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Maria Eduarda Hammes Corresponde a uno de los tumores benignos más habituales de la pared torácica. Se identifican sobre todo en niños y adultos jóvenes. La mayoría de las veces los condromas se desarrollan en la articulación costocondral anterior. Se pueden confundir con costocondritis. Se reconoce como una masa (casi siempre sin dolor) por medios clínicos. En la radiografía de tórax, la lesión tiene aspecto lobulado y es radiopaca; muestra calcificaciones difusas o focales y desplaza la corteza ósea sin penetrarla. Las medidas terapéuticas consisten en la resección con inclusión de un borde de 2 cm. Es necesario asegurarse de que la anomalía no sea un condrosarcoma bien diferenciado. En tal caso, se requiere un borde libre de 4 cm para prevenir la recurrencia local. Los condromas grandes se deben tratar por medios quirúrgicos como si fueran condrosarcomas de bajo grado. Es frecuente el surgimiento en las costillas. Afecta con mayor frecuencia a adultos jóvenes. Es inusual la aparición de dolor y su ubicación casi siempre es la porción posterolateral de la caja torácica. Se puede relacionar con algún traumatismo. En la radiografía se observa una masa extensible con adelgazamiento cortical y sin calcificación. La curación se logra mediante escisión local que incluya un borde de 2 cm. Son los tumores óseos benignos más frecuentes. Generalmente se identifican de modo incidental al obtener una radiografía. La mayoría es solitaria. Aparecen en el curso de los primeros dos decenios de la vida y se originan en o cerca de las placas de crecimientos de los huesos. Las lesiones son benignas durante la juventud o la adolescencia. Los osteocondromas que aparecen después de concluir el crecimiento esquelético tienen potencial de convertirse en condrosarcomas. Los osteosarcomas en el tórax surgen de la corteza costal; son uno de los múltiples componentes del síndrome autosómico dominante conocida como exostosis múltiples hereditarias (tienen una alta tasa de degeneración hacia condrosarcomas en este síndrome). Cualquier paciente con múltiples exostosis hereditarias que desarrolle dolor nuevo en el sitio de un osteocondroma o que note crecimiento gradual de la tumoración, ha de valorarse con cuidado en busca de osteosarcoma. SCHWARTZ, cap. 19, pág. 564 Maria Eduarda Hammes La extirpación local del osteocondroma benigno es suficiente para lograr su curación. Si se reconoce degeneración maligna se practica una incisión amplia que incluya un borde de 4 cm. Son anomalías osteolíticas benignas. Los granulomas eosinófilos de las costillas también se pueden desarrollar como anomalías solitarias o como parte de un proceso patológico generalizado del sistema linforeticular denominado histiocitosis de células de Langerhans (LCH). En LCH el tejido dañado sufre infiltración intensa por histiocitos (como en las células de Langerhans que se observan en piel y otros epitelios), los cuales muchas veces están organizados y forman granulomas. Se desconoce la causa. De todas las lesiones óseas de la LCH, 79% corresponde a granulomas eosinófilos solitarios, 7% a anomalías granulomatosas eosinófilas múltiples y 14% a otras modalidades de LCH de tipo sistémico. Los granulomas eosinófilos únicos se pueden presentar de manera aislada en costillas o cráneo, pelvis, mandíbula, húmero y otros sitios. Se diagnostican sobre todo en niños a 15 años de edad. Se relacionan con dolor y sensibilidad al tacto, y por eso se pueden confundir con sarcoma de Ewing o un proceso inflamatorio, como osteomielitis. Es posible la involución espontánea, pero el tratamiento ordinario es la resección quirúrgica limitada con inclusión de un borde de 2 cm. Neoplasias infrecuentes de tejidos blandos desarrolladas a partir de estructuras fasciales o mioaponeuróticas. Del punto de vista histológico, se conforman por cúmulos de células fibroblásticas de aspecto benigno, colágena abundante y mitosis escasas. Algunos consideran como una forma de fibrosarcoma. Los tumores desmoides tiene alteraciones en la vía de la poliposis adenomatosa del colon/catenina-B, y se cree que la desregulación de la ciclina D1 tiene una función importante en su patogenia. Algunos trastornos con aumento en el riesgo de formación de tumores desmoides incluyen la poliposis adenomatosa familiar (síndrome de Gardner), estados con concentraciones altas del estrógeno (embarazo), traumatismo y las incisiones quirúrgicas abdominales y torácicas. Aparecen en sujetos en el tercer a cuarto decenios de la vida y refieren dolor, un tumor torácico, o ambas cosas. La tumoración se halla fijada a la pared torácica, pero no a la piel suprayacente. No proyectan metástasis, pero tienen gran propensión a recurrir de modo local (5 a 50%), mismo con la resección inicial completa con bordes negativos. Esta evolución agresiva y local se debe a infiltración microscópica de la alteración hacia músculo y tejidos blandos circundantes. La MRI puede mostrar infiltración del músculo o los tejidos blandos. Tal vez no sea posible establecer el diagnóstico histológico mediante biopsia con aguja debido a su baja celularidad. Es frecuente que se requiera una biopsia incisional abierta en lesiones mayores de 3 a 4 cm. La intervención quirúrgica consiste en la extirpación de la lesión que incluya un borde de 2 a 4 cm, así como la valoración transoperatoria de los bordes de resección con cortes congelados. Es común extirpar una costilla arriba y otra abajo del tumor, con inclusión de un borde costal de 4 a 5 cm. La supervivencia después de una resección local amplia con bordes negativos es de 90% a 10 años. Un tumor maligno de la pared torácica es una lesión metastásica de una neoplasia primaria o un sarcoma. Las principales características que influyen en el pronóstico son el grado histológico y la propiedad de respuesta a la quimioterapia. Los sarcomas se pueden dividir en dos grandes grupos de acuerdo con su potencial para reaccionar a la quimioterapia. La quimioterapia preoperatoria (neoadyuvante) ofrece la posibilidad de: a) precisar la sensibilidad química de la masa según sean el grado de reducción de su tamaño y la aparición de necrosis microscópica; b) elegir los agentes quimioterápicos a los cuales es sensible la tumoración, y c) disminuir la extensión de la resección quirúrgica al reducir las dimensiones de la lesión. Maria Eduarda Hammes En virtud de la reacción potencial del tumor a la quimioterapia o la presencia de metástasis, las medidas terapéuticas iniciales pueden ser: a) quimioterapia preoperatoria (en personas con osteosarcoma, rabdomiosarcoma, tumor neuroectodérmico primitivo [PNET] o sarcoma de Ewing), seguida por resección y quimioterapia posoperatoria; b) ablación quirúrgica primaria y reconstrucción (en sujetos con histiocitoma fibroso maligno sin metástasis, fibrosarcoma, liposarcoma o sarcoma sinovial), o c) quimioterapia neoadyuvante seguida por extirpación quirúrgica, si está indicada, en pacientes con sarcomas de tejidos blandos con metástasis. Son muy frecuentes las excepciones en sujetos pediátricos y adultos que tienen neoplasias profundas de alto grado sin metástasis >10 cm de diámetro. Son los tumores malignos más habituales de la pared torácica. Se originan en la pared anterior a nivel de las articulaciones costocondrales. Estas masas dolorosas de la pared anterior del tórax tienen crecimiento lento y pueden alcanzar proporciones masivas. Los estudios de CT demuestran lesiones radioluminiscentes que presentan con frecuencia calcificaciones granulares que patognomónicas del condrosarcoma. También se observa destrucción de las estructuras óseas afectadas. La enfermedad metastásica hacia pulmones o huesos se debe descartar con CT y rastreo óseo. La mayoría de los condrosarcomas experimentaun crecimiento lento y son tumores de bajo grado. Cualquier alteración de la pared anterior del tórax con sospecha de ser un condroma o un condrosarcoma de bajo grado se debe tratar mediante resección amplia (4 cm). Los condrosarcomas no son sensibles a la quimioterapia ni a la radioterapia. El pronóstico depende del grado de diferenciación del tumor y la extensión de la resección. Son los tumores malignos más comunes del hueso, pero conforman un cáncer poco habitual de la pared torácica, en la cual constituyen sólo 10% de los tumores malignos. Se presentan como masas dolorosas con crecimiento rápido. Aparecen de manera predominante en adultos jóvenes, también pueden aparecer en sujetos mayores de 40 años de edad, algunas veces en relación con radioterapia previa, enfermedad de Paget o quimioterapia. Su aspecto radiográfico típico es la presencia de formación especulada de hueso perióstico nuevo que produce un aspecto de sol radiante. Es preciso efectuar una valoración cuidadosa del parénquima pulmonar mediante CT. Los osteosarcomas tienden a diseminarse hacia pulmones. Los osteosarcomas son en potencia sensibles a la quimioterapia. Es frecuente la aplicación de quimioterapia preoperatoria antes de la resección quirúrgica. Ulterior a la quimioterapia se lleva a cabo una resección total que incluya bordes amplios (4 cm), seguida por reconstrucción de la pared. En individuos con metástasis pulmonares susceptibles de resección quirúrgica, se puede aplicar quimioterapia de Maria Eduarda Hammes inducción seguida por ablación del tumor primario y las metástasis pulmonares. Luego de la eliminación quirúrgica de la enfermedad, suele recomendarse quimioterapia de sostén. Derivan de las células de las crestas neurales primordiales que migran desde la capa que recubre la médula espinal en desarrollo. Este grupo de neoplasias incluye neuroblastomas, ganglioneuroblastomas y ganglioneuromas. Los sarcomas de Ewing y los tumores de Askin se relacionan de manera estrecha con los PNET; en conjunto se los conoce como tumores de la familia del sarcoma de Ewing y de los PNET. Desde el punto de vista histológico, los sarcomas de Ewing y los PNET son tumores microcíticos de células redondas. Ambos poseen una translocación entre los brazos largos de los cromosomas 11 y 22 en su constitución genética. También comparten un patrón uniforme de expresión de protooncogenes y expresan el producto del gen M1C2. Se presentan en adolescentes y adultos jóvenes que padecen dolor progresivo de la pared torácica, sin posibilidad de detectar una masa. El malestar general y la fiebre son habituales. Las pruebas de laboratorio revelan incremento de la ESR y aumento leve del recuento leucocítico. A nivel radiológico, muestra un aspecto característico en capas de cebolla, que se debe a la presencia de láminas múltiples de periostio en la formación ósea. Presenta indicios de destrucción ósea. El diagnostico se puede establecer por medio de biopsia percutánea cona guja o biopsia incisional. Tienen gran propensión a diseminarse hacia pulmones y huesos. El tratamiento consiste en quimioterapia con agentes múltiples, radioterapia y resección. Es común tratar a los pacientes con quimioterapia preoperatoria y volver a valorar con una imagen radiográfica. Cuando se identifica enfermedad residual, se lleva a cabo resección y reconstrucción quirúrgicas, seguidas por quimioterapia de sostén. Los plasmocitomas solitarios de la pared torácica son muy infrecuentes. La presentación típica es dolor sin masa palpable. Las radiografías muestran una lesión osteolítica. Se realiza una biopsia para diagnostico guiada por tomografía computadorizada. Es estudio histológico muestra una lesión idéntica al mieloma múltiple, con células plasmáticas ordenadas en capas. Se presenta en sujetos con edad promedio de 55 años. Se debe reconocer el mieloma sistémico mediante aspiración de médula ósea, valoración de las concentraciones de calcio y cuantificación de las proteínas de Bence Jones en orina. Si los resultados de estos estudios son negativos, se establece el diagnostico de plasmocitoma solitario. La intervención quirúrgica se limita a la obtención de biopsia, que puede ser escisional. Las medidas terapéuticas consisten en dosis de radiación de 4000 a 5000 cGy. 75% de los individuos genera mieloma múltiple ulteriormente. La supervivencia a 10 años se aproxima a 20%. Son lesiones poco frecuentes. Éstos incluyen fibrosarcomas, liposarcomas, histiocitomas fibrosos malignos, rabdomiosarcomas, angiosarcomas y otras neoplasias en extremo inusuales. Los leiomiosarcomas y los tumores estromales GI son los más frecuentes, constituyen cerca de 65% del total. La enfermedad está localizada en 55 a 60% de los casos, 40% se divide entre casos con diseminación regional y distante. La mediana de supervivencia con la resección quirúrgica es de 25 meses, comparada con ocho meses sin resección. Las variables pronósticas adicionales importantes para la supervivencia prolongada incluyen tamaño, grado, etapa del tumor, y obtención de márgenes negativos en la resección. Excepto por los rabdomiosarcomas, el tratamiento primario de estas lesiones es la resección quirúrgica amplia con márgenes de 4 cm y reconstrucción. Los rabdomiosarcomas son sensibles a la quimioterapia y a menudo se tratan con quimioterapia preoperatoria. Tienen propensión a diseminarse a pulmones. Maria Eduarda Hammes Posee un origen fibroblástico. Los histiocitomas fibrosos malignos constituyen el sarcoma de tejidos blandos más frecuente en la edad adulta tardía y aparecen entre los 50 y 70 años de edad; son inusuales antes de los 20 años de vida. El cuadro clínico de presentación incluye dolor, junto con el cual es posible reconocer o no una masa palpable. En la radiografía del tórax, se observa una tumoración que destruye el tejido y el hueso circundantes. El tratamiento consiste en una resección amplia que incluya un borde de 4 cm o más, seguida por reconstrucción. Más de dos terceras partes de los pacientes genera metástasis distantes o recurrencia local. Corresponde a 15% de los sarcomas de la pared torácica. La mayoría de estas anomalías es de bajo grado y es propensa a la recurrencia local debido a su naturaleza infiltrativa. Su presentación clínica más común es una masa indolora. Las medidas terapéuticas incluyen una resección amplia y reconstrucción de la pared. Los bordes de la pieza se deben valorar en el transoperatorio (como en el caso de todos los sarcomas), de tal manera que la ablación se debe extender tanto como sea necesario para obtener bordes negativos, en tanto sea posible. La recurrencia local se puede tratar con nueva resección, con la adición de radioterapia de modo ocasional. Se manifiestan como tumoraciones grandes y dolorosas. En la radiografía de tórax se observa una masa con destrucción del tejido circundante. El tratamiento supone una resección local amplia con el análisis transoperatoria de los bordes mediante cortes congelados, seguida por reconstrucción de la pared. La recurrencia local y sistémica es frecuente. La supervivencia a cinco años varía entre 50 y 60%. Son tumores infrecuentes de la pared torácica. En el análisis microscópico, se reconocen células en huso. El diagnóstico depende algunas veces de la tinción inmunohistoquímica para detectar marcadores musculares. Los rabdomiosarcomas son sensibles a la quimioterapia. El tratamiento consiste en quimioterapia preoperatoria y resección quirúrgica subsiguiente.
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