Claro que sí.
En los refugios la pasan solos. Claro que están en compañía de otros animales y de cuidadores que los tratan y no los abandonan hasta que son adoptados. Pero es muy diferente cuando forman parte de una familia que les de mucho amor.
Quienes llegan a los refugios heridos, maltratados, son los que por lo general les cuesta más volver a confiar. Sus heridas no solo son físicas, también lo son emocionales. Algunos sanan con menor tiempo que otros, pero con la ayuda de una familia que los amen y los cuiden, pueden volver a ser felices y sanar. Lo podés notar en sus caritas y mimos.
Son seres con un amor incondicional.
¡Saludos!
Isa.
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Comportamento Organizacional
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