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Febrero 2020 Una Historia de Desamor Volumen II Universidad Nacional Autónoma de México DIRECTORIO Facultad de Ingeniería Nigromante Fundador Lic. José René Gómez Rodríguez Jefes Editoriales Luis Alberto Santoyo Cruz María Fernanda Carrisoza Zamora Coordinador Jennifer Sharon Alvarez Candelario Edición y corrección de textos Francisco Ortíz Colín Karla Paola Bautista Rivero Patricia Lizbeth Gamboa Pastelin Diseño y arte creativo Ilse Torres Rojas Jessica Janette Martínez Gutiérrez Diana Citlalli Rojas Brito Clara Isabel Rodriguez Loranca Colaboradores Samantha Lizeth Castrejón Chávez Pablo Lutrillo Contreras José Uriel Siliceo Verónica Rubén «Lobo» González Monter Pedro Lazcano Alvarez Luis Josué Cruz Mier Alan González Miguel Mario Antonio David Pedraza Sandra Michelle Vela Saldaña Jorge Luis García Ortiz José Miguel Estrada Silva Rector Dr. Enrique Graue Wiechers Secretario General Dr. Leonardo Lomelí Vanegas Director Dr. Carlos Agustín Escalante Sandoval Secretario General M. I. Gerardo Ruiz Solorio Jefa de la División de Ciencias Sociales y Humanidades Ing. Carolina Garrido Morelos Las opiniones expresadas en los artículos y colaboraciones son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición oficial de la DCSyH de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. NOTA EDITORIAL Febrero En portada Collage Original por Isabel Rodriguez Este collage refleja algunas de las adicciones más comunes que el ser humano llega a tener, adicción al tabaco, al alcohol, la comida, la religión, las com- pras o incluso a algunas per- sonas. Cuenta una historia que nos une a todos por un factor común: las adicciones, ¿quién de nosotros no se ha sentido tan atraído por cualquiera de estos elementos o acciones ya antes mencionadas? No. 47 2020 Febrero se caracteriza por ser el mes más corto del año, tal vez varios lo pueden ver como el inicio para ahora sí cumplir sus propósitos de año nuevo, pero sin duda lo que más sobresale de este mes es que está dedicado a celebrar el dichoso Día del Amor y la Amistad. Es por esto, que el equipo de Nigromante decidió hablar para esta edición so- bre las adicciones. Una adicción se puede definir como una afición desmesurada a algo y en ocasiones es comparada con el amor ya que al igual que el encuentro amoroso el cuerpo y el deseo se ponen en juego provocando placer y al mismo tiempo dolor. ¿Alguna vez te has topado con alguien llorando en pleno 14 de febrero? Estamos equivocados al pensar que este mes solo festejamos al amor pues es más común encontrar gente con desilusiones amorosas, por esa razón muchos odian es- tas fechas. Algunos encuentran la solución equivocada a ese rechazo o ruptura en las adicciones tales como a sustancias, bebidas, a las redes sociales, y hasta a lo más insano que puede resultar en un relación tóxica. Ya sea que te sientas adict@ a tu pareja o a los videojuegos, te invitamos a leer este número en tu soledad pues te augu- ramos algunas lágrimas con las historias sad de este año, además seguramente encontrarás algún artículo con el que te sentirás identificado ya que te damos una guia para que sustituyas tu adicción al four loko por algo de más categoría o la razón por la cual siempre vuelves con tu ex. Por Liz Gamboa / Sharon Alvarez 4 íNDICE VIDAS 8 AA La ayuda está aquí Samantha Castrejón LETRAS 10 Las redes sociales como origen de la decadencia en la juventud moderna BE Albañez Domínguez Juan Ramón y Garduño Ramírez Jacqueline 18 Relaciones tóxicas y por qué nos encantan Josué Cruz 22 Diario de una estudiante estresada ¿Amor, adicción u obsesión? Michelle Vela 24 ¡Pero yo no le pongo! Rubén Lobo Ciencia & Tecnología 68 Adicciones Miguel Silva 70 La adicción a los videojuegos no es un juego Samantha Castrejón 72 Tabaquismo Alán González 76 Adicción a las Selfies Mario David 80 Adicción al Trabajo Alán González 86 Lootboxes y sus adictivas recompensas Uriel Siliceo Top Random 88 Drogers Rubén Lobo 90 Y hablando de adicciones Fernanda Carrisoza y Sharon Alvarez REVIEW 96 El regreso de los campeones Uriel Siliceo Paralelos 104 Por qué el trabajo de campo importa en la ingeniería BE Cynthia French 107 Ceremonia de premiación Cuenta cuentos AGENDA CULTURAL 108 41 FIL Palacio de Minería Una Historia de Desamor. Vol II Relatos participantes 34 5 EFEMÉRIDES FEBRERO LIC. José René Gómez / Uriel Siliceo / Isabel Rodriguez . 1 de Febrero de 1851. Fallece la autora británico Mary Shelly, autora de Frankestain a los 53 años. 20 de Febrero Día mundial de la Justicia Social 13 de Febrero Día Mundial de la Radio 27 de Febrero de 1882 Natalicio del ex rector y fundador de la SEP José Vasconcelos. 26 de Febrero 1854. Nace Porfirio Parra, filósofo, científico, periodista, literario e historiador, y que fue director fundador de la Escuela Nacional de Altos Estudios. 4 de Febrero Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer. 1957. Muere Miguel Covarrubias, pintor, caricaturista y museógrafo. 3 de Febrero de 1869. Se funda la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México. 10 de Febrero de 2006 Fallece Juan Soriano, pintor y escultor, autor de obras como La Paloma y Luna y Sirena. 17 de Febrero Nace el ingeniero mexicano Guillermo González Camarena, inventor de la televisión a color. 5 de Febrero Aniversario de la promulgación de las constituciones de 1857 y 1917. EFEMÉRIDES FEBRERO LIC. José René Gómez / Uriel Siliceo / Isabel Rodriguez 20 de Febrero Día mundial de la Justicia Social 22 de Febrero de 1900 Natalicio del cineasta español naturalizado mexicano Luis Buñuel Portolés. 27 de Febrero de 1882 Natalicio del ex rector y fundador de la SEP José Vasconcelos. 7 de Febrero Natalicio del escritor inglés Charles Dickens, autor de obras reconocidas como Oliver Twist o Tiempos Difíciles. 9 de Febrero de 1881. Aniversario de la muerte del escritor ruso Fiódor Mijáilovich Dostoyevski. 21 de Febrero de 1910 Fundación de la Cruz Roja Mexicana. 28 de Febrero de 1525 Aniversario de la muerte de Cuauhtémoc. 24 de Febrero Día de la bandera. 2003. Se crea la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. 5 de Febrero Aniversario de la promulgación de las constituciones de 1857 y 1917. 8 de Febrero de 1828 Natalicio del escritor francés Julio Verne. 8 VIDAS Tal vez has visto la misma can-tidad de este tipo de grupos como de Oxxos en tu colonia, o has escuchado mil chistes que se hacen en series y películas sobre esta institución, pero la verdad es que esto no tiene nada de gracioso. Estos lugares han ayudado a miles de mi- llones a no solo dejar el alcoholismo, sino también, con su programa, ha ayudado a comedores compulsivos, drogadictos, neuróticos, codepen- dientes, entre otros tipos de adictos, así como a sus familiares. Es por eso que en este artículo te contaré cómo surgió todo esto. 8 Bill Wilson era un hombre que sufría de depresión, enfer- medad causada por circunstancias como la muerte de su amada, la separación de sus padres y por el hecho de no poder ser el número uno en lo que quería. Su gran esca- patoria fue el alcohol, vicio que adquirió principalmente después de haber estado en la guerra. Logró hacerse de un trabajo como corredor de bolsa en Wall Street, y aunque en este logró el éxito, el licor lo alejaba de la sociedad, además de alimentar su ego cada vez más. 9 VIDASVIDAS La crisis de 1929 terminó llevándolo a la ruina, además de ser la excusa perfec- ta para seguir con su enfermedad que ya lo afectaba física y mentalmente, incluso borrachos como él ya no lo aceptaban en su círculo, a causa de esto fue internado 4 veces. En las clínicas conoció al Dr. Wi- lliam Duncan Silkworth (conocido como el doctor que amaba a los borrachos), quien fue una gran influenciaen el logro de que dejara su adicción durante un tiempo. En su mayor recaída, durante su hospitaliza- ción, pidió una señal divina para dejar de beber y de repente su cuarto se iluminó, siendo esto la solución a su problema de manera definitiva. Tras esto, Bill intentó ayudar a otros bo- rrachos a dejar de beber, pues esto le ayu- daba a controlar su deseo por la bebida y así como le pusieron en contacto con un médico, el Doctor Bob S. que tenía pro- blemas con la bebida. Trabajando juntos, el hombre de negocios y el médico descu- brieron que su capacidad para permane- cer sobrios estaba muy relacionada con la ayuda y estímulo que ellos proporciona- ban a otros alcohólicos, así como compar- tir entre ellos sus experiencias, naciendo así A.A. y sus 12 pasos. Para lograr el nacimiento completo de A.A. se contó con Carl Jung, un psiquiatra que tenía un cliente adinerado que no podía dejar de beber y que gracias a un amigo llegó con Bill. Estos hicieron que el pacien- te tuviera una experiencia con un poder superior y así dejara de beber, dando pie a la teoría de Jung de que la medicina y la ciencia no tenían una solución para el al- coholismo e iniciando el enfoque espiritual de los 12 pasos. En 1939, con la publicación del libro Al- cohólicos Anónimos, del que se tomó su nombre, y con la ayuda de más gente, A.A. empezó a extenderse rápidamente por Es- tados Unidos y el extranjero. Como ves, aunque le falta una A, aquí las luchas no se hacen en un cuadrilátero, sino que se batalla contra uno mismo y la fuer- za de voluntad. Si tienes un problema de esta índole, o un familiar necesita ayuda, te recomiendo acercarte con algún grupo y pedir información, esto te puede salvar la vida o la de tus seres queridos. 9 10 Las redes sociales como origen de la decadencia en la juventud moderna BE Albañez Domínguez Juan Ramón y Garduño Ramírez Jacqueline LETRAS 11 LETRAS 12 LETRAS l siguiente escrito tiene como objetivo hacer una crítica al uso actual de las redes sociales, bajo una perspectiva individual fundamentada en la expe- riencia, abordando la problemática desde la raíz hasta sus últimas consecuencias en la vida personal de los usuarios de estas. Asimismo, se abordarán las implicaciones prácticas que tienen las redes sociales en nuestra vida cotidiana, teniendo como propósito principal hacer un análisis a la dependen- cia que se genera hacia estos medios de comunicación; con la finalidad de invitar a los adolescentes a llevar a cabo una introspección y, por tanto, una reflexión, dado que los jóvenes entre 10 y 19 años son los más propensos a hacer un uso desmedido e irresponsable de los mismos. 13 LETRAS En primer lugar, será necesario definir qué es una adicción y qué es una red social. En cuanto al término adicción; “…pro- viene del latín addictus que significa esclavo de la debilidad, el término hace referencia a cómo una persona se hace dependiente de aquello que utiliza para aminorar el sufrimiento mental…” (Adams, 2016, p.31). Podría pensarse que, la definición anterior únicamente es válida para aquellas situaciones en las que el individuo ingiere sustan- cias estupefacientes; por lo que se estima necesario hacer énfasis y recurrir a un concepto denominado flow, que hace referencia a “... la experiencia de un sentimiento de placer constante que se presenta en artistas, atletas, científicos, escaladores y muchos otros, cuando son absorbidos por la actividad que realizan…” (Bereiter y Scardamalia 1993, p.102). Por su parte, Velázquez y Aguilar 2009 afirman que una red social es; “…una estructura sistemática y dinámica que involu- cra a un conjunto de personas u objetos, organizados para un determinado objetivo, que se enlazan mediante una serie de pro- cedimientos, permiten el intercambio de información a través de diversos canales...” (p.15). 14 LETRAS Básicamente es un espacio virtual destinado a la libre comu- nicación e intercam- bio de información entre los usua- rios, cabe destacar que en muchas ocasiones las redes sociales carecen de reglas comuni- tarias o restricciones de contenido, por lo que en ellas podemos encontrar todo tipo de publicacio- nes que no se limitan a un círculo social cercano, sino que se extienden al mundo entero, fomentando en las personas el interés por formar parte de uno de estos grupos, apelando a sus intereses, curiosidades e incluso, el morbo o la vulgaridad. Por lo que, concretamente al hablar de redes sociales, no se debe hacer referencia a una adicción, sino a un flow al hacer uso de estas. De este modo, se puede deducir que el efecto de las redes sociales sobre las personas es generar un efecto de inmersión hasta despojar a los usuarios de la realidad física, haciéndolos esclavos de sus deseos, absorbiendo su individualidad y generando un espacio de libertades para las que mentalmente no se está del todo preparado. “Actualmente las redes sociales son consideradas la principal actividad de Internet en México, utilizado por el 83% de internautas mexicanos” (Medrano, Rosales, Díaz, 6/12/2017 p.2). Es evidente e in- negable que las redes sociales rápidamente han pasado a formar parte de nuestra vida diaria; a grandes rasgos se puede afirmar que son indispen- sables en la actualidad puesto que ofrecen respuestas y siempre representan un camino más sencillo a la solu- ción de cualquier problema que se presente. Ponen al alcance de nuestra mano billones de soluciones, productos, servicios, así como diferentes formas de entretenimiento. Y en general, por distintas circunstancias ya sean sociales o individuales, pareciera ser inevitable caer dentro de una de estas redes. 15 LETRAS Retomando la idea de que las redes sociales nos despojan de nuestra realidad, se hace evidente una alienación de la persona, esto se da “…cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es…” (Olleta, 2019). En general, nos hacen vivir una dualidad entre el mundo real y el virtual, dándonos la oportunidad de tener dos vidas distintas; en lo virtual nos permite decidir con mayor amplitud no sólo qué mostrar o qué ocultar acerca de nosotros, sino crear un “yo” absolutamente falso, en cambio, en lo real esto no sucede así, puesto que la posibilidad de ocultar ciertas situaciones se vuelve más complejo. Como jóvenes invertimos demasiado tiempo en esta realidad vir- tual que no deja de ser una ilusión, mientras dejamos escapar a la vida real y a todas las experiencias verdaderas que nos ofrece. Básicamente sacrificamos nuestra realidad a cambio de una ex- periencia vacía. Por otro lado, “todo querer surge de la necesidad, o sea, de la ca- rencia y, por lo tanto, de un sufrimiento. La satisfacción pone fin a este; pero por cada deseo que se cumple, quedan por lo menos diez sin satisfacer; además los apetitos duran mucho y las exigencias tienden al infinito, mientras que la satisfacción es breve y dosifica con escasez” (Schopenhauer 1859, p. 29). Por consiguiente, las redes sociales ponen a nuestro alcance una infinidad de distintos productos y servicios fomentando en nosotros el deseo por adqui- rir alguno de estos, creando necesidades irreales y convenciendo- nos de satisfacerlas cueste lo que cueste. Entonces, podemos ver a estos medios de comunicación como una fuente inagotable de deseos de los que no estamos seguros de poder alcanzar, lo que provoca un permanente y constante sentimiento de angustia y, en consecuencia, sufrimiento. 16 LETRAS “Los hombres se influencian unos a otros, y, cuando están juntos, tienen tendencia a desear las mismas cosas, no sobre todo en razón de su escasez, sino porque, con- trariamente a lo que piensan muchos filósofos, la imitación comporta también los deseos. El hombre busca hacerse un ser que está esencialmente fundado sobre el deseo de su semejante” (Girard 1996 p.23). Ciertamente en las redes sociales es común la propagaciónde modas, sin importar en qué consistan, desarrollando conducta imitativa en los usuarios. Por ejemplo, cuando se hace tendencia un artista, una serie, un hashtag o un lugar. Esto demuestra que estos medios de comunicación son el espacio ideal para perder nuestra individualidad, puesto que copiamos a otros y otros nos copian, creando un círculo vicioso carente de originalidad. “El hombre está condenado a ser libre” (Sartre 1948); es decir, como personas somos libres de tomar nuestras propias decisiones, pero, debemos asumir las consecuencias que estas tengan; por ello la libertad se entiende como una con- dena, puesto que nos hace responsables del curso que tome nuestra vida. Las redes se encargan de darnos libertades para las cuales no estamos preparados, nos dan acceso a distintas situaciones que nos hacen tomar decisiones repenti- nas, apresuradas y probablemente, sin pensar en las consecuencias de las cuales somos responsables. Si bien es cierto que las redes sociales son herramien- tas muy útiles en varios sentidos, el hecho de que nos ofrezcan muchos beneficios, no compensa todo aque- llo que sacrificamos y a lo que renunciamos volunta- riamente a cambio de su uso. Sin duda actualmente dependemos de las redes sociales, hemos crecido con ellas, nos han formado e incluso parece inimaginable un mundo sin su existencia. A pesar de todo, debemos aprender a hacer un buen uso de estas y verlas como lo que son, herramientas. En conclusión, nuestra existencia tiene como único propósito disfrutar y aprovechar todo aquello de lo que este mundo nos ofrece, pasamos horas y horas sentados frente a una pantalla desperdiciando valioso tiempo en una red social, tiempo que no recuperare- mos jamás; mientras afuera existe una inmensidad de experiencias por vivir. Cualquier situación en una red social que nos prive de vivir nuestra vida e implique darle mayor importancia a dicha situación antes que a nuestra realidad, es una que no vale la pena. 17 LETRAS 18 LETRAS Relaciones tóxicas y por qué nos encantan Por Josué Cruz Las adicciones, de acuer-do con la OMS (Organi-zación Mundial de la Sa-lud), son enfermedades caracterizadas por un consumo excesivo y dependencia total a algo en específico: sustancias o inclusive acciones. Pero se- guramente nunca se nos había pasado por la mente considerar a una persona como una adic- ción. Esta implica pensamien- tos obsesivos sobre la relación: anticipación, espera, confusión y desesperación. Las relaciones adictivas son tóxicas y muy poderosas; las relaciones saluda- bles no implican un drama constante, simplemente son. Cuando estas en una relación sana tendrás una confianza enorme en la otra persona, no tienes que preguntarte, esperar o vivir en agitación durante su último o próximo encuentro. 19 LETRAS Una relación tóxica no nutre nuestro bienestar personal, nos duele, nos quita la energía. Pero tiene su razón de ser. La psicología reconoce que una historia de relacio- nes dañinas con nues- tros padres nos lleva, por analogía, a atraer a hombres y mujeres con quienes podemos re- crear ese ciclo tóxico. Aquel niño que tiene un padre distante que no lo protege del abuso de la madre, cuando crezca, atraerá personas que le ofrezcan una experiencia similar. Este ciclo comienza cuando intentamos ali- viar sentimientos familiares dolorosos al entrar en otra relación, sin saber que no es muy diferente de la última; el ciclo se repite. Otro escenario es cuando un hijo tiene una madre dominante que no le da el espacio o la indepen- dencia para crecer de forma autónoma. Es probable que repita el mismo ciclo en su vida adulta al atraer a mujeres controladoras y necesitadas. Ocasional- mente, podría rebelarse en la vida adulta y, en cam- bio, atraer lo contrario de lo que experimentamos. Aunque no recrea ese sen- timiento familiar de asfi- xia, se ha movido hacia el lado opuesto del péndulo y los problemas no resuel- tos con su madre permane- cen sin resolver. Todo se deriva de cómo fuimos criados y de lo que vivimos de niños. Si no podemos desarrollar adecuadamente el amor propio —la autoestima y una autoimagen positi- va— acumularemos odio a nosotros mismos y nos convertimos en adultos completamente ajenos. 20 LETRAS El punto, entonces, no es nuestra depen- dencia a las relaciones tóxicas externas, sino nuestra adicción a algo que es mu- cho más profundo y mucho más peligroso. Nuestra adicción a una relación tóxica con nosotros mismos. La relación podría haber comenzado desde el mismo momento en que nacimos y, de ser así, habría sido fuer- temente influenciada por las relaciones que tuvimos con nuestros padres y la relación que presenciamos en ellos. Llegamos a conocer y familiarizarnos con las relaciones violentas durante nuestros años de formación, de modo que, en la edad adulta, nos encontramos replican- do ese tipo de relación. Luego, ali- mentamos nuestro anhelo emo- cional por esa familiaridad, ese clima emocional que mejor conocemos. Funcio- na como una adicción a al- guna sustancia química, se prueba una o dos veces y, de repente, ya no tenemos el control. Nos volvemos adic- tos a lo que nos causa dolor, como una relación tóxica y, subconscientemente, buscamos ese próximo “subidón” característi- co de muchas otras adicciones. Ahora bien, puesto que ya conocemos los orígenes de las relaciones tóxicas ¿Cómo superamos esta adicción? Debemos co- menzar a ver cada relación que entra en nuestra vida como una oportunidad para sanar, crecer y ser más cons- cientes de nosotros mismos. Nuestro enfoque tiene que cam- biar desde afuera hacia aden- tro. Cada relación se manifiesta en nuestras vidas para reflejar la relación que tenemos con nuestro ser. Si estamos atrayen- do relaciones tóxicas, o conti- nuamos alimentando nuestra adicción a ellas, es porque, ante todo, tenemos una re- lación tóxica con nosotros. Una vez que hayamos iden- tificado esos pensamientos, sentimientos y patrones en la relación, es hora de comenzar 21 LETRAS por un paso que parece ser muy simple pero no lo es, la abstención. Debemos abstenernos de la relación por completo (sin contac- to), esto incluye textos y redes sociales, o bien, abs- tenerse de enredos emo- cionales, lo cual requiere desprendimiento. Esta es una de las etapas más difíciles. Los químicos cerebrales liberados al tratar de separarse son muy dife- rentes de los neurotransmi- sores y hormonas liberados cuando estamos con nues- tro ser querido. El principal químico liberado durante los momentos de estrés es el cortisol; cualquier desencadenante (como la pérdida de un ser querido), libera sustancias químicas del sistema noradrenérgi- co que incluye la liberación de cortisol y no- repinefrina, lo que nos motiva a “hacer algo al respecto”. Al anticipar el alivio del estrés, nuestro cerebro libera químicos como la do- pamina, que ofrece ese sentimiento positivo de anticipación. Para romper una adicción debe- mos darnos cuenta de que estamos luchando contra estas respuestas químicas. Esto significa que no nos sentiremos bien por un tiempo, pero teniendo la seguridad de que sí podemos abste- nernos de responder a la química de nuestro ce- rebro, podremos superar estos tiempos difíciles y nuestro sistema de neurotransmisores eventual- mente se detendrá en un estado de equilibrio. Necesitamos reacondi- cionarnos y volvernos “adictos” a nuestro ser sano, que es inmensa- mente valioso, colorido, vibrante y fuerte. Solo así lograremos sobresalir en el proceso de despren- dimiento de una manera correcta, y sin mayores complicaciones. ¿Amor, adicción u obsesión? Por Michelle Vela D ia ri o d e u n a e st u d ia n te e st re sa d a LETRAS ¿Alguna vez me he enamorado o ha sido todo resultado de la presión social de tener novio? ¿Y si (en palabras de Justin Bieber) me he enamorado de la sensación de estar enamorada y no de la persona? (A ver, escuchen TheFeeling para que sepan a qué me refiero). Me resulta confuso entender estos menesteres cuando ni yo misma me he enamorado, cuando estoy segura que solo he estado obsesionada con querer andar con alguien. Así que voy a hablar a través de las experiencias de la prima de una amiga, if you know what I mean… Esta chica, que por cuestión de confi- dencialidad llamaremos “Jenny”, tenía un novio que llamaremos “Kevin”. Re- sulta que Jenny estaba enamoradísima de Kevin, hacía todo por él, se desvivía para entregarle su amor a pesar de que a sus padres no les parecía un buen sujeto. 22 23 LETRAS Anduvieron dos años (con interrupciones), y cuan- do terminaron fue un ¡drama! que nadie debería presenciar. Jenny lloraba por horas y días mientras Kevin andaba con otras chicas. Recuerdo que ella le rogaba que regresaran, incluso cuando ella sa- bía de sus aventuras. Mis queridos lectores, aquí les pregunto: ¿Era amor? ¿Adicción u obsesión? Yo pienso que era un combinación de adicción, por- que la obsesión es más cuan- do quieres andar con al- guien y no te hace el suficiente caso. Pero la adicción lleva un tiempo, un proceso. Jenny estaba acostum- brada a hablar con Kevin, a verlo todos los días —porque iban en la misma pre- pa—, texteaban todos los días y, de repente, todo había cambiado. Asumiendo que era una adicción en ese punto de la relación, ¿estaba enamorada o solo era la costumbre de una rutina y las di- ficultades del síndrome de abstinencia? Piénsenlo en sus propias experiencias. ¿Al final era amor o adicción? Hasta aquí mi reporte, Nigromantes. Nos leemos el próximo mes. Posdata. El siguiente mes les cuento mi progreso en Estados Unidos, todavía me estoy preparando para ir. ¡Qué emoción! ¿Será que me enamoraré? LETRAS 23 24 LETRAS Estás bien… Estás mal… Estamos igual... Solos. De niño imaginaba como sería de grande, cómo conocería a mi mejor amigo o a mi esposa... como cualquiera tal vez. 25 LETRAS Seguía siendo un adolescente cuando me tocó trabajar tiem- po completo y ser aceptado en la Universidad. En ese tiempo, cuan- do me iba bien, dormía 4 horas por día. Debido al horario en el que me trasladaba del trabajo a la licenciatura nunca me tocaba asiento y, como era un trayecto largo, empecé a leer… Era el turno del Popol Vuh (tardé un año en terminarlo). Mientras leía de pie la historia de nuestros ancestros, empezaba a ver el color de los cuerpos amontonados en el vagón del metro disolviéndose y mezclándose para crear un para- je rojizo humeante con destellos de luz naranja y amarilla en los que se dibujaban figuras en 2D. Como aquel gran árbol donde colgaba una cabeza decapitada, que escupía y embarazaba a una mujer, y cuando me daba cuenta que yo era la mujer que estaba a punto de dar a luz al niño mitoló- gico, recordaba que era hombre, ¡no mujer!, y el tiempo regresa- ba, y veía la cabeza tomando aire para escupirme, parpadeaba y veía como mi alma se transmu- taba a la cabeza. Siendo ahora la cabeza cortada, pedía al cosmos que con mi último aliento pudiera transmitir mi fuerza y mis ganas de venganza en un hijo, y pedía perdón a la bondad del mundo porque sabía que la mujer que es- taba por embarazar era una vir- gen, pero había momentos que se hacía lo que se tenía que hacer, y justo al inhalar mi última boca- nada de aire para fertilizar a la doncella… me ahogaba, volvía a jalar con todos mis pulmones exaltado y despertaba. Cada vez que despertaba de esos sueños, por unos instantes, veía como me salía de mi cuerpo. Daba un pequeño paso fuera de él hacia la profundidad del vagón y al voltear y verme de pie con los ojos cerrados, entraba en pánico y dejaba de caminar. Me soltaba y el resorteo que se producía al vol- ver a mi envase perecedero hacía que me despertara. Muchas veces desperté justo a tiempo para ba- jar en Copilco. Tiempo después conseguí un tra- bajo algo más relajado. Conocí a un amigo que se fue al norte para hacer “El Rito”, el cual con- sistía en internarse en el desierto y comunicarse con el espíritu del lugar con la bendición del peyo- te. Me contó que recordó su vida de niño y las leyendas de su pue- blo, mirando la luz de las estre- llas imaginaba a la par como los mexicas concebían el génesis de la humanidad, los cinco soles y esas cosas. En su viaje imaginó que los dioses un día se pelearon, y como los dioses no eran de car- ne y hueso, sino de luz, al pelear dejaban rastros y moronas de la batalla, esas eran las estrellas que veíamos. Los dioses, tan grandes y fuera de nuestro alcance, con las plantas de sus pies lo oscurecían 26 LETRAS todo para nosotros, es por eso que las moronas de luz eran estrellas en un firmamento negro, debajo de los pies de los dioses vivíamos. Él se preparó para conectarse con el cosmos, pero aún así necesita- ba un catalizador, que era esa cac- tácea ritualistica, pero yo, yo ya estaba lo suficientemente pirado para no necesitarla. Me incitaba a drogarme seguido, según para así estar en otro estado de cons- ciencia, el cual me dejaría ser más aceptado por la sociedad, puesto que, aún de adulto, no he dejado de ser un marginado social, o tal vez, solo es mi percepción, tal vez, él tenía razón. Tal vez los cuerdos viven en un mal sueño y son adic- tos al dolor. Perturbado por la comparación, hice memoria y recordé que de adolescente nunca congenie con “los bien portados del salón”, a pesar de que era como ellos. Quie- nes me toleraban eran los proble- máticos del salón, malditos, otros adictos, otros marginados (los veía como quienes si vivían en la realidad). Cada vez que ellos esta- ban borrachos o drogados, los en- tendía, me complementaba como con ningún otro, éramos grandes amigos, nos la pasábamos riendo y filosofando. Tiempo después, al volver a convivir sin los efec- tos de nada, “ellos” no entendían porque éramos amigos, ¡yo! no entendía porque “ellos” eran di- ferentes de aquella fiesta, aquel elipsis los cambiaba totalmente. Mientras yo era exactamente el mismo porque nunca tomé, nun- ca me drogué, ellos eran los que cambiaban ¡y! me volvía a que- dar solo una vez más. Recordando esto de adulto, me hizo pensar que si hubiera sido adicto a algo, seguramente los nerds del salón me hubieran aceptado, los maestros no me hubieran odiado, mis padres ahora se compadece- rían de mí y, no solo hubiera encaja- do en la sociedad, sino que hubiera vivido sin tantas peleas, sin tanto odio, habría un “porque” a esas constantes preguntas que dan la incertidumbre de la exclusión. Leyendo historia, los artistas muchas veces eran drogadictos o desequilibrados mentales, y la historia de los conquistadores del mundo, otros locos drogadictos que cuando cumplieron su sueño fueron catalogados como geno- cidas, cuatreros, dictadores etc. Como Pancho Villa que lo pintan como un borracho mujeriego y que era abstemio, o como Hitler que era un artista frustrado que trastornó su sueño del arte, en el arte del genocidio. Locos, ¿lo eran ellos?, ¿eran los únicos? Los judíos esperaban un mesías y, cuando alguien les dijo que este ya había llegado, acusaron a to- dos los que creían eso de “locos”. Jesús convirtió el agua en vino, según las escrituras él no se em- borrachaba a diferencia de los de- más, pero si tomaba. Sus segui- dores, una facción de su iglesia, llegó a prohibir cualquier otro es- timulante que no fuera el alcohol, 27 LETRAS 28 LETRAS 29 LETRAS prohibió las Olimpiadas por- que se participaba con el dorso desnudo, a pesar de que era el único periodo de paz entre las eternas guerras internas griegas. Esos locos olvidaron que en un principio eran sacrificados solo por creer en un hombre que se declaró hijo del Único Dios, quien proclamaba el amor y la paz entre todos. No sé cómo el Vaticano es artífice de las gue- rras cristeras en todas partes y del oscurantismo, y de muchas otras guerras,guerrillas y pedo- filias, no sé cómo podrían justi- ficar su adicción a la sangre y la manipulación. Díganme que eso no suena a un malviaje. Gente drogada ha matado o se ha suici- dado, se pelean y autodestruyen, dopados hicieron lo que nunca se imaginaron… ¿Cuál es la ex- cusa de esos sobrios que convir- tieron la palabra paz en guerra y el amor en pedofilia y violación? Creo que ellos, al igual que yo, hubiéramos sido más sociables si hubiéramos estado alucinando. A drogadictos, locos y artistas no les veo algo distinto, se pone peor cuando Quiroga hace aquel escrito Cuentos de amor locura y muerte, y nos cuenta que no hay diferencia mental entre esos es- tados de consciencia, donde se extreman o se igualan con las drogas. Y vuelve la pregunta a susurrar a mi oído… ¿quieres más?, ¿más amor o más sexo?, ¿más poder o más opresión?, ¿quieres más de esta droga o quieres soltar más a tus inhibi- ciones?... ¿O será que toda la humanidad las oye? Asesino viene de “hassassian” que a su vez proviene de “hachís” que al fi- nal significa “adictos a la cannabis”, quienes surgieron al tratar de recu- perar su pueblo de la dominación cristera. Mientras los cristeros eran violadores, asesinos, alcohólicos, pe- dófilos, adictos, ladrones y lo que se les descubra en los próximos años. ¿Cuál era el pretexto de la iglesia? Los oprimidos, en el feudalismo, huían al bosque para no servir “a los escogidos de Dios para go- bernar”, quienes tomaban muje- res, hombres, animales o niños para violarlos o torturarlos, los buenos reyes solo eran leyen- das. Allá en el bosque, quien repartía el pan, vino y queso era generalmente una mujer, lo hacía a su juicio también, pero curiosamente no se escuchaba de revueltas en contra de la ma- triarca. Bueno no, no fue hasta que la iglesia se unió a la cien- cia y la medicina y empezaron las cacerías de brujas y, aunque había hechiceros malvados, Mer- lín era el bueno y Morgana la mala. “¡Bruja! ¡¡bruja!!, que arda la bruja, si viene el diablo y la libera confirma su pacto con el mal, si muere es que el diablo la ha abandonado”. Grito de gue- rra de los clérigos y los pseudo médicos para quemar mujeres que gobernaban el bosque libre de tiranos divinizados. 30 LETRAS Se decía que las brujas bailaban y tenían orgías con el diablo, que to- maba forma de cabra bajo el efecto de las drogas, sacadas de hongos y brebajes mágicos… se les olvidó a los pobladores que esas bebidas eran las mismas que usaban las brujas para curarles deficiencias sexuales, enfermedades y demás malestares. Tal vez por eso el hombre blanco quemó el bosque y lo tachaban de creencias absurdas cosas como el “Mal de ojo”. Sus grandes experi- mentos y métodos científicos los llevó a creer que la sangre era la culpable de la enfermedad y que sacarla curaría al infectado, por eso desangraban a todos por todo, con las manos sucias y las ropas llenas de fluidos de otros pacientes. Mien- tras las brujas solo usaban el cono- cimiento milenario que se adquirió a través del método empírico con al- gunas muertes, sí, pero de los prime- ros pacientes, lo cual se perfeccionó con “la prueba y el error”, que un solo brebaje curaba varios malesta- res. Los métodos de brujas y su có- digo de ética no les permitía quitar sangre al paciente si no tenían como salvaguardar la deficiencia. Sin embargo, ellas eran las locas posesas drogadas que estaban mal por lavarse las manos. Mientras los disque médicos y mojigatos clérigos eran los buenos porque sólo se alcoholizaban. Pero no lo digo yo, lo pueden buscar en la te- sis de la UNAM “El retorno de las brujas” de Norma Blazquez Graf. Y así, mil y un cosas circun- dantes pensaba, como el viaje de cualquier efecto de drogas. Trataba de ordenar mis ideas cuando recordé lo que dijo una vez Mario Benedetti en ¿Qué les queda a los jóvenes?: … ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe tender manos que ayudan / abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro… Y pensando me imaginaba que un día la tecnología humana lle- gará al punto de poder ver a Dios a la cara y discutirle la cadencia humana, sus males y pesares… Y que en algún momento caería- mos en demandas tan absurdas que Dios no se aguantaría más y nos contestaría: 31 LETRAS 32 LETRAS “¡Las drogas no son el problema, es tu adicción, no seas mojigato. El ta- baco te hace más daño que la mari- huana. Hay más adictos que no fun- cionan sin su taza de café, que gente funcional gracias a la heroína. Así que a mí no me reclamen, us- tedes son producto de mi alucine, ¿o cómo explicas que, siendo yo todopoderoso, haya creado algo tan imperfecto como la humani- dad, como tú? ¿Cómo es que podría ser omni- presente, omnisciente y al espa- cio-tiempo lo manipulo a volun- tad, tal que un segundo es un siglo y un siglo un segundo y no prever lo envidiosos que son?. Ustedes pueden probar un poco de mi po- der, lo pueden hacer en sueños, y cuando se drogan sueñan despier- tos. Has soñado cuando estás enfermo, las pesadillas tarde o temprano llegan, y ustedes, por más que les digo como llevarse bien, son una maldita pesadilla, siempre muerte y sexo, excesos y mojigatos. Ustedes son el malviaje de mi re- lax cuando fumo nebulosas, ¡y me trueno las estrellas que eclipsan!.” Después de esta alucinante contesta- ción, la duda entre la diferencia de adic- ción, droga, psicotrópico, medicina, fe y credulidad, me embriaga, hasta que- dar solo, aun en mis pensamientos, me quedo solo. Lo único que espero es des- pertar en cualquier momento y, que al despertar, no tenga que pelear en estas condiciones contra el mundo, porque tengo miedo de perder las fuerzas y no salir de las garras de las drogas… ¿Un momento? Dedicado a la comu- nidad de Nigromante, que no solo me dejo es- cribir mis locuras, alu- cines y anécdotas, sino que me dio la oportu- nidad de acercarme un poco más a uno de mis más tortuosos sueños… ser ingeniero. Muchas gracias. Atentamente, Rubén “El Lobo”. 33 LETRAS 34 LETRAS 35 LETRAS 36 LETRAS Por Akiva Cómo empezar a contar una historia que ya terminó, como la mayoría de las cosas en la vida hay que ver las dos caras de la moneda. Hoy les platicaré la cara mala de lo que fue la relación más larga de mi vida hasta ahora. Así como hubo cosas buenas, también hubo cosas malas. A ella la conocí por Facebook, hermana de una amiga que era ligue de un amigo. Mi amigo me pidió que hiciéramos una cita doble, así que él me pasó el Facebook de la que sería mi cita. Intenté hablarle a ella, pero sólo me ignoraba, así que decidí declinar la cita. Dos o tres años después, intenté hablarle de nuevo, esta vez con respuesta favorable. Cada vez que hablábamos nos acercábamos más y más, cada vez pasábamos menos tiempo sin poder platicar. El día que al fin nos conocimos ella era todo lo que esperaba y más. Después de ese día salimos más, conocí a su familia y me aceptaron muy bien, como un amigo más. Después de tres o cuatro meses, pensé que ya era tiempo de hacer la pregunta, sin embargo, ella iba saliendo de una relación que no había sido del todo agradable y yo también. Al contrario de mí, ella no quería nada serio en esos momentos. Al día siguiente salimos de nuevo, la llevé a su casa y le plantee mi postura de tener algo serio con ella, pero comprendía que ella no pensará lo mismo, la despedí y emprendí camino a mi casa. Después de caminar unas siete calles, antes de cruzar una avenida grande, escuché mi nombre, ¡oh, sorpresa! era ella corriendo para alcanzarme. Cuando me alcanzó me dijo que no podía dejarme ir, que seguramente no iba a volver a ser lo mismo después de ése día y que sí quería estar conmigo. 37 LETRAS Con el pasar del tiempo fuimos creciendo como pareja, se culti- vaba muchoel cariño y la cercanía cada día más, pero al mismo tiempo sin darnos cuenta también cultivábamos otro tipo de sen- timientos. Yo nunca había sido celoso, sin embargo, ella sí, no sólo era celosa, era muy posesiva al grado de reclamar comentarios de amigos míos hombres comentando una foto mía en Facebook. Cada día empeoraba, pero no me daba cuenta, su inseguridad me causaba pensamientos negativos, me preguntaba por qué era así, ¿acaso yo estaba haciendo algo mal? ¿si ella es así, tal vez es porque ella sí oculta algo? Sin quererlo surgió y conocí en mí por primera vez ése sentimiento de celos e inseguridad que intentaba controlar, ya que ella no lo hacía. Empezamos a ser inseguros, el uno le preguntaba al otro con quién hablaba si nos veíamos mucho tiempo en línea sin res- pondernos, después nos revisábamos los celulares, nos fuimos haciendo muy herméticos y dejando amigos poco a poco, obvio eso estaba mal, aunque también existiera mucho cariño eso iba mal, sin embargo, yo seguía intentando controlarme. Sin darnos cuenta pasamos a un punto más crítico y en gran parte fue mi culpa, ya que toleraba cosas que no debía, como que ella no supiera darme mi lugar ante personas que solían coquetear- le, tener conversaciones que se podían llegar a malentender con personas que evidentemente no pretendían precisamente una amistad. Las peleas con respecto a eso se hicieron cada vez más fuertes, peleábamos en lugares públicos y ella alzaba demasiado la voz hasta que yo explotaba y alzaba la voz, al ser yo una per- sona demasiado tranquila, verme en ése estado no era agradable, provocaba miedo. 38 LETRAS Lo peor es que no se quedó ahí, al tener estas peleas, generaban en ella mucha ansiedad, una vez azotó su teléfono contra el suelo, otras veces lo llevaba más lejos y se hacía daño, se ras- guñaba o jalaba el cabello, al punto de que no podía calmarla, ella llegó a golpearme con los puños de la desesperación. Hubo tres ocasiones en que tuve que llegar más lejos para poder evi- tar que se lastimara, la primera golpee una pared rugosa hasta raspar los nudillos, la segunda me golpee en la cara muy fuerte y me sangre el pómulo, y la tercera le dije que si quería ver lo que era autolesionarse se lo iba a enseñar, con la mano derecha me rasguñé el antebrazo izquierdo y vaya que sangró, después de cuatro años aún tengo dos cicatrices de 20 cm en el brazo. Ella era una manipuladora sentimental. Me mentía y manipulaba hasta que yo explotaba. En una ocasión enfurecí tanto que ella se asustó, quedó en shock, se fue y al día siguiente me dijo que pensó que iba a golpearla, evidentemente eso jamás pasó por mi cabeza, ni lo haría, simplemente la ansiedad e impotencia de no poder hacer nada me hizo transformarme y verme como un monstruo. Después de un tiempo la relación se volvió monótona y ella em- pezó a actuar diferente, casi no me hablaba, me evadía, cuando estábamos juntos era como no estarlo, ella salía con amigos por días y no me avisaba, estaba días sin saber de ella y no le impor- taba que la buscara, ella no se aparecía. Esta situación me llevó a pensar que debíamos terminar, ya había aguantado mucho y ya era demasiado. Una semana después de terminar sentí que ella me faltaba, sentí que valía la pena arreglar las cosas, porque a pesar de haber co- sas tan malas también hubo cosas muy buenas, sin embargo, al querer hablarlo ella dijo que no, que no quería hablar conmigo, que talvez muy después, sólo me quedó recoger los pedazos de mi corazón y dignidad y seguir mi vida. 39 LETRAS 40 LETRAS A la fecha yo no sé si ella me engañó alguna vez, yo sospecho que sí lo hizo, por las cosas que yo llegué a leer en sus conver- saciones, sin embargo, no es algo que me interese ahora. Todo lo relatado tal vez suena un poco fuerte y fugaz, sin embargo, esto se desarrolló a lo largo de cuatro años y medio, incluso te- níamos planeado casarnos una vez que yo terminara la carrera y tener hijos juntos. Después del rompimiento la pasé mal realmente, pero tuve mu- chos amigos apoyándome incondicionalmente, incluso llegué a pensar que si ella regresaba y se esforzaba como nunca lo había hecho (porque en todas las peleas siempre era yo el que tenía que resolver o tomar la iniciativa), tal vez podríamos intentarlo de nuevo, después de mes y medio y ver que ella ya salía con otros chicos abandoné la posibilidad. 41 LETRAS Un día caminando por la facultad vi una chica, una chica que ya había visto antes y que pensaba que era muy linda, era de mi carrera y estaba llorando de una manera muy triste que me recordó a mí y lo difícil que era poder hablar con alguien en un momento así, entonces decidí acercarme a ella y le pregunté que si estaba bien, ella me respondió que no. Después de ése día la chica y yo nos volvimos amigos y cada día nos volvíamos más cercanos, nos volvimos confidentes uno del otro, nos desahogá- bamos juntos y platicábamos mucho, sin embargo, ni ella ni yo teníamos cabeza para una relación nueva así que acordamos ser buenos amigos. Con el tiempo nos buscábamos más. Sin que- rerlo, sin buscarlo, e incluso evitándolo nos fuimos enamorando cada día más, cada semestre tomábamos más clases juntos, hasta que ocurrió algo que no pudimos evitar, empezamos a salir. Nos habíamos enamorado. Empezamos una relación muy linda y mucho más saludable que las que habíamos tenido antes. Me siento afortunado de estar con ella en estos momentos, de llevar ya más de un año juntos y de haber terminado la carrera a su lado. No me arrepiento de nada, ni guardo rencor de ningún tipo, me llevo lo mejor y valoro los aprendizajes que me dio la vida de mis relaciones pasadas, en especial de la relatada en este texto, pues me llevó a conocer a la mujer que amo actualmente. 42 LETRAS 43 LETRAS E l a m o r existe, lle- g a , e n c u a lqu i e r t i e m p o , en formas inesperadas y a veces de tu mismo g é n e r o . Era el año de 2017, yo tenía 21 años, soltera, feliz y sin imaginar lo que me esperaba. Me gustan las redes sociales e instagram es mi fa-vorita, recibo likes y comentarios a mis fotos de varias personas. Sin embargo, me di cuenta que una chica en especial comentaba mucho mis fotos. Entré a su perfil y la vi, ella era delgada, usaba unos lentes enormes que hacían ver su cara más pequeña de lo que era en realidad dándole un aspecto más tierno de lo que ella creía, labios pequeños, nariz respingada y cabello negro, era una chica linda, se llama Paulina. Comencé a entrar seguido a ver su perfil, veía cons- tantemente sus fotos, quería grabarme en la memoria sus facciones, algo estaba pasando en mí cada vez que entraba a su instagram, quería hablar con ella así que le mandé mensaje. Creo que alguna vez todos han sentido la necesidad de querer hablar todo el tiempo con alguien, de conocer más de esa persona, de saber qué la hace llorar por la noche o con qué programa ríe más. Eso me pasó con Paulina, pero se añadía un factor más a ese nerviosis- mo, ella era una chica, yo era una chica, era la primera vez que sentía esto por alguien, y la sociedad juzga ese tipo de amor. ¿Me está gustando una chica? ¿está bien o está mal? ¿tiene algo de malo querer besar a alguien como nunca antes en tu vida? Después de unos cuantos días de hablar por fin tuvi- mos una cita, nos quedamos de ver en un punto céntri- co para las dos. ¿Qué sentí al verla? Sentí que opacaba a todos a su alrededor, no podía creer que alguien me podría gustar de esa manera. Se arregló mucho ese día para nuestra cita, aún recuerdo perfectamente su imagen en mi mente, una falda color mostaza, playera blanca, su cabello peinado en dos trencitas y brillo 44 LETRAS labial sabor fresa; era tan femenina, delicada y sensual al mismo tiempo. Fuimos al centro, comimos en un buffet chino y nos la pasamos hablando de muchas cosas, habrá que hacer hincapié que durante toda la cita yo no podía dejar de estar nerviosa, ella me provocaba temblar. Moríapor besarla al ver sus pequeños labios hablar o tomar su mano pero ¿y si me rechazaba?, ¿era muy pronto?, ¿se sentirá lo mismo que con un chico? Pasó lo que tenía que pasar, el primer beso es algo que se recuerda así pasen los años, la sensación de sus suaves labios, el sabor de su lipstick. Yo quería andar con ella, de eso estaba segura, quería hacerla feliz. Me le declaré unos meses después y así comenzó nuestra historia. Todo en ella me parecía hermoso, es lo que pasa cuando te enamoras, te encantan las cosas que hasta esa persona odia de sí misma. A mi mente llegaban toda clase de preguntas e inse- guridades, a veces uno se pregunta si por gustarnos alguien de nuestro mismo género estamos descom- puestos, o si aún podemos ser heterosexuales y vivir más tranquilamente sin discriminación, te preguntas ¿por qué a ti?, te cuestionas algo tan bonito como es sentirte cómodo al lado de otro ser humano. Salir del clóset con la familia es un proceso difícil que te llena de miedo, no quieres que te rechacen por amar a otra persona, ¿qué tiene de malo amar?, ¿por qué está mal que una chica me parezca lo más bonito, dulce y tierno que he visto en toda mi vida?, ¿le hago daño a alguien?... El cumplea- ños de Pau- lina sería dentro de 7 meses , yo tenía ya todo pla- neado, iba a comprarle un presen- te por cada año cumpli- do, nunca me había preocupado tantos me- ses antes por los regalos de alguien. Tenía que ir averiguan- do todos sus gustos para poder comprar y tener su re- galo desde antes, pen- sé en checar su perfil de fb y ver qué gustos tenía que yo no 45 LETRAS conocía, no debí hacer- lo, aunque mi intención era inocente, descubrí co- sas que me hirieron, y fue cuan- do todo co- menzó a te- ner sentido. Comencé a ver ciertas incongruen- cias, como que me es- condía de redes so- ciales, pero aún tenía fo- tos de su ex (su excusa era que no quería que nadie me lastimara), respondía a mis comen- tarios en sus fotos como si fuera su amiga, aún le dedicaba estados a su ex, los cuáles creía que yo no entendía porque ponía la inicial de su ex únicamente, subía historias para que los demás se le declararan y un montón de cosas dolorosas más. Sólo bastaron unas palabras para que todo se arrui- nara, le mandaron un mensaje desde un perfil fake, este hablaba sobre la muerte de la madre de su ex, diciendo que la necesitaba y que volviera con ella, que sabía que conmigo no era feliz y que nunca iba a sentir conmigo lo que con ella. Durante toda mi vida estudiantil soñé con que mi pa- reja fuera a mi escuela y se metiera a una de mis clases sólo por estar conmigo, se lo conté, me prometió ir y fue, pero no pasó lo que esperaba. Días antes había sido mi cumpleaños y no nos habíamos visto en un mes. Llegó a copilco y yo tenía la esperanza de que me trajera al menos una carta de regalo, para mi eso y un beso era suficiente, estaba triste, pero a pesar de eso, al verla sentí lo mismo que en la primera cita, ella siempre me provocó estar muy nerviosa. Lo único por lo que me visitó fue para intentar cortarme porque creía que yo había enviado el mensaje para probarla, hablamos por horas y al final quedamos igual que antes, pero ella no se veía triste por la posibilidad de cortar, se veía tranquila y yo estaba destrozada. Jueves 14 de febrero del 2018, estaba en clase y me llegó su mensaje en mi chat. Cortó conmigo por chat, ni siquiera fue amable, me rompí en medio del salón, y las lágrimas brotaron de mis ojos, no podía controlar la tristeza de perder a la mujer de la cual me enamoré y 46 LETRAS que para ella yo no fuera lo suficientemente importan- te para cortarme en persona o al menos en llamada. Tuve que salir del salón y pedirle a mi mejor amigo que me fuera a ver, estaba muy mal, quería luchar por ella pero sabía que ella no por mí. Yo estaba enamorada y cegada por eso, no me importaba lastimarme si con eso la recupe- raba, planeaba ir a su nueva casa sin siquiera saber dónde estaba, llegar con regalos y pedirle otra oportunidad para demostrarle que era mejor, que me esforzaría más. Me detuvieron, no me dejaron hacerlo, pasaron los días y la ansiedad por hablarle aumentaba, ella subía his- torias a sus redes y yo sólo la extrañaba más. Un día mi impulsividad ganó, le mandé un largo mensaje explicando la forma en que estaba locamente ena- morada de ella. Me contestó y me dijo que lo intenta- ramos de cero, acepté, quería tenerla de nuevo cerca de mí. Como bien se sabe, eso no funcionó, tuve una crisis de ansiedad en la escuela y ella me volvió a de- jar, me insultó, utilizó mis secretos para herirme y lo último que me dijo fue “deberías hacer algo bueno de tu vida y matarte”. Me quedé llorando en una jardine- ra de mi facultad, sola, rota, sabiendo que la persona que más quería en ese momento me estaba lastiman- do a propósito sabiendo que podía hacerme daño e incluso suicidarme, entendí que ella no me quería, no me apreciaba ni le importaba en absoluto, compren- dí que el amor duele, que ahora tenía una historia con la chica de ojos grandes y labial de fresa, final- mente me di cuenta que las chicas sí pueden amar a otras chi- cas. Una voz me interrum- pió en mi tristeza y me p r e g u n t ó cómo esta- ba, esa voz pertenecía a un chico de ojos ver- des, quien me escuchó y se volvió alguien im- p o r t a n t e para mí. Ahí terminó mi historia con P a u l i n a , pero inició una nueva con el chi- co de ojos verdes. 47 LETRAS 48 LETRAS 49 LETRAS Recordarle es abrir la herida. A ve- ces la herida es superfi- cial y se cura sola, sin que te des cuen- ta. Otras ve- ces, requie- re atención e s p e c i a l , c u i d a d o s y tiempo. Cuando ter- minó, a ratos sentía que me habían apuñalado, que me ha- bían abier- to el pecho y sacado el corazón. Luego sen- tía algo que me pesaba en el inte- rior, algo tan fuerte que no podía ni levantarme de la cama. Éramos muy buenos amigos, del mismo círculo social y nos veíamos todos los días en clase; salí de fiesta por primera vez con él. Tal vez eso era una señal de lo que vendría después. “Deja de buscar novio, que ya me tienes a mí” decía él. “¿A tí? Preferiría que los cuervos me comieran viva antes de ser algo tuyo.” le contestaba. Nos reíamos y seguíamos discutiendo, ¿o coqueteando?, realmente para mí nunca iba más allá de eso. Él decía que yo era muy bonita e inteligente. Si le pre- guntaban con quién le gustaría estar en una relación, siempre decía que conmigo. Yo solamente ponía los ojos en blanco, me reía y procedía a enamorarme de alguien más. A ninguno le molestaba este vaivén y lo dejamos muy claro. A mi me gustaba una persona, y él se veía con tres a la vez. Así era esto, solamente un montón de palabrerío. Nada más. Hasta que me pasó. No sé cuándo, ni cómo; solo sé que de repente me sentía a explotar, y me dolía. Me dolía ver a cientos de chicas ir y venir, pero sabía que me iba a doler más ser la siguiente. Maldito el día que aposté que no podía cargar todo eso. Maldito el momento en que dijo que si lo lograba le tenía que dar un beso. Maldito el segundo que dije que sí. Manos traidoras que se enredaron en su cabello. Pier- nas débiles que me temblaron cuando me sostuvo. Labios nerviosos que me dejaron sentir por vez pri- mera el cielo. Sabía a menta y a alcohol de tamarindo, mi nueva combinación favorita. Se sentía prohibido y me encantaba. Me fascinaba como sostenía mi cara entre sus manos y como me hacía sentir especial. Me embriagaban sus palabras dulces, siempre decía exac- 50 LETRAS tamente lo que me gustaba escuchar. Nunca me había sentido así, estaba extasiada con esa sensación, con él. Todo dentro de mi cabeza se movía tan rápido que no llegaba a entender del todo qué estaba pasando. No quería bajarme de esa nube. Lo pensé y repensé muchas veces y una parte de mí sabía que no debía ilusionarme porque ya sabía cómo era él, pero siem- prees más fácil decirlo que hacerlo. Quedamos de vernos la semana siguiente; después la siguiente, y la que sigue a esa. Luego nos empezamos a ver dos veces a la semana, luego tres. Y cada vez era igual a la anterior y sería igual a la que sigue: salir a comer, bailar, beber, besar, ilusionar. Finalmente, yo me iría a casa y él a seguirla. Sabía que se iba con otras cuando yo me iba, pero en realidad me tenía sin cuidado porque no las hacía sentir como a mí. Sabía que yo era importante, me lo hacía notar. La manera en cómo rozaba su mano con la mía, la forma en cómo me miraba cuando él creía que no lo veía, las canciones que me dedicaba. Recuerdo perfectamente cuando me enseñó aquella canción, “nuestra canción”, pensaba yo. Hacía un día soleado y estábamos recargados en una pared de pie- dra. Veía el reflejo del sol en su sonrisa mientras can- taba cada palabra. Sin darme cuenta, empecé a girar alrededor de su exis- tencia y disfrutaba cada segundo, estuviera él ahí o no. Apenas nos separábamos, yo ya estaba pensando qué me iba a poner la siguiente vez que nos viéramos, a dónde íba- mos a ir y qué can- ción quería que sonara cuando nos besáramos. Pensaba en eso todos los días al le- vantarme de la cama y al irme a dor- mir. Hablá- bamos como amigos con n u e s t r o s amigos, nos enviábamos canc iones por mensa- jes y éramos lo más boni- to en priva- do y en mi cabeza. Me enamoré sin querer y sin dolor. Con él me di cuenta que 51 LETRAS la vida es tan inespera- da… un mo- mento estás en la cima del mundo, tocando las nubes con las yemas de los dedos que acaricia- ban su cabe- llo, y al otro estás en la cocina de un desconoci- do, llorando a las tres de la mañana porque pue- des escuchar todo lo que hace con la amiga que le acabábas de presentar en la fiesta. No me miró a la cara cuando sa- lió, no se ex- cusó; ni se despidió, ni me dirigió la palabra. Solamen- te se fue y no me volvió a hablar. Sabía lo que sentía por que toda mi existencia gritaba que me encantaba y no le importó, ni siquiera por ser amigos. Ni siquiera esa mínima pizca de respeto tuvo, y hoy me pregunto si fue culpa suya por ser él, o mía por creer en él. Todo se fue a la basura. Tuve que olvidar por obligación y con dolor, mucho dolor. Tanto tiempo después y todavía reflexiono si todo valió la pena o si me arrepiento de no haber usado la cabeza, solo el corazón. Aún sigo debatiéndome si aceptaría tus disculpas o no, aunque sé que nunca van a llegar. Men- tiría si digo que al verte no me sudan las manos y se me seca la boca. Fuiste mi adicción por un corto tiempo, pero se sintió como si hubieran sido años y es seguro que te recordaré por siglos. Todavía siento un inmenso dolor, y lo único que me queda es esperar a que desa- parezca con amor propio y el cambio de las estaciones. Tantas canciones tan bonitas que te dediqué. Ni te las merecías, ni te enteraste. Ésa canción, “nuestra canción”; ojalá pudiera escu- charla mientras viajo en carretera. Con mis lentes de sol puestos, admirando el paisaje, pensando en el fu- turo o en algún buen amor. Es triste que sólo me re- cuerde a tí y al vacío que me haces sentir. Al andén del metro Copilco y a la sonrisa de la señora que nos miraba, seguro creyendo que éramos algo más que quedantes. Es triste que me recuerde a mí, que creí que podríamos ser algo más que eso. 52 LETRAS TESTUDO 53 LETRAS 54 LETRAS L a vida universitaria va moldean- do con el paso del tiempo, te da lecciones, pautas para conocerte a ti mismo, saber sobre tus capa- cidades y límites. El generar un ideal flexible, adaptativo al con- texto de vivencias, ello resume estas palabras. Enérgico es el compendio del segundo semestre de mi carrera, una carga de 54 créditos en me- dia docena de clases con un par de laboratorios es preludio de alguien que conocerá el signifi- cado del agobio. Aquel joven pecador que ha osado confiarse tiene un final ya narrado por las vivencias de generaciones pasadas y futu- ras. Pero el relato transcurre sobre la marea de este navegante que va a la tormenta, ya que, al salir del puerto, un frío martes por la mañana, ingresando al grupo de álgebra lineal pasó al mesabanco de plástico un rostro desconocido. De pequeña estatura y carácter simple, sin nin- gún ademán o modismo que llamara la aten- ción, un enigma. Más preguntas surgen sin te- ner una idea del cual es o será su fin. Un rostro conocido en una persona de la cual no se sabe nada, que sólo puede sacarse de los recuerdos lejanos de aquel futuro que no se comprenden. A 247 kilómetros de casa, no hay un pasado que defina una convivencia pasada. Ése desconcierto pasó a ser una trama sin mu- cho revuelo al paso de las semanas hasta que su recurrencia exigía su pensar. Del inicio a esa fecha tenía su contacto, nombre y una escasa convivencia que poco contestaba lo que el pen- sar delataba. ¿Quién busca el amor en tiempos poco propicios para ello? …con tan poco. El desconcierto da como respuesta una innecesa- ria necesidad, surreal. El tiempo ya exigía el ac- tuar diestro en las actividades cotidianas, donde 55 LETRAS el sentir del corazón sólo sobra. Decirle al ideal imaginario el porqué no existirá, ni pasará, cae en un realismo donde el olvido es clave, pero poco llega a ser de real utilidad. Denegar de entrada cualquier idea para proceder fue la línea de inicio y las actividades inherentes a los estudios el sedante de ése pensar que trabaja detrás de cámaras, uno maquiavélico que alardea de su capacidad táctica y su paso desapercibido. La vida pocas veces da segundas oportunidades, el semestre terminó, partí a casa al regreso del si- guiente, donde a partir de ahí su rostro devolvió una sonrisa en respuesta tras cada saludo en los pasillos de la facultad, del cual habría un deseo de la búsqueda de una excusa para buscar una cita, cosa que no sucedería… El tiempo cedió al pensar, que guardaba a la es- pera de disparar y fulminar al pasivo nauta que en aguas someras navega tranquilo. Cual disparo termina con la vida, en el pensamiento son pre- guntas que levantan la tranquilidad aparente. La paz termina y la duda se proclama como todo. El lamento se da con mayor medida en las de- cisiones que afectan a lo que no hacemos que a lo que llegamos a realizar. Su sonrisa pasajera se hizo un recordatorio que ale- gra y aflige, cual nota que se escribió en lamentos. El año terminó, las actividades regresaron a su ciclo, los pensamientos pasaron a ser un borra- dor archivados en los recuerdos a un costado del quehacer en la vida universitaria. La tarde se posa del segundo día de clases, llegó a la última clase del día con un ambiente fresco del final de enero y a un par de minutos de iniciar, frente a la puerta guardan estudiantes a la espera, ahí a un costado está ella, devolviendo una sonrisa como saludo. La vida da segundas oportunidades que no dan cabida a su pérdida. 56 LETRAS La siguiente historia a contar comienza con un joven, yo en la preparatoria, y una más joven chica que, para evitar que los fantasmas vuelvan y la destrocen en esta historia, su nombre cambiará a Ariel. Siendo yo un chico de 15 años, ingenuo, tímido y sereno, siendo el cliché de las historias de adolescentes, co- nocí una saga de libros que eran muy populares hace siete años. Me uní a grupos de Facebook con temática de estos libros, y leyendo las publicaciones en estos, vi una foto de perfil en una publicación de una chica que me llamó, como pocas veces, la atención. Preguntaba por si alguien más escuchaba una banda, y para empezarle a hablar, mentí diciendo que yo. Después de unos meses nos hablábamos todos los días, de diferentes temas, en todas las redes sociales posibles, hasta que dejamos en claro que ambos sentíamos algo por el otro. 57 LETRAS 58 LETRAS Todo suena muy perfecto e idóneo, pero falta aclararte un detalle. Ella vivía en Cuernavaca, Morelos y yo en la CDMX.Y por esta razón nunca nos podíamos ver, éramos jóvenes de 15 y 14 años que solo la idea de decirle a nuestros pa-dres que nos llevaran para conocer a un extraño que conocimos por internet sonaba demasiado loco, siquiera para pensarlo. Entonces después de unos meses pasó lo esperado, pues, ya que ella es muy guapa, se embarcó en una relación con un sujeto de su estado, en cambio yo, la verdad seguía prendado a ella. Tengo que confesar que durante la prepa salí y besé a algunas chicas, pero sabía por dentro que yo sólo quería que todas ellas se transformaran en ella y por fin tocarla. Es tan jocoso que la causa de que nos conociéramos fuera el sismo del pasado 19 de septiembre de hace dos años, dado que estudio geofísica. Como si esas ondas generadas en la corteza de la tierra liberaran toneladas de entropía, caos y ansiedad. Pero no me malentiendas, el caos no es algo perverso, el caos solo es nuestra interpretación de lo que se perturba con el factor más mínimo posible, como es el caso de la mente huma- na, más preciso, de sus demonios. Los sentimientos no son blancos ni negros, sino una escala vasta de grises, muestra de ella es la existencia del miedo en ese primer beso, el dolor de volver a casa después de todo un día de estar juntos, los nervios de comer con su familia… LETRAS 58 59 LETRAS En 2017, después del sismo de septiembre, todos nos quedamos sin clases, y una mañana súbitamente noté que ya era mayor de edad, y que un viaje a Cuernava-ca no sonaba tan loco, entonces opté por invitarla a desayunar, y que el lugar de encuentro fuera el centro de Cuernavaca. Horas después me recogió de la central de autobuses, y después de años nos dimos tan esperado abrazo. Fue un día atiborrado de palabras, por fin nos teníamos en frente; y para la noche apareció el beso más que esperado. Yo sabía que ya éramos uno solo desde esa noche. Días después uno de mis amigos más cercano me regaló boletos para el concierto de una de sus bandas favoritas, pero con la condición de que tenía que pedirle que formalizá- ramos nuestra relación, y si ella decía que no, la superara y la olvidara definitivamente. Tal vez le debí hacer caso, pues dijo que no, por temor a la reacción de sus padres (días después tuvimos que repetirlo por teléfono con más valor de ambos para que se volviera oficial). Meses hermosos, momentos inolvidables, noches mágicas, pero los demonios se cansan rápidamente de la homogeneidad. Al momento de llegar a la ruptura es cuando todo se torna oscuro, los recuerdos bo- rrosos, y el mundo anodino. Ocurrió en una de esas noches de ansiedad, y al no tener experiencia con ella, fui débil y me dejé invadir, actuando de la peor manera posible: dañando lo que me había esforzado por tantos años, y peor aún, dañando a alguien. Por un lapso de alrededor de tres meses nos encontramos en esa incómoda situación en la que aún eres dependiente de la otra persona; dependes de vida o muerte en saber cómo despertó cada mañana, en qué hizo en el día, qué comió, en cómo están sus perros. Eres dependiente de alguien que ya no te habla de la misma manera, que ya no sube fotos con- tigo, que piensas que ya no te imagina cuando cierra los ojos. Eres dependiente de alguien que aun te habla a diario, pero si tocan el tema de los sentimientos, todo se vuelve opaco. LETRAS 59 60 LETRAS Fueron tres meses que en pocas palabras, ambos esperábamos que el otro se atre-viera hablar y actuar; pero que nos limitábamos a pensar, llorar y temer. En este lapso en realidad no le tememos a alejarnos de alguien, sino a estar so- los, y que te guste, para no volver jamás. Decidí refugiarme en nuevas chicas, pero pasaba algo raro, hasta el sexo me recordaba a ella, en cómo era con ella. Y cuando me ayudaba del alcohol, sólo me ponía en un extraño sentimiento de melancolía lasciva, lo que me llevó a arruinar múltiples noches y crear tantos escenarios fastidiosos posibles entre dos personas desnudas y descono- cidas. Un día paseándome por la universidad descubrí clases de patinaje en línea, en el car- tel decía “supera a tu ex, conoce nuevas personas en clase, y luego patinen juntos…” y como soy una persona bastante exagerada, un tanto ridícula, y con una beca de bajo rendimiento, decidí comprar un par de patines. Después de seis meses de clases ya era capaz de andar hacia delante y girar con cierta destreza; pero seguía incapaz de hablarle a la chicas de clases, de siquiera presentarme. Después de un año de caídas, cortadas y de dolores en partes bajas del cuerpo por fin estaba animado a hablarles, después de todo, los patines te preparan a siempre esperar el siguiente golpe, y te obligan a siempre levantar. La recompensa resultó inestimable, después de todo, los tonos de grises son incontables (Ariel en realidad se llama Sarah). LETRAS 60 61 LETRASLETRAS 61 62 LETRAS Mi historia comienza con un final: la relación de casi dos años que tenía con un chico estaba muriendo. Había sido una relación bastante difícil que llegó a convertirse en enfermiza y me costaba mucho trabajo dejarla por completo. U na tarde saliendo de clases, recibí un mensaje: Voy a comer con unos amigos, ¿vienes? Era M, el chico con quien salía. Al principio dudé en ir, pues estaba cansada, pero tenía tiempo sin verlo y lo extrañaba, así que decidí acompañarlo. Llegamos al lugar acordado y al entrar vi a un chico en una mesa cerca de la entrada cuya forma de vestir quedaba más para un domingo por la mañana que para ir a la escuela, pero debo admitir que no era mal parecido y de inmediato llamó mi atención. Para mi sorpresa, M comenzó a caminar hacia esa mesa, al mismo tiempo que yo me daba cuenta que esas personas eran sus amigos, que ÉL era su amigo. Su nombre era Luis. Me tocó sentarme frente a él y mientras estuvimos ahí pude darme cuenta de que de vez en cuando dirigía rá- pidas miradas hacia mí como si le causara curiosidad, y cuando yo hacía lo mismo, de inmediato volteaba hacia otro lado. Ese día casi no hablamos, pero recuerdo que en un momento en que M fue al baño, Luis y yo comenzamos a hablar como si una barrera hubiese desaparecido de repente. Su mirada y la forma tan peculiar en que Cali 63 LETRAS sonreía hicieron que una extraña sensación recorriera todo mi cuerpo, como electrones a través de un conductor. Poco duró el momento, pues cuando regresó M, Luis volvió a ser una tumba conmigo. Después de ese día no volví a verlo ni a saber de él, y al cabo de unas semanas M y yo terminamos. Llegaron las vacaciones y después un nuevo semestre. Para celebrarlo, mi mejor amiga y yo fuimos por un café helado. Ya íbamos de vuelta a la Facultad, cuando sin darme cuenta me topé de frente con mi ex. No me dio tiempo ni de hacerme tonta, así que no me quedó más remedio que saludarlo rá- pidamente, pero al momento de voltearme para seguir mi camino lo vi otra vez: a unos pasos de M estaba Luis con otros amigos. En ese momento la voz de mi amiga, de M y de todos alrededor se volvió inaudible. Me quedé inmóvil deseando que algún músculo de mi cuerpo respondiera, sin éxito. Él sólo me sonreía. -Hola- fue lo único que pude decir. -Bueno, ya nos vamos- dijo M. Nos despedimos y cada quién siguió su camino. -¿Qué onda contigo? Te quedaste como mensa viendo a ese chavo. ¿Te gusta? - me dijo mi amiga mientras seguíamos ca- minando. Muy decepcionada le conté todo sobre la vez que conocí a Luis y lo lindo que me parecía, pero por lo que acababa de suceder era evidente que era un amigo cercano a M, por lo que era imposible intentar siquiera algo con él. Al día siguiente en clase, mientras yo escribía en mi cuaderno, mi amiga tomó mi celular (algo normal entre nosotras) y supuse que se pondría a jugar o a ver memes como siempre lo hacía, pero no tardó ni cinco minutos en regresármelo diciendo: -Listo, de nada. 64 LETRAS -¿Qué hiciste?- le dije mientras intentaba revisar mi celular. En ese momento me llegó un mensaje: Hola ¿cómo estás? EraLuis. Mi amiga lo había buscado en redes sociales y le había mandado un “hola”. Yo estaba que moría de pena, pero ya no había marcha atrás. Seguí la plática como si nada, intentando no ser (más) obvia ni coquetearle, pues al final era el amigo de mi ex y no creía que fuese buena idea intentar algo con él a pesar de que me gustaba mucho. Seguimos hablando durante varias semanas hasta que un día saliendo de clases recibí un men- saje de Luis: Estoy por Copilco con unos amigos, ¿quieres venir? Ojalá nunca hubiera aceptado. -¿Por qué no?- pensé. Después de todo, entre M y yo todo había terminado y ya tenía tiempo sin verlo ni hablar con él. Estaba segura de que esa obsesión por él había terminado. Seguí la plática como si nada, intentando no ser (más) obvia ni coquetearle, pues al final era el amigo de mi ex y no creía que fuese buena idea intentar algo con él a pesar de que me gustaba mucho. Seguimos hablando durante varias semanas hasta que un día saliendo de clases recibí un mensaje de Luis: Estoy por Copilco con unos amigos, ¿quieres venir? Ojalá nunca hubiera aceptado. -¿Por qué no?- pensé. Después de todo, entre M y yo todo había terminado y ya tenía tiempo sin verlo ni hablar con él. Estaba segura de que esa obsesión por él había terminado. Cuando llegué al lugar Luis estaba afuera. Era in- creíblemente alto, mucho más de lo que recordaba. Ya no iba vestido como si fuese un domingo por la mañana, sino que esta vez llevaba una camisa a rayas, pantalón de mezclilla y una gorra. Debo admitir que se veía muy bien, sólo que ahora no tenía esa sonrisa de la última vez, sino que estaba 65 LETRAS muy serio. Por un momento pensé que algo andaba mal, y así fue: apenas me acerqué a saludarlo, apareció M saludándome con una mano y con la otra sosteniendo un cigarro (algo que yo odiaba y se había hecho frecuente poco antes de que termináramos), nada sorprendido de verme. Sólo pude decir para mis adentros: Eres una tonta. Desde ese momento me volví una mezcla horrible de sentimientos, pues al ver de nuevo a M todos esos momentos a su lado regresaron a mi mente en un instante y una confusión terrible me invadió por completo. Entramos al lugar y curiosamente nuestra mesa estaba justo al lado de la puerta de entrada, además volvimos a quedar senta- dos de la misma forma que cuando vi a Luis por primera vez: yo frente a él y al lado de M. Intenté actuar normal al principio, pero después, con el calor del lugar y alcohol de por medio, me encontraba besando de nuevo los labios de M. Todo frente a Luis. Claro que entre él y yo no había nada, sin embargo recuerdo perfectamente lo que sucedió des- pués: de repente, mientras todos hablaban y la música sonaba muy fuerte, sentí su mirada, sólo que esta vez al mirarlo él no volteó hacia ningún otro lado, sino que me miró fijamente con una cara que reflejaba una profunda decepción. Nos quedamos así por un rato que para mí fue una eternidad, mientras las voces y la música alrededor dejaban de escucharse poco a poco en un momento que parecía sólo de nosotros. ¿Por qué había hecho eso? ¿Para qué reunirnos de nuevo a M y a mí? De pronto la música a todo volumen volvió de golpe y las voces de conversaciones sin sentido volvieron a escucharse, mientras la mano de M volteaba mi rostro brusca- mente para volver a besarme. De inmediato Luis se levantó de su silla de forma violenta y salió a la calle. Sobresaltada, le pregunté a M mientras me levantaba: -¿Qué tiene? Creo que iré a verlo.- pero de inmediato me tomó del brazo diciendo: -Nada, así es siempre. Él está bien.- y me abrazó. La puerta de entrada del lugar era de vidrio, y desde ese abrazo pude ver a Luis 66 LETRAS recargado en un carro con su mirada totalmente fija en mí. Instantes después M fue al baño. –No salgas- me ordenó. En cuanto lo perdí de vista salí corriendo, pues Luis aún no había entrado y ya no podía verlo desde donde yo estaba. No dejaba de repetirme que había cometido un gran error. Salí del lugar y cuando lo encontré estaba de espaldas a mí, sosteniéndose sobre la pared. Me acerqué a él, lo tomé del brazo y le pregunté: -¿Estás bien?- Al voltearse hacia mí no pude creer lo que veía: los ojos más hermosos llenos de lágrimas y una de ellas recorriendo su mejilla. Se quedó viéndo- me por un instante y estuvo a pun- to de arti- cular una respuesta, cuando de pronto apa- reció M. –Ya vámonos- dijo, separando al mo- mento mi brazo del de Luis. Fue demasiado tarde para lo que fuera que hubiera podido pasar entre los dos. Minutos después Luis abordaba un auto- bús rumbo a su casa mientras yo lo veía alejarse, sin tener la menor idea de que jamás lo volvería a ver. Al día siguiente al despertar, su rostro vino a mi mente de inmediato. Busqué mi celular desesperadamente para mandarle un mensaje, escribí mi contraseña, fui directo a mis chats, abrí el suyo y sólo pude escuchar mi corazón romperse: me había bloqueado. 67 LETRAS 68 CIENCIA Y TECNOLOGÍA Adicciones Por Miguel Silva S egún la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad física y psicoemocional que crea una depen- dencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o rela- ción. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicoló- gicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracte- rizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad. Se ha demostrado que la adicción es una enfermedad del cerebro compleja y de larga duración, y que los tratamientos disponibles en la actualidad pueden ayudar a las personas a controlar sus adicciones. Pero incluso para aquellos que logran dejar una adic- ción, siempre existirá el riesgo de que la adicción regrese, lo que se conoce como reincidencia. La base biológica de la adicción ayuda a explicar por qué las personas necesitan mucho más que buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus adicciones. A groso modo, la ciencia de una adicción es que buena parte del poder de la adicción está en su capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de ayudarnos a sobrevivir. Un cerebro sano recompensará los comportamientos sanos, como hacer ejercicio, alimentarse o crear lazos con los seres queridos. Para ello, enciende circuitos cerebrales que hacen que nos sintamos excepcionalmente bien, lo que motiva a repetir esos comportamientos. Por el contrario, cuando se 68 C & T 69 CIENCIA Y TECNOLOGÍA está en peligro, un cerebro sano empuja al cuerpo a reaccionar rápidamente con miedo o alarma, de modo que nos alejemos de las fuentes perjudiciales. Al sentirnos tentados por algo cuestio- nable — como tomar helado antes de la cena o comprar cosas que no puede pagar — las regiones frontales del cerebro nos ayudan a decidir si las consecuencias de esos actos valen la pena. Pero cuando se está volviendo adicto a una cosa o situación, ese «cableado» normal de procesos cerebrales que salen en nuestra ayuda, pueden empezar a funcionar en nuestra contra. Y al ser seres emocionales la adicción también puede “sobrecargar” los circuitos emocionales que activan la sensación de peligro, lo que provoca sensaciones de ansiedad y estrés. «La adicción es una enfermedad devastadora, con una tasa de muerte relativamente alta y consecuen-cias sociales graves», dice la Dra. Nora Volkow, di-rectora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en inglés), de los NIH. La adicción destruye no solo la vida de los que la padecen sino también la de sus seres queridos. En resumen se podría decir que una adicción se caracteriza por episodios continuos o periódicos de descontrol, a pesar de con- secuencias adversas, y por distorsiones del pensamiento, especial- mente la negación de padecer la enfermedad y sus consecuencias. Como reflexión final debemos de entender que una adicción