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Fundamentos de terapéutica pediátrica Además de la farmacoterapia, se pueden hacer otras actuaciones curativas. En primer lugar, la terapéutica quirúrgica. Algunos aspectos son discutibles o sometidos a controversia, como la cirugía plástica en defectos menores, y para los rasgos de tipo étnico, o la cirugía bariátrica en la obesidad infantil. Sobre radioterapia existen algunas consideraciones a propósito de la oncología. En terapéutica física se puede citar la rehabilitación de procesos nerviosos, musculares y óseos, pero no siempre es cuestión de remitir al niño a un centro especializado. Hay recursos físicos de interés que puede aconsejar el pediatra para diversos procesos patológicos, si ya no los aplica la familia, como el masaje, los ejercicios respiratorios y las percusiones en el tórax, lo mismo que un cambio de clima apropiado y así sucesivamente. Habría que destacar el papel de la psicoterapia, utilizando este término en un sentido muy amplio, es decir, no sólo la psicoterapia formal, que realiza generalmente el psicólogo o el paidopsiquiatra, sino la pequeña intervención psíquica, que todo pediatra practica mediante la palabra y el contacto con el paciente y su familia, que pueden contribuir al proceso curativo. No se debe olvidar este remedio al alcance de todo el que pueda concederle algo de tiempo, pero sin olvidar que también la palabra puede herir. Igualmente, a menudo los esquemas terapéuticos incluyen normas de régimen de vida o de dietética. En ésta, se aconsejará la alimentación más adecuada en cada periodo de la infancia, las normas básicas de un plan dietético suficiente, sin excesos ni carencias, equilibrado y de acuerdo con la posible enfermedad en curso, como una gastroenteritis o un estreñimiento. Parece evidente que la interacción de la flora microbiana en la luz intestinal es un mecanismo inmunológico de primer orden. Todo ello será motivo de otros capítulos. Aquí se referirá especialmente lo referente a la farmacoterapia. Farmacoterapia actual Aparecen con frecuencia fármacos nuevos, que llegan con rapidez a manos del clínico, lo que motiva que a veces éste tenga un conocimiento insuficiente de ellos. Se ha comprobado que los mismos datos proporcionados por los laboratorios farmacéuticos a las revistas médicas carecen a veces de suficiente información. Esto parece especialmente peligroso hoy día en cuanto los fármacos son más activos y hay tendencia a la automedicación. Las reacciones secundarias son, en consecuencia, frecuentes e intensas. Aquí está el origen quizá de una paradoja de la terapéutica pediátrica actual: la tendencia al abandono del tratamiento científico correcto por las medicinas alternativas, complementarias o paralelas, que tampoco están libres de peligros, aparte de hacer olvidar los recursos curativos científicos principales.Todo esto refuerza la necesidad de conocer bien la farmacología clínica y la farmacoterapia pediátrica. Farmacología pediátrica Es la “farmacología en la edad del desarrollo”, ya que en el menor existirá distinta sensibilidad a los fármacos y serán distintas la absorción, la circulación, el metabolismo, la eliminación y la acción de los medicamentos en los diversos órganos. Además, el fármaco actúa sobre un ser en desarrollo. De ahí que cualquier medicamento pueda realizar una influencia desfavorable sobre el crecimiento, en el equilibrio endocrino- metabólico, el desarrollo de los órganos y aparatos o bien una interferencia sobre la inmunidad. Surgen los ya comentados dilemas éticos, que obligan a consultar a los comités de bioética en los departamentos hospitalarios y pediátricos, para hacer compatibles los derechos del paciente y de la familia con la necesidad de investigar en el menor las técnicas terapéuticas. Así, podrá disminuir por un lado el grupo de “enfermedades huérfanas” o carentes de medicación, lo mismo que el niño dejará de ser un “huérfano terapéutico” cuando no puede recibir los nuevos fármacos autorizados oficialmente sólo en el adulto. Yatrogenia terapéutica Desde antiguo se recuerda que “medicina” deriva su nombre de “medida” porque se supo pronto que el exceso es perjudicial y la falta de moderación en su uso conduce al peligro y no a la salud. Dejando aparte los antecedentes históricos, la medicina no ha dejado de tener este problema, con modificaciones según la época. Uno de los nuevos problemas es la posibilidad de anomalías en los niños nacidos por técnicas de reproducción asistida, entre ellas el síndrome de Angelman (5 casos) y el síndrome de Beckwith-Wiedemann (60 casos). La farmacología pediátrica actual quedó profundamente marcada por los conocidos desastres farmacológicos de las décadas 1950 y 1960. La administración de sulfisoxazol para tratar o prevenir la sepsis neonatal produjo casos de ictericia nuclear e incluso de muerte, ya que no se conocía hasta entonces su interferencia con la albúmina y, por tanto, el trastorno del metabolismo de la bilirrubina. Más dramático fue el gran impacto del síndrome malformativo por talidomida cuando la gestante recibía este sedante y antiemético, presentando el RN focomelia y otras graves malformaciones, mientras era un fármaco no tóxico para el adulto, por lo que todavía se ensaya para el dolor neurálgico, procesos inflamatorios crónicos, neoplasias, complicaciones del sida o las aftas bucales. Destacó igualmente el síndrome gris o síndrome del bebé gris como consecuencia de la administración de cloranfenicol aparentemente a dosis correctas, cuando se trataba de RN o prematuros especialmente. en ellos la inmadurez hepática impide el metabolismo del fármaco y su adecuada excreción por el riñón, condicionando una hiperdosificación relativa, que conducía a un serio colapso vascular. Estos accidentes condujeron, especialmente en los Estados Unidos de América, a una gran polémica científica, que fue seguida de una regulación de la FDA muy rigurosa acerca de los fármacos de uso en pediatría. Al cabo de varias décadas los menores han quedado en dificultades para recibir algunos fármacos, cuando la mayoría de los fabricantes de nuevos medicamentos, a veces de verdadera utilidad para el niño, incluyen la conocida advertencia “no deben ser usados en niños, dado que hasta la fecha su eficacia y seguridad no están demostradas en este grupo de edad”. La Academia Americana de Pediatría y otras sociedades están realizando esfuerzos para romper esta barrera y facilitar la investigación farmacológica en la edad pediátrica. Desde 2006 la Unión Europea ha dado disposiciones para realizar de manera correcta los ensayos clínicos en menores. Tipos de yatrogenia Los efectos indeseables de los medicamentos, la yatrogenia en sentido estricto, no son los únicos en medicina. También puede existir una “yatrogenia imperfecta” por el empleo incorrecto de los medios diagnósticos. Igualmente es posible yatrogenia en relación con cualquier otra actuación del médico. La yatrogenia quirúrgica comprende los riesgos de la anestesia, de las intervenciones y de sus consecuencias, incluida la necesidad de hospitalizar que, ya de por sí, sobre todo en las edades de lactante y párvulo, tiene una acción desfavorable. Hay una yatrogenia dietética como puede ocurrir al prescribir dietas estrictas y carenciales en las metabolopatías congénitas (fenilcetonuria, por ejemplo) o en las enfermedades alérgicas. Se podría hablar igualmente de yatrogenia por fisioterapia, climatoterapia o psicoterapia; por ejemplo, al obligar a una limitación de la actividad física en el escolar, no cabe duda que pueden ocurrir ciertos problemas, en especial en la esfera psíquica del niño a esta edad. La yatrogenia por hemoterapia y radiaciones ionizantes es tan conocida, que no es necesario insistir. En definitiva, al establecer una pauta terapéutica cualquier precaución es poca. Yatrogenia por fármacos Interesa como aspectoprincipal del problema. La historia de la farmacología pediátrica está llena de errores aleccionadores. A los tres históricos antes citados, hay que añadir: agranulocitosis por pirazolonas; anemia aplástica por el cloranfenicol; fibroplasia retrolental por retinopatía en relación con el oxígeno en el prematuro; ictericia hemolítica neonatal por vitamina K hidrosoluble, o por antibióticos; hipertensión intracraneal por dosis altas de vitamina A y ácido nalidíxico; hipercalcemia por exceso de vitamina D; alteraciones dentarias y del crecimiento de los huesos largos por las tetraciclinas; muerte súbita por abuso de isoprenalina y fármacos sedantes; colitis pseudomembranosa por lincomicina, clindamicina y otros antibióticos. Enfermedad yatrogénica Puede ser definida como un trastorno independiente de la enfermedad principal, debido a la administración de fármacos y actos médicos o quirúrgicos, sean con finalidad de tratamiento, pero también de diagnóstico o profilaxis. El término procede de la palabra griega “yatros”, médico, y “gennan”, producir. La multiplicidad de la yatrogenia farmacológica deriva en primer lugar del gran número de medicamentos y factores que participan en estas reacciones medicamentosas desfavorables. En su desencadenamiento pueden intervenir en primer lugar los factores externos, que son teóricamente los más fáciles de prevenir. El más común es la automedicación, favorecida por la información dada directamente por el laboratorio productor a los pacientes y familias a través de la prensa, radio, televisión e Internet. En América se dice en los anuncios “vea a su doctor”. Entre nosotros oímos o vemos “consulte con su farmacéutico”. Ninguna de estas advertencias es suficiente. Se añaden algunos factores farmacotécnicos, tales como los errores en la preparación del fármaco, en la composición, inestabilidad o por su contaminación. Como factores médicos están las equivocaciones en la dosificación, en la elección de las vías, en las interacciones o la valoración de las contraindicaciones. Tanto puede influir una dosis aislada excesiva como la dosis total acumulada. Por ejemplo, la nefrotoxicidad de los aminoglucósidos (gentamicina, tobramicina y amicacina, en orden decreciente) depende de la dosis total y de la concentración en el pico; en cambio su ototoxicidad, aparte de la dosis total, está incrementada por la asociación con la furosemida y ácido etacrínico. La indometacina y la cefalotina pueden aumentar el efecto nefrotóxico de los aminoglucósidos. Variables son asimismo las lesiones histológicas. Un buen ejemplo son las alteraciones hepáticas: las hormonas sexuales han sido responsables de la producción o facilitación de neoplasias; los citotóxicos lesionan la vía biliar; las hormonas sexuales también producen trastornos vasculares, entre ellos la conocida peliosis hepática; la clorpromazina y similares producen colestasis con la correspondiente ictericia; el metotrexato, fibrosis hepática y pulmonar; la isoniazida, hepatitis tóxica; el valproato ha producido lesiones de esteatosis hepática; el paracetamol, una necrosis centrizonal; el AAS es el desencadenante del síndrome de Reye, en niños mayores de seis meses afectos de infección por los virus de la influenza o varicela. Factores farmacodinámicos de yatrogenia Son, ante todo, los efectos colaterales y secundarios, tan numerosos. Como paradigma destacan los trastornos colaterales y secundarios de los corticoides: el empleo de la cortisona y sus derivados (incluso por vía aerosólica) puede producir efectos colaterales, que van unidos a su acción principal hormonal, como puede ser la tendencia a producir un síndrome de Cushing; otros serán secundarios, derivados de este primer efecto, en cuanto la acción antiinflamatoria puede conllevar una sensibilidad a las infecciones, por ejemplo. Analizando sólo este problema la corticoterapia puede producir entre sus efectos adversos: endocrinometabólicos: retraso del crecimiento (si la administración es prolongada), retraso de la maduración sexual, síndrome cushingoide, obesidad, hiperglucemia, interferencias con el metabolismo de la vitamina D, balance negativo de calcio; inmunológicos: disminución de la actividad antibacteriana de los leucocitos, inhibición de la síntesis de Igs y de la hipersensibilidad retardada, linfopenia, mala tolerancia al estrés; aparato locomotor: osteoporosis, colapso vertebral, fracturas, necrosis ósea aséptica, miopatía; gastrointestinales: hiperorexia, úlcera péptica, hemorragia digestiva, pancreatitis, esteatosis hepática; cutáneos: estrías, púrpura, atrofia cutánea, hirsutismo; oculares: cataratas, glaucoma, incluso con corticoides inhalados; nerviosos: irritabilidad, excitación, depresión, psicosis, pseudotumor cerebral; hematológicos: perturbaciones de la coagulación, tromboembolismo; cardiovasculares: hipertensión, edema. Factores internos condicionantes de yatrogenia Dependen del propio paciente. Se puede establecer una primera categoría denominada idiosincrasia. Puede ser fisiológica, en la cual se incluye la mala tolerancia, por ejemplo, de la codeína en el lactante. Igualmente la sacarosa, que puede ser un analgésico en el lactante, resulta perjudicial para el desarrollo neuropsíquico del RN menor de 30 semanas. En este caso es mejor utilizar la glucosa a dosis tan pequeñas como 0,3 mL de una solución al 30%. O bien patológica, que dependería de trastornos metabólicos o de órganos. Ejemplo es la intolerancia a los antipalúdicos y una larga serie de medicamentos en los pacientes afectos de déficit enzimático en los eritrocitos de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa, así como ante una minusvalía del tubo digestivo, por ejemplo, el colon irritable o los casos de insuficiencia hepática o renal. Entre estos factores internos destacan los de tipo alérgico, ya que los medicamentos pueden condicionar reacciones de hipersensibilidad inmunológica en todos sus tipos. Tal vez existen variaciones personales no bien conocidas. En América está prohibido el metamizol o dipirona desde 1977 por riesgo de agranulocitosis. En España se continúa utilizando, como en algunos países latino- americanos. Las técnicas moleculares permiten un mejor conocimiento tanto del mecanismo de acción de los fármacos, como de su intolerancia. La producción de arritmia cardiaca inducida por la cisaprida se debe a una interacción de este modificador de la motilidad intestinal con el producto de un gen regulador de un canal de K en el corazón, es decir es una “canalopatía” o proceso patológico relacionado con los canales iónicos, como son diversas ataxias, miotonías, distrofia muscular, migraña familiar, parálisis hiponatrémica, arritmia cardiaca (síndrome de QT largo). A recordar que un canal iónico no es más que una proteína de membrana (la celular miocondrial o del retículo endoplásmico). Esta proteína tiene una función principal: facilitar un conducto o canal para el paso de los iones como calcio, sodio, cloro o potasio, aunque es muy posible que intervenga en otras funciones celulares, sobre todo cuando no son selectivos y permiten el paso de varios tipos de iones, como los receptores purinérgicos, lo que enlaza la cuestión con la fisiopatología del SNA. La “ingeniería genética” obtiene nuevos medicamentos por biotecnología o técnicas recombinantes. A pesar de los reparos a la genómica en otros aspectos de la vida, como la nutrición, en terapéutica son recibidos con esperanza, ya que podrían solucionar problemas patológicos difíciles. Un ejemplo son los diversos antagonistas monoclonales frente a los elementos básicos en los procesos inflamatorios. La glicoproteína alfa-4- integrina se expresa en la superficie de los linfocitos y monocitos y es fundamental para la adhesión de estas células al endotelio vascular y ulterior entrada en el tejidosujeto a la agresión: SNC en la esclerosis múltiple, intestino en la enfermedad de Crohn. El anticuerpo monoclonal recombinante natalizumab consigue esta neutralización y reduce las lesiones inflamatorias de los órganos correspondientes. El abatacept inhibe el proceso de activación de los linfocitos T resultado de lo cual es mejorar la inflamación pero también favorecer la infección. También se obtienen por biotecnología los diversos interferones. Pero ante todo fármaco nuevo se requiere una especial vigilancia. Los nuevos fármacos biológicos, como los anticuerpos monoclonales (se pueden añadir a los anteriores como ejemplos el etanercept y el infliximab), suelen tener efectos adversos impredecibles. No hace mucho fue suprimida una estatina por causar grave rabdomiolisis y las “superaspirinas” por favorecer las lesiones cardiovasculares en adultos. Un ejemplo positivo de nuevos fármacos concierne a la enzimoterapia de las metabolopatías como la enfermedad de Pompe: mediante una alfa-glucosidasa obtenida de la leche de un conejo transgénico se puede detener el progreso de tan grave glucogenosis muscular. Manifestaciones clínicas yatrogénicas Son múltiples, dependiendo del tipo de procedimiento terapéutico y, en el caso de medicamentos, según la vía de administración, además del tipo de fármaco. Por su gravedad se pueden distinguir, de acuerdo con criterios difundidos por la OMS: 1. formas leves que ceden sin tratamiento; 2. formas leves, pero que requieren alguna terapéutica; 3. formas moderadas; 4. casos graves, y 5. reacciones mortales. Las más frecuentes (70%) son las leves y moderadas, siendo a menudo predecibles (tipo A “augmented”, según Reawling). Frente a ellas las reacciones más graves representan el 30%. Pueden ser fatales y generalmente de mecanismo inmunológico (tipo B “bizarre” de Reawling). En cuanto al órgano implicado en la yatrogenia medicamentosa destaca la piel (casi la tercera parte de las reacciones medicamentosas adversas), seguida del sistema nervioso (una cuarta parte) y el tubo digestivo (15%). En escolares y sobre todo en adolescentes hay que considerar la posible esofagitis por la ingestión de comprimidos, por ejemplo, de doxiciclina, aunque puede ocurrir con muchos otros fármacos si no se toman las precauciones habituales (ingestión de pie, abundante agua). Farmacogenómica Existen genes relacionados con cada uno de los procesos básicos de la farmacocinética y farmacodinamia, por lo que la respuesta a ellos puede ser variable en cada paciente, justificando la mejor o peor eficacia y también las variaciones en la tolerancia, hasta llegar a la idiosincrasia patológica. No obstante, la intervención de otros factores puede hacer difícil en un caso concreto determinar el papel de la genética, ante la influencia de la edad, sexo, nutrición, horario, estación, estrés y ejercicio, así como la actuación de otros medicamentos. El futuro esperanzador es la obtención de nuevos fármacos gracias a las técnicas de la nueva genética, adaptados a las características de las células del paciente o de la neoplasia (“fármacos a la medida”). Anomalía genética de los receptores Influye en la anormal actividad de los fármacos. Así ocurre en los pacientes afectos de deficiencia de glucosa-6-fosfatodeshidrogenasa transmitida como recesiva ligada al X. (los varones hemicigóticos padecen hemólisis intensa por fármacos, sobre todo en la variante mediterránea) y en algunas hemoglobinopatías: hemólisis por sulfamidas en los portadores de hemoglobina Zürich y por drogas oxidantes para la alfa-talasemia con hemoglobina H. La tendencia a hipertermia maligna es heredada con carácter AD. En ella hay que evitar la anestesia por óxido nitroso, metoxiflurano, halotano, ciclopropano, éter y sus combinaciones, así como la succinilcolina como preanestésico. La ageusia para FTC (feniltiocarbamida), heredada con carácter AD, conllevaría una mayor sensibilidad a los agentes bociógenos, con mayor frecuencia de bocio, adenoma tiroideo y atireosis congénita. La resistencia a la warfarina y otros anticoagulantes parece heredarse de forma dominante a través de la alteración de un receptor o enzima, si bien en la práctica muchos casos de resistencia serán provocados por interferencias con otros medicamentos. Otro ejemplo de farmacogenómica con implicación patológica es la intolerancia a la succinilcolina. La acción relajante de este fármaco persiste normalmente durante sólo 2- 3 minutos, pero en la deficiencia de pseudocolinesterasa es tan prolongada e intensa, que puede producir el exitus. Todo ello por la existencia de una enzima alterada en su estructura y funciones. La incidencia es de un caso entre 25.000 habitantes. Se van conociendo los genes que codifican los receptores para nuevos fármacos, como las estatinas, los estrógenos y los antidiabéticos orales, por ejemplo. También, los que pueden proteger los órganos, en especial el hígado, de la agresión por los medicamentos, aunque es un capítulo en continua revisión y sometido a la intervención de los factores propios de la epigenética. Modificaciones en el metabolismo de los fármacos Hay pacientes acetiladores lentos en los cuales existe una actividad reducida de la enzima acetiltransferasa del hígado, que interviene en el metabolismo de la isoniazida sulfametazina, entre otros fármacos. En ellos, dosis habituales pueden irrogar efectos tóxicos inesperados, tales como polineuritis, hepatitis, lupus y otros trastornos. El carácter de inactivador lento para la isoniazida es transmitido como AR. Han sido descritas crisis de metahemoglobinemia inducidas por acetofenitidina (fenacetina), con predisposición heredada como rasgo AR. En estos pacientes está alterada la función de las oxidasas microsomiales hepáticas y es transformada en un producto tóxico para los hematíes (hemólisis, metahemoglobinemia). El déficit de parahidroxilación de las hidantoínas (fenitoína), posiblemente heredado en forma AD, acentúa las numerosas reacciones adversas a este anticomicial mayor (ataxia, disartria, somnolencia, nistagmo). Interacciones medicamentosas Numerosos son los ejemplos de efectos indeseables por la acción simultánea de dos fármacos. La administración conjunta de corticosteroides y clorotiazida produce hipopotasemia; la de corticosteroides y barbitúricos disminuye la acción de los esteroides; la asociación de tiroxina y fenitoína disminuye las cifras de T3 y T4 en sangre; los anticonceptivos orales, coincidiendo con los antiepilépticos, pierden parte de su acción anticonceptiva. La asociación de aminoglucósidos con cefaloridina y cefalotina aumenta la nefrotoxicidad mientras que, asociados a furosemida incrementan la ototoxicidad; los antiácidos, cuando se administran junto con hierro, disminuyen su absorción; la amfotericina B, asociada a otro antimicótico como miconazol, disminuye su acción anticandidiásica; la digoxina unida a diuréticos, conlleva tendencia a la hipokaliemia; eritromicina y teofilina juntas aumentan la acción teofilínica y que haya un riesgo de intoxicación por ella; igualmente este antibiótico macrólido asociado a la carbamazepina aumenta la actividad del psicotropo; en cuanto a la asociación de isoniazida y rifampicina, el incremento de la hepatotoxicidad es una causa frecuente de hepatitis tóxica, mientras trimetoprim con ciclosporina incrementa la nefrotoxicidad. La lista de interacciones es mucho más larga y obliga a tenerlas en cuenta. Lo mejor es revisarla leyendo las instrucciones de cada específico. Pueden comenzar las interacciones en la absorción, en cuanto hay medicamentos que interfieren la absorción de otros (AAS y alcalinos), o bien cuando se modifica el tránsito intestinal, sobre el cual pueden influir los opiáceos y algunos antidiarreicos (loperamida) frenadores del tránsito intestinal, retrasando la absorción. Otros fármacos aceleranel tránsito intestinal (cleboprida, cimetidina, metoclopramida) y, en consecuencia, pueden interferir la absorción de los medicamentos. También a nivel intestinal la interacción puede radicar en la formación de quelantes insolubles no absorbibles, lo cual está demostrado para el calcio, magnesio y aluminio en relación con las tetraciclinas o bien la colestiramina: administrada para mejorar la absorción intestinal o el metabolismo biliar, puede unirse a otros fármacos o metabolitos necesarios para el paciente. Los fármacos que producen una lesión de la mucosa intestinal, como ha sido descrito para el abuso de neomicina, perturbarán la absorción de numerosos fármacos. Al seguir los pasos sucesivos de la farmacocinética, la interferencia medicamentosa puede tener lugar en cualquiera de ellos: unas veces en el hígado, tanto en el sentido de una inducción enzimática, lo que conlleva a un metabolismo más rápido de un medicamento: esto sucede en el caso de la administración conjunta de anticomiciales, como hidantoína y fenobarbital, e igualmente con los corticoides, cuyo empleo prolongado hace que sean inactivados con más facilidad. En consecuencia, el paciente requiere progresivamente dosis cada vez más altas. También el fármaco puede hacer una inhibición enzimática, por lo que el medicamento afectado resulta con una vida media más alargada. En la circulación del medicamento las interacciones también se producen: los fármacos pueden desplazarse unos a otros en su unión con las proteínas transportadoras, lo cual modificará considerablemente la fracción libre y, por tanto, aumentará su acción tóxica. Por ejemplo, la administración simultánea de sulfamidas y similares con antiinflamatorios produce esta situación competitiva con aumento consiguiente de su acción tóxica. En el momento de la excreción las interferencias ocurren, sobre todo, en el túbulo renal. Algunos fármacos administrados simultáneamente pueden tener una acción competitiva: es conocido el efecto inhibitorio sobre la excreción de indometacina, cefalosporina o penicilina del probenecid, que puede ser utilizado para mejorar los niveles del antibiótico en sangre. Los distintos fármacos conocidos por su mecanismo de excreción tubular renal deben ser considerados en este sentido. En el tramo final de la interacción en los tejidos, si llegan dos fármacos al mismo órgano, unas veces pueden potenciarse sus efectos, pero en otras ocasiones serán los resultados tóxicos los que quedarán incrementados. Varios de los ejemplos citados de interacciones de aminoglucósidos y diuréticos se justifican a este nivel. Es conocido que el mecanismo de acción, actuando ya en el órgano enfermo, puede ser sinérgico o, por el contrario, contraproducente. Los mejor estudiados han sido los antibióticos, los bactericidas actúan en la fase de activo crecimiento bacteriano, según es el caso de las cefalosporinas o la penicilina. Pero otros (cloranfenicol) tienen una acción bacteriostática o inhibidora del crecimiento bacteriano, con lo cual al mismo tiempo dificultan la acción de los primeros. Pueden también potenciarse los efectos y llegar al resultado más ventajoso del sinergismo terapéutico. De esta manera se conseguirá potenciar la eficacia de la medicación y, al mismo tiempo, disminuir los efectos adversos, en cuanto se podrían dar dosis más bajas. Farmacovigilancia Se trata de sistemas o programas para estudiar la eficacia y la seguridad de los medicamentos. Entre ellos está la notificación por el médico de cualquier posible reacción adversa observada. Este plan fue iniciado en algunos países europeos en la década de los 60 y en España oficialmente a partir de 1982. hay centros regionales que reciben la información y un centro estatal que la coordina, sintetiza los resultados y difunde las conclusiones pertinentes. En nuestro medio se ha comprobado así que un 40% de reacciones adversas corresponde a los antibióticos, quimioterápicos y vacunas; algo más del 15% por fármacos empleados para las afecciones del aparato respiratorio; un 13% a medicamentos prescritos para el tubo digestivo; un 10% para analgésicos, antitérmicos y antiinflamatorios; finalmente, un 7,5% para fármacos propios de afecciones del sistema nervioso. Vías de administración de fármacos Se ofrece un análisis de estas distintas vías, advirtiendo sobre las principales características en la edad pediátrica. Vía oral Es la principal en pediatría, estando limitada únicamente en el RN y prematuro, por las grandes dificultades en su administración y también en la absorción, dada la inmadurez del tubo digestivo, y en condiciones patológicas cuando el paciente tenga dificultades para su utilización. En el menor hay problemas de deglución según el tipo de fármaco administrado. En general, las formas líquidas son las que se deben utilizar en menores de cinco años, pero en su aceptación influye considerablemente el sabor y otras características organolépticas, lo mismo que las muy agradables inducen a la intoxicación accidental o los azúcares acompañantes tienen posibles efectos adversos, a veces favorables: la sacarosa y la glucosa son analgésicas en el RN y lactante, mientras el xilol previene la otitis y el sorbitol favorece la diarrea. Las grageas y comprimidos tienen riesgos, entre ellos la inhalación hacia vías respiratorias en el lactante y párvulo. Hay ensayos recientes con la utilización de minipíldoras de 3 mm que suelen ser bien tomadas por niños de 2 a 6 años de edad, sobre todo los mayores de 4 años. Absorción de los fármacos por vía oral Está condicionada por las peculiaridades del tubo digestivo en la edad pediátrica: la acidez gástrica es menor, el vaciado gástrico puede ser también más lento y tanto más cuanto menor sea la edad del paciente. La vía oral (VO) obligará al paso hepático (primer paso hepático) que encontrará este órgano en su conocido estado de inmadurez, lo que va a influir en la biotransformación del fármaco. Luego en el intestino hay que señalar como factores positivos su gran superficie de absorción y la amplitud del pH, que va desde 4 a 8, mientras un elemento distorsionador es la tendencia al peristaltismo o bien su irregularidad, lo que puede hacer que la absorción sea variable. En general, estas peculiaridades del tubo digestivo en relación con los fármacos suelen normalizarse entre los 6 meses y los tres años de edad, de modo que al llegar a la edad escolar se puede considerar que existe una situación semejante a la del adulto sano. Ejemplos de fármacos de absorción oral disminuida en el RN (en comparación con el niño mayor) son el fenobarbital y el paracetamol. Por el contrario, es mayor para las penicilinas (ampicilina). Relación de los fármacos con los alimentos En condiciones generales los alimentos tienden a disminuir la absorción, pero también facilitan la administración del medicamento y su tolerancia. La comida, por una parte, facilita la toma del medicamento al mejorar sus características organolépticas, como ocurre en aquellos que sean especialmente amargos. Por esta misma razón, no es bueno mezclar medicamentos y alimentos en general, para no generar una repugnancia o rechazo más generalizado a la dieta habitual. El uso corriente de leche para acompañar a los medicamentos puede ser nocivo al realizar a veces un efecto quelante. Un ejemplo de medicamento que puede ser mezclado es la colestiramina en el caso de procesos de tipo intestinal o hepático. Los alimentos pueden disminuir los efectos secundarios de la farmacoterapia, como puede ser la tendencia a la irritación gastrointestinal, ulcus o hemorragias. Así ocurre con la teofilina y los salicilatos, que, en general, deben ser administrados con el estómago lleno. Pero también los alimentos modifican la acción farmacológica, en cuanto las comidas realizan un efecto antagónico. Algunos alimentos muy ricos enpotasio, como el plátano, el tomate y algunos cítricos, harían una acción competitiva frente a la actuación de ciertos diuréticos. En general, los alimentos disminuyen la absorción y más los ricos en fibra. Por tanto, si se requiere una buena y rápida absorción interesará dar el fármaco con agua y administrarlo con el estómago vacío, es decir, una o dos horas antes de las comidas; esto ha sido demostrado para el paracetamol, ampicilina, cloxacilina y eritromicina. Aunque parezca paradójico, es mejor dar el medicamento antes de las comidas, si bien algunos fármacos mejoran la tolerancia y la absorción con el estómago lleno. A veces el problema radica en las sustancias conservantes: el EDTA del yogur quela, o sea, fija el calcio antes de ser absorbido. Las características de la VO hacen que la biodisponibilidad de los medicamentos así administrados sea muy variante. Por ejemplo, en algunos derivados de eritromicina es sólo del 35%, mientras para la amoxicilina supera el 90%. En el caso del cotrimoxazol llega prácticamente al 100%, para cloxacilina es del 43% y en la ampicilina, del 62%. Vía mamaria Puede ser considerada, junto con la sublingual, como una variante de la VO. Se han hecho ensayos para conocer con exactitud los fármacos que pueden ser eliminados por la lactancia materna y el porcentaje que puede ser absorbido por el RN y lactante. Aunque hay estudios esperanzadores y la práctica demuestra que, para bien o para mal, los fármacos pasan a la leche materna, es difícil basar un esquema terapéutico correcto por esta vía y más bien interesa en cuanto a los efectos indeseables en los lactantes. Son conocidos los fármacos eliminados por la leche materna: en un primer grupo habría que destacar el ácido nalidíxico, anticonceptivos, antihistamínicos, clorpromazina, diazepam, nitrofurantoína y teofilina; en segundo lugar, también son capaces de pasar en cantidades importantes por esta vía todos los antiinflamatorios no esteroideos, algunos antihipertensivos, como la reserpina, los antiepilépticos, anticolinérgicos, cimetidina, litio, loperamida, metronidazol, tetraciclinas, digoxina, antitiroideos, cloranfenicol y yodo, entre otros. Vía sublingual Algunos medicamentos, si pueden administrarse bajo la lengua y ser retenidos un mínimo espacio de tiempo, serán absorbidos directamente sin llegar a la vía portal. Evitan, por tanto, el primer paso hepático, lo que conlleva una mayor rapidez en su acción. Es utilizada esta posibilidad, sobre todo en algunos antihipertensivos, anticonvulsivos, hipnóticos, sedantes (lorazepam y otras benzodiazepinas) y vasodilatadores, aunque por sus características sólo es preconizable en el niño mayor. A veces hay poca diferencia con la vía oral, quizá porque buena parte del fármaco es deglutido. Vía rectal Durante algún tiempo ha sido muy utilizada, pero su abuso llevó a fracasos y yatrogenia, por lo cual ha caído en cierto desuso. La idea presente es que está siendo infrautilizada. La absorción del fármaco se produce en la parte inferior del recto a través de las venas hemorroidales inferiores. Se obvia así el paso directo a la vena porta y, por consiguiente, también el metabolismo hepático propio del primer paso. Se pueden ahorrar así los peligros de lesión gástrica, aunque no totalmente. Ejemplos de fármacos de alta biodisponibilidad por vía rectal son el paracetamol (90% en relación con la VO) y el diazepam. Se usan también por esta vía el ácido valproico, el fenobarbital, el hidrato de cloral y el midazolam, entre otros. En cambio, como fármaco peligroso de ser administrado por vía rectal cabría citar la teofilina, ya que su absorción es impredecible, lo que favorece la hiperdosificación, originando, tanto intoxicación, como proctitis. De ahí su poca utilización actual. La absorción rectal es insuficiente en el RN, máxima en la edad del lactante y párvulo, pero vuelve a disminuir en la adolescencia, considerándose eficaz a partir de los tres meses de vida. El uso de la vía rectal evita la adicción a los fármacos, por lo cual los analgésicos deben ser administrados en lo posible por esta vía. Vía intramuscular El inconveniente principal es el dolor y el riesgo más temible, cuando se hace en región glútea, es la lesión del nervio ciático. Por ello, en el lactante y el párvulo, la mejor región para esta inyección sería el vasto externo en la parte alta del muslo. Para una máxima absorción, se practicará a nivel del deltoides, si bien es más pequeño y aquí la masa muscular está limitada. La absorción de los fármacos por inyección intramuscular (IM) depende del flujo sanguíneo, del estado de la permeabilidad capilar, de la mayor o menor contracción muscular, de la masa muscular y también de las características del fármaco, ya que algunos sufren una mayor catabolia local. Como yatrogenia de esta vía, además del dolor y de la neuritis del ciático, hay que recordar la posible fibrosis muscular, también más temible a nivel del glúteo. El periodo neonatal es considerado de alto riesgo para las inyecciones intramusculares. Vía subcutánea En la absorción del fármaco interviene la cantidad de panículo graso, estado de hidratación y de la circulación sanguínea. Se modifica también con la actividad física: si es intensa la absorción es mayor; si el paciente está en reposo o durmiendo, la absorción será más lenta. Por ello, influye también la hora del día, lo que se valora, aparte los condicionantes de cada medicamento, cuando interese que actúe por la mañana o bien por la noche. La sensibilidad dolorosa a la inyección es alta, disminuida hoy día por la utilización de sistemas de punción y de agujas menos traumáticas y aplicación previa de crema EMLA o similar. También se puede producir una inactivación local o tisular. Aparte del dolor y de los fenómenos comunes a todas las inyecciones (infección, hematoma) se podría citar como yatrogenia propia la lipoatrofia, conocida para la insulinoterapia y GH. Es reciente la administración domiciliaria por vía SC de gammaglobulina en infusión prolongada. Vía transcutánea o percutánea Una serie de fármacos (hormonas, anestésicos, vasodilatadores) son bien absorbidos por la piel cuando se aplican en forma de un gel percutáneo, un parche o incluso una implantación. La absorción es mayor en la edad pediátrica y tanto más cuanto más cerca se esté del nacimiento. Esto es debido a la mayor extensión relativa de la superficie cutánea y a su mayor permeabilidad con menor actividad de las glándulas sebáceas, escasa película lipídica, histología distinta, siendo mínima la capa córnea de la epidermis. Es posible un síndrome cushingoide por corticoterapia cutánea, intoxicación (encefalopatía) por soluciones antisépticas de hexaclorofeno en prematuros, o por el ácido bórico en lactantes, La fiebre aumenta la permeabilidad dérmica. Vía endovenosa Las ventajas de la vía endovenosa (EV) son la rapidez de absorción, la biodisponibilidad, que puede considerarse del 100% y, por consiguiente, la mayor eficacia. En condiciones generales se considera propia de la práctica hospitalaria. Siempre necesitará una vigilancia continua del paciente sometido a ella y evitar la mezcla de medicamentos en la misma inyección, que puede facilitar interacciones de todo tipo. Existe peligro de sobrecarga (si se inyecta un volumen de líquido excesivo), choque anafiláctico (por esta vía será fulminante y mortal), lesiones de necrosis y flebitis. Punción venosa Requiere habilidad y entrenamiento, sobre todo en el neonato y lactante, por lo cual a veces las venas epicraneales o del dorso de la mano son las preferibles, a diferencia de lo que ocurre en el niño mayor o en el adulto. La VE puede ser empleada para una infusión continua: la antibioterapia o la quimioterapia antineoplásica son ejemplos conocidos de esta modalidad, lo mismo que los nutrientes en la nutrición artificialparenteral. Ha sido preconizada en diferentes modalidades para la administración de analgésicos (con o sin reservorio y con posible puesta en marcha por el paciente), hormonas (insulina), interferón, gammaglobulina endovenosa, desferrioxamina (por vía subcutánea), prostaciclina (hipertensión pulmonar), anticomiciales, opiáceos y psicotropos. Vías locales En ellas llega el fármaco directamente al órgano afectado, aunque también pueden ser utilizadas para conseguir una absorción general. En el primer caso está la posible y siempre discutida acción terapéutica de fármacos administrados en el conducto auditivo para el tratamiento de las otitis externas o medias. Es bien conocido el empleo de colirios para el tratamiento de conjuntivitis y diversas afecciones conjuntivales (algunos fármacos pueden pasar en cantidades suficientes a la circulación general, como para producir efectos secundarios adversos). Lo mismo se puede decir de las instilaciones nasales anticongestivas, antihistamínicas y antibióticas, en el caso de rinitis. La vía nasal a veces es empleada para la administración general del fármaco, siendo un ejemplo habitual el de la desmopresina para el tratamiento de la diabetes insípida pitresín-sensible, la calcitonina (generalmente en adultos) y se ensaya la insulina, además de vacunas (gripe). Entre otras vías locales, basta enumerar: la intratecal, para la administración de antibióticos, analgésicos (morfina) y relajantes musculares (baclofeno); la intraventricular en el sistema nervioso, para los mismos antibióticos o gammaglobulina; la intrapleural, la intraarticular o la intracardiaca, todas ellas con indicaciones muy selectivas. La versión actual de la vía abdominal sería sobre todo la diálisis peritoneal para el tratamiento de la insuficiencia renal como alternativa de la hemodiálisis. La vía vaginal es poco utilizada, excepto en chicas adolescentes. La vía tópica más utilizada hoy día y en general muy útil es la aerosólica gracias a los aparatos cada vez más perfeccionados de aerosoles, así como las mascarillas y las cámaras de inhalación, útiles en la pediatría ambulatoria. La administración de derivados esteroideos tipo budesonida y otros broncodilatadores es especialmente interesante, tanto en la profilaxis, como en el tratamiento de las crisis de los niños asmáticos y de otros procesos respiratorios (antibióticos y antiinflamatorios para la fibrosis quística). Interesa recordar que cada paciente necesita un método adecuado a sus condiciones y a su edad. En el niño menor de 2 años se prefieren los inhaladores de cartucho presurizado junto con cámara espaciadora o con mascarilla. Entre 2 y 4 años a menudo se hace igual, pero pueden ensayarse, aunque no siempre es necesaria la mascarilla. En niño de 5 a 7 años, ambos inclusive, se utilizan además métodos de inhalación más directos. A partir de los 8 años de edad se prescinde de la cámara espaciadora. Entre dos dosis de un mismo medicamento es bueno esperar un minuto. Si se trata de asociar un medicamento distinto, el intervalo será de 10 minutos. La vía intradérmica está hoy limitada a las pruebas de provocación o diagnósticas. Vía placentaria El paso de numerosos medicamentos desde la gestante al embrión o feto es un hecho conocido y temido, sea por vía amniótica o placentaria directa. La utilización terapéutica es escasa. Por ejemplo, tiroxina en el hipotiroidismo, corticosteroides para favorecer la maduración pulmonar y en el síndrome adrenogenital, digital en disritmias cardiacas, antibióticos en infecciones. El interés está presidido por los posibles peligros. A este respecto son hechos básicos: 1. los medicamentos administrados a la gestante poco antes del parto son responsables de diversos trastornos en el neonato: por ejemplo, el AAS tomado por la madre una o dos semanas antes del nacimiento puede cerrar el ductus arterioso y producir hipertensión pulmonar en el feto, aunque también puede ser útil para tratar la preeclampsia, la hipertensión, los abortos de repetición por el síndrome antifosfolípido y el retraso de crecimiento intrauterino. 2. Los hipnóticos y sedantes, si han sido administrados durante tiempo suficiente para producir habituación del feto, luego en el periodo neonatal causarán insomnio, intranquilidad y otros síntomas del síndrome de abstinencia, cuyo grado máximo se verá con los opiáceos (heroína, morfina, metadona); estos mismos productos, si son recibidos pocas horas antes del alumbramiento, originan un cuadro de depresión respiratoria y sedación en el RN. 3. Toda medicación dada a una embarazada puede ser causa de patologías embrionaria y fetal, aunque alguna puede ser preventiva, como el ácido fólico para los defectos de cierre del tubo neural. El futuro de la terapéutica fetal está en el mejor conocimiento de esta vía y en la funiculocentesis, para una mejor dosificación y utilización por el feto de antibióticos y otros medicamentos. Niños medicamento Las técnicas de diagnóstico preimplantación con fines terapéuticos van a conseguir estos niños medicamento o “de diseño”, llamados también “hermanos salvadores”. Se procede a la selección del embrión que sea compatible con el trastorno patológico que se debe corregir en el hermano enfermo, pero igualmente plantea la eliminación del embrión sano pero no histocompatible. Se debe evitar la tendencia a generalizar y reservar la nueva técnica para casos concretos en los que concurran la imposibilidad de obtener la curación mediante otro método terapéutico y la máxima garantía en cuanto al éxito. Nanofarmacología Es una parte importante de la nanotecnia aplicada a la medicina en el extremo de un largo proceso de miniaturización de los dispositivos de información, diagnóstico, prevención y tratamiento. Un nanómetro es una milmillonésima parte de un metro. En el campo médico se están utilizando, en su mayor parte como investigación en curso, nanodispositivos de tamaño entre el de un anticuerpo (10 nanómetros) y un virus (100 nanómetros). Los trabajos más llamativos están en el terreno de la oncología, donde es posible incluir el quimioterápico encapsulado en un liposoma o bien un polímero se mezcla o se une químicamente con un fármaco para formar nanopartículas. Todas ellas tienen de común la afinidad para determinadas células a las que lleva el medicamento, respetando las normales. Dos fármacos de este tipo aprobados por la FDA son Abraxane ® y DaunoXome ® . Hay más productos en fase de ensayo clínico. Fundamentos de terapéutica pediátrica Farmacoterapia actual Farmacología pediátrica Yatrogenia terapéutica Tipos de yatrogenia Yatrogenia por fármacos Enfermedad yatrogénica Factores farmacodinámicos de yatrogenia Factores internos condicionantes de yatrogenia Manifestaciones clínicas yatrogénicas Farmacogenómica Anomalía genética de los receptores Modificaciones en el metabolismo de los fármacos Interacciones medicamentosas Farmacovigilancia Vías de administración de fármacos Vía oral Absorción de los fármacos por vía oral Relación de los fármacos con los alimentos Vía mamaria Vía sublingual Vía rectal Vía intramuscular Vía subcutánea Vía transcutánea o percutánea Vía endovenosa Punción venosa Vías locales Vía placentaria Niños medicamento Nanofarmacología
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