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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MEXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ARAGÓN 
 
Crónica autobiográfica. 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN COMUNICACIÓN Y 
PERIODISMO. 
 
 
P R E S E N T A : 
 
WALDO ARTURO MATUS BELTRÁN 
MÉXICO 2008 
“Trozos y trazos de la caricatura de Waldo 
Matus”. 
 
ASESOR: 
 
MTRA. MARÍA GUADALUPE PACHECO 
GUTIÉRREZ 
 
 
 
 3
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Dedico este esfuerzo a Moisés Chávez, a Edith Balleza y a 
Guadalupe Pacheco. Por el apoyo, por la enseñanza y sobre todo, 
su amistad. 
 
A Juan, a José y a Patricia, por ser mis hermanos por convicción 
y no por la sangre. 
 
A mi familia. Porque me han dado lo mejor que han podido. 
 
A Fabrizio, porque se fue pero no nos dejó. 
 
A mi hermana, mi mejor pensamiento. Mi motivo para no 
sucumbir. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 4
Índice 
 
Introducción 6 
 
 
Capítulo 1 
Historias de la historia 10 
1.1. El primer empleo del niño dibujante 13 
1.2. De niño dibujante a joven caricaturista 18 
1.3. El peldaño del progreso (Tabasco Hoy) 26 
1.4. El acecho del destino (Caricaturista busca universidad) 33 
1.5. Del salón de clases a las aulas de la vida 36 
 
 
Capítulo 2 
Un pasado ni tan pesado ni tan pasado 53 
2.1.- Los caminos de la caricatura 62 
2.1.1. Humor 67 
2.1.2. El Chiste 68 
2.1.3. Humor Blanco 68 
2.1.4. HumorPolítico 69 
2.1.5. Ironía 70 
2.1.6. Sátira 71 
2.1.7. Humorismo, Tragedia y Comicidad 71 
 
2.2. Cartones y cartonistas estimulantes 75 
2.2.1. El progenitor de los monos mexicanos: Constantino Escalante 76 
2.2.2. Las tonalidades de una vida: Miguel “El Chamaco” Covarrubias 81 
2.2.3. “El Chango” que pintaba monos 84 
2.2.4. El caricaturista que pintó su raya: Rogelio Naranjo 91 
 
2.3. Los otros trazos. Los caricaturistas que se quedan en el tintero 95 
 4
 
Capítulo 3 
Una caricatura de la caricatura 102 
3.1. Componer y proponer sin imponer 106 
3.2. Escuchando el trazo ajeno (entrevistas a moneros consolidados) 110 
3.2.1. Más que un caricaturista de derecha, un caricaturista diestro: 
Paco Calderón 111 
3.2.2. Magú: La cortesía de la fealdad 117 
3.3.3. Un jornalero del periodismo gráfico: Gonzalo Rocha 127 
3.3.4. La poesía del trazo: Ángel Boligán 132 
 
 
Conclusiones 143 
 
Fuentes de Consulta 146 
 
 
 5
Introducción 
 
Yagyu, el maestro de la Vía del Sable, 
que enseñaba al sogún Tokugawa, decía: 
“Yo no sé cómo superar a los demás. 
Todo lo que sé es cómo superarme a mí mismo” 
 
Hagakure 
El libro del Samurai 
 
 
 
Originalmente, este trabajo iba a tratar sobre la caricatura mexicana en el siglo XIX. Sin 
embargo, en el curso de Tesis II, la maestra Guadalupe Pacheco, al enterarse que me 
dedicaba a la caricatura, sugirió que hiciera una tesis sobre mi obra. Me pareció una 
buena idea. Decidí convencerla para que fuera mi asesora y afortunadamente accedió. 
 
Sobre la marcha, me di cuenta que habría sido sencillo limitarme a hablar sobre mi 
experiencia como caricaturista. De haberme decidido por la ruta fácil, unos cuantos 
meses hubieran sido suficientes para culminar con este compromiso académico. Y no 
me habría sentido conforme. 
 
Si se tratara solamente de una crónica autobiográfica, habría tenido que mencionar cada 
una de las caricaturas que he publicado a lo largo de mi vida con su respectiva 
explicación. En ese caso yo no me congratularía, ya que mis aportaciones las 
consideraría nulas. Además, leerme significaría un lamentable aburrimiento. De modo 
que sobre la marcha decidí no restringirme a mi experiencia como cartonista, sino que 
opté por analizar mi propio oficio desde una perspectiva diferente. 
 
El primer capítulo es efectivamente una revisión detallada de mis vivencias en el plano 
profesional y académico. Retomo situaciones y logros importantes de mi vida, sin los 
cuales mi consolidación como caricaturista habría sido imposible. Trato de ser 
meticuloso sin ser redundante. Rescato lo primordial y destierro lo secundario. Todo 
esto con el fin de no agobiar a aquellos curiosos que se encuentren con mis palabras en 
un futuro. Considero que es tedioso abundar acerca de mi trayectoria, ya que habría 
 6
tenido que mencionar todas mis caricaturas publicadas, fechas de aparición y medios en 
los que se publicaron. Soy un rival de la rigurosidad y la estrechez de los datos, porque 
en ellos se hunde la relevancia de lo humano. 
 
Conforme progresa el primer capítulo, van apareciendo términos que aunque son de uso 
común, son poco entendidos a cabalidad, más aún en el contexto de la caricatura. 
Conceptos como cartón, humor, sátira, ironía, arte, caricatura, etcétera, surgen sin que 
haya posibilidad de explicarlos, debido a que se trata de una crónica autobiográfica. 
Realmente persiste la necesidad, el deseo y el impulso de explicarlos, de modo que eso 
hago. 
 
En el segundo capítulo analizo a profundidad todos esos términos que involucran a la 
caricatura, que son vastos y complejos. Sin embargo, no me desligo del análisis. 
Constantemente comparo mi obra con aquello que se menciona. Además, asumo una 
postura crítica acerca de lo que es el humor caricatural en México. No sólo yo hago 
crítica, sino también mi obra gráfica. Todo lo que se menciona en la segunda parte de 
esta autobiografía, tiene la finalidad de constatar los motivos teóricos por los que he 
optado por ciertas formas específicas de plasmar mis trazos. Además, la mejor manera 
de comprender mis caricaturas es entendiendo a la caricatura misma. De modo que en 
esta crónica autobiográfica el segundo capítulo no habla sobre mi vida, sino sobre los 
orígenes de mi obra. 
 
Desde hace algunos años me he distanciado de lo político, porque creo que la raíz de 
nuestros conflictos no es causada por quienes ostentan cargos públicos. De alguna 
forma la caricatura mexicana explica la pobreza, la delincuencia, la inconformidad 
social, etcétera, como fenómenos provocados directamente por los gobernantes. En ese 
sentido yo difiero. Además, si estudiamos con detalle la caricatura política mexicana, 
nos daremos cuenta que en la mayoría de los casos, el humor ha desaparecido. El humor 
gráfico en la prensa mexicana carece de lo que en esencia debiera ser su característica. 
El cartón político tiene mucha irreverencia y poco sentido del humor. 
 
Me he percatado que hacer chistes sobre funcionarios en específico no me satisface. Por 
supuesto existen personajes con el cinismo y la hipocresía suficientes para ganar el 
derecho de ser caricaturizados de forma constante y mordaz. Pero en ocasiones sucede 
 7
que el medio obliga a reprender incluso sin que haya motivos para ello. La caricatura 
editorial pareciera que en muchos casos tiene la obligación de criticar no tanto por 
convicción, sino por consigna. Y es entonces cuando la voluntad desfallece y trabajo sin 
el anhelo de devorar el lienzo. Busco solamente cumplir, y ese no es el papel quequiero 
desempeñar. Mi ética me lo prohíbe. 
 
Hay una última razón para desligarme de la caricatura política. Se trata del gusto de 
toparme con una buena idea acerca de un tema general. Puede ser el amor, el dinero, la 
mujer, el machismo, la justicia, la tecnología, la naturaleza, la contaminación, en fin, 
todos esos temas que nos rodean y que olvidamos que son parte de nosotros, porque 
siempre estamos pensando en alguien más. Tratar esos temas estéticamente me es más 
gratificante que retratar al político con rencor. En ese sentido coincido plenamente con 
Paco Calderón cuando dice: “El humor político es efímero; el humor blanco es eterno”. 
 
Esto que comento surge de mi propio modo de ver el oficio caricatural. Sin embargo, 
como periodista y comunicador tengo la obligación de hallar los fenómenos objetivos 
que ocasionan esta concepción. Por eso escarbo en los conceptos, por eso me sumerjo 
en la psicología. Por eso explico a través de otras teorías las motivaciones y los efectos 
del humor y del chiste. Es útil para la academia, y es necesario para mí. 
 
El tercer capítulo son entrevistas. En ellas, obtengo la información para comprobar mis 
teorías acerca del humorismo. Algunos entrevistados empiezan por defender la 
caricatura política y terminan por alabar el humor blanco. Gracias a otras voces se 
escucha mi propio eco. La divergencia de algunos cartonistas me avala. 
 
Pero estas entrevistas sirven también para conocer la visión de caricaturistas 
prestigiados acerca de mi trabajo, lo cual es importante para efecto de sustentar los 
comentarios que hago sobre mi obra. Qué mejor que la opinión de los expertos para 
juzgar si mis comentarios son certeros. Afortunadamente estas pláticas sí resultan útiles 
y dejan constancia de mis afirmaciones. Cabe mencionar que algunos entrevistados 
coincidían con mi modo de apreciar la caricatura. Incluso en algunos casos donde pensé 
toparme con grandes diferencias, terminé encontrando gratas sorpresas. 
 
 8
Con lo anterior quiero defender de antemano mi decisión de no basar mi tesis en los 
datos duros de mi experiencia. Hago mención de las caricaturas que han sido relevantes 
y determinantes en mi carrera, pero excluyo aquellas que carecen de importancia. En 
lugar de eso, me dispongo a analizar la caricatura como género y su vínculo con el 
humor, el chiste, la ironía, la sátira y por supuesto la psique. Pero en cada momento 
emerjo yo, como protagonista de esta obra. No aparezco en primera persona, porque 
quise ser lo más “objetivo” posible, aunque al final no se logre cabalmente ese 
cometido. Mi intención es asumir el rol crítico del que ve aciertos y defectos. 
 
Me excuso de antemano por esta resolución, pero estoy plenamente convencido de que 
sólo de esta forma mi tesis está completa. No quise limitarme a un gris boceto de mi 
obra, por eso me dispuse a poner el color de un análisis sin la obligación de hacerlo. 
Quería entender a fondo mi oficio y me valí de la tesis para ello. Además, hasta ahora 
nadie se había propuesto a analizar formalmente la caricatura desde la perspectiva que 
lo hago yo. Desde este punto de vista, me parecen suficientes mis motivaciones. 
 
Espero que este esfuerzo no arroje sus frutos al olvido. Lo que hay en esta tesis es vida, 
pasión y estudios que pongo a disposición de toda la comunidad, a la que espero dibujar 
con los brazos abiertos por muchos atardeceres más. 
 
 
 9
Capítulo 1 
Historias de la historia 
 
Nadie sabe de lo que es capaz, 
hasta que lo intenta 
 
Charles Dickens 
 
 
 
 
Con el arte se nace, incluso si se trata de un arte menor, como se ha llegado a decir acerca de la 
caricatura (erróneamente, por supuesto). Para Waldo Arturo Matus Beltrán el dibujo ha sido parte 
de su esencia desde su origen. Y es que en la sosegada infancia los garabatos manifestaron el 
destino de su oficio. Sin embargo, hojas y libretas olvidadas en el rincón de los desechos 
constituyen un testimonio de esta afirmación. Pero este niño, se podría decir, nació dibujando su 
propia vida. 
 
Por supuesto, como en todo comienzo, Waldo jamás imaginó que su habilidad gráfica sería su 
vocación profesional. Para él dibujar era sólo una forma de expresión, una fuerza inconsciente; un 
poder instintivo a grado tal de la necedad y la necesidad. 
 
Con el arte se nace, pero sobre la marcha el artista se hace. Muchos hombres pueden dibujar, pero 
son pocos los que dedicarían su capacidad artística como medio de subsistencia. Y como ya se ha 
dicho, Waldo no sabía que su diversión se convertiría en oficio. Y claro, ¿quién podría imaginarse 
que el gozo pudiera ser un trabajo? 
 
Waldo nació en el Distrito Federal el martes 23 de abril de 1980, a las dos de la tarde con treinta 
minutos. Sin embargo, el acta de nacimiento oficial dice que el niño vio la luz en Guadalajara, 
Jalisco. Esta extraña situación se debió a que unos cuantos días después de que Waldo nació, sus 
papás tuvieron que viajar al estado, debido a un negocio que el padre debía atender. Por ello 
aprovecharon para hacer el registro en dicho lugar. Pero ahí no termina todo: al año y medio de su 
nacimiento la pareja y el niño cambiaron de residencia para vivir de manera definitiva en 
Villahermosa, Tabasco. En resumen, Waldo nació en México, pero es de Guadalajara y su estado 
de residencia fue durante 17 años, Tabasco. 
 
 10
Sus padres Sergio Arturo Matus Castro y Alicia Guadalupe Beltrán Padrón. Él se dedica a la 
ingeniería civil y ella, durante nueve años, fue profesora de aerobics. Debido a la inmadurez del 
primer alumbramiento la madre de Waldo cometió pequeños errores, que si bien no hicieron del 
niño un individuo resentido, lo cierto es que se forjó en él un carácter a veces incontenible. La 
actividad del niño provocaba en la madre una desesperación que derivaba algunas veces en gritos, 
regaños y golpes. Pero digamos que Waldo llega así a ser la ira del toro y la nobleza del perro. 
 
Respecto a la figura paterna, nos topamos con un caso de difícil interpretación. Sergio Matus 
Castro es autoritario, riguroso, estricto y exigente; empero, también es noble, cariñoso, bien 
intencionado y abnegado. Sus características personales, así como su igualmente inmadura 
condición, hicieron de Waldo lo mismo que las circunstancias del lado materno. Así, el niño 
adquirió en primera instancia, la imagen y semejanza de sus padres. Aunque años después, comería 
del fruto prohibido: la libertad. 
 
La situación económica de la familia es al principio estable. El padre tiene suficiente trabajo para 
llevar una vida desahogada y darle a los suyos estabilidad con ciertos lujos. Aunque claro, la 
situación imperante de la época era menos atroz de lo que es ahora. Eso, la familia lo 
experimentaría muy bien: en el futuro viviría el dolor de las carencias. 
 
Cuando Waldo cumple tres años, nace su primer hermano. Recibirá el nombre de Sergio 
Alejandro. Este niño es mucho menos impaciente y desesperado que su hermano mayor y no 
recibirá demasiadas presiones por parte del padre. De hecho, las dificultades en relación con los 
regaños, los llamados de atención y las reprimendas las sufrirá en menor medida el más pequeño 
de los dos. 
 
La preparación de Waldo en las artes plásticas es prácticamente nula, excepto por el pragmatismo 
de sus garabatos. El apoyo de su familia para esta actividad está marcado sólo por la compra 
indiscriminada de hojas y libretas. ¡Ah!, y claro, lápices. Esto constituye el impulso para lograr la 
más firme de sus ambiciones: ser caricaturista profesional. 
 
Waldo, al igual que su hermano, recibió durante su infancia y adolescencia una educación 
burguesa. Desde preescolar las escuelas a las que asistió fueron particulares hasta primero de 
secundaria, y la mayor parte de sus estudios los cursó en la más prestigiada escuela de 
Villahermosa, Tabasco: el Colegio Arjí. 
 
En aquel entonces ya habíaempezado a explorar con mayor seriedad los alcances de su trazo. En el 
inicio de primaria una profesora observó que el niño sabía dibujar, y un día sin avisarle a su familia 
 11
lo llevó a participar en un concurso de pintura. Esa fue la primera incursión competitiva en la que 
tuvo oportunidad de ganar a través de su arte. No triunfó por el solo hecho de que así lo 
dictaminaron los jueces, sino porque empezó a emprender el camino de sus afanes. En su casa 
todos quedaron sorprendidos. 
 
En el segundo grado de secundaria, Waldo entró a otro concurso de pintura. En esta ocasión la 
competencia se desarrolló en tres fases: escolar, municipal y estatal. Evidentemente las primeras 
dos las ganó. Para la última, la preparación fue intensa. Y aquí es donde se puede ver retratada la 
personalidad del padre y su incondicional apoyo al hijo. Como Sergio Matus tenía amistad con un 
arquitecto que hacía pintura, llevó a Waldo a que aprendiera ciertas técnicas de dibujo. Después se 
pusieron a pensar en una idea acerca del tema a tratar: ¿Cómo me imagino a mi estado? Padre e 
hijo se pusieron a platicar sobre el asunto. Así, el padre sugirió que hiciera un niño imaginándose 
(a través de una nube*) todo lo que los niños tienen derecho: alimentación, deporte, educación, 
esparcimiento, etcétera. Waldo siente que de algún modo hizo trampa, porque su papá le ayudó con 
la idea, pero finalmente, a los nueve años, se puede decir que ideológicamente el hijo aún es 
semejante a los padres, si no es que igual. Así, salió triunfante en esta feliz batalla. El premio 
otorgado de manos de la esposa del entonces gobernador Salvador Neme Castillo (hoy fallecido), 
la señora Celia Sastré de Neme, fue una bandera nacional. El orgullo de Waldo se prolongó toda la 
primaria, porque dicha bandera se usó durante muchos años en los homenajes de la escuela: el 
premio material había sido donado, pero el espiritual aún permanece en la memoria. 
 
El estado de Tabasco es el lugar en el que Waldo vivió su infancia y parte de su juventud. Él 
siempre tuvo la idea de que aquella frase que dice “pueblo chico, infierno grande” se había 
inventado a propósito de Tabasco. Y es que al haber estudiado en el más reconocido colegio del 
estado, aprendió que la vida de la “high society” no es precisamente la más halagadora. En este 
ambiente todos conocen la vida de todos. El chisme es el pan de cada día. Lo que le pasa a uno es 
incumbencia del conjunto, pero sólo en el ámbito de las opiniones, mas no en el de la colaboración 
y el apoyo mutuo. El tabasqueño es una excelente muestra del arquetipo mexicano que arroja la 
piedra para ocultar la mano. 
 
Waldo aprendió que la sociedad tabasqueña estaba lejos de ser perfecta. Desde los nueve años, se 
le inculcó la cultura del esfuerzo a y el triunfo como fin primero y último de la existencia. También 
se forjó en su interior un carácter muy intenso y me atrevería a decir trágico, como el de los héroes 
antiguos, el guerrero en toda su extensión. Esto le trajo muchos problemas con los compañeros de 
escuela. Cuando jugaban futbol Waldo regañaba a sus compañeros cuando lo hacían mal y no faltó 
 
* Recurso usado para plasmar los pensamientos o diálogos de los personajes en una caricatura. 
 12
el encuentro cuerpo a cuerpo con alguno de los aludidos. Esto derivó en una situación incómoda: la 
voz de sus compañeros dejó de ser parte de la convivencia y se convirtió en un lujo al que Waldo 
ya no podía aspirar. Su generación le impuso la ley del hielo. 
Sin duda esto nos muestra cómo condena la sociedad, y en este caso, la sociedad tabasqueña. De 
esto el niño aprendió y lo sucedido no fue más que una dolorosa y temprana experiencia. Sin duda 
estos acontecimientos constituyeron la fuerza que fraguó su personalidad. 
 
1.1. El primer empleo del niño dibujante 
 
Durante la infancia de un niño como Waldo, que vive de la inquietud del juego, es difícil 
percatarse de la condición política que vive el país. Si acaso, se conoce el nombre del presidente y 
del gobernador, pero los detalles del juego político pasan desapercibidos. Si a esto agregamos que 
el presidente de nuestro país en aquel tiempo era denominado “el presidente gris”, esto complica 
aún más el conocimiento de los temas por parte del infante. El nacimiento de Waldo coincide con 
el fin del gobierno de José López Portillo (1976-1982). 
 
Para 1982 se empieza a respirar un sutil aire neoliberal que inicia en el grisáceo período. Esto trae 
consigo el incremento de la crisis económica y su proliferación. Si bien ésta fue una crisis heredada 
a través de los regímenes anteriores, lo cierto es que el nuevo sistema provocaría efectos tan 
amplios que aún en nuestro tiempo se siguen resintiendo. 
 
“A fines de 1982 las cifras eran desoladoras: el producto Interno Bruto (PIB) se había desplomado 
a 0.5, la inflación subió a un inconcebible 100%; la deuda externa rebasó la cifra escalofriante de 
los 100 mil millones de dólares, sin contar intereses y servicios a tasas elevadas. Los precios del 
petróleo seguían a la baja y ya no ofrecían esperanzas de salvación, como seis años antes”.1 
 
Esta circunstancia no era percibida aún por Waldo, pero tampoco dejaba de ser parte de su 
realidad. Su familia, debió mover su residencia de casa en casa, y la educación de escuela en 
escuela, hasta que se instaló a Waldo en el antes citado Colegio Arjí. 
 
Durante este proceso, sus padres iban madurando a paso lento pero seguro. Waldo platicaba con su 
progenitor, lo escuchaba, lo miraba y lo admiraba. Fueron tiempos de enseñanza en los que la 
disciplina fue la principal de las materias. También hubo tiempo para el juego, pero el juego en 
serio; la diversión responsable y rigurosa. Los momentos de convivencia con su padre le 
permitieron conocer la triste época que se vivía en términos impregnados de sencillez. Waldo 
 
1José Agustín, Tragicomedia mexicana 3. La vida en México de 1982 a 1994 , p.13. 
 13
aprendía política, más no de políticos. Su padre le explicaba el significado de la deuda externa y la 
función que desempeñan los servidores públicos en el gobierno. También comentaban acerca de las 
actividades dentro de la Cámara de Diputados, entre otros temas. 
 
Sin duda, la educación en el hogar, forjó enormemente la capacidad reflexiva del infante. La 
rebeldía ante el orden caótico de lo impuesto, fue sello de su actitud frente a la vida y es figura 
definitiva de su obra actual. Remar contra corriente y contra lo corriente, incluso si esto implica 
usar y abusar del medio del que se vale para lograr sus objetivos. Sin quererlo, su padre, envuelto 
en el sistema, rescató a su hijo de la institución en cualquiera de sus manifestaciones. Al pequeño 
no le parecía adecuado para su aprendizaje actuar en consecuencia de las ideas ajenas. Él prefería 
seguir su propio camino porque intuía los errores en la estructura del sistema. De este modo, las 
jerarquías y las obligaciones que impone el mundo, entraron en conflicto con su conciencia en 
busca de libertad. 
 
Volviendo a la circunferencia del México histórico y socio-político, es un hecho que a Waldo el 
estrés de la grilla le hizo “lo que el viento a Juárez”, como dirían los ilustres con su fineza. Los seis 
años del gobierno de Miguel de la Madrid, no hicieron mella en su intelecto, sólo en el espíritu del 
camino que habría de andar. Así, la renovación moral del gris patriarca, no fue para él más que “La 
renovación del morral”1 
 
Waldo aprendió a reír y a disfrutar de su entorno, y por lo tanto, a llorarlo y a sufrirlo. Pero sólo el 
tiempo podría testificar al respecto. A los nueve años, sucedió algo que nos permitirá retratar la 
imagen de su padre. Sucede que en vacaciones de verano, el niño no tenía una actividad 
provechosa. Entonces, su padre platicó con él acerca de la crisiseconómica que se vivía en el país, 
sobretodo en el ámbito de la deuda externa que era el tema en boga. Corría el año de 1989 y para 
entonces Carlos Salinas ya era presidente ilegítimo de la República Mexicana. Fue una contienda 
presidencial empañada por la caída del sistema consumada a manos de Manuel Bartlett. “Farsantes, 
gritaban al pasar por el Registro Federal de Electores; y esos son los que roban la nación, frente a 
la Contraloría. ¡Mientes pelón, perdiste la elección!”. 3 
 
El presidente se legitimó mediante la fuerza del Estado. Encarceló al dirigente del sindicato 
petrolero, Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y a otros personajes importantes del sindicalismo 
mexicano. La legitimidad de Salinas adquiría un respiro. 
 
 
1 Ibidem, p.22. 
3 Ibidem, p. 174. 
 14
“Otro golpe publicitario de Salinas fue la renegociación de la deuda. Desde su toma de posesión 
Salinas advirtió que buscaría mejores condiciones, y la comunidad financiera internacional se 
sacudió ante la posibilidad de una moratoria, así que el presidente explicó que no dejaría de pagar, 
pero que el país necesitaba crecer, pues un cliente muerto nunca pagaría”. 4 
 
Y fue alrededor de este asunto que giró la plática entre Waldo y su progenitor. Por supuesto, de 
parte del niño había un desconocimiento casi total del panorama descrito. Pero era la voz de quien 
funge como gran jefe, el mandamás de la vida y el intelecto en esos momentos. Los cometarios 
eran algo así como que TODOS somos responsables del país que tenemos; que como los 
mexicanos hemos sido flojos, por eso nos encontramos en la apremiante situación que nos lastima; 
que si todos pusiéramos nuestro granito de arena se pagaría el gran adeudo que el país tuvo que 
contraer con los Estados Unidos. Waldo confiaba en su padre. Y éste le aconsejó que hiciera algo 
para ayudar a pagar la deuda externa de México. Que si quería, podía conseguirle un escritorio en 
la zona remodelada de Villahermosa, lugar donde vivían desde hacía aproximadamente siete años. 
No sólo eso, le proporcionaría un espacio en algún local y hasta los instrumentos necesarios para 
hacer dibujos y venderlos a mil pesos (de aquel entonces) * cada uno para pagar el mencionado 
compromiso. Waldo accedió, tal vez por miedo, tal vez porque quería quedar bien, pero 
definitivamente estaba más vencido que convencido. El miedo lo embargaba. 
 
Efectivamente se le consiguió el local y el escritorio. Su padre había hablado con el empresario 
Jaime Domínguez, dueño de dos grandes tiendas en el centro de la ciudad: Almacenes Domínguez y 
Ofilínea. Los dos lugares estaban juntos y quedaban como anillo al dedo para la actividad que 
estaba a punto de realizar el niño. Waldo elaboró una cartulina para anunciar lo que haría e 
inmediatamente, durante el verano de 1989 empezó a vender dibujos para ayudar a pagar la deuda 
externa. El empresario Jaime Domínguez dejó órdenes precisas de que se le suministrara todo el 
material que necesitara para trabajar. Enfrente de un aparador lo acomodaron y se instaló ahí con 
sus cartulinas y sus lápices de colores. Así, se dispuso a dibujar todo lo que se le ocurría, 
vendiendo sus primeras caricaturas. 
 
La idea original y sobre todo la influencia ejercida, se le debe atribuir a Sergio Arturo Matus 
Castro. En ese sentido, el acercamiento de Waldo a tan temprana edad al pensamiento político, así 
como su desarrollo laboral haciendo lo que mejor sabía, que era dibujar, lo fueron ubicando en la 
trayectoria de la caricatura. Porque a los nueve años, si lo vemos con frialdad, ya tenía su primer 
trabajo como caricaturista, y no sólo eso, sino que su sueldo, en lugar de ir a parar a su bolsillo, 
pretendió que se distribuyera para toda la nación. 
 
4 Ibidem, p. 184. 
* En aquel tiempo aún no se le habían quitado los tres ceros a nuestra moneda nacional. 
 15
 
Los medios de comunicación locales empezaron a tomar nota del extraño suceso. Algunos días 
después de que Waldo empezara a trabajar llegó un periodista de nombre Salvador Fernández 
Nieto, del periódico Presente. Este periodista elaboró una nota que podría ayudar a describir con 
ojos ajenos lo que hacía Waldo. A continuación reproduzco la nota: 
 
“LLEVA CIEN MIL Y SU META ES UN MILLÓN” 
WALDO VENDE DIBUJOS A MIL PESOS 
PARA AYUDAR A PAGAR LA DEUDA 
 
Por: Salvador Fernández Nieto 
 
El niño Waldo Arturo Matus Beltrán de nueve años de edad cumplió ayer tres días de elaborar 
dibujos a la entrada de un comercio de la calle Juárez de esta ciudad con el fin de venderlos y 
contribuir con el pago de la deuda externa, “porque no me gusta que nos digan tercermundistas”. 
Nacido en Guadalajara, de padre originario del Distrito Federal y madre de Teapa, Waldo cursa el 
tercer año de primaria en el colegio Arjí de Villahermosa donde reside actualmente. 
De ojos vivaces, facilidad de palabra y seguridad en lo que dice, Waldo tiene como meta en lo que 
resta de sus vacaciones acumular un millón de pesos para entregárselos al gobernador y que a su 
vez lo canalice a las autoridades correspondientes encargadas del pago de la deuda externa de 
México. 
Hasta ayer llevaba acumulados cerca de los cien mil pesos, en la venta de sus dibujos por los 
cuales pide mil; “pero muchas personas me dan más, como una pareja de ancianos que me dieron 
cien mil pesos, porque decían que estaban muy baratos (sic)*. 
-¿Por qué tuviste la idea de realizar esta labor? 
-Platicando con mi papá, con quien lo hago siempre, me explicaba sobre la deuda externa de 
México, que debemos mucho y yo escuchaba en los noticieros que nos dicen tercermundistas y él 
me explicaba que así nos decían porque no estamo bien industrializados, que no estamos 
desarrollados. Yo creo que no debemos permanecer así, que todos debemos colaborar para salir 
adelante. 
Waldo nos comentó que también le interesan los problemas de la contaminación y que le motivó a 
tocar este punto cuando se enteró que un niño del vecino estado de Chiapas caminó hasta la capital 
del País en protesta porque cortaban los árboles. 
-¿Cuáles son los temas de tus dibujos? 
 
* La pareja de ancianos pagó diez mil pesos, no cien mil como dice el autor de la nota. 
 16
-Cuando yo era niño* escuchaba mucho las canciones de Cri- Cri, ahora que ya puedo dibujar le 
doy vida a sus personajes; pero también dibujo otras cosas, sobre todo animales. 
Waldo es ganador del primer lugar del concurso escolar en sus tres fases: zona, municipal y estatal. 
El premio entregado por la señora Celia Sastré de Neme fue una bandera nacional para su escuela. 
Qué mensaje le darías a los niños, jóvenes y adultos? 
A los niños que aprovechen todo el tiempo que les quede de niños y que estudien mucho; a los 
jóvenes que para que así puedan colaborar con el país; y a los adultos que le echen muchas ganas 
en sus trabajos, para que así todos tengamos una vida mejor.5 
 
En ese verano, Waldo trabajó sin descanso durante dos o tres semanas. Al terminar sus vacaciones 
juntó la cantidad de trescientos mil pesos que depositó en una cuenta de cheques. El dinero fue 
entregado días después a la esposa del gobernador para que se canalizara a la Presidencia de la 
República. En aquellas vacaciones el padre también hizo gestiones para que el niño trabajara en 
una tienda comercial el último día. Entonces Waldo trabajó desde temprano hasta que anocheció. 
Al final de la jornada y debido a una intensa actividad que careció de descanso, terminó enfermo y 
con una descompensación física acompañada de vómitos. Sin embargo, estaba contento, por un 
lado, porque su padre estaba orgulloso y por el otro, porque ya podría por fin descansar. 
 
El destino hizo alarde de su astucia, y resultó que Carlos Salinas iría a Villahermosa algunos días 
después de la labor del pequeño.Waldo aprovechó esta circunstancia para escribirle una carta en la 
cual lo invitaba a dormir a su casa. La respuesta no tardó en llegar. 
 
* Nótese como el niño ya se siente adulto. 
5 Salvador Fernández Nieto, “Waldo vende dibujos para ayudar a pagar la deuda”, Presente, pág. 2. 
 17
 
 
Cuando Carlos Salinas llegó al estado de Tabasco, Waldo y su padre hicieron todo lo posible por 
contactarlo. Al complicarse la misión, optaron por verlo en el hotel donde se hospedó cuando ya se 
retiraba de la ciudad. Waldo le entregó un par de dibujos donde irónica y paradójicamente, don 
Carlos aparecía entregando una bolsa enorme de dinero al Tío Sam. Para Waldo, Carlos Salinas 
pagaría la deuda externa del país. La pueril profesía, por supuesto, no se cumplió. 
 
El canal 9 de televisión de Tabasco, le realizó una entrevista al infante, en donde el pequeño 
explica cómo las pláticas en el seno de la familia fueron las que lo motivaron a ejercer esa 
 18
actividad. Fue una charla breve a la que se le dio más la forma de reportaje, debido a lo inusual del 
acontecimiento. 
 
De este modo, con la influencia paterna a cuestas, Waldo deja una huella imborrable en su propia 
memoria y en la de quienes presenciaron los hechos. Una pequeña acción que repercutirá en sus 
próximos sucesos. Waldo será el que dibuja viviendo y vive dibujando. 
 
1.2. De niño dibujante a joven caricaturista 
 
En 1994, a los catorce años de edad, Waldo se acercó por vez primera a un periódico para solicitar 
empleo como caricaturista. Este acercamiento tuvo de nueva cuenta un motivo definido por su 
padre. Y es que a los catorce años, ya empiezan a surgir ciertas necesidades comprendidas en el 
ámbito material. 
 
Un día, mientras se encontraban en el supermercado, a Waldo se le ocurrió pedir a su papá una 
crema para rasurar. El padre no complació al hijo y no sólo eso, sino que lo espetó con una frase 
más o menos así: “Si quieres comprarte tus cosas, ponte a trabajar”. Y aquí surgió el segundo 
impulso para que Waldo trabajara como caricaturista. Días después del desafortunado 
acontecimiento, ambos platicaron sobre el asunto y se llegó a la conclusión de que el trabajo de 
caricaturista podría ser una excelente posibilidad. Nótese cómo el padre es de nueva cuenta el 
factor más poderoso de influencia sobre Waldo. 
 
Después del diálogo concluyó que el joven podría ir al periódico Tabasco Hoy. Por aquellas 
fechas, era el diario más reconocido de la sociedad tabasqueña. Esta empresa, si bien empezó 
siendo muy pobre y con unas oficinas bastante raquíticas, poco a poco fue adquiriendo dinero 
proveniente de las turbias aguas de la política. Su director y fundador, Miguel Cantón Zetina, 
siendo familiar de periodistas y políticos, logró obtener diversos favores del gobierno tabasqueño y 
del hoy reconocido dinosaurio priísta Roberto Madrazo Pintado. Para 1994, Tabasco Hoy era el 
periódico más poderoso no sólo del estado sino de gran parte del sureste. Construyeron unas 
instalaciones sorprendentes en la zona más adinerada del municipio del Centro: Tabasco 2000. 
Estas oficinas aún funcionan y para dar una idea de lo impactante que fue la construcción en su 
momento, podemos mencionar que en la entrada se aprecia una enorme pecera con peces 
tabasqueños que divide dos secciones del diario. Pero ya hablaremos de la historia de este 
periódico más adelante. 
 
Cuando Waldo llegó a este periódico por vez primera, la inseguridad y el nerviosismo lo 
invadieron. Desde que se acercó a la recepcionista se sintió afectado por la presión de sentirse 
 19
diminuto. Incluso, recuerda que la mencionada mujer soltó una pequeña risa cuando le dijo el 
motivo de su visita. 
 
A pesar de todo, el muchacho consiguió ingresar a las oficinas para hablar con Mario Ibarra, 
columnista de ese diario desde hace varios años. Su columna es una de las más leídas del estado de 
Tabasco y su fama, si bien no es la más afortunada, cuando menos existe. Su columna lleva el 
nombre de Fax Privado, y en ella se habla de temas políticos, locales y nacionales, predominando 
los que incumben al estado de Tabasco. Cuando Waldo llegó, el periodista escuchaba un compacto 
de ópera y a su espalda se apreciaba un librero con enciclopedias y otro tipo de textos. 
 
El columnista atendió muy bien al joven dibujante y le hizo algunas críticas acerca de su pésimo 
trabajo de caricatura. Sin embargo, podemos decir que se portó bastante cauteloso en las 
observaciones, si tomamos en cuenta la enorme incapacidad del neófito caricaturista. De este 
modo, Waldo se despidió de Ibarra así como de la recepcionista, quien para entonces había dejado 
de sonreír. A pesar de no haber logrado su cometido, se llenó de satisfacción por haber platicado 
con un reconocido periodista. 
 
En el año de 1995 nace el cuarto hijo de la familia Matus Beltrán. El tercero falleció cuando Waldo 
tenía nueve años, es decir, en 1989. Se llamó Fabricio y sólo vivió tres días después de nacido. Era 
un bebé hermoso que se aferró lo más que pudo a la existencia, pero emigró de su cuerpo en un 
abrir y cerrar de ojos. Fue una visita efímera que marcó a toda la familia. Pero el 4 de mayo de 
1995 nació este femenino ser que rápidamente se ganó el afecto del mundo, porque nació saludable 
y sonriendo sin que nadie se lo enseñara. Ana Beatriz Matus Beltrán recibió la bienvenida de su 
entorno con el instinto de la alegría en los ojos. Su hermano mayor sentía mucho miedo de que 
fuese a nacer con problemas, pero afortunadamente no fue así, y la pequeña se convirtió, por el 
solo hecho de existir, en el numen que Waldo necesitaba para esforzarse. Por su parte, Sergio 
estaba a punto de dejar a la familia porque se iría a jugar futbol por invitación de los Pumas de la 
UNAM, por lo que no podría disfrutar de los primeros pasos de su hermana por el camino del 
mundo. 
 
Transcurrió algún tiempo, y un buen día Waldo acompañó a su padre a hablar con un amigo suyo, 
influyente en el ámbito de los negocios en el estado. Le platicaron la experiencia que había tenido 
el caricaturista con Mario Ibarra un año antes. El empresario les dijo que él conocía al director del 
periódico Novedades de Tabasco. “Es más –dijo-, ahora mismo le voy a llamar”. La conversación 
fue más o menos así: 
 
 20
—Jorge, hola, habla Pedro Cáceres…Te quiero pedir un favor. Mi ahijado es un gran dibujante y 
tiene ganas de trabajar en un periódico haciendo caricaturas. Quería ver si no lo podrías recibir 
para que platique contigo y chambeé por ahí. 
 
 
 
 
Al día siguiente ya estaba en la oficina de este personaje llamado Jorge Macías Sala. Resultó que 
efectivamente era el director general de Novedades de Tabasco. Observó el trabajo del muchacho 
e inmediatamente lo llevó a la sección editorial y lo presentó con el director de redacción y con el 
caricaturista oficial del diario. Don Jorge encomendó a Waldo con el caricaturista, que firma bajo 
el seudónimo de Gaan. Waldo no colaboraría en el periódico con un sueldo; de hecho, ni siquiera 
recibiría una paga por su trabajo. Empero, obtendría la oportunidad de aprender del ambiente 
editorial y Gaan le brindaría algunas lecciones sobre cómo hacer cartón político. Así, empezó a 
“trabajar” en el año de 1996. 
 
El aprendizaje fue monumental. Por un lado, el caricaturista Gaan ya contaba con una trayectoria 
más o menos respetable en el periodismo local. De hecho, el año anterior había recibido el Premio 
Estatal de Periodismo en la especialidad de caricatura. 
 
El trabajo de Gaan es bueno, así, a secas. Su dibujo es de gran calidad, pero su crítica es de bajo 
nivel. A este caricaturista le faltaba conocimientos de cultura general y de política. Todos los días 
batallaba frente a las hojas de opalina y la adversidad de sus carencias. Además, siempre se dio 
tiempo para enseñarle a Waldo todo lo que sabía. Podemosdecir que su primer maestro de la 
caricatura fue Gaan. 
 
Como muchos caricaturistas de nuestra época, Waldo y Gaan admiraban el dibujo de Rogelio 
Naranjo. Y no sólo eso, sino que lo imitaban. Era evidente que las rayitas en tinta china de Gaan y 
de Waldo trataban de emular a las de Naranjo. 
 
Está claro que Gaan estaba más cerca de ese cometido que el propio Waldo con su inexperiencia. 
La influencia de un grande sobre las nuevas generaciones de caricaturistas no es algo nuevo. A lo 
largo de la historia ha habido casos en los que resulta difícil identificar al autor de la obra, ya que 
el imitador casi iguala al estilo del autor original. Por poner un ejemplo, veamos el trabajo de 
Constantino Escalante y Santiago Hernández. 
 
 
 21
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Caricatura de Gaan publicada en la revista LaPiztola, No 112, febrero de 2002. En el cartón notamos la influencia de 
Naranjo. Si bien la forma de las rayitas varía un poco respecto del estilo de Rogelio Naranjo, lo cierto es que el efecto es el 
mismo. Además, el personaje que aparece montado en el cocodrilo es muy similar a los creados por Naranjo. El elemento 
principal, el cocodrilo, representa las ambiciones del poder y las ganancias para unos cuantos privilegiados; las sombras 
predominan en el animal, que es en este caso símbolo que encierra la idea del dibujo. Ese es también un recurso muy 
 22
usado por Naranjo. El estilo de Gaan es casi imperceptible y su dibujo podría confundirse con el del reconocido 
caricaturista. 
 
Dibujo:Constantino Escalante 
Dibujo: Santiago Hernández 
La caricatura de Constantino Escalante fue publicada el 6 de noviembre de 1981. El personaje dentro de la botella es 
Dubois de Saligny, quien fungía como ministro de Francia en México. La caricatura hace alusión a un acto oficial al que el 
personaje acudió ebrio. Pero lo que nos interesa del dibujo es en sí el estilo plástico que predominó en la época y que 
resultó de gran influencia para otros autores como Santiago Hernández. En las dos imágenes predominan los tonos grises 
así como un sombreado sutil con rayitas tenues. Como sucedió en un principio con la firma de Waldo que se parecía a la 
de Naranjo, las firmas de Escalante y de Hernández también son similares. 
La caricatura que se aprecia de Santiago Hernández, es una de las caricaturas más conocidas en la historia de México. En 
la obra podemos observar la enorme similitud estética que existe entre su dibujo y el de Constantino Escalante. Así, la 
imitación no es un atributo que haya nacido de los caricaturistas modernos, sino que se remonta a los orígenes del arte. Y 
es que el mérito de toda originalidad consiste en proporcionarle a nuestras imitaciones un rasgo peculiar. Porque hay que 
decirlo, siempre el artista es propenso a iluminarse a partir de influencias. 
La imagen presenta a un Benito Juárez sufriendo la amputación de un dedo. La opinión pública consideraba a Sebastián 
Lerdo de Tejada como un posible candidato a la Presidencia que impondría Juárez. Así, Santiago Hernández interpreta la 
ruptura entre Juárez y Lerdo de Tejada como un logro de la oposición. Llama la atención que es precisamente un dedo el 
que representa la imposición de un candidato. Es decir, el dedo como signo distintivo de las designaciones del poder en la 
política mexicana. 
 23
 
El primero es llamado el padre de la caricatura mexicana por haber sido el primer gran artista de la 
sátira cotidiana. Ambos caricaturistas trabajaron en el periódico La Orquesta en el siglo XIX, y se 
podría decir que la influencia que Constantino Escalante ejercía sobre los caricaturistas de su época 
era tan grande como la que actualmente posee Rogelio Naranjo. 
 
Novedades de Tabasco, hay que decirlo, es un diario oficialista. Criticaba todo lo que tuviera que 
ver con cualquier otro partido que no fuera el PRI. 
 Novedades de Tabasco, martes 31 de 
diciembre de 1996. Esta es una de las primeras caricaturas publicada por Waldo en el diario Novedades de 
Tabasco. Aquí se ven sus primeros acercamientos a las rayitas. En cuanto a la idea del dibujo, podemos ver 
una crítica severa al perredismo tabasqueño. En parte, Waldo critica la izquierda a raíz de la ignorancia 
propia de su edad. Por otro lado, en los círculos en los que se mueve, existe animadversión por el PRD. Por 
último, la línea editorial del periódico en el que publica el dibujante, es oficialista, es decir, favorable al PRI. 
De hecho, en el estado este diario se ha ganado el apelativo de No verdades. 
 
 24
Esto determinó las caricaturas de la primera época de Waldo. Como sucedió también con otros 
caricaturistas jóvenes en la historia del periodismo mexicano, el muchacho carecía de conciencia 
política. Uno de esos casos es Ernesto “El Chango” García Cabral, uno de los mejores dibujantes si 
no es que el mejor de la historia de la caricatura mexicana (aunque esto sería difícil de demostrar). 
Su obra empezó a verse plasmada en revistas en los tiempos de la Revolución mexicana. Cabral 
tenía apenas la edad de 16 años, lo que le impedía poseer una conciencia política clara. “El ejemplo 
clásico del triste papel de los caricaturistas durante el maderismo es la revista Multicolor 
propiedad de un español porfirista, donde jóvenes caricaturistas como García Cabral, Pérez y Soto, 
de la Vega, Lillo y otros, se dedicaron a atacar feroz y despreocupadamente a los nuevos 
gobernantes (cosa que no hicieron jamás con el anterior)”. 6 
 
Es curioso percatarse de que la prensa local, la que se desarrolla en la provincia, mantiene muchas 
de las características de la prensa porfirista. “La Prensa en su totalidad estaba subvencionada por el 
dictador que, obviamente no pagaba para que le pegaran. Así pues, la caricatura de oposición no 
existía en la gran prensa mexicana, (El Universal, El País, El Imparcial, El Mundo, La voz de 
México, El Tiempo, etc.) refugiándose sólo en las pequeñas revistas vivían reprimidas y casi a 
salto de mata. La caricatura que los periódicos publicaban no era caricatura política, sino chistes 
inocuos o de adulación al gobierno”. 7 En ese sentido el periodismo de Novedades de Tabasco es 
una alusión retrógrada del periodismo del pasado, que era patrocinado por el poder para acallar al 
periodista. Se hace crítica, pero jamás al partido que en el poder, ya que hay dinero de por medio, y 
como dijo López Portillo y nos recordó Rius, “nadie paga para que le peguen”. El objetivo de este 
tipo de periódicos es destrozar a través de artículos, columnas y por supuesto caricaturas, a los 
partidos de oposición. 
 
Waldo, debido a la exigencia misma del periódico, por ignorancia o por desinterés, se acopló a ese 
vergonzoso sistema. Al principio llegaba únicamente a aprender. Pero sobre la marcha se le fueron 
encargando algunas ilustraciones para la sección de finanzas. Y de pronto, alguna de sus 
caricaturas se publicaba en la sección de política, lo que a su edad era un logro que lo llenaba de 
orgullo, y en su hogar se respiraba un ambiente de satisfacción. Eso era algo que a nuestro 
personaje no le agradaba del todo, ya que decía que él era el mismo trabajando o descansando; 
estudiando o haciendo deporte. A él no le parecía que lo valoraran a partir de metas laborales, pues 
creía que la grandeza de un hombre se mide más por las actitudes que por los logros. Su 
personalidad estaba adquiriendo la forma de su elección. Waldo empezaba a ver con recelo y 
desconfianza a la autoridad de la fama. 
 
 
6 Eduardo del Río “Rius”. Un siglo de caricatura en México, p.26. 
7 Idem. 
 25
Cabe mencionar que en muchas de estas caricaturas Waldo hacía lo que le pedía el editor. Podemos 
decir que su trabajo periodístico en esta época es irresponsable y despreocupado, algo similar a lo 
acontecido con “El 
 
Chango” García Cabral en la revista Multicolor,donde por cierto se inició a la misma edad. 
Cabral, autor de las más despiadadas caricaturas contra Madero, confesaría que él sólo ilustraba lo 
que el director le ordenaba sin entender nada de nada: 
 
En ese tiempo yo era un chamaco que no sabía nada de nada: A mí me daban los pies de los 
chistes y yo nomás los dibujaba o Santiago R. de la Vega… Yo no era ni maderista ni porfirista ni 
nada, ni sabía nada de política. Pero sabía dibujar, y a mí me llamó el gachupín Vitoria para que 
le dibujara. También estaba en Multicolor otro español, Mario Vitoria, que también le hacía a la 
caricatura, ¿ves? 
Cuando la cosa se puso fea y mataron a Madero yo ya no estaba en Multicolor; estaba en París 
con la beca que me había dado el gobierno de madero. Se quedaron trabajando ahí R. de la Vega 
este otro Islas Allende. Pero mira, yo en ese tiempo era un niño casi, no entendía ni por qué 
atacábamos a Madero. Tú sabes, uno siempre hace lo que le dicen los editores, los directores del 
periódico.”8 
 
Durante 1996 a Waldo se le publicaron aproximadamente 20 caricaturas. Su mayor logro sucedió 
el 31 de diciembre. A Gaan le habían pedido una serie de dibujos alusivos a lo acontecido ese año. 
El caricaturista no se sentía con mucho ánimo y no terminó el encargo. Waldo, por su parte, dibujó 
un año viejo golpeado por la vida y un año nuevo que se veía bastante peor. Al editor le gustó la 
caricatura y sugirió incluso el texto del cartón. Waldo dejó el dibujo y se fue a casa a festejar la 
fecha. 
 
Cuando regresó a su actividades el día dos, se encontró con una grata sorpresa. La 
caricatura que había hecho se publicó a plana completa en la página editorial. Es el cartón 
publicado más grande que he visto. Ocupa toda la página de un periódico de tamaño 
estándar. Para Waldo, a sus dieciséis años y con su inmadurez a cuestas, fue un logro 
equiparable al de haber trabajado vendiendo dibujos a los nueve años. 
 
 
 
8 Ibidem, pp. 28, 29. 
 26
 El primer día de 
enero, de 1997, apareció este cartón en plana completa de la sección editorial de Novedades de Tabasco. Esta publicación 
significó para el autor un gran logro, ya que apenas contaba con dieciséis años. 
 
1.3. El peldaño del progreso: Tabasco Hoy 
 
El tiempo transcurrió en calma. Asistir al periódico y aprender poco a poco los vericuetos de la 
política y del periodismo se convirtió en una actividad habitual. De la escuela a la casa y de la casa 
al periódico, ese era el riguroso itinerario. Pero en una ocasión, llegando a su hogar, recibió un 
recado de la oficina de Mario Ibarra, quien quería hablar con el pequeño dibujante. 
 
 27
Sintió miedo, por un lado porque intuía que el motivo de la llamada era laboral y eso implicaba 
separarse del Novedades y, por otra parte, porque hablar del Tabasco Hoy era pensar en una 
responsabilidad mayor. Llamó y le informaron que efectivamente el periodista tenía interés en el 
trabajo del caricaturista. Sintió gusto: se creía importante. 
 
Pero antes de acercarse a la nueva oferta, había que alejarse del primer empleo. La decisión era 
difícil de tomar, pero era necesario progresar, avanzar, evolucionar. Waldo escribió una carta de 
agradecimiento a Jorge Macías y habló con las personas que lo cobijaron durante su estancia en ese 
medio. De este modo dejó atrás la primera parte de una carrera que aún continúa y que tal vez no 
culmine, sino hasta la última exhalación. 
 
Antes de continuar con el anecdotario de acontecimientos, vale la pena hablar de la historia del 
periódico. Tabasco Hoy es un periódico que surgió en 1987, para ser más exactos el primer día de 
diciembre. La edición inaugural se realizó en formato tabloide y en blanco y negro. Circuló por vez 
primera bajo la dirección de Miguel Cantón Zetina, quien actualmente sigue presidiendo el diario. 
El presidente fundador del diario fue Luis Cantón Márquez, padre de aquél. El slogan del 
periódico reza: “Plana a plana, pluma a pluma, el mejor” 
 
Sus primeras oficinas se instalaron en el malecón Carlos Alberto Madrazo Becerra, en 
Villahermosa, las cuales no eran muy atractivas y aún se trabajaba en ellas con máquina de 
escribir. Ahí se laboró de 1987 a 1990. Para 1991 el periódico se instalaría en un predio de Tabasco 
2000 y las computadoras sustituirían a las nostálgicas máquinas Olivetti. En ese mismo año de 
1991, se inauguró una moderna rotativa Guss Comunity, que permitió el manejo en color de la 
portada y la contraportada del periódico.* En realidad es curioso comprender el crecimiento de este 
periódico en todo el estado de Tabasco. El diario adquirió una fuerza tremenda y se empezaron a 
publicar los trabajos de reconocidísimos periodistas como Carlos Ramírez, con su columna 
Indicador Político, e incluso el caricaturista de La Jornada, Magú, publicaba su cartón. En poco 
tiempo, si consideramos los tres primeros años hasta su cambio de ubicación, el Tabasco Hoy se 
convirtió en el periódico más importante del estado y de buena parte de la región sureste. El poder 
de Miguel Cantón llegó a tal punto que fundó en 1998 una filial del diario, pero en esta ocasión en 
la ciudad de México. El nuevo periódico recibió el nombre de México Hoy, pero fracasó. Cabe 
mencionar que las instalaciones de lo que antes fue México Hoy se convirtieron a la postre en otro 
diario que también habría de quebrar: El Independiente, cuyo director fue el célebre empresario 
Carlos Ahumada. 
 
 
* información extraída de la página www.tabascohoy.com/antecedentes 
 28
Debido a la historia del periódico y al prestigio que el diario tenía en la entidad, Waldo se presentó 
con la ilusión de que esa alternativa se convirtiera en una certeza. El día de la entrevista el joven 
caricaturista llegó con su material de trabajo. Mario Ibarra le preguntó si podía hacer una caricatura 
en ese instante. Waldo accedió de buena gana y se dispuso a trabajar. La idea era de por Mario 
Ibarra, lo único que tuvo que hacer fue dibujar. Al parecer se repetía la historia del Novedades: el 
editor propone y dispone lo que el muchacho debe retratar. Cuando el joven terminó la 
encomienda, se la mostró a don Mario. Éste la aprobó y no sólo eso, sino que dijo que era una 
extraordinaria caricatura. El comentario era obvio y carente de humildad, ya que el 50% de la 
caricatura la había hecho el columnista. 
 
 En la imagen se aprecia a Roberto 
Madrazo descansando en una mecedora. A lo lejos se ve un globo enorme con el rostro de Manuel Andrade Díaz. El 
dibujo plasma a Andrade como el delfín de Madrazo. El cartón apareció el 14 de febrero de 1997, y desde entonces ya se 
perfilaba Manuel Andrade como sucesor de Madrazo para el gobierno del estado de Tabasco. En la parte inferior, se ven 
una serie de funcionarios que tratan de subir al globo, en alusión a que todos quieren su “hueso”, y para obtenerlo, tienen 
que “arrimarse” a la persona indicada. Como decía Fidel Velásquez: “Quien se mueva, no sale en la foto”. 
 29
 
 
Antes de retirarse del periódico, a Waldo le surgió una pequeña inquietud: ¿qué pasaría a partir de 
ese momento? Se lo preguntó a Mario Ibarra, y éste se desconcertado le dijo que se presentara 
cuando quisiera. El joven quería ir todos los días y eso es lo que procuraría, pero había algo 
extraño que la algarabía le impidió ver: ¿dónde estaba el contrato? ¿Cuánto le iban a pagar? ¿O es 
que a los jóvenes no les pagan? Era raro, pero Waldo ensombreció sus sospechas con la luz de la 
alegría. 
 
 
Corría el año de 1997. El muchacho se presentaba diariamente en el periódico y hacía su 
caricatura, la cual lograba con la ayuda de su padre al platicar sobre los temas. Para entonces el 
joven ya leía los periódicos. Incluso el dinero que se le daba para la escuela lo empleaba para 
comprar El Universal, que costaba diez pesos en provincia, cuando en la Ciudadde México sólo 
valía cinco. Su capacidad de síntesis era más bien “incapacidad”, aún no estaba preparado para 
resumir en una idea un conjunto de elementos gráficos y críticos. Además, seguía cargando con la 
inefable influencia gráfica de Naranjo y no sólo eso, sino que el fantasma de Novedades también 
hacía su aparición: se acostumbró a criticar a la oposición. Peor aún: había creído que la postura 
oficial era la ideológicamente correcta. Por lo tanto, se habituó a criticar a la oposición, en 
particular al PRD. 
 Cuando la musa de la 
inspiración crítica no hace su aparición, el caricaturista debe hacer uso de ciertos recursos para cumplir con la entrega 
diaria de su trabajo. En esta imagen se aprecia a Andrés Manuel López Obrador con la apariencia de Pinocho. Lo único 
que se retoma es una frase dicha en un discurso por el político. El joven caricaturista solamente dijo con una imagen que 
López Obrador es un mentiroso. Por otro lado, podemos apreciar que aún existe una gran influencia de las rayitas de 
 30
Naranjo, conocidas como ashurado. De hecho, observamos que la firma en el dibujo es muy similar a la del insigne 
caricaturista. 
 
 
 
 
Sus cartones se publicaban casi a diario. El pequeño espacio al que se hizo acreedor se llamaba El 
cartón de Hoy. Sus caricaturas seguían siendo malas, pero ya era capaz de hacer caricaturas de su 
propia invención. 
 
En esta época al joven caricaturista se le presentó la oportunidad de hacer una caricatura 
particularmente especial. La nota más relevante del día en el contexto local involucraba a un 
legislador priísta de nombre Pedro Reséndez. La información hablaba de que dicho personaje 
pediría licencia de su cargo para ocupar la presidencia del Tribunal de lo Contencioso 
Administrativo del estado de Tabasco. Pedro Reséndez es uno de los políticos más conocidos, y 
debido a que su lugar de nacimiento es el municipio de Teapa, tenía altas probabilidades de aspirar 
a la presidencia municipal de esa localidad. El muchacho dibujó a Pedro Reséndez conformándose 
con la titularidad del tribunal, escapándose ante sus ojos la presidencia municipal. 
 
 
 El dibujo fue publicado el jueves 20 de 
febrero de 1997, es decir, seis días después de haber iniciado labores en el periódico. 
 
 
Hasta aquí no se entiende por qué sería relevante la caricatura. Sin embargo, como dijimos al inicio 
de este trabajo, Tabasco al igual que muchos lugares de provincia, es típico pueblo chico, infierno 
grande, sobre todo porque mucha gente se conoce entre sí y es común ver cómo las personas se 
 31
saludan en las calles sólo por costumbre. Pedro Reséndez es el padrino de la mamá de Waldo. 
Podemos decir que el parentesco es bastante cercano. Por supuesto, la caricatura no era hiriente ni 
mal intencionada, por lo que no hubo ningún problema. Por el contrario, en una ocasión los padres 
del joven caricaturista se encontraron con el Lic. Reséndez y le contaron acerca de la caricatura, y a 
éste le dio mucha risa. Él no sabía que Waldo estaba publicando en el Tabasco Hoy, así que lo 
pusieron al tanto. Reséndez le pidió a la pareja que Waldo fuera a verlo al Tribunal de lo 
Contencioso para ver si podía elaborar un folleto con caricaturas. 
 
Días después el muchacho se presentó en las oficinas de su pariente. Platicaron acerca de las 
facultades de ese órgano descentralizado del gobierno y de preparar un folleto cuya función 
informativa fuera la de explicar, a través de imágenes, sus actividades y las razones por las que 
puede acudir el ciudadano en busca de apoyo. El Tribunal se encarga de velar por el cumplimiento 
de la ley por parte de las diferentes instancias de gobierno. Es decir, cuando un funcionario público 
comete un acto de arbitrariedad que perjudique al ciudadano en sus garantías o en sus derechos, el 
afectado puede acudir a este organismo para interponer una queja. A grandes rasgos eso es lo que 
se plasmaría en el documento. 
 
Posteriormente se autorizó la elaboración del cuadernillo que tendría aproximadamente veinte 
páginas, en tamaño media carta. El producto fue elaborado con las caricaturas que Waldo solía 
hacer. Su estilo cuadrado e incluso pueril definía cada recuadro que intentaba adquirir la estructura 
de un cómic. Era un conjunto de cartones que al menos mantenían la armonía de las carencias 
plásticas. 
 
Se mandaron a imprimir mil cuadernillos, por los cuales el joven cobró mil setecientos pesos, que 
su papá facturó a nombre de su empresa. Fue el primer proyecto a gran escala que realizaba el 
muchacho. 
 
Pero esta historia no terminó cuando le dieron su cheque a Waldo. Un día lo llamaron con 
carácter. El problema había sido que entre inmadurez, ignorancia y desatención, había dejado pasar 
un gran detalle: la ortografía. Faltaban acentos, había Ces en lugar de Eses e incluso faltaban 
algunas comas. La preocupación lo invadió porque creía que se había metido en un gran problema. 
Afortunadamente no fue así. Lo único que había que hacer era corregir el defecto de mil 
ejemplares impresos. Este error le costó dos semanas de no salir al recreo para borrar con corrector 
todas las fallas ortográficas y poner los acentos y los puntos que faltaban. Desde aquella ocasión lo 
primero que empezó a aprender fue ortografía. El joven dibujante se dio cuenta de la enorme 
importancia que tiene el uso correcto de la palabra escrita. 
 
 32
Transcurridos algunos meses de labores dentro del Tabasco Hoy, a Waldo lo llamó Mario Ibarra y 
lo llevó a la dirección del periódico. Para entonces se iba a crear una columna dominical donde se 
tratarían exclusivamente los temas más relevantes de la política tabasqueña con un enfoque jocoso 
y chocarrero. La columna, que abarcaría dos páginas del periódico, se llamaría Tábula Raza y la 
firmaría el columnista bajo el seudónimo de El Conde de Montecristo. Y Waldo ilustraría la 
sección con sus caricaturas. 
 
Como la columna se publicaba los domingos, en ocasiones el caricaturista tenía que dibujar hasta 
tarde los sábados, en algunos casos ya le daban el tema entre semana y tenía tiempo suficiente para 
trabajar. Sin embargo, el joven nunca tuvo libertad de dibujar a su consideración, pues el 
columnista ponía los temas e imponía las ideas que se tendrían que plasmar. Las caricaturas que se 
publicaron en esta sección fueron muy malas, tanto en el dibujo como en la idea. 
Roberto Madrazo manteniendo un campo 
fértil y productivo. Cuando el joven caricaturista hizo este dibujo, Mario Ibarra se lo regresó, debido a que el gobernador 
aparecía feo. Entonces hubo que rehacer el rostro para que fuera más guapo. Si se observa con detenimiento en la parte 
del cuello, el rostro está sobrepuesto encima del cuerpo por lo que la forma es antiestética. 
 
Las caricaturas que se publicaron en Tábula Raza fueron las primeras por las que Waldo recibió 
un pago. Esta remuneración no la hacía el periódico, sino el periodista. Los fines de semana, Mario 
Ibarra le daba a Waldo 300 pesos. El caricaturista se sentía satisfecho con la paga porque sin duda 
hubiera hecho el trabajo sin necesidad de recibir dinero a cambio. 
 
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Su estancia dentro del Tabasco Hoy fue efímera. Tal vez menos de un año de labores dentro de ese 
medio. Para él fue un año fugaz pero de gran aprendizaje debido a la intensidad con la que lo vivió. 
Tabasco Hoy significó una batalla entre su inmadurez y la búsqueda de nuevos conocimientos. Y 
es en este momento de su vida cuando le surge la inquietud del aprendizaje y la inconformidad con 
su ignorancia, que para entonces es de gran dimensión. Las primeras lecturas guiadas por su propia 
iniciativa y convencimiento hacen su aparición para forjarlo en el otro ámbito de su interés: el 
intelecto. Sus lecturas iniciales fueron La isla de las tres sirenas, de Irving Wallace, El perfume 
de Patrick Süskind y Si te agarran te van a matar de HebertoCastillo. 
 
Es complicado especificar cuál fue la última caricatura de Waldo dentro de Tabasco Hoy. Sin 
embargo, podemos rememorar la situación que contribuyó a su salida del periódico. Uno de los 
motivos fue que el caricaturista estaba a punto de terminar la preparatoria y deseaba estudiar una 
licenciatura. Tenía la intención de dedicarse de lleno a la escuela para llegar a la universidad en 
buenas condiciones académicas. 
 
Además, lo que atropelló cualquier posibilidad de continuar dentro del diario, fue una información 
que no resultó del todo grata para el dibujante. Resulta que por una insignificante discusión con su 
padre, Waldo se enteró de que había sido éste quien lo recomendó con Mario Ibarra para que le 
diera el trabajo. La decepción que le produjo provenía tal vez de su orgullo, pues durante su 
estancia en ese medio pensó que había sido el periodista por iniciativa propia quien lo había 
buscado. Detrás de su logro más preciado hasta ese momento había estado la sombría influencia de 
su padre y no sus méritos personales. De ese modo se derrumbaba la errónea figura de un logro que 
sólo pervivía en su imaginación. La imagen de su éxito se desvaneció entre la tan inesperada 
verdad. Se transfiguraba así la delicadeza de su ilusión en una amarga decepción, que mientras 
tanto, sólo la escuela habría de paliar. 
 
 
1.4. El acecho del destino: caricaturista busca universidad 
 
Al culminar esta etapa artística y periodística al joven se le presentaba una disyuntiva: ¿qué 
estudiar y dónde? Era una decisión difícil de tomar porque su padre tenía la esperanza de que su 
hijo lo apoyara en la micro-empresa que había fundado, de nombre Mabel. Se trataba de un 
negocio que le trabajaba a Pemex en la construcción de algunos inmuebles y también en la 
fabricación de cocinas integrales para las casas de los directivos de la paraestatal, entre otras cosas. 
De este modo, si el muchacho estudiaba una carrera como arquitectura sería probable que 
continuara con la empresa, además de que podría ejercer una actividad relacionada con su 
capacidad para el dibujo. 
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Existían otras dos posibilidades. Por un lado, podía estudiar diseño gráfico. En esa licenciatura 
también podría desarrollar lo que sabe hacer: dibujar. Por otro, su estancia dentro de los periódicos, 
así como la ambición por deshacer los entuertos de su ignorancia, le provocaron el deseo de 
estudiar una carrera más teórica, donde tuviera la oportunidad de leer como hasta entonces no lo 
había hecho. La balanza se inclinaba hacia la licenciatura en comunicación o periodismo. 
 
Para el joven caricaturista la mejor alternativa era comunicación. Argumentaba que Platón decía 
que quien hace lo que le gusta nunca tendría realmente que trabajar. Y él sentía que lo que deseaba 
era leer sobre cualquier cosa. No era meramente devorar textos, sino alimentar su mente con un 
poco más de conocimientos. Además, pensaba que la caricatura formaba parte del periodismo por 
lo que no existía rivalidad entre lo que estudiaría y su habilidad para el dibujo. Ambas se 
complementan. 
 
Sobre la marcha, surgió una cuarta posibilidad: ciencias políticas. En la escuela era él quien más 
sabía sobre los acontecimientos. La afinidad que encontraba con la política era únicamente el 
conocimiento de temas, además de leer abundantemente. Pero al ver que con esa opción dejaría a 
un lado el dibujo, relegaba esa alternativa. 
 
La balanza se terminó por irse hacia el periodismo. El joven leía el periódico casi a diario y poco a 
poco se iba consolidando una noción crítica de la realidad nacional. Además, al dejar el diario tuvo 
tiempo de realizar algunas lecturas y eso le producía satisfacción. Sus lecciones no eran 
precisamente académicas, aunque llevaban la impronta de la curiosidad. Tomaba lo que tenía a la 
mano, de modo que leyó a Irving Wallace, García Márquez y hasta la Biblia. Tuvo la oportunidad 
de leer por primera vez Don Quijote de la Mancha y ese recorrido literario dejó un sello que marcó 
el destino de sus próximas venturas, aventuras y desventuras: Waldo relee desde aquel entonces 
con cierta constancia ese libro, porque piensa que no es tanto de cabecera sino para la cabeza. 
 
Había otro conflicto en la toma de decisión: su papá quería pagar una escuela particular. Era más 
un deseo que una realidad asequible. Desde hacía ya varios años su solvencia económica no era 
muy estable. En varias ocasiones el joven dejó de presentar exámenes en el momento indicado 
debido a que no se habían pagado las colegiaturas en tiempo y forma. Eso le llenaba de temor: si 
estudiaba en una universidad particular sucedería lo mismo que en la preparatoria pero en mayor 
magnitud, ya que escuelas como el ITAM, Lasalle, la UDLA, etcétera, manejan colegiaturas 
excesivamente elevadas que sin duda eran inalcanzables para la familia. Y tampoco era su voluntad 
estudiar en una de las universidades conocidas como “patito”. Comprendió que lo mejor era 
ingresar a la UNAM, ya que desde su punto de vista es la mejor universidad que ofrece el Estado 
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mexicano a los mexicanos. Se propuso presentar el examen de admisión y se dispuso a repasar los 
temas que podrían aparecer en la prueba. Tenía diecinueve años y un gran miedo le invadía, porque 
en caso de no ingresar a la UNAM sería complicado conseguir una escuela dónde estudiar. 
 
En abril de 1999, después de haber hecho el examen de admisión, se enteró de que había ingresado 
a la ENEP Aragón. Esa fue la escuela elegida porque se dio cuenta que se encontraba cerca del 
lugar donde viviría. Su emoción fue incontenible. Lloró lágrimas felices y sonrió con la nostalgia 
de quien sabe que abandonará una historia para ingresar a un nuevo ciclo. 
 
Su logro sólo lo disfrutó por unos cuantos días. A finales de ese mismo mes estalló la huelga más 
larga que ha padecido la Universidad desde su surgimiento. Fueron nueve meses de agonía para la 
UNAM y de desesperación para Waldo. De hecho, durante un tiempo se instaló en el Distrito 
Federal en espera de que se levantara la escuela del letargo. El joven asistió durante dos semanas a 
las clases extramuros, pero decidió que no era el mejor modo de aprendizaje. Optó por la paciencia 
y esperó para asistir al lugar que le habían asignado y que él eligió. 
 
Como el tiempo transcurrió sin una respuesta favorable para el levantamiento de la huelga, Waldo 
regresó a casa. Decían que era más conveniente esperar en su propio hogar que en casa ajena. 
Estaba viviendo con su abuelo paterno en la colonia Guerrero del Distrito Federal. Ahí estuvo 
durante siete meses aproximadamente, habitando una pequeña habitación en la azotea. Durante ese 
tiempo, el joven aprovechó el tiempo para leer periódicos y analizar el trabajo de los caricaturistas. 
Practicó sus caricaturas y a veces se daba cuenta de que sus ideas coincidían con las de los 
moneros consolidados. Sin embargo, la calidad de su obra aún carecía de suficiente nivel, por lo 
que no podía conseguir un empleo desempeñando esa actividad. 
 
Se percató que hacer caricatura realmente requiere de una buena inversión de tiempo. Hay quienes 
piensan que los caricaturistas no necesitan tanta entrega para desarrollar una idea. Sin embargo, la 
lectura minuciosa de los diarios requiere de paciencia y dedicación. Además, a veces las ideas para 
la elaboración de una “buena” caricatura no surgen con tanta fluidez, por lo que es necesario 
esperar a que se ilumine la mente. El paso más importante es realizar el cartón; lograr que la 
imagen mantenga armonía con la crítica y procurar que sea inteligible para quien la aprecia. En 
este sentido, es importante establecer una noción de diseño, es decir, que el argumento de los 
trazos defina buena parte de la caricatura y que los elementos que aparecen en el espacio sirvan de 
referencia para el entendimiento de la obra. En ocasiones una caricatura necesitaba por lo menosde 
ocho horas de trabajo. Esto avergonzaba a Waldo porque se la pasaba encerrado en el cuarto 
tratando de descifrar su propia creación y era difícil que sus familiares lo entendieran así. Creían 
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que era un flojo que no quería trabajar y que había ido de paseo mientras la UNAM estaba en 
huelga. Como dicen: “El muerto y el arrimado a los tres días apestan”. 
 
Otra de las dificultades que pasó el joven fue que vivía junto con su hermano en el mismo cuarto 
en la casa de su abuelo. Ambos aprendieron a entenderse y lograron juntos trascender las 
diferencias que los definían. Sin embargo, era doloroso para el hermano mayor ver que Sergio 
había dejado a la familia tan joven y que sus expectativas en el futbol no se consolidaban. De 
hecho, dentro de los Pumas de la UNAM, la familia se dio cuenta que existían muchos 
favoritismos con aquellos que tenían posibilidades económicas o tenían la ventaja de ser hijos de 
ex - futbolistas. En realidad fue una etapa complicada que a pesar de todo, ayudó a ambos en su 
crecimiento personal. 
 
Como veníamos diciendo, el muchacho abandonó el Distrito Federal mientras se resolvía el 
conflicto estudiantil. Regresó a Villahermosa y empezó a trabajar de nueva cuenta en la empresa de 
su padre. En realidad no era un trabajo que requiriera mucho empeño: consistía en administrar las 
actividades del día y comprar ciertos materiales. En ocasiones acudía al taller a hacer las veces de 
ayudante de carpintero para lograr un poco de avance en los trabajos y al mismo tiempo revisar que 
los empleados realmente trabajaran. Su misión era apoyar a su padre en las actividades que éste no 
podía realizar y supervisar el correcto funcionamiento de la empresa. Aunque no era un trabajo 
exhaustivo, lo cierto es que el muchacho no se sentía a gusto con lo que estaba haciendo. Desde 
que se había ido al Distrito Federal, él deseaba trazar un nuevo rumbo para su vida; quería cambiar 
el destino de su historia y escribirla con su puño y letra. Él sabía que viviendo en su casa eso no iba 
a ser posible porque sus padres tenían el empeño de dominar en muchas decisiones que sólo Waldo 
era el indicado para tomar. 
 
Una de las consecuencias de abandonar el hogar reside en que en el exilio se pierde toda 
pertenencia a los orígenes geográficos. Aunque el joven habitaba temporalmente su hogar en 
Villahermosa, el anhelo se había quedado en el Distrito Federal y en sus actividades prevalecía la 
nostalgia de quien aún se encuentra encadenado a las circunstancias. Alguna vez Ovidio dijo que 
“quien abandona su patria en el exilio tiene al mundo por nación”. En el caso del caricaturista en 
ciernes, sus motivaciones para desarraigarse de la familia no provenían de alguna causa adversa. 
Sólo existía el deseo de sobresalir y alcanzar sus propias metas. Contrario a lo que sucedía con 
Ovidio, quien ya era dueño de sí mismo, el muchacho no se sentía parte ni de su casa ni del lugar 
en el que quería estar. No estaba ni aquí ni allá; no pertenecía a nada ni a nadie. Estaba en el limbo 
de la expectación, como cuando se rema sin rumbo fijo pero en una lucha incesante, atacado por 
olas inexistentes donde la única certeza es que no hay certeza. A sus 19 años no comprendía la 
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dureza de tales hechos, pero se tenía que armar con la única herramienta que tenía a su alcance: la 
paciencia. 
 
Pasaron algunas semanas después de su retorno a Villahermosa, cuando por fin la huelga llegó a su 
fin. Aunque el padre de Waldo sabía de antemano que su hijo ya se había desvinculado del seno 
familiar, la noticia del fin de la huelga no le agradó mucho. Incluso intentó detener la partida del 
joven. El muchacho estuvo dispuesto a enfrentarse a su papá y después de una intensa discusión 
partiría con rumbo a la ciudad de México. Ese era su anhelo, su ambición y en ello estaba 
empeñado su futuro. Días después, entre el llanto de su hermanita y el de su madre, la tristeza del 
padre y la nostalgia de sus amigos, el caricaturista retorna al Distrito Federal. 
 
 
1.5. Del salón de clases a las aulas de la vida 
 
La huelga dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México duró diez meses. Inició el 20 
de abril de 1999 debido, entre otras razones, al aumento de las cuotas por parte del rector, el doctor 
Francisco Barnés de Castro. Los resultados de los exámenes para aspirantes a nuevo ingreso se 
habían difundido el 10 de abril, de modo que diez días después de una gran noticia (para los que 
pasaron la prueba) llegaba una pésima información para los estudiantes y para la nación en su 
conjunto. 
 
El fin de la huelga no ocurrió por voluntad de quienes la iniciaron, sino gracias a una irrupción 
policíaca por parte de la Policía Federal Preventiva (PFP). Para algunos fue una acción oportuna y 
justificada; para otros, un abuso arbitrario e ilegal que menoscababa la autonomía universitaria. 
Carlos Monsiváis escribió al respecto: 
 
“A los ultras del gobierno les pareció muy adecuado la intrusión de la Policía Federal Preventiva 
en Ciudad Universitaria. Lo harían sin armas, con notarios públicos, con delegados de la 
Comisión Nacional de Derechos Humanos, tan hábil en materia de adelantos, y con el apego de la 
opinión pública, ciertamente cansada del paro y de las intolerancias de los otros ultras. En su 
diseño sólo faltó un elemento, el cálculo de realidad. El hartazgo de la sociedad no legitimaba la 
impunidad y la torpeza judiciales. La policía, notario en mano, y con cirugía precisa, se llevó a los 
separos a cerca de mil personas, muy jóvenes en su mayoría, acusados de despojo por el único 
certificable delito de hallarse en las instalaciones. Había órdenes de aprehensión sólo contra 34, y 
eso les resultó de menos, como también lo de menos era certificar la validez de las imputaciones. 
De allí el espectáculo ominoso de la policía arrestando jóvenes que para todo efecto jurídico 
comprobable no habían cometido delito alguno, y las imágenes estimulantes de esos jóvenes 
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comportándose con entereza. Si lo ocurrido en Ciudad Universitaria le merecerá al gobierno el 
calificativo de’ incidente’, es para muchísimos un agravio”.9 
 
La sociedad mexicana se encontraba dividida en sus juicios. Pero prevalecía un hecho concreto: el 
domingo 6 de febrero, a las seis y media de la mañana, las instalaciones de la UNAM le habían 
sido arrebatadas a un grupo de estudiantes en rebeldía. Muchos mitos giraron en torno al conflicto, 
como que los estudiantes tenían armas o que introducían drogas para consumirlas en medio de 
festines. Pero más allá de todo eso el asunto específico era que miles de estudiantes, profesores y 
académicos regresarían a sus labores después de diez meses de paro “activo”. La huelga había 
llegado a su fin y la universidad a un nuevo comienzo. 
 
En Villahermosa Waldo enfrentó dificultades para conseguir el dinero necesario para regresar al 
DF. El joven había hecho una caricatura que curiosamente había sido buena (así, a secas) en la idea 
y en el dibujo. En ella aparecía Arturo Nuñez montado en un dinosaurio enorme, que representaba 
la cargada priísta, y delante un Manuel Andrade arriba de un diminuto caballito pero con mucho 
temple, corriendo por una senda con miras a la gobernatura del estado de Tabasco. Como no tenía 
dinero para el camión de vuelta acudió con un viejo conocido para que lo auxiliara en su 
complicación. Llevó el dibujo al Tabasco Hoy y pidió audiencia para hablar con Mario Ibarra. 
Afortunadamente el periodista se encontraba en el periódico y el dibujante le expuso el problema al 
que se enfrentaba. Le mostró la caricatura al periodista y éste le compró el original en 300 pesos. 
Con ese dinero, Waldo pudo volver para estudiar la carrera de Ciencias de la Comunicación y 
Periodismo en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón. 
 
¿Pero qué implica la universidad para un individuo que quiere dedicarse a hacer caricatura? ¿En 
qué