¿Qué piensan los israelíes respecto a Alemania y los alemanes?

Voy a decir lo que yo siento y pienso ( que no es lo mismo) y no lo que piensa el israelí medio, pues creo que a este no le intereza en lo más mínimo el tema.

• Personalmente, primero, lo que siento (O sentía de joven) involuntariamente.

—La primera vez que fui a Alemania hace dos años y subí a un tren no me sentí muy a gusto. Cuando oí decir fuerte por el alto parlante de la vía “rechts” ( a la derecha) no pude evitar evocar a personas bajando de un tren ( mis abuelos y muchos padres de amigos) en un campo de concentración en 1944 y oyendo “rechts” ( a la derecha ) las mujeres y “links”( a la izquierda) los hombres.

Decididamente, los trenes y Alemania no producen asociaciones mentales muy agradables en un Judío de mi generación, la primera generación post holocausto.

Bueno, era mi primer día escuchando alemán. Después me acostumbré.

—Luego del tren fuimos a un hotel que tenía un cuarto minúsculo ( 6 metros) Me quejé y mi compañero, con un humor muy negro me dijo: ¿de qué te quejas? tienes una cámara donde dormir, hace 60 años hubieses tenido solo una cámara de gaz.

—Mi padre, cuando Aún vivía y conversaba con un alemán,( su alemán era de casa y muy bueno) no podía evitar calcularle la edad para adivinar donde estaba y qué hacía él durante la Segunda Guerra Mundial.

—Y cuando yo a los 18 años me inscribí al Goethe de Lima para tomar cursos de alemán, él se fastidió, pero yo igual estudié el idioma.

¿ Ahora, por qué yo, con mi historia familiar, a los 18 quise aprender El alemán?

Pues sentía una fascinación y curiosidad por los alemanes. Quería entenderlos, adivinar sus secretos y quizás igualarlos, sentir que yo valía igual que ellos,¿ y qué mejor manera de hacerlo que aprendiendo su propio idioma?

Me gustaba y me gusta mucho su idioma , me gustaba y me gusta su arte, un poco pesado y grotesco, sin el refinamiento latino, pero aún así potente y con una estética a la que yo soy muy sensible, me gustaba su música, y, eran los reyes de la filosofía y de la técnica.

Sus logros como pueblo me fascinaban, y también me intrigaban : ¿por qué habían odiado tanto a los judíos? Por qué un pueblo tan culto y capaz hizo lo que hizo? Pero esas no eran las únicas preguntas. Había otras, que no se expresaban con palabras pero sí estaban latentes. Cuando veía fotos de alemanes rubios bellos y altos y pensaba en los judíos de costumbre más bajos y de rasgos faciales irregulares, veía que fisicamente los alemanes eran hermosos y los judíos que me rodeaban me parecían feos en comparación. Entonces pensaba: quizás algo de razón tenían los alemanes? Los judíos finalmente sí son una raza inferior? Y entonces la hija de perseguidos se sentía ella misma culpable y les daba la razón a los perseguidores. O no, no es que les daba la razón, pero sí se sentía inferior a ellos. Los superhombres al lado de los mercachifles de pacotilla.

Obviamente con la edad estos sentimientos se han mitigado y cambiado, y he conocido a tanta gente de todas partes, aprendido a hablar tantos idiomas, que ya no soy la misma que a los 18, ni con las mismas inseguridades ni admiraciones.

• En cuanto a lo que pienso. ( no lo que siento)

Pienso que hoy en Alemania sigue existiendo un fuerte antisemitismo, una fuerte xenofobia y que el alemán medio ( no el alemán de Berlín sino el de la Alemania profunda) tiene un profundo problema de racismo y de alergia a todo lo que no es germánico.

Pienso que en su elite los alemanes son un pueblo admirable por su cultura, su sentido del trabajo bien hecho ( esto no es para mí un cliché: odio la mentira y para mi un trabajo mal hecho ES una manera de mentir y de robar), por su inteligencia ( es un pueblo educado en la reflexión y la lógica) y que ellos sí están abiertos a lo extranjero y nuevo.

Y además es el único pueblo europeo que ha hecho un examen de consciencia y un trabajo para entender el fascismo para que este no se repita. No he oído que haya habido un proceso similar ni donde los rusos, los italianos, los franceses o los españoles.

• un poco de humor para acabar: una serie cómica israelí que me gusta mucho