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Violência Obstétrica: Causas, Consequências e Soluções

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
CARRERA DE OBSTETRICIA
CÁTEDRA DE BIOÉTICA
 
 
 
 
VIOLENCIA OBTETRICA 
 
 
SÉPTIMO SEMESTRE “B”
 
Obst. Alba Vilatuña
DOCENTE
 
 
Integrantes
Duarte Reyes Greis Alejandra
Flores Caamaño Víctor Hugo vhfloresc@uce.edu.ec
García Casanova Jennifer Nicole
Ibarra Encalada Adriana Lissette
 
2022-2023
Objetivos
Objetivo general
· Reconocer la violencia obstétrica, causas, consecuencias a corto, mediano y largo plazo y soluciones para la misma desde el punto de vista de un/a obstetriz u obstetra
Objetivos específicos
· Identificar cuáles son los tipos de violencia obstétrica que se pueden presentar en los diferentes establecimientos de salud 
· Analizar las diferentes practicas llevadas a cabo por el personal de salud en el proceso de trabajo de parto y puerperio.
· Definir cuál es el tipo más común de violencia obstétrica en el Ecuador mediante la aplicación de encuestas.
Marco teórico
· Definición de violencia obstétrica
La violencia obstétrica se refiere a las prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, en el ámbito público o privado, que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas. Incluye actos no apropiados o no consensuados, como episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva, innecesaria o iatrogénica que podría generar complicaciones graves. Esta violencia también puede ser psicológica, como por ejemplo dar a la usuaria un trato infantil, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con vejaciones.
La violencia obstétrica constituye una discriminación de género y representa una violación de los derechos humanos desde un enfoque de los derechos de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, entendidos como derechos inalienables e indivisibles de los derechos humanos. Estas praxis deshumanizantes constituyen un verdadero problema de Estado y de salud pública en diversos países del mundo. 
Las transgresiones durante el parto generan altos costos, económicos y sociales. De todas formas, más allá de los costos, existe un imperativo ético y moral que tiene que ver con lograr sociedades más justas y equitativas, libres de todo tipo de violencias
· Tipos de violencia obstétrica
La OMS dice que todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados en su salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa del embarazo, del parto, su puerperio, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación. Esta situación implica un problema de salud pública y derechos humanos. Investigaciones recibidas de todo el mundo sobre experiencias de las mujeres en el momento del parto plantean una situación alarmante. Es común escuchar relatos de mujeres que evidencian situaciones de trato irrespetuoso, ofensivo o negligente durante el parto. Hay que tener en cuenta que las mismas son especialmente vulnerables durante el parto, situación que puede a su vez tener consecuencias adversas para la crianza del bebé, en cuanto genera poca adherencia al sistema de salud el haber tenido una mala experiencia
Violencia Simbólica
La violencia simbólica es el resultado de la interiorización y la naturalización de la relación de subordinación y dependencia de las mujeres dentro del sistema de atención en salud. Por ello, existe una suerte de aceptación de las propias afectadas, que hace que las mujeres justifiquen, excusen e incluso agradezcan el ejercicio de la dominación y la violencia que recae sobre ellas Es así como las mujeres invisibilizan situaciones e interacciones donde han sido maltratadas en alguna forma, e incluso llegan a justificar esas prácticas por su propia actitud. Al introyectar la culpa, justifican los castigos que pueden recibir. La violencia simbólica contribuye, en gran medida, a la naturalización e invisibilizarían de las mujeres de las prácticas violentas que recaen sobre ellas.
Ejemplo: Pues a mí me dolía mucho entonces sí, me decían que el doctor, el de la anestesia no había llegado, que estaba durmiendo y que había que dejarlo descansar, o algo así. Pero yo no aguantaba más, entonces sí estaba como muy intensa y llamaba a las enfermeras todo el tiempo. Yo creo que ellas también ya estaban desesperadas y por eso era que no me trataban tan bien (Relato Anónimo).
Violencia Institucional
Se caracteriza por protocolizar la atención de las gestantes dentro de las instituciones hospitalarias. La realización de intervenciones médicas protocolarias sin justificación médica violenta, tanto a la mujer que es intervenida sin necesitarlo ni autorizarlo, como al personal de la salud que se ve obligado a su cumplimiento, aun cuando su experiencia y criterio sean contrarios a esa normatividad.
Ejemplo: En el curso psicoprofiláctico nos estaban explicando los cuidados que hay que tener con la herida de la episiotomía, sobre el dolor y el ardor que era normal sentir y sobre la importancia de la dieta para no tener estreñimiento la enfermera decía: “si no me hacen caso con lo de la comida y les da estreñimiento van a ver las estrellas de dolor”. Entonces otra señora preguntó: “pero esa episiotomía solamente se hace si es necesario, ¿cierto?” Y la enfermera le contestó en tono como de burla: “no mamá, todas acá van a salir con episiotomía, de eso ninguna se salva, a menos de que le toque una cesárea, en ese caso los cuidados de la herida quirúrgica son los mismos. (Relato de María)
Violencia Física 
Junto con la violencia institucional están las modalidades de violencia física de la violencia obstétrica. Una de ellas está asociada precisamente con la repetición de protocolos en una mujer que no requiera de intervenciones durante su parto. En este sentido, toda intervención realizada en una gestante, que no esté médicamente justificada y aprobada por la mujer, puede ser considerada como violencia obstétrica. De la misma manera, forzar a una mujer a consentir intervenciones como cesáreas, por medio del uso y abuso del poder médico obstétrico, por medio de la administración del miedo por el estado de vulnerabilidad, constituye una violación de sus derechos humanos. 
Así mismo, la violencia física también se expresa en intervenciones médicas dolorosas, realizadas sin utilización de alguna medida que mitigue el dolor, existiendo los medios y las condiciones para utilizar analgesia o anestesia; los tactos vaginales reiterados y realizados por más de una persona y la realización de maniobras e intervenciones de manera brusca y poco considerada con la mujer que las recibe.
Ejemplo: Como el señor me estaba haciendo daño, entonces yo me tensioné. Entonces el señor dijo que me tenía que relajar. Yo intentaba relajarme, pero el señor me volvía a hacer daño, entonces al final el señor se puso pues grosero conmigo y me empezó a decir que me relajara que no le estaba dejando hacer su trabajo. Entonces yo le dije: “que usted me está haciendo daño” y el señor volvió a meter los dedos con fuerza, volvió a hacerme daño y bueno la cosa terminó en que yo terminé callada llorando porque el tipo fue bastante miserable. (Relato de Virginia)
Violencia Psicológica
Es el resultado de un trato deshumanizado que viola los derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres durante la atención. En este punto, es importante analizar la conceptualización de la mujer dentro de los modelos tecnocrático e industrializado del parir/nacer de las instituciones. Las mujeres en estos contextos son conceptualizadas como contaminantes para la atención cómoda del parto por parte del personal de la salud. En este sentido, la gestante, sus miedos, dudas, sensaciones y opiniones son invisibilizadas y suprimidas en tanto se percibe que contaminan, obstruyen, incomodan la labor del personal de la salud en el cumplimiento de los protocolos de atención. Así,las mujeres manifiestan haber sido invitadas en múltiples ocasiones durante su trabajo de parto a guardar silencio, “a colaborar” y a obedecer. Sumado a esto, se encuentra la ausencia de respeto por aspectos relacionados con la intimidad de las mujeres ya que, en el ámbito hospitalario, el pudor y la vergüenza ante la exhibición de sus cuerpos y genitales desnudos no es tenida en consideración.
Ejemplo: yo me porté bien, no me quejé nada, es que yo no quería que me trataran como a otra señora que estaba allí, que se quejaba mucho de dolor y gritaba mucho si viera como la trataban, eso le decían “cállese vieja tal por cual, ya nos tiene mamados con esa gritadera, eso sí quien la manda, no haberse puesto en esas, si quiere que le demos algo entonces cállese”, incluso un médico le dijo: “¿acaso me llamó a pedirme ayuda cuando estaba haciendo al muchachito?” entonces, como yo ya había visto eso, cuando me empezó a doler mucho, pues me aguanté todo lo que podía para que me trataran bien, ¿si me entiende? (Relato de Rosa)
Pocas veces en la vida había sentido tanto dolor, ese tacto fue muy doloroso, ¡tenaz! No te imaginas el dolor, entonces pues yo grité “aaaahh” y me dice el médico como: “pero me imagino que cuando se la metió el que la embarazó ahí si no gritaba”. (Relato de Susana)
· Población más afectada por la violencia obstétrica
La violencia obstétrica es un problema del cual ninguna mujer está exenta, según la OMS aproximadamente 1 de cada 3 mujeres han sufrido algún tipo de violencia obstétrica durante el embarazo, parto o puerperio, aunque se ha encontrado que es más probable experimentar este tipo de violencia si se cumple con ciertas características como:
1. Centro de salud público: Ser atendida en un centro de salud u hospital de carácter público ha demostrado ser un factor que puede llegar a aumentar la probabilidad de sufrir violencia obstétrica en comparación con las clínicas privada.
2. Bajo nivel de escolaridad: Un nivel de bajo de conocimiento acerca de los derechos sexuales y reproductivos que las mujeres poseen durante su gestación aumenta la probabilidad de sufrir violencia obstétrica, debido a que estas mujeres no pueden tomar acción frente a algo que desconoce.
3. Bajo nivel socioeconómico: La pobreza se suele asociar a falta de educación por lo que el desconocimiento de derechos de las pacientes y de las obligaciones del personal de salud determina un aumento en la violencia obstétrica.
4. Comunidades históricamente marginadas: Las mujeres indígenas, negras, afrodescendientes o montubias suelen tener mayor cantidad de hechos violentos durante su embarazo por parte del personal de salud, esto puede pasar porque el personal de salud tiende a tener prejuicios y sobreentiende que este tipo de paciente no conoce sobre sus derechos, por lo que recurren más a este tipo de actos consciente o inconscientemente.
5. Orientación sexual: Aunque pueda sonar contraintuitivo, existe un porcentaje amplio de mujeres no heterosexuales embarazadas, esto se da por medios de inseminación artificial, el poco conocimiento por parte de los profesionales de la salud sobre el correcto trato a la población LGTB+ se suele incurrir en actos de violencia de todo tipo, incluyendo la obstétrica.
· Violencia obstétrica en Latinoamérica 
En américa latina los casos de violencia durante el embarazo son inacabables, en países como Argentina aproximadamente el 43% de las mujeres embarazadas relatan haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica, en Chile según un artículo escrito por la PAHO en colaboración con la IRIS mencionó que el 79% de las mujeres refieren o creen haber tenido algún acto de violencia durante su embarazo, en Venezuela por su parte un 63,6% de mujeres dicen haber presenciado algún acto de violencia obstétrica por parte de médicos o enfermeras, mientras que en Ecuador donde el 42% de las embarazadas sufrieron violencia obstétrica.
Con estos datos, podemos inferir que en Latinoamérica el problema de la violencia obstétrica es un problema de gran importancia en el sistema de salud actual, esto puede llegar a tener consecuencias tanto físicas como emocionales en la gestante y su hijo, en algunos casos se realizan procedimientos no necesarios como la episiotomía o la cesárea, la realización de maniobra de Kristeller puede llegar a aumentar la probabilidad de desgarro y prácticas como enemas o el uso de oxitocina no indicada para el trabajo de parto también se consideran violencia obstétrica siempre y cuando no sean necesarios durante el correcto trabajo de parto, insultos, humillaciones y uso de sobrenombres suelen ser frecuentes. Esto promovió la creación de ciertas leyes para precautelar este tipo de acciones en los centros de salud, por ejemplo, en argentina se ha creado las Leyes 929 de Protección del Embarazo y Recién Nacido (2004) y 26.485 de Protección de Violencia hacia la Mujer (2009), en Ecuador se creó la guía de atención de parto culturalmente adecuado, Venezuela ha tipificado el delito de Violencia Obstétrica en la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y en México se modificó la ley general para la igualdad entre mujeres y hombres para garantizar el correcto trato de la mujeres durante su embarazo, parto y puerperio.
Pese a los grandes pasos que se han dado en toda Latinoamérica para evitar la violencia obstétrica y mejorar el trato con calidez y calidad, los números de violencia son considerablemente altos, por lo que podemos decir que en Latinoamérica hace falta algo más que solo leyes que fomenten el correcto trato por parte del personal médico, sino que también es necesario la educación de las mujeres para que conozcan sus derechos y como deben ser tratadas para que no sufran estos deplorables actos y, en caso de presenciarlos o sufrirlos, denunciarlos, evitando así que aquellos que cometen violencia sean juzgados en base a su acción.
· Violencia obstétrica en ecuador
La violencia obstétrica se produce cuando se suman violencia de género y mala praxis médica. Es un tipo de violencia ejercida por parte del personal sanitario sobre los cuerpos de las mujeres principalmente durante el embarazo, parto y postparto. Aunque no existe todavía un consenso internacional sobre la definición del concepto de violencia obstétrica, este concepto sí se ha definido en diferentes fuentes. Por ejemplo, a nivel legislativo, en la ley orgánica sobre los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, de 2007 en Venezuela, se la define como: “la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres…”. En Europa, no existe legislación al respecto y la violencia obstétrica es un tema que cada vez suscita mayor debate, sobre todo, promovido por organizaciones y diversos movimientos sociales con el fin de defender los derechos humanos.
En Ecuador, la violencia obstétrica está nombrada en el artículo 10 de la Ley Orgánica Integral para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, en el que se enumeran los tipos de violencia de género. En este caso no solo hace referencia a la violencia obstétrica —que afecta a las mujeres durante el embarazo, parto y postparto— sino a todas las mujeres que reciben atención en su salud sexual y reproductiva, esta clasificación más amplia se llama violencia gineco-obstétrica.
La Ley la define como «toda acción u omisión que limite el derecho de las mujeres embarazadas o no, a recibir servicios de salud gineco-obstétricos. Se expresa a través del maltrato, de la imposición de prácticas culturales y científicas no consentidas o la violación del secreto profesional, el abuso de medicalización, y la no establecida en protocolos, guías o normas; las acciones que consideren los procesos naturales de embarazo,parto y posparto como patologías, la esterilización forzada, la pérdida de autonomía y capacidad para decidir libremente sobre sus cuerpos y su sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida y salud sexual y reproductiva de mujeres en toda su diversidad y a lo largo de su vida, cuando esta se realiza con prácticas invasivas o maltrato físico o psicológico.»
Sin embargo, esta Ley que se publicó en el Registro Oficial en febrero de 2018— no tiene aún un reglamento por lo tanto no está claro cómo se puede aplicar.
En 2019, en un fallo de la Corte Constitucional se desarrolló el concepto de violencia obstétrica, al analizar el caso de una mujer embarazada quien no recibió atención adecuada y especializada en un hospital del Instituto de Seguridad Social al momento de su parto. Según la Corte, la mujer sufrió vulneraciones en sus derechos constitucionales a una atención prioritaria, a la salud y a la seguridad social que le dejaron secuelas físicas y psicológicas.
· Análisis de datos obtenidos
Hemos aplicado una encuesta a pacientes posparto con el interés de saber cuántas de ellas han sufrido violencia obstétrica según su etnia, estado civil, su instrucción y demás. En base a los resultados de la encuesta tenemos que un 70% de mujeres tuvieron su parto en un hospital público, el 90% de mujeres postparto se identifican mestiza seguida por indígena, mulata y montubia. En la instrucción de estas mujeres un 50% tienen educación superior, en el estado civil en un 46.7% son solteras El 73,3% de partos termino en parto vaginal. El 80% de mujeres posparto no tuvieron complicaciones durante su parto. El 83.3% de nuestras encuestadas tuvieron más de 5 controles prenatales. Al 56,7% de mujeres les realizaron un tacto vaginal cada 4 hora. Al 63,3% no se le rasuro antes, durante o después del parto. Al 63,3% no se le rasuro antes, durante o después del parto. El 86.7% no se le realizó un enema. Un 46.7% si quería estar acompañada de algún familiar durante su trabajo de parto. Al 73.3% no le dieron la opción de colocarse como deseaban durante el parto. En un 90% de paciente posparto no experimentó algún tipo de violencia durante su embarazo, parto o postparto mientras que en 6,7% tuvieron una presión brusca en el abdomen y un 3,3% les pusieron sobrenombres. En un 76.7% se le informo a la paciente todo procedimiento a seguir. En esta encuesta se aprecia que aún existe violencia obstétrica, pero en muy poca cantidad.
El 70% de las mujeres encuestadas han tenido su parto en un hospital público mientras que un 16,7% en una clínica privada.
El 90% de mujeres postparto se identifican mestiza seguida por indígena, mulata y montubia.
En la instrucción de estas mujeres un 50% tienen educación superior mientras un 33.3% son bachilleres y un 16.7% solo han terminado su educación primaria.
En su estado civil un 46.7% son solteras, un 33.3% están en unión libre y un 16.7 casadas.
El 73,3% de partos termino en partos vaginales mientras que el 23,3 termino en cesárea.
El 80% de mujeres posparto no tuvieron complicaciones durante su parto.
El 83.3% de nuestras encuestadas tuvieron más de 5 controles prenatales.
Al 56,7% de mujeres les realizaron un tacto vaginal cada 4 hora y al otro 43.3% no se lo hicieron con ese intervalo.
Al 63,3% no se le rasuro antes, durante o después del parto.
El 86.7% no se le realizó un enema.
En un 56.7% no se le coloco suero al ingresar al hospital.
Un 46.7% si quería estar acompañada de algún familiar durante su trabajo de parto.
Al 73.3% no le dieron la opción de colocarse como deseaban durante el parto.
En un 90% de paciente posparto no experimentó algún tipo de violencia durante su embarazo, parto o postparto mientras que en 6,7% tuvieron una presión brusca en el abdomen y un 3,3% les pusieron sobrenombres.
En un 76.7% se le informo a la paciente todo procedimiento a seguir.
Marco legal de la violencia obstétrica
La violencia es un fenómeno globalizado que a lo largo de la historia de la humanidad y a lo ancho de la geografía del mundo es caracterizado por una situación que rompe los límites de la persona y que se puede manifestar por daño en el plano psicológico, físico, económico y político entre otros. En este sentido la violencia en función del género es uno de los abusos contra los derechos humanos y uno de los problemas de salud pública y social más difundidos en el mundo actual, debido al gran impacto negativo que ejerce sobre la salud, la morbilidad y la mortalidad que afecta a muchísimas mujeres. Es también, una de las manifestaciones extrema de la desigualdad relacionada con una larga lucha contra la violencia de género, donde se reconoce una condición de subordinación y discriminación fundada en modelos de sociedades patriarcales.
La violencia obstétrica implica la violación del derecho sexual y reproductivo que tiene la mujer, pues se está tomando en cuenta que este tipo de violencia contra la mujer, puede surgir o ser producto relacionado con la falta de empatía y malestar emocional entre el médico y la paciente, cuando se presentan conductas en las que el personal de salud pudiera vulnerarle o menoscabarle sus derechos, al incurrir en un trato deshumano, abuso de la medicación, entre otros, que le afectarían, en consecuencia, su calidad de vida.
La violencia obstétrica se constituye un grave problema de salud pública y de violación sistemática de los derechos humanos de las mujeres, es una forma de violencia de género, la cual pasa ignorada, invisibilizada y no especialmente reconocida como tal, ni desde un punto de vista jurídico ni psicológico, ni desde una mirada bioética
El principio de autonomía enfatiza el rol preponderante de la mujer en la toma de decisiones sobre la atención a su salud. Ella debe contar con toda la información disponible sobre los diferentes tratamientos, incluyendo riesgos y beneficios, para que tome una verdadera elección informada y luego dar su consentimiento. Los derechos sexuales y reproductivos hacen parte integral de los derechos humanos de las mujeres, tienen el derecho al más alto nivel de atención en salud sexual y reproductiva, sin coacción, discriminación o violencia. De igual forma, derecho a la integridad de su cuerpo
Un referente importante en cuanto a los derechos de las mujeres es la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos de Viena, que evidencia un enfoque integral de los derechos humanos y el compromiso de los Estados y de la comunidad con su promoción y protección a nivel internacional, nacional y local. Aprobado en Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas 48/104, del 20 de diciembre de 1993, y publicado el 23 de febrero de 1994, en este documento se aborda de manera clara y específica la violencia contra la mujer. En su artículo primero se ofrece una definición: todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la vida privada.
En el informe de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, se señala que la dignidad individual y los derechos humanos, incluido el derecho a planificar la propia familia, son fundamentales. Además, se define la salud sexual y reproductiva como “un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos”. 
Es necesario indicar que los derechos sexuales y reproductivos constituyen derechos básicos que instan a informarse y a decidir de forma libre y responsable sobre la sexualidad, el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre embarazos y así tratar de alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva.
En la convención, se indica que la violencia puede darse tanto en el ámbito público como en el privado, puede expresarsede diversas formas: física, psicológica, sexual, entre otras. Se menciona que la mujer tiene derecho a una vida libre de violencia. Incluso se considera varios factores que pueden incidir específicamente en la violencia hacia la mujer: cuando está embarazada, es discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación socioeconómica desfavorable, afectada por situaciones de conflictos armados o de privación de su libertad.
Las mujeres pierden su voz y poder de autonomía al no cuestionar las prácticas médicas que realiza el sector de la salud, acatando las órdenes que se les imponga por el bienestar de su salud durante el parto y la atención del recién nacido. Esto, la mayoría de las veces se desarrolla sin tomar en cuenta las necesidades por las que están pasando o cuál es la situación actual en la que se encuentran, tanto con relación a su bienestar físico como a su situación emocional. Varias mujeres no conocen sobre los derechos que tienen al momento de recibir atención médica, lo cual perjudica su acceso a una atención digna y humanizada.
Ecuador no tiene una legislación que prevenga y sancione el maltrato que sufren las mujeres por parte del personal médico durante su trabajo de parto en los hospitales y clínicas tanto públicas como privadas. En Latinoamérica solo los países de Argentina, México y Venezuela se han tipificado como un delito debido a los numerosos casos que se registran.
La Organización Mundial de la Salud, establece, que se ha calculado que más de 11,500 mujeres y niñas mueren cada día como resultado de complicaciones prevenibles que ocurren antes, durante y después del embarazo y parto; y que, a nivel global, la mortalidad materna es la principal causa de muerte en mujeres y niñas en edad reproductiva
“Las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar no quieren que las toquen. Esto hace que en la consulta sean reacias a ser examinadas, mal interpretadas por los médicos/as y rememoren experiencias pasadas” Galimberti (2002)
Posibles soluciones como obstetrices 
En todo el mundo, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación. 
Garantizar el acceso universal a una salud sexual y reproductiva segura, aceptable y de buena calidad, especialmente el acceso a los anticonceptivos y a la atención de la salud materna puede reducir drásticamente los índices globales de morbimortalidad materna.
Todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados en salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación
Las posibles soluciones frente a la violencia obstétrica planteadas por la OMS y de las que podrían ser parte las Obstetrices:
1. Mayor respaldo del Gobierno e investigar sobre el maltrato y la violencia a la mujer en la atención del parto
2. Priorizar la humanización en el personal de salud desde la etapa de estudiantes
3. Iniciar y respaldar programas diseñados para mejor la calidad de la atención materna
4. Realzar el derecho de la mujer a recibir una atención de la salud digna y respetuosa en el embarazo y el parto 
5. Generar datos relacionados con las prácticas de atención respetuosa e irrespetuosa por parte de las Obstetrices
Conclusiones
· Es importante visibilizar algunas de las expectativas que tienen las mujeres que han experimentado violencia obstétrica en la atención de sus partos.
· Se debe considerar la situación de violencia obstétrica en el Ecuador como algo que debería ser incluido en el marco legal y pueda ser penado.
· Conocer los grupos que han sufrido históricamente más violencia obstétrica, nos ayuda a evitar este tipo de comportamientos céntranos en grupos prioritarios, sin olvidarnos de el resto de las pacientes que acuden a consulta
· Pese a que la población de estudio no es lo suficientemente grande para aclarar cuál es la tendencia de la violencia obstétrica, podemos llegar a concluir que el número de pacientes que refieren haber sufrido algún tipo de violencia es menor en comparación con los años anteriores, puede ser debido a medidas como ESAMyN, entre otros.
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