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Genital femenino

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■ OVARIO 
Los ovarios tienen dos funciones interrelacionadas: la gametogénesis (producción de gametos) y la esteroidogénesis 
(producción de esteroides). En la mujer la producción de gametos recibe el nombre de ovogénesis u ovogénesis. Los 
gametos en desarrollo se llaman ovocitos; los gametos maduros se conocen como óvulos. 
Los ovarios secretan dos grupos principales de hormonas esteroides: los estrógenos y los progestágenos. 
• Los estrógenos promueven el crecimiento y la maduración de los órganos sexuales internos y externos y producen las 
características sexuales femeninas que se desarrollan en la pubertad. Los estrógenos también actúan sobre las glándulas 
mamarias en las que estimulan el crecimiento de los conductos y la estroma y la acumulación de tejido adiposo. 
• Los progestágenos preparan los órganos sexuales internos, sobre todo el útero, para el embarazo al promover cambios 
secretores en el endometrio (que se comentan en la sección sobre cambios cíclicos endometriales). Los progestágenos 
también preparan las glándulas mamarias para la lactación al promover la proliferación de los lobulillos. 
Ambas hormonas desempeñan un papel importante en el ciclo menstrual porque preparan el útero para la implantación 
de un óvulo fecundado. Si no ocurre la implantación, el endometrio del útero se degenera y sobreviene la menstruación. 
Estructura ovárica 
En las nulíparas (mujeres que todavía no han tenido hijos) los ovarios son estructuras pares blanco rosadas con forma de 
almendra que miden unos 3 cm de largo, 1,5 cm de ancho y 1 cm de espesor. Cada ovario está fijado a la superficie 
posterior del ligamento ancho del útero a través de un pliegue peritoneal llamado mesoovario. El polo superior (tubárico) 
del ovario está unido a la pared de la pelvis mediante el ligamento suspensorio que conduce los vasos y los nervios 
ováricos. El polo inferior (uterino) está unido al útero por medio del ligamento propio del ovario. Este ligamento es un 
resto del ligamento genital caudal (gubernaculum), el cordón fibroso embrionario que fija la gónada en desarrollo al piso 
de la pelvis. Antes de la pubertad la superficie del ovario es lisa pero durante la vida fértil adquiere cada vez más cantidad 
de cicatrices y se toma irregular a causa de las ovulaciones consecutivas. En la mujer posmenopáusica los ovarios tienen 
un cuarto del tamaño normal durante el período fértil. 
El ovario está compuesto por una corteza y una médula. Un corte a través del ovario permite ver dos regiones distintas: 
• La médula o región medular, que está en el centro del ovario y contiene tejido conjuntivo laxo, un conjunto de vasos 
sanguíneos tortuosos de tamaño relativamente grande, vasos linfáticos y nervios. 
• La corteza o región cortical, que está en la periferia del ovario y rodea la médula. La corteza contiene los folículos ováricos 
incluidos en un tejido conjuntivo muy celular. En la estroma que rodea los folículos hay células musculares lisas dispersas. 
El límite entre la corteza y la médula no es nítido. 
El ovario está cubierto por un “epitelio germinativo” en lugar de un mesotelio. La superficie del ovario está cubierta por 
una capa de epitelio simple formado por células cúbicas que en algunas partes casi son planas. Este estrato celular, mal 
llamado “epitelio germinativo”, se continúa con el mesotelio que tapiza el mesoovario. Debajo de este epitelio hay una 
capa de tejido conjuntivo denso, la túnica albugínea, que lo separa de la corteza subyacente. 
En la estroma de la corteza están distribuidos los folículos ováricos de diversos tamaños, cada uno con un solo ovocito. El 
tamaño de un folículo indica el estado de desarrollo del ovocito. Las etapas iniciales de la ovogénesis ocurren durante la 
vida fetal cuando las divisiones mitóticas aumentan masivamente la cantidad de ovogonios. Los ovocitos presentes al 
nacimiento permanecen detenidos en su desarrollo en la primera división meiótica. Durante la pubertad grupos pequeños 
de folículos experimentan un crecimiento y una maduración de tipo cíclico. Lo normal es que un solo ovocito alcance la 
madurez completa y sea liberado del ovario durante cada ciclo menstrual. Es obvio que la maduración y la liberación de 
más de un ovocito en la ovulación conduciría a la formación de cigotos múltiples. Durante la vida fértil una mujer produce 
sólo unos 400 óvulos maduros. La mayoría de los ovocitos primarios que hay al nacer, que se calcula que son entre 600.000 
y 800.000, no completan la maduración y se pierden gradualmente a través de la atresia, que consiste en la muerte 
espontánea y la reabsorción ulterior de los ovocitos inmaduros. Este proceso comienza ya en el quinto mes de la vida fetal 
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y es mediado por la apoptosis de las células que rodean el ovocito. La atresia reduce la cantidad de ovocitos primarios de 
modo logarítmico a lo largo de la vida desde unos 5.000.000 en el feto hasta menos del 20% de ese valor en el momento 
del parto. Los ovocitos que quedan en la menopausia se degeneran en unos cuantos años. 
Desarrollo folicular 
Desde el punto de vista histológico, los tres tipos básicos de folículos ováricos pueden identificarse de acuerdo a su estado 
de desarrollo: 
• Folículos primordiales, (profase 1 meiosis 1) 
• Folículos en crecimiento, que a su vez se subclasifican en 
folículos primarios y secundarios (o antrales) y 
• Folículos maduros o de de Graaf. 
 En el ovario de la mujer en edad fértil hay folículos en todas 
las etapas del desarrollo pero predominan los folículos 
primordiales. 
El folículo primordial es la etapa inicial del desarrollo 
folicular. Los folículos primordiales recién aparecen en el 
ovario durante el tercer mes del desarrollo fetal. 
En el ovario maduro los folículos primordiales están en la 
estroma de la corteza justo debajo de la túnica albugínea. 
Una sola capa de células foliculares planas rodea el ovocito. La superficie externa de las células foliculares está cubierta 
por una lámina basal. En esta etapa el ovocito y las células foliculares circundantes están muy juntos. El ovocito mide 
unos 30 |!m de diámetro y posee un núcleo 
excéntrico voluminoso provisto de eucromatina 
dispersa y uno o mas nucléolos grandes. El 
citoplasma del ovocito, denominado ooptasma, 
contiene un cuerpo de Balbiani. En el nivel 
ultraestructural el cuerpo 
de Balbiani consiste en 
una acumulación 
focalizada de vesículas y 
membranas del aparato 
de Golgi, retículo 
endoplasmático, 
mitocondrias abundantes y lisosomas. Además, los ovocitos humanos contienen laminillas 
anulares y en el citoplasma hay muchas vesículas pequeñas dispersas junto con mitocondrias 
esferoidales pequeñas. Las laminillas anulares parecen membranas de la envoltura nuclear apiladas. Cada capa de la pila 
contiene estructuras idénticas desde el punto de vista morfológico a los poros nucleares. 
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El folículo primario es la primera etapa en el desarrollo del folículo en crecimiento: conforme el folículo primordial se 
convierte en un folículo en crecimiento ocurren cambios en el 
ovocito, en las células foliculares y en la estroma contigua. Al 
principio el ovocito aumenta de tamaño y las células 
foliculares aplanadas circundantes proliferan y se tornan 
cúbicas. En esta etapa, es decir cuando las células foliculares 
adquieren forma cúbica, el folículo recibe el nombre de 
folículo primario. A medida que crece, el ovocito secreta 
proteínas específicas que se ensamblan en una cubierta 
extracelular llamada zona pelúcida o membrana pelúcida, la 
cual aparece entre él y las células foliculares contiguas. 
En los seres humanos la membrana pelúcida está compuesta por tres clases de glucoproteínas de zona pelúcida (ZP) 
denominadas ZP-1 (80 a 120 kDa), ZP-2 (73 kDa) y ZP-3 (59 a 65 kDa), que están sulfatadas y son ácidas. La más importantede las tres es la ZP-3, que actúa como receptora para la unión del espermatozoide e 
inductora de la reacción acrosómica. Las células foliculares sufren estratificación para 
formar la capa granulosa del folículo primario. 
Mediante proliferación mitótica rápida, la capa simple de células foliculares da origen a 
un epitelio estratificado, la capa granulosa (membrana granulosa), que rodea el ovocito. 
Las células foliculares ahora reciben el nombre de células de la granulosa. La lámina basal 
retiene su posición entre el estrato más externo de células foliculares (que se tornan 
cilíndricas) y la estroma de tejido conjuntivo. 
Durante el crecimiento folicular, entre las células de la granulosa aparecen muchas 
uniones de hendidura (nexos). Sin embargo, el estrato basal de células de la granulosa no posee zonulae occludentes 
intrincadas, lo cual indica que no hay una barrera hematofolicular. El movimiento de las sustancias nutritivas y las 
moléculas de información desde la sangre hacia el líquido folicular es indispensable para el desarrollo normal del óvulo y 
del folículo. 
 
Células del tejido conjuntivo forman las capas de la teca del folículo primario. Conforme las células de la granulosa 
proliferan, las células de la estroma (periferia) perifolicular forman una vaina de células conjuntivas, conocida como teca 
folicular, justo por fuera de la lámina basal. La teca folicular se diferencia adicionalmente 
en dos capas: 
• Teca interna, que es la capa de células secretoras cúbicas muy vascularizada y más 
profunda. Las células de la teca interna con diferenciación completa poseen las 
características ultraestructurales típicas de las células productoras de esteroides. Estas 
células tienen una gran cantidad de receptores de hormona luteinizante (LH). En 
respuesta a la estimulación por LH sintetizan y secretan los andrógenos que son los 
precursores de los estrógenos. Además de las células secretoras, la teca interna contiene 
fibroblastos, haces de fibras colágenas y una red extensa de vasos pequeños típica de los 
órganos endocrinos. 
• Teca externa, que es la capa más superficial de células del tejido conjuntivo. Contiene 
sobre todo células musculares lisas y haces de fibras colágenas. 
Los límites entre las dos capas tecales y entre la teca externa y la estroma circundante 
no son nítidos. Sin embargo, la lámina basal que hay entre la capa granulosa y la teca 
interna establece un límite bien definido entre estas capas. En el folículo primario ocurre 
la maduración del ovocito. 
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Muchas microvellosidades irregulares se proyectan desde el ovocito hacia el espacio perivitelino que hay entre el ovocito 
y las células de la granulosa circundantes conforme se deposita la membrana pelúcida. Al mismo tiempo, las células de la 
granulosa desarrollan prolongaciones delgadas que se proyectan hacia el ovocito, se entremezclan con las 
microvellosidades ovocíticas y a veces empujan el oolema para invaginarlo. Estas prolongaciones pueden entrar en 
contacto con el oolema, pero no se establece continuidad citoplasmática entre las células. 
El folículo secundario se caracteriza por un antro lleno de líquido: desde el principio el folículo primario se hace más 
profundo en la estroma cortical conforme aumenta de tamaño, sobre todo por proliferación de las células de la granulosa. 
Los factores necesarios para el crecimiento ovocítico y folicular son varios: 
• Hormona foliculoestimulante (FSH) 
• Factores de crecimiento (p. ej., factor de crecimiento epidérmico [EGF], factor de crecimiento símil insulina I [IGF-I]) 
• Iones calcio (Ca2+). 
Cuando la capa granulosa alcanza un espesor de 6 a 12 estratos celulares, entre las 
células de la granulosa aparecen cavidades con contenido líquido. A medida que el 
líquido con mucho hialuronano, llamado líquido folicular, continúa acumulándose 
entre las células de la granulosa, las cavidades comienzan a confluir para finalmente 
formar una cavidad única con forma de semiluna denominada antro. Este folículo ahora 
se designa con el nombre de folículo secundario o folículo antral. El ovocito de posición 
excéntrica, que ha adquirido un diámetro de unos 125 |im, ya no crece más. La 
inhibición del crecimiento es causada por la presencia de un péptido pequeño, de 1 a 2 
kDa, llamado inhibidor de la maduración ovocítica (OMI), que las células de la granulosa 
secretan hacia el líquido antral. Hay una correlación directa entre el tamaño del folículo 
secundario y la concentración de OMI. La concentración es máxima en los folículos pequeños y mínima en los folículos 
maduros. 
Las células del cúmulo ovóforo forman una corona radiante alrededor del ovocito del folículo secretor. Conforme el 
folículo secundario aumenta de tamaño, el antro, que está revestido por varias capas de células de la granulosa, también 
se torna más grande. La capa granulosa tiene un espesor que es relativamente uniforme excepto en la región asociada 
con el ovocito. Aquí las células de la granulosa forman un montículo abultado, el disco prolígero o cúmulo ovóforo, que se 
proyecta dentro del antro. Las células del disco prolígero que rodean inmediatamente el ovocito y permanecen con él en 
la ovulación forman la denominada corona radiante. La corona radiante está compuesta por células del cúmulo ovóforo 
que envían microvellosidades penetrantes por toda la membrana pelúcida para comunicarse a través de uniones de 
hendidura con las microvellosidades del ovocito. 
Durante la maduración folicular la cantidad de microvellosidades en la superficie de las células de la granulosa aumenta y 
se correlaciona con un aumento de los receptores de LH en la superficie libre antral. Entre las células de la granulosa 
pueden verse los llamados cuerpos de Call-Exner, que consisten en un material extracelular que se tiñe con intensidad y 
es PAS positivo. Estos cuerpos son secretados por las células de la granulosa y contienen hialuronano y proteoglucanos. 
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El folículo maduro (folículo de de Graaf) contiene el ovocito 
secundario maduro. Tiene un diámetro de 10 mm o más. Debido a 
su gran tamaño se extiende por todo el espesor de la corteza 
ovárica y sobresale en la superficie del ovario. A medida que el 
folículo se acerca a su tamaño máximo, la actividad mitótica de las 
células de la granulosa disminuye. La capa granulosa parece que se 
torna más fina conforme el antro aumenta de tamaño. Mientras 
continúan agrandándose los espacios que hay entre las células de 
la granulosa, el ovocito y las células del cúmulo se separan 
gradualmente del resto de la capa granulosa en preparación para 
la ovulación. Las células del cúmulo que rodean inmediatamente el 
ovocito ahora forman la capa celular simple de la corona radiante. 
Estas células y células del cúmulo adheridas con laxitud permanecen con el ovocito en la ovulación. Durante este período 
de maduración folicular las capas tecales se tornan más prominentes. 
Unas 24 horas antes de la ovulación, en la adenohipófisis se induce una liberación masiva de FSH o LH. En respuesta al 
aumento vertiginoso de LH los receptores de esta hormona en las células de la granulosa se inhiben (se desensibilizan) y 
estas células dejan de producir estrógenos ante la estimulación por LH. Desencadenada por este gran aumento súbito de 
la LH se reanuda la primera división meiótica del ovocito primario. Este fenómeno ocurre entre 12 y 24 horas después de 
la secreción máxima de LH y causa la formación del ovocito secundario y del primer cuerpo polar. Luego, las células de la 
granulosa y de la teca sufren luteinización y producen progesterona. 
Ovulación 
La ovulación es un proceso mediado por hormonas cuya consecuencia es la liberación del ovocito secundario. La ovulación 
es el proceso por el cual el ovocito secundario se libera del folículo de de Graaf.El folículo destinado a ovular en cualquier 
ciclo menstrual se recluta de una cohorte de varios folículos primarios en los primeros días del ciclo. Durante la ovulación 
el ovocito atraviesa toda la pared folicular y el epitelio superficial del ovario. 
Una combinación de cambios hormonales y efectos enzimáticos produce la liberación del ovocito secundario en la mitad 
del ciclo menstrual, es decir en el día 14 de un ciclo de 28 días. Los factores que intervienen son los siguientes: 
• Aumento del volumen y de la presión del líquido folicular 
• Proteólisis enzimática de la pared folicular por plasminógeno activado 
• Depósito de glucosaminoglucanos dirigido por hormonas entre el complejo ovocito-cúmulo ovóforo y la capa granulosa 
• Contracción de las fibras musculares lisas en la teca externa, desencadenada por prostaglandinas pequeña región de la 
superficie ovárica sobre el folículo que sobresale. 
Esta región del epitelio superficial, que se conoce como estigma folicular o mácula pelúcida, se eleva y luego se rompe. El 
ovocito, rodeado por la corona radiante y las células del cúmulo ovóforo, se expulsa con fuerza del folículo abierto. En el 
momento de la ovulación las franjas de la trompa entran en contacto estrecho con la superficie del ovario y dirigen 
suavemente la masa cumular que contiene el ovocito hacia el interior de la trompa uterina por su orificio abdominal. La 
masa cumular se adhiere con firmeza a las franjas y es transportada activamente por las células ciliadas de la trompa 
uterina, lo cual impide que caiga en la cavidad peritoneal. 
Después de la ovulación, el ovocito secundario permanece viable durante unas 24 horas. Si en este período no ocurre la 
fecundación, el ovocito secundario se degenera mientras atraviesa la trompa uterina. Los ovocitos que no entran en la 
trompa uterina suelen degenerarse en la cavidad peritoneal. Sin embargo, a veces alguno puede fecundarse e implantarse 
en la superficie del ovario o del intestino o en el fondo de saco rectouterino (de Douglas). Estas implantaciones ectópicas 
por lo general no se desarrollan más allá de las etapas embrionarias iniciales. 
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Lo normal es que un solo folículo complete la maduración en cada ciclo y se rompa para liberar su ovocito secundario. 
Los ovocitos primarios dentro de los folículos primordiales comienzan la primera división meiótica durante la vida 
embrionaria, pero el proceso se detiene en la etapa de diploteno de la profase meiótica. La primera profase meiótica no 
se completa hasta justo antes de la ovulación. Por consiguiente, los ovocitos primarios permanecen detenidos en la 
primera profase meiótica por un período que oscila entre 12 y 50 años. Este largo período de detención meiótica expone 
al ovocito primario a influencias ambientales adversas y contribuiría a errores de la meiosis, como las no disyunciones. 
Una vez que se completa la primera división meiótica (división reduccional) en el folículo maduro, cada célula hija del 
ovocito primario recibe una cantidad igual de cromosomas, pero una de ellas recibe la mayor parte del citoplasma y se 
convierte en el ovocito secundario, que mide 150 |Im de diámetro. La otra célula hija recibe una cantidad mínima de 
citoplasma y se convierte en el primer cuerpo polar. El ovocito secundario queda detenido en la metafase de la segunda 
división meiótica justo antes de la ovulación. No bien se completa la primera división meiótica, el ovocito secundario inicia 
la segunda división del proceso de la meiosis. Mientras el ovocito secundario rodeado por las células de la corona radiante 
abandona el folículo en la ovulación, la segunda división meiótica (división ecuacional) ya ha comenzado. Esta división se 
detiene en metafase y sólo se completa si el ovocito secundario es penetrado por un espermatozoide. Si ocurre la 
fecundación, el ovocito secundario completa la segunda división meiótica y forma un óvulo maduro con el pronúcleo 
femenino que contiene un juego de 23 cromosomas. La otra célula producida en esta división es el segundo cuerpo polar. 
En los seres humanos el primer cuerpo polar sobrevive por más de 20 horas después de la ovulación pero no se divide; en 
consecuencia, el óvulo fecundado puede reconocerse por la presencia de dos cuerpos polares (primer cuerpo polar 
diploide y segundo cuerpo polar haploide). 
Cuerpo lúteo 
Después de la ovulación, el folículo colapsado se reorganiza en un cuerpo lúteo. En la ovulación la pared folicular, 
compuesta por las células de la granulosa y de la teca remanentes, adquiere pliegues profundos al colapsarse el folículo y 
se convierte en el cuerpo lúteo o cuerpo amarillo (glándula lútea). Al principio, la hemorragia de los capilares de la teca 
interna hacia la luz folicular conduce a la formación del llamado cuerpo hemorrágico con un coágulo central. Luego, el 
tejido conjuntivo de la estroma invade la antigua cavidad folicular. Las células de la capa granulosa y de la teca interna se 
diferencian en células granulosoluteínicas y tecoluteínicas en el proceso llamado luteinización. Estas células luteínicas 
sufren cambios morfológicos notorios porque aumentan de tamaño y se llenan de inclusiones lipídicas. En el nivel 
ultraestructural las células exhiben las características asociadas con las células secretoras de esteroides, a saber, un REL 
abundante y mitocondrias con crestas tubulares. 
Hay dos tipos de células luteínicas: 
• Células luteínicas de la granulosa (o células granulosoluteínicas), que son células centrales grandes y derivan de las 
células de la granulosa. 
• Células luteínicas de la teca (o células tecoluteínicas), que son más pequeñas, se tiñen con una intensidad mayor, están 
ubicadas más en la periferia y derivan de las células de la teca interna. 
Hacia la capa granulosa y dentro del cuerpo lúteo se forma una red vascular extensa. Esta estructura muy vascularizada 
de la corteza ovárica secreta progesterona y estrógenos. Estas hormonas estimulan el crecimiento y la actividad secretora 
de la mucosa uterina (endometrio) con el fin de prepararla para la implantación del cigoto en desarrollo en el caso de que 
hubiese ocurrido la fecundación. 
El cuerpo lúteo de la menstruación se forma cuando no hay fecundación. 
Si no ocurren la fecundación y la implantación, el cuerpo lúteo permanece activo sólo por 14 días; en este caso se llama 
cuerpo lúteo de la menstruación. Cuando no hay gonadotrofina coriónica humana (hCG) ni otras luteotrofinas, el ritmo de 
secreción de progestágenos y de estrógenos declina y el cuerpo lúteo comienza a degenerarse unos 10 a 12 días después 
de la ovulación. El cuerpo lúteo se degenera y sufre una involución lenta con el embarazo o la menstruación. Las células 
se llenan de lípidos, disminuyen de tamaño y sufren autólisis. Una cicatriz blanquecina, el cuerpo albicans, aparece 
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conforme se acumula un material intercelular hialino entre las células del antiguo cuerpo lúteo en degeneración. El cuerpo 
albicans se torna cada vez más profundo en la corteza ovárica y desaparece lentamente en un período de varios meses. 
■ TROMPAS UTERINAS 
Las trompas uterinas u oviductos son órganos pares con forma de tubo que se extienden bilateralmente desde el útero 
hasta los ovarios. Estos órganos tubulares transportan el óvulo desde el ovario hasta el útero y proveen el medio ambiente 
necesario para la fecundación y el desarrollo inicial del cigoto hasta su etapa de mórula. Uno de los extremos de la trompa 
está junto a un ovario y se abre hacia la cavidad peritoneal; el otro extremo se comunica con la cavidad uterina. 
Cada trompa uterina, que mide aproximadamente 10 a 12 cm de longitud, puede dividirse en cuatro segmentos 
macroscópicos: 
• El infúndíbulo o pabellón es el segmento tubárico con forma de embudo que está junto al ovario. En su extremo distalse abre hacia la cavidad peritoneal, mientras que el extremo proximal se continúa con la ampolla. El borde libre del 
infúndíbulo tiene prolongaciones largas y delgadas, llamadas franjas, que se extienden hacia el ovario. 
• La ampolla es el segmento más largo, constituye alrededor de los dos tercios de la longitud tubárica total y es el sitio 
donde ocurre la fecundación. 
• El istmo es el segmento medial estrecho de la trompa que es contiguo al útero. 
• La porción intramural o uterina, de alrededor de 1 cm de largo, está dentro de la pared del útero y se abre en la cavidad 
uterina. 
La pared de la trompa uterina está compuesta por tres capas: una capa serosa externa, una capa muscular intermedia y 
una capa mucosa interna. 
• La serosa o peritoneo visceral es el estrato más externo de la trompa uterina y consiste en un mesotelio y una capa 
delgada de tejido conjuntivo. 
• La muscular, en la mayor parte de su longitud, está organizada en una capa circular interna bastante gruesa y una capa 
longitudinal externa más fina. El límite entre estas dos capas suele ser poco nítido. 
• La mucosa, que es el revestimiento interno de la trompa uterina, tiene pliegues longitudinales bastante finos que se 
proyectan dentro de la luz tubárica a lo largo de toda su longitud. Los pliegues son muy abundantes y complejos en la 
ampolla y se tornan más pequeños en el istmo. 
El revestimiento epitelial de la mucosa consiste en un epitelio simple cilíndrico compuesto por dos tipos de células: 
ciliadas y no ciliadas. Representan estados funcionales diferentes de un solo tipo celular. 
• Las células ciliadas son muy abundantes en el infúndíbulo y la ampolla. El batir de los cilios está dirigido hacia el útero. 
• Las células no ciliadas son secretoras y producen el líquido que contiene sustancias nutritivas para el óvulo. 
Las células epiteliales sufren hipertrofia cíclica durante la fase folicular y atrofia durante la fase lútea en respuesta a los 
cambios de las concentraciones hormonales, en particular de los estrógenos. Además, la relación entre células ciliadas y 
células no ciliadas se modifica durante el ciclo hormonal. Los estrógenos estimulan la ciliogénesis y la progesterona 
aumenta la cantidad de las células secretoras. En el momento de la ovulación el epitelio alcanza una altura de más o menos 
30 JXm, que luego se reduce a la mitad justo antes de iniciarse la menstruación. 
En la trompa uterina ocurre transporte bidireccional: la trompa uterina ejecuta movimientos activos poco antes de la 
ovulación que determinan que las franjas entren en contacto estrecho con el ovario y se ubiquen sobre la región de la 
superficie ovárica donde ocurrirá la rotura para la expulsión del ovocito. Una vez que éste se libera, las células ciliadas del 
infúndíbulo lo “barren” hacia el orificio tubárico y así impiden que caiga en la cavidad peritoneal. El ovocito se desplaza a 
lo largo de la trompa y es impulsado por las contracciones peristálticas de ésta. 
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■ ÚTERO 
El útero recibe la mórula en proliferación rápida que proviene de la trompa uterina. Todo crecimiento embrionario y fetal 
ulterior ocurre en el útero, que sufre cambios asombrosos en cuanto a tamaño y desarrollo. 
El útero humano es un órgano hueco con forma de pera que está ubicado en la pelvis entre la vejiga y el recto. En la mujer 
nulípara pesa de 30 a 40 g y mide 7,5 cm de largo, 5 cm de ancho en su parte superior y 2,5 cm de espesor. Su luz, que 
también es aplanada, está en continuidad con la de las trompas y la de la vagina. 
Desde el punto de vista anatómico, el útero se divide en dos regiones: 
• El cuerpo, que es la porción superior grande del órgano. La superficie anterior es casi plana, mientras que la superficie 
posterior es convexa. La parte más alta y redondeada del cuerpo que se expande por arriba de la desembocadura de las 
trompas uterinas recibe el nombre de fondo uterino. 
• El cuello o cérvix, que es la porción inferior angosta del útero y está separada del cuerpo por un istmo. La luz del cérvix 
exhibe dos estrechamientos, uno en cada extremo, que se llaman orificio interno y orificio externo. 
La pared uterina está compuesta por tres capas. Desde la luz hacia afuera son las siguientes: 
• Endometrio, que es la mucosa del útero. 
• Miometrio, que es la capa muscular gruesa. Está en continuidad con la capa muscular de las trompas uterinas y de la 
vagina. Las fibras musculares lisas también se extienden dentro de los ligamentos fijados al útero. 
• Perimetrio, que es la capa serosa externa o la cubierta peritoneal visceral del útero. El perimetrio se continúa con el 
peritoneo pélvico y abdominal y está compuesto por un mesotelio y una capa delgada de tejido conjuntivo laxo. Bajo el 
mesotelio suele ser prominente una capa de tejido elástico 
Tanto el miometrio como el endometrio sufren cambios cíclicos mensuales cuya finalidad es preparar el útero para la 
implantación de un embrión. Estos cambios constituyen el ciclo menstrual. 
El miometrio forma un sincitio estructural y funcional. El miometrio es el estrato más grueso de la pared uterina y está 
compuesto por tres capas de músculo liso de límites mal definidos: 
• La capa muscular media contiene una cantidad abundante de vasos sanguíneos grandes (plexos venosos) y vasos 
linfáticos y se denomina estrato vascular. Es la capa más gruesa y posee haces musculares lisos entrelazados con 
orientación circular o en espiral. 
• Los haces musculares lisos de las capas interna y externa están orientados predominantemente paralelos al eje 
longitudinal del útero. 
 En el útero no gestante las células musculares lisas miden unos 50 (im de longitud. Durante el embarazo el útero sufre un 
agrandamiento enorme. El crecimiento es causado en primer lugar por la hipertrofia de las células musculares lisas 
existentes (que pueden alcanzar más de 500 |Im de largo) y en segundo lugar por el desarrollo de fibras nuevas 
(hiperplasia) a través de la división mitótica de células musculares existentes y la diferenciación de células 
mesenquimáticas indiferenciadas. La cantidad de tejido conjuntivo también aumenta. Conforme progresa el embarazo, la 
pared uterina se torna cada vez más fina a medida que se estira a causa del crecimiento del feto. Luego del parto el útero 
retorna casi a su tamaño original. Algunas fibras musculares se degeneran, pero la mayor parte retorna a su tamaño 
original. El colágeno producido durante el embarazo para fortalecer el miometrio entonces es degradado 
enzimáticamente por las células que lo secretaron. La cavidad uterina permanece más grande y la pared muscular más 
gruesa que antes del embarazo. 
Comparado con el cuerpo del útero, el cérvix tiene más tejido conjuntivo y menos músculo liso. Las fibras elásticas 
abundan en el cérvix pero en el cuerpo del útero sólo aparecen en cantidades apreciables en la capa externa del 
miometrio. 
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Los cambios de la actividad secretora endometrial durante el ciclo concuerdan con la maduración de los folículos ováricos. 
El final de cada ciclo se caracteriza por la destrucción y el desprendimiento parciales del endometrio que se acompañan 
de hemorragia desde los vasos de la mucosa. La eliminación de sangre y restos de tejidos por la vagina, que suele durar 
de 3 a 5 días, se conoce como menstruación o flujo menstrual. 
Durante la vida fértil, el endometrio está compuesto por dos capas o estratos que tienen estructura y función diferentes: 
• Capa o estrato funcional. Esta capa es la parte gruesa del endometrio que se desprende durante la menstruación. 
• Capa o estrato basal. Esta capa se retiene durante la menstruación y es el origen de la regeneración de la capa funcional. 
Durante las fases del ciclo menstrual, el espesor del endometrio varía de 1 a 6 mm. Está revestido por un epitelio simple 
cilíndrico conuna mezcla de células secretoras y células ciliadas. El epitelio superficial se invagina en la lámina propia 
subyacente (estroma endometrial) para formar las glándulas endometriales. Estas glándulas tubulares simples, que 
poseen una cantidad menor de células ciliadas, a veces se ramifican en la parte más profunda del endometrio. La estroma 
endometrial, que parece un mesénquima, es muy celular y contiene una abundancia de sustancia fundamental 
intercelular. Al igual que en la trompa uterina, aquí no hay una submucosa que separe el endometrio del miometrio. La 
vasculatura del endometrio también prolifera y se degenera en cada ciclo menstrual. 
 
Los cambios cíclicos del endometrio durante el ciclo menstrual están representados por las fases proliferativa, secretora 
y menstrual. 
El ciclo menstrual es un espectro continuo de etapas evolutivas en la capa funcional del endometrio. En última instancia 
es controlado por las gonadotrofinas secretadas por la porción distal de la hipófisis que regulan las secreciones esteroides 
de los ovarios. El ciclo se repite normalmente cada 28 días, durante los cuales el endometrio atraviesa por una secuencia 
de cambios morfológicos y funcionales. Conviene dividir el ciclo en tres fases sucesivas: 
• Fase proliferativa, que ocurre al mismo tiempo que la maduración folicular y es afectada por la secreción de los 
estrógenos ováricos: 
Al final de la fase menstrual el endometrio consiste en una fina banda de tejido conjuntivo, de más o menos 1 mm de 
espesor, que contiene las porciones basales de las glándulas endometriales y los segmentos proximales de las arterias en 
espiral. Este estrato es la capa basal del endometrio. La fase proliferativa se inicia por acción de los estrógenos. Las células 
epiteliales, las células de la estroma y las células endoteliales de la capa basal proliferan con rapidez y pueden verse los 
cambios siguientes: 
 • Las células epiteliales en la porción glandular basal reconstituyen las glándulas y migran para cubrir la 
superficie endometrial denudada. 
 • Las células de la estroma proliferan y secretan colágeno y sustancia fundamental. 
 • Las arterias en espiral se alargan conforme el endometrio se restablece. 
La fose proliferativa continúa hasta 1 día después de la ovulación, que ocurre en el día 14 de un ciclo de 28 días. Al final 
de esta fase el endometrio ha alcanzado un espesor de unos 3 mm. Las glándulas tienen una luz estrecha y son 
relativamente rectas, con un aspecto apenas ondulado. En la región basal de las células epiteliales hay acumulación de 
glucógeno. 
• Fase secretora, que coincide con la actividad funcional del cuerpo lúteo y es afectada principalmente por la secreción 
de progesterona: 
Uno o dos días después de la ovulación y por efecto de la progesterona, en la capa funcional del endometrio comienzan a 
producirse cambios notorios. El endometrio se torna edematoso y puede llegar a medir 5 a 6 mm de espesor. Las glándulas 
crecen y adquieren un aspecto “en tirabuzón” o “en serrucho”, al mismo tiempo que sus luces se distienden al acumularse 
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producto de secreción. El líquido mucoide producido por el epitelio glandular tiene muchas sustancias nutritivas (en 
particular glucógeno. El crecimiento que se ve en esta etapa es producto de la hipertrofia de las células epiteliales, el 
aumento de la vasculatura y el edema del endometrio. Durante la fase secretora, las arterias en espiral se alargan y se 
enrollan más, de modo que llegan casi hasta la superficie endometrial. 
• Fase menstrual, que comienza cuando declina la producción hormonal ovárica al degenerarse el cuerpo lúteo. 
El cuerpo lúteo permanece activo en la secreción de hormonas durante sólo unos 10 días si no se produce la fecundación. 
Al disminuir rápidamente las concentraciones hormonales ocurren cambios en la irrigación de la capa funcional del 
endometrio. Al principio las contracciones periódicas de las paredes de las arterias en espiral, que duran varias horas, 
causan la isquemia de la capa funcional. Las glándulas dejan de secretar y el endometrio reduce su espesor conforme la 
estroma se torna menos edematosa. Después de unos 2 días, los períodos prolongados de contracción arterial, con pocos 
momentos de permeabilidad, causan la destrucción del epitelio de revestimiento superficial y la rotura de los vasos 
sanguíneos El flujo menstrual está formado por sangre, líquido uterino y células epiteliales y medio, de 35 a 50 mL 
■ VAGINA 
La vagina es una vaina fibromuscular que se extiende desde el cuello del útero hasta el vestíbulo vaginal, el cual 
corresponde a la región situada entre los labios menores. En las vírgenes, el orificio de entrada a la vagina puede estar 
ocluido por el himen, que es un repliegue de la mucosa que se proyecta dentro de la luz vaginal. El himen o sus restos 
derivan de la membrana endodérmica que separaba la vagina en desarrollo de la cavidad del seno urogenital definitivo 
del embrión. 
La pared vaginal se compone de los estratos siguientes: 
• Una capa mucosa interna, que tiene pliegues transversales abundantes y está revestida por un epitelio estratificado 
plano. Papilas de tejido conjuntivo de la lámina propia subyacente empujan el revestimiento epitelial. 
• Una capa muscular intermedia, que está organizada en dos estratos de músculo liso entremezclados (uno circular 
interno y otro longitudinal externo) que a veces no son fáciles de discernir. El estrato externo se continúa con la capa 
correspondiente del útero y es mucho más grueso que el estrato interno. A la altura del introito vaginal hay fibras 
musculares estriadas que pertenecen al músculo bulbocavernoso o bulboesponjoso. 
• Una capa adventicia externa, que está organizada en un estrato interno de tejido conjuntivo denso contiguo a la capa 
muscular y un estrato externo de tejido conjuntivo laxo que se confunde con la adventicia de las estructuras vecinas. El 
estrato interno contiene fibras elásticas en abundancia que contribuyen a la elasticidad y a la resistencia de la pared 
vaginal. El estrato externo posee una gran cantidad de vasos sanguíneos y linfáticos, así como nervios. 
La superficie luminal de la vagina está tapizada por un epitelio estratificado plano no queratinizado cuya lubricación 
depende del moco producido por las glándulas cervicales. Las glándulas vestibulares mayores y menores ubicadas en la 
pared del vestíbulo vaginal producen más moco para lubricar este órgano. En la pared de la vagina misma no hay 
glándulas. El epitelio de la mucosa sufre cambios cíclicos durante el ciclo menstrual. Bajo la influencia de los estrógenos, 
durante la fase folicular, las células epiteliales sintetizan y acumulan glucógeno conforme migran hacia la superficie. Todo 
el tiempo hay exfoliación celular, pero en la fase menstrual o cerca de ella la capa superficial del epitelio vaginal puede 
desprenderse entera. 
La lámina propia posee dos regiones bien definidas. La región más cercana a la luz del órgano está compuesta por un tejido 
conjuntivo laxo muy celular. La otra región, contigua a la capa muscular, es más densa y puede considerarse una 
submucosa. Esta región contiene muchas venas de paredes delgadas que simulan tejido eréctil durante la excitación 
sexual. Justo debajo del epitelio hay una gran cantidad de fibras elásticas, algunas de las cuales se extienden dentro de la 
capa muscular. La lámina propia contiene muchos linfocitos y leucocitos (en particular neutrófilos) que migran al interior 
del epitelio. También puede haber nódulos linfáticos solitarios. La cantidad de linfocitos y leucocitos en la mucosa y en la 
luz vaginal aumenta de manera notable cuando ocurre el flujo menstrual. 
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La vagina tiene pocas terminaciones nerviosas de la sensibilidad general.Es probable que las terminaciones sensitivas que 
son más abundantes en el tercio inferior de la vagina estén asociadas principalmente con el dolor y la distensión. 
■ GENITALES EXTERNOS 
Los genitales externos femeninos consisten en las partes siguientes, que en conjunto reciben el nombre de vulva y tienen 
un revestimiento de epitelio estratificado plano: 
• Monte del pubis. El monte del pubis es una prominencia redondeada sobre la sínfisis del pubis que está formada por 
tejido adiposo subcutáneo. 
• Labios mayores. Los labios mayores son dos pliegues cutáneos longitudinales grandes, homólogos del escroto, que se 
extienden desde el monte del pubis y forman los límites laterales de la hendidura urogenital. Contienen una capa delgada 
de músculo liso que se parece al dartos escrotal y una gran cantidad de tejido adiposo subcutáneo. La superficie externa, 
así como la del monte del pubis, está cubierta de vello pubiano. La superficie interna es lisa y carece de pelo. En ambas 
superficies hay glándulas sebáceas y sudoríparas. 
• Labios menores. Los labios menores son pliegues cutáneos pares, carentes de vello, que limitan el vestíbulo vaginal y 
son homólogos de la piel del pene. En las células profundas del epitelio hay una gran cantidad del pigmento melanina. El 
centro conjuntivo de cada uno de estos pliegues carece de tejido adiposo pero tiene muchos vasos sanguíneos y fibras 
elásticas finas. En la estroma hay glándulas sebáceas grandes. 
• Clítoris. El clítoris es una estructura eréctil homóloga del pene. Su cuerpo está compuesto por dos formaciones eréctiles 
pequeñas, los cuerpos cavernosos del clítoris, que terminan en un diminuto tubérculo redondeado de tejido eréctil 
llamado glande del clítoris. La piel que cubre el glande es muy fina, forma el prepucio del clítoris y contiene terminaciones 
nerviosas sensitivas abundantes. 
• Vestíbulo vaginal. El vestíbulo está revestido por epitelio estratificado plano. Sobre todo en las cercanías del clítoris y 
alrededor del orificio externo de la uretra hay una gran cantidad de glándulas mucosas pequeñas, llamadas glándulas 
vestibulares menores o glándulas de Skene. Las glándulas vestibulares mayores o glándulas de Bartholin son pares, más 
grandes y homologas de las glándulas bulbouretrales masculinas. Estas glándulas tubuloalveolares tienen alrededor de 1 
cm de diámetro y están ubicadas en la pared lateral del vestíbulo por detrás del bulbo vestibular. Su producto de secreción 
es una sustancia mucosa lubricante. 
En los genitales externos hay una gran cantidad de terminaciones nerviosas sensitivas: 
• Los corpúsculos de Meissner son abundantes en particular en la piel del monte del pubis y de los labios mayores. 
• Los corpúsculos de Pacini están distribuidos en las capas profundas del tejido conjuntivo y se hallan en los labios mayores 
y en asociación con el tejido eréctil. Los impulsos nerviosos provenientes de estos receptores sensoriales desempeñan un 
papel importante en la respuesta fisiológica durante la excitación sexual. 
Las terminaciones nerviosas libres son muy abundantes y están distribuidas equitativamente por toda la piel de los 
genitales 
■ GLANDULAS MAMARIAS 
Son órganos estructuralmente dinámicos que varían según la edad, el ciclo menstrual y el estado reproductivo de la mujer. 
Durante la vida intrauterina hay desarrollo y crecimiento de tejido mamario en ambos sexos. Entre la región axilar y la 
región inguinal aparecen múltiples glándulas a lo largo de engrosamientos epidérmicos bilaterales llamados crestas o 
líneas mamarias. En los seres humanos lo normal es que un solo grupo de células prolifere para formar una mama a cada 
lado de la línea media. 
Hasta la pubertad las glándulas mamarias tanto femeninas como masculinas se desarrollan de modo similar. Al comenzar 
la pubertad en los varones la testosterona actúa sobre las células mesenquimáticas para inhibir el crecimiento adicional 
de las glándulas mamarias. En la misma época en las mujeres, las mamas siguen desarrollándose por la acción hormonal 
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de los estrógenos y la progesterona. Los estrógenos estimulan el desarrollo adicional de las células mesenquimáticas. La 
glándula mamaria aumenta de tamaño, sobre todo por la proliferación del tejido adiposo interlobulillar. Los conductos se 
extienden y se ramifican en la estroma de tejido conjuntivo en expansión. La proliferación de las células epiteliales es 
controlada por interacciones entre el epitelio y el tejido conjuntivo laxo de la estroma especializada intralobulillar, que es 
sensible a las hormonas. En la adultez ya se ha establecido la arquitectura canalicular total de la glándula. 
Las glándulas mamarias permanecen en estado inactivo hasta el embarazo, durante el cual adquieren su maduración 
morfológica y funcional completa. Esto ocurre en respuesta a los estrógenos y la progesterona secretados inicialmente 
por el cuerpo lúteo y más tarde por la placenta, a la prolactina de la hipófisis y a los gonadocorticoides sintetizados por la 
corteza suprarrenal. Al final del embarazo en las células epiteliales se encuentran vesículas de secreción pero la producción 
de leche es inhibida por las concentraciones elevadas de progesterona. El comienzo de la secreción láctea ocurre 
inmediatamente después del parto y es inducido por la prolactina (PRL) secretada por la adenohipófisis. La eyección de la 
leche es estimulada por la oxitocina liberada desde la neurohipófisis. Con el cambio en el entorno hormonal que ocurre 
en la menopausia, el componente glandular de las mamas involuciona y es reemplazado por tejido conjuntivo y adiposo. 
En los varones cierto desarrollo mamario adicional normalmente ocurre después de la pubertad pero las glándulas 
permanecen rudimentarias. 
Las glándulas mamarias son glándulas sudoríparas apocrinas modificadas que se desarrollan por la acción de las 
hormonas sexuales. Las glándulas mamarias tubuloalveolares, que derivan de glándulas sudoríparas modificadas de origen 
epidérmico, se encuentran en el tejido subcutáneo. La mama adulta inactiva está compuesta por 15 a 20 lóbulos 
irregulares que se hallan separados por bandas de tejido conjuntivo fibroso, adoptan una disposición radial desde el pezón 
(papila mamaria) y se subdividen en numerosos lobulillos que reciben el nombre de unidades lobulillares de conducto 
terminal (TDLU). Algunas de las bandas fibrosas, llamadas ligamentos suspensorios o ligamentos de Cooper, se unen a la 
dermis. En el tejido conjuntivo denso de los espacios interlobulillares hay abundancia de tejido adiposo. 
Cada glándula termina en un conducto galactóforo que desemboca en el pezón a través de un orificio estrecho. Bajo la 
aréola, cada conducto tiene una porción dilatada que recibe el nombre de seno galactóforo. En sus inicios el sistema de 
conductos excretores posee un epitelio simple cúbico o simple cilindrico que luego se modifica gradualmente hasta 
adquirir dos capas de células cúbicas a la altura de los senos galactóforos. Cerca de su desembocadura, los conductos 
galactóforos están revestidos por un epitelio estratificado plano. 
La epidermis del pezón y de la aréola del adulto está muy pigmentada y un tanto arrugada y su superficie profunda es 
empujada por papilas dérmicas largas. El epitelio es estratificado plano queratinizado. La pigmentación del pezón 
aumenta en la pubertad y éste se torna más prominente. Durante el embarazo, la aréola crece y el grado de pigmentación 
aumenta más. La aréola contiene glándulas sebáceas, glándulas sudoríparas y glándulas mamarias modificadas (glándulas 
de Montgomery). 
La unidad lobulillar de conducto terminal (TDLU) de la glándula mamaria corresponde a una aglomeración de alvéolos 
secretores pequeños (en la mama en lactación) o de conductillos terminales (en la mama inactiva) rodeados por estroma 
intralobulillar. 
Las ramificaciones sucesivas de los conductosgalactóforos conducen a la unidad lobulillar de conducto terminal (TDLU). 
Cada TDLU corresponde a una aglomeración en racimo de alvéolos pequeños que forma un lobulillo y consiste en las 
estructuras siguientes: 
• Conductillos terminales, que se encuentran en la glándula inactiva. Durante el embarazo y después del parto el epitelio 
de los conductillos terminales, que está compuesto por células glandulares, se diferencia en alvéolos secretores 
totalmente funcionales que producen leche. 
• Conducto colector intralobulillar, que transporta las secreciones alveolares al conducto galactóforo. 
• Estroma intralobulillar, que consiste en tejido conjuntivo laxo especializado, sensible a hormonas, dispuesto alrededor 
de los conductillos terminales y los alvéolos. El tejido conjuntivo intralobulillar contiene muy pocos adipocitos. 
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Las células epiteliales y mioepiteliales de la glándula mamaria son las células más importantes que se asocian con los 
conductos y los lobulillos mamarios. Las células epiteliales glandulares forman la pared del sistema de conductos, mientras 
que las células mioepiteliales están situadas entre las células epiteliales y la lámina basal. Estas células, cuyas 
prolongaciones se entrelazan para formar una red con el aspecto de una cesta, se encuentran en las porciones secretoras 
de la glándula. En los cortes de rutina teñidos con hematoxilina y eosina (H-E) las células mioepiteliales son más obvias en 
los conductos de calibre mayor. La contracción de las células mioepiteliales contribuye a la eyección de la leche durante 
la lactación. 
 
Durante el ciclo menstrual, la mama inactiva sufre modificaciones cíclicas leves. Al comienzo de la fase folicular la estroma 
intralobulillar es menos densa y los conductillos terminales parecen cordones formados por células epiteliales cúbicas sin 
luz o con una luz diminuta. Durante la fase lútea, la altura de las células epiteliales aumenta y en los conductos aparece 
una luz cada vez mayor conforme se acumulan las secreciones. Además, en el tejido conjuntivo se acumula líquido. A esto 
le sigue la involución y la apoptosis súbitas durante los últimos días del ciclo menstrual antes del inicio de la menstruación. 
 
En la producción de la leche intervienen procesos de secreción merocrina y apocrina. 
Las células secretoras sintetizan dos productos distintos que se secretan por mecanismos diferentes: 
• Secreción merocrina. El componente proteico de la leche se sintetiza en el retículo endoplasmático rugoso (RER), se 
envasa para su transporte en vesículas de secreción limitadas por membrana en el aparato de Golgi y se libera de la célula 
por fusión de la membrana vesicular con la membrana plasmática. 
• Secreción apocrina. El componente graso de la leche se origina como inclusiones lipídicas libres en el citoplasma. Los 
lípidos confluyen para formar glóbulos grandes que se mueven hacia la región apical de la célula y se proyectan en la luz 
alveolar. Al liberarse, estas inclusiones son cubiertas por una envoltura de membrana plasmática. Una capa fina de 
citoplasma queda atrapada entre la membrana plasmática y los lípidos de la inclusión y se libera junto con ellos, pero la 
cantidad de citoplasma perdido en este proceso es despreciable. 
Regulación hormonal de la glándula mamaria 
El crecimiento y el desarrollo iniciales de la glándula mamaria en la pubertad ocurren bajo la acción de los estrógenos y la 
progesterona producidos por el ovario en proceso de maduración. Por la acción hormonal, las TDLU se desarrollan y se 
diferencian en unidades funcionales dinámicas. Después de este desarrollo inicial en cada ciclo ovárico se producen 
cambios leves en la morfología del tejido glandular. Durante la fose folicular del ciclo menstrual los estrógenos circulantes 
estimulan la proliferación de los conductos galactóforos. Luego de la ovulación, en la fase lútea, la progesterona estimula 
el crecimiento de los alvéolos; la estroma intralobulillar se torna edematosa. Durante el embarazo el cuerpo lúteo y la 
placenta producen estrógenos y progesterona en forma continua, lo que causa un aumento masivo de las TDLU. En la 
actualidad se cree que el desarrollo mamario también depende de la prolactina adenohipofisaria, la hCS placentaria y los 
glucocorticoides suprarrenales. 
La lactación está bajo el control neurohormonal de la adenohipófisis y el hipotálamo. Aunque los estrógenos y la 
progesterona son indispensables para el desarrollo físico de la mama durante el embarazo, estas dos hormonas también 
suprimen el efecto de la prolactina y la hCS, cuyas concentraciones aumentan a medida que progresa la gestación. No 
obstante, la pérdida súbita de la secreción de estrógenos y progesterona por la placenta y el cuerpo lúteo justo después 
del parto permite que la prolactina adquiera su función lactogénica. Para la producción de leche también hace falta la 
secreción adecuada de hormona del crecimiento, glucocorticoides suprarrenales y hormona paratiroidea. 
La succión durante el amamantamiento inicia impulsos sensitivos que desde los receptores del pezón llegan al hipotálamo. 
Estos impulsos inhiben la liberación de factor inhibidor de la prolactina y entonces se libera PRL en la adenohipófisis. Los 
impulsos sensitivos también causan la liberación de oxitocina en la neurohipófisis. La oxitocina estimula las células 
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mioepiteliales que rodean la base de las células secretoras alveolares y la base de las células de los conductos de mayor 
calibre para que se contraigan y expriman la leche del sistema alveolocanalicular. Si no hay succión, la secreción láctea 
cesa y las glándulas mamarias comienzan a involucionar y atrofiarse. El tejido glandular retorna entonces a su estado 
inactivo de reposo. 
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