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BRUNER, J. - ACTOS DE SIGNIFICADO. MÁS ALLÁ DE LA 
REVOLUCIÓN COGNITIVA 
Bruner comienza diciendo que el objetivo de la revolución cognitiva era recuperar la 
mente en las ciencias humanas, entre ellas la psicología. Luego sostiene que esa 
revolución se desvió de los objetivos iniciales que se proponía. 
A continuación plantea que, a su parecer, hay una nueva revolución cognitiva, que se 
basa en un enfoque más interpretativo del conocimiento cuyo centro de interés es la 
“Construcción de conocimiento”.
Sostiene que, a finales de la década del 50, él y sus allegados creían que el 
significado era el concepto fundamental de la psicología (no los estímulos y 
las respuestas, ni la conducta observable) 
Era una revolución mucho más profunda que todo eso. Su meta era descubrir y describir 
formalmente los significados que los seres humanos creaban a partir de sus encuentros 
con el mundo, para luego proponer hipótesis acerca de los procesos de construcción de 
significado en que se basaban. Se centra en las actividades simbólicas empleadas por los 
seres humanos para construir y dar sentido no sólo al mundo, sino también a ellos 
mismos. 
Su meta era que la psicología uniera fuerzas con sus disciplinas hermanas de las 
humanidades y las ciencias sociales, de carácter interpretativo. 
En los años 50, el modelo computacional se había convertido en una metáfora matriz del 
procesamiento de la información. Bruner sostiene que “con la mente equiparada a un 
programa, cuál sería el status de los estados mentales, estados identificables no por sus 
características programáticas de los sistemas computacionales, sino por su marca 
subjetiva. En estos sistemas no había sitio para la mente, mente en el sentido de estados 
intencionales como creer, desear, pretender, captar un significado. 
http://textosdepsicologia.blogspot.com/2010/11/bruner-j-actos-de-significado-mas-alla.html
http://textosdepsicologia.blogspot.com/2010/11/bruner-j-actos-de-significado-mas-alla.html
Bruner considera que la Psicología humana no puede basarse sólo en el individuo, para 
esto utiliza un argumento constitutivo, el hombre participa en la cultura y la realización de 
sus capacidades mentales se da a través de la cultura. 
La Psicología cultural ha intentado reunir la separación de la mente y la cultura ya que 
tanto la cultura, el lenguaje como la historia desempeñan papeles importantes para 
constituir el pensamiento y la acción humana. Las mentes individuales se forman a través 
de procesos de socialización que están determinados por las condiciones culturales, 
históricas y sociales. 
Bruner, ha apuntado la necesidad de instaurar el significado como el concepto 
fundamental de la Psicología. Describir formalmente los significados que los seres 
humanos crean a partir de sus encuentros con el mundo. Centrarse en las actividades 
simbólicas empleadas por los seres humanos para construir y dar sentido no sólo al 
mundo sino también a ellos mismos. 
Existen tres razones para considerar la cultura como concepto fundamental de la 
Psicología: 
a) La participación del hombre en la cultura y la realización de sus potencialidades 
mentales a través de la cultura hacen que sea imposible construir la Psicología 
basándose sólo en el individuo. 
b) Si se considera que la Psicología se encuentra inmersa en la cultura, entonces debe 
estar organizada en torno a procesos de construcción y utilización del significado que 
conecten al hombre con la cultura. La participación en la cultura hace que el significado 
sea público y compartido. Nuestra forma de vida, adaptada culturalmente depende de 
significados y conceptos compartidos y depende también de las formas de discurso 
compartidas que sirven para negociar las diferencias de significado e interpretación. 
c) La Psicología se encuentra enraizada en un lenguaje y una estructura conceptual 
compartida que están impregnados de datos conceptuales: de creencias, deseos y 
compromisos y como es reflejo de la cultura, participa tanto en la manera que la cultura 
tiene de valorar las cosas como en su manera de conocerlas. 
La Psicología popular no es inmutable, varía al tiempo que cambian las respuestas que la 
cultura da al mundo y a las personas que se encuentran en él. 
La postura psicocultural intenta relacionar por un lado las posiciones sociales que los 
agentes ocupan en una estructura social determinada junto con las categorías culturales o 
formas simbólicas, a través de las cuales los agentes representan el mundo social, su 
producción, reproducción y transmisión y por otro lado, los procesos psicológicos 
(cognitivos, emocionales, etc.) que posibilitan que los agentes ordenen y clasifiquen el 
mundo, se guíen en él y sobre todo ejerzan sus acciones y lleven a cabo sus prácticas. 
Para la Psicología cultural el actor no sólo reproduce las categorías socioculturales 
interiorizadas, sino que las recrea constantemente en un proceso discursivo mediante el 
que otorga sentido a sus acciones y a su vida entera. 
Una Psicología sensible a la cultura está y debe estar basada no sólo en lo que hace la 
gente, sino también en lo que dicen que hacen, y en lo que dicen que los llevó a hacer lo 
que hicieron. También se ocupa de lo que la gente dice que han hecho los otros y por 
qué, así como ocuparse de cómo dice la gente que es su mundo. Decir y hacer 
constituyen una unidad funcionalmente inseparable en una psicología orientada 
culturalmente. 
Psicología y cultura no han de entenderse como conceptos excluyentes y separados sino 
como un continuo que permite establecer una relación dinámica entre las subjetividades y 
las culturas. Entendemos la cultura como constitutiva de lo psicológico: decir que los 
elementos que componen nuestra subjetividad son de naturaleza simbólica es lo mismo 
que decir que son de naturaleza cultural. 
Nuestras subjetividades son construidas en la interacción con los demás es decir en un 
proceso social, un proceso intersubjetivo, entendiendo por éste el espacio en el cual las 
personas extraen y negocian los significados sobre la realidad que configuran con su 
experiencia psicológica. 
El principio de organización simbólica es narrativo en vez de conceptual o lógico ya que 
las historias o los discursos tienen que ver con cómo interpretan las cosas o hechos los 
protagonistas, es decir, qué significan las cosas para ellos. 
La psicología cultural, no debe ocuparse de la conducta sino de la acción, que es su 
equivalente intencional, y más precisamente se preocupa de la acción situada, situada en 
un escenario cultural y en los estados intencionales mutuamente interactuantes de los 
participantes. 
Es por esto que, según Bruner nos encontramos con deseos y las acciones 
que realizamos en su nombre están mediadas por medios simbólicos. 
La interpretación de códigos y lenguajes implica hacer un análisis de la cultura, la cual 
podemos entender como un conjunto simbólico y denominador común de la comunicación 
humana, cuyo sustrato básico, está constituido por ideas que dan lugar a formas de 
pensar con las que cada persona o grupo humano explica el mundo y a sí mismo. 
Lo individual es también social: lo social penetra en el individuo y le da precisamente su 
calidad de humano. El Yo entonces es un Yo narrador, un Yo que cuenta historias.

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