Logo Studenta

Criaturas pequeñas y criaturas más pequeñas. Si el ojo humano hubiese sido mejor, quizá nunca habríamos experimentado la primera revolución, cuando...

Criaturas pequeñas y criaturas más pequeñas. Si el ojo humano hubiese sido mejor, quizá nunca habríamos experimentado la primera revolución, cuando nos dimos cuenta de las maravillas ocultas de la vida. Nuestra pobre visión inspiró la invención de una pieza simple de la tecnología: las lentes. De manera inesperada, esta práctica ayuda para nuestras tareas diarias dio lugar a dos tipos de instrumentos científicos: el telescopio y el microscopio. Esto nos descubrió el vasto alcance del cosmos y el intrincado mundo de los seres vivos de pequeña escala. Sin ayuda, el ojo humano ve el mundo a escala humana: gente, casas, animales, plantas, minerales, ríos, copas, cuchillos... Incluso las características más grandes de nuestro entorno, como montañas y lagos, las percibimos como objetos monolíticos. En la distancia, una montaña se parece mucho a una roca que es picuda en la cima. A medida que nos acercamos lo suficiente como para ver mucho más la montaña, hemos perdido de vista la montaña. En cambio, vemos distribuidos de modo complejo arroyos, rocas diseminadas, musgo, precipicios, barrancos, nieve y hielo. La palabra «agarrar» traiciona por completo el juego. A una escala humana, el mundo consiste en las cosas que se pueden coger con nuestras manos. A este nivel, la Luna, una vaca y una pulga parecen estar a la par la una de la otra. Estamos de acuerdo en que no podemos agarrar la Luna, pero podemos taparla con el pulgar si estiramos nuestro brazo. No podemos coger una vaca, pero podemos ponerle un aro en su nariz y llevarla con una cuerda. (Uso «nosotros» en el sentido tradicional de «alguno de nosotros puede».) El principal problema de coger una pulga es, de manera irónica, que es demasiado pequeña para que podamos agarrarla bien y además salta. Pero hablando de una manera generalizada, a escala humana todos los objetos son más o menos del mismo tipo. Podemos darles un nombre e imaginar que nombrándolos hemos capturado su esencia. La Luna es un círculo brillante y con manchas. Una vaca camina a cuatro patas y da leche. Una pulga pica, salta y es una molestia. Tan pronto como profundizamos más allá del desnudo ojo humano, con poco más que unos pedazos de cristal pulido para ayudarnos, nuestra imagen simple y cómoda del mundo cambia. A través de su telescopio Galileo vio manchas en el Sol, montañas en la Luna, las fases de Venus y cuatro pequeñas motas de luz pasando a través del disco naranja del planeta Júpiter. Tan pronto como puso su mente en ello dedujo, y podría haberse equivocado al deducir, que el Sol y la Luna no eran esferas lisas, que Venus se movía alrededor del Sol y que la Tierra no era un centro fijo alrededor del cual el resto del universo se movía. Las autoridades religiosas de la época, que se consideraban a sí mismas las custodias de la verdad, estaban espantadas. Galileo se las arregló para escapar de las terribles penas que, con frecuencia, eran aplicadas para hacer cumplir la visión oficial de la verdad, pero en su juicio por herejía en 1633 se vio forzado a negar sus propias deducciones de las evidencias que había visto a través de su telescopio. Las autoridades de la época no discutieron las evidencias. Simplemente ordenaron a Galileo que las ignorase y dejase de escribir sobre ellas. Me inclino a creer que actuaron de este modo no porque fuesen religiosos, sino porque eran autoridades. Así que Galileo se retractó, aunque de manera ilegal murmurara para sus adentros «incluso así, se mueve». Y la Tierra continuó moviéndose alrededor del Sol, sin importar lo que la Iglesia creyese y sin importar lo que Galileo estuviese obligado a afirmar públicamente. La evidencia científica finalmente prevaleció, pero cuando el papa Juan Pablo II pidió perdón por cómo había sido tratado Galileo, la ciencia ya había puesto al hombre en la Luna. Si un humilde telescopio podía causar tales líos simplemente revelando cosas que estaban ahí, ¿qué pasaba con el microscopio? Nos descubrió el mundo interno de cosas muy pequeñas, en particular, el de los seres vivos. El potencial para ideas heréticas era mucho más grande que cualquiera que la astronomía pudiese inspirar. De manera curiosa, las autoridades religiosas vieron este avance mucho más revolucionario con aparente ecuanimidad, incluso aunque las nuevas pruebas puestas ahora al alcance del ojo humano cambiaran nuestras ideas sobre el mundo y nuestro lugar en él. Sospecho que

Todavía no tenemos respuestas

¿Sabes cómo responder a esa pregunta?

¡Crea una cuenta y ayuda a otros compartiendo tus conocimientos!


✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales

Otros materiales