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Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO Clase 25 LA FAMILIA DE LOS ADULTOS MAYORES QUE REQUIEREN CUIDADOS. Relaciones intergeneracionales. Síndrome del nido vacío. Viudez. Proyecto de vida. La familia no es una institución espontánea. Ha estado ligada históricamente al desarrollo de las sociedades y a los modos culturales de organización social. Es un lugar privilegiado de la intimidad subjetiva, de construcción de identidades, de procesos de alienación y diferenciación. La familia aparece como la organización social básica que permite reproducir la vida cotidiana en sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales. No obstante es un espacio complejo y contradictorio. Emerge como producto de múltiples condiciones en un determinado contexto socio-político, económico y cultural, y está atravesada tanto por una historia de modelos o formas hegemónicas de conformación esperadas socialmente como por una historia singular de la propia organización de cada familia. La familia no es un lugar que puede ser naturalizado como bueno en sí mismo, pues en ella también se pueden consolidar y reproducir las desigualdades sociales, por ejemplo entre el hombre y la mujer, entre padres e hijos, donde también suelen existir autoritarismos, individualismos y procesos discriminatorios. Tal el caso que representa la situación de los adultos mayores, especialmente los de edad más avanzada, que en oportunidades sufren situaciones de abandono familiar, cuando no son expulsados con la internación geriátrica; u otros tipos de arreglos intrafamiliares, en donde no se tiene en cuenta la subjetividad del propio anciano. Las actuales investigaciones dan cuenta que se evidencia un fenómeno sin precedente en la historia humana: la verticalización de las familias. Es decir, se suceden 4 o 5 generaciones vivas, lo que implica que en esas familias hay personas cada vez más viejas (abuelos, bisabuelos, tatarabuelos) y menos personas jóvenes (producto de la disminución de la natalidad) que se puedan responsabilizar de ellas. Con pocos hermanos o sin ellos, en situaciones extremas podrían llegar a desaparecer las categorías de primos y tíos. De modo que las relaciones intrageneracionales tenderán a decrecer; en tanto que las relaciones intergeneracionales aumentarán. Es así que cada vez más presenciaremos situaciones de "personas viejas viviendo solas, sin redes primarias de apoyo”. 1998). Actualmente, las familias más tradicionales suelen contener al adulto mayor en su ámbito hogareño, siempre y cuando se presenten una serie de condiciones como tales como: nivel de independencia y de salud aceptables, edad, equilibrio psicosocial, ingreso económico (en épocas de crisis y desempleo, el tener un jubilado en la casa, posibilita un ingreso seguro del cual se benefician otros miembros de la familia). Por otra parte, en cada http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO vez mayor proporción, se considera la figura de cuidadores y asistentes domiciliarios, disminuyendo la probabilidad de internación en instituciones geriátricas. El ciclo de vida familiar De acuerdo con el modelo de la OMS, las familias van cumpliendo con un ciclo de vida que está distribuido en 6 etapas: 1. formación (constitución de una pareja) 2. extensión (desde el nacimiento del primer hijo hasta el nacimiento del último hijo) 3. 3.extensión completa (desde que nace el último hijo hasta que el primer hijo se va de casa) 4. contracción (desde que el primer hijo abandona el hogar hasta que lo hace el último) 5. contracción completa (desde que el último hijo abandona el hogar hasta la muerte de un cónyuge) 6. disolución El adulto mayor está “encasillado” en las tres últimas etapas del ciclo familiar. En la cuarta etapa, la de contracción, desde que el primer hijo se va del hogar hasta que lo hace el último, no hay aún adultos mayores a no ser que el padre o la madre de la pareja se incorporen al domicilio, o que los hijos abandonen muy tarde el hogar. La quinta etapa incluye importantes pérdidas (incluye la jubilación, por ejemplo) pero también ganancias. Entre las pérdidas aparece la disminución de los ingresos económicos, aunque el nivel patrimonial no suele ser tan deficitario a partir de que muchos de ellos gozan de vivienda propia. Como ganancia se menciona el tiempo libre, pero este puede convertirse también en un pérdida (desencuentro de la pareja cuando los hijos se han ido, resurgimiento de viejas disputas no resueltas, etc.) Lo que suele suceder es que los patrones previos de relación ya no le sirvan y haya que elaborar otros nuevos, fundamentalmente con la pareja, los hijos y los nietos (si los hay). En esta etapa se produce la crisis que conocemos como el “síndrome del nido vacío”, una vez que los hijos se encaminan hacia la independencia y la pareja debe reestructurarse a partir de un encuentro diferente al propiciado por la paternidad y la maternidad. Suele ser el momento de “enfrentarse a viejos problemas con nuevas respuestas”. La sexta y última etapa es la que se inicia con la muerte de uno de los cónyuges. Es en esta etapa cuando se hace presente el sentimiento de soledad y la búsqueda de nuevas formas de involucrarse con la familia. Forma que va a depender del estado de salud en el que se encuentre. Esta es una de las pérdidas más importantes del adulto mayor y que más debilita su red social y familiar, en especial cuando es la mujer la que muere, con el consiguiente aumento estadístico de la mortalidad del esposo en los siguientes seis meses. http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO Cuando los hijos incorporan al adulto mayor viudo a sus hogares, este debe adaptarse a las reglas, pero además el antiguo sistema debe reorganizarse para incluir al nuevo miembro y modificar algunas de sus normas. Existe una tendencia a mantener las antiguas pautas, lo que suele promover estrés en el geronte, sobre todo si tenemos en cuenta la dificultad para el cambio y el miedo a realizarlo. Es un acontecimiento vital estresante tanto para la persona envejecida como para la familia que lo recibe; independientemente de que esta incorporación puede ser o no voluntaria, y aun siéndolo puede no ser unánimemente deseada por todos los miembros de la familia. De la adaptabilidad de esta familia y de cómo resuelvan esta situación, dependerá que la nueva incorporación contribuya a su crecimiento y el de sus componentes o genere una inadaptación que desemboque en conflictos y hasta enfermedades. La incorporación no sólo ocasiona cambios en las reglas y pautas de funcionamiento, sino que también pueden aparecer alianzas entre el abuelo y los nietos o entre abuelo y el padre o la madre, perturbando el sistema previo organizado. Cuando el mayor es una persona dependiente, y en especial cuando sufre una demencia, se pueden presentar problemas adicionales como dificultades en la vivienda, (camas, baños no adaptados, etc.); cambios en los hábitos de vida, dudas en el cuidado, dificultades en la comunicación, agotamiento y estrés, sentimientos de culpa en los cuidadores, cambios en los roles familiares, responsabilidades desiguales en la atención y disminución de la vida social de los cuidadores, entre otros. Muchas veces el adulto mayor no es trasladado al domicilio de un hijo, sino a los domicilios de todos los hijos de forma rotativa, “viejo golondrina”. Cada familia puede tomar esta iniciativa por distintos motivos, pero la situación más frecuente, responde a la intención de los hijos de equiparar familiarmentelas cargas del cuidado. Esto dificulta la adaptación tanto del adulto mayor como de sus familiares, ocasionando estrés por el continuo cambio, lo que en ocasiones agrava los cuadros de demencia. Si la red familiar se afecta y debilita, el riesgo de institucionalización aumenta, especialmente con la aparición de enfermedades. En Argentina el porcentaje de adultos mayores residentes en instituciones es reducido (alrededor del 2%) pero condicionado, entre otros, por la fortaleza de las relaciones familiares. Un estudio reciente ha indicado que no es ni el matrimonio, ni la paternidad, ni la abuelidad, ni el climaterio, ni el abandono de la casa paterna, sino el cuidado de los propios padres lo que trae el mayor problema en el área de la vida familiar y constituye la mayor fuente de estrés.”(Secretaría de Tercera Edad y Acción Social.2000, p.295) http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO La familia como cuidadora El cuidado familiar puede ser considerado como un indicador de la solidaridad o del conflicto familiar. Las relaciones que se establecen durante el cuidado son muchas veces contradictorias y ambivalentes. Si previamente a la dependencia de la persona mayor había una relación cordial puede que haya cierta actitud favorable hacia el cuidar; por el contrario, si las relaciones anteriores fueron conflictivas, la nueva situación las complica aún más. Se entremezclan vivencias anteriores y viejos recuerdos que pueden transformarse en reproches. Todo ello se agrava y puede dar lugar a discusiones y desacuerdos cuando varios hijos deben hacerse cargo del cuidado del padre, la madre o de ambos. Los procesos de desfamiliarización son muy variados y han seguido distintos ritmos a través de la historia, pero no implican suponer que las familias no quieren seguir cumpliendo determinadas funciones o que los cuidados a prodigar a sus mayores van a quedar exclusivamente en manos del Estado. Otro cambio que afecta las funciones familiares del cuidado, es la disminución de las familias tradicionales en las que el padre trabaja y la madre se dedica al cuidado de sus hijos. La participación de las mujeres en el mercado de trabajo aumentó de forma sostenida en la segunda mitad del siglo pasado. Uno de los cambios más notables en relación a las formas de convivencia, es que las mujeres que viven en pareja tienen un alto crecimiento en su participación laboral. Tan sólo un 28 % de los hogares urbanos se ajusta al modelo tradicional de familia nuclear compuesta por madre dedicada exclusivamente a las actividades domésticas y padre único proveedor de ingresos. Uruguay, país de cultura similar a la Argentina, se ubica entre los países de la región que presenta el porcentaje más bajo de familias tradicionales formadas por hombres proveedores económicos y mujeres amas de casa. Vulnerabilidad y cuidados de los adultos mayores Los ancianos longevos constituyen el grupo de mayor riesgo en la vejez por su fragilidad. La gran mayoría vive con la familia y de ellos, el porcentaje más alto sin el cónyuge. En contextos de alta vulnerabilidad suele haber una persona que no es anciana, viviendo con el anciano. Ese apoyo adicional suele ser muy importante para la supervivencia del anciano, toda vez que las familias, en situaciones de alta vulnerabilidad no cuentan con recursos financieros para pagar servicios de terceros. Cabe aclarar que el contar con una persona o más en los domicilios, no significa necesariamente, que los ancianos cuenten con un cuidado más adecuado. El cuidador principal –que bien puede ser un familiar o un asistente contratado para ello- es quien provee casi toda la asistencia, mientras que el resto de los familiares o bien no apoyan en absoluto o realizan actividades de apoyo muy acotadas y puntuales. Para amigos y familiares, el estar pendientes de la persona dependiente supone una limitación importante para realizar otras actividades en la vida diaria. De allí la demanda de http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO auxiliares formados para llevar adelante las tareas de cuidado de sus seres queridos en el seno de su vida hogareña. En el mejor de los casos, los familiares pueden estar pendientes mediante una “supervisión activa”, es decir, están pendientes de la persona mayor e intervienen en los casos de necesidad. Estos son los miembros que además suelen llevar adelante las gestiones con las obras sociales y los servicios de salud. Debido a la mayor proporción de viudas, el estrés que experimentan los hijos por prestar cuidados personales a sus madres dependientes, los afecta de manera particular y de allí que se observe un incremento en la contratación de asistentes gerontológicos para las mujeres dependientes. Con frecuencia la dependencia supone un deterioro de la relación entre la persona dependiente y la persona que la cuida. La falta de disponibilidad de tiempo personal y la necesidad de contar con momentos de libertad para ellos mismos es una idea permanente en el discurso de los cuidadores. Las relaciones más allá de la familia, también se ven afectadas, fundamentalmente por la falta de tiempo para comenzar o mantener vínculos. Cuando el cuidado es responsabilidad de una sola persona, el aislamiento es mucho mayor. La existencia de varios cuidadores en el hogar permite tener tiempo libre y dedicar tiempo a las actividades cotidianas de cada uno. Estrategias familiares más frecuentes para afrontar el cuidado de sus ancianos A fin de hacer frente a la necesidad de cuidar a sus ancianos con dependencias, las familias llevan adelante distintas formas o estrategias para dar respuesta a esta situación, entre ellas se mencionan: -Cuidado solidario: en este modelo, lo más común es que un cuidador principal asuma la tarea del cuidado del adulto mayor, o que la persona mayor sea cuidada por distintos familiares en sus domicilios en forma rotativa. También es frecuente una situación de “cuidado recíproco” o de intercambio de cuidados entre el cuidador y la persona cuidada (por ejemplo: los adultos mayores son cuidados por sus hijos y a su vez estos colaboran en el cuidado de sus nietos). -Contratación de servicios domiciliarios: se suelen dar situaciones diferentes en los hogares. La primera vinculada a la contratación de un servicio de cuidados formales por situaciones puntuales como episodios de enfermedad, internaciones, viajes del cuidador principal, entre otros. La segunda situación es la contratación de cuidadores formales para atender las necesidades de asistencia de los ancianos y además, la de un servicio doméstico para la limpieza del hogar. La tercera es la incorporación al hogar de un servicio doméstico que cumple tareas de cuidados y de limpieza. -Apoyo en redes informales: implica un cuidado informal brindado al hogar por parte de vecinos, amigos o familiares no residentes. Esta estrategia se caracteriza por el apoyo no http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO estructurado para atender algunas de las necesidades de los adultos mayores como pago de cuentas, compras, visitas, recreación, etc. -Autocuidado del adulto mayor: a veces, el adulto mayor cuida de sí mismo o cree estar en capacidad de hacerlo. Son casos en los que los adultos mayores viven solos y manifiestan no tener necesidad de cuidados porque no se perciben a sí mismos como necesitados de ayuda o porque realmente gozan de autonomía. Adultos mayores y proyecto de vida Es cierto que en los últimos años el interésen los adultos mayores como resultado del envejecimiento poblacional ha causado un interés en este campo y se ha tratado de crear una visión más activa, menos restrictiva de las capacidades de las personas de la tercera edad. En este sentido, es necesario que quienes rodean al adulto mayor, ya sean sus cuidadores primarios, médicos, o su personal de asistencia lo alienten a realizar actividades, pero no sólo con el fin de “pasar el rato” o de “entretenerlo”, sino con la intención de que éste cree un objetivo real de vida y, en un sentido más riguroso, que se haga responsable de su vida, como lo hace cualquier adulto. Esto, probablemente, se perciba muy estricto, pero hay que romper muchos mitos acerca de la existencia de los adultos mayores, y además deben dejar de ser tratados como niños, porque no lo son. Tienen conocimientos y experiencias que no deben ser desvaloradas y que les otorgan toda la capacidad para crear un proyecto de vida. Un proyecto es un plan que se idea para poderlo realizar. En este sentido, un proyecto de vida se refiere a la definición de un plan de lo que se desea hacer en la vida; es aquello que una persona se traza con el fin de conseguir uno o varios propósitos para su existencia, En otras palabras, se asocia al concepto de realización personal, donde lleva a las personas a definir conscientemente las opciones que puede tener para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone. Un proyecto de vida le da un por qué y un para qué a la existencia humana y, con eso, le otorga sentido al presente, porque de alguna manera se vive del presente pero sin perder de vista que el futuro se construye día a día. Al encontrarse transitando las últimas etapas de su vida, es importante que las personas mayores decidir por sí mismas, ya que implica tomar las riendas de la vida personal y asumir las consecuencias de dichas decisiones, es decir, ser responsable. Es por ello que deben ser estimulados frecuentemente a plantearse nuevos retos, primero a muy corto plazo y así sucesivamente, hasta crear un proyecto de vida o alentar un proyecto ya existente. La familia debe involucrarse activamente, ya que es esencial que las personas mayores se sientan apoyadas y motivadas constantemente, y además deben interactuar con otras personas mayores con las que compartan sus logros, aunque sus proyectos de vida sean distintos. Consideraciones finales http://www.institutoicr.com.ar/ Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO En la perspectiva actual de abordaje de la temática del adulto mayor se hegemonizan las discusiones en torno a los planteos del envejecimiento y los sujetos del mismo: los viejos. Sin embargo, la problemática debe ampliarse e instalarse en el ámbito de la familia. Para lograr un aumento en los niveles de calidad de vida de los adultos mayores, además del alcance y la cobertura de las políticas públicas, es fundamental el lugar que se les otorga a las personas mayores en las actuales condiciones y posibilidades de las familias. En estas cuestiones es donde se entrecruzan el contexto, las concepciones de familia, las posibilidades de desarrollo, sus funciones y el desempeño de roles de sus miembros; además de condiciones materiales y simbólicas de existencia vital. A partir del enfoque sistémico, los miembros de una familia interactúan y son influenciados unos a otros en el comportamiento, pensamientos y sentimientos. En este contexto son susceptibles de aparición ciertos conflictos en las relaciones familia-adulto mayor. La situación eventual de fragilidad física y mental que pueden aparecer en las personas mayores ocasiona sentimientos de pena, culpa, impotencia y agotamiento en los miembros de la familia. En este marco de interacción es que los asistentes gerontológicos nos insertamos como un elemento más que permite reconfigurar el sistema en cierta medida. Otro aspecto clave para la intervención son los sistemas de Apoyo Social, tales como los grupos de apoyo, y la comunidad toda que debe tener presentes dos cuestiones: primero, tender a una educación que logre cambiar de actitudes sociales hacia la etapa de la vejez y por consiguiente la percepción desfavorable de la tercera edad. Segundo, influir en la elaboración de la política pública en beneficio de este grupo poblacional. Esta concepción educativa no sólo debe estar centrada en el "otro"; sino en el mismo sujeto que envejece: educación, en este sentido, es aquel actuar que lleva a aprender a vivir como persona humana en plenitud en cada momento de la vida, a lo largo de la existencia. Es la que apela a recuperar la dignidad de la vida en todo tiempo y circunstancia aún contra las adversidades, carencias e insatisfacciones. Un objetivo educativo de verdadera importancia es el ir generando en cada una de las personas una actitud consciente, responsable y comprometida, de aprendizaje permanente frente al proceso de envejecimiento y de los cambios personales que trae aparejado (Tamer, 1995). Por otra parte, es ineludible y un imperativo el trabajo a partir de los servicios asistenciales (no sólo en la satisfacción de necesidades básicas materiales; sino además relacionales y de interacción entre los individuos y entre éstos y el medio -pares, familia, instituciones, comunidad-), acompañados de acciones de prevención y promoción en un marco de interdisciplinariedad y de participación de todos los actores sociales. Ante una problemática compleja, la respuesta debe ser integral. Si bien es cierto, existe una marcada tendencia al aspecto asistencial. En la actualidad, se tiende a un trabajo holístico, pues la nueva configuración del campo así lo exige: una mayor cuota de participación de los adultos mayores en sus espacios de interacción social. http://www.institutoicr.com.ar/
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