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El Hombre y la Máquina ISSN: 0121-0777 maquina@uao.edu.co Universidad Autónoma de Occidente Colombia MOTTA GONZÁLEZ, NANCY Educación y gestión ambiental para el manejo de los territorios El Hombre y la Máquina, núm. 20-21, julio-diciembre, 2003, pp. 8-15 Universidad Autónoma de Occidente Cali, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47812406002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto 8 El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 Resumen La defensa del medio am- biente ante la evidencia de su de- terioro como consecuencia de su uso irracional, es una preocupa- ción permanente en la búsqueda de nuevas opciones hacia su re- generación, conservación y cam- bios actitudinales, lo que ha obli- gado a los gobiernos a afrontar el problema con la mayor volun- tad política, económica y finan- ciera, científica y técnica, sien- do esto básico para el cambio, la reestructuración de los estilos de desarrollo y de los sistemas de planificación y programas que se han venido manteniendo con la naturaleza. Las acciones educativas se convierten en un factor social di- námico para interpretar el nivel de conciencia que se requiere y se debe establecer hacia nuevas re- laciones entre el mundo antrópi- co y el mundo biótico. La clásica concepción de la naturaleza como ente pasivo, in- agotable y disponible a la inade- cuada explotación, debe ser reela- borada por otras en las que se la considere como un elemento acti- * Este artículo se presentó parcialmente como ponencia en Mérida (Venezuela) en el III Congreso Latinoamericano de Ecología. Simposio de Educación Ambiental, realizado del 22 al 28 de octubre de 1995, por la Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología. Se tituló Cultura, Ambiente y Desarrollo. La presente es una versión corregida y aumentada. ** Antropóloga con Maestría en Desarrollo Rural. Profesora del Programa de Administración del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales, Facultad de Ciencias Básicas. Corporación Universitaria Autónoma de Occidente. Profesora titular del departamento de Geografía de la Universidad del Valle. Educación y gestión ambiental para el manejo de los territorios NANCY MOTTA GONZÁLEZ** * A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 9El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 The classical conception of nature as a passive entity, avail- able, abundant, to the inadequate exploitation should be remodeled by others where it is considered an active and vulnerable element, that requires a deep conscience in the relationship of man and his surroundings. The types of instruction and information about the environ- ment and the sustainable develop- ment of the territory, should em- bark on creating an attitude, and conscience in the relationship of man and his surroundings. They should provide the adequate tools in order to be able to interpret them in a critical mode. The reality of the environment in which proper management of the resources is demanded, promoting the imple- mentation of appropriate and just decisions at the same time. This document pretends to show the order of the territory, which actions the municipalities should take with a sense of social and cultural belonging from an environmental ethic. Ordenamiento territorial En la ley 99 de 1993 se destaca la crisis ambiental que afronta el país, se plantea el significado estratégico de los recursos naturales, se da cabi- da al proceso de participación ciu- dadana en la gestión pública y am- biental y se reconoce el valor de la diversidad regional, cultural y bio- lógica que caracteriza a la nación. Estos considerandos nos mues- tran la compleja articulación entre la sociedad y su territorio, ya que las relaciones generadas en su pro- ceso de ocupación traducen todas las particularidades de nuestro de- sarrollo histórico. Una parte fundamental del de- sarrollo histórico de cualquier socie- dad es la definición de su territorio. En ella participan la identidad de las poblaciones que conforman el con- glomerado local, municipal, depar- tamental o nacional; la definición del espacio necesario para su preserva- ción y desarrollo y las capacidades de un conglomerado social para lo- grar el reconocimiento de su territo- rio (Fajardo, 1997: 53-67). vo y vulnerable, que requiere de adecuadas formas de explotación que tengan presentes los contex- tos socioculturales en los cuales se mueve el hombre. Los tipos de enseñanza e in- formación sobre el medio ambien- te y el desarrollo sostenible en el territorio deben estar destinados a crear una actitud y una concien- cia en la relación del hombre con su entorno. Deben proporcionar los instrumentos adecuados para que generen la capacidad de in- terpretar de modo crítico la reali- dad del medio y se exija una ad- ministración correcta de los recur- sos, promoviendo a su vez la adop- ción de decisiones justas y apro- piadas frente a él. Este documento pretende mostrar a partir del ordenamiento del territorio, qué gestiones deben realizar los municipios y sus ciu- dadanos con pertinencia y perte- nencia sociocultural, partiendo de una ética educativa ambiental. Abstract The environment protection in the evidence of its deterioration as a result of irrational use, is a per- manent worry in the search for new needs towards its regenera- tion, conservation, and attitude changes, which have forced the governments to face this problem with a political will, economic, and financial; technical, and sci- entific; these being the basic needs for change, the re-structuring of the styles of development and of the planning systems. Also, of the programs that have been kept in their elemental nature. The educative actions become a social factor to interpret the lev- el of consciousness required, and that should be established toward new relations between the antropic and the biotic world. Educación y gestión ambientalNancy Motta González A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 10 El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 En cada uno de estos elementos participan la historia, la cultura y las relaciones políticas, como parte de la identidad, los conocimientos cien- tíficos y los saberes tradicionales en torno al aprovechamiento humano de los recursos naturales, como bases para el reconocimiento y valoración del territorio, como también la ca- pacidad política, técnica y militar de la sociedad para proteger, preservar y ordenar su espacio, que en este caso consideramos el ente territorial mu- nicipal. Con las premisas anteriores, las políticas dirigidas hacia el ordena- miento territorial y ambiental y ha- cia la administración del espacio expresan tanto el conocimiento de sus componentes y dinámicas y la preservación, defensa y protección del ambiente, como la percepción que de éstos tiene la sociedad. La capacidad de gobernabilidad y de respuesta del municipio a los requerimientos de la comunidad, así como del uso más eficiente de los recursos públicos y privados, depen- de en buena medida del grado de or- denamiento territorial. A través de éste se busca que el espacio construi- do armonice con la naturaleza, y que la organización espacial promueva una sociedad competitiva, eficiente y con criterio social, según lo plan- tea Hernando González (1997). La ordenación del territorio es un instrumento de política del Es- tado, con lo cual se pretende armo- nizar la interrelación sociedad-na- turaleza, vista a través de las for- mas de ocupación del territorio. Se asocia con el proceso de desarrollo de la sociedad capitalista y es utili- zada para racionalizar las diversas formas de ocupación del territorio, para optimizar el uso de los recur-sos del país (Trinca, 1984). De ello da cuenta la reciente ley 388 de 1997 de ordenamiento te- rritorial que en el capítulo II espe- cifica las acciones que los munici- pios deben ejercer para que el orde- namiento y el manejo ambiental de los territorios sean acordes con las tradiciones socioculturales de las poblaciones y un desarrollo so- cioeconómico sostenible. Miradas en conjunto, las enti- dades territoriales no responden sa- tisfactoriamente a problemas que trascienden las responsabilidades específicas de cada municipio, es- pecialmente si se tiene en cuenta que la división político-administra- tiva no facilita el manejo del orde- namiento territorial en casos como los del medio ambiente, cuencas hidrográficas, administración de asentamientos humanos y desarro- llo económico en las «fronteras» de municipios, departamentos y aun internacionales. Cada nivel de go- bierno fragmenta el problema o el asunto a administrar, quedando éste en muchos casos sin administrar. Los municipios al adoptar los planes de ordenamiento territorial previstos en la ley orgánica del Plan de Desarrollo, deben articular igual- mente el Plan Ambiental; por tanto, la gobernabilidad municipal no debe concebirlo como tres planes sectoriales sino como dimensiones de un mismo fenómeno: el desarro- llo del ente territorial municipal. Educación y gestión ambientalNancy Motta González A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 11El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 La efectividad del diseño y apli- cación de este plan descansa en el reconocimiento que se haga de una política de poblamiento en la cual se estimule o desestimule la ocupa- ción de determinados espacios, me- diante la asignación de recursos para infraestructura y producción, apo- yos fiscales, etc., o se penalice el uso de determinados recursos o el simple asentamiento. Este compo- nente político incorpora otro ángu- lo estratégico en las relaciones te- rritorio - recursos naturales - socie- dad, cual es el acceso real de los miembros de las colectividades a los recursos que brinda ese espacio. Ello implica que la ley de orde- namiento territorial obliga a los municipios a conocer la «capacidad resistencial del espacio», o sea, el conocimiento de sus posibilidades y limitaciones, de los medios técni- cos para aprovecharlos y la capaci- dad de transmitir ese conocimiento (Ver Utría, 1992). El Plan de Desarrollo del mu- nicipio recoge dicha capacidad re- sistencial de su espacio, con base en el conocimiento y saberes étnico/ culturales de las poblaciones, y al saber técnico- científico en relación con sus recursos: tierras, territorios y lugares estratégicos, aguas, mine- rales, áreas de expansión o no ex- pansión, y otros bienes valorados por la sociedad. De esta manera, la realidad de cualquier ordenamiento territorial y manejo ambiental expresa no sola- mente el conocimiento y valoración que la respectiva sociedad logre de ellos, sino también las relaciones de poder existentes en su interior, y, en una u otra forma, las relaciones que puedan existir entre esa sociedad y otras que compitan por sus recur- sos; por ello juega un papel impor- tante en este proceso la participa- ción efectiva de las comunidades en el manejo de los recursos naturales asociados a sus territorios. La ley 388 de 1997, la ley 99 de 1993 y la Constitución política na- cional de 1991 plantean que la in- tervención de las comunidades en los procesos de desarrollo de sus asentamientos, teniendo presente la oferta ambiental y sus demandas sociales, si se cuenta con sus acer- vos tradicionales y se los involucra en la gestión de desarrollo socio- ambiental de su territorio, podrá po- sibilitar la sostenibilidad de su en- tidad territorial, social, económica, política y cultural. Educación y gestión ambiental Una educación y gestión am- biental para el manejo de los territo- rios propende a su carácter interdis- ciplinario y multidisciplinario hacia el ejercicio de una planificación in- tegral, en la que se pretende evolu- cionar de una simple transmisión de conocimientos hacia la construcción y planeamiento de conocimientos significativos frente al comporta- miento y uso que se tiene del medio y de las necesidades de las comuni- dades y la realidad del país. Por eso es necesario la construc- ción de una triple dialéctica provo- cada por las relaciones entre Identi- dad cultural, ambiente y desarrollo. Las tres dialécticas interrelacionadas definen una integración que se tra- duce en la elevación constante del ser y del estar del hombre en armo- nía con un ambiente equilibrado. En la definición de cada uno de los elementos considerados se pue- de notar la interrelación. Veamos: • El ser humano (ser colectivo) puede hablar de identidad cul- tural a partir del momento en el cual los elementos que lo con- forman (seres individuales) se relacionan conscientemente en- tre sí, y al mismo tiempo se si- túan como un todo en relación con su ambiente físico-natural y con otros seres colectivos. • La naturaleza (física y social) llega a ser el ambiente cuando el hombre se pone en relación con ella, creando una dialéctica en la cual ambos elementos (hombre-naturaleza) están cam- biando y cambiándose. • Las acciones del hombre pue- den llamarse desarrollo sólo cuando el Yo (colectivo e indi- vidual), dotado de una concien- cia histórica, está modificando su ser y estar para vivir mejor. De este modo se podría estable- cer la relación en las dimensiones antrópicas, bióticas y abióticas que nos permitiría observar las interre- Educación y gestión ambientalNancy Motta González A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 12 El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 laciones entre Identidad cultural, ambiente y desarrollo. Una primera tríada epistemólo- gica para la educación, la gestión y la planificación ambiental serían los elementos: El hacer implica hablar de de- sarrollo, qué tipo de desarrollo se va a establecer en la casa que habi- tamos, o sea nuestro ambiente, nuestro estar, de manera equilibra- da, armónica, es decir sostenible. El ser cultural (identidad) exis- te gracias a una comunidad ambien- tal histórica y de acción: Historia Común Ambiente Común Proyecto Común Se entiende, entonces, por qué hablamos de Desarrollo Integrado; éste es la utilización racional, equi- librada y solidaria de todos los re- cursos, del ser humano con su iden- tidad cultural y de su ambiente (na- turaleza física y social) para un mejor equilibrio entre ambos y un aumento de la calidad de vida de cada uno de los elementos que lo conforman. Para plantear unas acciones con base en esta tríada de elementos, las administraciones locales de la re- gión del Valle del Cauca deben for- talecer sus oficinas de Planeación con personal multidisciplinario e interdisciplinario, para que en la construcción de un mejor ambiente planifiquen hacia el cambio de ac- titudes y generen una educación y una gestión frente al manejo de los recursos naturales y de la base eco- sistémica que los sustenta. De este personal técnico y con conciencia ambiental, nombrado por los administradores de los entes te- rritoriales no con criterios politique- ros, cáncer que todavía no ha podi- do ser erradicado del escenario de la política de nuestro país, depende el acceso al presupuesto y la calidad de vida de la población de tales territo- rios, teniendo en cuenta sus contex- tos socioculturales. Pasado Presente Futuro Hombre Naturaleza Ser Cultura Estar Hacer Cultura Ambiente Desarrollo • La identidad cultural es la rela- ción del sujeto consigo mismo, objetivizado por él, para poder situarse correctamente en el tiempo y en el espacio. • La naturaleza o el ambiente es la relación hecha por el sujeto, entre un objeto espacial físico y social y un tiempo histórico. • El desarrollo es la relación pro- vocada por el sujeto sobre un objeto dialéctico (él mismo y su ambiente) para modificarlo en un tiempo dado y así mejorar sus condicionesde vida, mantenien- do el equilibrio ambiental. Otros triángulos que se podrían diseñar para relacionar entre sí nue- vas dialécticas o construcción de nuevos epistemes son los siguientes: Educación y gestión ambientalNancy Motta González Hombre CulturaNaturaleza Sujeto Objeto Tiempo 13El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 Igualmente los proyectos am- bientales municipales deben incluir acciones que incentiven el cambio de actitud de los pobladores hacia un mejor manejo de los territorios y sus paisajes, asumiendo como principios básicos la valoración que del ambiente tienen como imagina- rio colectivo, y cuáles constituyen los símbolos y representaciones de tal consideración. Hasta ahora en la planificación del desarrollo se ha desconocido la interacción sistémica que existe en- tre las actividades humanas y socia- les y el territorio en que éstas se emplazan y sus características fisio- gráficas, representado por la tierra y sus recursos naturales conexos; y también se ha subestimado el hecho de que todos los procesos sociales y económicos del desarrollo se pro- yectan y emplazan en el espacio, es decir, en el territorio. Este desenfoque en la planifi- cación del desarrollo se ha querido obviar con la ley de ordenamiento territorial y del plan de gestión am- biental; sin embargo, con la doctri- na neoliberal puede resultar difícil, al quedar la producción y las acti- vidades socioeconómicas en manos de las fuerzas del mercado. Como parte de este cuadro de desenfoques de la planificación Rubén Utría (1992:51-52) plantea que: «el país enfrenta un serio problema de degradación siste- mática y progresiva de sus re- cursos naturales y del medio ambiente. Por sus cuencas hi- drográficas se escurren millones de hectáreas de suelos agríco- las; la deforestación compulsi- va de los bosques naturales y la- deras para improvisar tierra para sembrar se hace cada vez más masiva y desenfrenada, con el estímulo y la complicidad del Estado; la colonización de las reservas forestales y santuarios de fauna es propiciada por po- líticos en busca de votos; las tie- rras más fértiles del país —la sabana de Bogotá y el Valle del Cauca— están siendo urbaniza- das, «pavimentadas» y contami- nadas en forma irracional e in- contenible; las laderas andinas continúan siendo escaladas y degradadas persistentemente por los campesinos sin tierra; y los principales ríos incorpora- dos al desarrollo nacional se en- cuentran sedimentados y conta- minados gravemente». Igualmente «las ciudades andinas están derrumbándose a pedazos, como consecuencia de la ocupación antiecológica de sus cerros circundantes, mien- tras que las actividades extrac- tivas incontroladas están deses- tabilizando laderas y generan voluminosas descargas de sedi- mentación sobre la ciudad y sus alcantarillados y acueductos; y las ciudades ribereñas padecen anualmente inundaciones cada vez más severas. Las fuentes de los acueductos de la mayoría de las ciudades y pueblos están siendo degradadas y las rondas protectoras de los ríos y depósi- tos de agua han desaparecido. La falta de adecuado manejo y control de los agroquímicos está envenenando tierras y campesi- nos en los valles arroceros y al- godoneros y la floricultura está sobreexplotando fértiles tierras periurbanas en los grandes cen- tros andinos. Por su parte el pro- ceso de desaparición de nume- rosas especies vegetales y faunísticas continúa acelerán- dose y las talas y quemas conti- núan siendo prácticas generali- zadas en todo el territorio ocu- pado. La falta de una alternati- va energética para los campesi- nos y pequeños poblados está acabando con todo tipo de ve- getación en procura de leña y carbón. Al mismo tiempo lagu- nas, ciénagas, manglares y eco- sistemas acuáticos frágiles están sucumbiendo ante la urbaniza- ción, la construcción inconsul- ta de obras de infraestructura o de la pesca sin control.Y todo ello ocurre en un contexto terri- torial en el cual las tierras no están siendo utilizadas con la debida compatibilidad ecológi- ca, económica y de manejo es- tratégico del desarrollo nacio- nal». Educación y gestión ambientalNancy Motta González A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 14 El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 El resultado ha sido, a más del profundo deterioro ambiental y la ampliación de la pobreza, el surgi- miento de condiciones que ponen en jaque el modelo social, económico y político vigente. Por ello, son ur- gentes una gestión y una educación ambiental, con una planificación del desarrollo, acordes con la oferta ambiental y las demandas sociales de las comunidades, teniendo pre- sente sus prácticas socioculturales y las percepciones que tienen sobre el ambiente. La Carta Política reconoce, por otro lado, la creciente demanda de las comunidades por ampliar sus campos de decisiones en la gestión del Estado, del territorio y del patri- monio ambiental, por lo cual el or- denamiento y el manejo ambiental de los territorios podrán ser viables con una gestión participativa, pero también técnicamente orientada. Cultura, ambiente, desarrollo Colombia se caracteriza por ser un país de regiones muy diversas, con complejos culturales y étnicos diferentes; por tanto, en el tiempo y en el espacio los grupos sociocul- turales perciben de manera distinta el ambiente y sus acciones corres- ponden a tal cosmovisión, sea éste considerado como objeto o sujeto, de tal manera que el desarrollo sea o no consecuente con el equilibrio de los ecosistemas. En este contexto, en relación con el discurso de la conservación del ambiente, del manejo de los re- cursos naturales renovables y no renovables, del ordenamiento de los territorios, hombres y mujeres per- tenecientes a distintos sistemas cul- turales en diversas regiones colom- bianas, como el Pacífico, la Ama- zonia o los Andes, conceptualizan el ambiente desde sus propios pa- rámetros. Se intenta mostrar que la clave para una adecuada conservación y un manejo acertado del ambiente en los territorios regionales de Colom- bia la constituye la cultura, y ésta se encuentra arraigada, conceptua- lizada e institucionalizada a través de los individuos portadores de di- cha cultura. Es a partir de esta ela- boración como se pueden construir alternativas de desarrollo que lleven a los grupos humanos a perpetuar- se en un tiempo y en un espacio, siendo a su vez consecuentes con su cultura y con la armonía de los ecosistemas que habitan. Sin embargo, se presentan dos aspectos básicos en la crítica hacia la Educación Ambiental: 1) «la di- ficultad de articular el conocimien- to para un diagnóstico interdiscipli- nario de la realidad; 2) el alejamien- to del sistema educativo del análi- sis y solución de los problemas ambientales, especialmente de las comunidades marginadas y conse- cuentemente el alejamiento del mundo científico con relación a las realidades cotidianas», según lo plantea Augusto Ángel Maya (1993). Ambos aspectos obedecen al choque cultural producido entre las culturas regionales, locales y étni- cas que existen en Colombia, llama- das lo «propio» en términos de Gui- llermo Bonfil Batalla,1 versus lo «ajeno», la cultura hegemónica, dominante y transnacional de la so- ciedad industrial de consumo, que ha debilitado los patrones adaptati- vos a cada medio natural local. Este choque desarticuló las for- mas culturales de las necesidades inmediatas de adaptación al am- biente, y la educación se ha conver- tido en un instrumento de imposi- ción cultural exigida por las formas de explotación de la mano de obra y de los modelos de desarrollo eco- nómico dominantes. En cuanto al primer aspecto, la difícil articulación entre las ciencias epistemológicas y estructurales para la práctica de la interdisciplina no ha permitido el desarrollo de una ver- dadera cooperación entre las cien- 1. Bonfil Batalla en su teoría del Etnodesarrollo y del Control Cultural llamaCultura Propia a las comunidades autogestionarias y dueñas de su poder de decisión, en tanto Culturas Apropiadas son las que toman recursos ajenos para su desarrollo, pero tienen su propio poder de decisión para ejecutar los proyectos. Educación y gestión ambientalNancy Motta González A rc hi vo f ot og rá fi co N an cy M ot ta 15El Hombre y la Máquina Nos. 20 - 21 • Julio - Diciembre de 2003 cias. Los reduccionismos científicos han dificultado el camino del análi- sis interdisciplinario. Por ello, la edu- cación ambiental es hoy día más un desiderátum que una conquista. En cuanto al segundo aspecto, el reconocimiento y valoración de la diversidad cultural, consecuente con la Constitución de 1991 que enfatiza al país como una nación pluricultural y multiétnica, no es sólo un problema ético sino también pragmático. En efecto, los sesgos de muchos modelos de desarrollo de corte etnocéntrico en las regiones de Colombia encuentran un elemento significativo de explicación en el desfase conceptual y metodológico en relación con los sistemas cultu- rales de sus habitantes; por tanto la construcción de estrategias de edu- cación ambiental, por ejemplo, debe contar en última instancia con los sistemas de representación cultural que portan las comunidades locales. La Carta de Belgrado (1975), la Conferencia de Tbilisi (1977), la de Río (1992) y más recientemente las reuniones en Kioto (1997) y Johan- nesburgo (2000) apuntan hacia una educación ambiental que plantee esta problemática desde la perspec- tiva natural y social y que es nece- sario reconsiderar los modelos de crecimiento y desarrollo. Los dos aspectos están ligados: la comprensión de esta totalidad es necesariamente interdisciplinaria. Si bien cada ciencia tiene su campo específico de análisis, la dimensión ambiental debe considerarse de una manera más totalizante. Y no se trata de ecologizar a las Ciencias Socia- les o a la Economía, bautizando este proceso de «desarrollo humano sos- tenible»2 sino de ligar la educación y la gestión ambiental hacia la cons- trucción de una sociedad participa- tiva para el ordenamiento de sus te- rritorios. La educación y la gestión basa- da en la investigación participativa buscan poner al servicio de las co- munidades la combinación de sus saberes tradicionales y sus percep- ciones y acciones sobre el medio natural, con los resultados de los análisis científicos y los elementos metodológicos, para que ellas sean las constructoras de su propio de- sarrollo. Este replanteamiento en la edu- cación y en la gestión que acerca los distintos saberes, una nueva ética sobre el papel del hombre y de la mujer en la naturaleza y la instau- ración de un nuevo tipo de desarro- llo se ha convertido en una necesi- dad vital para la humanidad, y al mismo tiempo en un programa po- lítico de difícil ejecución (Giotto, P., 1982). La articulación entre cultura, ambiente y desarrollo debe ser una premisa conceptual y metodológi- ca a considerar para la educación y gestión ambiental en el manejo de los territorios. En este punto es necesario in- sistir en el reconocimiento de las realidades presentes en las relacio- nes entre las comunidades y su me- dio natural. En primer término, la formulación de cualquier proyecto de gestión ambiental ha de partir de la claridad de los objetivos y metas del mismo, sustentados en un diag- nóstico adecuado de las condicio- nes ambientales y humanas del es- pacio definido como escenario del proyecto 2. Ver Ley 99 de 1993 y Política Nacional Ambiental. Salto Social hacia el Desarrollo Humano Sostenible. Documento CONPES. Minambiente-DNP-URPA. Santafé de Bogotá, 1994. Bibliografía Ángel, Maya, Augusto. Perspectivas pe- dagógicas en la educación ambien- tal. Una visión interdisciplinaria. Mimeo. Universidad Nacional de Colombia. Santafé de Bogotá, 1992. Bansart, Andrés. Cultura, Ambiente, De- sarrollo. El caso del Caribe Insular. Universidad Simón Bolívar. Institu- to de Altos Estudios de América La- tina. Venezuela, 1991. Bonfil Batalla, Guillermo. 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