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Apuntes clases Psicopatología - Andrea sack

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Apuntes clases Psicopatología
Teórico 05/04 
Lacan plantea que para entender a alguien hay que partir de la idea de que no hay sentido común, hay un malentendido fundamental en toda relación. No hay un código común en el cual entendernos. Esto pone un límite a la comprensión (no hay funciones básicas idénticas para todos). Para Lacan, el inconsciente plantea una articulación de sentidos que es distinta en cada uno, es decir, no hay nada en común para entender al otro; por esto no hay garantía de interpretación. 
La comprensión se funda en una idea moderna, en que la razón es el centro del yo (yo como centro de la conciencia, pleno dominio de mi saber, de lo que soy), el psicoanálisis viene a romper con esta idea y planteará que el yo es una construcción. Esta construcción carece de todo dominio pleno del aparato; ubica que la enfermedad está más allá de la comprensión del propio sujeto y del que lo escucha. No hay identidad común. La enfermedad residiría en un campo exterior al yo, pero dentro del sujeto. 
Para Freud, el núcleo de la enfermedad estaría en un lugar, en un campo asociado que él llama inconsciente, que me pertenece, pero no es reconocido por el yo. Establece que las formaciones del inconsciente solamente pueden ser reconocidas por el yo en la forma de la negación. El síntoma es mío, pero no soy yo quien lo entiende, quien lo domina; es alguien en mí. De acá la idea de Lacan de inconsciente como discurso del Otro. 
El Psicoanálisis es una ciencia conjetural, esto es, se arman conjeturas ficcionales para acercarse a un fenómeno. Estas conjeturas no guardan ninguna relación de exactitud, es mas se presentan como una ficción. Conjetura sobre accidentes. La idea de accidente ubica que no habría una linealidad en el tiempo. El accidente como algo imprevisto, que determinará una reinterpretación de la cadena simbólica anterior para establecer el síntoma. El campo biológico se caracteriza por la linealidad (pasado, presente, futuro). El psicoanálisis no puede prever cuando empieza la enfermedad. 
Es una ciencia conjetural de un cuerpo erótico. Trabajaremos sobre un cuerpo que se construirá sobre el organismo (campo biológico), el cuerpo lo entendemos como una construcción erótica (construcción de pasiones ligadas al encuentro con el otro), ese cuerpo va a marcar y construir ese cuerpo. 
Esto será clave para trabajar las estructuras. En la neurosis se construyen zonas erógenas a partir de escenas traumáticas que van a marcar en ciertas etapas, esa idea de cuerpo; ese cuerpo estará marcado por todas esas escenas. Estas escenas estarán articuladas, en cada neurosis, a una fantasía sexual. No es lo mismo la idea de cuerpo, o los límites de este, en psicosis: ese accidente originario del cuerpo, en algún sentido estará forcluido, no habrá encuentro erótico que marque ese cuerpo por sobre el organismo. Entonces, como intento de estabilización, el cuerpo se construirá como una imagen especular a otro (paranoia) o; si no hay esta estabilización, encontraremos el campo de la esquizofrenia que es un campo de fragmentación del cuerpo. 
Temas fundamentales: 
· surgimiento del psicoanálisis en el contexto histórico de la medicina moderna, y 
· establecimiento de dos modelos semiológicos que se van a establecer a lo largo de la medicina para pensar la enfermedad mental
Para esto, nos vamos a valer de dos ejes que plantea la lingüística:
· Eje sincrónico 🡪 análisis descriptivo (como funciona en este momento, congelado en el tiempo). Estudiar los fenómenos tal como están dispuestos en el eje de la simultaneidad. Estudiar la relación entre los fenómenos coexistentes ahora.
· Eje diacrónico 🡪 análisis histórico. Estudiar los fenómenos tal como están dispuestos en el eje de la sucesión o eje temporal. Estudiar la relación entre los fenómenos anteriores o posteriores. 
Eje diacrónico
El origen de la medicina se establece a partir del siglo XVIII, a partir de una condición: que todo lo visible, positivizado, tenga una palabra. A cada palabra le corresponde una cosa. Esto también se organiza en especies, dentro de ellas encontraremos la medicina como una especie que divide el cuerpo en distintos grupos, organismos, aparatos y dentro de estas aparecen las distintas enfermedades. Esto permitiría dominar el tiempo. Si uno analiza una determinada enfermedad y puede describir los distintos estados de esa enfermedad, cuando esta se presente nuevamente, alguien, basándose en descripciones anteriores, puede suponer cual es el pasado, también podrá prever una evolución. 
Otro punto esencial en el que se establece la medicina moderna, es una relectura del pathos el cual es el leído como una lesión físico – química, una lesión que debe establecerse en valores específicos. En el siglo XIX, se establecerá la psiquiatría, la neurología y la psicología dando lugar a las enfermedades mentales específicamente. Es en este momento, cuando la medicina entra en crisis. Ya que el modelo establecido, el biológico, no puede establecerse plenamente para lo mental; es aquí, cuando aparece Freud.
Eje sincrónico
Con el inicio del siglo XX, Freud establece un modelo (Psicoanálisis) con el fin de diseñar una nueva metodología. Podemos ubicar, y en palabras de Foucault, otro modo de leer la realidad simbólica y los síntomas. Freud retoma la idea de pathos clásica (el pathos como una pasión). Según esta idea, el síntoma estaría ligado a una pasión. Freud lo toma y lo pone en juego con otro significante de su época.
Freud establece otro punto importante: registrar lo visible, pero no solamente con lo que se ve, sino con lo que se establece como “mirada”. Para él, el sueño tiene que mirarse como un texto, leerse como un texto. Ahí establece que lo que uno puede mirar de un sueño, a partir del relato del paciente, está articulado a todo un saber inconsciente. Esto es clave, ya que el ubica que la mirada del psicoanalista está construida por un relato. En el fondo de la enfermedad, en la causación, uno puede mirar con el relato del paciente, una fantasía inconsciente. 
Freud utiliza un método indiciario. Fractura la totalidad de aquello visible, dando paso a una mirada, establecida como un relato textual. Así también interpreta los sueños (como un conjunto cerrado en donde cada elemento tiene un sentido por la relación con el otro). Freud se apoya en este nuevo método, en oposición al paradigma positivista (física galileana). Este paradigma indiciario, prioriza lo irrepetible, lo singular y el punto de fracaso de lo común. 
El campo medico del arte y el psicoanalítico comparten un mismo concepto: la idea de cuadro. El cuadro es el recorte de la realidad, una ficción que establece un profesional o un pintor, en la cual recorta la realidad y esa ficción tiene efectos de verdad; tiene que construir una ficción para construir una significación verdadera. 
Dos modos de leer: orden médico y psicoanálisis
Orden medico 🡪 La medicina moderna se basa en que hay un principio fundamental: el órgano es igual al cuerpo. Esto tiene dos axiomas, primero que todo pathos tiene una sede y esta puede ser explicada en términos físico – químicos y segundo que, cada sistema tiene una función especifica y no puede adquirir otra. 
Cuando Freud lee estos dos axiomas, ubica que lo que muestran las histéricas están en oposición a estos dos axiomas. En el caso del segundo, la pierna, pasa a tener atributos, funciones, que exceden su función (de motricidad, reflejos nerviosos). Freud descubre que hay un dolor histérico que puede aparecer y desaparecer.
A partir de esto, Freud construye un corpus en el que va a deconstruir la idea de organismo, separando la idea de organismo y cuerpo. Aquí plantea la idea de cuerpo erógeno, como una construcción narcisista, no natural, que es producto de imágenes y simbolizaciones que devienen del otro y, se construye en un proceso que llama Complejo de Edipo. Supone que las enfermedades mentales no pueden ser reducidas a órganos. 
En función de esto, tenemos consecuencias: la primera es que un síntoma no puede hacerse un signo,no se puede construir como una significación univoca. Segundo, la única alternativa que tiene Freud para analizar el síntoma, es ubicarlo en conjunto en un cuadro con los otros síntomas que le traen; lo único que puede entender del síntoma es, entendiéndolo como una cadena sintomática que tiene efectos de significación y estas son singulares. 
De acuerdo a la construcción de síndrome, la enfermedad mental es una ficción del propio psicoanálisis. Donde el analista interpreta un modo de defensa del paciente. Esta ficción sirve solo al analista, no es necesario que el paciente la conozca, la entienda. 
Teórico 26 /04
Clase 3 de YouTube
El psicoanálisis más allá de la comprensión
“Comiencen por entender que no comprenden, partan del malentendido fundamental. Esta es la predisposición primera de un analista” (Lacan, Seminario 3)
Existe el orden de la comprensión, del entendimiento. Ese es un plano de la palabra, uno se comunica aquí, desde la semejanza. El psicoanálisis descubre que hay un plano que va más allá de la semejanza, de eso continuo, de eso común. En ese plano, estaría la verdad del síntoma y la verdad de la causación del síntoma; de que hay una significación particular para cada uno. 
(Ejemplo del hombre que no podía tragar los alimentos)
La pregunta ¿Qué otra cosa usted no puede tragar?, es lo que produce el cambio. Una pregunta necia, tonta; que, aun así, tiene un sentido de desconocimiento para el analista. El paciente responde la pregunta desde un lugar, en el que le asigna un lugar de saber al analista. Es una pregunta de ignorancia desde quien escucha, pero el lugar que tiene el analista como quien escucha es una suposición del otro de saber (supuesto sujeto saber); esto es importante ya que aquí aparece la transferencia (darle un saber al otro donde le supongo un saber a pesar de que él no sabe nada de mi)
La pregunta tiene un efecto sobre quien enuncia, este paciente viene tomado por un saber que busca un sentido, el sentido es lineal. La pregunta funciona como una interpretación, en la que el sentido se quiebra y, tragar, ya no supone un alimento sino en el sentido de soportar, querer, etc. a una persona. De un sentido, aparece un sin sentido que pasa a tener un valor significante que como no tiene uno, puede tener muchos valores significantes. 
La pregunta también hace que el mensaje no vaya dirigido a que un medico de respuesta, sino que hace que el propio mensaje que dice el paciente vuelva sobre sí. Lacan a esto lo plantea como el objetivo de la interpretación. Por un lado, la comprensión tiende a completar los sentidos del paciente, en cambio, la interpretación en psicoanálisis no busca esto sino hacer que el paciente se pregunte ¿Qué estoy diciendo? ¿a quién? Este punto, si el paciente lo toma, es el punto de la entrada a un análisis. Esta ubica que un paciente, ya no demande algo a un profesional, sino que se ubique en un lugar en el que se pregunta ¿Qué está pidiendo?
El objeto ya no es la laringe, ya no es la comida. El objeto es el objeto de su deseo, se va desdibujando, se va bordeando. Es un objeto indefinible, y por esto solo se puede decir sintomáticamente. Ese objeto, que es el objeto pulsional freudiano, Lacan le pone el nombre de objeto a. Sólo se nombra metafóricamente. 
El motivo por el cual fracasa que el elemento “tragar” no pueda ser tomado como signo de una enfermedad, reside en que el modelo médico, el psiquiátrico y el psicológico están fundados en un modelo de comunicación:
El significante “tragar” y el significante “celos”, se resiste a ser considerado un signo. Es como si estuvieran embarazados, cargados, de una significación que los excede. Esta significación, siempre alusiva, metafórica, que no puede ser dicha toda, es el deseo del propio enunciador. Son marcas de un deseo, del deseo del que habla. Pero esas marcas lo dicen negativamente, hablan del deseo, pero sin poder decir que es. Representan algo que no pueden representar; si algo representa algo que no puede representar exactamente, es un significante. Los significantes tienen esta propiedad, refieren a algo, pero no lo pueden explicar específicamente. El significante “madre” para cada uno va a ser distinto, no hay un único referente para esa significación. Ese significante excede toda definición del diccionario o cualquier referencia cultural. 
Lacan ubica que en la relación entre significante y significado (que haría un signo de la enfermedad), hay un elemento tercero que siempre hace que esto falle. Este elemento es el cuerpo erógeno, el cuerpo construido por las vivencias simbólicas del paciente en su Edipo y con un código inconsciente particular. Si no hay posibilidad de construir un signo de la enfermedad, hay un cuerpo erógeno que lo desborda.
Clase 4 YouTube
Pensar la semiología de la comprensión y la de la interpretación, no es excluir una o la otra. Se trata de dos planos. El análisis positivista, lógico, se centra en la comunicación imaginaria, el psicoanálisis plantea que existe la comunicación, el entendimiento, pero hay un plano que está más allá de ese entendimiento donde está la significación del síntoma, que es el plano simbólico. El movimiento que hacemos en el esquema (que ubicaremos debajo) a partir del anterior (esquema L), es que el plano de la comunicación entre emisor y receptor se inclina, vemos que hay emisor y receptor, que los dos pueden ser reducidos a la idea de individuo y homologable a la idea de yo en la psicología.
 Este es un plano imaginario, donde hay comprensión del código, comunicación, entendimiento, donde la imagen del otro supondría una identidad común. Cuando el código se rompe, cuando aparece el malentendido, aparece otro plano. Cuando aparece el malentendido, aparece la afección del individuo; hay una palabra que no se entiende, pero al mismo tiempo capta una carga libidinal, lo que definimos como tensión sexual. El encuentra que los representantes de la pulsión, son puntos de ruptura con la identidad o con la buena interpretación de la palabra. Y, cuando va a preguntarse por el sentido de la palabra, encuentra que ese sentido no esta en un código, sino que esta en un código inconsciente. 
La idea de individuo está planteada como un elemento homologable a una cosa, como un objeto de un sistema. Tengamos en cuenta que el modelo de la comunicación fue planteado para ejemplificar el modelo de la comunicación telefónica. Según el diccionario, un individuo es lo que representa a una especie en todo momento y espacio. 
Freud ubica que hay una enunciación por fuera del dominio consciente. Lacan a esto lo llama sujeto del inconsciente. Este sujeto está parcialmente representado en la lengua materna y es efecto de ella. Hay un sujeto cuando lo que lo marca no puede ser reducido a un diagnóstico. El síntoma no es lo que completa el cuadro, sino al contrario, la rata, el tragar, la pierna, es una marca que siempre descompleta, se cae (subjectum) a la clasificación general. 
En el esquema superior, la flecha será el movimiento que realice el analista, que presta atención al grado de angustia con el cual la representación se liga. La flecha inferior será cuando el emisor pesca, o se escucha que hay un mensaje que no solamente lo dirige al receptor, sino que se lo dirige a si mismo, a su historia significante. 
Caracterizaremos los ejes del grafico a partir de tres propiedades que tomaremos de una teoría biológica. Un autor que plantea una teoría de la adaptación, que es que hay un mundo interior, subjetivo, ligado a una cuestión congénita y que ese mundo (inwelt) va a coincidir y debe adaptarse a un mundo exterior (unwelt), donde hay condiciones naturales y sociales.
Este autor dice que la comunicación se encuentra restringida a partir de una necesidad, en post de una conservación. Las dos conservaciones mas importantes son la alimentación y la reproducción. Dirá que la comunicación es igual en la danza de las abejas para encontrar el alimento o en el cortejo de un pingüino en la época de apareamiento. 
El orden animal,como el psicológico y el humano también, plantearía una dimensión de complementariedad; no existiría ninguna diferencia ontológica entre lo comunicado (el unwelt) y lo predeterminado en el paquete genético como mucho interior (el mensaje no miente). Lacan ve que la sexualidad y los modos de relaciones humanas trascienden el problema de la reproducción y que no estamos abrochados al ciclo biológico. Esta teoría solo es aplicable al campo psicológico. 
El otro plano, el imaginario, plantea que lo humano esta totalmente trastocado por el lenguaje. El lenguaje vehiculiza la existencia de un saber y, este saber, nos dice que somos sexuados y mortales. El lenguaje se ubica como un tercer elemento que impone una suplementariedad entre tres. El suplemento nos posibilita saber sobre la condición sexual y mortal de nuestro cuerpo, el saber se desplaza, se prolifera e invade todo el lenguaje. Agrega un plus de conocimiento y a la vez imposibilita la incompletud.
Al inscribirse la sexualidad humana en el orden simbólico, se instaura una hiancia respecto de todo ideal adaptativo y natural. No existe ninguna tendencia preformada en la elección de un objeto sexual para cada persona. La ausencia de una regla, de una programación de la sexualidad da apertura a la mentira; a la ficción, al invento. Los comportamientos sexuales se muestran como engañosos, enigmáticos, extraviados y movidos por un impulso que no puede reducirse a los ciclos biológicos. La imagen del objeto sexual está marcada por esta significación, los ritos, modas, fetiches, guiños, etc. No hay encuentro sexual sino mediante la intervención simbólica, lo que constituye una enorme variedad en el encuentro.
Respecto a la simetría, en el plano imaginario se plantea la idea de relación especular, donde emisor y receptor se corresponden como un espejo del otro (el otro semejante, podríamos decir). Pero en el otro plano, veremos que toda relación entre los hablantes, dependen de algo que los trasciende. El Otro, la lengua, designa una alteridad radical y trascendente a toda simetría o igualdad. 
En tal sentido, es importante que consideremos al hombre como el único animal que posee una legalidad escrita, cuyo principal objeto es la prohibición de toda acción que desconozca la igualdad de los hombres. La igualdad, es una ortopedia en el orden humano, hay un mandato que la ley trata de suturar que es la idea de que puede haber diferencias y, el hombre, siempre goza de la diferencia.
El último eje, el de la reversibilidad, en el eje uno se plantea la idea de que el emisor puede en otro momento ser receptor y viceversa y esto, no supondría una diferencia en lo transmitido. Ahora bien, en el otro plano hay algo irreversible. Si volvemos al ejemplo “tragar”, la palabra tiene una significación que ningún semejante, maquina o saber técnico puede responder al sujeto. El sujeto reenvía constantemente una pregunta reclamando una sanción. 
Clase 5 de YouTube
La conciencia es una estructura de conocimientos plenamente percibidos y comprendidos, tanto del mundo exterior como de la propia personalidad. Es una estructura de la cual seguimos acumulando información. Son comprendidos (conciencia y yo), como unidades que no dependen de la experiencia. La relación de conciencia y yo, está determinada por tipos clasificatorios, las famosas “personalidades psicológicas”. 
El dominio de relación entre yo y conciencia, se llama en lingüística “reflexividad”. Esto es, el emisor es al mismo tiempo receptor consciente, esto supone que el hablar es ante todo escucharse, sabiendo lo que estoy diciendo. Es una propiedad que nos asegura ser testigos de nuestra propia enunciación. El yo es una unidad de conocimiento, plenamente comprendido sobre sí sobre el mundo exterior, y emite un mensaje sobre el cual es un testigo consciente, como también es consciente de todas las condiciones de esa producción.
El psicoanálisis dirá primero que, entre el yo y la conciencia existe un vinculo de señuelo, de engaño. El yo consciente, se cree transparente a sí mismo, pero, de esta manera, constantemente se resiste a saber de aquello que no quiere saber de si mismo. La conciencia de sí es una reafirmación (el autoconocimiento, autoayuda) de los mecanismos de defensa del yo, un modo de defensa. 
“El desconocimiento, representa cierta organización de afirmaciones y negaciones a la que está pegado el sujeto, no podemos pues concebir el desconocimiento sin un conocimiento correlativo. Si el sujeto puede desconocer algo, tiene que saber que, de algún modo en torno a esa operación, hay una función. Tras su desconocimiento, tiene que haber un conocimiento de lo que tiene que desconocer”.
Desconocer, implica un conocimiento. Conozco que algo debo negar de eso, en algún momento lo conocí y después lo negué. Esto es la marca de la represión. 
El plano de la racionalidad implica un más allá. A veces estamos más implicados en lo que hablamos, que en lo que queremos decir. Por eso el yo y el plano de lo imaginario, hace hincapié en el enunciado. Pero la enunciación, que vemos en el plano simbólico, este plano sería la escena más que el mensaje; vemos que hay palabras del código que están dirigidas a otro que no es el semejante que esta ahí. 
El sentido ya no está determinado por el enunciado, sino por la escena de enunciación. Esto es, que la intencionalidad del sentido viene de otra escena de enunciación que se transfiere a esta. Freud entiende que el que demanda un mensaje, pide algo que viene de otra escena y no sabe que es. Y el que escucha, recibe un mensaje de otra escena de enunciación en el cual, el analista ya no es el analista sino otro personaje (padre, hijo, etc.). Aparece aquí el lugar de transferencia. La transferencia es transferir una enunciación de un momento histórico que ya se construyó como una fantasía, a este momento actual.
En el plano 1, es imposible no comunicar, siempre se está comunicando algo. En este plano hay constantemente un relato metonímico que se centra en un conjunto de certidumbres, de autoafirmaciones, de creencias. Pero también, hay más información de la que se transmite. Aquí Freud descubre que el yo también es un conjunto de resistencias, que tienen el objetivo de bloquear el camino al acceso de lo inconsciente. 
La revelación aparece como el elemento que vence la resistencia, y que rompe con la idea de comunicación de la información constante. La idea de revelación tiene un sentido religioso, siendo esta la inspiración por la cual dios no da a conocer su voluntad y sobre la cual no hay posibilidad de respuesta ni de apelación. Esta acepción de la palabra nos indica lo propio de la relación entre el sujeto y el Otro. Lugar del discurso que no opera como mediación de semejanza, sino como una imposición que se repite.
Este punto de quiebre entre los planos, es el punto en el que aparece una palabra que revela un sentido más allá del cotidiano. En el inconsciente encontramos insistencia, una tendencia a repetir una satisfacción que está frustrada en el origen, por eso fue reprimido. Por eso, la repetición es la característica principal de la cadena de significantes, en tanto que representa a la pulsión e impulsa a transgredir las resistencias.
En el plano en el que se abre cuando aparece la revelación, hay necesidad de reconocimiento. Esta, para Lacan, es la primera experiencia que tenemos de la comunicación. Todo niño, sabe que, si dice “papá” “papa”, es reconocido por el Otro. Esta primera repetición del lenguaje, se repetirá en la escena de amor. Para Lacan, todo deseo es deseo de reconocimiento; es la condición fundamental del lenguaje. Y es algo que está mucho más allá de la demanda del paciente[footnoteRef:0], la demanda está inscripta en una demanda de reconocimiento inconsciente, que tiene que ver con mi deseo y el deseo del Otro. Entonces, esa escena donde le demando algo al médico, se inscribe en una repetición que es una demanda puesta en una escena de enunciación hacia la mujer, esta puede estar abrochada a otra escena más edípica,etc. [0: La demanda es lo enunciado, lo que en el plano está en el plano imaginario. El enunciado es “no puedo tragar”, demando poder tragar los alimentos. ] 
Clavreul plantea que la comprensión es un establecimiento de signos en un orden (el del diagnóstico), en donde todo es continuo y reajustable. Todo el sentido oculto puede ordenarse en una observación empírica y objetiva. El planteo de la técnica psicoanalítica, ya no considera la posibilidad de establecer un signo en el campo de la experiencia de la comunicación con el paciente; es decir este signo, al ser imposible, hace que exista la posibilidad de que haya un significante particular para el paciente. El analista debe permanecer como en un lecho simbólico, como sosteniendo un semblante, una apariencia de saber, donde el paciente intentará explicar y, en ese intento, transmitir los elementos que puedan ser revelación para cambiar y volver hacia si la significación de eso enigmático. 
Este punto de detención que promueve el analista, se llama interpretación. La interpretación es un punto de marcación, para que algo se revele. Es totalmente lo opuesto a la comprensión, es lo que tiende a romper la relación fija entre significante y significado para que haya una fragmentación, un paso de sentido al nuevo sentido que está latente. 
Clase 6 YouTube
Neuropsicosis de defensa (1894)
Hipotesis del siglo XIX
Para las primeras (neurosis), era una enfermedad que estaba causada por un hecho actual y que tenía efectos solamente somáticos y, este era una ineficiente descarga de una energía sexual. Para las neuropsicosis, veremos como Freud crea un mecanismo, pero sólo funciona para las primeras tres y no para las psicosis alucinatorias. Pero vemos que están ubicadas en el mismo grupo y esto se debe a que tienen dos propiedades: a) aparecen en un momento y; b) son afectados tanto el cuerpo como las ideas mentales. Y para las psicosis, serían enfermedades que aparecen desde siempre, que solo afectan al ámbito mental y aparecen con un desorden respecto de lo social.
Freud va a plantear un cambio fundamental, la idea de predisposición. Ya no habría algo incurable, congénito; sino que hay una construcción simbólica que se da a lo largo de la vida que construye la enfermedad.
En el texto, Freud se propone tomar lo que tiene que ver con las psiconeurosis. Trata de ubicar un mecanismo que produce la defensa, este mecanismo será la represión. El cual define como “esfuerzo por negar”. La histeria de defensa, se separa de la hipotesis que trabajó con Breuer de la histeria de retención y la histeria hipnoide. Va a plantear que las histerias que el analiza, funcionan no como estados hipnoides o como efectos de una separación hipnoide (como lo plantea Breuer), ni tampoco como una enfermedad congénita (como plantea Janet); sino que, para él, las neurosis se producen por un mecanismo psíquico. Toda enfermedad no es congénita, sino que es adquirida.
 Las tres psiconeurosis que Freud plantea en el texto (histeria, neurosis obsesiva y fobia), constituirán luego lo que Freud llamará “neurosis de transferencia”, ya que la carga se transfiere de una representación a otra y esta representación va a estar asociada a la persona del analista. 
Clase 17/05
Negación 🡪 verneinung
Represión 🡪 verdrangung
En alemán ver es igual a lo que en castellano es in o a que es un prefijo de negación. Represión tiene un prefijo de negación, pero también tiene “dräng” que es esfuerzo. Y por último “ung” que es una conjugación de la acción. El inconsciente es algo que quita entidad, que niega. No se trataría de reprimir lo sexual poniendo una fuerza contraria, sino quitándole entidad. 
Toda formación del inconsciente se presenta negándola, no tiene otra forma de representarse. El síntoma es algo que pasa, es de la persona, pero el yo no lo domina. En análisis podemos ubicar frases como “esto que te voy a decir es una boludez”, “esto no tiene nada que ver”, etc. El inconsciente es lo que está fuera del yo, pero me pertenece, eso que me pertenece en algún momento fue del Otro. El yo no tiene posición sexual. Lo sexual aparece como una huella negativa. Las cadenas están armadas porque no hay una que represente, las cadenas son las que van armando las cadenas asociativas.
El síntoma es una defensa ante la angustia. Nos permite ir desplegando todo lo que está como nexo encadenado en este código. 
Teórico 24/05
Freud plantea que no hay un yo en el origen, hay puro erotismo (fragmentación). El yo es una condición de constitución. En esa fragmentación, Freud va a ubicar que hay un primer punto de afirmación si el Otro me desea. Si esto pasa, ese Otro me toma como un valor fálico que compensa esa herida narcisista, el niño ahí produce una primera afirmación total con ese Otro. Esta primera unión con el Otro, Freud lo llama “yo placer” (lust ich); queda expulsado todo lo que es displacer. Este “yo placer” no es un cuerpo mío.
Esa primera unión, que Freud llama “juicio de existencia”, es esa primera división que Freud encuentra entre yo placer y yo displacer. Pero este yo es un yo todo Otro, mi yo es el cuerpo de la madre. Entonces no hay un yo, hay un yo originario que la llama “yo ideal”. Esto constituirá el núcleo, la primera marca donde me voy a afirmar “yo soy esto”, una primera marca totalmente interior y al mismo tiempo la más externa; ya que, soy totalmente objeto del Otro. Para Lacan esto es lo que denomina “extimidad”.
Este campo que venimos viendo, se inscribe con la castración. La castración inscribe esa primera afirmación. Lo que viene a hacer el padre es a producir una separación. Ese campo en el que era todo Otro, ese yo que no era yo, al separarse, se inscribe una negación. Eso constituye el yo, como una separación. La separación entre los dos cuerpos, produce una visibilizacion de que hay algo de mí que no soy Otro. El yo va a ser algo que no está en el Otro. 
Esta separación del yo, produce cierta alegría, pero, al mismo tiempo, empiezan todos los miedos. Porque en este punto, el niño se da cuenta de que, si el Otro está castrado y ya no sabe todo de mí, ¿Quién sabe, si ya no hay Otro que sabe todo de mí? Esto produce lo que Freud denomina angustia de castración. ¿Qué soy yo? ¿Qué quiso el Otro de mí? Pregunta fundamental de las neurosis, producto de la separación. 
La separación no es completa, no es total. Para poder separarme, tuve que negar, reprimir, todo eso que queda como marca de mi existencia en el Otro. Entonces, el inconsciente es un conjunto de marcas negadas de mi existencia en el Otro. Todo en el inconsciente está negado, porque son marcas sexuales que me recuerdan el incesto (eso inconciliable).
El falo nace cuando me separo del Otro. Y es eso que el sujeto construye como una fantasía. ¿Qué me falta? El incesto, ser el falo del Otro. Pero eso nunca sucedió, por eso no falta. Es lo que yo construyo como más allá de la castración. El neurótico supone que algo falta, pero en realidad es lo que ve a través de su fantasía. 
La separación produce un campo negado. Ese campo, son las marcas de mi identificación con el Otro. Toda representación sexual es una marca de mi constitución en el Otro, por eso es sexual. La pierna, la rata, pueden ser sexuales porque tienen la marca del Otro, de ese Otro que me constituyó. 
En un primer momento (el que da unidad, el narcisismo primario), yo no era nada, era una x. Si yo soy algo, es porque esa x fue captada por el DM (deseo de la madre). Esto sería yo placer unido al cuerpo de la madre. En un segundo momento, el DM va a ligar a otra cosa, Lacan lo llama NP (nombre del padre); la madre desea algo más que ese niño, desea algo más de la cultura. Algo abre, que rompe esa célula aislada. Eso abre a una serie de representaciones que abre a lo Freud llamaría narcisismo secundario. Lacan para esto hace una ecuación y tacha el DM que fue fundamental, y ¿que soy yo?, soy un enigma que está sostenido en una serie de nombres, de significantes. Estos nombres son los que derivan de la cultura y yo me identifico. 
El síntoma es unnombre, es mi nombre inconsciente, es como yo me nombro tendiendo a recuperar eso que está más allá de la castración, que fantaseo que fui en el Otro. 
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Clase 7 YouTube
Freud da cuenta que para las psicosis alucinatorias este modo de defensa no es aplicable, sino que aparece otro mecanismo mucho más enérgico. Este mecanismo consiste en que el yo desestima la representación insoportable junto con su afecto y se comporta como si la representación nunca hubiera acontecido. Está absolutamente rechazada. Algo a tener en cuenta es que Freud la denomina como “representación insoportable”, como algo que no tiene soporte. 
El soporte para la representación sexual (una representación negativa), en la psicosis no está. ¿Cómo rechazar algo si nunca se ha presentado? ¿cómo rechazar algo si nunca se afirmó? Para que haya una operación de negación, tiene que haber primero una operación de afirmación (bejahung, afirmación primordial). Esa primera afirmación es el yo, ese yo primitivo del narcisismo primario. Lacan dirá que la bejahung es un acto primordial, de simbolización, de inclusión de todo lo que está fuera como primera afirmación adentro. Si hay afirmación primordial, aparecerá luego, en la neurosis, la castración. Esta construye una serie de negaciones, de restos, de esa primera identificación; luego de la castración lo que quedan son restos de ese lugar de ser el falo de la madre, que son las identificaciones secundarias, identificaciones al rasgo del padre. Que son restos parciales, negativos, ya que nunca afirman la totalidad. 
Lacan en el seminario 3, habla del termino de “preclusión”. Esto es, en la vida hay dos nacimientos; uno el nacimiento real (orgánico) y un nacimiento simbólico. La forclusión, para Lacan, es el mecanismo de ausencia de operación. Es un mecanismo negativo, pero sin afirmación. Podemos decir que hay un rechazo primordial, pero sin afirmación previa. 
Si no hay inscripción de la bejahung, no hay inscripción de la castración. Algo se inscribe, una vez que pasa un segundo momento. Esto es, la afirmación primordial (ser el falo del otro), se inscribe cuando pierdo ese lugar. 
Veremos la construcción del yo en las dos etapas del narcisismo, según Freud
Plantea que el yo se constituye en un proceso que se da entre el autoerotismo originario y la elección de objeto que se dará en la sexualidad adulta (posición sexual frente al falo). Ubicamos en el esquema a la psicosis como un campo previo a la castración, en cambio la neurosis se da una vez inscripta la castración. Ahora bien, en el narcisismo primario vemos una identificación total a la imagen del Otro, es una imagen total, positiva, porque funciona como un signo “yo soy eso que está ahí”. La castración hace que esta imagen total, caiga y vamos a encontrar los rasgos identificatorios que son rasgos negativos, porque soy algo, pero no soy todo eso con lo cual me identifico. 
En el narcisismo primario se establece esa identificación total con el falo materno (ser ese yo ideal), en el campo de la neurosis vemos que lo que marca el síntoma son identificaciones a un rasgo paterno. Este rasgo paterno va a producir un campo del yo separado totalmente de todas esas identificaciones con los otros originarios, que van a construir esa duplicidad que son el ideal del yo y el superyó. 
Si no hay inscripción de la castración, hay pura negación primaria, todo está negado (ausstosung). Está forcluida toda inscripción de una marca simbólica que me represente como sexual y mortal. La afirmación que trae el delirio, va a intentar inscribir esa afirmación fallida (bejahung) de ser el falo del Otro. 
Ese rechazo, Freud lo dirá, no es algo que el sujeto perciba. El sujeto, cuando se produce algo reprimido, el sujeto percibe que hay algo que, por un lado, reconoce que está sucediendo, pero no entiende. En la psicosis, no hay ningún reconocimiento de esto, no hay registro. 
Freud entiende que existen dos realidades, la realidad objetiva, y por otro lado lo que conocemos como realidad psíquica. Para Freud, la realidad psíquica es una construcción simbólica que tiene cada sujeto. A partir de imágenes y simbolizaciones. Lacan plantea aquí una hipotesis muy importante: donde no funciona la realidad psíquica, y esto arrastra al yo, se impone algo real más allá de la realidad que es la alucinación. Y esto rompe todo lazo social. El discurso delirante ve algo que no está en la realidad, sino en una realidad paralela.
Lo rechazado en el interior, retorna desde el exterior. A modo de Lacan: lo forcluido en lo simbólico, se va a imponer en lo real. 
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Primero, hay una fragmentación del cuerpo, no hay esquema corporal, hay prematurez. Ubicamos aquí la etapa del autoerotismo, no hay separación entre fuente y objeto; es decir, la pulsión se satisface en su propia fuente. Aquí no hay separación y tampoco hay idea de construcción de objeto. 
Freud ubica al narcisismo primario como una primera organización. En este narcisismo primario, se da la primera identificación, donde hay una primera captura total a partir de una imagen. Esta imagen no es una imagen propia, sino que es una imagen que aparece absolutamente afuera, es una imagen ortopédica (yo me puedo ver, pero solamente afuera, el Otro me da unidad). Esta unidad, marca las primeras pasiones fundamentales, el amor y el odio. Eso que me da unidad lo amo, y aquello que no me da unidad y me recuerda a mi fragmentación, lo odio. Freud ubica aquí al “yo placer”. 
En esta primera identificación total, se ubica el yo ideal. Este yo ideal se establece como el primer objeto, el primer objeto paradójicamente es ser objeto del Otro (objeto de todas las aspiraciones de los Otros). El primer objeto no está afuera, es mi propio yo que es realización del deseo de los tros (de los padres). Esto se ubica como ser el falo materno. Hay un objeto que es mi propio cuerpo y ese objeto es incestuoso, porque está en absoluta alienación con la madre. Este yo ideal no es un yo, es la prehistoria del yo, no hay yo, si hay un yo ideal alienado al otro. Hay una alienación, porque no me reconozco en el Otro, me sostengo en el Otro, en su deseo. Reconocerme será posible una vez que me separé. 
Este lugar debe perderse a partir de la instauración de la castración, aquí empieza el Complejo de Edipo. Vemos un segundo momento de la cuestión fálica. En este momento del acto de la separación, el falo pasa de ser el cuerpo del niño a ser el padre. El padre en el acto de separación, es el falo que arranca esa posesión imaginaria del cuerpo del niño al cuerpo del padre. El padre es el falo y hace el acto de separación. Si esto se realiza, el niño pierde el falo y el padre también (como ser). Freud dice: el acto de aceptación de la ley implica que el padre muera. Queda el lugar de la ley en ese lugar, toda la inscripción de la castración es la muerte simbólica del padre; deja de ser alguien imaginario para ser simbólico. Ya nadie es la ley cuando se inscribe, solamente se puede tener algo de esa ley. Esto hace que el falo pase a ser un rasgo simbólico que, según la ley, lo pueda tener cualquier personaje del Edipo. 
El falo empieza teniéndolo el padre, y el niño o la niña aspira a identificarse con ese valor. Pasamos de: el padre ser el falo, a que después cuando se inscribe el padre muerto, a que hay un rasgo fálico que lo puede tener no ser. Tener implica una parcialidad, ya el objeto no es total, es parcial y uno debe investirse de ese objeto para tener alguna satisfacción. 
Dicho esto, entramos en el narcisismo secundario. Donde ubicamos todo el drama del Complejo de Edipo. Aquí está en juego lo que veníamos diciendo de la parcialidad, la identificación secundaria. Esa identificación esta establecida por una representación. Ese rasgo parcial, parece en dos instancias, una aparece en el síntoma como retorno de lo reprimido. Otra aparece en las relaciones amorosas, donde vemos como los rasgos que estén en juego entre el amante y la elección sexual estará determinadopor ese rasgo identificatorio, que será el rasgo fálico. 
Aquí el yo se separa del ideal. Se separa de la identificación con el Otro, que va a ser un conjunto de representaciones en parte conscientes y en parte inconscientes que se van a inscribir. Lo que se inscribe del Otro, tiene una duplicidad en Freud. Dos cosas que no son distintas, sino que son dos caras de una misma cosa: el superyó y el ideal del yo.
Teórico 14/06
Lo que separa el campo de la psicosis y el de la neurosis, es la castración. En el campo de la psicosis podemos encontrar puro autoerotismo. La parte de la construcción simbólica del psiquismo se ordena en el lugar de ser el falo de la madre. Este lugar para Freud constituye el yo ideal, el punto de alienación con el Otro, ser todo con el Otro. Ahí hay una identificación total con la imagen del Otro. La primera unidad de uno, viene de afuera. En Schreber, si el tiene una unidad en su cuerpo es porque Dios entra en su cuerpo, lo unifica. A nosotros nos pasa lo mismo, lo único que eso está reprimido. En el delirio se intenta afirmar esa bejahung que no se inscribió. 
La castración nos permite un modo de defendernos. La separación permite que recortemos un sector de nuestro cuerpo. Podemos ver en Juanito esa imposibilidad de responder a ese lugar de alienación, entonces aparece la amenaza de castración. Juanito no sabe como responder a ese lugar donde sabes que no es todo; punto donde el niño debe perder a la madre y orientarse con algo del padre. Debe identificarse a un rasgo del padre, para perder a la madre e intentar por medio de ese rasgo, recuperar ese lugar perdido. 
Ese recorte, al mismo tiempo que le hace perder ese paraíso también lo salva. Juanito cuando debe perder ese lugar de la madre, puede recortar algo de su cuerpo, desprenderlo de la idea de pene y llevarlo a una idea que está en los objetos. Empieza a ver que hay algo en el orden significante, procesos de simbolización, para aceptar esa perdida. El neurótico, construye en su historia muchas series de simbolizaciones para aceptar esa perdida. Cada vez que tiene que perder algo y no lo puede tramitar, aparecen las marcas de las perdidas anteriores. Estas marcas hacen una lógica y, cada vez que tenemos que perder algo, hacemos síntoma y, esos síntomas nos recuerdan esa cadena de perdidas. 
Teórico 21/06
La causalidad de la enfermedad mental estaría en un orden simbólico, y no en un orden natural o biológico. Levi Strauss va a ubicar que hay tres condiciones para el inicio de lo que llamaríamos humano: a) el lenguaje, b) la religión y c) prohibición del incesto. Es decir, las relaciones de parentesco, que son una prohibición de la estructura simbólica que se va construyendo y no algo que emana de una demanda natural.
Lo que causaría la enfermedad neurótica ya no seria algo orgánico, sino la manera en que el sujeto se introduce en la cultura, en ese orden simbólico. Una madre no va a desear naturalmente a un niño. La idea de estructura, se diferencia totalmente de la idea de sistema. Este es un orden derivado de lo orgánico. 
Lacan toma ciertas ideas estructuralistas, para reformular ciertos conceptos freudianos. En la teoría estructural ya los elementos no están directamente relacionados con las cosas, sino que el valor de los elementos está dado por su ubicación frente a otros. Esto ya modifica la idea del Edipo, por ejemplo; vamos a hablar acá de funciones. No es la composición orgánica de alguien que determina su lugar en el complejo de Edipo. 
Partimos por esto, de la idea de sustancia: “lo que está debajo de”, en el sentido de lo que está sosteniendo algo. El pensamiento humano, hasta el siglo XX, siempre pensó en base a sustancia, a materia. El estructuralismo permite pensar que lo que determina las estructuras simbólicas en algunos fenómenos, no es la sustancia (la vagina o pene no determina si es hombre o mujer) esa posición está relacionada a la forma en la cual se relacionan.
Lo que estructura una enfermedad es una cadena de elementos significantes. El síntoma es un conjunto de elementos significantes. El psicoanálisis se aleja de las demás teorías estructurales, fundamentalmente el psicoanálisis lo que viene a plantear es una ruptura de cierta hipotesis estructuralista: para el estructuralismo existe el fenómeno del lenguaje, el cual divide en dos: la lengua (conjunto de oposiciones) y el habla (puesta en funcionamiento individual) y dice del habla que se subordina a la estructura de la lengua, es decir, no hay nada en el habla que modifique la estructura de la lengua. 
Lo que sucede es que, en el psicoanálisis, la lengua en la experiencia del inconsciente, constantemente es cambiada o sea que ya no puede decirse que el habla esta subordinada a la estructura de la lengua (pierna, no está subordinada a lo que dice el diccionario). Esto quiere decir que el hablante genera una nueva dimensión de la lengua. El habla tiene una marca que no está prevista en la lengua, esa marca la llamamos sujeto (marca singular en el lenguaje que, al mismo tiempo, lo descompleta). 
La idea estructural es que los términos están opuestos, pero es algo cerrado, ya que el diccionario no cambia. En el psicoanálisis, en la estructura del inconsciente, las relaciones siempre están con un elemento faltante. Freud cuando escribe la interpretación de los sueños, da cuenta de que un elemento del sueño puede tener otro sentido que, en el lenguaje diurno, ahí rompe con la interpretación de los sueños ya que vemos que no hay un sentido univoco. Esa relación no es cerrada, es cambiante, porque está ligada a un centro que es el ombligo del sueño el puro deseo. 
El sueño como un conjunto de síntomas, se organiza en relación a el deseo. El deseo es una pregunta, ¿Qué soy? Para el sexo y para la muerte. Siempre aparece un agujero bordeado, a ese agujero, Lacan le va a dar el nombre de objeto a. Eso que queda como lugar de la castración. Es ese lugar donde yo tengo que significarme, pero no hay marcas, sino que las mueve. Si se arma ese espacio vacío, o no se arma, será la clave para ver si estamos en la lógica de la sustracción del objeto (neurosis y perversión), si no se arma ese lugar estamos en el campo de la psicosis. 
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“La noción de estructura merece de por sí que le prestemos atención. Tal como la hacemos jugar eficazmente en análisis, implica cierto número de coordenadas, y la noción misma de coordenadas forma parte de ella. La estructura es primero un grupo de elementos que forman un conjunto co-variante. Dije un conjunto, no dije una totalidad. En efecto, la noción de estructura es analítica. La estructura siempre se establece mediante la referencia de algo que es coherente a alguna otra cosa, que le es complementario. Pero la noción de totalidad sólo interviene si estamos ante una relación cerrada con un correspondiente, cuya estructura es solidaria. Puede haber, por el contrario, una relación abierta, a la que llamaremos de suplementariedad. A quienes se han dedicado a un análisis estructural, siempre les pareció que lo ideal era encontrar lo que ligaba a ambas, la cerrada y la abierta, descubrir del lado de la apertura una circularidad” (Lacan, Seminario 3, pág. 261)
Conjunto covariante de elementos significantes, en una relación abierta de suplementariedad.
Conjunto 🡪 colección de elementos finitos o infinitos, de propiedades y órdenes cualquiera que, puede definirse como un agruparse bien definido de la intuición y la percepción. Esto es, agrupar un conjunto de elementos (cosas, personas), que pueden ser finitos o infinitos. 
Con esto, podemos afirmar la idea de lengua como un conjunto de elementos que un hablante puede usar para comunicarse. Lacan a esto lo llama “batería de significantes. Pero, en el uso de la lengua, el hablante empieza a usar este conjunto, pero más habla y más demuestra que el conjunto no es todo, es decir, implicaría reconocer que la lengua siempre tiene un elemento en mas que alguien puede hablar. Hay siempre un elemento nuevo que se puede inventar. Esta idea de conjunto que no es todo,que siempre puede ser descompletado con un elemento más, Lacan lo llama tesoro de significantes (siempre abierto a generar más riquezas). Es un conjunto “no todo”.
A raíz de esta incompletud, que siempre hay un elemento que puede anotarse en más, Lacan ubica este elemento y le da un nombre significante de la castración del Otro. Si la ley paterna ha operado, el conjunto se pliega sobre un faltante sustraído. Yo utilizo la lengua para representar algo que la lengua no tiene, que es ¿Qué soy para el Otro? Me valgo de todos esos elementos para ubicar el elemento que es la castración del Otro. Todos los elementos están en función de este elemento faltante que siempre suma un significante en más, este significante que es el de la castración del Otro, intenta taponar este faltante sustraído, al mismo tiempo que desplaza la sustracción, que genera un nuevo faltante, esto Lacan lo denomina sumplementariedad. Todo conjunto que no es todo, siempre genera un elemento suplementario, que al mismo tiempo que intenta taponar el que falta, genera un nuevo faltante.
Esto plantea también lo de relación abierta, el conjunto no puede cerrarse sobre si mismo, sino que está siempre abierto a nuevos elementos. 
Covariancia 🡪 ese conjunto abierto, suplementario, cada vez que agrega un elemento, la relación entre los elementos que están en su estructura, cambian. Con este efecto, tienen una nueva significación. 
La idea de estructura clínica, es una ficción para pensar el caso, no es una verdad de la identidad de alguien. 
El campo de la neurosis y la perversión, está determinado por la inscripción de la castración del Otro. Alguien introduce al niño en el lenguaje, pero, al mismo tiempo, queda castrado en el lenguaje, esto es que el Otro no sabe todo del lenguaje (el que me introdujo en el lenguaje, no sabe todo del lenguaje). Si pensamos en la estructura paranoica, cuando esa castración no está inscripta, aparece alguien que sabe todo del lenguaje (en Schreber, es Dios), que no tiene agujero. 
También, en el campo de la neurosis y perversión, hay extracción del objeto a. Esto es, originalmente fui inscripto en el lenguaje como objeto del Otro, como objeto del deseo de la madre. Al inscribirse la castración y la separación de ese lugar como objeto de la madre, queda un resto, un agujero del lugar que yo ocupaba; que será ocupado por apariencias del objeto (un falo), una representación fálica, es como una metáfora del lugar que yo ocupaba en el Otro. 
Aquí aparece la lógica del intervalo, que ubica que la referencia al significante siempre hay un hiato, un vacío (cuando yo hablo de pierna, no hablo específicamente de esa extremidad motora). Otro punto de este campo, de la sustracción del objeto, es que todo se desarrolla a partir de la inscripción de la castración y, hay distintas variantes dentro del narcisismo secundario. Ahí es donde se construyen todas las fantasías del lugar perdido del narcisismo primario. Estas fantasías van a intentar reconstruir algo de ese lugar perdido. Esto es fundamental, ya que sobre las fantasías se van a montar las neurosis y opera la perversión. 
Dentro de esta lógica vemos que se nos abre el cuadro. La neurosis está vinculada a la represión, tiene una forma de presentarse a partir de los síntomas, que como dijimos, estos están articulados a lo que llamamos fantasías. Cada neurosis va a tener una fantasía, construida en la salida del complejo de Edipo, que va a determinar los síntomas. 
Desplazándonos en el cuadro, hacia el lado de la perversión. Vamos a ver que en la separación de neurosis y perversión hay una distorsión. Se invierte la lógica de la neurosis, es el reverso de la neurosis. La perversión se fundamenta en una operación que es la denegación, o renegación. Esto es, la castración opera construyendo una negación de la afirmación originaria. La perversión opera como un segundo movimiento, sobre esa negación, como una vuelta a negar. Se inscribe la castración, pero, aquello que debería ser reprimido, con una nueva operación, se vuelve a negar eso y el sujeto se reafirma ahí. Es como si rescatara ese goce que estuviera perdido, por medio de lo que llamaremos montaje. Monta una escena, se acepta que la madre está castrada y perdida, pero por medio del fetiche yo vuelvo a gozar de eso perdido. 
En la parte derecha del cuadro, tenemos el campo de la no extracción de objeto. Veremos que no se inscribe la castración del Otro en el lenguaje, no hay sustracción de un objeto que me represente como perdido en mi origen en el mundo. Ubicamos que este campo es un campo que está determinado entre el autoerotismo originario (la fragmentación del cuerpo) y un intento de estabilización a partir de un narcisismo primario tardío, que intentará construir una especularidad con otro para no caer en el autoerotismo. 
Acá ya no aparece la lógica del intervalo, sino el de la holofrase. Esta lógica es que la palabra está pegada con la cosa, ya no como pensábamos en el intervalo que hay una arbitrariedad entre lo que se representa y la cosa en sí, sino que cuando alguien está referenciando claramente una cosa es un signo. La lógica del intervalo siempre genera una duda en la neurosis, si lo que yo digo representa lo que me pasa; en la psicosis aparece una certeza. 
La psicosis es producto del defecto de la función paterna, de la prohibición. Cuando un acontecimiento de la realidad actual, plantea un punto para el sujeto donde debe tomar una posición sexual, aparece en la neurosis un recurso que es el retorno de lo reprimido por medio del síntoma; en la psicosis como no está este recurso, va a aparecer una serie de fenómenos, lo que llamamos brotes. Si de ese brote, se estabiliza en un signo, vamos a ver lo que llamaríamos una intuición delirante, un delirio que empieza a armarse. 
Vemos que, en ese fenómeno psicótico, puede haber dos cosas. Uno, que no se produzca la estabilización, que haya pura fragmentación, estaríamos en el campo de la esquizofrenia, el autismo, donde hay una absoluta desestructuración, todo tiende al origen del autoerotismo y la fragmentación del cuerpo. Si existe un signo que ordenaría todo, que intenta estabilizarse en el narcisismo primario, veremos lo que llamaríamos una suplencia, como un intento de suplir aquello que no se inscribió. Esto estaría alrededor de la metáfora delirante. 
Neurosis 🡪 el cuadro sintomático como un conjunto covariante de elementos significantes en una relación abierta de suplementariedad.
Psicosis 🡪 Delirio organizado como un conjunto fijo de signos es una relación cerrada de suplencia. 
El delirio está organizado como un conjunto fijo de signos, no es un significante, sino que hay un signo. O sea, es un conjunto fijo de signos a partir de que hay un signo; por ejemplo, “ser la mujer de Dios” como un signo que se le presenta a Schreber, organiza todo un conjunto cerrado de signos que refiere a ese signo originario de “ser la mujer de Dios”. Es una estructura que no cambia, van al mismo lugar. 
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La estructura de los cuentos de Borges, dan un ejemplo claro de lo que es la estructura de la neurosis. Porque el sujeto del inconsciente, este que suponemos, está determinado por esas representaciones desconocidas para el yo, en un trabajo de análisis trata de narrar, de reducir sus experiencias a una novela donde va construyendo en ese relato un destino fantasmático que establecen un destino cifrado de los actos que determinan sus acciones (“no se porque hago esto”). 
El termino desamparo para Freud, refleja ese estado originario del lactante que depende totalmente de otra persona y, en esa necesidad, debe satisfacer sus necesidades básicas (la sed y hambre). La cría humana es impotente para realizar una acción especifica adecuada para poner fin a sus necesidades (esto nos distingue de los animales). Este estado de desamparo, se convertiría en el prototipo de la situación traumática de las escenas de la vida adulta. Es la primera marca que determina todas las demás marcas. El sentimiento de desamparo, marcará la necesidadfundamental de ser amado, de ser reconocido para el Otro. 
De alguna manera, la enfermedad psíquica aparece en Freud como la elección inconsciente de una desdicha divina que hablan los síntomas. Esta defensa es ante la señal de angustia que nos revive a un desamparo originario, una vida sin dios, sin la creencia de Otro que causa mi existencia. Es decir, la ficción neurótica, inconsciente, le asigna una omnipotencia al Otro. Cuando hay una desgracia, cree que es porque le falló al amor del Otro. 
Existe una manera particular del padecimiento, que renunciaría a su posición deseante. Hay una escena que genera un trauma, el sujeto cree que hay una causa de ese accidente y, esa causa aparece reflejada en una escena infantil, donde, se siente castigado por fallar al amor de Otro. El sujeto debe renunciar a su deseo, pues este introduce un grado de incertidumbre y de sin sentido que le resulta insoportable. Lo insoportable como aquello carente de soporte para una respuesta a ese deseo. La pregunta por su deseo, iniciada en la demanda del Otro, confronta al sujeto anticipadamente con la falta de un significante en el campo del Otro para responder a su deseo. El sujeto sabe que le demanda el Otro, pero no sabe que desea, porque lo que desea está más allá de la demanda del Otro. 
 Todas las neurosis están determinadas por un destino, un destino fantasmático; por una escena originaria de mi encuentro con el Otro que me salvó de ese desamparo originario. 
Todas las creencias neuróticas, se articularán alrededor de esta maldición; como estamos mal dichos como falo de la madre y, como intentaremos a partir de ciertas identificaciones con el padre, tratar de dar respuestas a esta maldición. La maldición aparece siempre como condición de entrada a la cultura. También esta maldición siempre es una maldición sexual. 
Teórico 13/09
En la neurosis, todo paciente repite una serie de escenas que están marcadas en su vida, esas escenas el paciente no las puede reconocer. Estas marcas inconscientes del encuentro originario con el Otro, se repiten actuándose. Por eso Freud toma las formaciones del inconsciente (que son actos inconscientes), donde alguien revela la compulsión de algo que está más allá de su voluntad. Todo acto, es el mensaje cifrado de algo, para Freud. Por eso lo llama acting out como actuar afuera algo que no está especificado en la escena. Esto Freud lo trae como condición de la repetición. Uno recibe como analista, mensajes que no son para uno. Ese mensaje encubre otra escena, un paso de escena.
En el campo de las fantasías, la verdad y la mentira no se pueden distinguir fácilmente. Freud va descubriendo que en toda neurosis hay una serie de fantasías fundamentales que van actuándose ante el analista, si el analista las sabe recibir. 
El origen en la neurosis, es una maldición. Esta, para Colette Soler, se puede pensar como una maldición porque nunca estamos bien dichos como falos, como falos de esa madre. Las fantasías infantiles, que se construyen en el Complejo de Edipo es una forma de responder a la castración, a no estar bien dicho como falos. Venimos al mundo (el que surge después de la castración), porque de alguna manera somos expulsados de eso que creíamos un lugar fálico. Un lugar donde el Otro me elegía a mí. El neurótico construye una serie de fantasías, de como recuperar, fantaseadamente, algo de ese origen mítico. Como yo era falo de mi madre, ahora lo voy a recuperar por la vía de tener algo que compense esa perdida, eso es lo que llamamos falo simbólico. 
Teórico 20/09
Freud dice que hay cuatro mitemas (temas en los mitos) en el que gira la neurosis:
· Mito del origen en la madre
· Origen del sexo y escena de seducción en la que se origina el sexo
· Origen de la ley y el deseo de muerte del padre (parricidio)
· Origen del goce sexual
Estas fantasías serán las que se van a articular en el Complejo de Edipo, para luego quedar reprimidas y retomar en las neurosis. Para que esto se pueda poner a trabajar, debe suceder que alguna de estas fantasías, se pongan en juego con el analista; estas escenas son en un punto escenas traumáticas. Lo que hace la terapéutica psicológica es, primero, reconocer lo traumático, pero todas se proponen una reescritura de eso, cambiar una creencia negativa por una positiva. Recrear otra escena mejor, que no sea esa originaria. Sería como decirle al paciente lo que quiere escuchar.
La posición de la histérica, es la de la insatisfacción (no ser querida, no ser deseada), lo que busca el psicoanálisis no es satisfacerla, sino todo lo contrario, que de alguna manera transite todo eso que repite y, que en algún momento pueda darse cuenta de que ella también demanda eso, es lo que pide. De alguna manera, todo neurótico repite aquello que desconoce (desconocimiento como rechazado). 
Toda repetición tiene la forma de un sacrificio que vuelve, porque algo en el origen fracasó. Hay algo sacrificial siempre, en el modo de la neurosis; esos fantasmas nos dan vuelta en la cabeza. La neurosis es como una forma inconsciente de expurgarlos. Muchas veces uno hace cosas que no entiende, pero, de alguna manera esas cosas nos tranquilizan. Esas formas actúan como compensación en esos actos, de algo que no estoy escuchando y lo estoy haciendo como un acting. 
La neurosis obsesiva siempre necesita que alguien lo demande, siempre necesita andar sufriendo por algo. Siempre hay algo culposo en el fondo. En la histeria no hay casi culpa, la histérica necesita una reivindicación, espera que primero alguien la quiera como nadie la alcanzó a querer. Hasta que eso no se realice, no puede amar a nadie, primero le tienen que compensar esa primera herida. Muchas veces, demanda de amor es compensatoria de una experiencia que no está ahí en juego, una experiencia infantil.
En la fobia, el sacrificio es narcisista. En el sentido de que hay un entrampado en su fantasía de quedar en ese lugar originario con la madre. Quedar en un lugar donde quisiera ser querido, pero ese lugar es todavía mi familia originaria entonces, quedo entrampado en querer quedarme en ese lugar y a la vez no hay limite que me expulse. Y por esto, no puedo terminar de entrar a la vida hacia afuera. Se produce un juego en el que me dan miedo ciertas cosas, lugares donde estaría jugado mi deseo; ya que si accedo a mi deseo debo perder la escena originaria. Lo que va apareciendo como miedo, es la construcción simbólica, deformada, desplazada, de un lugar exogámico. Fuera de esa cuestión originaria y familiar. De lo que se defiende el fóbico, no es únicamente de lo que le da miedo, sino porque eso representa su deseo disfrazado. 
El retorno al seno materno responde a la pregunta de como yo vine al mundo. Esta fantasía estará articulando muchas veces todos los síntomas de la fobia. Todo síntoma para Freud, está articulado a una fantasía originaria (lo plantea en “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”). Ya no estaría todo síntoma ligado a un trauma real, sino a su construcción de una fantasía originaria de ¿Por qué el Otro me eligió y me sacó de ese desamparo?
La otra fantasía, la fantasía de seducción, responde a la pregunta de ¿Por qué estoy sexuado? Tiene que ver con la pregunta del amor, ¿Qué lugar tengo yo en el amor? Estas preguntas las podemos vincular a la histeria. La fantasía de parricidio, está articulando toda la neurosis obsesiva, es todo el drama en relación a la rivalidad con el padre. La posición del obsesivo tiene que ver mucho con la posición de un hombre. La otra fantasía es la fantasía del coito parental y tiene que ver con que lugar tengo yo en la escena sexual con el Otro. 
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Estar en el lenguaje es creer que hay un sentido. El inconsciente funciona como una demanda de creencia, decía Lacan, como antiguamente funcionaba el discurso religioso. Para Lacan, la primera posición del analista debería ser la de Sujeto Supuesto Saber, podríamos pensar en que sería un Sujeto Supuesto a creer; los pacientes demandan creer en algo, muchas veces no les importa si es verdad o no, sino creeren algo. 
La creencia no debe tomarse literalmente como un designio (la aceptación de una voluntad). La creencia está hecha de un relato significante, por esto, puede ser interpretada de distintas maneras. La ubicación del analista, es tomar esa creencia para operar como llamaría Lacan “la docta ignorancia”, no para dar respuesta de un saber propio, sino tomar esa demanda para operar en la forma de construcción de la pregunta del paciente. Como se construye esa maldición, que historia hay detrás de la construcción de esa demanda de saber. 
Freud apuntaba a hacerse investir por estas representaciones, para cuestionar todo el sentido. Ubicar que esas fantasías hechas en un relato, podían tener otra interpretación. 
Cuando el sujeto cae en una situación de angustia, esto lo retorna a una situación de desamparo original. El modo de defensa es el retorno a ciertas fantasías originarias donde existiría para el Otro, antes que no ser nada. El fantasma que encontraremos en cada neurosis, sería la forma de defensa mas primaria del sujeto, ante el desamparo. Este fantasma originario, responde a una pregunta originaria para Lacan que es: ¿Qué soy para el Otro? Son preguntas que carecen de respuestas, pero que se pueden articular.
Las fantasías originarias, para Freud, serian como un guion imaginario que se haya presente en el sujeto y una escena con ese Otro originario y, que, de alguna manera, estas fantasías articulan dos cosas opuestas: el sacrificio, la marca del sufrimiento y, por otro lado, el goce como satisfacción. 
El término “fantasemas”, viene de lo que planteaba Levi Strauss de “mitemas”, para ubicar que, en todas las culturas, los mitos tienen ciertos temas fundamentales que se repiten, aunque en cada cultura, se relaten de distinta manera cada mito. Los fantasemas lo mismo, hay fantasías fundamentales que todo sujeto debe articular, aunque singularmente cada sujeto la construye de una manera irrepetible. Estos fantasemas tienen un orden, una correlatividad, que va desde el origen de la vida, pasando por el origen del sexo, el origen de la ley, hasta llegar a porque me deseo el Otro. 
Analizando el cuadro:
Retorno al seno materno 
Articula una pregunta fundamental, de ¿Cómo vine al mundo? Que necesidad tuvo el Otro, de traerme al mundo. Hay una angustia fundamental, de desamparo, y el terror es volver a ese lugar de donde fui salido, volver a ser devorado, incorporado en ese mundo materno. 
Fantasía de seducción
Articula una pregunta fundamental de ¿cómo se origina el sexo? y ¿porque estoy sexuado? Esta fantasía es producto de una demanda del otro, el sexo lo introduce el otro. El terror está articulado en la perdida del amor y que está perdida implica en ser cagado, esto implica que en vez de ser amado yo, ese amor pasa a ser amado a otro. 
Fantasía de castración y de parricidio
Aparece claramente en la neurosis obsesiva. En esta fantasía aparece la pregunta sobre la ley y por el limite al goce. La señal de angustia es el castigo, la castración. El terror fantasmal tiene que ver con ser mutilado. 
Fantasía de coito parental
Se responde una pregunta estructural de ¿Qué hacen los sexos entre sí? ¿Por qué se desean? La señal de angustia tiene que ver con estar implicado en esa fantasía, estar poseído. 
Novela familiar
Aquí hay una fantasía también en juego, que tiene que ver con ¿Por qué me desean a mi como niño? Ubica la pregunta por el lugar edípico. Y ubica el deseo del Otro particularmente sobre mí y a diferencia y en tensión con el Otro. Toda la angustia tiene que ver con ser humillado, no haber cumplido el deseo de los padres. Aparece el terror fantasmal de ser mal parido, un mal hijo.
Teórico 4/10
Todo paraíso es un paraíso perdido, nunca se vivió. El paraíso es la prohibición. 
Ante la angustia no hay respuesta en la actualidad, es entonces que aparece el fantasma. A modo de respuesta, que retorna del pasado. Esa escena fantaseada, que da una respuesta, produce una reacción sintomática. Entre una pulsión y una representación, eso ubica una escena. El afecto y su representación, se unen porque hay una escena traumática que arma una escena fantaseada, un fantasma. 
El fantasma, al decir de Lacan, anuda los tres registros. Si no existe el fantasma como construcción de la castración, los registros no se llegan a anudar, por lo que podríamos pensar lo que ocurre en la psicosis. 
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En el narcisismo primario se producen las preguntas fundamentales del misterio de la sexualidad y el de la muerte. Estos funcionan como los mitemas de las culturas. Estos construyen el campo de las neurosis de transferencia. Estas fantasías escenifican la sustracción del objeto a (objeto sustraído de la pulsión); este representa mi perdida respecto del Otro. El objeto pulsional, el síntoma, de alguna manera va a representar un mensaje de mi perdida en el lugar del Otro. Aparece un objeto semblante (rata, tos, pierna). Estos fantasemas, también, explican mi advenimiento al mundo. 
Freud también ubica en 1909 en “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” que, los síntomas son expresión de estas fantasías originarias. Los síntomas serian como mensajes cifrados que revelan estas fantasías reprimidas. En el fondo de los síntomas hay un fantasma. Cada neurosis de transferencia, para Freud, estaría a partir de cierta prevalencia de una fantasía. 
Neurosis histérica 🡪 articulada a la fantasía de seducción. Este fantasma, escenifica una respuesta que el sujeto construye al misterio del deseo sexual en el Otro. El fantasma histérico es un fantasma de seducción. El sujeto histérico hace de objeto a la vez que se ofrece y al mismo tiempo se rehúsa. También estarán las demás fantasías, solo que prevalece una. 
Neurosis obsesiva 🡪 articulada a la fantasía de castración/ parricidio. Este fantasma es una respuesta que construye el sujeto frente al otro misterio, el sentido de a vida, el sentido de la muerte. Para Freud, el obsesivo se interesa por por la pulcritud, la seriedad, pero, pasa totalmente desapercibida. El obsesivo, sueña en su fantasía dominar el deseo, conquistar ese deseo del padre (conquistar a la madre y dominarlo), pero hay un peligro, dice Freud, es la inconsistencia del Otro. Por eso intenta colmarlo constantemente, para que no haya un vacío, una falta. En la obsesión, el sujeto se erige ante un amo, que lleva a la realidad y en el cual el siempre tiene que satisfacer su demanda y vive fantaseando con la muerte de ese amo. Es una coartada para no jugarse nunca por su deseo y liberarse de la obligación de vivir. Siempre está trabajando donde no se juega su deseo, sino el deseo del Otro. 
Fobia 🡪 articulada a la fantasía del retorno al seno materno. Para Lacan, la fobia es considerada un punto de paso de inicio de estructuración de la neurosis de transferencia, no está en el mismo plano que las otras dos neurosis. La fobia, por medio de sus síntomas, es como un llamado a la función paterna, como un llamado a la separación respecto del deseo de la madre, que no termina de establecerse totalmente. El fóbico en su síntoma se defiende la angustia, la cual tiene una complejidad: la angustia de la separación de la madre, pero, al mismo tiempo, la angustia de quedar atrapado en ella. Con el síntoma intenta generar un corte, pero al mismo tiempo no querer separarse tanto de eso. 
Lacan plantea que la neurosis no tiene respuesta, pero si plantea un modo de pregunta. Cada neurosis tiene una pregunta. La pregunta histérica, es ¿Qué es una mujer? Que también tiene que ver con la pregunta del enigma del sexo; la posición histérica hace la pregunta sabiendo que no va a encontrar respuesta, pero, de todos modos, le otorga un saber al Otro por esta pregunta al cual le demanda. La posición histérica se coloca en la situación de absoluta demanda respecto del Otro al mismo tiempo que se constituye al Otro como un amo. 
Plantea dos movimientos: por un lado, lo hace potente, reclamándole esa pregunta y, al mismo tiempo, demuestra que es incapaz totalmente para dar respuesta a estapregunta. La posición histérica, cuestiona el saber del Otro, exigiendo una perfección. La pregunta histérica se identifica al padre como impotente para hacer esa pregunta, pero, por medio de él, procura una respuesta a través de saber que tiene otra mujer o lo femenino encarnado en la representación de otra mujer.
La pregunta obsesiva es sobre la existencia, sobre la muerte y se centra sobre la figura del padre, ¿Qué es un padre? Alrededor de esta pregunta por la muerte y por el padre, el obsesivo plantea todo el problema de la muerte y del sentido de la vida, al mismo tiempo que se defiende de esa pregunta haciéndose el muerto respecto de su deseo. Siendo obediente y respondiendo a todas las demandas del Otro, el obsesivo intenta sostener a su dueño sin poder él, desear, teniendo una buena excusa. El obsesivo se pregunta y busca que el Otro lo escuche en sus propias conclusiones, al mismo tiempo que rechaza las interpretaciones del Otro y sobre estas, hace sus propias interpretaciones. 
La pregunta fóbica, es respecto al lugar que él ocupa en tanto su posición frente a la madre, es una pregunta por el falo, por el significante del misterio, lo que separa el adentro y el afuera, lo propio y lo del Otro. Aquí la cuestión es mas compleja, pues hay un recorte del cuerpo y, ese punto de paso que habría entre la cuestión pre edípica (ser el falo de la madre) a la posición edípica donde el falo ya se desprende del propio cuerpo para ser una significación simbólica; es decir, la pregunta está instalada entre el paso del triángulo pre edípico a la forma cuaternaria del complejo de Edipo. 
Con respecto a la angustia, en la histeria la angustia se tramita como dolor. La señal de angustia, es ante la perdida del amor, esta perdida de amor del Otro genera esa señal de angustia que se convierte en dolor en el cuerpo.
Con respecto a la angustia, en la neurosis obsesiva la angustia y la señal de angustia deviene ante la amenaza de perder algo, ser mutilado en mi poder de dominio. Esa fantasía de castración que está como núcleo. Para defenderse de esa señal de angustia, todo va a una idea, una tribulación moral, alrededor de una idea obsesiva.
Con respecto a la angustia, en la fobia la señal de angustia está ligada al desamparo, al retorno de ese desamparo originario. El miedo, es una forma de defenderse de esa angustia de desamparo; construyendo un objeto exterior como limite seguro a ese desamparo. El miedo termina formalizando una cuestión sintomática.
Con respecto al sacrificio expiatorio que hace existir al Otro, en la histeria la cuestión del sacrificio estético, donde yo me ubico como el objeto de deseo, como la agalma, la joya preciada del Otro.
 Con respecto al sacrificio expiatorio que hace existir al Otro, en la neurosis obsesiva se ubica en el lugar ético, donde se sacrifica por toda falta que pueda tener el Otro, está constantemente intentando sacrificarse para taponar la falta del Otro.
Con respecto al sacrificio expiatorio que hace existir al Otro, en la fobia está el sacrificio narcisista, donde el fóbico recorta su yo para preservarse, para no encontrarse con ese objeto que estaría delimitando ese más allá de quedar tomado en el deseo materno.
La amenaza de castración en el fantasma histérico, entra por los ojos y, la angustia que de ella resulta que es inconsciente o está sometida a la represión, acaba por convertirse en sufrimiento de la vida sexual del histérico, consistente en una erotización general del cuerpo, a la que se suma, paradójicamente, una inhibición localizada a nivel de la zona genital.
La amenaza de castración en el fantasma de la neurosis obsesiva, entra por la voz, por lo invocante. Es decir, el niño preso del deseo incestuoso por la madre, es embargado por la angustia de castración al oír la voz interdictora del padre, prohibiéndole cumplir este deseo bajo pena de castrarlo, la zona erógena en el que se organiza el fantasma obsesivo, es el oído, que vibra, sufre y goza de haber oído la voz imperativa del padre, prohibiéndolo.
La amenaza de castración en el fantasma fóbico, dice Nassio, entra por los orificios de todo el cuerpo y la angustia que de ella resulta, que es inconsciente porque está sometida a la represión, acaba siendo proyectada, instalada, ubicada en el espacio del mundo exterior. Vemos en la fobia un problema, no es algo que termina de inscribir la perdida respecto del narcisismo primario, queda en un punto de vacilación entre la cuestión pre edípica y la edípica; entonces, como no está separado el cuerpo y construido un objeto pulsional, el cuerpo constantemente como todo ser, está amenazado.
Freud establece dos objetos pre – genitales, parciales que son el oral y el anal. Lacan plantea dos objetos más: el escopico y el invocante. Es una condición que tiene que ver con la demanda del Otro, el Otro cuando demanda al niño, construye una zona de intercambio, por eso estos objetos son las zonas pulsionales, que construyen un objeto que se desprende, una zona de borde. 
Freud va a plantear que hay una zona de fijación pre genital a la que retorna cada neurosis y donde retorna a una fantasía como fijación. 
La histeria va a retornar a la etapa oral. Donde la boca era el lugar donde el Otro satisfacía todas sus demandas. En la neurosis obsesiva el síntoma retorna a la etapa anal, donde ubica que ciertos rasgos de carácter tienen que ver claramente con la fijación en esta zona. En este lugar hay una posición activa, de control, de dominio, de la demanda del Otro. En la fobia es más complejo, el punto de fijación anterior a la castración al que retornaría no genera ninguna satisfacción, todo lo contrario, el punto que está anterior a la castración es el del autoerotismo y la fragmentación del cuerpo, donde aparece una angustia automática que no está recortada a un objeto (alrededor de la boca o el ano), por eso amenaza todo el cuerpo. 
Con respecto a la posición defensiva ante el deseo del Otro, la histeria se defiende frente al deseo del Otro como un deseo insatisfecho. La realización del deseo es imposible por medio de la insatisfacción, el deseo es tener un deseo insatisfecho para asegurarse que la realización de su deseo no se de en absoluto. Lacan acá ubica que el deseo histérico es el deseo del Otro, el deseo se estructura como un deseo histérico, por esta condición no puede ser satisfecho más que para el Otro. La posición histérica podrá acceder a un deseo posible, si puede reconocer en él, la castración del Otro. 
Con respecto a la posición defensiva ante el deseo del Otro, la neurosis obsesiva se defiende frente al deseo del Otro como un deseo imposible. El obsesivo logra imposibilitar su deseo exigiéndose siempre la perfección, es un todo o nada. Frente a la angustia que estructura el síntoma, se defiende con la duda, como intenta la perfección, pero es imposible (ya que esta en su fantasía es el asesinato del padre). 
Con respecto a la posición defensiva ante el deseo del Otro, la fobia se defiende frente al deseo del Otro como un deseo prevenido. Ya que se previene por medio del síntoma fóbico de tener que responder al deseo materno. Este deseo que no está lo suficientemente interdictado por el padre. El deseo está prevenido, por miedo a que se realice el deseo incestuoso. Por medio de este síntoma, también se defiende de las mociones hostiles y amorosas por el padre. Acá no hay algo totalmente instalado sobre la posición sexual: porque, en la histeria el deseo sexual es lo que demanda el histérico, que lo satisfagan y, la posición obsesiva es aquel que se hace demandar en la posición sexual. En cambio, en la fobia, se evita que haya demanda. 
En cuanto a la fantasía de reconocimiento por medio de su posición, se encuentran ciertos goces, sustitutivos, compensatorios, de su posición sufriente. En la histeria, vemos la reivindicación, siempre pedir un pago por su insatisfacción. En la posición obsesiva vemos que hay una satisfacción, paradójicamente, del sacrificio. Y aparece también, la cuestión de la hazaña como un pequeño goce cifrado de su universo

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