Los motivos que se dan son varios.
Uno de ellos tiene que ver con la domesticación.
En comparación con los gatos, los perros han sido domesticados por humanos durante miles de años más que los gatos.
Además, tenga en cuenta que los perros fueron domesticados por primera vez con el propósito de usarlos como ayudantes en una variedad de trabajos. Esta es también la razón por la que hay tantas razas de perros diferentes.
Es natural que, en términos de compañía, una brecha tan grande en años haya enseñado a los perros a responder exactamente cuando los llamamos.
Los gatos son mucho más autosuficientes, pero su vínculo con los humanos nunca ha sido tan fuerte.
Por otro lado, está el hecho de que los gatos se comunican de una manera única. Tiene mucho que ver con la forma en que una madre gata se comunica con sus cachorros en este escenario.
Los gatos crean una variedad de sonidos, cada uno con su propio significado.
Cuando una gata llama a su cachorro a su lado o la alerta de su presencia, emite un sonido distintivo. Porque entiende que hay un motivo, el gatito ha asociado esa llamada con tener que ir con su madre desde pequeño. Un peligro, por ejemplo.
Cuando llamas a tu gato a casa, te escucha, pero puede que no crea que el hecho de que quieras que se vaya es causa suficiente. Eso es todo al respecto. No ve peligro y sabe que está en su propio territorio, así que te ignora.
Ellos van a necesitar entender por qué quieres que vaya a tu lado y darles el valor correspondiente.
Por ello, por ejemplo, si necesitas que tu gato acuda a ti porque le tienes que dar su comida antes de marcharte, puedes usar siempre una llamada concreta antes de servirle el plato.
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