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Poesia de Orlando Gallo Isaza

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Poesía
SIENDO EN LAS COSAS
ORLANDO GALLO ISAZA
© Orlando Gallo Isaza
© Area de Publicaciones SEDUCA, 1996
LOS PAISAJES FRAGMENTARIOS
EN LA VÍSPERA
Vigías: retratos de muertos, irreconocibles hoy en las facciones de los moradores, coronando la sala.
Y el día para que éstos les dediquen una parte del pequeño espectáculo de sus vidas, modificando
actitudes, retrotrayéndolas por consideración al polvillo blanco que hoy son los que posaron para
fabricarse un rostro en primera fila. Madurar en esas casas es, primero, el paciente disimulo de la ironía
que pulsa desde la nueva sangre. Luego es la costumbre, el hábito que horada a fuerza de gastarse y
que confluye al fin en la tremenda lucidez del tiempo fugado y en la consecuente asunción de un destino.
***
El crucifijo remendado
para complacencia de mamá.
Como una carpa de circo mis cobijas.
Con desgano la música llega inevitable
como un perro afónico blando vientos
cuerdas concesivas
mi corazón apaga los tambores.
Los textos de Penal
se acostumbran al polvo de mis preferencias.
Algo aguarda algo
Mas no yo.
***
El barrio sobre cuyas calles trastabillearon tus años e hicieron fila tus fracasos. El que sin embargo te
enseño, a pesar de tu poca diligencia, cuáles esquinas elegir, y cuáles horas, para que la muerte no te
esperar en el bolsillo de alguna chaqueta impermeable. El que amojonó tu angustia con humildes
sucesos que desdeñabas por correr tras la gris verdad de los libros, donde tras un rodeo innecesario y
doloroso descubriste lo que el carnicero te gritaba afilando el día, lo que la anciana de sucio delantal te
repetía en el fondo de sus simples frases, lo que el vaivén de las muchachas descalzas sobre el asfalto
áspero y caliente reiteraba: mudarás de cielo pero no de corazón.
***
Ella se acaricia en un gato
y en el cuarto hay más gente que en el mundo.
Alguien la invocará a través de un muro de cristal
y ella no vendrá
sino cuando la obsesión golpee todas las puertas
de un pueblo no muy grande soñado en el marasmo.
Ella no quiere prisas
pero en el buzón del correo dice entrega inmediata
al frente de una carta sin destino
y como en la lluvia
las esquinas se disfrazan de pezones
con un estrecho canal para la tinta
que sigue su curso alucinado.
***
Desde que la cenicienta tarde es viento
las cosas no están en el lugar de siempre
ni mis manos merodeantes son el diálogo apropiado
ni este definir la sensación del rudo piso
contra mi espalda
es siquiera
las deformes palomas que se escapan de la lámpara
como de una situación
incómodamente amorosa.
***
Todo templo tiene su pedazo de barrio que es trastienda.
Allí, aunque aún repiquetean las anatemas contra la infiltración comunista, puedes, sacudiéndote y
mirando fijo las ventanas, ver los engendros que chupetean un biberón al que se aferran con sus
vellosas manos; o las jovencitas oligofrénicas embriagadas de asfalto; las horas para que tomen el sol
amparados en arabescos (puñaditos de tierra). (Sus padres se deslizan cada mañana, comulgan y
compran un diario cuyas páginas atizan esa lógica de muerte).
¿Podrían no ser cristianos?
***
En el club juvenil se sigue prodigando el calorcillo zonzo de la futilidad; aquella terraza facilitada por un
párroco medio astuto medio ingenuo continúa perezosamente albergando treinta miradas que parecen
una excepto en los pasillos oscuros donde avergonzadas caricias momentáneas e indiscriminadas hacen
creer que se es ya adulto porque el sexo se espacía cálido como una respuesta a sus livianos
cuestionarios “culturales”.
Casi el rencor les guía vez tras vez repartiéndose los puestos directivos y advirtiendo: ¡Ojos con los
silenciosos que no se dejan ayudar! Mientras todo es alegría y nadie escucha el estruendo de cristales al
resquebrajarse con un rostro.
Aquello no era amor.
Aquello bajaba por la espalda
como una hormiga ciega
y era en la mañana de un domingo muy temprano
cuando las calles
parecen mujeres sentadas en la sombra.
Y se llegaba hasta la banca de una iglesia
con dos espacios:
para el cuerpo y para la mano izquierda sabia.
La sangre de Cristo era otra sangre que el agua
lavaría
y su espíritu
una especie de vuelo adolescente
entre dos muslos
aún con el calor que dan las sábanas.
***
Debo reintegrar ahora tu imagen pálida
en la que casi no cabes
ni en tu edad
muy mujer muy llena de deseo
juegas con el delgadísimo collar
atándome despacio.
Yo que recién me instalo en ti
monologo incoherentemente
hasta tanto me adiestre
para el silencio donde no deba huir para nombrarte.
Alguien trae a Albéniz hasta aquí
Mientras
yo pulso tus cuerdas y escucho el vértigo
de tu lúbrica canción.
Espero el necio sueño del mundo se prolongue
para sólo yo registrar tu suceso.
***
Ser fiel es tan difícil cuando mínimos sucesos nos dan alas.
Cuando la hoja no cae del árbol a pesar de lo intenso del deseo y ello trastoca un día cuidadosamente
planeado, donde todo hubiera tenido esa belleza amañada al niño que somos.
¿Por qué nos fugamos de ese poema leído a los dieciséis años, a escondidas tras los estantes de una
biblioteca pública, donde se hablaba de una muchacha recostada en el farol de una esquina,
esperándonos desde siempre?
Tal vez ella siga ahí, reacomodando su cabello enmadejado, tan obstinada como nosotros mismos y no
escriba porque no le apremia, como un aguzado pez sobrenadando un estuario poblado de pobrísimos
barcos pesqueros y sus nada ingeniosos capitanes.
***
Cautiva del pánico
la ternura aún se atreve a balbucir
su cifrado lenguaje.
Víctima de su propio invento,
ovillada en las sombras de caricias,
como un retrasado mental
golpea con su testa los maderos.
Penitente prolija que latiga su espalda.
Depredados o curioso
debes entender extensiva la invitación
(si algo de ti queda en ti
asistirás)
***
Ella sabe la angustia de mi mano en su cintura. No se atreve a sonreír si no apruebo su sonrisa.
Doblemente torpe, pues el explorador ninguna seguridad le añade, su cuerpo es cemento fresco
expuesto al sacrificio de la definitud.
Prolongaríamos eternamente el mudo escrutamiento. Eternamente aplazaríamos la veloz puntada que
nuestra mente teje.
***
La primera comunión presiona el cuello en el día soleado de una ya vieja fotografía, donde los colores
han perdido todo acento. Mi hermano, de más baja estatura que yo en aquel entonces, seguirá
eternamente mirando la mano de una tía, que como un error o un acierto genial del anónimo fotógrafo,
parece sostener el pilar del corredor y con él toda la casa. En medio de ambos, la abuela, aprehensible
por fin, sentada en el sillón del tiempo evade toda responsabilidad sobre el curso futuro de nuestras
vidas y sonríe.
Tanta agua ha acariciado el vientre de los puentes desde aquel blanco acontecimiento, tanta muerte
merodea ahora por su lecho y esta ilusión de diez por diez tan poco significa para evitarlo por sí misma.
Y sin embargo, unida a cierta forma suya de condimentar las comidas, que algunos heredaron, es tan útil
para pescar algún recuerdo, alguna luz para seguir ahuecando el aire con los cuerpos.
A PROPÓSITO
El poema es siempre última instancia.
Inventariar el mundo y cuando no hay posdata posible para el registro de ese último dato arrancado a
algún cambio de brisa, descubrir que es preciso comenzar de nuevo, pues nada debe quedar por fuera.
***
De pronto la realidad amurallada por el tic contagioso de mirar las cosas como si ya hubiesen sido
escritas.
Aprehensión verbal del mundo al que como a un inane corazón masajeamos con terca esperanza de
desempleados.
Acomodando a nuestro parecer las calles paseamos sin pagar importe alguno por tal mudanza y
fabricamos otro que complacido nos escucha.
Pudiendo tacar bola-bola lo hacemos a tres bandas, apostando en esa vanidad toda nuestra vida al billar
del destino.
***
Ella ablanda mi corazón con palabras.
Un monosílabo suyo deshace el mundo.
***
POSTAL
Otoño es una bella palabra para hablar de amor. Eficaz, pues si logra aprehenderse adecuadamente,
esto es, con las múltiples sugerencias que los siglos y el otoñole han adherido, la lenta caída de los
párpados y ese cierto erizamiento de los vellos que pueblan los brazos como un bosque deshojado,
justamente eso: como un bosque solitarios que vio mejores días, resultan inevitables.
El que habitemos una zona de escasísima estabilidad meteorológica y política, donde no conocemos
otras estaciones de las mil que nos deparan meras veinticuatro horas de paraguas y telas de algodón,
importa tan poco como que el amor en verdad nos visite: circunstancias no más.
***
Hoy voy a seguirte.
Hoy me embriagará el vino que bebas y me asustarán
tus fantasmas; me morderán tus perros.
Hoy me desnudarás para acostarte.
***
La vieja puerta que selló
un coágulo de sangre
para que el musgo crezca
sobre el pecho del asesino
sin que nadie perciba humedad
en las blancas camisas.
Otro día con su sol
y los niños armando un mecano de huesos.
***
Me gusta la elasticidad que te eterniza virgen; reloj de arena para mi desierto.
El dejo de tu labio inferior cuando mencionas la tempestad e irresponsablemente la desatas.
Esa gente que te rodea, te cree inofensiva y no ve en ti sin el riachuelo que en í es inexorable represa.
(¿Cuánto más podrán mis manos ser el dique?)
***
La mañana
casi nunca coincide con la creación
que suele esperar,
como el relámpago en la tormenta
la intimidad de la tierra,
para asaltarnos en la más sórdida calleja
a un paso de pervertirnos.
***
La cantina me habla de un pintor que la frecuenta y algo tiembla en mi vaso de cerveza.
No el murmullo entreverado en el humo, tan propicio para la nostalgia como para la riña.
Más bien, tal vez, la noción de un pincel detenido frente a un rostro agujereado por el insomnio y las
falsas pistas, con muchos rumbos en el lienzo.
***
Al trasluz de la luna adivino que escondes el secreto por el que adquiero un aire cada vez más
indefinible.
Cada modulación de mi voz al ritmo de tu nombre es una línea que se adhiere tangencialmente a tu
ribera y que por azar tal vez me llevará a ese centro donde todas las palabras mueren como meteoros.
Todos los animales de la noche saltamos sobre tu cuerpo que prolonga la humedecida geografía del
instante y lo detiene.
Quisiera ver tu rostro ahora y cotejarlo alguna vez con el que te inventará mi recuerdo para demostrar
cuán cerca están amor y vida.
***
El cuerpo es la evidencia del díscolo amor: la insurrecta cavilación tiene horas de fatiga que acaso alguna
vez se prolonguen infinitamente.
Por lo pronto, sólo algún recodo del camino, alguna curvatura de la piel o pozo de la dicha le roban la
imagen simple que el sueño reivindica como un astuto negociante.
El riesgo subyace: el asunto de tráfico es inestable como nitroglicerina y los guardias fronterizos
mancomunan esfuerzos para que todo retorne a la plácida monogamia que pone a salvo sus predios.
La amnistía que proponen es la opción entre dos tipos de muerte: lo demás no cabe en sus ficheros.
***
El día es tan corto para atraparte que he desistido de los plazos: te cortejo a posteriori; exhausto ya y
para librarme de tu cuerpo aludo a su perfecta blancura, arrullándote con la gratitud de mi piel.
La primera noticia que de ti tengo es también tu primer gemido de placer. Antes fui yo, sólo yo,
arrojando una moneda al aire y caminando sobre tus pasos ineludiblemente.
***
A pesar de todo
esta materia
este cuerpo que todo lo puede
guardadas proporciones
envejecerá sin escuchar consejos.
Bien pronto perderá el derecho a ciertos sitios
aunque subsistirán hábitos
que lo especifiquen.
Con el miedo vendrán las capas de inmunidad
los cordones sanitarios que llaman experiencia
y la felicidad retroactiva.
Tendrá estímulos hasta para la muerte.
Sonreirá.
***
Aún somos héroes en la anécdota. Palabra y memoria admiten la servidumbre decorando nuestros
malos pasos.
Sociales por flaqueza, vemos la soledad como un asunto geográfico y poblamos la urbe armados de
lenguaje, ese tiesto ortopédico.
Hasta que un día el recelo podrá más y la pelambre cubrirá nuestra vida en los bosques; primates
desperezándose de un sueño.
***
Nuestra magia no les decorará la sala.
Hoy que salen a la caza de fuertes emociones, escuchan nuestro canto, disfruten la visión de nuestros
amorosos harapos que mañana serán su moda; esculquen bien adentro que el mayor riesgo será si
acaso algo enternecedor y a su medida.
Ustedes, a quienes puntualmente llega lo que se encargan, tiene hoy aquí s pequeño Woodstock, sin
violaciones ni sobredosis; un apacible mar que no rebasará el umbral de sus puertas.
***
Podrán rebatir la mañana. No sus indicios. No el golpe espléndido del cielo raso como un aplazamiento
ni la mano incrédula frotan los párpados.
Negarán la poesía pero temblarán atravesando una calle o intentando rellenar las figuras de su parla.
Para evitar el desconcierto del espejo, rectificarán algún mechón o inventarán una mueca grotesca en un
esfuerzo redundante.
Aun así, sus muy blandos corazones los delatarán repitiendo el estribillo de una balada que habla de la
soledad.
***
EL HUÉSPED INGRATO
Esa buena señora que te sirve la sopa
tan sólo aspira a verte inclinar la cabeza sobre el plato.
***
Soy el huésped ingrato
que huye al amanecer,
pero este es mi recado,
esta es la nota que garabateo en la penumbra
y que encontraréis bajo el florero de la sala:
No tengo un paraíso que oponer a vuestras ruinas.
***
Desde aquella noche en el parque de banderas
en que por fuerza
habíamos de coincidir en una calle que nos estrecharía
hasta el beso
(el hermoso beso irrepetible que se dan los extraños)
previmos
esa otra ciudad sólo visible a los amantes
(y tal vez también su agotamiento hasta el souvenir y la
anécdota,
hasta este poema).
***
Sobre todo
aspiro a equivocarme una y otra vez
con la misma vehemencia,
con la misma ciega fiebre;
a no hacerme hábil u oficioso.
Porque no me basta el furor del victimario.
***
Y sin embargo contribuyes al caos
naturalmente
como quien yendo al lecho
practica su muerte.
Rodeado de héroes
a los que la diaria convivencia deteriora
de amores que no resguarda
el diligente corazón.
Por toda trinchera
la música ambiental que sobrellevas
como un aditamento.
***
De tiempo en tiempo retomo el monólogo para puntuarlo.
No me es permitido mutilar los pasajes que hallo insulsos ni alivianar la mordaz de ciertos vocablos.
Cuando aparecen alusiones a la muerte, debo (ahí sí) preocuparme por el contexto.
***
Esta muchacha que hace suyos
mis poemas baldíos
extraviada en su niebla
ha coincidido con el vuelo del alcatraz
(mi santo y seña)
y un poco desdeñosamente
se ha dejado amar más allá de sí misma
pero no sé si querrá acompañarme
regresando de su cuerpo.
***
Que tu amor engañe
al espectador que eres de tus actos
y que en el adiós alguien recuerde un sueño
donde alguien llora.
Que tu pupila irrite
el mismo sol que doró la espalda de Alejandro
en plena batalla.
que la palabra exhude y sangre para ti,
que tu olvido sólo alcance a lo que de tus días perecerá.
***
Vestigio de una era espléndida
donde fraternizamos con el hacedor
es cierto ademán dirigido a nadie
y sólo a intervalos sorprendido
por quien nada espera
hasta entonces.
***
Quien se asume precario
sabe que un minuto debe durarle
todo el día
que una mirada podrá depararle
fatigosos lechos
(no hablar
no herir el aire)
La mañana la sorpresa
el nudo corredizo.
***
El hombre que acuchilla reses en el alba,
acostumbrado a beber la sangre caliente
a la que atribuye su buena salud,
palmotea antes las ancas goteadas de rocío.
Algo en lo certero de su rito
Augura un día provechoso para todo el poblado.
***
Observen ahora los sueños del prófugo: sus renuncias al sol cuando apenas empieza a calentar; la prisa
con que asciende las interminables escaleras que le llevan a parte alguna mirando al cielo cuando llueve
para calmar la sed: los paisajes fragmentarios que acaso un día reconstruya: nubes del trópico
sombreando retazos de estepa y alguna especie extinta de aves migratorias guiándole por la planicie de
inagotable horizonte: su fe,su sonámbula terquedad y el monólogo de sus andanzas por únicos
compañeros... aunque a veces alguien no resista la fascinación por este estafeta del tiempo y persiga su
huella hasta perderla en alguna playa del Caribe, para decirse a sí mismo de seguro: No era esa la
medida de mi sueño.
JULIO 17
Oh Dios, elastiza este instante y ponme a salvo de los sensatos calendarios que mañana me encanecerán
y pasado me embalsamarán para que mis hijos escarmienten en la carne que los precedió y un fantasma
ronde sus corredores y alcancen a detestarme en los momentos mas felices, tal vez cuando abracen por
fin su otredad.
Hazme desde hoy recuerdo; excúsame de asistir al deterioro de mis días.
SIENDO EN LAS COSAS
I
VIDA
No aguardes
a que el pequeño cartel
cuyos bordes de un violeta irremediable
cercan tu nombre impreso
sea colocado en la puerta de tu casa
para reclamar un premio o un castigo.
Ya ésta
y otras visiones fugaces
te condenan.
***
RUMBO
Quien no tiene un rumbo,
quien no elude camino de casa
todo rostro afectuoso,
todo posible norte común,
ignora la maravilla de un tropiezo.
***
MENDIGA
Fui bella.
Ahora me permiten desnudarme.
***
CHOFER
Abandoné códigos
y un dudoso colegaje
a los veintisiete años.
Sólo entonces descubrí
que la precaria felicidad
que a todo hombre se debe
era para mí
esta hora de penumbra en la cabina
interrumpida apenas
por la tímida luz del dial
proyectada en la palanca de cambios.
***
MERETRIZ
Tienen algo viril estos maricas:
Nos relegan a la peor parte de la acera.
***
VIEJO
En otro tiempo se me dijo:
“vive cada comento como si fuera el último,
no desdeñes el placer,
pues muy voluble es y mañana te habrá olvidado”.
Así lo hice.
Mas hoy pienso que en verdad
no importaba tanto.
***
ALBAÑIL
Frente al edificio que ayudó a construir,
tras algunas cervezas bebidas
en la pequeña cantina,
cree ver en los herrumbrosos baldosines del orinal
la ciudad desde arriba.
***
NOVICIO
Oh Dios,
que alguien me desee
insustituiblemente
para este momento en su cuerpo.
Que alguien comparta conmigo
esta siempre triste infecunda mies
y sea
contigo y conmigo
trinidad.
***
No dejes que tu alma
sea como esas ciudades
incautamente despojadas por la lente del turista.
Si puedes,
no escribas;
si no,
llévale a los balnearios
o a los casinos.
***
AGATHA CHRISTIE
“No existe el crimen perfecto” diría ella si me supiese escribiendo esta nota en la que califico de erróneas
las informaciones internacionales que describen la reposada muerte natural de una mítica anciana en
algún hospital londinense y en la que afirmo, aventurado discípulo, haber presenciado la sonrisa que
acompañó los meticulosos preparativos del artístico suicidio.
***
NABOKOV
En el capítulo cincuentaidós de la novela, el roble tiene algo así como dos centurias. Dos goliardos
conversan a su sombra en una lengua que el árbol no entiende pero registra.
Muy luego, un joven ruso, apátrida ya, hendirá su pequeña navaja en la corteza del testigo: ¡Vaya con su
manera de firmar!
***
CORTÁZAR
Para ese grandulón que calza tenis y se sostiene de pies en el metro, la noche es el azogue que
transforma en el cristal de la ventanilla el nombre de la rubia desconocida que viaja a su lado. Y tal vez
también su itinerario si Edgar Allan Poe no estaba equivocado.
***
POSEIDÓN
Confundido por mil rutas entrecruzadas sin tino alguno, en un pequeño fiordo de la antigua Escandinavia
tiene su habitación de jubilado, su universo a escala.
***
EL DESAMOR
Invocando de antemano
ese bello objeto que pronto extraviaremos,
con el poema apisonamos también
la primera capa de tierra,
la primera distancia.
***
Esos seres
que no arriesgan nunca en el amor
más de lo que han perdido ya
cien veces
frotan sin embargo con desazón
los nudillos de sus manos
y se consumen imposiblemente
con el vertiginoso correr de los segundos
que rebasan la hora convenida
para una primera cita.
***
Tenso como la época
y enguantado hasta los dientes
con mi traje de asbesto
frecuento enviciado
en la colmena
a cierta abeja reina.
***
Aquella piedra
cuya persecución equilibró las pasiones
de todo mortal,
pues con el mismo maligno empecinamiento
delincuentes comunes, multinacionales
y sobre todo
gentes respetables
que se reservan para sí el derecho
de ser los más iguales a todos,
prepararon emboscadas
en las que sólo mi talento natural de paranoico
me libró del despojo;
oculta los lugares más inverosímiles
de mi cuerpo y de mi alma
(durante algún tiempo debajo de mi lengua
haciendo así invaluable mi silencio)
llegó a ser para mí lo que para los epistemólogos
es el quid
o lugar donde coinciden conocimiento y objeto,
Dios si extirparan su inmodestia.
Toda mi vida en ella
y ella en la secreta de mi pantalón.
Toda mi vida en ella
y ella extraviada,
oh,
en tu lecho, inolvidable ya.
***
De todo tu álbum
sólo a él amas
porque le sabes próximo a la muerte.
Todas las mañanas,
devotamente,
buscas en la prensa
la definitiva información
que lo haga más amado.
***
Ruega conmigo
porque este poema
que te evoca en la inmediatez
de la grama en tu blusa casera
arrastre consigo lo mejor de lo nuestro:
esa forma tan clara de entender
que nunca antes amamos
tampoco.
***
Un pequeño azul dubitativo sobre el mapa es apenas aquel país que, voluntarioso para el olvido, elijo.
Así la calleja y el hotel. Así las escaleras y la habitación con vista al solar donde los pocos árboles
reconocibles tienen otro nombre, son otros.
Al seudónimo con que me registro en el libro de huéspedes va, sin embargo, dirigida esa nota donde tu
puño y letra vuelven a negarme el amor tuyo.
***
II
Obra
Como esos pastores adventista
enfervorizados con su plática
pero sordos a la revelación diaria,
al signo de los tiempos,
citando rutinariamente
pasajes de San Juan,
atizando sin fuerza
el fuego de un imposible Armagedón;
así el poeta
que atrapado por la forma
olvida el desolado adolescente
que lo habita.
***
Esa imagen obstinada
de una mañana
en que se pudo jurar fidelidad
a los marginales
(Hermanos de toda calaña)
como una piedrecilla en el hígado
de un cadáver perfectamente
saludable.
***
El sonido de las gotas contra la calle empapada, contra los tejados, es un acontecimiento de más fácil
aprehensión que ese no ser abrumador de un cielo despejado, de un sol inclemente.
Como si el invierno colmara la pantalla y el verano no hiciera otra cosa que acentuar el blanco, iluminarlo.
Y tú ahí, en la butaca solitaria que no cambia con la estación, obviamente prefieres las sombras móviles,
porque para vacío ya tienes suficiente con entornar los ojos, con reflexionar.
***
RESERVA
Yo, el radiactivo,
no salgo de mi casa.
Soy el receptor de la réplica
de cada movimiento mío,
de cada palabra.
Zigzagueo desde que entreví mi sombra.
***
Maldito en unas palabras cuya divulgación conlleva compartir su tragedia, sabe desde su sangre que
alguien absolutamente impersonal prometió por él castidad, a un alto precio: el de ver al primero y al
último de sus vástagos diferir en sexo y coincidir en lecho.
***
ENVÍO
Antes que legarnos un deseo al que no colman ni desenfreno ni abstinencia, debiste, abuela, haber
aceptado aquel cuerpo que merodeaba tus noches de viudez.
***
ASÍ
Como esas señoras
tan certeras para detectar un embarazo
de pocos días
como para entrever
no sin escándalo
el previo y frenético
fin de semana
allí donde los demás mortales
resignadamente cohibidos
sólo vemos
una muchachita cercada
de enfadosa inocencia
se me hace
en mis ratos vanidosamente tristes
que somos yo y mi época.
***
ROMA
En la ergástula, sus delirios juran venganza y dispersos se enclavan en la noche, en las piedras, en el
hierro inocente del grillete. Salada la piel. La mano no alcanza a deslizarse hasta el hambreado sexo ni
en el deformado corazón un lugar para la negra recién desembarcada de Abisinia hay, sólo cicatrices.
¿Quién vendrá hasta tu indefenso aún en la palabra?
Mucho menos de lo que tarden en combar tu dorso durarán sus tronos.
***
RETRATO
Hay quien pregona la necesidadde un retorno al medioevo; a las luminosas prácticas del oscurantismo.
A riesgo de que el mote de chalado le prive de destinatarios, ha aventurado malentendidas ironías;
aplaude, por ejemplo, las fogosas actividades de la Santa Inquisición; dice preferir un imprimatur legible,
al sombrío y tácito de nuestra coetánea censura; una saludable ejecución en la plazuela, a las
abigarradas cámaras subterráneas donde la tortura se vuelve un asunto metafísico y la muerte, un tema
de cafetín.
Maldice sin excepción a los nieto de Gutemberg. Les llama proxenetas y bufones. Bailarines de pies
encallecidos.
Celebrante y feligresía y altar, esta época: amasijo indiscernible a sus bellos ojos de lunático, merecería la
sombra de la espada de Ricardo primero sobre su cuello acicalado.
***
De haber sido n niño más atento
habrías sabido entonces
y no ahora
que el miedo a las noches de la finca
era el anuncio de cierto tipo de felicidad
allí aguardándote
y que la temida proximidad de las brujas
anhelarías.
***
ÉTICA
Sé ya
que cada línea
es una más del pacto con el opresor
y que por tanto
toda mi atención debe centrarse
en la redacción de la ambigua cláusula
que lo desvirtuará.
LA PRÓXIMA LÍNEA, TALVEZ
“En la obra de un poeta viviente el mito personal dominante puede estar solamente formado a medias,
en su obra temprano e incluso madura; el poeta mismo no conoce aún toda la historia, de lo contrario
dejaría de escribir. Se halla aún en medio de su peregrinaje, y a menudo, al verse en el camino
equivocado, siente que debe volver al principio y empezar de nuevo. Pero desde el principio ya se ha
declarado su inclinación, su molde imaginativo. Y los caminos aparentemente equivocados, se suman,
milla a milla, al mapa de su viaje”.
***
LA PRÓXIMA LÍNEA, TALVEZ
Incansables, prometemos el silencio.
La próxima línea, talvez.
O ese libro en el que,
pródigos,
renunciamos a toda claridad.
La vida sin embargo
quiere ser dicha
y aun para la Nada
tenemos esa bella palabra.
***
LA MAGIA
La magia renuncia a la enumeración y a los manuales.
Un acto le pertenece, no es tanto ritual, que es su fardo sino en tanto restauración de un algo
innombrable y provisionalmente único, a lo que no se llega mediante la pálida y diligente fe que la
repetición comporta.
Más que constancia en unas Formas, tan seductoras como dañinas al Propósito, implica la más desnuda
reiteración del ser; su más huérfana exposición al cosmos.
***
ESCRITURA
Acoge esas frases que te llegan cuando la noche destiende las camas.
No las mejores.
Reconócelas apenas como a viejos compañeros de secundaria a quienes sólo adeudas algunas tardes y
deja que te invadan.
Repítelas hasta dejarlas huecas.
Ya te despedirás de ellas en el poema.
***
MAESTRO
Enseñaré español en el lejano Turkestán.
En medio del silencio que impondré en el aula, diré una y otra vez “esta es una venta” y mis palabras,
como un acorde extraño, serán a sus atentos oídos albergue de la poesía.
***
SAGA
Ante esta mesa se sentaba el poeta.
Desde aquí entreveía las filigranas del empapelado
en la pared
que acaso en sus textos estén de un oscuro modo.
He sabido que la cerveza que ahora bebo
y la mujer que me acompaña
eran las que preferían sus continuos desvaríos.
Frecuento sus cuartuchos
y sus más amados libros reposan en mis estantes.
Más allá de la memoria
sus versos brotan en mí de nuevo cada noche.
Sin embargo
so suyo esencial que lo hace pervivir entre los
hombres
me es absolutamente inalcanzable.
LUGARES
UN LUGAR
Apenas distraídos; apenas vagamente equivocados, pendemos de un lugar al que nuestros días agregan
alguna sombra, algún golpe de viento.
Aquel afán de visitar el país donde es posible asentar cada pie en un hemisferio, no es fortuito. Va con
nosotros. Nosotros que sabemos que las calles, como las líneas de los mapas, son imaginarias.
***
TESORO
Lugares a los que arribamos buscando la sombra para el amor.
Lugares no resaltados por ningún mapa de turismo, repentinamente ubicados en el centro del universo.
Lugares irrepetibles cuyas rutas de acceso nos hemos encargado de dinamitar, como quien entierra un
tesoro con su pasión incluida, con su probable fantasma.
***
EL INFIERNO
El último pensamiento en la vida de un hombre lo ocupa la imagen súbita del rostro amado en la actitud
despreocupada del olvido.
Y ninguna lágrima alcanza a brotar.
***
AGUAS CLARAS
En ese solitario paraje el hostelero sacude el polvo de las mesas.
Obstinado repite una ceremonia vacua para un solo comensal: la niebla.
Sin saber si suya o heredada, la costumbre de la espera es en él la banqueta de cuero recostada a una
tapia que mide la luz de la tarde.
***
EL RECUERDO
Doña Ana del Mar, ex-actriz septuagenaria a quien las tablas prestan todavía unos gestos vivaces,
precisos, que refuerzan innecesariamente la perfecta entonación con la cual resume lo que para ella
representa el desahucio del parque nacional para dar paso a una avenida, se sobrepone a sí misma,
acercándose al Borges de algún cuento, cuando llorosa concluye: “Todo es muy triste, pero al menos me
queda el recuerdo. Lo que no voy a poder soportar es cuando no me quede ni el recuerdo.
VOLVER AL BARRIO
PROMESA
Quien ha urdido sus horas
celebrando su tristeza
no puede ya,
aunque el mundo lo colme,
olvidar lo que prometió una tarde
escupiendo el algún poema
su adolescencia.
***
MOMENTO
No tenías aún edad de decidir.
Tutelares,
la negra tierra del solar y el mediodía
lo hacían por ti.
De tu asombro queda el gesto
en esa vieja fotografía
Ah,
esos lugares
que indefenso
transpusiste.
***
MARIO RIVERO
Supe que en la vasta miseria de mis cosas
estaba la poesía,
que era posible una soledad con heroísmo
y un desprecio con el cual enfrentar
eso amorfo y dañino: “la gente”.
O, para decirlo con palabras nuestras:
Tus poemas fueron para mí
la chaqueta de cuero y los lentes oscuros
que de haber podido tener
no habría sido capaz de usar.
***
RATING
Aquella canción
escamoteada imposiblemente
al dial de mi pequeña grabadora portátil
aguardada en la nerviosa certidumbre
de que un disc-jockey también podría equivocarse
en la más alta vigilia
fue mía hasta ingresar al rating.
***
POESÍA
Mirando la televisión con mi padre,
escuchamos a cierto comentarista deportivo
atribuir el triunfo del equipo de Cartagena
a que el tercer bate
“conectó su decimocuarta película
de circuito completo”.
Como ambos sonreímos
supongo que él pensó lo mismo:
Un hombre se prepara
veintitrés horas y algunos minutos
para decir algo así.
Un hombre se prepara toda la vida
para hacer algo así.
***
DOCE AÑOS
Y de pronto, en medio del juego del escondite decidiste que era tonto regresar.
Que la húmeda tierra negra contra tu espalda y las nubes vislumbradas entre las acacias eran un
hermoso lugar para dejar de correr.
Nada desde entonces ha podido perturbar el silencio solemne de ese momento; pero nunca tampoco ha
dejado de estar el mundo al fondo, como la ansiosa algarabía de tus primos, de tus hermanos.
***
ORACIÓN
La voz de Neruda,
fervorosa,
prestándole belleza a sus poemas
y discretamente escuchada en mi
pequeña grabadora,
se filtraba sin embargo
a través de la pared
hasta el cuarto de la abuela
confortándola con la idea
de que la oración volvía a velar mis noches.
***
CONVERSACIÓN
Talvez conversar contigo
sólo era posible así
y tu muerte nos libró de la obviedad
de las palabras,
de la innecesaria herida de la increpación,
del gastado ritual de la gratitud.
No padeciste, lo sé,
tu destino de padre y,
no desprovisto de toda Vanidad,
sabe Dios cuánto deseaste
mi perfección.
La misma que el tiempo y yo,
minuciosos,
estropearíamos.
***
CITA
El color negro de su ropa ha propiciado que hoy en nuestro encuentro mamá se recorte indefensa contra
el bullicio callejero.
Demasiado tardía para ser luto por su viudez, la decisión de vestirse así la hace repentinamente
femenina a mis ojos, y el deseo de protegerla es de pronto también la evocación inevitable de las últimas
palabras de papá que la incluían por encimade todo lo que el mundo pudiera significar en ese instante.
***
PARQUE DE BOLÍVAR
Salvo por la incomodidad
de los restos de helado en el bigote
eres ahora el mismo
a quien la multiplicidad desconcierta
y el tiempo apremia
(continúas inquiriendo
al albañil que en tu infancia
preparaba su incomprensible mezcla
y dejativo él sigue respondiéndote
con fórmulas vacías).
Todo ahora también es tan incierto como entonces
como las formas del agua en la fuente luminosa
como ese hombre que hace un paneo
del atrio de la basílica
para un documental sobre la droga
(lo que no te importa ni ahuyenta)
como la noche que avanza
y que ya viene por Bolivia con Palacé.
***
VOLVER AL BARRIO
Para volver al barrio de la mano del poema
las doce del día es la mejor hora
y almorzar de nuevo en casa de tu madre
puede resultar propiciatorio.
Así lo sientes
sentado frente a la ventana que da al patio,
paladeando a solas en la mesa
esa sazón suya,
tan elemental y apresurada,
mientras en la radio
y en la cocina
a dos voces
el bolero y el tango,
la balada y el pasillo,
ese estropicio maravilloso
tan incivilizado.
Y afuera,
las señoras en arrastraderas
barriendo eternamente el frente de sus casas,
los febriles partidos de fútbol,
el protagonismo al que siempre aspiraste
(allí en esa cuadra donde nunca fuiste nadie,
lo cual es desde siempre algo irremediable).
Sólo que en cada regreso
eres quizá un poco más puro,
más indefenso frente a esa melodía inagotable,
y así.
LOS OTROS LUGARES
EXTRAVÍO
¿Qué zona de la historia me retiene a tu lado, curioso?
¿Qué ángulo de tu rostro, esquivo, me abandona?
No te dejaré ir mientras no te posea, no te pediré prenda alguna ni fetiche con el cual invocarte. Te me
extraviarás toda si logro dar contigo.
***
DESTINO
Si precavida
te hubieses detenido en el andén
de esa calle cualquiera
que un día atravesaste sin pensarlo.
Si alguna de tus siestas se hubiese prolongado,
generosa o negligente,
tal vez no habrías llegado al día, a la hora,
al lugar
donde fatigado por una prisa irrazonable
vine a dar con tus brazos,
para, ahora, ferviente,
pedirle al Tiempo,
“ese niño que juega y mueve sus peones”,
idéntico tino
en los días que me esperan.
***
UN TROZO DE LUNA
En la carretera te recuerdo y en el retrovisor espero un trozo de luna: Noticias tuyas.
Me empiezan a aburrir estos valles donde los caballos pastan su monótona serie de poses.
Fastidiado, acelero anhelando perderme en alguna curva, resbalar hacia la noche para saber qué me
dirás.
***
JULIANA
Le he estado mostrando los pájaros en el jardín, como una cosa más puesta en el mundo para que
nosotros dialoguemos.
Aunque elegidos fortuitamente, han resultado un tema de lo más sugestivo para mis palabras lentamente
moduladas y para su pequeño índice apuntando certero.
No sobra agregar que al intrincado aleteo de las aves de Saint-John Perse se agrega ahora la muy
concreta palpitación en los pechos de los petirrojos, de los pinches, y que talvez es mi hija quien
inaugura para mí este paraje con su asombrado balbuceo.
***
ABRAZO
1
Aunque no estaba preparado
para tan frágil abrazo
recobré por tu confiada mejilla en mi pecho
toda la fuerza que el amor ha alimentado
desde el “Rojo Adán”
y deseé desde ya,
hija mía,
acompañarte descubriendo estas cosas
si la muerte no me ha tocado entonces.
2
Antes de abrir la puerta
de un modo mecánico
saco del bolsillo de mi camisa el estilógrafo.
Su filosa superficie
puede herirte en el abrazo.
Has cambiado mi vida.
***
ADIÓS
Hoy mi hija ha trazado en el aire
un incipiente adiós
dirigido a mí por sobre el hombro de su madre.
Le hemos celebrado largamente
ese primer gesto elaborado
aunque vaya acompañado de una dura comprobación:
La vida nos entrena bien temprano
para las despedidas.
POSDATA
Así como mis tres hermanos misioneros experimentan cada acto de los muchos y variados que
comprenden la rutina de un día como una manera de orar y agradecer a Dios. O como sienten que en
esa dimensión del ser, el gesto más heroico y el mas trivial valen igualmente, pues ambos importan
según encajen o no en el Gran Designio del que somos meros ejecutores (y que en ello va un goce
incomunicable que no sólo compensa las vicisitudes, sino que las hace también parte de ese canto del
mundo a su Hacedor), así también yo, de un modo profano y heterodoxo, he intentado por y para el
poema, vivir una relación no desechable con las cosas, pues de un modo ocasional me ha sido dado el
entendimiento del universo como un todo armónico que se celebra así mismo.
Y ello no me ha ocurrido en medio de las Grandes Ceremonias, sino por el contrario, amarrándome
un zapato o lavándome los dientes; o encaramado en uno de esos vehículos a la gloria llamados
tractomulas.
Y cuando sucede, lo he registrado en unos versos, recordando con gratitud a ese poeta chino del
siglo IV que todavía hoy me habla de amada bajo el árbol de durazno.
Y lo hago en una lengua que he ido tanteando con torpeza, más a través de lo que sus
traducciones del inglés me dicen que de lo que originalmente se ha escrito en ella; más a través de lo
que de un modo vago recuerdo de las frases de mi abuela que de los capítulos del Quijote; más a través
de Ernesto Cardenal que de Rubén Darío.
Por eso el tono menor y el casi impúdico regodeo en el álbum familiar. Por eso la reiteración de
unos pobres objetos cuyo único lustre es sobrevivirnos. Por eso este libro donde casi desnudo me afirmo
en la vida.
	LOS PAISAJES FRAGMENTARIOS
	En la víspera
	A propósito
	El huéped ingrato
	Julio 17
	SIENDO EN LAS COSAS
	I
	Vida
	Rumbo
	Mendiga
	Chofer
	Meretriz
	Viejo
	Albañil
	Novicio
	Agatha Christie
	Nabokov
	Cortázar
	Poseidón
	El desamor
	II
	Obra
	Reserva
	Envío
	Así
	Roma
	Retrato
	Ética
	LA PRÓXIMA LÍNEA, TAL VEZ
	La próxima línea, tal vez
	La magia
	Escritura
	Maestro
	Saga
	LUGARES
	Un lugar
	Tesoro
	El infierno
	Aguas claras
	El recuerdo
	VOLVER AL BARRIO
	Promesa
	Momento
	Mario Rivero
	Rating
	Poesía
	Doce años
	Oración
	Conversación
	Cita
	Parque de Bolívar
	Volver al barrio
	LOS OTROS LUGARES
	Extravío
	Destino
	Un trozo de luna
	Juliana
	Abrazo
	Adiós
	POSDATA

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