Claro que sí. Y un gato con un perro también.
Mi perra doberman jugaba largos ratos con mi gato, todos los días, era un placer verlos como en una danza extraña y ágil, dando giros y haciendo contorsiones. La perra jamás lastimó al gato y era muy delicada para tocarlo con la boca, él se dejaba, confiado.
Cada vez que los veía jugar, sentía para mis adentros que todo estaba en paz, todo estaba bien.
Cuando mi perra ovejera fue operada, la cirugía para salvarle la vida fue grande, ya que tenía un tumor importante. Morgan, el gato que tenía entonces y que nunca se le acercaba demasiado, estuvo junto a ella por horas, acompañándola en su convalecencia, muy solemne.
Los animales pueden ser un gran ejemplo de solidaridad y convivencia.
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Comportamento Organizacional
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