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Febrero 2020
Una Historia de Desamor 
Volumen II 
Universidad Nacional 
Autónoma de México
DIRECTORIO 
Facultad de Ingeniería
Nigromante
Fundador
Lic. José René Gómez Rodríguez
Jefes Editoriales
Luis Alberto Santoyo Cruz
María Fernanda Carrisoza Zamora
Coordinador
Jennifer Sharon Alvarez Candelario
Edición y corrección de textos
Francisco Ortíz Colín
Karla Paola Bautista Rivero
Patricia Lizbeth Gamboa Pastelin
Diseño y arte creativo
Ilse Torres Rojas
Jessica Janette Martínez Gutiérrez
Diana Citlalli Rojas Brito
Clara Isabel Rodriguez Loranca
Colaboradores
Samantha Lizeth Castrejón Chávez 
Pablo Lutrillo Contreras
José Uriel Siliceo Verónica
Rubén «Lobo» González Monter
Pedro Lazcano Alvarez
Luis Josué Cruz Mier
Alan González Miguel
Mario Antonio David Pedraza
Sandra Michelle Vela Saldaña
Jorge Luis García Ortiz
José Miguel Estrada Silva
Rector
Dr. Enrique Graue Wiechers
Secretario General
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Director
Dr. Carlos Agustín Escalante Sandoval
Secretario General
M. I. Gerardo Ruiz Solorio
Jefa de la División de 
Ciencias Sociales y 
Humanidades
Ing. Carolina Garrido Morelos
Las opiniones expresadas en los artículos y colaboraciones son responsabilidad del autor y no 
necesariamente reflejan la posición oficial de la DCSyH de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
NOTA EDITORIAL
Febrero
En portada 
Collage Original por
Isabel Rodriguez
Este collage refleja algunas de 
las adicciones más comunes 
que el ser humano llega a tener, 
adicción al tabaco, al alcohol, 
la comida, la religión, las com-
pras o incluso a algunas per-
sonas. Cuenta una historia que 
nos une a todos por un factor 
común: las adicciones, ¿quién 
de nosotros no se ha sentido tan 
atraído por cualquiera de estos 
elementos o acciones ya antes 
mencionadas? 
No. 47
2020
Febrero se caracteriza por ser el mes más corto del año, 
tal vez varios lo pueden ver como el inicio para ahora sí 
cumplir sus propósitos de año nuevo, pero sin duda lo que 
más sobresale de este mes es que está dedicado a celebrar 
el dichoso Día del Amor y la Amistad. Es por esto, que el 
equipo de Nigromante decidió hablar para esta edición so-
bre las adicciones. Una adicción se puede definir como una 
afición desmesurada a algo y en ocasiones es comparada 
con el amor ya que al igual que el encuentro amoroso el 
cuerpo y el deseo se ponen en juego provocando placer y 
al mismo tiempo dolor.
¿Alguna vez te has topado con alguien llorando en pleno 
14 de febrero? Estamos equivocados al pensar que este mes 
solo festejamos al amor pues es más común encontrar gente 
con desilusiones amorosas, por esa razón muchos odian es-
tas fechas. Algunos encuentran la solución equivocada a ese 
rechazo o ruptura en las adicciones tales como a sustancias, 
bebidas, a las redes sociales, y hasta a lo más insano que 
puede resultar en un relación tóxica. 
Ya sea que te sientas adict@ a tu pareja o a los videojuegos, 
te invitamos a leer este número en tu soledad pues te augu-
ramos algunas lágrimas con las historias sad de este año, 
además seguramente encontrarás algún artículo con el que 
te sentirás identificado ya que te damos una guia para que 
sustituyas tu adicción al four loko por algo de más categoría 
o la razón por la cual siempre vuelves con tu ex.
Por Liz Gamboa / Sharon Alvarez
4
íNDICE
 VIDAS
8 AA La ayuda está aquí
 Samantha Castrejón
 LETRAS
10 Las redes sociales como origen 
 de la decadencia en la juventud
 moderna
 BE Albañez Domínguez Juan Ramón y 
 Garduño Ramírez Jacqueline
18 Relaciones tóxicas y por qué 
 nos encantan
 Josué Cruz
22 Diario de una estudiante estresada
 ¿Amor, adicción u obsesión?
 Michelle Vela
24 ¡Pero yo no le pongo!
 Rubén Lobo
 Ciencia & Tecnología
68 Adicciones
 Miguel Silva
70 La adicción a los videojuegos 
 no es un juego
 Samantha Castrejón
72 Tabaquismo
 Alán González
76 Adicción a las Selfies
 Mario David
80 Adicción al Trabajo
 Alán González
86 Lootboxes y sus adictivas 
 recompensas
 Uriel Siliceo
Top Random
88 Drogers
 Rubén Lobo
90 Y hablando de adicciones
 Fernanda Carrisoza y Sharon Alvarez
 REVIEW
96 El regreso de los campeones
 Uriel Siliceo
Paralelos
104 Por qué el trabajo de campo 
 importa en la ingeniería
 BE Cynthia French 
107 Ceremonia de premiación 
 Cuenta cuentos
 AGENDA CULTURAL
108 41 FIL Palacio de Minería
Una Historia de Desamor. Vol II
Relatos participantes
34
5
EFEMÉRIDES
FEBRERO
LIC. José René Gómez / Uriel Siliceo / Isabel Rodriguez
.
1 de Febrero de 1851.
 Fallece la autora británico 
Mary Shelly, autora de 
Frankestain a los 53 años.
20 de Febrero 
Día mundial de la Justicia 
Social
13 de Febrero
 Día Mundial de la Radio
27 de Febrero de 1882
Natalicio del ex rector 
y fundador de la SEP 
José Vasconcelos.
26 de Febrero
1854. Nace Porfirio 
Parra, filósofo, científico, 
periodista, literario e 
historiador, y que fue 
director fundador de la 
Escuela Nacional de Altos 
Estudios.
 4 de Febrero
Día Mundial de la Lucha 
Contra el Cáncer.
1957. Muere Miguel 
Covarrubias, pintor, 
caricaturista y museógrafo.
 3 de Febrero de 1869.
 Se funda la Escuela 
Nacional Preparatoria 
de la Ciudad de 
México.
10 de Febrero de 2006
 Fallece Juan Soriano, 
pintor y escultor, 
autor de obras como 
La Paloma y Luna y 
Sirena.
17 de Febrero 
Nace el ingeniero 
mexicano Guillermo 
González Camarena, 
inventor de la 
televisión a color.
5 de Febrero
 Aniversario de la 
promulgación de las 
constituciones de 1857 
y 1917.
EFEMÉRIDES
FEBRERO
LIC. José René Gómez / Uriel Siliceo / Isabel Rodriguez
20 de Febrero 
Día mundial de la Justicia 
Social
22 de Febrero de 1900 
Natalicio del cineasta 
español naturalizado 
mexicano Luis Buñuel 
Portolés.
27 de Febrero de 1882
Natalicio del ex rector 
y fundador de la SEP 
José Vasconcelos.
 7 de Febrero
 Natalicio del escritor 
inglés Charles Dickens, 
autor de obras 
reconocidas como 
Oliver Twist o Tiempos 
Difíciles.
9 de Febrero de 1881.
 Aniversario de 
la muerte del 
escritor ruso 
Fiódor Mijáilovich 
Dostoyevski.
21 de Febrero de 1910
 Fundación de la Cruz 
Roja Mexicana.
28 de Febrero de 1525
Aniversario de 
la muerte de 
Cuauhtémoc. 
24 de Febrero
Día de la bandera.
 2003. Se crea la 
Comisión Nacional 
de Cultura Física y 
Deporte.
5 de Febrero
 Aniversario de la 
promulgación de las 
constituciones de 1857 
y 1917.
8 de Febrero de 1828 
 Natalicio del escritor 
francés Julio Verne.
8
VIDAS
Tal vez has visto la misma can-tidad de este tipo de grupos como de Oxxos en tu colonia, o has escuchado mil chistes que 
se hacen en series y películas sobre 
esta institución, pero la verdad es que 
esto no tiene nada de gracioso. Estos 
lugares han ayudado a miles de mi-
llones a no solo dejar el alcoholismo, 
sino también, con su programa, ha 
ayudado a comedores compulsivos, 
drogadictos, neuróticos, codepen-
dientes, entre otros tipos de adictos, 
así como a sus familiares. Es por eso 
que en este artículo te contaré cómo 
surgió todo esto. 
 
8
Bill Wilson era un hombre que sufría de depresión, enfer-
medad causada por circunstancias como la muerte de su 
amada, la separación de sus padres y por el hecho de no 
poder ser el número uno en lo que quería. Su gran esca-
patoria fue el alcohol, vicio que adquirió principalmente 
después de haber estado en la guerra. Logró hacerse de un 
trabajo como corredor de bolsa en Wall Street, y aunque en 
este logró el éxito, el licor lo alejaba de la sociedad, además 
de alimentar su ego cada vez más.
9
VIDASVIDAS
La crisis de 1929 terminó llevándolo a 
la ruina, además de ser la excusa perfec-
ta para seguir con su enfermedad que ya 
lo afectaba física y mentalmente, incluso 
borrachos como él ya no lo aceptaban en 
su círculo, a causa de esto fue internado 
4 veces. En las clínicas conoció al Dr. Wi-
lliam Duncan Silkworth (conocido como el 
doctor que amaba a los borrachos), quien 
fue una gran influenciaen el logro de que 
dejara su adicción durante un tiempo. En 
su mayor recaída, durante su hospitaliza-
ción, pidió una señal divina para dejar de 
beber y de repente su cuarto se iluminó, 
siendo esto la solución a su problema de 
manera definitiva.
Tras esto, Bill intentó ayudar a otros bo-
rrachos a dejar de beber, pues esto le ayu-
daba a controlar su deseo por la bebida y 
así como le pusieron en contacto con un 
médico, el Doctor Bob S. que tenía pro-
blemas con la bebida. Trabajando juntos, 
el hombre de negocios y el médico descu-
brieron que su capacidad para permane-
cer sobrios estaba muy relacionada con la 
ayuda y estímulo que ellos proporciona-
ban a otros alcohólicos, así como compar-
tir entre ellos sus experiencias, naciendo 
así A.A. y sus 12 pasos.
Para lograr el nacimiento completo de A.A. 
se contó con Carl Jung, un psiquiatra que 
tenía un cliente adinerado que no podía 
dejar de beber y que gracias a un amigo 
llegó con Bill. Estos hicieron que el pacien-
te tuviera una experiencia con un poder 
superior y así dejara de beber, dando pie 
a la teoría de Jung de que la medicina y la 
ciencia no tenían una solución para el al-
coholismo e iniciando el enfoque espiritual 
de los 12 pasos.
En 1939, con la publicación del libro Al-
cohólicos Anónimos, del que se tomó su 
nombre, y con la ayuda de más gente, A.A. 
empezó a extenderse rápidamente por Es-
tados Unidos y el extranjero.
Como ves, aunque le falta una A, aquí las 
luchas no se hacen en un cuadrilátero, sino 
que se batalla contra uno mismo y la fuer-
za de voluntad. Si tienes un problema de 
esta índole, o un familiar necesita ayuda, 
te recomiendo acercarte con algún grupo 
y pedir información, esto te puede salvar 
la vida o la de tus seres queridos.
9
10
Las
 redes sociales 
como origen
de la decadencia 
en la juventud
moderna
BE Albañez Domínguez Juan Ramón y
 Garduño Ramírez Jacqueline
LETRAS
11
LETRAS
12
LETRAS
l siguiente escrito tiene como objetivo hacer una 
crítica al uso actual de las redes sociales, bajo una 
perspectiva individual fundamentada en la expe-
riencia, abordando la problemática desde la raíz 
hasta sus últimas consecuencias en la vida personal de los 
usuarios de estas.
Asimismo, se abordarán las implicaciones prácticas que 
tienen las redes sociales en nuestra vida cotidiana, teniendo 
como propósito principal hacer un análisis a la dependen-
cia que se genera hacia estos medios de comunicación; con 
la finalidad de invitar a los adolescentes a llevar a cabo 
una introspección y, por tanto, una reflexión, dado que los 
jóvenes entre 10 y 19 años son los más propensos a hacer 
un uso desmedido e irresponsable de los mismos.
13
LETRAS
En primer lugar, será necesario definir qué es una adicción y 
qué es una red social. En cuanto al término adicción; “…pro-
viene del latín addictus que significa esclavo de la debilidad, el 
término hace referencia a cómo una persona se hace dependiente 
de aquello que utiliza para aminorar el sufrimiento mental…” 
(Adams, 2016, p.31).
Podría pensarse que, la definición anterior únicamente es válida 
para aquellas situaciones en las que el individuo ingiere sustan-
cias estupefacientes; por lo que se estima necesario hacer énfasis 
y recurrir a un concepto denominado flow, que hace referencia 
a “... la experiencia de un sentimiento de placer constante que 
se presenta en artistas, atletas, científicos, escaladores y muchos 
otros, cuando son absorbidos por la actividad que realizan…” 
(Bereiter y Scardamalia 1993, p.102).
Por su parte, Velázquez y Aguilar 2009 afirman que una red 
social es; “…una estructura sistemática y dinámica que involu-
cra a un conjunto de personas u objetos, organizados para un 
determinado objetivo, que se enlazan mediante una serie de pro-
cedimientos, permiten el intercambio de información a través de 
diversos canales...” (p.15).
14
LETRAS
Básicamente es un espacio virtual 
destinado a la libre comu-
nicación e intercam-
bio de información 
entre los usua-
rios, cabe destacar 
que en muchas ocasiones las 
redes sociales carecen de reglas comuni-
tarias o restricciones de contenido, por lo que en 
ellas podemos encontrar todo tipo de publicacio-
nes que no se limitan a un círculo social cercano, 
sino que se extienden al mundo entero, fomentando 
en las personas el interés por formar parte de uno de 
estos grupos, apelando a sus intereses, curiosidades e 
incluso, el morbo o la vulgaridad.
Por lo que, concretamente al hablar de redes sociales, no se debe 
hacer referencia a una adicción, sino a un flow al hacer uso de 
estas. De este modo, se puede deducir que el efecto de las redes 
sociales sobre las personas es generar un efecto de inmersión 
hasta despojar a los usuarios de la realidad física, haciéndolos 
esclavos de sus deseos, absorbiendo su individualidad 
y generando un espacio de libertades para las que 
mentalmente no se está del todo preparado.
“Actualmente las redes sociales son consideradas la 
principal actividad de Internet en México, utilizado 
por el 83% de internautas mexicanos” (Medrano, 
Rosales, Díaz, 6/12/2017 p.2). Es evidente e in-
negable que las redes sociales rápidamente han 
pasado a formar parte de nuestra vida diaria; a 
grandes rasgos se puede afirmar que son indispen-
sables en la actualidad puesto que ofrecen respuestas 
y siempre representan un camino más sencillo a la solu-
ción de cualquier problema que se presente. Ponen al alcance 
de nuestra mano billones de soluciones, productos, servicios, así 
como diferentes formas de entretenimiento. Y en general, por 
distintas circunstancias ya sean sociales o individuales, pareciera 
ser inevitable caer dentro de una de estas redes.
15
LETRAS
Retomando la idea de que las redes sociales nos despojan de 
nuestra realidad, se hace evidente una alienación de la persona, 
esto se da “…cuando la actividad que realiza le anula, le hace 
salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él 
mismo propiamente es…” (Olleta, 2019). En general, nos hacen 
vivir una dualidad entre el mundo real y el virtual, dándonos la 
oportunidad de tener dos vidas distintas; en lo virtual nos permite 
decidir con mayor amplitud no sólo qué mostrar o qué ocultar 
acerca de nosotros, sino crear un “yo” absolutamente falso, en 
cambio, en lo real esto no sucede así, puesto que la posibilidad 
de ocultar ciertas situaciones se vuelve más complejo.
Como jóvenes invertimos demasiado tiempo en esta realidad vir-
tual que no deja de ser una ilusión, mientras dejamos escapar a 
la vida real y a todas las experiencias verdaderas que nos ofrece. 
Básicamente sacrificamos nuestra realidad a cambio de una ex-
periencia vacía.
Por otro lado, “todo querer surge de la necesidad, o sea, de la ca-
rencia y, por lo tanto, de un sufrimiento. La satisfacción pone fin a 
este; pero por cada deseo que se cumple, quedan por lo menos diez 
sin satisfacer; además los apetitos duran mucho y las exigencias 
tienden al infinito, mientras que la satisfacción es breve y dosifica 
con escasez” (Schopenhauer 1859, p. 29). Por consiguiente, las 
redes sociales ponen a nuestro alcance una infinidad de distintos 
productos y servicios fomentando en nosotros el deseo por adqui-
rir alguno de estos, creando necesidades irreales y convenciendo-
nos de satisfacerlas cueste lo que cueste. Entonces, podemos ver 
a estos medios de comunicación como una fuente inagotable de 
deseos de los que no estamos seguros de poder alcanzar, lo que 
provoca un permanente y constante sentimiento de angustia y, 
en consecuencia, sufrimiento.
16
LETRAS
“Los hombres se influencian unos a otros, y, cuando están juntos, tienen tendencia 
a desear las mismas cosas, no sobre todo en razón de su escasez, sino porque, con-
trariamente a lo que piensan muchos filósofos, la imitación comporta también los 
deseos. El hombre busca hacerse un ser que está esencialmente fundado sobre el deseo 
de su semejante” (Girard 1996 p.23). Ciertamente en las redes sociales es común 
la propagaciónde modas, sin importar en qué consistan, desarrollando conducta 
imitativa en los usuarios. Por ejemplo, cuando se hace tendencia un artista, una 
serie, un hashtag o un lugar. Esto demuestra que estos medios de comunicación son 
el espacio ideal para perder nuestra individualidad, puesto que copiamos a otros y 
otros nos copian, creando un círculo vicioso carente de originalidad.
“El hombre está condenado a ser libre” (Sartre 1948); es decir, como personas 
somos libres de tomar nuestras propias decisiones, pero, debemos asumir las 
consecuencias que estas tengan; por ello la libertad se entiende como una con-
dena, puesto que nos hace responsables del curso que tome nuestra vida. Las 
redes se encargan de darnos libertades para las cuales no estamos preparados, 
nos dan acceso a distintas situaciones que nos hacen tomar decisiones repenti-
nas, apresuradas y probablemente, sin pensar en las consecuencias de las cuales 
somos responsables.
Si bien es cierto que las redes sociales son herramien-
tas muy útiles en varios sentidos, el hecho de que nos 
ofrezcan muchos beneficios, no compensa todo aque-
llo que sacrificamos y a lo que renunciamos volunta-
riamente a cambio de su uso. Sin duda actualmente 
dependemos de las redes sociales, hemos crecido con 
ellas, nos han formado e incluso parece inimaginable 
un mundo sin su existencia. A pesar de todo, debemos 
aprender a hacer un buen uso de estas y verlas como 
lo que son, herramientas.
En conclusión, nuestra existencia tiene como único 
propósito disfrutar y aprovechar todo aquello de lo 
que este mundo nos ofrece, pasamos horas y horas 
sentados frente a una pantalla desperdiciando valioso 
tiempo en una red social, tiempo que no recuperare-
mos jamás; mientras afuera existe una inmensidad de 
experiencias por vivir. Cualquier situación en una red 
social que nos prive de vivir nuestra vida e implique 
darle mayor importancia a dicha situación antes que 
a nuestra realidad, es una que no vale la pena.
17
LETRAS
18
LETRAS
Relaciones tóxicas y 
por qué nos encantan
Por Josué Cruz 
Las adicciones, de acuer-do con la OMS (Organi-zación Mundial de la Sa-lud), son enfermedades 
caracterizadas por un consumo 
excesivo y dependencia total a 
algo en específico: sustancias 
o inclusive acciones. Pero se-
guramente nunca se nos había 
pasado por la mente considerar 
a una persona como una adic-
ción. Esta implica pensamien-
tos obsesivos sobre la relación: 
anticipación, espera, confusión 
y desesperación. 
Las relaciones adictivas son tóxicas y 
muy poderosas; las relaciones saluda-
bles no implican un drama constante, 
simplemente son. Cuando estas en una 
relación sana tendrás una confianza 
enorme en la otra persona, no tienes que 
preguntarte, esperar o vivir en agitación 
durante su último o próximo encuentro.
19
LETRAS
Una relación tóxica no 
nutre nuestro bienestar 
personal, nos duele, nos 
quita la energía. Pero 
tiene su razón de ser. La 
psicología reconoce que 
una historia de relacio-
nes dañinas con nues-
tros padres nos lleva, 
por analogía, a atraer a 
hombres y mujeres con 
quienes podemos re-
crear ese ciclo tóxico.
Aquel niño que tiene un padre distante que no 
lo protege del abuso de la madre, cuando crezca, 
atraerá personas que le ofrezcan una experiencia 
similar. Este ciclo comienza cuando intentamos ali-
viar sentimientos familiares dolorosos al entrar en 
otra relación, sin saber que no es muy diferente de 
la última; el ciclo se repite.
Otro escenario es cuando un hijo tiene una madre 
dominante que no le da el espacio o la indepen-
dencia para crecer de forma autónoma. Es probable 
que repita el mismo ciclo 
en su vida adulta al atraer 
a mujeres controladoras 
y necesitadas. Ocasional-
mente, podría rebelarse en 
la vida adulta y, en cam-
bio, atraer lo contrario de 
lo que experimentamos. 
Aunque no recrea ese sen-
timiento familiar de asfi-
xia, se ha movido hacia el 
lado opuesto del péndulo 
y los problemas no resuel-
tos con su madre permane-
cen sin resolver.
Todo se deriva de cómo 
fuimos criados y de lo 
que vivimos de niños. Si 
no podemos desarrollar 
adecuadamente el amor 
propio —la autoestima 
y una autoimagen positi-
va— acumularemos odio 
a nosotros mismos y nos 
convertimos en adultos 
completamente ajenos. 
20
LETRAS
El punto, entonces, no es nuestra depen-
dencia a las relaciones tóxicas externas, 
sino nuestra adicción a algo que es mu-
cho más profundo y mucho más peligroso. 
Nuestra adicción a una relación tóxica con 
nosotros mismos. La relación podría haber 
comenzado desde el mismo momento en 
que nacimos y, de ser así, habría sido fuer-
temente influenciada por las relaciones que 
tuvimos con nuestros padres y la relación 
que presenciamos en ellos.
Llegamos a conocer y familiarizarnos con 
las relaciones violentas durante nuestros 
años de formación, de modo que, en la 
edad adulta, nos encontramos replican-
do ese tipo de relación. Luego, ali-
mentamos nuestro anhelo emo-
cional por esa familiaridad, 
ese clima emocional que 
mejor conocemos. Funcio-
na como una adicción a al-
guna sustancia química, se 
prueba una o dos veces y, 
de repente, ya no tenemos el 
control. Nos volvemos adic-
tos a lo que nos causa dolor, 
como una relación tóxica y, 
subconscientemente, buscamos 
ese próximo “subidón” característi-
co de muchas otras adicciones.
Ahora bien, puesto que ya conocemos los 
orígenes de las relaciones tóxicas ¿Cómo 
superamos esta adicción? Debemos co-
menzar a ver cada relación que entra en 
nuestra vida como una oportunidad para 
sanar, crecer y ser más cons-
cientes de nosotros mismos. 
Nuestro enfoque tiene que cam-
biar desde afuera hacia aden-
tro. Cada relación se manifiesta 
en nuestras vidas para reflejar 
la relación que tenemos con 
nuestro ser. Si estamos atrayen-
do relaciones tóxicas, o conti-
nuamos alimentando nuestra 
adicción a ellas, es porque, 
ante todo, tenemos una re-
lación tóxica con nosotros. 
Una vez que hayamos iden-
tificado esos pensamientos, 
sentimientos y patrones en la 
relación, es hora de comenzar 
21
LETRAS
por un paso que parece ser 
muy simple pero no lo es, 
la abstención. Debemos 
abstenernos de la relación 
por completo (sin contac-
to), esto incluye textos y 
redes sociales, o bien, abs-
tenerse de enredos emo-
cionales, lo cual requiere 
desprendimiento.
Esta es una de las etapas 
más difíciles. Los químicos 
cerebrales liberados al tratar 
de separarse son muy dife-
rentes de los neurotransmi-
sores y hormonas liberados 
cuando estamos con nues-
tro ser querido. El principal 
químico liberado durante los momentos de 
estrés es el cortisol; cualquier desencadenante 
(como la pérdida de un ser querido), libera 
sustancias químicas del sistema noradrenérgi-
co que incluye la liberación de cortisol y no-
repinefrina, lo que nos motiva a “hacer algo 
al respecto”. Al anticipar el alivio del estrés, 
nuestro cerebro libera químicos como la do-
pamina, que ofrece ese sentimiento positivo de 
anticipación. Para romper una adicción debe-
mos darnos cuenta de que estamos luchando 
contra estas respuestas químicas. Esto significa 
que no nos sentiremos bien por un tiempo, pero 
teniendo la seguridad de que sí podemos abste-
nernos de responder a la química de nuestro ce-
rebro, podremos superar estos tiempos difíciles y 
nuestro sistema de neurotransmisores eventual-
mente se detendrá en un estado de equilibrio.
Necesitamos reacondi-
cionarnos y volvernos 
“adictos” a nuestro ser 
sano, que es inmensa-
mente valioso, colorido, 
vibrante y fuerte. Solo así 
lograremos sobresalir en 
el proceso de despren-
dimiento de una manera 
correcta, y sin mayores 
complicaciones.
¿Amor, adicción 
u obsesión?
Por Michelle Vela
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sa
d
a
LETRAS
¿Alguna vez me he enamorado o ha sido todo resultado 
de la presión social de 
tener novio? ¿Y si (en 
palabras de Justin Bieber) me 
he enamorado de la sensación 
de estar enamorada y no de la 
persona? (A ver, escuchen TheFeeling para que sepan a qué 
me refiero). Me resulta confuso 
entender estos menesteres 
cuando ni yo misma me he 
enamorado, cuando estoy segura 
que solo he estado obsesionada 
con querer andar con alguien. Así que 
voy a hablar a través de las experiencias 
de la prima de una amiga, 
if you know what I mean…
Esta chica, que por cuestión de confi-
dencialidad llamaremos “Jenny”, tenía 
un novio que llamaremos “Kevin”. Re-
sulta que Jenny estaba enamoradísima 
de Kevin, hacía todo por él, se desvivía 
para entregarle su amor a pesar de que a 
sus padres no les parecía un buen sujeto. 
22
23
LETRAS
Anduvieron dos años (con interrupciones), y cuan-
do terminaron fue un ¡drama! que nadie debería 
presenciar. Jenny lloraba por horas y días mientras 
Kevin andaba con otras chicas. Recuerdo que ella 
le rogaba que regresaran, incluso cuando ella sa-
bía de sus aventuras. Mis queridos lectores, aquí les 
pregunto: ¿Era amor? ¿Adicción u obsesión?
Yo pienso que era un combinación de adicción, por-
que la obsesión es más cuan-
do quieres andar con al-
guien y no te hace el 
suficiente caso. Pero 
la adicción lleva un 
tiempo, un proceso. 
Jenny estaba acostum-
brada a hablar con 
Kevin, a verlo todos 
los días —porque 
iban en la misma pre-
pa—, texteaban todos 
los días y, de repente, 
todo había cambiado. 
Asumiendo que era 
una adicción en ese 
punto de la relación, 
¿estaba enamorada o 
solo era la costumbre 
de una rutina y las di-
ficultades del síndrome 
de abstinencia? 
Piénsenlo en sus propias 
experiencias. ¿Al final era amor o adicción? Hasta aquí 
mi reporte, Nigromantes. Nos leemos el próximo mes. 
Posdata.
El siguiente mes les cuento mi progreso en Estados 
Unidos, todavía me estoy preparando para ir. ¡Qué 
emoción! ¿Será que me enamoraré?
LETRAS
23
24
LETRAS
Estás bien…
Estás mal…
Estamos igual...
Solos.
De niño imaginaba como sería de grande, 
cómo conocería a mi mejor amigo o a mi 
esposa... como cualquiera tal vez. 
25
LETRAS
Seguía siendo un adolescente 
cuando me tocó trabajar tiem-
po completo y ser aceptado en la 
Universidad. En ese tiempo, cuan-
do me iba bien, dormía 4 horas 
por día. Debido al horario en el 
que me trasladaba del trabajo a 
la licenciatura nunca me tocaba 
asiento y, como era un trayecto 
largo, empecé a leer…
Era el turno del Popol Vuh (tardé 
un año en terminarlo). Mientras 
leía de pie la historia de nuestros 
ancestros, empezaba a ver el color 
de los cuerpos amontonados en el 
vagón del metro disolviéndose y 
mezclándose para crear un para-
je rojizo humeante con destellos 
de luz naranja y amarilla en los 
que se dibujaban figuras en 2D. 
Como aquel gran árbol donde 
colgaba una cabeza decapitada, 
que escupía y embarazaba a una 
mujer, y cuando me daba cuenta 
que yo era la mujer que estaba a 
punto de dar a luz al niño mitoló-
gico, recordaba que era hombre, 
¡no mujer!, y el tiempo regresa-
ba, y veía la cabeza tomando aire 
para escupirme, parpadeaba y 
veía como mi alma se transmu-
taba a la cabeza. Siendo ahora la 
cabeza cortada, pedía al cosmos 
que con mi último aliento pudiera 
transmitir mi fuerza y mis ganas 
de venganza en un hijo, y pedía 
perdón a la bondad del mundo 
porque sabía que la mujer que es-
taba por embarazar era una vir-
gen, pero había momentos que se 
hacía lo que se tenía que hacer, y 
justo al inhalar mi última boca-
nada de aire para fertilizar a la 
doncella… me ahogaba, volvía 
a jalar con todos mis pulmones 
exaltado y despertaba.
Cada vez que despertaba de esos 
sueños, por unos instantes, veía 
como me salía de mi cuerpo. 
Daba un pequeño paso fuera de 
él hacia la profundidad del vagón 
y al voltear y verme de pie con los 
ojos cerrados, entraba en pánico 
y dejaba de caminar. Me soltaba y 
el resorteo que se producía al vol-
ver a mi envase perecedero hacía 
que me despertara. Muchas veces 
desperté justo a tiempo para ba-
jar en Copilco.
Tiempo después conseguí un tra-
bajo algo más relajado. Conocí 
a un amigo que se fue al norte 
para hacer “El Rito”, el cual con-
sistía en internarse en el desierto 
y comunicarse con el espíritu del 
lugar con la bendición del peyo-
te. Me contó que recordó su vida 
de niño y las leyendas de su pue-
blo, mirando la luz de las estre-
llas imaginaba a la par como los 
mexicas concebían el génesis de 
la humanidad, los cinco soles y 
esas cosas. En su viaje imaginó 
que los dioses un día se pelearon, 
y como los dioses no eran de car-
ne y hueso, sino de luz, al pelear 
dejaban rastros y moronas de la 
batalla, esas eran las estrellas que 
veíamos. Los dioses, tan grandes 
y fuera de nuestro alcance, con las 
plantas de sus pies lo oscurecían 
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LETRAS
todo para nosotros, es por eso que 
las moronas de luz eran estrellas 
en un firmamento negro, debajo 
de los pies de los dioses vivíamos.
Él se preparó para conectarse con 
el cosmos, pero aún así necesita-
ba un catalizador, que era esa cac-
tácea ritualistica, pero yo, yo ya 
estaba lo suficientemente pirado 
para no necesitarla. Me incitaba 
a drogarme seguido, según para 
así estar en otro estado de cons-
ciencia, el cual me dejaría ser más 
aceptado por la sociedad, puesto 
que, aún de adulto, no he dejado 
de ser un marginado social, o tal 
vez, solo es mi percepción, tal vez, 
él tenía razón. Tal vez los cuerdos 
viven en un mal sueño y son adic-
tos al dolor.
Perturbado por la comparación, 
hice memoria y recordé que de 
adolescente nunca congenie con 
“los bien portados del salón”, a 
pesar de que era como ellos. Quie-
nes me toleraban eran los proble-
máticos del salón, malditos, otros 
adictos, otros marginados (los 
veía como quienes si vivían en la 
realidad). Cada vez que ellos esta-
ban borrachos o drogados, los en-
tendía, me complementaba como 
con ningún otro, éramos grandes 
amigos, nos la pasábamos riendo 
y filosofando. Tiempo después, 
al volver a convivir sin los efec-
tos de nada, “ellos” no entendían 
porque éramos amigos, ¡yo! no 
entendía porque “ellos” eran di-
ferentes de aquella fiesta, aquel 
elipsis los cambiaba totalmente. 
Mientras yo era exactamente el 
mismo porque nunca tomé, nun-
ca me drogué, ellos eran los que 
cambiaban ¡y! me volvía a que-
dar solo una vez más. 
Recordando esto de adulto, me hizo 
pensar que si hubiera sido adicto 
a algo, seguramente los nerds del 
salón me hubieran aceptado, los 
maestros no me hubieran odiado, 
mis padres ahora se compadece-
rían de mí y, no solo hubiera encaja-
do en la sociedad, sino que hubiera 
vivido sin tantas peleas, sin tanto 
odio, habría un “porque” a esas 
constantes preguntas que dan la 
incertidumbre de la exclusión.
Leyendo historia, los artistas 
muchas veces eran drogadictos 
o desequilibrados mentales, y la 
historia de los conquistadores del 
mundo, otros locos drogadictos 
que cuando cumplieron su sueño 
fueron catalogados como geno-
cidas, cuatreros, dictadores etc. 
Como Pancho Villa que lo pintan 
como un borracho mujeriego y 
que era abstemio, o como Hitler 
que era un artista frustrado que 
trastornó su sueño del arte, en 
el arte del genocidio. Locos, ¿lo 
eran ellos?, ¿eran los únicos? 
Los judíos esperaban un mesías 
y, cuando alguien les dijo que este 
ya había llegado, acusaron a to-
dos los que creían eso de “locos”. 
Jesús convirtió el agua en vino, 
según las escrituras él no se em-
borrachaba a diferencia de los de-
más, pero si tomaba. Sus segui-
dores, una facción de su iglesia, 
llegó a prohibir cualquier otro es-
timulante que no fuera el alcohol, 
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LETRAS
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prohibió las Olimpiadas por-
que se participaba con el dorso 
desnudo, a pesar de que era el 
único periodo de paz entre las 
eternas guerras internas griegas. 
Esos locos olvidaron que en un 
principio eran sacrificados solo 
por creer en un hombre que se 
declaró hijo del Único Dios, 
quien proclamaba el amor y la 
paz entre todos. No sé cómo el 
Vaticano es artífice de las gue-
rras cristeras en todas partes y 
del oscurantismo, y de muchas 
otras guerras,guerrillas y pedo-
filias, no sé cómo podrían justi-
ficar su adicción a la sangre y la 
manipulación. Díganme que eso 
no suena a un malviaje. Gente 
drogada ha matado o se ha suici-
dado, se pelean y autodestruyen, 
dopados hicieron lo que nunca 
se imaginaron… ¿Cuál es la ex-
cusa de esos sobrios que convir-
tieron la palabra paz en guerra y 
el amor en pedofilia y violación? 
Creo que ellos, al igual que yo, 
hubiéramos sido más sociables si 
hubiéramos estado alucinando. 
A drogadictos, locos y artistas 
no les veo algo distinto, se pone 
peor cuando Quiroga hace aquel 
escrito Cuentos de amor locura y 
muerte, y nos cuenta que no hay 
diferencia mental entre esos es-
tados de consciencia, donde se 
extreman o se igualan con las 
drogas. Y vuelve la pregunta a 
susurrar a mi oído… ¿quieres 
más?, ¿más amor o más sexo?, 
¿más poder o más opresión?, 
¿quieres más de esta droga o 
quieres soltar más a tus inhibi-
ciones?... ¿O será que toda la 
humanidad las oye? 
Asesino viene de “hassassian” que a 
su vez proviene de “hachís” que al fi-
nal significa “adictos a la cannabis”, 
quienes surgieron al tratar de recu-
perar su pueblo de la dominación 
cristera. Mientras los cristeros eran 
violadores, asesinos, alcohólicos, pe-
dófilos, adictos, ladrones y lo que se 
les descubra en los próximos años. 
¿Cuál era el pretexto de la iglesia?
Los oprimidos, en el feudalismo, 
huían al bosque para no servir 
“a los escogidos de Dios para go-
bernar”, quienes tomaban muje-
res, hombres, animales o niños 
para violarlos o torturarlos, los 
buenos reyes solo eran leyen-
das. Allá en el bosque, quien 
repartía el pan, vino y queso 
era generalmente una mujer, lo 
hacía a su juicio también, pero 
curiosamente no se escuchaba 
de revueltas en contra de la ma-
triarca. Bueno no, no fue hasta 
que la iglesia se unió a la cien-
cia y la medicina y empezaron 
las cacerías de brujas y, aunque 
había hechiceros malvados, Mer-
lín era el bueno y Morgana la 
mala. “¡Bruja! ¡¡bruja!!, que arda 
la bruja, si viene el diablo y la 
libera confirma su pacto con el 
mal, si muere es que el diablo la 
ha abandonado”. Grito de gue-
rra de los clérigos y los pseudo 
médicos para quemar mujeres 
que gobernaban el bosque libre 
de tiranos divinizados. 
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LETRAS
Se decía que las brujas bailaban y 
tenían orgías con el diablo, que to-
maba forma de cabra bajo el efecto 
de las drogas, sacadas de hongos 
y brebajes mágicos… se les olvidó 
a los pobladores que esas bebidas 
eran las mismas que usaban las 
brujas para curarles deficiencias 
sexuales, enfermedades y demás 
malestares.
Tal vez por eso el hombre blanco 
quemó el bosque y lo tachaban de 
creencias absurdas cosas como el 
“Mal de ojo”. Sus grandes experi-
mentos y métodos científicos los 
llevó a creer que la sangre era la 
culpable de la enfermedad y que 
sacarla curaría al infectado, por eso 
desangraban a todos por todo, con 
las manos sucias y las ropas llenas 
de fluidos de otros pacientes. Mien-
tras las brujas solo usaban el cono-
cimiento milenario que se adquirió 
a través del método empírico con al-
gunas muertes, sí, pero de los prime-
ros pacientes, lo cual se perfeccionó 
con “la prueba y el error”, que un 
solo brebaje curaba varios malesta-
res. Los métodos de brujas y su có-
digo de ética no les permitía quitar 
sangre al paciente si no tenían como 
salvaguardar la deficiencia. 
Sin embargo, ellas eran las locas 
posesas drogadas que estaban mal 
por lavarse las manos. Mientras 
los disque médicos y mojigatos 
clérigos eran los buenos porque 
sólo se alcoholizaban. Pero no lo 
digo yo, lo pueden buscar en la te-
sis de la UNAM “El retorno de las 
brujas” de Norma Blazquez Graf.
Y así, mil y un cosas circun-
dantes pensaba, como el viaje 
de cualquier efecto de drogas. 
Trataba de ordenar mis ideas 
cuando recordé lo que dijo una 
vez Mario Benedetti en ¿Qué les 
queda a los jóvenes?:
… ¿qué les queda por probar a los 
jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir 
puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro… 
Y pensando me imaginaba que 
un día la tecnología humana lle-
gará al punto de poder ver a Dios 
a la cara y discutirle la cadencia 
humana, sus males y pesares… 
Y que en algún momento caería-
mos en demandas tan absurdas 
que Dios no se aguantaría más 
y nos contestaría: 
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“¡Las drogas no son el problema, es 
tu adicción, no seas mojigato. El ta-
baco te hace más daño que la mari-
huana. Hay más adictos que no fun-
cionan sin su taza de café, que gente 
funcional gracias a la heroína.
Así que a mí no me reclamen, us-
tedes son producto de mi alucine, 
¿o cómo explicas que, siendo yo 
todopoderoso, haya creado algo 
tan imperfecto como la humani-
dad, como tú?
¿Cómo es que podría ser omni-
presente, omnisciente y al espa-
cio-tiempo lo manipulo a volun-
tad, tal que un segundo es un siglo 
y un siglo un segundo y no prever 
lo envidiosos que son?. Ustedes 
pueden probar un poco de mi po-
der, lo pueden hacer en sueños, y 
cuando se drogan sueñan despier-
tos.
Has soñado cuando estás enfermo, 
las pesadillas tarde o temprano 
llegan, y ustedes, por más que les 
digo como llevarse bien, son una 
maldita pesadilla, siempre muerte 
y sexo, excesos y mojigatos.
Ustedes son el malviaje de mi re-
lax cuando fumo nebulosas, ¡y me 
trueno las estrellas que eclipsan!.”
Después de esta alucinante contesta-
ción, la duda entre la diferencia de adic-
ción, droga, psicotrópico, medicina, fe 
y credulidad, me embriaga, hasta que-
dar solo, aun en mis pensamientos, me 
quedo solo. Lo único que espero es des-
pertar en cualquier momento y, que al 
despertar, no tenga que pelear en estas 
condiciones contra el mundo, porque 
tengo miedo de perder las fuerzas y no 
salir de las garras de las drogas… 
¿Un momento?
Dedicado a la comu-
nidad de Nigromante, 
que no solo me dejo es-
cribir mis locuras, alu-
cines y anécdotas, sino 
que me dio la oportu-
nidad de acercarme un 
poco más a uno de mis 
más tortuosos sueños… 
ser ingeniero. Muchas 
gracias.
Atentamente, Rubén “El 
Lobo”.
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Por Akiva
Cómo empezar a contar una historia que ya terminó, como la mayoría de las cosas en la vida hay que ver las dos caras de la moneda. Hoy les platicaré la cara mala de lo que fue la relación más larga de mi vida hasta ahora. Así como hubo cosas buenas, también hubo cosas malas.
A ella la conocí por Facebook, hermana de una amiga que era ligue de un amigo. 
Mi amigo me pidió que hiciéramos una cita doble, así que él me pasó el Facebook 
de la que sería mi cita. Intenté hablarle a ella, pero sólo me ignoraba, así que 
decidí declinar la cita. Dos o tres años después, intenté hablarle de nuevo, esta 
vez con respuesta favorable.
Cada vez que hablábamos nos acercábamos más y más, cada vez pasábamos 
menos tiempo sin poder platicar. El día que al fin nos conocimos ella era todo 
lo que esperaba y más. Después de ese día salimos más, conocí a su familia y 
me aceptaron muy bien, como un amigo más. Después de tres o cuatro meses, 
pensé que ya era tiempo de hacer la pregunta, sin embargo, ella iba saliendo de 
una relación que no había sido del todo agradable y yo también. Al contrario 
de mí, ella no quería nada serio en esos momentos. Al día siguiente salimos de 
nuevo, la llevé a su casa y le plantee mi postura de tener algo serio con ella, pero 
comprendía que ella no pensará lo mismo, la despedí y emprendí camino a mi 
casa. Después de caminar unas siete calles, antes de cruzar una avenida grande, 
escuché mi nombre, ¡oh, sorpresa! era ella corriendo para alcanzarme. Cuando 
me alcanzó me dijo que no podía dejarme ir, que seguramente no iba a volver a 
ser lo mismo después de ése día y que sí quería estar conmigo.
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Con el pasar del tiempo fuimos creciendo como pareja, se culti-
vaba muchoel cariño y la cercanía cada día más, pero al mismo 
tiempo sin darnos cuenta también cultivábamos otro tipo de sen-
timientos.
Yo nunca había sido celoso, sin embargo, ella sí, no sólo era 
celosa, era muy posesiva al grado de reclamar comentarios de 
amigos míos hombres comentando una foto mía en Facebook. 
Cada día empeoraba, pero no me daba cuenta, su inseguridad 
me causaba pensamientos negativos, me preguntaba por qué era 
así, ¿acaso yo estaba haciendo algo mal? ¿si ella es así, tal vez 
es porque ella sí oculta algo? Sin quererlo surgió y conocí en 
mí por primera vez ése sentimiento de celos e inseguridad que 
intentaba controlar, ya que ella no lo hacía.
Empezamos a ser inseguros, el uno le preguntaba al otro con 
quién hablaba si nos veíamos mucho tiempo en línea sin res-
pondernos, después nos revisábamos los celulares, nos fuimos 
haciendo muy herméticos y dejando amigos poco a poco, obvio 
eso estaba mal, aunque también existiera mucho cariño eso iba 
mal, sin embargo, yo seguía intentando controlarme.
Sin darnos cuenta pasamos a un punto más crítico y en gran parte 
fue mi culpa, ya que toleraba cosas que no debía, como que ella 
no supiera darme mi lugar ante personas que solían coquetear-
le, tener conversaciones que se podían llegar a malentender con 
personas que evidentemente no pretendían precisamente una 
amistad. Las peleas con respecto a eso se hicieron cada vez más 
fuertes, peleábamos en lugares públicos y ella alzaba demasiado 
la voz hasta que yo explotaba y alzaba la voz, al ser yo una per-
sona demasiado tranquila, verme en ése estado no era agradable, 
provocaba miedo.
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LETRAS
Lo peor es que no se quedó ahí, al tener estas peleas, generaban 
en ella mucha ansiedad, una vez azotó su teléfono contra el 
suelo, otras veces lo llevaba más lejos y se hacía daño, se ras-
guñaba o jalaba el cabello, al punto de que no podía calmarla, 
ella llegó a golpearme con los puños de la desesperación. Hubo 
tres ocasiones en que tuve que llegar más lejos para poder evi-
tar que se lastimara, la primera golpee una pared rugosa hasta 
raspar los nudillos, la segunda me golpee en la cara muy fuerte 
y me sangre el pómulo, y la tercera le dije que si quería ver lo 
que era autolesionarse se lo iba a enseñar, con la mano derecha 
me rasguñé el antebrazo izquierdo y vaya que sangró, después 
de cuatro años aún tengo dos cicatrices de 20 cm en el brazo.
Ella era una manipuladora sentimental. Me mentía y manipulaba 
hasta que yo explotaba. En una ocasión enfurecí tanto que ella 
se asustó, quedó en shock, se fue y al día siguiente me dijo que 
pensó que iba a golpearla, evidentemente eso jamás pasó por 
mi cabeza, ni lo haría, simplemente la ansiedad e impotencia 
de no poder hacer nada me hizo transformarme y verme como 
un monstruo.
Después de un tiempo la relación se volvió monótona y ella em-
pezó a actuar diferente, casi no me hablaba, me evadía, cuando 
estábamos juntos era como no estarlo, ella salía con amigos por 
días y no me avisaba, estaba días sin saber de ella y no le impor-
taba que la buscara, ella no se aparecía. Esta situación me llevó 
a pensar que debíamos terminar, ya había aguantado mucho y 
ya era demasiado. 
Una semana después de terminar sentí que ella me faltaba, sentí 
que valía la pena arreglar las cosas, porque a pesar de haber co-
sas tan malas también hubo cosas muy buenas, sin embargo, al 
querer hablarlo ella dijo que no, que no quería hablar conmigo, 
que talvez muy después, sólo me quedó recoger los pedazos de 
mi corazón y dignidad y seguir mi vida.
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A la fecha yo no sé si ella me engañó alguna vez, yo sospecho 
que sí lo hizo, por las cosas que yo llegué a leer en sus conver-
saciones, sin embargo, no es algo que me interese ahora. Todo 
lo relatado tal vez suena un poco fuerte y fugaz, sin embargo, 
esto se desarrolló a lo largo de cuatro años y medio, incluso te-
níamos planeado casarnos una vez que yo terminara la carrera 
y tener hijos juntos. 
Después del rompimiento la pasé mal realmente, pero tuve mu-
chos amigos apoyándome incondicionalmente, incluso llegué a 
pensar que si ella regresaba y se esforzaba como nunca lo había 
hecho (porque en todas las peleas siempre era yo el que tenía 
que resolver o tomar la iniciativa), tal vez podríamos intentarlo 
de nuevo, después de mes y medio y ver que ella ya salía con 
otros chicos abandoné la posibilidad.
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LETRAS
Un día caminando por la facultad vi una chica, una chica que 
ya había visto antes y que pensaba que era muy linda, era de 
mi carrera y estaba llorando de una manera muy triste que me 
recordó a mí y lo difícil que era poder hablar con alguien en un 
momento así, entonces decidí acercarme a ella y le pregunté que 
si estaba bien, ella me respondió que no. Después de ése día la 
chica y yo nos volvimos amigos y cada día nos volvíamos más 
cercanos, nos volvimos confidentes uno del otro, nos desahogá-
bamos juntos y platicábamos mucho, sin embargo, ni ella ni yo 
teníamos cabeza para una relación nueva así que acordamos ser 
buenos amigos. Con el tiempo nos buscábamos más. Sin que-
rerlo, sin buscarlo, e incluso evitándolo nos fuimos enamorando 
cada día más, cada semestre tomábamos más clases juntos, hasta 
que ocurrió algo que no pudimos evitar, empezamos a salir. 
Nos habíamos enamorado. Empezamos una relación muy linda 
y mucho más saludable que las que habíamos tenido antes. Me 
siento afortunado de estar con ella en estos momentos, de llevar 
ya más de un año juntos y de haber terminado la carrera a su 
lado. No me arrepiento de nada, ni guardo rencor de ningún 
tipo, me llevo lo mejor y valoro los aprendizajes que me dio la 
vida de mis relaciones pasadas, en especial de la relatada en este 
texto, pues me llevó a conocer a la mujer que amo actualmente.
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E l a m o r 
existe, lle-
g a , e n 
c u a lqu i e r 
t i e m p o , 
en formas 
inesperadas 
y a veces de 
tu mismo 
g é n e r o .
Era el año de 2017, yo tenía 21 años, soltera, feliz y sin imaginar lo que me esperaba. Me gustan las redes sociales e instagram es mi fa-vorita, recibo likes y comentarios a mis fotos 
de varias personas. Sin embargo, me di cuenta que una 
chica en especial comentaba mucho mis fotos. Entré 
a su perfil y la vi, ella era delgada, usaba unos lentes 
enormes que hacían ver su cara más pequeña de lo 
que era en realidad dándole un aspecto más tierno de 
lo que ella creía, labios pequeños, nariz respingada y 
cabello negro, era una chica linda, se llama Paulina. 
Comencé a entrar seguido a ver su perfil, veía cons-
tantemente sus fotos, quería grabarme en la memoria 
sus facciones, algo estaba pasando en mí cada vez que 
entraba a su instagram, quería hablar con ella así que 
le mandé mensaje. 
Creo que alguna vez todos han sentido la necesidad de 
querer hablar todo el tiempo con alguien, de conocer 
más de esa persona, de saber qué la hace llorar por la 
noche o con qué programa ríe más. Eso me pasó con 
Paulina, pero se añadía un factor más a ese nerviosis-
mo, ella era una chica, yo era una chica, era la primera 
vez que sentía esto por alguien, y la sociedad juzga 
ese tipo de amor. ¿Me está gustando una chica? ¿está 
bien o está mal? ¿tiene algo de malo querer besar a 
alguien como nunca antes en tu vida? 
Después de unos cuantos días de hablar por fin tuvi-
mos una cita, nos quedamos de ver en un punto céntri-
co para las dos. ¿Qué sentí al verla? Sentí que opacaba 
a todos a su alrededor, no podía creer que alguien me 
podría gustar de esa manera. Se arregló mucho ese 
día para nuestra cita, aún recuerdo perfectamente su 
imagen en mi mente, una falda color mostaza, playera 
blanca, su cabello peinado en dos trencitas y brillo 
44
LETRAS
labial sabor fresa; era tan femenina, delicada y sensual 
al mismo tiempo. 
Fuimos al centro, comimos en un buffet chino y nos la 
pasamos hablando de muchas cosas, habrá que hacer 
hincapié que durante toda la cita yo no podía dejar de 
estar nerviosa, ella me provocaba temblar. Moríapor 
besarla al ver sus pequeños labios hablar o tomar su 
mano pero ¿y si me rechazaba?, ¿era muy pronto?, 
¿se sentirá lo mismo que con un chico?
Pasó lo que tenía que pasar, el primer beso es algo 
que se recuerda así pasen los años, la sensación de sus 
suaves labios, el sabor de su lipstick. Yo quería andar 
con ella, de eso estaba segura, quería hacerla feliz. Me 
le declaré unos meses después y así comenzó nuestra 
historia. Todo en ella me parecía hermoso, es lo que 
pasa cuando te enamoras, te encantan las cosas que 
hasta esa persona odia de sí misma. 
A mi mente llegaban toda clase de preguntas e inse-
guridades, a veces uno se pregunta si por gustarnos 
alguien de nuestro mismo género estamos descom-
puestos, o si aún podemos ser heterosexuales y vivir 
más tranquilamente sin discriminación, te preguntas 
¿por qué a ti?, te cuestionas algo tan bonito como es 
sentirte cómodo al lado de otro ser humano. Salir del 
clóset con la familia es un proceso difícil que te llena 
de miedo, no quieres que te rechacen por amar a otra 
persona, ¿qué tiene de malo amar?, ¿por qué está 
mal que una chica me parezca lo más bonito, dulce y 
tierno que he visto en toda mi vida?, ¿le hago daño 
a alguien?...
El cumplea-
ños de Pau-
lina sería 
dentro de 
7 meses , 
yo tenía ya 
todo pla-
neado, iba 
a comprarle 
un presen-
te por cada 
año cumpli-
do, nunca 
me había 
preocupado 
tantos me-
ses antes por 
los regalos 
de alguien. 
Tenía que ir 
averiguan-
do todos 
sus gustos 
para poder 
comprar y 
tener su re-
galo desde 
antes, pen-
sé en checar 
su perfil de 
fb y ver qué 
gustos tenía 
que yo no 
45
LETRAS
conocía, no 
debí hacer-
lo, aunque 
mi intención 
era inocente, 
descubrí co-
sas que me 
hirieron, y 
fue cuan-
do todo co-
menzó a te-
ner sentido. 
Comencé a 
ver ciertas 
incongruen-
cias, como 
que me es-
condía de 
redes so-
ciales, pero 
aún tenía fo-
tos de su ex 
(su excusa 
era que no 
quería que 
nadie me 
lastimara), 
respondía a 
mis comen-
tarios en sus 
fotos como 
si fuera su 
amiga, aún 
le dedicaba estados a su ex, los cuáles creía que yo no 
entendía porque ponía la inicial de su ex únicamente, 
subía historias para que los demás se le declararan y 
un montón de cosas dolorosas más.
Sólo bastaron unas palabras para que todo se arrui-
nara, le mandaron un mensaje desde un perfil fake, 
este hablaba sobre la muerte de la madre de su ex, 
diciendo que la necesitaba y que volviera con ella, 
que sabía que conmigo no era feliz y que nunca iba a 
sentir conmigo lo que con ella.
Durante toda mi vida estudiantil soñé con que mi pa-
reja fuera a mi escuela y se metiera a una de mis clases 
sólo por estar conmigo, se lo conté, me prometió ir y 
fue, pero no pasó lo que esperaba. Días antes había 
sido mi cumpleaños y no nos habíamos visto en un 
mes. Llegó a copilco y yo tenía la esperanza de que 
me trajera al menos una carta de regalo, para mi eso 
y un beso era suficiente, estaba triste, pero a pesar de 
eso, al verla sentí lo mismo que en la primera cita, ella 
siempre me provocó estar muy nerviosa. Lo único por 
lo que me visitó fue para intentar cortarme porque 
creía que yo había enviado el mensaje para probarla, 
hablamos por horas y al final quedamos igual que 
antes, pero ella no se veía triste por la posibilidad de 
cortar, se veía tranquila y yo estaba destrozada.
Jueves 14 de febrero del 2018, estaba en clase y me 
llegó su mensaje en mi chat. Cortó conmigo por chat, 
ni siquiera fue amable, me rompí en medio del salón, y 
las lágrimas brotaron de mis ojos, no podía controlar 
la tristeza de perder a la mujer de la cual me enamoré y 
46
LETRAS
que para ella yo no fuera lo suficientemente importan-
te para cortarme en persona o al menos en llamada. Tuve 
que salir del salón y pedirle a mi mejor amigo que me 
fuera a ver, estaba muy mal, quería luchar por ella pero 
sabía que ella no por mí. Yo estaba enamorada y cegada 
por eso, no me importaba lastimarme si con eso la recupe-
raba, planeaba ir a su nueva casa sin siquiera saber dónde 
estaba, llegar con regalos y pedirle otra oportunidad para 
demostrarle que era mejor, que me esforzaría más. Me 
detuvieron, no me dejaron hacerlo, pasaron los días y 
la ansiedad por hablarle aumentaba, ella subía his-
torias a sus redes y yo sólo la extrañaba más. Un día 
mi impulsividad ganó, le mandé un largo mensaje 
explicando la forma en que estaba locamente ena-
morada de ella. Me contestó y me dijo que lo intenta-
ramos de cero, acepté, quería tenerla de nuevo cerca 
de mí. Como bien se sabe, eso no funcionó, tuve una 
crisis de ansiedad en la escuela y ella me volvió a de-
jar, me insultó, utilizó mis secretos para herirme y lo 
último que me dijo fue “deberías hacer algo bueno de 
tu vida y matarte”. Me quedé llorando en una jardine-
ra de mi facultad, sola, rota, sabiendo que la persona 
que más quería en ese momento me estaba lastiman-
do a propósito sabiendo que podía hacerme daño e 
incluso suicidarme, entendí que ella no me quería, no 
me apreciaba ni le importaba en absoluto, compren-
dí que el amor duele, que ahora tenía una historia 
con la chica de ojos grandes y labial de fresa, final-
mente me di 
cuenta que 
las chicas sí 
pueden amar 
a otras chi-
cas. Una voz 
me interrum-
pió en mi 
tristeza y me 
p r e g u n t ó 
cómo esta-
ba, esa voz 
pertenecía 
a un chico 
de ojos ver-
des, quien 
me escuchó 
y se volvió 
alguien im-
p o r t a n t e 
para mí. Ahí 
terminó mi 
historia con 
P a u l i n a , 
pero inició 
una nueva 
con el chi-
co de ojos 
verdes.
47
LETRAS
48
LETRAS
49
LETRAS
Recordarle 
es abrir la 
herida. A ve-
ces la herida 
es superfi-
cial y se cura 
sola, sin que 
te des cuen-
ta. Otras ve-
ces, requie-
re atención 
e s p e c i a l , 
c u i d a d o s 
y tiempo. 
Cuando ter-
minó, a ratos 
sentía que 
me habían 
apuñalado, 
que me ha-
bían abier-
to el pecho 
y sacado 
el corazón. 
Luego sen-
tía algo que 
me pesaba 
en el inte-
rior, algo tan 
fuerte que no podía ni levantarme de la cama.
Éramos muy buenos amigos, del mismo círculo social y nos veíamos todos los días en clase; salí de fiesta por primera vez con él. Tal vez eso era una señal de lo que vendría después. 
“Deja de buscar novio, que ya me tienes a mí” decía 
él. “¿A tí? Preferiría que los cuervos me comieran viva 
antes de ser algo tuyo.” le contestaba. Nos reíamos y 
seguíamos discutiendo, ¿o coqueteando?, realmente 
para mí nunca iba más allá de eso.
Él decía que yo era muy bonita e inteligente. Si le pre-
guntaban con quién le gustaría estar en una relación, 
siempre decía que conmigo. Yo solamente ponía los 
ojos en blanco, me reía y procedía a enamorarme de 
alguien más. A ninguno le molestaba este vaivén y lo 
dejamos muy claro. A mi me gustaba una persona, y 
él se veía con tres a la vez. Así era esto, solamente un 
montón de palabrerío. Nada más. Hasta que me pasó.
No sé cuándo, ni cómo; solo sé que de repente me 
sentía a explotar, y me dolía. Me dolía ver a cientos 
de chicas ir y venir, pero sabía que me iba a doler más 
ser la siguiente. 
Maldito el día que aposté que no podía cargar todo eso. 
Maldito el momento en que dijo que si lo lograba le tenía 
que dar un beso. Maldito el segundo que dije que sí.
Manos traidoras que se enredaron en su cabello. Pier-
nas débiles que me temblaron cuando me sostuvo. 
Labios nerviosos que me dejaron sentir por vez pri-
mera el cielo. Sabía a menta y a alcohol de tamarindo, 
mi nueva combinación favorita. Se sentía prohibido 
y me encantaba. Me fascinaba como sostenía mi cara 
entre sus manos y como me hacía sentir especial. Me 
embriagaban sus palabras dulces, siempre decía exac-
50
LETRAS
tamente lo que me gustaba escuchar. Nunca me había 
sentido así, estaba extasiada con esa sensación, con 
él. Todo dentro de mi cabeza se movía tan rápido que 
no llegaba a entender del todo qué estaba pasando. 
No quería bajarme de esa nube. Lo pensé y repensé 
muchas veces y una parte de mí sabía que no debía 
ilusionarme porque ya sabía cómo era él, pero siem-
prees más fácil decirlo que hacerlo. Quedamos de 
vernos la semana siguiente; después la siguiente, y 
la que sigue a esa. Luego nos empezamos a ver dos 
veces a la semana, luego tres. Y cada vez era igual a 
la anterior y sería igual a la que sigue: salir a comer, 
bailar, beber, besar, ilusionar. Finalmente, yo me iría 
a casa y él a seguirla.
Sabía que se iba con otras cuando yo me iba, pero 
en realidad me tenía sin cuidado porque no las hacía 
sentir como a mí. Sabía que yo era importante, me 
lo hacía notar. La manera en cómo rozaba su mano 
con la mía, la forma en cómo me miraba cuando él 
creía que no lo veía, las canciones que me dedicaba. 
Recuerdo perfectamente cuando me enseñó aquella 
canción, “nuestra canción”, pensaba yo. Hacía un día 
soleado y estábamos recargados en una pared de pie-
dra. Veía el reflejo del sol en su sonrisa mientras can-
taba cada palabra. 
Sin darme cuenta, empecé a girar alrededor de su exis-
tencia y disfrutaba cada segundo, estuviera él ahí o 
no. Apenas nos separábamos, yo ya estaba pensando 
qué me iba a poner la siguiente vez que nos viéramos, 
a dónde íba-
mos a ir y 
qué can-
ción quería 
que sonara 
cuando nos 
besáramos. 
Pensaba en 
eso todos 
los días al le-
vantarme de 
la cama y al 
irme a dor-
mir. Hablá-
bamos como 
amigos con 
n u e s t r o s 
amigos, nos 
enviábamos 
canc iones 
por mensa-
jes y éramos 
lo más boni-
to en priva-
do y en mi 
cabeza. Me 
enamoré sin 
querer y sin 
dolor.
Con él me di 
cuenta que 
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LETRAS
la vida es 
tan inespera-
da… un mo-
mento estás 
en la cima 
del mundo, 
tocando las 
nubes con 
las yemas 
de los dedos 
que acaricia-
ban su cabe-
llo, y al otro 
estás en la 
cocina de un 
desconoci-
do, llorando 
a las tres de 
la mañana 
porque pue-
des escuchar 
todo lo que 
hace con la 
amiga que le 
acabábas de 
presentar en 
la fiesta. 
No me miró 
a la cara 
cuando sa-
lió, no se ex-
cusó; ni se despidió, ni me dirigió la palabra. Solamen-
te se fue y no me volvió a hablar. Sabía lo que sentía 
por que toda mi existencia gritaba que me encantaba 
y no le importó, ni siquiera por ser amigos. Ni siquiera 
esa mínima pizca de respeto tuvo, y hoy me pregunto 
si fue culpa suya por ser él, o mía por creer en él. Todo 
se fue a la basura. Tuve que olvidar por obligación y 
con dolor, mucho dolor.
Tanto tiempo después y todavía reflexiono si todo valió 
la pena o si me arrepiento de no haber usado la cabeza, 
solo el corazón. Aún sigo debatiéndome si aceptaría tus 
disculpas o no, aunque sé que nunca van a llegar. Men-
tiría si digo que al verte no me sudan las manos y se me 
seca la boca. Fuiste mi adicción por un corto tiempo, 
pero se sintió como si hubieran sido años y es seguro 
que te recordaré por siglos. Todavía siento un inmenso 
dolor, y lo único que me queda es esperar a que desa-
parezca con amor propio y el cambio de las estaciones.
Tantas canciones tan bonitas que te dediqué. Ni te las 
merecías, ni te enteraste.
Ésa canción, “nuestra canción”; ojalá pudiera escu-
charla mientras viajo en carretera. Con mis lentes de 
sol puestos, admirando el paisaje, pensando en el fu-
turo o en algún buen amor. Es triste que sólo me re-
cuerde a tí y al vacío que me haces sentir. Al andén 
del metro Copilco y a la sonrisa de la señora que nos 
miraba, seguro creyendo que éramos algo más que 
quedantes. Es triste que me recuerde a mí, que creí 
que podríamos ser algo más que eso.
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LETRAS
TESTUDO
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LETRAS
54
LETRAS
L
a vida universitaria va moldean-
do con el paso del tiempo, te da 
lecciones, pautas para conocerte 
a ti mismo, saber sobre tus capa-
cidades y límites. El generar un 
ideal flexible, adaptativo al con-
texto de vivencias, ello resume 
estas palabras. 
Enérgico es el compendio del segundo semestre 
de mi carrera, una carga de 54 créditos en me-
dia docena de clases con un par de laboratorios 
es preludio de alguien que conocerá el signifi-
cado del agobio. Aquel joven pecador que ha 
osado confiarse tiene un final ya narrado por 
las vivencias de generaciones pasadas y futu-
ras. Pero el relato transcurre sobre la marea de 
este navegante que va a la tormenta, ya que, al 
salir del puerto, un frío martes por la mañana, 
ingresando al grupo de álgebra lineal pasó al 
mesabanco de plástico un rostro desconocido.
De pequeña estatura y carácter simple, sin nin-
gún ademán o modismo que llamara la aten-
ción, un enigma. Más preguntas surgen sin te-
ner una idea del cual es o será su fin. 
Un rostro conocido en una persona de la cual 
no se sabe nada, que sólo puede sacarse de los 
recuerdos lejanos de aquel futuro que no se 
comprenden.
A 247 kilómetros de casa, no hay un pasado que 
defina una convivencia pasada.
Ése desconcierto pasó a ser una trama sin mu-
cho revuelo al paso de las semanas hasta que 
su recurrencia exigía su pensar. Del inicio a esa 
fecha tenía su contacto, nombre y una escasa 
convivencia que poco contestaba lo que el pen-
sar delataba.
¿Quién busca el amor en tiempos poco propicios para ello?
…con tan poco.
El desconcierto da como respuesta una innecesa-
ria necesidad, surreal. El tiempo ya exigía el ac-
tuar diestro en las actividades cotidianas, donde 
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LETRAS
el sentir del corazón sólo sobra. Decirle al ideal 
imaginario el porqué no existirá, ni pasará, cae 
en un realismo donde el olvido es clave, pero 
poco llega a ser de real utilidad. 
Denegar de entrada cualquier idea para proceder 
fue la línea de inicio y las actividades inherentes a 
los estudios el sedante de ése pensar que trabaja 
detrás de cámaras, uno maquiavélico que alardea 
de su capacidad táctica y su paso desapercibido.
La vida pocas veces da segundas oportunidades, 
el semestre terminó, partí a casa al regreso del si-
guiente, donde a partir de ahí su rostro devolvió 
una sonrisa en respuesta tras cada saludo en los 
pasillos de la facultad, del cual habría un deseo 
de la búsqueda de una excusa para buscar una 
cita, cosa que no sucedería…
El tiempo cedió al pensar, que guardaba a la es-
pera de disparar y fulminar al pasivo nauta que 
en aguas someras navega tranquilo. Cual disparo 
termina con la vida, en el pensamiento son pre-
guntas que levantan la tranquilidad aparente. La 
paz termina y la duda se proclama como todo. 
El lamento se da con mayor medida en las de-
cisiones que afectan a lo que no hacemos que a 
lo que llegamos a realizar. 
Su sonrisa pasajera se hizo un recordatorio que ale-
gra y aflige, cual nota que se escribió en lamentos. 
El año terminó, las actividades regresaron a su 
ciclo, los pensamientos pasaron a ser un borra-
dor archivados en los recuerdos a un costado 
del quehacer en la vida universitaria. La tarde se 
posa del segundo día de clases, llegó a la última 
clase del día con un ambiente fresco del final de 
enero y a un par de minutos de iniciar, frente a 
la puerta guardan estudiantes a la espera, ahí a 
un costado está ella, devolviendo una sonrisa 
como saludo. 
La vida da segundas oportunidades que no dan cabida a su pérdida. 
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LETRAS
La siguiente historia a contar comienza con un joven, yo en la preparatoria, y una más joven chica que, para evitar que los fantasmas vuelvan y la destrocen en esta historia, su nombre cambiará a Ariel. Siendo yo un chico de 15 años, ingenuo, tímido y sereno, siendo el cliché de las historias de adolescentes, co-
nocí una saga de libros que eran muy populares hace siete años. Me uní a grupos de 
Facebook con temática de estos libros, y leyendo las publicaciones en estos, vi una foto 
de perfil en una publicación de una chica que me llamó, como pocas veces, la atención. 
Preguntaba por si alguien más escuchaba una banda, y para empezarle a hablar, mentí 
diciendo que yo. Después de unos meses nos hablábamos todos los días, de diferentes 
temas, en todas las redes sociales posibles, hasta que dejamos en claro que ambos 
sentíamos algo por el otro.
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Todo suena muy perfecto e idóneo, pero falta aclararte un detalle. Ella vivía en Cuernavaca, Morelos y yo en la CDMX.Y por esta razón nunca nos podíamos ver, éramos jóvenes de 15 y 14 años que solo la idea de decirle a nuestros pa-dres que nos llevaran para conocer a un extraño que conocimos por internet 
sonaba demasiado loco, siquiera para pensarlo. Entonces después de unos meses pasó 
lo esperado, pues, ya que ella es muy guapa, se embarcó en una relación con un sujeto 
de su estado, en cambio yo, la verdad seguía prendado a ella. Tengo que confesar que 
durante la prepa salí y besé a algunas chicas, pero sabía por dentro que yo sólo quería 
que todas ellas se transformaran en ella y por fin tocarla.
Es tan jocoso que la causa de que nos conociéramos fuera el sismo del pasado 19 de 
septiembre de hace dos años, dado que estudio geofísica. Como si esas ondas generadas 
en la corteza de la tierra liberaran toneladas de entropía, caos y ansiedad. Pero no me 
malentiendas, el caos no es algo perverso, el caos solo es nuestra interpretación de lo 
que se perturba con el factor más mínimo posible, como es el caso de la mente huma-
na, más preciso, de sus demonios. Los sentimientos no son blancos ni negros, sino una 
escala vasta de grises, muestra de ella es la existencia del miedo en ese primer beso, el 
dolor de volver a casa después de todo un día de estar juntos, los nervios de comer con 
su familia…
LETRAS
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LETRAS
En 2017, después del sismo de septiembre, todos nos quedamos sin clases, y una mañana súbitamente noté que ya era mayor de edad, y que un viaje a Cuernava-ca no sonaba tan loco, entonces opté por invitarla a desayunar, y que el lugar de encuentro fuera el centro de Cuernavaca. Horas después me recogió de la central 
de autobuses, y después de años nos dimos tan esperado abrazo. Fue un día atiborrado 
de palabras, por fin nos teníamos en frente; y para la noche apareció el beso más que 
esperado. Yo sabía que ya éramos uno solo desde esa noche.
Días después uno de mis amigos más cercano me regaló boletos para el concierto de una 
de sus bandas favoritas, pero con la condición de que tenía que pedirle que formalizá-
ramos nuestra relación, y si ella decía que no, la superara y la olvidara definitivamente. 
Tal vez le debí hacer caso, pues dijo que no, por temor a la reacción de sus padres (días 
después tuvimos que repetirlo por teléfono con más valor de ambos para que se volviera 
oficial). Meses hermosos, momentos inolvidables, noches mágicas, pero los demonios se 
cansan rápidamente de la homogeneidad. 
Al momento de llegar a la ruptura es cuando todo se torna oscuro, los recuerdos bo-
rrosos, y el mundo anodino. Ocurrió en una de esas noches de ansiedad, y al no tener 
experiencia con ella, fui débil y me dejé invadir, actuando de la peor manera posible: 
dañando lo que me había esforzado por tantos años, y peor aún, dañando a alguien.
Por un lapso de alrededor de tres meses nos encontramos en esa incómoda situación en 
la que aún eres dependiente de la otra persona; dependes de vida o muerte en saber cómo 
despertó cada mañana, en qué hizo en el día, qué comió, en cómo están sus perros. Eres 
dependiente de alguien que ya no te habla de la misma manera, que ya no sube fotos con-
tigo, que piensas que ya no te imagina cuando cierra los ojos. Eres dependiente de alguien 
que aun te habla a diario, pero si tocan el tema de los sentimientos, todo se vuelve opaco.
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Fueron tres meses que en pocas palabras, ambos esperábamos que el otro se atre-viera hablar y actuar; pero que nos limitábamos a pensar, llorar y temer. En este lapso en realidad no le tememos a alejarnos de alguien, sino a estar so-
los, y que te guste, para no volver jamás. 
Decidí refugiarme en nuevas chicas, pero pasaba algo raro, hasta el sexo me recordaba 
a ella, en cómo era con ella. Y cuando me ayudaba del alcohol, sólo me ponía en un 
extraño sentimiento de melancolía lasciva, lo que me llevó a arruinar múltiples noches 
y crear tantos escenarios fastidiosos posibles entre dos personas desnudas y descono-
cidas. 
Un día paseándome por la universidad descubrí clases de patinaje en línea, en el car-
tel decía “supera a tu ex, conoce nuevas personas en clase, y luego patinen juntos…” y 
como soy una persona bastante exagerada, un tanto ridícula, y con una beca de bajo 
rendimiento, decidí comprar un par de patines. Después de seis meses de clases ya era 
capaz de andar hacia delante y girar con cierta destreza; pero seguía incapaz de hablarle 
a la chicas de clases, de siquiera presentarme. Después de un año de caídas, cortadas 
y de dolores en partes bajas del cuerpo por fin estaba animado a hablarles, después de 
todo, los patines te preparan a siempre esperar el siguiente golpe, y te obligan a siempre 
levantar. La recompensa resultó inestimable, después de todo, los tonos de grises son 
incontables (Ariel en realidad se llama Sarah).
LETRAS
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LETRASLETRAS
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LETRAS
Mi historia comienza con un final: la relación de casi 
dos años que tenía con un chico estaba muriendo. 
Había sido una relación bastante difícil que llegó 
a convertirse en enfermiza y me costaba mucho 
trabajo dejarla por completo.
U
na tarde saliendo de clases, recibí 
un mensaje: Voy a comer con unos 
amigos, ¿vienes? Era M, el chico 
con quien salía. Al principio dudé 
en ir, pues estaba cansada, pero 
tenía tiempo sin verlo y lo extrañaba, así que decidí 
acompañarlo. Llegamos al lugar acordado y al entrar vi 
a un chico en una mesa cerca de la entrada cuya forma 
de vestir quedaba más para un domingo por la mañana 
que para ir a la escuela, pero debo admitir que no era 
mal parecido y de inmediato llamó mi atención. Para 
mi sorpresa, M comenzó a caminar hacia esa mesa, al 
mismo tiempo que yo me daba cuenta que esas personas 
eran sus amigos, que ÉL era su amigo. Su nombre era Luis.
Me tocó sentarme frente a él y mientras estuvimos ahí 
pude darme cuenta de que de vez en cuando dirigía rá-
pidas miradas hacia mí como si le causara curiosidad, y 
cuando yo hacía lo mismo, de inmediato volteaba hacia otro 
lado. Ese día casi no hablamos, pero recuerdo que en un 
momento en que M fue al baño, Luis y yo comenzamos a 
hablar como si una barrera hubiese desaparecido de 
repente. Su mirada y la forma tan peculiar en que 
Cali
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LETRAS
sonreía hicieron que una extraña sensación recorriera todo mi 
cuerpo, como electrones a través de un conductor. Poco duró 
el momento, pues cuando regresó M, Luis volvió a ser una 
tumba conmigo. Después de ese día no volví a verlo ni a 
saber de él, y al cabo de unas semanas M y yo terminamos.
Llegaron las vacaciones y después un nuevo semestre. Para 
celebrarlo, mi mejor amiga y yo fuimos por un café helado. Ya 
íbamos de vuelta a la Facultad, cuando sin darme cuenta me 
topé de frente con mi ex. No me dio tiempo ni de hacerme 
tonta, así que no me quedó más remedio que saludarlo rá-
pidamente, pero al momento de voltearme para seguir mi 
camino lo vi otra vez: a unos pasos de M estaba Luis con 
otros amigos. En ese momento la voz de mi amiga, de M y 
de todos alrededor se volvió inaudible. Me quedé inmóvil 
deseando que algún músculo de mi cuerpo respondiera, sin 
éxito. Él sólo me sonreía. 
-Hola- fue lo único que pude decir. 
-Bueno, ya nos vamos- dijo M. Nos despedimos y cada quién 
siguió su camino.
-¿Qué onda contigo? Te quedaste como mensa viendo a ese 
chavo. ¿Te gusta? - me dijo mi amiga mientras seguíamos ca-
minando. 
Muy decepcionada le conté todo sobre la vez que conocí 
a Luis y lo lindo que me parecía, pero por lo que acababa 
de suceder era evidente que era un amigo cercano a M, 
por lo que era imposible intentar siquiera algo con él.
 Al día siguiente en clase, mientras yo escribía en mi 
cuaderno, mi amiga tomó mi celular (algo normal 
entre nosotras) y supuse que se pondría a jugar 
o a ver memes como siempre lo hacía, pero no 
tardó ni cinco minutos en regresármelo diciendo: 
-Listo, de nada.
64
LETRAS
-¿Qué hiciste?- le dije mientras intentaba revisar mi celular. En 
ese momento me llegó un mensaje: Hola ¿cómo estás? EraLuis. 
Mi amiga lo había buscado en redes sociales y le había mandado 
un “hola”. Yo estaba que moría de pena, pero ya no había marcha 
atrás. Seguí la plática como si nada, intentando no ser (más) 
obvia ni coquetearle, pues al final era el amigo de mi ex y no 
creía que fuese buena idea intentar algo con él a pesar de 
que me gustaba mucho. Seguimos hablando durante varias 
semanas hasta que un día saliendo de clases recibí un men-
saje de Luis: Estoy por Copilco con unos amigos, ¿quieres 
venir? Ojalá nunca hubiera aceptado.
-¿Por qué no?- pensé. Después de todo, entre M y yo todo 
había terminado y ya tenía tiempo sin
verlo ni hablar con él. Estaba segura de que esa obsesión 
por él había terminado.
Seguí la plática como si nada, intentando no ser (más) 
obvia ni coquetearle, pues al final era el amigo de 
mi ex y no creía que fuese buena idea intentar algo 
con él a pesar de que me gustaba mucho. Seguimos 
hablando durante varias semanas hasta que un día 
saliendo de clases recibí un mensaje de Luis: Estoy por 
Copilco con unos amigos, ¿quieres venir? Ojalá nunca 
hubiera aceptado.
-¿Por qué no?- pensé. Después de todo, entre M y yo 
todo había terminado y ya tenía tiempo sin verlo ni 
hablar con él. Estaba segura de que esa obsesión por 
él había terminado.
Cuando llegué al lugar Luis estaba afuera. Era in-
creíblemente alto, mucho más de lo que recordaba. 
Ya no iba vestido como si fuese un domingo por 
la mañana, sino que esta vez llevaba una camisa 
a rayas, pantalón de mezclilla y una gorra. Debo 
admitir que se veía muy bien, sólo que ahora no 
tenía esa sonrisa de la última vez, sino que estaba 
65
LETRAS
muy serio. Por un momento pensé que algo andaba mal, y así fue: 
apenas me acerqué a saludarlo, apareció M saludándome con una 
mano y con la otra sosteniendo un cigarro (algo que yo odiaba y 
se había hecho frecuente poco antes de que termináramos), nada 
sorprendido de verme. Sólo pude decir para mis adentros: Eres 
una tonta. Desde ese momento me volví una mezcla horrible de 
sentimientos, pues al ver de nuevo a M todos esos momentos a 
su lado regresaron a mi mente en un instante y una confusión 
terrible me invadió por completo. 
Entramos al lugar y curiosamente nuestra mesa estaba justo al 
lado de la puerta de entrada, además volvimos a quedar senta-
dos de la misma forma que cuando vi a Luis por primera vez: 
yo frente a él y al lado de M. Intenté actuar normal al principio, 
pero después, con el calor del lugar y alcohol de por medio, me 
encontraba besando de nuevo los labios de M. Todo frente 
a Luis. Claro que entre él y yo no había nada, sin 
embargo recuerdo perfectamente lo que sucedió des-
pués: de repente, mientras todos hablaban y la música 
sonaba muy fuerte, sentí su mirada, sólo que esta vez 
al mirarlo él no volteó hacia ningún otro lado, sino 
que me miró fijamente con una cara que reflejaba una 
profunda decepción. Nos quedamos así por un rato 
que para mí fue una eternidad, mientras las voces y la 
música alrededor dejaban de escucharse poco a poco 
en un momento que parecía sólo de nosotros. ¿Por 
qué había hecho eso? ¿Para qué reunirnos de nuevo 
a M y a mí? 
De pronto la música a todo volumen volvió de golpe y las 
voces de conversaciones sin sentido volvieron a escucharse, 
mientras la mano de M volteaba mi rostro brusca-
mente para volver a besarme. De inmediato Luis se 
levantó de su silla de forma violenta y salió a la calle. 
Sobresaltada, le pregunté a M mientras me levantaba: 
-¿Qué tiene? Creo que iré a verlo.- pero de inmediato 
me tomó del brazo diciendo: -Nada, así es siempre. 
Él está bien.- y me abrazó. La puerta de entrada del 
lugar era de vidrio, y desde ese abrazo pude ver a Luis 
66
LETRAS
recargado en un carro con su mirada totalmente fija en mí. 
Instantes después M fue al baño. –No salgas- me ordenó. En 
cuanto lo perdí de vista salí corriendo, pues Luis aún no había 
entrado y ya no podía verlo desde 
donde yo estaba. No dejaba de 
repetirme que había cometido 
un gran error. Salí del lugar y 
cuando lo encontré estaba de 
espaldas a mí, sosteniéndose 
sobre la pared. Me acerqué 
a él, lo tomé del brazo y le 
pregunté: -¿Estás bien?- Al 
voltearse hacia mí no pude 
creer lo que veía: los ojos más 
hermosos llenos de lágrimas 
y una de ellas recorriendo su 
mejilla. Se quedó viéndo-
me por un instante 
y estuvo a pun-
to de arti-
cular una 
respuesta, 
cuando de 
pronto apa-
reció M. –Ya 
vámonos- dijo, 
separando al mo-
mento mi brazo del de 
Luis. 
Fue demasiado tarde para lo que fuera que hubiera podido 
pasar entre los dos. Minutos después Luis abordaba un auto-
bús rumbo a su casa mientras yo lo veía alejarse, sin tener la 
menor idea de que jamás lo volvería a ver. Al día siguiente al 
despertar, su rostro vino a mi mente de inmediato. Busqué mi 
celular desesperadamente para mandarle un mensaje, escribí 
mi contraseña, fui directo a mis chats, abrí el suyo y sólo pude 
escuchar mi corazón romperse: me había bloqueado. 
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LETRAS
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CIENCIA Y 
TECNOLOGÍA
Adicciones
Por Miguel Silva
S
egún la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una 
enfermedad física y psicoemocional que crea una depen-
dencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o rela-
ción. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, 
en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicoló-
gicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracte-
rizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del 
pensamiento y negación ante la enfermedad.
Se ha demostrado que la adicción es una enfermedad del cerebro 
compleja y de larga duración, y que los tratamientos disponibles 
en la actualidad pueden ayudar a las personas a controlar sus 
adicciones. Pero incluso para aquellos que logran dejar una adic-
ción, siempre existirá el riesgo de que la adicción regrese, lo que 
se conoce como reincidencia. La base biológica de la adicción 
ayuda a explicar por qué las personas necesitan mucho más que 
buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus 
adicciones.
A groso modo, la ciencia de una adicción es que buena parte del 
poder de la adicción está en su capacidad de secuestrar e incluso 
destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de 
ayudarnos a sobrevivir.
Un cerebro sano recompensará los comportamientos sanos, 
como hacer ejercicio, alimentarse o crear lazos con los seres 
queridos. Para ello, enciende circuitos cerebrales que hacen 
que nos sintamos excepcionalmente bien, lo que motiva a 
repetir esos comportamientos. Por el contrario, cuando se 
68
C & T
69
CIENCIA Y
TECNOLOGÍA
está en peligro, un cerebro sano empuja al cuerpo a reaccionar 
rápidamente con miedo o alarma, de modo que nos alejemos de 
las fuentes perjudiciales. Al sentirnos tentados por algo cuestio-
nable — como tomar helado antes de la cena o comprar cosas 
que no puede pagar — las regiones frontales del cerebro nos 
ayudan a decidir si las consecuencias de esos actos valen la pena. 
Pero cuando se está volviendo adicto a una cosa o situación, ese 
«cableado» normal de procesos cerebrales que salen en nuestra 
ayuda, pueden empezar a funcionar en nuestra contra. Y al ser 
seres emocionales la adicción también puede “sobrecargar” los 
circuitos emocionales que activan la sensación de peligro, lo que 
provoca sensaciones de ansiedad y estrés.
«La adicción es una enfermedad devastadora, con una tasa de muerte relativamente alta y consecuen-cias sociales graves», dice la Dra. Nora Volkow, di-rectora del Instituto Nacional sobre el Abuso de 
Drogas (NIDA por sus siglas en inglés), de los NIH. La 
adicción destruye no solo la vida de los que la padecen 
sino también la de sus seres queridos. 
En resumen se podría decir que una adicción se caracteriza por 
episodios continuos o periódicos de descontrol, a pesar de con-
secuencias adversas, y por distorsiones del pensamiento, especial-
mente la negación de padecer la enfermedad y sus consecuencias.
Como reflexión final debemos de entender que una adicción

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