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que la ausencia de soplo en un paciente no indica la ausencia de esta cardiopatía. A la auscultación también puede determinarse la presencia de ral...

que la ausencia de soplo en un paciente no indica la ausencia de esta cardiopatía. A la auscultación también puede determinarse la presencia de rales crepitantes cuando existe edema pulmonar. En ocasiones los ruidos cardíacos se auscultan atenuados como consecuencia de la presencia de colecta en la cavidad pleural. La cardiomiopatía restrictiva es una patología cardíaca que cursa, en gran parte de los casos, sin soplo. El pulso femoral es un dato de gran importancia en pacientes felinos que padecen cualquier tipo de cardiomiopatía. Si bien este puede presentar caracteres normales, en muchas ocasiones la amplitud se encuentra disminuida como consecuencia de la pobre descarga sistólica. detectadas en los métodos de diagnóstico. Radiografía de tórax En algunos casos la radiografía torácica suele no presentar particularidades, principalmente en aquellos pacientes que se mantienen asintomáticos o que manifiestan una sintomatología clínica escasa. En la etapa sintomática, uno de los primeros cambios que se observa en la radiografía de incidencia latero-lateral es la dilatación del atrio izquierdo, sin cambios a nivel ventricular. La elevación dorsal de la tráquea genera que esta adopte una disposición paralela a la columna vertebral torácica, perdiéndose la forma de «V» que forman estas dos estructuras anatómicas entre sí normalmente. Más tarde puede existir dilatación atrial derecha. Un aspecto que es importante tener presente es que a nivel ventricular no se observan alteraciones, ya que esta cardiopatía no cursa ni con dilatación ni con hipertrofia de dicha cámara cardíaca. La dilatación de los atrios y el mantenimiento del tamaño normal de los ventrículos le suelen conferir a la silueta cardíaca una imagen radiológica que recibe el nombre de «corazón de los enamorados» o «corazón de San Valentín. Al igual que en la cardiomiopatía hipertrófica, en casos más avanzados se hacen visibles alteraciones que surgen como consecuencia del fenómeno retrógrado de la insuficiencia cardíaca. Estas alteraciones incluyen congestión venosa pulmonar y edema intersticial y/o alveolar. Cabe recordar que, a diferencia de lo que ocurre en pacientes caninos, en felinos el edema no se limita únicamente a la zona perihiliar, sino que presenta un patrón difuso en forma de manchas. En casos de insuficiencia cardíaca derecha suele observarse efusión pleural, alteración capaz de enmascarar el resto de las particularidades presentes en la radiografía. Electrocardiografía En pacientes asintomáticos el electrocardiograma generalmente presenta un trazado que se encuentra dentro de los parámetros habituales. Sin embargo, cuando la enfermedad progresa puede observarse sobrecarga atrial izquierda o biatrial. Esta sobrecarga se puede poner de manifiesto en el electrocardiograma con la presencia de una onda P de duración aumentada como consecuencia de la dilatación atrial izquierda (denominada onda P mitral) y con la presencia de una onda P de voltaje mayor al normal (denominada onda P pulmonar). De todas formas la ausencia de estas alteraciones electrocardiográficas no descarta la presencia de agrandamiento cardíaco ya que, como se ha mencionado en capítulos anteriores, el electrocardiograma determina la alteración en el tamaño de las cámaras cardíacas con un 50 % de eficiencia. También pueden observarse alteraciones en el normal ritmo cardíaco. Como se mencionó anteriormente, las arritmias que se originan con mayor prevalencia en estos pacientes incluyen complejos prematuros/taquicardia de origen ventricular, bloqueo fascicular anterior de rama izquierda, retardo en la conducción atrioventricular y complejos prematuros/taquicardia supraventricular. Con menor frecuencia y en casos más avanzados puede observarse fibrilación atrial. En aquellos enfermos que presentan colecta pleural puede observarse la presencia de complejos electrocardiográficos de voltaje disminuido. Del mismo modo que ocurre en el resto las cardiopatías, es imprescindible la evaluación del trazado electrocardiográfico en forma periódica a lo largo del desarrollo del tratamiento del enfermo, ya que a medida que la miocardiopatía avanza pueden presentarse nuevas arritmias que deben ser tenidas en cuenta a la hora de reformular el tratamiento. Ecocardiografía Al igual que en la mayor parte de las cardiopatías, la ecocardiografía es el mejor método para arribar al diagnóstico definitivo de la miocardiopatía restrictiva, ya que permite diferenciar esta cardiopatía del resto de las enfermedades cardiovasculares. Hay que tener presente que en pacientes con esta miocardiopatía no se observan alteraciones en las válvulas cardíacas y no existe ni dilatación ni hipertrofia de los ventrículos. Por este motivo los índices de función sistólica se mantienen dentro de los valores habituales. En ciertas ocasiones suele observarse aumento de la ecogenicidad del miocardio, como consecuencia de la fibrosis existente. En los primeros estadios de la enfermedad los atrios presentan un tamaño normal. Cuando la cardiopatía se encuentra más avanzada es posible la observación de la dilatación atrial. En ciertos casos suele visualizarse un contraste espontáneo (ecos) dentro del atrio izquierdo dilatado, alteración que se observa como consecuencia del éstasis sanguíneo con agregaciones celulares y que se considera indicio de tromboembolismo. En ocasiones se observa un trombo en el interior de dicha cámara cardíaca. Mediante la ecocardiografía bidimensional también es posible reconocer la presencia de efusión pleural, pudiéndose observar claramente el ligamento frénico-pericárdico, estructura anatómica que permite diferenciar esta colecta de aquella que se localiza en la cavidad pericárdica. Fig. 69: Ecocardiograma modo B realizado a paciente felino con cardiomiopatía restrictiva. Nota: eje corto a nivel de la base cardíaca, tomado desde la ventana paraesternal derecha. El atrio izquierdo se encuentra dilatado (18,29 mm), guardando una relación 1,88:1 al ser comparado con la aorta (9,72 mm). Al igual que en la cardiomiopatía hipertrófica, la ecocardiografía doppler es importante para determinar la presencia de disfunción diastólica e identificar patrones de llenado restrictivo. Por otro parte, en aquellas ocasiones en las que existe soplo de regurgitación mitral o tricuspídea, dicha regurgitación puede observarse mediante el doppler. Debido a que esta patología cursa sin alteraciones claramente visibles a nivel ventricular, este modo ecocardiográfico toma gran relevancia a la hora de llegar al diagnóstico definitivo. La existencia de dilatación de uno o de ambos atrios en presencia de ventrículos de tamaño normal sugiere la firme posibilidad de que el paciente se encuentre cursando una cardiomiopatía restrictiva. Pronóstico El pronóstico de pacientes con cardiomiopatía restrictiva depende de varios factores, como por ejemplo de la severidad de la dilatación atrial, de la presencia/ausencia de arritmias y tipo de las mismas en caso de que estén presentes, de la existencia o no de signos de insuficiencia cardíaca congestiva, y de la instalación o no de alteraciones tromboembólicas. Por este motivo no se debe estimar el tiempo de sobrevida del enfermo sin evaluar y analizar detenidamente cada uno de estos aspectos. Los felinos que se encuentran asintomáticos y presentan una dilatación atrial izquierda leve suelen vivir varios años sin desarrollar insuficiencia cardíaca. Por el contrario, aquellos pacientes que padecen dilatación atrial más marcada, se encuentran más predispuestos a desarrollar insuficiencia cardíaca, pudiendo sufrir tromboembolismo y muerte súbita. Es decir que, del mismo modo que ocurre en animales con cardiomiopatía hipertrófica, podría considerarse a la dimensión del atrio izquierdo como un parámetro de gran utilidad para predecir el pronóstico de la enfermedad, existiendo una relación inversa entre el tamaño de dicha cámara cardíaca y el tiempo de sobrevida del enfermo. Aquellos animales que concurren a la consulta veterinaria con sintomatología de insuficiencia cardíaca congestiva tienen un tiempo de sobrevida de uno a dos años. Sin embargo este período de tiempo es estimativo, por lo cual no significa que el paciente no pueda sufrir descompensación o muerte súbita mucho tiempo antes. Cuando el cuadro clínico del paciente se encuentra agravado por la presencia de fibrilación atrial, el pronóstico es más reservado aun. Por último, los felinos que sufren tromboembolismo arterial tienen un pronóstico más negativo, pudiendo vivir aproximadamente de dos a seis meses.

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cardiopatias_UNRN_lecturas
192 pag.

Anestesiologia Veterinária Universidad De CordobaUniversidad De Cordoba

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