramente muchos de nosotros nos hemos topado una o varias veces con ellas, sin tener en la mayoría de las ocasiones, la certeza de las causas que las ocasionan. Estas manifestaciones son típicamente: Inflamación de los ojos: Resultante de deficiencia de vitamina A en la dieta. El organismo, además de mostrar la alteración en los ojos, se los rasca frecuentemente y los párpados se observan hinchados y enrojecidos. El problema puede llegar a ocasionar que la tortuga no pueda abrir los ojos y además favorece el desarrollo de severas infecciones bacterianas que podemos reconocer cuando, además de los anteriores signos mencionados, observamos secreciones purulentas. Generalmente, cuando se nos sugiere un tratamiento para contrarrestar la inflamación de los ojos, éste se limita a la aplicación de gotas; por desgracia, las gotas en los ojos no son suficientes, ya que únicamente atacan el problema localmente, siendo que éste es de origen nutricional. Evidentemente, que en términos de prevención de este problema, nos hemos de referir a la utilización de una dieta adecuada (balanceada) para este tipo de tortugas. En cuanto a la curación del problema una vez que se ha presentado, habrá que usar un producto que ataque la infección y la inflamación de manera rápida y eficiente. Nosotros recomendamos la aplicación tópica de Garasone oftálmico de uso humano, que contiene gentamicina un antibiótico muy potente que en pocos días eliminará la infección y seguramente la inflamación. Hay también una pomada de uso veterinario llamada Brosin, que también contiene antibióticos y además un antiinflamatorio en lo ojos (no es conveniente usar cualquier tipo de gotas, aunque en la etiqueta diga que son para tortugas); él indicará si se requieren gotas con antibióticos, o si tan sólo se deben usar gotas limpiadoras con vitamina A. Por supuesto, resulta indispensable que se modifique la dieta del organismo, ya que de lo contrario, en poco tiempo se volverá a presentar el problema oftálmico. Aunado a la inflamación de los ojos, y como consecuencia de la misma, la tortuga, con toda seguridad, se negará a comer, siendo por tanto de suma importancia, atender al ejemplar de inmediato, ya que aplicando el tratamiento correcto y modificando la dieta, la curación se alcanza rápidamente (entre 5 y 15 días de tratamiento). Se recomienda que se continúe ofreciendo alimento a la tortuga, y que se mantenga una rutina de limpieza diaria del acuario o contenedor en que se mantiene la tortuga ( si se carece de sistema de filtración), hasta que el problema desaparezca. Ablandamiento del caparazón: En este caso, el ablandamiento del caparazón resulta de la carencia de calcio en la dieta, e igualmente refleja la utilización de una alimentación inapropiada. El ablandamiento de caparazón es muy común en tortugas alimentadas con camaroncitos y/o artemias (el alimento chatarra de las tortugas); esta deficiencia puede ocasionar la muerte muy temprana de las tortuguitas, o incluso muchos ejemplares pueden sobrevivir hasta 4 años a una dieta de este tipo, pero con consecuencias fatales irreversibles. Las tortugas que sufren de ablandamiento de caparazón (en grados que pueden llegar a ser muy severos), crecen muy poco y con notables deformaciones. La prevención de este problema se limita a proporcionar la alimentación adecuada (tortuguetas obviamente) y proveer de baños de sol directo (sinvidrios o plásticos de por medio, pero siempre en contenedores con agua para evitar sobrecalentamiento) con la mayor frecuencia posible. Cuando el ablandamiento del caparazón se ha presentado ya, deberemos consultar al médico especializado para que proporcione un tratamiento de apoyo para que, en caso de que el metabolismo aun no se encuentre dañado irreversiblemente, el organismo logre recuperar su condición de normalidad lo más pronto posible. En muchos casos, el regreso a la normalidad toma varios meses, y puede llegar a dejar evidencias notables en el caparazón de las tortugas (deformaciones), o bien es probable que el organismo no llegue a desarrollar la talla esperada (una especie de enanismo). Deformaciones del caparazón: En este caso, el caparazón no sufre un ablandamiento, más bien una serie de deformaciones, que pueden ir desde la acumulación de placas epidérmicas, dando una apariencia de caparazón “boludo” (el caparazón dorsalmente debe ser liso y uniforme por la muda periódica de placas); el levantamiento de las placas del margen del caparazón, dándole a la tortuga un aspecto similar a una pagoda; el hundimiento de la región media dorsal del caparazón o la elevación anormal de esta misma región. La causa de estas alteraciones, son igualmente nutricionales, aunque en este caso, la esperanza de vida de las tortugas es mayor que en el ablandamiento, e igualmente se asocia en la mayoría de los casos con enanismo. Estas deformaciones se presentan cuando se utilizan alimentos deficientes y muy particularmente si se proporcionan croquetas para gatos y/o perros, y pueden desarrollar las malformaciones a corto o mediano plazo. La prevención nuevamente se relaciona con el uso de una dieta balanceada y la mejor opción es Tortuguetas. Cuando las deformaciones son ya evidentes, la simple modificación de la dieta no implica que la tortuga recuperará su forma normal, pero se detendrá el proceso de deformación, e incluso, en algunos casos iniciales, se podrá recuperar por completo la “línea”. Los reptiles, las tortugas entre ellos, son organismos que no pueden regular su temperatura mediante mecanismos fisiológicos, como lo hacemos mamíferos y aves; esto implica, que su temperatura corporal depende de la temperatura del ambiente y de los mecanismos de conducta que les permiten obtener o disipar calor del medio que los rodea. Esto implica, que en el momento en que adquirimos una tortuga, debemos de tener presente que habrá que proporcionar a la tortuga la temperatura adecuada para que pueda desarrollar todas sus actividades óptimamente. Utilizar bajas temperaturas ocasiona letargo (inactividad) y desencadena problemas respiratorios que pueden tener consecuencias fatales. A continuación expondremos dos de las consecuencias más comunes asociadas a temperaturas inadecuadas en el mantenimiento de tortugas japonesas. Inapetencia: La falta de apetito en una tortuga puede obedecer a diferentes causas, sin embargo en la mayoría de las consultas que al respecto recibimos, se trata simplemente de un mal manejo de la temperatura. Las tortugas japonesas deben mantenerse entre los 25 y 30°C, de lo contrario en la gran mayoría de los casos no empezarán a comer, ya que de hacerlo pueden llegar a tener problemas digestivos (se requiere de cierta temperatura corporal para que los procesos fisiológicos se desarrollen normalmente). La prevención consiste en proporcionar la temperatura adecuada al agua del contenedor (que por ningún motivo debe ser un tortuguero, por lo que ya mencionamos antes), mediante un calentador sumergible, de preferencia con termostato. Si la inapetencia es ya un hecho, deberemos proporcionar la temperatura adecuada y observar detenidamente a la tortuga para ver si no se ha desarrollado un problema en vías respiratorias como consecuencia, Neumonía: La neumonía resulta de una infección de origen bacteriano en las vías respiratorias, propiciado por bajas temperaturas de mantenimiento y/o cambios bruscos de temperatura (agua caliente de día y fría de noche). Las manifestaciones del problema son muy evidentes; la tortuga flota de lado, abre la boca para respirar, infla la garganta continuamente o tiene secreciones (burbujitas) en los orificios nasales. La prevención del problema estriba en mantener la temperatura en el rango mencionado, evitando que al cambiar el agua del contenedor, se utilice agua limpia pero muy fría. Ante la aparición de cualquiera de los signos anteriormente señalados, se deberá colocar a la tortuga en agua a una temperatura constante de 30°C, ya que esta terapia, si el problema todavía no es muy serio, resulta suficiente para activar el sistema inmune del organismo y favorecer la eliminación de la bacteria. Si en una semana de mantener a la tortuga a 30 °C no se observa una mejoría notable, se deberá consultar al médico especializado para que aplique una terapia de antibióticos parenterales para erradicar a la o las bacterias responsables de la infección. Es muy probable que el organismo no coma mientras se encuentre enfermo, pero se deberá continuar ofreciendo comida con la frecuencia sugerida por el fabricante, ya que en cuanto la tortuga comience a sentirse mejor volverá a mostrar su voraz apetito. Las tortugas japonesas son acuáticas, es verdad que disfrutan de posarse en superficies secas por varios minutos o incluso horas, pero su hábitat primario es el agua (basta mirar las membranas que se desarrollan entre sus dedos para saber que las usan para impulsarse en el agua y no para desplazarse ampliamente por la tierra). Ignorar esta característica básica de la biología de estas simpáticas tortugas puede desencadenar problemas que van desde las lesiones en el plastrón (región ventral del caparazón), hasta muerte por desecación, neumonía, desnutrición, etc. En este momento nos referiremos a las lesiones asociadas con la práctica frecuente de sacar a las tortugas a pasear por la casa. Osteodermatitis: La fricción frecuente del plastrón de una tortuga contra el suelo o superficies irregulares, ocasiona lesiones en esta estructura. En un principio son simples raspones o pequeñas perforaciones que nos pueden hacer pensar que solitas curan, o que incluso pueden pasar desapercibidas; pero el daño mecánico es sólo el inicio de un problema mucho mayor. Estas pequeñas raspaduras o perforaciones, son fácilmente infectadas por hongos y/o bacterias, estas últimas con mayor frecuencia, desencadenando infecciones tan severas, que pueden perforar el plastrón y/o caparazón afectando órganos internos y ocasionando septicemias fatales, sin que necesariamente a simple vista nos percatemos de lo que está sucediendo en realidad. Prevenir una osteodermatitis se reduce a evitar las fuentes de fricción en plastrón o caparazón; no se deben dejar deambular a las tortugas japonesas por el piso de la casa; si contamos con jardín, un paseo por el pasto resulta una maravillosa alternativa, y si no, no hay problema, las tortugas no son perros que haya que sacar a pasear; con que tengan un buen espacio de nado y una pequeña superficie seca en su contenedor, es suficiente para que se ejerciten. Si la tortuga ya muestra ulceraciones, aunque sean ligeras en plastrón o caparazón, se debe de acudir con el médico especializado, ya que el tratamiento a seguir dependerá del tipo de microorganismo asociado a la lesión. Lo que si les podemos advertir por adelantado, es que el tratamiento de la osteodermatitis es muy prolongado y en caso de que se presente ya una septicemia, el pronóstico no es muy bueno. Una vez erradicada la infección (dado el caso), las cicatrices de las lesiones y de su curación, ya que se tienen que raspar las úlceras y perforaciones para llegar hasta las capas que han infectadolos microorganismos, serán permanentes. En muchos casos, las lesiones son tan severas, que los caparazones y plastrones de las tortugas pierden sus placas epidérmicas superficiales y son sustituidas por tejidos de cicatrización que carecen de los patrones y coloraciones característicos de la especie. Por otra parte, pero un problema muy frecuente en las consultas que recibimos, se encuentran los traumatismos. Golpes, mordidas, fracturas y apachurrones de los más diversos orígenes imaginables. La afectación a la salud de las tortugas es muy variable y en muchas ocasiones de consecuencias fatales. Mencionaremos algunos de los eventos más comunes. Lesiones provocadas por mordeduras de otras tortugas: es frecuente que mantengamos más de una tortuga en un contenedor, y esto siempre mantendrá la posibilidad de agresiones entre los ejemplares, no importa cuanto tiempo las hayamos mantenido juntas, ni desde que edad; en este aspecto las tortugas son impredecibles. Si las tortugas son de tallas similares, las lesiones serán menores, involucrando mordidas en las patas (dedos principalmente), cola, márgenes del caparazón, cabeza y/o cuello. Prevenir los encuentros agresivos implica, por un lado mantener a las tortugas de manera individual o en bajas densidades, y en este último caso, vigilar la conducta de las mismas continuamente para observar cambios hacia la agresividad. Algunos ejemplares son especialmente agresivos y deberán mantenerse solos por el bien de los demás. Aquí interviene también la conducta reproductora, ya que los machos reproductivamente activos son muy insistentes, y si las hembras no se muestran receptivas, es muy probable que los pongan en su lugar a mordiscos. Hay ocasiones en que los machos activos prolapsan el pene tratando de aparearse, y son mordidos en el mismo por alguna otra tortuga; si la mordedura ocasionó lesión, el pene no será retraído en la cloaca, y de no atenderse inmediatamente requerirá amputación. Cualquier lesión por mordedura deberá ser atendida por el médico especialista, ya que de no ser adecuadamente tratada, podrá desencadenar un proceso infeccioso que puede culminar en septicemia y muerte o en la necesidad de realizar amputaciones que mermen la calidad de vida del organismo. No sobra en este punto recomendar que no se mezclen tortugas de diferentes especies (en particular especies muy agresivas como las lagarto o blandas con especies poco agresivas como japonesas o mapa) o de diferente talla. Lesiones provocadas por mascotas caseras o fauna nociva (ratas y/o ratones): En estos casos, las lesiones propinadas son mucho más severas y generalmente ponen en peligro la vida de las tortugas, particularmente si se trata de pequeños ejemplares. Los colmillos de gatos y perros llegan a perforar o incluso fracturar los caparazones con los consecuentes daños a órganos internos vitales y la introducción de microorganismos patógenos letales (si no es que se las comen como botana). Los roedores se dedicarán precisamente a roer a la tortuga, por donde puedan, afectando extremidades y caparazón fundamentalmente, pero con lesiones extremadamente peligrosas y muy extensas que en definitiva comprometen la vida de la tortuga. En este caso la prevención es lo indicado; las tortugas pueden llegar a parecer a un perro o a un gato, por tranquilos que sean, un fabuloso juguete que mordisquear, y ya tomándole sabor, un suculento platillo que tragar, entero o en trozos. Y en cuanto a las ratas y ratones, lo ideal resulta en no permitir a las tortugas deambular por la casa o en el jardín sin supervisión. Si la tortuga ha sido mordida, es importante acudir de inmediato al médico especializado aunque la lesión nos parezca poca cosa. Las tortugas tienen una enorme resistencia y muestran poco los signos de un problema serio, de hecho para cuando los muestran, en la mayoría de los casos, ya es demasiado tarde. Mientras más pronto se atienda al paciente por mordedura, mayores serán sus posibilidades de sobrevivir. Fracturas por golpes o atropellamiento: Eventos muy comunes cuando no se toman las precauciones necesarias. Tortugas que se caen de la azotea o de la mesa, pequeñas que son pisadas o aplastadas al cerrar la puerta y aquellas que deambulan por el patio y deciden tomar una siesta bajo la llanta del carro justo antes de que el conductor se ponga al volante. Estos casos pueden ser muy ligeros y de rápida curación, pero generalmente son muy severos o incluso mortales. Nuevamente la prevención es la mejor solución y la atención médica especializada es indispensable en todos los casos, por poca cosa que nos parezca. Siempre debemos tener presente, que las tortugas son capaces de meterse en los lugares más inapropiados y de treparse por las superficies menos pensables. Lo ideal es que la tortuga no abandone su contenedor, en donde encuentra cubiertas todas sus necesidades y puede tener seguridad. Siempre que tengamos varias tortugas juntas, hay que tomar en cuenta que acostumbran treparse una sobre otra, situación que en muchas ocasiones resulta en que la que trepa más alto logra salirse y caer; si sobrevive al porrazo, queda expuesta a todos los peligros de deambular libremente fuera de su contenedor. Cuando las fracturas son pequeñas, el médico realizará curaciones locales y de ser necesario aplicará antibióticos para prevenir una infección; si la o las fracturas son extensas, es probable que se requiera de una reconstrucción del caparazón y un tratamiento prolongado para evitar una septicemia. Toda fractura en caparazón dejará cicatrices permanentes. Si las fracturas son en las extremidades, se procederá a obtener radiografías para determinar la localización exacta y extensión de la fractura, para posteriormente proceder a acomodar el o los huesos y enyesar, aunque hay casos en que la opción, por la magnitud de la lesión, es la amputación. Para concluir este breve panorama de los problemas de salud en la tortuga japonesa, nos referiremos a un problema bastante común en la tortuga japonesa, y que se manifiesta por abultamientos que llegan a alcanzar tamaños ciertamente impactantes: Abscesos bacterianos: Los abscesos de origen bacteriano, son núcleos compactos de bacterias que crecen continuamente, generalmente de manera compacta y esférica, en cualquier parte del cuerpo de la tortuga. Los más comunes se desarrollan en el oído medio (una bola muy prominente que crece a un lado de la cabeza, por detrás del ojo), y a los lados de la cola; aunque también se pueden desarrollar abscesos en órganos internos. Los abscesos evidentes en cabeza y lados de la cola, crecen hasta que rompen la piel y en caso de contener pus, la liberan. Estos abscesos se pueden originar de pequeñas lesiones por donde penetran bacterias que inician núcleos de crecimiento. La prevención implica mantener una buena higiene, aunque aún así pueden llegar a presentarse, ya que las tortugas no viven en medios estériles. Cuando la tortuga comience a desarrollar un absceso, se deberá llevar al médico especialista, quien extirpará el núcleo bacteriano y aplicara una terapia con antibióticos que eliminen a la bacteria. Si no se elimina por completo a la bacteria, ésta comenzará a desarrollar nuevamente el absceso. Evidentemente hay mucho más que decir sobre enfermedades en tortugas, sin embargo hemos seleccionado las anteriores por ser causantes de la mayoría de las consultas que atendemos. En cualquier caso, no está por demás recordar, que cualquier alteración de la conducta normal, en particular en términos de su actividad y alimentación, suelen ser indicativos claros de algún problema de salud o de inadecuadas condiciones de mantenimiento, que como hemos visto desembocan finalmente en alguna enfermedad, en muchos casos de consecuenciasfatales