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Poesía SIENDO EN LAS COSAS ORLANDO GALLO ISAZA © Orlando Gallo Isaza © Area de Publicaciones SEDUCA, 1996 LOS PAISAJES FRAGMENTARIOS EN LA VÍSPERA Vigías: retratos de muertos, irreconocibles hoy en las facciones de los moradores, coronando la sala. Y el día para que éstos les dediquen una parte del pequeño espectáculo de sus vidas, modificando actitudes, retrotrayéndolas por consideración al polvillo blanco que hoy son los que posaron para fabricarse un rostro en primera fila. Madurar en esas casas es, primero, el paciente disimulo de la ironía que pulsa desde la nueva sangre. Luego es la costumbre, el hábito que horada a fuerza de gastarse y que confluye al fin en la tremenda lucidez del tiempo fugado y en la consecuente asunción de un destino. *** El crucifijo remendado para complacencia de mamá. Como una carpa de circo mis cobijas. Con desgano la música llega inevitable como un perro afónico blando vientos cuerdas concesivas mi corazón apaga los tambores. Los textos de Penal se acostumbran al polvo de mis preferencias. Algo aguarda algo Mas no yo. *** El barrio sobre cuyas calles trastabillearon tus años e hicieron fila tus fracasos. El que sin embargo te enseño, a pesar de tu poca diligencia, cuáles esquinas elegir, y cuáles horas, para que la muerte no te esperar en el bolsillo de alguna chaqueta impermeable. El que amojonó tu angustia con humildes sucesos que desdeñabas por correr tras la gris verdad de los libros, donde tras un rodeo innecesario y doloroso descubriste lo que el carnicero te gritaba afilando el día, lo que la anciana de sucio delantal te repetía en el fondo de sus simples frases, lo que el vaivén de las muchachas descalzas sobre el asfalto áspero y caliente reiteraba: mudarás de cielo pero no de corazón. *** Ella se acaricia en un gato y en el cuarto hay más gente que en el mundo. Alguien la invocará a través de un muro de cristal y ella no vendrá sino cuando la obsesión golpee todas las puertas de un pueblo no muy grande soñado en el marasmo. Ella no quiere prisas pero en el buzón del correo dice entrega inmediata al frente de una carta sin destino y como en la lluvia las esquinas se disfrazan de pezones con un estrecho canal para la tinta que sigue su curso alucinado. *** Desde que la cenicienta tarde es viento las cosas no están en el lugar de siempre ni mis manos merodeantes son el diálogo apropiado ni este definir la sensación del rudo piso contra mi espalda es siquiera las deformes palomas que se escapan de la lámpara como de una situación incómodamente amorosa. *** Todo templo tiene su pedazo de barrio que es trastienda. Allí, aunque aún repiquetean las anatemas contra la infiltración comunista, puedes, sacudiéndote y mirando fijo las ventanas, ver los engendros que chupetean un biberón al que se aferran con sus vellosas manos; o las jovencitas oligofrénicas embriagadas de asfalto; las horas para que tomen el sol amparados en arabescos (puñaditos de tierra). (Sus padres se deslizan cada mañana, comulgan y compran un diario cuyas páginas atizan esa lógica de muerte). ¿Podrían no ser cristianos? *** En el club juvenil se sigue prodigando el calorcillo zonzo de la futilidad; aquella terraza facilitada por un párroco medio astuto medio ingenuo continúa perezosamente albergando treinta miradas que parecen una excepto en los pasillos oscuros donde avergonzadas caricias momentáneas e indiscriminadas hacen creer que se es ya adulto porque el sexo se espacía cálido como una respuesta a sus livianos cuestionarios “culturales”. Casi el rencor les guía vez tras vez repartiéndose los puestos directivos y advirtiendo: ¡Ojos con los silenciosos que no se dejan ayudar! Mientras todo es alegría y nadie escucha el estruendo de cristales al resquebrajarse con un rostro. Aquello no era amor. Aquello bajaba por la espalda como una hormiga ciega y era en la mañana de un domingo muy temprano cuando las calles parecen mujeres sentadas en la sombra. Y se llegaba hasta la banca de una iglesia con dos espacios: para el cuerpo y para la mano izquierda sabia. La sangre de Cristo era otra sangre que el agua lavaría y su espíritu una especie de vuelo adolescente entre dos muslos aún con el calor que dan las sábanas. *** Debo reintegrar ahora tu imagen pálida en la que casi no cabes ni en tu edad muy mujer muy llena de deseo juegas con el delgadísimo collar atándome despacio. Yo que recién me instalo en ti monologo incoherentemente hasta tanto me adiestre para el silencio donde no deba huir para nombrarte. Alguien trae a Albéniz hasta aquí Mientras yo pulso tus cuerdas y escucho el vértigo de tu lúbrica canción. Espero el necio sueño del mundo se prolongue para sólo yo registrar tu suceso. *** Ser fiel es tan difícil cuando mínimos sucesos nos dan alas. Cuando la hoja no cae del árbol a pesar de lo intenso del deseo y ello trastoca un día cuidadosamente planeado, donde todo hubiera tenido esa belleza amañada al niño que somos. ¿Por qué nos fugamos de ese poema leído a los dieciséis años, a escondidas tras los estantes de una biblioteca pública, donde se hablaba de una muchacha recostada en el farol de una esquina, esperándonos desde siempre? Tal vez ella siga ahí, reacomodando su cabello enmadejado, tan obstinada como nosotros mismos y no escriba porque no le apremia, como un aguzado pez sobrenadando un estuario poblado de pobrísimos barcos pesqueros y sus nada ingeniosos capitanes. *** Cautiva del pánico la ternura aún se atreve a balbucir su cifrado lenguaje. Víctima de su propio invento, ovillada en las sombras de caricias, como un retrasado mental golpea con su testa los maderos. Penitente prolija que latiga su espalda. Depredados o curioso debes entender extensiva la invitación (si algo de ti queda en ti asistirás) *** Ella sabe la angustia de mi mano en su cintura. No se atreve a sonreír si no apruebo su sonrisa. Doblemente torpe, pues el explorador ninguna seguridad le añade, su cuerpo es cemento fresco expuesto al sacrificio de la definitud. Prolongaríamos eternamente el mudo escrutamiento. Eternamente aplazaríamos la veloz puntada que nuestra mente teje. *** La primera comunión presiona el cuello en el día soleado de una ya vieja fotografía, donde los colores han perdido todo acento. Mi hermano, de más baja estatura que yo en aquel entonces, seguirá eternamente mirando la mano de una tía, que como un error o un acierto genial del anónimo fotógrafo, parece sostener el pilar del corredor y con él toda la casa. En medio de ambos, la abuela, aprehensible por fin, sentada en el sillón del tiempo evade toda responsabilidad sobre el curso futuro de nuestras vidas y sonríe. Tanta agua ha acariciado el vientre de los puentes desde aquel blanco acontecimiento, tanta muerte merodea ahora por su lecho y esta ilusión de diez por diez tan poco significa para evitarlo por sí misma. Y sin embargo, unida a cierta forma suya de condimentar las comidas, que algunos heredaron, es tan útil para pescar algún recuerdo, alguna luz para seguir ahuecando el aire con los cuerpos. A PROPÓSITO El poema es siempre última instancia. Inventariar el mundo y cuando no hay posdata posible para el registro de ese último dato arrancado a algún cambio de brisa, descubrir que es preciso comenzar de nuevo, pues nada debe quedar por fuera. *** De pronto la realidad amurallada por el tic contagioso de mirar las cosas como si ya hubiesen sido escritas. Aprehensión verbal del mundo al que como a un inane corazón masajeamos con terca esperanza de desempleados. Acomodando a nuestro parecer las calles paseamos sin pagar importe alguno por tal mudanza y fabricamos otro que complacido nos escucha. Pudiendo tacar bola-bola lo hacemos a tres bandas, apostando en esa vanidad toda nuestra vida al billar del destino. *** Ella ablanda mi corazón con palabras. Un monosílabo suyo deshace el mundo. *** POSTAL Otoño es una bella palabra para hablar de amor. Eficaz, pues si logra aprehenderse adecuadamente, esto es, con las múltiples sugerencias que los siglos y el otoñole han adherido, la lenta caída de los párpados y ese cierto erizamiento de los vellos que pueblan los brazos como un bosque deshojado, justamente eso: como un bosque solitarios que vio mejores días, resultan inevitables. El que habitemos una zona de escasísima estabilidad meteorológica y política, donde no conocemos otras estaciones de las mil que nos deparan meras veinticuatro horas de paraguas y telas de algodón, importa tan poco como que el amor en verdad nos visite: circunstancias no más. *** Hoy voy a seguirte. Hoy me embriagará el vino que bebas y me asustarán tus fantasmas; me morderán tus perros. Hoy me desnudarás para acostarte. *** La vieja puerta que selló un coágulo de sangre para que el musgo crezca sobre el pecho del asesino sin que nadie perciba humedad en las blancas camisas. Otro día con su sol y los niños armando un mecano de huesos. *** Me gusta la elasticidad que te eterniza virgen; reloj de arena para mi desierto. El dejo de tu labio inferior cuando mencionas la tempestad e irresponsablemente la desatas. Esa gente que te rodea, te cree inofensiva y no ve en ti sin el riachuelo que en í es inexorable represa. (¿Cuánto más podrán mis manos ser el dique?) *** La mañana casi nunca coincide con la creación que suele esperar, como el relámpago en la tormenta la intimidad de la tierra, para asaltarnos en la más sórdida calleja a un paso de pervertirnos. *** La cantina me habla de un pintor que la frecuenta y algo tiembla en mi vaso de cerveza. No el murmullo entreverado en el humo, tan propicio para la nostalgia como para la riña. Más bien, tal vez, la noción de un pincel detenido frente a un rostro agujereado por el insomnio y las falsas pistas, con muchos rumbos en el lienzo. *** Al trasluz de la luna adivino que escondes el secreto por el que adquiero un aire cada vez más indefinible. Cada modulación de mi voz al ritmo de tu nombre es una línea que se adhiere tangencialmente a tu ribera y que por azar tal vez me llevará a ese centro donde todas las palabras mueren como meteoros. Todos los animales de la noche saltamos sobre tu cuerpo que prolonga la humedecida geografía del instante y lo detiene. Quisiera ver tu rostro ahora y cotejarlo alguna vez con el que te inventará mi recuerdo para demostrar cuán cerca están amor y vida. *** El cuerpo es la evidencia del díscolo amor: la insurrecta cavilación tiene horas de fatiga que acaso alguna vez se prolonguen infinitamente. Por lo pronto, sólo algún recodo del camino, alguna curvatura de la piel o pozo de la dicha le roban la imagen simple que el sueño reivindica como un astuto negociante. El riesgo subyace: el asunto de tráfico es inestable como nitroglicerina y los guardias fronterizos mancomunan esfuerzos para que todo retorne a la plácida monogamia que pone a salvo sus predios. La amnistía que proponen es la opción entre dos tipos de muerte: lo demás no cabe en sus ficheros. *** El día es tan corto para atraparte que he desistido de los plazos: te cortejo a posteriori; exhausto ya y para librarme de tu cuerpo aludo a su perfecta blancura, arrullándote con la gratitud de mi piel. La primera noticia que de ti tengo es también tu primer gemido de placer. Antes fui yo, sólo yo, arrojando una moneda al aire y caminando sobre tus pasos ineludiblemente. *** A pesar de todo esta materia este cuerpo que todo lo puede guardadas proporciones envejecerá sin escuchar consejos. Bien pronto perderá el derecho a ciertos sitios aunque subsistirán hábitos que lo especifiquen. Con el miedo vendrán las capas de inmunidad los cordones sanitarios que llaman experiencia y la felicidad retroactiva. Tendrá estímulos hasta para la muerte. Sonreirá. *** Aún somos héroes en la anécdota. Palabra y memoria admiten la servidumbre decorando nuestros malos pasos. Sociales por flaqueza, vemos la soledad como un asunto geográfico y poblamos la urbe armados de lenguaje, ese tiesto ortopédico. Hasta que un día el recelo podrá más y la pelambre cubrirá nuestra vida en los bosques; primates desperezándose de un sueño. *** Nuestra magia no les decorará la sala. Hoy que salen a la caza de fuertes emociones, escuchan nuestro canto, disfruten la visión de nuestros amorosos harapos que mañana serán su moda; esculquen bien adentro que el mayor riesgo será si acaso algo enternecedor y a su medida. Ustedes, a quienes puntualmente llega lo que se encargan, tiene hoy aquí s pequeño Woodstock, sin violaciones ni sobredosis; un apacible mar que no rebasará el umbral de sus puertas. *** Podrán rebatir la mañana. No sus indicios. No el golpe espléndido del cielo raso como un aplazamiento ni la mano incrédula frotan los párpados. Negarán la poesía pero temblarán atravesando una calle o intentando rellenar las figuras de su parla. Para evitar el desconcierto del espejo, rectificarán algún mechón o inventarán una mueca grotesca en un esfuerzo redundante. Aun así, sus muy blandos corazones los delatarán repitiendo el estribillo de una balada que habla de la soledad. *** EL HUÉSPED INGRATO Esa buena señora que te sirve la sopa tan sólo aspira a verte inclinar la cabeza sobre el plato. *** Soy el huésped ingrato que huye al amanecer, pero este es mi recado, esta es la nota que garabateo en la penumbra y que encontraréis bajo el florero de la sala: No tengo un paraíso que oponer a vuestras ruinas. *** Desde aquella noche en el parque de banderas en que por fuerza habíamos de coincidir en una calle que nos estrecharía hasta el beso (el hermoso beso irrepetible que se dan los extraños) previmos esa otra ciudad sólo visible a los amantes (y tal vez también su agotamiento hasta el souvenir y la anécdota, hasta este poema). *** Sobre todo aspiro a equivocarme una y otra vez con la misma vehemencia, con la misma ciega fiebre; a no hacerme hábil u oficioso. Porque no me basta el furor del victimario. *** Y sin embargo contribuyes al caos naturalmente como quien yendo al lecho practica su muerte. Rodeado de héroes a los que la diaria convivencia deteriora de amores que no resguarda el diligente corazón. Por toda trinchera la música ambiental que sobrellevas como un aditamento. *** De tiempo en tiempo retomo el monólogo para puntuarlo. No me es permitido mutilar los pasajes que hallo insulsos ni alivianar la mordaz de ciertos vocablos. Cuando aparecen alusiones a la muerte, debo (ahí sí) preocuparme por el contexto. *** Esta muchacha que hace suyos mis poemas baldíos extraviada en su niebla ha coincidido con el vuelo del alcatraz (mi santo y seña) y un poco desdeñosamente se ha dejado amar más allá de sí misma pero no sé si querrá acompañarme regresando de su cuerpo. *** Que tu amor engañe al espectador que eres de tus actos y que en el adiós alguien recuerde un sueño donde alguien llora. Que tu pupila irrite el mismo sol que doró la espalda de Alejandro en plena batalla. que la palabra exhude y sangre para ti, que tu olvido sólo alcance a lo que de tus días perecerá. *** Vestigio de una era espléndida donde fraternizamos con el hacedor es cierto ademán dirigido a nadie y sólo a intervalos sorprendido por quien nada espera hasta entonces. *** Quien se asume precario sabe que un minuto debe durarle todo el día que una mirada podrá depararle fatigosos lechos (no hablar no herir el aire) La mañana la sorpresa el nudo corredizo. *** El hombre que acuchilla reses en el alba, acostumbrado a beber la sangre caliente a la que atribuye su buena salud, palmotea antes las ancas goteadas de rocío. Algo en lo certero de su rito Augura un día provechoso para todo el poblado. *** Observen ahora los sueños del prófugo: sus renuncias al sol cuando apenas empieza a calentar; la prisa con que asciende las interminables escaleras que le llevan a parte alguna mirando al cielo cuando llueve para calmar la sed: los paisajes fragmentarios que acaso un día reconstruya: nubes del trópico sombreando retazos de estepa y alguna especie extinta de aves migratorias guiándole por la planicie de inagotable horizonte: su fe,su sonámbula terquedad y el monólogo de sus andanzas por únicos compañeros... aunque a veces alguien no resista la fascinación por este estafeta del tiempo y persiga su huella hasta perderla en alguna playa del Caribe, para decirse a sí mismo de seguro: No era esa la medida de mi sueño. JULIO 17 Oh Dios, elastiza este instante y ponme a salvo de los sensatos calendarios que mañana me encanecerán y pasado me embalsamarán para que mis hijos escarmienten en la carne que los precedió y un fantasma ronde sus corredores y alcancen a detestarme en los momentos mas felices, tal vez cuando abracen por fin su otredad. Hazme desde hoy recuerdo; excúsame de asistir al deterioro de mis días. SIENDO EN LAS COSAS I VIDA No aguardes a que el pequeño cartel cuyos bordes de un violeta irremediable cercan tu nombre impreso sea colocado en la puerta de tu casa para reclamar un premio o un castigo. Ya ésta y otras visiones fugaces te condenan. *** RUMBO Quien no tiene un rumbo, quien no elude camino de casa todo rostro afectuoso, todo posible norte común, ignora la maravilla de un tropiezo. *** MENDIGA Fui bella. Ahora me permiten desnudarme. *** CHOFER Abandoné códigos y un dudoso colegaje a los veintisiete años. Sólo entonces descubrí que la precaria felicidad que a todo hombre se debe era para mí esta hora de penumbra en la cabina interrumpida apenas por la tímida luz del dial proyectada en la palanca de cambios. *** MERETRIZ Tienen algo viril estos maricas: Nos relegan a la peor parte de la acera. *** VIEJO En otro tiempo se me dijo: “vive cada comento como si fuera el último, no desdeñes el placer, pues muy voluble es y mañana te habrá olvidado”. Así lo hice. Mas hoy pienso que en verdad no importaba tanto. *** ALBAÑIL Frente al edificio que ayudó a construir, tras algunas cervezas bebidas en la pequeña cantina, cree ver en los herrumbrosos baldosines del orinal la ciudad desde arriba. *** NOVICIO Oh Dios, que alguien me desee insustituiblemente para este momento en su cuerpo. Que alguien comparta conmigo esta siempre triste infecunda mies y sea contigo y conmigo trinidad. *** No dejes que tu alma sea como esas ciudades incautamente despojadas por la lente del turista. Si puedes, no escribas; si no, llévale a los balnearios o a los casinos. *** AGATHA CHRISTIE “No existe el crimen perfecto” diría ella si me supiese escribiendo esta nota en la que califico de erróneas las informaciones internacionales que describen la reposada muerte natural de una mítica anciana en algún hospital londinense y en la que afirmo, aventurado discípulo, haber presenciado la sonrisa que acompañó los meticulosos preparativos del artístico suicidio. *** NABOKOV En el capítulo cincuentaidós de la novela, el roble tiene algo así como dos centurias. Dos goliardos conversan a su sombra en una lengua que el árbol no entiende pero registra. Muy luego, un joven ruso, apátrida ya, hendirá su pequeña navaja en la corteza del testigo: ¡Vaya con su manera de firmar! *** CORTÁZAR Para ese grandulón que calza tenis y se sostiene de pies en el metro, la noche es el azogue que transforma en el cristal de la ventanilla el nombre de la rubia desconocida que viaja a su lado. Y tal vez también su itinerario si Edgar Allan Poe no estaba equivocado. *** POSEIDÓN Confundido por mil rutas entrecruzadas sin tino alguno, en un pequeño fiordo de la antigua Escandinavia tiene su habitación de jubilado, su universo a escala. *** EL DESAMOR Invocando de antemano ese bello objeto que pronto extraviaremos, con el poema apisonamos también la primera capa de tierra, la primera distancia. *** Esos seres que no arriesgan nunca en el amor más de lo que han perdido ya cien veces frotan sin embargo con desazón los nudillos de sus manos y se consumen imposiblemente con el vertiginoso correr de los segundos que rebasan la hora convenida para una primera cita. *** Tenso como la época y enguantado hasta los dientes con mi traje de asbesto frecuento enviciado en la colmena a cierta abeja reina. *** Aquella piedra cuya persecución equilibró las pasiones de todo mortal, pues con el mismo maligno empecinamiento delincuentes comunes, multinacionales y sobre todo gentes respetables que se reservan para sí el derecho de ser los más iguales a todos, prepararon emboscadas en las que sólo mi talento natural de paranoico me libró del despojo; oculta los lugares más inverosímiles de mi cuerpo y de mi alma (durante algún tiempo debajo de mi lengua haciendo así invaluable mi silencio) llegó a ser para mí lo que para los epistemólogos es el quid o lugar donde coinciden conocimiento y objeto, Dios si extirparan su inmodestia. Toda mi vida en ella y ella en la secreta de mi pantalón. Toda mi vida en ella y ella extraviada, oh, en tu lecho, inolvidable ya. *** De todo tu álbum sólo a él amas porque le sabes próximo a la muerte. Todas las mañanas, devotamente, buscas en la prensa la definitiva información que lo haga más amado. *** Ruega conmigo porque este poema que te evoca en la inmediatez de la grama en tu blusa casera arrastre consigo lo mejor de lo nuestro: esa forma tan clara de entender que nunca antes amamos tampoco. *** Un pequeño azul dubitativo sobre el mapa es apenas aquel país que, voluntarioso para el olvido, elijo. Así la calleja y el hotel. Así las escaleras y la habitación con vista al solar donde los pocos árboles reconocibles tienen otro nombre, son otros. Al seudónimo con que me registro en el libro de huéspedes va, sin embargo, dirigida esa nota donde tu puño y letra vuelven a negarme el amor tuyo. *** II Obra Como esos pastores adventista enfervorizados con su plática pero sordos a la revelación diaria, al signo de los tiempos, citando rutinariamente pasajes de San Juan, atizando sin fuerza el fuego de un imposible Armagedón; así el poeta que atrapado por la forma olvida el desolado adolescente que lo habita. *** Esa imagen obstinada de una mañana en que se pudo jurar fidelidad a los marginales (Hermanos de toda calaña) como una piedrecilla en el hígado de un cadáver perfectamente saludable. *** El sonido de las gotas contra la calle empapada, contra los tejados, es un acontecimiento de más fácil aprehensión que ese no ser abrumador de un cielo despejado, de un sol inclemente. Como si el invierno colmara la pantalla y el verano no hiciera otra cosa que acentuar el blanco, iluminarlo. Y tú ahí, en la butaca solitaria que no cambia con la estación, obviamente prefieres las sombras móviles, porque para vacío ya tienes suficiente con entornar los ojos, con reflexionar. *** RESERVA Yo, el radiactivo, no salgo de mi casa. Soy el receptor de la réplica de cada movimiento mío, de cada palabra. Zigzagueo desde que entreví mi sombra. *** Maldito en unas palabras cuya divulgación conlleva compartir su tragedia, sabe desde su sangre que alguien absolutamente impersonal prometió por él castidad, a un alto precio: el de ver al primero y al último de sus vástagos diferir en sexo y coincidir en lecho. *** ENVÍO Antes que legarnos un deseo al que no colman ni desenfreno ni abstinencia, debiste, abuela, haber aceptado aquel cuerpo que merodeaba tus noches de viudez. *** ASÍ Como esas señoras tan certeras para detectar un embarazo de pocos días como para entrever no sin escándalo el previo y frenético fin de semana allí donde los demás mortales resignadamente cohibidos sólo vemos una muchachita cercada de enfadosa inocencia se me hace en mis ratos vanidosamente tristes que somos yo y mi época. *** ROMA En la ergástula, sus delirios juran venganza y dispersos se enclavan en la noche, en las piedras, en el hierro inocente del grillete. Salada la piel. La mano no alcanza a deslizarse hasta el hambreado sexo ni en el deformado corazón un lugar para la negra recién desembarcada de Abisinia hay, sólo cicatrices. ¿Quién vendrá hasta tu indefenso aún en la palabra? Mucho menos de lo que tarden en combar tu dorso durarán sus tronos. *** RETRATO Hay quien pregona la necesidadde un retorno al medioevo; a las luminosas prácticas del oscurantismo. A riesgo de que el mote de chalado le prive de destinatarios, ha aventurado malentendidas ironías; aplaude, por ejemplo, las fogosas actividades de la Santa Inquisición; dice preferir un imprimatur legible, al sombrío y tácito de nuestra coetánea censura; una saludable ejecución en la plazuela, a las abigarradas cámaras subterráneas donde la tortura se vuelve un asunto metafísico y la muerte, un tema de cafetín. Maldice sin excepción a los nieto de Gutemberg. Les llama proxenetas y bufones. Bailarines de pies encallecidos. Celebrante y feligresía y altar, esta época: amasijo indiscernible a sus bellos ojos de lunático, merecería la sombra de la espada de Ricardo primero sobre su cuello acicalado. *** De haber sido n niño más atento habrías sabido entonces y no ahora que el miedo a las noches de la finca era el anuncio de cierto tipo de felicidad allí aguardándote y que la temida proximidad de las brujas anhelarías. *** ÉTICA Sé ya que cada línea es una más del pacto con el opresor y que por tanto toda mi atención debe centrarse en la redacción de la ambigua cláusula que lo desvirtuará. LA PRÓXIMA LÍNEA, TALVEZ “En la obra de un poeta viviente el mito personal dominante puede estar solamente formado a medias, en su obra temprano e incluso madura; el poeta mismo no conoce aún toda la historia, de lo contrario dejaría de escribir. Se halla aún en medio de su peregrinaje, y a menudo, al verse en el camino equivocado, siente que debe volver al principio y empezar de nuevo. Pero desde el principio ya se ha declarado su inclinación, su molde imaginativo. Y los caminos aparentemente equivocados, se suman, milla a milla, al mapa de su viaje”. *** LA PRÓXIMA LÍNEA, TALVEZ Incansables, prometemos el silencio. La próxima línea, talvez. O ese libro en el que, pródigos, renunciamos a toda claridad. La vida sin embargo quiere ser dicha y aun para la Nada tenemos esa bella palabra. *** LA MAGIA La magia renuncia a la enumeración y a los manuales. Un acto le pertenece, no es tanto ritual, que es su fardo sino en tanto restauración de un algo innombrable y provisionalmente único, a lo que no se llega mediante la pálida y diligente fe que la repetición comporta. Más que constancia en unas Formas, tan seductoras como dañinas al Propósito, implica la más desnuda reiteración del ser; su más huérfana exposición al cosmos. *** ESCRITURA Acoge esas frases que te llegan cuando la noche destiende las camas. No las mejores. Reconócelas apenas como a viejos compañeros de secundaria a quienes sólo adeudas algunas tardes y deja que te invadan. Repítelas hasta dejarlas huecas. Ya te despedirás de ellas en el poema. *** MAESTRO Enseñaré español en el lejano Turkestán. En medio del silencio que impondré en el aula, diré una y otra vez “esta es una venta” y mis palabras, como un acorde extraño, serán a sus atentos oídos albergue de la poesía. *** SAGA Ante esta mesa se sentaba el poeta. Desde aquí entreveía las filigranas del empapelado en la pared que acaso en sus textos estén de un oscuro modo. He sabido que la cerveza que ahora bebo y la mujer que me acompaña eran las que preferían sus continuos desvaríos. Frecuento sus cuartuchos y sus más amados libros reposan en mis estantes. Más allá de la memoria sus versos brotan en mí de nuevo cada noche. Sin embargo so suyo esencial que lo hace pervivir entre los hombres me es absolutamente inalcanzable. LUGARES UN LUGAR Apenas distraídos; apenas vagamente equivocados, pendemos de un lugar al que nuestros días agregan alguna sombra, algún golpe de viento. Aquel afán de visitar el país donde es posible asentar cada pie en un hemisferio, no es fortuito. Va con nosotros. Nosotros que sabemos que las calles, como las líneas de los mapas, son imaginarias. *** TESORO Lugares a los que arribamos buscando la sombra para el amor. Lugares no resaltados por ningún mapa de turismo, repentinamente ubicados en el centro del universo. Lugares irrepetibles cuyas rutas de acceso nos hemos encargado de dinamitar, como quien entierra un tesoro con su pasión incluida, con su probable fantasma. *** EL INFIERNO El último pensamiento en la vida de un hombre lo ocupa la imagen súbita del rostro amado en la actitud despreocupada del olvido. Y ninguna lágrima alcanza a brotar. *** AGUAS CLARAS En ese solitario paraje el hostelero sacude el polvo de las mesas. Obstinado repite una ceremonia vacua para un solo comensal: la niebla. Sin saber si suya o heredada, la costumbre de la espera es en él la banqueta de cuero recostada a una tapia que mide la luz de la tarde. *** EL RECUERDO Doña Ana del Mar, ex-actriz septuagenaria a quien las tablas prestan todavía unos gestos vivaces, precisos, que refuerzan innecesariamente la perfecta entonación con la cual resume lo que para ella representa el desahucio del parque nacional para dar paso a una avenida, se sobrepone a sí misma, acercándose al Borges de algún cuento, cuando llorosa concluye: “Todo es muy triste, pero al menos me queda el recuerdo. Lo que no voy a poder soportar es cuando no me quede ni el recuerdo. VOLVER AL BARRIO PROMESA Quien ha urdido sus horas celebrando su tristeza no puede ya, aunque el mundo lo colme, olvidar lo que prometió una tarde escupiendo el algún poema su adolescencia. *** MOMENTO No tenías aún edad de decidir. Tutelares, la negra tierra del solar y el mediodía lo hacían por ti. De tu asombro queda el gesto en esa vieja fotografía Ah, esos lugares que indefenso transpusiste. *** MARIO RIVERO Supe que en la vasta miseria de mis cosas estaba la poesía, que era posible una soledad con heroísmo y un desprecio con el cual enfrentar eso amorfo y dañino: “la gente”. O, para decirlo con palabras nuestras: Tus poemas fueron para mí la chaqueta de cuero y los lentes oscuros que de haber podido tener no habría sido capaz de usar. *** RATING Aquella canción escamoteada imposiblemente al dial de mi pequeña grabadora portátil aguardada en la nerviosa certidumbre de que un disc-jockey también podría equivocarse en la más alta vigilia fue mía hasta ingresar al rating. *** POESÍA Mirando la televisión con mi padre, escuchamos a cierto comentarista deportivo atribuir el triunfo del equipo de Cartagena a que el tercer bate “conectó su decimocuarta película de circuito completo”. Como ambos sonreímos supongo que él pensó lo mismo: Un hombre se prepara veintitrés horas y algunos minutos para decir algo así. Un hombre se prepara toda la vida para hacer algo así. *** DOCE AÑOS Y de pronto, en medio del juego del escondite decidiste que era tonto regresar. Que la húmeda tierra negra contra tu espalda y las nubes vislumbradas entre las acacias eran un hermoso lugar para dejar de correr. Nada desde entonces ha podido perturbar el silencio solemne de ese momento; pero nunca tampoco ha dejado de estar el mundo al fondo, como la ansiosa algarabía de tus primos, de tus hermanos. *** ORACIÓN La voz de Neruda, fervorosa, prestándole belleza a sus poemas y discretamente escuchada en mi pequeña grabadora, se filtraba sin embargo a través de la pared hasta el cuarto de la abuela confortándola con la idea de que la oración volvía a velar mis noches. *** CONVERSACIÓN Talvez conversar contigo sólo era posible así y tu muerte nos libró de la obviedad de las palabras, de la innecesaria herida de la increpación, del gastado ritual de la gratitud. No padeciste, lo sé, tu destino de padre y, no desprovisto de toda Vanidad, sabe Dios cuánto deseaste mi perfección. La misma que el tiempo y yo, minuciosos, estropearíamos. *** CITA El color negro de su ropa ha propiciado que hoy en nuestro encuentro mamá se recorte indefensa contra el bullicio callejero. Demasiado tardía para ser luto por su viudez, la decisión de vestirse así la hace repentinamente femenina a mis ojos, y el deseo de protegerla es de pronto también la evocación inevitable de las últimas palabras de papá que la incluían por encimade todo lo que el mundo pudiera significar en ese instante. *** PARQUE DE BOLÍVAR Salvo por la incomodidad de los restos de helado en el bigote eres ahora el mismo a quien la multiplicidad desconcierta y el tiempo apremia (continúas inquiriendo al albañil que en tu infancia preparaba su incomprensible mezcla y dejativo él sigue respondiéndote con fórmulas vacías). Todo ahora también es tan incierto como entonces como las formas del agua en la fuente luminosa como ese hombre que hace un paneo del atrio de la basílica para un documental sobre la droga (lo que no te importa ni ahuyenta) como la noche que avanza y que ya viene por Bolivia con Palacé. *** VOLVER AL BARRIO Para volver al barrio de la mano del poema las doce del día es la mejor hora y almorzar de nuevo en casa de tu madre puede resultar propiciatorio. Así lo sientes sentado frente a la ventana que da al patio, paladeando a solas en la mesa esa sazón suya, tan elemental y apresurada, mientras en la radio y en la cocina a dos voces el bolero y el tango, la balada y el pasillo, ese estropicio maravilloso tan incivilizado. Y afuera, las señoras en arrastraderas barriendo eternamente el frente de sus casas, los febriles partidos de fútbol, el protagonismo al que siempre aspiraste (allí en esa cuadra donde nunca fuiste nadie, lo cual es desde siempre algo irremediable). Sólo que en cada regreso eres quizá un poco más puro, más indefenso frente a esa melodía inagotable, y así. LOS OTROS LUGARES EXTRAVÍO ¿Qué zona de la historia me retiene a tu lado, curioso? ¿Qué ángulo de tu rostro, esquivo, me abandona? No te dejaré ir mientras no te posea, no te pediré prenda alguna ni fetiche con el cual invocarte. Te me extraviarás toda si logro dar contigo. *** DESTINO Si precavida te hubieses detenido en el andén de esa calle cualquiera que un día atravesaste sin pensarlo. Si alguna de tus siestas se hubiese prolongado, generosa o negligente, tal vez no habrías llegado al día, a la hora, al lugar donde fatigado por una prisa irrazonable vine a dar con tus brazos, para, ahora, ferviente, pedirle al Tiempo, “ese niño que juega y mueve sus peones”, idéntico tino en los días que me esperan. *** UN TROZO DE LUNA En la carretera te recuerdo y en el retrovisor espero un trozo de luna: Noticias tuyas. Me empiezan a aburrir estos valles donde los caballos pastan su monótona serie de poses. Fastidiado, acelero anhelando perderme en alguna curva, resbalar hacia la noche para saber qué me dirás. *** JULIANA Le he estado mostrando los pájaros en el jardín, como una cosa más puesta en el mundo para que nosotros dialoguemos. Aunque elegidos fortuitamente, han resultado un tema de lo más sugestivo para mis palabras lentamente moduladas y para su pequeño índice apuntando certero. No sobra agregar que al intrincado aleteo de las aves de Saint-John Perse se agrega ahora la muy concreta palpitación en los pechos de los petirrojos, de los pinches, y que talvez es mi hija quien inaugura para mí este paraje con su asombrado balbuceo. *** ABRAZO 1 Aunque no estaba preparado para tan frágil abrazo recobré por tu confiada mejilla en mi pecho toda la fuerza que el amor ha alimentado desde el “Rojo Adán” y deseé desde ya, hija mía, acompañarte descubriendo estas cosas si la muerte no me ha tocado entonces. 2 Antes de abrir la puerta de un modo mecánico saco del bolsillo de mi camisa el estilógrafo. Su filosa superficie puede herirte en el abrazo. Has cambiado mi vida. *** ADIÓS Hoy mi hija ha trazado en el aire un incipiente adiós dirigido a mí por sobre el hombro de su madre. Le hemos celebrado largamente ese primer gesto elaborado aunque vaya acompañado de una dura comprobación: La vida nos entrena bien temprano para las despedidas. POSDATA Así como mis tres hermanos misioneros experimentan cada acto de los muchos y variados que comprenden la rutina de un día como una manera de orar y agradecer a Dios. O como sienten que en esa dimensión del ser, el gesto más heroico y el mas trivial valen igualmente, pues ambos importan según encajen o no en el Gran Designio del que somos meros ejecutores (y que en ello va un goce incomunicable que no sólo compensa las vicisitudes, sino que las hace también parte de ese canto del mundo a su Hacedor), así también yo, de un modo profano y heterodoxo, he intentado por y para el poema, vivir una relación no desechable con las cosas, pues de un modo ocasional me ha sido dado el entendimiento del universo como un todo armónico que se celebra así mismo. Y ello no me ha ocurrido en medio de las Grandes Ceremonias, sino por el contrario, amarrándome un zapato o lavándome los dientes; o encaramado en uno de esos vehículos a la gloria llamados tractomulas. Y cuando sucede, lo he registrado en unos versos, recordando con gratitud a ese poeta chino del siglo IV que todavía hoy me habla de amada bajo el árbol de durazno. Y lo hago en una lengua que he ido tanteando con torpeza, más a través de lo que sus traducciones del inglés me dicen que de lo que originalmente se ha escrito en ella; más a través de lo que de un modo vago recuerdo de las frases de mi abuela que de los capítulos del Quijote; más a través de Ernesto Cardenal que de Rubén Darío. Por eso el tono menor y el casi impúdico regodeo en el álbum familiar. Por eso la reiteración de unos pobres objetos cuyo único lustre es sobrevivirnos. Por eso este libro donde casi desnudo me afirmo en la vida. LOS PAISAJES FRAGMENTARIOS En la víspera A propósito El huéped ingrato Julio 17 SIENDO EN LAS COSAS I Vida Rumbo Mendiga Chofer Meretriz Viejo Albañil Novicio Agatha Christie Nabokov Cortázar Poseidón El desamor II Obra Reserva Envío Así Roma Retrato Ética LA PRÓXIMA LÍNEA, TAL VEZ La próxima línea, tal vez La magia Escritura Maestro Saga LUGARES Un lugar Tesoro El infierno Aguas claras El recuerdo VOLVER AL BARRIO Promesa Momento Mario Rivero Rating Poesía Doce años Oración Conversación Cita Parque de Bolívar Volver al barrio LOS OTROS LUGARES Extravío Destino Un trozo de luna Juliana Abrazo Adiós POSDATA
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