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Con esta prueba se hace una exploración de la calidad de la audición que puede ayudar a hacer un mejor diagnóstico. Pero hay que vigilar, porque a ...

Con esta prueba se hace una exploración de la calidad de la audición que puede ayudar a hacer un mejor diagnóstico. Pero hay que vigilar, porque a pesar de que las audiometrías pueden normalizarse cuando no hay infección, el hecho de que haya épocas en las que el niño oye y otras en las que no oye puede propiciar que el desarrollo de su lenguaje no sea el adecuado. Recomendaciones para favorecer el lenguaje oral Para potenciar el uso del lenguaje oral, es imprescindible querer compartir alguna vivencia y expresar o de expresiones temporales como «dentro de un rato, después, más tarde». De este modo se pueden hacer previsiones, predecir situaciones («qué pasaría si»). Después se pueden revisar y disfrutar de lo que se ha hecho: revivir con el lenguaje la experiencia vivida. Una tarea tan cotidiana como ir al mercado puede ser una ocasión para sentarse juntos a hacer la lista de las cosas que se deben comprar. Eso implica poner en juego un montón de estrategias básicas para favorecer el lenguaje oral: sentarse juntos, pensar qué hay que comprar, explicarlo, escuchar las propuestas del otro e incluso se pueden hacer listas diferentes para la comida, la bebida, los productos de limpieza, etc. Y, por supuesto, todo ello también es un excelente ejercicio de vocabulario y memoria. Con todas estas propuestas podemos afirmar que se estimulan las habilidades cognitivas de base para hacer de apoyo a la comunicación, el lenguaje y el habla. Ahora bien, en determinados casos es necesaria una reeducación cuando la estimulación no es suficiente y se ha instaurado un patrón anómalo. Entonces la intervención de un especialista se hará imprescindible. El perfil del logopeda se ha ido definiendo de forma lenta y progresiva. Actualmente están claros cuáles deben ser los conocimientos y la formación que garantizan un ejercicio profesional de calidad, así como las funciones de su tarea y los pertinentes ámbitos de actuación. La formación básica y específica Debido a la gran variedad de disciplinas que constituyen la formación y la línea de actuación de los logopedas es obvia la necesidad de establecer unos requisitos que determinen el perfil académico de los profesionales especializados en el ámbito de la logopedia. A lo largo de los años, la capacitación del logopeda ha pasado de ser una formación complementaria para psicólogos, pedagogos, maestros o foniatras a ser una disciplina que tiene entidad por ella misma y tiene un reconocimiento de grado. El logopeda debe tener formación en varias ciencias biomédicas para conocer las bases biológicas del habla y el lenguaje. Necesita disponer de información sobre la anatomía y la fisiología del aparato auditivo y bucofonador y tener conocimientos sobre neurología, pediatría, psiquiatría, ortodoncia y geriatría. Por otro lado es importante que conozca las diversas ciencias del lenguaje, es decir, de la lingüística: fonética, fonología, semántica, lexicología, morfosintaxis y pragmática. Precisa disponer de conocimientos sobre psicología evolutiva, clínica, cognitiva y social y tiene que tener formación psicopedagógica. Todo ello le dará la base para poder intervenir en varias patologías del habla, el lenguaje y la comunicación, como pueden ser los trastornos evolutivos del habla y el lenguaje, los trastornos de la voz, la afasia, la disartria, los trastornos que tienen origen en patologías de la audición, los que vienen dados por problemas relacionados con la parálisis cerebral o aquellas dificultades que impiden a los niños tener un acceso fluido a la lectura y la escritura. Asimismo, el logopeda tiene que disponer de nociones sobre métodos de investigación para poder profundizar y avanzar en su práctica profesional y realizar un mejor trabajo clínico con personas de todas las edades. Función y objetivos Una vez definida la formación que necesita el terapeuta del lenguaje, se pueden acotar sus funciones. Quizás la más evidente es la función de evaluar, diagnosticar, pronosticar y rehabilitar los trastornos del habla, el lenguaje y la comunicación. Pero a la vez, también tiene una tarea muy importante de prevención. Es evidente, pero, que para prevenir determinadas patologías es necesario conocerlas y el logopeda puede ayudar a llevar a cabo la estimulación necesaria para evitar estos posibles problemas de comunicación. Y lo más importante es que el logopeda, para poder realizar una buena evaluación del lenguaje, necesita poder hacer una exploración clínica exhaustiva y disponer de los resultados de varios exámenes complementarios para valorar aspectos auditivos, neurológicos, psicológicos y pedagógicos. Así, las funciones del logopeda se pueden concretar en las siguientes: estimulación, prevención, evaluación y diagnóstico, intervención terapéutica, asesoramiento, e investigación y formación. Ámbitos de actuación El logopeda puede atender a pacientes con varias patologías y también a sus familias durante las distintas etapas evolutivas, desde niños hasta personas de edad avanzada. Es imprescindible que tenga en cuenta, no solo los factores técnicos, sino también el vertiente personal y social de la persona atendida. Como terapeuta establece una relación de acompañamiento y ayuda a su paciente, y es por eso que hay que considerar a la persona atendida en toda su totalidad, e ir más allá de la sintomatología. Los logopedas pueden llevar a cabo su trabajo individualmente o formando parte de equipos multidisciplinarios, principalmente en el ámbito sanitario o educativo. Pueden ejercer su tarea en entidades públicas o privadas, por ejemplo: en equipos interdisciplinarios de ámbito educativo y sanitario, en un centro de recursos para deficientes auditivos, en un centro de desarrollo infantil y atención temprana, en un servicio de otorrinolaringología o en servicios sociosanitarios como centros de atención primaria y hospitales, en geriátricos, y en peritajes logopédicos. Así pues, los ámbitos de intervención son varios, en consonancia con lo que implica esta disciplina tan amplia. Y es imprescindible que el logopeda pueda colaborar con otros profesionales de varias áreas científicas, como la psicología, la medicina, la lingüística o la pedagogía. La relación entre varias disciplinas permitirá una mejor y más completa comprensión de la dificultad del habla, lenguaje o comunicación de la persona a quien atiende el logopeda. Tal como expone Zabala (1999), «realizando un trabajo transdisciplinario se da el grado máximo de relaciones entre disciplinas, de forma que resulta una integración global dentro de un sistema totalizador. Así se puede obtener una visión de la realidad sin parcelaciones, atendiendo toda su complejidad y yendo más allá de lo que sería la interdisciplinariedad, es decir, la interacción entre varias disciplinas». INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA Después de todo lo que se ha expuesto hasta aquí, la pregunta clave es: ¿cuándo es necesaria la intervención de un logopeda? A veces puede ser esencial hacer una consulta a tiempo, para poder disponer de pautas de actuación y evitar posibles alteraciones. El logopeda, en este caso, diagnostica y orienta, a partir de consejos genéricos. En otros casos, cuando la patología ya está instaurada, se hará obligada su intervención para llevar a cabo una reeducación. Lo primero que hay que hacer es una evaluación inicial para poder llegar a un diagnóstico, que ayudará a definir el pronóstico y concretar los objetivos a corto y medio plazo. Es imprescindible resaltar que siempre hay que partir de lo que el paciente sabe, empezar con lo que domina para ir abordando de forma progresiva todos los objetivos propuestos. La intervención del logopeda puede ser pertinente cuando hay un retraso, una alteración o un trastorno en el área de la comunicación, el lenguaje o el habla. Ahora bien, no siempre es fácil poner la línea divisoria entre estos tres temas. Incluso los autores más reconocidos no llegan a un consenso. A pesar de las diferencias individuales, se pueden establecer varias clasificaciones sobre las alteraciones de la comunicación humana. Para realizar estas catalogaciones, varios autores o equipos de estudiosos proponen distintos abanicos de posibilidades. Unos siguen criterios etiológicos, es decir, en función de las causas que provocan aquella alteración. Otros siguen criterios evolutivos, es decir, según el momento del desarrollo en que aparecen. Otros, criterios en función del momento en que el circuito de la comunicación se ha alterado: en la recepción o en la transmisión. Y todos son igualmente válidos. Por ejemplo, una clasificación posible es

Esta pregunta también está en el material:

La logopedia (Nolla)
108 pag.

Fonoaudiologia Universidad de ValènciaUniversidad de València

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